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Iglesia romana está decorada con 4 mil esqueletos de frailes capuchinos
from El Heraldo 19-02-23
by elheraldoslp
Si viajas a Roma y no le temes a la muerte, entonces conviene que te dirijas al número 27 de Via Veneto, una de las calles más elegantes de la capital de Italia. En esa dirección se encuentra la Chiesa di Santa Maria Immacolata, o Iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. El recinto es mejor conocido como la Cripta de los capuchinos en Roma.
En la parte baja de este recinto religioso existe una zona que está dedicada a la muerte. El visitante de mirada y estómago fuertes descenderá a una cripta donde descansan los cadáveres de casi 4.000 frailes. Sus esqueletos adornan las paredes y los techos. Incluso las ornamentadas lámparas de araña están hechas de huesos.
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No se trata de una iglesia cualquiera. Es un edificio histórico de los frailes capuchinos, una orden católica fundada en el siglo XVI. Estos frailes vestían únicamente túnicas marrones y hacían votos de pobreza, castidad y obediencia.
Diversas personalidades a lo largo de la historia han visitado la Iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción para contemplar en vivo el espectáculo de la muerte. Uno de los que se llevaron mayor asombro fue el Marqués de Sade cuando dijo que “nunca había visto nada tan sorprendente”.
En 1867, el escritor estadounidense Mark Twain también estuvo en este lugar y dijo: “¡Aquí había un espectáculo para nervios sensibles!”.
En la actualidad, unos 200 mil visitantes llegan cada año para presenciar este siniestro espectáculo. Una parte de lo recaudado en la taquilla de la iglesia y el museo al cual pertenece se destina a los capuchinos de todo el mundo y al mantenimiento de las obras de arte del lugar.
No es de extrañar que este recinto muestre a la muerte como la protagonista absoluta. Para los capuchinos no hay que temer el fin de la vida, ya que la vida eterna espera a todos los que aceptan a Cristo. Según sus creencias, la muerte no es algo que haya que temer, sino más bien abrazar
El propósito de la cripta refleja de manera fiel estas creencias. Pretende que los visitantes se sientan cómodos con la mortalidad. Existen otras criptas capuchinas, en Palermo (Italia) y en Viena, que más o menos persi-
Una camiseta de Los Angeles Lakers con el número 24 de Kobe Bryant, que el jugador llevó en 25 partidos, se vendió este jueves por 5 millones 849 mil 700 dólares en una subasta en línea de la casa Sotheby´s.
Esta prenda deportiva estaba valorada entre 5 y 7 millones de dólares por Sotheby 's, lo que la convierte en la prenda más cara vendida nunca del icónico jugador.
La camiseta amarilla y violeta con el número 24 de Kobe Bryant, que vendió una propietaria anónima, la llevó el jugador en 25 partidos el año en que fue designado mejor jugador de la temporada 2007-2008, según Sotheby 's.
"Esta camiseta se ha infiltrado en nuestra cultura popular global de una manera que quizás ningún otro artefacto deportivo haya hecho antes, y se ha convertido en un icono y sinónimo de la imagen de Kobe Bryant", resalta la casa de subastas en un comunicado.
Además, el comprador, también anónimo, se llevará un lote fotográfico de Greg Cohen, el fotógrafo que capturó con su cámara diversos murales en los que artistas han inmortalizado al jugador llevando esta camiseta.
La cripta de los capuchinos en Roma es una maravilla en todos los niveles, tanto como recinto religioso como manifestación artística con la muerte como protagonista guen el mismo propósito. Sin embargo, la de Roma es la más espectacular de todas.
La iglesia data de 1631. En dicho momento se planteó una cuestión: ¿qué hacer con los restos de los clérigos enterrados en el antiguo convento capuchino? De esa manera se decidió desenterrarlos y guardarlos en una cámara bajo la nueva iglesia. Durante más de un siglo, los frailes capuchinos de todo el mundo fueron enterrados allí.
Sin embargo, no se sabe quién ni en qué momento, alguien decidió reacomodar los restos humanos a modo de decoración y hacer de la cripta no solo un santuario de muerte sino también de arte.
Así es como los huesos, los cráneos, las costillas y demás piezas conforman una obra de arte extraña pero, sin duda, hermosa. De esa manera, el visitante puede ser testigo de objetos inverosímiles como un marco de puerta hecho de mandíbulas y vértebras, un falso reloj hecho de huesos de pies y dedos, y un cráneo del que emergen dos alas. El artista o los artistas que acomodaron los restos lo hicieron de manera no solo minuciosa sino con un sentido de la estética y el significado muy avanzado. Debieron emplear meses o años en encontrar la pieza perfecta que encajara en la otra para crear un universo homogéneo y coherente.
Cuando tenía cinco años, mi abuela nos regaló a mi hermana menor y a mí un libro ilustrado que explicaba en detalle cómo un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales para crear un bebé. Nos cautivó. Hasta ese momento, nuestro único punto de referencia sobre el origen de los bebés era el "Dumbo" de Disney entregado a su madre por una cigüeña.
Mi madre, avergonzada, puso el libro en un estante alto, con la esperanza de que hasta ahí llegara el asunto.
Mi hermana y yo, por supuesto, nos subimos a una silla para bajarlo y continuamos examinando las imágenes, riendo y señalando con incredulidad los cuerpos desnudos, mientras mis padres trataban torpemente de esquivar nuestro aluvión de preguntas.
Unos años después, cuando pensaron que tenía la edad adecuada para aprender la verdad sobre el sexo, el parto y la pubertad, me dieron "la charla".
La educación sexual también se impartía en las escuelas primarias holandesas e inglesas a las que asistí.
