Compendio de Temas Escuela para Padres Licda Emma Herrera

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Compendio de Temas Escuela para Padres “Educando con Amor” Escuela República Federal de Alemania


Índice

TEMA 1. LA COMUNICACIÓN FAMILIAR 1. La comunicación en Familia 3 2. Importancia de la comunicación. 4 3. Técnicas para propiciar la comunicación. 5 4. Recomendaciones para mejorar la comunicación entre padres e hijos 6 5. Elementos que impiden una buena comunicación. 7 TEMA 2. CONOCIENDO A MIS HIJOS 1. Reconocimiento del ser. 2. Características generales de los niños de acuerdo a su edad. 3. Desarrollo social

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TEMA 3. HÁBITOS SALUDABLES 1. Sana Alimentación 2. Ejercicio físico y deporte 3. El sueño y el descanso

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TEMA 4. LOS PADRES: PRINCIPALES EDUCADORES 1. Padres educadores y formadores 2. Educando en valores 3. Estimulando conductas positivas y formando el carácter

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TEMA 5. LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS 1. Tipos de Comportamiento 2. Educando en la Asertividad 3. Prevención y Resolución de Conflictos

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TEMA 6. APOYANDO A MI HIJO(A) EN SUS ESTUDIOS 1. Estrategias para desarrollar el esfuerzo en los niños 2. Reglas básicas para estudiar 3. Problemas más comunes de aprendizaje y comportamiento

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TEMA 7. EL ÉXITO ESCOLAR 1. Importancia de un horario de estudio 2. Técnicas de estudio 3. ¿Dónde y cómo estudiar?

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TEMA 8. NORMAS Y LÍMITES 1. Hábitos y rutinas 2. Estableciendo límites y normas 3. Premios y castigos

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BIBLIOGRAFÍA

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1. La comunicación en Familia La función de cada padre de familia dentro de su hogar no es tarea fácil, puesto que la misma está en cambio continuo al igual que la forma en que se relaciona con sus hijos conforme éstos van creciendo. Este fenómeno siempre ha existido, por lo cual no debe ser causa de temor. Toda vez se es consciente de esta dificultad, los padres de familia deben tener la confianza de su capacidad para poder superar las diferentes dificultades y adaptarse a los cambios que van emergiendo. Mientras sus hijos son bebés, ellos necesitan que los cuiden para poder sobrevivir, que se les muestre afecto y se les cuide físicamente. Conforme crece, el niño requiere no solo de la manifestación de afecto por parte de sus padres, sino también la aceptación y amor hacia el niño por ser quien y como es, respetando su esencia como ser y su valor. En definitiva no se puede nombrar una regla de oro para mejorar la comunicación y el lazo afectivo en la familia debido a que cada núcleo familiar es completamente distinto por lo que llegan a desarrollar un lenguaje único. Sin embargo, los elementos más importantes e indispensables en toda comunicación familiar deben ser la voluntad, el interés y la disposición por parte de los padres de familia para crear los espacios necesarios con el fin de lograr una familia unida y en armonía a través de una adecuada comunicación. (Davis, 2004)

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2. Importancia de la comunicación.

Todos los seres humanos, no importando lo distintos que puedan ser, desean ser escuchados, comprendidos, incluidos, amados por alguien. De acuerdo con Faber y Mazlish (2002) Al referirnos al término comunicación es necesario remarcar que todo niño desde su nacimiento necesita comunicarse y lo hace a través de los medios que tiene a su alcance, por lo cual la comunicación que sus padres desarrollan con él desde esta primera etapa tiene un gran significado en su vida. En ella se siembran las bases de una experiencia que durará toda su vida y que debe desarrollar en los pequeños sentimientos de seguridad, confianza y amor propio que les permitan enfrentarse a los retos de su vida cuando crezcan. Conforme los hijos van creciendo, la comunicación se hace cada vez más indispensable en sus relaciones diarias, tanto a nivel individual como grupal, aún más significativamente la que se desarrolla en el seno familiar. De la experiencia de esta comunicación familiar los hijos aprenden a establecer un vínculo afectivo con ellos mismos y con los demás a su alrededor. Es por ello que la comunicación entre padres de familia e hijos debe ser esencialmente a través de la palabra. El intercambio verbal es un privilegio que le fue concedido al ser humano. Es así como se puede afirmar que educar es crear un diálogo. Los padres que logran comunicarse eficazmente con sus hijos promueven en ellos la autoconfianza, aprendizaje continuo y relaciones interpersonales sanas. A través del diálogo es posible:  Clarificar los deseos e intereses.  Expresar

de

forma

verbal

los

sentimientos y expectativas clara, abierta y directamente.  Descubrir los sentimientos y expectativas de las personas alrededor.  Construir acuerdos comunes de forma verbal. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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 Mostrar respeto y tolerancia ante los sentimientos e ideas de otros.  Anticipar situaciones de conflicto.  Establecer acuerdos antes de actuar.

3. Técnicas para propiciar la comunicación.

El Dr. Thomas Gordon (2006) en su libro Técnicas Eficaces para Padres sugiere dos fórmulas simples pero eficaces para iniciar el diálogo. a. El abre puertas: Esta estrategia es una forma eficaz y constructiva de comunicación para responder a los mensajes que transmiten sentimientos o bien los que expresan un problema a través de respuestas que no comunican ni ideas, ni sentimientos de la persona que escucha; más bien, invita al niño a compartir sus ideas o sentimientos.

Consiste simplemente en utilizar

frases como: ¡Ya veo!, ¿De verdad?, ¡En serio!, ¡No me digas!, ¿Y qué más?, ¡Qué interesante!, ¿En serio?, ¿Lo hiciste?, ¡Me gustaría escuchar algo acerca de eso!, ¡Me gustaría conocer tu punto de vista!, ¡Discutámoslo!, ¡Quiero escuchar lo que tienes que decir!, ¡Eso parece ser muy importante para ti!, ¡Escuchar tus ideas es importante!, “Estoy interesado en lo que te pasa!. Este abre puertas es una herramienta poderosa para iniciar la comunicación con otras personas, especialmente los niños, de una forma favorable y positiva. b. Escuchar de forma activa Escuchar activamente consiste en atender mejor el proceso de la comunicación entre dos personas. Es común que cuando un niño necesita comunicarse con sus padres lo hace a través de una clave; es decir, no lo expresa Escuela para Padres “Educando con Amor”

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claramente. Es por ello tan necesario que cuando el mensaje no está claro y puede malinterpretarse es indispensable hacer una retroinformación, es decir, corroborar si el mensaje que se recibió es el que el receptor quería transmitir, es decir si se entiende lo que el transmisor siente o significa para el dicha información y por lo tanto la verifica y afirma. Esta forma activa de escuchar ayuda a que los niños tengan menos temor de sentimientos negativos. Promueve una cálida relación entre padres e hijos, esta experiencia de ser escuchado y comprendido por alguien más es tan grata que permite que el transmisor se sienta querido por la persona que lo escucha. Adicionalmente, la forma activa de escuchar facilita que los niños resuelvan sus propios problemas y así sienta mayor deseo de escuchar las ideas y consejos de sus padres. Para escuchar activamente, los padres deben afianzarse de las siguientes actitudes:  Estar dispuesto a escuchar lo que el niño tiene que decir.  Desear genuinamente ser de ayuda.  Aceptar y respetar los sentimientos del niño.  Confiar en que el niño es capaz de manejar sus sentimientos.  Ser consciente que los sentimientos son transitorios.  Reconocer que el niño tiene su propia vida e identidad.

4. Recomendaciones para mejorar la comunicación entre padres e hijos.

Gordon (2006) expresa que el proceso de comunicación es guiado principalmente por los sentimientos y por la información que se transmite y se comprende. Cuando existe una adecuada comunicación en la familia, se crea un ambiente de unión, respeto, afecto y confianza en casa. Sin embargo, lograr este clima de comunicación no es tarea fácil, es por ello que los padres de familia

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deben introducir mecanismos que faciliten la comunicación con sus hijos, en los que cabe resaltar:  Al informar, busque siempre hacerlo de forma positiva.  Todo lo que se dice, debe ser cumplido.  Ser empáticos y ponerse en el lugar de la otra persona.  Ser consistente en los mensajes y no contradictorio.  Escuchar con interés y atención.  Propiciar un clima emocional favorable.  Solicitar la opinión de los demás.  Expresar y compartir sentimientos.  Ser claro al momento de solicitar algo.  Guardar silencio cuando sea la respuesta más favorable.

5. Elementos que impiden una buena comunicación.

Existen algunos obstáculos que se pueden presentar en el proceso de la comunicación, de acuerdo con Gordon (2006) como lo son:  Las generalizaciones: Nunca obedeces, siempre haces desorden, nunca ordenas tu cuarto…  Juicio sobre los mensajes que se reciben.  No saber escuchar para comprender lo que realmente se quiere decir.  Discutir sobre situaciones que acontecieron en el pasado.  Establecer etiquetas.  Elegir el lugar o momento inapropiados.  Plantear preguntas llenas de reproches.  Abusar de: tú deberías, yo debería… en vez de usar “Qué te parece si…”  Cortar la conversación para decir algo en lugar de escuchar al otro.

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1. Reconocimiento del ser. De acuerdo a Durán Et al (2004) primordialmente se debe entender y considerar que los niños son seres humanos integrales, quienes deben ser respetados en todos sus ámbitos de vida:  Seres biológicos: Los seres humanos crecen y se desarrollan físicamente, por lo cual van adquiriendo las habilidades motoras de forma secuencial.  Seres racionales: De manera gradual, los niños incrementan su nivel de realizar diferentes procesos mentales hasta alcanzar el adecuado raciocinio, el poder realizar análisis, evaluación, pensamiento lógico y creativo, etc.  Seres psicológicos: El ser humano a través de las experiencias consigo mismo y con las personas que le rodean empieza a desarrollar su autoconcepto, es decir, como se define a sí mismo de manera global y los diferentes procesos mentales que lleva a cabo al ir madurando en sus pensamientos, toma de decisiones, asertividad

y

voluntad.

Este

autoconcepto determinará la mayoría de sus acciones y experiencias en la vida; si éste es adecuado y positivo, se considerará a sí mismo como un ser valioso, capaz, competente, útil y responsable.  Seres emocionales: Es indispensable que los niños tengan acceso a un desarrollo emocional sano que les permita madurar desde la dependencia hacia la autodirección, del placer hacia la realidad, de la incompetencia hacia la competencia, lo cual lo logrará a través de la adquisición de valores personales independientes de controles externos, el autocontrol de los impulsos, el desarrollo de habilidades personales, productivas y valerse por sí mismo. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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 Seres sociales: Los seres humanos inevitablemente necesitan los unos de los otros, por lo cual es indispensable aprender a relacionarse de manera adecuada con los demás; por lo cual los niños deben aprender a tratar con otros, buscar tener buenas relaciones, buscar las mejores maneras de resolver conflictos que surgen con el fin de convivir en la sociedad con amabilidad, cortesía y respeto.  Seres trascendentales: El ser humano busca no solo su crecimiento físico, sino también busca su desarrollo espiritual con el fin de trascenderse a sí mismo; por lo cual es necesario orientar su crecimiento espiritual y así encontrar un sentido a su existencia a través de la adquisición de valores trascendentales.

2. Características generales de los niños de acuerdo a su edad.

Así también Durán Et al. (2004) ponen de manifiesto que las características personales de cada individuo inciden en su entorno, lo cual a su vez influye en las características heredadas, esto crea una relación continua que produce un ser individual único con sus propios intereses, capacidades, limitaciones y respuestas a las diferentes situaciones. En el proceso de desarrollo del ser humano se deben considerar dos aspectos que están intrínsecamente relacionados: El sujeto, el cual corresponde a lo heredado, lo genético, lo constitucional, las capacidades y características, etc. Y el ambiente, el cual corresponde a todo lo que le rodea, la familia, sociedad, cultura, etc. Es decir que la interacción entre el sujeto y su ambiente es de carácter continuo, acumulativo, direccional, diferenciado, organizado y holístico. Es así como se resaltan los aspectos más importantes relacionados con los niños y niñas comprendidos entre las edades de los siete a los once años y que conforman la escolaridad del nivel primario:

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 Aspectos de desarrollo motor: Existe una disminución en el ritmo acelerado del crecimiento físico que se experimenta en la etapa preescolar con relación a los años intermedios de la niñez.

Entre los 5 y 7 años los niños tienden a

adelgazar y perder gran parte de su grasa adquirida en la lactancia. Existe un crecimiento y adquisición de proporciones corporales muy similares a las de los adultos, los cuales son de carácter gradual y constante y permiten a los niños alcanzar nuevas habilidades motoras tanto gruesas como finas.

Estos cambios físicos graduales por lo general facilitan el desarrollo de nuevas destrezas motoras por lo cual existe un gran interés en la práctica de

deportes y malabarismos.

Así también

las

habilidades motoras finas, con las cuales los niños utilizan sus manos en formas más complejas por lo que adquieren las destrezas necesarias para la escritura. Es así como el dominio progresivo y las destrezas que adquieren los niños sobre su cuerpo en este período les producen sentimientos de capacidad y autoestima los cuales son sumamente importantes para una adecuada salud mental. 

Aspectos cognitivos: En la etapa escolar de la

primaria, los niños se sitúan en el estadio de las operaciones concretas, por lo cual una gran parte de su desarrollo intelectual se lleva a cabo en la escuela. Es así como muchas destrezas cognoscitivas, motoras, de la percepción y del lenguaje de los niños maduran e interactúan de tal forma que facilita que algunos tipos de aprendizaje sean más fácil y eficientemente adquiridos.

