Chile Minero - Parte 5

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enami en la historia de la Pequeña y mediana minería en chile

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Parte V desafíos actuales y futuros

Foto: Claudio Pérez


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leGado,

realidad actual y desafíos del emPresariado minero Alfredo Ovalle Rodríguez

c

hile es un país minero. Esta industria es tan representativa del país como lo son el mar, el desierto y la cordillera de los Andes. Variadas son las razones por las que la minería ha logrado consolidarse como la actividad industrial más importante de nuestro territorio y, al mismo tiempo liderar esta actividad a nivel internacional. Entre los fundamentos para tal afirmación, cabe destacar los recursos que aporta la minería y la cantidad de empleos que genera al país. Para 2009, incluso en el contexto de la crisis económica que afecta al mundo, la Sonami estima que la industria exportará 20 mil millones de dólares estadounidenses, un 50% menos que los envíos concretados en 2008, cuando la minería aportó el 59% de las exportaciones

Si bien Chile cuenta con una creciente infraestructura portuaria que ha mejorado en los últimos años, algunas de las mineras más importantes que operan en el país han optado por construir sus propios puertos para embarcar sus productos. Es el caso de Collahuasi, que envía su concentrado de cobre y molibdeno al puerto de Patache, ubicado en la costa de la Región de Tarapacá. Foto: Jack Ceitelis.

del país. Igualmente, en 2008 representó el 17,6 por ciento del PIB chileno, equivalente a 30 mil millones de dólares, de un total de 170 mil millones de dólares. Ahora bien, estas cifras y los logros económicos y sociales que ellas representan son posibles gracias al esfuerzo, compromiso, profesionalismo y planificación de pequeños, medianos y grandes empresarios y trabajadores mineros, que dan vida a nuestra industria. Es así como durante las últimas dos décadas se ha materializado una inversión cercana a los 40 mil millones de dólares en proyectos de exploración y explotación. Estos recursos han provenido tanto de grandes empresas con relevancia mundial, como de mineras emergentes de tamaño mediano y también de pequeños pirquineros que subsisten en las comunas más alejadas de Chile. Estos últimos representan nuestra más preciada tradición minera y mantienen con orgullo muchos de los valores que caracterizan nuestro trabajo. Los frutos de este esfuerzo saltan a la vista. Chile ocupa el primer lugar en la producción de cobre, con cerca del 36% de la producción


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mundial de nitratos naturales, de yodo y de litio. Además, ocupa el tercer lugar en producción de molibdeno y el cuarto en plata del orbe. En 2009, la tendencia se mantendrá, con una producción proyectada de 5,4 millones de toneladas de cobre, de las cuales más de un 70% provendrá de la minería privada. El desarrollo minero ha permitido atraer empresas, capitales y tecnologías para materializar proyectos de gran escala. Estos, a su vez, han tenido importantes efectos que permiten multiplicar la inversión, la producción y el empleo, así como un favorable efecto multiplicador para la infraestructura minera. La minería ha ido transformando el norte del país, dejando atrás campamentos aislados y contribuyendo a la calidad de vida de los mineros y sus familias, a través de mejoras en los ámbitos de la vivienda y los servicios médicos y educacionales de que disponen. Todos estos elementos dan cuenta de nuestro liderazgo y de la relevancia del sector para Chile. La minería es, ha sido y seguirá siendo la gran palanca de desarrollo de nuestro país.

leGado, realidad actual y desafíos del emPresariado minero

la

minería moderna

Desde nuestra perspectiva, una de las tareas principales, tanto a nivel público como privado, es resguardar y fortalecer la actividad minera, considerando que es uno de los sectores productivos con mayor potencialidad. No basta con disponer de recursos naturales y capacidad profesional y técnica. Es necesario mantener y potenciar la actitud, el profesionalismo, la capacidad y el compromiso que caracterizan a nuestra industria, así como también generar las condiciones y cooperación entre las autoridades y el sector, de manera de continuar en esa senda. Esto resulta de vital importancia, ya que el éxito de la minería no está asegurado. En la actualidad muchos países compiten por atraer la inversión de las grandes compañías mundiales, tal como nuestra minera estatal Codelco lo hace en Brasil y África, y la principal empresa privada de capitales nacionales –Antofagasta Minerals– lo ha hecho recientemente en Pakistán, por dar solo un par de ejemplos.

Aprovechar la experiencia en capacitación de las grandes compañías mineras para apoyar a los pequeños productores de la región donde estos operan, principalmente en la formación de asistencia técnica es un tema que, sin duda, beneficia a ambos sectores productivos. Foto: Claudio Pérez.

Por eso, el llamado es a maximizar las potencialidades con que contamos y a no bajar la guardia ni ceder posiciones competitivas. De esta manera, se podrá garantizar el desarrollo continuo de la minería, así como el de todos quienes estamos ligados a ella. Para alcanzar este objetivo se requiere un esfuerzo conjunto, que sea guiado por una visión de largo plazo por parte de las autoridades nacionales. Ésta debe contar también con el aporte de los expertos que trabajan en las instituciones y servicios estatales relacionados, de las universidades y centros de investigación, pero principalmente de los propios profesionales, trabajadores y empresarios, tanto privados como estatales, que dan vida a la minería.

el El yacimiento Radomiro Tomic, situado en la provincia de El Loa, en la II Región, 45 kilómetros al noreste de Calama, es uno de las mineras más avanzadas del país. Permanentemente incorpora tecnología de punta, como el sistema apilador de minerales, con pluma retráctil y abatible; la rotopala –en la foto– para la remoción de ripios; una planta de extracción por solventes, compuesta por tres trenes, entre otras inversiones tecnológicas. Foto: Claudio Pérez.

