Ángel L. Montilla Martos: 22 poemas

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ÁNGEL L. MONTILLA MARTOS

22 POEMAS

Biblioteca del IES Miguel Romero Esteo CURSO 2011/2012


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ÁNGEL L. MONTILLA MARTOS Nació en Málaga en 1965. Es Licenciado en Filología Hispánica, escritor y profesor de Lengua y Literatura Española y Universal. Ha obtenido diversos premios literarios (Muestra de Literatura Joven del Ayuntamiento de Málaga, El vigía de la Costa…). Tiene publicados varios libros de poemas (La dulce faena, Múltiplos de uno y A estas alturas) y novelas cortas (Fuera de juego, La mar enmedio, El camarero de la Séptima Avenida y Viento de levante.). Es autor de diversos textos teatrales estrenados (Flamenca, La razón de la sinrazón, El círculo verde). Completa su labor artística con colaboraciones musicales para discos y bandas sonoras (Avance, Escarceos y simulacros) y con la dirección del cortometraje Ese maldito yo.

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MÉLIÈS “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.” Rafael Alberti

La luna de mozarella tiene un cohete en el ojo. Astronautas con levita bajan y articulan gritos insonoros, luego agitan los brazos melodramáticos y pasean su sorpresa entre cráteres y rocas de papel y cartompiedra.

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EL ÁNGEL EXTERMINADOR Estar bien educado etimológicamente es ser conducido, arreado por pastores que nos ponen a salvo de los lobos que nos laten debajo de la piel. Mas si un aragonés tamborilero una noche de perros andaluces derriba los rediles, asalta a los guardianes, y les corta las córneas a cuchilla; los corderos prefieren devorarse en silencio que salir aullando libremente.

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ESTAMPA ESCOLAR Una densa telaraña de vuelos de golondrinas teje un manto que protege a los niños de la próxima caída del tiempo sobre sus dormidas existencias. Las fortuitas trayectorias trazan signos cabalísticos en el cielo limpio y fresco de esta mañana de mayo. Sólo los niños los miran, los comprenden, los señalan con sus deditos y ríen.

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POÉTICA A FINA Es una verdadera lástima que, sólo salvo raras excepciones, amores contrariados (los que huelen según García Márquez como almendras amargas) den lugar, a versos y novelas prestigiosos, largos, tristes, profundos, cual ríos caudalosos tropicales. Es lástima, repito, que lo nuestro no dé lástima, que el arte sólo capte a los que salen movidos en la foto de la vida.

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ORNITOMANCIA Es costumbre en países sin cultura atender al lenguaje de los pájaros. Los romanos leían sus entrañas antes de una batalla o de un negocio. Los griegos, tan filósofos, pensaban que las gentes que no hablaban el griego farfullaban como pájaros. Existen en oriente pájaros que predicen el futuro a los turistas. La técnica que llaman del pájaro cunero es fácil, tomen nota: se suelta un mirlo joven tras la cuna de algún recién nacido. Si tras un vuelo corto se posa en el ombligo, suerte aciaga: problemas con los padres; si en la frente, salud y malas pulgas; si sobre el pie derecho, pericia en los negocios; en el izquierdo, dicen, será enamoradizo;

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si en el mentón, mordaz; y si el pájaro sale volando de la cuna, el futuro del niño no está escrito y será tan libre como un pájaro.

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HAIKUS 1 En el patio del colegio un gorrión cae en la trampa de un chicle reciente. 2 El niño sin apetito ara con el tenedor el puré de patatas. 3 En la borda y en la quilla del barco se mueren de risa el turista y los delfines. 4 Por el surco seco del corazón en la corteza del álamo pasea una hormiga. 5 Sobre el hombro elegante de lino del traje del guapo del barrio se caga un pájaro. 6 El insomne siempre encuentra un grifo en la noche que gotea.

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A ESTAS ALTURAS “Al mediar la carrera de nuestra vida…” Dante Alighieri, Divina Comedia, Canto I

A estas alturas, a más de diez mil pies de nuestras más sublimes expectativas, a treinta y pico de años del despegue, con las esperanzas al aire, las pistas perdidas y el alma inflada como un globo aerostático, muy por encima de océanos y calamidades, de huracanes y remordimientos; a punto de traspasar la invisible barrera de lo sórdido; con las bodegas atestadas de trienios y alopecia; con la radio oxidada, la brújula imantada y sin más rumbo que la inercia, a estas alturas, a estas inevitables alturas justo ahora que iniciamos las arduas, las tristes, las siempre inevitables maniobras del descenso…

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RETRATO COLLAGE DEL POETA Éste que aquí veis, de rostro enjuto, ojos velados por melancolía, conversa con el hombre que siempre va con él. (quien habla solo espera sólo que nadie le contradiga). Éste que aquí posa mano en tórax, con una reputación como un sótano, éste es el poeta. Quien lo conoció lo sabe, y quien dijere lo contrario, miente.

