ETERNIT Y
REVISTA CULTURAL EL
PODER DE LAS LETRAS REVISTA DIGITAL #1
DIRECTOR GENERAL: Pedro Altamirano
ETERNIT Y
Es una publicación esclusiva de la página de escritores El poder de las letras. Las obras literarias presentadas en esta publicación son propiedad de cada autor mencionado. ©2017. Todos los derechos reservados.
EDITORIAL Para el equipo de escritores independientes del poder de las letras es un honor presentarles a nuestros lectores la primera edición de la revista digital ETERNITY. Un proyecto que se inicia con mucho entusiasmo. Dentro de esta revista podrás encontrar diversos temas relacionados con la literatura, como relatos,poesías, y muchas más secciones que poco a poco iremos incluyendo. Agradecedemos a todos los lectores de nuestra página web y también agradecer las colaboraciones de muchas personas que colaboran con nosotros y que han puesto su granito de arena que esta hecha con mucho cariño para todos los públicos.
ETERNITY
CONTENIDO S A Í S E O P
4-10
HISTORIAS,RELATOS Y CUENTOS.
11-25 26-29 30-35 36-39
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El asesino que anda suelto Mi desconocido Reflejos de un ayer Ten cuidado hermanita El Ático
RESEÑAS : N O C A IST V E R T SÉ O EN J O SC I C N FRA OS T O M
FOTOGRAFÍAS
No te pierdas el siguiente número que habra más y mejor ETERNITY
A Í S E PO -4-
“Me llamo Nora, vivo en la ciudad de León en México y tengo 51 años. Desde siempre me ha encantado leer y crecí con historias de cuentos y hadas en las que los sueños se hacen realidad. Me encanta la novela histórica y la poesía. En mi juventud escribí y publiqué algunas obras y abandoné las letras para retomarlas apenas hace un año, disfrutando muchísimo pintar en pliegos mi vida y las que me puedo robar en mi andar diario. ¡Gracias por leerme y sentir mis palabras en tu ser!.
¡ Róbame tan sólo un beso ! Roba de nuevo la ilusión y la esperanza Roba la danza letal que impones a mi ritmo al amarnos en la oscuridad. Róbate el silencio de mis noches escribiendo una nueva canción Quédate con el calor de mi aliento invadiendo sin control tu intimidad. Y róbate, por piedad mis ansias locas Toma sin mi venia y sin mi voluntad Las ganas infinitas que salen de mis manos y mi piel Roba de nuevo mi andar, mis sentidos y mi despertar
Entre la razón y el pecado. Escoge el pecado y róbame tan sólo un beso. De que pierdas la razón después de un beso prolongado, me encargo yo.
Te pido, te imploro Toma de mí un solo beso Mátame de placer en un segundo Ese instante en que me arrancas la vida En que dejas a mi fuego sin aliento y sin salida.
¡Róbame un beso! Probarás la gloria de saberme tuya Fingiendo que el contacto dulce es fuente nueva ¡Róbame un beso! Hoy que sabes la miel del sabor de mi piel Hoy que tienes mi alma en tus manos Róbame tan sólo un beso húmedo y ligero Porque hoy también me has robado el aliento Has tomado el deseo entre tu corazón. Róbame la soledad de cada tarde para transformarla en deseo Hurta una nueva caricia desde el cabello que cae por mi espalda hasta la vida que cae a tus pies Robando también el vaivén de nuestro cuerpo entero.
Róbame tan sólo un beso Porque en él te adueñarás de mi vida Porque en él te elevarás al cielo Porque ya me tienes esperando en carne viva. Róbame un beso en la boca Y baja despacio, muy despacio Hasta la deliciosa línea del placer Logra con un simple beso, a mi alma enloquecer.
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¡Róbame un beso! Róbame tan sólo un beso Un beso con sabor a eterno No te pido más.
Viviana Lizana Urbina
¿Y qué espero? Avanzan las nubes entre amaneceres y ocasos; y nada, absolutamente nada, rescata la piel que cuelga del acantilado… Sé que sale el sol cada día, pero no todos los soles son esperanzas, no todos traen consigo nuevas energías… Así se seca el colgajo que ansía ser piel repuesta… Desvanece la noche al alba y se mantiene un poco más la ventana cerrada, por una rendija vence la luz en cristales eternos y no se sostienen destellos inmaculados, hay demasiadas sombras en los cubículos etéreos… Y se pierde segundo a segundo vida entre el misterio… Se acrecienta la incertidumbre de la fina línea que une este instante con el venidero… ¿Y qué espero?
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Jose Antonio Rivas
Luis Perronegro
Puedo
La mayúscula en un párrafo de sangre.
Puedo hacer las paces con el hambre que cabalga sobre medio mundo, con las concertinas que como guirnaldas bucean pieles en las fronteras. Puedo perdonar a todas las balas que levantaron el vuelo y el duelo. Pero no puedo reconciliarme con los responsables directos de tanto lamento. Puedo enterrar el hacha de guerra contra lo insulso del pop, perdonar a aquellos que piensan que la vida no merece apenas la pena. Puedo fumar la pipa de la paz con quienes se molesten por el humo de mis cigarrillos, pero no puedo reconciliarme con los ególatras hombres que aspiran a ser dioses
Siempre quiso ser la mayúscula
sobre la tierra.
de un párrafo de sangre, el gatillo fácil de un verso sin nombre, el vaso vacío de un bar de medianoche, un trozo de cielo en un paraíso de silencios. Quiso romper fronteras dibujar nubes en el desierto recitar poemas de arena y disecar la lengua en los esqueletos del horizonte. Y a veces piensa si detrás de todo eso, sólo hay el sueño de un niño cuyo corazón no quería hundirse en alta mar.
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Laura García Racciatti Escribo porque me brota del alma una voz empapada de palabras hechas relatos, historias y poesía a mi manera. Escribo para sanar, para liberarme y ser yo. Quiero escribir, escribirme, contar mis sentimientos, que otros puedan sentirse identificados con mis palabras, cumplir sueños, deseos, seguir escribiendo, sanar y crecer.
SU PENA Recorrían su rostro suave las lágrimas de ayer, aunque su pena es de hoy Frente al lago le confesaba al agua aquietada por la calma de la tarde ese dolor que la aquejaba Su amiga le ofreció un pañuelo que absorbía su tristeza, su angustia y esa pena de ayer, de hoy y de mañanaEl sol apenas templaba su pecho, resquebrajado por el helado pesar que recorría su corazón y avanzaba en todo su cuerpo Si esa persona que la hace llorar por la tarde –y quién sabe cuántas horas del díasupiera cuánto le pesa en la espalda ese sufrir, dejaría de dormir por las noches Al final de la jornada se apaga un poco su dolor, se adormece con ella, se acuesta en su cama para regresar en la mañana a recordarle cuánto sangra aún su herida Ojalá en este preciso instante tuviese un alma que la cubra de amor y la arrulle en caricias, ojalá que esas lágrimas ya no corran por su rostro, ni por su piel ni por su pecho.
El alma que provoca su pena no es un alma en realidad, o quizás lo es pero resulta que es un alma gris, un alma de espinas y de barro El alma que ella necesita debe ser de flores, de luz del sol y de agua cristalina pura, como la del lago que la alojó un instante para contener su pena, cálida como la tarde que la abrigó mientras en su rostro húmedo diluviaba Mientras tanto su pecho permanece atravesado por esa estaca que le aprieta el alma y seguirá invadido por esas espinas que le rasguñan el corazón y la piel, provocándole heridas que llueven mares.
