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Triunfo estudiantil

Su entrega al inconmensurable mundo de la tecnología ha permitido a cuatro estudiantes de la Universidad de Cuenca ganar el Imagine Cup 2023, un certamen internacional organizado por Microsoft.

Ellos son: Luis Yanza, María Aucay, Carlos Muñoz y Jhusyn Carvajal. Crearon PAQHA, “una aplicación móvil cuyo objetivo es conectar a los productores locales con los restaurantes y tiendas de barrio”.

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Considerado como uno de los concursos más prestigiosos del mundo, y haberlo ganado en la categoría “Earth” superando trabajos presentados por las Universidades de Washington y de Kansas, hacen más plausible la abnegación, constancia y conocimientos de los jóvenes. Informaciones como las citadas le vienen bien a la comunidad, no solo de Cuenca, sino de todo el país, justo cuando se viven épocas hasta cierto punto frustrantes y de poco aliento.

La plataforma digital creada por ellos permitirá eliminar a los intermediarios, los únicos ganadores y sin mayor esfuerzo en el ámbito del comercio. Permitirá precios más justos para los productores y más asequibles para los locales comerciales.

Según explican los flamantes ganadores, parte de las funciones de su invento y para beneficio de los productores, serán, por ejemplo: estadísticas sobre sus ventas, promoción de sus productos, comercialización en los barrios e inteligencia artificial como guía para mejorar sus cultivos.

Estas fueron parte de las premisas tomadas en cuenta por el jurado, además de ser el único proyecto presentado en habla hispana.

Los estudiantes podrán acceder a un fondo económico para emprendedores y créditos en los servicios de inteligencia artificial, este “invento” predominante en el mundo actual, si bien parte del otro lado de su moneda es o será la eliminación de las fuentes de trabajo, incluso en el ámbito de algunas profesiones.

En año y medio prevén terminar la aplicación cuyos servicios, los jóvenes aspiran ofertarlos incluso fuera del país. Un triunfo bien merecido y digno de relievar.

Caricatura Del D A

Hablan piedras

Jorge L. Durán F.

¿Lasso, en el foso de los leones?

Hace tiempos que el banquero presidente como lo llaman algunos de sus malquerientes de izquierda y de derecha está en el foso de los leones.

Con su fallo dividido, la Corte Constitucional se dio modos para, de una vez, echarlo al foso, ese foso donde todo huele mal, excepto para los leones que, habiendo borrado sus propias demarcaciones, quieren compartir esa presa.

Esos sabios del Derecho -eso se supone que son- consideraron que Lasso no cometió los tres pecados de los cuales le culpan quienes quieren engullirlo. Solo uno, dijeron en su sentencia salomónica o al estilo Pilatos, y el menos malo. Esto, ellos no lo esperaban ni en sueños. No estaban preparados ni parecen tener pruebas contundentes.

Contrario a Daniel, el personaje bíblico, Lasso está dispuesto a dar pelea a sus leones. No le queda otra, también.

Si los siete leones de los que nos habla el relato religioso no devoraron a Daniel, fue por intermediación divina, aquellos que esperan papearse al presidente necesitan sumar 92 melenas, es decir 368 caninos. Y todo mediante un juicio político, en el cual lo único que valen son los votos; nada más. Lo demás son tiros de bombarda en busca de nuevos planetas.

Y en eso están. En eso andan. Dicen que algunos se echarán para atrás; otros se quedarán tras las vallas del foso; otros querrán que la víctima viva los pocos años de vida que le quedan en el poder.

Dicen también que el presidente tiene en sus manos un arma escondida. Bien la puede sacar y mandar a la madriguera a toda la leonera en su contra, y de la cual no volverán nunca o lo harán con los rabos entre las piernas.

Los únicos seguros que ansían el festín son los leones que responden a un reyezuelo bigotudo, aquellos que le deben lealtad a un reyezuelo mameluco, y quienes dependen de un reyezuelo de los páramos. Son los “triameses” de la época, unidos por sus posaderas.

Tan pero tan hambrientos están que dicen que para devorar al banquero le echarán otros dardos paralizantes, incluyendo aquellos dos que los sabios de la Corte no los aprobaron, porque fueron expuestos a medias y con claras muestras de supina ignorancia.

Si siete leones no devoraron al profeta Daniel, veremos si los susodichos reyezuelos reúnen 92 felinos para engullirse a Lasso y con eso tomarse la selva tricolor; o si este, una vez más, sale libre del foso en el cual se defiende “como gato panza arriba”.

Daniel tuvo a Dios de por medio. ¿A quién tiene Lasso para salvarse? (O)

Mónica Banegas Cedillo

Querido Doctor Mario

Una capilla ardiente en la Universidad del Azuay para un hijo amado de Cuenca, es una de las tantas maneras con las que podemos honrar a Mario Fernando Jaramillo Paredes. Honrarlo y despedirlo de forma pública porque son muchos los que desearon darle su último adiós.

