Maracay, Sábado 23 de junio de 2012
Crónicas del Olvido
El Avión Negro -ALBERTO HERNÁNDEZ-
1.-
J
uan Domingo Perón es imaginado en un poema que vuela sobre la ilusión, sobre una ciudad que vive los avatares de un tiempo que se repite diariamente en las vidrieras de las grandes tiendas porteñas. En el hedor que despide la basura de la ruidosa y crecida Buenos Aires, Juan Domingo Perón rebota entre las vértebras de un poema que Esteban Moore compone desde las vísceras de una vieja nave aérea, desvencijada por el óxido de los años, pero no borrada del todo de la fiebre de quienes aún piensan que el mesías uniformado bajará por una escalerilla a salvarlos de la insania política de los días más cercanos a estas horas. El 2 de diciembre de 1964, el pueblo argentino soñaba con ver llegar al caudillo en un pajarraco oscuro que aterrizaría y volcaría felicidad sobre las miles de cabezas que ansiosas aspiraban a regresar a los primeros tiempos del general. Pero el tal avión no era negro, se trataba del vuelo 991 de Iberia, el cual fue detenido en el aeropuerto de El Galeao por las autoridades brasileñas, por instrucciones del presidente Arturo Illias. La Operación Retorno se quedó congelada en el tiempo, en un poema que roza los deseos de aquella gente recostada de un mito. El poema de Esteban Moore, contenido en el tomo del mismo nombre, El avión negro, Papel Tinta Ediciones, Buenos Aires, 2007), reflexiona sobre este hecho y aborda detalles familiares que le dan más fuerza evocativa a la historia. Este poema conversado, como casi toda la
Alberto Hernández, Sam Hamill y Esteban Moore
poesía de Moore, repasa el libro de historia de aquella nación que aún se debate entre el apellido del militar y la modernidad democrática. La memoria del niño que era Moore se explaya en el texto desde el bar de Ferraresi, donde iba con el abuelo. Allí hilvanó las raíces del texto sentado "en una mesa frente a las carameleras / y a cambio de buenos modales/ --estarse quieto y mucho silencio/ me dejaba pedir la Bidú y el helado que pudiera consumir" (…) Fue allí/ donde por primera vez escuché hablar/ del avión negro/ ---Si---fue ahí--podría jurarlo (…) Hoy a décadas de distancia mientras espero para cruzar una calle/ en una Buenos Aires/ -crecida -sucia- ruidosa/ el avión negro es ya un acontecimiento anecdótico/ pero es también esa pregunta nunca contestada… El poema anida en el mito, recobra la sintaxis de esos días
de sueños, de ensueños e ilusiones aún no superados. 2.La poética de Esteban Moore hinca en detalles del pasado, desde un yo que se amplía y se reconoce en la sonoridad de unos versos bien respirados. El ojo del poeta hace un inventario de los eventos que lo marcaron en la niñez, en la adolescencia, en ese pasado que se hace hoy en el tono y la acentuación de la lectura. La voz curiosa de Moore relata desde la atmósfera de los secretos familiares, desde las sombras y las luces de sus antiguas casas, desde los nombres que cuelgan de la memoria. Precisamente, en "Viejos papeles" hay una fotografía color sepia, un cuadro en el que aparecen palabras y objetos escondidos "Un sábado por la tarde/ dedicado a la limpieza de la baulera a poner en orden trastos viejos/ descubrí entre unas cajas de cartón un paquete/ envuelto en