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Aguss Didier
Hoy bajo la luz de la luna (Carta) Hoy bajo la luz de la luna (Carta) Después de todo lo que disfrutamos de la mañana y la tarde, después de pasar el día, hoy bajo la luz de la luna; esa suave luz que entra hasta tu morada, que te cubre y te abraza, ¡oh bella luna! como te envidio, tú puedes entrar tranquilamente hasta su estancia y disfrutar de los encantos de mi amada. Bajo esa luz a media noche me encuentro escribiéndote estas líneas. No me es posible dormir, y me levanto para llenar de letras esta hoja en blanco y pintarlo de los bellos pensamientos que invaden hoy mi corazón. En medio de la oscuridad y del silencio que me rodea, sólo escucho la débil respiración de los demás, de los que descansan tranquilos, de los que disfrutan del sueño. Bajo estas sabanas frías, sólo pienso en ti, de la falta que me hace tu calor, pienso y vuelvo a extrañar tus ojos, tus abrazos, tu sonrisa. Bajo este techo vuelvo a extrañar tus besos. Y mientras más pienso, lo hago como un niño indefenso, si no habrá alguien que un día me quité tu cariño. Pienso en lo mucho que te amo, en lo mucho que te adoro, en que no podré nunca ser feliz si tú me faltas. Quiero escribirte muchas cosas, pero las hojas no alcanzan, mi lápiz queda corto, y mi tinta se agota, y al despertar la aurora me sorprende divagando en estas cosas, pensando en el día feliz en que vuelvas a ser mía.
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Miriam Giménez Adoro escribir y contar desde mi punto de vista, que la vida es todo lo bonita que nosotros la queramos vivir.
El triunfo de un buen verso Escribimos para gritar lo que callamos. Para expresar lo que sentimos. Para contar lo que sabemos. Para expulsar lo que sufrimos. Escribimos para dejar plasmado un pensamiento. Escribimos porque sino quedaría muerto. Todo esto que llevamos dentro. Hay que arrojarlo y escribiendo es como sabemos. No oimos lo de otros. Escuchamos sus lamentos. Los problemas, reflexiones, decisiones y tormentos. Sus historias, mi alimento. Sus pesares, mi sustento. Escribimos los quejidos, los sollozos y el aliento del que espera un regreso. No se escribe a los silencios. Suscribimos lo que provocan aquí adentro. El suplicio de notarte el pecho roto, no remite fácilmente ese dolor intenso, no lo cura un curandero. Escribimos para todos aquellos que buscan y no encuentran. Que escuchan y no oyen. Que lloran y no duermen. Un honor verse escribiendo para los que sacan beneficio en las lineas de un buen verso.
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RELA
TOS
Soy Ana Centellas profesional de los números,apasionada del mundo de la letras, iniciando mi aventura literaria, aprendiendo un poquito más cada día y compartiendo mi sueño con una familia genial.
El asesino que anda suelto Varias series de asesinatos tenían al barrio consternado. En las últimas semanas, habían sido cuatro las víctimas que se había cobrado el misterioso asesino en serie tan solo en mi manzana. Aparte de otras seis en un barrio algo más alejado. Si algo le caracterizaba era su grotesca forma de actuar. Separaba las extremidades y la cabeza de sus víctimas y luego las colocaba a modo de puzle, haciendo encajar tendón con tendón, hueso con hueso, hasta el más mínimo capilar estaba alineado con una precisión casi pasmosa. El barrio en el que yo vivo, Wallace Town, es, o mejor dicho era, un barrio tranquilo, formado por perfectas casitas blancas, todas iguales, formando una serie de manzanas perfectas. En el centro, una pequeña plazuela con una blanca iglesia que cada domingo llamaba a los feligreses a la oración. Era todo tan blanco, que daba un aspecto casi aséptico. Los niños jugaban tranquilos por las calles, iban de casa de un vecino a otro, recorrían el barrio en bicicleta o patinete, y nunca había habido nada que temer. Las puertas de las casas siempre habían estado abiertas, en una clara invitación a los vecinos a pasar. En las afueras del barrio, se encontraba el centro de salud y la escuela.
Los jóvenes tenían que tomar un autobús para ir al instituto, que se hallaba a varios kilómetros de aquí. La policía federal llevaba detrás del caso durante varios meses, pero en los últimos días parece que se había ensañado con sus víctimas, o su sed de sangre había comenzado a crecer a niveles alarmantes. Ni qué decir tiene que el barrio ya no fue el mismo desde el principio de aquella fatídica semana en la que el asesino parecía haberse ensañado con nosotros. Ya no había niños jugando por las calles, las casas permanecían cerradas a cal y canto, y las únicas personas que teníamos la osadía de salir, éramos los afortunados que teníamos que ir a trabajar. Yo trabajaba en una cafetería céntrica del barrio y ya comenzaba a mirar con desconfianza a cualquier desconocido que entraba en el local. Mi marido, Trevor, trabajaba fuera del barrio, así que yo me encontraba sola en nuestro queridísimo barrio, junto a los niños, que dejaba puntualmente en la escuela cada mañana, antes de ir a cumplir mi densa jornada laboral. Aquella semana eran cuatro, una por día, las víctimas que se había cobrado nuestro ahora enemigo. Había comenzado el lunes y hoy era viernes, por lo cual todos estábamos con los nervios a flor de piel aquel día. No sabíamos si se cobraría una nueva víctima o dejaría en paz nuestro barrio.
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Los federales aún no tenían ni una mínima pista, lo que les traía irritados e insufribles. Cada miembro del vecindario fue interrogado y no lograron encontrar a nadie sospechoso de hacerlo. Por no tener, no tenían ni la más mínima idea de si se trataba de un hombre o una mujer. Supusieron en un principio de que se trataría de un hombre por la fuerza en mover los cuerpos de un sitio a otro. Para vuestra información, supusieron mal. Aquel viernes, Trevor, como cada viernes, salía del trabajo a la hora de comer y fue él a recoger a los pequeños, Denisse, de once años, y Juliette, de siete, los grandes amores de mi vida. Mi turno en la cafetería se alargó bastante y para cuando yo salí ya era de noche. Aquello me inquietaba bastante, aún sabiendo que el modus operandi del asesino era atacar cuando sus víctimas ya estaban dormidas. A punto estuve de llamar a Trevor para que viniese a recogerme, pero logré contenerme. Recorrí los cerca de mil metros que había desde la cafetería hasta mi casa con el corazón en un puño. Ni un alma se veía por las calles, salvo algún que otro gato callejero que me dieron un buen susto.
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Cuando por fin llegué a casa, me extrañó encontrar todas las luces apagadas. Mi corazón se encogió dentro del pecho y tuve un mal presentimiento. Me adentré en la casa con sigilo, no sin antes pasar por la cocina y apropiarme del mayor cuchillo que encontré. Me pareció escuchar un ruido en el piso superior, así que temerosa me dirigí a subir las escaleras. Cuando irrumpí en la pequeña habitación que hacía las veces de sala de estar, todas las luces se encendieron de golpe y me encontré a toda mi familia al grito de ¡Feliz cumpleaños! Caí arrodillada al suelo llorando, tirando lejos de mí el cuchillo que había estado sosteniendo en mi mano con tanta fuerza que la tenía agarrotada. ¿Pero a quién se le ocurre algo así después de lo que está pasando en el vecindario? ¡No recordaba ni que era mi propio cumpleaños! Tal era la congoja que tenía. Tras celebrar debidamente mi cumpleaños, sándwiches, gusanitos, croquetas, la deliciosa tortilla de patata de Trevor, que había heredado la receta de su abuela española, soplé las velas de mi tarta y nos fuimos a dormir. Les di un beso de buenas noches a los niños, como cada noche, y me fui a la cama con Trevor. Me costó dormirme, hasta que me introduje en un suave duermevela que me dejó por completo tranquila. Cuando desperté, cerca de la medianoche, la cabeza diseccionada de Trevor, descansaba entre mis manos, dispuesta a ser colocada en el lugar exacto en el que debía estar. Un alarido de espanto escapó de mi garganta, mientras ensangrentaba mi cara con la sangre de mi propio marido, con mis manos escrupulosamente enguantadas. Aún en estado de shock, llamé a los federales, indicándoles que el asesino que buscaban estaba en mi casa.
