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Cambio generacional
Hace unos días tuve una grata reunión con varios amigos, todos entre los 40 y 50 años. Entre varias reflexiones, se hizo presente una que quiero compartir: ¿cuándo se debe de dar un cambio de generación en la toma de decisiones? y ¿cuánto se debe de traslapar una generación con otra?
Antes de avanzar, me parece importante comentar que todos estamos en el entendido de que una generación está compuesta de toda la gente que nace y vive más o menos al mismo tiempo. Una generación abarca un periodo de tiempo de entre 20 y 30 años, es decir, el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la adultez de una persona.
Bajo ese esquema, es muy importante ser conscientes de las experiencias de vida en todos los aspectos de un ser humano, como lo son el personal, familiar, laboral, académico, cultural, político y económico. Así como, todo el contexto colectivo, ello en el entendido que como diría el español José Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias”, y en el caso de una generación muchas circunstancias son similares.
Las circunstancias generacionales sin duda permiten desarrollar empatía, además de compromiso. En el aspecto militar y policial puede constatarse que varios mandos son de la misma generación o “antigüedad” concepto aplicado como sinónimo, en virtud de la edad, rango o mando que ocupan. En la milicia, las reglas de permanencia, ascenso y retiro son muy claras de tal suerte que el cambio generacional es obligado para la toma de decisiones por el bien y equilibrio institucional; pero sobre todo para tener experiencia y vigorosidad para mantener la seguridad nacional.
De forma y fondo, la conducción de muchas instituciones debería de tener un trato similar al del Ejército y fuerzas armadas; por un lado es la especialidad en un arma (infantería, caballería, artillería, etc.), por otro es la edad y temporalidad para cada ascenso o bien el retiro. Sus reglas son muy claras, de tal suerte que ningún General Secretario por ejemplo podría estar en funciones a la edad del Fiscal General de la República, o del titular de la Comisión Federal de Electricidad, por citar ejemplos en México. Pero algo similar ocurre en el país vecino del norte con el titular del poder ejecutivo y algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de aquella nación.
Siempre el reto de un cambio generacional y el traslape entre una generación y otra dependerá de la compartición de experiencia y conocimiento de los mayores con los menores, y de la consciencia de los mayores en el hecho de que para algunas agendas como la de seguridad y justicia se necesita personas con vitalidad.
Un ejercicio de honestidad a pesar de ser joven pero de aceptar el desgaste en un encargo que requiere de un alto nivel de vigorosidad, lo dio la exprimera ministra de Nueva Zelanda quien dijo: “ya no tengo energía para seguir y buscar la reelección”.
En algunas entidades federativas también se requiere implementar el relevo generacional y de grupo político, que en materia de seguridad y justicia no es igual, ya que las designaciones van de la mano de los titulares del Poder Ejecutivo con ratificación del legislativo, con la problemática de la falta de división de poderes. Es por ello que hay que tomar en serio la reforma del Poder Judicial, no al nivel de que las propuestas se lleven al ámbito electoral, pero sí por lo que ve a su trayectoria y permanencia.
En otra entrega abordaré los supuestos respecto de la reforma judicial, por el momento es necesario establecer que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como la conocemos ahora, es producto de haber concluido con la anterior ya que todos los nombramientos eran vitalicios y no había un Consejo de la Judicatura, como se conduce el día de hoy. Sin embargo, también debe ser sujeto a un cambio generacional y a perfeccionar las funciones de administrar justicia.
Nota al pie de página: La carrera al 2024 se adelantó y Morena ya estableció las reglas para quien compita por ser candidat@ a la Presidencia de la República, éxito en el proceso para l@s aspirantes.