Franja de Gaza Elena Abello

Page 1

CONFLICTO FRANJA DE GAZA

2014

Elena Abello SEFOTEC CHILE 01/01/2014


Índice Pág. Conflicto franja de gaza

3

Breve historia de Israel y Palestina

6

- Los nacionalismos judío y árabe nacieron casi al mismo tiempo.

8

- La presencia judía en Tierra Santa fue una constante asombrosa

8

- Los árabes tardaron en tomar conciencia de su propia identidad

9

nacional 2° Parte de la historia según Marcos Aguinis

12

Breve historia de Israel y Palestina

16

¿Por qué Kerry no escucha lo que están diciendo los radicales?

20

La guerra entre Mahmud y Mohamed

22

Terror en la Autoridad Palestina

24

Primera Guerra mundial

26

Guerra de los seis días 1967

27

1973: La guerra de Yom

Kippur

29

Un grupo de soldados Egipcios plantan su bandera en Sinaí

29

1977 El resurgimiento de la derecha Israelí

30

El nuevo gobierno, encabezado por Manachem

30

1979: Paz entre Israel y Egipto

30

1982 Israel invade el Líbano

30

1987: Intifada Palestina

31

1991: Cumbre de Madrid

31

1992: Los acuerdos de Oslo

31

2000: Segunda intifada

32

La polémica de Sharon provocó la segunda insurrección Palestina

32

Preguntas para entender por qué pelean Israelíes y palestinos

33

1920-1948 Mandato Británico

34

España-Israel

42

2


Conflicto franja de gaza

3


4


5


N

Breve historia de Israel y Palestina

o es fácil reducir una historia larga a un artículo corto. Lo intentaré. El pequeño espacio que se disputan árabes y judíos se encuentra ubicado

en

un

conflictivo

lugar. Las

crónicas

más

viejas

documentan pulseadas entre Egipto al sur y Mesopotamia al norte.

Luego vinieron las sangrientas conquistas asirias, babilonias, persas, griegas, romanas, árabes, cristianas, turcas e inglesas, hasta llegar al día de hoy, en que se eterniza la confrontación entre pueblos arraigados a esa tierra que, para respaldar sus derechos, se basan en sus propias narrativas. El vocablo Palestina no existía. No es mencionado ni una vez en la Biblia ni en ningún otro documento de la antigüedad. Los israelitas consiguieron unificar a las diversas tribus y pueblos que habitaban entre el río Jordán y el Mediterráneo. David, mil años antes de la era cristiana – había nacido en la aldea de Belén (Beth-léjem, en hebreo, “casa del pan”)–, convirtió en su capital el vecino y estratégico caserío jebuseo, ubicado a pocos 6


kilómetros al norte; le impuso el nombre de Jerusalén (en hebreo, “ciudad de la paz”). Su hijo Salomón construyó allí el Templo. Después se produjo una escisión entre los habitantes del norte y el sur del pequeño país. El norte se llamó Reino de Israel y el sur, Reino de Judá. Los asirios conquistaron y destruyeron el reino del norte. Siglos después los babilonios hicieron lo mismo con el del sur. Unas siete décadas más tarde el emperador Ciro, de Persia, auspició el regreso a Jerusalén de los exiliados de Judá, quienes ya habían empezado a cantarle salmos de exquisita inspiración: Si me olvidara de ti, oh Jerusalén,/ mi diestra se paralice/ y mi lengua se pegue al paladar. Luego de la breve conquista helénica, los macabeos recuperaron la independencia de Eretz- Israel (Tierra de Israel), que duró hasta la conquista romana. Los emperadores Vespasiano y Tito tuvieron que poner el pecho para frenar las sublevaciones judías y arrasaron Jerusalén, el Templo y varias fortalezas. Pero la resurrección de Judea era un problema que no lograban impedir. No olvidemos que un agravio adicional a Jesús-herido con infinita crueldad y aparentemente derrotado - fue instalar sobre la cruz una sigla elocuente: INRI (Jesús EL NAZARENO ,Rey de los Judíos).¡vaya Rey se burlaron, los romanos mientras disputaban

sus

despojos.

¿Y Palestina? Todavía nada, inexistente. Un siglo y medio después de Cristo se produjo otra importante sublevación. Jerusalén estaba en ruinas, el templo arrasado, las fortalezas de Herodion y Masada

hechas

añicos.

Un

guerrero

llamado Bar

Kojbá reinició

la

lucha,

enloqueció a varias legiones romanas y consiguió una relativa independencia. Los romanos tuvieron que mandar la desproporcionada cifra de ochenta mil hombres, al mando del famoso general Julio Severo. Cuando consiguieron penetrar en la última fortaleza de Bar Kojba, tras un prolongado sitio, lo encontraron muerto, pero enrollado por una serpiente. El oficial romano exclamó: “Si no lo hubiese matado un dios, ningún hombre lo habría conseguido”. Adriano era el emperador de turno. En su libro Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar dedica muchas páginas a ese levantamiento. El emperador lucubró cómo poner fin a las reivindicaciones de los judíos por su querida Judea y su venerada Jerusalén. Primero les prohibió visitar Jerusalén, convertida en una guarnición militar, y

7


pronto cambió el nombre a la ciudad por el de Aelia Capitolina. Al mismo tiempo, cambió la denominación de Judea o Israel por Palestina. ¡En ese momento apareció Palestina por primera vez! ¡Era el siglo II d. C.! ¿De dónde se obtuvo el vocablo? Fue otra ofensa romana. Palestina se escribía en latín Phalistina y hacía referencia a los filisteos, que la Biblia menciona desde Josué hasta David. Significa “pueblo del mar”. Habían llegado desde Creta, probablemente tras la implosión de la civilización minoica, y se establecieron en la costa suroeste del territorio. Jamás lograron conquistar el resto del país y terminaron integrados por completo en el reino de David. Nunca más hubo filisteos ni grupo alguno que los reivindicase. Se convirtieron en judíos. Quizás Einstein, Kafka, Marc Chagall, Ariel Sharón, Golda Meir y muchos otros notables descienden de antiquísimos filisteos convertidos en judíos, ¿quién lo puede saber? La palabra Phalistina, además, no tuvo suerte. A ese territorio –que adquirió relevancia extraordinaria por la Biblia, base del cristianismo y luego del Corán– los judíos lo siguieron llamando Eretz- Israel (tierra de Israel) y los cristianos Tierra Santa, y después los árabes lo bautizaron Siria Meridional. Los cristianos fundaron el efímero reino latino de Jerusalén en la primera Cruzada, y durante el Imperio Otomano se convirtió en una provincia irrelevante: el vilayato de Jerusalén. El país perdió brillo, se despobló y secó. Viajeros del siglo XIX como Pierre Lotie y Mark Twain testimonian en sus escritos que atravesaban largas distancias sin ver un solo hombre. Los nacionalismos judío y árabe nacieron casi al mismo tiempo. El judío a fines del siglo XIX y el árabe a principios de XX. Este último floreció en Siria, a cargo de pensadores y activistas cristianos que recibieron influencias europeas. Los sirios acusaron a los sionistas, es decir, a los nacionalistas judíos, ¡de haber inventado la palabra Palestina para quedarse con Siria Meridional! En realidad, ese nombre había resucitado como una palabra neutra frente al desmoronamiento del Imperio Turco. La presencia judía en Tierra Santa fue una constante asombrosa. El alma judía añoraba año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio, la reconstrucción de Eretz- Israel con intenso fervor, parecido al que, mucho antes, había florecido junto a los nostálgicos ríos de Babilonia. Nunca dejaron de repetir: “¡El año que viene en Jerusalén!”. A fines del siglo XIX empezaron a llegar oleadas

8


de inmigrantes que se aplicaron a edificar el país con caminos, kibutzim, escuelas, institutos

técnicos

y

científicos,

forestación

obsesiva,

universidades,

teatros,

naranjales, una orquesta filarmónica, aparatos administrativos. En 1870 fundaron en Mikvé Israel la primera escuela agrícola de la región. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, Palestina fue desprendida de Siria y quedó en manos del conquistador británico por mandato de la Liga de Naciones. Quienes nacían en esa tierra eran palestinos, fuesen judíos o árabes. Antes de la independencia, que volvió a recuperar la palabra Israel, los judíos se llamaban a sí mismos palestinos. Y hablaban de “volver a Palestina”. El actual Jerusalén Post se llamaba Palestine Post y la Filarmónica de Israel se llamada Filarmónica de Palestina. ¡Pero eran entidades judías! Los antisemitas de Europa, toda América y África

del

norte

les

gritaban: “¡Judíos,

váyanse

a

Palestina!”.

Palestina

era

reconocida como el hogar de los judíos incluso por quienes los odiaban. Los árabes tardaron en tomar conciencia de su propia identidad nacional. Al principio, hasta saludaron como beneficiosa la presencia del sionismo, como lo atestigua el encuentro entre Jaim Weimar, presidente de la Organización Sionista Mundial, y el rey Feisal de Irak. Pero Gran Bretaña, advertida de la compulsión judía por su emancipación, cortó dos tercios de la Palestina que le habían adjudicado e inventó el reino de Transjordania, donde instaló al hachemita Abdulá, hijo del jerife de La Meca. Cometió el delito de quitar derechos a los judíos, que reclamaban

parte

de

ese

territorio,

y

lo

convirtió

espacio Judenrein (limpio de judíos) antes del nazismo,

en

el

primer

porque no permitía que

allí se instalase judío alguno. Tenebroso antecedente desde luego. Pronto Gran Bretaña advirtió que sus aliados en la zona eran los árabes, no los judíos, y creó la Liga Árabe en 1945, para mantener su poder colonial. Olvidó que estaba allí para favorecer la construcción de un Hogar Nacional para el pueblo judío, el único que de forma permanente y con grandes sacrificios exigía la reconstrucción del país que le había dado su gloria. Es cierto que algunos judíos preferían que esa misión la cumpliese el Mesías y otros se volcaron a la causa de la revolución comunista, pero el núcleo central se agrupó en torno al sionismo, palabra que significaba –simple y elocuentemente– el renacimiento nacional y social del pueblo que más agravios, persecuciones y matanzas había sufrido en dos mil años. Después de la Segunda Guerra Mundial arreció la demanda emancipadora judía. La potencia colonial llevó el caso a las Naciones Unidas para provocar su condena. El tiro le salió al revés: las Naciones Unidas votaron el fin del Mandato 9


Británico y la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe (no establecía que alguno se llamase Palestina, sino que eran parte de Palestina). Los judíos celebraron la resolución, pero los países árabes en conjunto decidieron violarla sin escrúpulos y barrer “todos los judíos al mar”, como lo atestiguan documentos de la época. El secretario general de la Liga Árabe amenazó con efectuar matanzas que dejarían en ridículo las de Gengis Khan. La guerra, por lo tanto, se presentaba como un hecho inminente. Y apuntaba a un nuevo genocidio, pocos años después del Holocausto. No había pudor en seguir asesinando judíos. Ni siquiera los que rechazaban semejante conducta propusieron una condena rotunda y eficaz. El flamante Estado de Israel (nombre que adoptó, basado en la expresión hebrea( Eretz- Israel) no tenía armas –¿quién las vendería a un cadáver?– y debió enfrentar a siete ejércitos enemigos con las uñas y los dientes. Fue una lucha desesperada. ¡Los israelíes no contaban con un solo tanque un solo avión! La mayor parte de su armamento fue robado o arrancado a los británicos. Numerosos combatientes eran espectros que acababan de arribar, luego de sobrevivir en los campos de exterminio nazis. O triunfaban o morían. Fue la guerra en que cayó la mayor cantidad de judíos. En algunos lugares recurrieron a estrategemas para impulsar la rendición o la huida de sus enemigos, en otros atacaron sin clemencia. Sabían qué les esperaba en caso de ser vencidos. Los árabes estaban fragmentados entre quienes defendían sus tierras y quienes habían invadido y luchaban sin convicción. Al cabo de varios meses, con treguas que eran quebradas por alguno de los bandos, se llegó al armisticio y el trazado de fronteras arbitrarias. Como consecuencia de esa guerra desigual –iniciada por los árabes–, aparecieron los refugiados. Refugiados árabes y refugiados judíos. Estos últimos eran los ochocientos mil judíos expulsados de casi todos los países árabes en venganza por la derrota. Los recibió Israel, pese a sus dificultades iníciales, y los integró a la vida normal, pese a que en ese tiempo y durante varios años debió sufrir un interminable bloqueo y mantener un estricto racionamiento. Los seiscientos mil refugiados

árabes,

en

cambio,

fueron

encerrados

por

sus hermanos en

campamentos, donde se los aisló y sometió a la pedagogía del odio y el desquite. Transjordania usurpó Cisjordania y Jerusalén Este, medida que justificaba su cambio de nombre; a partir de 1949, en efecto, se empezó a llamar Jordania (ambos lados del río Jordán); Egipto se quedó con la Franja de Gaza. La ocupación árabe de esos territorios duró 19 años. En esas casi dos décadas,

10


¡jamás se pensó ni reclamó crear un Estado árabe palestino independiente compuesto por Cisjordania, Jerusalén Oriental y Gaza! Ningún presidente, rey o emir árabe o musulmán visitó Jerusalén Oriental, convertida en un villorrio sucio e irrelevante. No se permitía que los judíos fuesen a rezar al Muro de los Lamentos. Sólo después de la Guerra de los Seis Días (conflagración que se produjo por la insistente provocación árabe), se produjo la ocupación israelí de esos territorios y otros más (toda la Península del Sinaí, los Altos del Golán y trocitos de Transjordania). Entonces la historia pegó un brinco.

