Soledad
Arundel
Los invisibles
Raúl Peñaloza; Gabriel Magallán
Sobre la minería
Vitorino Sincalsone
Flores del fin del mundo Citlalina trece El Humo. Número 1, Agosto de 2013
Eli Escobedo
Lo sé...
Hyceleste
Sobre el tatoo
Misa-n-tropo
Una recomendación musical de El Humo
E
Presentación (primer número).
l humo siempre nos alerta, pues es señal de fuego. El fuego destruye, es cierto, pero también es utilizado por el hombre para crear. Por ejemplo, se utiliza para fundir materiales como vidrio y hierro para crear verdaderas obras de arte y objetos útiles en la vida cotidiana. Además, el fuego permitió y acompañó la evolución humana ya que, entre otras cosas, gracias a él pudo cocinar sus alimentos, principalmente la carne de los animales que cazaba. El fuego es y ha sido utilizado a lo largo de la historia incluso en la agricultura para poder cultivar. En la actualidad, junto con el agua, el fuego es un elemento de vital importancia en muchas actividades de la vida cotidiana del ser humano. Gracias a él es posible disfrutar un delicioso café de olla, un cigarro o un buen churro de marihuana. La densidad del humo contiene, así, la esencia de lo que el fuego consume y de lo que crea. El humo contiene aroma a café y chocolate, a un delicioso guisado de carne y hierbas, a hojas secas, a tabaco, a marihuana, a caña quemada, a tequila y mezcal; contiene también el esfuerzo del herrero, del soldador, del cocinero y el ama de casa, del panadero, del artesano. Fuego serán las letras, las palabras y las ideas plasmadas aquí; humo la esencia y la huella que señalan la intensidad de la flama. ¿Que el humo es efímero? ¿Y qué cosa en este mundo no lo es? Mueren los árboles, las aves y el humano, las joyas dejan de brillar, el amor perece, los recuerdos dejan de ser recordados y se convierten en olvido. La intención de esta revista independiente nacida en la UAM-I, es retrasar, aunque sea un poco, la fugacidad de las ideas, creencias, opiniones y blasfemias nuestras. ¿Y cómo? Por medio del infinito poder de la palabra escrita. Inmersos en este primer número, este primer humo, que es campechano, ustedes pueden encontrar dos textos que, más o menos, van encajados en el canal de la sociología de la vida cotidiana; también la primera parte (de dos) de una novela, un poema y un pop-ema, como lo llama el propio autor; dos dibujos: uno que bien pude abrir un debate sobre arte y tatuajes, y el segundo es un boceto que, además, es nuestra portada, la primera; un ensayo sobre algunos de los problemas que la minería trae consigo; y recomendamos a una buena banda de punk en la sección de recomendaciones musicales. Cabe mencionar que es una lástima que no hayamos podido contar, a fin de cuentas, con algunos otros textos, principalmente con los poemas de un compañero de la UAM, pero esperamos que para el próximo número puedan ser publicados. Por último, les hacemos la invitación a enviar sus textos, dibujos e imágenes a El Humo, revista independiente que se estará publicando en los periodos vacacionales de la UAM.
¡Salud y Buena lectura! México, DF. Agosto, 2013
http://www.facebook.com/elhumo.uam
Imágen de portada. Lápiz sobre papel y efectos digitales. Título: Dreadlocks Autora: Magaly, mejor conocida como «maga»
Flores del fin del mundo (Parte I)*
¿Viste las flores de ayer? ¡Pero qué puedes ver tú si ni los colores puedes distinguir? Esas flores sí que eran bellas, pero aún así, no las agarré. Te digo que eran bellas, me acorde de aquellas flores. Las primeras que vi después de correr tanto por ningún lugar, después de llegar a la esquina de esa calle casi olvidada, después de llegar con mis ojos irritados y con el dolor de espalda que me agarro a la mitad de la carrera, esas, las primeras que vi después de todo, allí, allí estaban, frente a esa cruz blanca, grandes y rojas. ¿Te acuerdas que flores tan bellas? así son como las que quiero, como las de ayer y como las de ese día. ¿Si te acuerdas? " Señora madre, señora madre, míreme madre" aquel niño decía algo así " madre, estás toda mal acomodada en esa caja" La cara de la muerta estaba blanca y borrosa como el reflejo de una luna hundida en la espuma del mar; aquella mujer había cuidado o mal cuidado (porque nunca se sabe con los hombres) por algunos años a ese niño que le decía "madre o señora madre"Como toda madre o señora que se hace pasar por madre había tenido sus ratos de alegría y sus días de angustia, sus miedos y su esperanza, sus pies cansados y los frijoles listos en la cazuela, y claro, sus ratos de cinturón de cuero en mano o de cable de plancha en manos. Así que si no fue mamá, fue al menos una señora madre.
En la cara del doblemente huérfano se figuraban dos caminitos que iban de los ojos laguiñados hasta la barbilla reseca, al menos el escaso llanto había limpiado dos rayitas de su cara toda mugrosa y a lado de él, un perro corriente a quién la gente de la Wences llamaba "La güera". De algún modo siempre se supo que no se le iba a llorar tanto a esta muerta, digo, los muertos compran las lágrimas de los que quedan vivos con las lágrimas que ellos dejaron salir en vida por los suyos, pero está muerta creo que no lloró mucho y por eso, no le lloraron mucho. ¿Quién no iba a pensar que la vida de esa mujer acabaría así? ¿Cómo decirle a ese niño que él no tuvo la culpa? ¿Cómo poder convencerlo de que hizo bien en salir corriendo? -Chit, chichit, niño -la vieja chismosa de la tiendita le habló al niño. -Buenas doña- respondió aquel niño escondiendo las manos en las bolsas del pantalón y con un semblante cabizbajo. -Dile a tu mamá que me venga a ver muchacho, dile que si no se va a anotar para eso de las despensas. Mañana llega el diputado, ándale, ve- la vieja chismosa hizo un movimiento con la cabeza como para apurar al niño. El niño dio cinco pasos y me dijo: -Mchalas, ahora que le voy a decir a la bruja cuando entre. Los nervios del niño mataban, sabía lo que la madre iba a decir, sabía todo lo que iba a pasar, había arruinado los planes de la bruja a quien a veces llamaba señora madre.
