Juego de las Estrellas

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Mensaje de la LVBP

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l Juego de las Estrellas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional ha sido organizado, desde su aparición, en los años 60, por la Asociación Única de Peloteros Profesionales de Venezuela, siempre con la colaboración de la liga. En esta temporada, acordamos una asociación estratégica con la AUPPV para que los peloteros cuenten con la organización y logística de la LVBP. Es un evento muy importante y quisimos llevarlo a cabo con el brillo que merece. A la vez, representa una nueva oportunidad para fortalecer la relación entre la Asociación y la Liga, y se disputará como un merecido homenaje a Luis Salazar, orgullo y gran guerrero del beisbol venezolano. Nos propusimos rescatar el brillo que tuvo esta importante cita. Qué mejor que un juego de corte inter-

nacional, que enfrenta a las estrellas de República Dominicana y las de Venezuela. Dimos la posibilidad de votar por los jugadores titulares a todos los fanáticos de nuestro querido deporte, a través de la página web de la Liga. Llevamos a cabo, la víspera, el Jonrón Derby, para que esta competencia emocionante se convierta en una gran fiesta de nuestro beisbol. Las estrellas saldrán al terreno a divertirse y hacer disfrutar al público, pero, sobre todo, darán un espectáculo de primera. En este encuentro se disputa la Copa Banesco. Además de los peloteros activos, se dan cita leyendas de nuestra pelota y otros deportes. Como parte de la fiesta, organizamos un Pro-Am de golf en el Izcaragua Country Club, con Jhonattan Vegas, Andrés Galarraga y

otras figuras, y en el parque de la UCV más de 200 jóvenes recibirán una clínica impulsada por MLB, con bigleaguers destacados. Invitamos a la familia venezolana a que disfrute del espectáculo, bien sea en las gradas y tribunas, o por radio, televisión e internet. A nombre de toda Venezuela, damos la más cordial bienvenida a las estrellas de República Dominicana, a sus familiares y amigos, a las autoridades de la asociación de peloteros de ese país y de la MLB. Disfruten de esta fiesta. Y como decimos al inicio de cada temporada: que gane el mejor y que gane, por sobre todo, la amistad, la alegría y la calidad del espectáculo. José Grasso Vecchio Presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional


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Programa oficial

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Bienvenida del presidente de la LVBP, José Grasso Vecchio.

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Luis Salazar, de la Guerrilla a la inmortalidad.

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La planta insolente del extranjero. Un anecdotario de la rivalidad que se creó entre criollos e importados.

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El sueño de Dionisio. La evolución del Juego de Estrellas de la LVBP.

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El día que reapareció el número 11. La historia del primer Juego de Estrellas entre Venezuela y Dominicana.

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Rico Carty, la sonrisa del poder. Habla la más grande figura quisqueyana que ha jugado en la LVBP.

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Cuando Aparicio se midió a Marichal. Una crónica sobre los interligas que se disputaron en los años 60.

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Lo mejor de las grandes ligas también pasó por la LVBP. Bob Gibson, Pete Rose y Barry Bonds jugaron en nuestro circuito.

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Jim Leyland, el hombre del pizarrón. La mitad de los managers de las grandes ligas en 2011 pasaron por la LVBP.

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Un coliseo con su propia historia. El estadio Universitario, sede del Juego de Estrellas, cumple 60 años.

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El año en que el beisbol unió a una nación. Hace 70 años los Héroes de La Habana hicieron de la pelota la pasión nacional.

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Cronología del Juego de Estrellas de la LVBP.

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Juan Marichal, el caballero de Quisqueya.

2011-2012 Editor Joao Teixeira ballpark25@gmail.com

Director Ignacio Serrano iserrano@el-nacional.com Diseño Gráfico Ibrahim Silva@yahoo.com.ve Firmas Ismael G. Granadillo N. César A. Márquez. Víctor David Melo Zurita Alexander Mendoza Carlos Valmore Rodríguez Efraín Ruiz Pantin Rafael Tejera Ignacio Serrano Alfredo Villasmil Franceschi Efraín Zavarce Impresión Impresionarte Producciones, C.A. Agradecimientos Archivo de El Nacional, Tigres del Licey, Domingo Álvarez. Alexander Gómez, Yocoima Mata, Rubén Mijares, Ramón Navarro, Laura Tirado. Casi todo el material fotográfico utilizado en esta revista pertenece al Archivo de El Nacional, salvo las fotografías de Pete Rose y Barry Bonds en Venezuela, que son cortesía del diario Meridiano; las gráficas del beisbol dominicano, que son una cortesía de los Tigres del Licey; y las fotos de los managers de grandes ligas que pasaron por Venezuela, que fueron tomadas por Keith Allison (Flickr.com).


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Homenaje

Ignacio Serrano

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Luis Salazar De la Guerrilla a la inmortalidad

uis Salazar jugó 13 años en las grandes ligas, participó en una Serie Mundial, fue figura de la legendaria Guerrilla de los Tiburones de La Guaira y jugó tres finales en Venezuela. A pesar de haber llenado con lustre tantas páginas en su hoja de servicio, el anzoatiguense jamás había vivido un año más intenso que este 2011 que ya termina. Salazar, uno de los técnicos de ligas menores en las granjas de los Bravos de Atlanta, mantuvo al país en vilo mientras luchaba por su vida durante el spring training, al ser golpeado en el rostro por un batazo salvaje del grandeliga Brian McCann. El nativo de Lecherías no sólo superó con creces el peor momento de su carrera en los diamantes, para regresar, entre aplausos, a dirigir al Lynchburg, la sucursal de los Bravos en clase A. Además, celebró nada menos que su entrada a la inmortalidad del beisbol venezolano.

El antiguo súper utility de los Padres de San Diego, Cachorros de Chicago, Tigres de Detroit y Medias Blancas de Chicago fue uno de los ex peloteros más votados en la selección de este año para el Salón de la Fama de Valencia. Junto con Wilson Álvarez, Oswaldo Guillén y Roberto Muñoz, Salazar tendrá el privilegio de contar con una estatuilla en el pabellón de los elegidos, en el Museo del Beisbol. La exaltación es el colofón de una notable trayectoria, a la que la Asociación Única de Peloteros Profesionales de Venezuela y la LVBP han querido rendir homenaje en esta edición del Juego de Estrellas. Salazar fue figura en las mayores. Golpeó 1.070 hits y defendió todas las posiciones, excepto la receptoría, convirtiéndose en un aliado imprescindible de los pilotos para los que jugó. Fue también la principal enseña de unos Tiburones repletos de protagonistas y bigleaguers, en los tiem-

pos en que la Guerrilla le disputó al resto de la liga la supremacía en el circuito durante los años 80. Fue manager de La Guaira, de las Águilas del Zulia y coach de los Cerveceros de Milwaukee en las grandes ligas. Y últimamente ha sido el ejemplo de personas que, viéndose al borde de la perdición, entienden que el esfuerzo y la determinación son los mejores motivadores para superar incluso las más extremas dificultades. “Tuve buenos y malos momentos”, recordó Salazar acerca de este año 2011 que con tanta intensidad le ha tocado vivir. “Ninguno como el 15 de abril. Fue el día inaugural en Lynchburg y el día en que regresé a trabajar en el terreno. El estadio se llenó y fue un momento muy emotivo”. El hombre que más incogibles ha bateado con el uniforme de los escualos halló en dónde asirse, gracias al aprendizaje que le dejó su larga carrera. Él, sin embargo, prefiere apuntar hacia otro lado. “Superé ese obstáculo por la ayuda de mis hijos, de mi esposa Graciela y de muchas personas que rezaron por mí”, aseguró. “Hoy me enorgullece ser un ejemplo para quienes han sufrido algo así”. A comienzos de año todos contuvimos la respiración, mientras Salazar atravesaba por el episodio más difícil de su larga vida en el beisbol. El año termina entre los aplausos que escucha con merecimiento este nuevo inmortal de la pelota venezolana. Ignacio Serrano es periodista de El Nacional y columnista de ESPN Deportes.


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La planta insolente del extranjero

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El enfrentamiento entre criollos e importados marcó la edad de oro del Juego de Estrellas Convertidos en auténticas selecciones nacionales, los equipos formados por astros venezolanos enfrentaban a extranjeros del más alto rango, para deleite de la afición. Pero el crecimiento del beisbol venezolano, paradójicamente, terminó por socavar el exitoso formato Carlos Valmore Rodríguez

Oswaldo Olivares, Dave Parker, Leonel Carrión, José Tartabull.


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l ancestro más cercano de las selecciones nacionales que conmocionaron a Venezuela en las dos primeras ediciones del Clásico Mundial de Beisbol lo hallaremos en aquellos trabucos criollos que se armaban para derrotar a los importados en los Juegos de Estrellas de la LVBP. Aunque casi siempre perdían, los escuadrones que convocaban a gigantes como Antonio Armas, David Concepción, Víctor Davalillo, César Tovar y Luis Peñalver comparten 99 por ciento de su ADN mitocondrial con la cofradía de bigleaguers que retó a sus pares de Cuba, Estados Unidos y República Dominicana en 2006 y 2009. Vitico, Tovar, Ángel Bravo, Luis Aparicio, Isaías “Látigo” Chávez y Gustavo Gil (todos ellos miembros del plantel venezolano en el derby decembrino de 1968) reclaman la paternidad de Magglio Ordóñez, Johan Santana, Miguel Cabrera, Omar Vizquel y Francisco Rodríguez, figuras en el CMB de 2006. Tanto unos como otros eran astros profesionales, portaban soles de grandeligas y personificaban un amor de patria, un orgullo de nación. Y así lo veía la mayoría de ellos. “Era una especie de selección, porque uno decuando los forasteros copaban la escena. fendía al país contra los extranjeros”, afirma sin “En esa época traían puros importados triple A y granvacilar Armas, ficha omnipresente de los Juegos des ligas, no los gatos que vienen ahora”, apunta Víctor de Estrellas de los setenta y mediados de los Davalillo, uno de los peloteros con más participacioochenta. nes en Juegos de Estrellas. Y no exagera. Tomen nota Y es que el llamado a filas contra la “planta insodel plantel de invitados para el choque astral de 1974, lente del extranjero” (nunca tan necesarias unas escenificado en el Universitario de Caracas: Rick Decomillas) siempre convoca, en todos los órdempsey (24 temporadas en Grandes Ligas, tres de ellas nes. Y seducía todavía más hace cuarenta años, antes de venir con los Tigres de Aragua); Enos Cabell (que para el 74 ya sumaba más de 230 turnos arriba); Tom Grieve (más de 600 VB en las mayores al momento de participar en ese lance); Dave Parker (estrella en ciernes de los Piratas de Pittsburgh cuando reforzó a los Navegantes del Magallanes); Dusty Baker (que venía de tres años como centerfielder de los Bravos de Atlanta). “Saca tú la cuenta de a quiénes tuve que enfrentar yo”, saca pecho Luis Peñalver, uno de los lanzadores más exitosos de la pelota local, con 84 triunfos y uno de los pocos que ganó dos partidos de estrellas. “Por eso para uno representaba algo especial ganarle a los importados. No por un deseo de destruirlos, sino para demostrarles que el beisbol venezolano iba bien”. Ese era el espíritu que movía a Ubaldo Heredia, uno de los tiradores de mayor categoría que había en el equipo de criollos en los ochenta. “Había en nosotros un deseo de demostrarle a esos importados de tanta categoría que nosotros podíamos jugar tan bien como ellos”, recalca Heredia. “Pero era una rivalidad sin envidia”.

Lucha desigual

David Concepción.

De todos modos, los importados ganaban casi siempre. Entre 1968 y 1985 se impusieron en 13 Juegos de Estrellas, mientras que los nativos ganaron solo seis veces. En honor a la verdad, la casa estaba en desventaja. “Ellos estaban siempre por encima de nosotros”, tercia


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Víctor Davalillo con Rubén Mijares (derecha). David Concepción, un infaltable en aquellas contiendas. “Los venezolanos titulares éramos pocos y nos faltaba pitcheo”. “Éramos pocos, pero de buena calidad; y eso nos hacía sentir orgullosos”, expresa Peñalver. “Era como una competencia internacional y lo hacíamos con gusto”. La dialéctica criollos-extranjeros era un imán para los aficionados. “Llenábamos esos estadios”, se ufana Vitico. Y ahí están los registros para avalar su afirmación. Al Juego de Estrellas de 1978, efectuado en el parque de la UCV, asistieron 22 mil personas. Y hay más evidencia en las hemerotecas. En 1970, como era costumbre, la fanaticada escogió a los titulares del derby. El más votado, el estadounidense Bob Watson, sacó 41 mil votos, mil más que Vitico y César Tovar, deidades deportivas de la República. 41 mil votos sin Internet, sin sufragio electrónico, con poca televisión, a punta de cupones recortados de los periódicos. Y en un país de 10 millones 718 mil habitantes. El drama reciente de los juegos de Estrellas es que nadie quiere ir. En los días gloriosos entre criollos e importados el conflicto era por ser el regular. “Hubo una ocasión en la que el público me seleccionó como el tercera base titular y el manager Pompeyo Davalillo colocó a César Tovar”, evoca Dámaso Blanco. “Eso me molestó y me retiré del estadio”. A Leonel Carrión, caudillo de las Águilas del Zulia en los setenta y ochenta, le pasó algo similar. “Fue en Maracay”, rememoró el antiguo patrullero. “La gente había

votado por mí para abrir en los jardines y el mánager, el difunto Alfonso “Chico” Carrasquel, me puso por delante a Juan Francisco Monasterios. Me molesté y le dije: ‘un momentico, yo tengo más votos que él’. Me prometió que me iba a poner después, pero no estuve de acuerdo. Es que era como representar a Venezuela contra los importados y eso valía mucho. Se peleaba uno por asistir, porque en verdad intervenían los mejores”.

Honores de jefe de estado

El Juego de Estrellas entre criollos e importados llegó a revestir una majestad tal que la selección nativa recibió honores de Jefe de Estado, o más bien, honores del Jefe de Estado. Sí, fue en 1979. El pelotón de locales fue invitado por el Presidente de la República, Luis Herrera Campins, a un almuerzo navideño en el Palacio de Miraflores. “Comimos hallaca y pernil”, relata el ex bigleaguer Pablo Torrealba, otro con varios Juegos de Estrellas entre pecho y espalda. “Fue la primera y única vez que asistí a Miraflores. No todos los días va uno para allá”. Por eso Oswaldo Olivares, viajero frecuente a los clásicos de los setenta y ochenta, guardó la foto del encuentro. “Luis Herrera convidó a su mesa a los peloteros que fueron sin pareja”, describe “El Gago”. Recuerdo que Baudilio (Díaz, fallecido ex catcher grandeliga venezolano) hacía bromas diciéndonos que nos avispáramos con la comida, porque el presidente Herrera era buen diente”.

El señorío del Juego de Estrellas entre criollos e importados hizo posible que, por cuatro años seguidos, (1968-1971) se celebrara la noche del 23 de diciembre, casi en víspera de Navidad. Solo algo muy importante podía separar a los jugadores de sus familias en una fecha como esa. Los foráneos se quedaban aquí y pasaban la Natividad solos, sin la familia, en una fría habitación. “Es que les hacía falta el dinero”, aporta Rubén Mijares, referencia fundamental del periodismo venezolano y gerente de clubes como Magallanes y Aragua en los setenta. “Tipos como Parker, que venían a Venezuela y jugaban el partido de estrellas –y completo– ganaban 4.000 dólares mensuales, cuando el sueldo mínimo anual en grandes ligas era de 50.000. Se tomaban el Juego de Estrellas con muchísima seriedad”. También los importados captaron la significación que para este país tenía el Juego de Estrellas entre “nosotros” y “ellos”. Aprecio mucho la escogencia”, dijo Shawon Dunston, seleccionado como campocorto titular de los forasteros en la edición de 1985 y de hecho el más votado por el público. “Nunca pensé que recibiría más votos que todo el mundo. Esos votos le dan a mi actuación un toque muy especial”, declaró en una entrevista para el diario El Nacional. Roger Craig, manager de los Tigres de Aragua en la zafra 1969-1970, hizo otro revelador comentario


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Antonio Armas y Baudilio Díaz. a El Nacional: “Todos los importados están impresionados. Dámaso Blanco nos habló a todos para explicarnos los beneficios del juego. Ahora sabemos para qué y porqué el juego”. El prestigioso periodista Rodolfo José Mauriello elogió la labor proselitista de Blanco quien, a su juicio, había cumplido una tarea titánica: “llegar al corazón de un importado”. Y la labor “evangelizadora” de Blanco no se detuvo ahí. “En una ocasión un importado, que era mi compañero en el Magallanes, rehusó ir al Juego de las Estrellas”, retrocede en el tiempo el ex bigleaguer. “En ese momento yo tenía mi columna, “La Esquina Caliente”, en El Nacional y en ella lo critiqué por el desaire que le estaba haciendo con su negativa a todos los fanáticos, o periodistas, que votaron por él. Abelardo Raidi, que era el jefe de las páginas deportivas del diario, me recomendó que no lo hiciera, pero le respondí que la columna iba así o no iba. Así fue publicada. Hablé con ese importado personalmente y se disculpó”.

