Bienvenidos a este nuevo número del Faro del Ermitaño. Este número se ha tardado meses y meses en ser cocinado por razones tan variadas que sería tedioso para nuestros queridos lectores enumerarlas. Pero sabemos que el tiempo es perfecto y todo sucede cuando debe hacerlo.
Nuestros escritores han estado al pie del cañón esperando con ansias poder abrir su corazón y compartir sus maravillosos artículos con ustedes. En esta ocasión hay tres artículos que me parecen maravillosos y espero que los apasionen tanto como a mí. El primero es sobre el Arcángel de la Justicia, Raguel. Escrito por la luminosa y bella Paty Tanus. A quien por cierto les recomiendo mucho seguir en su canal de radio y diversas páginas de Internet. El segundo articulo es maravilloso. Se llama, los CINCO PASOS PARA SANAR A UNA MUJER HERIDA. Y vaya si es un tema importante y maravillosamente escrito por nuestra nueva colaboradora Lizbeth Marines. Y por último, una de nuestras colaboradoras estrella, la muy querida Magos Larios nos comparte una excelente idea pare disfrutar y agradecer cada día del año, si bien es un articulo pensado para los primeros días del año, creo que siempre es un momento para dar gracias por todo lo vivido. La portada y algunas de las ilustraciones son cuadros de la maravillosa Remedios Varo. Espero de todo corazón que disfruten tanto de este número como nosotros al hacerlo.
Con todo cariño Sasha Cueto
Raguel es el Arcángel que nos ayuda para mantener nuestras relaciones interpersonales en armonía. Él nos inspira a vivir en el perdón, la paz y la calma con nuestros familiares, amigos e incluso con la sociedad en general. También nos ayuda a sanar los malos entendidos. Puede ayudarnos a atraer amigos maravillosos que nos traten con respeto e integridad. El Arcángel Raguel activa la armonía con su luz, y nos orienta a tener relaciones prosperas y duraderas sean estas de amistad, románticas, familiares y de negocios. Algunas veces sana instantáneamente las relaciones y otras veces te envía orientación intuitiva, esto depende de tu aprendizaje de vida y de tu libre albedrío. Cuando aparece Raguel Arcángel, podrás reconocer su presencia y guía como sentimientos perceptivos, pensamientos, visiones o signos que te lleven a dar pasos saludables en tus relaciones. Con su ayuda seguramente lograrás resolver problemas de pareja en una manera más pacífica y justa para ambas partes. A Raguel Arcángel le importa mucho la relación que tengas contigo mismo, por ello facilita el dialogo interior a fin de que sanes tu autoestima y te mantengas en perfecta armonía.
Permíteme compartir contigo que Raguel significa “Amigo de Dios” y en el libro apócrifo de Enoch, se menciona al Arcángel Raguel como uno de los siete principales Arcángeles, ya que Raguel es considerado el arcángel del orden, la imparcialidad, la armonía y la justicia. También maneja las relaciones entre ángeles y humanos. Se dice que él es quien se recibe las indicaciones de Dios y las distribuye entre los Ángeles y Arcángeles a fin de que todo se lleve a cabo en el orden divino. Se ha llegado a considerar que dentro de las características que distinguen a Raguel Arcángel, esta su velocidad. Pues ni los mismos arcángeles logran percibirlo mientras él comparte los mensajes divinos encomendados. A Raguel Arcángel lo podemos considerar como el jefe del departamento que recibe órdenes de trabajo desde la Fuente Divina, y las distribuye entre los ángeles y arcángeles. Quienes han llegado a verlo en un estado de paz, lo describen como un ser alto, viste una túnica larga en tonos azules. Es un esencia divina muy centrada, dedicado a las enseñanzas; Raguel es un ángel muy centrado, generalmente es re-
presentado con una pluma, un libro y con unas alas de color azul oscuro, como el azul profundo del mar. Él por lo regular llega a tu vida cuando es momento de reorganizar prioridades, metas y también cuando requieres ponerte en acción. Cuando él aparece se desvanece la indecisión, la ineficiencia e incluso la ociosidad. Por otro lado Raguel, es también considerado el Arcángel que cuida el hogar y la familia. Se ocupa de dar luz y guía a los grupos familiares para que exista una buena comunicación, basada en los valores como: respeto, comprensión, compasión, entendimiento, y responsabilidad compartida. Es por esta razón que se le suele llamar “el Arcángel de la Justicia y la imparcialidad”. A Raguel es el ángel ideal para los desvalidos y puede ayudar a que quienes se sienten desairados o maltratados, otorgándoles autoestima y respeto. La estación del año en donde más se manifiesta Raguel Arcángel es en otoño, y nos ayuda a comprender el verdadero sentido del desapego, ayudándonos a liberar nuestras cargas energéticas a través del perdón y la comprensión.
