Conexiones, entre el adentro y el afuera

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Indice 04

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DIÁLOGOS POÉTICOS

IDENTIDADES Y LUGARES HABITADOS

PREGUNTAS QUE INTERROGAN

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RESISTENCIAS RADIALES

OTROS TERRITORIOS

DERECHOS CULTURALES

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FERIAS CULTURALES

EL DERECHO A LA EDUCACIÓN

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JOVENES Y MEMORIA

EL SENTIDO POLÍTICO DE LA UNIVERSIDAD

Editores: María Chiponi, Mauricio Manchado y Rodrigo Castillo. Producción de dibujos: Sofía Cobos, Rocío De Zavaleta, Florencia Giacobbe y Lourdes Santía. Fotografías de: Silvio Moriconi, Florencia Giacobbe, Hernán Aliani, Pablo Costanzo, Paulina Antelo, Magalí Drivet. Diagramación: Malón Cooperativa Gráfica. Diseño de tapa y contratapa: Malón Cooperativa Gráfica. Realizado con el apoyo de Espacio Santafesino, Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe. Convocatoria 2016.

Coproducido por:

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Editorial ///////////////// El 2017 es un año trascendental para la historia de “Conexiones (entre el adentro y el afuera)”, una pieza comunicacional que lleva ya 7 años de existencia a partir de lo producido por personas privadas de su libertad en los talleres culturales que se realizan en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe, con el objetivo de disputarle sentidos a la prisión, tanto a su lógica institucional como a la producción de subjetividades que configura cotidianamente. “Y es trascendental porque esta edición especial se encuentra enmarcada en dos procesos colectivos que se funden en uno: el que ya viene aconteciendo desde el año 2014 con la creación del Colectivo de Talleristas en Contextos de Encierro “La Bemba del Sur”, y la realización de “El Feriante”, un documental transmedia que busca visibilizar las prácticas de los talleres culturales en las cárceles de Rosario y la circulación de sus producciones en las Ferias de la ciudad” . Por eso éste número asume algunas características singulares en su propia dinámica interna, ya que no estará compuesta solamente por notas, entrevistas y reflexiones escritas por las personas privadas de su libertad sino que tendrá un diálogo permanente con la multiplicidad de actores y actrices que intervienen en la trama cotidiana de la cárcel (profesionales, agentes penitenciarios, actores externos, docentes, estudiantes, etc.) y también con aquellos que intentan pensarla, criticarla, desmontarla, interrogarla o simplemente observarla. Tal es así que la organización de este número tiene dos instancias bien definidas: una refiere a textos producidos por los detenidos en el marco de los talleres culturales (periodismo, comunicación, filosofía) y de los coordinadores de dichos espacios describiendo un conjunto de proyectos que vienen desarrollándose en el marco del Colectivo “La Bemba del Sur” y del Programa “Educación en Cárceles” de la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario. Otra, que a partir de dichas

producciones, fueron convocados diversos invitados a producir nuevos textos que dialoguen con los escritos y proyectos en cuestión. De allí que en esta edición especial de “Conexiones…”, en sus distintas intervenciones, aparezca con insistencia la pregunta sobre lo posible, sobre las prácticas políticas y socioeducativas que aspiran al sentido emancipador de la educación en un común que acontece no de manera aislada y solitaria, sino como parte de procesos colectivos -y complejos- ,y de múltiples conexiones que se proponen tensionar los límites y los modos que se instalan para habitar esta institución desde potencias creativas, muchas veces imperceptibles. Desde aquel 2009 en que se publicó el n° 0 de la revista hasta hoy, los objetivos, convicciones y sueños siguen siendo los mismos. “Conexiones…” pretende constituirse como un espacio posibilitador, tanto de la palabra como de nuevas formas de mirarnos a nosotros mismos y romper con viejos esencialismos que nos posicionan en lugares inamovibles para los sentidos construidos en torno a la cárcel, principalmente sobre quienes transitoriamente la habitan. Conexiones entre un adentro y un afuera que se desdibujan, que en muchas ocasiones no parecen ser dimensiones separadas sino escenarios de continuidad marcados por múltiples vulneraciones de Derechos; aquellos que la puesta en juego de la(s) palabra(s) y su(s) potencia(s) intentan ejercitar haciendo estallar así los límites de los cuerpos que a pesar del encierro construyen posibilidades que interpelan nuestras naturalizaciones. En tiempos de ascensos de incertidumbres se hace indispensable fortalecer prácticas colectivas en clave de Derechos Humanos. Que disfruten de la lectura.

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Diálogos POÉTICOS

- POR LUCAS MOLINA -

Estoy tan solo en este mundo y no se para dónde agarrar, como quisiera que me lleven los ángeles y me dejen de molestar. Ya no tengo más ganas de vivir, por eso me la paso pensando en ti como quisiera que venga el ángel y que me haga revivir. Por qué nadie me escucha y me da su opinión será que estoy tan solo esperando un gran amor.

Mamá te fuiste de mis brazos causando un gran dolor. Te fuiste sin decir adiós. Dejaste a todos con un gran dolor Fue muy difícil la despedida que causó tu muerte Yo sé que estás en el cielo con ángeles buenos Ellos te cuidan y me cuidan a mi Para que mi vida no tenga un fin Ya que la vida continúa…

Abrázame, aunque sea hoy a pesar de tus mentiras para que mi mala suerte no sea cosa de todos los días.

TUMBA REJA Y AMOR

Me jugué por tu amor pero me he dado cuenta que una nueva persona en tu vida se presenta. Necesito tu calor así contento en mi celda estaré más no quiero tus mentiras siento que de a poco moriré. Es tiempo que hable mi corazón ya no puedo seguir así me gustaría no sentirme mal en la situación que no elegí.

Mucha angustia y maldad hay en este lugar Detrás de la reja hace frio y tú no estás Ven mi niña, ayúdame a escapar de esta realidad Ya no puedo soportar tanto sufrimiento y tanto dolor Me encuentro entre rejas y te lo debo a vos Me falta el aire si tu no estás Ven muñequita, sácame de este lugar. Prometo escaparme con vos si lo permite tu corazón Si te digo que te amo me ayudás a escapar Porque solo contigo yo me quiero quedar.

Lucas Molina.

Integrante de los Talleres Culturales de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario.

CUERPOS DEL CUERPO - por LAURA PERETTI « dedicado a Lucas Molina»

Queremos ser a veces lo que somos y a veces con pasión lo que no somos: difícil es trocarse en otra cosa, difícil es morir en uno mismo, y la vida parece un cataclismo con dédalos que son como de rosa”. Silvina Ocampo

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Cuerpo escritor, sumatoria de amores que no están. De palabras precisas de mirada presente de ausencias que abrazan. Cuerpo poeta, romancero rosarino. De tristezas escritas en versos de palabras dichas en radio de frecuencia de mujeres.


Cuerpo de búsquedas, soñador incansable. Filántropo en todas las estaciones corazón donde entramos todos risa libertadora. Cuerpo que llama ardiente, de recuerdos de cuna de preguntas al porvenir de agobio presente. Cuerpo de luchas en comando de amor.

Laura Peretti, Psicóloga del

Dispositivo Interdisciplinario de Salud, Ministerio de Salud de la Pcia. de Santa Fe.

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- POR JONATHAN ECHAVARRÍA -

LA REALIDAD ES CRUEL La realidad es lo que piensa la gente o la sociedad. En una sociedad llena de ignorancia se habla sin conocer. Pero la sociedad, como diría “yo”, se está equivocando, parece loca. Todos sabemos que somos libres en todo sentido, porque todos nosotros no pertenecemos a este ambiente y nos encontramos, cada vez, más cerca que nunca. Todo a su tiempo llega, yo lo vuelvo a repetir para toda la sociedad, estamos más cerca de lo que piensan; no todos somos iguales. Repito: lo último que se pierde es la fe.

Jonathan Echavarría.

Integrante de los Talleres Culturales de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario.

LA LIBERTAD, ESE AGUJERO - por SANDRA VALDETTARO -

Mirando por un agujero un pedazo de cielo, Auguste Blanqui escribe, en 1871, desde su celda de la Fortaleza de Taureau, La eternidad por los astros. La libertad -ese agujero, en su celda, por el cual accede al cielo- fusiona sacrificio con eternidad, reconciliando, así, décadas de prisión con una teoría de la revolución. Es que hay un gusto originario de la revolución por la eternidad. Como dice Rancière, “una clara analogía liga la condición del prisionero en su jaula a la del terrestre separado de miríadas de otros sistemas estelares, y la situación del revolucionario encerrado a la de los cometas vencidos por la «policía» de la gravitación terrestre” (Rancière 2002: 10). Es por ello que “… el viejo término revolución, que significaba el curso regular de los cuerpos celestes, llegó a designar, por el contrario, el trastocamiento violento

del orden que gobierna las cosas terrestres. Desde entonces, las razones no dejaron de mezclarse…. la conquista del aquí abajo con las promesas de un más allá” (Rancière 2002: 11. Cursivas nuestras). Desde entonces -entonces-, ese buscado alojamiento de la revolución en el infinito hace del cielo un saber peculiar que comparten sólo quienes resultan atravesados por ese agujero de la libertad. La hipótesis de Blanqui es la de los “choques resurrectores” por medio de los cuales los astros extinguidos recuperan su energía y se revelan como “fuerza revolucionaria, generadora inagotable de soles y de sistemas estelares nuevos” (Rancière 2002: 19/20). No es el cielo, por tanto -en esta conjetura astronómica-, una morada de dioses, sino una máquina de complejas determinaciones mecánicas y materiales que en cada choque “regenerador” activa el azar de las bifurcaciones.

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REFERENCIA:

El giro hacia la insurrección -es decir, hacia la libertad- es sólo una de sus posibilidades, y la eternidad es este eterno retorno de una ininterrumpida “necesidad de volver a lanzar los dados” (Rancière 2002: 25). Esa partida es la que gana -seguramente por mero azar- cuando una voz resulta atravesada por el agujero de la libertad. Porque, como escribe Jonathan Echavarría, “…todos sabemos que somos libres en todo sentido, porque todos nosotros no pertenecemos a este ambiente…”

RANCIÈRE Jacques (2002) “Prefacio” en BLANQUI Auguste, La eternidad por los astros, Bs As: Colihue.

Sandra Valdettaro.

Dra. en Comunicación (UNR). Investigadora y docente de grado y posgrado. Directora de la Maestría en Estudios Culturales (CEI-UNR) y del Centro de Investigaciones en Mediatizaciones (CIM-FCP-UNR)

IDENTIDADES y lugares habitados “Fernando no era un ex-convicto” por el colectivo de talleristas La Bemba del Sur.

El 19 de junio de 2016, el diario La Capital de Rosario publicaba en su versión digital una nota titulada “Un ex-convicto fue acribillado esta madrugada y murió en el Hospital Clemente Álvarez”. Allí se relata que un joven de 24 años fue asesinado de tres balazos, y que “se trata de Fernando Gutiérrez (24 años), quien en febrero recuperó la libertad luego de estar preso por robo”. La nota comienza diciendo que “un ex convicto (Fernando Gutiérrez) murió hoy en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) tras ser acribillado a balazos esta Madrugada en la zona sudoeste de la ciudad” y finaliza reforzando dicha afirmación: “Gutiérrez es un ex convicto, que por lo que trascendió desde la Fiscalía había salido en libertad en febrero de este año por una condena por robo.” Quienes lo conocimos y transitamos la vida con él, como coordinadores de talleres culturales en la Unidad Penitenciaria n° 3 de Rosario, afirmamos que Fernando no era un ex–convicto y aprovechamos éstas líneas para contarles todo lo que fue y será para nosotros. Pretendemos así ejercer una crítica sobre ese dispositivo mediático que construye discursivamente una víctima (éste tipo de víctima, la que pertenece a los sectores marginados, vulnerados, pobres) como aquel que buscó y mereció su trágico destino. Pero estas líneas colectivas también pretenden ser un ejercicio de memoria para que las muertes de jóvenes como Fernando no queden entrampadas en la compulsa de los sentidos hegemónicos, ni en los olvidos intencionales de quienes asignan valor a la vida humana de acuerdo al sector social que pertenecen.

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Fernando no era un ex-convicto. Era un pibe más de nuestros territorios y hoy es un pibe menos para muchos. Sin embargo, para nosotros no, para nosotros es el Fer que salía semana tras semana al taller, que nos contaba de sus alegrías, su música, la pasión por su equipo de fútbol, sus amores y el profundo dolor por la pérdida de su hermano. Yo conocí al Fer dentro de la cárcel, sí, que la transitó como tantos pero que hizo una marca por los espacios donde estuvo, con compromiso, responsabilidad, con ganas de pensar un mañana, con ganas de pensar… Hoy los medios de comunicación hegemónicos, maquinarias que producen discursos fascistas, le dan una entidad, un título, hoy es el “ex-convicto acribillado”, pero nosotros, los que laburamos a la par con Fer sabemos lo que fue y nos guardamos un poquito de él. Fernando no era un ex-convicto. Fernando Gutiérrez fue un pibe repleto de potencia, que en escenarios definidos por lo imposible construía posibles. Soñaba, anhelaba, escribía, abrazaba. Fernando se murió en un barrio donde el “territorio” se disputa. Otro sentido común construido mediáticamente que refuerza la lógica de amigo-enemigo. Una lógica dominante que cristaliza el sentido: “que se maten entre ellos”. Ese montaje discursivo que coloca a los pibes de barrios pobres en ese lugar de “ellos” culpables de todos los males, esos monstruos que hay que linchar hasta matar. Esos “ellos”, que han perdido visibilidad pero que son una amenaza para ese “nosotros” moral. Sin embargo, Fernando también habitó otros territorios, esos que se construyen por los lazos, por los afec-


tos, por la confianza y el hacer con otros. Su sonrisa, su camisa a cuadros, su gorra, la mitad de su cuerpo inmovilizado y sus ganas de bailar. Fernando estaba repleto de vitalidad, de potencia productiva, de resistencia. Fernando no era un ex-convicto. Si el nombre del protagonista de la noticia no era el de Fernando Gutiérrez, nos hubiese limitado a hacer una reflexión crítica sobre el discurso del diario La Capital de Rosario. Periódico que inscribe tras sus líneas un mecanismo discursivo absolutamente singular: sitúa a la propia muerte del individuo –la víctima– a manos de otro como responsabilidad de sí-mismo. Lógica del merecimiento de muerte de la víctima apelando a sus antecedentes penales que, casi en un mismo gesto, lo convierte en victimario de sí-mismo. Fernando no era un ex–convicto, era un periodista, un compañero persistente, alegre, con ganas de vivir, de afrontar los problemas, de sobrellevar las dificultades, como la de tener 9 balas en el cuerpo y sentir la necesidad de volver a aprender a escribir porque una de sus manos estaba casi inutilizada. Fernando no era un ex– convicto, era un coordinador de talleres culturales, un crítico, un intelectual, un pibe que quería disputarle sentidos a la cárcel y a la sociedad en su conjunto, a esos sentidos que le decían que él no iba a poder ser otra cosa que un convicto, o un ex–convicto como rezan las líneas de La Capital. Fernando no era un ex–convicto, era un pibe que im-

EL GRITO COLECTIVO

- por MARÍA CRUZ CIARNIELLO -

pulsaba el ejercicio de los Derechos Humanos a pesar del encierro, era un militante de los Derechos Humanos porque militarla es eso, ejercerlos. Fernando no era un ex–convicto, era un amigo con quien nos encontrábamos y abrazábamos en el penal, con quien compartíamos historias, un tipo al que el dolor lo acompañó durante mucho tiempo, el físico, pero también el del alma, por haber perdido un hijo cerca de nacer, por haber perdido a su hermano en un accidente de tránsito, por lamentarse de su madre acompañándolo y visitándolo en prisión. Fernando no era un ex–convicto, era un joven que tenía proyectos, sueños, ideas, ideales, amores, afectos, comprensión (cuántos querrían tenerla), encuentros, saberes, abrazos, risas, marcas, miradas, horizontes, amigos, familia; esa misma que hoy está destrozada por su desaparición física. Lamentamos su muerte, pero también esa muerte simbólica que le imprimen las líneas del diario La Capital al hablar de Fernando como un ex–convicto, asignando sobre esa etiqueta toda la negatividad posible, desconociendo quién era Fernando y con pocas intenciones de conocerlo. Porque, en definitiva, así funciona ese discurso, estableciendo cortes y divisiones para que tengamos a quien señalar como el mal de todos los males, también para tranquilizar a ese sector de la sociedad que festeja la muerte de un pibe que no era un ex– convicto, era Fernando, un amigo al que vamos a extrañar y recordar por siempre.