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LOS FANTASMAS DE LAS NAVIDADES PASADAS Tras tanto empaquetar la felicidad y ponerle lazos de purpurina a estas alturas ya no la reconocemos. Allá que vamos a las cavernas amnióticas a millares en pandilla, a comprar alegría a espuertas envasada o fresca, de importación o a crédito, a fin de mes o congelada… La paz de la noche se esfumó en el cielo limpio en el que un gallo en pepitoria entonaba su postrer canto. Y danzamos por las calles, como poseídos por el espíritu macilento de los langostinos, dispuestos a alcanzar las más altas cotas del test de alcoholemia, alzados por la euforia del anís y el polvorón la misma noche que bajan a salvarnos. Y otra noche, la del inmenso nerviosismo infantil, todo es ya un mejunje intragable de misterios postizos e hiperglucemia. También acecha la caries a nuestras almas.

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CONSEJO VITAL Como a estas alturas comienza ya a preocuparte el otrora tan lejano, tan ajeno asunto, me regalo y te regalo un buen consejo: procura morir en primavera. Que el último día de tu existencia amanezca adornado por fragancias y brisas tibias. Que en tu entierro luzca un sol tibio y amable, que una orquestina de grillos marque el paso de tus deudos entre arriates recién regados. Que abejorros desvergonzados zumben bajo las pamelas de tu antiguas amantes. Que ninguna tormenta sacuda los corazones más o menos contritos, que ninguna niebla, ninguna nevada impida el acceso al camposanto de los coches recién adquiridos de tus viejos amigos, Que la noche que te velen huela a espliego y mejorana, y los dolientes desempolven 15


consabidas consignas consolatorias, mientras las salamanquesas esperan junto a las farolas a la incauta polilla. Aunque a esas alturas poco te incumba a ti tu propia muerte y sus aledaĂąos, procura morirte en primavera. AsĂ­ tu ausencia serĂĄ mĂĄs leve entre tanta vida.

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CONSUELO DE COSMOS “La Tierra un día cruzará el espacio celeste convertida en cementerio de civilizaciones;” Miguel de Unamuno

Cuando te asalten las tristezas del otoño o las cíclicas astenias primaverales, o te falten las fuerzas para acabar los crucigramas espiando incluso las soluciones de la última página; debes saber que en Venus hay nubes de gases a tan altas temperaturas, que se evaporan hasta los más íntimos pensamientos. Cuando el amor ponga tus maletas en el porche y cojas la acera mojada rumbo a otras sábanas, o en el jardín se te mustien hasta las malas hierbas; no olvides que allá arriba, en la Luna por llanuras polvorientas rueda un intenso desamparo, como esférico arbusto, seco y sin rumbo. Cuando la muerte afile su guadaña en el parachoques de tu coche, o tus tarjetas de crédito languidezcan al calor de orgías anónimas; recuerda que existen galaxias y cuásares, y púlsares y nebulosas, tan lejanos entre sí, tan ignorados, que provocan el llanto insondable de los tres o cuatro dioses que aún deambulan por el éter.

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Has de saber también que se cuentan más satélites gélidos, que desdeñados amantes, más cometas errantes, que desmochadas esperanzas, más soles sin luz, que niños desnutridos, más agujeros negros, que macilentos manicomios, más púlsares y meteoritos que traiciones o conjuras, más olvido que injusticia. No es nuestro destino lo que está escrito en las alturas; son las estoicas instrucciones que nos permiten sobrevivir en este ínfimo astro envuelto levemente en una tenue capa de aire más o menos impuro, que gira ensimismado alrededor de su ombligo magnético, y en torno a una estrella mediocre, que hace ocho minutos era tal y como ahora nos alumbra. Quien no se consuela es porque ignora o carece de telescopio.

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SERES DEL AIRE Los seres del aire alimentan nuestros sueños desde las alturas. Los hay de todas formas, orígenes y colores. Los ángeles, por ejemplo, sobrevuelan nuestras almas portando espadas y buenas nuevas. Sus rizos renacentistas no distraen nuestra atención de sus miradas, que ocultan un poder terrorífico. Las aves también se posan en el pretil de nuestro corazones y abrevan un instante en el tibio torrente de nuestras arterias. A veces los cernícalos, pendientes de un hilo, contra el viento, acechan un descuido o un amuleto olvidado. O el buitre de ceño torvo les arranca el hígado a los poetas hipocondríacos. O el cóndor planea suavemente sobre la difusa geografía de nuestro futuro.

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O el loro que nunca calla nos recita estridentemente los peores versos de nuestra vida. Las mariposas que liban nuestras más sinceras lágrimas. O las pacientes abejas que enfrían los pasteles con el fresco zumbido de sus alas invisibles. Y más allá, lejos donde no habita el oxígeno, hay seres en otros mundos, verdes por antonomasia y de abultados ojos, que esporádicamente asaltan el regreso a casa de un granjero miope y solitario o de algún transportista deprimido, o de algún ufólogo insomne en una siempre remotísima carretera comarcal.