HACIENDO CONTACTO Busca un lugar tranquilo, ten a la mano una libreta de notas personales, un bolígrafo y ambienta tu espacio con una velita de color blanca o azul, así mismo te recomiendo pongas un poco de música suave que te ayude a concentrar tu atención. Recuerda que es muy importante apagar nuestros equipos de comunicación, a fin de no ser interrumpidos en la meditación de conexión con el Arcángel Raguel.
Ahora que tienes todo listo, cierra por un momento tus ojos y has de 3 a 5 respiraciones profundas, esto te ayudará a estar mas receptivo ante la respuesta de los ángeles. Conforme vas haciendo las respiraciones profundas, comienza a llamar al Arcángel Raguel, diciendo: Arcángel Raguel, invoco tu presencia de luz divina, asísteme, guíame, ayúdame a: (di tu necesidad). Gracias amado Raguel. Y espera a recibir alguna señal, esta puede ser a través de una imagen que venga a tu mente, algún sonido, una sensación, algún aroma, todo es válido, toma nota de todo lo que venga a ti, a través de tus 5 sentidos. Confía en que la respuesta está llegando a ti. Tomate un momento para leer tus notas y escribir con más detalle todo lo que consideres importante. Una vez que hayas terminado con tus anotaciones, puedes apagar la vela, y da las gracias a Raguel por su guía divina. Este ejercicio lo podrás hacer en cada momento que requieras tomar una decisión importante o recuperar la armonía contigo o con los que te rodean. Es mi deseo que el Arcángel Raguel te ayude a liberarte de las cargas del pasado y encuentres la armonía y la paz en tu interior.
Yo Soy Patricia Tanus La luz sea contigo.
CINCO PASOS PARA SANAR A UNA MUJER HERIDA Por: Lizbeth Marines Verdiguel Paso I. Encuentre a la Mujer Herida: “…Sinceramente y con compasión voltee y le dije a mi amiga que me acompañaba, ¡pobre mujer, tiene una cara de sufrimiento!, mi amiga volteo preguntando ¿de qué mujer hablas?, de la que está atrás del vidrio, contesté. ¿Estás bromeando verdad?, no, no bromearía con eso. Me miro muy seria, y me dijo, amiga eso no es un vidrio, es un espejo…” Testimonio de Terapia Pareciera obvio, pero no es así, las Mujeres Heridas, suelen refugiarse muy bien para no mostrar su herida y así estar a merced de que alguien más vuelva a lastimarlas. Las Mujeres Heridas por lo regular “funcionan” bastante bien hacia el mundo exterior, trabajan, estudian, son madres, amigas, esposas, hijas… y la gran mayoría hasta puede destacarse porque lo hace todo y muy bien. Pero no se vayan a ir con la “finta”, la Mujer Herida lleva un dolor muy grande en su corazón, que la hace desangrarse todos los días y que un buen día, así sin más puede colapsar. En una crisis nerviosa, un ataque de pánico, un arranque de Ira, una depresión profunda o en el desinterés sobre sí misma y la vida. Los primeros síntomas suelen aparecer en su cuerpo, migrañas, dolores crónicos, problemas en su ciclo menstrual, insomnio o somnolencia, falta de apetito o hambre desmedida, mareos, alergias, etc. que van mermando en menor o mayor medida su posibilidad para disfrutar de las cosas de la vida.