La estampa que encontraron al llegar seguro que no se les borraría de la retina en mucho tiempo. Yo abrazada al cuerpo inerte y diseccionado de mi marido, llorando lágrimas de su propia sangre. Los niños dormían plácidamente después de recibir una nueva dosis de cloroformo. De inmediato me llevaron a la comisaría, y me tomaron declaración. Confesé que había padecido sonambulismo desde pequeña y que no recordaba nada de lo que ocurría cuando estaba en ese estado. Esta había sido la primera vez que había despertado de mi trance justo cuando estaba manos a la obra. ¿Cómo podía yo haber hecho tales cosas? ¿Y a mi propio marido, al que quería con toda el alma? Cuando me preguntaron por los crímenes ocurridos al otro lado de la ciudad, recordé que había trabajado durante una temporada en un restaurante durante el turno de noche en aquella zona. Terminaba tan agotada que aprovechaba un cuartito con un camastro que había al final de las dependencias antes de irme hacia casa en mi propio coche. Así fue como debió suceder, yo no recordaba nada de nada. Nunca olvidaré el rostro sin expresión de mi marido cuando desperté. Y no creo que sea capaz de olvidar nunca la cara de repugnancia de mis hijos cuando venían una vez cada semana al centro penitenciario a visitarme. Yo sólo podía repetirles una y otra vez con lágrimas en los ojos: “no sabía lo que hacía, no sabía lo que hacía”. Las visitas cada vez se fueron espaciando más y más. A día de hoy hace años que no les veo. Cadena perpetua, y aún así es la menor pena a la que me podrían haber condenado. La mayor pena la llevaré dentro de mi cabeza y de mi corazón durante el resto de mis días.
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Mi nombre es Rakel,tengo 30 años y vivo en Barcelona.Soy una aficionada a la escritura y la lectura sobre todo de novelas románticas y eróticas.Siempre me ha gustado escribir y en abril de 2013 me animé y cree un blog en Blogger. Los relatos de Rakel. Tras poco más de dos años y medio , inicio una nueva etapa en wordpress.En mi blog podréis encontrar relatos y novelas en las que el amor, el sexo y las aventuras son los protagonistas.¡Gracias por vuestra visita!
O D I C O N O C S E D I M Decido ponerme un vestido vaporoso de color azul y mangas caídas al hombro y mis botas altas de tacón de aguja. Dejo suelta mi larga y rubia melena, me maquillo con naturalidad y me dirijo al pub con Álex y Tony, mis vecinos gays del 3ºA. Entramos en el pub y nos acomodamos en los taburetes de la barra de bar para pedir unas copas. Es temprano y no hay mucha gente, pero poco tiempo después empieza a llegar mucha gente y el pub está a rebosar. – Cielo no te vuelvas, pero a tu izquierda hay un bombón que no te quita el ojo de encima. – Me dice Tony. – Si lo que buscabas es una noche de pasión y desenfreno, ese puede ser tu hombre. Me vuelvo hacia a mi izquierda para ver al tipo del que me habla Tony y mi mirada se encuentra con la intensa y penetrante mirada de mi desconocido. El mismo desconocido que la otra noche me cogió al vuelo para evitar que me cayera mientras bailaba con los ojos cerrados, el mismo desconocido que me rescató de las garras de un cretino que me asaltó a la salida del baño del pub, el mismo desconocido que cada noche se cuela en mis sueños y me colma de placer. – Tony y yo vamos a bailar, envíanos un mensaje si decides largarte con el bombón que, por cierto, está viniendo hacia aquí. – Me dice Álex guiñándome un ojo para después dar media vuelta y desaparecer con Tony entre la muchedumbre que hay en la pista de baile. Mi desconocido se acerca con semblante serio y sin dejar de mirarme, se acomoda en la barra de bar justo a mi lado y, dedicándome una perfecta sonrisa que me derrite, me saluda burlonamente: – Buenas noches, señorita. ¿Se ha metido en algún lío ya? – Todavía no, estaba esperando a que llegaras. – Bromeo devolviéndole la sonrisa. – En ese caso, supongo que hoy no me pondrás ninguna excusa para que dejes que te invite a una copa. – Me dice sosteniéndome la mirada, sometiéndome a su voluntad. – La semana pasada nos interrumpieron y nos quedó algo pendiente. – ¿Algo pendiente? – Le pregunto confundida. Mi desconocido me sonríe, acerca su boca a la mía y me besa. Sus labios acarician los míos, excitándome con tan solo percibir el contacto. Se me escapa un leve suspiro y él aprovecha para investigar la profundidad de mi boca con su lengua, que se topa con la mía fundiéndose una maraña de lenguas, saliva y deseo. Sus manos me agarran por la cintura y me estrecha contra su cuerpo, haciéndome notar la enorme erección que esconde bajo los pantalones.
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–
¿Te apetece que vayamos a un lugar más tranquilo? – Me propone susurrándome al oído.
– Hay un hotel cerca de aquí. – Me oigo decir. Él me mira, me sonríe y, agarrándome de la mano, salimos del pub. Caminamos unos metros hasta llegar a su coche, un todoterreno negro. Me ayuda a subir al asiento del copiloto y acto seguido él toma asiento detrás del volante. Observo que en los asientos traseros hay una sillita de seguridad de color rosa, seguramente de su hija, pero me abstengo de hacer preguntas. No quiero saber nada de él, solo quiero una noche de placer con un desconocido. Llegamos hasta la puerta principal del hotel Ciudad del Sol, uno de los mejores de la ciudad y situado un poco más lejos de dónde yo le había propuesto que fuéramos, pero no me quejo. Bajamos del coche y él vuelve a tomarme de la mano para cruzar la puerta de entrada del hotel y dirigirnos a la recepción. Una joven y guapa recepcionista nos atiende con una amplia sonrisa y sin dejar de ponerle ojitos a mi desconocido, aunque él parece no darse cuenta y, con tono seco y distante, le dice entregándole una tarjeta de crédito: –
Denos una de las suites, por favor.
– Solo nos queda disponible la Suite Presidencial. – Le informa la recepcionista coqueteando descaradamente con él. –
Nos quedamos con esa habitación por una noche. – Sentencia.
La recepcionista coge la tarjeta de crédito y la pasa por la máquina para cobrar el importe de la habitación al mismo tiempo que, con voz dulce y melosa, le va diciendo a mi desconocido: – La Suite Presidencial se encuentra en la plante veinticinco, la última planta. Si lo desean, pueden llamar al servicio de habitaciones las veinticuatro horas del día. Y, si puedo serle de utilidad, estaré encantada de estar a su disposición para lo que usted indique. La última frase ha sido tan descarada que me quedo de piedra. ¿Cómo puede ser tan estúpida de ligar con un cliente frente a la chica que va a pasar la noche con él? Por suerte, mi desconocido parece percatarse y, agarrándome por la cintura para estrecharme contra él, le dice con tono gélido a la descarada recepcionista: – Ya tengo todo lo que deseo, gracias. – Se vuelve hacia a mí y, suavizando su tono de voz, me pregunta – Nena, ¿quieres que nos tomemos una última copa en el bar del hotel o prefieres que nos la tomemos en la suite? – En la suite estaremos más cómodos. – Opino mirándole y sonriendo con picardía. sepamos nuestros nombres ni nos hagamos preguntas. Ambos estamos aquí por una única razón. – Nada de nombres y nada de preguntas, me gusta. – Acepta mi desconocido. Coge las dos copas que había dejado sobre la mesa auxiliar y me entrega una de las copas al mismo tiempo que añade: – Brindemos por nosotros y por esta noche, nena. – Por nosotros y por esta noche. – Brindo chocando suavemente su copa con la mía.
