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¿Qué es la bendición
El Matrimonio,
Las heridas no sanadas
matrimonial o familiar?
la Familia y la Consejería Cristiana en el matrimonio
Guía de Adoración e Intercesión Edición 63
Suplemento de Edificación para el Cuerpo de Cristo A.M.M. de Rony Chaves
VOLVIENDO AL
MATRIMONIO Y A LA FAMILIA
Marzo 2014
El Matrimonio Bíblico, II Parte
Contenido ¿Qué es la bendición matrimonial o familiar?
Pág. 04
La primera Familia Terrenal
Pág. 05
Matrimonios en pacto con Dios en imágenes
Pág. 06
El Matrimonio, la Familia y la Consejería cristiana
Pág. 08
Las heridas no sanadas en los matrimonios
Pág. 10
Oraciones por los Matrimonios
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Recomendaciones para mejorar tu relación de pareja
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Agenda de Oración
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Dios nos profetizó con fuerza al inicio de esta década que Él iniciaría en nuestros días un grande y poderoso proceso del Espíritu en favor del Matrimonio y la Familia para así hacer volver el corazón de sus líderes a sus Matrimonios, a sus Hogares y a sus Familias. Por eso en Arpas y Copas hemos creído imperativo entregar enseñanzas y motivaciones para hacer volver nuestras mentes y espíritus a los temas del Matrimonio Bíblico y de la Familia Cristiana. Este material sobre el Matrimonio y la Familia ha sido preparado con mucho cariño para sembrar en el corazón del Liderazgo Nacional e Internacional la gran idea: “Volvernos a casa”.
¡Disfrútalo!
Apóstol Dr. Rony Chaves
La Esencia de Todo: La Última Cena Después de 21 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del amor. Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa. Tú sabes que la amas... me dijo un día, tomándome por sorpresa. La vida es demasiado corta debes dedicarle tiempo. Pero yo te amo a ti, protesté, lo sé, pero también la amas a ella. La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar o a pasear. ¿Qué te ocurre?, ¿Estás bien?, me preguntó. Mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una Invitación sorpresiva es indicio de malas noticias. Creo que sería agradable pasar algún tiempo contigo -le respondí-, los dos solos. Reflexioné sobre ello un momento. Me agradaría muchísimo. -dijo. Ese viernes mientras conducía para recogerla después
del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda. Su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel. Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas -me comentó mientras subía a mi auto-. No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada. Fuimos a un restaurante no muy elegante pero si acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera “La primera dama”. Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levante la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios. Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño, me dijo. Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor, respondí. Durante la cena tuvimos una agradable
Apóstol Emigdio Osorto conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que usamos todo el tiempo que teníamos. Saldré contigo otra vez, pero solo si me dejas invitar, dijo mi madre, cuando la llevé a casa. ¿Cómo estuvo tu cita? -quiso saber mi esposa cuando regrese a casa aquella noche. Muy agradable. -mucho más de lo que imaginé... -Contesté. Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo y una nota que decía: “La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí, pero igual pagué 2 platos, uno para ti y el otro para tu esposa, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo”. En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: “Te Amo” y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no pueden esperar.
“ Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla...” Hebreos 13:4
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¿Qué es la bendición matrimonial o familiar?
Maestro Gary Smalley & John Trent
El éxito cinematográfico y musical “El violinista en el tejado”, con su atractiva historia acerca del amor y del conflicto en la vida familiar, ha hecho vibrar las fibras íntimas de miles de padres. Muchos de nosotros como padres y madres bien podemos identificarnos con los anhelos y temores, las convicciones y las preguntas de los padres judíos Tevye y Golde, luchando para criar a sus hijas en el temor de Dios y para ayudarlas a prepararse para una vida adulta feliz y productiva. Una de las escenas más conmovedoras de esta película, muestra a la familia judía sentada a la mesa para la comida del día de reposo. Cuando todos se habían reunido, comenzaron a cumplir con las antiguas costumbres asociadas con aquella comida, en las cuales habían participado cada semana de sus vidas. La madre enciende las velas, ora y luego se une a su esposo en una canción para sus hijas: “La oración del día de reposo”, una sencilla canción de bendición que resume todos los deseos que tienen para ellas: “Que el Señor las defienda y las proteja, que siempre las guarde de la vergüenza; que tengan un nombre inmaculado en Israel. Que puedan ser como Rut y como Ester, merecedoras de alabanza; fortalécelas, oh Señor, y guárdalas de caminos de extranjeros. Que el Señor las bendiga y les dé larga vida, que el Señor cumpla esta oración en favor de ustedes. Que Dios las haga buenas madres y esposas, y que les dé esposos que las cuiden. Que el Señor las proteja y las defienda, que el Señor los libre del dolor; corónalas, oh Señor, con gozo y paz, oh, escucha nuestra oración del día de reposo. Amén.”. ¿Qué madre o padre cristiano no siente reflejados en estas palabras los sentimientos más profundos de su corazón? Pero sin embargo, ¿Cuántos de nosotros tenemos un tiempo regular, como tenía la familia de esta película, en el cual podamos expresarles estas poderosas palabras a nuestros hijos? Las familias cristianas no tienen que envidiar a la comunidad judía ésta antigua tradición por medio de la cual los padres les imparten una bendición a sus hijos. Solamente necesitamos adoptar ésta costumbre bíblica, dándole los matices personales de acuerdo a las necesidades individuales de nuestra familia. Podemos decir una bendición o cantarla; podemos darla diariamente o semanalmente, o sencillamente en ocasiones especiales; podemos recitar alguna bendición de las Escrituras o crear una propia. Pero cualquiera que sea la manera en la que elijamos bendecir a nuestros hijos, la bendición familiar, tan bellamente representada en esa película que mencioné, puede convertirse en una escena de la vida real en nuestros hogares. Y confirmará a nuestros hijos en la santidad, al introducir en sus vidas la gracia de su Padre celestial mediante la palabra hablada. Por el bien de nuestros hijos Cuando Jesús vino a la tierra hace dos mil años, tenía una tremenda tarea que cumplir. Esa tarea era entregarse a sí mismo ‘por nuestro bien, para que pudiésemos conocer y amar a Dios con todo nuestro corazón. Simplemente lee lo que oró a su Padre en Juan 17:3-4, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.”. Nuevamente en Lucas 10:25-28, cuando un
intérprete de la ley le preguntó a Jesús qué podía hacer para obtener la vida eterna, el Señor le contestó con una pregunta: “¿Qué está escrito en la ley?”, eI hombre le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.”. Entonces Jesús le dijo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás.”. Yo creo que como padres, nuestra principal preocupación con respecto a nuestros hijos debería ser la que Jesús tiene por nosotros. Nuestra meta suprema debe ser ayudar a nuestros hijos a conocer y a amar a Dios con todo su ser. ¿De qué manera podemos hacerlo? Se han escrito muchos libros y artículos para responder a esta pregunta presentando guías útiles que abarcan prácticamente todas las facetas de la paternidad. Pero estoy convencido de que una de las maneras más sencillas y más poderosas de ayudar a nuestros hijos a conocer y a amar a Dios es darles un encuentro concreto y diario con el poder y la gracia de Dios, imponiéndoles las manos y bendiciéndolos.
largos discursos, ni tampoco teníamos que pensar en diferentes bendiciones a fin de ser innovadores. Sencillamente pronunciábamos la misma bendición, noche tras noche, a cada uno de nuestros hijos. Y ellos llegaron a depender de esa bendición como una dádiva de seguridad y como señal del continuo amor de sus padres, día tras día. La necesidad de realizar ciertos ajustes Aunque nuestra bendición era sencilla, nuestros recargados planes de trabajo parecían conspirar complicándonos las cosas. Pero el hecho de que nos permitimos cierta flexibilidad nos ayudó a mantener la bendición a través de los años. En los tiempos bíblicos se consideraba que ciertas personas estaban dotadas de una autoridad especial para bendecir o maldecir: los sacerdotes, los profetas y los padres, por ejemplo. Pero, sin embargo, cualquier persona podía impartir una bendición. Es especialmente importante reconocer este detalle al considerar la necesidad de establecer la bendición en nuestros hogares.
