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Adolfo Putin
OVladimir Hitler, o “el invasor de Ucrania”, que para el efecto resultan casi iguales, al completarse el pasado viernes un año de que el gobierno ruso inició la invasión a Ucrania. Para no “tener que hacer” una declaración formal de guerra, la invasión fue denominada como “operación militar especial” y, así, Putin se ahorraba muchas explicaciones que, claro está, no cabían de manera racional ni lógica, y en pleno siglo XXI. Entiendo que la gran mayoría de gente pensaba que, dada la invasión a “David” por parte de “Goliat”, la “operación” sería asunto de días o a lo mejor semanas, que en un dos por tres los tanques rusos harían su entrada a Kiev, toda Ucrania se hallaría bajo control de las fuerzas invasoras, quienes, acto seguido, designarían un gobierno provisional controlado por el Kremlin y ¡capítulo cerrado!
Pero, parece que a Putin y a sus cortesanos les fallaron los cálculos. A lo mejor subestimaron la preparación y los pertrechos de las fuerzas armadas ucranianas, y sobre todo su nivel de decisión. O, a lo mejor, subestimaron la solidaridad internacional para con los invadidos, reflejada en la última resolución de la ONU en la cual más de 140 países pidieron que Rusia salga de Ucrania y ponga fin a su intervención militar en ese pais, así como en la ayuda militar de gobiernos con posición preponderante en el concierto internacional.
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La verdad es que esta aventura bélica del gobierno ruso tiene, hasta la fecha, saldos catastróficos. Decenas de miles de soldados y civiles muertos en ambos bandos, cientos de niños fallecidos, millares de heridos e incapacitados, millones de desplazados, ciudades destruidas completamente o a medio destruir, servicios básicos inhabilitados, niños y jóvenes privados de sus estudios, hospitales y centros de educación inservibles, gente con miedo, hambre, frío, carreteras y puentes destrozados, millones de dólares gastados diariamente en misiles, en municiones, en movilización bélica. Y cabe entonces la pregunta, con semejante saldo de muerte, ruinas y cenizas, ¿estará durmiendo tranquilo el moderno Adolfo Putin o continuará rumiando sus acariciados sueños imperiales? (O)
Catalina Sojos
Encantadoras
Más allá de una bitácora de viaje o diario personal, el libro de Hernán Rodríguez Girón publicado en 2014 y digitalizado hace poco tiempo es, sobre todo, un relato encantador con una visión especialísima de su autor sobre las Galápagos, nuestras islas encantadas. Con toques de humor y una narrativa que atrae desde el primer párrafo, nos lleva de la mano en ocho días de un sueño realiza-
Eduardo Sánchez Sánchez do por el periodista, escritor y cronista de amplia trayectoria; es así cómo asistimos a la visión de tres generaciones de cuencanos, a través de fotografías y saudades del escriba, su padre y sus hijos. “Encantadoras” lleva un prólogo delicioso de Rodrigo Aguilar y una minuciosa investigación que incluye datos históricos, ambientales y estadísticos además de textos de diferente factura en literatura, música y leyendas “Mi primer propósito al publicar esta obra es
Bochornoso hecho
Ciertamente, el Carnaval es una fiesta de algarabía, música y gastronomía, celebrado en todas las costras sociales. Bonitos actos los que nos recuerdan a la fiesta de las flores y frutas en Ambato, el jueves de Compadres en algunas poblaciones de pequeño tamaño con folclore e identidad, con actos de buena calidad. Bandas de pueblo y ritmos identitarios, gestos de nivel y cortesía, cargados de amistad y cariño. Descanso y alegría, compartir con la familia y amistades en clásicas celebraciones en donde prima el respeto y la consideración por los congéneres. Las redes sociales muestran lo bueno, lo malo y lo feo, y muchas veces exceden con información intrascendente, fatua, vulgar y los famosos fake news o noticias falsas, saturados de bulo y hasta mal intencionadas con el ánimo de tergiversar, alterar, dañar la imagen, el nombre o la gestión de alguien. construir un testimonio gráfico y comparar imágenes de diferentes épocas, constatando que si por una parte es cierto que las islas han cambiado, por otra resulta interesante descubrir que su espíritu, su “genius loci”, sigue intacto” afirma y cumple su objetivo. Sin lugar a dudas este libro debería estar recomendado en entidades educativas y culturales pues constituye un acercamiento entrañable además de inteligente y puntual. ¡Felicitaciones! (O)
Pero, lo que quiero citar no es falso, estamos alcanzando un deterioro de la sociedad que desgraciadamente se inicia con la ausencia de paternidad responsable, de respeto de los hijos a sus progenitores y viceversa, a las normas de conducta, a la honestidad, las buenas costumbres, los valores de moral y bien proceder, que antaño se impartía en el hogar, en las escuelas y colegios.
Las redes muestras a atorrantes individuos, en un bochornoso acto haciendo actos de escándalo sobre el capó de un auto como mofa a la moral, con alcohol y droga a más de espuma en el rostro y lesiones oculares, asaltos delincuenciales, ausencia policial; en Salinas un alcalde fuera de tono y una sociedad perdida y sin brújula, así es como el país se marchita día a día ante la preocupación de quienes juzgan estos lamentables casos.
Y como siempre, la tragedia vial para Cuenca, que entorpece la fisiología austral. Problema sin solución mientras no haya AUTORIDADES que, con reclamo altivo, sepan defender nuestros intereses. (O)