La transición del período preoperacional al de las operaciones concretas se lleva a cabo entre los 5 y los 7 años de edad. Es así como el pensamiento se vuelve menos intuitivo y egocéntrico y más lógico. Antes de los siete años los niños conciben el mundo de manera simple y unidimensional. Su enfoque Escuela para Padres “Educando con Amor”

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radia en el aquí y ahora y en la evidencia de la percepción más que en el pensamiento lógico. Tienen limitada capacidad de establecer relaciones entre las diferentes cosas que los rodean. El pensamiento infantil comienza a ser reversible, flexible y más complejo. Los niños pueden analizar dos objetos y valerse de la lógica para conciliar diferencias entre ambos. Pueden realizar evaluaciones de causa y efecto. Esta nueva capacidad es la base para el razonamiento lógico sistemático en la etapa de las operaciones concretas y luego las operaciones formales.  Aspectos sociales y emocionales: Durante esta etapa se manifiestan grandes grupos de emociones como lo son la cólera, el temor, la alegría, la tristeza, etc. Sin embargo, el factor de maduración influye en el desarrollo emocional de los niños, es así como se alcanza una mayor estabilidad emocional, es decir, las emociones van adquiriendo mayor duración y consistencia. Se amplía el campo temporal en que se producen las emociones: el temor inmediato a un castigo puede generar ansiedad por el sentimiento de culpa. Se aumenta el poder de inhibir las emociones y sus manifestaciones, aumenta el poder de control y la fuerza de manifestación disminuye, por ejemplo, la violencia física disminuye y aumenta la cólera verbal. Las crisis de llanto disminuye así como los terrores. Hay mayor variedad y riqueza de emociones en su desarrollo estético, moral y religioso.

El desarrollo moral y social está más vinculado a las relaciones con los individuos o con el grupo.

Es por ello que debe tomarse en cuenta los

siguientes procesos:

Los sentimientos. El niño continúa creciendo en independencia de sus padres, aunque no de forma completa pues sigue teniendo una imprescindible necesidad de afecto de sus padres. Sigue siendo egocéntrico demandando de ellos atención y entrega total. La relación afectiva con sus maestros va modificándose y se pierde paulatinamente la atención y se va enfocando más Escuela para Padres “Educando con Amor”

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en los compañeros. Inicia la presencia de afectos negativos hacia la materia o hacia el profesor. La relación con los hermanos también va cambiando, pueden existir relaciones de cooperación o competitivas, afectivas y de simpatía. La relación con los compañeros progresa desde el compañerismo hacia la amistad, lo cual establece relaciones afectivas más fuertes y duraderas.

La amistad. Ésta se desarrolla en cuatro etapas diferentes. 1. Los niños menores de 7 años consideran amigos a las personas que juegan con ellos y viven cerca, o que van juntos a la escuela, o que tienen los juguetes que les gustan. 2. Entre los 7 y 9 años los niños empiezan a identificar sentimientos subjetivos del otro e inician con ideas de reciprocidad. 3. Entre los 8 y 12 años son capaces de evaluar las acciones de otros y aparece la idea de confianza y de que los amigos son los que se ayudan entre sí. 4. Después de los 12 años entienden que la amistad es una relación estable y permanente que se fundamenta en la confianza mutua.

3. Desarrollo social Durán Et al. (2004) reconocen las diferentes funciones e importancia de la amistad en la niñez. En la infancia ésta se caracteriza frecuentemente por ser intensa, de rápida evolución y de corta duración. A través de la amistad los niños aprenden reglas, conceptos y destrezas sociales, así como desarrolla su autoestima. Así también en la última etapa de la infancia el grupo de compañeros de escuela se vuelve común y estable, por lo cual sus miembros establecen normas y valores en común. Conforme crecen los grupos se vuelven más formales y se dividen por sexos; por lo que la pertenencia a un grupo se vuelve importante y formar parte de la jerarquía, mostrar sentimientos de aceptación y afecto a los miembros del mismos grupo y hostilidad a los contrarios. En esta etapa entre los siete y once años el niño empieza a olvidar algunos de sus deseos para poder adaptarse a las leyes del grupo y aceptar las reglas sociales y de convivencia. Debe iniciar a obtener reconocimientos y premios al Escuela para Padres “Educando con Amor”

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alcanzar ciertos logros o haciendo cosas útiles y necesarias para él y su entorno. Empieza a comprender que el ser humano es un ser de acción quien hace cosas para alcanzar objetivos que le brindarán reconocimiento y valor en sí mismo. El niño se adapta al aceptar las leyes, los límites y las reglas sociales y comprende que

debe

dejar

sus

deseos

y

caprichos

personales para conseguir objetivos útiles. La escuela entonces se convierte en un gran escenario social, en donde consigue logros, desencantos, límites, etc. Y es aquí en donde se peligra

la

existencia

de

sentimientos

de

inadecuación e inferioridad, la desesperación y desconfianza de sus propias habilidades y capacidades, puede renunciar a su aprendizaje sino obtiene resultados satisfactorios y rápidos. En esta etapa su mundo social es indispensable puesto que los niños deben hacer cosas juntos y se comienzan a establecer la división del trabajo y las oportunidades para cada miembro del grupo.

Es aquí donde se

aprende a manejar conceptos de amistad, justicia, reglas, límites, normas sociales, la obediencia a la autoridad y a una ley moral, etc. El niño comienza a regirse más por su autoridad moral, es decir, se conduce de acuerdo a normas propias internas que a las impuestas externamente. Surge con

más fuerza el respeto mutuo, la aceptación y seguimiento de reglas,

tanto en los juegos como en sus relaciones con los otros. Comprende de mejor forma cómo las personas asumen con responsabilidad la consecuencia de sus actos. Todos estos avances derivados de su desarrollo cognitivo y la ampliación de su mundo social, son los que le ayudarán a comprender y adquirir cierta amplitud de normas sociales y su buen cumplimiento.

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1. Sana Alimentación De acuerdo a la información extraída del Folleto: Alimentación Equilibrada en los niños de 4 a 12 años, Orientaciones para padres (2014), se establece la necesidad de adquirir desde la infancia hábitos de vida y alimentación saludable dado la importancia de la alimentación tanto para el sano crecimiento de los niños como para su desarrollo. Éstos deben ser enseñados por los padres de familia hasta que el pequeño logre alcanzar la total autonomía como ser humano. El inculcar buenos hábitos alimenticios desde la niñez, favorece su continuidad hasta la etapa adulta. Se ha establecido dos aspectos que perjudican directamente la salud de los seres humanos, la elección incorrecta de los alimentos y por consiguiente un desequilibrio nutritivo. Es por ello que el papel de los padres de familia en la formación de buenos hábitos alimenticios en sus hijos y de un estilo de vida saludable es indispensable. Es necesario estimularlos desde pequeños a comer de todo y a valorar los alimentos y recetas como parte de su tesoro cultural. Existen diversos motivos por los cuales es importante la creación de hábitos alimenticios equilibrados durante la infancia.  Una adecuada alimentación contribuye a un sano crecimiento y desarrollo del niño.  Un niño bien alimentado tiene un mejor rendimiento escolar.  Los buenos hábitos alimenticios en los niños favorecerán a su buen mantenimiento durante la edad adulta contribuyendo a la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y algunos tipos de cáncer.  Un niño con una mala alimentación puede sufrir problemas de desnutrición, anemia, caries, sobrepeso y obesidad, problemas de aprendizaje y conducta.  La realización de actividades físicas deben realizarse como complemento a una buena alimentación. Debido a que los hábitos alimenticios se adquieren principalmente en casa, los niños observan la forma de comer de los adultos, los alimentos que comen, lo Escuela para Padres “Educando con Amor”

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que compran, cocinan y es así como forman sus hábitos, es por ello que es tan importante que los padres de familia sean un buen ejemplo para ellos.

Es

necesario principalmente seguir las siguientes recomendaciones:  Tener un desayuno adecuado en el cual se aconseja consumir lácteos, cereales, pan, galletas, fruta o zumo de fruta fresca. Así también se debe reducir o eliminar el pan industrial.  Acostumbrar al niño a tomar agua como bebida, evitar los jugos artificiales y refrescos dulces.  Compartir al menos una comida en familia, comer despacio y sin distracciones (televisión, video juegos, teléfono celular) y aprovechar ese tiempo para comunicarse y observar el comportamiento alimenticio de sus hijos.  Cuando es necesario comer afuera de casa, evitar consumir comida rápida o chatarra.  Moderar el consumo de carne, especialmente las procesadas y los embutidos.  Reducir el consumo de sal y hacer lo posible por utilizar sal yodada. Evitar consumir comida enlatada y snacks que contienen grandes cantidades de sal.  Consumir 5 raciones de frutas y verduras al día.  Consumir 4 raciones a la semana de pescado.  Reducir o evitar el abuso de los dulces, snacks y refrescos.  Los niños deben ser acostumbrados a realizar entre 4 ó 5 comidas, es decir, desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena.

Las meriendas

escolares pueden ser pequeños bocadillos, frutas o lácteos.  Comer ocasionalmente alimentos altos en grasa, como salchichas, hamburguesas, pizza, helado, etc.

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 Educarlos para que tengan una dieta variada y equilibrada a través de comer de todo.  No utilizar los alimentos como premio o castigo para los hijos.  Cuidar los excesos para evitar el sobrepeso y la obesidad.  Estimular llevar una vida activa en la que dediquen su tiempo libre a la práctica de algún deporte.  Cuidar lo que se consume y no dejarse engañar por la publicidad y leer la composición de los mismos.  Cocinar sano, reducir las frituras e incrementar los alimentos cocinados a la plancha, hervidos o asados. Evitar los condimentos en exceso.  La leche y productos lácteos deben ser parte de la dieta diaria, consumir de 3 a 4 raciones diarias. Consumir no más de 1 huevo al día y de 3 a 4 a la semana.  El pan, los cereales, papas, pasta y arroz son recomendados 5 raciones diarias y de preferencia integrales.

2. Ejercicio físico y deporte

La actividad física y el deporte están completamente ligados al bienestar del ser humano.

Es así como éstos están intrínsecamente ligados a una sana

alimentación y se convierten en su complemento.

De acuerdo al Dr. Steede

(1999) los padres de familia deben considerar lo valioso que es el disfrutar de buenas y sanas actividades durante el tiempo libre de sus hijos de tal forma que se facilite el fomento de actitudes y valores que les sean útiles para desarrollarse personal e integralmente. Es muy importante que los padres de familia eviten caer en la idea errónea de fomentar en sus hijos únicamente aquello que ellos consideran útil y provechoso, es decir, que les representa consecuencias prácticas para su futuro, por lo cual en algún momento ha existido en la sociedad guatemalteca el rechazo hacia el deporte puesto que no les generará un ingreso para sostenerse, eso lo convierte en algo no útil y por lo tanto no digno de recibir tiempo. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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Existen diversos factores que influyen en que los niños realicen actividades físicas y deportes, primordialmente son los siguientes:  Su entorno físico y social: Esto abarca las características del lugar donde vive, las costumbres de su comunidad, el clima, el entorno de su misma vivienda, cercanía de parques, carriles para bicicleta, canchas, etc.  Sus características personales: Cada niño debe elegir el tipo de actividad física que desea realizar de acuerdo a su constitución y sus características psíquicas.

Es importante también tomar en cuenta

cualquier condición especial de salud, y si existiera algún tipo de discapacidad, brindar mucho apoyo y adaptar actividades físicas especiales que puedan ayudarle a mejorar su autoestima.  La influencia familiar: Los niños tienden por naturaleza a copiar e imitar los actos y costumbre de sus padres y familiares cercanos, por lo cual si ellos realizan actividades físicas, le están transmitiendo ese modelo de conducta que será de beneficio para su bienestar y futuro. Es indispensable que desde el entorno familiar y escolar se fomente en el niño la práctica deportiva y física, por lo cual hay que tomar ciertas medidas para conseguir este objetivo, como lo son: contribuir para que la práctica de actividades físicas sean parte de su interés, ayudarle a que encuentre un deporte que le divierta y sea de su agrado, mostrarle interés cuando lo practica a través de ir a sus partidos o entrenos, etc.; reducir el tiempo de actividades pasivas como ver televisión o jugar videojuegos, inculcar en él un estilo de vida activo y animarlo para que no lo abandone por el resto de su vida. Asimismo,

tanto

educadores

como

padres de familia deben motivar a los niños a practicar deportes a través de diferentes situaciones, como por ejemplo: permitirle Escuela para Padres “Educando con Amor”

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que pase un buen momento y compartir esas experiencias con su familia, tener a su alrededor personas que lo ayuden y lo motiven a realizarlo, permitirle sentir que es una elección personal y no una imposición, reforzarle que es competente y capaz, permitirle jugar con sus iguales y que pueda constantemente experimentar y aprender movimientos nuevos. Por otro lado, se debe evitar caer en ciertos errores que puedan desmotivar al niño, como lo son: el darle más importancia a ganar que a jugar, que hayan lesiones continuas, que le sea impuesto el deporte, que no exista alguien que lo motive y lo ayude a mejorar y a potenciar sus habilidades, presionarlo para jugar o bien hacerlo que se sienta en ridículo. Así también es necesario recalcar que el ejercicio físico brinda diferentes beneficios en los niños, como lo son:  Resistencia cardiorrespiratoria: Cuando los niños realizan actividades que requieren el movimiento de grandes grupos musculares en períodos prolongados, el corazón y los pulmones entran en funcionamiento y es así como se garantiza que la sangre se reparta adecuadamente en todo el cuerpo y se recupere del esfuerzo que realizó. Esta resistencia se puede fortalecer a través de una carrera suave, la natación, andar en bicicleta, caminar a ritmo ligero, saltar, etc. Es necesario que se inicie con poca actividad y se vaya aumentando de forma progresiva.  Resistencia y fuerza muscular. Consiste en la capacidad del músculo para mantener su contracción durante cierto tiempo; es decir, su capacidad de generar tensión y vencer una fuerza opuesta. Esta puede ser practicada al saltar la cuerda, trepar un árbol, correr, tirar de la cuerda, lanzar un balón, remar, hacer gimnasia, etc.  Flexibilidad. Consiste en la capacidad que poseen las articulaciones de llevar a cabo movimientos con la mayor amplitud posible. Esta puede ser practicada al estirar suavemente los músculos, bailar, jugar boliche, la gimnasia, karate, judo, etc.  Coordinación: Consiste en la capacidad para usar los sentidos, especialmente la visión y la audición, al coordinar movimiento y las Escuela para Padres “Educando con Amor”

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diferentes partes del cuerpo.

