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Manos detrás de la magia navideña

Jeni Polanco

jpolanco@editorabavaro.com

EL SEIBO. La Navidad es una época colmada de elementos característicos que se tornan en típicos y tradicionales: las luces, el árbol, el pesebre, Santa Claus, los charamicos, las flores de pascua y otros, delatan la magia.

La decoración es fundamental en las fiestas decembrinas. Es una costumbre para quienes disfrutan la llegada de estos días y se tornan impermeables a la nostalgia que sienten muchos en estos días, pero, ¿qué hay de quienes con sus manos hacen posible el esplendor navideño?

Entre ellos se encuentran desde quien decidió colocar un puestecito en una esquina a vender frutas típicas de pascua como manzanas, uvas y pasas; hasta los que se ponen en algún sitio público con sus manualidades navideñas. Otros, poseen el don divino de hacer arte con sus manos y, cobran por hacer decoraciones y preparaciones a domicilio.

VENDER POR NAVIDAD ES YA UNA TRADICIÓN

Es tradición encontrarse con vendedores que salen, mayormente en las tardes, todos los años a vender golosinas y frutas pascuaras. Apostados, normalmente, en una de las esquinas de los parques Duarte o Eugenio Miches en el municipio Santa Cruz de la provincia El Seibo. Ahí están María Genoven y Rafael Santiago, con sus puestos de frutas y de diferentes artículos.

“Tengo ya 20 años trabajando aquí en el parque. Es una tradición para mí. Vengo siempre. Las ventas varían. Vendo juguetes, frutas y golosinas para los niños y, aunque no haya llegado Reyes, como quiera se venden, en el caso de los juguetes. Vengo todos los días”, describe la mujer.

Santiago comenta que a medida que van avanzando los días y acercándose Nochebuena, las ventas incrementan. Narra que las frutas y los juguetes son los más venidos. “Siempre intentamos variar. Traemos nueces, manzanas y, buscamos satisfacer a los niños también. Estamos en el parque hace 18 años, y solo vendemos en diciembre”, resalta.

DECORACIONES Y PLATILLOS

Yeldris Tapia, tiene cerca de cinco años haciendo decoraciones navideñas y elaborando postres para Navidad. Con su negocio físico recibe los pedidos a través de sus redes sociales, tomando en cuenta varias semanas de anticipación. “Lo que hacemos es que me envían la foto en el caso de la decoración, y yo trato de hacerlo lo más parecido posible y me dirijo al lugar donde desee”, cuenta.

La joven refiere que, respecto a la cantidad de pedidos anuales, en estas navidades, el número de personas que solicitó decoración fue menor que en años anteriores, lo que sí ha tenido son muchos pedidos de postres. En cuanto a la magia de sus manos para crear y producir, dice que es innato, a pesar de haber hecho varios cursos.

Los encargos de alimentos también son habituales por estos días. Melissa Motta, tiene un catering que envía pedidos a nivel nacional con una gran variedad de elaboraciones, que van desde

cárnicos, guarniciones, arroces, ensaladas, postres y otros. Los encargos los recibe hasta el 22 de diciembre.

“El menú es super variado. Hago aproximadamente hasta unos 70 y mayormente en el Este y otras provincias del país. Lo más pedido para este tiempo son las empanadas y los pasteles en hojas, pero también el cerdo asado y el pollo relleno, así como las picaderas”, explica.

ESPACIOS PÚBLICOS

Ya es costumbre que diversas instituciones gubernamentales realicen el famoso encendido de luces año tras año. Esto durante las primeras semanas de diciembre. En estas destacan, especialmente, las gobernaciones y alcaldías. En la provincia de El Seibo, si bien, años anteriores, los encendidos tenían más esplendor y se aprovechan más los espacios públicos como parques y avenidas, persiste la intención de mantener la ilusión navideña.

Los seibanos recuerdan un gigante arbolito que se instalaba en el parque Duarte, donde se hacia la típica foto decembrina y del montaje se encargaba el Ayuntamiento también, como parte de todo el espectáculo visual, se encendían luces en extensiones por toda la avenida principal Manuela Diez Jiménez. También, la Gobernación “tiraba la casa por la ventana”.

Actualmente, si bien no existe ya ese gran despliegue decorativo, la Gobernación Provincial, mantiene el pequeño evento anual del encendido con villancicos, figuras navideñas decorativas, brindis en una actividad nocturna que, poco a poco se ha ido convirtiendo en agenda importante de adultos y niños que van a disfrutar de esa noche. “Siempre intento esa noche venir con mis niños y la pasamos bien”, se escucha decir a algún ciudadano presente.

En la decoración participa todo el personal, incluso la propia gobernadora Irene Martínez. “Nosotros cuando llegamos dijimos que las buenas acciones se repiten y mantienen. Sabemos que el anterior gobernador distinguía decorando y después del año de pandemia hemos tratado de llevarle al pueblo algo similar. La gente habla bien de las luces de Gobernación”, admite la propia gobernadora.

En tanto, la Alcaldía, este año, contrario al anterior, hizo un mayor esfuerzo en rememoran la Navidad y no se conformó con simples lucecitas que cuelgan de las paredes frontales en la fachada de la institución. Decoró la explanada frontal con un pequeño arbolito, la escalera hacia el segundo nivel y en las palmeras colocó algunas extensiones.

¿SE ESTÁ PERDIENDO EL ENCANTO?

Los últimos años, especialmente los dos marcados por la pandemia del covid-19, han traído consigo la sensación que, las navidades ya no son igual que hace cinco o siete años atrás. La gente percibe que las tradiciones en torno a estas fechas poco a poco han ido mermando y, lo achacan a varios motivos, siendo uno de ellos, la falta de amor y solidaridad en las personas.

Parte de esa percepción se deja evidenciar en el tiempo transcurrido desde que entró diciembre, y pocas casas habían comenzado a decorar sus frentes. Jhoanna Mercedes entiende que “el tiempo está raro”. En ese sentido, explica que, ya no existe aquel entusiasmo de antes ni se nota “la compradera” de tiempos pasados.

“El costo de la vida está muy caro. Ahora mismo, todo el mundo está calculando cómo es que va a poder hacer lo de siempre, la cena y eso, porque todo está caro. No hay entusiasmo ni sentido de nada. La gente ya no tiene amor para el prójimo, no se ven los villancicos, nada. Todo muy lento”, narra.

Una opinión similar tiene Cristina Castillo, quien dice que, respecto a la Navidad y los valores en torno a esta, como la solidaridad “se han perdido”. Añade que puso una instalación navideña solo por entretención de su nieto, pero que ya no hay el mismo entusiasmo de antes. “No es igual. Los aguinaldos tradicionales no los hacen, los sancochos o galletas con jengibre, nada de eso”, expresa.

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