emPresario minero

En este contexto, cobra vital importancia la figura del empresario minero. Junto con el esfuerzo y compromiso de los cerca de 1.500

pequeños productores y de la casi treintena de medianas empresas mineras, que sumados representan casi 2.500 millones de dólares en exportaciones y un 8% de la producción de cobre del país, los empresarios tienen un rol fundamental en el desarrollo de la industria. Esta contribución puede graficarse en al menos dos áreas: por un lado, la inversión económica necesaria para el desarrollo de la minería y, por otro, los beneficios asociados principalmente a mejoras en la calidad de vida de los trabajadores mineros y su entorno. En lo netamente económico, la explotación de cada yacimiento requiere de cuantiosas inversiones que, en muchos casos, pueden alcanzar miles de millones de dólares, considerando las distintas etapas, desde la exploración de la veta hasta la comercialización de los minerales. Cabe tener presente que en más de una ocasión el dinero invertido en la exploración de la mina no se recupera, cuando no se obtienen los resultados esperados.

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Asimismo, es uno de los sectores con menor porcentaje de accidentabilidad del país, con una tasa de 2,49%, superado solo por el sector electricidad. Los niveles de seguridad de la minería incluso superan al del sector de servicios que se sitúa cerca de un 4%. Es más; de acuerdo a las estadísticas, la accidentabilidad de los trabajadores en el sistema financiero es superior al de la gran minería. Tasa de accidentabilidad por actividad económica (2007) 8,54

8%

La minería tiene el más alto nivel de remuneraciones (M$/mes) 979 748

800 600

719

518

429

400

408

401 289

200

Fuente: Superintendencia de AFP

Agricultura-

Construcción

Comercio

Industria

Electricidad

Finanzas

Minería

0 País

7,87 5,81

6%

4,03

4%

2,49

Minería

Agricultura

0%

Construcción

2%

Transportes

El desarrollo y crecimiento de todos los actores ligados a la minería, incluye, por cierto, a familias y ciudades enteras. Por ejemplo, en cuanto a remuneraciones, es la industria que mejores índices presenta, con un promedio mensual (2008) de 979 mil pesos chilenos, superior en un 128% a los 429 mil pesos mensuales que constituyen la renta promedio del país. Y se trata de una cifra en constante crecimiento. Desde 2005, el sueldo promedio de la minería ha crecido un 36%, pasando de 720 mil pesos a 979 mil pesos, mientras que el promedio del país lo ha hecho solo en un 23%, subiendo de 348 mil pesos a los mencionados 429 mil pesos.

1.000

7,90

Servicios

real

Industria

comPromiso

8,20

2,21

Electricidad

10 %

Comercio

Ahora bien, si el resultado de la exploración cubre las expectativas, comienza la etapa de la explotación del yacimiento de la cantera, que, finalmente, terminará con la comercialización de los minerales. Se trata de un proceso que también requiere gran cantidad de recursos, muchas veces superiores a los invertidos en la fase previa. Dicho esfuerzo no tendría sentido si no se sumara el compromiso, no solo del empresariado, sino también de los trabajadores que se encargan de materializar estas iniciativas, generando una relación sólida y productiva entre ambos.

Fuente: Superintendencia de Seguridad Social

Estos niveles de seguridad responden a la preocupación de empresarios y trabajadores que a diario dan vida a esta industria en todo el territorio nacional. Igualmente, en los últimos años, la minería chilena ha demostrado un indiscutido liderazgo en materia medioambiental, lo que le ha permitido evolucionar en múltiples ámbitos de su quehacer productivo y en su relación con el entorno social. Consciente del impacto de este quehacer, la minería fue la primera actividad en autoimponerse estudios de impacto ambiental, más de una década antes de que existiera una normativa nacional al respecto, emanada de la autoridad. Adicionalmente, gran parte de las empresas mineras presentes en Chile han incorporado en sus operaciones productivas las ISO 14000, conjunto de normas que establecen herramientas y sistemas para la administración de numerosas obligaciones ambientales.

Según definición del Instituto de Ingenieros de Minas en Chile (Política Minera, 1990), la mediana minería es el sector que explota entre 300 y 8.000 toneladas de mineral al día (entre 100 mil y 3 millones toneladas al año). Aplicado a una faena representativa de la minería del cobre, una empresa de mediana minería produce hasta 50.000 TMF/año de cobre fino. Foto: Claudio Pérez.

Lo anterior, sumado al considerable desarrollo de las ciudades, y de esta manera de sus habitantes, en torno a yacimientos o campamentos mineros, da cuenta de la cultura minera que caracteriza a los empresarios nacionales, marcada por la preocupación, no solo por la explotación de una veta, sino también por la persona que ejecuta esa tarea: el hombre detrás del minero. Incluso si dejamos por un momento de lado los indicadores mundiales, las utilidades y el desarrollo tecnológico y económico, esta cultura es el principal legado que los empresarios –ya sean pequeños, medianos o grandes–, aportan a la industria minera y al país en general.

chile

y la minería hoy

Vistas las características y cifras previas, queda de manifiesto que el legado del empresariado minero representa mucho más que el desarrollo económico y comercial de los recursos naturales con que cuenta el país. Supone un compromiso y trabajo conjunto de todos quienes conformamos esta industria, tal como lo hemos hecho hasta ahora. Sin embargo, es necesario reconocer que resta mucho por hacer para perfeccionar la relación dentro del propio entorno minero, incluyendo todos los actores que le dan vida, para mantener la senda de crecimiento.