-Sabes bien lo que pasa cuando juegas volados con el dinero que tu madre te da para comprar comida, cigarros y cervezas insuficientes- le dije al niño que no hacía otra cosa que aguantarse el llanto mientras caminaba con lento paso, pero como de costumbre no me escuchó. Solo pude oír gritos y golpes, no sé si se puedan explicar tales gritos o si puedan tener alguna explicación los golpes hacia un niño, o hacia quien sea. Solo puedo decir que los periódicos del siguiente día hablaron de un crimen pasional. Aquí te vuelves criminal si decides terminar con tu vida, no importa lo miserable que sea, aquí es un crimen, aunque la miseria no es delito, por eso la explotación no es investigada. Entre los vecinos no se dijo mucho. Solo murmullos como en cualquier entierro se dejaron oír "eso pasa cuando las viejas no tienen la comida lista, luego andan chillando y ya hasta se quieren matar" o " con razón se iba con otra, esta estaba bien loca" o " pobre niño, ahora que va ser de él"o "dicen que la señora quería arreglar las cosas y hasta le iba a hacer un banquete como le gustaba al amante" y unos que otros despistados " ya supieron que el diputado siempre si ganó, ahora si ya la hicimos" pero nadie dijo algo interesante, solo un " lo siento mucho" o "resignación, resignación" o " mis más sentidos pésames" como me hubiera gustado oír de labios de un vecino lo que yo le dije al niño, " felicidades", pero es que a mí, como de costumbre, nunca me escucha.
Mírese ahora señora madre, mírese allá, acostada y mal acomodada en esa caja. ¿Dónde están tus años de lucha? Siempre creí en el coco del que hablabas, y siempre creí que ibas a ser tú la primera en ser devorada. Aún tengo las marcas de aquella vez, están duras y rojas, rojas, de un rojo fuerte como la sangre que salió de mi espalda y de mis manos que te suplicaban que pararas, como estos mis ojos hartos de tanto llorar, como la tarde que afortunadamente te moriste, como las flores de Angélica, como la sangre que salió de tus muñecas, como la sangre embarrada en el saco de aquel hombre que no querías que te dejara. Mírese madre, mírese ahora señora, como acabó.
Eli Escobedo G.
* Ésta es la primera parte de dos. En el próximo número se publicará el resto.
Citlalina 13 Citlali está mirando las estrellas en mi ventana, y yo, yo estoy mirando a Citlali, tú, tú estás imaginando mirarla, ella, ella sigue mirando las estrellas y nosotros imaginamos mirarla mirar las estrellas que sólo ella puede mirar. Cuando Citlali cepilla los rayos de sol que en su noche andan, mi noche parece aparecer para mirarla, la real noche se deja descubrir para herirme de vida y el recuerdo, cicatriz de sus besos me duele más que el olvido nader de los naderes, que van y que vienen, que están y que no son. Citlali es tan bella y yo soy tan Eli, Citlali es estrella y yo peatón. Citlali es tan atardecer y yo tan tristeza, Citlali es fantasía y yo tan absurdo como para amarla. Citlali, Citlali está mirando las estrellas en mi ventana, yo, yo estoy mirando a Citlali, y tú estás imaginando mirarnos mientras Citlali imagina ser mirada, mientras está leyendo, mientras la veo en mi ventana, mientras la echo de menos, mientras por mí, es amada.
Eli Escobedo G.
No puedo dar una descripción específica, pero ahora que lo tengo que hacer, diría que es la muestra de la expresión (que algunos llamarían “arte”), y que esta expresión está en todas partes y se manifiesta de múltiples formas, ya sea rayando una pared, teniendo una exposición en alguna galería, o representándolo a todo color en la carne humana, no hay límite para expresar una idea o un sentimiento. Se podrá juzgar si el tattoo es arte o no, pero lo que no se puede juzgar, es que es una expresión más, en la cual el tatuador y el tatuado experimentan múltiples sensaciones, uno al crear y el otro al impregnarse una idea a su piel.
Misa-n-tropo, texto e imágenes.
S o l e d a d I Cuando camino por las calles de mi querida Neza (Ciudad Nezahualcóyotl, para los no iniciados) tengo una extraña fascinación por hacerlo en las tardenoche. Particularmente, me gusta iniciar sobre avenida Pantitlán casi con esquina en Periférico Oriente y de ahí, pues hasta el Real, que, siendo sinceros, no ha rebasado la avenida Carmelo Pérez, por mucho que vaya caminando. Muchos me han preguntado qué hago caminado como “loquito” por esos rumbos tan peligrosos unos, otros no tanto. Es cierto que las calles del municipio no son de lo más seguras que digamos, y más cuando parece que sólo “estás perdido” en alguna calle donde te puedes topar con la ‘banda’, aunque creo que esto último ha sido sustituido por toparte con los de la ‘motoneta’. ¡Claro, los tiempos cambian y los modos también! En varios años, he tenido la desfortuna, de vivir esa inseguridad unas cuantas ocasiones, suficientes como para desarrollar un sentido de alerta que me ha ayudado a solventar otras, igual de peligrosas. Por algo dicen que las calles, son la otra ‘escuela’, yo diría, una de tantas materias (o UEAs, como quieran llamarles) que conforman esa escuela mayor que es la vida. Pero
bueno,
¡basta
de
hablar
de
inseguridad!, me imagino que todos sabemos lo que es vivir en la ‘Colonia’, en el ‘Barrio’ y sus vicisitudes en ello, no sólo en Neza, sino en cualquier zona urbano popular. Y así como he tenido malas experiencias, también he tenido la oportunidad de conocer a personas, tal vez por un día, algunas por más tiempo, pero que me han enseñado esa ‘otra cara de Neza’. Recuerdo que hace unos años, caminando por Avenida Chimalhuacán, en época de lluvias, estaba yo admirando lo deteriorado de las calles, el camellón totalmente sucio y con lo que deberían de ser las áreas verdes, bueno era sólo tierra descuidada, en la que había unos cuantos árboles pequeños y maltrechos, ¡Ni siquiera en temporada de lluvias, alcanzaban a reverdecer completamente!. Es entonces que ya cansado de caminar, me dedique a buscar uno de esos puestos de dulces que abundan en cualquier calle. Inmediatamente encontré uno, ahí, en medio de la nada. Estaba comenzando a nublarse, y ese ambiente de bochorno iba dando paso a un airesito fresco que al menos me hacía menos pesado el de por sí, ambiente seco del oriente. Y ahí, estaba una viejecilla, me daba la impresión de ser de Oaxaca por sus facciones y ese semblante con la piel algo más morena de lo normal (justo como mi difunta abuela), entonces estiré la mano y obviamente el clima se prestaba para fumar un buen cigarro.