La coordinación incluye el equilibrio

corporal, el ritmo, la percepción del cuerpo y el espacio, la coordinación espacial, la coordinación ojo-pie, ojo-mano. Tener coordinación evita caídas, proporciona satisfacción, ayuda al desarrollo físico-psíquico.

Es también muy importante considerar que si los niños no pueden practicar ningún deporte individual o colectivo, siempre pueden tener la posibilidad de realizar algunas actividades cotidianas que favorezcan su formación y desarrollo con lo son:  Caminar y pasear  Subir y bajar escaleras  Salir en bicicleta, usar patines, etc.  Ayudar en las tareas de casa  Realizar educación física en la escuela  Bailar, hacer gimnasia, natación, etc.  Recorrer lugares naturales  Jugar juegos infantiles  Jugar en la calle o el patio  Hacer senderismo

3.

El sueño y el descanso

Durán Et al. (2004) pone de manifiesto la importancia del sueño y el descanso para el adecuado rendimiento escolar en los niños. Es indiscutible que son los padres de familia quienes deben determinar las rutinas y los hábitos del sueño de sus hijos y es de ellos quienes los niños aprenderán. Las adecuadas rutinas de sueño una vez sean aprendidas formarán parte del modo de vida de la familia durante muchos años.

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El buen dormir en los niños es el resultado de la combinación de tres elementos sumamente importantes: las leyes biológicas que regulan el sueño de los seres humanos, en donde hay poca intervención externa. La adecuada relación que establecen los niños desde bebes con las personas que lo cuidan lo cual se conoce como apego, y la actitud que la familia tome frente al sueño y al niño. Durán Et al. (2004) también indican que el sueño de los seres humanos es dinámico, cambiante, por lo cual a lo largo de cada noche el organismo de los niños para por diferentes estadios o ciclos del sueño: Existen dos diferentes fases durante el sueño, las cuales tienen una duración de 90 a 120 minutos de acuerdo a la edad de los niños y el mismo se repite entre 5 a 7 veces durante la noche. La primera fase del sueño es en la cual los ojos se mueven rápidamente debajo de los párpados (REM, se conoce así por sus siglas en Inglés Rapid Eyes Movements) y la segunda conocida como NREM (No Rapid Eyes Movements). Cada vez que el niño pasa de una a otra fase completa un ciclo del sueño. Por lo general se espera que el niño llegue a completar de 5 a 7 ciclos del sueño. Al pasar de un ciclo a otro casi se despierta o por lo general se mueve en la cama, por lo cual, el sueño más profundo se produce al principio y al final de la noche. Para reconocer los patrones habituales de sueño de los niños, es muy importante considerar que cada niño es diferente, es decir que los patrones de sueño de un niño pueden ser diferentes a los de sus amigos o de sus hermanos, por lo cual es indispensable que los padres de familia eviten comparar y en cambio acepten las diferencias.

Asimismo, es necesario que los padres

construyan las rutinas de sueño de sus hijos y sus ritmos horarios en función de las necesidades de su hijo, luego que ya se hayan familiarizado con sus patrones, pueden iniciar a establecer ritmos y rutinas acordes con las necesidades de la familia.

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Los niños en etapa escolar tienen patrones de sueño similares al de los adultos. El tiempo total de su sueño suele ser de dos horas y media más largo que el adulto. En esta edad la presencia de manera constante de siestas diurnas debe alertar

que

exista

algún

proceso

patológico.

Estudios

indican

que

aproximadamente un 6.7% de los niños entre los 4 y 11 años de edad suelen despertarse habitualmente durante la noche. Estos niños por lo general toman aproximadamente unos 15 minutos para poder dormirse. Así también los padres deben contribuir con los buenos hábitos de sueño de sus hijos al seguir lo que se conoce como las reglas de oro del buen dormir:  Su habitación debe tener un ambiente tranquilo y oscuro.  Establecer la hora diaria para acostarlo y levantarlo.  Velar por un ambiente térmico agradable.  Disminuir de ser posible el ruido ambiental.  Evitar que el niño se acueste con hambre o con exceso de líquido.  Enseñar al niño a dormirse solo.  Evitar que el niño tenga mucha actividad una o dos horas antes de acostarlo.  Evitar que tenga siestas muy prolongadas o muy tardías.  Evitar que sufra de angustia.  Evitar consumir alimentos excitantes como colas o chocolates antes de dormir. Cuando un niño no duerme y descansa adecuadamente, puede tener muchas repercusiones en diferentes ámbitos, como por ejemplo, alteraciones en el estado de ánimo y decaimiento de la eficacia del sistema inmunitario. Se ven afectadas sus funciones cognitivas, sus funciones motoras y su estado de ánimo en general. El humor es el más perjudicado. Normalmente ante la falta de sueño se aumentan la irritabilidad y la impulsividad, lo que hace que los padres tengan que llamar la atención constantemente a su hijo porque se está comportando mal, por lo cual el niño va perdiendo su autonomía y se muestra más oposicionista y con menos tolerancia a la frustración. Esto sin lugar a duda altera el entorno Escuela para Padres “Educando con Amor”

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familiar y perjudica al niño en sus relaciones y quehaceres en la escuela y su comunidad, disminuyendo su capacidad de atención y autocontrol, necesitando más esfuerzo y motivación para realizar sus tareas. Se puede concluir entonces que es muy importante evitar la fragmentación del sueño de los niños, debido a que la duración y continuidad del mismo influye en su valor de recuperación y en su apropiado descanso, en su estado de ánimo y en su capacidad de concentración y con un adecuado patrón de dormir puede lograr mejorar las defensas de su cuerpo.

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1. Padres educadores y formadores

Cuando se habla de educación en la familia, Beltrán y Pérez (2000) no se refieren al mero proceso académico que los niños llevan dentro de una escuela, va más allá de la formación de los niños, es ayudarles a ser, a crecer como seres humanos, desarrollando todo aquello que es bueno y útil para ellos: su seguridad, confianza, afecto, paz interna, amor propio, respeto hacia los demás, felicidad, responsabilidad, etc. Es en sí el propiciar el adecuado desarrollo y fortalecimiento de todos sus aspectos físicos, intelectuales, afectivos, espirituales y sociales. Es así como educar consiste en enseñar a temprana edad los valores, conocimientos, costumbres y formas de actuar que le permitan al niño vivir en la sociedad.

Asimismo, educar consiste en estimular, desenvolver y orientar

aptitudes del individuo de acuerdo con las ideas de la sociedad donde habita. Es por ello, que se resalta que la educación se debe llevar a cabo principalmente en los hogares y luego en la escuela. Actualmente ser padre o madre no es una tarea sencilla. Con el incremento de los cambios sociales y los avances tecnológicos de la sociedad, las nuevas formas de vida, las aspiraciones que se plantean, los padres trabajando fuera de casa, el tiempo para los hijos es muy escaso. Sin embargo, el mejorar en la educación de sus hijos e involucrarse es posible en medio de todo este corre corre diario. Es necesario tomar en cuenta los siguientes principios para educar a los niños en el hogar:  Los padres deben siempre resaltar y decir cosas agradables de sus hijos, especialmente cuando ellos no lo esperan.  Los padres deben tener una autoestima alta, ni ellos no la tienen, sus hijos tendrán dificultades para alcanzarla.  Se debe evitar tener luchas de poder en el hogar, los enfrentamientos no conllevarán a un buen aprendizaje.

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 Los padres no deben hacer cosas por sus hijos que ellos sean capaces de hacer por sí solos.  Es necesario reconocer que todos cometen errores, incluyendo los padres,

por

lo

cual

es

necesario

aprender a pedir disculpas cuando se ha errado en algo. Entonces,

si

la

educación

consiste

esencialmente en la formación del ser humano, buscando desarrollar, ejercitar y fortalecer sus potencialidades físicas, intelectuales, afectivas, espirituales y sociales, una buena educación por parte de los padres debe crear condiciones óptimas dentro del hogar para el desarrollo de los valores y las convicciones que permitirán que esos niños se conviertan en adultos equilibrados, congruentes, maduros, íntegros y productivos. Por lo tanto, una buena educación en el hogar debe ser ante todo:  Razonable: Debe buscar razonablemente formar en el niño las cualidades y valores humanos como el servicio, la lealtad, la responsabilidad, etc. Sacando lo bueno que hay en el niño y corrigiendo lo malo con paciencia, siendo realistas de las habilidades y cualidades del niño así como de sus limitaciones. Es necesario saber esperar el momento oportuno para corregir o animar.  Respetuosa: Es necesario que los padres comprendan que sus hijos no son su propiedad, son seres humanos dotados de libertad y entendimiento, lo cual hay que respetar, sin dejar de dar la apropiada orientación, formación y ser su guía.  Integra: Debe buscar el enriquecimiento íntegro del niño en su cuerpo, mente y espíritu. Es necesario que los padres busquen ir desarrollando al mismo tiempo estas tres facetas que son necesarias para su adecuado equilibrio. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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 Desinteresada: Los padres de manera natural deben brindar una educación de calidad por el bien de su hijo, nunca con un interés por un provecho propio o para satisfacer su ego.  Adecuada: La educación de cada uno de los hijos debe ser enfocada en sus cualidades, capacidades, intereses y personalidad. Cada niño es diferente y eso es algo especial y bueno, no hay medidas universales que sean efectivas en todos los niños.

2. Educando en valores Ortega y Mínguez (2001) en su libro Valores en la Educación, hacen una amplia referencia acerca de la importancia de educar en valores. Educar a los hijos para que aprendan a valorar algunas conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor forma y a sentirse bien en el ambiente en donde se desenvuelven.

Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la

paciencia, la solidaridad, la responsabilidad y el respeto son algunos de valores esenciales para un adecuado desarrollo de los niños. Es así como un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así sucesivamente. Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales los seres humanos se comportan y que están de acuerdo con aquello que se considera correcto. Cuando un niño nace, no es bueno ni malo. Con la ayuda de sus padres, maestros y personas con las que convive, el niño aprenderá lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar y vivir. Es sumamente importante entender que los niños aprenden con el ejemplo, por lo cual los padres tienen una crucial responsabilidad en no solo enseñar, sino transmitir y vivir los valores que desean inculcar en sus hijos. Aquí se presentan algunos de los valores más importantes que los niños deben practicar:

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 Amabilidad: Ser amable significa ser digno de ser amado, ser cariñoso, afectuoso, gentil, cortes, agradable, servicial, afable, incluso gracioso y risueño. Estas cualidades deben ser formadas en los niños desde temprana edad. La amabilidad no nace con el niño, él es impulsivo por naturaleza, ser amable y cortés se aprende a través de las actividades cotidianas. Los niños adquieren las normas de comportamiento social en la medida que los padres o adultos los entrenan y enseñan a comportarse de acuerdo a estas normas. La amabilidad

implica

a

su

vez igualdad,

delicada

cortesía,

la

ayuda

desinteresada. No hay nada más efectivo que el ejemplo de los adultos para enseñar las normas de la amabilidad, por eso los padres de familia deben ser modelos a imitar de esas cualidades.

Se le puede enseñar al niño a ser amable al tener ciertas acciones: saludando a las personas a su alrededor, demostrando afecto a los compañeros de la escuela y los amigos, llevando algún regalo o detalle a sus maestros, compartiendo sus juguetes con sus hermanos o compañeros, evitando las peleas al jugar, dando de comer a su mascota, agradeciendo a su mamá por la comida preparada, ayudando en casa con quehaceres adecuados, ofreciendo su ayuda cuando alguien la necesita.  Obediencia: La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, la cual es indispensable en la obtención de las buenas relaciones, la sana convivencia y la obtención de logros. Obedecer significa acatar normas, órdenes, reglas y comportamientos. La obediencia no se determina por el afecto que se pueda tener a una persona, sino se concentra en realizar la tarea o cumplir la actividad que fue encomendada sin pedir nada Escuela para Padres “Educando con Amor”

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a cambio. La obediencia forma parte del aprendizaje del control y la regulación de la conducta, de asimilar reglas primero en el plano externo para ganar el agrado de otros, luego el niño aprende a obedecer no solo para agradar, sino por la satisfacción que esto le conlleva.

Para que un niño pueda ser obediente, es necesario que sepa qué es lo que sus padres o maestros quieren, conocer la satisfacción que su obediencia le producirá, saber el porqué y el valor de cada orden, tener claras sus obligaciones y deberes, tener una enseñanza sistemática de todas sus actividades, tener reglas tanto en su hogar como en la escuela, sentir la aprobación de sus padres cuando es obediente y sentir que con la desobediencia no consigue lo que quiere.  Tolerancia: Se tolerante significa ser respetuoso, indulgente, considerado con los demás a su alrededor. Se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque éstas sean diferentes o contrarias a las propias. Ser tolerante es ser condescendiente y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que se den, es no impedir que haga lo que éste desee, es aceptar y admitir la diferencia o la diversidad. La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los niños con sus iguales y con los adultos. El niño debe aprender a escuchar ideas y opiniones de sus amigos, aceptar sus criterios aunque sean distintos a los suyos, y lograr ponerse de acuerdo con sus amigos en algún juego, actividad o en el aula. El niño no nace tolerante, su conducta natural es que todo sea para sí, y que todos estén de acuerdo con él, por lo cual es necesario inculcar la tolerancia desde temprana edad.

El niño puede aprender a ser tolerante cuando vea que sus padres también lo son, a través de cuentos e historias, por medio de diferentes actividades de grupo, juegos y convivencias con los demás niños, aprendiendo a respetar las diferencias, reconociendo culturas diferentes a través de viajes en familia, compartiendo sin pelear, aprendiendo a no burlarse de los demás. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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 Responsabilidad: La responsabilidad es un valor social que garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas. Este valor está unido a la obligación y al deber. Para formar el sentido de la responsabilidad en los niños es recomendable empezar poco a poco, intentando desde niños que se encarguen dentro de sus posibilidades, de recoger sus juguetes, limpiar y ordenar su habitación, poner la mesa, organizar su mochila, etc. Asimismo es más fácil y ameno enseñar el sentido de la responsabilidad a los niños a través de juegos y actividades en grupo.