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El Diario La Capital de Rosario tituló en su versión digital del día lunes 20 de junio: “Un ex convicto fue asesinado a balazos”... La noticia remarca el rótulo asignado: ex convicto. Nada dice de quién era, qué hacía, cuáles eran sus sueños, su búsqueda. De sus ojos grandes. De su sonrisa de niño. De las 9 balas que le marcaron el cuerpo. De su pasión por el fútbol y del dolor que arrastraba tras la muerte de su hermano. De sus pasos de cumbia, su camisa a cuadros y su enorme compromiso con las tareas que asumía dentro de la cárcel. De sus escritos y su curiosidad propia de un periodista de calle. La historia de vida de Fernando desaparece. No existe. No está. Es apenas objeto de una noticia policial que deshumaniza, despersonaliza, estereotipa. Y también señala con el dedo inquisidor: su identidad es la que le impuso el sistema penitenciario. Una noticia que borra huellas; invisibiliza contextos, causas y consecuencias. Que no reflexiona: solo condena sin derecho a ninguna réplica. Fernando está muerto. Fue asesinado de cuatro tiros y la crónica policial solo dice que era un ex presidiario. Que había sido condenado por el delito de robo. Solo eso. Y las hipótesis de su crimen: el ajuste de cuentas. “Al Fer no sólo le arrebataron la posibilidad de una vida distinta, le arrebataron un hermano y le arrebataron la vida. Hablemos de identidad, hablemos con propiedad, Fernando era muchas cosas antes de ser un ex convicto, un “preso por robo”. No fue acribillado un “ex convicto”, fue acribillado un ser humano llamado Fernando Gutiérrez. No solo fue acribillado, fue acorralado durante toda su vida por un sistema que excluye y mata. Fernando Gutiérrez no era un ex convicto, Fer era un pibe como yo, como vos.” Las palabras son de los talleristas que integran la Bemba del Sur. Un grupo de militantes sociales que coordinan espacios de inclusión dentro de las cárceles. Ellxs conocieron a Fernando. Y mucho. Su crimen los inundó de un inmenso dolor mezclado con bronca e impotencia tras leer aquella crónica policial del Diario La Capital. Por eso sus gritos hoy traspasan los muros: Fernando no era un ex convicto. Hasta el hartazgo lo dirán, hasta que algunas notas de algunos medios indaguen en las historias de los pibes muertos a tiros en las barriadas rosarinas.

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EN EL DIARIO NO HABLABAN DE TI La construcción mediática de las noticias es variable. Las ediciones digitales de los medios masivos suelen ser las más leídas y replicadas en redes sociales. Son las que –en su inmensa mayoría- solo reproducen las versiones policiales y judiciales. La voz oficial. Y las que contienen, además, los cientos de comentarios de lectores enardecidos promoviendo un discurso que, salvo excepciones, son fascistas. “Al Fer no lo mató la persona que apretó el gatillo, al Fer lo mató el sistema, la indiferencia y la hipocresía. Indignación por cómo se banalizan determinadas cuestiones, por cómo estamos cegados por el odio y por cómo los medios de comunicación nos roban la capacidad crítica y la conciencia social. Me duele el alma sólo con leer los comentarios de la noticia”, dicen sus compañeros. También sostienen que “el sistema penal, otra vez y como siempre, auspicia como sostén y fundamento de la muerte de decenas de chicas y chicos que quedan enredados en sus modos de ser, sus lógicas y logra, exitosamente, hacerlos desaparecer.” Lo que sucedió con Fernando no es aislado. Para algunos medios, al principio, David Moreira era el “ladrón” golpeado por “vecinos” del barrio Azcuénaga. Los “buenos vecinos” que salieron en defensa de una joven asaltada. Que, en realidad, lo lincharon hasta matarlo. Así como Franco Casco fue -durante las primeras horas de su desaparición forzada- el pibe morocho y sospechoso que merodeaba en la zona de la Terminal de Ómnibus, cuando la investigación -impulsada por las organizaciones – demostró que Franco fue desaparecido y asesinado por la policía santafesina. Recordemos: si no hubiese sido por el movimiento social al que pertenecían, Jere, Mono y Patom habrían sido los “soldaditos” asesinados en un supuesto ajuste de cuentas. Y así, la lista de nombres con identidades estigmatizantes, se transforma en apenas cifras que alarman. Nombres de jóvenes varones, pobres y muchos de ellos, atravesados por su tránsito en la cárcel. Nombres que ya no nombran; solo señalan la etiqueta impuesta. “Ya no son Fernando, ya no son Elías, ya no son David: son menores, son ex convictos, son malvivientes. La noticia que leí en los diarios tuvo la intención de hacer desaparecer a Fernando. La noticia que leí en los diarios es un barrote más que pretende encerrarnos”. Desde la Bemba del Sur afirman que “la operación discursiva es apelar a los antecedentes penales de la víctima para definir el tándem merecimiento-responsabilidad. Muertes merecidas porque “algo habrán hecho”, y si algo hicieron no es más que el resultado de su propia responsabilidad individual”. Sus vidas no trascienden, tampoco el derrotero que debieron soportar. “Lo que el discurso periodístico no sabe y no se molestará en saber es que Fernando, luego de cumplir su primer condena, intentó vincularse con espacios que el Estado

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ofrecía para capacitarse, y ese intento fue fallido porque el Estado, una vez más y como tantas otras veces, terminó expulsándolo; por no preguntarle de sus deseos, sus trayectorias, sus posibilidades, sus dificultades, por no preguntarle ni siquiera cómo se llamaba, de dónde o porqué venía”, dicen en este escrito de más ocho páginas. En octubre de 2015, la Bemba del Sur inauguró la sala cultural, un espacio dentro de la Redonda, la Unidad N° 3 de Rosario. Ese día, Fernando estuvo presente, haciendo lo que siempre hacía: colaborar, aportar, sonreír, trabajar en conjunto con sus compañeros. Pintó algunos de los muros blancos que separan el adentro con el afuera. El recuerdo está vivo. No hay balas que puedan enterrarlo. En octubre de 2015 faltaban pocos meses para que Fernando pudiera salir en libertad. Tenía ganas de vivir. De sortear las gigantescas dificultades que encuentran los pibes una vez que salen de la cárcel. Porque en el “afuera” tampoco hay respuestas del Estado. No las hubo previo a su ingreso a un penal. No las hay una vez que salen.

¿QUIÉN ERA FERNANDO? Un periodista. Un amigo. Un compañero alegre y persistente. Un pibe que abrazaba. “Tenía ganas de vivir, de sobrellevar las dificultades, como la de tener 9 balas en el cuerpo y sentir la necesidad de volver a aprender a escribir porque una de sus manos estaba casi inutilizada.” Fernando no era un ex convicto. El grito se repite, una y otra vez. Será necesario grabarlo a fuego en la memoria. Son muchos, cientos, los Fernandos arrojados al olvido y al anonimato. Fernando tenía 24 años. Escribía. Sus notas pueden leerse en la Revista Conexiones. Era un comunicador. “Fernando compartió con los talleristas momentos, recuerdos y deseos, como cualquier pibe de 24 años que quiere zafar de las etiquetas ajenas y ponerse una propia. La etiqueta del diario no es una que se borra con dos sesiones de terapia, es la que se convierte en obituario común de una generación de jóvenes en Rosario.” Fernando no era un ex convicto. Y ese grito es hoy, una bandera que atraviesa muchas otras vidas. Una consigna que se resiste a naturalizar las muertes de pibes que jamás serán anónimas: “Sentimos la necesidad como colectivo de ponerle rostro y relato a esta noticia tan triste, porque sentimos que perdimos a Fernando, pero también que perdimos la forma de comprender lo que está pasando en la calle.”

María Cruz Ciarniello.

Periodista, integrante del Boletín Enredando, comunicación popular (www.enredando.org.ar)


Lugares comunes Muestra fotográfica del Taller de Comunicación y Periodismo de la Unidad Penitenciaria N° 3 de Rosario. Año 2016 Las imágenes que conforman esta muestra fotográfica fueron imaginadas y experimentadas en un espacio colectivo de trabajo, que por serlo, habilitó preguntas, miradas, palabras sobre aquellos lugares que nos definen, identifican, interpelan, singulares y comunes al mismo tiempo. Lugares comunes que elegimos comunicar en el diálogo amoroso y doloroso de estas fotografías, producto de un intenso año de encuentros y des-encuentros, intercambios, reconocimientos y des-conocimientos, en el marco del taller de Comunicación y Periodismo llevado a cabo en la Unidad Penitenciaria nº 3 de Rosario. Con la intención de comunicar y reflexionar en torno al sentido, práctica y relación entre comunicación, derechos humanos y prácticas culturales desde el contexto carcelario, las actividades desarrolladas en el taller se fueron tejiendo en el andar cotidiano, respondiendo a los aconteceres propios de una institución que ejerce una fuerza destructiva y degradante sobre quienes se encuentran cumpliendo una pena privativa de la libertad. Pero que, paradójicamente, también habilita posibilidades. Proyecciones de esos límites borrosos y ficcionales entre el adentro y el afuera (y viceversa) donde la calle se convierte en un escenario hostil, desaprensivo, excluyente, donde el ejercicio de la violencia institucional y cotidiana sigue actuando sobre las vidas de los jóvenes y adultos detenidos tras los muros de la cárcel. Al punto de quitarles la vida misma. Y allí Fernando Gutiérrez apareció en el transcurso de los encuentros interpelándonos, su muerte nos destrozó y al mismo tiempo impulsó a hacernos preguntas. Fernando murió al poco tiempo de recuperar su libertad y lo que decían los diarios de él fue como haberlo matado dos veces: “un ex convicto fue asesinado a balazos”. La noticia remarca el rótulo asignado: ex convicto. Nada dice de quién era realmente Fernando. De sus ojos grandes. De su sonrisa de niño. De los 9 balazos que dejaron marcas en su cuerpo. De su pasión por el fútbol y del dolor que arrastraba tras la muerte de su hermano. De sus pasos de cumbia, su camisa a cuadros y su enorme compromiso con las tareas que asumía dentro de la cárcel en el marco de los talleres de radio y periodismo donde participó durante sus años encarcelado. De sus escritos y curiosidad propia de un periodista de calle. La desaparición de Fernando nos llenó de dolor, al tiempo que nos permitió reconocer que la identidad es un

derecho que debe ser defendido, militado, ejercido; en la cárcel y fuera de ella. Entonces por Fernando, repitiendo una y otra vez que no era un “ex-convicto”, nos propusimos contar quiénes somos, qué hacemos, qué soñamos, qué extrañamos, qué buscamos. Entregándonos al ejercicio humilde, situado, y a veces penoso de la rememoración, buscamos visualizar en nuestras trayectorias vitales algún rasgo que nos identifique, para poder plasmarlo luego en una imagen fotográfica cuidadosamente escogida. Sobre esta imagen proyectada en la pared se fundirían un instante significativo del pasado reciente, -o del futuro

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imaginado-, con nuestros cuerpos anhelantes del presente. La construcción de estos relatos se nutrió del trabajo interno de cada tallerista, pero también de la participación comprometida de fotógrafos encargados de producir las imágenes de aquellos sitios significativos de la ciudad que aparecieron como escenarios de nuestras experiencias pasadas, esos lugares comunes que son tales porque nos reúnen, nos ligan, nos afectan, nos vuelven comunidad al ser con los otros, aquellos que queremos, amamos, anhelamos, recordamos. El club del barrio donde jugaba a la pelota en la adolescencia o la cancha a la que asistía junto al viejo y mis hermanos; la casita en Beltrán que construimos con mucho esfuerzo en donde anhelo volver a encontrarme con mi mujer y mis hijos; la puerta de mi casa, junto a mis hermanos en una tarde calurosa de verano en la que sin embargo nos amontonamos para compartir una cerveza fría; el hospital en donde pasé horas larguísimas a la espera de la recuperación de mi hermana; el recital de mi banda favorita, aquella que me enseñó a cantar. Porque sé cantar y soy un experto bailarín de cumbia cruzada; la circunvalación de Rosario por la que transité muchas veces debido a mi trabajo y a mi gusto por los viajes. Extraño viajar. Esos y otros relatos componen esta muestra colectiva. Una muestra que construye lugares comunes que de tan comunes son diferentes, especiales, singulares, colectivos. Lugares comunes que nos emocionan, nos afectan, nos vinculan, nos interrogan, nos detienen y nos impulsan. Lugares comunes que construyen identidad, nuestra

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identidad, la de sujetos de potencia, de posibilidad, de humanidades compartidas en ese común que es, ante todo, la vida misma.

- CLAUDIO SERBALI COMENTA -

LUGARES COMUNES

El compromiso de hacer un comentario acerca de Lugares comunes, el nombre de la muestra de imágenes fotográficas que obtuvieron algunos internos de la Unidad de Detención Nº 3 (U. 3) en actividades de talleres promovidos, coordinados y sostenidos por un colectivo de jóvenes intelectuales llamados La Bemba del Sur, resulta ser una tarea satisfactoria para quien escribe estas líneas. Adjetivar como satisfactoria esta participación se justifica por consideraciones personales de quien escribe, sin embargo, esas mismas consideraciones conciernen a una individualidad que comprometió una de sus porciones al colectivo institucional carcelario durante 25 años; un lazo laboral añoso que hace legítimo asignarle a esta individualidad convocada a comentar una procedencia penitenciaria. Fue satisfactorio también participar en el acto que hacía pública la serie de fotos que los jóvenes presos obtuvieron luego de estimar alternativas compositivas, oprimir numerosas veces el disparador y de participar con sus cuerpos en los paisajes escénicos retratados. Un uso del cuerpo alternativo que la voluntad de sus propietarios habilitó y suspendió el tipo de aprehensión que el siste-

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ma penal hace de los cuerpos, venerando la mecánica de una tradición racista que los ilumina para observarlos mejor y reconocer sus marcas, dimensiones, tipología morfológicas, también las cicatrices en su almas que tallaron numerosas experiencias dolorosas buscan ser percibidas y registradas para otorgarle un origen al presente de estos presos jóvenes que alimenta la mecánica de un entendimiento operado con una mecánica racista maliciosa cuyo alcance resulta suficiente para considerarlos cuerpos con existencias peligrosas, castigables; jóvenes con temporalidades vitales pasibles de ser suspendidas o condenadas a atravesar un estado de inutilidad inutilizante. Lugares Comunes fue posible porque los jóvenes encarcelados que participaron hicieron otro uso de sus cuerpos, pero lo otro que hicieron estos jóvenes no hubiese sido posible sin la participación del grupo de jóvenes integrantes de La Bemba del Sur que honesta, consecuente, comprometida, esperanzada y laboriosamente construyen desde hace años espacios en las cárceles del sur santafesino en los que de vez en cuando suceden milagros como el de la muestra fotográfica u otros milagros devenidos de otras actividades que promueven y


acompañan responsablemente. Resulta ser imprescindible la presencia de La Bemba del Sur en la cotidianidad atmosférica carcelaria porque abre hendijas en las espesuras de los vientos normalizadores que la habitan, hendijas por donde pueden pasar los cuerpos y establecer algunos circuitos cuyos recorridos permiten birlar la cuota de dignidad que el Estado confisca a los encarcelados desde el comienzo de sus vidas para hacer un uso (aunque más no sea efímero) adecuado de ese valor que con tanto cálculo mezquino se reconoce sólo en algunos, que nunca son los encarcelables ni los encarcelados.