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Ambos le damos un trago a nuestra copa y la dejamos de nuevo en la mesa auxiliar, nuestras manos tienen otros planes y no es sostener una copa. Él me agarra por la cintura, atrayéndome hacia él en un instante mientras mis manos se colocan alrededor de su cuello, quedando nuestros cuerpos pegados el uno al otro. Sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, abrasándolo por donde quiera que vaya dejando sus caricias en mi piel. Un gemido sale de mi garganta y él, lanzando un gruñido gutural, me alza en brazos agarrándome por los muslos y me deja sentada sobre la mesa de escritorio que tenemos justo al lado. Coloca sus manos en mis rodillas y me abre un poco de piernas mientras sus dedos ascienden por la cara interna de mis muslos. Estoy tan excitada que todo me da vueltas a mi alrededor, el hombre que tengo delante apenas me ha tocado y yo estoy a punto de correrme. – Me encanta tu vestido, nena. – Me susurra al oído con la voz ronca. – Pero creo que vamos a tener que deshacernos de él. Acto seguido, me saca el vestido por la cabeza y lo lanza sobre el sofá que hay a un par o tres de metros, dejándome en ropa interior. Da un paso atrás para observarme detenidamente mientras en sus labios se dibuja una seductora sonrisa. –
Eres preciosa. – Susurra antes de besarme.
Nos besamos y mientras tanto le voy desabrochando los botones de la camisa, yo también quiero desnudarlo. Mi desconocido se impacienta y se deshace de su camisa y sus pantalones con urgencia, quedándose él también en ropa interior. – Vas a volverme loco. – Murmura tratando de calmarse e ir más despacio. Me coge de las manos y tira de mí para que mis pies toquen el suelo y quede de pie frente a él. – Quiero verte desnuda. Mi desconocido coloca sus manos en mi espalda y en un segundo logra desabrocharme el sujetador. No me lo quita de inmediato, se demora en dedicarme una tórrida sonrisa y en bajar primero un tirante y después el otro antes de lanzar el sujetador al sofá junto a mi vestido. Inmediatamente, sus manos abarcan mis pechos, los acaricia con suavidad y pellizca mis pezones con sus dedos, haciéndome estremecer. Me arqueo dándole un mejor acceso a mis pechos y gimo cuando se agacha y se lleva uno de mis pezones a la boca al mismo tiempo que gruñe excitado. Se apresura en quitarse el bóxer y en quitarme las braguitas, haciendo que resbalen por mis piernas hasta caer al suelo. Nos enredamos en una maraña de besos, caricias y deseo desenfrenado. Me agarra de los muslos para alzarme entre sus brazos, haciendo que le rodee la cintura con mis piernas, uniendo nuestros cuerpos, piel con piel. Puedo notar su erección rozándose con mi entrepierna y empiezo a sentir los primeros espasmos del grandioso orgasmo que se avecina. Conmigo en brazos, mi desconocido camina un par de pasos para coger un preservativo del bolsillo de su chaqueta, que descansa sobre el respaldo de una de las sillas. Me deja un momento sentada sobre la mesa para colocarse el preservativo y, cuando se lo coloca, vuelve a cogerme en brazos y yo le rodeo la cintura con mis piernas de nuevo.
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Camina conmigo en brazos y apoya mi espalda contra el frío cristal de la ventana para ayudarse a sostenerme. El frío del cristal contrasta con el calor de nuestros cuerpos y ese contraste genera un placer que nunca antes había experimentado. Mi desconocido no se hace esperar, coloca su miembro en la entrada de mi vagina y, de una sola estocada, me penetra profundamente haciéndome gemir al mismo tiempo que de su garganta se escapa un gruñido gutural. Entra y sale de mí una y otra vez. Sus estocadas son rápidas y certeras, tanto que poco después todos mis músculos se contraen y soy sacudida por los fuertes espasmos del orgasmo que invade todo mi cuerpo y me hace explotar de placer. Tras dos estocadas más, mi desconocido se deja llevar y, lanzando un erótico gruñido que hace que me sacuda de nuevo, alcanza el clímax. Nos quedamos abrazados hasta que nuestras respiraciones se normalizan. Cuando sale de mí se retira el preservativo y lo anuda para comprobar que no se haya roto antes de tirarlo a la basura. Trato de recoger mi ropa para vestirme y huir, pero mi desconocido me detiene agarrándome por la cintura y atrayéndome hacia a él. – Aún no he acabado contigo, nena. – Me susurra al mismo tiempo que me guía hacia la enorme cama de la suite. – No tengas prisa, tenemos toda la noche por delante. A mi desconocido no le hace falta insistir para convencerme. Instantes después volvemos a fundirnos el uno con el otro y hacemos el amor salvajemente hasta que, en algún momento, nos quedamos dormidos. Cuando me despierto ya ha amanecido. Sin hacer ruido, me levanto de la cama, recojo toda mi ropa y entro en el baño para vestirme y arreglarme un poco. Con mucho cuidado para no despertar a mi desconocido que duerme plácidamente, me acerco y lo miro por última vez antes de marcharme.
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Mi pasión las letras “siente la música de la vida, aún en el desierto,cuando el viento te envuelve, suave, cálidamente”
REFLEJOS DE UN AYER Hoy me contemplé en el espejo, uno muy grande, los odio, se ve muy bien todos los defectos, no guarda ninguna verdad en el tintero. Mi pelo necesitaba un arreglo, pero me quedé absorta contemplándome y no me conocí. No era yo. ¿Dónde estaba esa miraba que brillaba? Mis ojeras eran tremendas, mi rostro era el del agotamiento. !!Dios!! No creo en él, respeto creencias, yo lo dejé hace muchos años como tantas cosas, en el camino… Y me di cuenta de ese tremendo vacío en el que había envuelto mi vida. Soledad en una gran compañía, en un mundo que no era el mismo, el mío. Toda mi vida pasó delante de mis ojos, reflejada en ese espejo y no era capaz de entender como había llegado hasta allí. Sonreí a la peluquera que me miraba con una inquisidora pregunta. ¿Qué hacemos? ¿Que quieres, te pasa algo?. Lo quiero todo. Ya pase por todo ahora, lo quiero todo. Y cogí con alevosía la carta de colores y ahora llevo mi pelo rizado de color negro, con mechas rojas que le dan chispa y color a mi rostro de piel blanca y mirada perdida.
Mis uñas de color plata con hilos rojos de sangre, que fluye tras la ruptura del sueño en que la realidad se ocupa. Para que se me vean bien esas manos pequeñas cuya piel comienza a agrietarse. Recordé que tenía desfile de carnaval y me maquillaron de unos colores suaves, que desprendían vida, como yo solía hacerlo y esa raya azul volvió a dar luz a mi mirada. Vale, ¿ y ahora que….? Me miré y me gusté, solo eran artificios, el reflejo en el espejo, pero por algo hay que comenzar. Mi alma, esa vendrá después, no pidas tanto, pero vendrá. Esa era yo….. Una reina olvidada, cansada. Sólo fue un sueño de ayer, ese reflejo en el espejo…. Gracias vida, te quiero, me dejas elegir como soñar.
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Pedro Altamirano, me encanta el mundo de la informatica, y hasta hace muy poco no sabía que tenía la capacidad de escribir donde conocí a gente maravillosa en la red y formamos un sueño “ El poder de las letras”
TEN CUIDADO HERMANITA -Sofía!! exclamó Ana, donde vas a estas horas? -me voy de fiesta, hermanita, es sábado por la noche y no me voy a quedar en casa como tú,.. sonrió Sofía -está bien pero ten mucho cuidado, y con quien vas si se puede saber? -he quedado con un chico por Internet, es guapísimo y tiene un cuerpo increíble, ya veras cuando me presente con él mis amigas se morirán de la envidia, jajaja rió Sofía. -Nunca te fíes de extraños, puede ser otra persona. le contestó Ana -No digas tonterías hermanita, vivimos en un pueblo y aquí nos conocemos todo el mundo, te lo recuerdo.. -Está bien pero solo ten cuidado.Le dijo Ana -Aun me quedan un ratito para que me venga a buscar ese joven tan apuesto,hermanita me preparas algo de comer por favor? -Estás de broma, hazlo tú misma, que cara más dura, y aprovechando que aún no te vas te contaré una historia que pasó aquí mismo en esta misma ciudad en 1800, que te parece? -Vale venga, pesada así no me calentaras la cabeza. Dijo Sofía mientras se preparaba un sandwich. Resulta que hace mucho tiempo, había una joven muy pero que muy bonita,se llamaba Cloe su cara parecía de porcelana sus ojos cristalinos de color azul, era el centro de admiración y de deseo de todos los hombres del lugar, vivía en una mansión puesto que era hija de unos duques muy famosos y con mucho dinero, un día en la fiesta de los señores de Haltom,
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Cloe asistió con un precioso vestido de color crema, ajustado a su precioso cuerpo un escote, perfectamente pronunciado que dejaba al descubierto su cuello y parte de sus pechos. En mitad de la fiesta, entró un joven muy apuesto y muy guapo, Cloe lo miró detenidamente y le gustó mucho no podía quitarle los ojos de encima, ella apresurada y nerviosa empezó a hacer gala de sus encantos para ver si ese joven tan guapo conseguía llamar su atención, se paseó una y otra vez por delante del joven pero este no mostraba ningún interés por la bella dama, cansada y furiosa se dirigió a un grupo de jóvenes que había en un lado de la sala y al primero que vio le dijo : -Hola sacariás a esta dama a bailar? -El joven sin dudarlo, respondió por supuesto señorita Cloe. -Como te llamas? le preguntó.. -Leonardo, señorita, leonardo de Bramer contestó el joven Cloe mientras bailaba con leonardo su principal objetivo era ese chico tan guapo que no le hacía ni caso , no paraba de mirarle, pero el sin embargo seguía sin prestarle atención. Cuando acabó el baile, Cloe se dirigió al la terraza para tomar el aire, cuando de repente por detrás, se apareció, el joven apuesto y guapo. -Buenas noches señorita Cloe, -Como sabe usted mi nombre,le contestó. -yo lo se todo mi bella dama, me concede un baile?.
-Si, aunque este hermoso caballero tiene un nombre? le pregunto Cloe. -Me llamo Jack de l’arthem, respondió encantado de conocerla señorita -igualmente,caballero Jack Pasaron el resto de la noche juntos, bailando y riendo, al acabar la fiesta, el apuesto jack la llevó hasta su preciosa casa, y antes de la despedida la beso en sus perfectos labios y le dijo: -Bella Cloe, sería posible que la volviera a ver. -Si joven Jack, mañana por la noche hay otra fiesta en la casa de los duques de York, recogeme para ir juntos. -Esta bien mi dulce y bella dama. hasta mañana entonces. Cuando entró en casa,Gabriela una anciana ama de llaves, que también fue su niñera, le dijo: -Ese Joven no es bueno, su cara me es muy familiar yo le conozco de algo, pero no es bueno. Cloe no hizo caso alguno de las palabras de Grabiela, se dirigió a su cuarto a descansar. A la mañana siguiente, Cloe se levantó muy pronto para ir al pueblo a comprar un vestido nuevo, estaba feliz porque había conocido al hombre perfecto y estaba enamorada. Al llegar la tarde, Gabriela abrió la puerta para recibir a Jack, sus miradas se cruzaron y la pobre anciana se estremeció del miedo al ver a ese hombre, rápidamente subió al cuarto de Cloe para advertirla que tuviera mucho cuidado,señorita cloe no le conviene ese hombre no es bueno más vale uno con buen corazón, la belleza al fin y al cabo se marcha… nada más decírselo, Cloe le dijo a su ama de llaves que la dejara tranquila, que por fin había encontrado el amor, y que sería la más popular entre sus amigas. Al entrar a la fiesta, todas sus amigas no paraban de cuchichear, empezaron a bailar y Cloe se sentía feliz. Mi dulce Cloe quieres una copa?, le preguntó jack: -Si, contestó… Cuando el joven se marchó a por la copa, Leonardo aprovechó ese instante para pedirle a Cloe un baile, y esta se negó, tengo novio. Leonardo, creo que ya estas molestando aquí.- le dijo Cloe. -Señor le puedo ayudar en algo, dijo Jack.
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-No, solo quería sacar a bailar a esta preciosa señorita..contestó Leonardo -La señorita está conmigo y solo yo la saco a bailar,entendido…dijo Jack -Si,si,si no se preocupe que no la molesto más,..contestó Leonardo retirándose Leonardo tras esa decepción se fue a dar un paseo a los jardines que había detrás de la mansión, Jack lo vio y sutilmente le dijo a Cloe: -vuelvo enseguida me he olvidado una cosa en el coche,preciosa dama. Jack fue detrás de Leonardo, los dos se adentraron en el bosque, Cloe al ver que su amado tardaba,decidió ir a buscarlo, atravesando así los jardines y siguió andando en la oscuridad al darse cuenta estaba en lo profundo del bosque, cuando asustada escuchó unos ruidos, y lo que parecía una silueta de dos hombres uno tumbado en el suelo y otro encima haciendo unos gestos muy raros, Cloe asustada se acercó lo suficiente y cual fue su asombro cuando vió a su amado,Jack convertido en un diablo, comiéndose las entrañas del pobre Leonardo, se quedó paralizada, inmóvil, quería salir corriendo pero su cuerpo no respondía, hasta que el monstruo notó la presencia de otra victima y se abalanzó sobre ella, causándole la muerte. FIN -Lo ves hermanita no te puedes fiar de nadie..dijo Ana -que si, que si lo que tu digas, me voy que ya está aquí mi cita,…adiós hermanita -Hola buenas noches, me llamo Jack de l’arthem y tú?……
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Si escribo es para apartar de mi la tristeza, La amarga conciencia.Dejo atrás con letras .El olvido de la memoria.En estos poemas cuadriculados. Que no entienden de métrica.Mis silencios engañan a los sentimientos. Quebradizos, adoptados.Y escribo y no hablo Y lloro tinteros Resultado de imagen de tinta y plumaLágrimas de tinta.Resbalando por la pluma.Hacia donde reside el poema. Desde donde nace el poema.