Entre que lo prendía y le pagaba a la viejecilla, se soltó un aguacero tan fuerte, que nos tomó desprevenidos a todos los que andábamos por ahí, especialmente al puesto de dulces al que no le habían colocado una manta o hule encima. Ahí, en ese momento la gente corría como desesperada por no mojarse otros simplemente buscaban lugar para cubrirse. Yo estaba parado al lado de los dulces, con un cigarro que tomaba mal sabor al mojarse. La viejecilla, dio un grito apagado, maldiciendo la circunstancia, y comenzó a jalar una caja que se encontraba debajo del puesto, con problemas (por un instante, pensé que no se podría enderezar de nueva cuenta la señora), pero lo hizo. Entonces, exclamó -¡mal la parió, Jesús. No traigo el ‘nylon’!- cosa que me hizo notar la angustia de la viejecilla. Dando de manotazos, en su babero (claro, ese babero típico de las amas de casa en México), decía tantas cosas, que sólo se pueden resumir en que ya era tarde para solucionar las cosas. Pero en ese instante, me volteó a ver, cosa que me inquieto ya que pensé que se desquitaría conmigo y me diría algo. Ya saben, temores infundados. Pero cuál fue mi sorpresa, que en ese mismo momento la viejecilla me dijo: Hijo, esta agüita no se va a quitar ahorita–. Yo sólo moví mi cabeza asintiendo mientras sonreía -te voy a pedir un favor. ¡Cuídame mi puestecito! Voy corriendo pa’ la casa por mí ‘nylon’. Fue más lenta mi respuesta (de la cual, no sé si terminé diciéndole sí o no) que en lo que la viejecilla se echó una bolsa de plástico abierta por la mitad sobre su cabeza, el típico impermeable casero. Fue así, que por unos minutos me quedé como ‘encargado de turno’ y, pues, ahí entre las gotas de lluvia, el ruido de los camiones al pasar y mi cigarro todo humedecido, esperé,
no sin algo de impaciencia, a la viejecilla. ¿Pues hasta dónde vivirá esa señora? –me preguntaba- ¡Carajo!, la última vez que cuidé de un puesto de dulces, fue porque mi abuelito me dejaba en su lugar, cuando iba por tortillas para la comida –comencé a recordar-. Hace frío. Entonces fue cuando la viejecilla regresó –no sin una coca en la mano, me imaginé, para tomar ‘juerzas’, pensamiento que poco después ella misma me confirmó- y en la espalda traía el tan afamado ‘nylon’. ¡Oh, nylon! ¿Pues en dónde estabas en un momento tan apremiante como éste? Sin pensarlo, en un instante, me encontraba colocando el ‘nylon’ al puesto junto a la viejecilla, al parecer mis años de ‘chalán’ en tianguis, me dejaron suficiente experiencia en estas lides y, en un dos por tres, el puestecito de dulces quedó más impermeabilizado que si le hubiésemos echado chapopote encima. Y la lluvia, bueno, no cesaba de caer sobre nosotros, tanto que, por unos instantes pensé que era una especie de castigo divino, por andar renegando de lo seco y caluroso del ambiente o de lo bochornoso del mismo, cuando sólo caían lloviznas que como dicen los mayores ‘sólo levantan el calor’. Eran aproximadamente las cinco de la tarde, comenzaba a tener hambre y yo seguía ahí, parado. Ya muchas personas estaban paradas por ahí también, pero es de esperarse que algunas siguieron su camino, hasta perderse entre la bruma y el ruido de la lluvia. Entones, la viejecilla sacó un bote, sí claro, el clásico bote de pintura de 20 litros, que ahora sirve de todo: de banco, para acarrear agua, para echar basura, etc, etc. Ahí mismo en su puesto hizo un huequecillo, donde dispuso un gran plato con sopa caliente y las tortillas. ¿Cuándo trajo eso? ¿Cómo le hizo?– Fueron algunas de las grandes preguntas existenciales que me hice en ese momento-
y justo estaba por encontrar una respuesta adecuada, cuando la viejecilla me dijo: Siéntate hijo, ¿gustas un taquito? Mi hambre fue la que respondió al ofrecimiento, sólo con un meneo afirmativo de cabeza. La comida se conformaba de guisado, un poco de entomatado hecho con carne de res, ahí fue dónde vi, de qué lugar surgían las viandas. Debajo del puesto, justo detrás de donde supuse, ella saco el bote, había una pequeña caja de cartón y dentro una bolsa de mandado de esas que ya casi no se ven, de las que están hechas de ‘nylon’, de hebras de plástico entretejidas y que por medio de su manufactura, adquieren esa presentación de muchos cuadritos de distintos colores (siendo el caso particular aquí, los colores amarillo y naranja), bueno, por un momento pensé que cualquier camisa a cuadros, no podría competir en diseño y lograr un estilo ‘denim’ como el de la bolsa. Había un envase de crema ‘Alpura’, donde obviamente ya no había crema, pero si salía humo de un guisado que estaba caliente. Y ahí, la viejecilla me convidó, tenía a la mano unos platos de unicel que usaba, me pareció, cuando despachaba esas cosas llamadas ‘jicaletas’. Entonces en su plato y el mío sirvió porciones iguales, disculpándose por no darme sopa –era poquita, mi’jo, pero aunque sea un taquito de guisado, sí te lo convido- esas fueron sus explicaciones. Puso las tortillas a la mano de ambos, y ahí, en medio de la nada, podría decirse que me comencé a sentir como en casa. Mi inseparable mochila estaba empapada, pero aproveché para quitármela y comprobar que no se hubiese filtrado agua, cosa que la viejecilla no pasó por alto al preguntarme que si estudiaba: ¿Estudias? ¿O vas saliendo de trabajar? Volteando a mirar a la viejecilla, asentí con la cabeza, pero solo después de pasar el primer bocado, pude decirle que si estudiaba. Y agregué que sólo estaba por ahí caminando, viendo. Ella pareció no darle mucha importancia a mis respuestas, sonrió y me dijo que también tenía un nieto en la escuela, pero que no sabía qué hacía (refiriéndose a qué estudiaba), por
un momento me sentí en la típica situación en que tal vez me preguntaría que estudiaba y entonces yo respondería que Sociología y, bueno, prejuiciosamente, quería evitar esa situación porque el guisado estaba buenísimo. Entonces le respondí que lo bueno era que se encontraba estudiando (su nieto) y que si le gustaba lo que estudiaba, pues entonces ya era ganancia. Ella volteó al vacío, ahí donde las gotas de lluvia no dejaban de caer y golpear el frio cemento de la avenida, me dijo que ella no sabía mucho de esas cosas y que ya desde hacía muchos años, los dulces eran lo que le daba de comer y que así, junto a su esposo que hacía unos años había fallecido ´saque delante a mis hijos, les dimos por lo menos para comer, yo allá en lo pueblo..mjjmm allá no a’bide nada, nada’. Cuando llegamos a la merced –seguía diciéndome- no duramos mucho por allí. A mi viejo no le gustó, y mejor corrimos pa´ca. Rentamos unos cuartitos, allá por la Arenal (la Colonia), ¡uy!, si le contara joven. Unos jacalitos así chiquitos, pero pues teníamos luz y agua, pero cuando llovía como ahorita el agüita se metía a todo mi cuchitril. Pero como mi viejo se puso a vender dulcesitos, pues solo podíamos pagar ese lugar. Habíamos terminado de comer, pero la lluvia no había dejado de caer, haciendo de repente, difícil poder escuchar claramente lo que me decía la viejecilla. En varas ocasiones también, si se acercaba alguien al puesto, la viejecilla ponía atención en ello, probablemente esperando que si esa persona se acercaba era para comprar algo. Sin duda, la nostalgia invadió mi mente, al estar en una situación así…
II Ella, siguió platicando, y dentro de sus palabras podía percibir ese eco de angustia, de desesperación pasada, que cuando llega a la mente fresca, pareciera que nunca se ha ido.