Claudio Serbali.

Psicólogo del Equipo de Acompañamiento para la Reintegración Social de la Unidad Penitenciaria Nº 3. Docente Universitario y codirector de Proyectos de Extensión (UNR) en dónde se enmarcan muchas de éstas prácticas socioeducativas y culturales.

Preguntas que

IN TE RRO GAN

El taller de Filosofía de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario

En el taller de filosofía desarrollado durante los años 2014 a 2016 en la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario, tuvimos la oportunidad de conversar diversos temas que dieron lugar a preguntas de toda índole. Particularmente, una de las inquietudes que atravesó nuestras conversaciones a lo largo de esos tres años de trabajo fue la que se nos presentó como una pregunta por la supuesta polaridad existente entre lo que llamamos el destino y eso otro que, con mayor o menor grandilocuencia, podemos entender como la libertad. Nuestra pregunta era, justamente, si esa polaridad que solemos suponer entre estos dos conceptos –que, por otra parte, determinan muchas veces modos específicos de vivir y de sentir la vida– existe de hecho, o si se trata más bien de un supuesto quizá necesario para poder afirmar y afirmarse en el propio deseo y en la propia voluntad de vivir, y de hacer también de la propia existencia y de la propia historia otra “cosa” que lo ya conocido Teniendo entonces como guía esta inquietud, decidimos preguntarnos por nuestra propia historia –la de cada quien–, y por el por qué, el para qué y el para quién relatar esas historias. Así nos encontramos con entramados complejos, en los que las historias personales y la historia política, los destinos y las elecciones, el valor del ejemplo y la transmisión intergeneracional, el cuidado de los otros, el bien, el mal, el amor, la violencia, el sufrimiento, etc, se entrecruzaban de maneras singulares

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en las que aquella división tajante entre destino y libertad fue quedando poco a poco desdibujada. Lo que sigue es un fragmento de esas conversaciones, tomado de un encuentro desarrollado durante el año 2016. L: Vos podés contar cosas buenas de tu vida, o cosas malas. De mi parte, contaría las cosas buenas, porque me pasaron una banda de cosas malas. Algunas las recuerdo, otras no… no sé cómo empezar tampoco. Las cosas malas fueron cosas que me dejaron heridas en el corazón, y a medida que iba creciendo eso era cada vez peor, ¿me entendés? También está el lado bueno… las cosas que iban tapando esa herida… R: ¿Por qué vos pensás que alguien querría contar su vida, su historia? L: Y, para que la sepan; para que sepan quién es uno. MM: Para que el otro que está escuchando aprenda de la palabra que uno da. Por qué motivos te pasaron cosas malas, por qué motivos sufriste… A todos les gustaría tener a su familia unida; tener a una madre, a un padre que lo lleve a la escuela, que lo vaya a buscar a la salida, poder salir, divertirse… L: Yo pienso que contaría mi historia para que otros no pasen por lo mismo que yo pasé. Para dar un ejemplo. Creo que todos los que pasamos por acá tenemos la misma historia, pero con diferentes motivos, con diferentes situaciones… E: Estamos pasando un momento malo ahora, pero estamos vivos, y podemos contarlo. Hay otra gente que no… Estamos pasando un momento malo, pero tratamos de vivir lo bueno, a pesar que estamos todos acá adentro. S: Es verdad. Yo perdí a mi papá y a mi mamá cuando era chico, y eso me llevó a esto. Ahí yo empecé con la droga y todo… No me importaba nada, ni mi vida. Y el día de hoy estoy acá, pero estoy vivo. No te importa nada cuando perdés a un ser querido. Yo no caía, y todavía no caigo en que perdí a mi papá y a mi mamá. Eso es lo que tengo para compartir: que es feo remarla solo. R: Hay cosas que se repiten… Pareciera que todos estamos de acuerdo en que esto de contar la propia historia tiene que ver con poder llegar a otro y con poder decirle que no repita esa historia, que haga otra cosa, como para que no pase por lo mismo. Ahora, también esta situación de haberse quedado solo –y salvando las distancias, pensando en que no es lo mismo contarlo que vivirlo–, ¿qué relación tendría el hecho de haber pasado por esa situación con el hecho de terminar en la cárcel? No hay una relación necesaria entre una cosa y la otra… S: Es que depende del apoyo que uno haya tenido. No es lo mismo el apoyo de cualquiera que el apoyo de tu familia… MM: Y también está muy dura la calle. Hay que tener muchas cosas para tener un trabajo. Y cuando uno sale de acá, la gente a uno lo mira con miedo. La gente está enfocada en el miedo de la delincuencia, de la maldad, de la muerte… No todos tenemos los mismos pensamientos, y estaría bueno que la sociedad ayude un poco más.

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MA: De mi parte, yo quiero contar mi historia porque creo que otra gente puede salir y puede hacer otras cosas. Esto no es vida. Nosotros tenemos un orgullo, sí, pero yo creo que se puede cambiar. No hay nada imposible. Si uno pone voluntad, lo puede hacer, por muchos motivos: por su familia, por uno mismo que ya se cansó de todo esto, porque otro le da una mano para que pueda progresar… MM: Por ahí uno no cambia porque necesita también una persona que le de fuerzas, que le ayude a cambiar los pensamientos… No todos pensamos igual; no todos queremos seguir sufriendo, pero también es verdad que de acá adentro salimos con una mano atrás y otra adelante… Macri ayuda más a las personas que tienen plata en vez de ayudar a la gente pobre que necesita; que no tiene un plato de comida, que no tiene un trabajo, que vive en la calle, sufriendo frío, hambre, caminando, mendigando… R: Y pensando un poco en esta posibilidad –si existe o no–, de “torcer el destino” … L: El destino uno lo va haciendo conforme va caminando, conforme va pasando la vida, y según las decisiones que uno va tomando… Pero el problema que sufre la sociedad es muy profundo, es profundo de verdad. Yo pienso que una historia personal puede llegar a muchas personas. Hay gente que puede haber llegado a vivir cosas, o haber empezado a vivir algo sin llegar al límite que hemos llegado otras personas… En eso sí puede consistir esto


de contar la propia historia, más allá que el otro decida o no seguir haciendo lo que quiere, o lo que quiera: en mostrar esos límites. Hay gente que no necesita darse la cabeza contra la pared para aprender. Yo creo que, si realmente supiéramos que tenemos un destino ya marcado, buscaríamos hacer otra cosa. La cuestión es saber que existe la opción, y que la decisión es pura y exclusivamente personal. Como cuando uno da un consejo. MM: Lo importante es la contención. El amor. A lo que yo voy es a que uno es quien es porque uno quiso, pero sin el apoyo y la contención… uno no puede salir adelante. Para mí, el amor es todo. El dolor, el sufrimiento, el odio, el rencor… nunca te los vas a olvidar. Eso queda muy grabado. Pero eso que yo tuve que tener cuando era

chico y que no tuve, puedo guardarlo muy adentro, como rencor –que lo tengo, sí–, pero puedo olvidarlo también, y darle algo a otros. Yo sé que es horrible sufrir todo eso, y por eso tengo amor en el corazón para transmitírselo a otros que se sienten mal, que sufren. Y eso es algo que puede hacer cualquiera.

VERSAR CON OTROS - por LUCIA RUEDA y MARIANA KURCHAN -

Hay ciertas problemáticas humanas que, inevitablemente, nos atraviesan de forma directa como sujetos de deseo. Sin embargo, para poder plantearlas como tales, es necesario haber transitado algún recorrido que no es sin la presencia de otros. Otros semejantes, que nos den la posibilidad de reflejarnos como en un espejo y de poner

en circulación la palabra, condición indispensable para advenir humanos en el mundo. La lectura de la escena que tuvo lugar en el taller de filosofía nos ha convocado a repensar dos cuestiones que, de alguna manera, siempre están insistiendo, pero que nos interrogan de modo diferente cada vez. Por un lado,

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la dicotomía entre Destino y Libertad –si es que existe como tal–, y la pregunta por la implicación propia, como sujetos, en las decisiones que tomamos en la vida. Por otro lado, el porqué de la necesidad de contar nuestra historia y compartirla con otros. Entendemos que el sujeto se constituye en relación al Otro y a los discursos que éste le impone. Pero para que haya sujeto –y con éste nos referimos siempre al sujeto de deseo–, es imprescindible que algo quede por fuera en este proceso, que algo escape a esta lógica determinista. No es entonces el sujeto una interioridad siempre existente, sino que se vuelve un acontecimiento: una emergencia que interrumpe los sentidos establecidos y que produce sorpresa a los testigos de su aparición. Esta particularidad es lo que lo distingue de un objeto capturado en una realidad ajena. Por lo tanto, solo puede emerger un sujeto en la medida en que haya una incertidumbre, un punto de vacilación dentro de los determinismos que le vienen del Otro. Del Otro en tanto cultura, lenguaje, destino, Dios o como lo queramos llamar. El acontecimiento puede ser un acto tan sencillo como una pregunta por el propio lugar en el mundo, por la relación con los otros, por los deseos, y por las acciones que se orientan en relación a ellos. Allí reside la posibilidad de pensar una forma de libertad, más allá de que no se tengan garantías de qué es lo que se quiere, o de hasta qué punto las decisiones son propias o son impuestas. El sujeto se sostiene en una pregunta, y para que se sostenga es necesario que la misma no tenga respuesta. Nos toca vivir así, con esa incertidumbre que muchas veces es angustiante, pero que, al mismo tiempo, es la que nos permite tomar las riendas de nuestra vida y armarnos una historia propia. Creemos que, si hay una vía para pensar las prácticas posibles en las instituciones, es ésta: apostar a la apertura de interrogantes que rompan con los sentidos instituidos, para que algo del deseo y de la singularidad pueda producirse. Actualmente, llevamos a cabo en la Unidad Penitenciaria N° 6 de Rosario un Taller de Audiovisuales que intenta desnaturalizar algunas significaciones encarnadas en la institución y generar modos alternativos de estar en común. Pero, al mismo tiempo, el propósito es que cada participante pueda construir un modo propio de habitar ese espacio, y que el dispositivo pueda alojar las múltiples trayectorias singulares. Hay una frase de la escritora española Rosa Montero que dice que “para ser, tenemos que narrarnos”. La narración construye un sentido a nuestra vida que justifica nuestra existencia, en tanto permite filiarnos a un pasado con otros y nos da la posibilidad de pensar un futuro a partir de él. Pero, además, el acto narrativo implica por lo menos a dos: un sujeto, que se hace cargo de su palabra en la enunciación, y un otro que escucha, porque la palabra siempre está dirigida a alguien. El lugar de este otro es fundamental, ya que dona un tiempo y una escucha que aloja el relato, sin esperar necesariamente algo a cambio; además ofrece un marco que permite la elaboración de las emociones y agresiones propias de los lazos humanos. Nos gustaría pensar al espacio de Taller de Audiovisuales como ese marco contenedor que hace posible la circulación de la palabra y la emergencia del sujeto de

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deseo. El efecto de sorpresa se hizo presente en uno de los últimos encuentros del taller, en el que Elías llevó para compartir un poema de César González titulado “Charlas con amigos presos”, y nos quedamos reflexionando sobre uno de sus fragmentos:

Recuerdo cuando era yo el que llamaba y pocos me atendían y pocos se acordaban y tenía que mendigar hasta el peor oído para no olvidarme cómo era una conversación para sentirme menos bestia menos salvaje1

Si hay algo que no falta en el taller es la conversación. Las producciones audiovisuales que llevamos para trabajar en cada encuentro nos llevan inevitablemente a versar con otros. Es la palabra la que nos humaniza, y es por medio de ella que construimos nuestro propio relato.

REFERENCIA:

1

González, C. (2014)

Crónica de una libertad condicional. Ediciones Continente, Buenos Aires.

Lucia Rueda.

Psicóloga (UNR). Tallerista en la UP N° 6 de Rosario y de la Biblioteca C. C. Vigil. Integrante del colectivo La Bemba del Sur y del Integrando: “Programa de inserción a la educación superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur provincial”

Mariana Kurchan.

Estudiante avanzada de Psicología (UNR). Tallerista en la UP N° 6 de Rosario. Integrante del colectivo La Bemba del Sur y del Integrando: “Programa de inserción a la educación superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur provincial”


Resistencias RADIALES

Presentación: Programa de radio en el Labso

En diciembre de 2016 se realizaron las dos primeras emisiones del programa de radio “Resistencia Suburbana”, pieza comunicacional producida en el marco del Curso Universitario de Competencias Específicas “Comunicación, derechos y prácticas culturales” llevado a cabo en la Unidad Penitenciaria N° 6 de Rosario. Abordar la comunicación como un derecho implica cimentar el discurso de la posibilidad; de poder tomar la palabra y construir nuevos lenguajes, de ocupar un lugar en la disputa simbólica de subjetividades que se encuentran encerradas. Y es en ese sentido, que los estudiantes del curso concretaron la realización del primer programa de radio -producido durante el año- donde discutimos sobre derechos, identidad, memoria, sentidos hegemónicos, disputas simbólicas en, a la cárcel y más allá de esta. Como materialización de ese proceso fueron invitados Kurt Lutman (ex – jugador profesional de fútbol, escritor y militante social); Sebastián Domínguez (jugador profesional de fútbol) y Javier “Coco” Ruiz Díaz (coordinador del proyecto socio-educativo-deportivo “Rancho Aparte”). La actividad, que contó con la asistencia de estudiantes y talleristas, fue realizada en el Laboratorio de Sonido (LABSO-FCP-UNR), coordinada por el Lic. Andrés Monti de la Secretaria de Extensión (UNR), las Lic. Paula Contino y Lic. Mariela Daneri, secretaria y sub-secretaria de Extensión (FCP-UNR) respectivamente, y los coordinadores del curso Lic. María Chiponi, Prof. Eva Routier y Dr. Mauricio Manchado. La conducción del primer programa estuvo a cargo de cuatro de los 15 asistentes al curso que tuvieron las correspondientes autorizaciones judiciales para realizar la actividad fuera de la Unidad Penal: Daniel Saucedo, Luis Salcedo, Juan de Dios Gómez y Luis Ledesma. “Resistencia Suburbana” tenía así su primera emisión, propiciando un espacio de posibilidad que se verá reforzado con el segundo programa concretado en la UP N° 6 como cierre del curso.

RESISTENCIA SUBURBANA EN EL LABSO.

