ALEGATOS:
I.- QUERELLANTES: Venimos en la oportunidad prevista por el art 393 del CPPN, a formular nuestras conclusiones finales en el décimotercer juicio por delitos de lesa humanidad que se tramita en el tribunal oral de Santa Fe. Previo a comenzar nuestro alegato, queremos agradecer a nuestras queridas Madres de Plaza de Mayo, custodias incansables de la Verdad y la Justicia y a todos los compañeros y compañeras que acompañaron desde el inicio del juicio, audiencia tras audiencia, a todos los testigos que pasaron por este juicio, a los organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, gremiales y estudiantiles. Entre ellos, agradecemos a la agrupación H.I.J.OS. Santa Fe, de la que somos parte y por cuyo impulso venimos cumpliendo con esta tarea en los procesos judiciales para derrotar la impunidad de los responsables del genocidio perpetrado en nuestro país. La labor de Valeria Silva como parte del equipo jurídico de H.I.J.O.S. ha sido una vez más de central importancia para nuestra actividad como representantes de la querella. Especialmente, queremos expresar nuestro agradecimiento a la Asoc. El Periscopio, colectivo de Ex Presos Políticos, querellante en esta causa, por confiar en nosotros como abogados para que los representemos en este juicio tan trascendente en la vida de cada uno de ellos, tanto en lo individual como en lo colectivo. El silencio de la sala, la solemnidad del rito procesal, la boca que se abre para dejar salir las palabras cargadas de años de espera, de recuerdos que se amontonan y quieren salir; la emoción que muchas veces no deja terminar la frase, las lágrimas que cuesta contener. Gracias por esa enorme enseñanza sobre la fuerza del colectivo. Un recuerdo a los que aportaron a este proceso colectivo de memoria pero no pudieron llegar a este momento: Luis Ortolani, Roberto Cepeda, Carlos Hisi, Carlos el Bujía Usinger, Luis Chacho Aponte, Juan José Perassolo y otros que seguramente nos estamos olvidando. 1
Un recuerdo para quienes resistieron el brutal régimen de Coronda aunque en ello les fuera la vida: Claudio Ferrari, Raúl Cominotto, Osvaldo Cambiaso. Para quienes aún hoy siguen sufriendo las secuelas: Eduardo Pacho Foti, Raúl Reynares, Claudio Sdrigoti, René Coutaz. En memoria de los asesinados: Daniel Gorosito, Luis Alberto Hormaeche, Juan Carlos Voisard y Raúl San Martín.
“Los dientes de una ballesta me tienen clavado el vuelo. Tengo el alma desgarrada de tirar, pero no puedo arrancarme estos cerrojos que me atraviesan el pecho. Ocho mil doscientas veces la luna cruzó mi cielo; otras tantas, la dorada libertad cruzó mi sueño.”
Poema de Marcos Ana, preso político del franquismo, tantas veces recitado en las ventanas de Coronda.
II – CONTEXTO HISTÓRICO II. 1 - El plan sistemático de represión genocida del terrorismo de estado en la década de 1970: Se dan aquí por reproducidos los contenidos planteados en el Requerimiento de Elevación a Juicio bajo el título: El plan sistemático de represión genocida del terrorismo de estado en la década de 1970. 2
II.2 La ejecución del terrorismo de estado en Santa Fe: En nuestra jurisdicción se reprodujo este plan sistemático de persecución genocida, mediante una estructura militar y policial cuyo organización viene siendo detallada en las sentencias condenatorias sobre crímenes de lesa humanidad del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe. Por lo que en mérito a la brevedad, si el Tribunal nos permite, damos aquí por reproducidos lo planteado en el Requerimiento de Elevación a Juicio. III.Delitos de lesa humanidad Los hechos que sirven de base a esta acusación, se refieren a la persecución de militantes políticos, el allanamiento sin orden judicial con detenciones ilegales, el secuestro de personas en la vía pública impunemente y a la vista de todos, las torturas, tormentos y apremios, los tratos crueles, inhumanos y degradantes a los que fueron sometidos los detenidos ilegalmente, la privación ilegítima de la libertad, la organización y funcionamiento de la cárcele como verdadero centro clandestino de detención y tortura y los homicidios, todos delitos cometidos por el accionar represivo de la Gendarmería Nacional como parte de las fuerzas armadas y de seguridad que constituyeron un plan sistemático de exterminio. Todos los hechos investigados en la presente causa constituyen delitos de lesa humanidad y demuestran el genocidio perpetrado por quienes usurparon el gobierno de nuestro país. IV. Los hechos de esta causa y su prueba IV.1.- La cárcel de Coronda antes del 24-3-1976 - Guille El Instituto Correccional Modelo, Unidad 1, reconocido como el Penal de Coronda, situado en la ciudad de Coronda de la Provincia de Santa Fe, fue el lugar de alojamiento de los varones presos políticos durante el período en que se cometieron los crímenes investigados en la presente causa. Desde 1974 comienza un nuevo ciclo de confinamiento de presos políticos en la cárcel de Coronda. De julio de 1975 hay un aumento muy importante del número de personas privadas de su libertad como víctimas de persecución política, varios de ellos por su militancia sindical. 3
Raúl Nudel testimonió que el 20-12-1974 fue puesto a disposición del PEN y trasladado a Coronda. “Somos los primeros presos políticos en Coronda con José Hisi, Osvalo Regazzoni, el pastor protestante Martínez y un abogado del PC” Las condiciones eran con recreos 3 horas a la mañana y a la tarde, salíamos a un patio con jardines. Las condiciones eran vivibles. Había salida al campo de deportes, se jugaban partido de fútbol. Los domingos se compartía colectivamente con las familias durante 6 u 8 horas de visitas”. También Luis Larpín describió estas visitas colectivas de las familias que eran todas las semanas. “Las familias podían dejar alimento de calidad, medicamentos, diarios” nos dijo Raúl Nudel. “Algún compañero tenía máquina de escribir” Augusto Saro también recuerda. “Una vez a la semana jugábamos al futbol. Algunos compañeros hacían actividades laborales. Podíamos hacer trabajos manuales en la celda. Les podíamos dar obsequios, o venderlos para ayudar con los gastos a la familias. Teníamos calentador, pava, bombilla, podías tener guitarra, libros, revistas, diarios, alimentos acercado por la visita, compras de elementos en la cantina. Creo que los domingos daba misa el sacerdote.” Luego se dan más ingresos en el pabellón 5. Entre ellos quienes habían participado de los reclamos sindicales en Villa Constitución. Se organizó una biblioteca para compartir los libros, y también el modo de compartir las mercaderías con las que se contaba. Raúl Nudel recuerda que compartió esta tarea con Voisard, a quien siempre recuerda cada vez que piensa en Coronda. Como uno de los militantes sindicales que ingresan privados de libertad provenientes de Villa Constitución, declaró en este juicio Victorio Paulón: “Era amigo de César Tabares, director de cárceles de Santa Fe”, recordó. “Fui elegido delegado de la cárcel y participé de un proceso de humanización de la cárcel: visitas largas con las familias los domingos, prestarnos libros, veladores. Había malestar del personal y de la direPor cción de la cárcel, por su posición conservadora. En el contexto del accionar de la Triple A, Tabares fue amenazado por su trato a los “delicuentes terroristas”. Alcaides Mattos y Acosta, jefes de seguridad interna eran lo que más actuaron contra nuestra situación.” También Augusto Saro recordó las acciones de Mattos y Acosta contra los presos políticos.
4
Como documental aportada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, se encuentra reservada para este juicio, copia del Memorandum del Departamento de Informaciones Policiales (D-2) del 29-8-1975, en el que se informa un atentado en el domicilio del Inspector de Institutos Penales Albor Ghiano, que la Triple A se lo adjudica y dice que Ghiano y Tabares son traidores por estar “… en franca connivencia con los asesinos marxistas detenidos en el Penal de CORONDA”. También contamos con copia de otro Memorandum del D-2 de fecha 1-9-1975 en el que se informa que desde un Peugeot 404 claro efectuaron disparos al domicilio “… del Dr. TABARES, Director del Instituto Penal Provincial. Las condiciones tuvieron un deterioro y el 8-10-1975, cuando se quiere hacer salir a los presos al exterior con mal clima, se niegan a hacerlo. Augusto Saro detalló que luego de terminado el horario de recreo, los propios presos se dirigieron a su celda. “Nos cierran las celdas y luego no las abren. El delegado pide hablar, no le dan audiencia, tampoco con César Tabares que el Director de Institutos Penitenciarios. Comenzamos a protestar con tarros. Y luego comenzaron las represalias.” Estos hechos también se encuentran informados en la obra colectiva testimonial de la Asociación Civil El Periscopio, Del otro lado de la mirilla, 2da. Edición, Santa Fe, 2008, Anexo 2, pp. XVI y ss. Como documental aportada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, se encuentra reservada para este juicio, copia de la edición del 8-10-1975 del diario “El Litoral” donde se reporta movimientos que fueron reprimidos en la cárcel de Coronda y que se llevaron catorce revoltosos a las celdas de castigo para normalizar la situación. Victorio Paulón dijo que como delegado lo llevaron a celdas de castigo. Fue trasladado a Devoto con Juan Tejerina y Cuesta, donde les dan una golpiza. “Quedé en situación límite, 5 costillas rotas, estuve desaparecido 12 días. … A Tabares le balean la casa y presenta la renuncia”. Raúl Nudel señaló que estando en calabozo de castigo por esa protesta escuchó por la radio de un preso común que habían puesto una bomba en la casa y el negocio de su familia. Lo mismo le sucedió a la familia de otro preso político, Daniel Erbeta. La familia de Nudel terminará vendiendo bajo su casa en Santa Fe bajo coacciones. “Esa presión continuó pensando sobre mi familia” nos dijo. 5
Luego, como testimoniaron Augusto Saro y Luis Larpín. Comenzaron a agregarse el deterioro de las condiciones cuando la cárcel pasa a estar bajo el control del Area 212. Para las fiestas de fin de año sí pudieron tener visitas de las familias. Los cambios más drásticos se darán desde el golpe de estado del 24-3-1976. César Tabares se encuentra desaparecido desde el 6-1-1977.
IV.2.- La búsqueda de sometimiento y destrucción personal del terrorismo de estado en la Cárcel de Coronda desde el 24-3-1976. Autoridades de Gendarmería. Presentación inicial del conjunto de métodos de tormento. Guille Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, mediante el cual las fuerzas armadas usurpan el gobierno estatal en todo el país, hay una llegada masiva de perseguidos políticos a la cárcel de Coronda y se agravan notoriamente las medidas degradantes contra los mismos. En la conducción de este tratamiento de los perseguidos políticos en la unidad penitenciaria de Coronda durante el período 1976-1979 se alternaron como Directores del instituto los comandantes de Gendarmería Octavio Zirone, Juan Ángel Domínguez y Adolfo Kushidonchi, quien durante el período de sus antecesores se había desempeñado como Sub-Director. Más de mil personas sufrieron el encierro y el tratamiento desplegados en los pabellones destinados a los perseguidos políticos durante todos esos años. Ese altísimo número de personas puede advertirse en la nómina obrante a fs. 958 a 1007, del expte. de instrucción. Las prácticas del terrorismo de estado dictatorial, llevando adelante el genocidio de sus opositores a quienes se identificaba como “subversivos”, se hacen presentes en la cárcel de Coronda con múltiples medidas edilicias, prohibiciones, arbitrariedades, maltratos, castigos, golpizas, incomunicación, aislamiento, falta de alimentación, ataques a la salud, vejaciones, hostigamientos a las familias, imposiciones humillantes, salidas a otros lugares para la aplicación de otros tormentos o la amenaza siempre presente de ser ejecutados.
6
El conjunto de vejaciones y tormentos que de modo permanente se infringe a los perseguidos políticos busca su derrumbamiento físico y psíquico así como la destrucción de sus vínculos y de toda forma de organización colectiva para efectivizar su pleno sometimiento. Este régimen de tormentos podía llegar a provocarles la muerte o que intentaran suicidarse. En setiembre de 1978, Sergio Ferrari, como testimonió en esta audiencia, fue llevado a la oficina del Director Kushidonchi por un ataque anímico que había tenido, luego de distintas formas de burlarse de su situación le dijo algo que lo marcó para toda la vida y que enuncia los propósitos de las prácticas de tormentos y homicidas en la cárcel de Coronda: “De aquí no se va más. De acá se va loco o muerto”. Las perversidades implementadas en la cárcel de Coronda contra los presos políticos fueron tales que varios de los presos que luego fueron trasladados a otras cárceles fatalmente crueles de la dictadura, se sorprendían de que ya no se les impusieran muchas de las prohibiciones de Coronda. Ricardo Rivero recordó que tuvo una entrevista con Kushidonchi: “Yo le recreminaba todo lo que sucedía en Coronda. Y él me decía que en Rawson era más severo. Cuando en el ‘79 me trasladan a Rawson, después de unos días de ablande, me llevan a una celda, me dice un compañero que puedo salir y veo que hablaban, tomaban mate, leían. Yo hacía dos años que no hablaba con alguien o leía.” El carácter opuesto a los más elementales estándares sobre derechos de las personas privadas de la libertad no requiere examinar experiencias lejanas, basta simplemente comparar las prácticas destructivas de la cárcel de Coronda llevadas adelante por los comandantes de gendarmería con las condiciones previamente establecidas en la misma unida penal para los presos políticos y con aquellas implementadas contemporáneamente a los hechos que juzgamos para los presos sociales de la misma cárcel. Múltiples testimonios han dado cuenta que veían como los presos sociales, no estaban incomunicados, leían diarios, tenían radios, se les respetaban los recreos prolongados, hacían actividades laborales y deportivas, tenían visitas de contactos, sus familiares no eran atacados como los de los presos políticos. La psicóloga María Celia Robaina, en su investigación sobre las prácticas a las que fueron sometidos los presos políticos de la última dictadura cívico-militar constata que: la prisión en sí misma se transformó en un sistema de torturas, planificado y sistemático, en el que se aplicaron diversos dispositivos con 7
el propósito de provocar dolor físico y/o psicológico y producir daños, lo que se corresponde con la conducta tipificada como tormento en nuestro Código Penal. “En términos psíquicos la tortura se puede entender como una práctica científicamente planificada para desmontar los mecanismos de la identificación primaria … que se propone llevar al torturado a la destrucción de su yo y de su mundo simbólico, de modo que esas singulares vivencias queden en un registro anterior al del lenguaje” “… persigue el objetivo de transformar a la persona en alguien sin ideales ni expectativas, sin voluntad y sin confianza, convertirlo en un ser sometido. A través de la aplicación del terror se ha buscado fundar un sistema de control y destruir al «opositor».” Señala Robaina que las torturas practicadas en centros clandestinos, “ … no cesaban cuando eran procesados y trasladados a las diversas cárceles”. “Quienes estuvieron recluidos por motivos políticos fueron objeto de destrato, humillación y martirios” mediante un sistema de torturas “… en forma continua hasta el momento de su liberación, la que se producía luego de varios años” (Robaina, María Celia « Efectos tardíos de la tortura. Reparación y aportes desde la psicología », Revue de l’Institut des langues et cultures d’Europe, Amérique, Afrique, Asie et Australie, Nº 26, 2016). Agrega Rovaina sobre el sistema de torturas de las cárceles dictatoriales que el: “… tiempo de la tortura es un tiempo no cronológico, caótico. Tiempo eterno en el que la persona se pregunta «cuánto más será capaz de resistir». Los individuos además de ser diferentes, llegan a esa experiencia extrema con un cúmulo de circunstancias de vida heterogéneas, por lo que disponen de recursos desparejos, tanto físicos como psíquicos. Nadie sabe a ciencia cierta hasta cuándo o cuánto podrá soportar, lo que se transforma en un pensamiento recurrente y desesperante. Algunos se defienden a través de reacciones físicas, otros escapan de la realidad por medio del delirio, los más se sostienen en sus afectos, en sus grupos de pertenencia o en sus convicciones. Todo se pone a prueba, la resistencia del cuerpo, la fortaleza psíquica, la autoestima, la coherencia consigo mismo, la lealtad al grupo, el afecto por los compañeros, la moral, los ideales. La tortura significa una macabra pulseada en la que el sujeto descubre sus recursos y se enfrenta a sus aspectos más frágiles”. Esta pulseada por la sobrevivencia que significa enfrentar las prácticas sistemáticas de tortura vividas en la cárcel de Coronda, fue la que puso en 8
evidencia Francisco Sobrero en su testimonio: “Si me decían al principio todo lo que me iban a hacer, decía que no lo aguantaría” Contó como luego de lo vivida en la cárcel de Coronda, estando en la cárcel de Rawson pude leer el libro del psicoanalista Bruno Bethelheim, “El corazón bien informado” y se identificaba con el análisis que hacía este sobreviviente de los campos de concentración del nazismo sobre como el ser humano va corriendo el espacio de lo posible para no sucumbir ante la situación extrema. La estremecedora experiencia de tener que llegar a disponer de capacidades impensables para sobrevivir a la destrucción buscada por la prisión política más despótica, es la que encontramos, también, en una de las historias más emblemáticas que conoció el siglo XX sobre la utilización de la cárcel para demoler al opositor político. Nos referimos a los años que enfrentó el pensador y militante político Antonio Gramsci en los calabozos del fascismo italiano. Le escribe Gramsci a su esposa: “Querida Giulia: He pasado muy malos ratos, me he sentido muchas veces débil, casi extenuado, pero nunca he cedido ante la debilidad física y, hasta donde es posible afirmar estas cosas, no creo que cederé de ahora en adelante. Sin embargo, puedo ayudarme poco. Mientras más me doy cuenta de que tengo que enfrentar malos momentos, de que las dificultades son cada vez mayores, más inflexible me siento y pongo en tensión todas mis fuerzas volitivas. A veces hago una reseña de todos estos años transcurridos, pienso en el pasado y me parece que si hace seis años me hubiese figurado que tendría que atravesar todo lo que he atravesado, no lo hubiera creído posible, hubiera pensado que quedaría destruido en cualquier momento.” No obstante y como sabemos, los años vividos de esa forma en la cárcel por Gramsci, le provocaron la muerte a los 46 años por las enfermedades que allí acumuló. Otra cosa que sabemos es que las crueles condiciones carcelarias que el régimen de Mussolini le impuso, no llegaron a algunos extremos practicados en la cárcel de Coronda: Gramsci tenía correspondencia con su familia, podía leer libros y escribir. Por eso es que son incesantes los estudios de sus conmovedoras “Cartas de la Cárcel” (“Lettere dal carcere”) y los monumentales análisis teórico e histórico-políticos volcados en los “Quaderni dal carcere”. Sobre esta amenaza fatal a la subjetividad testimonió Francisco Sobrero: “el aislamiento, llevaba a la locura. Los suicidios los conozco cuando las condiciones 9
se liberaron en 79 y en el 82, cuando el cuerpo se afloja viene la expansión de la locura o el suicidio.” “En algún momento llegué a dudar si me había graduado. Me faltaba inglés, en realidad. No se lo quería preguntar a mi hermana para no preocuparla. Hasta que luego se lo pude preguntar a un profesor en otra cárcel.” Froilán Aguirre describió: “Eran las 24 horas del día era una cacería, una beligerancia permanente. No me pasó en otras cárceles. Si nos sometíamos al régimen terminábamos todos locos.” “Después de Caseros, fui a La Plata. Después de la adrenalina las 24 hs., al aflojarse condiciones, comenzaron los problemas de salud. Yo pasé a tener tics nervi2osos, con crisis depresivas. Se dieron 8 intentos de suicidio.” “El Ratón Cominotto se suicidó en La Plata, que venía con toda la carga de Coronda.” Daniel Gollán recordó un diálogo con Kushidonchi: “me dijo que no dejaba de pensar como subversivo. Me quedó grabado. Venían a quebrarnos política, ideológica y moralmente. Como no lo lograban lo hacían cada vez peor.” En su libro de memorias, Me fui con ella. Un joven militante de los 70 y el precio de sostener las utopías (Buenos Aires, Chuquisaca Talleres, 2017), también Daniel Gollán refiere como Kushidonchi reconocía sin “medias lenguas” que el objetivo que tenían era “quebrar” moralmente a la mayor parte de los detenidos. “No esperaba lograrlo con todos, según decía, pero se conformaba con la mitad. Según él, sería muy difícil salir psicológicamente indemne de la experiencia “disciplinadora” que instrumentaría, para la cual se jactaba socarronamente de estar asesorado por especialistas, contar con todo el tiempo necesario y una conveniente paciencia oriental” (p. 184). Hugo Borgert, en su testimonio, también señaló que Kushidonchi utilizaba las entrevistas para indagar sobre la fortaleza mental y generar sospechas sobre quien había sido conducido hasta él. “Cuando uno volvía al pabellón largaban la bola que uno se había quebrado” Frente a las operaciones cosificadoras y destructivas de las torturas contra los presos políticos, la psicóloga Rovaina advierte sobre los efectos dignificantes y reparadores que se logra con la denuncia de los delitos, moviendo el recuerdo del espacio de la intimidad al espacio público, y cuando la palabra de los denunciantes es atendida por los poderes del Estado, “se aplica justicia y quienes 10
quebraron la ley son responsabilizados por los actos de barbarie cometidos”. El régimen, también destaca, buscó “eliminar todo intento de rebeldía y oposición para facilitar el objetivo de domesticar a la sociedad… los efectos no se concentran solamente en quienes fueron sus víctimas directas. Por lo que se hace necesario un real procesamiento de lo traumático social que deje enseñanzas colectivas, proceso que permitirá aliviar a quienes fueron sus víctimas directas al tiempo que posibilitará construir una democracia más saludable.” “La tortura como acto abominable –concluye- para no reproducirse necesita sanción jurídica, moral y social.”
IV.3.- Normativas para el trato de DT o DDSS desde el 24-3-1976. Autoridades de Gendarmería (incluida la “Campaña Pensionistas”) Guille El 26 de diciembre de 1974, la presidenta María Estela Martínez, aprobó un reglamento especial para los detenidos alojados en cárceles en el marco del estado de sitio dispuesto un mes antes. Este decreto 2023/74 no fue publicado de manera completa en el Boletín oficial, pero el conjunto de sus disposiciones se puede conocer por las investigaciones del antropólogo Santiago Garaño, a partir de un ejemplar del decreto disponible en la Biblioteca del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (Garaño, Santiago, El tratamiento penitenciario y su dimensión productiva de identidades entre los presos políticos (1974-1983). En esta normativa se busca impedir el desarrollo de actividades políticas o gremiales, y se los diferencia de los detenidos por “delitos comunes”. Este reglamento comenzó su aplicación en la cárcel de Rawson y será extendido por decreto 955/76 de Jorge Rafael Videla el 16-6-1976 disposición del PEN a las diversas cárceles que se designan como de “máxima seguridad” (disponible en la documentación reservada para el juicio y obtenida de la cárcel de Coronda). En el Decreto 1209/76 del 6-7-1976 se enuncia la coordinación de los distintos organismos nacionales y provinciales que intervengan en la detención y tratamiento de los detenidos perseguidos como de máxima peligrosidad y se contempla la firma de convenios con los gobiernos provinciales de la misma dictadura cívico-militar para la utilización en estas acciones de los establecimientos penitenciarios provinciales. Como consecuencia de este decreto, 11
se dicta en 22 de julio de 1976 la Resolución conjunta N° 3/76 del Ministerio del Interior donde se incluye la se afectación del Instituto Correccional Modelo de Coronda (U.1) con capacidad de alojar a 920 “delicuentes subversivos” y de agregar para noviembre del mismo año a otros 344 (Anexo I, punto 4.c). En esta resolución conjunta se establecen también normas de detención, tratamiento y traslados de los “delincuentes subversivos”, diferenciados de los delincuentes comunes, como aplicación del Dec. 1209/76. No muchas veces se ha logrado obtener alguno de los documentos clandestinos que enuncian el plan de persecución genocida, como la orden secreta CLH-317 emitida por el comando del II Cuerpo del Ejército para las unidades penitenciarias bajo la denominación de “Campaña “Pensionistas”” (reservada en secretaría, anexa al nota del Coronel Juan Rolón como jefe del área 212 mediante circular militar 1/77 al Director provincial de servicios penitenciarios, del 8-3-1977,). Allí se hace explícita la persecución de “ideólogos, activistas, militantes, etc.” a quienes identifica como “blancos” de acciones sicológicas” (AS) y de “comunicación social” actuando también sobre sus familiares (pp. 1 a 6). Con las entonaciones de una racionalidad de planificación militar, se pretende una tecnología de “métodos” y “técnicas” que impulsan la brutalidad del sometimiento de los militantes a los tormentos que logren su destrucción. Se propone, así, como concepto de la operación aplicar la acción psicológica sobre los “DS” (delicuentes subversivos) encarcelados y sus familiares “explotando situaciones emotivas” (p. 2). Se contempla una fase de “ablandamiento” actuando sobre los familiares para lograr su colaboración y que permita una clasificación de los “delincuentes subversivos detenidos, midiendo las respuestas a estímulos que los obliguen a reaccionar” (p. 3 y 4). Se proponen como objetivos neutralizar las comunicaciones de los “subversivos” y “minar su moral” (p. 3). Se propone clasificar a los “delicuentes subversivos” en Grupo 1 “Resistentes”, Grupo 2 “Indefinidos” y Grupo 3 “Dúctiles”. También se dispone una fase para “lograr el desistimiento ideológico y la reorientación” de los menos resistentes e incrementar “nuevos desprendimientos de la cohesión grupal para canalizarlos en el tratamiento de reorientación ideológica” (p. 4). Entre las técnicas indicadas se mencionan: “a. Control, censura, restricciones y prohibiciones. b. Rumor. c. Regalos. d. Símbolos” (p. 5). Entre las acciones recomendadas para los grupos 1 y 2, por ejemplo, se propone que los recreos sean “en lugares, incómodos, chicos, 12
fríos” (Anexo 3, p. 1). Se recomienda la exhibición de afiches o periódicos en lugares a los que concurran los DS sobre informaciones que interese hacer circular (Anexo 3, p. 2), tal como se practicó también en la cárcel de Coronda según relataron los testigos. Como se advierte en este instructivo para el despliegue del terrorismo de estado en las cárceles como parte del plan genocida, se requiere un notorio involucramiento de los directores de los institutos penitenciarios que debían decidir cómo gestionar las acciones permanentes que se correspondan con estas técnicas de aislamiento y derribamiento psicológico. El 16-7-1977, tratado como día del Servicio Penitenciario Federal, el Coronel Jorge Dotti, quien actuaba como Director nacional de este servicio, da un discurso publicado por los diarios de mayor difusión en el que se enorgullece como están llevando el combate contra la subversión con los “elementos” alojados en los establecimientos penitenciarios, “… lo que nos ha obligado a salirnos en parte de los cánones normales de nuestro quehacer específico y acomodar nuestras estructuras y operatividad a las especiales modalidades de estos nuevos y peligrosos enemigos de la sociedad” (diarios Clarín, La Nación y La Opinión del 177-1977, reproducidos en Garaño, Santiago, El tratamiento penitenciario … cit.). Dentro de la documental reservada para el juicio, también se cuenta con el Memorandum 15/78, fechado el 7/2/78 de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal que organiza el “curso de comunicación social para la lucha contra la subversión”. Este memorándum lo remite el Comandante Mayor de Gend. Nac. José María Puig, como Director Gral de Institutos Penales de la Prov. de Santa Fe, en nota del 21/2/1978 y detalla los militares que serán expositores, los fundamentos psicológicos y de comunicación social sobre las acciones a impulsar y los pasos para desarrollar campañas psicológicas. Se dictaron también instrucciones para las visitas de representantes de la Cruz Roja Internacional, por la que se establece el carácter reservado al Ministerio del Interior nacional de los informes que se produzcan, con prohibición para los visitantes de hacer todo comentario en otro ámbito sobre las condiciones observadas. Igualmente se establecen los fuertes controles sobre los presos y los visitantes para evitar que les sea entregada información. Así podemos leerlas en 13
las “Instrucciones” remitidas el 14-1-1977 por el Insp. Gral. Ricardo Dolz, Director General del Régimen Correccional a nivel nacional, las que se mantienen cuando se informa una nueva visita por nota del 3-3-1978 en comunicación al Ministerio de Gobierno de la Provincia de Santa Fe; documental reservada para el juicio. Las acciones a aplicar con fundamentos psicológicos sobre los presos políticos vuelven a reiterarse en las “Normas para el funcionamiento de los Equipos Interdisciplinarios” que son remitidas como documental reservada a la cárcel de Coronda por el ya mencionado Coronel Jorge Dotti como Director Nacional del Serv. Penitenciario Federal en nota del 15-8-1979, según las previsiones del Dec. 780/79. Allí se dispone la clasificación de los “Delincuentes Terroristas”, según su personalidad y conducta, en: Grupo 1 “Difícilmente adaptables”; Grupo 2 “Posiblemente adaptable”; Grupo 3 “Adaptables”. En el Anexo I, se disponen las medidas a aplicar. Copia disponible en la documental reservada para el juicio. Las prácticas de romper los vínculos entre los presos políticos, sembrar entre ellos el desaliento y alentar la sumisión, mediante estas clasificaciones en 3 grupos, fueron aplicadas permanentemente en la cárcel de Coronda, con la diferenciación en 3 pabellones, según establecieron el conjunto de testigos que allí fueron presos políticos. En la sentencia “Dupuy, Abel y otro” del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata, causa Nº 2901/09, por la que se condenó a Abel Dupuy como Director de la cárcel de La Plata y personal a su cargo por estas prácticas de tormento y homicidas en las cárceles de la dictadura, se destacó la metodología de clasificar a los presos políticos con funestas consecuencias para su destino. “El motivo del agrupamiento era entonces seleccionar a los detenidos –también se dice en el fallo-, clasificarlos de acuerdo a criterios establecidos por el régimen según una supuesta “recuperabilidad” de acuerdo a su filiación política con el objetivo de poner en práctica sobre ellos el plan criminal.” Y estableciendo la responsabilidad penal del Director de la cárcel, se afirma: “A su vez, como parte de esta organización criminal, Dupuy dispuso la clasificación y reubicación de los detenidos, conforme criterios de “recuperabilidad” con pleno conocimiento de la finalidad que dicho agrupamiento tenía.”