Por alguna extraña razón que no pude entender, comenzó a platicar de uno de sus hijos, de como ‘batalló’, para darle lo mínimo de subsistencia, pero al final lo necesario para salir en esta vida. Estaba así, chiquillo, cuando lo tenía que traer a vender al puesto, y así se crió – recordaba con sesgo, mientras seguía comiendo- se hizo grandote, y pues, qué quieres, uno no sabe de esas cosas de la escuela y eso, yo lo mandaba a la primaria porque decían que había que mandarlo que pa’que estudiara. ¡Canijo cabezón! Namás llego a la secundaria, y luego luego se me casó, se arrejuntó con otra escuincla de por ai’de la casa, una de que sus padres juntaban cartón, muy pobrecitos ellos.
como él, si lo mandaría a la escuela, que en el otro lado, vió como muchos de sus paisanos mandaban a sus hijos a las escuelas, y que ps él no tenía pa irse a vivir allá con su vieja y su chamaco, pero que aquí, lo intentaría, que no quería que fuera igual de burro que él. Pero mmmjuu..yo namás veo que mi nieto llega de noche, y a veces huele a alcohol. Y siempre se pelea con su papá..mmmjuu… mi hijo nunca tomó alcohol, mi viejo tampoco…y ahora, resulta que estas criaturas de todo quieren. Ya estaba comenzando a dejar de llover, hacía rato que también habíamos dejado de comer y yo estaba pensando muchas cosas, acerca de lo que la viejecilla me contaba.
Y este cabezón, ¿Qué iba a poder mantener a la mujer? ¡No ‘ombre! Se la llevó al cuchitril con nosotros… ¡Dios quiso que había espacio, ¿Qué si no? ¡pero nimodo de dejar a los hijos, ¿verdá?
Era ya tarde, hacía rato que había dejado de llover y hasta la poca luz vespertina estaba desapareciendo. Entonces se me ocurrió decirle a la viejecilla que su comida había sido muy deliciosa.
Y pus él (su hijo) se tuvo que irse a chambiar, su padre y yo le dijimos que del puestecito no iba a salir pa’ todos. Y se me fue, bueno, se le fue a la mujer. Sí, ya estaba embarazada, y nomás no encontraba chamba por acá, y que se va.
¡Estaba re’bueno el entomatado, seño! – le dije, verdaderamente agradecido- ¿Y ahorita aún tarda para meter el puesto? –pregunté.
¿Se fue?- pregunté, imaginándome la respuesta- Sí, se fue al otro lado –me contestó, como si pensara al mismo tiempo en lo tonto de mi pregunta- Se fue, estaba chamaco y uno de sus tíos que ya andaba chambiando allá, ps le mando ‘visar que si no quería irse pa’lla. Y ps le fue bien. Mucho rato estuvo allá, y cuando regresó el niño ya estaba grandecito, sólo lo via en navida’ o cuando podía regresarse. Mi viejo y yo, seguíamos en el puesto, hasta que me dejó. Se murió y ya no pudo ver a su hijo. Entonces, mi’jo, dijo que ya mejor no se iba a regresar pal otro lado, y con lo que ahorró, puso una tiendita. Ahí a donde fui a sacar mi nylon ahorita. Me decía que pa’ que su hijo no batallara tanto
No, ya merito me voy, esta agüita me hizo quedarme más tardecito. Pero más que nada, me voy porque ni hay nada, ahora todo mundo quiere ir a esas tiendas… “otsos” o los “seleven” (Oxxo y Seven Eleven), ahí venden de todo…- me lo decía mientras empezaba a sacar unas cajitas de cartón, en donde después empezó a meter los dulces, pequeños, grandes. Desde los clásicos “duvalines”, los “borrachitos”, las “canastas” de la Corona, y ahora los “pelones”, los “Skintles”, algunos otros que ni siquiera conocía. Obviamente, los chicles y los cigarros son también emblema de la venta en este tipo de puestos.
Arundel.