Primer programa de radio comentado por - NADIA ORONAO En el año 2016, me encontraba realizando las Prácticas Profesionales Supervisadas (PPS) de la carrera de Psicología en la Unidad Penitenciaria Nº 3; el ingreso a una Institución de encierro no fue sin prejuicios, uno de los cuales fuertemente arraigado era que en la Unidad Penal no hay lugar para la circulación de la palabra. Sin embargo, ésta se puede dar en los intersticios, habilitando verdaderos lugares de intercambios y de encuentros. A pesar de las lógicas de encierro hay una apertura a que dentro de estas Instituciones surja otra cosa, cortes que habilitan a mecanismos de producción de subjetividad. Como se puede ver en los espacios de talleres que allí funcionan. Es desde este lugar de practicante, que fui invitada a presenciar el primer programa de “Resistencia Suburbana” (Taller de Comunicación y Periodismo de la Unidad N°6) realizado en el Laboratorio Sonoro (LABSO) de la Facultad de Ciencia Política y RRII, el mismo contaba con invitados para ser entrevistados por los participantes de dicho taller. Se propició un lugar de participación, lugar

relacionado con lo creativo aumentando la capacidad sublimatoria de los sujetos, ésta es un valor de salud. Lugar de circulación de la palabra y de escucha lográndose la creación de un espacio de apropiación. Es desde la apertura de los sentidos compartidos, del reconocimiento de la palabra propia y de la palabra del otro, desde la escucha, como se enriquecerán las trayectorias de los internos.

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Nadia Oronao.

Estudiante avanzada de Psicología. Tallerista en la UP N° 3 de Rosario, integrante del colectivo La Bemba del Sur y del Integrando: “Programa de inserción a la educación superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur provincial”.

///////////////// ENCUENTROS EN EL LABSO - por ANDRÉS MONTI Producir minutos de un programa alcanza para entender la urgencia. Las ganas colectivas de tender puentes imaginarios hacia espacios nuevos y reales. Escuchar y emitir a conciencia es ser con otros. Es radio, sí, pero también la concreción de los deseos. Como integrante del equipo del Laboratorio de Sonido (LABSO) de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR, que venimos trabajando en un proceso de socialización del conocimiento nuevo, tecnológico, cultural, artístico y en la búsqueda de vinculación del saber generado en este espacio con otros saberes, participé del encuentro para la producción y realización del programa “Resistencia Suburbana” realizado como cierre del taller de Comunicación y Periodismo de la Unidad Penitenciaria n° 6 en el mes de Diciembre de 2016. Experiencia que nos permitió acercarnos como Radio a otras realidades, otras urgencias, otras experiencias concretas de vida. Así es como con las dos horas que duró el encuentro intentamos comprender al medio (radio) como lugar donde se construye la palabra colectiva y con las

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entrevistas que el grupo realizó buscamos, pensamos, experimentamos desde donde y para quienes construimos los mensajes, promoviendo un espacio de creación, de improvisación y puesta en juego de los sentidos, mostrando a la sociedad, con este espacio en la radio, que hay muchas otras maneras de entender el mundo. Se pusieron en juego también en estas relaciones, alrededor del micrófono, la voz, los cuerpos, los sonidos, mostrando los sentidos y las pasiones de cada uno. Así salió Resistencia Suburbana, integrándose con todos los que participamos de este encuentro, desde diferentes roles, armando entrevistas, compartiendo música, contando como es la vida, que queremos, que soñamos, que decimos para nosotros y para otros. Así cerró Resistencia, invitando a otro programa, a contar otras experiencias. Así, desde el laboratorio sonoro nos quedamos…. proyectando otros encuentros otros programas de radio. Gracias Resistencia Suburbana por dejarnos participar de su programa, por abrir esa nueva puerta.

Benjamín Andrés Monti.

Lic. En Comunicación Social. Integrante de la Secretaría de Extensión (UNR) y del Laboratorio de Sonido (LABSO) de la Facultad de Ciencia Política y RR.II (UNR).


Resistencia Suburbana El programa de radio en la UPN° 6 El pasado 16 de diciembre se realizó la emisión de “Resistencia Suburbana”, el segundo programa radial producido y emitido por los participantes del taller de comunicación y periodismo de la Unidad Penitenciaria N° 6 de Rosario. En dicha ocasión, fueron invitados para conversar y discutir en torno a Identidad, Comunicación y Derechos Humanos, tres referentes de dichos campos: Norma Birri de Vermeulen (Madre de Plaza 25 de Mayo de Rosario); Juan Emilio Basso (Militante H.I.J.O.S Rosario e integrante de Cooperativa de Comunicación La Masa) y Kurt Lutman (ex – jugador de fútbol, escritor y militante social). Lo sucedido durante esa jornada está expresado en las siguientes líneas de Elías Gómez y Mauricio Palavecino, dos integrantes del programa que relatan lo acontecido y lo sentido durante las más de dos horas en las que se desarrolló aquel encuentro.

///////////////// “PERO NI AUN ASÍ”

- por ELÍAS GÓMEZ Tengo un enorme agradecimiento a la vida, de ser parte de este momento único, entre charlas y mates nos preparamos para darle comienzo al programa de radio. Entrevistar a una Madre de Plaza de Mayo es algo que nos genera un poco de tensión. Mientras transcurría la entrevista, pude comprender que nunca me contaron de esta manera esta historia que involucra a todos los argentinos…tanto amor, paciencia e impunidad se siente en el aire que mientras preguntamos y ella nos responde amablemente se estremece mi corazón a tal punto que no puedo hablar. Terminando la entrevista, contentos de que todo salió bien más allá de nuestra poca experiencia periodística, celebramos con todo el grupo. En reconocimiento nos dan un diploma por el año cursado en el taller de periodismo. En ese momento a Norma le tocó darme el diploma. Me conmovió y las lágrimas caen de mis ojos, significa mucho para mí.

Saben, el 2016 no fue un año agradable para mí. El juicio por mi causa fue realmente estresante dado a que encierra una larga historia de violencia familiar y de incomprensión social ante un parricidio. Lejos de querer hablar de mi causa en este escrito sino para expresar la honra que sentí de poder estar en un momento histórico tan cerca escuchando el relato de una madre llena de esperanza, y si digo “histórico” es porque nuestras Madres de Plaza de Mayo son parte de nuestra historia como argentinos, nadie conoce cuanto tiempo van a estar con nosotros. Ellas son importantes, recibir el abrazo y el diploma que Norma me dio, marcó mi vida. Creo que uno o dos meses después todos los del grupo recibimos una carta escrita por Norma. Yo tengo una copia y te puedo decir que es el papel más importante que recibí estando detenido, quizás más adelante reciba otro que se le asemeje, el de la libertad condicional, pero ni aun así.

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- MAURICIO PALAVECINO REFLEXIONA SOBRE EL PROGRAMA DE RADIO

Una mañana como todas en la Unidad es una hoja en blanco que Dios nos regala para escribir nuestras vidas. Pero esta mañana iba a marcar muchas vidas y corazones. Entré en el aula de la escuela y entre medio de micrófonos mucha gente, ricos mates y un ambiente hermoso con amigos y gente que no conocía, pero muy amable me encontraba yo. Viviendo un momento que iba a marcar mi vida; sorpresivamente por cosas de la vida el conductor no estaba y ahí estaba yo dispuesto, pero por dentro pidiendo a Dios ayuda y guía. En un momento entra Norma, una persona llena de fuerzas y amor, sus pasos reflejaban que se puede resistir, su presencia en ese lugar nos daba fuerzas a todos. Y ahí estábamos, largamos con la conducción entre preguntas, respuestas, risas y hasta lágrimas. Había silencio en la sala, pero mi mente a mil escuchando esa mujer llena de experiencias y fuerza, tratando de dimensionarme cómo luchó por tantos

años y estaba al lado mío. Era una compañera más como todos los que resistimos a este sistema y queremos algo mejor porque creemos que es posible. Luchar por lo que uno quiere, sin darnos cuenta el programa había terminado, pero en cada corazón de los presentes arrancó algo nuevo. Esa experiencia radial que nos hacía sentir que en esta lucha era un paso más adelante. Recibimos nuestros diplomas en letra y papel, pero en realidad recibimos más que eso, recibimos fe, esperanza, recibimos un sentir que esto recién arranca y que es posible conseguir con esfuerzo y trabajo lo que uno quiere, si estás leyendo esto deberías haber estado ahí. Pero también debes saber que se puede, ahí estaba yo, un conductor de radio, gracias a Dios, María, Mauricio, Norma y toda la gente linda que se hizo presente.

Dios los bendiga.

DE MEMORIAS Y OLVIDOS - por LUCIANA MIR Y quien quiera acercarse a lo que es su pasado sepultado tiene que comportarse como un hombre que excava. Y, sobre todo, no ha de tener reparo en volver una y otra vez al mismo asunto, en irlo resolviendo y esparciendo tal como se revuelve y se esparce la tierra. (…) Sin duda vale muchísimo la pena ir siguiendo un plan al excavar. Pero igualmente es imprescindible dar la palada a tientas hacia el oscuro reino de la Tierra, de modo que se pierde lo mejor aquel que sólo hace el inventario fiel de los hallazgos y no puede indicar en el suelo actual los lugares en donde se guarda lo antiguo. Walter Benjamin

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¿Cuánto olvido somos capaces de generar y soportar como sociedad? ¿Cómo es posible que se pueda borrar, así como de un plumazo, toda referencialidad histórica a un pasado tan reciente? ¿Por qué ante las múltiples e infinitas marcas de aquel pasado en nuestra actualidad, las principales actitudes ensayadas son el olvido y la repetición? Olvidar y repetir parecen ser los imperativos de nuestro tiempo, al menos para gran parte de la sociedad. Olvidar que, como nos cuenta Juan Emilio Baso en el programa de radio Resistencia Suburbana, así como ayer el gobierno militar estatizaba la deuda privada de la firma Socma SA, empresa perteneciente a la familia Macri, hoy el actual gobierno nacional pretende otorgar una quita de 70 mil millones de pesos a la empresa Sideco SA, compañía


controlada por Socma SA, por la deuda contraída por la quiebra del Correo Argentino SA, empresa privatizada en 1997 y manejada por Sideco SA hasta 2003. Repetir casi al detalle las mismas recetas económicas que ayer llevaron a nuestro país a un debacle socio-económico cuyas tristísimas consecuencias persisten aún hoy: “eliminación de los impuestos a las exportaciones”, “apertura de las importaciones”, “fin de las tarifas sociales a los servicios públicos”, “libertad para las inversiones extranjeras”, “endeudamiento por generaciones” y “flexibilización laboral”, son algunas de las tantas medidas que el ex Ministro de Economía de la Dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, llevó adelante 40 años atrás y que hoy el gobierno nacional osa en presentar como la última novedad en materia de antídotos económicos y como una solución creativa frente a los males sociales que aquejan al país. ¿Es la pérdida de toda referencia histórica la que permite el eterno retorno de quienes otrora hicieron tanto daño al país y que hoy, sin que los que más sufrieron siquiera lo registren, ingresan triunfantes por la puerta de la democracia con el objetivo espurio de perpetrar las mismas viejas fechorías? Todo parece indicar que sí. Más aún, si tenemos en cuenta el enorme trabajo de silencio, desmemoria y confusión que vienen realizando desde hace décadas los medios de comunicación y las políticas educativas que, salvo muy pocas excepciones, contribuyeron y contribuyen a reforzar entre todos nosotros la idea de que la única realidad posible es la actual y que resultará vano, para quien intente siquiera imaginarlo, osar transformarla. En la producción y reproducción de esta autopercepción devaluada, la promoción del “sálvese quien pueda” junto a la incitación a la “revolución de la alegría”, constituyen el refrite de slogans adoptados por la “ciudadanía de bien”. Frente a la eficacia de semejante dispositivo cultural, cabe preguntarnos qué otras prácticas culturales de aspiración emancipadora podemos ensayar como sociedad, qué nuevas formas más abiertas y transformadoras de hacer, nombrar y comunicar este mundo podemos darnos. Puesto que pensar críticamente la hegemonía de dicho dispositivo no sólo exige el registro y reflexión sobre los modos en que actúa la dominación, distribuyendo y reproduciendo discursos y prácticas favorables a los sectores dominantes, sino también los modos en que los sectores más desfavorecidos resisten los significados dominantes anteponiéndoles nuevos sentidos y formas de estar en el mundo. Más aún, se trata, ante todo, de diseñar y ensayar prácticas concretas que aspiren a saltar los horizontes imaginados y a construir espacios donde los sujetos puedan adquirir mayor autonomía y

otros significados posibles para sus trayectorias de vida y relaciones sociales. Cuando el 16 de diciembre de 2017 mis compañeros de “La Bemba del Sur” me invitaron a presenciar el programa de radio Resistencia Suburbana realizado en la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rosario, no imaginé ser testigo de la puesta en escenas de una práctica cultural con fuerte capacidad para disputar y transformar los sentidos de lo que nos rodea. Por un lado, lo que aconteció en la hora y media que duró el programa fue el efectivo ejercicio de la memoria, pero no de una memoria individual, no la del solo testimonio de Norma Vermeulen o de Juan Emilio Baso, Madre de Plaza de Mayo y miembro de H.I.J.O.S. respectivamente, sino de una memoria colectiva, la de todos los que allí estábamos participando y disputando aunque más no fuera un milímetro de terreno al olvido, hilvanando con mayor precisión nuestro pasado y presente o iluminando, como diría Benjamin: “el suelo actual donde se guarda lo antiguo”. Por otro lado, lo que sobrevino durante todo el programa fue la emergencia de un espacio abierto que, producto de un proceso de trabajo y reflexión autónomo y mancomunado, supo constituirse en un lugar de resistencia frente al aislamiento, individualismo, la lógica tutelar y violencia que impone la dinámica carcelaria. Benjamin nos advierte que quien desee develar su pasado debe comportarse como un excavador que no teme en volver una y otra vez al mismo asunto, en irlo revolviendo y esparciendo tal como se revuelve y esparce la tierra; que con cada nueva palada se ilumina la historia y se actualiza su devenir en el presente, construyendo con la tierra que se esparce sobre la superficie un “otro” y nuevo territorio más justo donde vivir. Es precisamente en esta última actualización y construcción donde descansa, según mi modo de ver, la potencialidad transformadora de la práctica cultural llevada a cabo por el programa Resistencia Suburbana. Ojalá que sus paladas sigan contagiándonos y se multipliquen, y que la luz diáfana ingrese, de una vez por todas, en el “oscuro reino” de una Tierra minada de tantos y múltiples olvidos.

Luciana Mir.

Prof. y Lic. en Filosofía (UNR): Tallerista en la UP N°3, integrante del colectivo La Bemba del Sur y del Integrando: “Programa de inserción a la educación superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur provincial”.

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OTROS TERRITORIOS Territorios libres. Documental del Taller de Comunicación de la UP N° 3 de Rosario

Territorios Libres es una producción audiovisual realizada en el año 2015 en el marco del proyecto “Relatos de lo posible”, desarrollado en el Taller de Comunicación de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario. “Relatos de lo posible” se propuso, por un lado, recuperar y descubrir aquellos territorios que se configuran dentro de la cárcel, donde otros modos – micropolíticos- de habitar la institución penitenciaria son posibles, y por otro, comenzar a proyectar otros horizontes de vida singulares y colectivos. Primero, se definió el territorio-taller, un espacio cartografiado por los lazos que se tejían en cada encuentro, sorteando algunas de las lógicas de la prisión y, principalmente, enmarcándose en el compromiso sostenido y colectivo de quienes cada semana fueron conformando el espacio grupal. Es en ese entramado donde surge “Territorios libres” con el objetivo de poner en escena los distintos territorios-espacios que son habitados en la cárcel cotidianamente, y que la hacen funcionar desde los lazos que los sujetos son capaces de establecer. “Territorios libres” es una producción colectiva que registra y entrevista a quienes trabajan en la cocina penal, el economato, la enfermería; a quienes asisten el gimnasio y a la escuela; entre otras locaciones de la UP N° 3. En 2016 se presenta en la Facultad Libre de Rosario conjuntamente con la Revista Nº 6 “Conexiones, entre el adentro y el afuera”. En esa instancia empezábamos a ensayar la idea de comentadores de las piezas culturales producidas en los talleres de las cárceles del sur de la Provincia de Santa Fe. Ese día, Sebastián Caraballo y Lucas Molina fueron trasladados desde la UP N° 3 para participar de la presentación, pero también estaba Maxi Hunkalo, quien ya en libertad recuperaba esa experiencia de recorrer con otros, esos otros territorios que cotidianamente se construyen en la cárcel para disputar sus lógicas destructivas y sus sentidos estigmatizantes.