EL ÁTICO
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E l ático. Ese día estaba especialmente cansado. Subía desganado las escaleras de su portal al finalizar su jornada. Se apoyó en la barandilla un instante para recobrar el aliento antes de recorrer el largo descansillo con amplios ventanales que le conducía hacia la puerta de su pequeño ático. Allí, inmóvil contemplaba las estrellas en la noche clara, absorto en sus pensamientos. Era el único vecino del inmueble, un edificio medio en ruinas, paraíso de ratas, ratones y demás alimañas. Encendió el enésimo cigarrillo y se lo fumó en la tranquilidad de la noche antes de entrar en casa. De pronto algo llamó su atención, un resplandor seguido de una sombra recorrió el desvencijado patio de la vieja casona, en la habitación contigua al viejo abrevadero, hasta detenerse fijamente sobre él. Un frenético escalofrío recorrió su cuerpo e hizo que su corazón palpitara fuertemente. El sobresalto le hizo echarse hacia atrás y pegarse a la pared del descansillo. Cuando consiguió calmarse, volvió a acercar su mirada por la ventana y no había nada. Allí no había ni rastro de presencia alguna. Se obligó a pensar que había sido fruto del cansancio y de su imaginación, por lo que entró en su ático dispuesto a descansar. Pasó la noche inquieta, repleto de sudores extraños. A la mañana siguiente, un nuevo día igual de rutinario que el anterior, aunque no dejaba de pensar en lo acaecido la noche anterior. Algo, no sabe qué, le daba vueltas en la cabeza y le hacía sentirse de lo más extraño, como un cruel dejavu. De nuevo se encontraba subiendo las escaleras del portal, al llegar al descansillo de siempre, se paró, pero esta vez no iba pensando en el agradable momento de fumarse su cigarro, si no con las ansias de poder contemplar la ventana para ver si podría ver algo. Pero no había conseguido ver nada fuera de lo común y se disponía a entrar en casa. En la última calada le pareció ver de nuevo el resplandor, seguido de la sombra inquieta de mirada penetrante. Pero tal como apareció, se desvaneció dejándole nuevamente con la duda de si era real lo que veía o no. Esa noche aunque cayó tan cansado en la cama como siempre, no podía quedarse dormido pensando si la sombra estaba ahí de verdad o era el agotamiento producido por las largas noches de trabajo en la editorial y que le tenía terriblemente aletargado. Al día siguiente al acabar su jornada, volvía a casa más cansado que ningún otro día, le temblaban las manos y el cuerpo se le estremecía con temblorosos espasmos producidos por la fiebre. Pero de forma inesperada, al subir las escaleras, una extraña fuerza tiraba de él hacia arriba, notó el alivio en sus piernas y subió de tres en tres los desvencijados escalones hasta llegar al ventanal del angosto pasillo. Encendió un nuevo cigarrillo y empezó a observar a través del ventanal por si llegara la sombra. Y allí estaba, mirándole fijamente, la veía con más claridad que nunca distinguiéndole los ojos brillantes de gato. Un espasmo súbito volvió a recordar que las piernas le dolían intensamente, y el miedo, esta vez sí, el miedo recorrió todo su cuerpo haciéndole trastabillar y caer justo antes de entrar en su casa, cerrarlo todo con llave y meterse en la cama vestido como iba.
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Esa noche no pudo pegar ojo, se preguntaba el motivo de porqué estaba hospedado en ese caserón abandonado sin más vecinos que las ratas y gatos, qué podía ser esa sombra, ¿alguien que quisiera que se marchara de allí? Sacó todo el valor que pudo conseguir con unas copas de ron y se acercó hacia la habitación que daba al patio abandonado de la vieja casona con la intención de averiguar de una vez por todas qué era esa cosa. Se encontraba cercano al pilón cuando su cuerpo empezó a temblar y su cabello a erizarse. Sintió unas enormes ganas de salir corriendo pero la curiosidad pudo con él y se armó de coraje, Abrió la puerta que respondió con un estruendoso chirrido oxidado y entró. Todo se encontraba en completa oscuridad, aun así pudo ver un viejo candelabro que conservaba restos de lo que serían velas y lo encendió. Lo que pudo ver en la poca luz que emitía el candelabro le heló la sangre, En una esquina, una figura toda vestida de negro. Estaba encorvada y parecía mirarle fijamente. Se quedó completamente inmóvil y quería salir corriendo de allí pero sus piernas no reaccionaban a las órdenes de su cerebro. De pronto se le acercó y sin decir nada alargó su mano invitando a este que la cogiera, había algo irresistible en aquella sombra y no pudo evitar que su mano se entrelazara con la de la figura. Fue en ese momento cuando la sombra se despojó del turbante que le tapaba la cara y fue cuando entendió por fin todo lo que ocurría. Le pasaron una a una como viñetas de un cómic, todo lo acaecido en los últimos días. La sombra era él mismo. Estaba muerto y lo sabía, ahora lo comprendía todo. El otro día encontraron el cadáver de un joven en el pasillo de su casa mirando por la ventana a un punto infinito del patio, con los ojos totalmente en blanco y una expresión de terror en el rostro. Estaba totalmente rígido rodeado de una inmensidad de colillas. Cualquiera que lo hubiera visto desde fuera hubiera creído que estaba vivo mirando a través del amplio ventanal.
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RESEÑAS
“Las violetas del círculo Sherlock”, Mariano F. Urresti. Hay una eterna pregunta que todos los que adoramos la literatura de misterio y nos hemos preguntado muchas veces cómo sería Hercule Poirot de haber existido en la vida real, nos hemos hecho en algún momento e, incluso, hemos discutido con alguien: ¿Quién es mejor detective, Sherlock Holmes o Poirot? ¿Nos rendimos ante la magia deductiva de la señorita Marple y el ansia de triunfo de Hastings, o preferimos el arte científico de Watson?
Pues yo lo tengo claro: mi corazón criminalístico lo ganó el excéntrico belga hace muchos años. De hecho, tanto me encantan Poirot y sus rarezas, que nunca sentí la curiosidad de conocer, ni en mayor ni en menor medida, al gran Holmes. Muchas son las cosas que ambos tienen en común: una época parecida, segunda mitad del siglo XIX y principios de siglo XX el de Baker Street, y buena parte del siglo XX el policía exiliado a Inglaterra tras la Primera Guerra Mundial; ambos desarrollaron gran parte de sus trabajos en ese país (no en vano, el señor Holmes es inglés), aunque también viajaron por buena parte de Europa persiguiendo a los malos. Ambos, también, hubieron de enfrentarse a sus alter ego: Moriarti para el larguirucho y Mr. X (al que podéis conocer a fondo en Telón, 1975) para el del “mejor bigote de Europa” Lo que está claro, es que Doyle dio una clase magistral en el arte detectivesco a sus colegas y creó escuela. Tanto es así, que Agatha Christie reconoció, en una biografía, que cuando creó a Poirot “todavía escribía en la tradición de Sherlock Holmes”. Luego, cada uno le dio su toque mágico; creó al personaje y lo dotó de unas cualidades tan vivas, tan humanas y reales, que muchos somos los que hemos pensado mil veces si fueron personajes de novela o humanos como nosotros. Por eso, ambos tienen fans incondicionales y, normalmente, el que ama a uno no ama al otro. No se puede ser de Holmes y Poirot al mismo tiempo. Va contra natura.
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Bien, todo este debate interno me ha surgido a raíz de la lectura de Las violetas del Círculo Sherlock, de Mariano F. Urresti. Esta novela, muy interesante y con un trabajo de documentación espectacular, es una oda a los amantes del genial detective inglés y su inseparable Watson. El autor, haciendo gala de sus estudios en Historia y de su pasión por los misterios y los enigmas, crea esta obra llena de datos, detalles, reseñas, vida, muerte, amor, pasión, locura,… en la que el protagonista absoluto (siempre en un segundo plano muy visible) es Sherlock Holmes. La acción se desarrolla dando saltos de época en época (encontramos tres: 2009, año en el que se desarrolla la acción; los años universitarios de los miembros del llamado Círculo Sherlok; y la época en la que coexistieron Holmes y Jack El Destripador) muy bien hilados. La novela empieza en el verano de 2009, cuando Sergio Olmos, co-protagonista y escritor experto en Sherlock Holmes, se ve inmerso en un terrible misterio: un resucitado Jack El Destripador comienza a sembrar el terror entre las mujeres inmigrantes de su ciudad natal, a la que hace diez años que no va, y lo elige a él como interlocutor. Antes de comenzar a cometer estos crímenes, el asesino lo reta enviándole una carta que contiene cinco hojas de violeta acompañadas de un enigmático mensaje compuesto por una cita de una de las novelas de Conan Doyle sobre el ingenioso detective. Este acontecimiento empuja a Sergio a viajar a su ciudad, donde se reencuentra con todos los componentes del excéntrico Círculo Sherlock, una sociedad creada por su compañero Víctor Trejo en sus años universitarios, cuya finalidad era dar a conocer a sus siete miembros (ni uno más, ni uno menos) los conocimientos que cada uno poseía sobre la el detective y Watson, y sobre todo lo que envolvía sus vidas.