11


2° Parte de la historia según Marcos Aguinis

L

a Guerra de los Seis Días cambió la relación de fuerzas en el conflicto árabe-israelí. Digo bien, porque hasta ese momento no era un conflicto palestino-israelí. Los árabes de Palestina se llamaban “árabes de Palestina”,

no “palestinos”. La diferencia es importante. Como señalamos en la primera entrega,

también

los

judíos

se

llamaban

“palestinos”

a

mismos.

El

enfrentamiento se daba entre el Estado de Israel y todos los Estados árabes que habían intentado destruirlo desde antes de su nacimiento, violando la sabia y ecuánime resolución de las Naciones Unidas que ordenaba la erección de un Estado árabe y un Estado judío, lado a lado, con vínculos económicos fraternales. Esa partición, votada en la Asamblea General el 29 de noviembre de 1947, se basaba en la distribución demográfica de entonces. A los árabes se les otorgaba sus principales ciudades (y casi todos los sitios bíblicos, además); a los judíos, sus ciudades, colonias y la mayor parte del desierto. Los judíos lo celebraron, aunque muchos con tristeza, porque se quedaban sin porciones ligadas a su historia nacional y religiosa. La guerra que los Estados árabes se empecinaron en llevar adelante, con el manifiesto propósito de realizar una matanza “que pusiera en ridículo a Gengis Khan”, produjo una catástrofe a ellos mismos. Hasta el día de hoy es sorprendente la falta de autocrítica por parte de esos Estados: iniciaron un conflicto cruel e innecesario, se privaron de tener un vecino moderno y estimulante como Israel y ocasionaron el sufrimiento de sus hermanos más débiles radicados en Palestina. Además, no realizaron esfuerzos para integrarlos, sino que los persiguieron, discriminaron y hasta asesinaron en forma masiva, como en el Septiembre Negro de 1971. Allí cayeron más árabes palestinos por las balas jordanas y sirias que en todos los enfrentamientos con Israel. Antes y después cientos de miles tuvieron que pasar varias generaciones en campamentos, mantenidos por la limosna internacional. Es el único caso de un alto cupo de refugiados que no pudo ser resuelto en tantas décadas, pese a la inversión multimillonaria que nutrió a una burocracia enorme y corrupta. Se convirtieron en un material humano que recibe caudalosas inyecciones diarias de victimización y resentimiento. Por lo cual quedan imposibilitados de trabajar en forma sostenida hacia un futuro mejor. El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, adquirió un fuerte liderazgo gracias a su empeño panabrista, su acercamiento con la Unión Soviética y su alianza con los países no alineados (entre los que figuraban países cuya no alineación al capitalismo o al comunismo era una grosera hipocresía, como China, Cuba o

12


Yugoslavia). Consiguió formar con Siria la República Árabe Unida, que era el comienzo de una federación destinada a unir todo el mundo árabe. Su propósito no entraba en contradicción con la existencia de Israel, según entendió este país, y David ben Gurión le propuso integrarse a su proyecto. Nasser no quiso ni siquiera escucharlo y redobló su agresividad. Bloqueó el Estrecho de Tirán, que permite el acceso al Golfo de Akaba, y de esa forma pretendió matar el puerto israelí de Eilat. Manifestó que ansiaba convertir en realidad el sueño de "arrojar a los judíos al mar" mediante la demolición de Israel, como lo testimonia la prensa de entonces. Compró gran cantidad de armas para llevar a cabo ese propósito. Las súplicas internacionales destinadas a evitar otro genocidio resultaron estériles. Iba a realizar su ataque mediante una pinza mortal: Egipto desde el sur y Siria desde el norte. Siria expresó su acuerdo mediante disparos cotidianos desde las alturas del Golán contra las poblaciones israelíes que rodeaban el bíblico lago de Galilea. Aba Eban, canciller de Israel, recorría angustiado las principales capitales del mundo para rogar que disuadieran al presidente egipcio. Fue inútil, porque Nasser llegó al extremo de exigir que las Naciones Unidas retirasen las tropas que evitaban los choques entre ambos países; quería tener libre la ruta de su masivo ataque bélico. Ante un mundial estupor, el entonces secretario general de la ONU, el birmano U Thant, le dio el gusto y ordenó la evacuación de esas tropas. Nasser tenía luz verde para iniciar los combates. No sólo los judíos, sino millones de personas se conmovieron ante la inminencia de una tragedia que reproduciría el Holocausto. Fue entonces cuando estalló la Guerra de los Seis Días, porque horas antes del colosal ataque árabe la aviación israelí tomó la iniciativa y pudo cambiar el curso de la historia. Al principio las emisoras árabes mintieron a sus audiencias informando sobre inexistentes triunfos. El primer ministro de Israel, Levy Eshkol, pidió al rey Husein de Jordania que no se incorporase a la agresión de Egipto y Siria, porque Israel no quería un tercer frente. Pero Husein, presionado por Nasser, avanzó sobre Jerusalén y otros puntos de la larga y accidentada frontera. Entonces Israel, luego de aplastar a egipcios y sirios, tuvo que dirigirse también contra los jordanos. En esa contienda les arrebató Cisjordania, que usurpaban desde 1948. La opinión pública internacional no podía salir del asombro. El diminuto Israel volvía a ganar. En los organismos internacionales el bloque comunista, aliado con los árabes, puso el grito en el cielo y exigió la devolución incondicional de los territorios conquistados, sin tener en cuenta –¡de nuevo!– la responsabilidad de Egipto, Siria y Jordania, ni exigir que firmasen la paz. Los verdaderos territorios

13


conquistados eran la península del Sinaí y las alturas del Golán, que no se consideraban parte de Palestina desde el trazado de fronteras que realizaron, con cierta arbitrariedad, las potencias coloniales luego del desmembramiento del Imperio Otomano. Técnicamente, Cisjordania y Jerusalén fueron liberadas de la ilegítima ocupación jordana, y la Franja de Gaza de la ocupación egipcia: los israelíes no lucharon contra los árabes-palestinos, sino contra Estados árabes poderosos que ocupaban buena parte de la Palestina histórica. Ya es hora de disipar

esta

confusión.

No

obstante

su

victoria,

Israel

propuso

grandes

devoluciones territoriales a cambio de la paz. Como respuesta, la Liga Árabe se reunió en Jartum y, estimulada por Nasser, escupió a Israel los famosos Tres Noes: No a las negociaciones con Israel, No al reconocimiento de Israel, No a la paz con Israel. Es decir, continuar con el odio y los enfrentamientos. Israel, por el contrario, decidió en forma

unilateral

que

todas

las

mezquitas y los lugares sagrados del islam fueran administrados por autoridades

musulmanas.

Las

ciudades y aldeas árabes debían estar

a

cargo

de

intendentes

árabes democráticamente electos, muchos de los cuales, como el de Belén, permanecieron en el cargo

Presidente de Egipto: Gamal Abdel Nasser

durante décadas y mantuvieron excelentes relaciones con el Gobierno israelí. Cientos de miles de árabes de Gaza y Cisjordania encontraron trabajo en las poblaciones de Israel. Los benefició el turismo, que habían desconocido hasta entonces. Parte significativa de sus productos eran comprados por los mismos israelíes. Se registraron encuentros entre judíos y árabes que habían sido amigos antes de 1948 e incluso se celebraron casamientos mixtos Después de la Guerra de yom Kipur, en 1973 (también iniciada por Egipto), el nuevo presidente de Egipto, Anuar el Sadat, empezó a reconocer que no tenía sentido negar la existencia de un país tan sólido como Israel. Ante la sorpresa universal,

decidió

visitar

Jerusalén.

Aunque

esperaba

ser

bien

recibido,

no

esperaba que lo aplaudieran y agasajaran con una lluvia de júbilo y gratitud. Empezaron las negociaciones con el duro Menajem Beguin y, en menos de un año, se firmó la paz entre ambos países. A cambio de la paz, Beguin aceptó entregar hasta el último grano de arena del desierto del Sinaí. Y no sólo arena:

14


entregó aeropuertos, pozos de petróleo, rutas, centros turísticos y hasta ordenó la evacuación de la populosa ciudad de Yamit, construida entre Gaza y el Sinaí, para que nada de Israel permaneciera en territorio egipcio. El encargado de evacuar por la fuerza a los colonos judíos fue Ariel Sharon. Este general no imaginaba que, mucho después, debería repetir el operativo en la Franja de Gaza. Con esta cesión de tierras equivalentes a casi tres veces el tamaño de Israel, caía la acusación de su vocación expansiva, por lo menos entre quienes piensan con lógica. Por supuesto que esta paz fue duramente condenada por todos los demás países árabes En el tratado con Egipto, Israel prometió la autonomía de los árabes que habitaban Gaza y Cisjordania. Autonomía significaba otorgarles el manejo de todas las áreas, menos la defensa y las relaciones exteriores. Es decir, no llegaban a la independencia ni a la soberanía. Así lo entendió Beguin, pero seguramente Sadat pensaba que la autonomía conduciría, de forma inexorable, a la independencia. La idea de los dos Estados que viven y prosperan uno al lado del otro, que nació en la saboteada partición de 1947, resucitaba con fuerza. Gracias al contacto directo con los israelíes, que resultaba inspirador, los árabes de Palestina tomaron conciencia de su identidad nacional y se aplicaron a la conformación de una narrativa que les otorgase respaldo.