En nuestra casa, la tarea de bendecir siempre ha recaído sobre mis hombros, dado que soy el esposo y padre. Es una tarea que La bendición paterna La idea de un padre bendiciendo a su hijo sumo y cumplo con alegría. Pero debido a les puede parecer novedosa a muchas que mi trabajo requiere viajar bastante, han personas, pero en realidad es una antigua sido muchas las ocasiones en que no me ha sido posible estar y respetada costumbre presente para impartir que se remonta a los “En los tiempos bíblicos la bendición a mis hijos. tiempos bíblicos. Por se consideraba que Al saber que cualquier cierto, la bendición ciertas personas estaban otra persona puede dar familiar existió antes que dotadas de una autoridad la bendición, no me la bendición pública. Las he preocupado por mi especial para bendecir o bendiciones otorgadas cargado programa de por los sacerdotes al maldecir: los sacerdotes, viajes. Mi esposa Mary pueblo de Israel t.in los profetas y los padres, siempre me ha apoyado sólo un suplemento por ejemplo. Pero, sin en todo, y como ambos de la bendición que embargo, cualquier creemos que mi trabajo los padres daban a persona podía impartir es lo que Dios quiere que hijos. Aun aquellos de una bendición. Es nosotros que nunca especialmente importante yo haga, ella siempre ha tratado de ayudar a los hemos dado o recibido reconocer este detalle al esta clase de bendición, considerar la necesidad de niños y hacer que mis probablemente hayamos establecer la bendición en ausencias fueran lo más llevaderas posibles para tenido la oportunidad de nuestros hogares.” ellos. También asumió observar esta costumbre la responsabilidad de en diversos contextos. Por ejemplo, las bendiciones en la iglesia, o bendecir a nuestros hijos en mi ausencia, escenas tales como la que acabo de describir y muchas veces participó conmigo en El violinista en el tejado. Varias historias bendiciéndolos conmigo cuando yo estaba del Antiguo Testamento se centran en esta en casa. costumbre, algunas de las cuales ya hemos mencionado: la bendición de Isaac a Jacob Cuando los viajes de negocios me llevaban (Génesis 27); la bendición de Jacob a sus lejos de mi familia, debíamos realizar algunos hijos y a sus nietos (Génesis 48:8-49:33); ajustes. Ya fuera que viajara al exterior o la bendición del sacerdote Melquisedec a dentro del país, trataba de llamar por teléfono Abraham (Génesis 14:18- 20); la bendición a casa con la mayor frecuencia posible, con del sumo sacerdote Aarón a los israelitas la esperanza de encontrar a los niños antes (Números 6:23-27); y la bendición del profeta de que se fueran a dormir, cuando eran Balaam al pueblo de Dios (Números 23:7- pequeños, o luego de que hubieran regresado a casa cuando crecieron. Siempre conversaba 24:9). un momento con Carlton y con Lisa acerca ¿Cómo usamos la bendición en nuestro de sus problemas cotidianos y, luego, antes hogar? La manera en la que encaramos la de finalizar los bendecía individualmente por bendición familiar en nuestro hogar fue teléfono. muy simple. Básicamente hemos repetido lo mismo que le dije a Carlton aquella primera Frecuentemente, si a mis hijos les parecía que noche en San Juan, pero lo hacíamos cuando yo me iba a olvidar, o más probablemente si ellos tenían que salir a algún lugar, me nuestros hijos estaban despiertos. preguntaban: “Papá, ¿Puedes bendecirme Cada noche, al acostarlos, yo ponía las ahora?”. No estaban dispuestos a perder manos sobre la cabeza de cada uno de ellos su bendición por ninguna razón, y este y les recitaba la bendición que aparece en compromiso de su parte nos ayudaba a Números 6:24-26, añadiendo al final las asegurar que la bendición familiar sería una palabras “En el nombre del Padre, del Hijo y actividad permanente en nuestro hogar. del Espíritu Santo”. También personalizaba la bendición añadiendo el nombre de cada Jesús bendijo a los niños uno al final de la primera frase: “El Señor te Cuando Jesús estuvo en la tierra, estaba bendiga y te guarde, Lisa”. Era así de sencillo. sujeto a las mismas leyes de la naturaleza No teníamos necesidad de pronunciar a las cuales estamos sujetos nosotros.
Cuando no comía, tenía hambre. Cuando no bebía, tenía sed. Cuando no dormía, se sentía cansado. Él también estuvo sujeto a muchas de las mismas leyes de la naturaleza humana a las que estamos sujetos nosotros. Probablemente haya sido por eso que de tanto en tanto debía alejarse de las multitudes. Como humano, también debe haberse sentido cansado de tener a sus discípulos a su alrededor día y noche durante tres años. (Eso me hubiera cansado a mí.) El Señor no solamente escuchaba sus peleas sobre el lugar que ocuparían en el cielo (Marcos 10:35-41), sino que también conocía sus pensamientos (Lucas 9:46-48). Más de una vez, saber lo que tenían en el corazón debe haberle causado dolor. Sin embargo, existía un grupo de personas a las cuales estoy seguro de que Jesús hubiera recibido gustoso en cualquier momento. Esas personas eran los niños. Muchas veces animó a los adultos a aprender del ejemplo de los niños, diciendo que necesitamos ser como ellos para entrar en el reino de los cielos (Mateo 18:1-6). Y en una ocasión muy especial, nos dejó ver la profundidad de su preocupación por los pequeños: “Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Marcos 10:13-16). Para Jesús o para quienes lo rodeaban, no era un comportamiento anormal el tomar a estos niños en sus brazos, poner sus manos sobre ellos y bendecirlos. Sencillamente estaba haciendo lo que un buen padre o rabino judío hubiera hecho. Esta actitud de Jesús fue una lección para sus seguidores de aquella época, y lo es para nosotros hoy. Nos muestra lo importantes que son nuestros hijos y la necesidad de conducirlos a Dios. Un ejemplo para nosotros Algunas veces he pensado: “Oh, si yo hubiera sido uno de esos niños que Jesús sostuvo en sus brazos y a quienes bendijo.”. Pero curiosamente, aquellos niños no estaban conscientes del significado de aquella experiencia. A pesar de que Jesús era el Hijo de Dios y de que su bendición era ciertamente preciosa, el valor más grande de ese momento de bendición a los niños, bien puede haber sido el enseñar a los adultos que observaban, de qué manera debían tratar a los niños. Para aquellos que siguieron su ejemplo, las bendiciones más importantes que recibirían sus hijos serían las que se sucederían continuamente dentro de la familia luego de esa experiencia. Bendecir a los niños es una necesidad primordial en el mundo actual, tal como lo fue en los tiempos de Jesús. Con tantas tentaciones que los acosan por todos lados, nuestros hijos necesitan una pared de protección a su alrededor. Y cuanto más temprano comencemos a reforzar esa pared alrededor de sus vidas, más seguros estarán cuando enfrenten tentaciones. Nuestro amor es el que les provee la pared de protección que necesitan. Podemos reforzarla, ladrillo por ladrillo, cada vez que los bendecimos. Por lo tanto, a continuación veremos de qué manera la bendición familiar sirve para reforzar el sentido de aceptación, de seguridad y de respeto de sí mismos de nuestros hijos.
“ Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 1:27
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La primera Familia terrenal La Familia es un diseño divino. Dios la inventó y planificó su existencia. Estudiando las virtudes y los errores de la familia de Adán y Eva, entenderemos mejor los propósitos del Señor con el hombre y con nuestras familias. I. ¿Qué nos enseña la primera Familia Terrenal de Adán y Eva acerca del propósito de Dios? (Leer los textos bíblicos) a. La primera familia terrenal nos enseña que el plan y propósito de Dios está basado en la divina gracia y no en obras humanas. Gn. 1:1; 2:7. b. Dios tomó polvo de la tierra y lo usó para un gran propósito; para hacer al hombre a su imagen y semejanza. Gn. 1:26. c. También nos enseña que Dios ha escogido para cumplir Su gran propósito los medio humanos. Gn. 1:26-28. d. También nos enseña que el “plan” y “propósito” de Dios serían demostrados en y a través de la familia. Adán solo no hubiera podido cumplir el propósito. Necesitaba la Familia. Gn. 2:18; 1:1-28. II. ¿Cuales fueron las encomiendas que se le dieron a la primera familia terrenal? a. Crecer, multiplicarse y llenar la tierra. Gn. 1:28. El hombre debía tomar el planeta a través de familias de hijos. b. Sojuzgar la tierra. Había un enemigo a conquistar, satanás. c. Ejercer dominio (señorear). Esto implicaba que el hombre sería señor de la tierra junto a Dios; el Señor de todo el Universo. III. ¿Cómo estuvo estructurada la primera familia terrenal? a. La primera familia de la tierra tuvo como líder o cabeza a un varón. 1 Co. 11:3. b. El apóstol Pablo afirma que el hecho de que el hombre fue creado primero, esto sugiere un orden de liderazgo. 1 Ti. 2:11-15; Gn. 2:7-18-22. c. Adán entró a ejercer dominio al nombrar a los animales antes de la creación de la mujer. Gn. 2:20. d. Eva vino a ser participante del nombre de Adán y su función. Ambos juntos fueron llamados “Hombre”. Gn. 2:15-20; 5:2. e. Adán como líder fue el sacerdote y profeta del hogar. Él recibió las órdenes de Dios antes que Eva fuese creada. Su responsabilidad consistía en comunicarle la ley de Dios a su mujer. Gn. 2:16-17-22; 3:9. f. Después de la caída de Adán y Eva, Dios confirmó el orden de liderazgo establecido por Él. Gn. 3:15. g. La caída del hombre no trajo como resultado ningún cambio en el orden de liderazgo de la familia. Dios continúo con su orden divino establecido por los pasos seguidos en la creación de todas las cosas. h. Ahora que la voluntad del hombre con la
caída ha tomado lugar, podemos pensar que no habrá una respuesta aceptable hacia la autoridad y papeles asignados por Dios en la familia. 1 Ti. 2:11-15; Gn. 20:1-12. i. Es por esto que se hace necesario el estudio de la Palabra de Dios, para aprender Su ley y obedecerla. 2 Tim. 3:16. IV. La primera familia tenía pluralidad de liderazgo a. El hecho de que existía algo no natural en la soledad del hombre, sugería la necesidad de una mujer. Gn. 2:18-20. b. El hecho de que Dios designó a la mujer como una ayuda indica su rol o papel importante en el liderazgo. Gn. 2:18. c. La idea de la palabra “ayuda” es la de “uno quien es llamado al lado de, un socorrista, una ayuda”. d. El término también implica que esa ayuda (mujer) es “capaz”, “apropiada”. La mujer es actualmente la “otra parte” del hombre. Ella lo completa a él. e. El hecho de que la mujer fue tomada del costado del hombre implica que ella estaba al lado de él en el liderazgo. Gn. 2:21. f. La mujer no fue creada inferior al varón, ni para competir con él. g. La mujer fue creada igual que el hombre en términos de su persona, pero distinta en términos de su función. 1 Co. 11:11-12. h. El hecho de que el hombre no pudiera cumplir de alguna manera los propósitos de Dios sin la mujer, demuestra su mutua dependencia. Gn. 1:28; 4:1. V. ¿Cuál es el significado de la profecía hecha por Adán concerniente a la relación hombre mujer? a. “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Gn. 2:23. b. Esto significa que el hombre y la mujer son hechos de la misma substancia, aunque con funciones diferentes. c. Siendo la substancia común el polvo, implica que aparte de la gracia de Dios, podemos esperar muy poco del hombre. d. Adán profetizó no de su propia experiencia pero si para las generaciones futuras: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre”. Gn. 2:24. e. Esto determina que en verdad para que
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hombre y mujer cumplan exitosamente los propósitos de Dios deben dejar de depender emocional y financieramente de sus padres. f. Adán profetizó: “y se unirá a su mujer”. Gn. 2:24. g. El término implica: para injertarse, para adherirse, para asirse, agarrarse, pegarse, para ser unidos juntos, para sujetarse, para permanecer al lado y para ser unidos juntos, para sujetarse, para permanecer al lado y para ser devotos y fieles en todo. h. Adán profetizó: “y serán una sola carne”. Gn. 2:24. Este es uno de los grandes milagros que toman lugar entre un hombre y una mujer en armonía con el plan de Dios para sus vidas. i. El hombre y la mujer perdieron su propia dependencia, su independencia y su auto suficiencia para venir a ser un nuevo ser interdependiente. j. Este es un milagro profético de la relación de Cristo y Su Iglesia. Ef. 5:28-33. k. Oremos para cerrar este estudio por nuestra familia, por las familias de la Iglesia y por las familias de toda América. Amén. La Importancia de la Palabra de Dios en la Familia Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Nuestras familias encontrarán la vida eterna, la vida en abundancia que ofreció Jesús, y que tan urgentemente necesitamos alrededor de los nuestros, solamente en las sagradas Escrituras. Por este motivo y otros más que estaremos desarrollando en el tema, te instamos a meterte en el maravilloso mundo de la Palabra de Dios. I. Veamos lo que Dios nos dice con respecto a Su Palabra a. Es una palabra que permanece en el corazón de aquellos que la aceptan. Sal. 119:152; Is. 40:80. 1. La palabra nuestra puede tender a desaparecer, más la de Dios no. 2. Por tanto Dios nos exhorta a que sembremos Su Palabra en nuestra familia y ésta será bendecida. b. Es una palabra que alimenta nuestra alma. 1 P. 2:2.
1. Lo miramos en el caso del pueblo de Israel, que fue alimentado por el maná de Dios, tipo de la Palabra cuando anduvo en el desierto. Dt. 8:3. 2. El profeta de Dios nos da una ilustración de cómo la Palabra de Dios es para ser comida y que ésta nos da lo que necesitamos. Jer. 15:16. 3. Así como desayunamos, almorzamos y comemos, de igual manera debemos darle el lugar que merece la palabra para nuestro alimento espiritual diario. c. Es una palabra que suministra luz. Sal. 19:8 1. En medio de las tinieblas que tratan de llenar al mundo, la sociedad y por ende a la familia, la Palabra de Dios trae luz que disipa toda tiniebla maligna. 2 P. 1:19. 2. La luz de la Palabra nos hace sabios y visionarios y nos da la forma de caminar rectamente. Sal. 119:105. d. Es una palabra que suministra salvación Ro. 1:16. 1. En muchos hogares tenemos personas no comprometidas con Dios o bien faltos de entendimiento para comprender lo que en verdad significa la salvación. De allí que la palabra divina debe ser expresada y ocupar un lugar primordial en nuestra vida y la de nuestra familia, porque ella no vuelve vacía. Is. 55:11 ; Ro. 15:4; 1 Jn. 5:13. e. Es una palabra que sirve como arma del creyente y para uso de toda la familia. Ef. 6:17. 1. Muchas cosas que el enemigo hace o bien que le permitimos hacer, es por desconocer la fuerza que tiene la Palabra. Ezeq. 37:7. 2. Dios nos ha dado esta arma poderosa para que la usemos y no para que la tengamos guardada, o sin uso. Permitamos que el Espíritu de Dios nos lleve a una revelación más clara de lo que significa el poder de la Palabra divina. f. Es una palabra que da vida y purifica los corazones. Sal. 119:9. 1. Es necesario continuamente que Dios nos purifique y nos lleve cada día más al camino de santidad. De allí que la Palabra de Dios debe ser reverenciada y proclamada cada día. Jn. 15:3; 17:17. 2. Produce mayor obediencia. 1 P. 1:22. 3. Esto nos da más acercamiento a la presencia de Dios y la cobertura del Altísimo estará sobre nuestra familia cada día. II. Conclusión Dios nos exhorta en esta hora a que le demos el lugar que merece Su Palabra en nuestra familia. Esto no debe ser sólo palabra, sino hechos pues éstos son los que cambian las cosas. De parte de Dios puedo decirles que la bendición divina sobre nuestras familias dependerá en alguna medida del lugar que le demos a Su Palabra; ya que esto mostrará cuánto le amamos y si su gobierno está sobre nosotros.