El Humo rcomienda música
Desde un rincón sucio, al poniente de la Ciudad de México, una guitarra, un bajo, una bataca y una garganta punkean sin mucho sentido, o bien, punkean en Sentido Reversa. Aborto de «Un Patadón en el Hociko» (otra banda del poniente), toman el nombre precisamente de una de sus rolas. Sentido reversa quizá poría calificarse de una banda sin mucho sentido (¿o tendrá en el nombre su sentido?), pero algo que no se podrá negar es que al hacer música plasman toda la actitud en sus acordes, en sus letras y en esa energía con la que se suben a tocar. Actitud que uno comprende mejor cuando los ve en plena tocada gritando «¡patina y destruye, todo lo que obstruye!». En ese momento parece inevitable contagiarse y pocos rechazan entrarle al slam. Pero, además de la actitud, su punk es de buena manufactura, una combinación básica para toda banda de punk que se quiera defender como tal. Hay que añadir que el Sentido Reversa te puede hablar de muchas cosas en sus letras. Así, podemos decir que el Sentido tiene una rola pa´ cada quién. Y es que no sólo le pegan al punk, sino que pueden transitar del hardcore al reggae y pasar por el ska-punk. Se la campechanean, pues, pero sin perder el estilo y la actitud. Si no te gusta el punk, quizá te falte escuchar al Sentido Reversa. La actividad de la banda comenzó en Enero del 2010, mismo año en el que graba un demo con siete tracks bajo el sello Traka Traz Records. Dejaron de tocar un rato a partir de Febrero del 2011, pero desde Junio del presente año han vuelto a tomar sus instrumentos para seguirle dando. Sentido Reversa está formado por Diego El Brujo Álvarez - Vocales Mario Demo Jiménez - Guitarra Gabriel Zero Magallán - Batería Arturo Kasper Hernández - Bajo
Conoce más del Sentido Reversa en: http://www.facebook.com/SentidoReversa
Sentido Reversa en el clandestino
Escucha sus rolas en myspace: http://www.myspace.com/sentidoreversa
Descárgate gratis el demo: http://www.reverbnation.com/sentidoreversa/songs
Lo sé… Mis labios se han agrietado… Ya no hay a quien besar… Se están secando, morirán pronto, lo sé… Y la garganta mía dejará de susurrar, dejará de hablar, ya no gritará más tu nombre… La sonrisa que también es mía, y que fue tuya en su tiempo, se desvanecerá, dolerá si intento ser alegre, sangrarán mis labios, al mostrar mi aliento… Y la lengua rojiza jamás volverá a encenderse con la dulzura del liquido que tu boca rociaba sobre mi sexo… Mi boca ha quedado en secuestro, se la robó, el miedo, el dolor y el sufrimiento… Y ahora, nada probaré, nada beberé. Moriré pronto, lo sé…
Hyceleste
Los Invisibles Las ciudades tienen una peculiar magia grotesca, al menos la nuestra, la monstruosa ciudad de México, la tiene. Ésta consiste en un algo que flota en el espacio y que tiene la capacidad de volver invisible la materia. Más que invisible, la funde con el paisaje haciéndola casi imperceptible, pero invisibilidad no es sinónimo de inexistencia. Es por ello que no sería nada raro que alguno(a) de ustedes se haya topado algún día con un ser invisibilizado por la magia de esta “vieja ciudad de hierro” sin siquiera notarlo. Desde pequeños crecemos con historias, moralizantes o no, en las que la invisibilidad se nos presenta como una imposibilidad seductora. Vuela nuestra imaginación pensando en todas esas cosas que podríamos hacer si fuésemos invisibles y nos parece divertido, interesante, quizá hasta deseable. Pero de la fantasía rosada de esos cuentos al mundo real hay una gran distancia. En cada barrio de esta ciudad hay un invisible. Los primeros rayos de luz de la mañana los bañan, ahí en cada esquina, en cada banqueta, coladera o banca, cubiertos de hules o periódicos, recostados sobre cartones o lonas, acompañados de canes muchas veces sarnosos. Existen, son reales, pero parece que nadie los puede ver. Su asombroso don de invisibilidad comienza con el día. Al levantarse, se pasean por las calles sin que nadie los note, aunque pasen a unos centímetros o milímetros de ellos. Algunos, aprovechando su don, hablan consigo mismos en aleatorios soliloquios, parece que aparte de cuerpos invisibles también poseen voces inaudibles. Hay veces en las que su hechizo de invisibilidad pierde efectividad y, de pronto, alguien los ve ahí tirados, estirando su mano; sus voces vuelven a ser audibles y se les escucha murmurar lánguidamente “lo que sea su voluntad”, “una ayudita, dios le bendiga”, entre otras voces comunes de los invisibles. En esos momentos en que se vuelven visibles muchas cosas más se revelan junto con ellos. Sus miradas contienen el peso y valor de más de un millón de libros de historia, contienen la cara dura de las ciudades, las imágenes precisas de lo que ocurre en los más bajos lugares mientras todos duermen o se tapan los ojos, desmienten la fraternité de la humanidad. Cada paso de ellos es una vida vivida, mientras que cada paso de nosotros, los visibles, es un suspiro efímero que se pierde en la muchedumbre, en la masa de gente indiferente.
Nosotros somos visibles todo el día, todos los días (buscamos que los otros noten nuestra presencia y existencia) y no podemos ver las cosas esenciales de la vida. Ellos son invisibles (no son ni quieren ya ser notados), pero logran verlo todo a través de un lente único, sutil. Los invisibles de la ciudad son como la parte esencial de un poema, esa parte que nunca se menciona, nunca se escribe, pero es tan esencial que sin ella el poema carecería de sentido, de alma. Uno puede hablar de la ciudad describiendo las formas de organización política, económica, las formas en las que emerge la cultura en la vida cotidiana, etc. Pero, si no se toma en cuenta a los invisibles, la descripción carecería de una parte esencial. Los invisibles son el manifiesto viviente de la ciudad. Algunos invisibles provienen de provincia, llegaron en busca de “una vida mejor”, se toparon con la discriminación racial y étnica y fueron rechazados y excluidos de casi todos los espacios sociales, por lo tanto, demuestran la discriminación existente en las urbes supuestamente más progresistas. Otros tenían una “historia de éxito” y por alguna razón (principalmente debido a que el éxito es en sí efímero) perdieron todo o casi todo y pronto se vieron deambulando por las calles, devorados casi por completo por la locura y en proceso de convertirse en invisibles. Otros más parecen ya haber nacido predestinados a la invisibilidad, hijos de padres invisibles que incluso ellos jamás lograron ver. Y así, muchos son los orígenes de los invisibles que, a la vez, son testimonios vivos de los contrastes de las ciudades.
No es exageración afirmar que los invisibles, como las mujeres, son una poderosa crítica social viviente, y lo son por el mero hecho de existir. Ellos revelan, en su mayoría, que los principios liberales de la igualdad, libertad y fraternidad bajo los que se construyeron las naciones occidentalizadas son simples palabras vacías escritas en las cartas magnas o conceptos muy ambiguos; demuestran, por ejemplo, que “el pueblo mexicano” no existe como tal y que, si es que existe, está tan fragmentado que las piezas que lo constituyen no parecen ser de la misma naturaleza; revelan, también, que “la patria” no incluye a todos en su más desgarrador llamamiento de “mexicanos al grito de guerra”; carcomen las entrañas de los hipócritas discursos políticos desnudándolos y mostrándonoslos como son: un montón de palabras vacías pronunciadas en tribunas envenenadas; son la prueba de que la “caridad” y la “misericordia” no son tan bellas como cuando son leídas en pasajes bíblicos dentro de amplias catedrales ataviadas con oro, plata y otras tantas riquezas terrenales a las que rehúsan despojarse los “corderos del Señor”. Ellos mantienen su asombroso poder de invisibilidad la mayor parte del tiempo, días, meses y años enteros de sus cortas o largas vidas. Sin embargo, cuando se revelan como visibles resulta ser que tienen mucho, muchísimo que mostrar al mundo, principalmente esas cosas que nadie ve porque también parecen invisibles. Letras: Raúl Peñaloza Fotografías: Gabriel Magallán.