15


B

reve historia de Israel y Palestina

"Se debe hacer justicia al fenómeno nacional palestino, que era irrelevante en la primera mitad del siglo XX""En Camp David, Arafat resistió las presiones, pateó el tablero y logró que los palestinos no dejaran de perder la oportunidad de volver a perder la oportunidad... Regresó haciendo la uve de la victoria (¿qué victoria?), mientras el primer ministro de Israel –que había cedido más de lo que hubiera aceptado Rabin– volvió derrotado""Los palestinos pueden exhibir los derechos que les otorga un período de vida menor, en el que también derramaron lágrimas y sangre, además de nacer en ese territorio o extrañarlo desde el exilio. Pero no alcanza con sangre y lágrimas. Falta el sudor: ¡construir en vez de destruir! Se debe hacer justicia al fenómeno nacional palestino, que era irrelevante en la primera mitad del siglo XX. En el curso de los últimos años consiguió hacerse reconocer por la Liga Árabe, las Naciones Unidas y el mismo Estado de Israel. Desde 1948 era aceptado Rabin– volvió derrotado. A los pocos días, con la pueril excusa de un paseo de Ariel Sharon por la explanada del Templo (que había consentido Jamil Jagrib, responsable palestino 16


de seguridad), desencadenó la injustificada y criminal segunda Intifada, que duró cinco años, con miles d(independencia de Israel) hasta 1967 (Guerra de los Seis Días), Falistín (Palestina, en árabe) había dejado de existir. Durante 19 años una porción del mapa lo ocupaba Israel y la otra, Jordania y Egipto. Lo repito porque es esencial recordarlo. En mayo de 1964 se fundó la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), integrada por centenares de hombres que componían Al Fatah, Al Saiqa y el Frente Popular para la Liberación de Palestina. Las tres entidades eran laicas y se inspiraban en el apasionado nacionalismo que durante los años 60 acompañó la descolonización en África y Asia; la última era marxista-leninista. No estaban contaminados por el fundamentalismo islámico, que advino más adelante. En 1967 apoyaron la obsesión bélica del presidente Nasser, que concluyó en un desastre, como ya narré: Israel derrotó a quienes pretendían aniquilarlo y se extendió desde el Canal de Suez hasta las alturas del Golán. Los árabes palestinos pasaron de la ocupación jordana y egipcia a la insospechada y mareante ocupación israelí. La OLP eligió profundizar la vía terrorista en lugar de proponer negociaciones. Siguió el modelo de los fedayines que Nasser había espoleado a cruzar la frontera de Gaza para cometer cientos de atentados. Además, se dedicaron a asaltar aviones, atacar aeropuertos, asesinar deportistas, poner bombas en ómnibus escolares, disparar contra viviendas civiles. Adquirieron notoriedad porque contrastaban con los sectores que aspiraban a conseguir un acuerdo pacífico. Por esa época el gentilicio palestino se asociaba con la palabra terrorista. Pero, de a poco, fue otorgando resonancia a la expresión pueblo palestino, que se refería ahora sólo a los árabes de Palestina. Se la martilló con vigor creciente, a pesar de que muchos aún negaban su existencia real. Muchos israelíes se seguían considerando tan palestinos como los árabes. En 1970 la OLP había logrado constituir una fuerza considerable en Jordania, casi un Estado dentro del Estado, y decidió tomar el gobierno de ese país, que históricamente había formado parte de Palestina. En otras palabras, ya existía un Estado palestino llamado Jordania, hecho que la OLP no ignoraba, por supuesto, y pretendía sacar beneficio de esta situación. El rey Husein reaccionó ferozmente y se calcula que sus tropas mataron a miles de hermanos en septiembre de 1971, llamado desde entonces Septiembre Negro. Las despavoridas columnas de Arafat huyeron hacia Siria, pero el presidente Asad les cerró la entrada con impiadosos cañones y ametralladoras. De forma poco clara –tal vez autorizados por Israel– llegaron al Líbano, donde también se empeñaron en formar un Estado dentro del Estado, con un laberinto de túneles y barrios controlados por completo, hasta que explotó la sangrienta guerra civil. La OLP controlaba el sur del país, y desde ahí lanzaba ataques diarios contra las poblaciones fronterizas de Israel. En 1974 consiguió ser reconocida por la Liga 17


Árabe como “única representación legítima del pueblo palestino”, noticia que puso en aprietos a la dirigencia árabe moderada. Menajem Beguin, que había firmado una generosa paz con Egipto, decidió silenciar las baterías palestinas del Líbano, que atacaban a diario, impiadosamente, centros civiles de Galilea. Sus fuerzas llegaron rápido hasta Beirut y en el trayecto fueron recibidas con alivio, flores y alimentos por las poblaciones cristianas del Líbano, sometidas a los asaltos de la pinza sirio-musulmana. Los dirigentes de la OLP tuvieron que huir a Túnez. En noviembre de 1988, durante una reunión del Consejo Nacional Palestino en Argel, Arafat anunció el establecimiento del Estado Independiente de Palestina y aceptó las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, que no son precisas, porque hablan de la devolución de los territorios conquistados: no dice “todos”. Esa inteligente decisión fue premiada al mes siguiente por Estados Unidos, que aceptó iniciar un diálogo diplomático directo con la OLP. Los avances se quebraron cuando Arafat apoyó la invasión a Kuwait de Sadam Husein, lo que le enemistó con Occidente y con la mayoría de los países árabes que hasta ese momento lo habían sostenido. En 1993 Simón Pérez e Isaac Rabin decidieron resucitar al debilitado Arafat para conseguir la solución del largo conflicto. La primera Intifada había tenido el mérito de consolidar la flamante identidad nacional árabe-palestina, incluso entre los israelíes. Era un buen momento, entonces, para un reconocimiento recíproco y avanzar hacia la tan postergada paz. Se firmaron los Acuerdos de Oslo, que les valió a los tres personajes citados el Premio Nobel de la Paz. Nació la Autoridad Nacional Palestina y empezó la transferencia de poderes. Los temas más difíciles quedaron para el final, cuando los aceitase una mayor confianza mutua. Pero sucedió lo contrario, debido a la acción de los grupos armados autónomos que la Autoridad Palestina no quiso inhibir. Al Fatah, liderado por el mismo Yaser Arafat, constituyó las Brigadas de Al Aqsa, que cometían crímenes condenados en inglés y felicitados en árabe. Engordaban los grupos fundamentalistas Hamás y Yihad Islámica, que no aceptaban ningún acuerdo. Arafat, en lugar de ejercer la posición del estadista que monopoliza el poder, seguía con las ilusiones del guerrillero que dejaba hacer a los terroristas para minar la resistencia israelí. Alcanzó cumbres del doble discurso. Condenaba cada atentado mientras estimulaba su multiplicación. Las primeras mujeres asesinosuicidas fueron jóvenes palestinas que calificó de “rosas de nuestra causa”. Era evidente que mentía: su objetivo no era la paz con Israel, sino destruirlo con otros medios. En el encuentro de Camp David, durante la presidencia de Clinton, los palestinos habían logrado un avance que no hubieran soñado años antes: la pronta creación de un Estado árabe-palestino independiente sobre casi todos los territorios ocupados y la soberanía compartida de Jerusalén. Pero Arafat resistió las presiones, pateó el tablero y logró que los palestinos no dejaran de perder la 18


oportunidad de volver a perder la oportunidad… Regresó haciendo la uve de la victoria (¿qué victoria?), mientras el primer ministro de Israel –que había cedido más de lo que hubiere e muertos por ambas partes, exacerbación del odio en lugar de la confianza y un empeoramiento profundo de la calidad de vida palestina. El rechazo a las concesiones de Camp David fue una siniestra repetición de los Tres Noes lanzados en Jartum. Bloqueó el camino de los acuerdos y cargó dinamita a la violencia. Pero consiguió que el mundo viese a los palestinos como la víctima inocente, inerme e indiscutible; por lo tanto, impermeable a cualquier crítica. Todo lo que hacían se justificaba por el martirio de la cruel ocupación. De esa forma, nadie exigió a la Autoridad Palestina que ejerciera el monopolio de la fuerza y pusiese fin a la metralla de los atentados. Nadie exigió que invirtiera en salud, educación y construcción en vez de en armas los multimillonarios recursos que recibía de la Unión Europea y los Estados Unidos. Ni siquiera que terminase con la enorme corrupción que hasta un intelectual palestino como Edward Said criticó, encendido de rabia. Gran parte del dinero volaba hacia bancos extranjeros. La viuda de Arafat es ahora una millonaria que disfruta las delicias de París mientras se conmueve por el heroísmo de los suicidas (ni ella ni su hija piensan suicidarse, por supuesto). Grandes desafíos enfrenta el nacionalismo palestino en este momento, un nacionalismo que nació secular y ahora ha caído bajo la influencia de la teocracia fundamentalista, que amenaza con provocar escisiones internas muy profundas. ¿Debemos repetir que nunca existió un Estado árabe independiente en Palestina? ¿Que nunca Jerusalén fue la capital de ningún Estado árabe o musulmán, ni siquiera cuando Saladino expulsó a los cruzados, o el imperio turco se extendió por la región, o Jordania usurpó la parte oriental? Debido a esa carencia, el nacionalismo palestino racional y moderado necesita escribir una narrativa que le brinde respaldo, sin recurrir a la fabulación que lo haga insostenible. Debe resignarse a no alcanzar la vastedad, riqueza y resonancia de la narrativa judía, porque ésta tiene 3.500 años de historia. El contraste es demasiado grande. El Estado palestino no será la obra de un milagro, como no lo fue el Estado de Israel. Los judíos lo reconstruyeron con lágrimas, sudor y sangre. No fue un regalo de nadie. Antes de la independencia –vuelvo a insistir–, los sionistas ya habían creado ciudades, kibutzim, caminos, universidades, teatros, colegios, sistemas de riego, orquestas sinfónicas, puertos, métodos para fertilizar el desierto, hospitales, museos, forestaciones, centros de investigación. Los palestinos pueden exhibir los derechos que les otorga un período de vida menor, en el que también derramaron lágrimas y sangre, además de nacer en ese territorio o extrañarlo desde el exilio. Pero no alcanza con sangre y lágrimas. Falta el sudor: ¡construir en vez de destruir!

19


¿Por qué Kerry no escucha lo que están diciendo los radicales?

"En cualquier caso, Hamás y sus aliados palestinos nunca aceptarán el derecho a

existir de Israel. Así que, aunque Abás consiguiera hoy el 100% de la Margen Occidental, de la Franja de Gaza y de Jerusalén Oriental para establecer un Estado palestino, Hamás, que representa a una parte sustancial del pueblo palestino, seguiría luchando para 'liberar el resto de Palestina'"

Mientras el secretario de Estado estadounidense John Kerry prosigue en sus esfuerzos por alcanzar un acuerdo de paz entre los dirigentes de la Autoridad Palestina e Israel, Hamás reafirmó que no respetará ningún acuerdo que no cumpla sus objetivos. Este anuncio de Hamás sirve como recordatorio de que ningún acuerdo entre Israel y la AP, patrocinado por Estados Unidos, supondrá el fin del conflicto. De hecho, el presidente de la AP, Mahmud Abás, no está en posición de firmar documento alguno que inste a acabar el conflicto con Israel. Abás no ejerce ningún control sobre la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde el verano de 2007. Cualquier acuerdo con Israel que firme sólo se aplicará a las áreas bajo control de la AP, en la Margen Occidental o en los territorios que le sean cedidos por los israelíes. Hamás no es el único partido palestino que rechazaría un acuerdo patrocinado por Estado Unidos. La mayoría de los grupos que integran la OLP, entre ellos el Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático para la 20


Liberación de Palestina, han declarado ya su oposición a las conversaciones de paz palestino-israelíes. Además, hay otros grupos radicales palestinos que no pertenecen a la OLP; el primero y principal de ellos, la Yihad Islámica. “Los palestinos no están obligados por ningún acuerdo que surja de las actuales negociaciones [entre Israel y la AP] y que perjudique sus derechos”, declaró Mahmud Zahar, principal líder de Hamás en la Franja de Gaza. “Los negociadores palestinos no tienen legitimidad y no están autorizados a hablar en nombre de los palestinos”. Zahar afirmó que Abás y su facción de Fatah estaban negociando con Israel sólo debido a lapresión estadounidense y para asegurarse de que Occidente siga financiando a la Autoridad Palestina. Incluso altos cargos de Fatah parecen estar de acuerdo con la valoración de Zahar. En los últimos meses, algunos de ellos, como Sufian Abu Zaida, Husam Jader y Mohamed Dahlan, no han vacilado en manifestarse públicamente en contra de las conversaciones de paz y de cualquier futuro acuerdo con Israel. “Los palestinos han alcanzado un nivel de concienciación en el que no permitirán que nadie decida su destino”, explicó Zahar, en referencia a las vigentes negociaciones entre la AP e Israel. “Las conversaciones prosiguen y, si no hacemos algo ahora, podríamos acabar con un Acuerdo de Oslo II”. En cualquier caso, Hamás y sus aliados palestinos nunca aceptarán el derecho a existir de Israel. Así que, aunque Abás consiguiera hoy el 100% de la Margen Occidental, de la Franja de Gaza y de Jerusalén Oriental para establecer un Estado palestino, Hamás, que representa a una parte sustancial del pueblo palestino, seguiría luchando para “liberar el resto de Palestina”. Como declaró Zahar, “nuestra batalla no está fuera de Palestina, sino dentro de ella. Nuestro programa es liberar Palestina”. Kerry debe escuchar estas voces y tenerlas en cuenta mientras sigue hablando de un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos. No basta con que escuche lo que Abás y Saeb Erekat, el negociador en jefe, le dicen en inglés; tiene que oír lo que Hamás y otros grupos dicen en árabe