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“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Génesis 2:24
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“Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán...” Génesis 5:2
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El Matrimonio, la Familia y La Consejería cristiana Muchos sociólogos han notado que las familias están cambiando, especialmente en la ciudad y en las áreas industrializadas de todo el mundo. Algunos quehaceres tradicionales de la familia los ha asumido la escuela, el estado, los patronos u otros grupos, en la comunidad. Hoy día, la unidad de la familia no es considerada por la mayoría de personas tan importante como lo fue una vez en el pasado y los problemas familiares son cada vez más comunes. Estos cambios difieren de país a país. Sin embargo, parece ser que con más frecuencia las familias a lo largo del mundo están afrontando problemas. La consejería tradicional ha trabajado individualmente con los miembros de las familias, ayudándolos a resolver sus problemas. Sin embargo, a través de los años se ha llegado a concluir que trabajar con individuos aislados no resuelve los problemas familiares. La consejería podrá ayudar al individuo, pero todo esto no servirá de nada cuando el aconsejado regresa a afrontar los problemas de una familia que está en conflicto. En otras palabras, cuando un individuo en particular es ayudado, y éste regresa a su familia, se encuentra con el mismo ambiente, el cual necesita ser modificado. Para solucionar este problema, muchos consejeros contemporáneos tratan de trabajar con la familia completa como un grupo. En algunas comunidades, tradicionalmente, la consejería se ha hecho dentro del seno familiar, pero ahora esta técnica de aconsejar está siendo más aceptada en otros medios. En esta consejería, los miembros de la familia se reúnen a discutir sus problemas en común, a incrementar el entendimiento mutuo y a aprender cómo mejorar la comunicación entre sí. Esta forma de aconsejar no se da siempre a nivel de “consejería formal”. Cuando un líder de la iglesia visita un hogar y conversa con la familia, podrá dar consejo aun cuando los miembros de la familia no se den cuenta de que la están haciendo. Un nuevo punto de vista en consejería familiar llamado “Psicología de Sistemas”, asume que la familia es un grupo de personas mutuamente interdependientes. Cuando una persona en el sistema familiar cambia (por ejemplo, por enfermedad, es arrestado por infringir la ley o amenaza con dejar el hogar), toda la familia se ve afectada. No es suficiente aconsejar a la persona que presenta el problema ya que la familia completa debe recibir el consejo, con la totalidad de miembros presentes. Así todos podrán manejar su tensión. Trabajar con un solo miembro de la familia, podrá crear más tensión alrededor del resto de la familia. Como hemos sugeridor el líder de la iglesia puede involucrarse en una forma de consejería familiar cuando hace una visita o una llamada telefónica (cuando existe esta posibilidad) con fines pastorales. En una consejería más Formal, la familia puede llegar junta a la iglesia o a algún otro lugar y así tener una reunión con el consejero. En estas situaciones, es bueno conversar brevemente, por separado, con los padres y con los hijos, y en ocasiones en forma privada con uno o dos miembros de la familia. Sin embargo, la mayoría del tiempo deberá invertirse con la familia completa. A cada miembro de la familia deberá dársele la oportunidad de hablar acerca de cómo ve, desde su perspectiva a su familia y sus problemas. Al principio de esto será difícil y hasta quizás asustará a los participantes. Sin embargo, conforme el consejero estimula la apertura y sirve de modelo para la buena comunicación, la discusión se irá convirtiendo en algo más libre. Al igual que en toda orientación cristiana, el consejero puede
sugerir que la familia considere los pasajes bíblicos y será sumamente valioso animarlos a orar juntos. Consejería matrimonial Con mucha frecuencia, los problemas en una familia vienen debido a que el esposo o la esposa no tienen buenas relaciones entre sí. Alguien ha sugerido que un matrimonio que es saludable, al mismo tiempo demanda y provee satisfacciones. El esposo y la esposa son dos adultos a quienes se les presenta el reto de entrelazar sus vidas independientes en una unión íntima y compleja, que en la Biblia describe como buena y honorable (Proverbios 18:22; Hebreos 13:4). Sin embargo, el entrelazar no siempre es fácil, ya que con frecuencia van a existir desacuerdos, desconfianzas y malos entendidos, antes de que las dos partes empiecen a funcionar como una unidad. La unión de dos personas en el matrimonio puede ser comparada con la unión de las aguas de dos grandes ríos que por muchos kilómetros llevan el mismo cauce, pero que poco a poco se van mezclando de tal forma que las dos corrientes llegan a ser una sola. En la mayoría de matrimonios este es un proceso largo y lento, y algunos nunca alcanzan una unión satisfactoria; en cambio para otros, ésta llega solamente cuando está presente un consejero.
una variedad de formas, a través de palabras, gestos, expresiones faciales, tono de voz y en ocasiones hasta gritando o evitando hablar. Aun en los mejores matrimonios, ocasionalmente habrá malos entendidos en comunicación, pero cuando estos son más comunes que la comunicación clara, entonces el matrimonio tiene problemas. Si los mensajes son vagos, tendientes a confundir o son ignorados por el supuesto destinatario, ciertamente existe tensión. Lo mismo sucede cuando una pareja envía mensajes con cinismo o muy críticos (los cuales pueden tener un significado literal, pero realmente implicar algo más) o cuando usan una carga de palabras emocionales o cierto tono de voz. En ocasiones las fallas en comunicación no son intencionales. Por ejemplo, una persona puede querer comunicarse claramente, pero debido a que el mensaje se emitió pobremente el cónyugue se confunde y no puede entender. Para mejorar la comunicación, los participantes deben aprender a transmitir mensajes claros, así como a escuchar con atención. Al dejar que una pareja interactúe, el consejero podrá ver o captar en dónde se quebró la comunicación. Mejorar la futura comunicación será un reto para el consejero, especialmente si la pareja no quiere comunicarse con más efectividad.
Inmadurez. Con mucha frecuencia, las parejas La necesidad inician su matrimonio de consejería con expectativas matrimonial demasiado altas e ¿Sabía usted que irreales. Cuando la “En una consejería más el salmista David relación no resulta ser Formal, la familia puede tuvo problemas lo que esperaban esto llegar junta a la iglesia o a matrimoniales? los llevará a sentirse Cuando David era desilusionados o algún otro lugar y así tener joven, él y Mical, la El una reunión con el consejero. desencantados. hija de Saúl, se amaron cuenta de esto En estas situaciones, es bueno darse y se casaron con la puede ser una razón conversar brevemente, por bendición del rey (1 para trabajar más Samuel 18:20,28). Sin fuerte en el matrimonio separado, con los padres y embargo, algo sucedió y hacerlo una con los hijos, y en ocasiones en este matrimonio. El experiencia de mutua en forma privada con uno o amor entre los esposos satisfacción. Planear se enfrió, Mical criticó nuevas experiencias dos miembros de la familia. a su esposo y “lo juntos, hacer planes Sin embargo, la mayoría del despreció en su corazón” realistas para el futuro, tiempo deberá invertirse con encontrar (2 Samuel 6:16,20razones la familia completa.” 23). La pareja no tuvo para vivir, crear hijos (probablemente oportunidades para la debido a que no intimidad y continuar tuvieron convivencia pasando tiempo sexual), y pronto David se vio envuelto en una interactuando el uno con el otro, son formas aventura inmoral con Betsabé la esposa de su que se han sugerido para salvar la relación vecino. que está a punto de romperse. Si esto pudo sucederle a un hombre de Dios como David, también podrá sucederle a cualquiera. Aun mientras usted lee estas líneas, cientos de miles de matrimonios, quizás hasta en su propia comunidad, están enfermos y muriendo. Parejas que llegaron al matrimonio con grandes esperanzas y vehementes expectativas, han visto sus matrimonios degenerar en relaciones rutinarias o en prolongados enfrentamientos. Las razones para la discordia matrimonial y familiar son numerosas y además muy complejas, sin embargo, algunos problemas son realmente comunes. Comunicación deficiente. Constantemente los consejeros matrimoniales reportan que las parejas que no se están relacionando adecuadamente, no son capaces de comunicarse con efectividad. A veces existe una pelea abierta y otras un silencio obstinado, pero casi siempre hay una falta de habilidad para compartir honestamente los sentimientos e ideas acerca de asuntos importantes. Las personas conversan unas con otras en
Sin embargo, para muchas parejas, el desencanto no los conduce a esforzarse más, sino que los lleva a desarrollar conductas inmaduras que agregarán más complicaciones al matrimonio. Demandas irracionales, falta de consideración para los sentimientos del cónyuge, culpar al otro por las propias faltas, conducta impulsivas irresponsabilidad el guardar rencor, rigidez creciente en las actitudes y sobre dependencia de los padres, todo esto es síntoma de inmadurez. En ocasiones una persona espera que Dios intervenga y se rehúsa a trabajar para resolver el problema que existe. Generalmente hay impaciencia y una falla en darse cuenta que toma tiempo superar las actitudes inmaduras. Las personas no maduran en un día y aun con el entendimiento y la guía de un consejero, un matrimonio construido sobre la inmadurez tendrá un camino largo y un progreso lento. Falla en tomar el matrimonio seriamente. De acuerdo a la Biblia, el matrimonio es una relación entre dos personas, la cual dura toda la vida. Sin embargo, hoy día muchos no aceptan este enfoque, ya que ven el matrimonio como un arreglo de conveniencia que se podrá romper con facilidad. Otros
Maestro Gary Collins
concluyen que no existe necesidad de ser fiel al cónyuge y que ambos pueden ser libres de involucrarse en relaciones sexuales fuera de su propia unión. En algunos países, las personas que desean evitar los aspectos legales del matrimonio y el divorcio simplemente viven juntos sin casarse. Esta pérdida del punto de vista de la santidad del sexo y de la importancia del matrimonio, es proclamado por la mayoría de personas, incluyendo a la industria del cine y es aceptado libremente por la mayoría de la población. En países en donde el divorcio se acepta ampliamente y se obtiene con mucha facilidad, existe una menor disponibilidad por parte de las parejas para trabajar sus matrimonios y contribuir así a su crecimiento y supervivencia. Si las cosas no marchan bien, asumen que existe la posibilidad de divorciarse y buscar otro compañero o compañera. Esto no pretende afirmar que el divorcio siempre es malo o incorrecto, ya que bajo determinadas circunstancias, las Escrituras permiten llevarlo a cabo (Deuteronomio 24:14; Mateo 5:31-32 y 19:3-10). Pero también está claro que Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16). Además, la Biblia nunca postula la idea de que el matrimonio es un arreglo casual para prolongarse si este funciona o para terminarlo si no es así. En ocasiones, especialmente en algunos países, las parejas se casan porque “están enamoradas” y terminan con su unión cuando “ya no se quieren”. Probablemente las canciones populares, los poemas y las películas, han popularizado tanto el amor sexual y emocional, que se ha perdido de vista la descripción bíblica del verdadero amor. Las Escrituras instruyen, tanto a los esposos a amar a sus esposas (Efesios 5:25), como a las esposas a amar a sus esposos (Tito 2:4). ¿Qué quiere decir todo esto? Referente a la relación matrimonial, la Biblia nos da dos ejemplos acerca de cómo debe ser el amor. En primer lugar, los esposos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia (Efesios 5:25-27). El amor de Cristo no es egoísta y además es sin ataduras. Como se describe en 1 Corintios 13, el amor cristiano es paciente, benigno, no tiene celos, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. Es una relación de dar, que involucra lealtad e interés por la persona amada; esta clase de amor no se puede crear a voluntad, ni tampoco es algo que “se siente de repente y de repente ya no”. El amor es una relación que crece y que para los cristianos es una manifestación exterior del amor de Cristo en nuestras vidas. En segundo lugar, el amor matrimonial es similar al amor por sí mismo. Las Escrituras dicen que los esposos deben amar a sus esposas, tanto como se aman así mismos (Efesios 5:28-33), lo cual no concuerda con la forma tan informal en que algunas personas ven el vínculo del matrimonio. Insalubre necesidad de satisfacción. En todo matrimonio de éxito, los participantes tendrán satisfacción de ciertas necesidades. Por ejemplos la necesidad de amor, seguridad, respeto, aceptación, protección y satisfacción sexual. En el matrimonio, estas necesidades son tan importantes que un consejero ha definido un matrimonio feliz como aquel en el cual existe un alto grado de mutua satisfacción de las necesidades. Un matrimonio infeliz es aquel que tiene muchas necesidades frustradas. En ocasiones, los matrimonios experimentan dificultades debido a que uno o ambos cónyuges pueden trabajar, probablemente con la ayuda de un consejero, para hacer
“Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo” Mateo 19:4
Edición 63 | El Matrimonio Bíblico. II Parte | Marzo 2014 de su relación algo más satisfactorio en lo relacionado a sus necesidades.
