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5 símbolos escondidos en los famosos cuadros de Vermeer

óptica que nos tienta a estirar la mano para correrla a un lado.

El truco también recuerda una trama -famosa en los anales del arte- descrita en la Historia Natural de Plinio el Viejo (publicada en 77 a. C.).

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2. El calentador de pies en La lechera (16581659)

El cuarto es frío y modesto, con manchas de humedad en la pared y una ventana rota. La lechera está realizando una de las actividades más humildes imaginable: haciendo sopa de pan con hogazas secas y leche. No obstante, le calentador de pies en la esquina inferior derecha transfigura ingeniosamente el significado de la imagen, convirtiéndola en mucho más que una documentación de la vida cotidiana. Los calentadores de pies estaban diseñados para encerrar carbón encendido y se colocaban debajo de las faldas de las mujeres mientras trabajaban en casa durante los meses de invierno.

En la pintura de Vermeer, el calentador de pies descansa frente a las baldosas pintadas de azul con ilustraciones del dios del amor Cupido y su flecha del deseo. Esta combinación de símbolos tenía un significado para la audiencia neerlandesa del siglo XVII. En la pintura de género (obras pictóricas que representan escenas cotidianas), los calentadores de pies simbolizaban lujuria porque enardecían las partes inferiores del cuerpo.

Solían incluirse en combinación con otros objetos eufemísticos como jarrones vacíos para representar la disponibilidad sexual de las lecheras y las sirvientas.

Una mujer joven observa cómo una balanza adquiere el equilibrio en una habitación silenciosa con las cortinas cerradas. Los objetos en la mesa señalan que está a punto de estimar el valor de varias monedas y perlas, pero la presencia de una pintura colgada directamente detrás sugiere un desarrollo de eventos mucho más profundo.

Su cabeza oscurece la mayoría de la pintura en el fondo, pero la sección expuesta arriba re- vela a Cristo en Juicio. En esta pintura dentro de otra pintura, Jesús está haciendo lo mismo que la mujer -sopesando algo. Excepto que su labor es ponderando las almas en el Juicio Final.

Vermeer era intensamente religioso, y puso en clave símbolos de espiritualidad en varias de sus obras de arte. Vivió en las devotamente protestantes Provincias Unidas de los Países Bajos, pero era un católico converso, y la balanza bien podría ser una alusión a su fe minoritaria.

El fundador de los jesuitas, San Ignacio de Loyola (1491-1556), aconsejaba que los buenos católicos debían sopesar sus pecados contra sus bondades al rezar: "Prefiero ser como la medida equilibrada de la balanza, lista a seguir el curso que sea más para la gloria y alabanza de Dios, nuestro Señor, y la salvación de mi alma".

Vermeer estuvo conectado a los jesuitas de varias maneras durante su vida: se cree que se casó con su esposa en una iglesia jesuita cerca de su ciudad natal de Delft, y que incluso nombró a uno de sus hijo Ignacio, como el fundador de los jesuitas.

4. Los textiles en La joven de la perla (16641667)

La joven con la perla parece como si fuera otra imagen de un fugaz momento naturalístico. Es un ejemplo de un "tronie": un género de arte neerlandés que plasmaba a un personaje anónimo vistiendo un traje llamativo. El pañuelo que lleva en la cabeza tiene la intención de representarla como un personaje exótico o de antaño, y la perla para comunicar su pureza espiritual o su belleza mundana. Su chaqueta está confeccionada con un textil iridiscente que parece ser un gris azulado en las áreas ensombrecidas y dorado bajo la luz directa.

En la época de Vermeer, la representación de telas finas era de interés especial para los coleccionistas, que clasificaban a los pintores según su habilidad para evocarlos en su arte. El padre de Vermeer trabajó en el gremio textil, permitiéndole al artista lograr un conocimiento temprano de la belleza y significado de las telas preciosas.

Se sabe que Vermeer usaba el lenguaje simbó- lico del arte como fue definido en el libro de alegorías "Iconología" de Cesare Ripa, que fue traducido al neerlandés en 1644.

En "Iconología", la figura de Pittura -"Pintura"- está representada con una seda tafetán de colores que cambian con la luz. La modelo de Vermeer también está decorada con los tres colores primarios que son fundamentales para el arte de un pintor: los labios rojos y sus vestimentas de amarillo y azul.

En el cuadro de Vermeer, la joven -pintada con la boca entreabierta y mirándonos directamente para aumentar su atractivo- está a punto de darse la vuelta como si fuera a desaparecer en la oscuridad. ¿Será la personificación del arte mismo, cuyos ideales de perfección siempre están tentadoramente fuera de nuestro alcance?

5. El globo de cristal en Alegoría de la Fe (1670-1674)

La fe religiosa de Vermeer alcanza su máxima expresión en una de sus últimas pinturas Alegoría de la Fe. El personaje principal es la encarnación del catolicismo, y su apariencia y gestos están una vez más tomados de la "Iconología" de Cesare Ripa, esta vez de una figura que significa "Fe".

Pero el globo de cristal sobre su cabeza no está en el libro de Ripa, y le tomó a los expertos décadas para descifrar su significado.

En 1975, el historiador de arte Eddy de Jongh descubrió el emblema -representado exactamente igual que la Alegoría de la Fe suspendido de una cinta- en un libro titulado "Santos emblemas de la Fe, Esperanza y Caridad" del jesuita flamenco Willem Hesius. Estaba acompañado de un lema: "Captura lo que no puede sostener".

Un corto verso en el libro explica que el globo es como la mente humana. En sus reflejos panorámicos, "se ve el vasto universo en algo pequeño" y de la misma manera "si cree en Dios, nada puede ser más grande que esa mente". El globo simboliza la interacción de la mente con Dios.

Se podría agregar que todas las pinturas de Vermeer también son como el globo, capturando eventos pasajeros e ideas sobre las superficies planas y sellándolas para la posteridad.

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