14
IV.4.- Algunas denuncias contemporáneas a los hechos (incluyendo la carta de los presos a Zaspe; cartas personales recuperadas; informe de la CIDH por visita 1979; denuncia Sergio Ferrari en Suiza 1979). Primera denuncia judicial en 1984 Lucila El tremendo régimen de opresión que sobre finales de 1975 se cernía sobre los presos políticos del penal de Coronda, siguió en una escalera ascendente hasta el definitivo traslado de todos los presos políticos en mayo de 1979. Varios fueron los testigos que se refirieron en esta causa a las denuncias que hicieron sobre los hechos vividos. Algunas de ellas, salieron desde la misma cárcel bajo el riesgo constante de ser descubiertos, tanto para los detenidos políticos como para los familiares que se animaron a sacar la información. Luis Larpín, el primer testigo que declara en esta causa, dijo: “Ya estando esta causa elevada a juicio oral, pude encontrar en el archivo prov de la memoria una carta q los presos pcos de Cda enviamos a Mons Zaspe en julio de 1976 o sea poquitos meses dp del comienzo de la dictadura y en esa carta ya mencionábamos y hacíamos público, una serie de cuestiones q nos estaban afectando al conjunto de los presos que estábamos, en ese momento creo que ya eran 2 pabellones completos sino los 3.” “Mencionamos ahí (el testigo lee una parte de la carta): el 5/5 1976 se nos prohíbe tener visitas a nuestros fliares con los cuales estamos totalmente incomunicados, pues tampoco podemos recibir o despachar cartas colocándonos en una angustiosa situación de incertidumbre por su integridad física ante los rumores de violencia desatada contra ellos”… “Posteriormente se nos quitó el calentador, el equipo de mate, radio, velador, cigarrillo, té, leche en polvo, azúcar, dulce, sal, aceite, remedios, etc., dejándonos sólo algunos artículos de higiene personal. Ese día también nos quitaron y rompieron los crucifijos, las fotos de nuestros fliares, juguetes hechos por los cros para sus hijos, piezas de ajedrez y entretenimientos, repisa, papel en blanco, biromes, las cartas de fliares y amigos”. Esta carta escrita por los presos debía llegar a Zaspe. Mons. Zaspe en julio de 1976 era arzobispo de la Diócesis de Santa Fe, debido a este rol institucional importante, los presos políticos deciden organizarse para 15
escribir una carta. Pero no era tan sencillo, no había papel, ni birome, ni autorización para enviar un mensaje al exterior, por lo que los presos debieron organizarse clandestinamente dentro de la cárcel. Primero, obtener papel, para eso utilizaron papelillo para fumar, un diminuto papel de 8 x 4cm aproximadamente; luego, con qué escribir: para eso se recurrió a las pilas –que también habían sido retiradas junto con la radio- que algún preso común pudo alcanzarles; dentro de las pilas, al desarmarlas, hay un carbón finito, éste se utilizaba para escribir. Una vez redactada la carta en varios papelillos, se hacían un bollito, se la cubría con plástico, se calentaba para sellarlo y se obtenía un objeto del tamaño de un caramelo. No fue una vez sino varias las cartas que se redactaron de esta manera para sacarlas del penal. Sobre una de las cartas dirigida a Zaspe, se refirió el testigo Víctor Salami al relatar la única visita de contacto que tuvo en los dos años y medio que estuvo en la cárcel de Cda: “La había gestionado mi suegra, yo me enteré por otros cros que había conseguido esa visita y que iba a venir con mi hija. En ese momento se había endurecido el régimen era mediados del 77 o un poco más, nosotros queríamos denunciar lo q estaba pasando en la cárcel de Cda, cdo yo me entero, lo cuento a algunos cros entonces me dicen que había que intentar sacar esta carta a Mons. Zaspe. Me preguntan si yo estaba dispuesto, si mi suegra estaría dispuesta a llevar ese mje, yo lo intento. Entre las cosas que nosotros manejábamos en la cárcel de Cda para comunicarnos existían este tipo de mjes que nosotros le decíamos caramelos”. … Continúa el testigo con mucha emoción, recordando a su suegra que tenía su hija presa, su yerno preso y un hijo desaparecido: “En el momento en que me toca la visita, yo tenía preparado eso, me lo habían dado otros cros. Cuando llego, la nena lloraba mucho, entonces yo me acerqué, tenía un guardia a dos metros, hice como que rezaba, hice la señal de la cruz, rezamos, porque mi suegra era muy creyente, así cerquita le dije q teníamos eso para llevarle a Zaspe, ella me dijo: mirá que me desnudaron, me revisaron entera, a la nena le revisaron los pañales. Entonces yo le dije: está bien, no te hagas problema, veremos cómo hacerlo. Transcurrió la visita, cuando el guardia nos dice que ya era hora de despedirnos, ella me abraza 16
y me dice: dame la carta. Y bueno, entonces le di un beso en la boca y la sacó de esa manera.” El testigo Guillermo Martini también se refirió a una carta que su familia le dirigió al arzobispo y a otra que se le hizo llegar desde el penal. “Mi flia había escrito una carta a Mons Zaspe, que era obispo de acá de Sfe, fue a la cárcel de Cda, no lo dejaban entrar al pab, abrieron la puerta, nos habló desde ahí, en un mom se les escapó y se acercó, yo estaba en la 505, me agarró la mano, me besó la mano, me dijo que tuviera fuerza y dp les mandó una carta a mis viejos diciéndoles que me había visto bien, que estaba bien. Creo q fue en el aislamiento, en el 76.” El testigo Héctor Raúl Borsatti, ex preso político dijo: “Nosotros desde la cárcel y en mi caso particular, teniendo como pivot a mis fliares trataba de que se organicen, de que se junten, que no se desmoralicen, de romper el trabajo que hacía la Brigada Area de Rqta que decían: no, su hijo está preso porque lo denunció el otro hijo de otro fliar. Eso llevó a que trabajaran, enviaran cartas, denunciaran la situación.” Ofreció un libro que escribió recientemente, en uno de los capítulos: “Cartas para romper el muro” hay copias de cartas de denuncias que hacían los fliares de los detenidos políticos. Una de esas cartas, fechada en abril de 1978 está dirigida a Kushidonchi donde le quieren hacer saber sobre los castigos físicos que algunos guardias les dan a los detenidos y le piden que arbitre las medidas para que eso no vuelva a ocurrir y que sean tratados como seres humanos. Se agrega como nota al pie que copia de esa nota será enviada a los org internac de DDHH. Otras denuncias fueron realizadas ante organismos internacionales o judicialmente pero fuera de los muros de Coronda. Algunos testigos se refirieron aquí al informe de La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA). La CIDH llegó a la Argentina el 6 de septiembre de 1979 y concluyó su labor el 20 de septiembre de ese mismo año. 17
Elaboró un informe que, pese a su importancia, no tuvo difusión en ese momento en la Argentina. El número total de denuncias que recibió la Comisión durante ese lapso, fue de 5.580. En el Capítulo V - Derecho a la seguridad e integridad personal; punto 3 de las Consideraciones Generales señala: “Durante la observación in loco en Argentina, la Comisión puso especial interés en comprobar las denuncias que había recibido y que hacen relación a la violación del derecho a la seguridad e integridad personal. En el punto Conclusiones, la CIDH señala: 1. A la luz de los antecedentes y consideraciones expuestos en el presente informe, la Comisión ha llegado a la conclusión de que, por acción u omisión de las autoridades públicas y sus agentes, en la República Argentina se cometieron durante el período a que se contrae este informe –1975 a 1979—numerosas y graves violaciones de fundamentales derechos humanos reconocidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. En particular, la Comisión considera que esas violaciones han afectado: a) al derecho a la vida … b) al derecho a la libertad personal, al haberse detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional a numerosas personas en forma indiscriminada y sin criterio de razonabilidad; y al haberse prolongado sine die el arresto de estas personas, lo que constituye una verdadera pena; esta situación se ha visto agravada al restringirse y limitarse severamente el derecho de opción previsto en el Artículo 23 de la Constitución, desvirtuando la verdadera finalidad de este derecho. Igualmente, la prolongada permanencia de los asilados configura un atentado a su libertad personal, lo que constituye una verdadera pena. Para la fecha que la CIDH llegó a la Argentina, la cárcel de Cda ya había sido levantada como unidad penitenciaria de presos políticos. Numerosos son los testigos que hablan de que las denuncias internacionales fueron las principales razones de que esto sucediera. Asimismo, varios testigos dijeron que al levantarse la cárcel fueron trasladados a otras unidades penitenciarias, principalmente 18
nombraron Caseros y La Plata. Algunos relataron que allí pudieron entrevistarse con comisionados de la CIDH relatando el régimen vivido en Cda. Siguiendo con las denuncias internacionales, el testigo Sergio Ferrari, ex preso político de Coronda y residente en Suiza desde que le dieron la opción para salir del país en diciembre de 1978, testimonió en esta causa. Nos relató que al poco tiempo de salir del país, elaboró un completo informe que se encuentra como prueba en autos. “Inmediatamente los primeros 15 ds me pongo a elaborar este informe sobre la cárcel de Cda “Los muros de la infamia” que lo distribuyo masivamente, participo en conferencias públicas, participo en actos públicos, participo en espacios de discusión sobre derechos humanos incluso a nivel internacional, participo en un tribunal Elio Baso sobre derechos humanos de la Argentina, tengo la posibilidad de contar la experiencia de Cda, de compartir las vivencias cotidianas de Cda, tengo la posibilidad de denunciar la situación de Cda, la situación en la cual quedan mis hermanos corondinos. Y también tengo la posibilidad de hablar de Argentina, hablar del país porque lo de Cda no era una isla, lo de Cda y el régimen de Cda fue una elaboración conjunta con el 2do cuerpo del ejército.” “Era un ida y vuelta, era una estructura homogénea. Y eso era importante explicarlo a la comunidad internacional, que ya estaba bastante sensibilizada, había pasado el mundial, había muchas campañas de información, había una gran presión internacional”. El pormenorizado informe consta como prueba en autos. Lo importante de esta prueba es que, ya en 1979, los presos de Coronda –y Ferrari como ex preso- ya tenían cabal idea del régimen opresivo y sus objetivos de destrucción. A modo de ilustración transcribimos: “El actual director, el Comandante Kushidonchi fue segundo del anterior en su gestión de 1976. Luego desapareció unos meses, … Finalmente regresó en febrero de 1978. Con su regreso como Director, se inició una nueva etapa en la vida de los presos políticos de Coronda. Si bien ya habíamos conocido un régimen duro, nunca habíamos soportado algo tan sistemático, planificado y científico como lo que se aplicó en esta etapa. 19
Ejemplo ilustrativo: En una ocasión el Cte. Kushidonchi afirmó: “soy un profesional y cumplo las órdenes como buen militar. Si se me ordena fusilar a alguien lo haría sin titubeos. Pero, por supuesto, le garantizaría al condenado la posibilidad de recibir asistencia espiritual-religiosa antes de su muerte porque soy profundamente cristiano”. Finalmente, en este punto de denuncias, señalamos que el Sr. Raúl Omar Sassi, da inicio a la presente causas con su denuncia a fs. 1/8 de autos, con fecha 21 de junio de 1984, ante del Dr. Juan Carlos Rivera, Juez de Instrucción. Dicha denuncia fue patrocinada por numerosos profesionales del ámbito nacional y local, entre ellos Marcelo Parrilli, Luis Zamora, Alberto Mullor, Jorge Hoffmann y Miryan Ramón. El denunciante señaló que en el Penal de Coronda se cometieron los delitos de homicidio agravado, lesiones, abandono de personas, privación ilegítima de la libertad, apremios ilegales, vejaciones e imposición de tormentos, asociación ilícita y abuso de autoridad en violación al art. 18 de la Constitución Nacional. El 8/02 del corriente año, Sassi declaró en este juicio, ampliando en detalle lo denunciado oportunamente. Ante la pregunta del fiscal, ratificó haber realizado la denuncia ante el juez Rivera con patrocinio y haber prestado declaración testimonial.
IV.5.- El terrorismo de estado desde el inicio de la privación de libertad de los perseguidos políticos hasta el ingreso a la Cárcel de Coronda. Guille Como se ha analizado en doctrina penal, los crímenes de lesa humanidad como los que son objeto de este juicio se perpetran como Empresa Criminal Conjunta y es un aspecto fundamental de su investigación judicial dar cuenta de la inserción que tiene cada sub-sistema de prácticas criminales en la cooperación con las demás a las que se integra. Las prácticas de tormento y homicidas de la cárcel de Coronda se insertaron en el conjunto de acciones desplegadas por el terrorismo de estado de nuestra historia reciente, y sus agentes actuaron coordinadamente para aportar a la persecución genocida de los perseguidos políticos. Así se verifica desde el inicio de la privación de la libertad en distintos lugares del país y en los 20
que se iba haciendo contra el perseguido político antes de ingresar a la cárcel de Coronda, para continuar allí con sus métodos propios de derrumbamiento de la personalidad y exterminio. En las decenas de testimonios brindados en estas audiencias de juicio oral, se repite el secuestro de los militantes políticos, su traslado a dependencias policiales de Santa Fe o Rosario, la aplicación de tormentos allí mismo o en casas operantes como centros clandestinos de cautiverio, la posible intervención de autoridades de la justicia federal que refuerzan la persecución y el ingreso a Coronda atravesando una hilera de guardias que sometieran a golpiza a los nuevos reclusos como anuncio de la cotidiana inflicción de tormentos a la que serán sometidos. Froilán Aguirre lo sintetizaba en su testimonio: Gendarmería, policía, comisarías, GIR, centros clandestinos era parte de un mismo dispositivo represivo. Algunos de los testigos que declararon en este juicio, iniciaron su privación ilegal de la libertad y el padecimiento de los crímenes dictatoriales en el norte provincial y desde la ciudad de Reconquista pasaron por dependencias de la ciudad de Santa Fe, antes de ingresar a la cárcel de Coronda, tal como lo relataron Raúl Borsatti, Rubén Maulín, Jorge Micelli y Eulogio Sellarés. También escuchamos testimonios sobre personas secuestradas en la provincia de Entre Ríos y que llegaron a Coronda luego de haber estado desaparecidos en sitios de esa provincia, como Luis Antonio Mosa, quien fue secuestrado en Concordia, estuvo en Paraná, en la cárcel de Gualeguaychú y fue trasladado a Concepción del Uruguay antes de ingresar a Coronda. Uno de los lugares donde eran encerrados previamente aquellas personas secuestradas en la zona sur de la Provincia de Santa Fe, es la cárcel de encausados de Rosario, llamada “La Redonda”, dónde también operaba Zirone y Kushidonchi. Como testimoniaron Juan Carlos Bertone y Alberto Raúl Chiartano, cuando los trasladaban de una cárcel a otra, hubo una parada en la autopista, personal con uniforme de gendarmería y del ejército se apostaron con armas apuntando al vehículo en que los llevaban para hacerles vivir la posibilidad de un fusilamiento. Alfredo Vivono testimonió que “La Redonda” de Rosario vió a los gendarmes que también encontraría en Coronda: Retamoso, Oertilinger, Zirone, Dominguez, 21
Kushidonchi. Le mostró al médico las quemaduras que tenía por torturas recibidas. “Algunos se rieron –declaró- y me llevaron a empujones y nos llevaron a un lugar a pelarnos”. Estaba tan débil que no pudo sostener el colchón que le entregaron y tuvo que se ayudado por Mecheti y De María. En “La Redonda”, también a cargo de comandantes de gendarmería, estaba Pedro Galeano en gravísimo estado por la falta de atención de las torturas recibidas y que luego su muerte es atribuida a un falso enfrentamiento. También estaba Daniel Gorosito a quien llevaron a hablar con el comandante de gendarmería Agustín Feced para éste anunciarle que lo iba a matar. Alfreto Vivono, también recordó el simulacro de fusilamiento en la autopista durante el traslado a la cárcel de Coronda en setiembre de 1976. “En Coronda nos reciben los que nos habían despedido en “La Redonda”, nos dijo. En el ingreso a la cárcel de Coronda, se normalizaban los signos evidentes de tortura que pudieran presentar los presos políticos, sin generar ningún procedimiento de investigación o denuncia, pero tampoco adoptando medidas especiales de atención de la salud. Así Luis Baffico testimonió: “Llegué a Coronda con las dos rodillas rotas, rengueaba. .. Nunca tuve un diagnóstico, luego afuera supe que tenía los dos ligamentos cortados, por cómo me habían tenido mientras me torturaban. Algunas veces me trajeron al hospital piloto. Pero casi no me revisaban, me hacían preguntas. Ni podíamos dejar constancia. Los médicos te contestaban que no teníamos nada, con soberbia. Había una enfermería en Coronda, pero no fui internado, no sé si era para los presos políticos.” Carlos Raviolo testimonió que al ingresar a la cárcel de Coronda, en su legajo el médico Valls deja constancia en su legajo que no presenta lesiones a pesar de tener visibles signos de torturas. Carlos Omar González testimonió que al ingresar a la cárcel de Coronda en noviembre de 1976, “venía lastimado de la tortura, pedí atención, no la tuve, los fajineros me dieron jabón blanco. Me curaba yo las heridas. Me costaba comer por la tortura con la picana.” Por su parte, Eduardo Seminara dijo que: “Al ingresar a Coronda, tenía quemaduras, una infección y falta de sensibilidad. No recuerdo si me revisó un médico. Pero no hicieron un procedimieno especial.” Como ejemplo del repetido ingreso a la cárcel de Coronda con una golpiza organizada remitimos a los testimonios de Rubén Maulín, Froilán Aguirre, Carlos 22
Raviolo, Luis Baffico, Carlos Omar González, José Villarreal, Jorge Micelli, José María Ramat, Ramón Oscar Pérez, Juan Carlos Bertone, Alfredo Vivono, Oscar Vázquez, Juan Nicolás Piazza, Raúl Busto, entre otros. Como luego trataremos, los traslados desde la cárcel de Coronda para aplicar otros tormentos o como amenaza de ejecución, es parte constitutiva del funcionamiento diario con que se avanza en la empresa criminal conjunta.
IV.6.- La incertidumbre como ambiente para la destrucción de la subjetividad. No-reglamento. La prohibición ilimitada. La arbitrariedad despótica y cotidiana. Guille En la ya citada investigación de María Celia Robaina sobre las cárceles durante la última dictadura, se examina que los “… martirios fueron constantes, la arbitrariedad y la confusión buscaban que los presos no pudieran anticipar lo que vendría y por lo tanto prepararse para ello.” Entre las medidas de tortura con similitud a las prácticas nazis en los campos de exterminio, destaca: “… rutinas de vida arbitrarias (alimentarias, higiene, sueño), dificultades para el contacto con el afuera (restricción de visitas, censuras, lecturas), criterios de selección psicopatológicos o por diferencias políticas para elegir quienes compartirían la misma celda, identificación con un número, uso del uniforme y corte de pelo.” (Robaina, María Celia « Efectos tardíos de la tortura … cit.). Aquí debemos agregar el hostigamiento permanente, aún durante los momentos del sueño, disponiendo durísimas sanciones por motivos absurdos, sean previamente anunciados, como inventados para el momento, o directamente opuestos a los hechos conocer en oportunidades anteriores. Continúa Rovaina: “El sistema autoritario de la prisión, no le permitía al sujeto tomar decisión alguna. Se tornaba enloquecedor porque al tiempo que lo sometía a la obediencia y a la rutina, lo conducía a la arbitrariedad y a la incertidumbre constantes”. En la Campaña “Pensionistas” remitida por el Coronel Juan Rolón como jefe del área 212 mediante circular militar 1/77 al Director provincial de servicios penitenciarios, del 8-3-1977, se incluye como medida a aplicar a los “delincuentes subversivos”, los cambios imprevistos en el régimen “ a fin de crear desconcierto, incertidumbre, hasta temor”. 23
Miguel Rico recordó en estas audiencias: “A la madrugada se sentían trancazos, los guardias abría las trabas a patadas. Era una incertidumbre, ¿a quién se llevaron? te quedabas pensando. A partir de ahí no dormíamos. Luego nos dimos cuenta que era en celdas vacías, lo hacían a propósito para generar esa incertidumbre … A la noche se sentían gritos de los guardias: “Afuera con todo”, eso significaba traslado. “¿Qué pasará?”, te preguntabas. Eso operaba todo el tiempo, dando vueltas en la cabeza, “mañana me toca a mí”. También recordó que: “Kushidonchi, una vez me hizo llamar. En la conversación me planteó la cuestión de la incertidumbre. Dijo: “si yo clavo un palo de escoba en el patio, lo tengo a Ud. semanas pensando “¿por qué?”. René Irurzum expresó en su testimonio que la cárcel de Coronda dejó de contar con un régimen institucionalizado con reglas escritas, “… comenzó a convertirse en un campo de exterminio, la diferencia con otros era que estábamos reconocido y que habíamos tenido un tiempo para prepararnos y crear un subjetividad para soportar los tormentos que podía sobrevenir.” “Un compañero que era psiquiatra Rubén Pancaldo, Desplegó una actividad profunda porque el método podíamos salir con los pies para adelante o salíamos loco. Esto no era una promesa, sino una lógica para que Coronda se vuelva un campo de exterminio.” Augusto Saro declaró: “La cárcel como institución brinda los elementos para trabajar nuestra destrucción. Primero, la no existencia de un régimen. Antes las reglas eran conocidas. Con Gendarmería todo está prohibido, no se podía colgar una camiseta. Se sancionaba por todo. Esto te desequilibra al no tener normas”. “Nos habrían las celdas de noche, con patadas sonoras. Cada hora que habrían la mirilla la guardia. Había que dormir boca arriba y con las manos afuera. Me despertaba 3 o 4 veces por noche con cada uno de los controles. Luego lo pude charlar con psiquiatras. Nos dejó marcas profundas. Me costó comprender las reacciones rápidas ante cuestiones sin importancia, y ante situaciones como la enfermedad y la muerte de mi padre podía tener un control. Un analista me ayudó a comprender que internalizamos la reacción rápida porque estaba en peligro la vida.”
