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Miradas de Mujer

La persistencia en el tiempo y el espacio de un sistema patriarcal afianzado en todos los ámbitos que se puedan pensar han sido los cimientos de un sistema social donde la opresión de la mujer, en todos los aspectos, ha sido una realidad. Además, es un hecho que el arte se ha utilizado como base de la cultura como, muchas veces, espacio de privilegio, un espacio en el cual no entraban las mujeres. Todo ello nos cuenta la historia de muchas artistas invisibilizadas, negadas. No ha sido hasta hace relativamente poco que se ha empezado a revisar la historia del arte con una perspectiva de género, sacando a la luz nombres de mujeres olvidadas y reconociéndoles el mérito que en su día no quisieron darles.

Al hilo de lo anterior, podemos retomar la idea de mujer como musa, el único papel que podía desempeñar en el complejo engranaje del mundo del arte. Y así ha sido en muchas ocasiones. Las mujeres han servido de inspiración a muchos artistas que han dibujado sus cuerpos y dado color a sus formas. De hecho, se comparten muchos atributos en todas esas representaciones, porque el ojo que mira es el mismo. La mujer siempre se representa como un ser dulce, delicado, frágil y sumiso, por no hablar de la casi siempre presente sexualización del cuerpo femenino.

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Si se cambia la perspectiva, si se da voz a las mujeres, o si se permite mirar a través de sus ojos, vemos la representación femenina de forma distinta. Las historias que se cuentan son distintas, la motivación para contarla es distinta, los recursos son distintos.

Sus miradas nos transmiten ideas de esa opresión sufrida a manos del machismo feroz, nos cuentan en su historia la historia de muchas, denuncian los abusos, los límites, lo injustificadamente establecido. Utilizan el arte como medio de expresión para mostrar su inconformidad con respecto a una realidad injusta que debe cambiar, y con el deseo de que, en el futuro, sean tantos los logros conseguidos que la utopía de una sociedad feminista e igualitaria sea real.

Pero, a la misma vez, ya que esta lucha no se ha desarrollado (ni se sigue desarrollando) de igual forma a lo largo del tiempo y dependiendo del contexto geográfico, estos discursos de denuncia conviven con otros en los que se celebra a la mujer con una perspectiva de liberación. Mujer protagonista por ella misma, dueña de sus decisiones, de su cuerpo, de su realidad. Mujer autónoma, capaz, desligada de imposiciones machistas. Mujer con opinión y herramientas para expresarse y desarrollarse en todos los ámbitos.

En el planteamiento de la exposición hemos querido reflejar esas dos caras de la moneda que coexisten. Para ello, nos basaremos en las obras de algunas artistas contemporáneas donde pueden leerse las ideas previamente planteadas a través de diferentes tipologías de trabajo. Artistas que, al recurrir a la figura femenina, lo hacen siempre, y como no puede ser de otra manera, bajo una mirada de mujer.

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