21


La guerra entre Mahmud y Mohamed

"Los hombres del presidente han acusado a Dahlan de estar involucrado en

diversos delitos, entre ellos el envenenamiento de Arafat -que murió en noviembre de 2004-, el asesinato de una serie de miembros de Fatah en la Franja de Gaza, y apropiación indebida de fondos públicos""Los asistentes de Abás también acusan a Dahlan de formar parte de una conspiración para derrocar al presidente de la Autoridad Palestina""Esta guerra, junto a un Fatah débil y dividido, favorece a Hamás y podría aumentar aún más su popularidad entre los palestinos. Antes de seguir con sus intentos de lograr la paz con Israel, Fatah necesita resolver sus problemas internos"

Tras una prolongada pausa, hace pocos días volvió a estallar la guerra que se libra entre el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abás y el destuido agente de Fatah Mohamed Dahlan. Esta vez ambos se acusan mutuamente de traición, corrupción y conspiración, lo que hace que algunos palestinos se pregunten si no será hora de que el secretario de Estado John Kerry intente que se celebren “conversaciones de paz” entre Abás y Dahlan. La rivalidad entre ambos refleja las crecientes tensiones en el seno de la facción gobernante de Fatah, que domina la Autoridad Palestina en la Margen Occidental. Pero la guerra no se libra sólo entre dos individuos, sino entre dos bandos de Fatah que representan a la vieja y a la nueva guardia. En un tiempo Abás y Dahlan eran considerados grandes aliados y amigos. Cuando Abás ocupó el cargo de primer ministro con Yaser Arafat en 2003, nombró a 22


Dahlan ministro de Seguridad. En aquel entonces se vieron obligados a colaborar para hacer frente al régimen autocrático de Arafat, que trató de socavar el poder de ambos. Sin embargo, las tensiones entre Abás y Dahlan surgieron después de que Hamás tomara el control de la Franja de Gaza y expulsara a la Autoridad Palestina de la zona en el verano de 2007. El presidente y sus fieles consideraron que Dahlan y sus fuerzas eran responsables del golpe de Hamás; dijeron que no habían hecho lo suficiente por evitar la derrota de la AP. Dahlan había sido comandante de la Fuerza de Seguridad Preventiva palestina en la Franja. Las tensiones entre ambos alcanzaron su cénit hace cuatro años, cuando Abás descubrió que su antiguo ministro había estado criticando a sus hijos, Yaser y Taraq Abás. Como respuesta, el presidente ordenó a las Fuerzas de Seguridad de la AP que asaltaran la residencia de Dahlan en Ramala y que confiscaran documentos y diversas clases de material. Algunos amigos y ayudantes del exministro fueron detenidos durante el asalto. Dahlan se vio obligado a huir de Ramala y, desde entonces, se ha refugiado en los Emiratos Árabes Unidos. Abás dio un paso más en su campaña contra su antiguo aliado al convencer al Comité Central de Fatah para que lo expulsara de la facción. Desde entonces, los hombres del presidente han acusado a Dahlan de estar involucrado en diversos delitos, entre ellos el envenenamiento de Arafat -que murió en noviembre de 2004-, el asesinato de una serie de miembros de Fatah en la Franja de Gaza, y apropiación indebida de fondos públicos. En las últimas semanas, los Emiratos Árabes Unidos y otros países árabes han estado tratando de negociar un fin de la guerra entre ambos hombres, pero sin resultado. Fuentes palestinas aseguraron que los mediadores árabes incluso habían pedido a Abás, de 78 años, que designara a Dahlan, de 53, su adjunto. Según dichas fuentes, el presidente rechazó la propuesta, y dijo que nunca perdonaría al otro por traicionarlos a él y a Fatah. El fracaso del intento de mediación hizo que Dahlan lanzara un virulento ataque contra Abás y sus más cercanos ayudantes en Ramala, lo que ha reavivado la guerra entre ambos. Dahlan habría dicho que Abás y su equipo no estaban negociando con Israel para restaurar los derechos palestinos, sino para ganarse el respaldo de norteamericanos e israelíes. Se han citado estas palabras suyas: “La dirección de la Autoridad Palestina es tan débil que no puede rechazar ninguna petición israelí”. También se dice que habría acusado a miembros sin especificar de la Autoridad Palestina de proporcionar ayuda logística para las construcciones en los asentamientos judíos. Sus declaraciones han merecido la enérgica condena de Abás y de sus principales adjuntos. Ahora se refieren al depuesto agente de Fatah como “Lieberman Dahlan”, en referencia al político israelí de derechas y antiguo ministro de Exteriores Avigdor Lieberman, un duro crítico de la Autoridad Palestina y de sus dirigentes.

23


Los asistentes de Abás también acusan a Dahlan de formar parte de una conspiración para derrocar al presidente de la Autoridad Palestina. Afirman que la AP lo busca por su papel en el asesinato de activistas de Fatah y por corrupción financiera. Parece que Dahlan no está sólo en su batalla contra Abás. Algunos grupos y personas afiliados a Fatah en la Franja de Gaza y en campamentos de refugiados del Líbano han acudido en su apoyo, ahondando las divisiones en el seno de la facción. La guerra entre ambos hombres ha minado gravemente la credibilidad de Fatah entre los palestinos; credibilidad que ya había perdido en buena parte como consecuencia de no lograr reformarse y presentar nuevos líderes. Esta guerra, junto a un Fatah débil y dividido, favorece a Hamás y podría aumentar aún más su popularidad entre los palestinos. Antes de seguir con sus intentos de lograr la paz con Israel, Fatah necesita resolver sus problemas internos. Débil y dividida, la facción nunca logrará vender a su pueblo un acuerdo de paz con Israel.

Terror en la Autoridad Palestina

"El empleo de matones de Fatah por parte de la Autoridad Palestina no es algo

nuevo. Éstos son reclutados en los campamentos de refugiados y su misión es hacer el 'trabajo sucio'. Son enviados regularmente a amenazar y golpear a periodistas, escritores, estudiantes universitarios y opositores"

24


Hasta hace poco, la Autoridad Palestina en la Margen Occidental solía detener a los palestinos que criticaban a sus dirigentes, especialmente a Mahmud Abás. Pero ahora la AP ha vuelto a servirse de matones para romperles los huesos. Es una forma rápida y sencilla de tratar a los críticos y de disuadir al resto. Los matones suelen ser miembros de la facción gobernante, Al Fatah. No ocupan cargo oficial alguno, no pertenecen a las fuerzas de seguridad ni a ninguna agencia vinculada al Gobierno de la Margen Occidental. Esto permite a la AP distanciarse de ellos cada vez que cometen un crimen. Pero se sabe que los matones, a quienes los palestinos denominan shabiha, actúan por orden de altos cargos de la AP. En el mundo árabe se llama shabiha a los grupos de matones empleados por los gobernantes para reprimir a los críticos. Los shabiha de la AP no son tan despiadados como los del presidente sirio, Bashar al Asad. No van por ahí masacrando a mujeres y niños inocentes, y no violan las chicas. Pero han instaurado un régimen de terror e intimidación. La última vez que la AP empleó a sus matones fue el fin de semana pasado en la Universidad de Belén. Durante una conferencia para promover en el campus el boicot y las sanciones contra Israel, un activista palestino formuló una provocativa pregunta al ministro de Economía, Jawad Nayi: ¿cómo es que la Autoridad Palestina habla de promocionar el boicot a Israel si al mismo tiempo sigue coordinando la seguridad con Israel, y muchos de sus líderes celebran reuniones secretas con israelíes? Al término de la conferencia, mientras conducía de regreso a casa, el activista, Nizar Banat, de 34 años, fue interceptado por siete matones, que lo sacaron a rastras del coche y lo golpearon con gran violencia. Fatah publicó posteriormente un panfleto en el que se justificaba el ataque –al parecer fue perpetrado por sus propios matones–, y amenazó con golpear con “puño de hierro” a quien ose criticar a un dirigente de la Autoridad Palestina. El empleo de matones de Fatah por parte de la AP no es algo nuevo. Éstos son reclutados en los campamentos de refugiados y su misión es hacer el trabajo sucio. Son enviados regularmente a amenazar y golpear a periodistas, escritores, estudiantes universitarios y opositores. Otro de sus métodos favoritos es incendiar vehículos. Con su ayuda, los dirigentes de la AP pudieron sofocar lo que parecía ser el comienzo de una primavera palestina hace dos años. En aquella ocasión, los rufianes reclutados por la AP atacaron a decenas de manifestantes que habían plantado sus tiendas de campaña en el centro de Ramala. Fueron golpeados y sus tiendas incendiadas, mientras los policías de la AP se quedaban al margen y se negaban a intervenir. Al recurrir a esta política de terror e intimidación contra sus críticos y rivales políticos, los dirigentes de la Autoridad Palestina en la Margen Occidental están 25


demostrando una vez más que no son muy diferentes de otros dictadores árabes. Esta clase de prácticas es lo que ha alejado a muchos palestinos de la AP, que han ido a parar directamente a los brazos de Hamás y de otros grupos extremistas.

Guerra Mundial

Reino Unido administraba Palestina británicos emigrantes Judíos y los Árabes años20 y 30 militares árabes y judíos el sionismo y nacionalismo árabe. El Gobierno británico delegó

el problema

a Naciones Unidas 1947 (resolución

1981) la ONU recomendó un plan de partición aceptando con renuencia por los Israelíes y rechazados por los representantes árabes.

I.1948-El nacimiento El 14 de mayo de 1948 se proclamo en Tel-Aviv la creación del Estado de Israel Esta declaración entró en efecto un día después de que se retirasen de la región –las últimas tropas

británicas.

Ese día, cinco ejércitos árabes provenientes de Jordania, Egipto,

Líbano, Siria e

Irak. Invadieron el nuevo Estado Israel logró vencer a las fuerzas Árabes a la vez conquistó más territorios que lo estimamos en el plan de partición de Naciones Unidas. Jordania asumió el control de los alrededores de él este de Jerusalén y Cisjordania mientras que la franja de Gaza quedo en manos de Egipto.

26


Esa guerra también provocó la huída de miles de palestinos hacia Egipto, Líbano y Cisjordania. Los Palestinos recuerdan el 15 de mayo “el día de la catástrofe”(al-Nakba).

GUERRA DE LOS SEIS DÍAS 1967

El 5 de junio de 1967, estalló la Guerra de los Seis Días. A partir de ese momento, Israel sufría la gran posibilidad de su aniquilación por parte de Egipto, Jordania y Siria. Del 5 al 10 de junio, Israel se enfrentó a una coalición de 4 países árabes: Egipto, Jordania, Siria e Irak. Dos meses antes de que la guerra estallara, Israel empezaba a ver como se intensificaba la amenaza sirio-egipcia: el 7 de abril, un incidente en la frontera Israel- siria generó una batalla aérea sobre los Altos del Golán, en el que seis aviones sirios MIG-21 fueron derribados sobre el Mar de Galilea. Durante los meses de abril y mayo, la situación se concentró con Egipto, quien había firmado un tratado de defensa con Siria. Este conjunto de tensiones eruptaron el 22 de mayo, cuando el presidente egipcio decidió prohibir a barcos israelíes la entrada al estrecho de Tirán; lo cuál para Israel constituyó un motivo de guerra. Ante la idea de un inminente ataque egipcio, Israel tomó la iniciativa y comenzó esta guerra preventiva.