papel madera/ atado con grueso hilo de cáñamo/ oscurecido ---empolvado por el tiempo". Tiempo y espacio, historia y lugares donde la mirada de Moore se estaciona, se hace historia, verso, poema en prosa. En el poema "Fotografía" es mucho más evidente lo afirmado arriba. La imagen tiene doble contenido: la imagen misma, la descripción de los personajes y la nota que en el reverso se puede leer en dos idiomas. El poeta se recrea en esta instancia y seduce al lector al acercarlo a la mirada, al rostro de una anciana y de una niña. El pasado como sustancia viva del poema. Un paisaje se congela en la voz de quien lee lentamente: "Mirá eso, pronto no lo volverás a ver": quien transita por estos versos hace un viaje por costumbres que ya no existen. Trazos largos donde se siente el deseo de darle una respiración profunda a la lectura. Se siente el tiempo hasta la llega-
da del futuro en el último verso. El túnel del tiempo rodea cada poema, lo exalta, lo hace presente. "Los chacareros", los agricultores, los campesinos… los arreadores: el color local y universal de hombres que hacen del silencio un modo de "vigilar el maizal". Personajes como "El turco de la bolsa", quien pasó toda la vida en una esquina vendiendo "beines, beinetas, hebillas, hilóz, agujaás y otras baratijas", hasta que desapareció y se hizo leyenda, memoria colectiva, dolor en la ausencia "Allí/ jornada tras jornada pasaba largas horas/ siempre de pie -en posición casi marcial/ esperando a su posible clientela// Siempre lo vimos con la misma casaca militar…". Un personaje lejano como en una fotografía, pero presente en la mirada del poeta reflejada en el lector. 3.La lectura vuela, viaja, se desliza por la geografía afectiva de una ciudad: Buenos Aires entrega "Los boliches", "Los cines", el "Restorán Los vasquitos", un "Tiempo de cosecha", la "Crónica de estos días", y así hasta una "Carta a Marco Polo/ Venecia". En estas líneas la vida y la muerte tienen lugar: la tortura y sacrificio de Alejandro Javier, a quien llamaban "Bocha". La panorámica de la memoria hace de estos espacios parte del mismo rito urbano: las ciudades engendran, paren y abortan sus locuras y bellezas. Esteban Moore elabora un discurso que cuenta, relata como una conversación entre amigos- la historia de su barrio, de su patio, de su ciudad, de su mundo. Y lo hace consciente de que la historia se debate entre el mito, la estupidez y la tragedia. Entre la paradoja y un largo poema que habla consigo mismo.
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Maracay, Sábado 23 de junio de 2012
Tinaja de Oscuro Paisaje ALBERTO JOSÉ PÉREZ
DESCONOCÍA POR APREMIO del paisaje la hondura con que el estero y la nube se tragaban el sol
M
uchos cronistas, críticos y ensayistas, hablan de las vanguardias literarias, sobre todo de las vanguardias poéticas, que son, yo considero, sin poesía, sin poetas, no siempre, por supuesto; veo con preocupación, como lector, cómo categorizan, clasifican, lo que no es menester, pues la poesía es un reino único, sea de nuestro gusto o no, se ajuste a nuestro espíritu o no, esas categorizaciones son como ramalazos , "modas", que impone algún interesado en la "inmortalidad" de una reseña con foto, en un diario o una revista, especializada ,donde se le diga: maestro, usted es el bombillo urbano, de esta" urbana" ciudad; por ese motivo cada día me acerco un poquitín más a esos poetas lejanos de la memoria de la gloria institucional, de aquellos que pasadas 24 horas, desaparecen , cansados, de tanto glorificarse con la sombra de otro, que si ha conseguido las palabras, la emoción, para construir su poesía, sin temor al abismo de un solo intento y
Dios corretea por estos parajes vestido de hierba. Sobre el lomo de animales de agua dulce intenta desmontar el moho en la corteza la mancha en torno al árbol y dejar sólo su sombra ...Muge el animal el pájaro y la sal demanda la oración la lengua oculta en la quijada del espanto.