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Entre estos desafíos y metas a trabajar hacia el futuro destacan fortalecer la competitividad internacional y la integración en la economía global. Aunque Chile ha logrado un posicionamiento incipiente como plataforma de inversiones y base de operaciones para diversas empresas multinacionales presentes en diversos países de la región, es necesario profundizar esta posición para avanzar hacia un nivel superior de nuestro desarrollo. Se requiere para ello utilizar más conocimiento y nuestro propio capital humano, potenciando de paso todas las actividades complementarias que entregan competitividad a la minería chilena. En ese sentido es clave la estabilidad de las reglas que rigen a la inversión extranjera, profundizar la integración financiera mediante los diversos acuerdos de comercio y asociación firmados con las principales economías del planeta y una mayor difusión de las ventajas y oportunidades que ofrece Chile. Igualmente, resulta fundamental posicionar internamente la identidad de país minero, mejorando el conocimiento y valoración social de la minería en general y de la minería privada en particular. La minería privada consolidó el desarrollo minero: KTM Cu fino 6.000

Privado

5.000 4.000 3.000 2.000 1.000

Estatal

2008

2004

2000

2996

2992

1988

1984

1980

0

Es responsabilidad de las empresas mineras integrarse más al medio, escuchar, conocer y acoger la realidad de las comunidades en que se inserta la minería y los actores que colaboran con ella. Pero también es responsabilidad

del Estado fortalecer nuestra identidad como país minero y reconocer y difundir el aporte del sector minero privado. Para alcanzar esta meta, ambos actores deben actuar de manera coordinada hacia ese objetivo, como se ha hecho en ocasiones anteriores en distintas cumbres y seminarios en que han participado el Consejo Minero, Codelco, la Empresa Nacional de Minería (Enami) y la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), como actores relevantes. La población debe tener claridad y certeza de las oportunidades que representa la minería, con empleos de calidad que permiten el desarrollo personal, familiar y profesional. Otra tarea primordial para el continuo potenciamiento de la industria minera es la promoción de regulaciones que favorezcan el desarrollo del sector. Hoy, no solo interesa el producto final, el mineral, sino que la forma en que se obtuvo. Para ello resultan primordiales los procedimientos –desde el punto de vista ambiental–, del trato de las personas y de las comunidades que rodean a las faenas. Para dotar a Chile de buenas prácticas al respecto son necesarias regulaciones acertadas que demuestren un compromiso de país y que tengan un efecto orientador para la comunidad y los propios empresarios. Finalmente, es imperativo fomentar el desarrollo de la pequeña y mediana minería, dada su relevancia económica, pero principalmente, social. Ello implica generar los espacios para garantizar su crecimiento, de modo que continúe aportando al país. Son tareas amplias, que no se resolverán de un día para otro, sino que requieren de un esfuerzo de largo aliento que permitirá que la minería nacional se mantenga en la exitosa senda que ha seguido hasta ahora. Para alcanzar esta meta es necesario que los empresarios mineros mantengan su profesionalismo y dedicación, pero sobre todo, su tradición y cultura minera, que son un capital social inestimable para todos quienes vivimos de esta actividad.

El año 2007 quedó marcado como un periodo de cifras históricas, como el ingreso de nuevos pequeños productores al sector y el notable incremento de compra de minerales. Además el año representó un gran desafío que se enfrentó con aumentos en las capacidades de recepción, acopio y procesamiento de minerales. Foto: Claudio Pérez.

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312 Jaime Pérez de arce araya

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u na

emPresa que mira al futuro

lineamientos

estratéGicos de

enami

Jaime Pérez de Arce Araya Vicepresidente ejecutivo de Enami

e

ste libro es un aporte de Enami a la cultura minera y a la historia de Chile, en el marco del Bicentenario de nuestro país. Se origina en las conversaciones y reuniones que por años hemos tenido con el sector minero y las personas que en él se desenvuelven, sobre la necesidad de contar la historia de esta Empresa, que es también la de la pequeña y mediana minería nacional. Los distintos autores convocados, lo han sido en función de su conocimiento particular del tema que abordan y sus diversos ensayos nos ilustran la historia minera nacional, entrelazada con la de la propia ENAMI, protagonista de ésta, desde sus orígenes en la Caja de Crédito Minero. Dentro de los desafíos del sector está la incorporación de la investigación y desarrollo, la transferencia tecnológica, la innovación y la asociatividad para hacer más eficiente el negocio minero de menor escala. Por otra parte es importante afrontar nuevas exigencias respecto a la calidad total, el desarrollo sustentable, la seguridad laboral, el respeto al medio ambiente y la producción limpia, la integración de las comunidades locales, entre otros aspectos. Foto: Rodrigo Gómez.

años

de historia

La Caja de Crédito Minero fue creada en 1927, dado que para los años veinte la producción de los pequeños y medianos productores mineros era adquirida y exportada por casas compradoras privadas, con un sistema arbitrario de fijación de precios, que tenía al sector al borde del colapso. De ahí que se optara por la creación de un organismo estatal que comprara los minerales y además apoyara financieramente al sector. No obstante la necesidad evidente de un organismo de este tipo, los primeros años de labor no fueron fáciles para la Caja, que trataba de legitimar su labor y definir sus ámbitos de acción. Su director, Osvaldo Martínez, comentaba en su cuenta del año 1930 que un diario de Ovalle llegó a pedir “que se relegara a la isla Más Afuera al Director y a todo el Consejo”. Ese mismo año en una sesión especial del Senado, el senador Aquiles Concha declaraba: “Yo me pregunto, ¿habrá un hombre cuerdo en Chile que diga que esta proposición de la Caja de Crédito Minero, de construir plantas de procesa-


