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Nuestra memoria para los objetos perdidos es mucho mejor de lo que pensamos

La próxima vez que no sepa exactamente dónde ha dejado las llaves, dónde aparcó el coche o dónde guardó las gafas, no renuncie a su memoria: los humanos somos sorprendentemente buenos a la hora de recordar dónde y cuándo vimos los objetos por última vez.

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores del Bringham and Women's Hospital (Boston, Massachusetts) tras hacer una serie de experimentos sobre la memoria.

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El estudio sugiere que las personas tienen una "memoria masiva espacial" (SMM) que le ayuda a recordar dónde se encuentran los objetos y una "memoria masiva temporal" (TMM) para saber cuándo las vio por última vez y las dos funcionan muy bien.

Los resultados se publican este lunes en la revista Current Biology.

"A menudo la gente piensa que su memoria es terrible, pero nuestros resultados muestran que podemos recordar dónde y cuándo apareció un objeto con una precisión buena, si no perfecta, para un gran número de objetos", asegura el autor principal Jeremy Wolfe, del Departamento de Cirugía del Brigham.

Para hacer el estudio, el equipo pidió a unos voluntarios que recordaran una serie de objetos colocados en una cuadrícula de 7 por 7 y cada objeto se resaltaba durante dos segundos enmarcándolo con un cuadrado rojo alrededor.

Después, se retiraban todas las imágenes y se evaluaba su capacidad para recordar si habían visto un objeto antes y, en caso afirmativo, dónde estaba situado en la cuadrícula.

"Era como el juego de la memoria al que muchos de nosotros jugábamos de niños, en el que dábamos la vuelta a una carta e intentábamos recordar la ubicación de la carta correspondiente que habíamos visto antes", explica Wolfe.

"Pero a diferencia del juego de los niños, no nos limitamos a contar la respuesta 'correcta' exacta. También medimos cuánto se acercaba el participante a la imagen vista anteriormente", apunta el investigador.

En total, los voluntarios vieron 300 objetos distintos y, sin embargo, muchos recordaron la ubicación de más de 100 elementos y recordaron exactamente en qué celda estaban o señalaban la de al lado (un margen de error mínimo).

En un experimento posterior, mostraron a los participantes objetos de uno en uno y se les pidió que hicieran clic en una pantalla cuando vieran el objeto. Los participantes localizaron el 60-80% de los objetos con una notable precisión y rapidez.

Los autores creen que hacen falta más experimentos para definir los límites superiores de la memoria masiva o para investigar otros temas, como los posibles efectos del género en la memoria. Entender qué podemos recordar con más facilidad podría ayudarnos a aprovechar al máximo nuestra memoria.

"Desde la antigüedad, la gente ha utilizado trucos de memoria relacionados con nuestra capacidad de recordar imágenes y escenas para codificar grandes cantidades de información y almacenarla en la mente", explica Wolfe.

Por eso, no resulta sorprendente descubrir que somos bastante buenos recordando dónde están los objetos. "Futuras investigaciones definirán los límites", concluye el investigador.

Tokio.- Un grupo de investigadores japoneses presentaron este jueves en Tokio una maleta autónoma que permite evitar obstáculos con el fin de guiar a personas ciegas en el aeropuerto sin necesidad de bastón o perro guía.

A primera vista el dispositivo parece una maleta normal, pero está equipado con varias de las tecnologías que se pueden encontrar en los vehículos autónomos, como sensores, inteligencia artificial (IA) y motores que ayudan a guiar a personas con dificultades visuales de manera segura alrededor de obstáculos u otras personas.

«Basado en mi propia experiencia de no tener visión, he desarrollado esta maleta con IA para mejorar la accesibilidad y lograr el movimiento libre de la gente sin vista», explica Chieko Asakawa, informática e investigadora de IBM que perdió la visión por completo cuando tenía 14 años tras un accidente.

La investigadora japonesa, que llevaba desarrollando el concepto desde 2017 en colaboración con IBM, presentó hoy el dispositivo en el Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan) en Odaiba (bahía de Tokio), con el fin de «cambiar la experiencia de movilidad de personas con discapacidad y reducir la barrera para lograr una mayor inclusión».

Para esta investigadora, la idea de crear una maleta con IA vino de su propia experiencia, ya que quería lograr una movilidad independiente, especialmente en un entorno estresante como puede ser un aeropuerto.

«He sentido que hay un muro que no se puede pasar solo con la tecnología, pero ahora hemos podido hacer una prueba de la maleta y ofrecer la oportunidad a los tokiotas de poder experimentarla también», afirma Asakawa.

Funcionalidad

La maleta robot, que funciona como una «compañera de viaje» y puede ser transportada en cabina, cuenta con un sensor táctil en el mango que hace que el dispositivo se pare cuando la persona lo suelta, así como cámaras de profundidad y un dispositivo de control por voz que funciona conectado a un teléfono móvil.

Para asegurar una navegación segura, también dispone de un sensor (llamado LiDAR) que permite medir la distancia y forma de peatones, objetos y paredes cercanas, y calcula la ruta más segura con toda la información recogida.

El dispositivo, equipado con ruedas de gran tamaño y un motor interno de potente propulsión, se puede utilizar también en exteriores y cuenta con unas ruedas especiales de gran diámetro que permiten adaptarse a cambios en el terreno de hasta tres centímetros.

Asakawa espera comenzar a comercializar el dispositivo para uso privado y que se pueda utilizar en varios lugares como aeropuertos, centros comerciales y otros espacios públicos, aunque por el momento no puede funcionar como maleta al uso ya que su interior está equipado con un motor, baterías y otros dispositivos electrónicos.

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