Territorios Libres, Producción Audiovisual Documental del Taller de Comunicación de la UP Nº 3 de Rosario. Año 2015 Duración: 36 minutos, 52 segundos Realizadores: Maximiliano Hunkalo, Lucas Molina, Daniel Robledo, Jonathan Echavarría, Mauricio Oliva,

Brian Rojas, Iris Zordán, Pablo Costanzo, Diego Mendoza, Jonatan Gómez, María Chiponi, Lucila Rosenberg, Luis Alberto Monje.

Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Ytc_kn2y6sM

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TRASCENDER - por NATALIA FRARE El hecho de haber acompañado y sentirme parte del gran Proyecto Territorios Libres; como integrante del Equipo de Acompañamiento para la Reintegración Social de la Unidad de Detención N° III; me permitió desde lo personal y profesional crecer, creer y vincularme con situaciones, emociones y experiencias sumamente positivas, agradables, que trascienden a las personas, a los grupos, a la institución, a los muros… Estos sentimientos toman mayor relevancia y se hacen aún más fuertes cuando las situaciones vividas en los mismísimos espacios donde uno habitualmente transita, son totalmente opuestas a las experiencias que sobrevienen cuando uno atraviesa estos espacios colectivos, de producción creativa, cultural y simbólica como Territorios Libres. De repente se puede percibir y vivir desde el seno más íntimo, que no existe limitación alguna para ser libres y dejar fluir un sentimiento de liberación, hasta el encierro resulta relativo y superfluo, la oscuridad ya no era tal y los olores sabían a aromas agradables y totalmente nuevos, desconocidos pero agradables… el encierro tomaba forma de libertad y la neutralidad de las paredes tomaban color. El sabor a aire puro de parque, río, sol permitían soñar con territorios libres, territorios donde se gesta un futuro sólido y con raíces fuertes… no me resultaba difícil ni incómodo transportarme a un escenario donde las escenas y sus personajes eran cálidas, alegres, emocionantes, reconfortantes. El desafío era constante y todo era posible en el mundo de los imposibles, nada pero nada parecía imposible, de hecho se hizo hasta lo que se creía imposible, se llegó a lo más profundo de la cárcel, hasta el seno más íntimo de los muros, se empezó a conocer algo que estaba “oculto” que tenía que ver con el mismo funcionamiento de la cárcel, sus “actores”, rincones, lugares comunes, “privados-íntimos”, costumbres, tradiciones… y a medida que se superaban los obstáculos, los desafíos eran aún mayores, la luz se iba empoderando del espacio, de los espacios de la cárcel y se vislumbraba ya por ese momento que esto iba a trascender y creo que así fue, se traspasaron todos los límites. Aún hoy no dejo de emocionarme cuando recuerdo cada día, cada instante, cada integrante de este proyecto, considero desde lo más profundo que estas vivencias colectivas, donde prima la palabra, el respeto, la confianza y sobre todo la igualdad, favorecen a una construcción subjetiva positiva en cada uno y eso deja huellas, fortalece, trasciende…

Natalia Frare.

Terapista Ocupacional. Profesional del Equipo de Acompañamiento para la Reintegración Social de la Unidad Penitenciaria Nº 11 (Piñero).

LA CELDA Y LAS REJAS

« A propósito del documental Territorios Libres » - por MARILÉ DI FILIPPO -

La indiferencia, la des-sensibilización, o mejor la pérdida de afección componen el ritmo emotivo hoy. Un momento anestésico que se refuerza por la descorporalización que produce la abstracción del mundo de las finanzas y la virtualización de las relaciones sociales. Territorios Libres piensa los territorios del encierro que des-encierran. Los lugares donde ni la modulación penitenciaria ni la dinámica de la tumba codifican plenamente la espacialidad, la temporalidad, la sensibilidad y la sociabilidad. Lugares humanamente comunes que por tan comunes resultan huidizos a la serialización de los dispositivos. Aborda territorios que se definen por los lazos que se constituyen cotidianamente. La arquitectura temática, el modo en que aparecen los relatos y las personas (identificadas por los lugares que habitan no por los roles dentro del binomio carcelario: sistema penitenciario/internos) y las imágenes íntimas que conforman su visualidad estimulan la complicidad afectuosa entre esos cuerpos y los de afuera de la pantalla. Agitan esa capacidad de percibir la continuidad sensible del propio cuerpo y el del otro, imprescindible para reconstruir las condiciones emocionales de cualquier solidaridad social y política posible que

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ILUSTRACIÓN DE RODRIGO MAZZA A PARTIR DE TERRITORIOS LIBRES.

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es, antes que nada, un fenómeno físico, táctil, erótico. Ahora bien, no es una composición o una política del encuentro ingenua. Más que de territorios libres parece tratarse de una libertad territorializada, situada. ¿A qué nos referimos? Al esfuerzo por poder desfigurar las coordenadas espacio-temporales y emotivas del dispositivo carcelario. Al intento por desconfigurar la máquina de producción y sedimentación identitaria que asfixia para poder imaginar un presente más libre, allí mismo, en el encierro, en el lugar que hoy se ocupa. La libertad territorializada es lo inverso a la idea de libertad universal e individual. Es, pienso, una libertad solo posible con otros. No es igualitaria ni permanente. Es contingente y precaria. Pero no sólo eso. Es una libertad capaz de interpelar la endeble libertad privada y propietaria del que está afuera. Es una libertad capaz de horadar la construcción del “otro encerrado” que la sociedad “libre” necesita para constituirse como tal. No desconoce la celda, el paredón y el ruido de la maldita cerradura. Pero es capaz de perforar, en este momento de recrudecimiento del consenso social represivo, la seguridad del que está afuera, instalando la pregunta por la conversión de esa sociedad que se

declara libre en una sociedad encerrada. También es capaz de imponer la discontinuidad existencial entre quien está adentro hablando del amor y quien está afuera, tras las propias rejas, y linchó a un pibe o desea su muerte. La libertad situada no es nostálgica, desea más que una vuelta al pasado libre. Despliega el presente, lo vuelve maquínico. Deposita los cuerpos en esas maquinaciones y los sustrae del aparato del encierro. La libertad situada duele, pero puede fidelizarse en esa vocación de futuro próximo, palpable, no prototípico. En esa promesa política de cuerpos sin destino. No apilados. Es una libertad que toca el nervio sensible de los modos de vida y las vitalidades. Se pregunta desde la celda por las rejas.

Marilé Di Filippo.

Dra. en Ciencias Sociales, integrante del Club de Investigaciones Urbanas y de la Multisectorial contra la Violencia Institucional.

DERECHOS

CULTURALES Finalizaba el mes de Diciembre de 2013 cuando el 1° Festival Cultural de la UP n° 3 reunió a un conjunto de actores externos (talleristas) que venían realizando sus prácticas culturales grupal pero aisladamente en dicha institución. Aquella instancia marcaría un quiebre respecto de los procesos de colectivización de esos actores y actrices que al año siguiente decidieron constituirse en el Colectivo de Talleristas en Contextos de Encierro “La Bemba del Sur”. Los Festivales Culturales se inscribieron así, al año siguiente, en un Proyecto de Extensión de la UNR que se proponía fortalecer las prácticas de intervención y mejorar la calidad de los bienes culturales a partir de la planificación, organización y realización de Jornadas entendidas como espacios para el ejercicio de un derecho inalienable de la persona privada de su libertad (acceso a la vida cultural). Así, potenciar los espacios de educación no formal y los encuentros culturales habilitaba nuevos dispositivos alejados de la lógica punitivista que imprime la prisión e instalaba prácticas y discursos posibilitadores de una auto-percepción diferente. Auto-percepción que permitiría, a los detenidos, construir posibles recorridos como sujetos de Derecho en pos de fortalecer prácticas “ciudadanas” en el encierro y fuera de él.

La potencia de los encuentros

A partir de entonces se realizaron Festivales y Jornadas Culturales que convocaron a una multiplicidad de artistas que con sus intervenciones propiciaron los encuentros, potenciaron los miradas, los abrazos, los bailes; lograron, alegremente, enlazar los cuerpos en una trama de celebraciones que interpelan la cotidianeidad oscura y sediciosa de la prisión. Enumerarlos podría ser un ejercicio de desmemoria con todos los que han participado, pero pasayos, bandas de cumbia, tango, rock, jazz y folclore, entre otros, fueron parte de un entramado que fue posible por encuentros que de tan potentes se vuelven repetibles.

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LO FUNEBRERO EN SU PASO POR LA UP N°3. - por GERMÁN FARIZ, MAURICIO RIGONI Y MATÍAS PONISIO -

Haber participado de la “Apertura de Festivales 2017” llevado a cabo en la Unidad Penitenciaria n° 3 de la ciudad de Rosario fue una conquista, un encuentro, un cruce de historias, estratos e identidades que pone en jaque las lógicas imperantes, las estrategias institucionales y las tristes prácticas deshumanizantes propias de una institución carcelaria. Resignificar un espacio que se sostiene en prohibiciones y limitaciones, fundamentadas en una normativización arrebatadora de posibilidades, fue el desafío a superar. Y a eso fuimos: a compartir lo que es nuestro, de todos, y trascender las barreras que los muros imponen. El acceso a bienes culturales no es un beneficio ni mera obra del azar, es un derecho. Y esto debe ser así, en tanto el arte (disciplina desde la cual hoy nos toca hablar) signifique una herramienta resubjetivizante, instrumento mediante el cual uno es capaz de expresar deseos, fantasías, anhelos, añoranzas, en definitiva: la vida misma, reelaborada en actos creativos y emancipadores. Desde un principio, cuando recibimos la invitación por parte de talleristas miembros de “La Bemba del Sur”, surgieron ansiedades de distintas índoles. Se revelaron diferentes imaginarios en cuanto a lo que suponíamos es una cárcel, las personas que la habitan, cómo nos recibirían, el aspecto del establecimiento, entre otros. Llegado el día, lo que primeramente nos impactó fue la rutina que debe respetarse para poder ingresar a la institución: que retengan nuestras llaves, celulares y documentos, pasar rejas en vez de puertas, dejar asentado en varias oportunidades quiénes somos y a qué venimos, los olores, la poca luminosidad, el estado derruido de la edificación, todo lo cual provocó que de algún modo uno termine por sentirse una cosa chiquita dentro de un lugar inmenso, dándonos la sensación de estar atrapados. Fue a partir de ello que empezamos a darnos cuenta dónde estábamos, sin olvidar a qué íbamos: queríamos ofrecer algo de libertad, aún dentro del encierro, y hacer de esta experiencia “agua en el desierto”. Estando la banda lista para compartir su espectáculo, haciendo de este una auténtica intervención posibilitadora de encuentros que interpela la dinámica institucional, damos comienzo al show y nos produce gran satisfacción notar el reconocimiento de los destinatarios-partícipes; fue emocionante ver cuando empezaron a bailar, aplaudir y reír porque fue allí cuando nos percatamos de la llegada y repercusión que estábamos logrando. Al finalizar nuestro repertorio, tuvimos la oportunidad de conversar con las personas presentes a nivel más personal (con jugo y pastaflora de por medio) de tal manera que, despojándonos de prejuicios, llegamos a tener la sensación de que ya nos conocíamos de antes. Fue una experiencia sumamente enriquecedora para todos desde un plano

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político, sociocultural y, por sobre todo, humano. Agradecemos a todos aquellos/as que hicieron posible un acontecimiento de este tipo, encontrando en el propio acto (re)creativo del arte nuevas formas de entablar lazos, de resignificar tiempos y espacios, de instrumentalizar modos de ser y padecer para que, en y desde la cultura que a todos atraviesa, ir elaborando nuevas formas de habitar el mundo y simbolizar la vida. Tenemos la firme convicción de que actividades como estas devuelven a los sujetos algo de lo que les fue arrebatado al quedar privados de su libertad, incluso antes, y por ello defendemos la lucha por la recuperación y reivindicación de los derechos humanos, que somos todos/as y cada uno/a de nosotros/as.

Germán Fariz, Mauricio Rigoni, Matías Ponisio. Integrantes de la banda “Lo Funebrero”.


PAISAJE - por DANIEL BOCCOLI En una tarde de sol del mes diciembre de 2015, los cuerpos jóvenes enlazados por el ritmo cadencioso se desplazaban por el patio, mientras algunos niños correteaban a su alrededor. Ese aire casi de festejo juvenil y familiar, solo se quebraba por la presencia, en los techos y en algunos rincones, de los guardias penitenciarios y los perros que, excitados por la música y los movimientos, cada tanto tironeaban frenéticamente de las gruesas correas que los sujetaban. Habíamos llegado temprano con Diego Rodríguez y Bárbara Silva, dos abogados jóvenes de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, a la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Rosario, más conocida como “la Redonda de Zeballos y Ricchieri”, invitados por Mauricio Manchado y Maria Chiponi, quienes forman parte del grupo de docentes que organiza talleres de trabajo de los internos en temas de comunicación, periodismo, cerámica, música y hasta filosofía entre otros. Conocí a Mauricio y María, cuando como Director de Programas en Derechos Humanos de la Secretaría, coordiné el apoyo estatal para la publicación de la revista “Conexiones entre el adentro y el afuera”, que ellos editan con notas sobre sus trabajos con personas privadas de su libertad. Nos habían invitado a participar de una jornada de trabajo y un festival en la U 3, incluyendo el estreno de “Territorios Libres”, una película documental realizada por los detenidos en sus lugares cotidianos, desde los pabellones hasta la cocina y peluquería, en la que dialogan sobre sus sueños, el amor, la infancia y sus familias. También fuimos invitados a participar de un diálogo sobre los protocolos y

que comenzó a sonar “Paisaje” recordándonos que “no se piensa en el verano cuando cae la nieve”, sucedió lo impensable: en las cadencias del baile, entre los cuerpos jóvenes sometidos al encierro y la disciplina, se filtra un resquicio donde podíamos vislumbrar un relámpago fugaz de libertad y de deseo. En el acontecimiento, instante fecundo entre pesadumbre y felicidad fugaz, se inscribe el libro de Mauricio Manchado, producto de sus años de trabajo e investigación en la misma Unidad Penal, cuyo tema central gira en torno a las “insumisiones carcelarias en el umbral del egreso” a partir de las prácticas y discursos que permiten a los internos escapar a esa muerte cotidiana que la prisión ejerce sobre ellos y, así, afirmar el valor de la vida y dignidad humana dentro del orden carcelario.

condiciones de encierro con los guardias penitenciarios, los profesionales miembros de los Equipos de Asistencia (EARS) y algunos funcionarios judiciales. Al fin de esta jornada, entre sorprendidos y alegres, compartimos el cierre de actividades con el anuncio de la actuación del grupo musical rosarino Girda y los del Alba. Una Gilda local, arrancó con mucha fuerza y decisión interpretando algunos temas de la otra, la que se volvió inmortal transformándose en leyenda. Y al momento