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miento, es propia de una persona que tenga sus cinco sentidos?” Estos ejemplos son el reflejo de lo que han sido estos 82 años de labor, desde la creación de la Caja. Por un lado, la necesidad de apoyar al sector en momentos de crisis y los límites de ese apoyo, el alto grado de exposición pública de la labor que se desarrolla y, finalmente, el cuestionamiento a los ámbitos de acción que debe abarcar esta institución. Si a inicios de los años treinta algunos consideraban un sinsentido que la empresa construyera plantas de beneficio; en la siguiente década, en cambio, con un número importante de plantas, se juzgaba indispensable construir una fundición y en los años cincuenta, una nueva fundición y refinería. Es así como, en la década del sesenta, con la inauguración de Ventanas y el Plan Quinquenal del Presidente Eduardo Frei Montalva, la actividad se vio fuertemente potenciada. Entre los años setenta y ochenta, en cambio, la empresa sufrió la venta de buena parte de sus plantas y se vio enfrentada a no pocas iniciativas que buscaban la privatización de sus principales activos, las fundiciones Paipote y Ventanas. En ese entonces se vendieron también los importantes yacimientos mineros de Disputada Las Condes y Punta del Cobre. Iniciados los años noventa, el regreso de la democracia trajo consigo la dictación de las normativas medioambientales y el alto endeudamiento en que derivaron los planes de descontaminación de las fundiciones de ENAMI. Con más de 400 millones de dólares de deuda, la Empresa se transformó, por qué no decirlo, en un verdadero dolor de cabeza para el Estado, siendo muchas y muy diversas las voces que hablaron de la necesidad de vender los activos y crear una agencia de fomento.

una

década de contrastes

Al inicio de esta década, en que me corresponde asumir por primera vez la vicepresidencia ejecutiva de Enami, el escenario era muy poco alentador; al alto endeudamiento de la

una mirada distinta

empresa que le generaba significativas pérdidas anuales, se sumaba el bajo precio del metal que mantenía activos a no más de cuatrocientos productores pequeños a lo largo del país. En este contexto predominaban, más bien, las visiones terminales de la empresa y de reconversión de los disminuidos productores mineros, generándose una relación con el sector y los propios trabajadores, marcada por el conflicto frente a una empresa en crisis, no solo financiera, sino también de legitimidad como instrumento del Estado para el fomento de la pequeña y mediana minería. Tras meses de conflictos, pero también de trabajo y genuina búsqueda de soluciones por parte de los distintos actores involucrados –esto es, la propia Enami, el Directorio, administración y trabajadores–, el sector minero –representado por la Sonami– y todos los parlamentarios de las regiones mineras sumados constructivamente, fue posible encontrar un camino que –con el decidido respaldo del gobierno del Presidente Lagos–, se tradujo en la suscripción, el 6 de enero de 2003, de un “Protocolo de Acuerdo” suscrito por el Gobierno y el Parlamento, representados por los ministros de Hacienda y Minería y por los presidentes de ambas Comisiones del Senado y de la Cámara de Diputados. Este poco conocido pero clave documento, junto con hacer un justo balance, compromete dos herramientas fundamentales del devenir del sector y de la propia Empresa Nacional de Minería. Por una parte, la dictación del D.S. 76 que recogió el viejo anhelo del sector de contar con una política de Estado para el fomento, con reglas claras y estables, no sometidas al arbitrio de las distintas administraciones de la empresa; y por otra, la ley que permitió –en condiciones transparentes y legítimas– la venta de la fundición y refinería Las Ventanas a Codelco que le aseguraron a Enami su saneamiento financiero y la posibilidad de invertir en la renovación de sus planteles de beneficio, así como disponer de la capacidad de tratamiento que requerían esas instalaciones para atender a la pequeña y mediana minería nacional.

Proceso de sangría de escoria en al fundición de Paipote.

Un gran problema derivó en una gran solución, cuando fuimos capaces de construir acuerdos inclusivos de los distintos intereses en juego, tras soluciones eficientes técnicamente, pero también justas y legítimas. Cuando pudimos demostrar que, más allá de la crisis financiera, había una empresa en excelente pie productivo que obtenía sistemáticamente resultados operacionales positivos y un sector minero de pequeña y mediana escala que, al igual que la gran minería, debía ser evaluado económicamente en un plazo más largo y no en medio de una profunda crisis de precio del cobre. Porque al mismo tiempo era demostrable, a partir de uno de los propios instrumentos de fomento que aplica la Enami, que existe en el país un gran potencial de riqueza minera extraíble solo a pequeña y mediana escala que, precisamente por limitaciones derivadas de su tamaño, requiere el apoyo de políticas públicas y de un instrumento como la Enami para rea-

Foto: Rodrigo Gómez.