27


Las primeras horas de la guerra estuvieron marcadas por la “Operación Moked”, que permitió la destrucción de la mayor parte de la fuerza aérea egipcia en un lapso de tres horas. Israel no tenía intenciones de atacar a Jordania y por ello, se envió un mensaje al Rey de Jordania pidiéndole permanecer neutral, pero el ejército jordano quien estaba bajo el mando de Egipto, recibió la orden de abrir fuego. Después de seis días de intensos combates en tres frentes, las fuerzas israelíes conquistaron el desierto del Sinaí, la Franja de Gaza, Judea y Samaria, los Altos del Golán y liberaron íntegramente Jerusalén. Como resultado de esta guerra, 776 soldados israelíes perdieron la vida en combate. Ocho soldados israelíes capturados durante la guerra, fueron repatriados a Israel así como algunos miembros de los servicios secretos israelíes que operaban en Egipto. Además, dos pilotos fueron devueltos de su cautiverio en Irak: el Capitán Isaac Glantz-Golan y el capitán Gideón Dror; a cambio de ellos, Israel liberó a 428 prisioneros jordanos. En virtud a los acuerdos con Siria, Israel liberó a 572 prisioneros a cambio de un piloto israelí, los cuerpos de otros dos pilotos, y el cuerpo de un tercero, secuestrado un año antes.

28


A pesar de muchos esfuerzos diplomáticos, Siria se negó a transferir el cuerpo de Eli Cohen, un agente del Mossad ahorcado en Damasco. En virtud a los acuerdos alcanzados con Jordania, dos jordanos fueron intercambiados el 2 de abril de 1968 por el cuerpo de un soldado israelí. El estado Judío aumentó significativamente el territorio bajo su control al capturar el desierto del Sinaí, Franja de Gaza, las Alturas del Golán, Cisjordania y en un acto de enorme importancia simbólica, Jerusalén Oriental, unificando su ciudad Santa.

1973: La guerra de Yom

Kippur

Después de fracasar en su intento por recuperar mediante la vía diplomática el territorio que perdieron en 1967, Egipto y siria lazaron una ofensiva contra Israel el día Sagrado de Yom Kippur (día de perdón para los Judíos)

Un grupo de soldados Egipcios plantan su bandera en Sinaí. Luego de semanas de enfrentamientos Israel conquistó más territorios que en el 67. La guerra dejó a Israel en una mayor dependencia con Estados Unidos en cuanto al apoyo militar, diplomático y Económico. En octubre de ese año el consejo de seguridad de la ONU adoptó la resolución 338 que instaba a la implementación de la resolución 242 y el inicio de negociaciones entre las partes, con el fin de “establecer una paz justa y duradera para Medio Oriente".

29


1977 El resurgimiento de la derecha Israelí Hasta 1977, la política Israelí estuvo denominada por el partido Laboralista de izquierda. El objetivo del partido Likud (de derecha) que ganó las elecciones ese año era extender la soberanía Israelí en todo lo que era la región palestina bajo el mandato británico, así como reclamar territorio Jordano como parte del “Gran Israel”, de los tiempos bíblicos.

El nuevo gobierno, encabezado por Manachem. Bejín, intensificó la política de asentamientos en Cisjordania y Gaza.

1982 Israel invade el Líbano Israel inicia una incursión militar masiva en Líbano y fuerza la organización para la liberación de

Palestina a abandonar el país. Las acciones de Israel en Líbano

fueron condenadas por la comunidad internacional después de que sus aliados. Libaneses Cristianos masacraran a cientos de palestinos en un campamento de refugiados en Beirut, bajo el control de las fuerzas Israelíes. Mientras tanto, Israel comienza a ejercer control sobre los territorios ocupados, creando

nuevos

asentamientos,

considerados

ilegales

según

las

leyes

internacionales. Durante el pre guerra del Líbano Ariel Sharon ocupo el cargo de ministro de defensa.

1979: Paz entre Israel y Egipto El 19 de noviembre de 1977, el presidente Egipcio Anwar Sodot reconoce el estado de Israel en un discurso ante el parlamento Israelí en Jerusalén. En septiembre de 1978 Egipto e Israel firman los acuerdos de camp David, en los que establecen un “marco de trabajo para la paz en Medio Oriente” que incluye una

autonomía limitada para los palestinos.

Seis meses más

tarde, en marzo de 1979, Sodot y Begin firman un tratado de

paz bilateral entre Israel y Egipto.

30


Israel le devuelve a Egipto la península de Sinaí, capturado en 1967. Los estados Árabes boicotean a Egipto por negociar de forma individual un tratado con Israel y Sodot

es asesinado 1981.

Semblanza de “ideólogo” de la guerra del Líbano. Mientras tanto Israel comienza a ejercer control sobre los territorios ocupados, creando

nuevos

asentamientos

considerados

ilegales

según

las

leyes

internacionales.

1987: Intifada Palestina La frustración de los palestinos por la ocupación israelí hizo erupción ese año con un levantamiento

popular

masivo conocido como

intifada. La

protesta

comenzó en Gaza y rápidamente se extendió hasta Cisjordania. A pesar de su poderío militar, Israel no pudo contener el levantamiento que contaba con el respaldo de toda la población Palestina que vivía en los territorios ocupados.

El consejo Nacional Palestino. (Gobierno en exilio) votó en 1988 por una solución que contempla la existencia de

“dos estados”, basada en la resolución de la

ONU de 1947, y renunció al terrorismo. Estados Unidos comenzó a dialogar con la OLP pero Israel continuó negándose a negociar con una organización a la que consideraba terrorista.

1991: Cumbre de Madrid 1991 EE.UU. concentró sus esfuerzos en reunir a las partes por primera vez cara a cara en la cumbre de Madrid. La conferencia organizó tres conversaciones bilaterales (Israel con la organización para la liberación de Palestina, Siria y Líbano, individualmente) y un encuentro multilateral para discutir temas como seguridad,

agua

y desarrollo

económico. Históricamente Estados

Unidos

ha

apoyado a Israel, porque- desde su perspectiva- es la única democracia en Medio Oriente. 1992: Los acuerdos de Oslo. A principios de los años 90 se llevaron a cabo en Noruega conversaciones secretas que culminaron con la firma de una “Declaración de principios” en 1993 entre el primer ministro Israel y Itzjak Robín y el líder de la OLP, Yasser Arafat. 31


Este fue el comienzo del proceso de Paz de Oslo que propició Autoridad

Palestina, un gobierno autónomo

provisional

la creación de la

para administrar

los

territorios que Israel ocupaba y de los que se retiró como parte de esos acuerdos. En 1996 se llevaron a cabo elecciones parlamentarias . Los

temas más

controvertidos como Jerusalén, las fronteras y los asentamientos se dejaron para el final Cisjordania y la Franja de Gaza fueron divididas en tres áreas con diferentes grados de control. Gradualmente, la ANP asumiría el control de las principales unidades Palestinas. Mientras tanto, Israel continuaba construyendo asentamientos en los territorios ocupados. A finales de los 90 las conversaciones se estancaron y la mayoría de los temas quedaron. sin volver

2000: Segunda intifada EN 2000 se realizó en EE.UU. la cumbre de camp David. Después de dos semanas de conversaciones no se lograron soluciones aceptables respecto al estatus de Jerusalén y al derecho de los refugios palestinos de regresar a sus casas.

La polémica de Sharon provocó la segunda insurrección Palestina En medio de esta incertidumbre una visita de Ariel Sharon,

líder de likud, al

complejo del Monte del Templo y la mezquita de al –asa en Jerusalén, provocó un levantamiento Palestino que se conoce como la segunda intifada. Segunda Intifada (2000-2003) En febrero de 2001 Sharon gana las elecciones una política más dura para resolver el problema Palestino. Se intensifica los enfrentamientos entre palestinos e Israelíes, mientras tanto Israel comienza a construir un muro en Cisjordania argumentando que su fin es prevenir los ataques a Israel. Los palestinos

lo ven

como un intento de anexar territorio En abril de ese año EE.UU, publica el plan

de

paz conocido como “hoja de

ruta”(diseñado por representantes de la ONU, EE.UU la unión Europea y Rusia) que contempla una solución mediante la creación de dos estados. Palestinos e Israelíes aceptan el plan (Israel con condiciones).

32


En agosto y septiembre de 2005, Israel toma la decisión unilateral de retirarse de la Franja de Gaza y de cuatro asentamientos en el norte de Cisjordania. En noviembre de 2004 muere el líder Palestino Yasser Arafat y Mahomoud Abbas es elegido presidente en las elecciones del 2005, Sharon sufre una hemorragia cerebral masiva y entra en un estado

de coma del que nunca se recupera. A

pesar de la retirada Israelí, continuaron las hostilidades en la Franja de Gaza y las restricciones en el acceso. Pese a las críticas internacionales, Israel continúa construyendo asentamientos en los territorios ocupados. En julio 2006,Hesbalía captura a 2 soldados Israelíes

en

la frontera con Líbano. Israel responde con una masiva operación militar contra la organización política-militar en Líbano. La guerra se extiende por 34 días.

Preguntas para entender por qué pelean Israelíes y palestinos

A casi un mes se conoció que Israel y Hamas habían acordado una tregua de 72 horas a partir del martes en la mañana el más

reciente

hostilidades

intento luego

de

por

detener

varios

las

intentos

fracasados en los últimos días. Hasta este lunes 1,717 y 67 Israelíes han muerto. Del total de víctimas palestinas 1716 eran soldados, dos civiles y un extranjero. Pero el impacto de la guerra en Gaza no deja de ser duro para aquellos que están vivos. Según cifras de Naciones Unidas unos 373000 niños han tenido que recibir asistencia psi-social, 485000 personas han sido desplazadas, los que las ha llevado a refugios de emergencia o a hogares de Otras familias palestinas. Además, un millón y medio de personas que no viven en refugios no tienen acceso a agua potable.

33


Sin embargo para entender el conflicto palestino –Israelí es necesario ver más allá de los números. BBC mundo repasa las preguntas básicas necesarias para comprender por qué este antiguo enfrentamiento entre Israelíes y palestinos están complejo y genera tanta polarización.

1920-1948 Mandato Británico 1 . ¿Cómo empezó el conflicto? Alentado por el antisemitismo que sufrieren los judíos en Europa, a comienzos del siglo XX tomó fuerza el movimiento sionista, que buscaba establecer un estado para

los judíos.

La región palestina, entre el río Jordán y el mar mediterráneo, considerada sagrada para Musulmanes, Judíos y católicos, pertenecía por aquellos años al Imperio otomano y estaba ocupada mayormente por Árabes

y otras comunidades

musulmanas. Pero una fuerte emigración Judía, fomentada por las aspiraciones sionistas, comenzaba a generar resistencia entre las comunidades. Tras la desintegración del imperio Otomano en la primera guerra mundial

Reino

unido recibió mandato de la liga de naciones para administrar el territorio de palestina. Pero antes y durante la guerra, lo Británicos habían hecho diversas promesas a los árabes y a los judíos que luego no cumplieron, entre otros motivos porque ya se habían dividido de Medio oriente con Francia. Este provocó un clima de tensión entre nacionalistas árabes y Sionistas que desencadenó un enfrentamiento entre grupos paramilitares judíos y bandas árabes. Luego de la segunda guerra mundial y tras el holocausto aumentó la presión por establecer un estado judío. El plan original contempla la partición del territorio controlado por la potencia Europea entre judíos y palestinos. Tras la fundación de Israel el 14 de mayo de 1948, la tensión pasó de ser interna local a un asunto regional. Al día siguiente, Egipto, Jordania, Siria e Irak invadieron este territorio. Fue la primera guerra Árabe Israelí también conocida por los judíos como guerra de la independencia o de la liberación. Tras el conflicto, el territorio inicialmente previsto por las Naciones unidas para un Estado Árabe se redujo a la mitad.