IV.7.- Los traslados y la amenaza de muerte, o la máxima violencia física. Guille 24
La integración de las prácticas de la cárcel de Coronda con los demás agentes del terrorismo de estado en una empresa criminal conjunta se hace evidente también en los múltiples traslados que se hacían de los presos políticos encerrado bajo la guarda de la dirección del penal hacia Santa Fe o Rosario, para ser sometidos a interrogatorios con torturas de picana eléctrica, golpizas o simulacros de fusilamiento. Para la configuración total de los hechos hay un comienzo de ejecución con la salida del penal autorizada por la Dirección con notorios elementos de ilegalidad, complementándose con la intervención de otras personas con capacidad de dominio sobre el tramo de los hechos que se dan fuera del penal. Al reingresar a la cárcel de Coronda, como continuidad de la empresa criminal conjunta, no se adoptaban medidas de investigación ni de atención frente a las lesiones que presentaban los presos políticos por las torturas que se les aplicaban. Sobre todos los presos políticos pesaba también la experiencia del traslado de Daniel Gorosito que fue trasladado a la ciudad de Rosario para ser ejecutado. Jorge Palombo dijo en su testimonio: “En el pabellón 6, conocí a Daniel Gorosito, estaba en una celda de al lado o la que le seguía … Me cuentan que lo vendrían a buscar para llevarlo al Servicio de Informaciones. Veníamos de ahí y sabíamos que lo menos era para torturarlo en forma salvaje. Nos pusimos de acuerdo que si lo venían a buscar yo tenía que golpear el piso y todos los presos comenzamos a hacer una protesta. Esa noche no se lo llevan, pero lo sacaron aislado en un lateral del pabellón 6. En algún momento vinieron a ese lugar y se lo llevaron al Servicio de Informaciones. Lo torturaron hasta matarlo, lo obligaron a firmar su libertad. Y luego lo mataron.” Hugo Borgert relató, como en marzo de 1977 fue trasladado a la ciudad de Santa Fe, sin dar explicaciones. “Eramos unos 4 o 5 presos. Uno era Jorge Kerz. En la autopista de pronto el operativo se detiene y apuntan los fals hacia nosotros, para amedrentarnos. Nos llevan a la comisaría 4ta. nos tienen con interrogatorio, tortura, submarino seco, nos cagaban a palos, nos interrogaban sobre personas que hacía más de un año preso o que no conocía. Y luego nos trasladan a la cárcel de Coronda.” Ramón Oscar Pérez recordó: “A finales de 1977 nos llevaron a la 4ta. Eramos 14. Estuvimos más de una semana. Volvimos hecho pedazo. No nos daban ningún 25
tratamiento. Puedo haber pasado por enfermería. Mi mamá me vió a los meses y le impactó mucho porque seguía lastimado. Al volver a Coronda no se podía hacer reclamo. En los traslados salíamos y entrábamos encapuchados.” José María Ramat relato su traslado a la comisaría 4ta: “Pensabas que te iban a matar. Te molían los huesos a golpes.” “En la 4ta, te sacaban la capucha para estar con Monti, otros con Brusa”. José Villarreal brindó testimonio de su traslado en diciembre de 1977 a la comisaría 4ta de Santa Fe, siendo privados de alimentos y sometidos a golpes. También fue golpeado en la dependencia de la policía federal, donde también lo interrogan Monti y Brusa como integrantes del juzgado federal. Brusa lo amenazó con más torturas si no hablaba. “En mi legajo sólo consta la fecha de salida. Estaban en complicidad. Estuve 40 días afuera y no figura nada en mi legajo. Era todo un manejo en conjunto. Con la policía, Perizzotti, gendarmería.” También Luis Baffico relata su traslado desde Coronda a la comisaría cuarta y a una casita, sin que se pudiera denunciar nada cuando volvías a la Cárcel. Carlos Raviolo testimonio que en su segundo traslado a la comisaría 4ta. pudo verlo a Luis Baffico. Carlos Omar González relató en que a mediados de 1977, fue traslado desde la cárcel de Coronda a la comisaría 4ta. Lo golperaon mucho. “Me dijeron que iba a tener una causa judicial por quema de Fiat Grossi. Supuestamente estaba el secretario del juez. ” Fue condenado sin haber visto nunca un abogado defensor. Antonio Fernández relató que fue sacado de la cárcel de Coronda penal en dos oportunidades. La primera el 16-5-1977, “me sacan a la comisaría 4ta con Aníbal Sánchez, para hacerme una causa bajo torturas. Te sacaban a los golpes, y te sacaban era para profundizar la represión. Nos llevan a la 4ta, encapuchado y con torturas, yo estuve como un mes. Me llevaron a un lugar que por los cerámicos que ví me dijeron que sería la policía federal. Allí me torturaron y me hizo firmar Víctor Monti una declaración” Cuando vuelven a Coronda los golpean. “Se veían todas la marcas y los médicos decían que no tenía nada. Y me llevaron varios días a celda de aislamiento para que no me vean así.” La segunda vez nos llevan a Perasollo, Klaric y Barquín. A mí me llevan a una reunión con coroneles y uno era de Brasil, hablaba portugués. Conocía la actividad sindical de panaderos de mi padre. Me preguntaban por el padre Jorge Adur de los asuncionistas.” 26
Francisco Klaric testimonió que lo sacaron de la cárcel de Coronda varias veces. Una noche es sacado sólo por Perisotti y Aebi y trasladado a comisaría primera. No sólo lo torturan con picana sino que lo pisan quedando dislocado el brazo. A los pocos días regresa a la cárcel de Coronda. “Me revisaron y no les importaba todo lo golpeado que estaba.” Luego le dieron una pastilla que Rubén Pancaldo le recomendó que no tomara porque era para cuadro con convulsiones. Orlando Barquín declaró que fue sacado de la cárcel de Coronda varias veces, a la comisaría 4ta donde sufre torturas y simulacro de fusilamiento. Al secretario Monti del juzgado federal le dijo lo que les estaban haciendo en Coronda. En otra oportunidad lo torturan en la sede de la policía federal, le expuso a Monti las torturas que acaba de recibir y Monti le dijo que si no firmaba la declaración lo volvían a torturar. Miguel Rico recordó en su testimonio que en el año 1977 fue trasladado desde la cárcel de Coronda en dos oportunidades, siendo torturado con picana eléctrica y golpes en la sede la policía federal y en la segunda para que ser interrogado por el secretario judicial Vìctor Monti sobre la declaración que le hicieron firmar bajo tortura, como analizaremos más adelante. En esos traslados hubo intervención de Perizotti y Aebi, con pasos por la comisaría primera y la comisaría 4ta. Juan Carlos Ojeda relató los tres traslados que tuvo desde la cárcel de Coronda hacia dependencias policiales en la ciudad Santa Fe, donde eran sometidos a torturas sin que al reingresar a la cárcel de Coronda se adoptaran medidas de investigación ni de atención. Sobre el tercer traslado que tuvo recordó: “Al ingresar a Coronda, nos hicieron regresar a la carrera y a los golpes. Las autoridades de la cárcel, sabían que nos iban golpear, volvíamos golpeados y no dejaban constancia. Una de las veces, tenía un dolor insoportable, me llevaron con Traverso, me tocaba el tórax, me hacía ver las estrellas. Me dijo que tenía 2 costillas fisuradas pero que eso el tiempo lo iba a curar.” Carlos Pérez Riso testimonió sobre su traslado en febrero de 1977 desde la cárcel de Coronda al Servicio de Inteligencia de la policía provincial en Rosario. Al regresar a la cárcel de Coronda un guardia le da por la espalda una trompada que le lesiona el oído que durante tiempo le sangra y supura, siendo sólo tratado con antibióticos y por el cual le persiste una sordera. Cuando lo iban a llevar a Rosario, 27
se negó a firmar la salida porque pensaba que lo podían matar como a Daniel Gorosito. Otro traslado a la ciudad de Rosario será por Consejo de Guerra. En ya citada sentencia “Dupuy, Abel y otro” del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata, por la que se condenó al Director de la cárcel de La Plata y personal a su cargo por los crímenes cometidos en la cárcel de La Plata señaló como circunstancias de clara importancia para establecer la responsabilidad penal del Director de la cárcel, la “… activa colaboración y coordinación del servicio penitenciario con las fuerzas armadas y la policía de la provincia …, caracterizada por facilitar el interrogatorio y amenazas de los presos políticos dentro de la Unidad por parte del personal militar así como la entrega de internos para interrogados bajo torturas en centros clandestinos de detención.” Los efectos de los traslados que se hacían desde la cárcel de Coronda se expandían a todos los presos políticos que los presenciaban. Osvaldo Bassi Mansilla señaló que a Antonio Fernández, al regresar de un traslado en muy mal estado por las torturas, “lo hicieron salir sólo al patio para que todos lo viéramos.” René Irurzum expresó que a Daniel Gorosito lo pusieron en el pabellón 5 para empaparnos de muerte. Estaba condenado a muerte por el gendarme Feced. “Estar con alguien a quien apreciábamos mucho sabiendo que estaba condenado a muerte”. Cuando lo vienen a buscar, relató Irurzum, los compañeros se desesperan con escándalo. “Vino Kushidonchi y les dice a todos, no se preocupen, sólo los trasladamos al pabellón lateral. Luego se presenta Zirone, les dice que a los presos lo va proteger, pero no puedo garantizar si lo sacan. Estuvo unos 48 hs. en el lateral y lo llevan para su último viaje. Fue a fines de 1976, siempre nos dio aliento. Me dijo que sigamos resistiendo para que alguien pueda contar esto.” Mario Costa recordó que: “había traslados para interrogatorios con torturas. Pero a Daniel Gorosito lo eliminaron, lo mataron. Había una correlación entre el afuera y el adentro, del accionar genocida. El socio de afuera actuaba con el socio de adentro. Era el aguantadero de los torturadores de afuera … Volvían los compañeros, los he visto con caminar con las dificultades de la tortura, y la sufríamos nosotros al verlos y pensando que nos tocaba a nosotros. Comenzaba el traslado en el medio de la noche, con el sonido de levantar las trancas cuando 28
comenzaba el traslado. Uno pensaba la próxima patada de la tranca me sacan a mí, desgastaba mucho, y algunos compañeros encontraban la salida en tomar el banquito y romper todo como desahogo, pero inmediatamente iban a los chanchos por un tiempo largo. Para otros la procesión iba por dentro. Todos llevamos las cicatrices, algunos no lo pudieron llevar. Como fue Claudio Ferrari y el flaquito Cominoto que se ahorcó en La Plata.” Augusto Saro leyó en audiencia la carta que el 7-6-1976 su esposa Ana María Ewes y las madres de otros 2 compañeros presos le dirigieron a autoridades de la cárcel. Allí expresaban como los traslados con destino desconocido era una de las prácticas por las que estaban intimidados por miles de fantasmas y miraban el futuro con horror. Jorge Micelli nos trasmitió a los presentes en esta sala el terror que se sentía cuando te buscaban de la celda para un posible traslado. “Una noche, estaba durmiendo, entra un guardia, me esposa y me saca del pabellón. Tuve mucho miedo que no sabía dónde me llevaba, porque la línea divisoria entre la vida y la muerte era muy fina. Me llevaban con Kushidonchi para que diga qué compañero hablaba de historia, de economía, o de filosofía, de entretenimiento, qué militancia tenían.” Pretendía que declares contra algún compañero. “Kushidonchi me despide con una sonrisa cínica diciendo: ojalá usted salga muy pronto de aquí.”
IV.8.- Requisas - Guille Una forma permanente de infligir dolor a los presos políticos, dando lugar a golpes, humillación e indefensión, estaba constituida por las cotidianas requisas. En la denuncia que en 1979 presentó Sergio Ferrari ante organismos internacionales describe como el preso era sacado de la celda y obligado a desnudarse, sin importar lo baja que pudiera ser la temperatura. Se revolvía todo en la ceda y se rompían los pocos elementos que allí tenían. Destruían, tiraban o ensuciaban con escupitajos, aquel objeto que pudiera tener valor afectivo para el preso. Luego venía la requisa personal mostrando manos y pies, mostrar la boca, levantarse los testículos, agacharse y abrir las nalgas. Se buscaba la denigración 29
moral del compañero, describe la denuncia, en una ceremonia siempre acompañada de insultos (fs. 1487 del expediente de instrucción). En su testimonio, Francisco Sobrero, dijo: “Pero además estaba la aniquilación psíquica. Fue elaborada, planeada, dirigida y ejecutada. Los alférez, conducían las requisas donde era piedra libre para la agresión”. Juan Carlos Ojeda recordó: “Después del 24-3-76, cuando toma la conducción el ejército y la gendarmería, cambia el trato con los guardias. Las requisas eran agresivas y vejatorias. Nos hacían desnudar, nos revisaban la boca, los pies y el ano. Algunos tenían como un gozo al tener que someternos a eso. Era muy difícil de sobrellevar. Nos golpeaban.” Hugo Borgert describió: “La requisa era un modo de castigo. Había que salir al pasillo desnudo, mano contra la pared, abrir los cantos para mostrarle a la guardia. Gendarmería tenía gente, allí, alférez y subalferez, estaban en las requisas, controlaban los pabellones. Te rompían la almohada, tajos al colchón, lo mezclaban con jabón, quedaba todo peor.” Luis Baffico nos dijo: “Las requisas eran patoteadas, rotura de lo poco que teníamos, te tiraban si tenías unas fotos, pegaban.” Jorge Micelli recordaba: “Se hacían requisas que eran vejaciones. Nos sacaban de la celda, nos desnudaban, nos hacían agachar y mostrar el ano. Los guardias entraban a la celda y casi todas las veces nos destrozaban lo que teníamos. Era casi nada, pero era todo. Algunos elementos de limpieza, nos pisoteaban la foto familiar, rompían el forro del colchón. Cada uno sufría de modo distinto, el sufrimiento y la vejación. Los guardias venían golpeando con un bastón y sentirlo que se acercaba era tremendo. Nos sumergía en el terror, si nos iban a golpear, qué nos iban a romper. Era muy doloroso.” Además de estas requisas personalizadas y permanentes, se aplicaron grandes operativos que hacían pensar en una matanza y que daban lugar a una requisa colectiva con golpizas organizadas y destrucciones en todas las celdas. El 5-7-1977, recordó Alberto Raúl Chiartano “ocurrió una requisa general. Entraron los gendarmes armados, en los patios, parecía una escena de lo de Trelew, como que nos iban a fusilar a todos. Luego una hubo golpiza terrible. Nos 30
llevaron a un lateral, destrozaron todo en la celda, y al regresa otra vez la golpiza.” Lidio Acosta dijo que a mediados de 1977 se da una requisa grande, “nos golpean con tablillas. Había personal de gendarmería armado con armas largas, donde no tenía que haber armas y estaba la cúpula mayor de la cárcel. No sabíamos si era una requisa, un fusilamiento, un traslado a otro lugar. Supongo que el Director de la cárcel estaba al tanto.” Rafael Bugna declaró: “El 5-7-1977 nos asustamos todos. Comenzamos a ver que salían gendarmes de la panadería, más y más, con capa de lluvia y fusiles “fal”. Se pusieron delante nuestro uno al lado del otro y también luego vimos que también en el patio. No sabíamos que iba a pasar. Hacen una gran requisa, a todos, con más saña que siempre, todo fue a parar al patio del pabellón. Luego estuvimos 45 días sin salir al patio. Encontraron material “subversivo”: calentadores, lápiz, papelitos de los que podíamos escribir.” José Villarreal dijo que llamaron a esa requisa “la noche de Blas” “donde todos salimos con un palo de más”. También recordó que el 22-8-78, cuando empieza a oscurecer, viene la gendarmería. Se ponen con capotes y fusiles frente a las rejas, nos hacen bajar todo a la planta baja. Era para trabajar la cabeza por el fusilamiento de Trelew. Mientras nos tenían desnudos, requisaron todo. Nos destruían los recuerdos de familias. Tenía una foto de graduación de mi hermana, que muchas veces me la escupieron y la tiré cuando la encontré en el inodoro.” Carlos Raviolo recordó una requisa muy pesada del 8-12-1978. Mientras estaban desnudos contra la pared, le dijo a otro compañero que tenía otorgada la opción para salir del país: “Denuncia en Europa que hasta el día de la virgen nos pegan. Él se rió y ligó un tablazo”. Para imponer esta violencia en las requisas permanentes, la conducción de la cárcel fue seleccionando a los guardiacárceles que estuvieran más dispuestos a aplicar las torturas a los presos políticos. Cuanto más violentos eran, se les favorecía con ascensos. Luis Larpín dijo en su testimonio que: “el personal que se dedicó activamente a esto, fue seleccionado. Cuando yo ingresé (en 1975) el trato no era inhumano. Luego se eligió el personal para imponer los golpes, las órdenes vejatorias,
31
quienes fueron muy eficientes. Era una situación tal que afectaría hasta el propio personal.” José María Ramat relató que: “conseguían el objetivo de que los guardas golpearan, denigraran, dando 2 ascensos por año a los golpeadores y no a los “buenos”, había que ser golpeador.” José Ernesto Kondratzky mencionaba a estos guardias elegidos por su violencia: “Marchisin, con su brazo derecho “Iguana” Giménez, eran la peor guardia, muy violenta, nos cagaban a piñas, a palos. Otro “Sobaco” Rodríguez, que también se ensañaba mucho con nosotros. Recibíamos todo tipo de golpizas.”
Además, regularmente se impartían clases a los guardias en las que se estigmatizaba a los presos políticos y se los alentaba a ejercer la violencia contra ellos. Raúl Nudel, como diversos testigos, dio cuenta que “le daban cursos a los guardias y salían feroces. Cuando les dieron jinetas a guardias como Jiménezo o Marchesin, fue nefasto para nosotros por como empeoró el maltrato. El alférez Jorge, se paseaba y esto era promovido desde la dirección.” Ya señalamos que entre la documental reservada para el juicio, consta el “curso de comunicación social para la lucha contra la subversión”, con militares actuando como expositores y que es remitido a la Dirección de la cárcel por nota del Comandante Mayor de Gend. Nac. José María Puig, como Director Gral de Institutos Penales de la Prov. de Santa Fe, en 21/2/1978.
IV.9.- La incomunicación para la demolición de la subjetividad - Lucila Los ex presos políticos de Cda, que habían sido privados de la libertad durante el año 1975, relataron aquí que durante ese año, las condiciones de los detenidos era bastante similar a la de los presos sociales o comunes. Tenían acceso a bienes materiales, como ya hemos señalado, desde calentador y equipo de mate, hasta papel y lápiz. Pero también había otras condiciones que emocionalmente eran importantes para soportar el cautiverio: acceso a la lectura, recreos de 6hs diarias, visitas periódicas con los familiares, correspondencia. 32
Había comunicación fluida entre los detenidos e incluso habían organizado una especie de economato donde ponían en común las provisiones que les dejaban los familiares. A partir de octubre de 1975 comienzan a cambiar las cosas, pero fundamentalmente luego del golpe de estado y posteriormente con el ingreso de la Gendarmería hay una clara dirección hacia la deshumanización y el aislamiento de los presos políticos. Dijo en esta sala el testigo René Irurzum: “tuve la posibilidad en un momento de pararme en la punta del patio, y percibir el espectáculo que percibía, me fue muy ilustrativo porque esa visión que la tengo grabada como una fotografía, se veía q por c/u de las ventanas había un preso que estaba encerrado, una persona padeciendo el encierro pero además se veía y se observaba, y esto me impactó muchísimo q por las ventanas salía torrentes, un flujo de vida, esos presos cantaban, reían, podían gozar, de las conversaciones larguísimas, compartir un mate entre ventana y ventana, de alcanzarse cosas que necesitaban.” Más adelante desarrolló lo que llamó: prepararnos para el golpe: … es decir promovernos como sujetos activos, cuyos puntos elementales son reconocer al otro, reconocer profundamente al cro con el cual compartimos la cárcel, ser solidarios, ser profundamente conocedores del dolor que siente el otro y sentirlo como propio, tener una participación activa en la resistencia”. Lograr la incomunicación absoluta entre los detenidos pasó a ser un objetivo en sí mismo para las autoridades del régimen carcelario. Los testigos dijeron aquí que del mismo Kusidonchi escucharon decir: que de allí saldrían muertos o locos, más que una amenaza fue una evidencia comprobable con situaciones concretas. Cada día una prohibición: un día no poder hablar por las ventanas, otro mantener las ventanillas pasaplatos cerrada, luego cerraron las ventanas por completo. La progresiva acentuación del encierro. No se podía hablar ni con el compañero de celda. No se podía hacer nada. El hostigamiento, el control y el disciplinamiento eran una constante.
33
Pero frente a la crueldad de la dictadura, los presos políticos de Cda le opusieron la resistencia. Hablar, comunicarse, como sea: conversar con las manos como sordomudos, o sólo con señas de manos, con morse, en morse a través de golpes, hasta con los ojos u obturando uno o dos de los agujeros de ventilación. Todos los métodos de comunicación posible. La comunicación era una prioridad porque se estaba implementando el aislamiento y los presos sabían que en un momento, casi sin darse cuenta, podía producirse el encierro dentro del encierro.
IV.10.- Los castigos a repetición. Celdas de castigo. Lucila Como señalamos el objetivo principal del régimen era quebrar emocional y subjetivamente a los detenidos políticos, el aniquilamiento podía ser físico o mental, no les importaba, pero debían ser aniquilados. Para lograr eso, la incomunicación entre los detenidos era vital. Los directores que en forma sucesiva fueron asumiendo sus funciones, sabían que sólo cumplirían su objetivo de exterminio y aniquilamiento si lograban aislar a los presos. Entonces, implementaron un régimen de sanciones permanentes. Como ya hemos señalado, todo estaba prohibido, pero había dos cosas que eran preciadas para los detenidos políticos, las visitas y los recreos. Dijo el testigo Daniel Gollán: “había un sistema que se fue in crescendo de sanciones permanentes, las dos cosas más preciadas que nos quedaban era la posibilidad, después de un primer año donde no hubo visitas, la posibilidad de tener visitas de fliares y la otra posibilidad de salir al recreo, aunque sea una hora... Los poquitos que podían salir, porque para quitarnos las dos cosas más importantes que teníamos: la posibilidad de tener alguna visita y la posibilidad de salir al recreo, se fue instalando un sistema de sanciones permanentes: no debo haber tenido en los 3 años q estuve aproximadamente, mas de 5 o 6 visitas de mis fliares porque estaba siempre sancionado.” Con las prohibiciones absolutas, nada se podía hacer, los detenidos pasaban 23 hs por día encerrados en la celda pero además con el hostigamiento permanente de los guardicárceles que abrían en cualquier momento la mirilla del pasaplatos y aplicaban sanciones a discreción por cualquier motivo. 34
Hemos escuchado en esta sala las más variadas e irracionales sanciones: porque estaba sentado en la cama, porque hablaba con el compañero de celda, porque tenía telarañas en la celda, porque tenía colgada la ropa que había lavado – cuando no había un sitio para colgar- y etc etc. Entonces el detenido era castigado. El castigo podía consistir en no salir al recreo, o sea estar 24hs encerrado. Esto era considerado un castigo menor: quedar en la celda sin recreo, 5, 10, 15, 20 o 30 días acumulativo y continuado. Existían también las celdas de castigo. Había un pabellón que llamaban de disciplina o pabellón de castigo. Estaba adelante de la cárcel con una nave central y celdas a ambos costados. Aquí había total aislamiento. Calabozos q no tenían nada, no tenían cama, ni pileta, ni inodoro, ni ventanas, era una caja cerrada con ventilación mínima, en las cuales permanecían encerrado las 24hs, les entregan un colchón de noche que era retirado a la madrugada o a la mañana. También se usaron como celdas de castigo, las celdas laterales, llamadas “chanchos o tumbas”. Celdas cuyas ventanas habían sido tapiadas con un pequeño orificio de ventilación en la parte de arriba. Tenían, como las celdas comunes, pileta e inodoro pero carecían de todo otro elemento. En las tumbas, los detenidos estaban sujetos a los guardiacarceles, había algunos con particular ensañamiento como Marchessini, como relató el testigo Sassi. Si bien esos castigos eran establecidos por una cantidad de días, también fueron utilizados para aislamiento como fue el caso de Ortolani o Mechetti que estuvieron meses castigados y aislados. Dijo el testigo Raúl Chiartano: “En particular tuve dos sanciones q me llevaron a las tumbas, lugar muy lúgubre, tuve dos sanciones de ese tipo, llamadas de aislamiento: en un caso fue x estar hablando con las manos con un interno del pab 3, me negué a decir con quién hablaba, fruto de esa negativa me llevaron a las tumbas, celdas de castigo que estaban en el lateral preparadas especialmente. Al ingreso, terrible golpiza por parte del sargento Marchessin, una saña impresionante.”
35
“Y en otro caso me tocó, como yo digo un regalo de la naturaleza porq una de las gatas del patio se le ocurrió venir a parir a mi celda y yo estaba en ese momento castigado, como no tenia recreo me quedé y sobrevivieron los gatitos un tiempo. Cuando salgo lo descubren y obviamente no se podía tener animales en la celda. En ese momento el guardiacarcel que me llevó y me golpeó antes de entrar a la tumba era Cerdá creo de apellido.” “Las tumbas eran celdas q no tenían absolutamente nada, ni cuchetas, ni mesa, ni banquito, el piso y un baño turco que están al ras del piso, la ventana estaba tapiada, solo tenía un pequeño agujerito arriba como ventilación, estábamos encerrados en un cubículo absolutamente hermético y la puerta con la ventanita de alimentación también cerrada. Ahí estábamos prácticamente sin ropa, en pleno invierno había q correr o trotar, buscar el calor, alguna manera de combatir el frío, nos daban el colchon a la noche y lo retiraban a la madrugada. Aislamiento total.”
IV.11.- Los llamados recreos. Lucila Los detenidos políticos que estaban antes del golpe en la cárcel, relataron que durante 1975 el trato era rígido propio de un régimen de privación de libertad pero no inhumano. Tenían recreo en el patio, fuera de la celda, de 3 hs a la mañana y 3 hs de tarde, con todos los internos del pabellón, incluso llevaban el equipo de mate. A partir de la tarreada de octubre de 1975 esta situación fue cambiando paulatinamente después los recreos comenzaron a ser mas esporádicos, primero recreo por alas, en vez de salir todos juntos se limitaba, por alas un determinado tiempo, después salía el otro ala para evitar todo tipo de comunicación. Había que caminar pues ya no se podía estar conversando parados en el patio. Después solo se podía caminar con el compañero de celda y solo si no tenía compañero de celda. Y finalmente, caminar solo ni siquiera con el compañero de celda, en un recreo de sólo 15 minutos. Con una requisa al ingresar al patio y una requisa al salir, lo que significaba que el tiempo de estar en el patio era mucho menor. 36
La opresión brutal que se vivía era general y los recreos no fueron la excepción. En esta sala escuchamos a José Cettour: “El recreo fue cambiando. A veces cuando estaba húmedo, no te daban recreo, te dejaban adentro. Cuando estaba por llover o llovía no salías. Y después, primero podíamos estar de grupos de 5 caminando, sin estar quietos, dp grupos de 3, de dos y dp tenías que caminar de a uno. Y después caminar de a uno, no podías estar a menos de dos metros del que iba adelante para no hablar, o sea era una rueda de un siquiátrico, un loquero no sé cómo llamarlo. Tan es así que un rosarino lo sancionaron porq dice un guardia q se había adelantado los 2 mts. esos reglamentarios que habían estipulado ellos.”
IV.12.- Las visitas. Lucila Relatar aquí la diferencia del régimen antes del golpe y después del golpe con la profundización de los tratos crueles, inhumanos y degradantes de la Gend, no es en absoluto caprichoso sino que, muestra cabalmente lo que fue la cárcel de Coronda durante la represión. Los presos políticos que estaban detenidos en 1975 relataron en detalle y en extenso el régimen de visitas que tenían con sus familiares durante ese año y lo que fue posteriormente. Las denominadas visitas de contacto, consistían en visitas fliares al penal sin reja ni vidrio de por medio; los fines de semana puntualmente el domingo podía ir el grupo familiar completo llevaban comida, equipo de mate, etc y se quedaban desde antes del mediodía y hasta la tarde. Después del golpe de estado del 24 marzo de 1976 las visitas se suspendieron y había visitas excepcionales en la oficina del director mientras se fueron haciendo los locutorios. Previo a los locutorios, algunos presos políticos tuvieron una visita con un tabique con un tejido de por medio. Cuando se levanta la prohibición de visitas aparecieron los locutorios. Nunca más una visita de contacto, ni un abrazo, ni una tarde en común.