Decadencia

Con el tiempo se produjo una paradoja que terminó por hacer inviable el esquema de criollos contra importados. El beisbol venezolano creció, aumentó el número de jugadores buenos y los clubes empezaron a rebajar la cuota de extranjeros, que se volvieron más caros y de menos jerarquía después del Viernes Negro. Ahora eran ellos los que se quedaban cortos de gente. Por otro lado, algunos ídolos venezolanos empezaron a ausentarse. Hubo más señales visibles de decadencia. En 1985, Shawon Dunston fue el jugador más votado por el público con 19.301 sufragios a favor, más de veinte mil menos que los obtenidos por Bob Watson quince años atrás, pese a que la población había aumentado en ese lapso de 10 a 17 millones. A los forasteros les costaba conseguir catchers, campocortos. Tocaba improvisar. “Para evitar caer en el desprestigio de que se nos convirtiera el juego en una caimanera buscamos otro formato”, cuenta desde su retiro Dionisio Acosta, por años presidente de una Asociación de Peloteros muy distinta a la de hoy. “La reducción de la cuota de foráneos nos benefició porque se abrieron más oportunidades para los criollos, pero a la vez afectó al Juego de Estrellas”. Ese nuevo formato (que entraría en vigencia desde 1986) consistió en enfrentar a las estrellas orientales contra las occidentales, a pesar de que no existía tabique que separara la Liga en divisiones (este sería colocado más tarde). El periodista Rodolfo José Mauriello ya barruntaba lo que venía: “El juego perderá su más grande atractivo”, escribió a propósito del decreto que ponía fin a las hostilidades entre venezolanos y extranjeros.

Tres años duró el experimento inicial entre orientales y occidentales, pues en 1989 volvió la refriega entre los de aquí y los del exterior. Pero golpeada, disminuida, una “Drole de Guerre”. Y lo mismo: en las filas “enemigas” había que buscar campocortos donde no los había. Ed Sprague, un tercera base, fue seleccionado para defender el puesto seis. Las figuras nacionales, por su parte, escaseaban cada vez más. Pero las que participaban disfrutaban el reto. A Carlos García, ahora manager de los Navegantes, le tocó ser protagonista en el clásico de 1992, emplazado en Puerto La Cruz. “Anoté la carrera de ganar”, apunta “El Almirante”, quien fue fletado en el noveno por un petardo de Pedro José Chávez. El esquema criollos-importados subsistió hasta 1999, cuando tocó fin y regresó la artificial confrontación este-oeste. Carlos Hernández, notable careta de los Leones del Caracas en los ochenta y noventa, pide el regreso de la “planta insolente”. “Jugar contra los gringos motivaba más”, opina el bolivarense, quien asistió a estos cónclaves. “A la gente le gustaba, ese reto le daba más sabor. Luego del partido venía el vacilón: ¡Le ganamos a los gringos! Deberían volver a hacerlos así”. Carlos Valmore Rodríguez es subdirector del diario Meridiano.

Dionisio Acosta.


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Enos Cabell (izquierda) a su paso con los Tigres junto al dominicano Oswaldo Virgil, Adrian Garrett y Patato Pascual.

ra Pintuua del Ingen co

• El Juego de Estrellas entre criollos e importados se jugaba con toda la seriedad del caso, pero no ocultaba su cara naif. “Gringos” y criollos recuperaban su infancia en las competencias previas al partido, que incluían actividades como el “zapato escondido” y la competencia del huevo, muy populares en los setenta. • El zapato escondido era un juego de lo más pueril, de modo que verlo ejecutado por unos “manganzones” resultaba hilarante. Los organizadores colocaban decenas de pares de zapatos en el jardín central, pertenecientes a los participantes en el derby. Los peloteros pegaban una veloz carrera hasta allá para identificar su propio calzado en medio de aquella mezcolanza de colores y tallas. “Para colmo, los pares de zapatos estaban mezclados, así que con frecuencia uno se ponía el de otro”, cuenta Dámaso Blanco. Ganaba el que se pusiera sus dos zapatos primero. • Lo del huevo era igual de cándido: dos parejas de peloteros se colocaban frente a frente alrededor de la segunda base y empezaban a lanzarse un huevo de gallina. Poco a poco se iban separando, de modo que se veían obligados a arrojarlo más lejos y por tanto con

Clási

más fuerza. Ganaba el que lograra mantener el intercambio de lanzamientos más tiempo antes de que el huevo se rompiera. “Una vez detectamos que Pompeyo Davalillo estaba usando un huevo sancochado”, contó Dionisio Acosta, ex presidente de Asopeloteros. •También estaba la carrera de relevo 4x400 y la de cien metros planos, que con frecuencia se hacía contra velocistas de la selección nacional de la especialidad. “En una ocasión yo era el tercer relevo y Luis Salazar remataba”, apunta divertido Oswaldo Olivares. “Yo iba perdiendo y lo que hice fue que le tiré el testigo, que era una pelota, a Salazar, para que pudiera ganar”. • “Las carreras de cien metros eran tremendas”, dice Olivares. “Uno corría contra Ed Milner, contra Jeff Stone. “Una vez me tocó contra Stone y pensé: ‘a este me lo tiro yo’. Y le gané. Él era un gran robador de bases, pero yo era un mejor corredor natural”. •Al final, era un juego amistoso. “Una vez me tocó ir a batear y el catcher de los importados, que hablaba muy bien español, me dijo: ‘prepárate, que viene una recta’”, relata Leonel Carrión. “No le hice caso y en efecto me tiraron recta. Hice swing y la saqué. Al siguiente turno me volvió a decir que venía recta y le di otra buena tabla. Al tercer turno ya no me dijo nada”.


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El sue単o de Dionisio

El Juego de Estrellas de la LVBP naci坦 en los a単os 60 por el empe単o de algunos peloteros que decidieron convertirse en organizadores


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El choque que este año enfrenta a figuras dominicanas y astros venezolanos tuvo un origen inesperado y estuvo prendido en el orgullo de sus protagonistas, que durante largo tiempo vieron como un asunto de amor propio el tratar de derrotar a los extranjeros. La evolución del Juego de Estrellas, después de eso, fue dolorosa y compleja, hasta llegar a lo que es hoy Víctor David Melo Zurita


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n 1965, con 20 años de fundada, la Liga Venezolana de Beisbol Profesional brindaba un espectáculo de calidad a la fanaticada local, que disfrutaba del talento de peloteros importados y venezolanos con experiencia en las grandes ligas. Pero tenía varias tareas pendientes. Una de ellas era otorgar al Juego de Estrellas el brillo que reclamaba. “Poca gente sabe que la liga organizaba partidos de estrellas desde la década de los 40, pero los peloteros no tenían mayor interés en participar, pues no había ningún incentivo económico. Los dueños de equipos se quedaban con todas las ganancias.”, rememora el marabino Dionisio Arsenio Acosta, que durante 13 temporadas vistió los colores de Magallanes, Caracas, Oriente, Pampero y La Guaira. “La idea no cuajó y estos encuentros pasaban por debajo de la mesa”. El aporte que ha otorgado este caballero a la pelota rentada es incalculable. Y no fue por su participación en 279 cotejos ni por su promedio vitalicio .220 puntos. Su mayor contribución la brindó fuera de las rayas de cal. Hablar del Juego de Estrellas en el beisbol venezolano es hablar de Dionisio Acosta, quien desde que comenzó a pegar hits y anotar carreras, en 1954, tenía en su mente la idea de brindar a estos encuentros el brillo y la relevancia que merecían. un gran espectáculo para los fanáticos. Llegamos a la “Que nadie crea que yo era un súper jugador, conclusión de que debíamos asumir el compromiso”. más bien era uno del montón” sonríe el abogado Aquella visión se hizo realidad en 1965, cuando Acosde profesión. “Pero un día, hablando con Dominta y Carrasquel aún eran peloteros activos. go Carrasquel, le planteé que estos encuentros debían verse como un privilegio para quienes fueAnillos a consignación ran invitados. Y que si se organizaban bien, como Conscientes de la necesidad de premiar a los invitalo hacían en Estados Unidos, se convertirían en dos, Acosta y Carrasquel se las ingeniaron para otorgar a sus colegas el aliciente necesario para acudir al llamado. “Teníamos un amigo dueño de una joyería que se ofreció a entregarnos anillos de oro de 18 quilates en consignación, para que los repartiéramos entre los jugadores”, recapitula Acosta, cuando se le recuerda el choque disputado en Caracas el 20 de enero de 1965, en el que las Estrellas del Centro vencieron a las del Zulia con pizarra de 5-3. El pitcher ganador fue Isaías “el Látigo” Chávez. A sus 74 años de edad, Carrasquel atesora aquella experiencia: “Para organizar ese juego la Liga nos otorgó un préstamo de 1.500 bolívares y al final logramos llenar el estadio Universitario. Se recaudó lo suficiente para cubrir los gastos y sobró cierta cantidad, que aprovechamos para comer en un restaurante. Después de tanto esfuerzo, todo había salido bien y merecíamos un brindis. Acabábamos de sembrar una semilla para todo lo bueno que ocurrió luego”. ¿Y qué fue lo que ocurrió después? “Comenzamos a generar en nuestros peloteros un sentimiento de orgullo nacional”, asegura Carrasquel, sobrino del Patón y hermano del Chico. “En aquella época, cada equipo que participaba en el torneo local contrataba a 14 o 15 importados, así que los criollos, cuando nos reuníamos a conversar, nos empeñamos en mejorar, para demostrar nuestro valor. Sentíamos el compromiso de enaltecer el orgullo venezolano. Eso nos movió en Dionisio Acosta. principio, para organizar con mucho amor y dedicación los Juegos de Estrellas contra los extranjeros”.


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Delio Amado Léon.

Votación popular

“Era una competencia ideal, porque el público nos brindaría respaldo y nuestros compañeros se esmerarían en participar, para ganarle a los foráneos”, cuenta Acosta. “Tanteamos la idea, conseguimos patrocinantes, los medios de comunicación nos ayudaron y la hicimos realidad en 1968”. Aquel 8 de enero, la representación nacional cayó con pizarra de 6-4. Un año después, devolvió el golpe. “Los Juegos de Estrellas comenzaron a ser un éxito, en gran medida, por el apoyo que nos brindaron los periódicos, las emisoras de radio y televisión. Ellos se encargaban de entrevistar a los peloteros elegidos días antes, para promocionar el choque”, asoma Acosta, mientras Carrasquel recuerda a Delio Amado León, Francisco Pimentel y Rubén Mijares entre los comunicadores que más participaban en la difusión del evento.

César Tovar, Vitico Davalillo, Domingo Carrasquel y Urbano Lugo padre.

Una de las fórmulas utilizadas por los organizadores para atraer la atención de la afición fue la participación directa de los fanáticos. “Hacíamos un formato, que repartíamos en los estadios y el público votaba por sus peloteros predilectos. Luego hacíamos el escrutinio, para hacer las invitaciones”, recuerda Acosta. “En los años 70, Venezuela no contaba con tantos grandeligas como ahora. En cambio los equipos de los importados eran siempre unos trabucos. Eso sí, les dábamos la pelea y dábamos un tremendo espectáculo”, celebra Carrasquel. El exitoso formato se mantuvo hasta 1986, cuando tuvieron que cambiarlo a Centrales contra Occidentales. “En esa época se dio la explosión de infielders criollos y ya no se contrataban foráneos para esas posiciones”, narra Acosta, quien desde 1972 se convirtió en el presidente fundador de la Asociación Única de Peloteros Profesionales de Venezuela (AUPPV), el organismo encargado de llevar adelante la realización del clásico estelar.

Paulino Casanova, Dave Roberts y José Tartabull.


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Omar Vizquel (izquierda, al lado de Pablo Monserrat y Carlos Hernández) participó en el homenaje-despedida a Dionisio Acosta.

Entregaron el testigo

Acosta estuvo al frente de la asociación hasta 1996. Por ende, organizó los Juegos de Estrellas hasta esa fecha. Ese año se rindió homenaje a su labor al frente del organismo, desde el cual logró previsión social y dignificación para sus colegas. En su honor, participaron en una justa en el Universitario grandeligas de la talla de Omar Vizquel, Kelvim Escobar, Miguel Cairo, Luis Sojo y Andrés Galarraga. A partir de ese momento asumió el compromiso Ángel Vargas, un ex infielder de los Tigres de Aragua. Hasta el año 2000 el evento anual siguió su curso con relativa normalidad, pero a partir de ese momento, con Vargas ratificado en la presidencia del sindicato, dio un giro de 180 grados. Desde entonces, por diferencias entre las partes afectadas, la cita perdió prestigio.

A nivel de “caimaneras”

Las diferencias entre gran parte de los jugadores venezolanos con Asopeloteros salieron a la luz pública en 2001, cuando un grupo, encabe-

zado por Edwin Hurtado y Clemente Álvarez, intentó destituir a Vargas. El sucesor de Acosta pudo mantenerse en el cargo mediante sentencias de tribunales nacionales, generando la cumbre de la polémica a partir de 2003, cuando integrantes de los Tigres, liderados por Alex Delgado, decidieron boicotear a la asociación, no asistiendo a los Juegos de Estrellas. Águilas, Caribes y Cardenales siguieron el ejemplo en años sucesivos, al tiempo que los peloteros que sí asistían alegaban retardo en cobrar el dinero prometido y acusaban problemas en la logística del evento. Vargas fue contactado para la elaboración de este reportaje e inicialmente accedió a ser entrevistado, pero no respondió las siguientes llamadas que se le hicieron posteriormente para en definitiva obtener su versión de los hechos. “Lamento mucho que el camino que se abrió en nuestro tiempo no se ha podido continuar. Últimamente ha habido mucho desorden y algunas personas aprovecharon su posición para lucrarse. Menos mal, todo esto ha salido a la palestra y parece que todo va a mejorar”, analiza Carrasquel. “Ya parecían unas caimaneras”. Marco Davalillo vivió en carne propia el desbarajuste. “En 2007 me invitaron para que dirigiera al equipo de


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las Estrellas Orientales y se suponía que Luis Sojo dirigiría a las Occidentales. Él no apareció, por razones que todos deben imaginarse, y Omar Malavé, que iba a ser coach, tuvo que asumir el mando”, confiesa Davalillo, quien en esa campaña obtuvo el premio al Manager del Año, por su labor con los Caribes. “Solo llegaron 18 peloteros de posición y 18 pitchers. Tuvimos que repartirlos de una manera pareja, sin importar de que equipo o división eran, para garantizar un buen espectáculo con dos clubes competitivos”, señala el técnico, actualmente piloto de los Tiburones. “Dadas las circunstancias, Malavé se vio en la obligación de usar a su catcher de bullpen. Mi hijo (el receptor Marcos Davalillo) también estaba por allí, atento a cualquier eventualidad”. Estas no fueron las únicas irregularidades ocurridas en dicha edición, que se jugó en San Félix y en tributo a Víctor Martínez. Al no contar con peloteros de Aragua, los representantes de La Guaira pasaron a la divisa de Occidente. De paso, Juan Apodaca, cuarto receptor del Caracas, fue el careta titular de Oriente, y el pitcher Orlando Perdomo, quien no había trabajado ni un inning en la temporada, lanzó una entrada como relevista. Para colmo de males, Orlando Muñoz, que había viajado en calidad de delegado de las Águilas, terminó siendo primer bate y segunda base. Con semejante espectáculo, no fue de extrañar que el año siguiente no se presentaran en el Universitario siquiera tres mil fanáticos, a pesar que se organizó un juego ante República Dominicana en el que estuvieron figuras de la talla de Robinson Canó, Ronnie Paulino y Nelson Cruz.

La gota que derramó el vaso cayó en 2010, cuando, acusando fallas en el terreno de La Ceiba, debido a la lluvia, se canceló el choque. Sin embargo, una investigación de El Nacional reveló que únicamente 18 jugadores de solo tres equipos llegaron al parque, lo que hacía imposible efectuar la función. “Por lo ocurrido en los últimos años, la Liga decidió acercarse a la Asociación de Peloteros, en procura de sumar esfuerzos en la organización del espectáculo”, señala el presidente de la LVBP, José Grasso Vecchio. “La idea es que a partir de 2011 los aficionados vuelvan a participar en la escogencia de los peloteros y se garantice un espectáculo de calidad. El Juego de las Estrellas debe recuperar su brillo”. Víctor David Melo Zurita es periodista del diario El Universal.

Gustavo Gil (derecha) fue uno de los mayores astros de nuestro beisbol.

El Juego de Estrellas perdió brillo al abandonarse el formato de criollos vs importados.

Enos Cabell y Faustino Zabala, al centro, pilares de Lara y años después Aragua.


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Estrellas sobre Quisqueya La idea de disputar un Juego de Estrellas en República Dominicana nació hace poco más de medio siglo, como un modo de recabar fondos para actos de beneficencia

La primera edición se realizó en la temporada 1951. O al menos esa fue la intención, porque la lluvia lo impidió. Desde entonces, comenzó una historia accidentada, en la que los organizadores han cambiado las formas y el modo de competir, a fin de mantener el interés de la afición. La última apuesta es jugar contra las estrellas de Venezuela, como ocurrió en 2008 y como volverá a suceder en esta oportunidad Alexander Gómez

A

l igual que en todos los lugares donde se juega beisbol, en nuestra República Dominicana también se realiza cada año un Juego de Estrellas, donde se reúnen los mejores jugadores que accionan en el torneo profesional local. Estos juegos, en principio, fueron creados con algún fin específico, como ejemplo recabar fondos para las instituciones que trabajan a favor de los pobres o, como ocurrió en la versión 1956-1957, por la construcción de una estatua del dictador de turno Rafael Trujillo. Sí, Trujillo. Pero el choque estelar perdió importancia para la fanaticada. En los últimos años se ha tratado de darle valor. Entre


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Un momento en los actos preliminares al Juego de Estrellas de 1951, cancelado por lluvia en el primer capítulo.

