Más recientemente, la elevada complejidad de cualquier forma de reversión de la privatización en Chile se ha puesto de claro manifiesto a raíz de las medidas promovidas desde 2014 por el gobierno de centroizquierda de la Concertación, orientadas a un ‘cambio de paradigma’ y especialmente a disminuir la centralidad de las dinámicas de mercado en
educación. El programa de reformas se articula sobre cuatro grandes pilares: eliminación de las subvenciones públicas a escuelas con fines de lucro; establecimiento de la gratuidad de cualquier establecimiento escolar con financiamiento estatal (independientemente de
su titularidad); prohibición de las prácticas de selección el alumnado; y creación de un sistema de administración de la educación pública que compense las carencias de algunos
municipios. Sin embargo, y como señala Bellei (2016), estas propuestas se han enfrentado
a fuertes resistencias y dificultades, de naturaleza tanto pragmática como ideológica. Por una parte, el debilitamiento del Estado ocasionado por el impacto de la lógica de mercado
ha generado una serie de dificultades prácticas a la vez que ha dotado a los propietarios de establecimientos privados de un enorme poder de presión –en tanto que estos han devenido necesarios para garantizar el acceso a la educación de amplias capas de población. Por otra parte, esta misma lógica ha acabado por alterar la concepción de la educación y las prioridades de los agentes educativos. Así, se ha resuelto la tensión entre intereses públicos y privados a favor de los últimos – supeditando, por ejemplo, el ‘derecho a la educación’ al principio de ‘libertad de elección’. Todo ello ha contribuido a una cierta prevalencia de las dinámicas de mercado que ha dificultado (y sigue dificultando) enormemente cualquier proyecto de fortalecimiento de la educación pública. En definitiva, el drástico proceso de privatización de la educación pública iniciado en Chile hace más de treinta años ha resultado tener repercusiones muy a largo plazo y en todos los niveles, alterando de forma profunda el marco institucional, político y discursivo de la educación y, en consecuencia, condicionando fuertemente cualquier intento de reforma o modificación.
4.2. La privatización como reforma incremental. Los casos de Colombia y Brasil En algunos países, la privatización educativa no es el resultado de cambios drásticos ni de grandes reformas estructurales, sino de la adopción de cambios más bien graduales, que se dan a menudo a nivel sub-nacional y, en cierta manera, desconectados los unos
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