37
El 2 de diciembre de 1977, aparece una nota en el Diario El Litoral donde dice el gobernador de facto, Desimoni, efectuó una visita de inspección a las obras de ampliación y remodelación de la cárcel de Coronda. Esa remodelación entre comillas eran los locutorios de visitas de familiares. (power point) Los locutorios consistían en una mesada, un panel de vidrio y un tubo por el que se hablaba. El familiar visitante se sentaba frente al familiar detenido. En una habitación había lugar para 5 locutorios por vez, aproximadamente. Obviamente, no había contacto, no se podía pasar tampoco elementos y había mucha dificultad para hablar por un caño, todo eso sumado al escaso tiempo que permitían las visitas – no más de 15 minutos- y con un guardia que vigilaba de un lado y del otro de la sala. Pero esas visitas no estaban pautadas, no es que una vez por semana o cada quince días o una vez al mes, los fliares supieran que podían ir al penal de visita. No. Las visitas eran esporádicas. Los familiares llamaban por teléfono una y mil veces hasta que lograban que le dieran un día de visita, tal vez a los 2 o 3 meses del llamado. Cuando llegaba ese día, los familiares viajaban a Cda, hacían la cola y un guardia iba nombrando a los detenidos que iban a tener visitas. Ese terrible momento angustiaba profundamente a los familiares porque infinidad de veces, la visita era suspendida porque el familiar preso había sido sancionado. Con mucha claridad los testigos dijeron en esta sala que había una planificación para quitarles las visitas con un castigo. Hubo una acción sistemática de buscar motivos de castigo para el preso que estaba por tener visita. No era una casualidad. Era una práctica que empezó a reiterarse y que duró hasta el levantamiento de la cárcel: cuando un detenido iba a tener visita, llegaban las sanciones. Escuchamos a todos los testigos víctimas contar cómo fueron privados de las visitas porque estaban sancionado. Pero esa privación no sólo afectaba al preso sino también a los familiares. Gente que viajaba de lejos, a veces de otras provincias, que había llamado pidiendo una visita, había esperado meses para que se la concedieran y nadie les avisaba que estaba suspendida. Llegaban a la puerta del penal y le decían: no hay visita, está sancionado. Atormentaban a las familias diciéndole: su hijo se porta mal. 38
Graciela Palombo, la hermana de Jorge, detenido en Rosario el 30/06/1976 y trasladado a la cárcel de Coronda en el mes de setiembre, relató en esta sala: “El primer tormento para poder tener una visita era que no se sabía cuando iba a haber visita; no era que los viernes había visita o el primer viernes de cada mes, no, había que estar llamando permanentemente a la cárcel cosa que hacía mi padre, llamando todos los días, día por medio, a la mañana, al mediodía, no atendían, hasta lograr saber cuándo iba a ver visita; las visitas normalmente en esa época, eran cada 45 días”. Nos contó que si bien las visitas era cada 45 días entraba un solo familiar, o ella o su padre o su madre. Dijo: “No nos recibían en la puerta de la cárcel, sino a 200 metros como en un descampado, venía un guardiacárcel con una mesita y pasaba lista, y entonces cuando uno llegaba después de haber viajado 3 horas, decía Palombo, teníamos visita hoy. Ah no, no, Palombo no tiene visita hoy, porque está castigado. Eso sucedió la 2da vez que fuimos a visitarlo. Y la verdad, yo que tenía 17 años, era menor de edad, no entendía mucho lo que estaba pasando. Cdo escuché castigado, pensé q había querido matar a alguien, que se había querido fugar”. Su padre pidió audiencia, quería saber por qué estaba castigado, insistió y recién a la noche, desde las 8 de la mañana que estaba ahí, los recibe el el director Zirone, quien le dijo: “Lamentablemente su hijo no cumple con las normas del penal, sabe que no se puede estar ensuciando el penal y q lo había encontrado el guardiacarcel tirando miguitas de pan a las palomas hacia el patio”. Impedir las visitas era parte fundamental del aislamiento. Aquí escuchamos a todos los testigos víctimas decir que tuvieron muy pocas, escasísimas visitas en el largo período en que estuvieron privados de la libertad en Coronda. Tan es así, que Hugo Borgert contó que, a tal punto estaban aislados de las flias, que en el mes de junio de 1976 nace su hijo Pablo, su esposa le envía un telegrama contándole que había nacido pero ese telegrama nunca se lo entregaron, y tampoco le informaron el nacimiento de Pablo. Conoció a su hijo casi un año después. 39
IV.13.- Las prácticas contra los familiares. Situación de lxs niñxs. Ataques a las mujeres. Las personas de más edad. Lucila Dijo Hugo Borgert: “un dato que me aportó mi madre ayer antes de venir para acá, me dijo: decíles q nos hacían tacto vaginal a todas las mujeres cuando entrábamos a visita de locutorio, una mujer que es la que hacía el tacto, lo hacía con un guante, pero el mismo guante usaba para todas las que entrábamos ese día. Era absolutamente denigrante y sin ningún tipo de guarda de salud.” Las requisas invasivas, las vejaciones, las humillaciones, el tacto vaginal, tratos crueles y degradantes a los familiares, eran parte del régimen opresivo que se vivía en Coronda. Evitar que los familiares pudieran visitar a los presos se volvió parte importante del aislamiento hacia los detenidos políticos. Antonio Fernández contó en esta sala que a su pequeña hija de la desnudaron en la requisa y le hicieron tacto vaginal. En el mismo sentido, el testigo Cettour dijo que en la requisa antes de la visita, a su esposa le hicieron vejamen vaginal y a su hijita de 1 año y 6 meses le sacaron los pañales. Sin lugar a dudas, la única explicación era el amedrentamiento a los familiares, cansarlos, intentar que dejaran de visitarlos para aislar y deprimir aún más a los detenidos políticos. Relató Raúl Chiartano: “En mi caso en la primera visita la compartió mi padre y mi madre, la requisa a la que fue sometida y los vejámenes a los que fue sometida mi madre, cuando ingresó ese día todo lo que hizo que en la visita fue llorar, aparte de verme a mí del otro lado, le había impactado terriblemente el trato que se le había dispensado al ingreso. Con motivo de eso, yo le pedí a mi madre que no venga nunca más, lo mismo q a mi hna q también estaba anotada, era jovencita. Así que por casi 3 años que yo permanecí en Cda nunca más vi a mi madre y mi hermana, a pedido mío. No iba a permitir q los vejámenes a que eran sometidos los fliares lo hicieran con mi madre y mi hermana”
40
Fue también muy conmovedor escuchar a Graciela Palombo, una joven de 17 años en el año 1977 contando una visita a su hermano: “Cuando uno ingresaba al penal normalmente, a los fliares que entrábamos nos hacían una palpación, teníamos que dejar las cosas, los documentos, no podíamos ingresar absolutamente con nada, era un control más normal. En esa oportunidad que entro, hombres por un lado, las mujeres por otro, a todas las mujeres, niñas, jóvenes, grandes, nos hacen desnudar por completo, en un salón enorme y congelado porque era pleno mes de julio desnudas nos hacen parar así (nos mostró en la sala como la hicieron abrir los brazos y las piernas) totalmente desnudas, y una señora guardiacarcel, supongo o policía, con un mismo guante nos iba pasando, hacia tacto vaginal una tras otra.” Mirta Barquín, hermana de Orlando también testimonió aquí y la escuchamos contar cómo la humillaron: “Yo recuerdo la primera experiencia de Cda, ya comenzó para mí de manera muy desagradable. Cuando llegamos nos requisaron, por supuesto, yo tenía unas sandalias de taco alto, me las hicieron sacar y me hicieron poner unas zapatillas de mi hermano, me trajeron una camisa de él para que me la ponga arriba, yo era muy flaquta en esa época y tenía un vestido pero nada exagerado y me hicieron poner la camisa de él arriba.” Escuchamos como se emocionó al hablar de su hermano y contar: “Otra de las experiencias feas, feas que tuvimos, traumáticas, en una de las requisas, le rompieron ts las fotos de mis hijos. Mis chicos para los cumpleaños, se sacaban fotos, las elegiamos, las mejores para llevarle al tío y después nos enteramos que se las rompían. Son cosas q yo no las podía entender, no cabían en mí.” Declararon aquí María Cristina y Patricia Maguid las hijas de dirigente de UPCN, ya fallecido, Alberto Maguid y también declaró su esposa Mirta Basualdo, quien relató sus vivencias ante la pregunta del fiscal sobre el servicio penitenciario. Dijo: “Ese era un mundo aparte, no, era terrible ir ahí, una vez me hicieron dejar el reloj y cuando salí me dijeron: no, lo rompimos. Era terrible, terrible eso. Hemos sufrido muchísimo.” En relación a la visita, la esposa de Maguid dijo: “Y siempre hasta que no llegaba, esperando encontrarlo, me ponía mal.” “En una de las visitas fui con los chicos. Trataba de no llevarlos tanto, porq era muy poquito el tpo que teníamos, el se 41
desesperaba por hablar con uno con otro con el otro y se nos pasaba el tiempo volando, era muy poquito 15 minutos.” La última audiencia testimonial, fue la videoconferencia con el matrimonio CostaFilipetti desde Canadá. María del Carmen Filipetti, esposa del ex detenido político, Mario Costa, narró su experiencia como familiar, el régimen de visitas en Coronda y la gravísima situación que le tocó vivir en el penal. Señaló que su esposo fue detenido en noviembre de 1975, al igual que otros fliares contó las condiciones de visita, posibilidad de correspondencia, ingreso de mercadería, etc. Dijo que después del golpe comenzaron las restricciones y las requisas severas; que en abril de 1976 se cortaron totalmente las visitas y se reintegraron en abril de 1977. Contó que en una oportunidad, con los padres de Mario, pidieron una entrevista con Zirone pidiendo ver a su fliar. Les dijo muy cínicamente, que se quedaran tranquilos que las reformas que se estaban haciendo era para comodidad de los fliares. Contó cuando se retomaron las visitas y habló de los locutorios. Puntualizó sobre las requisas: dijo que eran vejámenes brutales, las desnudaban, les hacían tacto vaginal, lo que era muy doloroso y humillante, les palpaban las piernas casi como caricias. Dijo que por la solidaridad que había entre los fliares pudieron soportar todo eso. Dijo que el 4/8/77 en una visita q hizo a Mario, inmediatamente después, la llevan a la oficina de Zirone, él recibe una llamada, y le dice: que el Cdo del 2do Cuerpo acaba de dictar su captura, que estaba a disp. del area 212, la sacan del penal por la parte de atrás, no la dejan despedirse de sus suegros que estaban en el penal. Llaman a un patrullero, la esposan, dos policías la llevan a Sfe, al Cdo de artillería 121 del area 212, la ingresan por Avda Freyre. Baja el policía claramente a buscar órdenes de allí la llevan a la com 4ta, la ponen en una celda totalmente aislada. Durante 3 o 4 días la tuvieron aislada, sin alimentación, sin abrigo, sin posibilidad permitirle higienizarse, ni hacer sus necesidades. 42
El 1er día entran dos pers de civil la golpean, la agarran de los pelos, la amenazan con que a la noche vuelven a buscarla. Al 3er día, el guardia me encuentran desvanecida, llaman a un médico, al q le dice que estaba secuestrada, privada de alimentos, y con tortura síquicas. Sin embargo, sigue aislada y sin alimentación. A los 10 días la sacan de la celda, le toman las huellas digitales y de ahí es trasladada a la GIR por Perizzotti. De donde finalmente la liberan. Su próxima visita a Cda, fue sin problemas. Según la testigo, fue detenida por una cuestión de hostigamiento a los fliares, para quebrarlos moralmente, acallarlos, para lograr el disciplinamiento de los detenidos políticos. También se encuentra como prueba en autos, un Parte de Inteligencia, aportado por la Secretaría de DDHH, del 19/12/1977 donde se informa de una misa con 400 personas con 90 familiares de presos catalogados “subversivos” que fue en acción de gracia por los presos. En el parte indica que controlaron en qué móviles llegaron esos familiares y el contenido de lo que se dijo en la misa. Ya nos hemos referido en el punto IV- 3 sobre el Documento Secreto elaborado por el comando del II Cuerpo del Ejército para las unidades penitenciarias bajo la denominación de “Campaña Pensionistas”. Nada más elocuente para mostrar la perversidad del régimen en aprovecharse del dolor, el sufrimiento, la angustia, la desesperanza de los familiares y usarlos para la destrucción moral de los detenidos políticos.
IV.14.- Los menores de edad como prisioneros. Lucila Bajo el mismo régimen de tratos crueles e inhumanos, en la cárcel de Coronda fueron alojados como detenidos menores de edad, niños conforme la Convención Internacional de los Derechos del Niño, pues todos eran menores de 18 años, al momento de los hechos de esta causa. Jorge Palombo en su testimonial nos dijo: “Bajo este mismo régimen que estoy relatando, hubo alojados menores de edad, que no eran pocos menores de edad sino que eran unos cuantos. Entre ellos un chico de apellido Ferrari q había estado en SI que tenía en aquel momento 13 años, entró menor y salió menor de la 43
cárcel, Nestor Saravalle de 16 años, Carlos Martin de 16 años, Adrián De Rosas de 16 años, y algún otro más que ya la memoria me ha borrado. Todos menores de edad que bajo este mismo régimen penal, este mismo régimen carcelario estuvieron alojados en el pabellón donde estuvimos nosotros, en los laterales.” En el libro “Del otro lado de la mirilla”, obra colectiva testimonial de los ex presos de Coronda –prueba en autos- el capítulo 27 se titula “Los menores en Coronda”. Si bien cada capítulo está escrito por un compañero, al ser una obra colectiva no está firmada. Este capítulo narra la vivencia del Gurí Ramos, hijo de Generoso Ramos. “Cuando llegué a Coronda fui a parar al pabellón 6, en la misma celda que mi viejo. Estaba contento de estar con él, a los 9 meses me trasladaron al lateral del 5 con los otros menores que tenían un régimen un poco más flexible (ejemplo: salir unas horas más al recreo por día dentro del mismo lateral).” “El lateral era un pasillo al lado de la guardia, que constaba de unas 10 celdas y que estaba aislado del resto del pabellón. Uno se pregunta con el tiempo por qué un menor iba a parar a una cárcel y no a un instituto y lo que vulgarmente llamamos reformatorio. La explicación es lógica: no querían reformarnos, ni readaptarnos, sólo querían reprimirnos, meternos miedo y si era posible, destruirnos”. En el mismo sentido, Víctor Salami dijo: “Había varios menores, al lado de mi celda estaba Generoso Ramos que venía de Rosario, lo habían metido preso con su hijo menor, lo tuvieron en Rosario con su hijo y lo trajeron a Coronda con su hijo menor. Ese estaba con nosotros, los menores los tenían en un lateral, recuerdo el nombre de algunos como José luis Toledo 16 o 17, mi cuñado.” “Hubo muchos menores, los tenían en un lateral, o sea los mismos laterales donde habían puesto estas celdas de castigo, los chanchos, hacia el otro lado. Lateral le decimos porque eran como celdas que unían un pabellón con otro.” El Gurí era Juan Carlos Ramos, de 17 años y su cuñado, era Omar Feuillet de 16 años al momento de los hechos.
IV.15.- La agresión a la salud Lucila El informe de Ferrari de 1979 titula en la pág. 18: Asistencia médica: complicidad homicida. 44
Tremenda denuncia si vemos que eran médicos, con juramento hipocrático de salvar la vida de las personas, quienes estaban a cargo del servicio. Los testigos señalaron al Dr. Traverso como jefe del servicio en la unidad penitenciaria de Coronda y al Dr. Valls como otro integrante del servicio. A su vez también señalaron la existencia de enfermeros. Todos recordamos las palabras del Dr. Lepes –quien estuvo presente en la autopsia de Luis A. Hormaeche- ya volveremos oportunamente. Pero queremos aquí señalar que él habló de que la falta de comida adecuada, de ejercicios físicos, de aire, el stress conspiraban contra la salud. Efectivamente, sólo por el hecho de que se trataba de varones jóvenes y sanos no hubo, para la mayoría –no para todos- consecuencias más graves. De todas formas ninguno fue inhume al régimen de horror, el cuerpo somatizaba las angustias: alergias, urticarias, gastritis, asma, fuertes dolores de cabeza eran habituales. Y si bien, no todos los casos de enfermedad terminaron en la muerte, el título “complicidad homicida” es adecuado para los médicos que fueron complices de la tentativa de homicidio de los directores contra los presos políticos. Y esto es así porque, como les dijo Kushidonchi: de acá van a salir muertos o locos, las condiciones de vida cada vez se asemejaban más a una promesa cumplida. Y de esa realidad cotidiana, eran cómplices los médicos. Y no sólo por omisión, o sea por no actuar debidamente sino también por acción. Cada vez que le decían a un preso: no es nada; cuando en realidad no lo revisaban, estaban siendo parte del plan genocida. En algunos casos, ese diagnóstico resultó una pena de muerte, como veremos más adelante con el compañero Santa Cruz. Dijo Carlos Raviolo: “Había un negociado en la farmacia de Cda. con la medicación. Podía ir uno con aspecto sano y podía pedir un medicamento para un asmático o un hipertenso, ni un problema, pero solo podían ir los que tenían dinero.” En el mismo sentido, declaró José Villarreal, se anotaban para ir al médico los que tenían dinero depositado de sus familiares, porque no había revisación médica, 45
solo recetaban lo que los presos políticos pedían. Así podían tener su propia “farmacia”, administrada por los propios detenidos. Es así que por ejemplo, tenían Ventolín, sobre lo que también relataron los testigos. Osvaldo Bas Mansilla, testimonió en este juicio y en relación a la salud dijo: “La atención médica en general en Cda, era muy deficiente, lo mío era un proceso de recuperación más allá de las marcas visibles, proceso q duró varias semanas.” (relató refiriéndose a las heridas en las manos con las que llegó a Cda y que no fueron registradas ni atendidas por el médico). Pero siguió: “Después hubo otro tipo de circunstancias que tardaron muchísimo tiempo en solucionarse, yo soy miope, desde la escuela primaria, usaba anteojos, fueron rotos al momento de la detención, estuve cerca de un año en Cda hasta q mi flia logró q me trasladaran al hospital de Sfe a un consultorio oftalmológico, público, se hiciera la receta y pudiera volver a usar anteojos.” “Habíamos acuñado una frase un poco sarcástica, decíamos q los médicos de Cda curaban de palabra, era una consulta de lo q uno manifestaba, y si había un requerimiento de medicación, siempre y cuando el detenido tuviera dinero que su flia le hubiese depositado podía acceder a ello. Punto. Hasta eso se limitaba la atención médica. Si era mejor la atención odontológica.” Luis Orlando Pfeiffer, ex preso político, relató que fue detenido en noviembre de 1975 y que pudo vivir el cambio de régimen después del golpe y del ingreso de Gendarmería. En torno a la salud, dijo: “Antes del golpe del 24/3, el enfermero me vino a ver porq tenia baja presión, me descubren una arritmia cardiaca, de tipo fibrilar, paroxística, el corazón pierde su ritmo normal y entra y sale del ritmo. A los 21 años era una enfermedad rara. Motivó q yo tuviera un prob de salud importante todo el tpo q estuve det. Pude vivir personalmente lo que significaba el cambio de la atención medica dentro del penal, que formaba parte del régimen, cambió rotundamente la forma de atención, el enfermero vino a mi celda a tomarme la presión y ahí me descubrió la enfermedad, dp no vino mas, no ingresaba más a las celdas, había q ir, q pedir medico, la manera q nosotros accedíamos al servicio médico era casi abierto: o sea, nosotros pedíamos el médico y no teníamos restricciones.” (refiriéndose a antes del golpe) 46
“Como parte de la modificación del reg, empezamos a tener un cupo, decían q eran un prob de seguridad, no podíamos salir muchos, teníamos que salir esposados aún dentro de la cárcel”. “No tuve ningún tratamiento especifico sobre la cuestión cardíaca hasta q viene la comisión de la CRI.” Respecto a esto contó que a instancias de la CRI lo llevaron al hospital Cullen de Sfe y le hicieron un electrocardiograma, como único tratamiento especializado sobre esa enfermedad en Cda. También dijo que sufría de gastritis y a poco de ingresar a Cda, tenía un régimen especial de comida, al igual que otros enfermos, el que se cortó al ingresar la Gend a Cda. El testigo Luis Larpín dijo: “La entrega de medicamentos siempre fue gran problema, y ahí aparecía la solidaridad entre nosotros, porque había situaciones y problemas que cuando al compañero no lo atendían y no tenía el medicamento nos la ingeniábamos para q alguno que sí tenía en su celda se lo hiciera llegar, a riesgo de posibles sanciones y persecuciones. Pero había en el conjunto de los presos una altísima solidaridad, para cuidarnos entre nosotros para apoyarnos entre nosotros para poder darnos una mano en lo q hacía falta y de esa manera compensar aquellas cosas q por decisión y por interés de las autoridades no se hacía.” Algunos casos de grave agresión a la salud física y mental: Raúl Reynares: dijo el testigo Luis Larpin: “Hay un cro de mi amistad, q había llegado con una gran suma de prob, de desgaste físico, era militante gremial, lo detienen antes del golpe, fue muy torturado y tuvo q ser llevado al hosp cullen. El era delegado de la salud y sus cros de tbjo lo vieron e hicieron tremendo escándalo, tremendo movimiento en el hospital y pudo ser legalizado en su detención porque hasta ahí no se sabía dónde estaba y salvó su vida en ese momento pero quedó con gran deterioro físico y mental.” “En la cárcel de Cda, por alguna circunstancia, la dirección de la cárcel determinó que era uno de los personajes peligrosos e irrecuperables, enemigo importante, y comenzó una persecución hacia él, lo que le produjo una gran alteración a nivel
47
mental, nerviosismo, desesperación y hasta de alguna manifestación de intento suicida.” “Llegó un momento en que a este compañero lo pusieron en una celda de la 3r planta, con mayor dificultad para comunicarse, tenía ventanas chiquitas, pero a los costados no tenía a nadie, por lo tanto lo pusieron en una situación de aislamiento donde él esta síquicamente afectado, estaba alterado, angustia, desesperación, no tenia con quien compartir nada y obviamente nosotros éramos conscientes, y comenzó una activ de ayuda y solidaridad, empezar a hablar con los guardias y pedirles que lo cambien de celda, hablar con las autoridades, con el médico, con los curas y plantearles la cuestión.” Hubo otros testigos que contaron sobre la situación en que se encontraba Raúl, como Froilán Aguirre que dijo: “Lo pusieron fte a mí, en el pab 6, estaba tan mal q tuvo intento de suicidio, lo habían traído del pab de disciplina, tenía las muñecas vendadas porq se había cortado todo, habíamos inventado un sistema de comunicación, de los tantos que teníamos, por los 10 agujeritos de la puerta. La siesta, era un momento respetado, el no soportaba el silencio, lo volvía loco, entonces yo tiraba una frazada y hablábamos durante uno hora hora y media, entreteniéndolo, distancia de 6 u 8 mts” Reynares salió con la opción fuera del país a raíz de las presiones de la CRI y del obispado. Osvaldo Cambiasso, importante dirigente peronista. Fue detenido a raíz de un accidente de auto, estaba muy malherido y en esas condiciones llega a la cárcel. No es atendido, lo dejaron tirado en una camilla en la enfermería y sus heridas se curaron solas con el tiempo, fue una suerte que no tuviera infección. La fractura se le soldó sin atención médica y terminó caminando con la pierna torcida lo que le quedó de vida. Fue secuestrado por la dictadura genocida, junto a Eduardo Pereyra Rossi el 14/05/1983; sus cuerpos aparecieron baleados el 17/05/1983. José María Ramat hablando de la enfermería declaró: “lo que si me acuerdo porque lo tenían en enfermería, a Osvaldo Cambiasso, que había tenido un accidente y llegó con una pierna quebrada y lo tiraron ahí, nadie lo enyesó, nadie nada. Y yo lo saludaba cada vez que fui a enfermería en la época en que estaba él.” 48
“Lo que decía el enfermero cuando iba a pedir medicamente que te recetaba el médico preso (en referencia a Rubén Pancaldo)era para qué queres eso? A uds les duele todo dice, en cambio a Cambiasso lo tenemos tirado ahí con una pata quebrada y no se queja de nada.” “Quiero decirte un episodio de lo que era la enfermería. A él lo tenían en una jaula, en el pasillo de la enfermería.” El testigo Eduardo Seminara hablando de la política ddirigida al quiebre moral de los detenidos, señaló: “Políticas de aislamiento a la que fueron sometidos durante meses algunos distintos detenidos, recuerdo el caso de Osvaldo Cambiasso detenido creo que en la Pcia. de Corrientes, trasladado al hospital de Cda, venía accidentado por un accidente de auto, no recibió ningún tipo de atención, sobrevivió y sus quebraduras las llevó hasta el día de su muerte cuando fue fusilado luego de haber obtenido la libertad en el año 81.” Alfredo Vivono relató aquí la gravísima situación en la que se encontraba con un cuadro de oclusión intestinal con terribles dolores, gritaba y pedía calmantes, los cros internados hacen una tarreada para q lo atiendan. Pero nunca fue el médico, sino un ex guardia que antes era guardia y pasó a enfermero: alias el “papaguacha”. Ese enfermero-guardia en lugar de atenderlo, lo saca de ese lugar común y lo aíslan en otro lugar, un pasillo, en la guardia de enfermería. Este relato lo hizo para contextualizar la pésima atención médica. Mencionó a Claudio Sdrigoti, Pacho Foti y Claudio Ferrari. Con mucha emoción dijo: “Conozco otro caso q es el de Claudio Sdrigoti: un cro de Rosario, que en el Serv. Informaciones tiene su primer brote psicótico, en Coronda tenía que seguir una atención especial, tenían que darle medicamentos anti sicóticos y tendría q atenderlo un siquiatra, tendría que haber estado en un régimen especial y no ocurre nada de esto y ocurre exactamente lo contrario, tampoco le daban los medicamentos que tenían que darle, no solo eso sino que cuando veían que algún compañero padecía alguna situación de este tipo, las órdenes eran hostigarlo y agudizarlo como hacían con Foti, provocarlo para q su situación o su estado de depresión o locura se agudice.” 49
“A Claudio Sdrigoti entre otras cosas, además de no darle los medicamentos, cada tanto lo sacaban de la celda, le decían q iba a salir en libertad y cuando llegaba a la puerta le decían q se habían equivocado y lo volvían a llevar.” “Y esto se produjo varias veces, no fue un error, porque lo hicieron sistemáticamente, con Claudio, con Foti y con tantos cros mas.” “En el año 77 a Claudio lo sacan de la cárcel y lo llevan al domicilio de su flia en posición fetal, durante 1 mes y medio estuvo en casa de su flia en posición fetal, apenas si tomaba agua casi no comía.” Relató el testigo que con tratamiento médico siquiátrico y medicación, en dos meses Claudio Sdrigoti se recuperó. Lo que me demuestra, dijo, q esto podría haber ocurrido en la cárcel si no se hubieran ensañado en destruirlo. A Claudio Ferrari lo mencionaron Vivono, Palombo, Seminara, entre otros. Pero nos referiremos a lo que nos contó con mucha emoción y mucho amor, su hermano Sergio Ferrari. Contó sobre la detención de ambos. Dijo que su hermano tuvo un intento de suicidio primero en Rosario, después en Cda. Se va empeorando, se ve en el legajo, como hay una degradación acumulada, insomnio, pérdida de memoria. Relató: “Claudio fue un ser profundamente noble, generoso, sensible, cuando fue detenido empezó un calvario. Su sensibilidad, su bohemia, su inteligencia, leía Kant, Unamuno. Cdo empezó la experiencia carcelaria de Cda empezó su degradación sistemática, tuvo un primer intento de suicido en la Redonda, intentó cortarse la venas y se puso lejía. Posteriormente fue a Cda, pasa de una etapa de visitas permanentes a los médicos rinitis, alergia, a partir del 77 asistencias permanentes al médico, a veces ponían neurososis, que significará para un médico cómplice?, tenía pérdida de memoria, una degradación q llega al 31/1/78 cuando hace su 2do intento de suicidio, fue tratado a la 0,10, lo llevan al hospital, le hacen un lavaje, el médico dice q el paciente dice haber tomado 4 Mandrax, cuando veo la caja eran 15 o 20, estaba casi sin aire. Lo llevan, le hacen lavaje, vuelve, era difícil para mí, sabia q estaba mal, le pregunto, me abrazó y llorando me dijo prefiero morirme antes q delatar. Era la presión terrible q vivíamos en la cárcel,
50
garrotazos, humillación ante cada salida al patio, no puedo mas y no aguanto mas. Fue muy duro para mí.” Dijo Sergio: Claudio salió de Cda destruido, se convirtió en piltrafa humana. Primero estaba como refugiado, a partir de 1987 es acogido por el servicio social hasta el día de su muerte agosto 2001. “Muerte, suicidio, no sé. Al principio quería saber. Finalmente desistí, él quería eso, quería irse.” En relación a Eduardo Foti, creo que no quedó un solo compañero que no lo nombrara. Especialmente, el relato de su hijo, Juan Andrés Foti, llenó de emoción la sala desde el mismo momento que comenzó el testimonio. Dijo que estuvo detenido en Coronda desde 1975 a 1979, que al ingresar a la cárcel tenía una lesión por una herida de bala que había recibido mientras dormía en el año 1971. Que esa lesión no le impedía moverse aunque tenía un poco de dificultad motriz y mucho menos, le impedía tener una vida emocional e intelectualmente normal porque tenía una medicación permanente que lo tenía estabilizado. De hecho, él mismo, nació con posterioridad a la lesión de su padre. Sin embargo, el cambio en el régimen carcelario a partir del golpe y el recrudecimiento a partir de que la Gend se hizo cargo, modificaron esa situación de estabilidad. Como en otros casos, los guardiacárceles, como parte del maltrato, hostigamiento y persecución, se ensañaron con aquellos detenidos que tenían alguna dificultad específica. Tal fue el caso de Foti, comenzaron a negarle medicación. Dijo Juan Andrés Foti: “Mi mamá había viajado con mi abuela, cuando llegó no la dejaron verlo porq estaba en situación de castigo, sé q insistió en forma escrita, para poder ir, que nosotros podamos verlo también. Mi papá después de Cda pasó por otros lugares, y mis mayores recuerdo creo que son el pab 20 del Borda, tras una reja yendo a visitar a mi papá y él empieza a vivir con nosotros a partir del 81 u 82 recién aproximadamente yo tenía 8 años. Mi mamá quería llegar a poder visitarlo pero no teníamos esa posib, pero no teníamos esa posib mientras él estuvo en Cda.” 51
Ante la pregunta si supo si necesitaba medicación? Dijo: “Si, a partir de haber recibido un balazo en la cabeza quedó dependiente de medicación, le falta parte de la masa encefálica, hay sustancias que su cerebro no puede producir siempre necesitó de medicación.” Si la falta de medicamentos le produjo prob en su salud, le preguntó el fiscal: “Según lo constatado por la vida q viví, sí, le generó efectos, el salió de un lugar siquiátrico prácticamente, salió con prob siquiátricos, prob q no tenía previo a ingresar en esta unidad. Por lo que mi flia y mi mamá sobre todo, que aparte era médica, nos comentaba.” “Tengo la suerte de conocer muchas personas que estuvieron al lado de él, antes de conocer lo q yo conocí de él, me contaban que era una persona muy compañero, de ayudar a los demás, tengo algunas cartas que hablan de cómo era, de fechas anteriores, siempre dando consejos, haciendo hincapié en q estudiemos, en q seamos buenas personas.” Con la voz quebrada, nos dijo: “Se lo quiere mucho a mi viejo, se lo quiere mucho.” La destrucción física y mental a la que fue expuesto Eduardo Foti es un crimen cuyas consecuencias se siguen produciendo y manifestando en el dolor de un hijo que no pudo conocer a su padre aunque visite y cuide al padre que salió de Cda. Fue muy conmovedora para todos en la sala la respuesta de Juan Andrés cuando el juez le preguntó: si recuerda alguna situación vivida, algún comentario cuando estuvo detenido en Cda. Pero Juan Andrés no respondió sobre Cda, tal vez en ese momento estaba transportado a su niñez, porque dijo: “El acontecimiento q mas recuerdo de esos años, tenía que ver con el mundial 78, lo recuerdo claro porque fue algo especial, estar con la banderita viendo cómo pasaban los camiones y la necesidad de buscar a mi papá. Teníamos televisor blanco y negro, por lo que íbamos a la casa de los vecinos a verla porque tenían televisor color, la final. Y lo que me llamaba la atención, que ellos podían ver ese partido con el padre y la madre y nosotros siempre solo con mi vieja.”
