3 minute read

Atentado al patrimonio

La defensa de los bienes patrimoniales toma fuerza, desde lo local, apoyando así el accionar de las instituciones encargadas de su protección y conservación. En estos días se denuncia una agresión al Camino del Inca, en el tramo Apangora Molle en Challuabamba. Se intentó cercar, anexar y extraer materiales pétreos de este segmento del camino histórico que, a través del colectivo “Camino del Inca Challuabmba”, la comunidad busca conservar como bien emblemático del lugar. Circulan, en las redes, fotografías de la pretendida destrucción de este histórico bien patrimonial en las que se aprecian excavaciones que alteran el clásico empedrado que caracteriza el trazado, agresión que los denunciantes denominan “invasión-destrucción del Qhapaq Ñan del sector Apangora Nulti” y hacen un llamamiento a los nuevos gobiernos locales de la parroquia Nulti, de la ciudad, de la provincia, autoridades y ciudadanía, para definir acciones que garanticen su conservación y mantenimiento. Conozco, desde algunos años atrás, la existencia de una organización local surgida de la buena voluntad de un grupo de vecinos que han asumido la defensa de este bien patrimonial y que, más allá de la denuncia, han emprendido también en el rescate de los valores culturales de toda la zona, recopilando información de investigaciones históricas, antropológicas, arqueológicas, periodísticas, porque Challuabamba no es solo paisaje, urbanización y ese tramo del Camino del Inca, que sobrevive y ya es bastante, es cuna de un pasado cultural que se está develando a la luz de numerosas exploraciones científicas.

Mario Cabrera, apasionado por la historia y la cultura de Challuabamba y uno de los que lideran el movimiento por el rescate del “Qhapaq Ñan, milenario camino de los incas y civilizaciones anteriores”, como definen, presenta un prolijo y documentado expediente que da cuenta de los valores ambientales, paisajísticos, urbanísticos, míticos e históricos, arqueológicos, artísticos y artesanales de este sector poblacional, que busca afianzar su crecimiento y desarrollo con la vigencia de su pasado cultural. (O)

Advertisement

Edgar Pesántez Torres

Mandamientos de Dios y El Vaticano

Soy convencido de que la libertad se conseguirá cuando se adquiera conciencia del rol que tenemos en la sociedad, es decir, cuando seamos capaces de conocernos a nosotros mismos y al entono, pensando y actuando de conformidad con nuestra conciencia y no de los que nos dan pensando. Entonces, sólo cuando adquiramos independencia intelectual y responsabilidad, los conflictos, las guerras, la delincuencia, el odio, la venganza y otras manifestaciones primitivas, se volatilizarán.

Nada que esté bajo el poder coercitivo y punitivo de las leyes podrá disminuir estas desviaciones morales, éticas y legales de las personas. Es curioso ver que, en países cuyas constituciones son tupidas en artículos, la violación a ella y la corrupción son elevadas. Compruébese con la Constitución de Montecristi que iba a durar 300 años.

Nuestra Constitución cuenta con 444 artículos para 17 millones de habitantes; la de los cristianos que son 2.400 millones (un tercio de la población mundial) tiene apenas 10 mandamientos. Desde el Legislador de Israel (Moisés, s. XIII a.C.) solo se ha reformado o aumentado uno: el noveno, difícil de ser cumplido por la misma naturaleza humana, creándose el Purgatorio, lugar en donde los infractores necesitarán purificarse antes de entrar en la eterna bienaventuranza.

Hace dos décadas la Santa Sede publicó Pautas para el Cuidado de la Carretera, en la que se insta a los conductores a adoptar medidas para reducir los accidentes y muertes en las carreteras del mudo. Denunció que a muchas personas les aflora el instinto de dominio, prepotencia y poder y que el automóvil lo usan para ostentar, eclipsar a los demás y suscitar envidias, imprecaciones, blasfemias, etc.

Los Mandamientos de la Carretera de El Vaticano son: 1) No matarás, 2) La carretera sea para ti un instrumento de comunión y no de daño mortal, 3) La cortesía, corrección y prudencia te ayuden a los imprevistos, 4) Sé caritativo y ayuda al prójimo en la necesidad, 5) El automóvil no sea para ti expresión de poder y dominio y ocasión de pecado, 6) Convence a conductores que no se pongan al volante cuando no están en condiciones, 7) Brinda apoyo a las familias de las víctimas de los accidentes, 8) Reúne a la víctima con un automovilista agresor en un momento oportuno para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón, 9) En la carretera tutela al más débil, 10) Siéntete tú mismo responsable de los demás. (O)

This article is from: