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La inmigración legal en El Salvador, una gota en un océano

(PRENSA LATINA).— El Gobierno aseguró que en 2023 viajaron tres grupos de trabajadores con visa de empleo temporal a Canadá.

“El programa de Estados Unidos lo maneja Relaciones Exteriores, (y) tenemos arriba de seis mil personas entre Estados Unidos y Canadá (bene- ficiados) con el programa de migración laboral”, confirmó el ministro de Trabajo, Óscar Rolando Castro. Los empleos para estas personas estarán en rubros de jardinería, agricultura, corte de carnes, ganadería, pesca y manufactura, señaló la información.

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Estos viajes legales y de rotación, son apenas una gota de agua en el océano que representan los salvadoreños que se mueven legal e ilegalmente hacia países del norte buscando mejorar sus condiciones de vidas y las de miles de familiares que se quedan en el país.

Nuestro bufete ha legalizado desde 1987 a miles de personas bajo el Programa Especial de Agricultura, Programa de Legalización General, Casos Familiares, Asilo Político y Suspensión de Remoción.

Con todo lo que exprese la propaganda oficial, el flujo migratorio hacia el norte no cesó bajo la presidencia de Nayib Bukele, algo que se mantiene desde décadas, y según un informe de la revista Factum, la multitud sigue saliendo de El Salvador.

Indicó la publicación que Bukele y su gobierno no reconocen la huida récord de personas del país y, en cambio, afirman que hay una mejora récord con respecto al pasado.

A lo largo de 2022, Bukele y su embajadora en los Estados Unidos, Milena Mayorga, manejaron estadísticas a su favor para celebrar el ranking de El Salvador como un país con menos salida de migrantes hacia los Estados Unidos en comparación con otros países, indicó la revista.

Sin embargo, aclaró, los salvadoreños siguen emigrando y, dejando de lado los comparativos, los números individuales por país le reflejan una subida récord a El Salvador durante los años fiscales 2019, 2021 y 2022 de este gobierno.

GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH).- La lucha de una madre de siete hijos, por proveer a su familia, llevó a esta emprendedora mujer a convertirse en una mujer de negocios. El amor por los suyos y por el prójimo, la convertiría tiempo después en una distinguida y muy querida lideresa de la comunidad hispana.

Esta es la historia de éxito de Angélica Velazquez Estrada, de 64 años, Mexicana de nacimiento, quien llegó hace 22 años a Grand Rapids, en busca de un sueño que no se hizo realidad en California, pero más que nada, en busca de la paz mental que necesitaba. En Grand Rapids, no sólo llegó a encontrarse a ella misma, sino que, en esta ciudad, desarrolló su lado más maternal, sirviendo a la comunidad que la arropó por más de dos décadas.

“Llegué a Grand Rapids hace 22 años, fue un cambio muy bueno, viví en una ciudad muy grande, Los Ángeles California y cuando llegué a esta bella ciudad me impactó, por alguna razón me gustó mucho el ambiente muy pacífico, rodeado de muchísimas iglesias, una comunidad muy buena sin temor a equivocarme era un tiempo perfecto para mis hijos y mi paz mental”, recuerda Angélica.

Velazquez, quien había decidido llevar las riendas de su hogar y al mismo tiempo crecer como emprendedora, se fajó como toda una guerrera, en una ciudad desconocida, con una cultura diferente y la barrera del idioma. Todas estos obstáculos y desafíos no fueron un impedimento, para que pronto saltara al negocio de las ventas. Ella tenía claro su objetivo, emprender, hacer dinero para mantener a su familia, pero en el mismo intervalo, tener tiempo para disfrutarla.

“Encontré la oportunidad de emprender mi carrera como comerciante buscando la manera de tener la libertad de ser mi propia jefa, porque quería estar accesible para mi familia, era un corre corre de llevar y recoger a mis hijos de las escuelas y llevarlos conmigo a mi lugar de negocio y cerciorarme que estuvieran bien”, dijo con añoranza Angélica.

Mientras Angélica se dividía entre su negocio y su familia y las vivencias diarias en su nueva vida, una tragedia tocó a su puerta que cambiaría por completo a su familia.

“En ese entonces tuve la desdicha de perder a mi hermana por el cáncer. Ella confió

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