Si uno se fija bien observará con facilidad los síntomas más profundos que se manifiestan en su alma; depresión, agotamiento mental y emocional, ansiedad, mal humor, tristeza, incapacidad, dependencia, soledad, celos, sobredemandas… y/o en su espíritu; incredulidad, desconfianza, falta de Fe, agobio, desesperanza, desilusión, falta de creatividad, aburrimiento… la lista puede ser interminable pero al igual que los síntomas físicos o aunado a ellos, la infelicidad y la obscuridad se instalan en su corazón y una vez que se “acomodan” ahí , por lo regular, ninguna puede ignorarlos por más que lo intente.
Así es que si te reconoces como una Mujer Herida o conoces a alguna y crees que ya es tiempo de sanar. Lo primero que hay que hacer es aceptar amorosamente que ves la Herida, que quizá no sabes hace cuanto que está ahí, que tan grande o profunda es, quien la causo, su lugar es indeterminado o misterioso, sin embargo, ya no debes ignorar la sangre, está ahí, cada síntoma es una gota que delata su condición. El corazón, el cuerpo, el alma y puede ser que hasta tu espíritu estén heridos. Mirarse a sí misma o a otra mujer con compasión y aceptar que quizá no sabemos bien cuál es la Herida, pero sí que la podemos sentir y vivir, desvelan el secreto y nos permiten asumir con toda la valentía posible: ¡Si estoy Herida!
Paso II. Valide la gravedad de la Herida: No sabía cuánto me dolía… hasta que me dejo de doler… Testimonio de Terapia Sólo la Mujer Herida sabe dónde le duele. Así de simple y complejo. Así es que no importa hace cuanto paso, que paso o cómo paso, hay que hablarlo, hay que validar, por muy pequeña que sea la Herida, que tanto duele, desde cuando la traemos, que o quien nos la causo, cómo es que ahora aún duele, cómo la descuidamos, ¿ha crecido o encogido?, cómo le hacemos hoy día para soportarla, que hemos hecho para ocultarla, para que la seguimos trayendo abierta, etc. Las Mujeres necesitamos hablar, hablar y hablar, sincerarnos, confesarnos y vaciarnos de nuestros “males”, decirnos primero a nosotras mismas y escuchar lo que hemos callado; pero aún es más sanador cuando tenemos un testigo leal y amoroso que nos escuche, lo mismo para consolar nuestras lágrimas que para apoyarnos en nuestra ira. Necesitamos hablar de todo lo que nos aqueja, todo lo que hemos callado por pena, culpa, miedo o vergüenza. Así que lo ideal es que encontremos a una buena “enfermera (o) del alma”, que nos ayude a limpiar la herida, hacerle sus curaciones aunque duelan y poner bálsamos o vendas mientras dura el proceso de sanación, que pueda estar ahí como una escucha empática que nos muestre lo que ve, siente y piensa de lo que decimos sin juicio, ni critica pero si con honestidad y comprensión. Puede ser una amiga (o), hermana(o), esposo, amante, maestra (o), sacerdote, médico, terapeuta o psicoterapeuta, no importa quién sea, lo único realmente importante es la confianza y que se le dedique el tiempo suficiente a esta labor. Es de señalar que en éste paso habrá miedo, dolor, angustia, ganas de negarlo todo y volver a “estar bien”, ganas de evadir y olvidar, de hacer “borrón y cuenta nueva”. Seamos pacientes y amorosos, pero firmes, una vez comenzado el proceso de sanación no se puede dar marcha atrás o lo único que habremos logrado será hacer más profunda la Herida.