34


Para los palestinos, comenzó la NAKBA, la llamada “destrucción” o “catástrofe” el inicio de la tragedia nacional.

750000 palestinos huyeron a países vecinos o

fueron

judías.

expulsados

por

tropas

enfrentamiento entre árabes

Pero

el

1948

no

sería

el

último

y judíos. En 1956,una crisis por el canal de Suez

enfrentaría al estado de Israel con Egipto, que no sería definida en el terreno de combate sino por la presión internacional sobre Israel, Francia e Inglaterra. Pero los combates si tendrían la última palabra en 1967 en la guerra de los 6 días. Lo que ocurrió entre el 5 y el 10 de junio de ese año tuvo consecuencias profundas y duraderas a distintos niveles. Fue victoria aplastante de Israel frente a una colisión árabe. Israel capturó a Franja de Gaza y la península de Sinaí a Egipto, Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) a Jordania y los altos

de Golán a siria. Medio millón

de Palestinos huyeron. 2. ¿Por qué se fundó Israel en Medio Oriente? La tradición Judía indica que la zona en la que asienta Israel es la tierra prometida por Dios al primer Patriarca, Abraham, y a sus descendientes. La zona fue invadida en la antigüedad por asirios, babilonios, persas, macedonios y romanos. Roma fue el imperio que le puso a la región el nombre de Palestina y que, siete décadas después de Cristo expulsó a los Judíos de su tierra tras combatir a los movimientos nacionalistas que perseguían la independencia. Con el surgimiento del Islam, en el siglo VII después de Cristo, Palestina fue ocupada por los árabes y luego conquistada por los cruzados Europeos. En 1516 se estableció la denominación turca que duraría hasta la primera guerra mundial, cuándo se impuso el mandato británico. El comité Especial de las naciones unidas sobre Palestina (UNSCOP, por sus siglas en inglés) aseguró en su informe a la Asamblea General del 3 de septiembre de 1947 que los motivos para que

un

Estado

Judío

se

estableciera

en

Medio

Oriente

se

contaban

en

“argumentos basados en fuentes bíblicas he historias”, la declaración de Balfour de 1917 en la que el gobierno se declara a favor de un “hogar nacional” para los judíos en Palestina y en el mandato británico sobre Palestina allí se reconoció la conexión histórica del pueblo Judío con Palestina y las bases para construir el hogar nacional Judío de dicha región.

35


Tras el holocausto nazi contra millones de Judíos en Europa antes y durante la presión internacional para el reconocimiento de un Estado Judío. Al

no poder resolver la polarización entre el nacionalismo Árabe y el Sionismo, el

gobierno Islámico llevó el problema ante la ONU El 29 de noviembre de1947 la asamblea General aprobó un plan para la partición de palestina, que recomendaba la creación de un Estado Árabe uno

independiente y

Judío y un régimen especial para la ciudad de Jerusalén.

El plan fue aceptado por los Israelíes pero no por los árabes,

que lo veían cómo

una pérdida de su territorio. Por eso nunca se implementó. Un día antes que expirara el Mandato británico de Palestina, de Palestina, el 14 de mayo de 1948, la agencia Judía para Israel, representante de los Judíos durante

el Mandato, declaró

la independencia del Estado de Israel.

Al día siguiente Israel solicitó ser miembro de Naciones Unidas, estatus que finalmente logró un año después. El 83% de los miembros actuales reconocen a Israel(160 de 192). 3. ¿Por qué hay dos territorios Palestinos? El comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestinas (UNSCOP, por sus siglas en inglés), en su informe a la Asamblea General en 1947, recomendó que el Estado Árabe incluyera "Galilea Occidental, la región montañosa de Samaria y Judea,

con la exclusión de la ciudad de Jerusalén, y la llanura costera de Isdud

hasta la frontera Egipcia" pero la división del territorio quedó definida por la línea de armisticio de 1949, establecido tras la creación de Israel , la primera guerra Árabe - Israelí. Los dos territorios palestinos son Cisjordania

( que incluye Jerusalén Oriental) y

la Franja de Gaza, que se encuentra a unos 45 km de distancia. Tienen un área de 5970 km2. y 365km2, respectivamente. Cisjordania se encuentra en Jerusalén, reclamada como capital tanto por palestinos cómo por israelís, y Jordania hacia el este,

mientras que

Gaza es una franja de 4 km de largo

entre 6 y 12 km de ancho. Gaza tiene una frontera de 51 km

y

con Israel ,, 7 km,

con Egipto y 40 km de costa sobre el mar mediterráneo. Originalmente

ocupada

por Israelíes que aún mantienen el control de su frontera sur, la franja de gaza fue capturada por Israel en la guerra de 1967 y recién la desocupó el 36


2005,aunque mantiene un bloqueo por aire, mar y tierra que restringe el movimiento de bienes, servicios y gente. actualmente la Franja está controlada por Hamas, el principal grupo Islámico palestino que nunca ha reconocido los acuerdos firmados entre otras facciones palestinas e Israel. Cisjordania, en cambio, está regida

por la autoridad Nacional Palestina el

gobierno Palestino reconocido internacionalmente cuya principal facción, FATAH, no es Islámica sino secular.

4.

¿Nunca firmaron la paz Palestinos

YITZAR

e

Israelíes?

RABÏN , SIMÖN PERËZ y YASSER ARAFAT. Compartieron el premio Nobel

de la paz en 1994.

Tras la creación del Estado de Israel

y el desplazamiento de miles de personas

que pudieron sus hogares, el movimiento Nacionalista Palestino comenzó a reagruparse en

Cisjordania y Gaza, controlados respectivamente por Jordania y

Egipto, y en los campos de refugiados creados en otros Estados Árabes . Poco antes de la guerra de 1967, organizaciones Palestinas como FATAH, liderada por Yasser Arafat - conformaron la organización para la Liberación Palestina (OLP) y lanzaron operaciones contra Israel

primero desde Jordania y luego desde el

Líbano. Pero estos ataques incluyeron también atentados contra objetivos Israelíes en territorios Europeos que no discriminaron entre aviones, embajadas o atletas. Tras años de atentados Palestinos y asesinatos colectivos de fuerzas de seguridad Israelíes, la OLP e Israel firmarían en 1993 los acuerdos de paz de Oslo, en las que la organización Palestina renunció

37

a la "violencia y el terrorismo" y


reconoció el "derecho" de Israel "a existir en paz y seguridad", un reconocimiento que la organización Islámica Palestina Hamas , nunca aceptó. Tras

los acuerdos firmados en la capital Noruega fue creada la autoridad

Nacional Palestina, que representa a los palestinos ante los foros internacionales. Su presidente es elegido por votos directo y el a su vez elige un primer ministro y a los miembros de su gabinete. controlan

áreas

urbanas

(área

Sus autoridades civiles y de seguridad

A

según

OSLO)

,

mientras

que

solo

sus

representantes civiles - y no de seguridad -controlan áreas rurales (área B ). Jerusalén Oriental , considerada la capital histórica por parte de los Palestinos, no está incluida en este acuerdo. Jerusalén es uno de los puntos más conflictivos entre ambas partes.

5.-¿

Cuales son los principales puntos de conflicto entre Palestinos e israelíes

La demora, para el establecimiento de un 80 todo Palestino independiente, la construcción colonos

de

Judíos

asentamientos en

Cisjordania

de y

la

barrera de seguridad en torno a este territorio

condenado

por

la

corte

Internacional de Justicia de la Haya.han

complicado

el

avance

de

un

proceso de paz. Pero estos no son los únicos obstáculos, tal como quedo claro en

el

fracaso

de

las

Una barra de seguridad construida por Israel separa su territorio de Cisjordania

últimas

conversaciones serias de paz entre ambos grupos que tuvieron lugar en Camp David. Estados Unidos, en el año 2009, cuando un saliente BILL CLINTON no logró un acuerdo entre Arafat y el entonces primer Ministro Israelí Ehud Barak. Las diferencias que parecen irreconciliables son las siguientes. Jerusalén:

Israel

reclama

Soberanía

sobre

la

ciudad

(Sagrada

para

judíos,

Musulmanes y Cristianos ) y asegura que es su ciudad tras tomar Jerusalén oriental en 1967.Eso no es reconocido Internacionalmente. Los Palestinos quieren que Jerusalén sea su capital.

38


Fronteras y terrenos: Los Palestinos demandan que su futuro Estado se conforma de acuerdo a los límites previos al 4 de junio de 1967, antes del comienzo de la guerra de los 6 días, algo que Israel rechaza. Asentamientos:

Son viviendas, ilegales de acuerdo al derecho internacional,

construidas por el gobierno Israelí en los territorios ocupados por Israel, tras la guerra del 1967. En Cisjordania y Jerusalén Oriental hay más de medio millón de colonos Judíos. Refugiados Palestinos: Los Palestinos sostienen que los refugiados (10,6 millones según la OLP, de los cuales casi la mitad están registrados

en la ONU) tienen el

derecho al regreso a lo que hoy es Israel, pero para Israel abrir la puerta destruirá su identidad como Estado Judío. 6.¿Es Palestina un país? La ONU reconoció a palestina como " Estado observador no miembro" a fines del 2012 y dejo de ser una "Entidad observadora". El cambio les permitió a los Palestinos participar en los debates de la asamblea General y mejorar las posibilidades de ser miembros de agencias de la ONU y otros organismos. Pero el voto no creó al Estado palestino. Un año antes los palestinos lo intentaron pero no consiguieron apoyo suficiente con el consejo de seguridad. Casi el 70% de los miembros de la Asamblea General de la ONU(134 de 192) reconoce a Palestina como estado. 7.-¿Por qué Estados Unidos es el principal aliado de Israel? ¿Quién apoya a los Palestinos? Primero hay que considerar la existencia de un importante y poderoso cabildo pro -Israel en Estados Unidos y el hecho de que la opinión pública suele ser favorable a la postura Israelí, por lo que para

un presidente quitarle el apoyo a Israel es

virtualmente imposible. De acuerdo a una encuesta encargada por la BBC el año pasado 22 países, EE.UU fue el único país de la encuesta con una mayoría de opiniones positivas (51%).

39


Además ambas naciones son aliadas militares ; Israel es uno de los mayores receptores de ayuda estado unídense y la mayoría llega en subvenciones para la compra de armamento. Los Palestinos tienen el apoyo abierto de una potencia. Hamas,

tras la deposición por parte

del ejército del presidente Islamistas

Mohamed Morsi, de los hermanos musulmanes -históricamente asociados con el grupo palestino- mientras que Siria e Irán y el grupo Libanés hesbolá son sus principales apoyos y aunque su causa genera simpatía

en muchos sectores, por

lo general no se traduce en hechos. 8.-¿Por qué está peleando ahora? Tras el colapso de las conversaciones de paz auspiciadas por EE.UU. Y el anuncio a comienzos de junio en un gobierno de unidad entre las facciones palestinas considerado

de

FATAH

inaceptable

y por

HAMAS, Israel,

como una escalada de violencia. El 12 de junio tres jóvenes Israelíes fueron secuestrados en Cisjordania 4 días después a cientos de miembros del grupo. Esta semana Israel reconoció que no podía asegurar que el autor haya sido hamas o una célula independiente. Tras los arrestos, hamas lanzó cohetes sobre territorio Israelí e Israel lanzó ataques aéreos sobre gaza. El 2 de julio un día después del entierro de los Israelíes un palestino de 16 años fue secuestrado en

Jerusalén Oriental y asesinado. Tres Israelíes fueron acusados

y desde Gaza se incrementó el lanzamiento de cohetes hacia Israel. El 7 de julio hamas se atribuyó la responsabilidad por el lanzamiento por primera vez en casi dos años, tras una serie de ataques aéreos Israelíes en los que murieron varios miembros de su brazo armado. Al día siguiente las fuerzas de defensa de Israel lanzaron la operación Margen protector contra los militantes de hamas en la Franja de Gaza.

