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Utilidades públicas mínimamente funcionales
Un flujo constante de apagones casi diarios, conocido como desconexión de carga (‘load shedding’ en inglés), significa que millones de personas en Sudáfrica se quedan sin electricidad incluso para realizar tareas básicas como cocinar, trabajar o mirar televisión. El presidente Cyril Ramaphosa declaró recientemente que el empeoramiento de la situación constituye un “estado de desastre.” En los últimos meses, su gobierno ha creado dos nuevos departamentos ministeriales para intentar solucionar las cosas. Eskom, la empresa eléctrica de servicio público, era la mayor de las empresas estatales de Sudáfrica y hoy sigue siendo el mayor productor de electricidad del continente. Pero los cortes de carga y los apagones continuos han sido un problema en el país durante los últimos 15 años. Las cuestiones de corrupción dentro del gobierno han persistido desde que una investigación sobre el tiempo en el poder del expresidente Jacob Zuma reveló cómo los recursos estatales fueron mal administrados por el partido gobernante Congreso Nacional Africano (ANC).
Cada vez que surge una crisis en Sudáfrica, especialmente una sostenida como la pérdida de carga, la nostalgia por la era del apartheid (literalmente separación en afrikáans) se filtra en el discurso político, las redes sociales y los medios de comunicación. Hasta 1993, Sudáfrica era el único país del África negra gobernado por una minoría blanca. El apartheid prohibió que millones de sudafricanos negros se integraran a la economía nacional más que como mano de obra barata, privando a las empresas sudafricanas de un potencial mercado interno. Inclusive la expansión de la industria se vio frenada por la escasez de trabajadores calificados, ya que el acceso a la educación especializada solo era permitido a los sudafricanos blancos. La lucha en contra del apartheid creó un espacio para que la sociedad civil participara en debates sobre cómo se debería reestructurar el sector eléctrico para servir a los intereses de aquellos a quienes se les negaron los servicios históricamente. Sin embargo, esto se convirtió en un proceso cada vez más tecnocrático, con consultores empresariales a la cabeza y formaciones de base cada vez más marginadas.
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La disfuncionalidad extrema de Eskom se deriva de la disputa de larga data de la organización y las rentas que controla a través de su posición de monopolio en el sistema eléctrico. Esto generó retrasos críticos en los procesos clave de formulación de políticas, presiones distributivas conflictivas y restricciones institucionales incoherentes. Estas incluían equilibrar las crecientes presiones comerciales de la dependencia de los mercados de capital para financiar apresuradamente un vasto programa de inversión, un papel de servicios públicos en un contexto de alta pobreza energética y un núcleo industrial intensivo en energía, además de una reorientación radical de las adquisiciones hacia objetivos políticos en un contexto de mecanismos de gobernanza y rendición de cuentas desarticulados. Estas circunstancias crearon condiciones de caos organizacional en las que la acumulación depredadora asociada con la “captura del estado” podría florecer y exacerbar aún más la disfuncionalidad de Eskom.
¿Por qué los servicios públicos funcionan mínimamente en un país? Las explicaciones de las crisis de Eskom como resultados específicos de la corrupción por parte de una pequeña red de élite, o una falla genérica de la propiedad estatal y la política industrial intervencionista anticuada, corren el riesgo de ser reduccionistas. En cambio, la situación de Eskom refleja tensiones más profundas en la formación del estado posterior al apartheid, surgidos de procesos históricos que produjeron desigualdades raciales arraigadas en la propiedad económica, la fragmentación de facciones electorales y desalineación entre las élites burocráticas, políticas y empresariales. La crisis energética en Sudáfrica muestra las insidiosas formas en que el legado del pasado vive transformado en el funcionamiento de las utilidades públicas.
SOCIEDAD DE PLUMAS
LESLY VÉLIZ