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5 cosas que debe
from Revista Madres 2021
by eltiempo
5 COSAS QUE DEBE SABER UNA MADRASTRA
A lo largo de nuestra vida crecemos con la idea de que un día encontraremos a nuestra pareja ideal, que nos casaremos (o no) y que quizás formaremos una familia… Pero nunca pensamos que nuestra pareja ideal tendrá hijas o hijos y que vendrá con la familia puesta.
Ninguna mujer está preparada para eso.
Por eso, basándonos en nuestra experiencia y la de muchas otras madrastras reales a las que hemos acompañado, hemos querido compartir aquí las 12 cosas que toda madrastra debería saber cuando se embarca en la aventura de la familia reconstituida.
¡Comencemos!
1. PREPARARSE AYUDA A EVITAR RODEOS DOLOROSOS
Uno de los comentarios que más repetimos las madrastras es: «Jamás hubiera creído que esto iba a ser así, no estaba preparada para todo eso». Recopilar información sobre las familias enlazadas y sobre el rol de madrastra te ayudará a formarte expectativas realistas, evitar algunos errores comunes e ir más segura a la hora de dar los primeros pasos. También es posible que te anime a tener algunas conversaciones básicas con tu pareja que a menudo pasamos por alto con el idilio inicial.
Estar informada no evitará al 100% las dificultades, pero te ayudará a verlas venir y a no quedarte atrapada en ellas. Algunas parejas consultan con terapeutas especializadas antes de empezar la convivencia y eso también suele ser una buena opción.
Por nuestra parte te recomendamos conocer las fases de la formación de una familia reconstituida así como las fases por las que solemos pasar las madrastras.
2. EL MOMENTO IDÓNEO
Es cierto: no hay momento idóneo para formar una familia enlazada. Pero sí es necesario que nos fijemos en nuestras reacciones internas antes de dar el paso de conocer a l@s hijastr@s o de ir a vivir con nuestras parejas. ¿Me apetece? ¿Me siento segura en la relación? ¿Tengo energía ahora mismo para afrontar todas estas novedades y exigencias? ¿Cómo me apetece más hacerlo?
Nunca lo diremos suficiente: es necesario darse tiempo como pareja para conocerse y forjar la relación antes de encarar el reto de llevar toda la familia. La pareja va a ser el pilar de este núcleo lleno de tensiones, así que es necesario que haya podido hacerse fuerte… ¡y vivir un poco de luna de miel!
Por otro lado, eso también da tiempo a l@s niñ@s para ir digiriendo la separación de sus padres (si es reciente) y hacerse a la idea. Ell@s necesitan las prisas tan poco como nosotras.
3. EXTRAÑA EN TU PROPIA CASA
Durante los primeros años de convivencia es habitual tener la sensación de quedarte “fuera” cada vez que llegan tus hijastr@s a casa, es lo que llamamos el síndrome del forastero. El vínculo con su padre es muy fuerte y aunque es posible que todo el mundo te acepte, esa sensación tarda mucho en desaparecer. Siempre hay “pequeñas cosas” que marcan quien está en el núcleo y quien está en la periferia y no es fácil que tu pareja pueda verlo.
De cara a l@s niñ@s la mejor for-
ma de ir integrándote es a través de sus aficiones y juegos, de sus intereses. Y empezar a compartir actividades en familia que sean nuevas (no hagáis de buenas a primeras el típico ritual de familia que hacían el padre y l@s hij@s antes de tu llegada porque todo el mundo se va a sentir raro).
Es momento de iniciar nuevos rituales, nuevas actividades, y si puede ser, que sean actividades en las cuales tú tengas más experiencia que el resto de la familia o que os sitúen en posiciones iguales, pues eso ayudará a romper esa dinámica de estar “fuera”. Para ponerlo en claro: mejor un juego de mesa que dar un paseo (donde lo más probable es que termine el padre con l@s niñ@s por un lado y tú andando sola en el otro).
4. VIDA MÁS ALLÁ DE LA FAMILIA
Muchas madrastras abandonan sus relaciones sociales y familiares e incluso sus hobbies cuando forman una familia enlazada. Es agotador, es cierto. Pero también hay otro motivo y es que vamos con la idea de que “cuanto más tiempo pasemos en familia más rápida será la adaptación y mejor se formarán los vínculos”. Craso error. En las familias enlazadas, mejor echarse de menos que echarse de más. Y tiempo al tiempo.
Esa sensación de “estar fuera” y todas las exigencias de la familia enlazada solo se compensan si tenemos otros núcleos familiares o sociales donde nos sintamos incluidas y estemos relajadas. Los tiempos a solas y las actividades que nos ayudan a recargar pilas son fundamentales.
Todo eso nos da la fuerza y el aplomo que necesitamos para avanzar poco a poco en nuestro proyecto familiar.
Y si me permites un consejo más, busca un grupo de madrastras donde compartir tus inquietudes, teniendo la garantía de que te van a comprender y que vas a encontrar en ellas un apoyo constructivo. Contar con un grupo de compañeras ha marcado un antes y un después en mi experiencia como madrastra. Otro error que cometemos las madrastras habitualmente es implicarnos en las tareas domésticas y de cuidado demasiado pronto y… simplemente demasiado.
Esa puede parece una manera de forjar el vínculo con tus hijstr@s y de sentir que tienes un lugar en la familia… pero a menudo termina explotándote en la cara. Primero, porque esas tareas no son especialmente valoradas y segundo, ¡porque no estás donde quieres estar!
Quieres ir cultivando la relación con l@s niñ@s y sentirte querida en casa pero resulta que estás recogiendo sus cuartos y peleándote con ell@s para que hagan los deberes. Esto incluso puede estar propiciado por tu pareja.
Si reconoces esta tendencia en ti misma o tu pareja te presiona para que cuides demasiado pronto recuerda: vale más la pena sostener un tiempo el no saber cuál es tu lugar que ocupar demasiado pronto el lugar de criada.
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