52
Dijo René Irurzun que Foti fue sometido a una situación de encierro, de máxima incomunicación, que luego de haberlo observado no encuentran otra cosa para controlar a Foti porque era un compañero que se ocupaba de la formación. En un momento dado, a Foti lo llevan a una tumba en la q va a permanecer 45 días. De este compañero habían sido perfectamente detectables las dolencias que tenía, algunas visibles, no movía el brazo izq, un aparato para la pierna dcha, muy lúcido, muy inteligente. El tenía que tomar, para no producir convulsiones, un medicamento que se llama Lumilal. “A partir de q lo llevan 45 ds a una tumba, le retiran los medicamentos, empieza a sufrir varias convulsiones, una forma de tirarle perdigones tras perdigones haciéndole volar la cabeza. Al Pacho lo re fusilan, el nivel de hostigamiento que sufre es muy grande. Sufre un brote sicótico, mientras está en su calabozo mientras sufría convulsiones.” “Cdo Pacho vuelve a su celda, fue muy difícil dentro de su delirio sacarle todo lo q había sufrido, solo sé q le dolia todo el cuerpo, no había marcas visibles, sí su brote sicótico. No volvió nunca mas a lo q era, ni aun con los medicamentos.” Dijo Augusto Saro: “estuve al lado de la celda del gordo Foti, compartí charlas, a pesar de la hemiplejia, Eduardo bromeaba con su hemiplejía, tomaba la iniciativa para estudiar, para q les enseñáramos a leer y escribir a cros q no sabían, tb bromeaba no me tengo q olvidar de tomar el Luminal”. “Luminal era la medicación para q no tuviera convulsiones, le quitaron el Luminal y lograron q comenzara a perder la razón. Puedo verlo una vez q lo pasan de pabellón, cdo ya su deterioro era evidente porq se exponía arengando el maltrato. Le dije con las manos q se callara y me dijo: no, los tenemos q denunciar porq nos quieren hacer mierda. Después sé por otros compañeros que con la mayor crueldad fue sometido a vejámenes, burlas, hacerlo subir a una frazada y pasearlo por el pabellón.” “Volví a encontrarlo a Eduardo en el año 2000 en un geriátrico, conocí a su esposa y sus hijos, su esposa era víctima de una enfermedad neurológica. Pude presenciar la vida de ellos en la casa, el deterioro de los dos, de los hijos, por suerte pude ver como Juan Andrés el menor, en pleno proceso de la escritura del libro de ex presos 53
de Cda, nos dijo: a través de uds puedo conocer a mi padre; yo a papá lo conocí loco, cuando lo detuvieron tenía 1 o 2 años.” “De todas maneras, en la crueldad, Foti es la muestra más clara de las dos caras de la moneda: lograron q se enloquezca, pero pudo llevar su flia, su hijo reconstruyó su historia, pudo enviar una carta cuando escribíamos el libro, pudo estar presente”. El testigo Carlos Courault dijo en esta sala que al ingresar a Coronda le dijeron que tenía que contactarse con Foti porque era un compañero con un rol de importancia entre los compañeros. Cuando lo conoció quedó admirado por sus condiciones personales e intelectuales. Froilán Aguirre también nombró a Foti porque estaba en la celda frente a él. “Otro cro q sufrió mucho, Foti, q tenía un disparo en la cabeza y necesitaba ser atendido, tenia además una pierna con un sistema mecánico. Yo vi el deterioro progresivo, muy marcado y muy rápido, al principio se mantenía bien pero después lo llevaron a aislamiento. Cuando vuelve, lo llevan otra vez al pabellón 6 pero ya no estaba medicado, le daban ataques, lo recuerdo muy bien, estaba enfrente mío, cuando salía a barrer, desparramaba todo, no se podía tener en pie, era muy lastimoso ver a un cro tan rápidamente deteriorándose. Fue el abandono y producto de ese abandono, el deterioro tan marcado.” Voisard, San Martín y Hormaeche, los 3 muertos, asesinados por el régimen inhumano y opresivo de Coronda. Sobre ellos hablaron sus compañeros y recordaron que necesitaban atención médica que pedían permanentemente pero no eran atendidos, o si iban al médico, no le daban importancia, no les hacían los estudios médicos y no le daban la medicación.
IV.16.- Ingresos de otros agentes a la cárcel y continuidad de los tormentos (Zaspe, otros sacerdotes, Guadagnoli; la visita de la Cruz Roja; la participación criminal del poder judicial) Guille En el encierro de la cárcel de Coronda, los presos políticos personas distintas al personal penitenciario y de gendarmería: militares, sacerdotes, funcionario del poder judicial, representantes de la Cruz Roja Internacional. Varias de esas 54
personas eran activos operadores del terrorismo de estado del que la cárcel era parte y otros , que rechazaban las prácticas aplicadas en la cárcel de Coronda, no produjeron un cese de ninguna de esas prácticas. Carlos Borgna recordó que Vicente Zaspe le habló personalmente y le dijo: “qué le puedo decir a los muchachos con todo lo que están pasando, cuando se viven situaciones como estas hay que dar testimonio.” Francisco Klaric dijo que era un oprobio lo que le hicieron pasar a Zaspe. “No nos dejaban entrar el evangelio de Desiderio Colino. Y Zaspe peleó años enteros. Y nos lo dieron cuando ya nos íbamos de Coronda. Zaspe no podía entrar al pabellón 5, fue y se paró arriba dijo que nos saludaba desde arriba. Le decíamos que no lo veíamos y el pidió que nos abran las puertas. Esto fue la posibilidad de vernos entre todos. Y ahí dice: “agradezco a las autoridades por poder saludar a cada uno”. Nos querían cerrar la puerta y nos abrazó a uno por uno los tres pisos. Lo voy a llevar siempre en el corazón por su valentía.” Dijo también Klaric que Zaspe consiguió que nos pueda dar asistencia espiritual el cura Tacali, porque al anterior sacerdote no lo dejaban. “Nos tenían 3 horas esposados contra la pared para verlo. Habré tenido 2 o 3 audiencias. Al principio Tacali no entendía mucho. Cuando fue viendo la situación, me dijo que no venía más porque no se iba a convertir en un hijo de puta. Porque veía lo que nos hacían.” Alfredo Vivono señaló que a pesar de sus intentos Zaspe pudo ingresar al pabellón 5 hasta fines de 1977. “Cuando ingresó pudo visitar unas 3 celdas. Una fue la mía. Entra Zaspe acompañado del alcaide Acosta y un alférez de gendarmería. Había que estar con la cabeza agachada, cuando viniera alguien. Nos sentamos en la cama, me pregunta y le cuento todo. A la meda hora, cuando se va, me sacan de la celda por bocón, con patadas, golpes, me llevan al pabellón de disciplina donde tantas veces estuvieron Mecheti, Ortolani, Foti, Piccolo. Me dijeron que era por bocón, por decirle a Zaspe lo que allí ocurría.” Alberto Raúl Chiartano recuerda que Zaspe fue una o 2 veces, desde un piso superior dirigió la palabra y u se mandó a visitar a algunos compañeros, no fue mi caso.” José Villarreal dijo que: “con Zaspe venían algunos curas que preguntaban peor que los milicos. Algunos trataban de tocar a los compañeros.” 55
Al testimoniar Rafael Bugna indicó que: “A monseñor Zaspe, no lo dejaban vernos. Una vez Zaspe, pudo ir al pabellón 3 y mandó a sus colaboradores al 5. A mi me tocó Guadagnoli. Un excelente vigilante. Me preguntaba lo que hacíamos, en qué estábamos. Me pregunta cuánto tiempo quería el juez que estuviera. Le dije que yo estaba a disposición de Videla … Le dije que mi madre lo conocía, nada cambió. Luego lo denunciaron por pedofilia, un ser detestable.” Raúl Nudel recordó que: “Guadagnoli venía con Zaspe, pasaba por mi celda y me preguntaba por mi familia. Ellos se habían ido la ciudad y vivían angustiados, por lo que les pasó con la casa y que mi papá nunca se animó a contarme. Guadagnoli me preguntaba dónde vivían.” Carlos Raviolo declaró que a Zaspe “era verdugueado. Le decíamos que no fuera con el capellán Guadagnoli, pero decía que sino no podía entrar.” Ramón Avelino Balbuena detalló las dificultades que tenía para saber de su madre que vivía a 500 km en Villa Ana, sufriendo pobreza y con 7 hijos a cargo y a la que muchas veces le hicieron volver sin verlo. “El obispo Iriarte vino una vez a Coronda –relató- y me dijo que había visto a mi mamá y que estaba bien. Pero cuando la ví en Coronda me dijo que no era cierto.” Los presos políticos de Coronda también eran visitados por funcionarios de la justicia federal, pero estos actuaban como parte de la empresa criminal conjunta, respaldando todas las prácticas de tormento que se les aplicaban allí y en otros ámbitos utilizados por la persecución genocida. La denuncia que en 1979 presentó Sergio Ferrari ante organismos internacionales describe que “la mayor parte de los miembros del poder judicial argentino están íntimamente identificados con las autoridades militares” y detalla algunas de las conductas criminales de Víctor Brusa (fs. 1491 vto. del expediente de instrucción) por las que este Tribunal Oral Federal de Santa Fe, con otra composición, ya ha dictado dos sentencias condenatorias por crímenes de lesa humanidad. René Irurzum testimonió cómo su madre fue privada de la libertad por orden de Brusa porque ella no se iba del juzgado federal hasta que no le dieran noticias de su hijo que estaba secuestrado, siendo encerrada en la cárcel del Buen Pastor, donde se encontró con su hija, hermana de René, quien también estaba privada de la libertad. A su vez, René Irurzum fue interrogado por Brusa y un juez en el 56
juzgado federal, teniendo los signos de recientes torturas, y fue amenazado de ser enviado nuevamente a la tortura por ser alguien difícil. Amenaza que Brusa vuelve a repetir en un siguiente interrogatorio en la sede la Policía Federal. Hugo Borgert dijo que un tiempo antes del golpe, Brusa lo entrevistó en la cárcel de Coronda. “Me interrogaba por un material que recogieron en mi casa, que destruyeron, levantaron los pisos, rompieron paredes. Me mostraban 7 revistas de “Evita montonera.” Carlos Pacheco señaló que: “En Coronda me tomaron declaración Mántaras, Victor Brusa y un escribiente. Intenté denunciar los tormentos que me aplicaban. Brusa me dice a los muchachos de la 4ta no le va a gustar.” Juan Nicolás Piazza dijo que “…. Brusa me fue ver a la cárcel de Coronda. Quería que reconozca una declaración firmada bajo tortura en la 1ra. Me llevaron a la celda de castigo.” En otra oportunidad lo llevan a la la comisaría 4ta, donde también habían llevado a Edgardo Giura. “Brusa me amenaza con golpes, patadas y armas de fuego, a pesar que ya me habían dictado sobreseimiento” “A Giura le pegaron pensando que era yo.” Por su parte Edgardo Giura declaró que estando en Coronda “… me trasladaron a la comisaría 4ta., junto a Piazza y otros compañeros. Creo que fue en marzo de 1978. Nos torturaron a todos. Me sacaron primero y me torturaban para que diga cómo supo mi familia que nos trasladaban a la 4ta. Porque una familia había a hacer una presentación en el regimiento 12. Era la familia de otro compañero, me habían dado con todo, al preguntarme el nombre me dicen que se equivocaron.” Alberto Raúl Chiartano testimonió que “estando en el pabellón 5, me llevan a una habitación donde estaban Brusa y Monti. Narré mi actividad pública estudiantil y como docente en la FIQ. Brusa me entra a pegar y me amenazaba de llevarme a Santa Fe a torturar. Y no era simple amenaza porque a otros compañeros los habían llevado a la 4ta, para torturar”. Francisco Klaric recordó que: “Brusa me interrogó atado en una silla en la cárcel de Coronda, que Kusindochi le debe haber dado. Me caminaba alrededor para que declare contra Alberto Maguid.”
57
José Cettour dijo que: “En la cárcel me visitó Brusa. Era verano. Una visita de bastante apriete. También el juez Quirelli me hizo una visita de apriete. Tuve un defensor oficial y creo que mi mamá puso un defensor particular, me parece que no los ví en Coronda. Recién en La Plata pude ver al defensor.” Brusa es quien entrevista también a Luis Baffico al ser trasladado desde Coronda a la Comisaría 4ta, con intervención de la patota. Monti y Brusa interrogaron a José Villarreal al ser trasladado de la cárcel de Coronda y luego de recibir golpizas en la comisaría 4ta y la sede de la policía federal. Brusa lo amenazaba con más torturas. José Villarreal también testimonio que anteriormente, cuando fue secuestrado, fue interrogado por Cano y Monti, al quererle referir las torturas sufridas, Monti le dijo que no estaban para eso. Miguel Rico dijo en su testimonio que estando en la cárcel de Coronda: “Me llevan a una oficina. Estaba el secretario judicial Monti, estaba con mi bolso, tenía revistas “Estrella roja”, era ridículo porque me preguntaba por la militancia peronista. Me dice que me acusaba por explosivos, que me secuestraron pólvora y le digo que era betún de judea y apago un cigarrillo que me había convidado, mostrando que no era pólvora. Se da cuenta que en los antecedentes no tiene la indagatoria, la acusación. Le dije que me había llevado la federal.” Luego de eso Miguel Rico tuvo dos traslados. El primero a la policía federal para someterlo a torturas con picanas y goles, y hacerle firmar una declaración. En el segundo, es conducido a la comisaría 4ta. y luego a la sede de la policía federal donde estaba Monti. “Tenía la declaración que me hicieron firmar en la torturas del 14-4 . Le dije que fue bajo tortura y ni sé si me dieron bolilla”, manifestó. Otros protagonistas del terrorismo de estado que ingresaban a la cárcel de Coronda, eran oficiales del Ejército que interrogaban a los presos presos políticos. Lidio Acosta señaló en su testimonio que: “Una vez tuve una entrevista con personal del ejército que me decía que tenía que hacer cargo de las cagadas que hice afuera. Yo negaba y comenzaba el choque, que decían por qué entonces estaba hace tantos años. Cuando salgo, me entrevista un oficial de apellido francés, me acusa y me dice si me arrepentía. Yo negaba, se saca y dice que me va hacer desaparecer.” 58
Edgardo Giura recordó que: “Estando en el pabellón 5, me entrevistó un teniente coronel González Roulet. Una entrevista entre la apretada, la promesa de beneficio si traicionaba, como signo de recuperarse.” Raúl Sassi dijo que: “Recibíamos la visita de Gonzalez Roulet del II Cuerpo, a cargo de los presos políticos, que como Díaz Besone, decían que iban a estar hasta el año 2000.” También Eduardo Seminara recordó que: “los coroneles González Roulet y Sosa nos venían a interrogar.” Alfredo Vivono destacó que se advertía un acuerdo con el II Cuerpo del Ejército. “González Roulet y Sosa venían a la cárcel de Coronda, nos hablaban de la conducta en la cárcel, y hacían lo mismo que las autoridades de la cárcel, buscando quebrarnos, con supuestos beneficios. González Roulet era oficial del ejército. Hablaron con el consulado de Italia y no dejaron que me hicieran salir del país. Cuando salgo con libertad vigilada tuve hablar con González Roulet para que me deje trabajar. Sosa hacía lo mismo, pero en mi caso lo ví menos. Fuera de Coronda, González Roulet me dijo: “ya tuviste una oportunidad, la próxima vas a parar con tus amigos que ya no están”, lo mismo que decían los directores de Coronda.” También se dieron visitas de representantes de la Cruz Roja Internacional. Sin embargo, esto no determinaba cambios significativos en las prácticas permanentes que dominaban la cárcel de Coronda, y no dejaron de aplicarse represalias por lo que se puede haber denunciado. Héctor Abrile señaló que previo a una visita de la Cruz Roja, “… hubo una mejora, pero luego el control fue más férreo, como una persecución.” Manuel del Fabro dijo que: “En Coronda hablé en más de una oportunidad con representantes de Cruz Roja. Luego que se iban se volvía a la situación de siempre o a veces agravadas.” Carlos Raviolo explicó que: “… los informes de la Cruz Roja eran secretos, así lo negociaron con la dictadura. Tampoco hay informes de los campos de concentración. Cuando hicimos el libro, tampoco nos lo dieron. Luego de la Cruz Roja, el verdugueo fue peor.” Ernesto Suárez relató cómo por torturas en los chancos tuvo lesiones en los oídos que le sangraban y supuraban sin ser atendido especialmente. Cuando se da la visita de la Cruz Roja, “… por hablar a la Cruz Roja te mandaban a la celda de aislamiento.” 59
Por otra parte, la Cruz Roja Internacional, según sus habituales formas de actuación, había acordado con el gobierno de la dictadura cívico-militar que su informe estaba destinado exclusivamente a sus autoridades y mantendría carácter reservado, con lo cual, a diferencia de las intervenciones de otros organismos internacionales no representaba un desafío en el debate público de la Argentina ni en el plano internacional. Ya hemos comentado que entre la documental reservada para este juicio, se encuentra nota del 14-1-1977 con instrucciones para la visita de la Delegación de la Cruz Roja Internacional. La misma es remitida por el Insp. Gral. Ricardo Dolz, Director General del Régimen Correccional a nivel nacional. En tal documento se expresa que el informe de la visita será confidencial y destinado al Ministerio del Interior (punto 10). Los miembros de Cruz Roja pueden mencionar los nombres de los establecimientos pero no pueden hacer comentarios sobre las condiciones observadas (punto 11). Asimismo se dan instrucciones para evitar que los presos puedan entregar cualquier información a los visitantes, disponiendo su revisación personal (puntos 2 y 3) como también la revisación de los visitantes (punto 4). Estas medidas son mantenidas cuando se comunica una nueva visita por nota del 3-3-1978 en comunicación al Ministerio de Gobierno de la Provincia de Santa Fe. Sergio Ferrari explicó en su testimonio: “En octubre de 1978, hubo una visita de la cárcel de Cruz Roja. El Comité Internacional de Cruz Roja, hace informe muy crítico al gobierno pero muy reservado. Por 50 años esos informes no se desclasifican. Este mes de enero me dijeron que esa es su modalidad.”
IV. 17.- Resistencia de los tormentos de los presos políticos de Coronda. Organización, solidaridad, defensa de la vida y la integridad. Trayectoria del Periscopio Lucila “Al encierro permanente hay que agregarle la persecución permanente de día y de noche” dijo el testigo Luis Pfeiffer. A la opresión y la crueldad, al hostigamiento y la persecución, al encierro y las prohibiciones, los presos políticos de Coronda le opusieron resistencia con organización y solidaridad. 60
Augusto Saro dijo: “Nosotros logramos resistir porque estábamos convencidos que antes de entregarnos teníamos que resistir: hacer de todos uno, tratando de romper lo que fue el eje del régimen que era la incomunicación: no hablar por la ventana, cerrar las ventanas, cerrar pasaplatos, resistimos. Al bruto control panóptico contrapusimos nuestro contrapanóptico, vigilar a quienes nos vigilaban, para tener una vida digna, cuidar nuestros cuerpos, para poder conversar y contenernos entre todos y contener a quienes lo necesitaban porq la bestialidad del regimen tuvo su expresión mas cruel en aquellos cros mas débiles o mas debilitados.” Carlos Raviolo nos contó sobre el periscopio, elemento fundamental para defender la comunicación: “Tenemos q hacerle un gran monumento al Periscopio, que era lo que nos posibilitaba hablar con los vecinos y de esa forma controlar la guardia cuando entraba al pabellón, habían un sistema de organización colectivo para podernos defender del avance represivo de la Gend y del servicio penitenciario a cargo de Gend. … a lo mejor el vecino de celda era un medico, un ingeniero, un tbjador rural, un compañero metalúrgico, esa era la riqueza de los momentos q podíamos hablar, eso era lo que nos permitía hablar con seguridad q la guardia no nos estaba vigilando, es decir que no estaba adentro del pabellón. Esa era la actividad que nosotros podíamos contrarrestar, toda es tensió que se vivía. Entonces era la descarga de saber que el compañero que teníamos al lado estábamos compartiendo una conversación, charlas o vivencias eso es lo que podíamos hacer cuando el periscopio nos posibilitaba controlar que era lo que pasaba adentro del pabellón.” “Era un pedacito de vidrio del tamaño de la uña. Las puertas eran de metal, había 6 agujeros en la parte de debajo de la puerta, por ahí sacábamos el vidrio ahumado con negro de humo que sacábamos pedacitos de goma de la zapatilla recubierto con miga de pan con una pajita de escoba, lo sacábamos por ese agujerito y ahí podíamos ver. Como es el periscopio de un submarino, digamos.” “Otras maneras de comunicarse era el morse, a mí me tocó estar 15 días en los chanchos y estuve conversando con morse con el compañero de al lado”.
IV. 18.- Presos políticos por los que acusa nuestra querella: 61
a)
RAUL OMAR SASSI: Guille
Raúl Sassi fue privado ilegalmente de la libertad en mayo de 1975; fue alojado en Jefatura de la policía provincial del 17 de mayo al 14 de junio, fecha en que fue trasladado a la unidad carcelaria de Coronda hasta el 4 de mayo de 1979. De Coronda fue trasladado a Caseros, de Caseros a Rawson; de allí a Devoto, luego Coronda y nuevamente Devoto. Recupera su libertad el 17 de mayo de 1984. En respuesta a informativa dirigida al Servicio Penitenciario provincial, se deja constancia del ingreso en la cárcel de Corona el 14/06/75 y su egreso 04/05/79 por traslado a Caseros (fs. 308 a 313 del expediente de instrucción). En su testimonio durante estas audiencias expuso que era militante del PRT y el 75-1975 fue aprendido en Santa Fe por personas de civil. Hizo referencia a una copia del “Expte. 552/77, s/infracción a la ley 20.840” que está disponible en la Secretaría de Derechos Humanos provincial, del que surge la partición de los policías Villalba, Pagani, Ramos. “Me torturaron de la mañana a la tarde, junto con mi esposa y otra compañera. Me llevan a Jefatura. Me llevan al juzgado Estaba Monti con su secretario. Me pedían que reconozca la declaración que hicieron cuando me torturaban. Me negué. Me enviaron nuevamente a Jefatura. Luego me trasladaron a la cárcel de Coronda.” Recordó la protesta realizada por los presos políticos en octubre de 1975 que fue castigada como si fuera un motín, luego de la cual, además de las represalias contra varios compañeros, se aplicaron restricciones contra todos, si bien pudieron tener visitas de la familia en las fiestas de fin de año. Luego del 24-31976, llegaron muchos más presos y se endurece todas las condiciones. Así relató los padecimientos por las requisas, el aislamiento, la incomunicación, las clasificaciones arbitrarias, las condiciones de visita, el uso de brazaletes para ir hacia otros sectores, la participación de los médicos, las prohibiciones y las sanciones, que pudieron ser resistidas con la organización solidaria para terminar suicidándose. Describió que el 22 de agosto, aniversario de las ejecuciones en la cárcel de Trelew, volaban aviones en picada al pabellón 5.
62
Revivió los encierros sufridos por sanciones. Además de las pérdidas de recreos, le tocó también estar en el pabellón de disciplina donde se había aislado a Ortolani por más de un año. También describió las “tumbas” que se dispusieron en los laterales del pabellón 5 y donde eran más frecuentes los golpes. Luego de ser golpeado fue conducido a esas “tumbas” donde estuvo más de 30 días: Los primeros 5 días está sin comer y la primera comida que le trae Marchesini es una sopa, que la orina delante suyo. Tuvo que esperar que le traigan otra comida al día siguiente para poder alimentarse. Marchesini también lo llevará al sector de las guardias para pegarle con la participación de otro guardia. Recordó muy pocas visitas con locutorio, luego de aquellas de fin de año de 1975, porque repetidamente estaba sancionado. Supo que su madre varias veces tuvo que volverse de la cárcel sin poder verlo porque se encontraba sancionado. Como documental reservada para el juicio, se dispone de copia de su legajo penitenciario. Del mismo surgen las numerosas sanciones aplicadas por las autoridades del penal por motivos absurdos y persecutorios, como “tener tablero de ajedrez dibujado en el banco”, “imitar aullidos de animales”, “por hacer gimnasia”, entre otros. Anatilde Bugna, al relatar los vejámenes al que eran sometidos los familiares durante las visitas, contó que tenía una carta de la mamá de Raúl Sassi que le hizo llegar cuando estaban reuniendo material para la publicación del libro “Del otro lado de la mirilla”. En esa carta habla del maltrato que recibía de los médicos cuando pedía por su hijo enfermo. Anatilde misma recuerda que la mamá de Raúl Sassi tenía un pecho extirpado y durante la requisa, en que todo tenía que ser apurado para no perder los pocos minutos en el locutorio, le vaciaban la bolsita de arroz que la señora usaba como relleno del corpiño y entre todas trataban de ayudarla para poder juntarlo. Durante su testimonio en esas audiencias, Raúl Sassi describió el impacto que sufrió con lo la muerte de Voisard, el traslado de Gorosito para ejecutarlo y lo que hacían con Eduardo Foti. Dijo que estaba cerca de la celda de Foti cuando le habían sacado la medicación. “Había un agujero que había quedado de antes cuando pasaban cables para usar veladores. Desde su celda se podía ver una garita y el me decía que lo habían llevado ahí para fusilarlo”. 63
Indicó al testimoniar que del II Cuerpo venía Gonzalez Roulet ocupado de los presos políticos y que, como Díaz Bessone, decía que iban a estar en el gobierno hasta el año 2000. Recordó cuan en enero de 1984 fue trasladado al aeropuerto de Sauce Viejo y y lo revisa Traverso quién le dijo “¿qué nos pasó, ¿cómo llegamos a lo que llegamos?”. Señaló que a principios de 1984 su madre hizo una presentación ante la Conadep. A fs. 227 a 228 se encuentra copia de la denuncia en Conadep de la Sra. Belquis Magdalena Josefa Brusa de Sassi de fecha 9 de marzo de 1984. Mencionó las presentaciones que él mismo hizo ante la Conadep, al recuperar la libertad, y que se constata en la documental de Conadep que se incorporaron a fs. 220 a 251. También recordó la denuncia sobre los crímenes de la cárcel de Coronda que en 1984 hizo ante juez de instrucción Rivera, con patrocinio de los abogs. Mullor, Adrover, Miriam Ramón, Zamora, Marcelo Parrilli, y que fue un paso fundamental para el desarrollo de esta causa
b)
JUAN JOSE PERASSOLO:Guille
Juan José Perassolo, quien no pudo llegar a ver el cese del largo período de impunidad de los crímenes del genocidio dictatorial, prestó declaración el 28 de Agosto de 1984 (fs. 29/29vto), haciendo saber su tiempor de encierro en la cárcel de Coronda desde mayo de 1977 hasta enero de 1979 y las torturas allí sufridas. Juan Carlos Ojeda testimonió en este juicio que: “En marzo de 1977, acercándose el 24-3, me trasladaron, me llevaron a la seccional 4ta, sin explicaciones. … Estuvimos varios días. En un momento entran a alguien, con el brazo encogido, me cuenta que era Juan José Perasollo, venía de un chupadero, estaba muy asustado, traté de tranquilizarlo diciendo que si te pusieron conmigo vas a pasar a preso legal. Después me llevaron a Coronda.” En esas jornadas también fue trasladado a la comisaría primera, donde lo vieron muy maltrecho Francisco Klaric y Miguel Rico, cuando los habían llevado allí desde la cárcel de Coronda, como indicaron en sus testimonios.
