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La carta de la Paz
A DON ALFONSO GARCÍA ROBLES, PREMIO NOBEL DE LA PAZ Y DEL DESARME NUCLEAR
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Redacción / el dictamen
En su acostumbrado encuentro con la Licenciada Bertha Ahued Malpica, Directora Ejecutiva de EL DICTAMEN, el licenciado Jorge
Nuño Jiménez, director general del Centro Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, aborda su convicción de consagrarse en la búsqueda de un orden internacional para la paz a través del desarrollo, y rememora su cercanía y coincidencias en pensamiento con el expresidente Luis Echeverría Álvarez.
Así, refirió que en noviembre de 1977 concluyó sus estudios y tesis en la Facultad de Derecho de la UNAM, sobre el tema: “El Nuevo Orden Económico Internacional y la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados”, documento fundamental en aquella época de retos, desafíos y peligros de un mundo bipolar. “Irresponsablemente las potencias ponían en peligro la seguridad y la paz”, subrayó.
Desde su perspectiva, el orden internacional debería estar basado en principios fundamentales como el legado juarista: “el respeto al derecho ajeno”, “no intervención y autodeterminación de los pueblos”.
Destacó que en los anales de la Asamblea General de la ONU está escrito que la Carta de Deberes y Derechos de los estados, fue aprobada por abrumadora mayoría aquel 12 de diciembre de 1974, a propuesta por el entonces presidente de México Luis Echeverría Álvarez, después de un estudio profundo de una comisión internacional de 40 expertos de la ONU. “Mi presencia en esa sesión histórica enriqueció mi convicción de consagrarme en la búsqueda de un orden internacional para la paz con otro nombre: el desarrollo”, estableció el Coronel en retiro Nuño Jiménez. Comentó que en la elaboración de la investigación contó con la valiosa orientación en varios viajes a Nueva York de un hombre sencillo, bueno, pero no ingenuo: Don Alfonso García Robles QEPD.
Señaló que el 15 de noviembre de 1977 le llamó desde París el expresidente Luis Echeverría entonces embajador de México ante la UNESCO, invitándole a que se trasladara a la ciudad de París. “Había leído la tesis antes mencionada, quería platicar conmigo”.
Expuso que llegó a París con sus hijos, no hablaba francés, y lo recibió cordialmente en sus oficinas de la UNESCO de Place de Fontenoy. Llevaba todavía con olor a tinta fresca la tesis en cuestión.
Sus primeras palabras fueron las siguientes: “Nuño lo invito a que se incorpore conmigo como secretario particular en la UNESCO”. Me llenó de una profunda emoción, ese acto sería de gran trascendencia profesional, me permitiría viajar por los confines del mundo.
El primer comentario fue: “mire Licenciado léanos en voz alta toda su tesis”. Lo acompañaba en su oficina en ese entonces el Dr. Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, el profesor de la Sorbona Alain Turene y su alumno Alan García, la doctora Rosario Green, así como Michelin Durand secretaria del presidente François Mitterrand.
El licenciado Jorge Nuño menciona que leyó todo el documento que versaba sobre el espíritu de la Constitución de 1917 como la primera declaración de derechos económicos y sociales en el mundo, que consagra en la ley suprema garantías sociales e individuales en diferentes artículos: 123, 14 y 16 y su influencia en el texto de la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados. Reata que caballerosamente y con una distinción tal vez inmerecida, Echeverría le dijo: presentará usted su tesis ante el comité de la UNESCO para la paz y la democracia que yo presido.
“Esta sería mi primera experiencia ante un foro internacional, sudé frío, muy nervioso realice un relato sobre el proceso que originó las ideas y circunstancias y la necesidad de un “Nuevo Orden Económico Internacional”,. Resaltó el proceso para su elaboración, obstáculos y enormes intereses que se oponían al contenido para la liberación de los pueblos oprimidos y marginados del tercer mundo, así como la adopción de la cooperación internacional para un orden mundial más justo y equitativo.
“Mi conclusión: no habrá paz en el mundo sin desarrollo y justicia, sin la implantación de un orden moral económico y social que termine para siempre con la enorme brecha entre la opulencia y la miseria, el colonialismo económico, que padecían y siguen padeciendo países marginados, el caso del continente africano que navegaba a la deriva al lado de otros países aislados de los beneficios de un orden internacional justo como fue la República Popular China y la India, hoy son potencias económicas y tecnológicas admirables que adoptaron planes de innovación y alta tecnología que ha sorprendido al mundo”.
Puntualizó que ante el comité antes mencionado retomó el espíritu de la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados, afirmando que no habría paz en el mundo, sin desarrollo y justicia preconizado en un orden moral, económico y social que terminara para siempre con la enorme brecha entre la opulencia y la miseria, el colonialismo económico la hambruna que padecían muchos países marginados y hoy siguen padeciendo muchas naciones Señaló que parecía un profeta porque el 11 de septiembre de 2001 cuando asistió como director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo a una conferencia sobre la paz en la ONU, “que ironía, fui testigo de una de las peores atrocidades del siglo XXI el ataque a las Torres Gemelas por un grupo de terroristas Al-Qaeda y el régimen de talibán de Afganistán, contra símbolo del poderío económico de los Estados Unidos”. Naturalmente, anotó, la conferencia de las Naciones Unidas se suspendió en medio del pánico y el terror en esa ciudad cosmopolita, en las calles no transitaba ni un gato, el espacio aéreo
Esperanza de un Nuevo Orden Internacional
había sido militarizado.
Realmente era el inicio de un nuevo siglo y milenio de guerras, miedos y nuevas amenazas que ponían en peligro la existencia misma de la humanidad, ante enormes arsenales nucleares en poder de los cinco miembros del consejo de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas que ponía al filo de la navaja época de las colonizaciones, en el pasado los principales actores de la expansión conquistadora fueron los estados, ya no cabían en Europa. Sin embargo, expone que actualmente son enormes complejos de empresas privadas, conglomerados industriales y financieros que llegan para quedarse estableciendo nuevas reglas de consumo, esta globalización la destrucción mutua asegurada de la humanidad con capacidad de destruir 16 veces el planeta. Para el internacionalista Nuño Jiménez, las preocupaciones de aquel entonces hoy son realidad lacerante, el panorama internacional es de un planeta que vive una nueva era de conquistas y despojos, como en la no aspira tanto a conquistar territorios, sino mercados, ya no buscan la anexión de territorios como en la época de grandes invasiones injustas en contra de países subdesarrollados como sufrió en carne propia nuestro país ante una guerra de conquista por parte de los Estados Unidos en la cual perdimos más de 2 millones de km².