Los niños deben ser responsables en diferentes ámbitos. Ser responsables consigo mismos, es decir con hacer realidad sus sueños y anhelos. Ser responsables con las tareas a desarrollas, es decir con administrar su tiempo y hacer las cosas que se le han encomendado. Ser responsable con sus cosas, es decir el cuidar y resguardar todos los recursos y cosas a su alrededor, propias o de otros. Ser responsables con la sociedad, a través de su conducta con todas las personas a su alrededor.  Cooperación: Es la tarea de ayudar y servir de una forma desinteresada a los demás. Para que un niño sea colaborador, es necesario desarrollar en él un espíritu generoso, solidario y altruista. Se deben considerar algunas ideas para enseñar a los niños a colaborar. En primer lugar se debe tomar en cuenta la edad y capacidad del niño, a través de colaborar en las tareas sencillas del hogar, pueden ayudar en la escuela a alguno de sus compañeros que se le dificulte aprender algún tema o bien ayudar a su maestra en alguna actividad; hacer un favor a otra persona, estar atentos y pendientes por si alguien necesita de su ayuda, a través del deporte y las manualidades también se puede enseñar la colaboración.

Al enseñar colaboración a los niños, también es importante recalcar que ellos aprenden la misma cuando la reciben de los adultos, por eso es bueno Escuela para Padres “Educando con Amor”

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ayudarlos con sus tareas y otras actividades en casa o en la escuela, es necesario motivarlos a colaborar de manera espontánea y no sólo cuando les sea requerido, es necesario también aclararle al niño que se espera de él y se debe siempre reconocer las buenas actitudes que tienen.  Honestidad. La honestidad es uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad y el carácter de los niños. Es la base de sus relaciones con los demás.

Una persona que es honesta siempre atrae la

confianza y el respeto de los demás. Para inculcar la honestidad en los niños hay que considerar diferentes aspectos. En primer lugar la honestidad atrae honestidad, es decir que los padres y educadores deben vivir este valor para poder enseñarlo. Asimismo para desarrollar la honestidad de un niño es necesario que tenga conocimientos, habilidades, experiencias y vivencias en donde pueda ser honesto. Deben iniciar siendo honestos con ellos mismos de tal forma que reconozcan sus virtudes y defectos y sus limitaciones.

Es importante recalcar en el niño que un comportamiento honesto genera buenos amigos y reconocimiento positivo de los demás, ser honesto significa respetar a los demás, no tomar cosas ajenas, ser sincero en las relaciones, no mentir, se le puede mostrar la honestidad a través de una conversación, la observación, un juego, etc. Es también importante premiar y reconocer a los niños sus conductas honestas como forma de motivación para que sigan cultivando este valor, y por supuesto es indispensable hablar con el niño de las consecuencias que trae la deshonestidad, como lo es la soledad, la ansiedad, la desconfianza, ser tratado como mentiroso, no tener amigos, etc.

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3. Estimulando conductas positivas y formando el carácter

La situación de la sociedad actual demanda que los padres de familia y los educadores retomen la importante función de estimular conductas positivas en los niños y formar su carácter de tal manera que sean ciudadanos de provecho capaces de brindar un bienestar en general a su comunidad. Es así como Gutman (2009) aborda estas dos necesidades como una tarea ineludible para los formadores de los pequeños. Es indispensable que para una exitosa formación de la conducta, los padres de familia estimulen todos aquellos actos positivos que pretenden reforzar en sus hijos, hasta hacer de ellos una conducta normal esperada como resultado ante determinada situación; esto a su vez generará en el niño confianza en sí mismo, autoestima y el convencimiento y satisfacción de estar actuando siempre de la mejor manera posible. Cuando se practican estas conductas, es necesario que los padres de familia utilicen comentarios positivos o premios si son pequeños como un refuerzo para que el niño sienta seguridad y cuando sea adulto tenga una motivación inconsciente para realizar su trabajo en forma óptima. Ha sido comprobado que si se cambian los castigos severos y drásticos, golpes y humillaciones por estímulos positivos, jugando más con los niños y teniendo mayor acercamiento a ellos, da como resultado no solo la unión entre padres e hijos, sino se aumenta su coeficiente intelectual y se mejora su autoestima. También los juegos cooperativos en donde no hay una competencia han logrado construir cierta cohesión familiar y han disminuido significativamente la ira, el coraje y la agresión entre niños. Lamentablemente, en la actualidad se observa que las nuevas generaciones parecen ser más inteligentes, sin embargo, su capacidad emocional y social está disminuyendo. Los padres de familia pueden reforzar actitudes positivas de sus hijos de diferentes maneras, por ejemplo, cuando su hijo está cerca y escucha lo que se conversa con alguien más, es una buena oportunidad para elogiar las cosas Escuela para Padres “Educando con Amor”

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positivas del niño, sus cualidades y buena disposición, eso hará que quiera seguirlo haciendo; es importante también agradecerle al niño el esfuerzo que hace en la escuela o cuando ayuda en la casa, o su buen comportamiento con sus hermanos o en cualquier otra situación. Es incluso tan valioso el poderle expresar al niño lo feliz o dichosos que se sienten sus padres por tenerlo a él o ella y por lo especial que es. Formando el carácter. El carácter se puede definir como un conjunto de rasgos psicológicos, la manera de pensar, actuar y sentir de cada persona. El carácter tradicionalmente se divide en dos categorías: el innato que viene dado a través de rasgos hereditarios y el adquirido que son los rasgos logrados por el individuo a lo largo de su desarrollo.

Muchas

personas

no

consideran

que

el

carácter

es

modificable; sin embargo, es indiscutible que la acción educadora modifica el comportamiento de las personas y por ende va moldeando el carácter mismo. Tanto para los padres de familia como para los educadores es totalmente indispensable tener un conocimiento profundo de su propio carácter y temperamento y poder así reconocer el de los niños de tal manera que pueda ayudárseles a formarse mejor. Entre más se conozca al niño, más se le podrá guiar conforme a sus características particulares. Se ha catalogado el carácter de las personas dependiendo del temperamento de la misma, es así como se reconocen cuatro grandes grupos, el temperamento sanguíneo que se caracteriza por ser confiado y optimista, el flemático que es calmado e inflexible, el melancólico que puede ser retraído e impaciente, y el colérico que se muestra irritable e impaciente. Como se ha establecido, los factores genéticos son importantes en la formación del carácter, pero no son determinantes. Si bien, a pesar de los avances Escuela para Padres “Educando con Amor”

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de nuestra sociedad, hasta la fecha no es posible elegir el tipo de temperamento que quisiéramos que tengan los niños, si es posible influir en su carácter al realizar cambios en el seno familiar y en los mismos padres de familia, creando un ambiente saludable para que el niño pueda desarrollar al máximo sus potencialidades y pueda desarrollar una personalidad sana y estable. La clave para formar el carácter de los niños se encuentra en el tipo de crianza que se le brinde en su hogar, basada en el respeto mutuo, en la igualdad de trato y desarrollando un sentido de pertenencia e importancia, por lo cual los

padres

deben

seguir

las

siguientes

recomendaciones:  Mantener una cordial relación con sus hijos en donde

ellos

puedan

experimentar

emociones

positivas de manera mutua.  Tratar a los hijos con dignidad y respeto. Únicamente de esta forma se sentirán y comportarán de mejor manera.  Escuchar a los niños, ellos aprenderán a escuchar con empatía, poniéndose en los zapatos del otro si han recibido ese modelo en casa.  Hacer preguntas en lugar de dar órdenes las cuales inviten a la reflexión, por ejemplo: ¿Qué piensas de…? ¿Cómo piensas solucionar…?  Evitar dar etiquetas a los hijos, una conducta no define una personalidad, por lo cual no se le puede etiquetar de desobediente, desordenado, etc.  Dar opciones limitadas, esto le da la sensación de que no tienen que obedecer todo a cabalidad y estarán más dispuestos a colaborar.  Practicar el autocontrol para que ellos sean capaces de autocontrolarse.  Involucrar a los hijos en las soluciones de los problemas, esto les hará sentirse confiados y los motivará a asumir sus responsabilidades.  Enseñar al niño a expresar sus emociones de una forma asertiva y sin perjudicar a los demás.

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 Dar siempre mensajes de amor, es indispensable que los hijos sientan cuánto se les ama y se les aprecia.  Animarlos en lugar de dar demasiadas recompensas, premios o elogios.  Abrazar y dedicar cantidad y calidad de tiempo a los niños. Es así como las bases adecuadas para el desarrollo de la personalidad sana y apropiada no solamente depende de la carga genética con la que vive el ser humano, sino también de las personas que lo rodean, la calidad de interacciones y las relaciones afectivas que éste establezca en los diferentes contextos donde interactúa, y en el caso de los niños específicamente, también depende del tipo de crianza que practiquen sus padres.

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1. Tipos de Comportamiento En el año 2003 la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción publicó un documento titulado “Comunicación y Conflictos entre Hijos y Padres” el cual relata diferentes problemáticas y soluciones en cuanto a las relaciones de familia y de los niños con la sociedad. Los seres humanos pueden comportarse de forma pasiva, agresiva o asertiva dependiendo de la situación en la que se encuentren o bien en su forma normal de comportarse. Por supuesto que no todos actúan siempre de la misma manera sino más bien emplean formas diferentes para cada ocasión. Es por ello que la consistencia en tu tipo de comportamiento puede manifestar las consecuencias que de él se derivan.

Los más comunes se detallan a

continuación: - Comportamiento pasivo: Las personas que tienen un comportamiento pasivo suelen ceder ante los deseos y la voluntad propuesta por los demás, de manera general no consiguen hacer lo que desean, suelen dar preferencia a los derechos y deseos de los demás sobre los suyos, y aunque normalmente suele ser muy apreciadas por lo buenas personas que son con los demás, con el paso del tiempo tienden a sentirse frustradas, manipuladas y anuladas por los demás a su alrededor, lo que conlleva a graves problemas de autoestima. Las personas pasivas no saben cuáles son sus derechos y no saben cómo defenderlos, no tienen criterios propios, se quedan constantemente calladas y esperan que los demás tomen las decisiones por ellas, cuando se expresan tienen una voz baja y temblorosa que se acompaña de silencios, por lo general emplean palabras de duda como quizás, supongo, tal vez, realmente no es importante, tienes razón… Muestran una mirada huidiza y asustada, tienen poco contacto visual y los hombros generalmente encogidos, tratan de negar o quitarle importancia a las situaciones si le cuestionan e incluso llega a evitar enfrentarse en una discusión aunque tengan la razón.

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- Comportamiento agresivo: Las personas que se comportan de manera agresiva, tienden a conseguir lo que quieren aunque eso represente molestar, ofender o herir a los demás a su alrededor.

Por lo general prevalecen sus

necesidades y deseos sin tener consideración de los demás, tienden a ser poco queridas y rechazadas, lo cual también afecta su autoestima. Las personas agresivas por lo general no respetan a las personas con las que

se

relaciona,

utilizan

amenazas,

descalificaciones,

insultos

y

desconsideraciones, tratan de dominar a los demás, quieren siempre tener la razón, consiguen lo que quieren hiriendo a los demás, los humillan o incluso los intimidan, imponen reglas y quieren siempre tomar las decisiones, usan un tono de voz muy alto, hablan sin escuchar, utilizan insultos o amenazas, mantienen una mirada desafiante, postura dominante e intimidadora, una expresión de enojo, gestos extremadamente exagerados, tensión en todo el cuerpo y dedo siempre el alto o amenazante. - El comportamiento asertivo: Las personas que se comportan de manera asertiva frecuentemente consiguen lo que desean, y más importante aún, respetan los derechos propios y los de los demás, por lo cual están más satisfechos consigo mismas y en su relación con los demás. Las personas asertivas hablan honestamente para resolver problemas, están satisfechas consigo mismas, se sienten con autocontrol, emiten mensajes en primera persona, expresan sus opiniones y sentimientos desde el yo: yo pienso, yo opino, siento que…, respetan a los demás del mismo modo, preguntan: qué te parece, qué piensas…?, conoce sus derechos y los defiende a través de exponer las cosas clara y abiertamente, su voz es modulada y fluida sin vacilaciones, cuando se comunica mantiene contacto visual, manifiesta seguridad y respeto en su semblante, maneja una expresión corporal tranquila, una mirada directa y un cuerpo relajado.

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2. Educando en la Asertividad Faber y Mazlish (2002) explican que ser asertivo significa poder confiar en uno mismo, en las opiniones propias, en sus deseos, derechos, relaciones, etc. Es lo que se define como la autoafirmación personal: responsabilizarse la persona misma por sus sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos y poder darlos a conocer a los demás. También significa aceptar que los demás tienen exactamente el mismo derecho a autoafirmarse. La asertividad no es un tipo de personalidad que unas personas tienen y otras no, es más bien un estilo de comportamiento que se pone de manifiesto a través de la comunicación, por lo tanto, puede aprenderse.

La asertividad se puede

manifestar de diversos tipos o formas, como lo son: - Asertividad positiva. Es expresar de forma clara, sincera y abierta el afecto y los sentimientos positivos que se sienten o que le hacen sentir otras personas. Es reconocer todo lo que le gusta de los demás y ser capaz de expresarlo sin vergüenza y sin miedo. - Asertividad negativa. Es saber decir no o saber negarse cuando no se está de acuerdo con lo que se pide, por ejemplo, no voy a ir a esa fiesta, no me parece bien, no estoy de acuerdo, no lo voy a hacer… También consiste en expresar comentarios o sentimientos negativos cuando la conducta de alguien más no es la correcta y provoca molestia o inconformidad. Esta afirmación negativa permite expresar lo que hace sentir mal y aclarar la situación para que no vuelva a pasar, y por supuesto ayuda a que mejoren las relaciones y se sienta mejor la persona. - Asertividad empática. Es expresar los deseos y sentimientos pero después de haber reconocido la situación y los sentimientos de la otra persona. Por ejemplo: sé que estás cansado y que debes descansar, pero yo necesito contarte algo. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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- Asertividad progresiva. Inicia cuando a pesar de los esfuerzos por ser asertivo y empático, la otra persona no responde positivamente, entonces se debe incrementar la firmeza y repetir la postura adoptada pero sin llegar a la agresividad. Para enseñar a los niños a ser asertivos, es necesario poner en práctica ciertas actitudes que pueden llegar a modificar su forma de comunicarse como lo son: Hacer y recibir cumplidos a través de destacar las características positivas de una persona, los cuales pueden ser por una conducta, la apariencia o las características de esa persona. El hacer peticiones, es decir pedir ayuda, favores o que otra persona modifique su conducta, lo cual debe hacerse siempre con cortesía y sin violentar los derechos de los demás, siendo directo y tomando en cuenta que la persona puede negarse y se tenga que volver a hacer la petición o clarificarla. También es importante aprender a rechazar demandas de otras personas y decir no cuando se considera que no son adecuadas, para lo cual se debe usar un simple no, si se quiere se puede dar una explicación o no, si se tiene duda no se debe dejar presionar y no dar excusas para justificar la decisión, se puede ofrecer una alternativa viable para ambas partes o simplemente sostener la negativa. Una conducta asertiva, también ayuda a hacer frente a las críticas de forma oportuna, a expresar molestia, desagrado o desacuerdo de una forma firme y serena y sobre todo la asertividad previene la agresividad y el autoritarismo, desarrolla el respeto y la capacidad personal para enfrentarse a los momentos difíciles con otras personas.