lizar su producción de manera sustentable y acceder competitivamente a los mercados internacionales. Hacia el fin de la presente década, en que hemos sido testigos de drásticos cambios en la industria del cobre, originados por los vaivenes del precio del metal, la situación ha cambiado notablemente. Gracias al D.S. 76 y al respaldo que éste le dio a la Enami y su labor de fomento, la pequeña y mediana minería pudo contar con un instrumento clave, como es el fondo de sustentación de precios. Este mecanismo crediticio permite entregar recursos en tiempos de crisis, suplementando el valor del mineral a un nivel que haga sustentable el negocio minero, recuperando estos recursos con intereses, una vez que el precio supera ciertos valores. Asimismo, se establecieron programas de fomento productivo que consideran el apoyo técnico y crediticio necesario para que los productores desarrollen su actividad de manera

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más eficiente. Destaca entre ellos el apoyo al reconocimiento de reservas que permite, a través de un concurso público, obtener recursos para la etapa más delicada del negocio minero, como es reconocer las reservas necesarias para decidir explotar un yacimiento. Con la venta de la fundición y refinería Las Ventanas, posterior a la aprobación de la ley respectiva por amplia mayoría, la Enami pagó la totalidad de su deuda e inició un ambicioso plan de modernización y construcción de nuevas plantas de beneficio, que contarían con tecnologías de extracción por solvente y electrodepositación, productoras de cátodos de cobre exportables a los mercados internacionales. Estas nuevas instalaciones en El Salado, Taltal, Vallenar y Copiapó –en Planta Matta–, junto con modernizar las operaciones de la empresa, permitieron traspasar costos más favorables al sector minero por su mayor eficiencia y además terminaron con el proceso de precipitación, dañino para el medio ambiente. Este plan de inversiones, impulsado con decisión por la administración de la empresa el año 2006, coincidió con la recuperación del precio del metal, que trajo consigo un explosivo crecimiento de la actividad. Prueba de ello es que entre 2003 y 2008 el número de pequeños mineros se sextuplicó, las entregas de minerales pasaron de 790 mil toneladas anuales a más de 5 millones y el valor pagado al sector, por esta producción, se incrementó de 33 a 300 millones de dólares. Para cumplir a cabalidad su misión –establecida en el actual Plan Estratégico de la compañía– y con el propósito de hacer extensivos los beneficios de un mejor precio a la mayor cantidad de productores mineros, facilitando la explotación de una riqueza a precios de mercado quizás irrepetibles, Enami no estableció límites a la compra en sus planteles propios, bajó las leyes mínimas del mineral recibido, amplió su capacidad de recepción, chancado y muestreo, redobló sus turnos de trabajo y aumentó los anticipos en la compra de mineral, además de la mencionada mejora en sus operaciones con las nuevas plantas de cátodos.

una mirada distinta

El resultado de esta bonanza, enfrentada adecuadamente por la Enami, fue impactante en las regiones mineras. Atacama redujo en un 33% su nivel de desempleo y su índice de actividad económica creció en un 46%, en tanto que las principales comunas mineras, según consta en la encuesta Casen, redujeron drásticamente sus niveles de pobreza entre los años 2000 y 2006. Como contraparte de este crecimiento, la Enami vio copadas sus canchas con más de 3 millones de tonelada de mineral, y así como en tiempos de bajos precios focalizó sus esfuerzos para superar el desabastecimiento de sus planteles, para la bonanza el desafío fue administrar los problemas de sobreexistencia. Para esta tarea, al igual que a lo largo de la última década, la empresa pudo contar con la colaboración del sector minero y de la Sonami, que resolvió aceptar importantes incrementos en los valores de sus tarifas para colaborar en amortizar los costos que este enorme volumen de mineral inmovilizado traía consigo. Junto con ello, y como la mejor demostración de ser un instrumento exitoso, el crédito de sustentación de precios entregado a comienzos de la década y que bordeó los 40 millones de dólares, fue devuelto íntegramente por el sector en capital e intereses. En dicho escenario, sobreviene una nueva crisis mundial y el sector minero se ve sorprendido por una abrupta caída del precio del cobre en el mes de noviembre de 2008, que hizo tambalear al total de la industria y provocó la cancelación de proyectos, la reducción de dotaciones y un gran problema de flujos al sector, debido a los descalces entre el valor de los anticipos pagados a los productores mineros, y la liquidación final por esa producción, puesto que entre una operación y otra el precio había caído considerablemente. En el caso de la pequeña minería, los más de 2 mil productores regulares con que Enami contaba en octubre de 2008, se redujeron a 1.400 en diciembre de ese año, mientras que la mediana minería, por la situación de los descalces, llegó a tener una deuda con la empresa de unos 30 millones de dólares.

Entre los tópicos importantes de la mediana minería está el mejorar la calidad de la información geocientífica disponible, optimizar el financiamiento de capitales de riesgo para proyectos de exploración e incorporar iniciativas de innovación y adopción tecnológica. En la foto, muestra de mineral. Foto: Claudio Pérez.

