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Así quedó la cerdita Roma después de su nueva adopción

Las mascotas suelen ganarse muy rápido el cariño de los dueños, ya sean perros, gatos, cabras o como este caso, una chanchita, siempre debemos esmeramos por ofrecerles las mejores condiciones de vida, porque ellos nos recompensaran con sus travesuras y tiernas muestras de afecto.

Luego de que la chanchita pasara varios meses con una familia argentina, la cual ya no podía sostener su crianza, fue adoptada por un sujeto que convención a todos de que él se haría cargo, pero todo fue una cruel mentira que le rompió el corazón a Mariela y provoco la ira de a todos los internautas.

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Por Asesinarla

Una familia argentina rescató a la cerdita Roma y le ofrecieron una mejor calidad de vida, aunque fue difícil para Mariela adiestrar al animal y financiar el costo de su alimentación, así que después de un tiempo tomo la decisión de darlo en adopción, pero nuevo dueño no planeaba cuidarla

Fue gracias a unos audios filtrados, que comenzaron las investigaciones, ya que, en una fiesta, el nuevo dueño cocino al animal en la parrilla y en una llamada confirmó que Roma estaba muerta, por lo que Fernando Pieroni, presidente de la fundación Planeta Vivo y la familia, presentaron una denuncia ante las autoridades y se espera que el sujeto responda por su cruel acto.

El año 1692 fue especialmente catastrófico para las colonias de Nueva Inglaterra, en la costa este de lo que serían los Estados Unidos. Los impuestos eran exorbitantes, el invierno era duro, los piratas atacaban a los comerciantes y la viruela causaba grandes estragos.

Para los hombre y mujeres educados en el estrecho y rígido mundo evangélico, las desgracias de ese año eran debidas al Demonio. Para los puritanos de Nueva Inglaterra, siempre en guardia contra demonios y brujas, no se podía poner en duda la existencia de lo sobrenatural. El clero administraba la ley de Dios y de los hombres en lo que podríamos considerar una teocracia inexpugnable.

Las “ocho perras brujas”

En este mundo, y concretamente en un pueblecito llamado Salem, en Massachusetts, el diablo iba a obrar maravillas. Todo comenzó cuando un grupo de jovencitas se reunían para escuchar las fantásticas historias de las Indias Occidentales que les contaba Tituba, la esclava del reverendo de Salem, Samuel Parris. Los relatos de Tituba impresionaron a las más jóvenes del grupo: la hija del reverendo, Elisabeth, de 9 años, y a su sobrina, Abigail Williams, de once. Empezaron a sufrir ataques con sollozos y convulsiones.

Ambas desafiaron al mundo de los adultos con su actitud desobediente, anárquica y insubordinada, llegando a unos extremos inimaginables en la mente de un severo reverendo. Y sus ataques histéricos sirvieron de inspiración a las chicas de más edad. Ann Putnam, Elisabeth Hubbard, Mary Walcott, Mary Warren, Elisabeth Proctor, Mercy Lewis, Susan Sheldon y Elisabeth Booth, las “ocho perras brujas” como las definiría un acusado durante el juicio. Y lo que comenzó como una travesura terminó en un juicio por brujería.

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