Un comportamiento asertivo ayuda a mejorar las relaciones familiares, incluso en las situaciones de enfrentamiento de posturas entre padres e hijos, gracias a que estimula un comportamiento controlado y eficaz ante los ataques personales percibidos, evitando las reacciones impulsivas e irracionales. También ayuda a mantener el control y la autoestima, facilitando la consecución de los objetivos en la relación sin perder el afecto de los demás o el respeto propio. Es Escuela para Padres “Educando con Amor”

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por ello que la asertividad no solo es importante para el bienestar o buen hacer de los padres, sino también es una habilidad de protección para sus hijos. Debemos enseñarles a ser ellos mismos, a no dejarse manejar por las demás personas, a proteger su autoestima de las críticas y a saber escucharlas y reaccionar ante ellas, a no utilizar la violencia para conseguir las cosas, a tener en cuenta y respetar los demás, a ser responsable de sus actos, etc.

3. Prevención y Resolución de Conflictos Faber y Mazlish (2002) también ponen de manifiesto que existen diferentes formas

de

enfrentarse

al

comportamiento

inadecuado

de

los

niños.

Tradicionalmente los padres no esperan a que el niño siquiera muestre el comportamiento, sino más bien dicen lo que debería, podría o incluso tendría que hacer; lanzan mensajes humillantes, tratan de resolver los problemas de tal forma que ellos ganen y los hijos pierdan.

Es así como en la actualidad los padres buscan formas más eficaces de solucionar los problemas a través de la utilización de los mensajes “yo”. En este tipo de mensajes existe mucha menos posibilidad de provocar resistencia y rebeldía, ayudan a que el niño madure y aprenda a asumir

la

responsabilidad

de

su

propio

comportamiento, son sinceros y se refieren a uno mismo, y tienden a influir en el niño para que transmita mensajes igualmente sinceros cada vez que sienta algo.

Para resolver conflictos adecuadamente es necesario seguir una serie de pasos, en primer lugar la identificación y definición del problema, generar diferentes alternativas que posibiliten su solución, hacer la correspondiente evaluación y decidir cuál de ellas es la mejor y crear distintas formas de Escuela para Padres “Educando con Amor”

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cumplimiento de la solución planteada y por supuesto darle continuidad para verificar que fue la correcta.

La mejor forma de intentar resolver un conflicto es mediante el diálogo, por lo cual es necesario definir claramente el problema, exponer abiertamente todos aquellos aspectos que pueden originar el conflicto, saber expresar y nombrar los sentimientos que en cada uno de los implicados provoca dicho desacuerdo, así también es importante encontrar las alternativas viables para resolverlo y lograr los acuerdos posibles, de tal forma que la solución sea satisfactoria para las dos partes sin que ninguno pueda considerarse vencedor o perdedor absoluto.

Es por ello que la comunicación no es una conversación esporádica, sino un ambiente que se crea y se mantiene. Este ambiente comienza por el establecimiento de un auténtico encuentro entre los padres. Para dialogar se necesita tiempo, no hay un equivalente o sustituto económico del cariño, de la experiencia ni de la cercanía. Al mismo tiempo así como hablar es importante, también lo es saber callar pues la clave del saber escuchar está en intentar comprender el punto de vista de los hijos.

El poder reconocer que los padres se han equivocado y pedir perdón acerca de ello a las personas es un signo de madurez. No se debe temer a reconocerlo y es necesario enseñar a los hijos a hacer lo mismo. También se debe procurar escoger el momento oportuno para la discusión, los nervios no suelen ser buenos consejeros y nunca se debe restar valor o importancia a los problemas de los niños pues lo que les hace sufrir nunca es una tontería, puesto que les hace sufrir.

Asimismo, se debe evitar en las conversaciones con los hijos todo lo que pueda parecer interrogatorio intempestivo o curiosidad por su vida privada. Es muy útil tratar de proponer o sugerir a los hijos metas, más que imponerlas, pero no se debe dejar de ofrecer apoyo y exigencia. Dialogar no significa ceder de la Escuela para Padres “Educando con Amor”

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responsabilidad de padres y se debe procurar mantener el difícil equilibrio entre la libertad y la responsabilidad.

Existen diferentes recursos para darle solución adecuadamente a los problemas, entre ellos cabe mencionar: la confianza mutua, la cual es básica y esencial para las buenas relaciones humanas. La experiencia que se tenga con la confianza durante los primeros años de formación es muy importante para definir la capacidad de confiar y ser dignos de confianza en la vida de adultos. También es razonable que los padres tener alguna medida de control sobre las vidas de sus hijos; sin embargo, éste es un aspecto que genera bastantes conflictos pues se trata de controlar a los demás para conseguir que se hagan las cosas como los padres las quieren. Por todo esto, mientras cada uno necesita estar seguro de que tiene control por lo menos de sí mismo, también es necesario advertir dónde están los límites de una conducta de exigencia positiva y dónde se manifiestan conductas negativas de intento de control sobre los otros.

Asimismo es necesario establecer límites a los hijos, no es conveniente ser demasiado permisivos con los hijos, como tampoco lo es “asfixiarlos” con demasiada protección, exigencia o control. Por tanto hay que lograr un medio donde el niño pueda luchar por descubrir y definir su propia libertad y autonomía, su propia identidad, siendo la familia y el hogar el ambiente natural donde pueda desarrollarse esa lucha de forma segura y adecuada.

Otro aspecto a considerar dentro de la familia es que debe haber libertad para expresar, experimentar y compartir los sentimientos y las emociones tanto positivas como negativas sin temor a la reprensión o a la desaprobación, si no se permite expresar las propias emociones y sentimientos, para discutir lo que Escuela para Padres “Educando con Amor”

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sienten los miembros de la familia, se pueden generar conflictos que quedan latentes y que más adelante tienden a salir a luz.

Los padres deben tener especial cuidado cuando en la familia existe un problema que parece girar alrededor de su actuación, puede haber una batalla secundaria entre ellos por determinar quién hizo las cosas bien y quién mal, por lo cual en este caso es necesario analizar el problema y luego facilitar entre los dos la posible solución. Incluso en ocasiones se pueden repetir cosas que hacían los padres, de las que los hijos estaban seguros que nunca iban a repetir, como la forma de educar a sus propios hijos, por lo cual se debe estar atentos ante aquellas repeticiones que sean esencialmente negativas y contrarias al crecimiento personal y al mejoramiento de las relaciones familiares, para así tratar de evitarlas.

En medio de los conflictos familiares, la colaboración es un excelente recurso para ir hacia la conciliación, hacia la búsqueda de solución. Es necesario buscar maneras de aplazar la discusión, tratar de ser el primero en ofrecer ayuda, demostrar que puede haber confianza mutua, tener en cuenta que el hecho de vivir juntos permite a los integrantes de la familia conocerse y aprender a reaccionar ante el comportamiento de cada uno de forma prudente y es muy importante buscar la negociación a través de ampliar el número de opciones, hacer un intercambio de favores, hacer un convenio de ayuda mutua o bien llegar a un arreglo mutuo. La verdadera negociación debe tomar en cuenta los deseos y necesidades de uno mismo y los de la persona con quien se negocia. Pero es necesario tratar de negociar de forma honesta, conciliadora y equitativa. Actuando así se podrá lograr un acuerdo razonable salvando el honor de cada uno de los miembros de su familia.

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Una gran cantidad de problemas y peleas familiares no son consecuencia de un auténtico desacuerdo sino más bien debido a una escasa o mala comunicación, por lo cual se hace necesario tener empatía, leer entre líneas, los padres, necesitan ser perceptivos y capaces de leer entre líneas y no ser sólo racionales, ser también emocionales. Se debe pensar antes de actuar y por supuesto frenar los impulsos. No actuar rápidamente, no hablar demasiado, no soltarlo todo de golpe puede ser muy valioso para resolver un conflicto. Es indispensable también proporcionar un ambiente positivo y actuar con una actitud positiva.

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1. Estrategias para desarrollar el esfuerzo en los niños De acuerdo con Savater (2007) para poder inculcar en los niños el valor del esfuerzo y una educación basada en el mismo, es necesario tener en cuenta varios criterios generales. El primero de ellos es el ejemplo por parte de los adultos, especialmente de los padres, tiene una gran importancia; así también los niños necesitan motivos reales por los que valga la pena esforzarse y no cumplir con sus gustos cuando sea necesario; por lo cual hay que presentar el esfuerzo para alguna actividad como algo positivo y necesario para conseguir una meta propuesta y sobre todo dejarles claro que lo natural es esforzarse, puesto que la vida es lucha.

Asimismo, se debe considerar que es necesario cierta exigencia por parte de los adultos para que los hijos sean esforzados; con los años, es lo deseable, se ésta se transformará en autoexigencia. También hay que plantear metas a corto plazo, concretas, diarias, con el fin de que los adultos puedan controlar fácilmente, por ejemplo ponerse a estudiar a una hora fija, dejar la ropa doblada por la noche, acabar lo que se comienza, etc.

Es importante que las tareas que se propongan a los niños conlleven cierto esfuerzo y sean adaptadas a las posibilidades de cada uno, de tal forma que ellos se ganen lo que quieren conseguir. Debe supervisarse que las tareas tengan una dificultad graduada y progresiva, según vayan madurando, que los niños consigan metas difíciles por sí mismos gracias a su propio esfuerzo, esto les hace sentirse útiles, contentos y seguros. En muchas ocasiones el fracaso será más eficaz que el éxito, en la búsqueda de una voluntad fuerte, puesto que sin duda alguna la voluntad y la motivación son dos conceptos claves para promover el esfuerzo.

Uno de los factores importantes en el esfuerzo es la voluntad, la cual se puede trabajar y entrenar día a día con el fin de automatizar los comportamientos y lograr disminuir la sensación de esfuerzo. Sin duda alguna la paciencia es el Escuela para Padres “Educando con Amor”

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soporte esencial de la voluntad y si es el adulto no es capaz de tenerla, le va a resultar muy difícil poder enseñarla al niño.

Asimismo, es evidente que no hay un esfuerzo si no hay un motivo; sin motivación es imposible que alguien luche por una meta. Y por ende sin una meta o sin un objetivo no existe el movimiento. Es por ello que de la motivación surge la disposición para el esfuerzo. Detrás de cada actividad que se realiza siempre hay una motivación que actúa como el motor que permite realizar el esfuerzo necesario para alcanzar las metas planteadas. Por lo tanto, es indispensable conocer, aplicar y generar las motivaciones que impulsan a los niños, para lo que los padres deberán conocer y escuchar a sus hijos, entrenándoles en la capacidad de motivarse a sí mismos. Por supuesto deben estar conscientes que no hay esfuerzo cuando se tiene todo lo que se desea.

No se debe olvidar que para tener una buena combinación de voluntad y motivación, es necesario que los padres brinden mucha alegría, ilusión, cariño y sobre todo un buen ejemplo. La voluntad debe ser fortalecida con disciplina y exigencia, por lo cual pueden ser muy útiles los juegos y deportes pues en ellos se siguen reglas que les crean hábitos de disciplina como lo son los horarios de entrenamiento, obedecer al entrenador, cuidar de su material, etc. También los niños deben comprender el valor de la obediencia al hacer caso a los adultos, ellos deben actuar con un objetivo concreto y preciso en vez de seguir los impulsos de sus propios deseos. Obedeciendo encauzan sus energías y capacidades lo que les ayudará a construir una personalidad fuerte y definida; sin embargo, no se debe perder de vista que para que haya obediencia, debe existir autoridad efectiva de los adultos quienes no deben tener miedo a exigir de forma correcta.

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El hecho de que los niños cuenten con un horario les ayudará a desarrollar su capacidad de autoexigencia. Si desde pequeños los niños se acostumbran a hacer en cada momento lo que deben y no lo que quieren, se habrá avanzado decididamente hacia el desarrollo de una voluntad fuerte, por lo cual dentro del horario tiene una particular importancia la puntualidad en el comienzo de las tareas. Debe también fortalecer el dominio de sí mismo, el cual consiste en controlar los impulsos espontáneos cuando no sea el momento oportuno.

Los padres deben delimitar estrategias concretas para ayudar a sus hijos a desarrollar su esfuerzo, como por ejemplo: dejar que desde pequeños los niños asuman sus responsabilidades por básicas que sean, ayudarles a ser autosuficientes, aprovechar cualquier momento para destacar explícitamente el esfuerzo que hay detrás de sus logros, acostumbrarlos a que adquieran compromisos

y

exigirles

su

cumplimiento,

enseñándoles

previamente

a

establecerse metas realistas, entrenarlos para poder tomar sus propias decisiones y enseñarles a asumir las consecuencias de las mismas, pero por sobre todo enseñarles con su comportamiento.

2. Reglas básicas para estudiar Existen varias reglas básicas para estudiar de acuerdo a Savater (2007) las cuales se presentan a detalle a continuación: a. Entender lo que se estudia. Cuando se entiende bien lo que se estudia es más difícil que se llegue a olvidar, cosa que ocurre frecuentemente si se estudia sólo tratando de memorizar. Otro punto importante es que con el método de la lectura comprensiva el niño podrá utilizar ese conocimiento para resolver problemas o para plantear preguntas en clase. A la hora de estudiar se debe aconsejar al niño a que comience por las asignaturas más difíciles, ya que una mente aún fresca entiende mejor los conceptos y los problemas que una cansada.