El primer Juego de Estrellas

El primer partido de este tipo fue pautado para el 16 de agosto de 1951, en el entonces parque “La Normal Presidente Trujillo”, pro fondos las medidas que se han tomado con este propósito para la construcción de un monumento a las están la inclusión de populares orquestas y artistas víctimas del fatal accidente de Río Verde, ocusolistas, la rifa de electrodomésticos, viajes aéreos y rrido el 11 de enero de 1948. artículos deportivos. Nada ha valido. Este encuentro se realizó por iniciativa de las La última estrategia ha sido convertir el juego en un páginas deportivas del periódico El Caribe, que choque interligas, el intercambio de una selección napublicaba cada día una boleta de votación, la cional con una dominicana. cual era recortada por los seguidores del rotaAl inicio se aprovechó la rivalidad existente con los attivo y luego era llenada con los jugadores favoletas de Puerto Rico, rivalidad que tiene su epicentro ritos y su posición. en la Serie del Caribe. Los directivos de los cuatro equipos que partiEste experimento comenzó en 2003, en Borinquen. En cipaban en el torneo de ese año serían los árel 2004, una novena del la vecina isla devolvió la visita. bitros del juego. Pero los factores que han incidido para que este evenLos integrantes de las novenas fueron seleccionados por votación popular y se hizo de to no sea exitoso siguen ahí: la no participación de los manera organizada y entusiasta. Además, la jugadores estelares, la escogencia arbitraria y desorcrónica deportiva dio un amplio respaldo, al denada de los integrantes de las escuadras y la manera monótona y desorganizada en que transcurre el extremo de integrar un equipo como parte del partido. espectáculo. Lamentablemente, y debido a un fuerte aguaEsto no fue así en sus inicios. En los primeros 25 años cero que se produjo en la capital, ese primer hubo buen respaldo del público y en ocasiones llegacapítulo no pudo celebrarse, pero sí las comron a asistir 17 mil fanáticos a las tribunas. Entonces en el país participaban las verdaderas fipetencias previas al choque, con un juego que guras del beisbol dominicano, como Juan Marichal, protagonizaron los cronistas deportivos y los Manuel Mota, los hermanos Alou, Julián Javier, César árbitros, narrado por los jugadores Manolete Gerónimo, Rico Carty, Manuel Emilio Jiménez y otros. Cáceres y Vicente Scarpatte. En la década de los 50, que es cuando se comienzan También se realizaron competencias recreativas, a institucionalizar los torneos del beisbol profesional como tiro al barril (ganado por Otelo Renfroe y quisqueyano, primero de verano y más adelante en la Luis Villodas) y la vuelta al diamante (conquis“época de las luces”, otoño invernal, solo se organizatada por Luis Grillo Báez, con 14,8 segundos). ron cuatro de esto eventos: el de 1951, que fue susEn 1953, por fin, ocurrió por primera vez el chopendido por lluvia, y luego los de 1953, 1956 y 1959. que entre dominicanos e importados, que dos años antes había sido impedido por la lluvia. Las estrellas dominicanas estuvieron reforzadas por los jugadores boricuas que actuaban en el país y los anfitriones vencieron 7 carreras por 6. Al igual que en 1951, los integrantes de cada equipo fueron escogidos por votación popular. El más votado fue el jardinero central de las Estrellas Orientales, Tetelo Vargas, con 39.400 votos seguido por Manuel Enrique, que consiguió 22.200 para el puesto de manager. “Este juego, fue celebrado a beneficio de las instituciones benéficas que velan por la salud del pueblo”, publicaron los periódicos. Así fue el inicio de un evento que, con más bajas que altas, se ha estado celebrando casi todos los años, cambiando de fecha, de nombres de equipos y escenario. Unas veces han jugado las novenas de la capital contra las del interior; otras, los refuerzos contra los criollos. Y en los últimos años, las figuras de Dominicana contra las estrellas de Puerto Rico y Venezuela. Alexander Gómez es periodista de ESPN Radio en República Dominicana y Director de Medios de los Tigres del Licey.

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Gregorio Petit.


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El día que reapareció el

número

Gregorio Petit atesora recuerdos del Juego de Estrellas de 2008, que se disputó, como este, contra figuras dominicanas

Hay un número que está vedado en los diamantes del beisbol profesional local: aquel que usara el inmortal Luis Aparicio en su larga y brillante carrera, tanto aquí como en las grandes ligas. El 11 está retirado, pero en el primer clásico estelar contra Quisqueya, hace tres años, sirvió para que Gregorio Petit protagonizara una anécdota y cumpliera un sueño durante muchos años guardado Rafael Tejera


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ntes de que Gregorio Petit naciera, la dorsal 11 en el beisbol nacional tenía un significado especial. Era y es, porque fue retirado de todos los equipos de la LVBP, el número de Luis Aparicio, el único venezolano con una placa en Cooperstown. Por eso, el que ahora es uno de los mejores campocortos defensivos de la liga se extrañó hace tres años, cuando el comité encargado de planificar el primer Juego de Estrellas entre los astros de República Dominicana y Venezuela le dejó en su locker un uniforme con el número 11 en la espalda. Eso era demasiado para él. Esa es una de las dos cosas que recuerda el torpedero de los Leones del Caracas de aquel juego contra sus similares de Quisqueya, realizado en el estadio Universitario. Porque para él poco importó el marcador, que terminó 4-3 a favor de los locales. O que fueron sus compañeros Jesús Guzmán y José Castillo (ahora con los Bravos de Margarita) quienes definieron el encuentro. El hecho de tener una camisa de Venezuela con el número 11 era suficiente información para digerir y almacenar. Algo que ahora rememora y que espera contarle a sus nietos. “Cuando me dijeron que estaba convocado, no cabía de la emoción”, confesó Petit, de 27 años te, y aprecia la V de Venezuela, que nunca pudo vestir de edad. “Nunca había podido representar a Vecuando era niño. Sólo así es fácil olvidar que ese día nezuela en ningún evento internacional, y ahora, fue parte del equipo que derrotó a un equipo todos finalmente, podía hacerlo. Por eso no olvidaré estrellas de República Dominicana. Todo eso queda ese juego jamás”. en un segundo plano, porque el primer, y hasta ahora El infielder rememoró sus días de infancia, cuanúnico, día que ha defendido los colores de Venezuela, do le tocó defender a Miranda, su estado de tuvo el privilegio de revivir el 11 de Luis Aparicio. Incluorigen. Entonces lo hacía con la mejor voluntad so a pesar de que no le guste cargar con esa enorme posible, con la mira puesta en el seleccionado responsabilidad. nacional de menores. Pero el llamado nunca llegó. Nunca antes de diciembre de 2008. ¡Y vaya debut que tuvo! El día que le tocó enfundarse la camiseta nacional, ese 9 de diciembre, un día antes de su cumpleaños número 24, lo hizo con la camiseta del venezolano más ilustre en la historia del deporte. Y, por si fuera poco, en la misma posición que defendió durante 18 temporadas en las grandes ligas. “Ahora tengo guardada esa camiseta en un lugar especial de mi clóset. Pero cuando me mude a mi casa, la enmarcaré, porque es muy especial. Fue mi primer juego con la V en el pecho”, dijo Petit, que confesó haberle hecho una pequeña modificación. “Tuve que ir donde una costurera para cambiarle el número, porque ese número está retirado en todos los equipos de Venezuela, y yo no creo que deba ser yo quien lo saque del retiro. Así que le quité el primer uno, y le puse un tres”. Ahora la camisa marca el número 31. El mismo que los aficionados han visto volar para hacer atrapadas increíbles en el campocorto de los Leones. Pero Petit sabe, cada vez que la ve, que ese no es el número original. Y que él revivió, por un día, la dorsal 11 de Luis Aparicio. Ese feliz recuerdo es aún mejor cuando la ve de frenRobinson Canó.


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Frank Díaz en el Derby de Jonrones.

Díaz no creyó en nadie

Frank Díaz, en cambio, sí recuerda claramente que la representación nacional doblegó al conjunto de República Dominicana. ¿Cómo borrar ese recuerdo de su memoria, si casi que tuvo que hacer magia ese diciembre con 10.000 bolívares? El toletero de los Bravos de Margarita se impuso en el Derby de Jonrones que se celebró antes del Juego de Estrellas. Era un verdadero batacazo, porque entre los aspirantes que vinieron de Santo Domingo estaban Robinson Canó y Nelson Cruz. Ambos han largado más de 25 vuelacercas en las mayores, y, curiosamente, el camarero de los Yanquis de Nueva York fue el vencedor en el último Derby de Jonrones de la gran carpa. “Muchos no esperaban que yo ganara”, dijo Díaz, antes

de soltar una confesión entre risas. “Hasta yo estaba un poquito sorprendido, porque ellos trajeron a muchas figuras”. El carabobeño, otrora prospecto de los Expos de Montreal, largó un vuelacercas que se fue del Universitario después de dar un solo bote en las gradas. Lo recuerda vívidamente como uno de los cuadrangulares más largos que ha dado en Venezuela, incluidos los que ha descargado en las prácticas de bateo. Sin embargo, lo que pasó después de dar esos 12 jonrones, que lo ayudaron a coronarse como el rey jonronero del duelo, es lo que revive con más entusiasmo. El único premio que le dieron por la conquista fue un cheque por 10.000 bolívares, que planeaba repartir con Rómulo Martínez, el coach con quien trabajó en Pastora de Los Llanos, y a quien llama cada vez que le toca participar en competencias de cuadrangulares (“él es una de las claves por las que he ganado varios Derbys de Jonrones”, dice con la voz baja, como susurrando un secreto). Pero dos “intrusos” se unieron a la fiesta. “(José) Castillo y (Jesús) Guzmán me estaban echando broma, porque me decían que después del triunfo tenía que brindar yo”, sonrió Díaz, mientras evocaba esos días con el equipo todos estrellas de Venezuela. “Después nos fuimos a una fiesta en el hotel donde nos estábamos quedando. Y gracias a Dios no me tocó pagar”. Rafael Tejera es periodista del diario Meridiano

e p i r g

• Nelson Cruz sonríe cuando alguien le recuerda que jugó en Venezuela en un Juego de Estrellas. No importa que haya perdido el séptimo juego de la Serie Mundial hace unos minutos, porque siempre evocará con agrado el 9 de diciembre de 2008, el día que defendió a República Dominicana en el duelo entre los astros de ambas naciones. • Después de soltar una carcajada, el jardinero de los Rangers, y uno de los bastiones ofensivos de los bicampeones de la Liga Americana, confesó que al principio no quería venir porque tenía un virus gripal, pero que sus amigos y compañeros de equipo le insistieron tanto, que finalmente hizo el viaje. Ahora no se arrepiente. • “Fue un gran evento. Estaba enfermo, y fui por complacer a mi gente, pero guardo recuerdos muy gratos”, dijo. • Julio Mañón, otro de los dominicanos que vino, también tiene anécdotas sobre ese Juego de Estrellas. Sobre todo por el especial aprecio que tiene hacia Venezuela, donde jugó y brilló con Pastora de Los Llanos. • “Fue como enfrentar a mi segunda patria”, dijo el experimentado lanzador, desde su casa en Nueva Jersey. “No sabía qué esperar, porque Venezuela es muy especial para mí. Tuve que dejar todos esos sentimientos de lado por un instante, para poder concentrarme”.

La

son l e de NCruz


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Rico Carty la sonrisa del poder El recio toletero dominicano dejó una huella imborrable durante su breve paso por la LVBP en la campaña 1965-66 De todas las figuras que han venido de República Dominicana a jugar en Venezuela, ninguna brilló más que Ricardo Carty, el grandeliga que llegó al país casi por una casualidad y que dejó un récord aún vigente: el de liderar el circuito con la mejor frecuencia jonronera. Hombre jovial y memorioso, estrella también en las mayores, no olvida la tierra donde, dice, debe tener a su santo, de tantas cosas buenas que aquí le pasaron. Alexander Mendoza


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os Tigres de Aragua se encontraban perdidos en el sótano de la clasificación. Habían logrado romper la cadena de 12 derrotas con la que iniciaron la temporada 1965-1966, pero el rendimiento colectivo del club, que dirigía José Antonio Casanova, no le permitía mejorar su situación. El 14 de noviembre los maracayeros lograron mejorar su récord a 4-16, tras derrotar 1-0 a Cardenales de Lara, el otro equipo de la primera expansión de la LVBP. El destino del club no cambiaría a partir de ese día, pero un importado, que fue alineado como sexto y ligó un par de imparables en tres turnos, comenzaría a labrar desde ese día una de las mejores campañas para un extranjero en los anales de la liga. “Son muchos los recuerdos de aquella época. Fue un gran momento, sin duda. Siempre he dicho que mi santo está en Venezuela porque cada vez que iba, escribía historia”, recuerda Ricardo “Rico” Carty, que en su debut con Aragua fue registrado como “Carthy” en los boxscores de la época, aunque en poco tiempo su nombre aparecería en las páginas deportivas de los diarios del país escrito de la manera correcta. Sus batazos comenzaron a ser noticia, más allá de la mediocre campaña de los felinos, que esa que podría ayudar en la parte media de la alineación. zafra terminaron últimos, con foja de 18-42. En “Viajé hasta Santo Domingo para hablar con él. (El cu34 encuentros sacudió 13 jonrones, repartidos bano) Bobby Maduro (miembro del Salón de la Fama en 125 turnos, a razón de un estacazo de vuelta Latino), que conseguía los permisos de los peloteros completa cada 9,62 veces al bate. Una frecuencon los equipos de grandes ligas, me ayudó a concia que ningún otro pelotero ha podido igualar vencerlo. El tipo sacaba la bola y podía ser una senen Venezuela. sación. Llegamos a un acuerdo y me lo traje. Ahora “Lo disfruté. No tengo palabras con qué descriforma parte de los grandes importados de los Tigres bir lo que sentía y nunca podré agradecer el trade aquella época. Allí están los registros”, explica el to de los aficionados, de toda esa gente en Mabanquero Díaz Osuna, que a sus 79 años de edad, racay. Fue una gran experiencia. Simplemente está retirado de las actividades ligadas al beisbol. hacía contacto y la bola se iba. Siempre quise Carty, en ese instante un prometedor jardinero de 25 volver a jugar otra vez allá, pero las circunstanaños, venía de una modesta campaña con los Bravos cias lo impidieron”, señala Carty, que encabezó de Milwaukee, como consecuencia de problemas fíel departamento de vuelacercas, mientras que sicos. Pero en 1964, en 133 encuentros, despachó fue segundo en producidas (32) y exhibió pro22 vuelacercas y remolcó 88 anotaciones, con una medio de .392 puntos. destacada línea de producción (.330/.388/.554) que Ese año, la mayoría de los jugadores quisquele llevó a terminar segundo en la votación para el Noyanos tuvieron que emigrar a otras ligas del vato del Año de la Liga Nacional, detrás del tercera Caribe, tras la suspensión de su torneo como base Dick Allen, de Filadelfia. consecuencia de la invasión norteamericana a “No jugamos pelota en mi país por los problemas pola República Dominicana. líticos, así que acepté con mucho gusto ir a Venezuela La administración del presidente Lyndon B. y fue increíble. Recuerdo muy bien cuando salía en los Johnson ordenó la intervención el 28 de abril, periódicos: ‘Carty 2, La Guaira 1’. Así escribían los titudespués de iniciado un movimiento cívico-mililares. Y por cada jonrón me regalaban camisas (Etertar que derrocó al gobierno de facto encabezana). El locutor Delio Amado León, un gran amigo, decía do por Donald Read Cabral, para reponer en el en las transmisiones: ‘Señores, Carty se va a llevar topoder a Juan Bosch y regresar a la constitución das las camisas’ (risas). Fue algo muy bueno”. de 1963. El conflicto, conocido como la Guerra En la página 2 del cuerpo B de El Nacional apareció la Civil Dominicana, concluyó en septiembre de reseña de aquel partido en el que Carty descargó dos ese año. jonrones solitarios, contra Juan Campos y José “CaFélix Santana, segunda base regular de los Tirrao” Bracho, para guiar a los Tigres a un triunfo 2-1, el gres y uno de los dominicanos contratados para 21 de enero de 1966. jugar en la LVBP, habló con Homero Díaz Osuna, Entre las víctimas del poder del dominicano también presidente de Aragua, y le recomendó que configuraron varios de los mejores lanzadores de la camtactara a Rico Carty, un bateador de fuerza paña, entre ellos Isaías “Látigo” Chávez y Lew Krausse. “No era fácil. En aquel tiempo la calidad de esos beisbolistas era tremenda. Fíjate quiénes jugaban allá:


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El talento y la popularidad de Carty le convirtieron en imagen publicitaria y de campañas de concientización como esta del gobierno canadiense.