64
Anatilde Bugna era su novia y se casaron el 14-10-1979, cuando Juan Perassolo había sido trasladado a la cárcel de Rawson. En estas audiencias, Anatilde contó que Juan Perassolo militaba en la JUP y que le tocó padecer el recorrido de los perseguidos políticos que ella veía estando privada de la libertad en la GIR: “Habíamos raspado la pintura de una ventana y veíamos los traslados de Coronda a la GIR, los traían como animales, esposadas las manos y los pies, con ruido de cadena. Venían a la GIR, luego a la 4ta, le habrían causa, los volvían a torturar, luego a la GIR y luego a Coronda. Así le pasó a Juan Perassollo, que luego fue mi marido. Luego a volver a Coronda los llevaban a celda de aislamiento para recuperación.” Conforme surge de su legajo penitenciario, Juan Perassolo ingresó a la cárcel de Coronda el día 5 de mayo de 1977 a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por Decreto Nº 931/77, permaneciendo en ese penal hasta el día 5 de enero de 1979 en que fue trasladado a la Unidad 6 de Rawson. El 1º de julio de 1977 fue trasladado al “Area 212”, según surge del mencionado legajo, sin indicación del motivo del traslado, siendo reintegrado el 11 de julio de 1977. Juan Perassolo ha declarado judicialmente que los tormentos y los castigos corporales eran una constante en la cárcel de Coronda y que conservaba secuelas en su oído izquierdo de una golpiza que recibió el día 4 de abril de 1978 identificando como sus autores a Suárez Vázquez y el cabo Solís y una tercer persona a la que no identifica, todos ellos del Servicio Penitenciario. Recién un mes y medio más tarde fue llevado al Hospital Iturraspe de Santa Fe donde se comprueba que tenía una lesión en el oído. Luego comenzó a recibir amenazas de represalias para que no denunciara las lesiones. En estas audiencias, Anatilde Bugna nos dijo: “Juan declaró que le dieron un golpe en el oído, Suarez Vázquez y Solís. Desde abril a noviembre no lo trasladaron. No le dan una medicación importante. Luego, en Rawson, sí. Lo tuvieron que trasladar a Caseros para un tratamiento. Le quedó un problema de por vida. Y Juan declaró que lo presionaban.” Carlos Pacheco recordó que fue compañero de celda de Juan José Perassolo: “A Juan Perassolo, lo sacan de la celda, le pegan un cachetazo, le quedó un problema
65
en el oído. Fue Kapanga (Suárez Vázquez). Respondía a la directiva de todo el personal carcelario.” Antonio Fernández señaló que coincidió con Juan José Perassolo en un traslado desde la cárcel de Coronda, al igual que Klaric y Barquín. Relató que en la cárcel de Coronda dos guardias, Suarez Vázquez y Solís, se ensañaron con él. Recordó que le quedó una situación terrible en el oído. Rafael Bugna, cuñado de Juan José Perassolo y quien también sufrió el encierro de la cárcel de Coronda, declaró: “Varios guardias se prendieron, tuvieron ascensos más rápidos y ciertas diferencias en el status carcelario, se creían más mejores. Ese fervor eran malos tratos cada vez más abundantes. A mi cuñado, creo que Vazquez Rossi (evidentemente por Suárez Vázquez), le puso una piña en el oído que lo dejó casi sordo.” Juan Perassolo también estuvo encerrado en el Pabellón 5 y fue duramente sancionado en varias oportunidades, con castigos corporales y psicológicos, entre otros motivos por “conversar en voz alta con sus iguales”, “hablar en formación”, entre otras. Dijo que la relación de los internos era con los guardias del servicio Penitenciario pero que el mando del penal lo tenía Gendarmería. Además del impacto que tuvo por lo sufrido por Luis Alberto Hormaeche, Juan Perassollo declaró que fue compañero de celda de Eduardo Foti durante 2 o 3 meses. Tenía una lesión en el cerebro y necesitaba atención especial y rehabilitación pero era golpeado constantemente y no le daban los medicamentos que necesitaba. De esta situación y de lo que le ocurrió a él mismo, Juan Perassolo responsabilizó en su testimonio a los médicos Traverso y Valls. Anatilde Bugna recordó que Juan le había contado que Luis Alberto Hormaeche había pedido médico, pero como había ido la semana anterior, no se lo dieron. También detalló: “Juan estuvo en el pabellón 3 y 5. Compartió varios meses con Foti, el había perdido masa encefálica, tenía que dormir 8 horas, con medicación y tenía que tener rehabilitación. Cuando entra Gendarmería, no le daban la medicación, hablaba incoherencias, no se podía mantener una conversación. Así lo pasó Juan. No sólo tenía que convivir 23 hs. con una persona que estaba mal sino que era con quien tenía también que caminar. Juan declaró haciendo 66
responsable a Vals y Traverso.” No se necesita más para hacer evidente que los tormentos no sólo eran sufridos por quienes se agravaban en su pésimo estado de salud sino que también los padecían quienes compartían con ellos la prisión y eran testigos del martirio. Anatilde Bugna dijo que mientras ella estuvo privada de la libertad en la GIR hasta 1978, quien visitaba la cárcel de Coronda era su madre, quien le relató del hostigamiento a las familias. Luego que ella sale en libertad, volvió a visitar a su hermano en la cárcel de Coronda. Así contó de las esperas de los familiares en el cualquiera sea el clima, que entre ellos priorizaban que pasen las familias que venían de otros lugares del país, de cómo se enteraban en el lugar de que se les impedía la visita por sanción al preso, de los reclamos que firmaban entre varios dirigidos a Zaspe y Kushidonchi. También recordó detalladamente los vejámenes contra los familiares en las requisas, a los bebés, a niñas como Gabriela Almirón de 9 años, con quien ella entraba, a las mujeres mayores como la mamá de Raúl Sassi. Dijo que el tacto le tocaba en general a las más vulnerables. También hizo referencia a la imposibilidad de mirarte durante el encuentro a través del locutorio por tener que apoyar la oreja en el tubo mientras tu familiar hablaba. También señaló que al hacerse cargo Gendarmería de la dirección, no se podía llevar más medicamentos para los presos políticos sino que había que depositar en una cuenta. “Si no tenías fondos, no tenías medicamento.” “Yo todavía no estaba casada con Juan -recordó-, su familia era de Pergamino. Fuimos a verlo una vez a Quirelli, ahí habló con Kushidonchi, y me autorizaron a hacer un certificado de concubinato. Fue unos meses. Era una sola cosa la justicia federal, la cárcel, la policía, el poder político, la GIR, el cura que era capellán del Ejército que, cuando te ibas a confesar, te decía “estuve en Coronda y te mandan saludos tal y tal” y eran compañeros, manejando mucha información. Era una gran familia represora.” Cuando pedían hablar con Kushidonchi, esperaban durante todo el día de visita y al final del día uno se podía enterar que finalmente no te atendía. Agregó que tuvo una primera entrevista con Kushidonchi por las sanciones que le aplicaban a Juan. “Me mostró la foto que tenía con su familia y me decía que Juan no se recuperaba.” “Al mostrarme la foto de su familia, me dijo que nosotros teníamos la familia destruida, siempre denigrando Cuando salían los familiares de estar con 67
él, salían llorando. De todo lo que le planteabas, nunca se lograba nada. Nos solidarizábamos entre los familiares por todos los sufrimientos.” También declaró: “En diciembre de 1978 estaba castigado y a mediados de enero me dice que estaba trasladado. Volvía a hablar con Kushidonchi. Me dice que Juan estaba en Rawson porque era irrecuperable, que no sigan así porque iban a salir muertos o locos. Lo único que le pregunté es si con la documentación que tenía, podía verlo en Rawson. Él llama a Rawson y me dice que con mi certificado de convivencia no iba tener problemas. Me fui sola con 23 años, con toda la ilusión, pero quedé en la puerta. La única forma de verlo, me dijeron, era casarme. Hice toda una documentación en Buenos Aires, con Harguindegui. En Rawson estaba el servicio penitenciario, el trato era distinto, no nos desnudaban, tenías que usar enaguas.” Contó Anatilde Bugna que no tuvieron correspondencia con Juan durante su encierro en Coronda. “Recién en Rawson y Caseros”, señaló. Dijo que otro compañero de celda de Juan en Coronda había sido Rubén Pancaldo, quien publicó sobre lo vivido en la cárcel en el capítulo de un libro del que aportó una copia. También dijo saber que durante la visita de la Cruz Roja escondieron a algunos que estaban castigados y que Juan, había contado que luego que se fue la Cruz Roja, nada mejoró. “A nosotros en la GIR, también nos pasó”, agregó. Señaló Anatilde que Brusa visitó a Juan en Coronda. “Tratabas de denunciar la tortura –dijo- pero era el que había estado en “La Casita”, no mejoraba nada. Podías tener más castigo.” Juan Perassolo fue otra de las personas que se quitaron la vida a temprana edad luego de haber sufrido los crímenes del terrorismo de estado y haber vivido, también esas prácticas en la cárcel de Coronda. Antonio Fernández dijo que no podía dejar de relacionar lo que les hicieron con la muerte de Juan. Quienes testimoniaron recordando a Juan Perassolo, dijeron que él es uno de los compañeros por los que más valor tenía declarar en este juicio. Raúl Sassi dijo que, junto a Voisard, Hormaeche y San Martín, era uno de sus acreedores por los que tenía que pedir justicia. Juan Carlos Ojeda dijo: “no termino de aceptar su muerte.”
68
c)
FROILAN AGUIRRE: Lucila
Fue secuestrado en set 76, junto con un cro Beto Osuna, fueron trasladados a una casa de campo, donde fueron torturados, creyó Beto q había muerto, dp se enteró q había sido asesinado en Paraná. Luego fue trasladado a la Com 1ª, lugar de condic muy terribles, en ese lugar permaneció 29 ds encapuchado, esposado y con los pies atados. Siendo sometido todos los días a torturas. Fue trasladado y ya legalizado en la GIR. Ahí se reencontró con viejos cros del Industrial y cros de la UES, de la que formaba parte, siendo la mayoría menores. Había traslados permanentes a Cda y tb gente de Cda a la GIR. En la guardia ocurrió algo muy llamativo, fines de dic o ya enero 77, fueron llevado a la cuadra un grupo de presos comunes, eran 7, presos condenados, Castro Lagos, Beto Urrites, Tito Sotelo, Luis Bianco, Britos, Cabañas, De Los Santos, fueron sacados de Coronda, llevados a CCD, particularmente. Se da esta situación curiosa, presos q cumplían su condena muy seguros en la cárcel, son trasladados a CCD, torturados, luego se los incorpora para su rehabilitación física a la GIR para su recuperación y dp puesto a disp. del PEN, como al resto de los presos políticos. Uno de ellos, Castro Lagos no vuelve a Cda, luego se enteran q formaba parte de la patota q torturaba cros en la 4ta. Como uno puede notar, Gend, la cárcel de Cda, la policía, la GIR, etc, todo era un mismo dispositivo represivo q funcionaba aceitado. Llega a Cda, el 8-2-77, al pab 6, celda 622 con otro cro. Permaneció con él 3 o 4 meses, luego lo cambiaron al cro lo cambiaron de pabellón. La vida en Cda, era terrible, régimen extremadamente duro, fue in creyendo la dureza, el primer día q llegó lo sancionaron porq se subió al banquito. Fue sacado de la celda, lo llevaron a la guardia de adelante, el guardia era Rodríguez de la guardia de Grossi, lo zamarreó, le explicó cómo eran las cosas en el penal. 69
Después sufrió una serie de sanciones. Y leyó del legajo personal de Cda: “15 ds de castigo por silbar la marcha del reg depuesto” “por hablar con los dedos con sus iguales” “arrojar pan por la ventana” 30 ds de castigo, se trataba tirarle migas a las palomas. Con la consiguiente pérdida de visita. “Por estar a los gritos con sus iguales” 5 ds de aislamiento. Eso era en el lateral del pabellón, en PB, que era una celda común en los laterales, al costado de la guardia, tapiadas las ventanas, con una ventilación en la parte de arriba. Había un inodoro y nada más. Se nos daba un colchón para dormir y dp se reitraba, recibía alguna golpiza, maltrato mas duro de lo habitual. Por cantar por la ventana – 5 ds de sanción Por dar lista en forma incorrecta – 5 ds (dabamos listas, nombre y num) Todo el reg era de verdugueo permanente. Menciona que el guardia Cerdá tenía una animosidad personal con él desd que llegó a Cda. Una noche que lo sancionó, lo hizo salir de la celda, y cuando empezó a golpearlo, Froilán se puso en guardia y le dijo: a mí no me van a pegar, a los gritos, me están pegando, y desde ese dia no le pegó nunca mas. Situación que como reivindicación personal. Había personas q estaban pensando qué tipo de castigo adicional podían hacerles. Cuando llegó a Cda, tenían las ventanas abiertas podían hablar con los cros, al tpo se las hacen cerrar. Al tpo deciden que para salir al recreo, tenían que desnudarse todos los días, revisados, levantarse los testículos, abrir la boca. Todos los días. Situación sumamente agresiva. El recreo era escaso, a 1 hora por día, si no llovía, a veces no salían si no querían sacarlos. En el recreo solo se podía caminar, con el cro de celda o solo si no tenía compañero, y luego solo circular de a uno. Era salir al patio y no hablar con nadie. La ventana q era el lugar de esparcimiento, de crecimiento, toda la vida pasaba por la ventana, para el mundial 78 que fue el pico mas alto de represión, ni siquiera les dejaban tener la ventana abierta. Tiene una sanción aquí: 10 ds de aislamiento por decirle al guardia q la ventana la había abierto el viento. 70
Después tuvo 15 ds de aislamiento pero en el pab de disciplina, porq le encontraron un Periscopio. Dijo que había cros muy capaces, con mucha formación académica, política, por la ventana hablaban de historia, política, contaban películas. Pero eso fue posible porque tenían un grado de organización impresionante para poder enfrentar a los guardias q salían todos los días a perseguirlos, que hacían requisas donde les rompían toda la celda hasta inodoros, los denigraban, los hacían desnudar todos los días. La resistencia como única forma de permanecer sanos mentalmente. Como todo en la vida había que mantener una actitud activa. “Si uno se queda quieto frente a eso, te destruyen”. Creaban todo el tpo situaciones de incertidumbre, los sacaban de la celda y no se sabía para qué porque nunca les decían. Por ejemplo como Gorosito q fue sacado y asesinado en Rosario. “Una noche, tarde se escuchaban ráfagas de ametralladora a los muros, como a las 12 o 1 de la mañana, me sacan de la celda y me llevaron adelante, me tuvieron 3 hs parados en un pasillo y después me llevaron a la celda, no me pasó nada, pero ts los cros empiezan a pensar, tiroteo en el muro, se lo llevaron, se pone en funcionamiento todo un dispositivo de comunicación: como avisar a la flia, quién tenía visita, eso era una constante. Eso genera una suerte de locura entre los presos.” Indicó que dos veces pudo ver a Kushidonchi. Una vez, cuando el capitán Serini fue a hacerle un interrogatorio a Cda, con personal de Gend, uno de ellos cree que era Kushidonchi, acompañado por otros militares. El cap Serini le pregunta quién era la pers q había sido secuestrado con él pero Froilán no le conocía en ese momento el nombre real a Osuna, Serini insultándolo le dijo: ese ya está 2,80 bajo tierra. La otra oportunidad que tuvo con Kushidonchi, lo llevaron a una entrevista con él, le preguntó entre 3 opciones como las acomodaba: libertad, seguriddad y orden. “Para mí la libertad, lo demás es secundario, entiéndame estoy preso”.dijo Froilán.
71
Kushidonchi le hizo una argumentación del orden y la seguridad y después le propone que ponga una calificación a un cro, lo que se opuso. Después volvió a la celda. Kushidonchi posteriormente habló con la madre de Aguirre y le dijo que él estaba ahí porque era un peligro para la seguridad nacional. Froilán Aguirre habló de compañeros que tuvo oportunidad de ver, que sufrieron situaciones terribles, mencionó a Raúl Reynares y a Eduardo Foti –de quien ya relatamos oportunamente-. También señaló que hubo muchos cros q tuvieron un grave deterioro mental y físico, Ortolani, Mechetti, aislados en la soledad absoluta, en la oscuridad durante meses, incluso un año, que dejaron secuelas muy graves en ellos. Una de las estrategias que usaba el régimen era el constante movimiento de los detenidos, permanentemente los cambiaban de celda, de compañero, para afectarlos sicológicamente. Como señaló Froilán, aunque no tenían nada, porque les habían quitado todo: “uno construye su lugar de vida en la celda, se arma su historia, se encariña con su celda, con la ventana, se adpta con el pequeño paisaje que tiene enfrente, se adapta al compañero de celda –si lo tiene- ya que no es fácil convivir las 24hs del día en una celda de 3x2.” A la distancia, parece una nimiedad, sin embargo no lo era, no lo es, todos nos acostumbramos a nuestra cotidianeidad y en esas circunstancias de extrema rigurosidad, de soledad completa, de falta de acceso a todo, esos cambios significaban una desestructuración. Una situación claramente estudiada para producir un daño en la siquis. Froilán habló de la categorización que hacía el régimen: Irrecuperables, intermedio, recuperables. Aunque lo señala entre comillas porque eso era digitado. El siempre estuvo en el intermedio. Dijo que no había diferencia entre el 5 y 6 y señaló que en el 5 estaban los presos mas viejos, con mas experiencia y mas organizados.
72
Además si estabas en el medio, te podían llevar al 1 o al 3, eso jugaban. Permanentemente esto era llevado a la práctica. A veces algs del 6 iban al 5 y del 5 al 6. Esa situación que era desestructurante, la usaron a su favor para organizarse mejor, mejorar la comunicación y compartir información de afuera. Información que era muy poca, no sabían lo que pasaba afuera, casi no tenían visitas, 15 minutos cada 45ds. Visita que se perdía por las sanciones. Primero tuvieron las visitas a través de un tejido “la fiambrera”, luego locutorio de vidrio, nunca de contacto. Sin embargo los familiares tuvieron requisas ultrajantes. Froilán relató que sabe que su madre tuvo requisas vejatorias. Todo para minar su voluntad. A su hno mayor q usaba barba, no lo dejaron entrar a verlo por la barba y lo afeitaron en seco en la guardia ya que eligió entrar a verlo y entró con la cara lastimada. La atención médica deplorable. Era difícil ir al médico, uno pedía y le daban turnos muchos días después. Al principio les daban los medicamentos gratuitamente, después no les daban mas los remedios sino que obligaban a los fliares a pagar los medicamentos que les recetaban. Relató que el 27-5-77 junto con otros detenidos fue trasladado a Sfe desde Cda, pero sobre esto ya dimos cuenta en puntos anteriores. El 4-5-79 con el levantamiento de la cárcel de Cda, Froilán fue trasladado junto a todos los presos políticos del penal. El fue a la cárcel de Caseros primero y luego a La Plata. El cambio de penal, hizo aflojar la tensión luego de un régimen tan riguroso que los tenía las 24 hs en alerta no fue fácil de sobrellevar para todos, muchos detenidos se empezaron a enfermar. Froilán relató en esta sala que él mismo se enfermó, que tuvo una profunda depresión. Contó que Cominotto –que también había estado en Cda- se suicidó en La Plata. Que en total él supo de 8 suicidios. Respecto de los guardias puede recordar a:
73
- una guardia: de Jefe estaba Acuña Cuchi q le decían el Furher, la integraban: Cerdá apodado 7 culos o culo de señora, y Solís apodado pijita. - Otra guardia: Jefe era Grossi, integrada por Suarez Vazquez “capanga”, Rodriguez “churrete”. - La guardia de Ferrer “Lupi”, integrada por Martinengo, Arolfo le decían “susurro” vivía a los gritos y Pepe Dinamita. -Otra guardia Pino “el quijote”. Recuerda al alférez Jorge, lo vi varias veces porq su cro de celda era un científico, Julio Luna, y el alférez Jorge lo sacaba a veces de la celda y lo iba a buscar. Recuerda que la Gend entró armada en una oportunidad al pabellón. Froilán Aguirre fue privado de la libertad a los 17 años y recuperó la libertad a los 23 años. Nunca estuvo a disposición de un juez a pesar de haber sido detenido siendo menor de edad. Salió con libertad vigilada en enero del 82, hasta noviembre 82. Siempre a disp. del PEN. d)
FRANCISCO ALFONSO KLARIC Lucila
A fs. 337/341 se encuentra su declaración testimonial. El testigo dijo que fue detenido el 20 de noviembre de 1975 estaba con Orlando Barquin, fueron llevado a la Comisaría Cuarta por un espacio de 15 días y sin asistencia legal y luego trasladado a la cárcel de Coronda primeros días de diciembre. Los bajaron a patadas de los camiones y recuerda un tablazo que recibió, que lo recibió de un “pata negra” o personal carcelario armado. A veces de noche me viene ese golpe, dijo. Eran aproximadamente 15 o 20 detenidos. Habló de 2 etapas, cuando ingresó había un régimen similar al de los comunes (calentador, radios, algunos libros) y otro después del golpe.
74
Golpes, malos tratos, un régimen oprobioso a partir del golpe. Les sacaron los pocos elementos que tenía. Nos redujeron a objetos. Golpes, malos tratos, vejámenes. La cárcel lugar elegido por el plan sistemático de exterminio. Nos privaron de visitas hasta la fiesta de navidades y año nuevo. Dijo que implementaron un régimen prebendario para los guardiacárceles, les costaba encontrar a quienes pudieran degradarse con el uso de la fuerza de manera cotidiana. Entonces formaron un grupo con algunos del servicio y otros que incorporaron, los guardiacárceles mismos comentaban que les convenía económicamente, tenían algunos beneficios y ascensos. Transformaron al personal penitenciario en un torturador. Como todos los detenidos políticos, relató los pocos elementos de higiene y tabaco en la celda, a merced de la voluntad del carcelero, eran dueño de hacer lo que quisieran, trasladarlos de celda, insultarlos, llevarlos a las celdas de castigo por cualquier cosa. “Lo único que tenía era la foto de mis hijos. En todas las requisas me escupían la foto y me la tiraban al piso y la pisaban. Cuando la tenía que limpiar, me costaba concebir que el ser humano llegue a eso.” Recordó a sus compañeros, como Juanjo Perassolo. “El Sr. Brusa me interrogó atado en una silla en la cárcel de Coronda, que Kusindochi le debe haber dado. Me caminaba alrededor para que yo entregara a Alberto Maguid. En la cárcel de Cda, Brusa en ese momento ni siquiera era juez y sin embargo entraba y salía.” Dijo a pesar de no tenían recreo, ni atención médica, que los sancionaban por todo, eran un cuerpo, unidos a través de las paredes, solidarios, y esa unidad fue lo que los hizo resistir el espanto. Contó sobre algunos compañeros de prisión: dijo que la primera vez que se quisieron llevar a Gorosito, lo pudieron impedir, entonces lo cambiaron de lugar y lo llevaron a fusilar en Rosario.
75
Dijo que a Voisard, militante de la JTP lo dejaron morir; que el negro Hormaeche, militaba con él, artista, muy querible, lo dejaron morir en la celda. Igual que a San Martín. Parecia que ese era el éxito que buscaban. Que alguno muriera o se suicidara. En determinado momento les ponían música dentro del pabellón con grandes parlantes, a un volumen insoportable, para impedir la comunicación entre los presos. Terminaron sacándola porque hasta los guardias se volvían locos. Ejercían violencia sobre ellos, para que los guardias la ejercieran sobre los detenidos. En la cárcel se podía comer, no era tan mala porque cocinaban los presos comunes, cuando se dieron cuenta, la menguaron, les empezaron a dar menos pan, menos comida. Klaric salió de la cárcel con 68kg. Respecto de las visitas de fliares dijo que a su padre de más de 70 años lo hacían desnudar, que los vejaban, les infiltraban en la cola gente que les diera falsas noticias. Como ya relatamos en el punto ingreso de organismos int. o personalidades, relató que Mons. Zaspe pidió visitarlos y no lo dejaban. Dijo que Kusidonchi fue el más perverso de todos los directores de gendarmería. Lo pudo ver a Zirone y Kusindonchi. También a Feced, otro gendarme, dijo que era asiduo concurrente. Mantaras, Monti, Brusa también. La relación directa con los presos la tenían la gendarmería y la justicia federal. Relató que fue sacado de Cda a Sfe para interrogarlo, 3 o 4 veces. Los sacaban indiscriminadamente. No firmaba la salida pensando que eso podía protegerlo. Algunas veces me sacaron a interrogar con otros compañeros, Barquín por ejemplo. Pero cuando lo llevaron a torturar, lo sacaron solo, me buscó Perizzotti y Aebi. Lo llevan a la primera, estaba Juan Perasolo que lo habían torturado bestialmente. A la noche lo sacaron, lo torturan en la parrilla y alguien me pisa sobre el cuerpo, quedo dislocado. Tenían el escrito de lo que tenía que firmar. Lo devuelven a la primera, donde lo tienen que vestir. A los tres o cuatro días lo vuelven a Coronda. Pidió médico por las torturas, quemaduras. Estaba aislado en 76
el pabellón de la 3ra., y tuvo situaciones muy difíciles, de autoagresión, en esa soledad de la cárcel, del aislamiento. Dijo: “Casi tuvo éxito Kusidonchi y Brusa y todos esos, conmigo casi tuvieron suerte.” No obstante lo volvieron a sacar para interrogatorios fuera del penal en dependencias policiales. Surgen del legajo penitenciario constancias de que Francisco Alfonso Klaric fue alojado en el Instituto Correccional Modelo U-1 de Coronda el día 2 de diciembre de 1975, a disposición del PEN por decreto Nº 3607/75 hasta el día 4 de mayo de 1979 en que se produjo su traslado al penal Unidad Nº1 de Caseros. Asimismo, surge que el 2 de marzo de 1977 fue trasladado por pedido de la Jefatura del Area 212 siendo reingresado el día 16 del mismo mes y año; que igual traslado se produjo el 1º de julio de 1977 volviendo al penal el día 11 del mismo mes y año. e)
CARLOS ALBERTO RAVIOLO Guille
Carlos Raviolo estuvo privado de su libertad padeciendo las prácticas implementadas en la cárcel de Coronda desde el 5-5-1977 4-5-1979 cuando lo trasladan a la cárcel de Caseros. Declaró en el juicio que era militante en la JUP de la Facultad de Ingeniería Química, donde colaboraban con los sindicatos, como Luz y Fuerza, Gráficos, Sanidad. Raúl Busto contó en su testimonio que también lo conoció como militante en los barrios de la zona oeste, siendo Busto militante vecinal. Lo secuestraron el 11-4-1977 en la ciudad de Santa Fe y lo llevaron a la llamada “Casita” donde le aplicaron múltiples tormentos. Estando allí, otra compañera María Julia Giusto tuvo un diálogo con el torturador “Tío” Correa, quien le dijo que no iban a matarlos porque había mucha presión internacional. “Que la justicia la manejaban ellos, así que los iban a condenar para que se pudran en la cárcel.” Agregó que, precisamente, fue condenado por el juez Mántaras a 14 años de prisión.
77
Fue traslado a la comisaría 4ta. donde vió por última vez a Ricardo Pérez y su compañera Georgina Cubas quienes se encuentran desaparecidos. En abril de 1977 fue llevado a la GIR y el 5-5-1977 lo ingresan a la cárcel de Coronda con una fuerte golpiza. El médico Valls dejó constancia en su legajo que no tenía lesiones, cuando tenía marcas visibles de la tortura como las que hasta hoy se observan en sus muñecas. Suarez Vázquez, Kapanga, lo ingresa con golpes al Pabellón 3, en una celda a la par a la de Eduardo Foti. Contó los ataques perpetrados contra Foti y como buscaban desestabilizarlo. También contó que de la Facultad de Ingeniería Química conocía a Luis A. Hormaeche, donde éste trabajaba, y el dolor por la muerte que produjeron con privándolo de atención médica. Describió todas las prohibiciones que les imponían, el aislamiento, las pocas y malas visitas, las duchas heladas en invierno, la música al más alto volumen durante el mundial de fútbol, la participación de los médicos. Señaló que “dos guardiacárceles sufrieron brote psicótico y los tuvieron que sacar del pabellón. Así que imagínense como lo vivíamos nosotros.” Contrastó con las condiciones aseguradas para los presos sociales, con actividades de oficios y laborales, visitas de contacto los fines de semana. Totalmente distinto a lo que se hacía sobre los presos políticos. Habló de las múltiples sanciones que tuvo por modificar los muebles, por el banquito, por hablar con iguales, por sacar un jabón. “Siempre estábamos tensos … porque no sabíamos por dónde venía la sanción”, describió. Indicó que lo sancionaron los guardias Grossi, Rossi, Arolfo, Marchesini, Rodríguez, Suárez Vázquez. “Tenían prebendas, alguna remuneración extra, por estar con los presos políticos. Copia de su legajo fue agregada a fs.941/949 del expediente de instrucción y entre otros motivos también se puede leer que lo sancionaron por dormir la siesta sin permiso. Describió los vejámenes a que eran sometidos los familiares en las visitas, por lo que él le pedía a su madre que no fuera, pero ella y su hermana igualmente 78
buscaron visitarlo. Pero dada las múltiples sanciones que les aplicaban fueron pocas las visitas que pudo tener. Al respecto expresó: “Hay torturas que son peores que la picana eléctrica, como ser sancionado el día anterior a la visita.” Igualmente describió que la ausencia de mejoras a pesar de la visita de la Cruz Roja a cuyo informe reservado la dictadura no le temía y cómo fue peor el vedugueo después de la visita de la Cruz Roja. Antes lo hemos referido así como las situaciones vividas con Zaspe y Guadagnoli. Nos dijo, además, que tubo: “ dos traslados a Santa Fe. El primero desde 16-8-77 hasta el 30-8-77. Me sacaron para formalizar la causa, pero yo me llevaron encapuchado. Cuando volvemos a Coronda, nos llevan a celda de disciplina, eran celdas de cemento, cama de cemento, ventana tapiada con chapón y agujeritos chiquitos. Así pude ver en el patio al Nono Ortolani en un patio chico de alambres, hacía mucho tiempo que lo tenían al Nono Ortolani. Lo verdugueban como por 6 o 7 meses.” “La segunda vez fue por un mes en la comisaría 4ta, del 26-9-77 al 2510-1977, sin sacarme nunca. Allí estaba Bafico que lo sacaron una noche. No sé por qué me llevaron.” También expresó: “Yo quisiera que me escucharan los compañeros Voisard, Gorosito, el querido Negro Hormaeche, San Martín, pero no se los permitieron.”
f)
ORLANDO ANTONIO BARQUIN: Lucila
Dijo que fue detenido el 20/11/75 junto a F. Klaric, eran delegados de UPCN, los llevan a la comisaría 4. Desde el 20/11 hasta el 2/12 los tuvieron ahí, sin torturas físicas, si tratos crueles e inhumanos, no les daban de comer, tenían q orinar en una celda pequeñita, sí ahí torturaban a otra gente. Estuvieron 3 días desaparecidos, el sindicato pidió por ellos y finalmente los reconocen los ponen a disp. del PEN. Los trasladan en Jefatura y de ahí a Cda. Barquín prestó declaración testimonial en instrucción a fs. 34/34 vta. Llegan a Cda el 2/12/75 y los reciben con un pasillo de guardiacarceles de uno a otro lado, que les pegaban desde q se bajaron el colectivo. Los recibió un medico, el Dr. traverso o Valls y la jerarquía mas alta de la cárcel. Cdo le decían q los 79
habían golpeado, el med ponía en su planilla q estaba todo bien, incluso aunque los veia sangrando. Ese fue el recibimiento de este plan sistematico de destrucción q evidentem ya tenían por delante. Lo trasladan al pab 5, celda 560, estuvo hasta el 5/1/79 en Cda. Por la fecha de detención puede dar cuenta de la diferencia del régimen previo al golpe y posterior. Dijo que llegó a tener una visita familiar de contacto. Dp el reg empezó a empeorar hasta q dp del golpe, cdo toma Gend la conducción del penal. Respecto a la atención médica, al igual que todos los testigos ex presos políticos, dijo que era absolutamente deficiente. Los médicos eran parte de ese sistema de destrucción, protagonistas, participes, el dr. traverso y dr. valls, un enfermero de apellido Acuña. El sist de salud era parte de la destrucción a la cual estaban sometidos. En cuanto a recreación, lectura, correspondencia dijo: que a partir de la asunción de Gend, llegaron a no tener absolutamente nada en la celda, aislados e incomunicados, con prohibiciones buscaron alternativas de comunicación: como ya se ha relatado. Pasában 24hs en la celda. Con periodos de castigo injustificados, que a veces duraban meses: por tener mal colgada una toalla, por estar en la ventana, por estar sentado en la cama. Barquín llegó a estar 150 ds en calabozo y sancionado en total en la celda más un año, y su flia estuvo un año sin poder verlo. Le tocó estar una navidad y un año nuevo en la celda de castigo donde no se veía la luz del día. Puede haber sido el 24 a la noche o el 31, el guardiacarcel Rodriguez le abre la ventanilla y le muestra una postal de sus padres q a pesar de todo le deseaban feliz navidad o año nuevo. Ese fue un hecho de perversidad: había ido la flia, le habían prometido que le iban a levantar la sanción, cuando fueron le dijeron que no, dejaron una postal, se la mostraron y ni siquiera se la dieron. Sus padres se entrevistaron con Kushidonchi después de esto. “Eso me quedó muy grabado como una expresión de mas tortura que los golpe o patadas q pude haber recibido.” 80
También relata una de las situaciones vividas, estaba con Carlos Chiarulli en su celda, los sacan y les dicen que vayan corriendo a las duchas, dicen q no van a correr, van caminando y llegando a las duchas, el personal Olazabal lo tira contra las rejas, partiéndole la frente, le salía mucha sangre, paran de golpearlos, lo llevan a la enfermería, estaba el Dr. valls, le contó lo q había sucedido, lo curan, le vendan la cabeza y lo trasladaban de nvo al pab., cuando llega Olazabal le dice: Barquin, por haberle contado todo al médico vas a ser nuevamente sancionado y lo llevan a una celda de castigo. Qué otro objetivo tenía que no fuera el verdugueo? Claramente fue el médico Valls que llamó a la guardia y le dijo al guardia lo que él había contado. Dijo que a Kushidonchi lo vio en reiteradas oportunidades, no hablé con él pero lo vio, también se acuerda del alférez Jorge, era un torturador con todas las letras, se ensañaba con ts los detenidos, rubio y de apellido Jorge. En relación a las visitas, dijo que alcanzó a tener una visita de contacto familiar a partir del 2/12 y después nunca más tuvimos ese tipo de visita. Después se suspendieron y ya fue visita por el locutorio, detrás del vidrio con una bocina detrás del vidrio, de 15 min cada mes o mes y medio. Si no estaban sancionados. Nombró a Raúl Reynares y Cambiasso, confinados en la enfermería, nombró a Michetti confinado al encierro por meses y meses. Respecto a los fallecidos mencionó a Hormaeche, dijo que también era delegado gremial de UPCN. También mencionó al gringo Voisard, cuando se descompuso, gritaba todo el pabellón para que lo atiendan, no le estaban dando las pastillas que tenía que tomar. También mencionó a Pacho Foti que estaba debajo de su celda, no le daban las pastillas que necesitaba. Orlando Barquin era militante peronista, militaba en la JTP, en la JUP y era delegado gremial de UPCN. Fue trasladado el 5/01/79 y estando en La Plata se enteró que había sido levantada la cárcel de Cda. g)
JOSE MARTIN VILLARREAL: Lucila 81
Fue secuestrado el día 5 de abril de 1976 en su lugar de trabajo: la Central Calchines de Agua y Energía. Era delegado, y participaba de una campaña para elección de delegados. Fue trasladado a la Jefatura de la Policía Provincial, donde lo e insultan y golpean la cabeza contra la pared, por: gremialista, peronista, montonero e hijo de puta. Permaneció incomunicado hasta el día 13 de abril que lo llevan al juzgado federal. Allí es interrogado por los funcionarios judiciales Monti y juez Cano, a los que les relató los maltratos y abusos sufridos, ellos no estaban para recibir esas denuncias sino para hacer las averiguaciones por qué había ido. Lo volvieron a llevar a jefatura en calidad de desaparecido porque a su familia lo negaban, en el juzgado, el distrito. Con un preso común sacó un mensaje a su familia y el 1-1-1977, pudo tener una visita, la única. El 4-2-1977 aprox lo buscan en un falcon verde Perizzotti, Aebi, Cordoba y Mendoza. Lo llevan a la GIR, junto a otros compañeros, y los trasladan a Coronda. Se encuentra en autos la declaración testimonial de instrucción a fs. 347/350 y su ampliación a fs. 1421/1423. Dijo Villarreal: “Allí comenzó como un verdadero padecimiento. Lo siento como un plan de destrucción físico y psíquico”. Cuando llegaron los hicieron desnudar, había un grupo de aspirantes, dijo el jefe: “a ver cómo se portan los aspirantes”. Los maltrataban, los golpearon les sacaron la ropa que tenían. Les dieron golpes con palos. Les dieron un número, como señalaron otros testigos, no había nombre, había un número. Relató cómo fueron perdiendo cosas a las que tenían acceso: les cerraron la ventanita del pasaplato, en el recreo ya no podían estar más todos juntos. Comenzaron hacer salir por ala, por piso. Y luego sólo 15 minutos de recreo. Los días de visita no había recreo. Comenzó un régimen que no podíamos tener calentador, ni libro, revistas. Su hijo más chico casi no lo conocía porque no podía ver ya que no había visitas. 82
Era un plan para la eliminación física y psíquica. Dijo que fue muy fuerte la organización y la fuerza que se daban entre todos. “Dijo me di cuenta cuando salí en libertad, y me sentí muy sólo.” Fue sobreseído judicialmente y pidió la opción, vinieron de la embajada de EEUU, se entrevistó en la oficina de Kusidonchi, que le dijo: lo que Ud diga no va a servir porque se a quedar acá. Y efectivamente se quedó y no le dieron la opción. Villarreal le contó a ese funcionario lo que pasaba en Cda, como hacíamos todos los presos que podían denunciar. Ese régimen no sólo presionaban sobre los presos sino con las familias. A su hija que tenía 8 años le hacían una requisa vejatoria. Se esmeraban en hacer sufrir, no sólo al preso, sino a la familia. Había un frasco que le decían: la pastilla 20840, porque se la daban para todo, sea dolor de cabeza u hongos de los pies. Si alguno le decía a los médicos que lo habían golpeado, decían: eso hablalo con los guardias. Dijo que hubo compañeros que murieron por falta de atención médica. Dijo que cuando muere el negro Hormaeche, en la navidad de diciembre de 1977, escuchó cómo gritaba el compañero de celda, Pikito, diciendo que el Negro se moría. Se ensañaban con los que compañeros que tenían alguna medicación. Entraban a la requisa y rompían los paf por ejemplos. Relata Villarreal que un invierno, tenía una bronquitis, lo llevaron a enfermería y le dieron una inyección fuerte. Cuando volvió, el guardia Cuchi le dijo: así que estás enfermo, a bañarse! Y lo hicieron bañar con agua helada y lo dejaron desnudo en el pabellón, mientras ellos se reían y le tiraban todas las cosas de la celda. Fue muy fuerte el tema de los castigos. Los sancionaban por cualquier cosa. Villarreal también fue trasladado desde Cda a Sfe para ser interrogado. Sobre esto ya expusimos en detalle. Sobre visitas: como dijo el testigo, no es un anecdotario, hay que pensar en ese momento el sufrimiento: Que tu vieja viniera llorando, tenía un problema en el
83
pecho y no la querían dejar entrar sin corpiño. Mis viejos tenían una situación mala. Mis suegros y mis viejos la ayudaron a mi ex mujer a criar a los chicos”. Respecto de las visitas, narró que los familiares llamaban y les decían: no, no está sancionado. Y luego viajaban y les decían, ah si, está sancionado. Dijo: era un régimen que lo padecíamos nosotros pero más padecía la familia. Relató que el primer invierno lo pasaron sólo con un pulover y una camisa, no tenían abrigo suficiente. Para el mundial 1978 el régimen era peor, el hostigamiento, ingresaban a las celdas a cualquier hora, estaban durmiendo y entraban y prendían las luces. Los alférez los llamaban permanentemente y le proponían delatar. Algunos guardias se fueron, pero la mayoría entró en el juego. La agudización del régimen, aproximadamente para el mundial 78, se restringió el tema de los recreos, tenían que caminar de a uno. Te proponían en cambio de régimen: cigarrillos con filtro y dulce de leche, esa era la mejora. Después del pabellón 6, estuvo en el 3 y luego en el 5. Nos dejaron tener el nuevo testamento porque la Biblia, y en especial la Latinoamericana, era subversiva. Habían tremendos mosquitos, quemábamos un papel para espantarlos y eran sancionados, había pulgas, sarna. El acoso era permanente. Cuenta que el 22-8-78, la fecha del fusilamiento de presos de Trelew, la gendarmería se aposta con fusiles frente a las rejas, los hacen bajar a la planta baja y mientras los tenían desnudos, requisaron la celda. Guardias: Suarez Vazquez, capanga; Grossi, otro “Django”. Otro susurro que era Arolfo El más verdugo Cucchi, le decíamos el nazi. Marchesini en el 5. Otro sobaco.
84
Llegó a Cda el 7 u 8 de febrero de 1977 hasta mayo de 1979, estuvo en La Plata y Caseros.
h)
LUIS ALBERTO HORMAECHE:Lucila
Luis Alberto Hormaeche fue militante de la agrupación Eva Perón de empleados públicos y delegado de UPCN por el Ministerio de Obras Públicos. Era músico, integraba el Coro Provincial y el grupo de humor musical “Musicantropus”. Anteriormente había formaba parte del grupo Los Paranaseros. También se desempeñaba como auxiliar docente en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral. Lo apodaban el “Negro”. El 4 de abril de 1977 fue secuestrado en su domicilio en calle Espora 660 de la ciudad de Santa Fe, por personal del Area 212, según consta en su legajo de la Unidad Penitenciaria de Coronda (fs. 705/716). Dijo su hijo Santiago Hormaeche: “Sé que fue el 4/4/77, en mi casa, nosotros estábamos en la escuela, sé q entraron a buscarlo, estaba mi mamá y se lo llevaron. Sé q ella estuvo buscándolo 1 mes porq no tenía ninguna información. Y cuando él se enfermó porq sufría de hipertensión, se enteraron que había ido al Cullen. Ahí mi mamá tiene la primera información sobre él.” Respecto al conocimiento sobre su muerte dijo: “Lo primero q me dijo mi mamá q había tenido un derrame cerebral, me acuerdo cdo me lo contó”. Después se fue enterando que su padre no tuvo atención médica, dijo que sufría de hipertensión arterial, presión alta, que estando ya en Cda, su mamá le llevaba los remedios, pero en las últimas visitas, su papá le dijo q no se lo estaban dando. Y agregó: “con la patología de él, tenía q tener alimentación especial, comer sin sal, no sé si le habrán hecho algún régimen especial.” Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que Hormaeche no tuvo régimen especial de alimentación, lo dijo el testigo Pfeiffer, que él tuvo régimen especial como otros presos hasta el golpe, que después se cortaron. Respecto al fallecimiento de su papá dijo que el conocimiento que tenía era: “q él estaba en la celda, empezó a pedir ayuda, q se golpeaba la cabeza contra la 85
pared, que demoró mucho en llegar la ayuda y que cuando lo fueron a buscar ya estaba descompensado y q murió en la ambulancia camino al hospital”. A fs. 362 se encuentra el pedido de investigación por el Derecho a la Verdad realizado por Camilo Hormaeche, hijo más chico de Luis Alberto, de fecha 31 de Julio de 2000. Camilo declaró luego de su hermano Santiago. Dijo que su padre fue detenido el 4/4/77, que de ahí va a la 4ta, al hospital Cullen por hipertensión, a la GIR y a Cda. Nos dijo que sabía que teniendo hipertensión, no recibía la medicación que se le llevaba. Ante la pregunta cuando se enteró? Dijo Camilo: “Desde q uno empieza a tomar conciencia de vida, nunca fue algo oculto, naturalmente mientras uno va charlando las cosas de la vida, obviamente las cosas de mi padre era una, desde q tengo recuerdos de charlas, de la tristeza q se generaba, cdo mi vieja me cambiaba y yo le preguntaba por qué lloraba.” También dijo que inició un pedido de derecho a la verdad el 31/7/2000, para ver si podía saber más sobre lo que pasó con su padre. Dijo que su papá falleció el 19/12/77. “Dada la falta de atenc médica, necesitaba algo de dieta, su grado de hipertensión, tuvo un ataque el 19/12 cerca de la cena, es lo que supe que pedía medico y el cro de celda también y hasta las doce no fue atendido, y la ambulancia hasta las 3. Un largo trecho desde el suceso hasta que puede ser atendido. Y muere en la ambulancia entre Sauce Viejo y Desvío Arijón.” Recordó que se podía visitarlo en la GIR que fueron todos y en Cda era una visita mensual. Con mucha emoción dijo: “En el GIR le canté el feliz cumpleaños, con vocales, eso quedó en el recuerdo, como un relato que uno se puede armar imágenes.” Dijo que no creía que en Cda hubiera excepciones de trato, por cros sabe q pedía pero no tenía la atención necesaria. Y dijo: “no era fácil con semejante régimen que tenga acceso a la atención médica que necesitaba, sino no hubiera llegado a
86
ese punto punto: falta de comida, de ejercicio, de medicación adecuada, en ese estado aguantó lo que pudo”. Tiene conocimiento que su padre era de la JTP y era delegado de UPCN. Jorge Céspedes, ex preso político que declaró en este juicio dijo que fue detenido el mismo día que Hormaeche, que eran muy amigos, que una semana después de su detención, el 11-4-77 tiene un ataque de presión estando en la Sec. 4ta, estaban juntos en el mismo calabozo y lo llevan al hospital Cullen bastante mal. Recuerda que Perizzotti, que estaba ahí, decía q se estaba haciendo el enfermo. Dijo que días antes de pasar a Cda, volvió a encontrarse con el Negro –como lo nombró afectuosamente- en la GIR, que estaba bastante deteriorado y por ahí coincidían en recreos. El dgo anterior a su muerte –que confirma fue el 19/12/77estuvieron juntos en el recreo y dp me sancionaron y no pudo salir ni lunes ni martes y el miércoles se enteró que había tenido un ataque en la madrugada y que lo habían llevado a Sfe transcurriendo el día se enteraron q había fallecido. Dijo con mucha emoción: “el Negro era un tipo sensacional, fue mi primer gran amigo q terminé perdiendo y era un tipo humanamente fantástico, lo q más le dolió a él de ser detenido fue q había nacido su último hijo Camilo, pocos meses antes, así que Camilo, prácticamente no conoció a su padre. El Negro tenía un humor fantástico, sus actitudes, sus palabras, quien estaba con él lo pasaba muy bien. El había tenido un tpo antes un ataque de presión, por lo que entró a la detención con medicación, que no sé si le fue entregada como correspondía en el tpo de detención”. Norberto Santa Cruz, ex preso político de Cda, compañero de celda de Luis A. Hormaeche dijo: “Dic del 77 fallece en mi celda el Negro Hormaeche y fallece por dos motivos: uno x falta de atención medica, un muchacho q previo a su detención había tenido un ataque cerebral, hipertenso. Cuando pedía para ir al médico no se lo daban. No le daban turno. Los médicos se había consustanciado con el personal penitenciario porque Gend había hecho un trabajo ideológico con el personal.” Y murió, por falta de atención médica y por las presiones sicológicas de dos guardias: Marsengo y el Kapanga (él lo conocía). Dijo el testigo que cuando iba la esposa de Hormaeche de visita, esos dos guardias, Marsengo y Kapanga, empezaban a torturarlo sicológicamente: todas las cosas q podemos hacer con tu 87
mujer etc. Todo eso en la condición q estaba, empeoró la situación. En modo coincidente con lo relatado por su hijo. Respecto del día del ataque dijo: “Una mañana empezó a los gritos, se golpeaba la cabeza contra la pared, yo pegué una patada a la puerta, empecé a los gritos, vino un enfermero, con una aguja le tocó una vena para descomprimir la presión. No dio resultado.” Al preguntarle sobre la atención en el penal, dijo que Gend estaba al tanto del ataque que había tenido previo al ingreso a Cda y la internación en el Cullen y que nunca le hicieron estudios. “Cdo pedía ir al médico -porq había q pedir turnos-, se lo negaban, lo querían matar, estoy absolutamente convencido que lo querían matar. Quiero rendirles un honor a Hormaeche, murió como un valiente, llamando a su hijo Camilo q hoy es un hombre de 40 y a su esposa.” Como prueba en autos se encuentra profusa documental que corrobora lo dicho por los testigos. El 11-4-1977 a las 11.40 hs. Luis Hormaeche es internado en la sala policial del Hospital Piloto, siendo ingresado por orden de Perizzotti como coordinador del Área 212 (fs. 1586). El 26-4-1977 fue sometido a interrogatorio en la sala policial del hospital por el “oficial preventor” sub-Comisario Donatti (fs.1587). Por decreto 1271/77, Hormaeche fue puesto a disposición del PEN desde el 5-51977, como se consigna en fs. 705 a 707. Luego de su internación en la sala policial del Hospital Piloto, Luis Hormaeche fue trasladado a la Guardia de Infantería Reforzada. El 1-7-1977 fue ingresado a Coronda. Siendo sometido a los tormentos organizados por las prácticas de esta cárcel, Luis Hormaeche carecerá de las medidas de atención de la salud requeridas, siendo que la dirección del penal ya estaba sobreaviso por su ataque de presión anterior y su internación. El jefe del servicio médico de la unidad penitenciaria, Carlos Alberto Traverso, deja constancia de su evaluación médica y no da cuenta de todos estos 88
antecedentes, indicando que tiene un estado de salud “bueno” (fs. 709). Como lo prueban múltiples y coincidentes testimonios, en el penal se les negaba a los presos políticos una atención de salud adecuada. El 6-10-1977 Luis Hormaeche fue sometido a interrogatorio en la cárcel por Víctor Manuel Monti, como secretario del juzgado federal de Santa Fe, según surge del acta redactada por Monti donde intenta incriminarlo. En esa acta, se advierte que Hormaeche relata los problemas de salud que padecía. (fs. 752 y 752 vto.). Numerosos fueron los testigos que señalaron que el día previo a la muerte de Hormaeche, su compañero de celda había estado gritando llamando a la guardia. No obstante ello, pasa mucho tiempo sin que sea atendido. Según Santa Cruz solo ingresa un enfermero. Según el acta de fs. 584/585 ingresan a la celda el médico Raúl Juan Simonsini y el enfermero Rubén Mauro Acuña. Si tenemos en cuenta que Santa Cruz dijo que aproximadamente a la mañana del día anterior a la muerte empezó a llamar, distintos testigos refirieron que escucharon a su compañero de celda gritar, y la hora del traslado en ambulancia según el acto es a las 03.50hs del 19/12/77, no quedan dudas del homicidio de Hormaeche. Con fecha 19-12-1977 consta un informe del alférez Alberto Ojeda sobre lo acontecido. En la entrega del cuerpo interviene Perizzotti como coordinador del Área 212, acompañado de María Eva Aebi. El teniente coronel Scaparoni, del Comando de Artillería 121, recibe las actuaciones del penal por la muerte de Hormaeche (fs. 582). A fs. 583 desde Coronda, Domínguez, informa al Jefe del Area 212 el fallecimiento de Hormaeche. A fs. 588 copia del acta de defunción. A fs. 592/593 obra copia del acta de autopsia al cadáver de Hormaeche. También se encuentra en autos los trámites realizados por la familia solicitando beneficio reparatorio al Estado Nacional.
89
Declaró en autos el Dr. Oscar José Lepes, médico legista al momento de los hechos, de la Policía de la Pcia. de Sfe, quien junto al Dr. Loza intervino en la autopsia al cadáver de Hormaeche. Dijo que Loza era médico anatomo patólogo que realizó la autopsia y que él fue designado por el Dr. López Romero a concurrir en calidad de observador. Dijo Lepes que no se encontró lesión externa evidente. El fiscal le preguntó si había signos de haberse practicado una sangría, respondiendo: No. Dijo que era llamativo el color pálido terroso del cadáver, porque prácticamente no sangraba y no estaba totalmente frío el cadáver. Dijo: Cdo se abrió el cráneo, se observa la salida y la caída de un gran hematoma q cubría como una napa todo el cerebro, entre el cráneo y la primera capa que envuelve el cerebro: laduramadre; por debajo seguía esa hemorragia era todo sangre, el cerebro estaba enbebido de sangre. No había golpes externos, no había hematomas, la primera causa de hemorragias cerebrales, puede ser un golpe de presión, la hipertensión arterial. La hipertensión arterial es una enf muy silenciosa, al princ comienza con leves dolores de cabeza, si no se hace el diagnótico preciso y precoz, esos dolores se van a hacer mas intensos, si no se atienden. Si no se trata la enf de base eso va a seguir evolucionando. Tiene q estar medicado. Debe ser medicado. Internarlo, medicarlo, bajar el pico tensional. Y buscar las causas que han provocado eso. Entre las causas fundamentales, buscar la alimentación, tiene q tener una alimentación adecuada, saludable, baja en sodio. Tiene q tener sus periodos de ejercicios no violentos, caminata al aire libre, permitirle al individuo q disminuya su estrés por estar detenido. Las situaciones de estrés actúan positivamente en q se pueda producir este cuadro. Tenemos que tener en cuenta la edad del paciente, el estado previo del árbol arterial y del árbol venoso del paciente. La alimentación del paciente de los últimos 2 o 3 años es fundamental. Yo le diría que lo agrava al cuadro. El Dr. Lepez dijo que recordaba bien esa autopsia, porque hay hechos que te marcan. Relató que se reunieron todos los médicos del servicio de sanidad y lo 90
designaron a él porque era el único médico legista. El dr. Pedro Lopez Romero lo designó, le dijo q era de un detenido que había fallecido en Cda. Por la documental que se encuentra reservada para los juicios de lesa humanidad, tenemos conocimiento que el servicio de sanidad llevaba un libro que se encontraba en Jefatura donde los médicos policiales asentaban las autopsias u otras intervenciones. Claramente, ante la gravedad de lo sucedido hubo una reunión de médicos policiales y se le encargó al Dr. Lepez intervenir. Como el mismo dijo a la pregunta de la Sra. Jueza, el cadáver llegó sin ninguna documentación y esto es así porque a Hormaeche no le realizaban estudios, no tenía atención médica, ni medicación, ni alimentación adecuada, ni se le permitía hacer ejercicios. Nada. Señaló que el agrandamiento del miocardio se corresponde con un paciente con hipertensión. Ante la pregunta de la querella: si el médico de la cárcel debió tomar recaudos, dijo el Dr. Lepez: “Y si, debió tomar los recaudos, hacer análisis, toma de tensión arterial. En el paciente q ya se sabe que es portador de una hipertensión, se debe hacer un tratamiento higiénico, dietético y medicamentoso, q son la base para impedir el post derrame cerebral.” i) RAÚL MANUEL SAN MARTÍN:Guille Raúl Manuel San Martín era un militante peronista que había trabajado en fabricaciones militares y fue secuestrado cuando trabajaba para la empresa John Deere, en febrero de 1977. Lo apodaban “Porto” o “General”. Su hermana Carmen San Martín declaró en estas audiencias que Raúl militaba en la JUP en la Facultad, trabajaba en la fábrica de armas y trabajaba en John Deere. El 16-2-1977 “… lo llevaron de casa en Rosario, mi padre averiguó de todo. Después de 2 meses mi padre recibió una carta de que estaba en Coronda.” Según su legajo personal en la unidad penitenciaria de Coronda, cuya copia se encuentra reservada como documental reservada para este juicio, el Alcaide Juan Carlos Mato consigna que ingresó allí el 17-3-1977, y el Sub-Adjuntor del Servicio 91
Médico, Pedro Agüero, deja constancia que tiene buenas aptitudes para el trabajo y que su estado de salud es: “Bueno”, sin agregar observaciones. También en el legajo consta que procede de la Unidad Regional N°2 de la policía provincial en la ciudad de Rosario, a disposición del Área 211. Como fecha de detención se detalla 25-2-1977 por intervención de la policía de Rosario, es decir, nueve días más tarde a la fecha del secuestro en su casa. También Zirone remite informe al a la “División Judiciales” de la Dirección de Institutos Penintenciarios que Raúl San Martín fue puesto a disposición del PEN por decreto 763/77 del 183-1977. Consta también una copia del oficio remitido por Guillermo Tschopp como juez federal del juzgado N° 2 de Rosario, de fecha 23-6-1978, para que se lo identifique datiloscópicamente junto con Gustavo Piccolo y Juan Pablo Bustamente, por ser de interés para el expte. N° 32.284 “CRICIONI, Enrique Jorge y otros-inf. Ley 20.840” siendo secretario de instrucción penal Horacio Claverio. Carmen San Martín relató que las visitas en la cárcel de Coronda: “… no eran de contacto, eran a través de un vidrio. No lo pudimos abrazar. Lo empezamos a visitar cada 45 días y estaba sancionado, porque se salió de la fila o porque no bajó la cabeza, y así pasaban 2 meses sin visitas” “Mi mamá y mi papá eran quienes iban más a las visitas.” También nos hizo saber que: “A fines del mundial de 1978, sentía dolores de cabeza. Mi papá habló en el penal, creo que le dijeron que le iban a dar atención, pero nada. Fui hablar con la Dra. Cosidoy y me dijo que mi hermano se hacía el enfermo no me creyó. Mi papá fue a jefatura, todas las puertas estaban cerradas.” Además agregó: “Creo que mi papá tuvo entrevistas con gente del penal. Mi hermano le decía que no daba más del dolor de cabeza, y que le daban una pastilla blanca, el creía que era una aspirina. José Cettour dijo en su testimonio: “Estaba un compañero San Martín, que siempre estaba con dolor de cabeza, no podía salir al recreo por los dolores. No lo cuidaron para que sobreviviera.” Froilán Aguirre afirmó: “Estuve en un mismo pabellón con San Martín. Eramos vecinos en el pabellón 3. San Martín me pedía que los compañeros no hablen por 92
la ventana porque le dolía mucho la cabeza, que no hagan ruido. Pedía ir al médico. Me contó que el médico le dijo que tenía la enfermedad del techo colorado, por el techo de la cárcel, que estaba quebrado por estar preso, y le daba aspirinas. Un día nos llevan a todos al pabellón 5, todo pintado de blanco. A San Martín lo pusieron arriba en una celda sólo, sin vecino, me preocupaba mucho, donde estaba no le podía pedir ayuda a nadie. Luego supimos que murió de meningitis. Le daban aspirinas para la meningitis. Esto fue abril de 1979, creo que el 8 de abril.” María del Carmen San Martín que recuerda que: “En la última visita le dicen a mi mamá, como una semana antes del fallecimiento, que no lo podía ver porque no se podía levantar. Volvieron con mi padre se quedaron en el penal como hasta las 11 de la noche, no los dejaron verlo. Nunca lograron verlo desde que supieron que estaba en enfermería. Lograron que les digan dónde lo iban a atender. El sábado 7 recién lo llevaron y el médico del Cullen le dijo a mi padre que cuando lo llevaron ya era tarde. Mi padre quería poner un médico para la autopsia y le dijeron que no, que teníamos que aceptar lo nos dijeran. Luego de la autopsia dijeron que fue meningitis. No le dieron la atención que correspondía. Mi padre vió a mi hermano, todo marcado. Querían llevar directo el cuerpo a cementerio. Mi papá trabajaba en el diario “La Capital” y por gestiones lo pudimos velar antes de llevar el cuerpo al cementerio Después que falleció vinieron unas madres a casa y nos contaron que los compañeros reclamaron por él, creo que hicieron una huelga de silencio. No le dieron la atención que correspondía. Lo dejaron morir” En el legajo personal de la cárcel de Coronda, se consigna que el 6-4-1979 fue trasladado a la sala policial del Hospital Piloto de la ciudad de Santa Fe para ser examinado en el servicio de neurología, con intervención de Adolfo Kushidonchi como Director del instituto penitenciario. El mismo Kushidonchi informa el fallecimiento de Raúl San Martín en la “Sala Policial” del Hospital Piloto, el 8-41979 a las 14:15 hs. El certificado de defunción indica que la muerte se debió una neurocefalitis tuberculosa y que se ignora si recibió atención médica durante su última enfermedad. El cuerpo fue entregado a su padre en la morgue del Hospital Piloto el 10-4-1979 con intervención de Juan Calixto Perizzotti. Carmen San Martín reconoció la firma de su padre la documental agregada sobre la entregada del cuerpo. 93
Carmen expresó en esta sala: “Mi hermano era un hombre de bien, culto, estudioso, le gustaba el fútbol, honesto. Hoy lloro como la primera vez. No merecía todo lo que pasó. Lo que hicieron en el penal fue un horror. Con todos los hombres que estuvieron presos. Con nosotros también. Nos revisaban todas las partes íntimas y no podíamos darle un abrazo. Fue muy cruel, muy inhumano. Por eso estoy acá, solo quiero justicia.”