que uno lo aprecia apenas abre el libro. Tal es el caso de Raday Ojeda, un poeta joven que escribe una poesía que se corresponde con su vida, su paisaje nativo, su tiempo, es decir, un hombre con raíces, por
lo tanto, no tiene necesidad del "rebusque intelectual" para darnos su canto, su emoción, por lo que con cada mirada descubre en la región donde el horizonte es como el cielo:
Ojeda, vive en San Fernando de Apure, donde desarrolla una interesante labor como animador de la literatura venezolana, de encuentros , conversatorio, sobre la vida y obra de escritores de cualquier lugar del mundo, como si fuera un viejo maestro empeñado en señalar que la pesca no es en el río sino en los ojos del hombre. En su libro Tinaja de Oscuro Paisaje, editorial El perro y la rana, colección breves de la poesía
venezolana 2007, al cual corresponden los fragmentos citados , imágenes que constituyen un mundo que ha sido muy cantado pero que cada uno de esos cantos tiene su particularidad y los de Ojeda sobresalen porque tienen vestido distinto, follaje, aves, sonidos y sol, interminable, sobre el paso del hombre y las bestias:
UN PÁJARO picotea el lomo de la bestia no hay sombra es la hora vertical el paisaje revolotea lejano y ponzoñoso. necesario es agrietar la vida suspendernos sin preguntar siquiera ¿dónde queda el claro de agua? Tinaja de Oscuro Paisaje, reúne una poesía que distingue a su autor, de profesión abogado, animador sociocultural y de Apure, por eso su canto tiene los aromas de su tierra, la música de la sabana y el sol, el sol, interminable en su paso hacia la noche y el día del otro lado del mundo.
Las Panelas de Maracay OLDMAN BOTELLO
L
a ciudad de Maracay, conforme a la tradición venezolana, también tuvo a varias dulceras que se encargaban de hacer la vida más agradable a los maracayeros cuando el pueblo era muy pequeño, tanto en el siglo XIX como en los primeros años del siglo XX.
Las más antiguas que se conocen fueron las hermanas Juana y María Cabeza, viejas solteronas que elaboraban las famosas panelas de Maracay, las mismas que después adquirieron fama como panelas de San Joaquín, cuya producción en serie comenzó, mucho después, hace 127 años según se dice en San Joaquín. Es significativo que integrantes de la familia Uriarte fueron sus elaboradoras en el vecino pueblo carabobeño. Pero debió ser la misma re-
ceta de Maracay porque los Uriarte eran de la actual capital de Aragua, vinculados con la familia Michelena y con los Zuloaga, que vivieron en Maracay y también en San Joaquín donde el fundador del apellido, don José Javier de Zuloaga y Uriarte, vasco guipuzcoano, tuvo en arrendamiento 50 fanegadas en la hacienda Cura. De esta familia desciende don Alejo Zuloaga, fundador de la Universidad de Carabobo y el Dr. Enrique Tejera Guevara, hijo de una
Guevara Zuloaga de Valencia. También fueron conocidas en Maracay como expertas dulceras las hermanas Michelena, que en efecto eran Michelena Uriarte, Ana y María. Ambas eran mudas como varios miembros de la familia, porque se casaban entre sí. Residían en una casita ubicada en la actual calle Santos Michelena, entre Soublette y Mariño, inmueble que fue derribado para construirse en el área la que fue residencia de doña Dolores Amelia Núñez
de Cáceres, madre de los hijos del general Gómez. Hasta allí ocurrían los maracayeros y por señas se extendían con las muditas Michelena para que les vendieran las panelas de Maracay, conservas de coco, de toronja, besitos, cascos de guayaba etc. Fueron las últimas descendientes de los Michelena que vivieron en Maracay y eran hijas de un hermano de don Santos Michelena, don José María Michelena Rojas Queipo, casado con doña Ana Uriarte.
