Mi moto
Por Adriana Hinestrosa
Adriana Hinestrosa una imparable motocrosista, endurista y motera
Mi papá lleva casi 40 años en el mundo de las motos. Fue directivo de la FEDEMOTO. Entonces yo crecí con motos. Mi papá tuvo la primera pista de alquiler de motos y cuatrimotos que hubo en Cali. Esto es de familia. A los ocho años me acuerdo que iba a la pista, allá en Cali, metían cuatrimotos y motos de 50 y 70 cc. Un día, a escondidas de todo el mundo, tomé la moto de mi hermano (que competía desde antes que yo) y para sorpresa de todos, terminé manejándola muy bien. Cuando mi papá me pregunta “¿y a ti quién te enseñó?”, le dije “papi, yo no sé, yo vi a la gente montando acá y ya”, mi papá respondió “vos tenés que montar en moto”. Entonces me compró una Yamaha PW 50 cc.
Empecé a competir a la par con mi hermano. Nos íbamos a las carreras con mi papá, pero al principio fue casi un juego. En esa época no había niñas montando en moto, no existía una categoría como tal. Fue una cosa loca cuando mi mamá supo… “¿Por qué vas a montar en moto?” “La niña no va a montar en moto, se va a matar”. Pero mi papá quería que montara en moto a toda costa. Mi infancia fue atípica, porque en vez de jugar y hacer planes con mis amigas, mis días eran de entrenamiento; me iba a la pista con mi papá, realmente, sin darnos cuenta, se fue convirtiendo en un deporte a nivel profesional. En mi primera competencia de motocross oficial quedé de tercera entre niños, entonces fue un buen inicio. La primera niña de ocho años que se le mide a competir con niños. Para mí fue lo más chévere, pero fue raro porque no era un deporte para mujeres. Yo era chiquita y no tenía la madurez para entenderlo, pero desde ese momento supe que era lo que quería en mi vida. Después me gané mi primera carrera de 50 cc. En esa época no tenía ni uniforme ni nada, a
12
duras penas mi papá me compró un casco y me quedaba grande. Con el tiempo empecé a subir de categoría. En la de 65 cc empecé a competir con una Kawasaki KX60. Entonces mi papá hacía hasta lo imposible para lograr llevarme a todas las carreras del campeonato. Empecé a tener más experiencia y a aprender cada vez más. Tomé cursos de motocross en Medellín con Juan David Posada y otro con Nicolás Stankov en Cali… y bueno, se convirtió en mi día a día. En el colegio me daban permisos para poder viajar a competir por todo Colombia. La verdad es que mi infancia y mi juventud fueron algo diferente, pero me lo gocé demasiado. Cuando pasé a la categoría 85 cc conseguí el patrocinio de Yamaha, me dieron una moto, fue como un sueño hecho realidad. Empecé a conseguir patrocinio con diferentes marcas, ya corría con todo el uniforme y elementos de seguridad; gracias a mi papá que mandó como 50.000 propuestas de patrocinio y fue muy complejo mantenernos porque este deporte es muy costoso. Mi papá era y es el apoyo