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Narrativa impresionante: Efigenio Morales
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La Deidad de Damián.
EFIGENIO MORALES C.
Damián no está del todo paralítico. Su cuerpo pegado a la silla de ruedas en ocasiones se retuerce sintiendo algo que lo excita. Extraño en él. “Siento que escurro, que escurro por dentro”, piensa y mueve la cabeza desesperado.
Un día como cualquier otro, conoció a Carlota. Pasó cerca de su casa. Vestía falda azul y playera escotada. Al cruzar la calle se le cayó el monedero, lo levantó con movimiento suave, pausado. Sus piernas se vieron a la perfección, torneadas, invitadoras; realidad en maravilla de carne. Eso originó que Damián hiciera fuerzas con la boca. El esfuerzo subió hasta los ojos; un dolor suave lo atrapó. Sintió que su mirada se quemaba. Los cerró. Vio con la mente llamaradas, lumbre que lo envolvía. En un círculo rojo estaba la muchacha con el cuerpo desnudo quemándose. Un pedazo de flama se estiró, se hizo delgado y violó a Carlota.