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Agua, recurso o bien

En La Asamblea Feminista Proponemos Pensar El Agua

COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA RED DE LA VIDA.

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La escasez de agua es una queja cada vez más frecuente en las redes sociales, pero no de cualquier domicilio, sino de personas que habitan en zonas populares como las 18, 7, 12, algunas de las cuales han dejado sin agua hasta por doce días y cuando llega, es de mala calidad, durante dos o tres horas, a veces en horarios de madrugada. A niñas, niños y mujeres de estas zonas, les toca vigilar el chorro, velar para que los baños no se rebalsen y evitar el desperdicio de agua. En contraste, en zonas acomodadas se observa pequeños riachuelos que salen de las casas directamente al drenaje, porque lavan aceras, carros y garajes con compresores de agua.

En 2020, “para cubrir la crisis del COVID”, varias municipalidades contrataron empresas a quienes se les pagó aproximadamente quinientos quetzales el viaje, por pipa de agua. Esto significa que, en el flujo de la distribución inequitativa al agua, se encuentran los dueños de las pipas y las municipalidades. En la escasez de agua también intervienen las lógicas de consumo de mercancías, producidas por transnacionales. Productos que requieren altos volúmenes de agua dulce para su procesamiento y empaque, por ejemplo, las bebidas carbonatadas que requieren 35 litros de agua para su elaboración.

Relacionarnos con el agua como mercan- cía provoca que nos olvidemos que su disponibilidad es limitada en tiempo y espacio. También provoca que la desconectemos de los ecosistemas que la generan, de los territorios, pueblos y culturas que le otorgan significados. Pareciera que creemos que no dependemos de este elemento de la vida y sus ciclos.

El agua subterránea proviene de la lluvia que se filtra a través del suelo, quedando almacenada en acuíferos; de ésta se obtiene el 50 por ciento del agua potable y el 43 por ciento de lo que se usa para el riego de cultivos. La disminución de los acuíferos por el avance del concreto de las ciudades que impermeabilizan el suelo; y su contaminación por actividades agrícolas, ganaderas y mineras relacionadas con químicos como el glifosato, constituyen ejemplos de los obstáculos que enfrentamos para encontrar agua apta para consumo humano. Urge recuperar la permeabilidad de los suelos y abandonar el uso de químicos que nos envenenan. En la Asamblea Feminista proponemos pensar el Agua como elemento fundamental de la Red de la Vida. Ello contribuye a que las personas se visualicen a sí mismas como parte de ella, y así accionen, exijan que se tome medidas para restablecer el ciclo del agua. También planteamos tener un consumo consciente que genere menos desechos; dejar de usar los ríos y lagos como vertederos de basura y contaminantes industriales; tratar el agua utilizada para que no contamine ecosistemas y poblados ubicados en las tierras bajas. En síntesis, que se utilice la capacidad tecnológica desarrollada en los siglos XX y XXI, ya no para acaparar el agua, sino para restaurar las cuencas hidrográficas del país y asegurar el acceso universal y su equitativa distribución.

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