En su libro, preciso y documentado, afirma que: “la cárcel, a pesar de los preconceptos que recaen sobre ella principalmente el que la concibe como un lugar estático-, se mueve y es cambiante”.1 ¡Y cuánto se ha movido La Redonda en aquel día soleado de diciembre de 2015! Y cuánto de este movimiento ha quedado en nuestros recuerdos y nuestras reflexiones. En mis años de gestión como parte del equipo de la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, muchas veces discutí

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con mis compañeros de trabajo acerca de la difícil, y siempre inconclusa tarea de afirmar, a través de políticas públicas, el valor de los derechos. En esas discusiones, al igual que en los debates académicos sobre el tema, las opiniones siempre han variado en un arco que va desde el más crudo escepticismo a una marcada esperanza en el potencial de estas políticas públicas. Escepticismo por la paradoja que tensiona entre, por un lado, el gran desarrollo discursivo y normativo de los DH y, por el otro, una situación concreta de vulneración, irrespeto y manipulación creciente. En esa jornada en la Unidad 3, en la película y sus diálogos, en la música y los cuerpos danzantes de esa tarde de sol, aparecía la esperanza de las posibilidades de cambios, que, si bien podían parecer pequeños, venían a reciclar valores de solidaridad y cuidado del otro. Aquella jornada en La Redonda, la experiencia de un día de debates, cine y baile con la música de Girda/Gilda, se recorta nítido junto a otros de similar significado, en los que acompañamos otros cuerpos también duramente marcados por el poder, testimonios vivos de las atrocidades del terrorismo de estado, en procura de verdad y justicia. Días en los que madres a quienes les arrebataron el cuerpo de sus hijos y cuyas vidas fueron signadas por las esperas y las luchas, se congregaron en una plaza, frente a un tribunal o un ex sitio de detención, en procura de justicia y verdad. Aquí y allá las relaciones de poder penetraron y están inscriptas en los cuerpos. Aquí y allá la tenacidad y el esfuerzo de la sociedad civil y el debido acompañamiento de políticas públicas permitieron avances persistentes en las luchas por los derechos. En estos tiempos que parecen ser de incertidumbre y cuestionamiento de muchos de estos avances, estas experiencias se deben entrelazar, porque los derechos humanos no son una agenda del pasado ni se agotan en lo que hemos logrado en relación a lo ocurrido hace cuarenta años. Su vigencia también está en juego en la afirmación de los derechos del presente, y especialmente en los establecimientos de encierro. Una idea de su importancia la suministra el Informe 2016 sobre los Dere-

chos Humanos en la Argentina, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), al consignar que la población privada de la libertad en nuestro país ha aumentado de manera sostenida: entre 1997 y 2014 la cantidad de personas encarceladas se duplicó, llegando a 69.060 a diciembre de 2014 según los datos oficiales del Sistema Nacional de Información sobre Ejecución de la Pena (SNEEP), y, como efecto de la selectividad del sistema penal, el 60% de la población detenida en cárceles argentinas son jóvenes que tienen entre 18 y 34 años, de los cuales un 34% no completó el nivel primario y el 73% no ingresó al nivel secundario. 2 Esfuerzos como los que realizan el grupo de trabajo de la Unidad 3 suman acciones de la sociedad civil, de funcionarios estatales y de amplios sectores sociales, a fin de construir paciente y tenazmente una agenda de derechos, sobrepasando todo tipo de obstáculos. Y es precisamente este carácter de construcción plural y colectiva el que en esta evocación quiero reafirmar, en el convencimiento de que allí radica su reaseguro y continuidad en estos tiempos de incertidumbre.

REFERENCIAS:

1Manchado M, (2015)

Las insumisiones carcelarias. Procesos comunicacionales y subjetivos en la prisión, Ediciones Río Ancho, Rosario.

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CELS, Informe 2016. Derechos Humanos en la Argentina. Ed. Siglo XXI, Buenos Aires, pgs. 219-234.

Daniel Leandro Boccoli.

Ex Director de Programas en Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe

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Ferias

CUL TU RA LES

Otros recorridos posibles

///////////////// “Trascender los muros. Producciones culturales y prácticas laborales en Unidades Penitenciarias del sur de Santa Fe”, fue el nombre del proyecto de extensión presentado en la Convocatoria 2015 de la Universidad Nacional de Rosario, que cristalizaba un proceso comenzado a inicios de aquel año en el que, desde “La Bemba del Sur”, comenzaban a forjarse las articulaciones con la Dirección de Asistencia Pospenitenciaria de Santa Fe y con la Secretaria de Cultura de la Municipalidad de Rosario, para concretar el proyecto de que las producciones artísticas realizadas en el marco de talleres culturales en distintos penales del sur santafesino (mosaiquismo, cestería artesanal, cuero, macramé, madera, entre otras) , pudiesen ser comercializadas en las principales ferias de la ciudad de Rosario (Feria del Boulevard, Las 3 Ecologías, El Librazo de la Vigil, Impulsar, etc.), en un puesto itinerante atendido por una persona que, durante su detención, se había vinculado a los talleres realizados en la UP N° 3. Así, Ángel “El Feriante”, se hizo cargo de la atención del puesto poniendo a circular productos que, hasta entonces, habían visto limitada su comercialización al interior de las cárceles o en pequeños círculos familiares. Esto supuso, a la vez, la puesta en ejercicio de múltiples Derechos y la posibilidad de pensar otras trayectorias laborales. Ángel cargaba su manta repleta de productos, montaba

el gacebo, colocaba caballetes, desplegaba el tablón y, sobre él, las producciones artísticas que se proponían dialogar con ese “afuera” muchas veces hostil para quienes habitan los márgenes de los barrios y de las instituciones sociales. Ángel era, y es, un feriante que construye otros recorridos posibles, que va tejiendo relaciones, encontrando otros espacios de socialización y discutiendo esos sentidos construídos en torno a las personas que salen de la prisión. Ángel disputa y desafía cotidianamente esos lugares asignados, se encontró siendo un feriante, un productor de artesanías – porque él también comenzó a realizar piezas de mosaiquismo – , en definitiva, un gestor

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“EL FERIANTE” DESDE LAS “FERIAS”: Algunas razones para seguir adelante con ésta experiencia. - por VIRGINIA MASSAU La posibilidad de incorporar al circuito de Ferias Artesanales de la Municipalidad de Rosario, los bienes culturales con alto valor artístico y artesanal, producidos dentro de las UP de la provincia de Santa Fe, surgió del interés y las inquietudes de los propios trabajadores y profesionales de la cultura que desarrollan su labor en los diferentes espacios de producción cultural dentro del ámbito carcelario. Fue a raíz de las inquietudes de éstos trabajadores, en su intento por articular sus prácticas con otras instituciones estatales, que promovieron el acercamiento al ámbito del Estado Local. Destaco esta cuestión en primer lugar, ya que como trabajadora de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad -y por lo tanto- miembro activo de las políticas culturales estatales de la ciudad de Rosario, me parece justo explicitar que el devenir de las políticas públicas encuentra su mayor riqueza y eficacia en el encuentro con los productores directos de los hechos y acontecimientos. Es decir que, la mayoría de las veces son esos productores (como en este caso, el grupo de trabajo de producción cultural en las cárceles) los que dan sentido al horizonte de las políticas. En definitiva, una política pública no es otra cosa que el diseño de una acción colectiva “intencionada” de la que participan diferentes actores.

Desde el año 2009 coordino el área de Ferias “Muy Rosarinas” de la Secretaría de Cultura y Educación, teniendo a mi cargo 8 ferias artesanales, el Mercado Retro de Antigüedades “la Huella” y la Feria de ropa usada “El Roperito”. En todos estos años, además de incorporar anualmente nuevas propuestas artesanales y puestos de antigüedades y ropa usada, también fuimos sumando proyectos colectivos de diversos grupos que producen objetos para el consumo cultural desde diferentes espacios institucionales. Así, en el 2013, surgió la idea de coordinar y articular acciones con los productores privados de la libertad. En ese marco, oportunamente conversamos con varios de los compañeros responsables de los talleres de pro-

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ducción de los diferentes penales de la provincia (cárcel de mujeres, UP III y Piñeiro) y decidimos pensar la posibilidad de incorporar al circuito de ferias artesanales las producciones realizadas dentro de los espacios del penal, que cumpliesen los requisitos exigidos por la normativa de regulación de ferias artesanales municipales (Ordenanza nº 8682/2010): Esto sería también, una oportunidad para ellos de regular su trabajo. Esta propuesta, que hemos mantenido como criterio general (artesanos y colectivos de producciones artesanales diversos) nos permitió y nos permite impulsar intencionadamente al menos dos grandes movimientos: en primer lugar, democratizar los espacios de comercialización (ferias) sumándoles en sus corredores propuestas con un fuerte trasfondo social y con un valor agregado artístico cultural. En segundo lugar y en relación a los productores se apuesta a sus potencialidades en torno a la producción de objetos dignos de comercializarse en ferias culturales. Es así que estas inclusiones se transforman en apuestas des-estigmatizadoras de poblaciones históricamente marginadas de determinados espacios “culturales”, convocándolos a partir de sus producciones y no de sus individualidades. Un primer obstáculo -que finalmente resultó en una oportunidad- fue tener que cumplimentar con la condición establecida en la normativa de ferias, de que el


puesto fuese atendido por el productor de las piezas. Nos encontrábamos con productores que temporalmente se encuentran privados de la libertad y que, por lo tanto, no podrían concurrir a las ferias. Esta dificultad fue la que permitió incorporar a la atención de los puestos a personas que se encuentran en la etapa de libertad condicional, convirtiéndola incluso en una “tarea” comunitaria a realizar. Bajo esta modalidad y con la incorporación de vendedores o atendientes de puestos desde ese primer acuerdo (2014) y hasta la actualidad hemos contado -en la Feria del Bulevar, pero también en varias ediciones de las ferias navideñas de la plaza Pringles- con la participación de varias de las producciones que se realizan dentro de los penales. Entre otras, cestería en papel, mosaiquisimo y el proyecto El Enredo de producción textil que funciona dentro de la cárcel de mujeres. Todas estas producciones pueden ser comercializadas de forma justa, es decir, a precios reales que incluyen el costo de la producción y la mano de obra calificada de quienes los han facturado, dejando de lado el sistema del peculio y el menudeo, la degradación y la carga estigmatizante que generan actitudes de “lástima social” con la que habitualmente circulan los objetos producidos por los “presos”. En el escenario de las ferias, esos objetos reposicionan a sus productores en un esquema de igualdad y en ese sentido se convierte en una experiencia equitativa.

EN LA FERIA NOS “ENCONTRAMOS” - por PABLO BUFARINI La feria es un espacio de encuentro. Vamos a la feria para encontrar productos que expresan historias. Historias de la persona que imprime trabajo humano a la materia y transforma la realidad. Para encontrar el producto y la historia, no existe una cosa sin la otra.

Para la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario es una alegría, un orgullo y una política que evaluamos como altamente positiva. No solo hemos podido incorporar a las Ferias Artesanales de la ciudad propuestas innovadoras y artículos de importante calidad artesanal, elaborados por personas temporalmente privadas de la libertad; sino que hemos podido incluir, a través de la atención de los puestos, a quienes en la mayoría de los casos después de atravesar instancias judiciales encuentran reducidas sus posibilidades en las construcciones de redes y lazos sociales, convirtiendo su estatuto de presos a “feriantes” Finalmente, destacamos el impacto social y cultural positivo de estas incorporaciones, ya que, en la mayoría de los casos, tanto sea de parte de los artesanos participantes de las ferias y del público concurrente y consumidor, hemos recibido una respuesta más que favorable de aprobación. Por todo esto, consideramos fundamental seguir adelante con esta política de inclusión por la cultura.

Virginia Masau.

Lic. en Trabajo Social. Coordinadora de Ferias Artesanales Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario.

///////////////// Por esos motivos apoyamos, participamos y adherimos, desde el primer momento junto a la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario el proyecto “Trascender los muros. Producciones culturales y prácticas laborales en Unidades Penitenciarias del sur de Santa Fe”

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y destacamos el valioso trabajo de fomentar vínculos de la Universidad Pública con su comunidad. Este tipo de proyectos evita la fragmentación de los abordajes sociales entre diversos actores. Por eso destacamos que la Secretaria de Cultura de la Municipalidad de Rosario, destine un espacio donde se puedan exhibir y vender estas producciones, ahí donde asisten los vecinos, sin distinción de ningún tipo, a adquirir un producto con historia de esperanza, de nuevos horizontes, de nuevas trayectorias Desde la Dirección Provincial de Control y Asistencia Pos Penitenciaria del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Santa Fe, partimos de abordar la complejidad y la multicausalidad del delito, procurando generar espacios de inclusión social. Esos espacios se construyen con la implementación de políticas públicas universales y también particulares, que entiendan las historias, que se implementen junto a la comunidad y sus actores. El programas de “Becas de Inclusión Social”, que implementa la Dirección Provincial de Control y Asistencia Pos Penitenciaria y en el cual se incluyen los feriantes, apunta a Promover el desarrollo de actividades específicas sobre capacitación e inclusión de personas en conflicto con la ley penal, evitar la reiterancia y reincidencia delictiva, construir ciudadanía, fomentar la inclusión social de

personas en conflicto con la ley penal y sobre todo contribuir a la construcción de vínculos sociales y proyectos de vida alternativos al delito. Los encuentros vencen estigmas y prejuicios y las personas privadas de la libertad una vez que recuperan su libertad, aun cuando deben seguir cumpliendo reglas de conducta en libertad, deben poseen las mismas referencias territoriales (Centros de Salud, Centros Comunitarios, Centros de Distrito, etc.) de quienes nunca fueron privados de su libertad, por lo tanto son sujetos de derechos y deberes y deben ser destinatarios de las mismas políticas educativas, culturales, de empleo, de salud que cualquier vecino. Pero para ello es necesario un acompañamiento inicial que refuerce vínculos alternativos al delito. Este tipo de proyectos son parte esencial en ese acompañamiento.

Dr. Pablo Bufarini.

Asistente Técnico del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Santa Fe. Ex Director Provincial de Control y Asistencia Pos Penitenciaria de la Provincia de Santa Fe.

El derecho a la educación El Programa de inserción a la Educación Superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe, que forma parte del Programa de Extensión “Integrando” de la Universidad Nacional de Rosario, nace de la conjunción de dos situaciones clave: el trabajo en los espacios de prácticas culturales desarrollado en las Unidades Penitenciarias del sur provincial desde el año 2008 y el deseo y la inquietud de los participantes de tales espacios por continuar con sus estudios al salir del encierro. Esta inquietud dio lugar a la pregunta de cómo institucionalizar un programa que permitiera el acompañamiento de todos los participantes de los talleres que quisieran ejercer su derecho al libre acceso a la educación; teniendo en cuenta los recursos, proveniencias y pertenencias académicas de quienes coordinamos actualmente estos talleres, nos propusimos entonces elaborar el proyecto de extensión que sería aprobado en la tercera convocatoria del Programa “Integrando”, en el año 2016, para ser llevado a cabo durante los años 2017 y 2018.

