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SIEMPRE CLÁSICO

La reforma de este piso en Zaragoza le dio un toque de clase. También lo llenó de buenas ideas para una vida más fácil

ESTILISMO: G. Conde FOTOS: P. Oromí TEXTO: S. López

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SALÓN Y COMEDOR Sofás modelo Burdeos de Sylvia Preslar, como los cuadros y la mesa negra tipo velador. Las mesas de centro y de comedor, el puf y las sillas son de Baldaquino.

EN EL SALÓN Alfombra de Basarabian. Cojines de Zaragoza Santos y Filocolore. Puf, lámparas y plaid en Baldaquino.

Buscaba una casa céntrica, exterior y con un toque clásico. Aunque también la quería cómoda y moderna”, nos cuenta Pilar, la propietaria de este ahora señorial piso de Zaragoza. La interiorista Sylvia Preslar fue la encargada de reformarlo, darle una estética casi palaciega y mil ideas geniales. “Cambiamos la distribución por una más funcional”, nos explica la interiorista. La cocina se cambió de ubicación y ahora está más cerca del salón. A este antes se accedía por una puerta estrecha y ahora se llega por un elegante distribuidor que deja a un lado independiente el dormitorio principal y, al otro, el de los niños, ¡todo está calculado!

HACIAELSALÓN Sofásmodelo BurdeosdeSylvia Preslar.Mesas auxiliaresdeSofía Martín.Lámparas ypantallasen Baldaquino.

EN EL SOFÁ Cojines de Zaragoza Santos y Filocolore. Cortinas confeccionadas por Maison Decor Zaragoza. Velador de Sylvia Preslar.

“La ilusión de Pilar era una vivienda con paredes vestidas con boiseries y techos muy altos”, prosigue la interiorista, cuya experiencia como restauradora de Patrimonio le ha permitido recrear molduras del siglo XVII para un piso actual. “En el salón comedor, las columnas estructurales se decoraron con molduras de madera y cornisa de escayola en la parte superior. Los grandes ventanales los enmarcamos como se merecían, colocando un cortinero suspendido de lado a lado de la pared, del mismo ancho que la cornisa de escayola de toda la vivienda”, nos cuenta sobre las cortinas, de seda natural y con muletón para un mayor cuerpo. El detalle de la cornisa y del contraste entre el

EN EL COMEDOR Lámpara y espejo de Ayera Antigüedades y Decoración. Mantel de Filocolore. Mesa, sillas y vajilla de Baldaquino. Copas de Vista Alegre.

La cocina es blanca y de aire clásico. El toque de color lo ponen las paredes en verde

color de la pared (es el tono Fescue 231 de la marca Little Green) y el techo blanco roto son otra clave en el pasillo, donde mantuvieron la altura de los techos incluso con aire acondicionado. Aunque para colores, el verde de la cocina, el tono Water Cress de la línea Cashmere de Valentine. “Es lo único que dejé elegir a mi marido y ¡no imagináis lo orgulloso que está!”, confiesa la propietaria. El verde aceitunado se ilumina por el Silestone blanco Zeus de la encimera y el copete de unos 20 centímetros, ideal para no salpicar. También en la cocina, nos cuenta Sylvia, “prescindimos de muebles altos para dar más ligereza, por lo que estudiamos hasta el último detalle el almacenaje de la península central, con cajones y bandejas extraíbles para optimizar el espacio”. Solo so-

LOS DETALLES Sillas de Baldaquimo. Lámparas de Nkuku. Platos y tazas ,en Boutique Bernardaud. Tarta y dulces de La Tartería.

LA COCINA Los frontales de todo el almacenaje imitan las molduras de las paredes. Potes y tarteras de Sofía Martín.

LA COCINA Fabricada a medida según diseño de Sylvia Preslar, como la mesa del office. Taburetes blancos de Baldaquino.

CUARTO INFANTIL Cama y librería de Ikea. Estor de Cuarto Creciente. Ropa de cama de Filocolore. Cesto de de Sofía Martín.

bresalen una coqueta vitrina y una campana en DM lacado que oculta el extractor. “Sin muebles altos, cobraba más protagonismo, por eso la diseñé en gran formato y con molduras”, explica. El blanco es una constante en toda la casa, incluso en los dormitorios de los niños. “Están comunicados entre sí porque dan mucho juego y gracias a ello los tres niños comparten espacios. Pueden ser dormitorios con puertas cerradas durante la noche y cuarto de juegos, ampliándose con las puertas totalmente abiertas de día”, añade la interiorista, que también ha previsto una división simétrica de los dormitorios cuando los niños se hagan mayores.

EL PASILLO Cuadro de Galería Lausín & Blasco. Alfombra de Basarabian. En primer plano, escultura de Baldaquino.

Las molduras aportan un toque de estilo y elegancia a toda la vivienda

“Tenía claro que quería puertas dobles y correderas donde fuera posible”, nos cuenta Pilar sobre cómo conseguir más amplitud en zonas de paso. Syvia Preslar tomó nota y así se cierra también el baño en suite del dormitorio principal. “Las puertas de acceso al baño las diseñé para que continuaran la boiserie que viste las paredes del dormitorio”, nos explica la interiorista, que ha diseñado a su vez el mueble del lavabo (en DM hidrófugo y acabado en laca con barniz protector para mayor protección), el cálido cabecero acolchado y unas molduras que mantienen el juego del resto de la casa, pero con un toque: “En este dormitorio decidí continuar con la boiserie, pero reduje el tamaño de las molduras colocadas en la pared para que el resultado final fuera más liviano”, concluye la interiorista. n

EN EL BAÑO Mueble y espejo de Sylvia Preslar. Cesto y alfombra de Sofía Martín. Toalla de Carolina Blue. Banqueta de Baldaquino.

LAS MOLDURAS Son de Orac Decor. En el resto del piso las boiseries contrastan con las paredes. Aquí todo está pintado de blanco.

EL DORMITORIO Cabecero de Maison Decor Zaragoza. Mesitas y lámparas de Sofía Martín. Toda la ropa de cama es de Filocolore.

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