Nota: para las imágenes fue necesario utilizar una cámara con un lente bien rifado que captura lo invisible
Breve ensayo sobre la minería.
L
a historia de la relación entre naturaleza y ser humano se remonta siglos atrás.
Conceptos como armonía, complementariedad o dualidad han dado paso a otros nuevos conceptos basados en una nueva lógica de desarrollo y reproducción. La ideología original que se respaldaba en la relación entre estos dos factores (hombre- naturaleza) ha sido sustituida por una ideología creada a partir de conceptos nuevos, surgidos del desarrollo de la sociedad, que, llegado el mercantilismo y el surgimiento de la sociedad anónima, sustituyen también la relación más «intima» que proponía el concepto de comunidad, limitando ese tipo de relación a una relación mercantil, basada en el intercambio de mercancías entre los individuos. Al mismo tiempo, los medios de producción a lo largo de la historia han ido evolucionando y las estrategias de supervivencia empleadas por el hombre también lo han hecho, creando un gran puente y una gran diferenciación entre los modos de producción que ha implementado el ser humano.
Escena de un documental de Antena 3 sobre los mineros chilenos atrapados durante 33 días.
Debido a las estrategias implementadas por el modelo capitalista para hacer crecer las ganancias, se han incrementado de unos años hasta la fecha los niveles de explotación de la naturaleza en prácticamente todos sus sectores, su aumento de manera exacerbada ha dejado vulnerable el ciclo de autoregeneración de la misma naturaleza. La relación entre naturaleza y ser humano ha ido fracturándose conforme se ha ido desarrollando el proceso de acumulación de las riquezas; Conceptos como modernidad, igualdad, acumulación etc., han impulsado aún más el desarrollo de este modo de producción. La tala de árboles, la contaminación de agua, la explotación de los suelos para la adquisición de minerales y de la misma agua son ejemplos de la ambición del sistema por obtener ganancias a costa de las riquezas naturales. Mediante algunos intentos se ha tratado de combatir el desarrollo avasallador del sistema: organizaciones civiles, ONGs, entre otras con el apoyo de algunos integrantes del estado o bien de comunidades interesadas por salvaguardar los recursos de la naturaleza, pero en casi todas las ocasiones el sistema, liderado por las grandes empresas, en coordinación con el Estado mexicano, salvaguarda los intereses de las mismas empresas que se dedican a la explotación de los recursos naturales.
Dentro de las actividades que desequilibran el proceso de restauración del medio ambiente se encuentra la minería, de la cual nos ocuparemos, hablando y relacionándola con el proceso de descomposición del ciclo de recuperación de la naturaleza, resaltando los principales aspectos que fracturan la relación entre naturaleza y ser humano y haciendo mención de datos importantes que son necesarios para explicar y entender por qué la minería es un problema ambiental para la sociedad mexicana y por qué la misma ha adquirido una fuerza brutal en corto tiempo en muchas cuestiones. La minería como un modo de enriquecimiento de las grandes empresas ha traído consigo la destrucción de extensas zonas que se minan para extraer oro, plata, hierro, entre otros minerales. Estas empresas por lo regular suelen se extranjeras, y aprovechan las condiciones que se ofrecen en el país para entrar con fuerza, invertir, saquear, contaminar y retirarse, respaldadas por una supuesta responsabilidad social que dice evitar la contaminación y evitando también el tener algún tipo de conflicto con el medio ambiente y la sociedad, contribuyendo activamente al mejoramiento social. Empresas como Mundo Minero y Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, respaldados por esta supuesta responsabilidad social hacen ver a la minería no como un gran contaminante del medio ambiente, sino como una oportunidad de explotar de manera legal, recta, y justa los suelos, en este caso, de México. Si bien la historia de la minería se remonta a la época prehispánica, el grado de explotación ha evolucionado y la visión de los minerales también. Se retoma la geografía del país para hacer referencia a las grandes riquezas de las cuales es poseedor; los sistemas orográficos: la sierra madre oriental y la sierra madre occidental son un gran indicador de los probables hallazgos de minerales. «Al rededor de dos terceras partes del territorio mexicano, cuya extensión total, en la superficie continental, es de 1,967,183 km cuadrados, se encuentran formadas por rocas ígneas y metamórficas, con las características geológicas adecuadas para la existencia de los minerales» Autores como enrique Madero Bracho, mencionan la existencia de yacimientos minerales en prácticamente todas la partes del territorio mexicano: «Las condiciones topográficas y geologías del suelo mexicano, en el que el espacio cultivable, es relativamente reducido, alrededor del 20%, explica por qué prácticamente por todos los ámbitos del territorio se extienden yacimientos de muy variados minerales y sólo con excepción de cuatro estados de la república (Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Tabasco) en los que aún no se localizan yacimientos de importancia». Dentro de esta historia de la minería el mismo autor hace una clasificación en cuanto a la evolución de la producción minera Mexicana: 1) Antes de la llegada de los españoles a nuestro país, hasta fines del siglo, fue una minería primordialmente de metales preciosos. 2) Abarca de finales del siglo XIX a los cuarenta del siglo XX, en la que, sin dejar de producir oro y plata nuestra minera dio una atención creciente a los yacimientos de minerales industriales, tales como, zinc,hierro, carbón mineral, cobre, estaño, manganeso, etc. 3) Inicia en los años cuarenta una diversificación de nuestra producción, al enriquecerse con una amplia gama de minerales no metálicos, entre los que han destacado por su importancia, el azufre, la florurita y la varita. Si bien la explotación minera en el año de 1883 representaba el 80% del total y en los últimos años ha significado alrededor del 17%, esta actividad ha aumentando el nivel de contaminación del medio ambiente, fincando la industrialización del país, pues suministra las materias primas de industrias como la eléctrica, automotriz, la química, entre otras. Se habla muy frecuentemente del crecimiento que ha traído esta actividad a la economía nacional, lo que no se muestra es el tema de la minería relacionada al impacto de la sociedad y al medio ambiente.
