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Miguel Hernández, la voz de la lucha y el sufrimiento

Por Andr S Abreu

No hubo un poeta en el mundo de más profundidad humana y que tanto haya sufrido su propia vida como Miguel Hernández. Nació en Orihuela, España, en 1910, hijo de agricultores pastores de ovejas. Se dedicó a las letras contra la voluntad de su padre quien llegó hasta a obligarlo a dejar la escuela para dedicarse a las labores del campo.

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Sus versos son el más vivo testimonio de la crueldad de la dictadura franquista y el odio de la ultraderecha hacia los intelectuales revolucionarios de la época.

Murió a la edad de 32 años víctima de los maltratos en la prisión donde fue torturado repetidas veces para acusarlo de la muerte de un líder de la guardia falangista de Francisco Franco.

Sus poemas más famosos son consecuencia de su triste vida en prisión. “Nanas de la cebolla” fue escrito en la cárcel de Huelva cuando su mujer le escribió relatándole que debido al aislamiento en que la mantenía la dictadura y estando recién parida tenía para comer solo pan y cebolla.

“La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus días y de mis noches….

En la cuna del hambre mi niño estaba.

Con sangre de cebolla se amamantaba…

Vuela niño en la doble luna del pecho. Él, triste de cebolla. Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.”

Hernández se alistó en el bando republicano en la guerra civil española, se incorporó al parti- do comunista y peleó en los frentes contra las brigadas falangistas que defendían la monarquía.

Desde antes de la guerra ya los Versos de Hernández se habían hecho famosos y la dictadura de Franco los mandó a destruir. Fue apresado inmediatamente terminó la guerra y condenado a muerte.

Salió de la cárcel con la ayuda de Pablo Neruda, quien se valió de su amistad con un cardenal católico para lograrlo. Hernandez, sabiendo que sería ejecutado en cuanto los jefes del franquismo se enteraran de que había sido liberado, intentó huir a Portugal pero fue delatado y apresado de nuevo.

En uno de sus momentos más tristes, sintiéndose vencido escribió versos como “La Pena”

“Pena con pena y pena desayuno Pena es mi paz mi guerra mi batalla, Perro que no se aleja ni se caya Siempre a su dueño quiere para infortunio ¡Cuánto penar para morirse uno!

Sus obras pese a la orden de ser destruidas sobrevivieron en copias de amigos y el último “El Hombre Acecha” fue publicado en 1981, casi 40 años después de su muerte. Hernández murió el 28 de marzo de 1942 en el hospital de la última prisión donde estaba confinado.

ALGUNOS DE SUS POEMAS MÁS DESTACADOS (FRAGMENTOS): Elegía (escrito al conocer de la Muerte de uno de sus mejores amigos)

Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano….

Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.

Eduardo Galeano y el calendario de los días

Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.

Aceituneros

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma, ¿quién, ¿Quién levantó los olivos? No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos….

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma ¿quién? ¿Quién amamantó los olivos? Vuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador que se enriqueció en la herida generosa del sudor. No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza.

Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, pregunta mi alma: ¿de quién? ¿De quién son estos olivos?

Niño yuntero Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello…

Nace, como la herramienta, a los golpes destinado, de una tierra descontenta y un insatisfecho arado…

Empieza a vivir, y empieza a morir de punta a punta levantando la corteza de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente la vida como una guerra y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra. Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador.

Cada nuevo día es más raíz, menos criatura, que escucha bajo sus pies la voz de la sepultura.

Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos, y devorar un mendrugo, y declarar con los ojos que por qué es carne de yugo…

¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros.

Marzo 11

La izquierda es la universidad de la derecha

En 1931 nació, en Australia, un bebé que fue llamado Rupert. En pocos años, Rupert Murdoch se hizo amo y señor de los medios de comunicación en el mundo entero.

El asombroso vuelo hacia el éxito no sólo se explica por su astucia y su maestría en el juego sucio. Rupert también fue ayudado por su conocimiento de los secretos del funcionamiento del sistema capitalista. Y eso había aprendido cuando era un estudiante veintiañero que admiraba a Lenin y leía a Marx.

Marzo 13

Las buenas conciencias

En el día de hoy del año 2007, la empresa bananera Chiquita Brands, herede- ra de la United Fruit, reconoció que durante siete años había financiado a los paramilitares colombianos, y aceptó pagar una multa.

Los paramilitares brindaban protección contra las huelgas y otras malas costumbres de los sindicatos obreros. Ciento setenta y tres sindicalistas fueron asesinados en la región bananera, en esos años. La multa fue de veinticinco millones de dólares. Ni un solo centavo llegó a las familias de las víctimas.

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