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Programa Integrando

Nuestra posición teórica, ética y política fundamental consiste en afirmar el acceso y ejercicio de la educación, en todos sus niveles, como un Derecho Humano Básico, y en sostener que quienes cumplen una condena en establecimientos penitenciarios sólo deberían tener cercenado su derecho a la libertad ambulatoria. Es por esto que creemos indispensable procurar dispositivos educativos


que, tanto en el encierro como fuera de él, habiliten otros recorridos posibles. Actualmente las personas privadas de su libertad en cárceles del sur provincial que pretenden acceder a estudios de nivel superior durante el cumplimiento de sus condenas no cuentan con programas o intervenciones sistemáticas, regulares, formalizadas e institucionalizadas de educación superior en dichos contextos, ni se registran tampoco antecedentes de dispositivos de acompañamiento para quienes acceden a las libertades transitorias y/o condicionales y manifiestan interés en comenzar o continuar estudios superiores una vez egresados de la prisión. Por eso resulta imprescindible que la Universidad pública, en tanto organismo del Estado que promueve la educación como un derecho, intervenga en contextos de encierro con acciones que impulsen y sostengan la inclusión de sujetos con trayectorias educativas discontinuas, y tensione también determinadas áreas o problemáticas sociales (el encierro y sus efectos es una de ellas) para instalarlas en y como agendas universitarias y sociales. Asumimos este Programa desde una perspectiva de intervención territorial que se propone generar condiciones de posibilidad subjetivas y objetivas de manera colectiva. Por tal motivo, trabajamos a partir de las singularidades en la generación de territorios comunes y amables que permitan nuevos horizontes, nuevas trayectorias para las personas privadas de su libertad que, siendo partícipes de los procesos de creación e implementación de proyectos, se posicionan en un tipo de vinculación dialógica y horizontal. Es por esto que consideramos la posibilidad de transitar estudios superiores no como un beneficio en el marco del “tratamiento correccional penitenciario” (Ley 24.660/1996) ni como una herramienta de resocialización o de disciplinamiento de la población carcelaria, sino como lo que puede ser el punto de partida para construir un proyecto alternativo de vida dentro y fuera de los muros; un lugar de resistencia a los efectos degradantes del encierro, el aislamiento, el individualismo, la pérdida de autonomía y la violencia. Asimismo, la realización de este proyecto está transversalmente acompañada por jornadas que se proponen fortalecernos en la producción de conocimiento en contexto, ampliar las prácticas de intervención y ofrecer a la comunidad educativa y a la sociedad en su conjunto, otros relatos sobre los sujetos que llevan trayectorias en el encierro. Esperamos, entre otras cosas, poder contribuir al efectivo ejercicio del derecho a la educación de las personas privadas de su libertad, y fortalecer y potenciar el compromiso social universitario con las prisiones a fin de ensayar prácticas de intervención y reflexión cada vez más comprometidas con la problemática carcelaria.

EL PROGRAMA INTEGRANDO - por LUCIANA PRUNOTTO A mi me toca escribir en base a un texto que explica el Programa de inserción a la Educación Superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe. El texto explica, como es de suponer, en qué consiste el programa que están llevando adelante -entre otros- María y Mauricio. Es un texto claro, prolijo, profundo, que posiciona claramente la forma en que han encarado el proyecto, particularmente la forma ética en que lo han hecho. Usan palabras como derecho a la educación, derechos humanos, personas al referir a los detenidos, proponen acompañar, plantean un proyecto alternativo para quienes participan de él; mencionan la intención de generar territorios amables, anhelan también ofrecer a la sociedad otros relatos sobre los sujetos que llevan trayectorias de encierro. Yo al programa lo conocía porque María y Mauricio me lo habían contado un día que vinieron a verme a mi Juzgado. Y esa experiencia es la que quiero transmitir, si es posible. Ese día, cuando se fueron, sentí añoranza. Nostalgia. De la linda. De la que uno siente -pensé después- cuando uno escucha en la radio esa canción vieja que le encanta. Esa que, cada vez que la escuchas, aunque hace años que la compusieron, te saca una sonrisa, o una lágrima o te trae un recuerdo que reconforta. O esa que te hace correr adrenalina por todo el cuerpo y te ponés a cantar a

gritos (cada uno sabrá cuál es la suya; al menos los que tenemos ya una edad suficiente para considerar que hay “temas viejos”). Ese tema musical que no escuchás tan seguido, que hasta incluso no es fácil de conseguir dónde comprar el cd que la tiene (ya en realidad no es fácil encontrar ni siquiera un negocio que venda cds, ¿no?). O que, quienes lo tienen, ahora a veces lo guardan en algún rincón. Porque ahora parece que se escucha otra música. Otra canción donde la letra dice cosas distintas. Donde tal vez ni siquiera es necesario que haya música, sino mejor es que haya ruido. Mucho ruido. Pero eso sí, al ruido, lo pasan en todas las radios. En los horarios centrales. En

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los programas con mayor rating. Y ese tema (¿musical?) se vuelve masivo. Y es difícil decir que a vos no te gusta. Que a vos te gustan otras canciones. Pero la canción vieja está. Y por suerte, un día te la encontrás en la radio, cuando estás manejando, o te estás bañando, o lavás los platos. Y te conmueve. Te conmueve como el primer día que la escuchaste y como cada vez que lo volvés a hacer. Aunque ya no la canten con vos a coro tantos como antes. Aunque escucharla ya no esté de moda. Aunque ya no sea un tema que vende. Seguro no está en el top ten de ninguna radio masiva. Capaz que ni siquiera tus amigos la cantan (claro que como son tus amigos te dejan la radio puesta cuando pasan ese tema para que vos lo escuches). María y Mauricio cantan esa canción vieja. Por suerte. La cantan, además, con mucha fuerza. Quieren que la escuchen otros. La cantan para otros que la quieran escuchar. No para imponerla. Para compartirla. Para que deje de ser vieja y sea actual. De nuevo un buen tema para muchos. Difícilmente sea un hit alguna vez. Pero reconforta el alma volverla a escuchar. Gracias....totales!

Luciana Prunotto.

Jueza de Ejecución Penal. Docente de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.

EL INTEGRANDO - por MARIA PAULA ARCE Cuando me pidieron que comenzara a escribir sobre la experiencia del Integrando, me pregunté: ¿qué puedo decir yo? Luego me decidí a pensar la experiencia como lo que es, una experiencia colectiva. Y decir que es una experiencia colectiva no implica desentender la mirada individual, sino sumar la misma a un proyecto que nos incluye y que nos trasciende. El lugar que cada unx de quienes nos alistamos en el Proyecto fue un espacio que se construyó en común, con lxs demás. Ningunx dispuso personalmente cuál iba a ser su participación, sino que fuimos sumando individualidades en función del objetivo común que teníamos. Fue así que el año 2016 nos encontró juntándonos los viernes por la tarde para ingresar a los pabellones de la Unidad 6 y conversar con los muchachos, con la excusa de realizar el relevamiento para conocer hasta qué nivel educativo habían podido alcanzar a completar. Como operadora institucional puedo decir que esas jornadas de viernes han fracturado el encierro que se preveía desde la mañana de esos días, rompiendo el cerco invisible que divide a las oficinas de “la tierra del olvido”, el perímetro penal. Y esta sensación de ruptura no era sólo para quienes se encuentran en el interior de los pabellones, sino también para quienes trabajan en ellos. Tal es así, que encontrábamos celadores dispuestos a conseguirnos un espacio físico

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para acomodarnos, sillas y mesas donde poder trabajar, y predisposición para llamar a los muchachos y dejarnos transcurrir la tarde entre charlas y mates. Muchas veces esas charlas no eran sólo con las personas detenidas, sino también con los mismos empleados, quienes se interesaban por conocer qué era eso de la Universidad en la Cárcel y qué significa la Extensión Universitaria. Desde la oportunidad que la Universidad me otorga como docente y como tutora acompañante de las Prácticas Profesionales de estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social, este proyecto vino a significar la posibilidad de ofrecer un espacio de intervención que sea de aprendizajes, interdisciplinas, discusiones y búsquedas conjuntas de soluciones y alternativas, y sobre todo donde el análisis institucional y el rol del Trabajo Social puedan ser abiertos y dinámicos, donde pueda pensarse a la profesión trascendiendo las incumbencias asignadas y el mandato institucional prescripto, donde la capacidad y posibilidad de creación sean un desafío y una posibilidad; y que a la vez sea atrayente y convocante. Desde la profesión que abrazo, el Proyecto significó la posibilidad de pensar-hacer con otrxs, junto con otras profesiones, con otrxs actores. Fue la mejor forma de enriquecer la mirada y la praxis, y es un objetivo que alimenta nuestra profesión y nuestra intervención. Fue y sigue siendo una bocanada de aire fresco que potencia la creación de relaciones con los sujetos con los que trabajamos desde objetivos que no sean solamente de la institución ni de la profesión, sino que persigan el verdadero interés de las personas con las que trabajamos. A partir de allí, las múltiples posibilidades de acción que se pusieron en movimiento fueron a partir de esas aspiraciones, porque sin los muchachos y sus aspiraciones el proyecto no tiene sentido ni posibilidades. Quienes dinamizan el mismo son ellos, no nosotrxs. Fue así que comenzamos a proponer a la Escuela Primaria de la Unidad la solicitud de concretar un examen que permitiera a quienes deseaban terminar el ciclo primario formal y estuvieran en condiciones, poder prepararse y realizarlo. También comenzaron los primeros acompañamientos para quienes habían cursado los últimos años de la educación secundaria formal y debían rendir materias. Pero sobre todo, lo que se puso en movimiento fue el deseo de quienes comenzaban a vislumbrar que había una posibilidad certera y concreta de poder acceder al derecho a la educación, y que ellos mismos podían ser actores de ese acceso. En palabras de Paulo Freire, el “inédito viable” se pone en juego para la realización de prácticas pedagógicas que nos convocan a todxs, con la intención de cambiar el presente proyectando desde él un futuro real, y con un posicionamiento político, estético y ético inaugural en los espacios de encierro. Porque, en definitiva, el Proyecto de Extensión Universitaria que emprendimos en función de la inclusión a la Educación Superior de personas privadas de su libertad, es ante todo una experiencia política, donde el acto de aprender nos incluye y nos con-mueve, y así nos construye en sujeto político -entendiendo que el sujeto político es siempre un sujeto colectivoEste sujeto colectivo no se inscribe sólo en coordenadas


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de pensamiento y acción, sino en la puesta en juego del cuerpo y de lo afectivo como puesta en común en la comunicación interpersonal y en el acto de aprender, sobre todo teniendo en cuenta que se aprende en comunidad, y en relaciones de paridad e igualdad.

María Paula Arce.

Lic. en Trabajo Social, profesional del E.A.R.S de la UP N° 6 de Rosario. Docente universitaria e integrante del Integrando: “Programa de inserción a la educación superior para personas privadas de su libertad en las cárceles del sur provincial”

Correspondencias audiovisuales con el CCB Flammarion.

Jóvenes y MEMORIA

En el marco de una actividad conjunta realizada entre septiembre y diciembre de 2016 por jóvenes del Centro de Convivencia Barrial de Flammarion (Rosario) y participantes de los talleres de filosofía de las Unidades Penitenciarias Nº 3 de Rosario y N.º 11 de Piñero, tuvo lugar un interesante intercambio de preguntas y respuestas en torno al problema de la violencia institucional. Esta actividad surgió inicialmente de una propuesta de investigación enmarcada en el programa “Jóvenes y Memoria”, nacido en la ciudad de La Plata en el año 2002 y llevado adelante por la Comisión Provincial por la Memoria, y puesto en marcha en Rosario en el año 2013. La consigna de la actividad consistió en abordar la pregunta por la situación de los jóvenes en las cárceles provinciales durante el tiempo de la última dictadura cívico-eclesiástico-militar y en la actualidad. Como alternativa al soporte audiovisual, los jóvenes pensaron en montar una instalación y realizar una performance que les permitiera reflejar su investigación. El intercambio entre los participantes del CCB y los detenidos de las UP N.º 3 y 11 derivó en un verdadero acontecimiento comunicativo en el que, lejos de la unilateralidad, las preguntas e inquietudes surgieron espontáneamente en ambos grupos. Algunos de los interrogantes iniciales planteados por los jóvenes del CCB indagaban sobre ciertas condiciones de la vida en el encierro, y las respuestas correspondientes trascendieron la dimensión meramente “informativa”, para dar lugar a relatos de experiencia y a una búsqueda de reconocimiento mutuo. Los temas que inquietaban a los jóvenes del CCB versaban sobre las condiciones de convivencia en las cárceles, las posibilidades reales de estudiar y trabajar allí, la relación de los detenidos con las fuerzas de seguridad, la pertenencia barrial, la resolución de los conflictos, etc. En respuesta a estas inquietudes, los talleristas de las UP N.º 3 y N.º 11 relataron en parte su trayecto en el encierro y dieron a los jóvenes algunos consejos en base a sus propias experiencias de vida, para plantear a su vez otras preguntas, referidas especialmente al imaginario que respecto de la cárcel y el encierro pudiesen tener estos jóvenes. Un dato no menor en este intercambio es que los jóvenes del CCB que participaron en la actividad tienen en su mayoría familiares o conocidos que pasaron o que se encuentran actualmente detenidos en cárceles de la provincia, lo que hace pensar que muchos de ellos formularon sus preguntas en relación a preocupaciones más cercanas a su propia experiencia y la de sus afectos. Tal vez esta misma cercanía con la experiencia del encierro llevó a que, en la comparación de los casos de detención en tiempos de la última dictadura con la situación actual, los jóvenes hayan hecho más hincapié en las similitudes que en las diferencias. La principal similitud que salta a la vista es el hecho de que en ambos casos fuesen precisamente personas de la misma edad quienes sufrieron y continúan sufriendo actualmente la violencia institucional.

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NUESTRO MUNDO A TRAVÉS DE LA PALABRA - por GUILLERMO DÍAZ Leyendo sobre el trabajo que realizaron desde el taller de Filosofía, junto a adolescentes del CCB de Flamarión, me rememoro una actividad que realizamos en la escuela N°2003 en el marco de acercarse la fecha en que conmemoramos el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que finalizo con la visita de Juan Pablo Bustamante, compañero docente, miembro de la comisión directiva provincial de nuestro gremio Amsafe, en la secretaria de derechos humanos, y sobreviviente del terrorismo de estado. Y el porqué de recordar este momento tiene que ver con la habilitación de LA PALABRA para la construcción del dialogo como acontecimiento comunicativo. La visita y charla del compañero con nuestra comunidad educativa fue muy amena, los alumnos se interesaron por preguntar sobre el motivo y el momento de su detención, así como sobre la afiliación y participación política de los jóvenes por aquellas épocas, pasando luego por los lugares de detención y las condiciones, derivando al final de la misma y dada también la necesidad de Juan Pablo de saber las condiciones en las que se encuentran las personas detenidas se estableció un dialogo muy interesante, donde se encontraron las similitudes y las diferencias, en el que se planteó la relación con el servicio penitenciario, la violencia institucional sufrida por los jóvenes tanto en situación de encierro, como en la calle, las posibilidades fuera del penal, la discriminación. Aparte del momento compartido, y la forma en que se interpelo ese momento de nuestra historia y las realidades actuales, me parece resaltar como circulo la PALABRA, esa que puede ser fría, meramente o tendenciosamente informativa, la que muchas veces coloniza, que muchas veces se dice o se escribe y no se cumple, pero que construye y emancipa cuando se la hace parte de un dialogo, de una relación bilateral o multilateral sea esta cara a cara, a través de algún soporte tecnológico, a través del simple cruce de cartas. Construir un hecho pedagógico importante tiene que ver con el dialogo, la circulación de la palabra, con aprendizajes mutuos, con interpelar el mundo que nos rodea, así

como a los elementos de que nos valemos para significarlo, creando lazos de confianza e intentando comprender lo que el otro necesita conocer para resignificarse en el mundo.