“El principal rasgo de Carty, por el que siempre es recordado, era su personalidad y la seguridad que tenía”, precisó el periodista Rubén Mijares. “Pensaba que era el mejor bateador del mundo y hubo un momento en el que llegó a ratificarlo, cuando en 1970 fue campeón de bateo de la Nacional con .366, después de sufrir tuberculosis dos campañas antes”. Ese promedio del nativo de San Pedro de Macorís fue el mejor de todas las mayores y el más alto desde el .388 que consiguió Ted Williams en 1957. En ese año, Carty fue seleccionado para el Juego de Estrellas y finalizó décimo en las votaciones para considerar al Jugador Más Valioso del viejo circuito. “Pude hablar con Rico en los entrenamientos (Luis) Aparicio, (César) Tovar, (Víctor) Davalillo, Dámade primavera de ese año”, prosigue Mijares. so Blanco, (Isaías) Látigo Chávez, un gran prospec“Con los Bravos se iba a estrenar Orlando Ceto, con un gran porvenir. Lamenté mucho su tragedia. peda, en un lineup que ya contaba con Hank Bueno, y Carrao Bracho, que ya estaba en la parte final Aaron. Un gran equipo. Pero Carty siempre se de su carrera, pero que era un tipo dominante”, remeufanaba de su ofensiva, siempre estaba muy mora Carty. orgulloso y hacía chistes sobre los pitchers que querían pasarlo con una recta o que proEl mejor de los bateadores testaban porque no les cantaban un pitcheo “La primera vez que vi a Carty fue en 1962”, señala afuera y después tenía que venir por ahí”. Dámaso Blanco, que desde hace más de tres décadas Antes de su gran campaña con los Bravos, es un reputado comentarista de radio y televisión. “En Carty regresó al país en febrero de 1970 con la Liga del Norte (clase B), él jugaba para el Yakima y Licey, para jugar en Caracas la Serie del Cayo estaba con el Eugene Emeralds (filial de San Franribe, que se reanudaba después de 10 años y cisco). Se molestaba si no le daba a la bola. Jugaba en que ganó el Magallanes. Pero sería siete camla receptoría. Cuando vino con los Tigres ya era una figura y dio ese poco de palos en un ratico”. pañas más tarde cuando volvió a sorprender a Carty pudo jugar algunos partidos más de los 34 en todos con su poder. “Tenía un santo allá. No me canso decirlo. Salos que participó, pero una lesión lo sacó de acción qué cinco jonrones, rompí el récord de Willard entre 23 de diciembre de 1965 y el 3 de enero de Brown (4, establecido en 1953) y ganamos la 1966. En 11 encuentros sacó la bola y en dos de ellos serie del 77 (con Licey). Todo salió perfecto. lo hizo en par de ocasiones. No podían pararme”, afirmó Carty, que en tres clásicos caribeños disparó 25 hits en 73 turnos, para promedio de .342, con siete cuadrangulares y 18 remolcadas, en 20 desafíos. Números que le llevaron al Pabellón de la Fama del torneo en 1996. “En todos los estadios en los que jugaba, era motivo de comentarios entre jugadores por la distancia de sus batazos. Siempre con una gran sonrisa en el rostro, era protagonistas de cháchara. Parecía que nunca se molestaba. Una persona excepcional”, abunda Mijares. Carty jugó en Venezuela por primera vez en la época de los interligas entre las zafras 1963-64 y 1964-65 con Estrellas Orientales, el equipo con el que firmó como profesional en República Dominicana. “Me gustaría regresar, pero por mis rodillas no puedo jugar (risas)”, bromea Carty, de 72 años de edad. “Iría como fanático, para recordar aquella época y saludar a los viejos amigos”. Seguro encontrará a varios camaradas, que no han olvidado su sonrisa y, sobretodo, sus laberínticas conexiones. Alexander Mendoza es periodista del diario El Nacional.

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n en Naciero cana Domini n por y pasarouela Venez

La Liga Dominicana de Béisbol Invernal (LIDOM) ha sufrido tres suspensiones desde su creación en la temporada 1951. El primer campeonato inconcluso se remonta a la campaña 1961-62. Al año siguiente se canceló la temporada como consecuencia de los acontecimientos políticos desencadenados por el asesinado del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Años más tarde suspendió la zafra 1965-66 por la invasión de Estados Unidos. Durante esos años varias figuras dominicanas vistieron uniformes de equipos venezolanos, aunque mucho antes comenzaron a prestar su talento al país. Hasta ahora han jugado en Venezuela 91 quisqueyanos. Winston Abreu (2004-05, La Guaira) Antonio Alfonseca (2009-10, Margarita) Héctor Almonte (2004-05/2005-06/2009-10, Los Llanos, Aragua, Margarita). Jesús Alou (1962-63, Caracas) Mateo Alou (1961-62/1962-63, Pampero, Caracas) Palmolo Arias (1946-47, Venezuela) Wilkins Arias (2009-10, Magallanes) Luis Báez (1946/1949-1950, Magallanes, Venezuela) José Bautista (1999-00, Aragua) Francis Beltrán (2010-2011, Zulia) Emilio Bonifacio (2009-2010, Magallanes) Pedro Borbón (2005-06, Lara) Bernardo Brito (1998-99, Los Llanos) José Cabrera (2010-11, Anzoátegui) Ramón Caraballo (2002-03, La Guaira) Héctor Carrasco (1998-99, Aragua) Rico Carty (1965-66, Aragua) Alberto Castillo (2003-04/2006-07, Anzoátegui) Luis Castro (1946-47/1947-48/1948-49, Magallanes, Venezuela) Wilton Chávez (2009-10, Zulia) Jesús Colomé (2009-2010, La Guaira) Alcibiades Colón (1954-55, Venezuela) Román Colón (2008-09, Aragua) Fernando De La Cruz (2004-05/2005-06, Magallanes) Máximo De La Rosa (2001-2002, Los Llanos) Jorge DePaula (2008-98/2010-11, Magallanes, La Guaira) José Díaz (2010-11, Anzoátegui) Juan Duncan (2005-06, Zulia) Frailyn Florian (2007-08, Lara) Bartolomé Fortunato (2010-11, Anzoátegui) Elías Frías (1954-55, Venezuela) Armando Gabino (2010-11, Caracas) Claudio Galva (2003-04/2004-05/2008-09, Los Llanos, Zulia) Roberto Girón (2008-09/2009-10, La Guaira) Julián Heredia (1998-99, Anzoátegui) Wilson Heredia (1999-00, Caracas) Walter James (1954-55, Venezuela) Elvio Jiménez (1965-66, Aragua) Kelvin Jiménez (2009-10, Margarita) Rick Joseph (1965-66, Lara) Julio Linares (1965-66, Aragua) Pedro Liriano (2008-09/2009-10, Aragua, La Guaira) Radhames Liz (2009-10, Magallanes)


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El Dato Rico Carty debutó en las mayores en 1964 y en 15 campañas, hasta 1979, vistió los uniformes de Bravos, Rangers, Cachorros, Atléticos, Indios y Azulejos. Terminó con promedio vitalicio de .299, más 240 jonrones y 890 empujadas. En República Dominicana ligó para .301, con 59 jonrones y 292 producidas, en 15 zafras con Estrellas Orientales, Escogido, Águilas del Cibao y Tigres del Licey.

Ruddy Lugo (2010-11, Aragua) Josías Manzanillo (2003-04, Los Llanos) Ravelo Manzanillo (1999-2000/2000-2001, Caracas) Julio Mañón (2001-02, Los Llanos) Aquino Martínez (2001-02, Los Llanos) Fernando Martínez (2008-09, Caracas) Gustavo Martínez (2008-09, Lara) Julio Mateo (2008-09, Caracas) Rubén Mateo (2007-08, La Guaira) José Matheus (1954-55, Santa Marta) Josué Matos (2007-08, La Guaira) Gerónimo Mendoza (2001-02, Los Llanos) José Mercedes (2006-07, La Guaira) Agustín Montero (2010-11, La Guaira) Danny Mota (2001-02, Magallanes) Manny Mota (1962-1963, Oriente) Luis Muñoz (2010-11, Lara) Víctor Nazario (1965-66, Aragua) Chi-Chi Olivo (1961-62, Oriente) Luis Ortiz (2009-10, La Guaira) Ramón Ortiz (2009-10, Caracas) José Paniagua (2005-06, Lara) Juan Peña (2004-05, Los Llanos) Roberto Peña (1965-66, Aragua) Tony Peña (2010-11, Margarita) Darío Pérez (2004-05/2005-06, Los Llanos, Zulia) Timo Pérez (2010-11, Zulia) Aquiles Piñales (2004-05, Magallanes) Silvano Quezada (1965-66, Aragua) Eddy Ramos (2008-09/2009-10, La Guaira) Pedro Reynoso (1965-66, Lara) Juan Richardson (2008-09, La Guaira) Danilo Rivas (1962-63, Oriente) Sendy Rleal (2007-08/2009-10, Zulia) Nerio Rodríguez (2007-08, La Guaira) Ricardo Rodríguez (2004-05, Anzoátegui) Félix Romero (2008-09, La Guaira) Wilkin Rua (2008-09, Caracas) José Saint Clair (1946-47, Venezuela) Luis Saint Clair (1946/1946-47/1947-48/1948-49/1954-55, Venezuela, Magallanes) Francisco Samuel (2009-10, Margarita) Félix Santana (1965-66, Aragua) Víctor Santos (2008-09, Magallanes) Olmedo Suárez (1954-55, Santa Marta) Julián Tavarez (2008-09, Lara) Carlos Valdez (2001-02/2002-03) Edward Valdez (2008-09, Magallanes) Federico Velásquez (1965-66, Lara) José Vidal (1965-66, Lara) *Oswaldo Virgil es el tercer manager con más temporadas en la LVBP, con 14, y ganó 4 títulos (1972-73, Caracas; 1974-75, Aragua; 1975-76, Aragua; 1982-83, La Guaira), la tercera cifra más alta para dirigentes. **Felipe Rojas Alou ganó dos títulos dirigiendo al Caracas (1977-78 y 1979-80).


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Cuando Aparicio se midió a

Marichal Venezuela y República Dominicana se enfrentaron en los juegos interligas hace medio siglo. El proyecto nació a raíz de la desaparición de la Serie del Caribe y causó impacto, al menos en nuestra tierra

Los estadios se llenaron en Quisqueya para ver a Luis Aparicio, del mismo modo que se llenaron en nuestro país cuando Juan Marichal subió a la loma. Aquellos duelos entre los clubes de ambos países formaron parte de los campeonatos locales entre 1963 y 1965, y fueron creados por el Negro Prieto, Pablo Morales y Pedro Padrón Panza como un modo de sacar punta a una rivalidad que entonces apenas daba sus primeros pasos Ignacio Serrano


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Luis Aparicio.

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l estadio Universitario se llenó, aquella tarde de 1964 en que Luis Aparicio debutó con los Tiburones de La Guaira. El pelotero venezolano de mayor nombradía en la historia de las grandes ligas firmó con los escualos, al desaparecer la Liga Occidental. Su contratación fue un golpe maestro de Pedro Padrón Panza, que así añadió a un jugador formidable y a una figura capaz de arrastrar masas. “Aquello fue una cosa grandísima”, recordó el periodista Humberto Acosta, que por entonces era un muchacho que asistía al parque capitalino con entusiasmo y devoción. “Su primer juego con La Guaira fue contra las Estrellas Orientales. El estadio estaba full. Ese día, Willie Stargell dio un jonrón por allá, por el rightfield, que todavía no ha caído”. Aparicio era la gran estrella del beisbol en Venezuela, quizás el único comparable a la pléyade de figuras que entre 1963 y 1965 vinieron al país en representación de República Dominicana, para disputar uno de los capítulos más curiosos del beisbol invernal del Caribe: los juegos interligas. “Aquel invento se le ocurrió al Negro Prieto, ¿a quién más?”, exclamó Oscar Prieto Párraga. “A mi papá y a Pablo Morales, claro, porque eran como hermanos en todo. La Serie del Caribe era la guinda de la torta cada año, pero había desaparecido en 1961. Por eso surgió la idea”. “Tenían el apoyo de Padrón Panza”, terció Rubén Mijares, que trabajaba en la redacción del diario El Nacional. “Siempre andaban buscando cómo hacer innovaciones y cómo traer más gente al estadio”. Los interligas nacieron como un concepto novedoso de los creadores de la Serie del Caribe. Prieto y Morales vivían de innovar en la pelota local. La sociedad que ambos formaron hasta la muerte del segundo nació en 1936. El primer circuito de radio en el beisbol nativo surgió como una idea de ellos. “Tenían que llenar el vacío que dejó la desaparición de la Serie del Caribe”, continuó Acosta. “Eran juegos válidos para el campeonato de los dos países. Jugaban de jueves a domingo”, explicó Mijares. Durante dos temporadas, los equipos de Quisqueya vinieron al país para medirse a sus pares venezolanos, que a su vez fueron a República Dominicana, para devolver la visita. Los torneos en cada lugar no se detenían. Por el contrario, de aquellas lides binacionales no salió un campeón, sino que los resultados eran válidos para la tabla de posiciones de cada circuito. La primera experiencia se dio en el campeonato 1963-1964. La segunda y última ocurrió en la siguiente zafra, la 1964-1965. “Dominicana no era el emporio beisbolístico que es hoy en día, pero sus peloteros estaban muy adelantados, en comparación con nosotros”, señaló Dámaso Blanco, que en ese tiempo era el antesalista de los Leones del Caracas, el equipo de Prieto y Morales.


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Blanco recuerda la impresión que le causó la novedad: “Caramba, voy a ir a Santo Domingo a jugar beisbol”, pensó por entonces. “Era la posibilidad de ver a los hermanos Alou, a Ricardo Carty, a Juan Marichal”. “Ellos eran unos gigantes y nosotros eramos chiquiticos”, apuntó Carlos “Gasolina” Ledezma, que en 1964 tenía 17 años de edad y acababa de ser contratado por Padrón Panza por recomendación de Aparicio, en el inicio de una carrera dentro de los clubhouses que le llevó a manejar el camerino de los Marlins de Florida, en las grandes ligas. “Aquellos equipos eran comparables con el Dream Team que Puerto Rico llevó una vez a la Serie del Caribe”. Los viajes eran una novedad en los años 60. Mijares pidió ser ubicado al lado del legendario José “Carrao” Bracho, el pitcher con más victorias de todos los tiempos en la LVBP, por el mero placer de ver la reacción del derecho ante los vaivenes del aeroplano. “Volamos en un Viscount de Aeropostal”, relató Mijares, entre risas. “Al ‘Carrao’ le aterraban los aviones. Cuando jugaba con los Sugar Kings no llegó a las grandes ligas, porque le daba mucho miedo volar. Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Las Américas, él decía: ‘¡Mete el freno de “Nuestro manager era Regino Otero, y él odiaba permano, mete el freno de mano!’. Y mientras, los der”, comentó el ex bigleaguer. “Esas órdenes eran jugadores americanos le tiraban los salvavidas. muy propias de la época: no podías ni hablar con quien Cuando nos detuvimos, tenía como cinco o seis tuviera un uniforme distinto. Al llegar, el Negro Prieto salvavidas encima”. “Una vez que llegamos, eso nos dio una arenga: ‘Ustedes no vienen aquí de fiesta. fue una fiesta”, contó Blanco. “Nos recibieron Vienen a ganar’. Claro, porque los juegos eran válidos con grupos de merengue y bebidas de bienvenipara el calendario (de la LVBP)”. da. Había un gran ambiente”. En uno de los duelos, César Tovar pomponeó la pelota Las primeras experiencias fueron una novedad ante un tiro del campocorto Domingo Carrasquel, con a la que el público respondió en masa. Mijares corredor en primera, ante un rodado de Mateo Alou. recuerda bien cómo la afición quisqueyana asisCaracas ganaba por una carrera, explicó Blanco, pero tía a los parques a ver a Aparicio. El zuliano era debido a la premura de Tovar, que deseaba soltar rápiuna súper estrella, figura de los Go-Go Sox que do para buscar el dobleplay, el inning quedó vivo y el asistieron a la Serie Mundial de 1959 y estrella Escogido volteó el marcador. en ejercicio con los Orioles de Baltimore. “La Guaira jugó un encuentro en San Pedro de Macorís y se llenaron hasta las escaleras”, indicó Mijares. “Había camiones llenos de gente estacionados en los bordes del estadio. Aparicio era la gran atracción, pero hasta el sexto o séptimo inning no había hecho nada. Entonces, dieron una línea a la que Wayne Graham, el tercera base, no le llegó. La pelota se levantó, Aparicio la tomó por detrás, tiró y sacó al corredor. El umpire ha podido decir quieto y no pasaba nada. Pero era Aparicio. Yo estaba en las tribunas, y cerca de mí, un tipo se llevó las manos a la cabeza y dijo: ‘¡Coño, qué cosa más grande! ¡Qué cosa más grande!’. Y se paró y se fue. Yo me asomé a la calle y lo vi cruzando hacia la otra acera, todavía con las manos en la cabeza. Había ido a ver a Aparicio y con esa jugada había pagado su entrada”. Blanco, en la expedición del Caracas, no tenía permiso para salir, tomar un trago o siquiera hablar con los peloteros contrarios. Juan Marichal


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Felipe Alou (con los brazos cruzados).

Mateo Alou.

Jesús Alou.