conscientes de las siguientes situaciones que se dan en consejería:
En algunos matrimonios esto será difícil de lograr, en especial si la pareja exagera la necesidad normal. Cuando una persona tiene una gran necesidad de sentirse segura, de asegurar su aceptación un intenso deseo de adhesión o de ser dependiente de alguien, una profunda necesidad de dominar, de herir o de mantenerse a distancia, una constante urgencia de sexo o algún deseo similar, entonces podremos concluir que estas necesidades son neuróticas y que el matrimonio no es saludable. El consejo de estos casos será difícil, a menos que exista una consejería prolongada, acompañada de paciencia y entendimiento por parte del cónyuge que sufra la necesidad.
Consejería para recién casados. Aun cuando se haya dado una buena orientación prematrimonial los primeros meses y años de vida de casados pueden demandar mucho de la pareja. Durante este tiempo, el esposo y la esposa están aprendiendo a ajustarse al matrimonio, así como el uno al otro. Puede haber frustración en la pareja, que tenía altas expectativas de la felicidad matrimonial, cuando llegan los conflictos no previstos o los rompimientos de la comunicación.
Resistencia al cambio. En ocasiones todo consejero se va a encontrar con resistencia en los aconsejados y las razones para esto son variadas, pero básicamente el aconsejado no quiere cambiar. Aun cuando las personas llegan en busca de ayuda, muchos veces se resistirán al consejo debido a que es muy doloroso afrontar sus problemas y trabajar para traer el cambio. Cuando un individuo o una pareja no cambia después de repetidas sesiones de consejería, será lógico que el consejero se pregunte: “¿Por qué?” Podrá haber alguna falta de parte del consejero, pero la pareja también puede estar resistiéndose. Esto puede discutirse abiertamente, en una forma que no sea amenazante o acusadora. Si ambos miembros de la pareja realmente quieren cambiar, entonces el consejero puede animarles y guiarles, mientras ellos intentan nuevas formas de relacionarse uno con el otro. Las metas de la consejería matrimonial Existen dos metas básicas en la consejería matrimonial. El consejero trata de ayudar a las personas a resolver sus problemas y el consejo busca construir y mejorar los matrimonios. Para alcanzar estas metas, el consejero debe intentar indistintamente lo siguiente: 1. Abrir de nuevo líneas de comunicación entre la pareja y estimularlas a expresar sus sentimientos. 2. Estimular el entendimiento de las actitudes, metas, necesidades y puntos de vista acerca del matrimonio, tanto de sí mismos, como del cónyuge. 3. Ayudar a la pareja a aceptarse, confiar y dejar de estar tratando de cambiar características del otro. 4. Estimular la discusión de metas personales y ayudar a la pareja a formular y concluir con metas que han sido establecidas por ambos. 5. Ayudar a la pareja a aceptar y ajustarse a las situaciones que surjan dentro del matrimonio y que no pueden ser cambiadas, incluyendo los rasgos de carácter del otro. 6. Ayudar a la pareja a trabajar juntos en la traducción de su nuevo entendimiento, así como a aceptar las acciones que se realicen para mejorar la relación. 7. Estimular las manifestaciones afectivas, aun cuando los sentimientos de amor sean débiles o no existan. 8. Romper el círculo vicioso de mutua revancha. 9. Ayudar a la pareja a entender las enseñanzas bíblicas acerca del amor, del matrimonio y del sexo. 10. Estimular el compromiso con Cristo y una disposición a vivir de acuerdo con las pautas bíblicas para la estabilidad matrimonial. Las técnicas de la consejería matrimonial La orientación profesional para matrimonios y familias, ha venido a ser una especialidad complicada, con una variedad de técnicas y muchas teorías y en contraste, la Biblia no dice nada acerca de este campo. Entonces, ¿Cómo puede ayudar el consejero cristiano a aquellos que tienen dificultades matrimoniales y familiares? Las características del consejero y las técnicas que se discutieron con anterioridad en este libro, pueden aplicarse en la consejería matrimonial. Además, ayudará para estar
Los recién casados podrán beneficiarse de consejo cristiano, pero muchos no lo buscan, ya que asumen que sus dificultades desaparecerán. Algunos otros no querrán admitir sus problemas, y muchos estarán cansados de estar escuchando consejos de personas mayores bien intencionadas que han estado casadas por largo tiempo. El valor de la consejería a los recién casados deben enfatizarse durante el período de consejo prematrimonial. Unas o dos llamadas telefónicas a la pareja por parte del pastor, o una visita le dará a este último la oportunidad de preguntarles cómo marchan las cosas desde que están casados. Una clase de escuela dominical o un grupo de discusión para recién casados podrá proveer la oportunidad para considerar algunas posibles áreas de problema. En todo esto el énfasis no está en dar consejo, sino que en ayudar a las parejas a entenderse a sí mismos y a sus esposos o esposas de mejor forma y a trabajar en construir un matrimonio más estable y más satisfactorio. Entrevistas individuales y en conjunto. Cuando surgen las dificultades matrimoniales, lo mejor es que ambos miembros de la pareja participen en la consejería, sin embargo, algunas veces será mejor ver solamente a uno de los cónyuges si es que el otro se rehúsa a cooperar o no desea continuar con el matrimonio. Por ejemplo, dando consejo a uno de los cónyuges puede facilitar la liberación emocional, así como centrar su atención en cómo se puede ajustar a las circunstancias cambiantes. El consejero deberá evitar tomar partido, así como reconocer la distorsión que pueda tener la historia de una de las partes; además, no deberá permitir que la sesión de consejería se convierta en un tiempo para criticar al cónyuge. Cuando ambos cónyuges llegan buscando la consejería, el consejero deberá decidir si debe entrevistarlos por separado o en sesiones conjuntas. Cuando se atiende junta a la pareja, el consejero tendrá una excelente oportunidad para observar su relación y ver cómo se comunican. Si ambos desean con toda sinceridad mejorar su relación, podrá haber mutua discusión de los malentendidos, desacuerdos, características de personalidad e insensibilidades que puedan existir dentro del matrimonio. Sin embargo, podrán también haber insinuaciones, temores de expresar abiertamente sus propios puntos de vista acerca de sus sentimientos e intentos de superar al otro, impresionando así al consejero y despreciando al otro cónyuge. Al ver al esposo y a la esposa por separado es posible que el consejero pueda obtener una idea más exacta de cómo es cada no y ver de mejor forma los problemas de matrimonio. El aconsejado se sentirá más libre de hablar y tendrá una menor necesidad de defenderse de las acusaciones del otro miembro de la pareja. Debido a que existe valor, tanto en las entrevistas individuales, como en las colectivas, podría ser mejor utilizar una combinación de ambos tipos. Sin embargo, quizás el consejero querrá atender a la pareja al mismo tiempo, luego por separado y después juntos de nuevo. Para estimular la discusión, se puede hacer uso de preguntas tratando de dar a ambos la misma oportunidad para responder por ejemplo: • ¿Qué clase de problemas están teniendo?