Imagen en la que se puede apreciar el impacto ambiental de la minería a cielo abierto en la que se utilizan químcos y explosivos . Fuente: http://mariapecueca3.blogspot.mx/
La actividad minera se divide en dos tipos. En primer lugar, la mina subterránea y en segundo, la mina a cielo abierto, la cual provoca una mayor grado de contaminación pues las zonas boscosas desaparecen después de un proceso como este, la contaminación de los suelos se agrava llegando a dejar los suelos infértiles o inutilizables. El proceso de minado se lleva acabo utilizando químicos que afectan en demasía al suelo, al aire y al agua pues una vez trabajado el suelo con estos químicos como el plomo, ácido sulfúrico, arsénico, entre otros, también se llegan a contaminar a grandes niveles los lugares que abastecen de agua a las localidades cercanas, dejando inutilizable al agua, necesaria para la vida cotidiana. Dentro de estas condiciones existen clasificaciones que toman una postura en contra de la minería colocándole el adjetivo muy cierto de destructora de el medio ambiente.
Clasificación de los impactos ambientales. El impacto que produce la minería desde el punto de vista ambiental se puede clasificar de muy diversas formas: Según sea un impacto directo, o indirecto sobre el medio. Según sea a corto o a largo plazo Según sea reversible o irreversible (a escala humana) Según sea local o externo Evitable o inevitable
Por otra parte, en función de los aspectos del medio que modifican, pueden ser: Acciones que modifican el uso del suelo Acciones que implican la emisión de contaminantes (sólidos, líquidos, gases y otros: ruidos, onda aérea) Acciones que implican sobre explotación de recursos (agua) Acciones que implican la modificación del paisaje (casi todos) Acciones que repercuten en las infraestructuras Acciones que modifican el entorno social, económico y cultural (impacto socio económico).
Las empresas mineras que invierten en la minería llegan a obtener ganancias mucho mayores a los impuestos que se les imponen, ganancias extraordinarias que han incrementado a lo largo de la historia debido a la evolución de la tecnología que facilita la extracción de los minerales, pues de 1521 a 1900 se produjeron 99,343 toneladas y en el pasado siglo se han producido hasta 143,810 ,1976 toneladas de plata. Estas empresas cubren sus actividades con supuestas acciones benéficas para las comunidades en donde trabajan, principalmente suelen mencionar que las apoyan con trabajo, favoreciendo el manejo y la adquisición de los recursos naturales. Sin embargo, en cuestión del trabajo, las empresas contratan a muy poca gente de las localidades en donde se encuentran laborando, brindándoles pocas prestaciones sociales, ofreciéndoles condiciones de trabajo precarias que posteriormente originan accidentes laborales por el mal manejo del material con el que se trabaja y por los pagos que se encuentran por de bajo de los establecidos legalmente. Por otra parte, estas empresas trabajan con personal privado, especializado en el manejo de maquinaria pesada para desarrollar estas actividades y son estos trabajadores los que que obtienen las mejores prestaciones y los mejores sueldos. Debido a las malas condiciones para laborar y a la corrupción que se genera en torno a las actividades mineras, no solo a nivel nacional, sino a nivel mundo, los accidentes que terminan con muertes de trabajadores en muchas ocasiones son claros ejemplos de la falta de conciencia de las empresas que llegan a invertir a otros países, deslindándose posteriormente de las consecuencias de los actos de corrupción y de falta de compromiso con los trabajadores. Ejemplo de esto fue el accidente laboral surgido en en el yacimiento San José, en pleno desierto de Atacama, en Chile, donde los mineros permanecieron sepultados 70 días a unos 700 metros de profundidad antes de su rescate en octubre de 2010. Dentro de los tantos ejemplos de accidentes relacionados con las minas, tenemos el de una explosión en una mina causante de decenas de muertos en el sur de China: “El segundo accidente con fallecidos en 24 horas en un país cuyo sector minero es de los mas peligrosos del mundo por falta de regulación y la corrupción“ Las condiciones que adquieren las empresas mineras para el desarrollo de sus actividades son pocas, pues el Estado mexicano autoriza y favorece, por medio de las instituciones, la prácticamente libre explotación de los recursos naturales, como en el caso de la secretaria de economía que brinda las concesiones mineras en México. Esta institución puede llegar a brindar hasta 50 años de concesión dando la posibilidad de renovación de hasta otros 50 años. Por otro lado, para que una empresa minera pueda llevar a cabo su labor, debe pasar por un «filtro» en donde la secretaria de medio ambiente y recursos naturales debe verificar y aprobar el permiso. Además, en cuestión de agua, la CONAGUA es la encargada de verificar y brindar el permiso que especifica que el lugar debe estar ubicado en una zona donde los niveles de agua sean los indicados para el mayor aprovechamiento de los suelos.
Actualmente en México se está impulsando cada vez más la actividad minera. Uno de los casos mas recientes fue el de los acuerdos que se llevaron acabo entre los presidentes de México Enrique Peña Nieto y su homólogo de China, Xi Jinping, en donde, entre otras cosas, se coincide en impulsar la cooperación a nivel minero.“Entre los acuerdos firmados destacaron los de sector energético, infraestructura, industrias emergentes, cooperación en materia minera, defensa comercial y nivel empresarial” Por su parte, el reglamento de la ley minera, expedido por el entonces presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, en el capitulo primero “De las Concesiones y Asignaciones Mineras” del titulo segundo “Concesiones, Asignaciones y Reservas Mineras”, nos muestra la facilidad con la que se puede llevar acabo una solicitud de concesión de un lote para su posterior explotación de minerales, teniendo que cubrir las siguientes lineas del reglamento: I. Nombre del lote; II. Superficie del lote en hectáreas; III. Municipio y estado en que se ubique el lote; IV. Nombre de los principales minerales o sustancias motivo de las obras y trabajos mineros; V. Coordenadas de ubicación del punto de partida. De dicho punto se expresarán las referencias aproximadas a lugares conocidos y centros de población de la zona, y se anotará la ruta de acceso desde el poblado más cercano; VI. Lados, rumbos y distancias horizontales y, en su caso, la línea o líneas auxiliares del punto de partida a dicho perímetro, en los términos del artículo 12 de la Ley; VII. Nombre del lote, número de título o expediente y superficie de los perímetros interiores, de lotes mineros preexistentes de ser el caso; VIII. En su caso, nombre del lote y número de expediente o el título que amparaba con anterioridad al mismo, y IX. En su caso, nombre, firma y número de registro del Perito Minero que haya realizado el trabajo de posicionamiento en el campo del punto de partida del lote minero. Toda solicitud, incluyendo las que tengan carácter de simultáneas, se acompañará de una carta topográfica del INEGI, o bien, una porción de la misma, en la que se mostrará y precisará la localización de las coordenadas del punto de partida del lote y su perímetro. También se acompañará a la solicitud la memoria del cálculo del posicionamiento realizado, en forma impresa o mediante archivo digital. Si bien, las condiciones para la explotación y contaminación de los suelos está dada, han surgido diferentes posturas e hipótesis a nivel mundial que se resisten a esta actividad por las consecuencias que trae consigo. Haciendo referencia a la sobre explotación del suelo, el modelo denominado World III, surgido en el Instituto
Tecnológico de Massachussets nos menciona que de continuar las tendencias actuales de crecimiento, la humanidad enfrentara una catástrofe a mediados del presente siglo. Dentro de estas hipótesis planteadas se encuentran varias alternativas y se menciona que, prácticamente todas tienen algo en común: la catástrofe, el agotamiento de los recursos minerales. Esta hipótesis de catástrofe de colapso puede verse modificada, según los investigadores, reduciendo el consumo de recursos naturales no renovables en un %75 con respecto al consumo actual, haciendo reducir también el crecimiento de la población dejándolo en cero.