“Cuando terminó el juego, Regino se sentó sobre el baúl donde ponían nuestras pertenencias, nuestro dinero, todo”, continuó Blanco. “Se quitó la ropa, se quedó en interiores, encendió un cigarro, porque era un fumador empedernido, y allí se quedó. Todos dábamos vueltas alrededor de él, esperando que se quitara, para sacar nuestras pertenencias y poder irnos. Serían como las 12 de la noche cuando le dio la gana, se paró y comenzó a gritarnos todas las obscenidades del mundo: ¿A dónde cojones quieren ir? ¿Están revoloteando a mi alrededor? Hemos perdido un juego que debimos ganar. ‘Burra’, ¿a dónde ibas a hacer dobleplay, si Mateo te batea de frente y es out cerrado en primera base? Tenías que haberte metido la pelota en el...’. Con Regino Otero teníamos que irnos directo a la habitación, porque se sentaba en el lobby del hotel Jaragua, para ver quién llegaba tarde y quién no. Así era entonces”. Manuel González tiene un recuerdo alegre de aquellas visitas: “Fui el primer pitcher venezolano que le ganó a Dominicana”, soltó con orgullo. González estaba en su undécima temporada en el beisbol profesional cuando hizo el viaje a Santo Domingo. “Jugar contra los dominicanos era una motivación muy grande”, aseveró. “Fue una gran satisfacción que Regino Otero me diera la pelota contra el Licey. Tiré juego completo. Después del juego, yo estaba sentado, comiendo, y pasó el Negro Prieto. ¿Y sabes qué hizo conmigo? ¡Me regaló dos dólares!”. “En aquella época, los viáticos no eran como ahora”, explicó Blanco. “Si íbamos a Valencia, te daban un sándwich, un cuartico de jugo de naranja, te metían con cuatro peloteros más en un taxi y te mandaban a la ciudad a donde ibas a jugar. El dinero no era una motivación”. “Al que le tocaba lanzar ese día le


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tocaba ir en la ventana”, prosiguió González. “Y los sandwiches los hacían en la casa del señor Prieto. El beisbol ha cambiado mucho”. La emoción que sintieron los venezolanos con los interligas no fue compartida por los antillanos, al parecer. “No teníamos atractivo para los dominicanos”, aseguró Mijares. “No teníamos peloteros de proyección y renombre. Teníamos buenos jugadores, pero no aquellas estrellas. Cuando los dominicanos vinieron, en días consecutivos abrieron Juan Marichal y Gaylord Perry, dos futuros miembros del Salón de la Fama”. “En 1963, Marichal venía de ganar 25 juegos”, alertó Ledezma. “Y 21 en 1964. Sólo verlo lanzar era algo que pagaba la entrada”. Prieto Párraga no olvida el frío recibimiento que le dieron en Santiago de los Caballeros, en 1964. “Tomamos la carretera desde Santo Domingo y después de casi seis horas, cuando llegamos al estadio, no había nadie”, sostuvo. “Nadie. Sólo los que viajaron con nosotros. Un periodista muy famoso de allá, (Héctor) Buyo Estefany, había boicoteado la serie, le pidió a la gente que no fuera al estadio y no había un solo fanático. Tuvimos que regresarnos a Santo Domingo y jugar en el Quisqueya”. Sólo dos años duró el experimento. Sería necesario que transcurriera un lustro, para que el renacimiento de la Serie del Caribe le diera a los equipos venezolanos la oportunidad de volver a medirse con los mejores de Dominicana. “Para nosotros fue un negocio, para ellos no”, lamentó Prieto. “Los estadios aquí se llenaban, porque venían unos equipazos. Los dominicanos hicieron desastres en esos interligas”. Ignacio Serrano es periodista de El Nacional y columnista de ESPN Deportes.

Manuel González (al fondo) se entrena con sus compañeros del Caracas.

Manuel Mota.


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Todos los interligas Fecha 14-11-1963 15-11-1963 16-11-1963 17-11-1963 21-11-1963 22-11-1963 23-11-1963 24-11-1963 28-11-1963 29-11-1963 30-11-1963 5-12-1963 6-12-1963 7-12-1963 8-12-1963 12-12-1963 13-12 1963 14-12-1963 15-12-1963 19-12-1963 20-12-1963 21-12-1963 22-12-1963 26-12-1963 27-12-1963 28-12-1963 29-12-1963 30-12-1963 2-1-1964 3-1-1964 4-1-1964 5-1-1964 12-11-1964 13-11-1964 14-11-1964 15-11-1964 19-11-1964 20-11-1964 21-11-1964 22-11-1964 26-11-1964 27-11-1964 28-11-1964 28-11-1964 3-12-1964 4-12-1964 5-12-1964 6-12-1964 11-12-1964 12-12-1964 13-12-1964 14-12-1964 17-12-1964 18-12-1964 19-12-1964 20-12-1964 27-12-1964 28-12-1964 29-12-1964 30-12-1964 7-1-1965 8-1-1965 9-1-1965 10-1-1965

Ganador Derrotado Resultado La Guaira Licey 3-2 Oriente Licey 10-4 Suspendido por lluvia Licey vs Valencia Caracas Licey 6-2 Licey La Guaira 12-1 Escogido La Guaira 7-1 Estrellas La Guaira 3-0 Águilas La Guaira 3-1 Águilas Valencia 4-3 Licey Valencia 9-4 Escogido Valencia 6-5 Oriente Águilas 3-1 Águilas Caracas 2-1 Águilas Valencia 11-8 La Guaira Águilas 5-3 Caracas Estrellas 9-2 La Guaira Estrellas 2-1 Valencia Estrellas 3-1 Estrellas Oriente 6-3 Escogido Oriente 4-3 Águilas Oriente 4-2 Licey Oriente 6-2 Estrellas Oriente 2-1 La Guaira Licey 9-2 Caracas Escogido 5-4 Escogido Valencia 4-1 Oriente Escogido 2-1 Valencia Escogido 3-2 Escogido Caracas 4-3 Caracas Licey 5-3 Águilas Caracas 15-2 Estrellas Caracas 3-0 Escogido Caracas 8-2 Caracas Águilas 4-1 Caracas Estrellas 4-0 Licey Caracas 7-4 Caracas Escogido 2-1 La Guaira Escogido 6-2 Escogido Valencia 8-8 Magallanes Escogido 11-2 Licey Magallanes 7-3 Águilas Magallanes 11-6 Estrellas Magallanes 3-1 Escogido Magallanes 3-1 Estrellas La Guaira 7-5 Magallanes Estrellas 10-5 Valencia Estrellas 5-4 Estrellas Caracas 8-5 Valencia Águilas 5-2 Estrellas Valencia 1-1 Licey Caracas 5-0 Valencia Escogido 2-0 Águilas Magallanes 8-4 Águilas Caracas 2-0 Águilas Valencia 5-1 La Guaira Águilas 2-1 Escogido La Guaira 2-1 Águilas La Guaira 6-5 Estrellas La Guaira 3-2 La Guaira Licey 3-2 Caracas Licey 5-3 Licey La Guaira 9-4 Licey Valencia 3-0 Magallanes Licey 9-7

* Se jugó a entradas extras. Recopilación: Alexander Gómez.

Sede Caracas Caracas Caracas Santo Domingo Santo Domingo San Pedro Santiago Santiago Santo Domingo Santo Domingo Caracas Caracas * Valencia Caracas Caracas Caracas Valencia Caracas Santo Domingo Santiago Santo Domingo San Pedro Caracas Caracas Valencia Caracas Caracas * Santo Domingo Santo Domingo Santiago San Pedro Santo Domingo Santiago San Pedro Santo Domingo Caracas Caracas Valencia * Caracas Santo Domingo Santiago * San Pedro Quisqueya Caracas * Caracas Valencia Caracas Santiago San Pedro * Santo Domingo * Santo Domingo Caracas Caracas Valencia Caracas Santo Domingo Cibao San Pedro Santo Domingo Caracas Caracas Valencia Caracas

Los interligas en el humor popular dominicano.


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Lo mejor de las

Bob Gibson con Oriente.

Desde el lĂ­der en indiscutibles, hasta el mĂĄximo jonronero en la historia de la meca del beisbol actuaron en el circuito local


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grandes ligas también pasó por la

Pete Rose, Bob Gibson y Barry Bonds son, probablemente, las máximas estrellas que han jugado en los estadios nacionales. Pasaron por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional sin que sus compañeros y seguidores imaginaran que habían sido verdaderos testigos de la historia Efraín Zavarce


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D

esde 1946, cuando se jugó el primer certamen de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, a esta fecha, no pocos peloteros actuaron en sus conjuntos como refuerzos antes de convertirse en luminarias de las grandes ligas. Miembros del Salón de la Fama de Cooperstown, aspirantes a la inmortalidad y dueños de marcas vitalicias son recordados entre jugadores y aficionados. Unos lograron adaptarse al circuito y al país, otros llegaron sin ganas de haber venido. Acá relatamos testimonios de quienes vieron a tres de los más conspicuos peloteros en la historia de las mayores jugar en Venezuela.

El rey del hit parrandeó en el 23

Entre los importados que arrancaron la zafra 1964-1965 con los Leones del Caracas estaba Pete Rose, un infielder de los Rojos de Cincinnati, que en 1963 ganó el galardón al Novato del Año de la Liga Nacional. Caracas tenía para ese campeonato como manager al cubano Regino Otero, que también lillo, Nelson Castellanos y Rose, que llegó en el fungía como coach de Cincinnati, organización modesto automóvil Renault de Dámaso Blanco. que pensó apropiado enviar al joven de 23 años Rose empezó a sentirse en ambiente con el pasar de edad a Venezuela para que mejorara su dede los minutos, los suficientes como para que los fensa en la segunda base. demás habitantes de aquel bloque se enteraran “Para mí fue impactante ver a Rose jugando esa que algunos de los mejores jugadores de esa verposición en vez de César Tovar, que ya en ese sión de los Leones estaban ahí mismo, a cuatro, tiempo era uno de mis ídolos”, admite César Mitres, dos pisos, o en la puerta de al lado. guel Rondón, seguidor caraquista. Sin embar“La gente se asomaba por las ventanas que dago, no pasaron muchos días para que el estaban al pasillo”, recuerda “Damy”, como lo llamadounidense comenzara a ser aclamado por los ba Rose. “Pete intentaba hablar en español, de aficionados de la parte izquierda de la tribuna usar las expresiones de nosotros en esa época. del estadio Universitario. Por eso, cuando vio el retrato de un señor maSu intensidad quedó evidenciada en el teyor puesto en una mesa, que supongo era tío de rreno. Y fuera de él también. Así lo recuerda César, lo señaló y en voz alta empezó a decir: Dámaso Blanco, quien formó parte de esa ‘¡Niche viejo! ¡Niche viejo!’ A los que estábamos edición de los Leones. ahí nos pareció simpático, aunque yo no podía in“Tommy Helms era su compañero en los Roterpretar a quienes no lo conocían y estaban viénjos y ese mismo año vino a Venezuela con el dolo desde afuera, así que decidí que lo mejor Magallanes”, inicia su relato el hoy comuniera irnos. No sabía si los demás podían sentirse cador. “Ambos se quedaban en un hotel de ofendidos. Quise bajar por el ascensor, pero Pete la avenida Casanova, en Caracas, no muy estaba como encantado con todo lo que veía a su lejos del estadio. Así que era normal que se alrededor, así que lo hicimos por las escaleras”. fueran hasta allá caminando. Una vez, poco Al final no sucedió nada desagradable. Dámaso antes de salir del lugar, empezaron a discuBlanco se montó de nuevo en el modesto Rentir sobre quién era más rápido. El tema se ault, sin saber que ahí, junto a él, también iba el resolvió con una carrera de esquina a esfuturo de rey del hit en las grandes ligas. quina, en plena vía pública. Eso describe el carácter competitivo de Pete”. Henrique Lazo, catcher de un inmortal Los componentes de aquel equipo eran muy unidos. Era normal que salieran juntos luego Henrique Lazo, cineasta y conductor de espacios rade los encuentros o en sus jornadas libres, diales, comenzó a visitar de niño el estadio de la Ciucomo el día en el que un familiar de César dad Universitaria. Fue durante ese período, en 1960, Tovar decidió hacer una fiesta en su apartacuando tuvo un inesperado encuentro con un futuro mento del 23 de Enero. miembro del Salón de la Fama de Cooperstown. Ahí fueron, además de Tovar, Víctor Dava“Mi papá tenía un amigo que a su vez conocía al dueño del Oriente, así que, gracias a eso, pude bajar temprano al terreno”, recuerda Lazo, que


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El Pete Rose de sus inicios, Novato del A単o con Cincinnati.


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durante esos días acostumbraba a jugar beisbol en Chacao con Néstor Isaías Chávez, un muchacho, campocorto, que ocho años después llegó a las mayores como lanzador y que, por sus cualidades en ese rol, es recordado hoy como “El Látigo”. “Ya en el campo, ‘Cachorro’, el bat boy del equipo, me dio una mascota y me dijo que lo acompañara al bullpen”, continúa Lazo. “Con poco más de 10 años de edad, ya tenía muy buena estatura. Tal vez por eso pensó que podía hacer lo que luego me pidió. Recibirle los envíos a un tipo de piel negra, con cara muy seria”. Fueron apenas tres lanzamientos hechos sin mucho esfuerzo, relata el comunicador. “Rectas que se movían un poco. Con la primera me asusté y con la última sentí que mi mano ya no podía más: ‘Cachorro, agarra tu vaina’, dije regresándole la mascota”. Aquel pitcher estadounidense trabajó en 21 juegos de esa campaña y nunca más regresó al país. En 1975 dejó lanzar en el beisbol profesional, después de completar su temporada 17 en la gran carpa. ¿Su nombre? Bob Gibson.

Magallanes dejó al mayor jonronero de la historia

En la temporada 1985-1986 los Navegantes anunciaron entre sus importados a un jardinero y bateador zurdo, cuya carrera como pelotero profesional había arrancado apenas meses antes. La mayor referencia que podían tener los aficionados estaba relacionada con su abolengo. El muchacho era hijo de un antiguo jugador con 14 campañas de experiencia en las mayores, seis de ellas de 31 o más cuadrangulares: Bobby Bonds. Barry Lamar, con entonces 21 años de edad, fue escogido en junio de 1985 por los Piratas de Pittsburgh durante la primera vuelta del draft de peloteros universitarios. Magallanes tenía un convenio con Pittsburgh que le permitía traer prospectos de esa organización. Para los turcos, el arribo de Barry Bonds fue asumido con alborozo; en cambio, para el jugador, su estadía en Venezuela representó una incómoda asignación. “Él nunca quiso venir para acá. Eso era muy evidente”, dice Ernesto Gómez, un infielder que jugó en aquella versión de los Navegantes. “Era algo que no decía, porque en realidad no hablaba con nadie. El Barry Bonds que yo conocí era un tipo muy callado, que llegaba al estadio temprano, practicaba, jugaba y se iba, sin compartir con los demás”. Pero Gómez reconoce que para entonces su talento era notorio a los ojos de cualquiera: “Sabíamos que iba a estar en las

Grandes Ligas por unos cuantos años. En un momentico dio varios jonrones, aun cuando era un muchachito”. Fueron siete exactamente, la máxima cantidad en el campeonato, al momento en el que Magallanes decidió sustituirlo por Chris Jones, otro outfielder que apenas conectó dos extrabases y dejó promedio de .212 en 52 turnos. “Nunca supe la razón exacta por la cual la directiva lo hizo, pero lo que sí tengo claro es que Bonds acá no se sentía bien. Recuerdo que todos en el equipo teníamos la misma opinión. Los otros importados se integraron, pero él no”, asevera el actual scout de los Medias Rojas de Boston. “Santiago Sánchez González se llevó consigo la respuesta exacta,” apunta el analista John Carrillo, mencionando al jefe del tren directivo de la Fundación Magallanes de Carabobo para la época, hoy fallecido. Un lustro después de su paso por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, Barry Bonds ganó el primero de sus siete premios al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional. En 2007 se adueñó de la marca absoluta de vuelacercas en la gran carpa, con 762, hecho que estuvo empañado por las sospechas sobre consumo de sustancias prohibidas. Pero las extraordinarias condiciones naturales del antiguo refuerzo de los Navegantes eran inobjetables. Como fuere, su paso por el circuito local quedó marcado más por su misteriosa salida que por sus destrezas en el campo. Por eso, hoy más de uno todavía recuerda que alguna vez Magallanes dejó ir al líder de cuadrangulares de todos los tiempos en las grandes ligas. Efraín Zavarce es conductor del programa Los Cronistas, de Deportes Unión Radio.


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Barry Bonds.

Pete Rose (derecha) llega al home en el Universitario.

PETE ROSE

BOB GIBSON

BARRY BONDS

Equipo

Equipo

Equipo

Leones del Caracas

Oriente

Navegantes del Magallanes

Temporada:

Temporada:

Temporada:

1964 -1965

1960 -1961

1985 -1986

J: 65 AVG: .351 JR: 5 CA: 65 (lĂ­der)

J: 21 IL: 142 K: 134 EFE: 2.54 G-P: 7-10

J: 44 AVG: .244 JR: 7 CI: 23


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JIM LEYLAND

EL HOMBRE DEL PIZARRÓN La Liga Venezolana de Beisbol Profesional es una escuela. O al menos eso es lo que cuentan aquellos que alguna vez pasaron por el circuito local, antes de ser pilotos en la gran carpa. Son muchos. De hecho, la mitad de los equipos de grandes ligas tuvieron a uno de ellos al frente este año, si incluimos en la lista al criollo Oswaldo Guillén. Estas son algunas de sus historias. Efraín Ruiz Pantin

Jim Leyland.