Desbautizar el mundo, sacrificar el nombre de las cosas para ganar su presencia. El mundo es un llamado desnudo, una voz y no un nombre, una voz con su propio eco a cuestas. Y la palabra del hombre es una parte de esa voz, no una señal con el dedo, ni un rótulo de archivo, ni un perfil de diccionario, ni una cédula de identidad sonora, ni el banderín indicativo de la topografía del abismo. El oficio de la palabra, más allá de la pequeña miseria y la pequeña ternura de designar esto o aquello, es un acto de amor: crear presencia. El oficio de la palabra es la posibilidad de que el mundo diga al mundo, la posibilidad de que el mundo diga al hombre. La palabra: ese cuerpo hacia todo. La palabra: esos ojos abiertos. Roberto Juarróz, Sexta Poesía Vertical

Guillermo Díaz.

Maestro de la escuela primaria para adultos N° 2003, de la UP N° 3 de Rosario.

LOS JÓVENES SOMOS VOCES DE LA HISTORIA 1 - por CAROLINA DEL FRESNO La investigación que fue la excusa para este intercambio llevó el nombre de “Historias encerradas”, en honor a aquellas voces de la historia que tienen mucho para decir, pero que no tienen lugar para contar. A la hora de pensar las fuentes de la investigación surgieron preguntas ¿Cómo se construye la memoria?

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¿Quiénes son los dueños de ella? ¿Quiénes están autorizados y quienes no para construirla? Tanto la memoria como los olvidos, pensamos, se construyen políticamente, son territorios de disputa de sentidos. Al construir estas respuestas, lxs jóvenes se fueron descubriendo como portadores de un saber no sabido, en sus propios cuer-


pos alojaban las huellas de la historia. Se presentaba, entonces, como necesaria la posibilidad de reconstruir ese hilo de Ariadna que nos filia con nuestro pasado, “recordar para el futuro” ,2 tomar la palabra y contar esas historias que no son contadas. En las conversaciones con el grupo un dato nos llamó la atención, las edades de los detenidos desaparecidos en la época de la dictadura: eran en su mayoría jóvenes entre 18 y 25 años. “Qué curioso, hoy en día las cárceles siguen estando pobladas de jóvenes”. Curioso no, dijimos, era sistemático. Un plan diseñado para disciplinar y controlar a lxs jóvenes que sucedió en la dictadura, pero que hoy, en democracia, continúa perpetuándose en la idea del joven peligroso (y las prácticas vinculadas a esta representación). Por esto decidimos ir a buscar esas voces, que nos cuenten en primera persona que pasa hoy cuando somos detenidos. El intercambio comenzó con la visita de Hernán al CCB, nos encanta recibir visitas, así que estábamos todos muy entusiasmados. Teníamos una lista larga de preguntas que habíamos estado trabajando. Los chicos disfrutaron mucho poder contarles a otros de que se trataba su investigación, pero el acontecimiento se dio cuando volvieron las respuestas. Sinceramente esperábamos que algo del consejo, del “no hagan esto”, podía aparecer. Para nuestra sorpresa, hubo muy poco de eso y más que nada nos encontramos con sujetos que tomaron la

palabra, se comprometieron con su historia y se sintieron responsables de aquello que podían contar. Fue un gran momento para ambos grupos, ver a los jóvenes de la U3 responder en primera persona, amorosamente implicados resonó en lxs jóvenes de Flammarión, sintieron que aquello que estaban haciendo era absolutamente necesario. En los tiempos que corren, recuperar la palabra de los que no siempre son escuchados, hacerla circular, producir, es una praxis transformadora de la realidad, y creo personalmente que así lo comprendieron ambos grupos, quizás a un nivel sensible. Nosotros como facilitadores, debemos garantizar las condiciones para que estas experiencias se multipliquen. ¡Por más encuentros y construcción colectiva de memoria!

REFERENCIAS:

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Jonathan, 21 años, Flamarión

2 Consigna del Programa “Jóvenes y Memoria” Carolina Del Fresno.

Psicóloga (UNR). Trabajadora del CCB Flammarión

El Sentido Político

de la Universidad LA EXTENSIÓN COMO PRÁCTICA POLÍTICA EN CONTEXTOS DE ENCIERRO.1 - por LUCIANA MIR, MAURICIO MANCHADO, MARÍA CHIPONI Y EVA ROUTIER En Rosario, en las Unidades Penitenciarias nº3, nº6 y nº11, “La Bemba del Sur” es un colectivo de trabajo conformado por estudiantes, graduados, docentes, investigadores provenientes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y talleristas privados de su libertad, destinado a trabajar en y por el acceso y socialización de prácticas culturales y educativas en contextos de encierro. Apartándose críticamente de las lógicas correccionales que conciben el acceso a las prácticas culturales y educativas

como un “beneficio” distribuido de manera discrecional o como parte del “tratamiento” para la reinserción, resocialización o prevención de la reincidencia, “La Bemba del Sur” entiende que el acceso a los bienes culturales y a la educación es un derecho humano básico que debe hacerse extensivo a todos los ciudadanos, independientemente de su condición legal. Reconocer a los internos como sujetos de derechos es la condición de posibilidad para la resignificación de sus biografías y para la construcción de un proyecto de vida extramuros.

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Aunque breve, la historia de este colectivo de trabajo requirió de un intenso proceso de autopercepción y reconocimiento por parte de sus promotores en tanto sujetos políticos provenientes, mayormente, de la Universidad Pública, actuando dentro de una institución de encierro y castigo orientada, paradójicamente, a la corrección de los detenidos. Proceso que puede ser objetivado a partir de la reconstrucción de los espacios concretos de trabajo donde fueron desarrollándose las distintas prácticas culturales y educativas -y sus sentidos- en los últimos años dentro de la Unidad Penitenciaria nº 3 (UP nº3), espacio en el que se produce el encuentro de quienes conformarán desde el año 2014 el Colectivo “La Bemba del Sur”. Colectivización que encontraría sus primeros pasos de institucionalización con la presentación de proyectos de extensión en las diversas convocatorias de la Secretaria de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario. Un práctica extensionista que es concebida como una práctica política a partir de la cual no se trata de recrear las mismas condiciones y trayectorias universitarias elitistas de «afuera», ni de crear un régimen de privilegio para los presos que decidan estudiar adaptando así la economía de favores del régimen penitenciario al universitario, si no de darle un marco formal a los espacios y proyectos existentes y en formación para que, a través del reconocimiento institucional y de la gestión de los recursos necesarios, se multipliquen, se organicen y se potencien. Potencia de activar la grupalidad sobre nuevos recursos sociales y culturales, perfilando una confianza sobre valores que contribuyen a formar otro tipo de vínculos entre los presos, y que puedan alterar los contornos mismos de la Universidad permitiéndole repensarse y reorientarse en tanto institución pública que necesariamente debe comprometerse con la intervención territorial desde una perspectiva integral. Una Universidad que contribuya a interpelar el fracaso endémico de un sistema de castigo que espeja y condensa nada más que los valores de la comunidad que la instituye, es entonces uno de los grandes desafíos para todos aquellos que hacen de la extensión una práctica política que tensione e intente transformar las desigualdades de un orden social que encuentra en las prisiones su más fiel expresión. Desde esa perspectiva, el Colectivo “La Bemba del Sur” presentó cuatro proyectos de extensión que vienen siendo ejecutados en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe: “Cultura tras los muros. Derechos y prácticas culturales en la Unidad Penitenciaria nº3 de Rosario” (2014); “Trascender los muros. Producciones culturales y prácticas laborales en Unidades Penitenciarias del sur de Santa Fe” (2015) y “Derechos culturales y educativos en el encierro. Encuentros, territorios y prácticas artísticas en la Unidad Penitenciaria n° 3 de Rosario” (2016), correspondientes a las 7ma, 8va y 9na convocatorias de la Secretaria de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario, a los que debemos sumar el Programa de Extensión Integrando “Programa para la inserción a la educación superior de personas privadas de su libertad en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe”, otorgado por la

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Secretaria de Extensión (UNR) en el año 2016. Proyectos y Programas que forman parte ahora del recientemente oficializado Programa “Educación en Cárceles” de la Secretaria de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario.

1El siguiente texto es una selección de un artículo publicado en la Revista “Extensión en Red” N°7 , Septiembre 2016.

Talleristas e integrantes del colectivo La Bemba del Sur.

La espera como suplicio… La espera como potencia. La educación como la herramienta de trasformación en el encierro. - por MARIELA DANERI -

Esperaba, esperaba Y todavía, y siempre Esperando, esperando con todas las arterias, con el sacro, el cansancio, la esperanza, la médula; distendido, exaltado, apurando la espera, por vocación, por vicio, sin desmayo, ni tregua

Las cárceles son, entre otras muchas cosas, lugares de espera. Espera de condena firme, espera a la salida transitoria, espera para las visitas… espera. Esperas que devienen suplicio, devienen fango, devienen risa o violencia. La ciudad retiene y detiene su bullicio acelerado, entre paredes húmedas que habitan hombres y mujeres, generalmente jóvenes, generalmente pobres. Que esperan… Mirando de cerca, la panorámica es compleja, a veces desoladora, opaca, inasible. Un sistema penitenciario que genera y produce espacios de lógicas contradictorias, instituyendo momentos correccionales mixturados con instancias donde el dispositivo carcelario se torna depósito, almacén humano, en definitiva… grandes superficies de espera. Las prácticas tradicionales y misionales de resocialización son desplazadas circunstancialmente por acciones obturantes que endurecen las relaciones de fuerza imperantes. Instalar modos más amables, escenarios blandos de vinculación que rompan las lógicas de reproducción de lo monstruoso y permitan colar instancias de reflexión, de resignificación


de subjetividades, de deliberación crítica, a veces incómoda, a veces molesta, a veces creativa, a veces honesta… Ese es el objetivo de los espacios universitarios allí, el motivo nodal de la insistencia por la educación, de diversas características, a pesar de todos los costos. ¿Para qué extenuarme en alumbrar recuerdos que son pura ceniza? Por muy lejos que mire: La espera ya es conmigo, Y yo estoy con la espera… Escuchando sus ecos, Asomado al paisaje de sus falsas ventanas, Descendiendo sus huecas escaleras de herrumbre, Ante sus chimeneas Sus muros desolados, sus rítmicas goteras, esperando, esperando, entregado a esa espera interminable, absurda, voraz, desesperada. Michel Foucault en su famoso libro “Vigilar y castigar” divide sus capítulo con nombres por demás de elocuentes; el primer capítulo?… Suplicio! Las cavilaciones del psicólogo y filósofo francés en este texto encauzan ideas donde resuenan como un fondo sigiloso pero constante las relaciones indisociables entre saber y poder. Algo del campo del saber, nos instala de otra manera en los vínculos concretos de lo humano. Es decir, aquel sujeto que conoce, y las ligaduras con los objetos a conocer, como así también las modalidades en que ese conocimiento se produce son una derivación concreta de la imbricación especial que adquiere en un determinado momento y lugar, el dúo poder-saber. En esa imbricación nos instalamos, en ese lugar tan significativo y complejo. Crear espacios de generación de conocimiento al interior de un penal interroga ese par indisoluble, lo resignifica, lo re-crea. Resignificar el suplicio en potencia, interrogar la espera con preguntas, re-crear el encierro… Ah!! El hartazgo y el hambre de seguir esperando, de no apartar un gesto de esa espera insaciable, de vivirla en mis venas, y respirar en ella, la realidad, el sueño, el olvido, el recuerdo; sin importarme nada, no saber qué esperaba: ¡siempre haberlo ignorado!; Cada vez más resuelto a prolongar la espera, Y a esperar, y a seguir esperando Con tal de no acercarme a la aridez inerte, A la desesperanza de no esperar ya nada; De no poder, siquiera continuar esperando.

Educación como praxis, como reflexión y acción para la transformación de la realidad, propia y del mundo. La educación como acción que enriquece la espera, le da batalla, no niega la desesperanza, ni la crueldad de lo humano, sino que pone un espejo de perspectivas inquietantes, nutrido de reflejos inadecuados que obligan a la desarticulación de las etiquetas, creando nuevos dispositivos de comprensión que permiten soportar el tiempo.

Mariela Daneri.

Lic. en Comunicación Social. Docente universitaria. Sub-secretaria de la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RR.II (UNR)

Reflexión sobre talleres culturales y actividades socioeducativas en institutos penitenciarios del sur de la provincia de Santa Fe. - por RODRIGO GODOY Frente a los objetivos de la ley de ejecución de la pena privativa de la libertad, la naturalización del encierro, es el gran enemigo del espíritu resocializador de la norma. Partiendo de la premisa que, en una institución definida en su origen como cerrada, que durante décadas se caracterizó por mantener al individuo que comete delitos aislado de la sociedad, sometido a distintos tratamientos de inimaginables métodos en pos de lograr reformar su conducta para ser “devuelto al medio libre como una persona sociable”. Asumiendo que, ese confinamiento como método para la reforma de la conducta humana ha llevado a numerosas personas a asimilar al encierro como “la forma de vida que el destino le otorgó y que no existe alternativa alguna”, destacando que más allá del fracaso que se pueda reprochar al tratamiento penitenciario, esas formas han cobrado cuantiosas ilusiones, deseos, expectativas, en definitiva, maneras de sentir la vida, que quedaron enclaustradas entre los muros de las prisiones.

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Oliverio Girondo (Persuación de los días)

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En ese panorama, resultaba incrédulo que algún día se iban a abrir las puertas de las cárceles a distintos actores sociales que quieran colaborar con la situación de los privados de la libertad. Sin embargo, desde finales del siglo paso y sobre todo desde principios del corriente, en nuestra provincia, podemos dar fe, que se ha logrado una amplia apertura de nuestros institutos a todos los actores sociales que deseen cooperar. Actualmente, a pesar de esta mencionada apertura, con aciertos y desavenencias; dentro de una comunidad en la que aún subsisten vestigios de las teorías criminales positivistas y donde la estigmatización de la prisión adquiere mayor envergadura, se convierte en un desafío lograr la conexión, sostener el vínculo y la interrelación de los internos con el medio libre. Circunstancias que resultan fundamentales para conseguir que la persona privada de la libertad adquiera la capacidad de comprender la ley y las normas de sana convivencia en un lugar de encierro para desenvolverse adecuadamente en estado de libertad. Por lo expuesto, apreciar el trabajo de todos los actores que desarrollan actividades en los institutos penales, que desarrollan actividades culturales y socioeducativas en establecimientos penitenciarios del sur de la provincia, simplemente resulta una labor muy valiosa, ya que conjuntamente con los actores institucionales de nuestras unidades requiere de un denodado esfuerzo para participar en tan encomiable tarea. Señalando que, como todo cam-

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bio, no ha sido fácil para los pioneros en este tipo de actividades, lograr un espacio dentro de la institución. Asimismo, dentro del contexto penitenciario propiamente dicho es evidente que estas actividades repercuten muy positivamente en el estado de ánimo de los internos, quienes manifiestan que los talleres, considerados como espacios de reflexión subjetiva, son un “escape” al medio libre y ayudan considerablemente a mitigar los efectos del encierro, brindando la posibilidad de afrontar la ejecución de la pena desde una óptica distinta, incorporando elementos simbólicos que permiten proyectar la vida en el afuera. Efectos que a mi humilde opinión deben continuar fomentándose, fortalecerse y multiplicarse para que desde nuestro lugar podamos contribuir al ideal de sociedad que queremos para el futuro.

Rodrigo Godoy.

Sub- Director módulo A, D y E de la UP N° 11 (Piñero).


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ESTA EDICIÓN ESPECIAL DE LA REVISTA “CONEXIONES ENTRE EL ADENTRO Y EL AFUERA” ESTÁ DEDICADA A LA MEMORIA DE FERNANDO GUTIÉRREZ.

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