Paso III. Drene …Fluir, fluir para vivir… fluir, fluir para no morir… Canción Popular Una vez activado el proceso de sanar, se tendrá que pasar por el doloroso paso de drenar. Una herida que tiene tiempo de no ser atendida suele supurar. Las heridas del corazón y el alma contienen mucha pus: Dolor añejo, rabia, despecho, invalidez, soledad, traición, falta de apoyo, incomprensión, tristeza, anhelos, engaños, culpas, propias y ajenas que la han hacho cada vez más dolorosa. Acompañadas de emociones sin expresar y malos hábitos que no nos dejan sanar. Sé que al principio hacer algo diferente o nuevo es difícil, pero una vez que se encuentra la forma ya no lo es tanto. Y lo primero a lo que hay que encontrarle forma es a expresar las emociones. El lugar de cada emoción esta en el exterior, drenar es sacarlo todo por más doloroso, feo o maloliente que parezca. No se trata de herir ahora porque a mí me la hicieron o de venganza, pero sí se trata de dejar afuera lo que me carcome por dentro, así es que hay que buscar formas creativas para expresar las emociones sin dañar a otros o perpetuar nuestro daño: Hacer cartas, llorar y llorar (aunque “no solucione nada”), romper papel, pegarle a un cojín, morder una toalla, gritar dónde no me sienta expuesta, abrazar, reír por “tonterías”, disfrutar de pequeños placeres, guardar silencio cuando sea necesario, dibujar, correr, plasmar mi sentir en cualquier forma de arte. En fin, cualquier manera que me permita expresar lo que ha sido necesario decir y dejarlo ir.
Dejar ir todo lo que se siente será lo que toca en éste paso. Algunas
mujeres se aferran al dolor porque no conocen otra forma de vida, o lo más triste porque creen que se lo merecen. Es cierto que cuando dejamos ir el pasado, se va una parte de nosotros, pero lo que realmente suele estar detrás de no dejar ir es la tremenda responsabilidad que nos queda. Me explico, cuando nos enfrentamos a una pérdida, termina algo tal y como lo conocemos para comenzar algo que aún no sabemos qué es, lo que suele traernos un estado de incertidumbre, por más auspicioso que sea el futuro, es desconocido y por lo tanto visto así es pasar de un miedo conocido (la Herida del pasado) a un miedo futuro (qué voy a ser y hacer sin mi herida). Suena poco lógico, lo sé, pero recordemos que
“el Alma tiene formas que la
razón desconoce”. Fluir es soltarnos al presente, abrazando fuertemente la vida del ahora, lo que paso nos paso, pero ya pasó. El hoy, nos lleva a darnos cuenta de ¿cómo lo sigo viviendo?, ¿cómo lo recreo?, ¿cómo me sigo hiriendo?, ¿cómo sigo permitiendo que me hieran? Quizá en el pasado no supe, no pude, no quise, no tuve opción, no lo intente o ni siquiera sabía cómo no herirme o que me hirieran. Pero hoy puedo hacerme responsable, esto es amarme lo suficiente para tomar fortaleza interna para no seguir hiriéndome ni permitir que me hieran. Ya puedo hacerme cargo de mi y de mi autocuidado, esto es; si no sé averiguo, si no puedo busco quién sí o por lo menos lo intento, puedo evaluar y tomar decisiones y si aún no, busco quién me ayude a ver mi conveniencia , tengo más opciones y herramientas que en el pasado y si no, las busco, las aprendo, las tomo prestadas, las creo o las invento, ya no hay forma, por mucho que estemos acompañadas y protegidas por personas que nos quieran, la vida se vive en solo y sólo nos pertenece a nosotras, nadie más puede ni tiene porque hacerse cargo.