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J

im Leyland nunca fue un gran jugador de pelota. Su carrera en ligas menores duró siete temporadas y después de 1970, a los 25 años, el entonces receptor decidió colgar los ganchos. Atrás dejaba un promedio de .222 y sólo cuatro jonrones. Sin demasiados recuerdos especiales de sus días de jugador, al menos no de esos que quedan en la memoria de los aficionados, hay algo que el manager de los Tigres de Detroit no olvida. Es un detalle que Leyland (uno de los 14 hombres que este año tuvieron bajo su mando un equipo de grandes ligas y que en algún momento pasaron por la pelota de Venezuela, sin contar al criollo Oswaldo Guillén) aprendió a ver desde otro ángulo cuando fue el mandamás de los Leones del Caracas, en la temporada 1980-1981. “Cuando era mucho más joven de lo que soy ahora, no era capaz de entender lo duro que era para los jugadores dominicanos y venezolanos venir a jugar aquí y adaptarse a todo”, recordó Leyland en octubre, durante una entretenida charla antes del segundo juego la Serie de Campeonato contra los Rangers de Texas. “Nunca pensaba en lo difícil que eran las cosas para ellos”, confesó el dirigente de 66 años de mer día de la campaña eran extranjeros. Casi la mitad. edad, al tiempo que arrugaba la cara, apenado. Clint Hurdle, el manager de los Piratas de Pittsburgh, “Hasta que fui a Venezuela. Entonces, de un fue a Venezuela en tres temporadas con los Tiburogolpe, el zapato está puesto en el otro pie. Fue nes de La Guaira, a finales de los 70 y principios de una tremenda experiencia para mí”. los 80. El campeón jonronero de la campaña 1977En octubre de 1980, Leyland apenas tenía 35 1978 coincide con Leyland sobre la enseñanza que años cumplidos. Aterrizó en el Estadio Universise llevó de su estadía. tario sin saber una letra de español, con la tarea “Me llevó a apreciar más lo que viven los latinos cuande dirigir a un equipo que venía de ser campeón do vienen a Estados Unidos”, escribió Hurdle -que la temporada pasada y con un roster encabezatenía 19 años de edad cuando pisó Venezuela por do por Antonio Armas y Baudilio Díaz. primera vez- en un correo electrónico. “Me refiero a “Y allí estaba yo, el primer día, con un pequeño cosas tan simples como pedir la comida”. pizarrón tratando de aprender todas esas fraEsa relación simbiótica entre el Caribe y la pelota mases venezolanas”, dijo el siempre entretenido yor queda de manifiesto al observar que, sin contar al Leyland. Y de la nada, soltó su mejor imitación venezolano Oswaldo Guillén, 14 dirigentes de Grandel español: “¡Preeemiiira base! ¡Segundooo des Ligas en 2011 pasaron en su momento por la base!’ Fue grandioso”. Liga Venezolana de Beisbol Profesional. “Estaba de un lado para otro con mi pizarrita, inspirado”, continuó. “Eso, lo difícil que es adapUna escuela tarse a otra cultura, lo entendí cuando fui allá”. Los días en Venezuela como coach y manager de los Lo otro que tuvo que comprender es que no en Leones en las temporadas 1999-2000 y 2000-2001 todas partes del mundo se trabaja con la punrepresentaron para Manny Acta una experiencia tan tualidad de los anglosajones. fuerte y marcada por el mal andar del club, como en“No teníamos nada parecido a un itinerario. El riquecedora. autobús podía salir a cualquier hora entre las Contratado originalmente como coach, el manager tres y las cinco”, afirmó Leyland. “Eso fue un de los Indios de Cleveland debió hacerse cargo del shock. Yo estaba acostumbrado a un horario”. Caracas tras el despido de John Stearns y una breComprender ese tipo de detalles no es cosa ve estadía de Antonio Armas al frente de la novena menor para alguien que trabaje en el beisbol. en la primera de sus dos campañas. Tenía 31 años Según datos de MLB, de los 846 jugadores de edad. que comenzaron la temporada 2011 en los ros“Es un beisbol que te ayuda mucho a desarrollar tu ters de los 30 equipos, 234 nacieron fuera de mente, porque los rosters son más grandes, tienes Estados Unidos, 27,7 por ciento. De ellos, 199 que empezar a pensar en los relevistas desde que lo hicieron en Latinoamérica. pasa el quinto inning”, dijo Acta una calurosa tarde En ligas menores, este año, 47,4 por ciento de de agosto, en Texas. “Obviamente, diriges diferente los beisbolistas que estaban en nómina el pria como lo haces en Estados Unidos. Ganar día a día toma mucha más importancia. Cada juego es como el último de la temporada”.


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Las clases para aprender a ser un buen dirigente no se limitaron al terreno, sostuvo quien también fue manager de los Nacionales Washington. “Dirigir esa cantidad de jugadores de diferentes organizaciones, con diferentes actitudes y personalidades, te ayuda a saber lo que es ser manager, qué es lidiar con personas”, precisó. “No es solamente las jugadas y esas cosas. Eso todo el mundo lo sabe. El tema es cómo bregar con la gente”. Uno de los retos más grandes es cómo manejar dentro de la cueva la llegada de los peloteros consagrados. Lo que para los aficionados es motivo de alegría –y para el manager también- para otro jugador es la despedida de un lugar en el lineup. “Eso es lo más difícil”, sentenció Acta. A Ron Washington, manager de los Rangers de Texas, le tocó compartir en su momento con una de las más grandes figuras del beisbol venezolano, el campocorto David Concepción. Un veterano infielder que había pasado por varias organizaciones y subía de forma intermitente a las grandes ligas, Washington vistió el uniforme de los Tigres de Aragua en las temporadas 1981-1982, 1982-1983 y 1984-1985. “Era increíble”, resumió Washington lo que significó para él jugar junto a Concepción. “Era súper Un maestro inteligente y estaba metido siempre en el juego. “Era una experiencia, andar en autobuses, parándose Todo el tiempo hacía la jugada correcta en el en esos sitios en la autopista”, comentó Ron Gardcampo, en las bases, daba los hits importantes”. enhire, vía correo electrónico. “Siempre me comía mi “Y siempre nos cuidaba. Nos trataba muy bien”, medio pollo con jugo de mango”. El curtido piloto de acotó el otrora segunda base de los maracalos Mellizos de Minnesota jugó con los Leones en la yeros. “Nos llevaba a su finca, traía comida al 1981-1982. Esa campaña fueron campeones de Veestadio. Te hacía sentir cómodo”. nezuela y del Caribe. Como shortstop, tuvo un maestro Joe Girardi jugó en la zafra 1988-1989 con las especial en Alfonso Carrasquel, el piloto del Caracas. Águilas del Zulia. El receptor, un prospecto de “Era un tremendo instructor para los infielders y una los Cachorros de Chicago, bateó .301, conecpersona que me ayudó mucho para aprender a calmartó cinco jonrones y acompañó a los rapaces me en el campo”, escribió Gardenhire del legendario hasta que consiguieron la Serie del Caribe en ‘Chico’. “Lo respeté mucho y me ayudó un montón México. como shortstop”. “Fue una tremenda experiencia y creo que me Hurdle destacó la lucha que mantuvo con Antonio Arayudó a saltar un nivel (comenzó 1989 en las mas en la 1977-1978 por el liderato de cuadrangulamayores), porque terminé tomando como 300 res, una carrera que terminaría ganando 18 a 17. turnos”, dijo Girardi a finales de septiembre, en el Yankee Stadium. “Me encantó”. “Nunca se me olvidarán esos juegos los domingos a las 11 de la mañana. Qué fuerte era jugar a esa hora en Maracaibo, con ese sol y ese calor”, sonrió el usualmente serio manager de los Yanquis de Nueva York. “Y la comida era fantástica”, apuntó Girardi. “‘El sitio que más me gustaba era un local... Dios, ¿cómo es que se llamaba? Era un lugar de hamburguesas, fantástico... ‘¡El Date!’ Creo que ese era el nombre”. Girardi tiene buena memoria. “El Date”, ya desaparecido, era un carrito de perrocalientes y hamburguesas, más grande de lo normal, ubicado en la calle 68 de Maracaibo, la Cecilio Acosta. Funcionaba de noche, porque de día el sitio era el estacionamiento de una cauchera Firestone. Joe Girardi.


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Antonio Armas (izquierda) con Clint Hurdle, los protagonistas de la carrera del jonrón en la temporada 1977-1978. “Yo venía de pelear por el título de bateo en ligas menores, así que no fue nada estresante para mí”, reveló el jardinero de Tiburones. “De hecho, me parece que para él era más importante, por ser venezolano. Recuerdo que al final el manager (John Sullivan) me puso de primer bate para que tuviese más oportunidades de sacar la bola. Fue una carrera grandiosa. Jamás la olvidaré”. Claro que no todo fue bonito. Acta estaba tan mortificado con lo mal que jugaba el Caracas –el club terminó último en las dos temporadas que estuvo allá- que trataba de salir lo menos posible del hotel cuando tenía tiempo libre. “No pude conocer el país y eso me da lástima”, dijo el dominicano. “Cuando uno está perdiendo no tiene esa libertad de salir a conocer, porque la fanaticada es bien aguerrida y se toma las cosas bien en serio, bien personal. Y yo soy un tipo que aquí en Estados Unidos y dónde sea, cuando no estoy ganando, no me divierto”. El Caracas de Leyland no comenzó bien la temporada y a mediados de campaña, con registro de 15 ganados y 17 perdidos, el estadounidense decidió comunicarle a la gerencia que se marchaba. Por años, la versión oficial había sido que no pudo con

la liga. Pero Leyland tiene otra historia sobre su partida aquel diciembre. “El señor Prieto (El Negro Oscar, uno de los propietarios de Leones) me ofreció más dinero, pero le dije que no era por eso”, explicó, 30 años después. “Vengo de una familia muy grande y nunca había estado lejos de casa en Navidad. Era un muchacho y los extrañaba. Sin ofensas para nadie, yo no soy de comer pollo en la autopista el 24 de diciembre”. Aprender español en una pizarra, acostumbrarse a los horarios –o a la falta de ellos- y entender lo desubicado que puede llegar a sentirse un extranjero, parece que había sido suficiente lección para Jim Leyland. Si eso fue lo que aprendió en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, fue una buena escuela. La historia es testigo de que no le ha ido mal. Efraín Ruiz Pantin es corresponsal en las grandes ligas del diario Meridiano.

Pasaron por Venezuela La lista incluye a managers de grandes ligas extranjeros que jugaron o dirigieron en la LVBP.

Nombre Manny Acta Dusty Baker Bud Black Bruce Bochy Terry Collins Terry Francona Ron Gardenhire Joe Girardi Clint Hurdle Davey Johnson Jim Leyland Brad Mills Ron Washington Ned Yost

2011 Cleveland Cincinnati San Diego San Francisco Nueva York LN Boston Minnesota Nueya York LA Pittsburgh Washington Detroit Houston Texas Kansas City

Equipo en Venezuela Caracas La Guaira Caracas Lara, La Guaira La Guaira Zulia Caracas Zulia La Guaira Caracas Caracas Zulia Aragua La Guaira, Magallanes

Efraín Ruiz Pantin es corresponsal en las grandes ligas del diario Meridiano

Temporada 99-00, 00-01 74-75 81-82 78-79, 82-83, 83-84 88-89, 89-90 83-84, 86-87, 87-88 81-82 88-89 77-78, 79-80, 83-84 64-65 80-81 82-83 82-83, 84-85 78-79, 81-82

Posición Manager, coach Jardinero Lanzador Catcher Manager Inicialista Shortstop Catcher Jardinero Infielder Manager Infielder Infielder Catcher


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UN COLISEO CON SU

PROPIA E HISTORIA El estadio Universitario, escenario de fiestas y pasiones deportivas, cumple 60 años de fundado

El parque que recibe el Juego de Estrellas en esta ocasión ha sido el punto de encuentro de la fanaticada desde que el beisbol profesional abandonó su casa original, el estadio Cerveza Caracas de San Agustín. Su estreno fue feliz: con un juego sin hits. Mudo testigo de héroes y hazañas, es recordado con afecto por quienes allí una vez brillaron Ismael G. Granadillo N.

n el deporte hay ciertos estadios que están marcados con un halo místico que les permite destacarse de sus similares: el Yankee Stadium, el Fenway Park y el Wrigley Field en el beisbol, el Santiago Bernabéu, el Maracaná y La Bombonera en el fútbol, el Madison Square Garden en el baloncesto. Venezuela no se escapa a esta realidad con el parque de la Ciudad Universitaria. El escenario de concreto ubicado en Caracas desde hace 60 años exactos ha albergado infinidad de justas, dignas de estar al lado de las mismas que muchos emperadores vieron en el coliseo romano. Y es que, al igual que la obra que mandó a hacer el emperador Vespasiano en el años 70 de nuestra era, el estadio Universitario ha sabido ganarse su sitio entre los caraqueños, no sólo porque está en el corazón de la metrópoli —al igual que sucedió con el foro romano en su momento— sino porque, además de presentar espectáculos relacionados con el juego del bate y la pelota, ha dado cita a otros eventos. “El parque nació enmantillado, porque albergó los Juegos Bolivarianos de 1951 y el primer partido que se jugó allí fue un Venezuela-Colombia, que resultó un nohit no-run de Blas Rodríguez. Entonces se puede decir que el estadio arrancó su largo andar en la pelota con el pie derecho”, recordó Javier González, historiador especializado en la pelota venezolana. “El parque fue creado como parte de la Ciudad Universitaria de la Universidad Central de Venezuela y lo inauguró Germán Suárez Flamerich, quien era Presidente para ese 25 de noviembre de 1951”, continuó González. “Desde el primer día, se destacó por su magnificencia. Tanto, que por muchos años fue considerada la edificación más segura de la capital”.


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Estadio de beisbol Universidad Central de Venezuela.


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Ser la construcción más confiable del Valle de Caracas a mediados del siglo XX no fue suficiente. También fue la más popular, algo que incluso se mantiene en estos días. “Antes no había sillas como las de hoy, sino banquetas de madera, de esas tipo gradas, que estaban numeradas. Eso hacía que entrara más gente, así que te imaginarás como sería un juego a casa llena”, contó Gregorio Machado, coach de los Navegantes del Magallanes, quien durante la década de los años 60 estudió Administración en la UCV y fue miembro del equipo de beisbol de esa casa de estudios. “No había partido que no tuviera una alta asistencia”, continuó Machado. “Incluso los Juegos Nacionales Universitarios atraían a la gente. Recuerdo que cuando nos preparábamos para una de esas competencias, el manager, que en esa época era Pompeyo Davalillo, prácticamente nos hacía vivir en el estadio. Estábamos desde que salíamos de clases hasta que se iba el sol y ya no veíamos la pelota. Fueron tiempos muy bonitos. Pero, a pesar de eso, no hay nada que supere la emoción de un Caracas-Magallanes. La energía de la gente en este tipo de partidos es indescriptible y ha sido así desde siempre. Cada vez que lanzaba en este campo era otra cosa”. Fue la pelota profesional lo que terminó de darle ese manto casi divino que ha arrastrado el Universitario hasta nuestros días. “El primer partido, en el que jugaron el Venezuela y el Caracas, en la temporada 1952-1953, metió a 30.000 personas y recaudó 80.000 bolívares de los de antes en taquilla”, comentó González. “Eso era un realero en aquellos tiempos. Ver beisbol en un estadio diferente al San Agustín era toda una novedad. Y sigue siéndolo. Es el estadio más viejo de la liga y tienes la sensación de estar respirando historia, lo que hace de esa primera visita algo inolvidable”.

Una casa llena de anécdotas

Víctor Davalillo, uno de los más ilustres peloteros de la historia de la LVBP y quien por varias décadas llamó hogar al parque de la Ciudad Universitaria, tiene múltiples recuerdos de lo que fue jugar allí. “No olvido mi primer encuentro en ese estadio”, rememoró el zuliano. “Era una época en la que había más gringos que criollos y era complicado poder jugar; pero poco a poco uno se iba abriendo espacio. Mi debut en la liga fue contra el Oriente, en la carretera, y de ese no me acuerdo mucho. Pero el primero en Caracas, con los Leones, fue como relevista y fue rápido. No me compliqué para sacar mi inning, pero hubo unos cuantos fouls que me hicieron sudar frío”. “Cuando pasé de Leones a los Tigres no fue fácil volver al Universitario”, prosiguió Vitico. “Pensé que la gente me pitaría. No es fácil jugar allí, porque la gente está muy metida en el juego. No se perdonan los errores o la traición de dejar irte


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a un equipo rival. Afortunadamente en mi caso recibí muchos aplausos, aunque luego del partido, mientras nos comíamos unas arepas, muchos fanáticos se me acercaban a preguntarme por qué había dejado que me cambiasen”. También hay múltiples leyendas urbanas, que le dan mayor impacto a la figura del estadio. “Es falsa la historia de que hay un camión enterrado en el centerfield, pero se creó debido a la severidad del General Marcos Pérez Jiménez, quien dijo que todo debía estar listo para el 25 de noviembre, fecha de la inauguración y no había tiempo de sacar el camión de allí ”, explicó González. “La leyenda se

cae porque el general no fue quien lo inauguró y tampoco era el Presidente de la época. Sí es cierto que muchos peloteros han vivido allí, como Luis Salazar, y también personas no ligadas a los equipos. Un cervecero llamado Renny, quien trabajaba en ese parque en los años 50 y 60, pasó su vida en el estadio, hasta que falleció hace unos tres o cuatro años”. Ismael G. Granadillo N. es coordinador de beisbol en el El Nacional.

El presidente Rómulo Betancourt, con la pipa en los labios, en el palco presidencial del Universitario.


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es s d n Gramento Mo

• Aparte del no hit no run de Blas Rodríguez en 1951, el estadio ha visto otras gestas curiosas que no siempre han estado ligadas a la pelota. • El hit 1.500 de Víctor Davalillo. • El primer no hit no run en la LVBP, que tiró Lenny Yochim, en la campaña 1955-1956. El segundo y el tercero en la historia de la liga también fueron lanzados en este estadio. • Los no-hitters de Urbano Lugo padre e hijo, este último, el único en finales. • El jonrón 20 de Baudilio Díaz, que marca el récord para una campaña en el circuito profesional. • El primer cuadrangular de Antonio Armas. • El vuelacerca de Mark McGwire en los Juegos Panamericanos de 1983, el cual salió del estadio. • El cuadrangular de José Canseco en una práctica de bateo de un juego de exhibición entre los Bravos y los Rays, que también sobrepasó los graderíos de la izquierda. • Una pelea de boxeo por el campeonato internacional en 1961. • El estreno internacional de Luis Aparicio hijo, como leftfielder de Venezuela en el Mundial Amateur de 1953. • También el primer juego de Omar Vizquel en una competición internacional, en el Mundial Infantil de 1977, donde fue campocorto de Venezuela. • Decenas de conciertos, siendo el más concurrido el de Marc Anthony en 2008, y hasta un show de ballet contemporáneo.

es d n Graquipos E

Además de los clubes de la LVBP y de las Series del Caribe, varios juegos de grandes ligas se han llevado a cabo entre las rayas de cal del Universitario. El primero ocurrió en 1967 con una serie entre los Atléticos de Kansas City y los Mellizos de Minnesota de César Tovar. En 1970 los Yanquis de Nueva York y los Medias Blancas de Chicago se enfrentaron allí y dos años después vinieron los Rojos de Cincinnati, de David Concepción, y los Piratas de Pittsburgh, de Roberto Clemente. En 2000, los Mantarrayas de Tampa Bay y los Bravos de Atlanta también toparon en el parque de Los Chaguaramos.

ha a c i F cnic Té

• Localización: Parroquia San Pedro, Municipio Libertador, Caracas, Venezuela • Dueño:Universidad Central de Venezuela • Superficie: Pasto. • Capacidad: 21.000 personas. • Apertura: 25 de noviembre de 1951. • Arquitecto: Carlos Raúl Villanueva. Víctor Davalillo (derecha) al pie del viejo clubhouse del Universitario.