Pero a muchos niños en todo el mundo no se les enseña adecuadamente sobre el sexo hasta que llegaban a la escuela secundaria, o nunca.
"Aún hay muchos niños que reciben historias populares o respuestas míticas sobre el origen de los bebés", dice Lucy Emmerson, directora ejecutiva del Sex Education Forum en Reino Unido.
¿De dónde habrán salido esas fábulas?
La grulla que roba bebés
El de la cigüeña es uno de los más presentes. Películas, dibujos animados, trajetas y libros ilustrados muestran a esas elegantes aves de patas largas trayéndole bebés recién nacidos a sus padres.
El mito original se remonta a la antigua Grecia, donde las grullas, que comparten muchas similitudes con las cigüeñas, esta- ban asociadas con el robo de bebés.
En la mitología griega, Hera, la diosa del parto, convirtió a su rival Gerana, la reina del pueblo pigmeo, en una grulla porque estaba teniendo una relación con su marido Zeus.
No dispuesta a separarse de su hijo recién nacido, Gerana levantó al bebé, lo envolvió en una manta y se fue volando con el bebé en el pico.
Con el tiempo, la grulla se fusionó con la cigüeña, dice Paul Quinn, profesor titular de literatura inglesa en la Universidad de Chichester, en Reino Unido.
"Hay un vínculo con la domesticidad porque las cigüeñas anidan en los techos de las casas".
Otra capa mitológica fue añadida por el pelícano, que en la literatura medieval europea era un símbolo de la Virgen María y la madre nutricia, dice Quinn.
A principios del siglo XIX, la cigüeña comenzó a aparecer en los cuentos de hadas, a menudo acudiendo al rescate de los bebés humanos.
"Encontraba bebés en pozos, estanques o pantanos, los sacaba con su pico y los envolvía en un cabestrillo", cuenta Marina Warner, profesora de inglés y escritura creativa en Birkbeck College, Universidad de Londres.
Esa versión fue popularizada por el cuento "Las cigüeñas" de Hans Christian Andersen (1839).
Según el cuento de Andersen, hay un "estanque en el que yacen todos los niños chiquitines", hasta que las cigüeñas van a "buscarlos para llevarlos a los padres".
"Los lindos pequeñuelos duermen allí, soñando cosas tan bellas como nunca mas volverán a soñarlas".
"Todos los padres suspiran por tener uno de ellos, y todos los niños desean un hermanito o una hermanita".
Pero hay un giro cruel: a los niños que se portan mal, las cigüeñas les llevan un hermanito muerto como castigo.
A pesar de este horrible final, la historia de Andersen se extendió rápidamente por el mundo.
En su forma benigna, el mito de la cigüeña aún persiste en la cultura popular.
Hasta el día de hoy, la Nevus flammeus nuchae, una marca de nacimiento común en la piel de los recién nacidos causada por malformaciones en los vasos sanguíneos, todavía se llama coloquialmente "mordedura de cigüeña", resaltando la influencia del cuento.
Una confluencia similar de creencias antiguas y aprensión de los padres se esconde detrás de otro colorido mito sobre de dónde vienen los bebés: la idea de que crecen en huertos de coles o repollos.
El mito posiblemente se origina en varias creencias y prácticas en torno a las plantas y la fertilidad.
En Escocia, era común que los niños pusieran hojas de col fuera de sus casas para pedirle a las hadas que les trajeran un hermano, dice Quinn. Y las mujeres solían comer repollo para ser más fértiles y tener buenos embarazos.
En francés, el término cariñoso para un niño pequeño es "mon petit chou" ("mi pequeño repollo").
Al igual que el niño rescatado por la cigüeña, el bebé que nace en repollos "se encuentra en la naturaleza y se descubre como parte del mundo natural", dice Warner.
Cuentos similares de niños que crecen en jardines y huertos existen en todo el mundo, como un mito popular japonés entrañable sobre un niño que emerge de un melocotón. Para los padres, ofrecían una "manera de explicar cosas a sus hijos que de otro modo no podrían explicarles", dice Quinn.
"Muchos padres no entendían su propia anatomía así que les habría costado explicarle los hechos a sus hijos", señala Warner.
Los cuentos los sacaban de apuros.
¿Mitos dañinos?
Aunque la cigüeña sigue siendo un motivo popular en las tarjetas de felicitación y los regalos, puede ser difícil imaginar a los padres del siglo XXI tratando de persuadir a sus hijos de que así es como nacen los bebés.
Pero otros mitos y eufemismos siguen siendo sorprendentemente comunes, asegura Spring Chenoa Cooper, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Una de las razones es simplemente que muchos padres todavía no saben bien cuándo y cómo hablar del tema.
Pero esos eufemismos pueden ser confusos para los niños, dice Emmerson. Además, a los padres les puede resultar difícil corregir la historia más adelante y admitir que mintieron.
Y, subraya Cooper, "cuando la gente hace suposiciones basadas en mitos y desinformación, el resultado puede ser perjudicial".
En Australia, la vacuna contra el VPH, que se administra a los jóvenes para prevenir el cáncer de cuello uterino, se conoce comúnmente como la "vacuna sexual".
Eso llevó a algunas niñas a creer erróneamente que las protegía de las enfermedades venéreas y que sus parejas no necesitaban usar condones, relata Cooper.
Otro peligro de usar eufemismos es que se puede establecer un patrón de no hablar abiertamente sobre sexo, dicen los expertos, lo que dificulta que los niños y adolescentes confíen en sus padres.
"Pueden sufrir agresiones y sentir que no pueden hablar al respecto, quedar embarazadas y no decírselo a nadie o contraer una enfermedad de transmisión sexual y no tratarla", dice Cooper.
"El miedo a hablar de estas cosas puede tener ramificaciones para toda la vida".
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