Paso IV: Zurza Zurcir se refiere a coser lo que se ha roto o rasgado juntando los pedazos. Diccionario Lo que toca ahora es aprender a zurcir, por que como bien reza la sabiduría popular, no es igual a coser, las mujeres saben que cuando uno zurce algo, siempre queda una huella que muestra la diferencia entre el antes y el ahora. Tendremos que comenzar la labor, como decían las abuelas, lo antes posible. Habrá que juntar nuestros pedazos, los que ahora sabemos nuestro, lo auténtico que fue desgarrado y que queda después de hablar, fluir y drenar. Ahora quizá tengamos que cortar un poco más para darle forma a lo que se ha roto, habrá que tomar retazos de otras telas o adquirir nuevas que se le parezcan mucho, pero que sean nuevas y de calidad, hilo resistente y aguja. Por poner un ejemplo, tomemos la tela que queremos zurcir -ya puedes reconocer a la mujer alegre, innovadora y comprometida que hay en ti-, cortamos lo que sigue dañando o simplemente ya sobra -tienes el mal hábito de ser demasiado indulgente contigo misma y no puedes ser constante con lo que deseas hacer-, para ello primero tomamos tela nueva que le convine es decir un nuevo hábito que te ayude a sanar o que te traiga una buena medicina para tu corazón -cantar para expresar tu alegría, meditar y/o caminar todos los días para activar tu energía y romper la indulgencia, dedicarle una hora a hacer arte una vez a la semana para cultivar tu parte innovadora- Una vez con estos materiales, hay que tomar la aguja de la creatividad y el hilo de la disciplina (constancia y orden) y simplemente comenzar ¡no se puede aprender a nadar desde la orilla de la alberca! Así es que hazlo, agrega un pedacito de tela nueva, crea y en poco tiempo tendrás un gran tapiz de vida nueva, divertida y emocionante, que te permitirá sentirte nueva y orgullosa de portar con dignidad sus costuras.
Paso V: Ingrese al “Clan de la Cicatriz” Algunas mujeres esperan que algo cambie y como nada lo hace, cambian ellas. André Lorde Cuando comenzamos el camino de la sanación, nos sentimos profundamente perdidas y solas. Sin embargo, cuando lo recorremos, nos damos cuenta de que nunca estuvimos solas y ciertamente nunca nos perdimos. El laberinto nos enredó, pero el mapa siempre estuvo en nuestro interior. La intuición, el coraje, la entrega y el instinto de sobrevivencia que en un principio nos ayudaron a esconder la vulnerabilidad de la Herida, nos conducen a su sanación y al vivir una vida plena. Disfrutable y sobre todo compartida. Me atrevería a decir que en una sociedad y un mundo dónde lo femenino ha sido tan herido, son muy pocas las mujeres que no llevan ninguna cicatriz en su corazón. Somos más las que sobrevivimos a más de una herida y afortunadas las que logramos portar nuestras cicatrices y dar testimonio de que vale
la pena emprender el camino de sanar. Si nos damos cuenta, nunca es-
tamos solas, pertenecemos como lo dice Clarissa Pinkola (otra Mujer Herida y ahora sanada que escribe maravillas que sanan) al Clan de la Cicatriz. No importa que religión, condición social, educación, edad, imagen física, cultura o familia tengamos, TODAS pertenecemos a éste clan, debemos recordar que nuestras cicatrices nos hermanan, nos solidarizan y nos comprometen a alentar a otras hermanas que aún no se dan cuenta que están Heridas o están en el camino de sanar, o a hombres que llevan una Mujer Herida en su interior, o a la sociedad misma que hiere a sus mujeres o a la Madre Tierra, a que busquen la medicina que les permitirá sanar para ingresar a éste clan, en donde TODAS somos UNA.
