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El reto del bienestar
No cabe reto mayor para un alcalde que hacer la vida más fácil a las vecinas y los vecinos para quienes trabaja. Tres palabras que resumen la compleja tarea de ofrecer todos los servicios que la ciudadanía necesita en el presente y abordar la difícil misión de prepararse para el futuro. En eso estamos implicados desde hace más de tres años en León, abordando el día a día pero sin olvidar que uno de nuestros grandes retos es conseguir que la población se mantenga, que la pirámide demográfica continúe estable en su base y que la juventud pueda elegir quedarse en su ciudad como la primera opción para hacer su carrera profesional y su proyecto vital.
Creo que estamos en el buen camino porque hemos conseguido hacer una ciudad más cómoda, segura y accesible; una ciudad con una altísima calidad de vida que permite acceder a los servicios en quince minutos, el modelo por el que abogan los expertos. Un modelo concebido originalmente por Carlos Moreno, experto en urbanismo y profesor de la Universidad Pantheon-Sorbonne de París, y asumido ya en la capital francesa como reto. En la ciudad de quince minutos la cercanía de los servicios facilita la vida y sirve a los ciudadanos; un área en la que, en lugar de barrios o distritos diferenciados para vivir, socializar y trabajar, coexistan las tres funciones.
El tamaño y la estructura de nuestra ciudad nos permiten afrontar el reto sin grandes modificaciones. Y para avanzar en él nuestra iniciativa ha comenzado por la sostenibilidad y la movilidad: reducción del límite de velocidad en toda la ciudad a 30 kilómetros por hora, ampliación de las áreas peatonales o de prioridad peatonal, establecimiento de carriles prioritarios para bicicletas… Además, por supuesto, de un incremento de las zonas verdes, mejora de parques para niños y personas mayores o reducción de barreras arquitectónicas.
Junto a ello, avanzamos en la ampliación de dotación para los barrios, mediante acciones directas como la ampliación de espacios culturales y áreas para la actividad física y el deporte, o indirectas, como la cesión de parcelas a la administración con competencias en educación o sanidad para la puesta en marcha de centros educativos o sanitarios.
Por último, los ejes de la sostenibilidad se cimentan en la reducción de la contaminación acústica y atmosférica y, por supuesto, en la reducción del consumo y la factura energética. En esta línea hemos emprendido la implementación de zonas de bajas emisiones en las áreas más transitadas, puesto en marcha un proyecto de generación energética in situ –que elimine la dependencia de fuentes externas– para suministrar calor a más de 30.000 hogares con una reducción de hasta el 70% de la factura y emprendido la mejora de la eficiencia energética de una decena de edificios municipales gracias a las ayudas derivadas de Europa dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Las medidas para el bienestar serían insuficientes si junto a ellas no se abordara la mejora de la calidad de vida de las familias que pasa, inexorablemente, por el empleo y la mejora del poder adquisitivo. Sin competencias directas en empleo, el Ayuntamiento de León ha trabajado por la generación económica mediante proyectos para facilitar el próximo asentamiento de empresas –la dotación de suelo industrial se presenta imprescindible–, mejora de los sectores generadores de empleo –ayudas al comercio, promoción turística, un modelo de comercio y minorista y mercado interconectado más accesible, sostenible y económico, oportunidad de venta on line para el comercio local…– y, por supuesto, el respaldo y la colaboración con la Universidad de León y las empresas de los sectores más fuertes –biosanitario, farmacéutico y/o tecnológico– y la apuesta por la apertura de nuevos mercados para los productos leoneses.
El reto no deja de ser complejo, pero es accesible. Solo requiere el trabajo constante y el apoyo decidido del resto de las administraciones que, hasta ahora, no han abordado la discriminación positiva que requieren ciudades como León, penadas por la falta de inversiones autonómicas y estatales, la escasa reconversión de los sectores esenciales en el empleo en la provincia y llevados al cierre por las políticas externas , y el nulo apoyo a nuestras fortalezas derivadas, por ejemplo, de una ubicación perfecta para ser centro logístico del noroeste. El cuarto eje, pues, de la calidad de vida ha de llegar del logro del control de las decisiones y del futuro.