Fue un mentor de varias generaciones que vimos en él, más que un profesor universitario, un político, un líder de opi-

Sebastián Endara nión y un hombre comprometido con la mejora constante de una sociedad con valores. Quienes lo conocimos en el liderazgo estudiantil de la UDA y en el voluntariado por la ética, la transparencia y el control social, sabemos a ciencia cierta que el vivía por y para una generación de jóvenes líderes que mejoren la política y la academia. Muchos nos beneficiamos de sus palabras, de sus enseñanzas y de su ejemplo de vida, que lo predicaba y practicaba.

Refundación de Cuenca

Estamos hechos de símbolos, de productos inmateriales creados social e históricamente. La conmemoración de la fundación de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, ciudad a la que amo, constituye uno de esos elementos que reproducen la actualidad y vigencia de la identidad.

Pero como todo hecho social, también la identidad es susceptible de cambios y nuevos encuentros, sobre todo a la luz de las corrientes feministas que han permitido mirar las recurrentes estructuras patriarcales en las que fuimos instituidos, o el pensamiento social crítico, que revela y cuestiona las raíces coloniales y racistas en las que se dio la fundación española de la ciudad.

En un proceso de reparto simbólico desigual, el mestizaje inconcluso olvidó las figuras trascendentales de los pueblos originarios y terminó imponiendo el disimulo de lo que se es, y la simulación de lo que no se es como estrategia de supervivencia.

Michel Foucault nos habla de “retornos del saber” que permite que discursos que fueron enmascarados, emerjan en una suerte de insurrección de saberes descalificados, los saberes de la gente que aparecen en la resistencia a la exclusión, el privilegio y la jerarquía. De ahí que el “12 de abril” sea una oportuni-

Su relevancia en la academia, en la política y en la sociedad cuencana y ecuatoriana ha sido notoria por el decidido liderazgo que el Doctor Mario Jaramillo tuvo en todos los espacios, donde su inteligencia y carisma nos tocaron y nos cambiaron. Paz en su tumba, solidaridad y fortaleza para su familia y amigos y larga vida de sus ideas en la mente de quienes siempre lo admiramos y respetamos. (O)

Twitter: @monicabanegasc dad para repensarnos, y refundar los sustentos que nos cohesionan e identifican. Ya no son solo los insignes Solanos, los Cuevas, Malos, Vásquez, Arízagas, Vélez, y todos esos egregios campeones, sabios y santos varones, los que sostienen la vida de la ciudad. De hecho, la ciudad se sostiene en las y los Deleg, Ñugra, Llivisaca, Zhagui, Tenesaca, Lliguin, Zhizpón, Chasi, Chuñir, Buñay, Culcay, Guaricela que han migrado por la exclusión y falta de oportunidades, y que sin embargo, sin sus remesas no solo Cuenca sino la región austral sería impensable. Es hora de reconocerlo.(O) @endara_

Cuando Julio Mosquera tiene que hablar de ‘Medicina Transposicional’, la muestra de su autoría que se expone en el Salón del Pueblo, hace una antesala con explicaciones sobre el Renacimiento.

Mosquera, de 65 años, habla de aquellos pintores y médicos que eran tratados por igual y que diseccionaban cuerpos para dibujar lo interno, para dibujar los órganos que hasta ese entonces no se sabía su forma.

Y, solo una vez que habla de las disecciones, habla de la exposición de sus dibujos, de sus personajes que, a simple vista, parecen de otro mundo: el mundo que ha venido creando Mosquera en los últimos 20 años solo con lápiz.

La última vez que el artista plástico usó el color en sus trabajos fue hace por lo menos una década y media.

El propio Julio no lo recuerda cuándo exactamente fue.

Sin embargo, sí sabe que un día despertó sin ver más el color de las cosas y sus creaciones, y que optó por volcarse únicamente al dibujo con sus lápices.

Desde entonces se asomaron esos rostros en los que se conjugan las facciones humanas y animales, esos cuerpos, a veces encorvados, a veces pequeñitos.

Y esos rostros doblados y pequeños han vuelto con Medicina Transposicional, una exposición en la que Julio deci dió hacer sus propias diseccio nes para saber qué hay dentro de sus personajes.

Para ello, en estos tres pri meros meses se dedicó a dibu jar. Y en ese proceso se encon tró con la transposición. Vio que los órganos de sus persona jes estaban en otro lugar distin to a la posición original.

El cerebro en el estómago, los riñones en la garganta o el pulmón en donde va el brazo. ¿Por qué?

“Había un grupo de perso nas que pensaban en el hom bre-máquina, cuyo concepto era que si algo se daña, se repa ra. Entonces esto pasa al cuer po humano. Si el corazón está enfermo, pues pongámoslo en otro lugar para que descanse un poco y luego lo colocamos de nuevo”, explicó Mosquera.

Siguiendo con ese mismo pensamiento, los personajes del artista cuencano tienen sus órganos en diferentes lugares por una enfermedad que no se especifica. Simplemente está allí, para ser expuesta luego de la disección que hizo el autor.

“Es un trabajo fascinante. El público tiene que ver la calidad del detalle de las obras del maestro Julio. Hay un trabajo muy grande detrás de cada obra”, opinó Leonardo León, un joven diseñador que visitó la muestra ‘Medicina

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