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Frente a esta situación la empresa reaccionó prontamente, estableciendo un crédito especial que cubría los descalces financieros, tanto de la pequeña como de la mediana minería; reestableciendo el fondo de sustentación con nuevos valores para el mismo y simultáneamente adelantando, a partir del mes de noviembre, la modificación de tarifas anuales que se realiza habitualmente en enero de cada año, debido al drástico cambio en las condiciones de mercado. Con estas medidas y la mejoría que ha registrado el precio del cobre, el sector de pequeña escala cuenta con más de 1.300 productores que superaron la reciente crisis, y que de hecho se encuentran actualmente pagando el crédito de sustentación que recibieron a partir de noviembre del año pasado. Recordemos que en la crisis de precio pasada llegamos a contar con alrededor de 400 pequeños mineros. La mediana minería por su parte, gracias a la pronta asistencia financiera dispuesta, logró renegociar su deuda con la Enami a un plazo de dos años y está comenzando a servirla, lo que les ha permitido ajustar sus costos y continuar sus procesos productivos sin interrupciones. En suma, a lo largo de una década de gran volatilidad en el precio del metal, Enami ha venido desarrollando una labor de fomento con distintos énfasis, pero igualmente trascendentes para el desarrollo de la actividad de pequeña y mediana minería y para el sustento económico de las regiones mineras del país. Así lo demuestran las evaluaciones sociales de la labor de fomento realizada para el periodo 2000-2007. Estas nos indican que los impactos que generaron los encadenamientos de la producción de pequeña escala, sobre los componentes del valor agregado e IVA fueron de 56,6 millones de dólares en promedio en este periodo. Cifra que en los ciclos de bajo precio, como el 2001, mostró valores de 18,3 millones de dólares, llegando a elevarse a 170,9 millones de dólares en años como 2007. La Empresa Nacional de Minería es hoy una compañía con una sólida posición financiera. Cuenta con un patrimonio de 800 millones de dólares conformado por su fundición, plantas

una mirada distinta

de flotación, de cátodos y propiedades mineras. Sus resultados económicos en los últimos cinco años suman 308 millones de dólares y en el mismo periodo se han hecho inversiones por 94 millones de dólares, principalmente en la modernización de sus plantas de beneficio.

obJetiVos

del Plan estratéGico

Las condiciones cambiantes del mercado internacional y la creciente competencia a nivel mundial que experimenta el sector han obligado a la pequeña y mediana minería a redefinir sus estrategias productivas para el futuro. La Enami no es ajena a este fenómeno y ya ha tomado medidas. Como una forma de planificar en el largo plazo su labor, entre los años 2007 y 2008 la empresa desarrollo un Plan Estratégico con la participación del sector minero, los dirigentes sindicales de la empresa y el Instituto de Ingenieros de Minas, que fue aprobado por el Directorio a mediados de 2008. Este plan se divide en ocho lineamientos estratégicos, con hitos de cumplimiento entre los años 2008 y 2011, cuyos objetivos centrales se detallan a continuación. • Generación de polos y negocios mineros y metalúrgicos: Esta estrategia tiene como objetivo que la Enami sea articuladora del desarrollo de negocios mineros de mediana escala, con propiedad minera propia o de terceros, estableciendo para ello alianzas con el sector privado. El desarrollo de estos negocios favorecerá la actividad del conjunto del sector en torno al mismo, bajo la modalidad de polos mineros. Un ejemplo de ello es el trabajo realizado en torno al proyecto Delta, donde gracias a la asociación con una empresa privada, explotaremos una mina propiedad de la Enami y construiremos las plantas necesarias para el procesamiento de estos minerales y de los que se adquieran al sector de la zona de Ovalle, con una mejor tecnología y condiciones laborales que las que existían en la planta Panulcillo.

• Adecuación de la política tarifaria en función del ciclo del negocio: En este lineamiento buscamos establecer parámetros consensuados, que nos permitan contar con tarifas para el beneficio de minerales –allí donde no existe mercado de referencia– que se adapten a los vaivenes del mercado. En este sentido, trabajamos con el sector minero la fijación de un polinomio, que recoja las distintas variables del beneficio de minerales y permita adecuar su valor a los diferentes escenarios del mercado. • Adecuación de los instrumentos de fomento: Siendo el fomento minero el principal objetivo de la Enami, es prioritario también trabajar continuamente en mejorar y renovar los instrumentos que se utilizan para su realización. Por ello este lineamiento tiene

como objetivo diversificar la oferta actual de instrumentos de fomento minero, haciendo una revisión crítica y reformulando o incorporando programas. • Desarrollo organizacional y de las personas: Años de compleja situación financiera llevaron a que el tema de la gestión de recursos humanos fuera constantemente desplazado a un segundo lugar, en la agenda de la Enami. Ahora en cambio, nuestro objetivo es elaborar un plan integral de recursos humanos basado en un sistema de gestión por competencias. Este sistema, que cuenta con el total apoyo de trabajadores y dirigentes de la empresa, permitirá contar con una fuerza de trabajo con desempeños de excelencia y promoverá además el desarrollo profesional y personal.

Los medianos mineros explotan yacimientos que, por su tamaño y forma, solo son rentables a esta escala, transformando en riqueza recursos que de otra manera jamás se aprovecharían. Foto: Claudio Pérez.

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Los pequeños mineros, con poca capacidad de gestión y escaso grado de mecanización, pueden lograr la competitividad requerida para acceder a los mercados internacionales con el apoyo de Enami. Foto: Nicolás Piwonka.