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Maracay, Sábado 23 de junio de 2012
Casa de Luciérnagas:
El ánima poética en Hispanoamérica ALFONSO SOLANO "Y el mar está allí, para hundirnos, revolcarnos, golpeando costa y puerto, playa (…) porque él es también la gran madre, el ánima, la voz que rige y dicta la última palabra (…) es el ritmo de la voz femenina, el alma de la poesía". Hanni Ossott
I
N
o existe poesía sin reflexión. Pero tambiény esto ha sido testimonio de una legión de sonámbulos vigilantes- sin la ensoñación y el desvarío. El oficio del poeta se ejerce desde una tribuna de majestuosa y digna soledad. El poeta siempre está sólo. Por eso siempre se acerca a los límites de lo que está más allá de la razón; el no-lugar de la poesía transita por los laberintos del alma, y cuando esta se eleva, experimenta una especie de desprendimiento del ser que se parece mucho a la muerte. "La conciencia de la muerte fundamenta la poesía" (1) nos dice Hanni Ossott, en un brillante ensayo acerca de este tópico tan transitado por los guardianes de la palabra transmutada. Y no sólo es la muerte como ausencia de lo físico, la muerte verdadera ocurre en la psique, ese "aprender a perder suave o bruscamente con el vivir" nos vuelve a decir Hanni Ossott. Y nadie como ella para hablarnos acerca de la experiencia del vivir en poesía, del hacer poético en el tiempo vivido. La mujer, al dedicarse al oficio de nombrar el mundo con la palabra poética, no evade jamás su propia condición como alma viviente. Transita los caminos de la otredad desconocida, baja a los abismos insondables y sórdidos de su yo advenido en puras imágenes; formas impasibles, signos ocultos, fijaciones vertiginosas. Esta poeta sabe que ha descubierto un mundo paralelo; que tiene una labor inusual de nombrarnos y retratarnos a través de un paisaje ignoto, transitado sólo por ánimas. Sabe que se debe a "la ge-
nerosa labor marginal de borrar cadáveres" como una vez escribió el gran poeta nuestro Alfredo Silva Estrada. Aún así, las contingencias y admoniciones propias de la vorágine del día a día la penetran, la soslayan, la subyugan. Y todo ese mundo habla a través de sus versos, a través de sus imágenes verbales. Esto último parece caracterizar a toda una generación de poetas mujeres que nacidas todas, alrededor de 1945 en naciones diferentes de la América Hispana, reafirmaron con voz propia y con una vocación legítima y contundente, el relato de la vida a través de una tradición poética que aún hoy en nuestros días, brilla con luz propia. Una aventura del lenguaje individual y colectivo, que nos evoca en "un misterioso lugar iluminado por la luz de todos y probablemente para todos". Esto es lo que, de una forma prodigiosa y admirable, ha abordado el poeta ecuatoriano Mario Campaña en su celebrada obra: Casa de Luciérnagas: antología de poetas hispanoamericanas de hoy, que apareció bajo el sello editorial español Bruguera, en el año 2007.
II
La historia tiene sus bemoles, aciertos y desaciertos y, sobre todo, sus paradojas. Sin
embargo, al hablar de la historia de la literatura en América Latina, habría que advertir con puntualidad que esta historia no es común en hombres y mujeres. En efecto, la trayectoria trazada por las mujeres en esta manifestación literaria ha descrito una parábola con sus propios meridianos. No hace falta recordar aquí la "ostentación masculina del poder sobre todo lo que se publica y crítica", como bien nos advierte el autor. No obstante a esta realidad, debe sumarse el trabajo intelectual que ejercieron ciertas mujeres poetas en las primeras décadas del siglo XX, donde cobró notoriedad y alcanzó una popularidad inusitada. Iniciando con Gabriela Mistral (1889-1957) la más célebre de todas, continuamos un legado de voces comunes que alcanzaron a expandir los límites de la lengua en sus poéticas afines: la argentina Alfonsina Storni (1892-1938) al igual que Delmira Agustini (18861914) y Juana de Ibarburú (1896-1979) contribuyeron de forma decisiva a construir este "edificio inusitado y desmesurado de verbos" según nos cuenta el poeta Campaña. No obstante, del magisterio ejercido por la poesía de las poetas del cono sur en América -continúa narrando Cam-
paña- opacaron o ensombrecieron el trabajo de sus contemporáneas, hoy casi todas ellas ocultas en el olvido involuntario de "la historia ortodoxa". Nombres como Winett de Rokha (1892-1951), en Chile; Enriqueta Arvelo Larriva (1886-1962), en Venezuela; Claudia Lars(18991974), en el Salvador; Magda Portal (1900-1989), en Perú; Aurora Estrada y Ayala (1901-1967), en Ecuador; Dulce María Loynaz (1903-1997), en Cuba; Clementina Suárez (1906-1992)en Honduras; y las mismas Silvina Ocampo (1903-1994) y Norah Lange (1906-1972) en Argentinasegún nos enumera el poetacontribuyeron a "elaborar obras con valor propulsor y transformador en las literaturas nacionales de sus países de origen".