• ¿Cuándo empezaron esos problemas? • ¿Cómo manejan los desacuerdos? • ¿Qué hace usted para que empeoren las cosas? • ¿Qué podría usted hacer para mejorar las cosas? • ¿Qué cosas de su matrimonio son positivas ahora? • ¿Realmente le gustaría que cambiara su matrimonio? • ¿Qué espera de esta consejería? Al trabajar con una pareja, el consejero debe demostrar interés, entendimiento, imparcialidad y disposición para escuchar. En oportunidades el consejero debe requerir información, expresar entendimiento, señalar inconsistencias, responder preguntas, hacer referencia a principios bíblicos, dar dirección, confrontar a los aconsejados con alguna de las formas en las cuales ellos mismos están contribuyendo al problema, y ayudarles a planificar acciones específicas con las cuales puedan mejorar su matrimonio. Todo esto implica que habrá flexibilidad y apertura por parte del consejero, unido con sensibilidad y disposición a hacer comentarios en una forma directa, hablando la verdad en amor, cuando esto sea de ayuda. Otras consideraciones. Ningún matrimonio tiene exactamente te las mismas áreas débiles, ni las mismas necesidades. El consejero debe escuchar cuidadosamente en cada situación y confiar que el Señor le dará la sabiduría para ayudar a las parejas cuando han llegado a extremos en asuntos como bebida, dinero, educación de los niños, conflictos por el papel que juegan, diferencias en valores, tensiones sexuales, abuso del cónyuge, poligamia, infidelidad y otros asuntos difíciles. ¿Qué hacer con los conflictos espirituales? Investigaciones realizadas han demostrado que las familias que oran y adoran juntas, permanecen unidas y tienen una incidencia menor de divorcios, en comparación con las familias no-religiosas. La fe cristiana genuina podrá contribuir a la estabilidad matrimonial, especialmente cuando es compartida por ambos miembros de la pareja. Existen muchas probabilidades de que surjan conflictos si un miembro de la pareja es profundamente religioso o está comprometido al liderazgo de Cristo, mientras que el otro es no creyente o su compromiso con el Señor es menor. Pablo aconseja a este tipo de parejas “disparejas” que permanezcan unidas (1 Corintios 7:12-13), pero es de esperarse que en tales situaciones exijan diferencias en valores, preferencias por actividades, los modelos para educar a los hijos, participación en los servicios de la iglesia y el interés en otras actividades religiosas. En este tipo de matrimonios, el creyente deberá orar por su cónyuge, buscar llevarlo a comprometerse con Cristo y hacer lo que pueda para mantener la estabilidad matrimonial. El trabajar en esto no entra en conflicto con las guías que dan las Escrituras. El líder de la iglesia puede animar al creyente, siendo amigo de ambos, testificando al no creyente y orando por los dos. Al trabajar con familias y parejas, es fácil dar consejos prácticos y asumir que los aconsejados llegarán a soluciones lógicas a sus problemas, pero esto no siempre sucederá así. Como consejeros, asumimos que los problemas desaparecerán cuando se encuentren soluciones razonables. Sin embargo, las soluciones razonables algunas veces fallan aun en las vidas de personas razonables y esto es debido a que muchos problemas no son solamente racionales. Existe un elemento muy fuerte, de carácter emocional, en el pensamiento del aconsejado, y las emociones no siempre desaparecen como respuesta a afirmaciones racionales. La mayoría de consejeros desean dar consejos, respuestas concisas e instrucciones de “cómo hacerlo”. Sin embargo, los aconsejados
“El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová.” Proverbios 18:22
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también necesitan entendimiento, aceptación y una oportunidad para expresar sus emociones. Entonces la tarea del consejero no es solamente la de proveer consejos o dar soluciones racionales a todos los problemas, sino que además de esto, deberá buscar entendimiento y ayudar a los aconsejados a aceptar la realidad de sus problemas. Ha de ser un instrumento a través del cual el Espíritu Santo puede guiar, convencer, enseñar y sanar las relaciones matrimoniales rotas. Con frecuencia, las personas necesitan sentir que son aceptadas y entendidas antes de poder considerar, aceptar y actuar, de acuerdo a principios bíblicos y soluciones razonables. El problema del divorcio A pesar de los mejores esfuerzos del consejero, los matrimonios en ocasiones fallan. Cuando esto sucede, las parejas deben afrontar tres alternativas, dependiendo en parte de la cultura en donde vivan. Podrán permanecer juntos, viviendo en la misma casa, pero sin interés real el uno por el otro y, en ocasiones, con fuertes conflictos. Segundo, puede haber separación, en la cual la pareja vive separada, pero sin libertad o aparente intención de volver a casarse. Tercero, puede haber divorcio, o sea la completa disolución del matrimonio. Legalmente pueden existir numerosas razones para divorciarse, y las leyes difieren de lugar a lugar. En contraste, la Biblia posee una colección más limitada de requerimientos y da solamente dos razones para el divorcio del cristiano: deserción de uno de los cónyuges, el no creyente (1 Corintios 7:15); y el adulterio (Mateo 5:32; 19:19 y Lucas 16:18). Sin embargo, el consejero deberá hacer todo lo que esté a su alcance para salvar los matrimonios rotos. También debe estar consciente de que en oportunidades, la separación o el divorcio es inevitable y puede ser la mejor solución para los involucrados. Cuando esto llega a suceder, existirán muchos problemas de ajuste, incluyendo sentimientos de soledad, hostilidad, inseguridad, rechazo y pérdida de la autoestima. Existen dificultades en el ajuste al papel de la persona “divorciada”, así como preocupación por el bienestar de los hijos, quienes ahora pertenecerán a un hogar desintegrado. En cualquier caso, una familia con un solo padre estable, podrá ser superior a una con los dos padres en constante contienda. Sin embargo, la ausencia de uno de los padres en el hogar puede causar dificultades, especialmente para los niños pequeños. Cuando un matrimonio termina y no parece tener esperanzas de reconciliación, la iglesia no debe abandonar a la pareja. El pastor deberá dar estímulo, dirección y consejo de apoyo a todos los involucrados, ayudándoles a ajustarse a las tensiones, así como a afrontar la realidad de la falla del matrimonio. Asimismo, los consejeros deben animar a los miembros de la iglesia a aceptar a estas personas. Con mucha frecuencia, las personas divorciadas son tratadas como ciudadanos de segunda clase, quienes están más allá del perdón. Aun cuando el pecado está claramente involucrado en el divorcio, debemos reconocer que Dios perdona (1 Juan 1:9) y los seguidores de Cristo debemos hacer lo mismo. Generalmente, en la orientación cristiana se dedica más tiempo a trabajar con problemas de matrimonio y familia que con cualquier otro asunto. Antes del matrimonio, las parejas deben recibir guías que les preparen para la vida que compartirán juntos. Después de la boda, los recién casados necesitan ayuda en su ajuste al matrimonio y la futura paternidad. Cuando los problemas afloran, el líder de la iglesia puede trabajar para reparar las relaciones rotas, así como para estimular una mejor comunicación entre esposo, esposa y otros miembros de ambas familias. Todo esto toma tiempo, esfuerzo y aptitudes, pero el resultado final será familias unidas, que funcionan bien y que están comprometidas a seguir y servir a Cristo Jesús.