40


9.- ¿Como justicia Israel la violencia y cómo los Palestinos? La decisión de dar luz verde a la fase militar en el terreno tiene, según Israel, un objetivo limitado: desarmar a los militantes palestinos y destruir los túneles construidos por hamas y otros grupos con el objetivo de infiltrarse en Israel. Fue también:¿Que busca Israel con su ofensiva en Gaza? Israel quiere el fin de los lanzamientos de cohetes de hamas contra territorio Israelí, la mayoría de los cuales no impactan por que cuenta con el Domo de hierro un avanzado sistema antimisiles. Israel dice que tiene derecho a defenderse y suele decir que cualquier Estado que se vea enfrentado a la realidad de convivir con un vecino que lanza cohetes, reaccionaría como lo está haciendo, y culpa a hamas de usar escudos humanos y de atacar desde zonas civiles en Gaza, algo que el grupo palestino niega. Justicia es el uso de" escudos Humanos;"(la muerte de civiles en Gaza) Hamas asegura que lanza cohetes contra Israel como legítima defensa, en represalia contra la muerte de partidiarios de hamas a manos de Israelíes y en el marco de su derecha a resistir la ocupación y el bloqueo. Hamas :"Gaza es una carnicería" (Israel dice que tiene derecho a defenderse )

41


10.-¿Qué tendría que ocurrir para que haya una oportunidad de paz duradera? (un conflicto intratable ) (no mar) Los israelíes tendrían que apoyar un estado soberano para los palestinos que incluya a hamas, levantar el bloqueo a gaza y las restricciones de movimientos en Cisjordania y Jerusalén Oriental. Los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer el Estado de Israel. Y se tendrían que alcanzar acuerdos razonables en materia de fronteras, asentamientos

judíos y retorno de refugiados. Sin embargo, desde 1948 año de

la creación del Estado de Israel, muchas cosas han cambiado, en especial la configuración de los territorios en disputa tras las guerras entre Árabes e Israelíes. Para Israel esos son hechos consumados, para los Palestinos no ya que insisten en que las fronteras a negociar deberían ser aquellos que existían antes de la guerra de 1967. Un pacto definitivo nunca será posible sin resolver ese punto. Otros podrían negociarse con concesiones, Jerusalén no.

España-Israel Breve historia de Israel y Palestina, por Marcos Aguinis

L

a

Guerra

de los Seis Días

cambió la relación de fuerzas en el conflicto árabe-israelí. bien,

porque

Digo hasta

ese momento no era un conflicto palestinoisraelí. Los árabes de Palestina se llamaban “árabe de Palestina"no palestinos La Guerra de los Seis Días cambió la relación de fuerzas en el conflicto árabeisraelí. Digo bien, porque hasta ese momento no era un conflicto palestino-israelí. Los árabes de Palestina se llamaban “árabes de Palestina”, no “palestinos”. La

42


diferencia es importante. Como señalamos en la primera entrega, también los judíos se llamaban “palestinos” a sí mismos. El enfrentamiento se daba entre el Estado de Israel y todos los Estados árabes que habían intentado destruirlo desde antes de su nacimiento, violando la sabia y ecuánime resolución de las Naciones Unidas que ordenaba la erección de un Estado árabe y un Estado judío, lado a lado, con vínculos económicos fraternales. Esa partición, votada en la Asamblea General el 29 de noviembre de 1947, se basaba en la distribución demográfica de entonces. A los árabes se les otorgaba sus principales ciudades (y casi todos los sitios bíblicos, además); a los judíos, sus ciudades, colonias y la mayor parte del desierto. Los judíos lo celebraron, aunque muchos con tristeza, porque se quedaban sin porciones ligadas a su historia nacional y religiosa. La guerra que los Estados árabes se empecinaron en llevar adelante, con el manifiesto propósito de realizar una matanza “que pusiera en ridículo a Gengis Khan”,

produjo

una

catástrofe

a

ellos

mismos.

Hasta

el

día

de

hoy

es

sorprendente la falta de autocrítica por parte de esos Estados: iniciaron un conflicto cruel

e

innecesario,

se privaron de

tener un vecino

moderno y

estimulante como Israel y ocasionaron el sufrimiento de sus hermanos más débiles radicados en Palestina. Además, no realizaron esfuerzos para integrarlos, sino que los persiguieron, discriminaron y hasta asesinaron en forma masiva, como en el Septiembre Negro de 1971. Allí cayeron más árabes palestinos por las balas jordanas y sirias que en todos los enfrentamientos con Israel. Antes y después cientos de miles tuvieron que pasar varias generaciones en campamentos, mantenidos por la limosna internacional. Es el único caso de un alto cupo de refugiados que no pudo ser resuelto en tantas décadas, pese a la inversión multimillonaria que nutrió a una burocracia enorme y corrupta. Se convirtieron en un material humano que recibe caudalosas inyecciones diarias de victimización y resentimiento. Por lo cual quedan imposibilitados de trabajar en forma sostenida hacia un futuro mejor. El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, adquirió un fuerte liderazgo gracias a su empeño panarabista, su acercamiento con la Unión Soviética y su alianza con los países no alineados (entre los que figuraban países cuya no alineación al capitalismo o al comunismo era una grosera hipocresía, como China, Cuba o Yugoslavia). Consiguió formar con Siria la República Árabe Unida, que era el comienzo de una federación destinada a unir todo el mundo árabe. Su propósito no entraba en contradicción con la existencia de Israel, según entendió este país, 43


y David ben Gurión le propuso integrarse a su proyecto. Nasser no quiso ni siquiera escucharlo y redobló su agresividad. Bloqueó el Estrecho de Tirán, que permite el acceso al Golfo de Akaba, y de esa forma pretendió matar el puerto israelí de Eilat. Manifestó que ansiaba convertir en realidad el sueño de "arrojar a los judíos al mar" mediante la demolición de Israel, como lo testimonia la prensa de entonces. Compró gran cantidad de armas para llevar a cabo ese propósito. Las súplicas internacionales destinadas a evitar otro genocidio resultaron estériles. Iba a realizar su ataque mediante una pinza mortal: Egipto desde el sur y Siria desde el norte. Siria expresó su acuerdo mediante disparos cotidianos desde las alturas del Golán contra las poblaciones israelíes que rodeaban el bíblico lago de Galilea. Aba Eban, canciller de Israel, recorría angustiado las principales capitales del mundo para rogar que disuadieran al presidente egipcio. Fue inútil, porque Nasser llegó al extremo de exigir que las Naciones Unidas retirasen las tropas que evitaban los choques entre ambos países; quería tener libre la ruta de su masivo ataque bélico. Ante un mundial estupor, el entonces secretario general de la ONU, el birmano U Thant, le dio el gusto y ordenó la evacuación de esas tropas. Nasser tenía luz verde para iniciar los combates. No sólo los judíos, sino millones de personas se conmovieron ante la inminencia de una tragedia que reproduciría el Holocausto. Fue entonces cuando estalló la Guerra de los Seis Días, porque horas antes del colosal ataque árabe la aviación israelí tomó la iniciativa y pudo cambiar el curso de la historia. Al principio las emisoras árabes mintieron a sus audiencias informando sobre inexistentes triunfos. El primer ministro de Israel, Levy Eshkol, pidió al rey Husein de Jordania que no se incorporase a la agresión de Egipto y Siria, porque Israel no quería un tercer frente. Pero Husein, presionado por Nasser, avanzó sobre Jerusalén y otros puntos de la larga y accidentada frontera. Entonces Israel, luego de aplastar a egipcios y sirios, tuvo que dirigirse también contra los jordanos. En esa contienda les arrebató Cisjordania, que usurpaban desde 1948. La opinión pública internacional no podía salir del asombro. El diminuto Israel volvía a ganar. En los organismos internacionales el bloque comunista, aliado con los árabes, puso el grito en el cielo y exigió la devolución incondicional de los territorios conquistados, sin tener en cuenta –¡de nuevo!– la responsabilidad de Egipto, Siria y Jordania, ni exigir que firmasen la paz. Los verdaderos territorios conquistados eran la península del Sinaí y las alturas del Golán, que no se consideraban parte de Palestina desde el trazado de fronteras que realizaron, con cierta arbitrariedad, las potencias coloniales luego del desmembramiento del

44


Imperio Otomano. Técnicamente, Cisjordania y Jerusalén fueron liberadas de la ilegítima ocupación jordana, y la Franja de Gaza de la ocupación egipcia: los israelíes no lucharon contra los árabes-palestinos, sino contra Estados árabes poderosos que ocupaban buena parte de la Palestina histórica. Ya es hora de disipar esta confusión. No obstante su victoria, Israel propuso grandes devoluciones territoriales a cambio de la paz. Como respuesta, la Liga Árabe se reunió en Jartum y, estimulada por Nasser, escupió a Israel los famosos Tres Noes: No a las negociaciones con Israel, No al reconocimiento de Israel, No a la paz con Israel. Es decir, continuar con el odio y los enfrentamientos. Israel, por el contrario, decidió en forma unilateral que todas las mezquitas y los lugares sagrados del islam fueran administrados por autoridades musulmanas. Las ciudades

y

aldeas

democráticamente

árabes

electos,

debían muchos

estar de

a los

cargo

de

cuales,

intendentes

como

el

de

árabes Belén,

permanecieron en el cargo durante décadas y mantuvieron excelentes relaciones con el Gobierno israelí. Cientos de miles de árabes de Gaza y Cisjordania encontraron trabajo en las poblaciones de Israel. Los benefició el turismo, que habían desconocido hasta entonces. Parte significativa de sus productos eran comprados por los mismos israelíes. Se registraron encuentros entre judíos y árabes

que

habían

sido

amigos

antes

de

1948

e

incluso

se

celebraron

casamientos mixtos. Después de la Guerra de Iom Kipur, en 1973 (también iniciada por Egipto), el nuevo presidente de Egipto, Anuar el Sadat, empezó a reconocer que no tenía sentido negar la existencia de un país tan sólido como Israel. Ante la sorpresa universal,

decidió

visitar

Jerusalén.

Aunque

esperaba

ser

bien

recibido,

no

esperaba que lo aplaudieran y agasajaran con una lluvia de júbilo y gratitud. Empezaron las negociaciones con el duro Menajem Beguin y, en menos de un año, se firmó la paz entre ambos países. A cambio de la paz, Beguin aceptó entregar hasta el último grano de arena del desierto del Sinaí. Y no sólo arena: entregó aeropuertos, pozos de petróleo, rutas, centros turísticos y hasta ordenó la evacuación de la populosa ciudad de Yamit, construida entre Gaza y el Sinaí, para que nada de Israel permaneciera en territorio egipcio. El encargado de evacuar por la fuerza a los colonos judíos fue Ariel Sharón. Este general no imaginaba que, mucho después, debería repetir el operativo en la Franja de Gaza. Con esta cesión de tierras equivalentes a casi tres veces el tamaño de Israel, caía la acusación de su vocación expansiva, por lo menos entre quienes piensan con 45


lógica. Por supuesto que esta paz fue duramente condenada por todos los demás países árabes. En el tratado con Egipto, Israel prometió la autonomía de los árabes que habitaban Gaza y Cisjordania. Autonomía significaba otorgarles el manejo de todas las áreas, menos la defensa y las relaciones exteriores. Es decir, no llegaban a la independencia ni a la soberanía. Así lo entendió Beguin, pero seguramente Sadat pensaba que la autonomía conduciría, de forma inexorable, a la independencia. La idea de los dos Estados que viven y prosperan uno al lado del otro, que nació en la saboteada partición de 1947, resucitaba con fuerza. Gracias al contacto directo con los israelíes, que resultaba inspirador, los árabes de Palestina tomaron conciencia de su identidad nacional y se aplicaron a la conformación de una narrativa que les otorgase respaldo. Es de Palestina”, no “palestinos”. La diferencia es importante. Como señalamos en la primera entrega, también los judíos se llamaban “palestinos” a sí mismos. El enfrentamiento se daba entre el Estado de Israel y todos los Estados árabes que habían intentado destruirlo desde antes de su nacimiento, violando la sabia y ecuánime resolución de las Naciones Unidas que ordenaba la erección de un Estado árabe y un Estado judío, lado a lado, con vínculos económicos fraternales. Esa partición, votada en la Asamblea General el 29 de noviembre de 1947, se basaba en la distribución demográfica de entonces. A los árabes se les otorgaba sus principales ciudades (y casi todos los sitios bíblicos, además); a los judíos, sus ciudades, colonias y la mayor parte del desierto. Los judíos lo celebraron, aunque muchos con tristeza, porque se quedaban sin porciones ligadas a su historia nacional y religiosa. La guerra que los Estados árabes se empecinaron en llevar adelante, con el manifiesto propósito de realizar una matanza “que pusiera en ridículo a Gengis Khan”,

produjo

una

catástrofe

a

ellos

mismos.