En estrecha colaboración con la policía y la prensa, y no sin contratiempos, Sergio intentará superar el reto de desenmascarar a este nuevo Destripador, con resultados un tanto imprevistos y desconcertantes. Tengo que deciros que, posiblemente, le dé a Sherlock Holmes la oportunidad de conquistarme después de haber leído esta novela. Hay en ella un resumen espectacular de todas y cada una de las aventuras del eterno fumador de pipa; los detalles, los datos más insignificantes (esos de los que nunca te acuerdas al terminar de leer un libro) están perfectamente plasmados en sus líneas; puedes hacerte una idea del vestuario, el entorno, las casas, la suciedad de las calles, cómo eran sus vecinos, sus animales,… ¡todo! Es increíble la capacidad narrativa de Urresti y el modo tan realista de crear los escenarios que, sobre todo, rodearon la vida de Holmes, Watson y Jack El Destripador. Sólo hay una cosa que “reprochar” al autor: se nota, y mucho, que su pasión por la historia le puede sobre lo demás; la narración de acontecimientos históricos desfilan por las páginas de la novela con mucha más fluidez que la “parte amorosa”. Pero aún así, es magnífica.
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Dice el autor en su página web: “Siempre he sospechado que cuando cerramos un libro, los personajes que habitan dentro de él, improvisan nuevas aventuras. Tienen vida propia, pero lo disimulan. De manera que cuando volvemos a abrir las páginas, se apresuran a interpretar el papel que les asignó su creador. No se podía esperar otra cosa de ellos. Son profesionales. Los libros proporcionan un pasaje gratuito al extremo del tiempo al que desees ir. Sin guardar largas colas, sin padecer jet lag, sin verte sometido a cacheos e interrogatorios severos en un puesto fronterizo. Los libros de Historia te ofrecen un balcón maravilloso desde el cual contemplar la Batalla de los Cuernos de Hattin, escuchar el atronador tableteo de las armas en el Desembarco de Normandía o caminar por las calles del Londres victoriano”. Un descubrimiento apasionante que espero sea el primero de muchos.
¿Apocalipsis?: Al Qaeda, Isis, Trump, cambio climático... ¿se cumplirán las profecías? 30 de mayo de 2017. Su último libro Parece que la Humanidad ha entrado en una espiral de locura que puede conducir a su destrucción: atentados terroristas islámicos, aparición de partidos políticos xenófobos y racistas, ascenso al poder de sujetos como el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump... La fecha del fin del mundo ha sido anunciada numerosas veces a lo largo de la historia sin que los pronósticos se cumplieran. En esta obra conviven profetas, videntes, dioses, demonios y ángeles, y en ella nos aguardan terribles predicciones, sentiremos en la nuca el aliento de monstruos legendarios y nos obliga a enfrentarnos a nuestras propias creencias.
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©ANTONIO CARO ESCOBAR
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De tú a tú con Fco. José Motos, escritor.
Como podéis suponer, para nosotros era un reto personal el conseguir una entrevista con un escritor reconocido y me encantó que el señor Motos aceptara pasar un rato con nosotros, ya que, además de escritor, es un apasionado de su tierra, que para mayor deleite, es la misma que la mía, Murcia. Fco. José Motos nació en Lorca (Murcia), muy cerquita de mi luminosa Águilas, lo que da a estas líneas una complicidad especial. Hace unos días, cuando me puse en contacto con el señor Motos para saber si le gustaría esta idea de llenar un espacio del blog en un “De tú a tú”, no le conté que una parte principal del rato que vamos a pasar juntos es sentirnos como en casa y por eso, con su permiso, voy a tutearlo; aparcamos el “usted” y vamos a ser, durante un rato, “tú” a secas, sin formalidades.
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• Buenos días señor Motos. ¿Pasamos del usted en este “De tú a tú” y vamos directamente al “tú”? • Por supuesto que sí. ¡Empezaba a no reconocerme en ese usted tan oficial y estricto!. • Tengo cierta predilección por las primeras preguntas, ya que pienso que, al igual que la primera frase de un libro, es muy importante para enganchar al lector. Así que ahí va, ¿cuál fue tu primer amor reconocido? • Veo que entiendes muy bien el mecanismo del enganche en comunicación, no me extraña en absoluto. He podido leer algunas de las cosas que escribís en vuestro blog y son de un gran nivel y perspicacia. Pero, me temo que no he contestado. Mi primer amor reconocido fue la escritura y la lectura. • Muchísimas gracias por el halago. Dando un paseo virtual por tu vida, encontré que, sorprendentemente, te diplomaste en ¡Gestión de Empresas e hiciste el postgrado en Dirección Estratégica! ¿Vocacional o era lo que había?. • Era lo que tocaba. • ¿Cómo se llega al punto de decidir romper con la vida que llevas para dedicarte a algo tan fortuito como es la escritura? Y digo fortuito porque nunca se sabe qué va a pasar con una novela, más aún cuando uno es un autor novel. • Probablemente con mucha inconsciencia y con un punto de ganas de cambiar de rumbo, o encontrar el propio. • Dice una biografía tuya que encontré que, fruto de la necesidad de sumergirte en el mundo de la escritura, nació El perseguidor de sueños, tu primera novela. Imagino que cuando te sentaste a escribirla no pensaste que acabaría siendo lo que es. ¿O sí? • ¡Para nada! Recuerdo que empecé a escribirla en un bar en Granada, y pensé: “Por fin me pongo a ello”. Fue como una más de esas cosas que se hacen sin pensar mucho.
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• Uno de tus lemas favoritos es “Leer para ser libres”. ¿Qué significado tiene para ti esa frase?. • Según mi manera de ver las cosas, encierra una gran verdad que se nos escapa en nuestro mundo rápido y de fácil consumo: no es otra que no podemos ser libres del todo sin conocimientos y emociones que nos humanicen. Y los libros son un camino iniciático en ese sentido. • ¿Qué opinas de fenómenos sociales tan bestiales como el que se produjo con la publicación de la Trilogía de Grey?. • Creo que hay espacio para todo. Pero, en el caso concreto que me preguntas, sí que me gustaría hacer una reflexión: ¿Cómo es posible que, en un mundo en el que se persigue la igualdad entre hombres y mujeres, que es un derecho irrenunciable, una novela que hace una especie de apología de la sumisión de la mujer, tenga tanto recorrido entre lectoras? Y ahí lo dejo…. • ¿Eres de los que piensan que cualquier cosa vale con tal de leer algo o hay que ser un poco exigente a la hora de elegir una lectura?. • Creo que hay que ser un poco exigente. Hay que tener el paladar para poder distinguir, cada cual según sus gustos. Tengamos en cuenta que la lectura, como otras formas de conocimiento, estructura nuestra mente. Y en esto, como en todo, es de aplicación que, si introduces buenos elementos, el resultado final será bueno a la fuerza. • Por tanto, ¿cantidad o calidad?. • Calidad, siempre calidad. • Eres un amante de la cultura en todos sus géneros. De hecho, mezclas perfectamente literatura con teatro y música y, en la presentación de tu último libro, La traición de un sueño, también hemos tenido la presencia de la pintura, encarnada en la figura del pintor murciano Pedro Pérez Casanova, autor de la portada de la novela. ¿Cómo consigues que encajen todas esas piezas a la hora de planificar un evento de ese tipo?. • Intento tener claro el hilo conductor que une todo. Es decir, cuál es el mensaje final que se quiere transmitir, y a partir de eso se construye todo lo demás. Es un privilegio que tantas personas talentosas se quieran sumar con tanta generosidad a aquellas cosas que yo promuevo. • ¿Hay que reinventarse continuamente en estos tiempos para seguir generando interés?. • Sin lugar a dudas. Es una excelente reflexión. Nuestro mundo va muy rápido, todo cambia a gran velocidad, y no se puede ir en contra del signo de los tiempos si se quiere mantener la atención de otras personas.