«Mineros asturianos». J.M. Félix Magdalena. Pintura al óleo.
A nivel de contaminación, la crisis se hace presente una vez que ha aumentado la demanda de los minerales para el uso humano y el desarrollo de las tecnologías; es necesario mencionar que, siendo la tierra finita, los recursos minerales también los son, pero también es necesario hacer presentes posturas que sostienen como prácticamente infinitos a los minerales del planeta.
El concepto de agotamiento de los recursos minerales. Conviene finalmente hacer una reflexión sobre el conocido precepto de que, siendo la tierra finita los recursos que contiene también lo son. Esto es obviamente cierto, pero la falacia que se introduce en este razonamiento, que es esgrimido como una prueba irrefutable de la catástrofe final, es equiparar finito con agotable, a pesar de que se trata de dos conceptos totalmente distintos. El vasto volumen de recursos minerales de la tierra, con muy pocas excepciones, una vez usado, sigue siendo tan parte de los recursos del planeta como si no hubiera sido nunca extraído del suelo. Tal parece que es necesario el analizar a profundidad el proceso de conciencia ambiental de los individuos durante las actividades mineras para. Posteriormente, proponer estrategias surgidas desde la periferia, con el propósito de atacar el problema de contaminación y deterioro ambiental.
Don vitorino sincalsone.
De los autores... Magaly:
Mis dibujos y pinturas son un reflejo de las emociones momentáneas que surgen con el acompañamiento de buena música; no creo poseer un estilo definido… todo surge mediante se dan los trazos. Cuando dibujo o pinto no necesito aparentar ser algo que no soy, es el único lugar y espacio en el que puedo ser yo.
Eli Escobedo G:
Constructor de cohetes, experto en pizzas, amante de los gigantes, padre y la mamada. La primera vez que hice el amor fue en la cama de mi mamá con Citlali.
Misa-n-tropo:
Mi nombre de pila, mi alias, mi A.K.A, como quieran decirle, me gustaría que fuera MISA-N-TROPO, por la relación gramática que encierra esta palabra con mi nombre, (Misael, Misántropo) y hasta cierto punto lo que encierra significativamente el concepto con mi personalidad. Voy a tomar como referencia a nuestro buen amigo y siempre útil Wikipedia (es lo que tenía a la mano) para hacer esta pequeña descripción del concepto: La misantropía (del griego μίσος (miso): « yo odio», y άνθρωπος (anthropos): «hombre, ser humano») es una actitud social y psicológica caracterizada por la aversión general hacia el género humano. Su antónimo es la filantropía: amor al ente humano. No implica necesariamente desagrado por personas concretas, sino animadversión por los rasgos compartidos por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra antipatía por los seres humanos y la humanidad como entes. Puede ser ligera o marcada, así como de características muy diferentes: desde lo inofensivo, la crítica social, hasta la destrucción o la autodestrucción. Si bien no tengo una aversión total a las personas o a la humanidad, sí lo tengo por algunas conductas muy arraigas, que termino por despreciar. Tampoco quiere decir que esto caracterice totalmente mi personalidad, simplemente es un rasgo más. Y algunos rasgos más de mi personalidad son el gusto por la lectura, (de todo tipo de lectura, pero no cualquier cosa), la música (gran variedad de géneros) y, en general, cualquier tipo de expresión que demuestre algo de sensibilidad en los temas que afronte. Se me olvida, también disfruto de la arquitectura que me rodea, en lo particular la del Centro Histórico, en la que guardo muchos recuerdos.
Arundel:
Estudiante de la Sociología, bebedor compulsivo de café y fumador ocasional de lo que sea. Sin compromiso con alguna ideología, sólo con mis ideales. Disfruto el anime. La vida camina, y yo voy caminado con ella. Actualmente desempleado.
Hyceleste:
Del mísero mundo, puta, indigna, con el loco desvarío de ser guerrillera, buena catadora de pulque, pero más de hombres locos y soñadores… poeta frustrada y desnutrida de nacimiento.
Raúl Peñaloza: Aprendiz de resentido social o estudiante de sociología, como quiera son sinónimos. Guitarro de a mentis, agobiado por un grotesco y esporádico gusto por la soledad. Amante de los paseos en bici, de los paisajes verdes, de una Lorena, de las charlas nocturnas con amigos y de las tardes melancólicas. Disfrutante oficial de caminatas crepusculares por las calles del centro histórico de la ciudad monstruo.
Gabriel Magallán: Egresado del Colegio Americano de Fotografía en 2012. Fotógrafo y videógrafo freelance. Don Vitorino Sinclasone.
Por razones técnicas y personales he aquí estas cortas líneas acerca de mis yoes, pues, por otras tantas razones algo extrañas, debe quedar en claro que este pobre hombre, tan huerfano de padre, se convierte en diferentes tipos según el momento, el clima y la posición en que tenga sometida a mi pareja, humano, perro, gato, pez, quizá mosca. Definitivamente el mono excluido de la manada, una de las dos espinas surgidas de los pétalos de mi madre, esposa de un roble algo torcido y ya seco. Loco de prácticamente tiempo completo y estudiante de sociologia de una tal UAM iztapalapa. Compa de unos locos entre marxistas, mariachines, cholos, idelistas; compadre del Sol y primo hermno del canal de agua negra cercano a mi domicilio. En esta esquina tenemos al don Vitorino Sincalsone, protagonista de tu última lectura vaquera.
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