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El estadio Universitario heredó el sitial que en su momento tuvo el estadio San Agustín para la capital venezolana durante buena parte del siglo XX y del cual aún se puede apreciar un muro del jardín derecho que colinda con la autopista Francisco Fajardo. “El estadio San Agustín era el parque más importante que tenía Caracas, hasta que llegó el Universitario. La misma familia que manejaba la pizarra en el San Agustín se mudó de estadio y tuvo el monopolio de ese negocio hasta la construcción de la pizarra electrónica”, contó Javier González. “El de Los Chaguaramos también heredó la reventa de boletos, problema que se vivía en el San Agustín y que dura hasta nuestros días”, continuó el historiador. “Otra cosa característica del Universitario son las caimaneras de los miércoles y la de los profesores universitarios. Ambas tienen años realizándose y son parte de la historia del parque. Incluso grandes peloteros del amateurismo han pedido que sus cenizas sean esparcidas en el montículo o en los jardines del estadio, algo que difícilmente se ve en otro parque de beisbol”.

Laseras im Pr

s e c Ve

• Primer club triunfador: Leones del Caracas • Primer club derrotado: Patriotas del Venezuela • Primer pitcher ganador: José de la Trinidad “Carrao” Bracho • Primer pitcher derrotado: Pete Modica • Primer hit: Guillermo Vento (Leones), el 17-10-1952 • Primer doble: Aureliano Patiño (Venezuela), el 17-10-1952 • Primer triple: Aureliano Patiño (Venezuela), el 24-10-1952 • Primer jonrón: Harry Schenz (Venezuela), el 19-12-1952 • Primer doble play: Pete Milner a Piper Davis (del 3 al 6) del Venezuela, el 17-10-1952


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El año en

que el beisbol

unió a una

nación La hazaña de los Héroes del 41 es la razón que hace hoy del estadio Universitario el mayor templo de la pasión nacional: el beisbol

En octubre se cumplieron 70 años de la hazaña más importante en la historia del deporte venezolano, cuando un grupo de peloteros ganó el Campeonato Mundial de Beisbol Aficionado, celebrado en La Habana. Su gesta se convirtió en el primer elemento unificador de un país que daba los primeros pasos hacia la modernidad César Augusto Márquez


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Los HĂŠroes del 41, en uno de los muchos homenajes que han recibido.

El equipo original, en La Habana.


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l 22 de octubre de 2011, José Jiménez Torrealba, locutor interno de los Leones del Caracas, anunció a Enrique Fonseca, receptor, y a Luis Romero Petit, tercera base. Ninguno de los dos alinearía esa tarde de sábado, pero en sus memorias estaba fresco el recuerdo de lo que había ocurrido un miércoles, hacía exactamente 70 años, ya no en el Universitario, sino en el estadio La Tropical de La Habana, Cuba. “El Conejo”, mote con el cual aún es conocido Fonseca, y Petit, son los dos sobrevivientes de una gesta que trascendió lo deportivo y acaso se convirtió en el primer hito que produjo un sentimiento de nacionalidad en una Venezuela que daba sus primeros pasos hacia la modernidad. Mucho antes de que soñáramos con llegar a la semifinal de una Copa América de fútbol, un grupo de hombres, había conquistado la Serie Mundial de Beisbol Aficionado y, más importante, el corazón de un país. El tiempo no parece haber hecho mella en la memoria de Petit, quien rememora, cuál si fuera ayer, cómo empezó el sueño: “Recuerdo que Abelardo Raidi, quien era el delegado, viajó a Maracaibo para decirme que había sido seleccionado y que estaba en Maracaibo para tramitarme los permisos”. Raidi y Manuel Malpica, el manager, fueron los encargados de confeccionar una selección que representara a Venezuela por segunda vez en un torneo que llevaba ya cuatro ediciones. Los lanzadores Daniel “Chino” Canónico, Juan Hernández, Ramón Fernández, Benjamín Chirinos, Domingo Barboza, Julio Bracho, Ramón “Dumbo” Fernández y Felipe Gómez; los catchers Guillermo Vento y “el Conejo” Fonseca y los jugadores de posición, Francisco “Tarzan” Contreras, José Pérez Colmenares, Jesús “Chucho” Ramos, Héctor Benítez Redondo, José Antonio Casanova, Inga Malpica, Dalmiro Finol y Luis Romero Petit, fueron los seleccionados para cumplir la empresa que comenzó el 27 de septiembre en la capital antillana. Con lágrimas en los ojos, como un helecho de tinajero a punto de llenarse, tal vez conmovido por la multitud que 70 años después lo aplaude, Fonseca piensa en la manera cómo asumían ese compromiso, con responsabilidad, sí, pero también con la candidez de quien solo fue a jugar. Después de todo, eso es el beisbol: “Recuerdo que para nosotros era un juego más, era como si se tratara de un juego más, nosotros fuimos allá a jugar, no teníamos grandes ambiciones”.

El camino al título

Puerto Rico fue el primer rival al que se enfrentó el equipo venezolano. En un juego reducido a cinco entradas, por lo prolongados de los actos protocolares, “Canónico”, a la postre ganador del encuentro decisivo, cubrió la ruta y la selección criolla venció 12 carreras por una. El Salvador (8-2), México (5-2), Estados Unidos El "Chino" Daniel Canónico con el Lara, dos décadas después de la hazaña.


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José Antonio Casanova.

(12-1) y Panamá (7-2) fueron las víctimas de una representación venezolana que, si bien salió a divertirse dentro del terreno de juego, mantenía una disciplina casi marcial fuera de las líneas de cal. “El trato hacia nosotros era muy estricto, salíamos del estadio al hotel y del hotel al estadio. Nosotros salíamos a jugar, pero no teníamos idea de la magnitud de lo que estábamos logrando”, dijo “El Conejo” Fonseca. El 12 de octubre, el equipo venezolano seguía invicto y le correspondería enfrentarse a Nicaragua. Tras ocho entradas, el encuentro se mantenía igualado a cinco carreras, pero problemas eléctricos impidieron que continuara el partido que se volvió a jugar nuevamente la tarde del 13 de octubre. Si bien, los centroamericanos representaron un duro escollo para los nativos, la segunda vez que se midieron fue diferente. “Dumbo” Fernández lanzó pelota de dos hits y Venezuela venció 6-0, avanzando un peldaño más en la conquista del sueño. Pero como si se tratara del guión de una película, el camino no estaba del todo allanado, pues la novena de Malpica perdería su invicto el 15 de octubre, cuando cayó a manos del equipo de República Dominicana. La situación parecía bastante compleja, toda vez que en la última jornada debían enfrentar al equipo favorito, el de Cuba, el dueño de la casa. De la mano del “Chino” Canónico, Venezuela venció a los anfitriones, que hasta entonces habían acabado con todos sus rivales. Había que disputar un juego extra. “Gané el juego decisivo y cuatro más, pero el más importante fue el primero contra Cuba. Tenía fuertes dolores en el brazo y cuando llegué no podía levantarlo. Había que ganar para tener el chance de ir a un partido decisivo. Si no, todo hubiese terminado, porque los cubanos eran los campeones” , dijo “El Chino” Canónico en una entrevista publicada en el diario El Nacional el 23 de octubre de 1963, 22 años y un día después de que se consumara la gesta. Si alguien podía hablar con propiedad del juego más importante en el histórico trayecto del equipo venezolano, era el propio Canónico, a la postre ganador del juego definitivo. El miércoles 22 de octubre, “El Chino”, hombre en quien había confiado el mánager Manuel Malpica, señalaría la ruta para que Venezuela ganara 3-1 y se consumara un sueño que ni los mismos venezolanos creerían. “Nosotros no teníamos idea de la magnitud de lo que habíamos hecho, celebramos pero no sabíamos que se trataba de algo tan grande. Fuimos a divertirnos y para nosotros era un juego”, dijo Romero Petit. De eso se darían cuenta más tarde, pero lo más importante no es eso, es que un país entero sí se dio cuenta y cambió. Cuando han pasado poco más de 70 años de la gesta, Venezuela aun los recuerda. César Augusto Márquez es periodista del diario Líder.


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En una época en la que la televisión daba sus primeros pasos y las redes sociales, como Facebook y Twitter, eran algo inimaginable, la gente logró comunicar la importancia de un hecho tan notable como el que había conseguido el equipo venezolano. “No se me olvida que al estar cerca de costas venezolanas, vimos un montón de gente a lo lejos y fue algo que nos sorprendió. Vimos unos aviones que pasaban por encima de nosotros y nos lanzaban flores, no sabíamos de qué se trataba. Recuerdo que un muchacho que estaba viajando con nosotros buscó un radiecito y ahí fue cuando nos enteramos de porqué era todo el alboroto y de lo que habíamos hecho”, dijo un emocionado Fonseca, a tan solo minutos de recibir la ovación

El inmortal Guillermo Vento.

El "Pollo" Manuel Malpica (izquierda), en el Juego de la Chinita de 1964, durante un homenaje a Luis Aparicio Ortega, "El Grande de Maracaibo" (derecha).

de un estadio Universitario repleto por personas que aunque en su gran mayoría no estuvieron presentes 70 años antes en el puerto de La Guaira, bebieron de la herencia histórica dejada por los Héroes del 41. “Nosotros no sabíamos nada, pero cuando escuchamos el radio, salimos corriendo a vestirnos y a arreglarnos rápido, no era algo que nos esperábamos”, agregó “El Conejo”. “¿Qué cómo nos cambió la vida? Claro que nos la cambió, gracias a eso, empecé a ser reconocido y eso me ayudó también a levantar a mi familia”, señaló Romero Petit. El homenaje y la posterior ovación en el estadio Universitario, un escenario con tanta historia, es solo una evidencia de la huella imborrable que los Héroes del 41 dejaron en una nación.


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Parte del equipo de La Habana, con el presidente Luis Herrera Campins.

La prensa de la época destacó la hazaña de los héroes.

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Apenas comenzaba la década de los años 40 del siglo XX. En Europa se libraba la Segunda Guerra Mundial y los medios de comunicación comenzaban a jugar un rol importante en la sociedad mundial. Venezuela daba los primeros pasos hacia la modernidad. Isaias Medina Angarita fue elegido Presidente de la República, poco después de terminar la dictadura a cuatro manos que gobernó el país desde finales del siglo XIX. En ese contexto, un grupo de hombres, muchos de ellos de extracción humilde, trabajadores de fábricas y puertos, conquistó la Serie Mundial de Beisbol Aficionado de 1941 y se convirtió en uno de los primeros íconos de la venezolanidad. “En ese contexto, la radio jugó un rol fundamental, porque fue la que divulgó masivamente lo que había hecho el equipo venezolano en Cuba. Las batallas de la independencia ocurrieron en otro momento histórico en el que la población no se enteraba de

todas las gestas heróicas”, señaló Javier González, historiador especializado en beisbol. “Hubo momentos como el bloqueo de los puertos (entre 1902 y 1903) pero en ese entonces el país estaba polarizado entre los que querían y los que no querían a Cipriano Castro. Cuando ocurrió la noticia de la muerte de Juan Vicente Gómez, en muchas partes del país se supo mucho después, incluso en enero del año siguiente (Gómez falleció el 17 de diciembre de 1936)”. La hazaña del 41 también generó otras consecuencias, incluso en el inmediato plazo. “Gracias a esa gesta, ese mismo año, se fundó el Comité Olímpico Venezolano”, continuó González. “Hubo incluso cosas que tocaron el ámbito democrático, por ejemplo ese año se decidió que la reina del campeonato fuera elegida por todos los venezolanos en un acto en el que salió elegida Yolanda Leal. Los Héroes del 41 significaron mucho para nosotros como sociedad”.


Cronología

El Juego de Estrellas de la LVBP Recopilación: Ignacio Serrano Década de los años 60

Década de los años 70

Primer duelo “geográfico” (CentralesOccidentales )

Década de los años 80

Último clásico entre criollos e importados

1971-1972

23 de diciembre de 1971 Criollos 10 Importados 7

Década de los años 90

Década de los años 2000

Década actual

Primer juego contra las estrellas dominicanas

1972-1973

12 de diciembre de 1972 Importados 11 Criollos 8

1973-1974

11 de diciembre de 1973 Importados 7 Criollos 5

1974-1975

10 de diciembre de 1974 Importados 10 Criollos 5

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Errores de Bill Russell y Cliff Johnson ayudaron a que los locales fabricaran cuatro rayitas que decidieron el juego en el octavo tramo

Jim Holt y Ted Ford coronaron con sencillos impulsadores la rebelión que condenó a los venezolanos en el octavo pasaje

Kurt Bevacqua golpeó dos hits y empujó tres carreras, para castigar a Luis Peñalver y propinarle su segunda derrota en el clásico

Anotación por entradas Importados 000 103 120 7 Criollos 100 023 04x 10 G: Luis Peñalver P: George Manz JR: Tom Grieve, Víctor Davalillo

Anotación por entradas Importados 023 000 240 11 Criollos 020 020 310 8 G: Milt Wilcox SV: Reggie Cleveland P: Víctor Montilla JR: B. Darwin, O. Blanco

Anotación por entradas Importados 023 002 000 Criollos 102 100 010 G: Dave Hamilton SV: John Glass P: Luis Peñalver

Un lineup que incluía a Dave Parker, Al Bumbry, Phil Garner, Enos Cabell, Adrián Garret, Tom Grieve y Rick Dempsey apabulló a los nativos Anotación por entradas Importados 302 040 001 10 Criollos 400 000 001 5 G: Doug Bird P: Gilberto Marcano JR: A. Garret, D. Parker, J. Marcano Trillo

1979-1980

11 de diciembre de 1979 Importados 8 Criollos 2

1980-1981

7 5

1981-1982

1982-1983

16 de diciembre de 1980 Importados 4 Criollos 0

15 de diciembre de 1981 Importados 8 Criollos 0

14 de diciembre de 1982 Importados 7 Importados 3

Estadio Universitario de Caracas

Estadio A. Herrera Gutiérrez de Barquisimeto

Estadio José Pérez Colmenares de Maracay

Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo

Ubaldo Heredia fue el único lanzador del equipo venezolano que esquivó los golpes forasteros, con George Vukovich a la cabeza

Brian Harper y Mike Easler dieron jonrones para apoyar la labor inmaculada de Mike Mahler y siete relevistas

Anotación por entradas Importados 000 303 020 Criollos 100 000 010 G: Diego Seguí SV: John Hobbs P: Pablo Torrealba

Anotación por entradas Importados 000 001 201 Criollos 000 000 000 G: Ted Power P: Luis Mercedes Sánchez JR: Brian Harper, Mike Easler

Gary Rajsich abrió el marcador con un doble de dos carreras que probó ser decisivo, gracias a una labor de seis serpentineros que aislaron dos hits, con Eric Rasmussen completando tres Anotación por entradas Importados 201 012 110 8 Criollos 000 000 000 0 G: Tom Dixon P: Luis Leal

Los extranjeros vinieron de atrás, luego de que Luis Leal abandonó la lomita, y delante de la Miss Universo Irene Sáez, mantuvieron el yugo inspirados por cuatro cohetes de Tony Phillips Anotación por entradas Importados 001 103 101 7 Criollos 210 000 000 3 G: Bryan Clark P: Lester Straker

8 2

1987-1988

8 de diciembre de 1987 Centrales 8 Occidentales 7

4 0

1988-1989

13 de diciembre de 1988 Occidentales 5 Centrales 0

1989-1990

12 de diciembre de 1989 Criollos 4 Importados 2

1990-1991

11 de diciembre de 1990 Centrales 5 Occidentales 4

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo

Estadio José Bernardo Pérez de Valencia

Omar Vizquel hizo dos grandes jugadas al campo y empujó la de la diferencia con un elevado de sacrificio en el quinto acto

Len Damian, Luis Leal y Mike Walker lanzaron dos entradas en blanco cada uno, en una labor colectiva de dos hits, y Omar Malavé empujó dos con un par de hits Anotación por entradas Occidentales 000 103 100 5 Centrales 000 000 000 0 G: Len Damian P: Ángel Hernández

Omar Vizquel anotó la primera carrera, que sería decisiva, y Antonio Castillo ponchó a tres en dos innings, uniéndose a siete relevistas para conseguir el triunfo contra los importados Anotación por entradas Importados 001 000 001 2 Criollos 4 200 000 20x G: Antonio Castillo SV: Luis Aponte P: Kevin Blankenship

Raúl Pérez Tovar coronó con un hit empujador un rally de cuatro carreras en el noveno inning contra Luis Aponte, para voltear la pizarra y dar el triunfo a los centrales Anotación por entradas Centrales 000 000 014 5 Occidentales 010 001 011 4 G: Blas Minor SV: Joe Ausanio P: Luis Aponte JR: Derek Bell, Randy Knorr

Anotación por entradas Occidentales 042 100 000 Centrales 030 230 00x G: Hugh Kemp SV: Barry Jones P: Omar Bencomo