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Si el niño debe estudiar un capítulo de un libro de texto o de consulta, anímelo a utilizar un sistema de estudio muy útil el cual consiste en primero echar una ojeada para ver de qué trata el tema, después leerlo todo y por fin repasarlo de forma global. Este sistema ayuda a entender mejor la información que la simple lectura seguida del inicio al final y nada más. Para mejorar el grado de comprensión, el estudiante precisa desarrollar un punto de vista propio, que le hará ir comprobando los hechos que favorecen o contradicen dicho punto de vista. Esto le obligará a pensar y entender, en lugar de aceptar sin más lo estudiado o memorizado.

Cuando el niño esté estudiando, se le debe pedir que formule el máximo de preguntas posibles, buscar las respuestas le obligará a pensar y así, el estudio se convierte en algo divertido y racional. Se debe hacer énfasis en la importancia de los resúmenes y los apuntes, ya que con ello se extrae la información esencial, además, permiten repasar con rapidez. Es necesario dedicar un tiempo de estudio para recordar lo que se acaba de estudiar. Y finalmente enséñele cómo experimentar lo estudiado en una gran variedad de formas: visualizándolo, oyéndolo, escribiéndolo o repitiéndolo en voz alta.

b. El subrayado de textos. Subrayar es destacar mediante una línea, las partes más importantes de un texto y así, con esta técnica se ahorra esfuerzo y se obtiene el máximo provecho. El subrayado permite no solamente extraer lo más importante de un texto, sino incrementar el sentido crítico de la lectura, así como la capacidad de análisis y síntesis con lo que ayuda a repasar la materia en poco tiempo y es condición indispensable para elaborar bien esquemas y resúmenes. Es importante subrayar a partir de la segunda o tercera lectura para estar seguro de que se van a subrayar las ideas principales. La primera lectura debe ser para familiarizarse con el texto.

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c. Esquema. El esquema se forma a partir de las ideas fundamentales de un tema ordenadas de una manera lógica. Es consecuencia del subrayado y facilita las operaciones mentales de síntesis y análisis. Tiene la ventaja de que ofrece una clara estructura visual de toda la materia de estudio, permitiendo captar de un vistazo lo esencial y el todo. Las ventajas más relevantes de un esquema son: Facilita un estudio más activo, desarrolla la capacidad de comprensión, desarrolla la memoria lógica, facilita la fijación, la retención y la evocación del contenido, etc. Una vez subrayado el tema es cuando se realiza el esquema. La estructura será de forma escalonada: primero la idea general que se divide en ideas principales, éstas en secundarias y por último los detalles. Los esquemas más usuales son los que emplean un sistema de llaves o diagrama.

d. El resumen. Este es un elemento muy valioso para el niño pues es la condensación selectiva de un texto y para realizarlo el estudiante debe ser objetivo y debe tener muy claras desde el principio la idea general y las principales del texto. Para hacer una síntesis o un resumen comentado, en los que se incluyen comentarios personales, resulta fundamental tener delante el esquema elaborado previamente. Un resumen puede estar personalizado, hasta el punto de que todas las expresiones sean del lenguaje normal propio del niño. También es muy útil que se enriquezca o amplíe con anotaciones, otras lecturas relacionadas con el tema y, sobre todo, con las propias observaciones del niño.

Cuando se elabora un resumen, no se debe seguir necesariamente el orden de exposición que aparece en el texto pudiendo pasar de lo general a lo particular o de lo principal a lo accesorio. Sin embargo, cabe resaltar que es más útil la realización de un esquema ya que implica una mayor creatividad y actividad intelectual, además de ser un instrumento más apto para la retención y asimilación de contenidos por su estructura intuitiva y sobre todo visual.

e. Estudiar para los exámenes. Los exámenes son la angustia de los niños y el sufrimiento de los padres, pero son necesarios para que el niño pueda Escuela para Padres “Educando con Amor”

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demostrar lo que sabe. Hay que inculcar en los niños que no basta con decir uno que sabe, hay que demostrarlo. Es necesario hacerle ver a los hijos que si estudia de una forma adecuada, constante y comprende bien las materias, probablemente no tendrá ningún problema a la hora de un examen. No obstante, es importante que los padres trabajen con sus hijos ciertos aspectos destinados a aumentar el rendimiento en los estudios:

Conversar con su hijo sobre la importancia de ir al examen sabiendo perfectamente los temas así como el tipo de examen que pondrá el maestro, animarlo a repasar los exámenes anteriores ya realizados, ayudarlo a plantear y responder cuestiones prácticas, insistir en la importancia del estudio diario y del repaso regular en lugar tratar de aprender todo un día antes del examen, motivar a que desarrolle el método de primero comprender y luego memorizar.

Es importante también que los padres orienten a los niños en algunas claves para tomar los exámenes, por ejemplo: relajarse antes del examen: antes de entrar y antes de empezar, si va bien preparado se debe mantener tranquilo durante el examen; leer el examen completo, si es posible, antes de empezar a contestar para tener una idea general de él; responder primero las preguntas que mejor se sabe, leer atentamente y comprender bien la pregunta antes de responder; señalar las preguntas dudosas y seguir adelante, si sobra tiempo puede contestarlas; replantear las preguntas difíciles con otras palabras para entenderlas mejor; repasar las respuestas, si hay tiempo, antes de entregar el examen y por último presentar el examen lo más ordenado, claro y limpio posible.

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3. Problemas más comunes de aprendizaje y comportamiento

Rodríguez (2003) presenta una serie de problemas que suelen padecer algunos niños que pueden interferir en su rendimiento escolar. Para poder abordar estas dificultades es preciso conocerlas y así elaborar unos buenos hábitos y actitudes de estudio. A continuación se detallan los problemas que preocupan más comúnmente a los padres de familia y se presentan algunas estrategias para afrontarlos. Sin embargo, es necesario aclarar que estas sugerencias pueden ayudar a los niños en la escuela pero de persistir alguno de los problemas se debe consultar a un profesional.

a. Hiperactividad. Este problema consiste en que algunos

niños

están

siempre

en

un

continuo

movimiento y acción. No se debe confundir con niños muy activos e inquietos. El niño hiperactivo no puede mantener su atención más de unos segundos, ni parar quieto un momento. Este nivel tan alto de actividad no permite mantener la atención sobre un mismo punto el tiempo suficiente como para percibirlo bien, por lo que afecta seriamente a la concentración y por tanto a la capacidad de aprender, así como tampoco desarrolla la constancia necesaria para acabar los trabajos indicados.

Se sugiere con un niño hiperactivo que distribuya los deberes en partes más cortas que requieran una atención más limitada, se divida el tiempo de estudio entre distintas materias para que no tenga que estar estudiando lo mismo mucho tiempo. También es importante que se controle la dieta para que no contenga estimulantes como la cafeína, o chocolate, los padres deben tener mucha paciencia con su hijo y comprender que no lo hace por molestar o porque es malo, es algo que el no puede controlar. En este caso es indispensable consultar a un profesional.

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b. Problemas de memoria. Algunos niños no son capaces de recordar las tareas que deben hacer en casa o tienen dificultades a la hora de recordar lo que han estudiado. Es por ello que se sugiere que los padres se aseguren de que su hijo comprende aquello que debe memorizar, se le debe ayudar a que imagine mentalmente lo que estudia, que construya imágenes mentales. También es muy útil que asocie conceptos entre sí para recordar alguno de ellos, es muy útil que recite en voz alta lo que tenga que memorizar. Es indispensable que adquiera el hábito de hacer listas para recordar y que repita lo que lee tantas veces sea necesario. Quizás sea una cuestión de repetir pues muchas personas aprenden también por repetición.

c. Dificultades en la lectura. La lectura y su comprensión constituyen unas de las habilidades más importantes para el desarrollo del intelecto. Por lo tanto, las dificultades que los niños tengan en la lectura y en la comprensión de lo que leen, de inmediato se trasladarán al aprendizaje. Algunos niños encuentran difícil la adquisición de una buena lectura y van arrastrando este problema desde los primeros años de la escuela hasta la enseñanza superior.

Hay dos tipos de lectura: la comprensiva (se lee y se comprende lo que se lee), y la automática (se lee sin comprender). Lo importante es aprender a leer de una forma fluida, comprendiendo el significado de lo que se lee, sino es así, los problemas de aprendizaje pueden ser considerables. Las dificultades en la lectura se caracterizan generalmente por no tener la suficiente velocidad lectora y de comprensión de lo que se lee, por lo cual se vuelve con mucha frecuencia a leer para enterarse.

Al tener problemas de vocabulario también influye en la dificultad de lectura puesto que se tiene que hacer un uso bastante habitual de las palabras para entenderlas. Los problemas de lectura también producen dificultades en la escritura que pues se realizan textos escritos con estructuras poco correctas y claras. Muchos niños muestran un rechazo a la lectura como medio de Escuela para Padres “Educando con Amor”

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entretenimiento y esto radica en la pobre inducción y enseñanza de los padres hacia los hijos. Si aparece un problema más serio de fondo como puede ser la dislexia es indiscutible la necesidad de acudir al especialista para su solución, pues no basta con esforzar a su hijo a que estudie más.

Los padres de familia pueden ayudar a su hijo a leer de forma relajada, proporcionándole lecturas que le motiven y le sean fáciles. Se debe practicar mucho con él. La habilidad lectora, como cualquier otra habilidad, se desarrolla con el entrenamiento, es por ello que la primera tarea a realizar es el ejercicio. Los padres deben dedicar todos los días un tiempo a que su hijo lea en voz alta para adquirir una entonación correcta que ayuda a la comprensión. Es necesario que se le ayude al niño a corregir los defectos de lectura que se le detecte y no por ello se le haga sentir fracasado, se le debe motivar reconociendo sus avances.

d. Dificultades en la ortografía. Muchos niños tienen problemas a la hora de deletrear y escribir correctamente una palabra. Esta dificultad influye en todas aquellas pruebas y exámenes escritos de cualquier materia. Para ayudar con este problema se le sugiere al padre de familia que motive al niño a escribir las palabras difíciles muchas veces, que compruebe el nivel de audición de su hijo, que se le enseñe los significados de las palabras difíciles, que siempre consulte las palabras que no entiende en un diccionario y por supuesto que se practique el juego de deletrear palabras difíciles.

e. Problemas de colaboración. Hay niños que no colaboran fácilmente con los padres en la elaboración de horarios de trabajo u otras actividades escolares. Los padres deben saber cómo tratar este tipo de rechazo. Se sugiere que se motive a su hijo a ver las ventajas del estudio, que hagan pactos para establecer recompensas por la colaboración, que mantengan un diálogo abierto, claro, sincero y serio con su hijo y por supuesto que se trate de comprender la causa del comportamiento rebelde.

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f. Dificultades de comprensión. Algunos estudiantes tienen problemas graves y reales a la hora de comprender lo que están leyendo o estudiando, ya sean explicaciones o conceptos clave. A los padres de familia se les sugiere que practiquen con el niño volviendo a leer lo que no entiende. Se le debe ayudar a buscar material adicional y sencillo que le pueda aclarar el tema. También es útil tratar de averiguar los puntos básicos que le hacen fallar y explicarle que no se estanque en un material difícil mucho tiempo, que siga adelante.

e. Rechazo a la escuela. Muchos pueden ser los motivos que pueden influir para que un niño odie ir a la escuela. De todos es necesario hacer hincapié en uno que a veces pasa desapercibido a los padres: el rechazo social o molestia que puede recibir (y sufrir) el niño por parte de los compañeros. A veces detrás de esta situación vivencial puede haber un problema de timidez. Es por ello tan importante que los padres de familia estén en comunicación eficaz y constante con la maestra o autoridades del colegio. También es necesario que se implique en fortalecer la autoestima del niño, que se le enseñen habilidades sociales, que se fomente una sana relación con grupos sociales y extraescolares. Se debe armar a los niños con estrategias y métodos para tener amigos. Se le debe orientar para que dimensione de manera adecuada la situación y se le haga ver que es mejor tener pocos y buenos amigos, que muchos y superficiales.

f. Parece como que estudia. Este problema se caracteriza porque el estudiante puede estar delante del libro mucho tiempo, pero su cabeza (su atención) estar en otro o en múltiples sitios menos en el libro. Se dice que tiene una atención dispersa. Otras veces se meten en su habitación a estudiar (y sus padres confiados) y se pueden pasar la tarde entera distraídos en temas no relacionados con los estudios: música, computadora o simplemente mirando el techo. Este tipo de estudiantes tienen un déficit de hábito de estudio importante.

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Se sugiere a los padres de familia que su hijo dedique todos los días un tiempo al estudio, a la realización de las tareas escolares. Que empiece desde poco tiempo para ir aumentando según se vaya acostumbrándose. El lapso de tiempo para un niño de primaria puede ser alrededor de media hora. Para uno de secundaria alrededor de una hora. Como regla general más vale poco tiempo bien aprovechado que mucho e improductivo. Se le debe inculcar la idea que al ponerse a estudiar o trabajar se fije un tiempo para cada una de las tareas que va a realizar y que se exija a sí mismo y se comprometa a hacer los trabajos en el tiempo que se ha dado. Es muy útil que se le ayude a hacer un horario en el que haya tiempo para todo, poniendo el estudio y las tareas en los primeros momentos que la mente está más descansada.

g. El método del mal estudiante: estudiar los últimos días. Este tipo de estudiante se caracteriza porque deja todo el estudio para los últimos días antes de los exámenes. No tiene como norma de estudio la constancia, estudiar cada día un poco, lo deja todo para un esfuerzo enorme de última hora, con los consiguientes riesgos. Son estudiantes que quizás lleguen a aprobar, pero no a saber, puesto que esa forma de estudiar hace que lo así estudiado se olvide rápidamente. Una de las variables que más se relaciona con el éxito académico, es que el alumno tenga un método de trabajo en el que estudie todos los días y desde el primer día del curso. Esto se ha comprobado en estudios experimentales. Cuando se deja el estudio para el final resulta imposible para la mente asimilar toda la materia en tan corto periodo de tiempo, no se llega a fijar los contenidos suficientemente fuerte lo que hace que las cosas se olviden rápidamente.