V. La responsabilidad de los aquí imputados - Guille Respecto de la multiplicidad de gravísimos crímenes sufridos por las personas que representamos como querellantes, en el presente juicio mantenemos la acusación respecto de Juan Ángel Domínguez y Adolfo Kushidonchi. La responsabilidad penal de Juan Ángel Domínguez sobre estos delitos se corresponde con su desempeño y poder como Comandante de Gendarmería Nacional en la función de Director Interventor Interino de la Unidad Carcelaria de Coronda desde el 8 de febrero de 1977 hasta el 12 de marzo del mismo año y en la función de Director Interventor de la misma unidad carcelaria desde el 18 de noviembre de 1977 hasta el 1° de febrero de 1978, según consta en su legajo personal y puede constatarse en las copias agregadas a fs. 211 y 215 del expte. La responsabilidad penal de Adolfo Kushidonchi sobre estos delitos se corresponde con su desempeño y poder como Segundo Comandante y luego Comandante de Gendarmería Nacional con funciones en la Unidad Carcelaria de Coronda desde 1 de octubre de 1976 hasta el 13 de febrero de 1977, proveniente de la Unidad Penal 3 de Rosario, y desempeñándose como Director de la Unidad Carcelaria de Coronda desde el 1° de febrero de 1978 hasta después que los presos políticos terminaron de ser trasladados de allí en mayo de 1979 según consta en las copias de su legajo personal que obran a fs. 257 a 260. De la cuantiosa prueba documental y testimonial reunida en esta causa que como directores de la cárcel de Coronda, tanto Domínguez como Kushidonchi, ejercían en sus respectivos períodos un dominio sobre la situación de los presos políticos privados de la libertad en la cárcel de Coronda y sobre las prácticas que a ellos se aplicaban de agresiones psicológicas, prohibiciones, privaciones, golpes, 94
humillaciones, destrucción de elementos personales, desnudez forzada, sanciones, encierros en celdas de castigo, sometimientos para agravar su salud, traslados hacia otros lugares fuera de la cárcel para que se ejerzan contra ellos más torturas, aislamiento, falta de contacto con familiares y ataques a sus familiares. Bajo sus órdenes se desempeñaba el personal de gendarmería y del servicio penitenciario, tanto guardias como profesionales de la salud, que efectivizaban las acciones delictivas. En tales funciones, Domínguez y Kushidonchi, además, actuaban cooperativamente con funcionarios militares, policiales y judiciales con tareas fuera de la cárcel para llevar adelante la empresa criminal conjunta de ataque y exterminio de los perseguidos políticos.
VI. Solicitan investigaciones Lucila Que en el transcurso de las audiencias se han ventilado hechos que posiblemente no han sido denunciados con anterioridad o sobre los cuales no se encuentra investigación en curso. Por ello, solicitamos: 1.- Se remitan copias a la Fiscalía Federal de Santa Fe, de todas las pruebas documentales y testimoniales relevadas en este juicio correspondiente a la Cárcel de Coronda, a los fines de que se continúe la instrucción de la misma respecto de otras víctimas, a la luz de lo surgido en el debate. 2.- Para que se investigue la responsabilidad de los integrantes del servicio penitenciario provincial afectados a la Cárcel de Coronda en el período 19751979; a sus efectos, aportamos el listado que hemos podido relevar a partir de los testimonios de las víctimas: Marchesini “Colorado”; Andino “Picana”; Samaniego “Cuzco”; Suarez Vasquez “Capanga”; Orsi “Correcaminos”; Rodríguez “Sobaco”; Olazabal “Pan de leche”; Gaites; Tarnosky “Tarta”; Alarcón; Jiménez “Iguana o Toba”; Grossi “pelado”; Martínez “Pepe dinamita”; Valdéz; Walter Martinez; Vallejo “Sobaquito o arado”; Hugo López; Pino “el quijote”; Acuña Cuchi ”Fuhrer”; Cerdá “Siete culos o culo de señora o chancha”; Rodriguez “churrete”; Ferrer “Lupi”; Martinengo “susurro”. 3.- Para que se investigue la responsabilidad del Personal de Gendarmería Nacional afectado a la Cárcel de Coronda en el período 1976-1979; a sus efectos, 95
aportamos los nombres que surgen de los testimonios de las víctimas: alférez Oerlinger; alférez Jorge. 4.- Para que se investigue la responsabilidad del Comandante de Gendarmería Nacional, Adolfo Kushidonchi, cuando cumplía funciones en la Unidad Carcelaria de Coronda desde 1 de octubre de 1976 hasta el 13 de febrero de 1977. 5.- Para que se investigue la responsabilidad del Comandante de Gendarmería Nacional, Juan Angel Domínguez, cuando cumplía funciones en la Unidad Carcelaria de Coronda desde desde el 8 de febrero de 1977 hasta el 12 de marzo del mismo año. 6.- Para que se investigue la responsabilidad del Comandante de Gendarmería Nacional, Adolfo Kushidonchi, cuando cumplía funciones en la Unidad Carcelaria U3 Rosario del 24 de marzo de 1976 al 9 de octubre de 1976. 7.- Se remitan copias a la Fiscalía Federal de Santa Fe, de todas las pruebas documentales y testimoniales relevadas en este juicio correspondiente a la Cárcel de Coronda, respecto de la responsabilidad de los médicos Dr. Valls, Dr. Traverso y personal de enfermería Acuña, a los fines de incorporarlas a la instrucción que se encuentra en curso. 8.- Para que se investigue la responsabilidad del Dr. Monti, por los hechos sufridos por José María Ramat, José Villarreal, Orlando Barquín, Miguel Rico, Antonio Fernández conforme surge de sus declaraciones testimoniales. 9.- Para que se investigue la responsabilidad de Víctor Hermes Brusa por los hechos contra René Irurzum y su madre, Ricardo Rivero, José Villarreal, y Juan Carlos Ojeda y Juan Nicolás Piazza conforme surge de sus declaraciones testimoniales. 10.- Para que se investigue la responsabilidad de los ex personal civil de inteligencia, Yomi, Martínez y Angel Esgroy, egresados del Comercial de Santo Tomé, por los tormentos practicados contra Carlos Pacheco.
VII. Conclusiones finales - Lucila 96
Sres. Jueces, hemos llegado a la etapa final de un nuevo juicio oral en el marco de la investigación de los delitos de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de estado en Santa Fe y en nuestro país. La cárcel de Coronda, como se ha probado en este juicio, alojó durante el período de 1975-1979 a más de 1000 presos políticos, de los cuales un número pequeño pero representativo de aproximadamente 70 pasaron como testigos, por esta sala. Esos presos políticos además de ser perseguidos políticos del régimen dictatorial que se cernía sobre el país, sufrieron en sus cuerpos las privaciones, prohibiciones, persecuciones, hostigamientos, vejaciones y tormentos más extremos con la conducción del los 3 Comandantes de Gendarmería que se sucedieron en el penal: Zirone, Domínguez y Kushidonchi. La mayoría de las víctimas de ese régimen de exterminio, con profundas secuelas que pudimos sentirlas al escuchar sus testimonios, lograron rehacer sus vidas y sobrevivir al horror, pero no todos. Por todos ellos, por los sobrevivientes y por los que ya no están, el colectivo de ex presos políticos de Coronda, impulsó esta causa por el derecho a vivir en libertad.
VIII. Las calificaciones (Guille) y penas pedidas (Lucila) Sin ningún lugar a duda, podemos afirmar que la consideración de la calificación de delitos de lesa humanidad sobre los hechos sucedidos en nuestro pasado reciente y que en parte han sido tratados en este juicio, es acertada y contiene el repudio de toda la humanidad sobre estos crímenes. La destrucción total o parcial de un grupo nacional en los términos de la Convención para la Sanción y Prevención del delito de Genocidio es lo que sucedió en nuestro país: la persecución y el exterminio de militantes y opositores fue el objetivo fundamental de quienes idearon y formaron parte de este plan sistemático como autores mediáticos, partícipes necesarios, autores inmediatos, instigadores, cómplices y beneficiarios del resultado final, que fue la eliminación física y política de miles de militantes políticos en nuestro país. 97
Ningún atenuante cabe a Juan Angel Domínguez y Adolfo Kushidonchi por tan aberrantes crímenes cometidos a sabiendas y con conocimiento y control, por el cargo que ostentaban. Ninguna fuerza mayor, ningún estado de necesidad, ninguna obediencia debida de autoridad superior que los hiciera obrar en estado de coerción, en cumplimiento de órdenes, sin facultad o posibilidad de inspección, oposición o resistencia, los colocó en situación que disminuyera su grado de reprochabilidad que les cabe a la hora de medir sus culpabilidades, en orden a los arts. 40 y 41 del Código Penal. Por el contrario, todo lo que encontramos son agravantes por ser funcionarios con jerarquía y poder de mando en la Dirección de la Unidad Carcelaria de Coronda. Debe tomarse en cuenta: - el carácter de crímenes de lesa humanidad de los delitos que se juzgan; -la gravedad de los hechos y la intensidad del padecimiento de las víctimas; - padecimiento sufrido por las familias, comprendiendo a las niñas y niños, y personas de alta edad; - la crueldad demostrada por los autores de los hechos y en particular por Domínguez y Kushidonchi en la conducción de los mismos. Por todo esto debe tenerse presente, el máximo rigor de la ley que queda reservado para las situaciones de extrema gravedad como las expuestas por las personas a las que se las aplicaron. Corresponde calificar los delitos cometidos: - por Juan Ángel Domínguez como imposición de tormentos agravados por ser ejercidos contra perseguidos políticos, conforme arts. 144 ter, primer y segundo párrafo, del Código Penal, según texto de la ley 14.616, en perjuicio de Luis Alberto Hormaeche, Raúl Manuel San Martín, Raúl Omar Sassi, Juan José Perassolo, Orlando Antonio Barquín, Froilán Aguirre, Francisco Alfonso Klaric, Carlos Alberto Raviolo y José Martín Villarreal y como homicidio agravado conforme al art. 80, incs. 2º y 6º, del C.P cometido en perjuicio de Luis Alberto Hormaeche. 98
- por Adolfo Kushidonchi como imposición de tormentos agravados por ser ejercidos contra perseguidos políticos, conforme arts. 144 ter, primer y segundo párrafo, del Código Penal, según texto de la ley 14.616, en perjuicio de Raúl Manuel San Martín, Raúl Omar Sassi, Juan José Perassolo, Orlando Antonio Barquín, Froilán Aguirre, Francisco Alfonso Klaric, Carlos Alberto Raviolo y José Martín Villarreal y como homicidio agravado conforme al art. 80, incs. 2º y 6º, del C.P cometido en perjuicio de Raúl Manuel San Martín. VIII.1.- Sobre los tormentos agravados: Respecto del tipo legal en cuestión, con prescindencia de la ilegitimidad de la detención, no existen dudas que las víctimas eran presos en la terminología legal, toda vez que fueron aprehendidas y encerradas por funcionarios públicos como se han encargado de señalar en forma reiterada la jurisprudencia nacional. La doctrina penal es conteste en considerar tormentos toda inflicción de dolores intencionalmente para torturar a la víctima, cualquiera sea la finalidad. La prohibición de la tortura, tanto física como psicológica cualquiera sea su finalidad, constituye una norma de Ius Cogens, es decir de carácter imperativo, aceptada y reconocida por la Comunidad Internacional en su conjunto y plasmada en instrumentos del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario. En 1.948, la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas estableció que “nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Luego de ello el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptó la misma prohibición no susceptible de suspensión en ninguna circunstancia. El 19 febrero de 1.968, la República Argentina firmó dicho instrumento internacional y, de esta manera, conforme al artículo 18 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, desde entonces, asumió el compromiso internacional de abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin del tratado. La jurisprudencia de los Tribunales Internacionales y la labor de los organismos internacionales dedicados a la prevención y defensa de las víctimas contra la tortura también brindan pautas interpretativas de gran valor sobre aquellos actos u omisiones que configuran el crimen de tortura. 99
El Informe del Relator Especial contra la Tortura (Resolución N° 1985/33) estableció una lista no exhaustiva de métodos de tortura física y psicológica, a saber: golpes; extracción de uñas o dientes, entre otras partes del cuerpo humano; quemaduras; paso de electricidad; suspensión de pies, manos o testículos; sofocación; exposición a fuertes ruidos o luz; agresiones sexuales; denegación prologada de descanso, sueño, alimentos, atención médica e higiene; aislamiento total; privación sensorial; cautiverio en constante incertidumbre de tiempo y espacio; amenazas de muerte o tortura a familiares; abandono total; simulación de ejecuciones y desaparición de familiares. La aplicación de estos métodos a personas privadas de libertad causan lesiones, sufrimientos, daños a la salud o perjuicios, que deterioran la integridad física, psíquica y moral de las mismas que -como ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso del Penal Miguel Castro-Castro vs. Perú (sentencia de 25 de noviembre de 2.006)- constituyen formas de torturas y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes prohibidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos que en nuestro país conforma el bloque constitucional de derechos que encabezan nuestro derecho interno. Las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos -adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977- en su disposición 31 determinó que el castigo corporal, el castigo de encerrar en una celda oscura y todos los castigos crueles, inhumanos o degradantes estaban absolutamente prohibidos. Igualmente, en el Caso Castro-Castro, la Corte Interamericana sostuvo que “la detención en condiciones de hacinamiento, el aislamiento en celda reducida, con falta de ventilación y luz natural, sin lecho para el reposo ni condiciones adecuadas de higiene, y la incomunicación o las restricciones indebidas al régimen de visitas constituyen una violación a la integridad personal”. Asimismo, la Corte Europea de Derechos Humanos, por en el caso “Ocalan vs. Turkey” (sentencia de 12 de mayo de 2.005), sostuvo que el aislamiento sensorial total usado en conjunto con el aislamiento social total puede conllevar a la 100
destrucción de la personalidad de la persona privada de la libertad; y por tanto constituye un tratamiento inhumano que no puede ser justificado. Además, el Comité de Derechos Humanos, en la Comunicación Individual “Anthony McLeod vs. Jamaica”, afirmó que mantener detenida a una persona en una celda reducida, veintitrés horas al día, aislada de los demás detenidos, en oscuridad, sin tener en qué ocuparse y sin que se le permita trabajar ni estudiar, constituye una violación a la dignidad inherente al ser humano. Es importante mencionar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Caesa vs. Trinidad y Tobago (sentencia del 11 de marzo de 2005), sostuvo que también las amenazas de un abuso físico inminente como el hecho de presenciar impotente el sufrimiento de otros detenidos constituye una vulneración de la prohibición de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata, en la ya citada sentencia “Dupuy, Abel y otro” sobre los crímenes cometidos en la cárcel de La Plata durante la dictadura, destaca como configurativo de los tormentos, y como ya dijimos, el sometimiento a un régimen sin reglas definidas que determina sanciones por los motivos más absurdos o contradictorios, lo que causa un permanente estado de anomia sobre la población así sometida. Bajo estas circunstancias se reiteraba el traslado a los chanchos o calabozos de castigo para continuar aplicando una diversidad de torturas. VIII.2.- Sobre el homicidio agravado: Respecto de las víctimas que perdieron la vida corresponde calificar el hecho Homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en los términos del art. 80 incs. 2º y 6º del C.P.: La conducta tipificada consiste en quitar la vida a otra persona. Respecto del carácter alevoso, el mismo se desprende de las características preordenadas del hecho, encontrándose las víctimas en estado de indefensión, sin riesgo para los perpetradores que mantienen un total dominio y superioridad.
101
En cuanto a la agravante del concurso premeditado de dos o más personas, no hace falta mucha explicación, toda vez que los delitos que aquí se juzgan fueron todos cometidos por un grupo represivo dentro de un plan sistemático, integrada y dirigida sucesivamente por Juan Ángel Dominguez y Adolfo Kushidonchi. La calificación jurídica solicitada, es la que venimos sosteniendo en nuestro requerimientos de elevación a juicio y no afecta la congruencia fáctica toda vez que los hechos imputados constituyeron la “plataforma fáctica” de la posterior acusación: declaración indagatoria, procesamiento, requerimiento de elevación a juicio y auto de elevación a juicio. Diversa jurisprudencia avala este criterio, congruente con el derecho de defensa de los imputados; así la Cámara Nacional de Casación Penal, sala II, en el caso “Cocco, Jorge J. s/Rec. de Casación”, del 08/09/2004; la sala III de la misma Cámara en el caso “Bracco, Sergio y otro”, el 20/12/2001 y en el caso “Vela Trujillo, Luisa M. y otros s/Rec. de Casación”, el 17/05/2006. Igualmente en la sentencia de este TOF de Sante Fe, Nº 67/11 en la causa “Gónzalez” expte Nº 233/1O por la que se condenó a José María González como autor responsable del homicidio calificado, imponiéndole la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua; y en la causa “PERIZZOTI, Juan Calixto y otros” exptes. 294/12 y acumulado 16/08, por la que se condenó a Juan Calixto Perizzotti como autor responsable del homicidio calificado, imponiéndole la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua. Prisión efectiva en cárcel común: Las disposiciones legales sobre la posibilidad de prisión domiciliaria para las personas mayores de 70 años o con afecciones terminales de salud, son normas de competencia o autorización que otorgan una facultad decisoria a los jueces, y en modo alguno operan como normas con deberes de conducta para los magistrados que en todos los casos deban proceder en ese sentido. Los crímenes como los que estamos juzgando aquí son los más graves cometidos en nuestro país, por ser aquellos que organizados desde el Estado perpetran la mayor ofensa a la condición humana. De ahí su carácter imprescriptible e inamnistiable. No es posible que los responsables de estos ataques brutales que horrorizan a la conciencia humana internacional, concluyan en una sanción ineficaz. 102
La llamada “prisión domiciliaria” deja a los condenados por estos crímenes, en el señorío de su hogar y no tienen ninguna forma satisfactoria de control de cumplimiento. Las violaciones a la “prisión domiciliaria” que se han conocido, fueron denunciadas por vecinas/os valientes o periodistas comprometidos, pero no hay ningún control estatal adecuado para asegurar su cumplimiento. Es decir, que la medida depende del control por parte del propio condenado del cumplimiento de su sanción o de su autoeximición. Resulta fundamental tener en cuenta que estos crímenes no sólo son los más graves que debe sancionar el Estado democrático argentino, sino también que son crímenes de organización. Los responsables de esos delitos participaron de extensas y complejas organizaciones, sin depender de su fuerza física personal para cumplir sus planes criminales. Estos comandantes de los grupos represores conservan todas sus facultades con las que perpetraron las atrocidades del terrorismo de Estado. La gravedad de estos problemas que venimos comentando no es especulativa. Hoy mismo estamos interpelados por la desaparición todavía impune de Jorge Julio López, el testigo de la causa “Etchecolatz”, y el brutal asesinato de Silvia Suppo en 29/3/2010, a pocos días del aniversario del golpe de estado y a pocos meses de su contundente testimonio en la causa “Brusa”. Respecto de los 2 casos, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha ordenado la intervención de la justicia federal para establecer si los delitos fueron cometidos contra su condición de testigos en las causas por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el período del terrorismo de estado. La gravedad de estas hipótesis nos demuestra la gravedad de la decisión sobre las condiciones de cumplimiento de las penas impuestas a los condenados en los juicios donde los testigos prueban los delitos de lesa humanidad. Reclamamos el cumplimiento del Estado argentino del derecho a la salud de todas las personas que habitan nuestro país, desde ya para las personas más pobres de nuestra patria y también, sin duda, para las personas privadas de su libertad como condenados judicialmente. Por ello el Estado tiene que asegurar las atenciones médicas que correspondan a alguien alojado en un pabellón de lesa humanidad, y los magistrados cuentan con las atribuciones para ordenar su cumplimiento. Pero la renuncia a adoptar estas medidas de atención médica, no puede convertirse en
103
la razón para dejar sin cumplimiento efectivo las penas impuestas por los crímenes más graves que se cometieron en el territorio argentino. La CIDH desde la sentencia “Velazquez Rodriguez”, del 29/7/1988, estableció que existe un deber del Estado de investigar con seriedad las violaciones a los derechos humanos, imponiendo la sanción efectiva a los responsables y asegurando a las víctimas una reparación adecuada. Esta tarea, remarca la CIDH, debe emprenderse con seriedad y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa. Así lo reitera la Corte Interamericana en “Godinez Cruz” del 20/1/1989, “Gangaray Panday” del 21/1/1994, “Caballero Delgado y Santana” del 8/12/1995. En la sentencia “Caso Barrios Altos vs. Perú”, del 14/3/2001 la CIDH se pronunció en contra de los obstáculos opuestos por un Estado al enjuiciamiento de las violaciones a los derechos humanos, y allí sostiene que el derecho a la verdad queda subsumido en el derecho de las víctimas o sus familiares a obtener el Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y de las responsabilidades correspondientes, a través de la investigación y juzgamiento que previenen los arts. 8 y 25 de la Convención. Como afirma el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la Plata Nº 1, en su resolución sobre “Incidente Nº 2506/I/08 s/solicitud de arresto domiciliario presentada por el defensor de Cristian Von Wernich”, el deber de emprender con seriedad el juzgamiento y sanción de estos crímenes, rige en todas las etapas de la tarea judicial y resulta despreciada cuando no se evalúa rigurosamente la decisión sobre el cumplimiento efectivo de la pena de prisión para estos casos. Los países, que como el nuestro, han sufrido el terrorismo de Estado, se sostiene en la resolución citada, no pueden darse el lujo de finalizar la investigación y juicios en los que recayeron condenas, tolerando que dicho esfuerzo se diluya al trasformar la sanción en una mera formalidad. “En estos casos, cumplir la prisión en la comodidad de un hogar … no sólo transforma la condena en una mera formalidad, sino que violaría la normativa protectoria internacional citada”. Además de citarse la responsabilidad que genera la desaparición de Jorge Julio López, en esta resolución se destaca que los testigos de estos juicios deben ser protegidos contra toda presión que puedan ejercer las personas beneficiadas con la eximición de cumplir la prisión en una cárcel común. Esta presión no se agota en la posibilidad 104
de ataques físicos, sino que la sola información de un beneficio semejante, basta para provocar una sensación de impunidad y el desaliento a quienes por enésima vez deben relatar ante los tribunales los horrores padecidos. Sensación que se torna un dato objetivo de la realidad al momento mismo en que un condenado por crímenes de lesa humanidad egresa de la cárcel para continuar su vida en cómodas viviendas. Coincidimos, entonces, con los términos de esta resolución cuando reitera lo sostenido en la causa “Etchecolatz”: la atrocidad no tiene edad y el cumplimiento en cárcel de la condena contra la misma tampoco debe tenerla.
En conclusión, en nombre de los querellantes, solicitamos: Lucila Se condene a: JUAN ANGEL DOMINGUEZ: de las demás circunstancias personales que obran en autos, a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias legales y costas, como autor del delito de Homicidio Calificado en perjuicio de: Luis Alberto Hormaeche; Y de Tormentos agravados por ser ejercidos contra perseguidos políticos en perjuicio de: de Luis Alberto Hormaeche, Raúl Manuel San Martín, Raúl Omar Sassi, Juan José Perassolo, Orlando Antonio Barquín, Froilán Aguirre, Francisco Alfonso Klaric, Carlos Alberto Raviolo y José Martín Villarreal; conforme el Código Penal de la Nación Argentina, todo en el marco del Genocidio perpetrado en nuestro país. Se condene a ADOLFO KUSHIDONCHI: de las demás circunstancias personales que obran en autos, a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias legales y costas, como autor del delito de Homicidio Calificado en perjuicio de: Raúl Manuel San Martín.; Y de Tormentos agravados por ser ejercidos contra perseguidos políticos en perjuicio de Raúl Manuel San Martín, Raúl Omar Sassi, Juan José Perassolo, Orlando Antonio Barquín, Froilán Aguirre, Francisco Alfonso Klaric, Carlos Alberto Raviolo y José Martín Villarreal; conforme el Código Penal de la Nación Argentina, todo en el marco del Genocidio perpetrado en nuestro país. 105
Por la memoria de tantos compañeros que no pudieron llegar a este momento pero que estuvieron presentes en esta sala en las voces de los testigos. Por Daniel Gorosito, Luis Alberto Hormaeche, Juan Carlos Voisard y Raúl San Martín. En nombre del colectivo de ex presos políticos de Coronda, Sres. Jueces, Pedimos Justicia!
106