III
La poesía fundacional hecha por mujeres en Hispanoamérica se ha sustentado de manera prodigiosa sobre un estamento que ostenta, en partes iguales, una indagación alucinada del lenguaje y una profunda como inconsciente búsqueda espiritual en un espacio que recurre a terrenos movedizos donde "reina la incertidumbre". De igual manera esta poética funda sus bases sobre la
indagación de las imágenes de la niñez, del hogar familiar, de los miedos primarios, para conducirse sin transición aparente, hacía los oscuros caminos de la otredad desconocida donde las imágenes de la muerte, la fragmentación del espíritu, la visión de Dios y las "formulaciones metafísicas" del amor, encuentran asidero en una longitud informal del lenguaje poético, revelado con alucinación y lucidez a la vez, de los laberintos insondables de la razón y el alma. En su compilación y selección, donde han privado los criterios expresivos y de resonancia en el lugar de la poesía como existencia y no como mera contemplación de una realidad, el poeta Mario Campaña logra con su trabajo mostrarnos un completo panorama sobre el horizonte plural en donde se mueve la poesía de las mujeres del continente latinoamericano de hoy; una poesía "madura" que no toma en cuenta simples cuestiones como su orientación, origen geográfico o definición estética, sino aquella en donde -según sus propias palabras- el arte ha prevalecido "hasta el punto de alcanzar la mayor exploración y potenciación de una materia dada, cualquiera que ésta sea (…) que en su conjunto da cuerpo a una voz suficientemente singular y autónoma para hacerse escuchar por sí misma"(pág.18). Nosotros, felizmente asistimos a esta majestad del verbo protagonizada por las voces ocultas del ánima femenina para celebrar junto al poeta, el nacimiento de un texto que nos conduce, sin nortes y mapas aparentes, por la "casa de luciérnagas" en donde alma y palabra conviven en un solo magma de transmutación de todos los elementos.
Notas:
1. Hanni Ossott, Cómo leer la poesía-ensayos sobre literatura y arte-. Primera edición, Bid&Co editores C.A. 2. Alfredo Silva Estrada, la palabra transmutada, la poesía como existencia. Editorial CEC, S.A. Otero ediciones, 2007.
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El Avión Negro y otros Poemas ESTEBAN MOORE
Viejos papeles Un sábado por la tarde dedicado a la limpieza de la baulera a poner en orden trastos viejos descubrí entre unas cajas de cartón un paquete envuelto en papel madera atado con grueso hilo de cáñamo oscurecido -----empolvado por el tiempo Al abrirlo encontré algunas cartas de mi abuela -recetas de cocina facturas amarillentas de comercios que ya no existen prospectos médicos recortes de diarios -principalmente de la página de avisos fúnebres -estampitas de santos [entre otros tantos registros de su ordenado universo doméstico] y varios cuadernos correspondientes a sus últimos años de vida en los que anotó en prolijas columnas sus gastos -semana a semana en el mercado - la panadería -el pago del periódico las cuentas de medicamentos -del pedicuro -del oculista -de sus médicos También estaban asentadas las sumas que donaba regularmente a la parroquia de San Patricio a estas entradas les sigue la leyenda: "le dejé una botella de whisky al párroco" y el precio correspondiente de compra Testimonio fáctico de una estrategia personal para ganarse un lugar en el cielo
La fotografía El marco de plata trabajada de unos 14 x 10 cm estuvo olvidado dentro de un sobre en uno de los cajones de un mueble vaya a saber cuántos años Hasta que un día fue descubierto por una de mis hijas quien sacó de él una vieja fotografía lo limpió -le dio brillo y lo utilizó para colocar la foto de su novio -ya no recuerdo cuálEsa fotografía antigua -de color sepia de una mujer joven y una niña con largos vestidos - abrigos con cuellos de piel sombreros -de fines del XIX o muy de principios del XX botines acordonados -tacos casi imperceptibles anduvo dando vueltas por la casa -habitó rincones sin luz No sé quién volvió a encontrarla y la dejó sobre la mesa del comedor entre un montón de papeles Una tarde de domingo con lluvia decidí