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Las heridas no sanadas en el matrominio La barrera de las heridas no sanadas Las heridas que Mónica sentía estaban relacionadas sólo en forma indirecta con su esposo, Carlos. No había sido él quien causara las heridas, sino su iglesia. Ellos habían asistido a una sola iglesia en sus siete años de matrimonio. Era la iglesia de Carlos: allí estaban sus padres, su familia y sus tradiciones. Mónica había sido una extraña desde el comienzo. Venía de una iglesia de la misma denominación, así que creía que entendería la iglesia de Carlos desde el comienzo. Lo que Mónica entendía era la enseñanza, la forma de adorar y las doctrinas. Pero había tenido que aprender cuán complejas y difíciles pueden llegar a ser las relaciones en la familia de la iglesia. Algunas de las mujeres habían murmurado acerca de ella desde el principio. Su ropa, su hogar, su matrimonio y el hecho de que tardaran un tiempo en tener hijos eran todos temas de escrutinio y críticas tanto para los parientes de Carlos como para el resto de la iglesia. Habían dicho tantas cosas dolorosas que Mónica ya no sentía nada al ir a la iglesia. No disfrutaba del culto y trataba desesperadamente de guardar la calma hasta que llegara la oración final. La mayoría de los domingos salía corriendo de la reunión para ir a buscar a Josué y Benjamín en la sala de niños y se metía rápidamente en el auto, tratando de evitar el contacto con otras personas lo máximo posible. Naturalmente, esta actitud sólo servía para que murmuraran más acerca de ella. Carlos era diácono en la iglesia y maestro de la clase de adolescentes de la Escuela Dominical. Todos le decían a Mónica que ella era realmente muy afortunada al tener un esposo tan amante de Dios. Todos creían que Carlos se había casado con una mujer inferior a él, y no dudaban en hacérselo sentir a Mónica. La barrera de heridas había llegado a un punto tal que cuando Carlos deseaba orar con ella o compartir un tiempo de historias bíblicas con los niños, Mónica se sentía asqueada. Todo lo que le recordara la iglesia de su esposo le resultaba repulsivo. Carlos se sentía herido al ver su reacción, y finalmente dejó de intentarlo. Ambos deseaban desesperadamente crecer juntos en lo espiritual, pero la barrera de las heridas infligidas por la iglesia se había vuelto impenetrable. Las heridas pueden provenir de diferentes clases de ataques. En particular, las heridas religiosas pueden destruir por completo la vida de oración conjunta de una pareja. Las heridas resultantes del legalismo, las actitudes críticas y de juicio, y el tradicionalismo rígido, apagan tanto al Espíritu como a la vida de oración. Naturalmente, las heridas emocionales y físicas también levantan entre los esposos una barrera que ¡Sólo el bálsamo de Galaad puede sanar!. Una mujer atrapada tras una barrera de heridas Había buscado vanamente el amor en seis hombres, y había recibido heridas y rechazos de cinco de ellos. El hombre con quien vivía ahora no la había tomado por esposa. ¿Acaso la hería él también, simplemente al usarla? Ella había estudiado la religión. Conocía las tradiciones de sus ancestros, que habían quedado en Judá después que Babilonia enviara al exilio en Mesopotamia a las clases sociales más elevadas de la sociedad judía. Los que quedaban para sobrevivir en esa tierra desértica eran los pobres, los enfermos, los tullidos, los descastados de la sociedad judía. De este conjunto de despojos humanos surgió un grupo híbrido conocido como “los samaritanos”. Ellos se casaron con paganos. Trataron de adorar a Dios en formas diferentes de las que marcaba la Torá, porque ni templo,
ni sacerdotes ni sacrificios quedaban en esa tierra. Cuando Nehemías se rehusó a permitir que los samaritanos ayudaran a reconstruir Jerusalén estos continuaron con sus propias prácticas religiosas en Samaria. En el Monte Gerizim los samaritanos habían construido un templo que rivalizaba con el de Zorobabel, que había sido construido en Jerusalén cuando los judíos regresaron a Jerusalén y reconstruyeron los muros bajo la dirección de Nehemías. Ellos habían preparado sus propios sacerdotes y sus propias reglas religiosas diferentes de las judías. Esta mujer samaritana había heredado un pasado lleno de heridas religiosas que se habían transmitido de generación en generación. Había pasado de una herida a otra, todas infligidas por los hombres que la habían rechazado. El hecho de que buscara una hora solitaria para ir al pozo posiblemente indicara que las otras mujeres del pueblo la criticaban y la hacían a un lado. Las heridas sufridas por motivos religiosos la habían convertido en una persona que sospechaba de todos y no confiaba en nadie, dogmática y escéptica solitaria y seca. Pero ahora, la estación seca de su vida estaba a punto de terminar, cuando conociera a Aquel que le revelaría la fuente de agua viva. La mujer se había convertido en un desierto. Jesús habló a su espíritu seco y árido con estas palabras: “...Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4.13-14). Es interesante observar que la mujer respondió inmediatamente, desesperada: “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.” (Juan 4:15). La mujer revela su necesidad, pero no está dispuesta a enfrentar la realidad de la barrera de heridas no sanadas que la aprisiona. ¿Ha notado usted que muchas veces una persona presenta y comenta problemas que en realidad, no son sus problemas más profundos y verdaderos? Muchas veces pensamos que necesitamos resolver una determinada situación, cuando en realidad hay un problema más profundo que necesita desesperadamente ser resuelto. Esto se aplica a la mujer samaritana. El tema no tiene nada que ver con los samaritanos y los judíos, o con los ancestros o los pozos. El problema que esta mujer guardaba en lo profundo de su interior.., era que su fuente interna estaba seca, su alma estaba resquebrajada y desierta, azotada por los vientos ardientes del dolor y las heridas. Jesús está a punto de derramar un fresco arroyo en su vida, agua que expondrá sus heridas, a la luz y sanará su dolor. Cómo derribar la barrera de las heridas no sanadas Jesús ayudó a la mujer samaritana a derribar la barrera de heridas no sanadas que la aprisionaba, con verdad y compasión; hablando la verdad en amor. El Médico Perfecto trató esas heridas que no habían sido curadas: 1. La hizo confrontar el dolor. Para que una herida pueda sanar, primero es necesario reconocer y admitir el dolor.
2. La hizo enfrentar la realidad. Negar las heridas es dejarlas tal como están, sin posibilidad de sananas. No podemos huir de la verdad. 3. Describió la herida. Jesús describe con exactitud las situaciones que causaron las heridas de esta mujer. La oración es una herramienta muy efectiva que el Espíritu de Dios utiliza para ayudarnos a sanar, Así como la mujer samaritana conversó con Jesús y enfrentó las heridas que no habían sido sanadas en su vida, nosotros también podemos tener comunión con Él y orar en medio de nuestro dolor. ¿Cómo? Yendo a la Palabra de Dios que nos sana. Lea los Salmos. Destaque todos los pasajes que hablan del consuelo, la sanidad y el perdón de Dios. Subraye toda frase que hable de aflicción, dolor y heridas. Después todos los días lea al menos un pasaje sobre la aflicción y otro sobre la sanidad, sabiendo que Dios comprende su herida y desea sanarla y restaurarla. Los esposos y las esposas pueden comenzar a derribar la barrera espiritual de las heridas no sanadas si comienzan por reconocer el dolor que está profundamente arraigado en esos recuerdos ocultos de los hechos que los hirieron. Después, pueden ir a la Biblia y descubrir allí el bálsamo sanador de la Palabra y el Espíritu de Dios para sus vidas. La forma en que Jesús hizo que la mujer samaritana enfrentara la realidad fueron estas palabras: “Ve, llama a tu marido, y ven acá.” (Juan 4:16). Él pudo atravesar los cuestionamientos religiosos y la actitud defensiva de la mujer, y llegar al verdadero dolor que se ocultaba tras la superficie. Así confrontó la causa de su dolor: El rechazo. El rechazo es el material con que rápidamente se levantan paredes de heridas emocionales. Hay muchas formas en que una persona puede rechazar a su cónyuge. Pero sin importar cuáles sean las razones o las circunstancias, el rechazo muchas veces levanta una barrera entre un cónyuge y otro. Otro elemento que ayuda a formar esa barrera de heridas no sanadas es la invasión, que se produce cuando una persona invade los límites de su cónyuge. Por ejemplo, un esposo que insiste en hacer las cosas a su manera y critica constantemente los sentimientos, los pensamientos, las opiniones y los deseos de su esposa. Acerca de esta clase de herida, Gary Smalley aconseja: “Pida permiso antes de entrar al espacio de otra persona”. Cuando un cónyuge viola 1 Corintios 13:5 e insiste en que las cosas se hagan a su manera, se produce una herida y se levanta una barrera espiritual. La barrera de las heridas no sanadas también puede ser motivada por la indiferencia, la falta de atención o el abandono. Quizá una esposa se dé cuenta de que su esposo es indiferente a sus necesidades físicas, emocionales o espirituales. Quizá ella desea orar o buscar a Dios, pero él no muestra interés alguno en esos deseos, y no presta atención, ni le da valor, ni siquiera la escucha cuando se trata de temas espirituales. Tal vez él deja de lado aun las sencillas disciplinas de agradecer a Dios en las comidas o asistir al culto en la iglesia con ella. Al haber sido herida espiritualmente en el comienzo de su matrimonio, la mujer posiblemente retroceda, y nunca más vuelva
“...y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.” Isaías 62:5
Maestro Larry Keefauver a intentar buscar a Dios junto con su esposo. Finalmente, el legalismo puede llegar a erigir una barrera prácticamente impenetrable entre esposos. Si él o ella tienen una religión estricta y legalista, que es rápida para juzgar y no perdona fácilmente, el otro cónyuge será destrozado cuando rompa las reglas. Este golpe de críticas y juicios hiere espiritualmente a quien violó las normas. Como consecuencia, el cónyuge legalista recuerda constantemente al otro sus fallas y debilidades, sin perdonarlo, valorarlo ni edificarlo. Este legalismo destruye la autoestima espiritual de quien es constantemente acusado. Debemos ser cuidadosos y no dar lugar al acusador. No somos Dios, y por lo tanto no somos dadores de la ley, ni jueces. Jesús nos advierte severamente: “No juzguéis, para que no seáis juzgados.” (Mateo 7:1). Pablo nos anima con estas palabras: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1). Sea cual fuere la causa de esta barrera espiritual de heridas no sanadas, el bálsamo de la sanidad se encuentra en el ejemplo de Cristo en Juan 4, en su encuentro con la mujer samaritana. Él no sólo la ayuda a reconocer su dolor, sino que también le dice cómo hallar el agua viva que puede sanarla. Usted puede seguir ese modelo, orando primero para desmantelar estas heridas, y orando después estas mismas oraciones para que su esposo las escuche. Confronte el dolor, enfrente la realidad, describa la herida. Una vez que ha admitido que existe una herida, ahora usted es libre para arrepentirse y perdonar. Arrepentirse y confesar significa que usted deja de aferrarse a las heridas pasadas y se niega a continuar sufriendo. Jesús lleva su dolor sobre sí mismo en la cruz: “Ciertamente llevó él (Cristo) nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.” (Isaías 53:4). Al tomar nuestro dolor sobre sí mismo, cuando se lo entregamos en arrepentimiento y confesión, Jesús nos sana: “por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5). Oración de arrepentimiento por la barrera de las heridas no sanadas Señor, mi cónyuge me ha herido. Sana mis heridas. Venda mi corazón quebrantado. Libérame de todas las heridas no sanadas de mi pasado. Borra ese recuerdo de mi mente y ese dolor de mi corazón. Te pido que perdones cualquier herida que yo haya causado a mi cónyuge. Pido también a él que me perdone. Señor Jesús, ato mis heridas emocionales, físicas, mentales y espirituales al bálsamo de Galaad, y recibo toda la sanidad que liberas sobre mí. Pongo todo mi dolor, mi pena, mi sufrimiento, mis pesares, mi quebrantamiento, a los pies de la cruz, y recibo tu sanidad, porque por tus llagas soy curada. Por tus llagas también mi cónyuge es curado. Por tus llagas nuestro matrimonio es curado. Declaro que la barrera de las heridas no sanadas es derribada por completo por la corriente de la sangre de Jesús. Declaren en voz alta estos versículos como matrimonio: Amén. • “Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.”. Salmo107:20. • “Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.”. Isaías 38:20. • “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”. Isaías 53:5. • “...llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”. 1 Pedro 2:24.