7 8

1995-996

12 de diciembre de 1995 Criollos 4 Importados 4

1996-1997

10 de diciembre de 1996 Criollos 6 Importados 2

1997-1998

9 de diciembre de 1997 Criollos 2 Importados 1

1998-1999

1° de diciembre de 1998 Importados 4 Criollos 1

Estadio A. Herrera Gutiérrez de Barquisimeto

Estadio Universitario de Caracas

Estadio José Bernardo Pérez de Valencia

Estadio Universitario de Caracas

Paul Spoljaric relevó con dos a bordo y sin outs en el noveno, para sacar el cero y preservar el empate , en un juego en el que se acabaron los pitchers y no se pudo proseguir Anotación por entradas Importados 000 000 400 4 Criollos 000 102 100 4 G: no hubo ganador P: no hubo perdedor

Dobletes de Jesús “Chalao” Méndez, Roger Cedeño y Edgardo Alfonzo, más sencillo de Eddy Díaz, coronaron una rebelión decisiva a favor de los nativos en el segundo acto Anotación por entradas Importados 100 100 000 2 Criollos 040 000 02x 6 G: Juan Carlos Pulido P: Mike Farrell

Eric Owens tiró mal después de tomar un roletazo de Álvaro Espinoza en el noveno, permitiendo que Alex Cabrera llegara al plato desde la antesala y pusiera fin al duelo de pitcheo Anotación por entradas Importados 000 010 000 1 Criollos 000 100 001 2 G: Oscar Henríquez P: Mike Grzanich

Ocho forasteros aislaron una carrera, mientras Felipe Lira permitió dos en el segundo, incluyendo la rayita de un corredor heredado de Urbano Lugo, en la última salida de su carrera Anotación por entradas Importados 020 002 000 4 Criollos 000 000 010 1 G: Huck Flener SV: Santos Hernández P: Urbano Lugo

2003-2004

2 de diciembre de 2003 Occidentales 7 Orientales 5

2004-2005

8 de diciembre de 2004 Orientales 3 Occidentales 1

2005-2006

6 de diciembre de 2005 Orientales 5 Occidentales 0

2006-2007

11 de diciembre de 2006 Occidentales 6 Orientales 1

Estadio Universitario de Caracas

Estadio A. Herrera Gutiérrez de Barquisimeto

Estadio José Bernardo Pérez de Valencia

Estadio Universitario de Caracas

Eduardo “Charallave” Ríos botó la pelota en el cuarto acto y volvió a hacerlo en el undécimo, para ganar sin duda alguna el reconocimiento como el Jugador Más Valioso Anotación por entradas Orientales 102 020 000 00 5 Occidentales 101 102 000 02 7 G: Yoán Torrealba SV: Julio Machado P: Eduardo Villacís JR: Eduardo Ríos (2)

Henry Blanco, José Castillo y José Umbría empujaron por cuentagotas las carreras con las que oriente paró la cadena de occidente, en la noche en que Luis Sojo jugó las nueve posiciones Anotación por entradas Orientales 100 100 010 0 Occidentales 000 100 000 1 G: Ismael Ramírez P: Adrián Hernández JR: Luis Landaeta

Kevin Henthorne y el resto de los pitchers orientales mantuvieron sin hits al occidente hasta el octavo tramo, para dar a los suyos la segunda victoria al hilo Anotación por entradas Occidentales 000 000 000 5 Orientales 0 020 030 00x G: Kevin Henthorne P: Oscar Álvarez

Renny Duarte permitió dos carreras al comienzo del encuentro y Luis Ugueto disparó tres hits, en la revancha de la tropa occidental Anotación por entradas Occidentales 200 100 012 6 Orientales 000 000 010 1 G: Moisés Meléndez P: Renny Duarte


1967-1968

8 de enero de 1968 Importados 6 Criollos 4

1968-1969

23 de diciembre de 1968 Criollos 6 Importados 3

1969-1970

23 de diciembre de 1969 Importados 8 Criollos 6

1970-1971

23 de diciembre de 1970 Criollos 7 Importados 6

Estadio José Bernardo Pérez de Valencia

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo

Estadio Universitario de Caracas

Ed Kirkpatrick dio un jonrón de tres carreras ante Luis Peñalver, para voltear la pizarra en el octavo inning en el inicio del clásico entre criollos e importados Anotación por entradas Importados 110 000 130 6 Criollos 200 002 000 4 G: Danny Morris P: Luis Peñalver JR: Ed Kirkpatrick

César Tovar jugó las nueve posiciones por segunda vez en su carrera, en un homenaje por haberlo hecho en las grandes ligas, y contribuyó con tres hits Anotación por entradas Importados 000 000 210 3 Criollos 002 004 00x 6 G: Luis Peñalver SV: Héctor Urbano P: Diego Seguí JR: Joe Rudi

Rich Scheinblum bateó tres hits en tres turnos, con jonrón, un boleto y cuatro anotadas, incluyendo una en la decisiva rebelión del octavo tramo Anotación por entradas Importados 010 101 050 8 Criollos 200 004 000 6 G: Orlando Peña P: Roberto Muñoz JR: Rich Scheinblum

César Tovar golpeó un incogible que rompió el empate y dejó en el terreno a los forasteros, para poner el clásico igualado a dos triunfos por lado Anotación por entradas Importados 100 112 010 6 Criollos 202 002 001 7 G: Roberto Muñoz P: Jerry Cram

1975-1976

9 de diciembre de 1975 Criollos 2 Importados 1

1976-1977

7 de diciembre de 1976 Importados 6 Criollos 2

1977-1978

20 de diciembre de 1977 Importados 10 Criollos 4

1978-1979

19 de diciembre de 1978 Importados 2 Criollos 0

Estadio J. Hernández Molina de Acarigua

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Antonio Armas apoyó, con un jonrón de dos carreras, a Aurelio Monteagudo, Pablo Torrealba y Luis Peñalver, que lanzaron tres innings cada uno Anotación por entradas Importados 000 000 001 1 Criollos 200 000 00x 2 G: Aurelio Monteagudo SV: Luis Peñalver P: Bill Campbell JR: L. Johnson, A. Armas

Mitchell Page se robó la escena, con jonrón, doble y un par de sencillos

Elías Lugo y Aurelio Monteagudo no pudieron evitar un ataque de cinco carreras en el octavo, que volteó la pizarra y dio el triunfo a los extranjeros Anotación por entradas Importados 200 000 053 10 Criollos 301 000 000 4 G: Jim Wright P: Elías Lugo JR: Clint Hurdle

Willie Horton y Tom Grieve empujaron las carreras que Tom Brennan, Tom Dixon y otros cuatro lanzadores foráneos necesitaban para ganar, una vez más Anotación por entradas Importados 100 000 001 2 Criollos 000 000 000 0 G: Darrel Jackson SV: Craig Skok P: Manuel Sarmiento

1983-1984

13 de diciembre de 1983 Criollos 4 Importados 3

Anotación por entradas Importados 010 002 021 6 Criollos 001 010 000 2 G: Mike Scott P: Pablo Torrealba JR: Ken Macha, Mitchell Page, Walter Williams

1984-1985

18 de diciembre de 1984 Criollos 5 Importados 4

1985-1986

10 de diciembre de 1985 Importados 8 Criollos 1

1986-1987

9 de diciembre de 1986 Occidentales 6 Centrales 4

Estadio José Bernardo Pérez de Valencia

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Universitario de Caracas

Estadio A. Herrera Gutiérrez de Barquisimeto

Antonio Córdova empujó la carrera de la ventaja en el séptimo con un inatrapable y los criollos ganaron por primera vez desde 1975, a pesar de la ausencia de varias de sus figuras Anotación por entradas Importados 000 200 001 3 Criollos 002 000 11x 4 G: Marcos Campos SV: Carlos Gil P: Jeff Zaske JR: Alvin Davis

Un sencillo de Fernando Soto llevó a casa a Oswaldo Olivares con la carrera de la diferencia, para sentenciar la segunda victoria al hilo de los nacionales Anotación por entradas Importados 000 000 040 4 Criollos 020 200 01x 5 G: Wilfredo Flores P: Jeff Calhoum

La gran figura del pitcheo venezolano en ese tiempo, Luis Leal, se desplomó en el primer inning ante una toletería encabezada por Mark Funderburk, Cecil Fielder y Barry Bonds Anotación por entradas Importados 401 002 001 8 Criollos 000 000 100 1 G: Odell Jones P: Luis Leal

Primer duelo “geográfico”,organizado al ser imposible jugar criollos versus importados. Oscar Escobar empujó tres con un tribey y un rodado al cuadro, más un robo y dos anotadas. Anotación por entradas Centrales 001 000 210 4 Occidentales 002 301 00x 6 G: Julio Machado SV: Jay Baller P: Luis Lunar

1991-1992

17 de diciembre de 1991 Criollos 4 Importados 3

1992-1993

8 de diciembre de 1992 Criollos 5 Importados 4

1993-1994

30 de noviembre de 1993 Criollos 4 Importados 0

1994-1995

13 de diciembre de 1994 Importados 8 Criollos 4

Estadio José Pérez Colmenares de Maracay

Estadio “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz

Estadio Víctor Davalillo de Cabimas

Estadio “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz

José Monzón dio un hit ante Cliff Young que llevó a Jairo Ramos al home desde la intermedia, para sentenciar a los importados en el décimo inning Anotación por entradas Importados 001 001 001 0 3 Criollos 101 100 000 1 4 G: Oswaldo Villalobos P: Cliff Young JR: William Magallanes

Pedro José Chávez empujó con un sencillo a Carlos García con la carrera de dejar en el terreno a los foráneos, en la noche en que Antonio Armas salió del retiro para disparar un cuadrangular Anotación por entradas Importados 101 001 001 4 Criollos 030 010 001 5 G: Julio Machado P: Mark Ohlms JR: Antonio Armas, Carlos Hernández, Jeff Frye

Roberto Petagine dio un sencillo, un doble y empujó dos carreras, y cinco lanzadores se combinaron para blanquear a los visitantes, en otro triunfo de los venezolanos Anotación por entradas Importados 000 000 000 0 Criollos 000 130 00x 4 G: Urbano Lugo SV: Julio Machado P: Heath Haynes

Chip Hale se la sacó a Felipe Lira al segundo pitcheo del juegoy Derek Watcher rompió el empate con un jonrón de dos carreras en el sexto, para otra victoria de los forasteros Anotación por entradas Importados 200 002 031 8 Criollos 002 001 010 4 G: Alan Levine SV: Rick Huisman P: Dilson Torres JR: Chip Hale, Derek Watcher

1999-2000

7 de diciembre de 1999 Importados 7 Criollos 1

2000-2001

2001-2002

2002-2003

5 de diciembre de 2000 Occidentales 3 Orientales 0

4 de diciembre de 2001 Occidentales 7 Orientales 2

Estadio La Ceiba de San Félix

Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo

Estadio José Pérez Colmenares de Maracay

No se realizó el Juego de Estrellas

Último clásico entre criollos e importados. Keith Evans lanzó tres innings en blanco y Carlos Lee dio un jonrón de dos carreras, para dar a los extranjeros el triunfo Anotación por entradas Importados 220 300 000 7 Criollos 1 000 000 001 G: Keith Evans P: Marcos Castillo JR: Carlos Lee

Géremi González aceptó un triple de Endy Chávez como todo daño y encabezó a los 11 lanzadores de occidente que retiraron a 21 bateadores seguidos, para blanquear a oriente Anotación por entradas Orientales 000 000 000 0 Occidentales 110 001 00x 3 G: Géremi González SV: Santos Hernández P: Rubén Quevedo

Robert Pérez y Ramón Hernández dispararon jonrones, para un ataque que fabricó cinco carreras en los innings dos y tres, y que le dio al occidente su segunda victoria consecutiva Anotación por entradas Orientales 000 001 001 2 Occidentales 023 000 11x 7 G: Douglas Silva P: Luis Rafael Salazar JR: Jason Lane; Robert Pérez, Ramón Hernández

El paro que terminó antes de tiempo con la ronda regular impidió también la disputa del clásico de diciembre

2007-2008

4 de diciembre de 2007 Occidentales 7 Orientales 4

2008-2009

9 de diciembre de 2008 Venezuela 4 Dominicana 3

2009-2010

1° de diciembre de 2009 Orientales 3 Occidentales 3

2010-2011

30 de noviembre de 2010

Estadio La Ceiba de San Félix

Estadio Universitario de Caracas

Estadio Luis Aparicio El Grande de Maracaibo

No se realizó el Juego de Estrellas

Edwin Bellorín volteó la pizarra con dos empujadas en el octavo tramo, en un encuentro donde abundaron las ausencias de jugadores convocados Anotación por entradas Occidentales 000 103 021 7 Orientales 011 010 001 4 G: Renny Duarte P: Alberto Bastardo JR: Luis González (2)

Primer duelo contra las estrellas dominicanas. José Castillo puso arriba a los criollos con un jonrón de dos carreras y Jesús Guzmán añadió otro Anotación por entradas Dominicana 001 200 000 3 Venezuela 002 000 02x 4 G: AElio Serrano SV: José Ascanio P: Darío Veras JR: Jesús Guzmán, José Castillo

Juan González disparó un sencillo ante Jean Machí que empujó a Francisco Leandro con el empate, pero José Yépez fue puesto out en la goma, para determinar el empate definitivo Anotación por entradas Orientales 002 000 001 3 Occidentales 100 000 101 3 G: no hubo ganador P: no hubo perdedor

Únicamente 18 peloteros de tres equipos se presentaron en Puerto Ordaz y un aguacero impidió que tuvieran que ir al estadio La Ceiba para declarar el forfeit


Juego de Estrellas LVBP

62

Homenaje

Juan Marichal La zancada que caía del cielo

A

quella pierna levantada era un indicativo de que algo fuerte, poderoso, de otro mundo, iba a caer repentinamente del cielo. El brazo no se veía, porque era tapado por unos ganchos enormes, talla infinito, y los bateadores temblaban siempre, con miedo, no fuera a ser que una impericia dañara sus cuerpos; el cuerpo se inclinaba casi 45 grados, tanta era la elasticidad, que aquello que estaba en el morrito no era un hombre sino un compás… y de excelente precisión, al final de la mecánica un paso gigante y todos los demás se ponían a rezar. Era imposible ver aquel proyectil salir disparado de aquella mano invisible. Nadie quería enfrentarse a él, y en más de una ocasión, muchos bateadores se “enfermaron” o no pudieron jugar ese día, porque estaban muy cansados. Un ciclón producido en las Antillas se había apoderado, no sólo de la bahía californiana, sino de todos los Estados Unidos. Era un fenómeno tan raro aquella ráfaga de energía repentina que muchos escuchaban, pero pocos veían. Ni siquiera los más versados meteoró-

logos pudieron dar con el origen de esas pequeñas tormentas causadas por aquel “Dominican Dandy”. Por esos intríngulis de la vida, por aquellos designios de Dios, se pudieron unir en el brazo de Juan Marichal todas las virtudes que un lanzador necesitaba para lanzar y triunfar en grandes ligas. Comando, dominio, control. Un monstruo capaz de dominar su propio juego y de dictar la pauta desde los 60,06 pies. Cuando este derecho, nacido en Laguna Verde, Montecristi, República Dominicana, el 20 de octubre de 1937, se encaramaba en el morrito, podía escribir su historia en bronce. Una de aquellas hazañas inmortales se produjo el 2 de julio de 1963, cuando estuvo frente a Warren Spahn, en lo que algunos han bautizado como “El duelo del siglo”. El periodista Jim Kaplan publicó un libro recientemente bajo ese título. En él describe aquella tarde en el Candlestick. “Considere: aquel día, un par de futuros inquilinos del Salón de la Fama, uno con sus mejores días en el pasado, el otro con una carrera al comienzo de su esplendor, se enfrascaron en una batalla nunca antes ni después vista. Spahn ya era un ícono, había debutado durante la Segunda Guerra Mundial y jugaba su temporada número 17, la última donde ganó al menos 20 juegos. Marichal, formaba parte de la nueva cosecha de estrellas latinas que estaban cambiando la faz del beisbol y se encaminaba a la primera de seis temporadas de al menos 20 victorias. “Los dos hombres se fajaron durante 15 innings sin que les anotaran

Alfredo Villasmil Franceschi carreras, hasta que el juego se decidió en el inning 16. Sigue siendo el último juego donde dos pitchers han lanzado sin que les anoten carreras por tan largo trayecto en el mismo juego. Sin contar a los pitchers, hubo cinco futuros inquilinos del Salón de la Fama en las alineaciones de aquel día. Ambos hombres lanzaron más de 200 envíos. “Más allá de eso, el duelo SpahnMarichal trascendió las estadísticas y aterrizó en un universo mágico (…). Las alineaciones de aquella noche contaban con Willie Mays, Willie McCovey y Orlando Cepeda de los Gigantes, y Hank Aaron y Eddie Matthews de los Bravos, todos en ruta a Cooperstown. Mediante el concurso de bateadores como Ed Bailey y Felipe Alou, San Francisco comandaría la liga en jonrones con 58 de ventaja sobre el segundo lugar de Milwaukee”. No sólo en aquellas tierras templadas los aficionados pudieron disfrutar de las proezas de este derecho, entronizado en Cooperstown en 1983. También el beisbol del Caribe sintió aquellos relámpagos y fue capaz de disfrutar los guiños, casi imperceptibles, de Marichal. En República Dominicana, fue miembro de los Leones del Escogido y en Venezuela soltó pelotas en los famosos partidos Interligas. Por eso hoy, cuando los quisqueyanos y venezolanos se miden en un Juego de Estrellas, vuelve a emerger la figura de este serpentinero, porque no se puede imaginar el beisbol de Quisqueya sin citar el nombre de su máximo exponente del pitcheo. ¡Ave, señor Marichal! Alfredo Villasmil Franceschi es periodista del diario Últimas Noticias.




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