Cada uno de nosotros en nuestra forma de vivir, aprender y experimentar se queda con algo que impacta en lo que somos hoy, dándonos la oportunidad de vivir el aquí y el ahora por medio de esa lección aprendida y esa experiencia adquirida. A que me refiero. Simple, a que nunca podremos ser más hoy de lo que seremos mañana. Cada segundo se lleva parte de nosotros, pero al mismo
tiempo deja algo que nos ayuda en el segundo siguiente de nuestra existencia. La celebración de año nuevo es parte de nuestras tradiciones. No importa que religión profesemos, siempre hay una gran fiesta por el año que acaba y el año que comienza. ¿Han notado la cantidad de energía positiva que fluye en el aire en los días previos al año nuevo y en el mismísimo instante en que cambiamos de año? Esos momentos son absolutamente energizantes. Días antes y algunos después del año nuevo, cargados con esa energía, nos la pasamos planeando y planeando nuestros nuevos propósitos, lo cual es excelente, sin embargo, yo puedo ahora decir que después de tantos años de vivir bajo la planeación, estructura y el enfoque en resultados, esto debe tener un equilibrio. Nada de lo que deseamos se nos niega, NADA; simplemente llega cuando debe llegar, ni antes ni después porque Dios es el único que sabe cuándo realmente necesitamos lo que deseamos, ya que por mucho que planeemos, Él con su infinita sabiduría puede cambiar el curso de los planes y poner frente a nosotros un camino distinto, que será aún mejor que el que queríamos o planeábamos. Mi reflexión final de este año se resume a que nunca esperemos al año nuevo para hacer planes o iniciar algo. Cada día es un año nuevo en potencia, es una nueva oportunidad para hacer lo que deseamos, lo que nuestro corazón pide, lo que nuestra alma añora y nuestro espíritu reclama. Viviendo al máximo el último día de diciembre, es como doy gracias a las 364 oportunidades previas de cada año y que solo debemos agradecerles por lo mucho que nos dieron y lo mucho que aprendimos. Todos esos retos, enseñanzas, tropiezos, reconocimientos, metas alcanzadas, vicisitudes, lágrimas, alegrías, risas, enojos, preocupaciones, reencuentros y encuentros.
Todos tenemos una tarea respecto a esto y es muy simple: es transmitir esto. No sólo los que somos padres, pues todos somos maestros y aprendices al mismo tiempo. Vivir nuestro ahora, dar gracias por lo que tenemos, tanto lo material como lo que no puede comprar el dinero y me refiero a lo que Dios nos da todos los días al despertar y tomar conciencia de los grandes poderes que no otorga cada día como el poder de ver, hablar, escuchar, oler, saborear, caminar, abrazar, escribir, sentir. Si nos damos cuenta que esto es lo primordial para lograr todo lo que nos propongamos, las cosas llegaran por añadidura. Al ser conscientes de que tenemos estos grandes poderes y si realmente damos gracias por ellos, lo demás como lo material llegará sin problema. Nosotros tenemos el poder de manifestarlo, no nos pongamos el pie en el camino. No nos neguemos este derecho. Hace unos días antes de fin de año, me encontré en Facebook una forma de como poder estar más consciente de lo que podemos agradecer todos los días. Es muy fácil. Consíganse un frasco de vidrio
de preferencia, cualquier, si, ese que ya estaban por tirar. Decórenlo como más les guste. Y ahora lo importante. Cada día antes de irse a dormir anoten en un papelito por lo que desean agradecer de ese día. Eso que les hizo grande el día. Recuerden, no solo es algo material, sino simple, tal como una sonrisa, un abrazo o ese mensaje que nos alegró el día. Junto con el papelito pueden envolver algo con él. Ya sea una moneda, una flor, un dulce, lo que sea. Al final de este año, el 31 podrán abrir nuevamente los 364 papelitos y sus recuerditos y podrán experimentar una energía muy especial, distinta de otros años. Una idea simple pero muy poderosa para hacer fluir energía positiva y de mucho amor al final de año. ¡Suerte y bendiciones! Magos