Edición 63 | El Matrimonio Bíblico. II Parte | Marzo 2014
Oraciones por los Matrimonios
Apóstol Roberto Bonilla
Amado Dios, traemos ante Ti a los matrimonios costarricenses, porque tú eres un Dios de pacto, y sabemos que es tu deseo que todos aquellos que se han unido en matrimonio disfruten de una vida de bendición juntos en una relación de mutuo respeto y aprecio. Oramos que los matrimonios costarricenses ponen su fundamento en la Roca firme, en Cristo Jesús, para que, mutuamente, puedan tomar consejo, resolver, fundar, instruir, colocar y ordenar sus vidas según la Palabra.
saña procuran destruir a los matrimonios costarricenses. ¡Fuera, en el nombre de Jesús! En su lugar, te pedimos que tanto el esposo como la esposa se despojen de las máscaras y permitan que sus corazones sean suavizados por el Agua Viva y la mano del Alfarero, a fin de someterse el uno al otro en amor. Atamos al espíritu inmundo de egoísmo, que
Te pedimos por los matrimonios de creyentes, que tanto el esposo como la esposa sean personas de oración, para que encuentren su identidad en Ti y caminen en victoria. Oramos, que las vidas de estos matrimonios felices y estables son luz y bendición para aquéllos que aún no te conocen. Padre, ayuda a los matrimonios costarricenses para que puedan seguir el ejemplo de la relación entre Jesús y Tú y la relación entre Jesús y la Iglesia: ayúdalos a compartir un amor mutuo, a que se estimen el uno al otro y se respeten. Señor, ayúdalos a verse como iguales, como coherederos en Cristo Jesús, aun cuando tengan diferentes habilidades y aunque cumplan funciones diferentes dentro del matrimonio. Ayúdalos a cuidarse recíprocamente, a compartir la vida y el ministerio, a cultivar los dones y talentos que Tú has puesto en su pareja. Señor, atamos a los espíritus inmundos de machismo y de manipulación que con tanta
impide que los cónyuges antepongan las necesidades del otro a las propias. Oramos, que sean sensibles al mundo espiritual para identificar al enemigo cuando provoque división, celos, mentira, insatisfacción. Oramos, que los matrimonios reconocen que son una sola carne y se bendicen mutuamente, no permitiendo que nadie los haga desistir del pacto que se han jurado el uno al otro.
Oramos, que entre los matrimonios costarricenses hay amistad sólida y profunda, porque reconocen que más que una emoción, el amor es una decisión que denota madurez. Oramos, que el amor que los matrimonios costarricenses se tengan sea un amor ágape, que denote una invencible benevolencia y una irreducible buena voluntad del uno hacia el otro; que sea un amor incondicional como el de Dios hacia su creación. Padre, te pedimos que los matrimonios costarricenses aprendan a hablarse misericordiosamente; a no hablar mal del otro; a no acusar ni desacreditar, ni avergonzar a su pareja, sino más bien a vivir poniendo en práctica las llaves de 1 Corintios 13: siendo pacientes, benignos, no celosos ni envidiosos, no siendo presumidos ni orgullosos, no siendo arrogantes ni egoístas ni groseros; no tratando de salirse con la suya; no siendo irritables ni quisquillosos, no guardando rencor ni disfrutando de la injusticia, sino más bien regocijándose cuando triunfa la verdad. Porque el que ama es fiel a ese amor, cuéstele lo que le cueste, siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y la defiende con firmeza. En el nombre de Jesús. Amén. (1 Reyes 8:23; Ezequiel 31:7; Lucas 6:48; 1 Tesalonicenses 5:17; 1 Juan 2:10; Juan 10:30, 17:22; 1 Corintios 13:4-8; Efesios 4:25; Proverbios 17:17).
Agenda de ORACIÓN Orar por: • Por un fortalecimiento de los valores espirituales y morales en la sociedad costarricense. • Por una transformación en la mente y corazón de los costarricenses a entrar en pacto con Dios a través del matrimonio. Desatar un espíritu de restauración sobre aquellos que aún no lo han hecho. • Decretar sobre cada matrimonio lo que dice en Joel 2:25 que todo lo que comió la oruga, el saltón y el revoltón se les será restituido. Decretar tiempos de prosperidad y bendición. • Por un fortalecimiento de las relaciones matrimoniales, que las familias sean afirmadas. Desatar sobre ellas espíritu de amor, unidad, paz, gozo, etc. • La bendición de Dios sobre cada familia costarricense, atar y echar fuera los espíritus de divorcio, adulterio, fornicación, seducción, lascivia, división, disensión y desatar espíritu de salvación, amor, unidad, etc. Desatar estas vidas para el Reino de Dios y levantar cobertura sobre ellos. • Para que el corazón de los padres se vuelvan hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres. Según Malaquías 4:6. • Para que sea manifestado el amor del Padre y Su provisión sobre todos los huérfanos, y sobre aquellos que viven en hogares disfuncionales. • Por la bendición de Dios sobre cada sacerdote de hogar. Para que sean empoderados y ejerzan la posición que Dios le ha dado. • Decretar sobre cada matrimonio y familia que no conoce de Jesús la caída de vendas mágicas y velos mágicos. Decretar que sus entendimientos son alumbrados por la luz de Jesucristo. Según Ezequiel 13:18,21. Orar por la Segunda ronda de elecciones presidenciales (Domingo 6 de Abril): • Pedir perdón al Señor por los pecados de la nación y de sus gobernantes (idolatría, libertinaje, desviaciones sexuales, adivinación, adulterio, fornicación, violencia, homicidios, suicidios, sicariato, corrupción, estafas, robos, hechicería, ocultismo, etc). Pedir a Dios por la sanidad de la tierra según 2 Crónicas 7:14. • Romper todo pacto, conjuro, hechizo hecho por brujos, masones, ocultistas en contra de la nación. Decretar que el Diseño de Dios es establecido sobre nuestro país. • Por la dirección de Dios sobre los votantes en esta nación según la voluntad perfecta del Señor. • Cubrir el proceso electoral, que este se realice en paz y bajo la bendición de Dios. Atar y dejar inoperantes espíritus de violencia, pleito, contienda, disensión, etc. Romper toda conexión entre ellos. • Por temor de Dios y sabiduría en la gestión de los tres poderes de la República (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). 1 Timoteo 2:2. Decretar el total y absoluto Señorío de Jesús en este nuevo gobierno. • Por sabiduría y temor de Dios sobre los diputados que conformarán la Asamblea Legislativa en este nuevo gobierno. Orar en contra de alianzas que buscan la aprobación de Proyectos de Ley como: Estado Laico, a favor del aborto, matrimonios entre personas de mismo sexo, Fertilización In vitro. • Cubrir a los diputados cristianos en su gestión en la Asamblea Legislativa. Por sabiduría, respaldo y estrategias de Dios. • Quitar todo obstáculo que impide la aprobación de Proyectos que beneficiarían a nuestra sociedad costarricense. “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.”. Salmos 24:1 Profeta Dania Navarro
“¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!” Cantares 4:10
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