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IT´S A BIRD, IT´S A PLANE… Al principio pensé que se trataba del efecto colateral de la comida de plástico. Luego consideré la remota posibilidad de algún pájaro ignoto huido de las redes de Linneo, y que tiene por costumbre posarse sobre las alas de los 777 a ochocientos y pico kilómetros por hora. Pero seguía ahí, sentado en el borde del ala derecha, desde que pasamos el anticiclón de las Azores, enjugando con el borde de la capa azul sus verdes lágrimas de criptonita. Antes de que apagaran las luces para que empezara la película se acercó a mi ventana doble de poliuretano. Por señas me pidió que lo dejara entrar, con los ojos me dijo que ya andaba harto de salvar al mundo de sí mismo y de ser un huérfano intergaláctico Me suplicó ser uno de nosotros. Yo le expliqué que las normas internacionales de aeronáutica impiden subir a bordo a héroes desamparados y que todos nosotros abonamos en su momento

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el pasaje de anónimos ciudadanos, atados por la gravedad, a una tierra a la que sin duda regresaremos. Y allí se quedó, aterido de soledad, mientras el sueño aterrizaba sobre nosotros, guiado por la consabida trama de una emocionante película. Cuando desperté el superhéroe ya no estaba allí.

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BAJO LAS NUBES “De cualquier forma, no es preciso mirar hacia arriba para maravillarse” Ángel González

Aquí estamos, como arcángeles invitados, enlatados en este cilindro de aluminio que zumba y horada el sutil aire de las alturas. Una vez hojeada la prensa y colocada junto a la bolsa para los vómitos, alcanzamos la velocidad de crucero y me entretengo admirando el gran edredón de cúmulos y nimbos. Bajo ellas, imagino labradores sonriendo, charcos salpicando el traje nuevo de secretarias tristes, ríos que arrastran de sus orillas los rastros de paellas domingueras, náufragas ratas que chapotean rumbo a la mar. También supongo el alivio de los tejados polvorientos, de las macetas olvidadas y del mísero vendedor de paraguas.

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De pronto se abre un claro y aparecen pastizales, parcelas cultivadas, montañas cuya altura me es indiferente, anónimos poblachones dormidos en su intrahistoria. Seguro que algún poeta incomprendido está mirando este trozo de cielo y nos ve como una argéntea y lejana mosca que va dejando tras sí un rastro blanquecino de falsas nubes.

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UN AVIADOR PREVÉ NUESTRA MUERTE Señoras y señores, pasajeros, les habla el comandante. Espero que hayan disfrutado de su estancia entre nosotros. Ha sido un placer traerlos hasta este punto, pero el combustible se agota, el cansancio doblega a la tripulación, la brújula está desmagnetizada, el altímetro enloquece, y el gps está inoperativo debido a una crisis narcoléptica de los satélites. En suma, cada vez nos resulta más difícil posicionarnos. Así que nos disponemos a iniciar las maniobras para un aterrizaje forzoso. Ignoramos qué selva, qué desierto, qué urbe hostil nos espera. Lo que sí es seguro, estimados pasajeros, es que este viaje se acaba. Abróchense la memoria de seguridad y mantengan en posición vertical sus esperanzas.

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ALICIA LIDDELL SE DESLIZA POR UNA MADRIGUERA Montada sobre una equis que tiende al infinito, bordeando las abscisas de la infancia, las ordenas absortas, camino del fondo de todos los misterios Miss Liddell se cae, se escurre, se precipita y renace en un maravilloso país que nunca comprenderemos. Y al ver que la razón se derrite, que el cerebro se contrae o se expande a su capricho, que de nada ya nos sirven los ojos ni las orejas, y que el sentido común revela su auténtica ilusoria naturaleza, pedimos a voz en grito que nos corten la cabeza.

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LETANÍA DEL ÁNGEL CAÍDO “Ángel más absurdo non volveré a ver.” Nicanor Parra

Nos dijeron naced, pero nos anillaron los tobillos. Nos dijeron creced, pero no nos aportaron suficientes vitaminas. Nos dijeron corred, pero no nos dieron calle. Nos dijeron volad, pero nos ataron corto. Nos dijeron bebed, pero no nos dieron el cubo. Nos dijeron comprad, pero olvidaron darnos el dinero. Nos dijeron entrad, pero no nos hicieron entrega de las llaves. Nos dijeron sabed, pero nos ocultaron los libros. Nos dijeron sed respetuosos, pero no nos respetaron. Nos dijeron morid, pero no tuvimos dónde caernos. Nos dijeron amad, pero no.

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COLOFÓN Este cuadernillo fue confeccionado con motivo de la lectura poética realizada el 22 de febrero de 2012 por Ángel L. Montilla Martos en el IES Miguel Romero Esteo.

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El presente cuadernillo ha sido confeccionado por la Biblioteca del IES Miguel Romero Esteo y aparece el 22 de febrero de 2012 como título nº 11 de la colección PUBLICACIONES BE/CREA para ser difundido entre el alumnado y el profesorado del Centro. Esta entrega de 22 poemas de Ángel L. Montilla Martos ha sido posible gracias a la subvención que la asociación de nuestros alumnos, ADERE, recibe de la Junta de Andalucía. Maquetación: Emilio Lobato Montes. Ilustración de portada: símbolo kanji de la poesía.

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