Muchos estudiantes tienden a usar este método, por lo cual se sugiere a los padres de familia que inculquen en sus hijos la idea que es más importante el saber que el simplemente aprobar, y que para llegar a saber hay que dedicar mucho tiempo. Establecer con él un horario diario de estudio por supuesto desde el primer día de clases. Así mismo que se organice las materias por días de la semana. Se debe hacer un seguimiento para comprobar que su hijo cumple con Escuela para Padres “Educando con Amor”

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los compromisos adquiridos, se le debe motivar a lograr los objetivos que se ha propuesto. No debe dejar de elogiar cuando consiga ir convirtiéndose en un buen estudiante y permítale darse cuenta de que la estrategia de dejarlo todo para el final quizás sirva cuando se está en los primeros escalones de los estudios, pero al ir avanzando cada vez hay más materias son más complejas, por lo cual será entonces imposible porque los contenidos a estudiar serán demasiados.

h. Dificultades de concentración. La concentración es un proceso de la percepción que tiene como tarea mantener la atención focalizada el tiempo que sea necesario sobre un punto de interés o necesidad. Es una de las habilidades fundamentales en el proceso del conocimiento ya que si no hay un mínimo de concentración es prácticamente imposible el aprender algo, por tanto, la concentración es imprescindible para el aprendizaje. Como todas las otras capacidades, la concentración se desarrolla como consecuencia del ejercicio y la práctica continua. Se comprueba que quien más dificultades tiene en la concentración es quien menos rinde en los estudios.

Existen algunas características de los estudiantes que tienen problemas con la concentración pues les cuesta ponerse a estudiar, se distraen fácilmente, dejan volar fácilmente la imaginación, cualquier cosa que acontece a su alrededor atrae la atención y pierden el tiempo. Con todo esto el rendimiento en los estudios es escaso, por lo que hay más riesgo de fracaso escolar. Por lo cual se le sugiere a los padres de familia que procuren que su hijo elimine los estímulos irrelevantes que hace que distraiga la atención, orientarle a que se dé un tiempo para realizar cada tarea o actividad y que se exija realizarla en el tiempo previsto, insistirle que no es conveniente darse un tiempo ilimitado para realizar las tareas ya que esto puede hacer que se “relaje” y se habitúe a tomarse las cosas sin dedicación plena y concentración.

También se sugiere que se acostumbre al niño a estudiar a una hora fija de forma regular y hacer el esfuerzo de concentrarse todos los días a la misma hora, Escuela para Padres “Educando con Amor”

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puesto que como seres de hábitos que somos, con el tiempo la mente se concentra con más facilidad a esa hora. Es necesario motivarlo a que tenga claras las metas que quiere alcanzar. Cuando se quiere algo de verdad y con fuerza y se propone como meta a conseguir, se encauzan muchos de sus recursos para tratar de alcanzarla. Por tanto, en la medida que el niño tenga más claras las metas en el estudio, más concentración pondrá en marcha para conseguirlas. Es necesario también combinar periodos de estudio y descansos para recuperar la concentración. Esos tiempos de descanso pueden ser, por cada hora u hora y media de estudio, unos minutos de descanso, entre cinco y diez minutos. i. Ansiedad ante los exámenes. Este conflicto se caracteriza por un miedo paralizante a perder o por tener un exceso de responsabilidad que puede llevar a la angustia y de ahí a la ansiedad. Suelen ser buenos estudiantes, en muchos casos excesivamente responsables y autoexigentes. Comienzan a estudiar y como viven con el miedo de perder, se angustian. En otras ocasiones la ansiedad se puede producir por un año de malas experiencias, por un fracaso, por haber perdido muchas clases, etc. Todas estas circunstancias hacen que se pierda la confianza en sí mismos y se sientan agobiados.

Se sugiere a los padres de familia que le expliquen a sus hijos de manera comprensiva qué es lo que le está pasando y que sepa que se puede solucionar. Se le debe hacer comprender que la ansiedad se produce por los pensamientos negativos que tiene respecto a lo que va a ocurrir, se le debe enseñar a cambiar los pensamientos negativos por pensamientos centrados en la realidad, que deje de compararse con los demás y se centre en lo de positivo que él tiene.

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1. Importancia de un horario de estudio

De acuerdo a Gallegos (2003) los niños que cumplen regularmente con un horario de estudio suelen ir bien en la escuela. Los niños que cursan la primaria van desde los 7 a 12 años de edad, por lo cual se recomienda que estudien en casa de 1 a 2 horas al día, 5 días a la semana. Siempre que sea posible, se debe organizar un horario regular de estudio, es decir, distribuir el mismo tiempo cada día, ya que resulta más fácil de recordar. Quizá en algún momento requiera cambiarse el horario, pero se debe procurar mantenerlo el máximo posible de tiempo, consiguiendo así el sentido de continuidad. Es necesario entender que los hábitos se establecen a través de la constancia y del tiempo.

Es recomendable que los padres, de ser posible, puedan reservar una o dos horas de silencio y relax por la tarde o la noche. En este tiempo pueden ayudar a sus hijos en las tareas escolares, o bien dedicarse a resolver los quehaceres domésticos diarios, leer el periódico, alguna revista o libro, o simplemente preparar sus cosas para el día siguiente. Los niños estudian mejor si existe un clima de silencio en la casa, pues la concentración resulta más difícil si hay ruidos, gritos, la televisión o radio con volumen fuerte, etc. Además, los hijos se acostumbran a ver a sus padres como personas interesadas por la cultura, la educación y la formación, transmitiendo así actitudes adecuadas a sus hijos.

Se debe considerar que el tiempo se aproveche bien, no se debe permitir que el niño se distraiga de sus tareas o que acabe antes algunos días. Si su hijo acaba antes o no tiene deberes concretos, puede adelantar trabajo futuro o bien repasar lo ya estudiado, así como dedicarse a lecturas y actividades adicionales. Los padres deben hacer todo lo necesario para que su hijo no se acostumbre a ir rápido para terminar su estudio y disponer parte del tiempo destinado a él a otras actividades. El tiempo de estudio es importante y hay que respetarlo. Para muchos padres puede parecer un tanto estricto el no dejar salir a su hijo si ya ha acabado sus tareas y aún dispone de tiempo destinado al estudio, pero lo importante aquí Escuela para Padres “Educando con Amor”

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no es solo la realización de las tareas del día, sino la creación y el desarrollo de un hábito de estudio.

Es necesario que los niños sepan planificar con tiempo las tareas a realizar para cada una de las asignaturas. Por lo cual se recomienda elaborar un calendario del curso con un horario semanal y mensual en los que se establezcan los trabajos a realizar. Esta organización del estudio le servirá de guía para tener organizados los trabajos a largo plazo y recordar los días o semanas críticas. Este plan de estudios semanal permite ajustarse a las necesidades y tiempo disponible donde se anotarán todas las asignaturas por orden de dificultad. Ambos deben realizarse por los hijos y los padres conjuntamente y estar bien

visibles

y

claros,

con

la

premisa

incondicional de dejar un tiempo de descanso. Es recomendable tener un plan anual, uno mensual, uno semanal y el diario.

Para realizar el horario se debe tomar en cuenta en primer lugar hacer la lista de los trabajos diarios siguiendo el orden de los más urgentes a los menos, luego hacer la lista por orden de dificultad; es decir, los más difíciles al principio ya que se estará más despierto y fresco. Así también se debe considerar que los trabajos deben intercalarse de forma variada, no se debe estudiar de manera seguida dos materias muy difíciles. Tampoco es recomendable estudiar sin descanso pues resulta más perjudicial que beneficioso.

Es conveniente planificar un tiempo de estudio, luego descanso y luego estudio otra vez. A la hora de planificar el tiempo de descanso se debe tener en cuenta que no debe ser muy largo porque desconcentra y luego cuesta recuperar la atención, tampoco debe ser muy corto porque no sirve para descansar. Lo más aconsejable es un tiempo de descanso de 15 a 20 minutos por cada hora y media de estudio, el cual se debe aprovechar para cambiar de postura, hacer algún Escuela para Padres “Educando con Amor”

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ejercicio físico, caminar un poco o correr, escuchar música, etc. No se debe perder de vista que el descanso contribuye a un mayor aprovechamiento y rendimiento escolar.

2. Técnicas de estudio Gallegos (2003) manifiesta la importancia de reconocer las diferentes técnicas de estudio que pueden ser muy valiosas para lograr el éxito educativo y deben ser adaptadas a las necesidades y características de cada niño. Las más comunes se describen a continuación: - Prelectura. La prelectura es ese primer vistazo que se le da a un tema

para saber de qué trata y sacar así una idea general del mismo. Idea que frecuentemente viene expresada en el título. Conviene hacerla el día anterior a la explicación del profesor pues así nos servirá para comprenderlo mejor y aumentará nuestra atención e interés en clase.

- Lectura comprensiva. Consiste en leer detenidamente el tema entero. Las palabras o conceptos que se desconozcan se deben buscar en el diccionario o en la enciclopedia.

- Las notas al margen. Son las palabras que se escriben al lado izquierdo del texto y que expresan las ideas principales del mismo. En ocasiones éstas ya vienen determinadas y forman parte del texto y cuando no es necesario crearlas con base en lo leído.

- El subrayado. Consiste en poner una raya debajo de las palabras que se consideran más importantes de un tema.

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- El esquema. Trata de expresar gráficamente y debidamente jerarquizadas las diferentes ideas de un tema, es decir se representa la estructura del mismo. Existen diferentes tipos y modelos de esquemas.

- Resumen. Consiste en extraer de un texto todo aquello que interesa saber y se quiere aprender. Se escribe lo subrayado añadiendo las palabras que falten para que el texto escrito tenga sentido.

- Memorizar. Es grabar en la memoria los conocimientos que queremos poseer para después poder recordarlos.

Para que el niño aprenda a estudiar, debe aprender a organizarse. Distribuir el tiempo entre las asignaturas que se deben dominar, hacer esquemas con las ideas fundamentales de cada materia, realizar una lectura comprensiva, fijar la información y, finalmente, repasarla. Se trata de un proceso largo que dura todo el ciclo escolar pero que, si se sigue, prácticamente garantiza el éxito final. En él están implicados tanto los maestros como los padres y, sobre todo, los niños, por lo cual es indispensable considerar los siguientes pasos:

La organización. Con el inicio de un nuevo ciclo escolar, es necesario ser consciente del mayor grado de dificultad de cada asignatura. Es importante tener un adecuado seguimiento de las clases, atención a las explicaciones del maestro o maestra y el trabajo en casa, que implica un estudio regular de todo lo que cada día se enseña en el aula. Es indiscutible la necesidad de hacer una distribución razonable del tiempo y tratar de organizarse los objetivos de cada semana. Fijar un horario semanal de estudio y cumplirlo, éste debe indicar un tiempo determinado por asignatura, de acuerdo a la importancia que tenga cada una, las

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fechas de entrega de posibles trabajos y la complicación que suponga para el estudiante su asimilación.

Es vital que al estar en la escuela el alumno preste la atención en clase adecuada, aclarar las dudas preguntando a su maestra, participar en el aula de manera activa, sentirse a gusto en la escuela para abrir las puertas a la inteligencia y hacer los deberes en casa con el fin de enfrentarse a solas con las asignaturas y demostrar que se es capaz de superarlas.

La memorización. Ésta se divide en memorización significativa y memorización mecánica. La primera sirve para recordar a largo plazo y es la más importante, la memorización mecánica ayuda a afianzar aquellos datos que resultan más difíciles de recordar. La memorización no es una tarea obsoleta o superada, puesto que si una persona no sabe memorizar es muy difícil que sepa estudiar. Por ello la memorización es el impulso necesario para acceder al segundo escalón: la fijación, que se adquiere con la repetición. Conservar los conocimientos está en función del interés, la concentración y el entrenamiento de la persona.

El repaso. Las principales causas de olvido son la falta de concentración, una deficiente compresión y la falta de repaso. Es muy importante repasar cada cierto tiempo para evitar lo que se conoce como la curva del olvido, es decir, que si no se repasa lo aprendido, se olvida. Hay que dar un repaso a la materia cada semana para que se fijen bien los conocimientos.

Es de gran ayuda utilizar

exámenes corregidos, para que el estudiante sepa si es capaz de responder correctamente, dedicar más tiempo a aquello en lo que la maestra ha hecho más hincapié durante el curso.

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3. ¿Dónde y cómo estudiar? Gallegos (2003) enfatiza también en la importancia de disponer de un lugar adecuado y tranquilo para estudiar, ya que facilita el estudio, aumenta el rendimiento y también lo hace más agradable. Aunque esto no sea fácil de conseguir en todas las casas, los padres deben hacer un esfuerzo por encontrarlo. Si es posible hay que elegir un espacio que pueda reservarse únicamente para el estudio, la habitación o zona reservada para el caso debe tener un ambiente apropiado y estar decorada de una forma que incite al estudio; no se trata de una habitación entera ni con las paredes en blanco sino un lugar con una mesa y donde las paredes no estén llenas de pósters o donde haya televisión, equipo de música, juguetes, pasatiempos etc.

Debe ser un lugar fijo y permanente, reservado para esto y nada más, con un mobiliario confortable y adecuado a la estatura del niño. También es fundamental que la iluminación sea buena con luz difusa, que contribuya a que el niño esté bien despierto. Es indispensable que este lugar tenga una ventana para estar ventilado. Si no puede ser, se intentará renovar el aire del espacio cada 3 ó 4 horas para sustituir el anhídrido carbónico por oxígeno.

En cuanto a la temperatura, no se debe estar muy cerca de una fuente de calor como una estufa, y es preferible tender hacia el frío, puesto que el calor provoca somnolencia y sudor. Un punto que a veces olvidan los padres es la postura del hijo a la hora de estudiar, que es de vital importancia, ya que con el tiempo, las malas posturas terminan por acarrear problemas serios de salud. Por lo tanto, hay que vigilar que se esté sentado y con la espalda recta. Un problema común a todo padre es el hecho de que si el hijo debe estudiar o no con música. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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Con relación a este tema, numerosos estudios y experimentos demuestran que: La música vocal cantada con letra distrae la atención, la música clásica y otras músicas ambientales son relajantes, mientras que el rock, tecno y otras provocan tensión. En caso de escuchar música ambiental el volumen de la audición ha de ser bajo.

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1. Hábitos y rutinas Kast-Zahn (2002) en su libro Aprender Normas y Límites, explica que los hábitos y rutinas forman una parte importante de la vida diaria del ser humano (levantarse, vestirse, comer, dormir, etc.). Estos hábitos facilitan la vida porque sería muy difícil tener que pensar cada pequeña acción, se automatizan y dejan espacio para pensar en cosas más importantes.

Asimismo, la repetición y monotonía de los hábitos brindan un sentimiento de seguridad y una capacidad de previsión en la vida que puede ser de gran ayuda, sobre todo en épocas de estrés. Los niños no nacen con hábitos establecidos, sino que se desarrollan cuando se repiten una y otra vez. Cuando antes se introduzca al niño en la rutina familiar para las actividades cotidianas, tanto más fácil será la integración. Así, si los padres de familia introducen buenos hábitos y rutinas

en

los

horarios,

comidas,

aseo,

conductas, etc., evitarán muchos problemas en el establecimiento de límites y normas, evitando el castigo.

Los niños necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente. Esta rutina establece horarios, pero además los hábitos repetitivos ayudan a construir un equilibrio emocional, que les proporciona un mecanismo sumamente importante para su educación y para la construcción de su personalidad. La repetición de los actos cotidianos forman hábitos y la repetición de los hábitos forman virtudes.

La rutina es una costumbre personal establecida por conveniencia y que no permite modificación, es decir, es inflexible; por ejemplo, desayunar antes de irse a clases. El hábito es un mecanismo estable que crea destrezas y que además se puede usar para distintas situaciones: por ejemplo, cepillarse los dientes después Escuela para Padres “Educando con Amor”

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de comer. Es decir, los hábitos son costumbres, actitudes, formas de conducta o comportamientos que conllevan pautas de conducta y aprendizajes. El hábito bien adquirido y usado le permite al niño hacer frente a los acontecimientos cotidianos. Los hábitos y las rutinas aportan un mecanismo necesario de constancia y regularidad y, por eso son fundamentales tanto para la vida familiar como la escolar.

El establecer hábitos y rutinas en los niños trae muchos beneficios, entre ellos se puede mencionar: se les enseña a organizar su vida mediante horarios estables asociados a rutinas, es decir, a través de actividades que se hacen todos los días de la misma manera, se repiten rituales que ayudan a que el niño vaya asimilando un esquema interno que convierte su mundo en un lugar predecible y, por lo tanto, seguro.

2. Estableciendo límites y normas

Kast-Zahn (2002) pone de manifiesto que no existen fórmulas mágicas en la educación. Los niños necesitan tener puntos de referencia o bien límites claros sobre lo que debe o no debe hacer y esta necesidad es tan vital como alimentarse. Para el niño tener los límites claros es importante por porque le ayuda a entender e integrar las normas que rigen el mundo en el que vive, porque le ayuda a sentirse seguro y a portarse bien, a ser mejor persona y por tanto, a tener buen concepto de sí mismo.

Al igual como ocurre con los adultos, al niño le resulta más fácil portarse bien si tiene límites claros y si tiene incentivos que le animen a hacerlo. Cuando el niño se porta mal, aunque no lo manifieste abiertamente, se siente mal y su autoestima se deteriora. Por lo cual, para que puedan crecer en armonía los niños necesitan tener claro qué deben hacer y necesitan tener:

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- Pautas. Son guías que ayudan a regular los comportamientos sin presiones. Se basan en modelos. - Normas. Son ordenanzas que regulan la vida cotidiana y evitan conflictos en las relaciones sociales. - Límites. Son medios de ayuda, pilares importantes para limitar el terreno de juego, para que el niño pueda moverse en él de una forma segura y protegida. Si no se establecen, el niño se angustia.

La imposición de límites es un proceso de aprendizaje y está muy relacionado con las distintas etapas evolutivas. Cada nuevo estadio de desarrollo hace que los niños se vuelvan más independientes, pero para llegar a ser autónomos, deben distanciarse de los padres y éstos deben aprender a separarse de sus hijos. Es así como las normas también son muy necesarias sobre todo para los niños más pequeños, ya que les ofrecen unas pautas claras de conducta a la que aferrarse y tener como referencia.

Los niños necesitan tener unos padres en los que puedan confiar y sentirse seguros. Por tanto es necesario que haya autoridad no autoritarismo, los padres de familia deben propiciar en el hogar un clima familiar cálido, abierto y cariñoso. Cuando los niños se sienten reconocidos y queridos están más dispuestos a aceptar las normas. Es importante que inspiren confianza cuando están totalmente convencidos de lo que exigen a sus hijos y mantienen sus ideas. Deben estar dispuestos al cumplimiento de las normas que deben ser adecuadas al nivel evolutivo del niño.

Los padres de familia deben considerar que es mejor proponer sólo unas pocas normas, claras, precisas y concisas y de fácil ejecución. El clima familiar será más agradable si no hay demasiadas reglas para obedecer. Un exceso crea confusión, limitación y acaba siendo ineficaz. También es importante que no hay que perder la flexibilidad, es decir, es importante repasar de forma constante la Escuela para Padres “Educando con Amor”

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validez de los límites y de las normas impuestas, se debe considerar que todas las limitaciones que tienen un sentido en un determinado momento pueden tal vez ser retiradas posteriormente. No hay que defender ideas fijas sino adoptar una mentalidad flexible. Los límites deben ser respetados, así como las normas. No olvidemos que los niños ponen constantemente a prueba a los alumnos.

Los padres deben tener completamente claro qué es lo que están dispuestos a hacer con sus hijos. Siempre es más fácil controlar el propio comportamiento, para cambiar ciertas cosas, que el de los demás. También es importante buscar siempre el motivo del comportamiento indeseado del niño; para saber qué es lo que lo provocó. Así es posible tratar de solucionarlo. Es necesario dar una explicación de las propias actuaciones, para que el niño comprenda por qué se pone el límite, para ello los padres deben llegar también a un acuerdo entre sus expectativas y sus fines educativos.

Los niños aprenden mediante modelos de comportamiento, por lo cual no es creíble aquello que no es capaz de hacer el adulto, los padres también deben hacer comprender a sus hijos que necesitan tiempo para ellos mismos. Con los niños es indispensable que cuando hagan algo agradable se les elogie por ello, y lo repetirán, por el contrario si reciben críticas, insultos, malas miradas tenderán a huir de dicho comportamiento.

3. Premios y castigos

a. Premios. Desde pequeños los niños aprenden de forma intuitiva que dos acontecimientos que se suceden uno detrás de otro están relacionados, por ejemplo: Si pego a un niño, éste llora y me regañan. Así asocia que a pegar le sigue llorar y a llorar le sigue que le llamen la atención. Si el segundo acontecimiento es positivo y el niño lo asocia con el primero, es probable que la conducta se repita en el futuro. Si la consecuencia es negativa, la probabilidad de Escuela para Padres “Educando con Amor”

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que se repita la conducta disminuye, por lo tanto, una conducta se mantiene o se extingue dependiendo de las consecuencias.

Es así como se puede entender que un premio es todo acontecimiento que, seguido a una conducta, aumenta la probabilidad de que esa conducta se repita en el futuro. El premio se debe adaptar específicamente al esfuerzo y al procedimiento de darlo. Por lo general, los padres le dan al niño todo lo que necesita y lo que no necesita y a cambio le piden ciertas responsabilidades. Cuando el niño no cumple con sus responsabilidades es castigado y, cuando lo hace, se da por hecho que está cumpliendo con su deber.

Para los padres de familia por lo general resulta bastante difícil identificar cómo saber cuándo premiar o cuándo castigar, por lo cual se propone como pauta general aplicar un castigo para conductas muy negativas y poco frecuentes, por ejemplo tirar un vaso con agua al suelo de forma intencionada, por incumplir con una buena conducta que estaba establecida y no requiere esfuerzo mantener. Por otro lado otorgar un premio para aquellas conductas que requieren esfuerzo, no así para las conductas positivas consideradas ya adquiridas y que no requieren esfuerzo especial, éstas simplemente reciben aprobación y reconocimiento, pero nada más. Sin embargo, cabe resaltar que todo esto depende principalmente de cada niño y sus características particulares.

Algunos ejemplos de premios que pueden darse son:  Refuerzos materiales de tipo comestible, como caramelos, dulces, helados, frutas, etc. Juegos o juguetes como muñecas, carros, etc. Fichas o stickers,

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los cuales pueden irse acumulando y cuando llegue a cierto número lo puede cambiar por un premio.  Refuerzos sociales, como la atención de los padres, besos, abrazos, reconocimiento público, aprobación de los demás, aplausos, comentarios positivos, compartir con sus amigos o en la casa actividades que le gustan, salir a practicar deportes, excursiones o actividades especiales.

Al momento de aplicar los premios, se debe considerar darlos siempre que sea posible, los premios deben estar relacionados con la conducta, éstos deben ser algo deseado por el niño, no es necesario que el premio sea caro, puede utilizarse el sistema de fichas o calcomanías así cuando obtiene una cantidad el niño consigue el premio.

Se debe considerar que si el premio es a medio plazo, es más útil y efectivo premiar el proceso, también que cuanto más pequeño es el niño, más inmediato debe ser el premio, es preferible utilizar los refuerzos sociales más que los materiales y favorecer los refuerzos internos que es la autosatisfacción más que los externos.

. También hay que tomar en cuenta que al principio los premios se deben poder conseguir con poco esfuerzo para que el niño gane confianza y luego pedirle más esfuerzo por el mismo premio, cada conducta que deseamos cambiar debe tener un premio independiente. También es posible utilizar a otras personas como reforzadores al contarles algo positivo del niño. Y por sobre todo es importante prestar atención al niño cuando hace conductas positivas e ignorar las negativas pues si no se presta atención a lo positivo, se puede estar reforzando las conductas negativas para conseguir atención de los padres.

b. Castigos. Un castigo es toda experiencia que, seguido a una conducta, hace que disminuya la probabilidad de que la conducta se repita en el futuro. Hay

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diferentes tipos de castigo, como el físico: dar una nalgada, abrazar al niño para inmovilizarlo, sentarlo en una silla; una actividad desagradable como limpiar lo manchado, recoger lo tirado, copiar una lección; quitar una actividad agradable como dejar sin recreo, quitar un premio prometido, anular una fiesta o excursión; tiempo fuera de refuerzo positivo como aislar al niño de lo que le resulta gratificante y mandarlo a su dormitorio cuando todos están en el salón, etc. Un castigo debe suponer una señal para que el niño se dé cuenta de que ha transgredido un límite impuesto a una conducta. En ocasiones, el límite existe, la conducta es castigada, pero no funciona. Quizás es porque el límite no se pone en el momento adecuado. Si se aplica un castigo y después el niño se sale con la suya, el castigo resultará ineficaz, el niño se acostumbrará a los castigos desmedidos que no significan nada y cada vez necesitará que sean más contundentes para que sean algo significativos.

Así también el castigo debe tener relación con la infracción y debe ser aplicado con coherencia y sistematicidad, es decir, siempre que se produzca la conducta debe producirse el castigo. Cuando se aplica un castigo a una conducta que se repite con demasiada frecuencia es posible que se deba sustituir el sistema por un premio a la conducta contraria.

El castigo es necesario para delimitar ciertas conductas y combinado con el refuerzo o premio de la conducta opuesta a la que se quiere cambiar, resulta muy efectivo. La eficacia de los castigos es limitada, pues pasado el castigo, la conducta se puede volver a repetir. El castigo no debe ser más perjudicial que la conducta que se desea eliminar.

Los castigos físicos sólo se utilizan, de forma moderada, en casos aislados y muy extremos de niños cuyo comportamiento es tan desajustado que no haya otra posibilidad y no responda a otro tipo de castigo. El castigo social es psicológicamente perjudicial para el niño y no contribuye a mejorar la mala imagen que el niño tiene de sí mismo, fruto de la cual se produce su mal comportamiento. Escuela para Padres “Educando con Amor”

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La humillación engendra depresión o agresividad. Y por supuesto el castigo físico severo es completamente muy contraproducente.

Si un niño sólo responde a castigos severos debemos pensar que hemos fallado en la forma de imponer la disciplina. Es posible que abusemos de los castigos y no utilicemos las ventajas del refuerzo positivo o los premios. A veces la aplicación de castigos sigue una progresión creciente, de modo que para que un castigo siga funcionando, cada vez debe ser más intenso, lo cual genera una alerta preocupante.

Limitar una actividad agradable o el tiempo fuera de un refuerzo positivo son dos medidas educativas que se pueden emplear sin temor a crear traumas en el niño, siempre que el comprenda la causa. Al eliminar una actividad agradable se debe tener en cuenta que su supresión no debe perjudicar otras áreas del desarrollo del niño. El tiempo fuera de refuerzo positivo resulta muy útil cuando sospechamos que un niño se porta mal porque desea que todo el mundo esté pendiente de él. Para que el tiempo fuera funcione no es necesario retirar al niño a un lugar que le produzca miedo, basta con sacarlo del círculo de personas y enviarlo a un rincón dentro de la misma sala en que están los demás o a su habitación.

El castigo solo es eficaz si es inmediato, no sirve si se aplaza; si se recibe siempre que se comete la falta; si el niño sabe exactamente por qué lo castigan, si es intenso pero breve. Cuando un niño demanda atención y hace alguna cosa inadecuada pero tolerable, no se le hace caso, no se le presta atención, no se le regaña, se le ignora. Cada vez que el niño haga algo bueno, aunque sea poco se le presta atención, se le recompensa con un gesto de aprobación, con una caricia o palabra amable. Y por sobre todo, a la hora de premiar o castigar, los padres deben estar de acuerdo para que tenga eficacia, ser coherentes y constantes todo el tiempo.

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