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• He leído por ahí que cuando estás en pleno proceso de creación es cuando menos lees. ¿Por qué? Siempre he pensado que es en ese momento cuando más ideas se necesitan y que todo ayuda. • Es cierto, veo que estás muy bien documentada, te felicito por ello. Es una pequeña manía personal. Y lo hago porque pienso que de esa manera no me dejo influenciar por aquello que estoy leyendo. Es una forma, muy particular, de encontrar una cierta libertad de creación en ello. • ¿Cuál es tu método de escritura?. • No tengo un método muy definido. A lo que sí obedezco es a no realizar planificaciones previas, y va en el mismo sentido que comentaba en la pregunta anterior. Respeto, como no puede ser de otra forma, aquella corriente que dice que hay que planificar en detalle. En esto, como en tantas cosas, cada maestrillo tiene su librillo. • Eres miembro del Centro Andaluz de las Letras (CAL). ¿Qué tal la experiencia? • Una gran experiencia. He de decir que debería haber muchos más centros de este tipo con el apoyo de las instituciones. Antes de esta crisis que nos azota, había muchos centros de este tipo dependientes de comunidades autónomas que fomentaban el placer de escribir y leer. Actualmente el CAL es casi el único que ha quedado, por lo que me siento orgulloso de pertenecer al mismo. • Sé de buena tinta que uno de tus autores favoritos, quizá el que más te gusta, es Eduardo Mendoza. A mí personalmente me encanta, disfruto mucho con sus novelas. Dime, de todas las obras de arte que ha escrito, ¿Con cuál te quedas?. • Sí, es cierto Isabel. Eduardo Mendoza, para mi gusto, es uno de los grandes de verdad. Y el que más disfruté, y no es uno de sus libros más conocidos, fue El laberinto de las aceitunas. • Hablemos un poco de tu producción literaria. Hasta la fecha has escrito tres novelas, El perseguidor de sueños, La estación del destino y La traición de un sueño, presentada hace apenas unos días. Todas ellas tienen en común la intriga, el amor y el desamor, la traición,… ¿Cuál es tu favorita? • Bueno, para alguien que escribe y pone pasión en lo que hace, sus libros son como sus propios hijos, así que, aunque sean diferentes, los amas a todos. Es cierto que a El perseguidor de sueños, por la forma en la que lo escribí, muchas veces en bares y en pequeños momentos de inspiración, le tengo un querencia especial. Aunque sin quitar ni un poquito al resto.
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• ¿Te identificas especialmente con alguno de los protagonistas de estas obras? Tenemos a Ramiro en la primera, a Ana Martí en la segunda y a Iris en la tercera. • Si tuviera que identificarme, tal vez lo haría un poco más con Ramiro. Aunque soy de la opinión de que los personajes que se crean, si se hacen con sinceridad, siempre tienen algún matiz de su creador. • La última novela, La traición de un sueño, tiene como eje central el tema de la corrupción, tan de moda en España durante estos últimos años. ¿Buscaste una trama específica para tratar este tema o surgió sola?. • Surgió sola. Hay tantas actualmente que lo difícil hubiera sido no verlas. • Una curiosidad, ¿crees necesario conocer físicamente el lugar en el que has decidido ambientar una trama? • No, creo que si se conoce le puede dar, en algunas ocasiones, algo más de profundidad a la descripción. Pero es que hoy en día, por fortuna para los que escribimos, se puede ver incluso de forma física el lugar concreto en que se quiere situar la trama. Con Internet y sus famosos buscadores todo es muy accesible. • A la hora de crear, ¿crees que es más difícil lograr un buen resultado con un relato corto o cuesta más con una novela? • Sin lugar a dudas, es más complejo con una novela. Embarcarse en la escritura de una novela requiere un tiempo largo de dedicación, en mi caso un año aproximadamente, y a lo largo de todo ese tiempo uno va fluctuando con la misma novela. Aunque he de decir que un relato corto bien escrito tiene una gran complejidad también. • Abusando de tu confianza voy a pedirte algún consejo para los escritores en potencia que sueñan con alcanzar la página quinientos de una creación… • ¡Para nada es un abuso! La verdad es que estoy disfrutando mucho con esta entrevista. Está muy bien preparada por tu parte y las preguntas no son las estándar y convencionales. Yo no soy muy de dar consejos, pero sí algunas indicaciones que espero que puedan servir de algo. En primer lugar, es importante que no tengan prisa por llegar a eso. La escritura requiere intensidad y cuando no se percibe, hay que dejar pasar el momento para retomarlo más tarde. Y en segundo lugar, la honestidad en lo que se escribe es fundamental. Esto es lo que se podría llamar “el estilo propio”: decir las cosas que se sienten antes de decir aquellas que pensemos que van a llegar mejor porque son las que imperan en el mercado. Y finalmente, y esto creo que es lo más importante, el respeto absoluto por el lector. Esto quiere decir que, si hacemos algo que no nos llegue mínimamente a nosotros, no debemos ponerlo en circulación.
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• Por último, y si me lo permites, voy a hacerte mi pequeño “test del blog”. Espero que te guste, para desestresar… • Un color: verde • • Una fragancia: jazmín • • Una canción: Nunca el tiempo es perdido, de Manolo García. • • Un sentimiento: pasión por la vida • • Un libro: El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza. • • La compañía perfecta: mi chica y mis amigos. • • Un lugar: La playa de La Carolina, en Águilas. Tengo que decirte que he disfrutado mucho con esta entrevista, ha sido genial charlar un rato contigo. Te deseo la mejor de las suertes en tu carrera. ¡Uf! No sé cómo despedir estas líneas. Quizá la mejor manera sea recordando unas líneas de la canción elegida por nuestro escritor de hoy, Francisco José Motos: “Si tú regresas las mañanas se visten de alegres canciones. Rastro, huella de mi búsqueda errante, que sin ti no encuentro señales nunca el tiempo es perdido, es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido”. “Nunca el tiempo es perdido”, Manolo García.
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Dejame partir a navegar en pos del Sol sobre el mar de los recuerdos y olvida lo que fui. ŠCARLOS MOYA
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1. PINTURA DE GABRIELA SOMOZA (13 AÑOS) 2. FOTOGRAFÍA DE COSTANERA DE CONCON. OLAS. POR JOSE CARRASCO. 3. FOTOGRAFÍA DE JOSE CARRASCO VALPARAÍSO, CHILE. ES DE UNO DE LOS ASCENSORES DEL PUERTO. 4.FÁBRICA DE SUEÑOS. FOTOGRAFÍA DE JOSE CARRASCO. 5.DIBUJO HECHO A LÁPIZ POR AGUSS DIDIER.
ETERNIT Y
REVISTA CULTURAL EL
PODER DE LAS LETRAS