poner orden y archivarlos entonces llegó mi turno de enfrentarme con esa imagen la miré detenidamente -----me inquietó la adustez de los rostros la tristeza en sus miradas En el reverso mi abuela había escrito /era su letra no había dudas/ en tinta negra y con pluma fuente "Tiíta Flo y Helen Kathleen, quien murió de fiebre escarlatina, a los once años de edad, en St Cloud, París" (Aunty Flo & Helen Kathleen, who died when 11 years old, of scarlet fever, in St Cloud, Paris) Tenía también el sello algo borroneado del fotógrafo Gilbert Frères (peintres photographes) Quiénes eranesa mujer joven y esa niña retratadas en las afueras de París Qué hacía esa fotografía antigua entre los recuerdos familiares -ya desaparecida la generación de nuestros abuelos nunca llegaré a saberlo Quizás alguien en un suburbio dublinense o en algún pueblito en el condado de Longford tenga una vieja fotografía de una joven pareja sonriendo ante la cámara en un estudio fotográfico de Buenos Aires o en la rambla de Mar del Plata y se esté haciendo preguntas similares a las mías
El avión negro Es asombroso cómo en ocasiones el color de un objeto cualquiera -un sonido -la estela de perfume que deja una mujer -alguna palabra -el estribillo de una canción o la transparente y cálida luz de esta mañana de septiembre -por ejemplo gatillan en la arbitraria superficie de la memoria hechos-acontecimientos ---tendidos en el olvido Hoy el aroma del césped recién cortado de un jardincito mezclándose con el olor a combustible mal quemado de los automóviles detenidos en el semáforo de la avenida me devolvió imágenes de la infancia en Lobos de una tarde en particular -en el bar de Ferraresi un local con mucha madera -en el edificio de la Sociedad Italiana Allí me llevaba mi abuelo al término de los remates de hacienda en la Feria de Cardoner me hacía sentar en una mesa frente a las carameleras y a cambio de buenos modales -estarse quieto y mucho silenciome dejaba pedir toda la Bidú y el helado que pudiera consumir Él ocupaba su lugar en la mesa acostumbrada en el centro del salón compartida habitualmente con don Antonio -don Arturo -don Jorge todos dones a quienes atendía el patrón del bar siempre y en todo momento- el Señor Ferraresi que -entre pedido y pedido -llevaba cuentas interminables en una libreta de tapas de hule negro semioculto detrás de botellas de whisky -gin- y licores expuestas en un extremo de la barra Fue allí donde por primera vez escuché hablar del avión negro ---Sí ----fue ahí-----podría jurarlo Era verano -las ventanas estaban abiertas y las persianas entrecerradas filtraban los restos de un sol agobiante Los Magnetti Marelli de techo con el lento giro de sus grandes aspas removían el aire caliente -el humo de los cigarros - de los cigarrillos Eso creo ............ o así creo creer No puedo precisar quién se refirió a él mucho menos explicar por qué esa imagen quedó grabada en mi mente Lo cierto es que -como tantos otros- repentinamente desarrollé un apresurado interés por los aviones en vuelo A partir de ese momento -sin importar dónde estuviéramos en el aula -en el patio de la escuela -o en la libertad de la llanura cada vez que oíamos el sonido de motores en el firmamento hallábamos el modo de rastrillar el cielo con la mirada tratando de definir el color de las lejanas aeronaves Hoy a décadas de distancia mientras espero para cruzar una calle en una Buenos Aires -crecida -sucia -ruidosa el avión negro es ya un acontecimiento anecdótico pero es también esa pregunta nunca contestada acerca del color elegido Acaso con el paso del tiempo -no se transformaría en ese otro de vivos colores un avión de una aerolínea de bandera del que -un día de lluvia descendió el viejo general exiliado declarándose "un león herbívoro" Anécdotas de la historia en el país del tenemos de todo de la riqueza fabulosa el hogar de los mejores del mundo mezclándose con el sonido de las palabras -graves -acusadorasamenazantes de unos y otros- propios y ajenos que en esta hermosa mañana de septiembre aún flotan en el aire -como lo hicieron aquel día bajo las grandes aspas de los ventiladores en el bar de Ferraresi.