Hasta

el

día

de

hoy

es

sorprendente la falta de autocrítica por parte de esos Estados: iniciaron un conflicto cruel

e

innecesario,

se privaron de

tener un vecino

moderno y

estimulante como Israel y ocasionaron el sufrimiento de sus hermanos más débiles radicados en Palestina. Además, no realizaron esfuerzos para integrarlos, sino que los persiguieron, discriminaron y hasta asesinaron en forma masiva, como en el Septiembre Negro de 1971. Allí cayeron más árabes palestinos por las balas jordanas y sirias que en todos los enfrentamientos con Israel. Antes y después cientos de miles tuvieron que pasar varias generaciones en campamentos, mantenidos por la limosna internacional. Es el único caso de un alto cupo de 46


refugiados que no pudo ser resuelto en tantas décadas, pese a la inversión multimillonaria que nutrió a una burocracia enorme y corrupta. Se convirtieron en un material humano que recibe caudalosas inyecciones diarias de victimización y resentimiento. Por lo cual quedan imposibilitados de trabajar en forma sostenida hacia un futuro mejor. El presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, adquirió un fuerte liderazgo gracias a su empeño panarabista, su acercamiento con la Unión Soviética y su alianza con los países no alineados (entre los que figuraban países cuya no alineación al capitalismo o al comunismo era una grosera hipocresía, como China, Cuba o Yugoslavia). Consiguió formar con Siria la República Árabe Unida, que era el comienzo de una federación destinada a unir todo el mundo árabe. Su propósito no entraba en contradicción con la existencia de Israel, según entendió este país, y David ben Gurión le propuso integrarse a su proyecto. Nasser no quiso ni siquiera escucharlo y redobló su agresividad. Bloqueó el Estrecho de Tirán, que permite el acceso al Golfo de Akaba, y de esa forma pretendió matar el puerto israelí de Eilat. Manifestó que ansiaba convertir en realidad el sueño de "arrojar a los judíos al mar" mediante la demolición de Israel, como lo testimonia la prensa de entonces. Compró gran cantidad de armas para llevar a cabo ese propósito. Las súplicas internacionales destinadas a evitar otro genocidio resultaron estériles. Iba a realizar su ataque mediante una pinza mortal: Egipto desde el sur y Siria desde el norte. Siria expresó su acuerdo mediante disparos cotidianos desde las alturas del Golán contra las poblaciones israelíes que rodeaban el bíblico lago de Galilea. Aba Eban, canciller de Israel, recorría angustiado las principales capitales del mundo para rogar que disuadieran al presidente egipcio. Fue inútil, porque Nasser llegó al extremo de exigir que las Naciones Unidas retirasen las tropas que evitaban los choques entre ambos países; quería tener libre la ruta de su masivo ataque bélico. Ante un mundial estupor, el entonces secretario general de la ONU, el birmano U Thant, le dio el gusto y ordenó la evacuación de esas tropas. Nasser tenía luz verde para iniciar los combates. No sólo los judíos, sino millones de personas se conmovieron ante la inminencia de una tragedia que reproduciría el Holocausto. Fue entonces cuando estalló la Guerra de los Seis Días, porque horas antes del colosal ataque árabe la aviación israelí tomó la iniciativa y pudo cambiar el curso de la historia. Al principio las emisoras árabes mintieron a sus audiencias informando sobre inexistentes triunfos. El primer ministro de Israel, Levy Eshkol, pidió al rey Husein de Jordania que no se incorporase a la agresión de Egipto y Siria, porque Israel no quería un tercer

47


frente. Pero Husein, presionado por Nasser, avanzó sobre Jerusalén y otros puntos de la larga y accidentada frontera. Entonces Israel, luego de aplastar a egipcios y sirios, tuvo que dirigirse también contra los jordanos. En esa contienda les arrebató Cisjordania, que usurpaban desde 1948. La opinión pública internacional no podía salir del asombro. El diminuto Israel volvía a ganar. En los organismos internacionales el bloque comunista, aliado con los árabes, puso el grito en el cielo y exigió la devolución incondicional de los territorios conquistados, sin tener en cuenta –¡de nuevo!– la responsabilidad de Egipto, Siria y Jordania, ni exigir que firmasen la paz. Los verdaderos territorios conquistados eran la península del Sinaí y las alturas del Golán, que no se consideraban parte de Palestina desde el trazado de fronteras que realizaron, con cierta arbitrariedad, las potencias coloniales luego del desmembramiento del Imperio Otomano. Técnicamente, Cisjordania y Jerusalén fueron liberadas de la ilegítima ocupación jordana, y la Franja de Gaza de la ocupación egipcia: los israelíes no lucharon contra los árabes-palestinos, sino contra Estados árabes poderosos que ocupaban buena parte de la Palestina histórica. Ya es hora de disipar esta confusión. No obstante su victoria, Israel propuso grandes devoluciones territoriales a cambio de la paz. Como respuesta, la Liga Árabe se reunió en Jartum y, estimulada por Nasser, escupió a Israel los famosos Tres Noes: No a las negociaciones con Israel, No al reconocimiento de Israel, No a la paz con Israel. Es decir, continuar con el odio y los enfrentamientos. Israel, por el contrario, decidió en forma unilateral que todas las mezquitas y los lugares sagrados del islam fueran administrados por autoridades musulmanas. Las ciudades

y

aldeas

democráticamente

árabes

electos,

debían muchos

estar de

a los

cargo

de

cuales,

intendentes

como

el

de

árabes Belén,

permanecieron en el cargo durante décadas y mantuvieron excelentes relaciones con el Gobierno israelí. Cientos de miles de árabes de Gaza y Cisjordania encontraron trabajo en las poblaciones de Israel. Los benefició el turismo, que habían desconocido hasta entonces. Parte significativa de sus productos eran comprados por los mismos israelíes. Se registraron encuentros entre judíos y árabes

que

habían

sido

amigos

antes

de

1948

e

incluso

se

celebraron

casamientos mixtos. Después de la Guerra de Iom Kipur, en 1973 (también iniciada por Egipto), el nuevo presidente de Egipto, Anuar el Sadat, empezó a reconocer que no tenía 48


sentido negar la existencia de un país tan sólido como Israel. Ante la sorpresa universal,

decidió

visitar

Jerusalén.

Aunque

esperaba

ser

bien

recibido,

no

esperaba que lo aplaudieran y agasajaran con una lluvia de júbilo y gratitud. Empezaron las negociaciones con el duro Menajem Beguin y, en menos de un año, se firmó la paz entre ambos países. A cambio de la paz, Beguin aceptó entregar hasta el último grano de arena del desierto del Sinaí. Y no sólo arena: entregó aeropuertos, pozos de petróleo, rutas, centros turísticos y hasta ordenó la evacuación de la populosa ciudad de Yamit, construida entre Gaza y el Sinaí, para que nada de Israel permaneciera en territorio egipcio. El encargado de evacuar por la fuerza a los colonos judíos fue Ariel Sharón. Este general no imaginaba que, mucho después, debería repetir el operativo en la Franja de Gaza. Con esta cesión de tierras equivalentes a casi tres veces el tamaño de Israel, caía la acusación de su vocación expansiva, por lo menos entre quienes piensan con lógica. Por supuesto que esta paz fue duramente condenada por todos los demás países árabes. En el tratado con Egipto, Israel prometió la autonomía de los árabes que habitaban Gaza y Cisjordania. Autonomía significaba otorgarles el manejo de todas las áreas, menos la defensa y las relaciones exteriores. Es decir, no llegaban a la independencia ni a la soberanía. Así lo entendió Beguin, pero seguramente Sadat pensaba que la autonomía conduciría, de forma inexorable, a la independencia. La idea de los dos Estados que viven y prosperan uno al lado del otro, que nació en la saboteada partición de 1947, resucitaba con fuerza. Gracias al contacto directo con los israelíes, que resultaba inspirador, los árabes de Palestina tomaron conciencia de su identidad nacional y se aplicaron a la conformación de una narrativa que les otorgase respaldo.

49


Brebe historia de Israel y Palestina

Los árabes tardaron tomar conciencia de su propia identidad

2° Parte de la historia de Israel y Palestina

La presencia Judia en tierra santa

Primera Guerra mundial

Los nacionalism os Judíos

Guerra de los seís dIas 1967

El nuevo Gobierno encabezado, por Manachem

1973 Guerra de Yom kippur

1977:El surgimiento de la derecha Israelí

Un grupo de soldados Egipcios plantan su bandera en Sinaí

Conflicto de Gaza

1979: Paz entre Israel y Egipto

EspañaIsrael

1920-1948 Mandato Británico

1982:Israel invade el líbano

Preguntas para entender por qué pelean Israelíes y palestinos

1987:Intifad a Palestina

1991: cumbre de madrid

La polémica de Sharon 2000: Segunda Intifada

50

1992: Los acuerdos de Oslo


año

Número de muertes Israelíes

2001

187

2001

17

2001

2

2002

337

2002

71

2002

9

2003

147

2003

32

2003

4

350

337

300

250

200

187

n° muertes n° muertes2

150

n muertes

147 71

100 17

2

9 32

50

4 n muertes n° muertes2

0 2001

n° muertes 2002

2003

51


2001 148 2001 350

500 500

2001 40 2001 18 2001 31 2002 500

450 403 400 350 358 350

n° muertes palestinas

300

n° de muertes palestinas

2002 52

250

n° de muertes palestinas2

2002 53

200

n° de muertes palestinos

2002 35 2002 65

2003 403

148

2003 43 2003 58

n| de muertes palestinas

150 100

2003 21

50

2003 24

0

53 65 31 52 58 40 24 18 43 21 n| de muertes… n° de muertes… n° de muertes… n° de muertes… n° muertes…

52


Conclusión: El conflicto de Franja de gaza que involucra a los Israelíes y palestinos ha tenido por muchos años trágicas consecuencias cobrando muchas vidas humanas día tras días de dicho conflicto, disputando lugares que ambos no lo tienen claro. Cómo por ejemplo: la división de Jerusalén ya que ambos creen que les pertenece y ha sido un motivo de conflicto y lo seguirá

siendo ya que Israel

dice que allí será construida la ciudad santa de Dios y cómo bíblicamente ellos son el pueblo escogidos por Dios ellos serán quienes la construyan. Hasta ahora Jerusalén está dividida en Jerusalén oriental y occidental pero también existen grupos terroristas quienes se encargan de cada día buscar nuevas estrategias para no terminar este conflicto y no dejar vivir en paz principalmente a Israel ,cómo el grupo Hamas que apoya a los palestinos. Sí estamos lejos de pensar que entre estos territorios algún día llegarán a encontrar la paz lo que sí puedo decir que Israel siendo un país pequeño a ganado muchas guerras y recuperado territorios que antes le pertenecieron y lamentablemente no tengo una visión optimista de que estos países llamémoslo así aunque palestina no tiene aún en este siglo un estado independiente consigan vivir la paz tan anhelada y deseada por todo el mundo.

53


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.