una mirada distinta

Si queremos alcanzar las metas propuestas, debemos lograr el compromiso de toda la organización, posicionar a Enami como empresa de gestión moderna, mejorar las competencias de trabajadores y trabajadoras, así como su calidad de vida y su ambiente laboral. • Sustentabilidad y responsabilidad social: El primer paso en este lineamiento se dio en 2008 con la creación de la Gerencia de Sustentabilidad, cuya función es diseñar, apoyar y controlar la implementación de las estrategias de la empresa en materias de seguridad, salud ocupacional, medio ambiente, calidad, sistemas de gestión y responsabilidad social. Actualmente los yacimientos cercanos a las plantas de beneficio se encuentran agotados o descartados por no ser rentables y las nuevas minas están distantes, lo que aumenta sus costos de explotación. Se requiere por lo tanto incrementar la productividad, fortaleciendo las capacidades de gestión, incorporando tecnología y cambiando la cultura en las pequeñas faenas, con el propósito de generar condiciones que permitan la sustentabilidad de la pequeña minería. En esta materia los lineamientos desarrollados por la empresa en los últimos años deben ser profundizados. Para ello es preciso agregar iniciativas complementarias relacionadas con los derechos humanos, la ética en el desempeño empresarial, las relaciones con el entorno y la comunidad. • Gestión de la innovación: La innovación es uno de nuestros grandes objetivos; en esa línea hemos desarrollado varias iniciativas, entre otras crear un grupo de trabajo permanente al interior de la empresa que se aboque a estudiar formas de incorporar permanentemente la innovación y el desarrollo, traspasar proyectos de innovación a la pequeña y mediana minería y adaptar e implementar mejoras en los procesos productivos propios. Un punto particular de este lineamiento es la modernización de los poderes de compra de la empresa, un ambicioso proyecto

que tiene como objetivo mejorar integralmente las políticas y procesos de compra, preparándose para su certificación. Este Plan Estratégico busca ser un aporte significativo a la labor de Enami, perfeccionando sus instrumentos de fomento, potenciando la generación de negocios con la mediana minería, modernizando el sistema de compra de minerales, estableciendo parámetros consensuados para la fijación de tarifas, reforzando la labor en materia de sustentabilidad y de recursos humanos e incorporando de manera creciente la innovación en el quehacer de la empresa.

el

balance de los años

En más de ocho décadas de historia, esta empresa y sus antecesoras, se han abocado a generar la posibilidad que productores mineros que no poseen la escala suficiente para competir en el gran mercado mundial alcancen la competitividad necesaria, aportando de paso, a la generación de empleo y recursos en las comunidades donde se insertan, las que normalmente carecen de alternativas laborales bien remuneradas que les permitan desarrollarse. Este modelo elaborado por Enami y los productores mineros, ha demostrado ser un instrumento eficiente, con probados resultados en impulsar una actividad económica que es un verdadero aporte al país, aun cuando ésta enfrente impedimentos de escala o imperfecciones de mercado para su desarrollo. Como alguna vez lo dijimos, hacer un buen fomento y ser una gran empresa es posible. Finalmente, gracias al respaldo y disposición expresada por la Presidenta Michelle Bachelet, nos encontramos trabajando en la actualización y reformulación del D.S. 76 en conjunto con el sector minero, de modo que siga siendo un instrumento impulsor de la actividad, adecuando su funcionamiento a las realidades cambiantes del mercado y estableciendo nuevos desafíos, tanto para la empresa como para el sector minero.

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enami

en la obtención de cobre metálico

chancado

f lotación

y molienda

Enami cumple un rol fundamental en la obtención de cobre metálico, principal producto de exportación de la economía chilena, a partir del material que se extrae de las minas. Este suele estar constituido por compuestos químicos de cobre (sulfurados) y por minerales con contenido de oxígeno (oxidados), junto con unos pocos metales preciosos, siendo escaso el porcentaje de cobre presente. Los procesos desarrollados para la obtención del metal rojo difieren según si se trate de minerales sulfurados u oxidados, todos los cuales se realizan a partir del conjunto de material original, al que se le llama mena. Independiente del proceso empleado, es necesario reducir previamente la mena a trozos de tamaño pequeño o pulverizarla. A la primera reducción se le denomina chancado, la que en ocasiones requiere una segunda fase llamada molienda. En el chancado, máquinas chancadoras golpean los trozos de mena, normalmente en varias etapas, hasta romperlos, entregando un producto con un tamaño desde un tercio hasta un quinto del que reciben. Cuando es necesario aumentar la fineza de la mena, se realiza una molienda, utilizando grandes equipos giratorios o molinos de forma cilíndrica. Estas dos tareas son realizadas en plantas de beneficio propias de Enami, como la planta José Antonio Moreno de Taltal, o de terceros, hasta donde llega el material que se compra a los productores de cobre.

Fotos: Nicolás Piwonka

Cuando el material original está compuesto por minerales sulfurados de cobre, el proceso físico-químico que permite separar esos minerales de otros elementos y del resto de los minerales que componen la roca original es la flotación. Para realizar este proceso, al material mineralizado proveniente de la molienda se le agrega agua y reactivos. Los reactivos tienen diversas naturalezas y funciones. Los espumantes producen burbujas resistentes; los colectores impregnan las partículas de sulfuros de cobre y de molibdeno para que se separen del agua y se peguen en las burbujas, y los depresantes provocan el efecto inverso al de los reactivos colectores para evitar la recolección de otros minerales. Con ello se forma un fluido lechoso que se introduce en receptáculos llamados celdas de flotación. Desde el fondo de las celdas, se hace burbujear aire y se mantiene la mezcla en constante agitación para que el proceso sea intensivo. Las burbujas arrastran consigo los minerales sulfurados hacia la superficie, donde rebasan por el borde de la celda hacia canaletas que las conducen hacia estanques especiales, desde donde esta pulpa es enviada a la siguiente etapa. El proceso es reiterado en varios ciclos, produciendo un producto cada vez más concentrado. Luego de varios ciclos se obtiene el concentrado, en el cual el contenido de cobre ha sido aumentado hasta 31%. El concentrado final es secado mediante filtros y llevado al proceso de fundición. Enami posee varias plantas para desarrollar la flotación, destacando Manuel Antonio Matta y Vallenar, en la Región de Atacama, y Ovalle, en la Región de Coquimbo.


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fundición

lixiViación

Proceso en el cual el concentrado de cobre sulfurado seco, obtenido de la etapa de flotación, es sometido a altas temperaturas (pirometalurgia) en hornos especialmente diseñados para tal propósito, logrando de esta forma la separación de los distintos compuestos metálicos y obteniendo como producto final cobre metálico de alta pureza. Las principales etapas de la fundición son la fusión, conversión y refinación. La fusión permite aprovechar la capacidad energética que posee el concentrado de cobre sulfurado y así llevarlo desde su estado sólido a líquido. En esta transformación que se desarrolla a temperaturas que bordean los 1.230 ºC, los diferentes compuestos mineralógicos que se forman se separan aprovechando la propiedad física; densidad, característica a cada compuesto o mineral, permitiendo que se logre selectivamente una separación de los minerales que son beneficiosos desde el punto de vista comercial. La fusión puede desarrollarse inyectando el concentrado directamente en un baño fundido de cobre y ponerlo en contacto con un ambiente rico en oxígeno, como es el caso que emplean las tecnologías Teniente y Noranda, dentro de las más conocidas, o se pueden utilizar las tecnología Flash o Isamelt, en donde se pone en contacto el concentrado en una fase gas-sólido con un ambiente altamente oxidante. En ambos casos se logra la fusión y posterior separación de compuestos mineralógicos que son de interés para este proceso. Para el caso de las tecnologías Teniente y Noranda, el concentrado se funde inyectándolo a un baño fundido y poniéndolo en contacto con una fase gaseosa rica en oxígeno. De este proceso se obtiene una fase escoria; compuesto rico en fierro, un compuesto gaseoso; Dióxido de Azufre

Tratándose de minerales oxidados, el cobre se obtiene a través del proceso de lixiviación, que se realiza en tres etapas que constituyen una cadena productiva sincronizada: lixiviación en pilas, extracción por solventes y electroobtención. La lixiviación en pilas permite obtener el cobre aplicando a los minerales oxidados que lo contienen una disolución de ácido sulfúrico y agua. El material proveniente de la molienda es depositado en un terraplén continuo, que es la pila de lixiviación, sobre la que se instala un sistema de riego por goteo y aspersores que cubren el área. La solución de agua y ácido sulfúrico disuelve el cobre contenido en los minerales oxidados, formando una solución de sulfato de cobre, que es

Fotos: Nicolás Piwonka

y una fase metal; Metal Blanco, compuesto de interés para este proceso (72 - 75% Cu). En la fusión Flash, el concentrado se pone en contacto en una corriente gaseosa con un gas altamente oxidante, lo que genera la fusión del concentrado. Al igual que en la tecnología señalada anteriormente, los productos que se obtienen son muy similares, solo varían en los porcentajes de cada compuesto que se forma. Para el caso de la conversión, el producto de la fusión; Metal Blanco (72 - 75% Cu), es transformado a un producto de cobre de alta pureza denominado “cobre blíster” (96% Cu). En la mayoría de los casos, para esta etapa se utilizan hornos convertidores convencionales que consisten en un reactor cilíndrico. Para alcanzar mayores grados de pureza, el cobre blíster es llevado y

procesado en hornos de refinación, en donde se alcanzan grados de pureza del orden del 99,6% Cu, a este producto se le denomina “cobre anódico”. En el caso particular de la fundición Hernán Videla Lira, FHVL, propiedad de Enami, ubicada en la Región de Atacama, también conocida como fundición Paipote, se utiliza para su proceso de fusión la tecnología Teniente y para la conversión emplea convertidores convencionales Peirce Smith. En la cadena productiva del cobre, la etapa posterior a la fundición es la etapa de electro-refinación o refinería electrolítica, en donde el cobre anódico es llevado a grados de pureza del orden del 99,99% Cu. Para el caso de la FHVL, el cobre anódico es enviado a la refinería de Ventanas, V Región, perteneciente a la Corporación Nacional de Cobre, Codelco.

drenada y llevada en canaletas fuera del sector de las pilas. De la lixiviación, que se mantiene por 45 a 60 días, se obtienen soluciones de sulfato de cobre con concentraciones de hasta 9 gramos por litro denominadas PLS, que son llevadas a diversos estanques donde se limpian y pasan luego a una planta de extracción por solvente. La solución que resulta de la lixiviación se libera de impurezas y su contenido de cobre se concentra mediante extracción iónica. La solución PLS se mezcla con una solución de parafina y resina orgánica, que captura los iones de cobre. De esta reacción se obtiene un complejo resina-cobre que luego es tratado con una solución electrolítica

rica en ácido, que provoca la descarga del cobre desde la resina hacia el electrolito (solución), mejorando la concentración del cobre hasta llegar a 45 gpl. Esta es la solución que se lleva a la planta de electroobtención. El proceso de electroobtención recupera el cobre disuelto en una solución concentrada de cobre para producir cátodos de alta pureza (99,99%). La solución electrolítica del cobre en forma de sulfato de cobre (Cu SO4) es llevada a celdas de electroobtención, que son estanques rectangulares que tienen en su interior –y sumergidas en solución– placas de plomo y acero inoxidable, de aproximadamente un metro cuadrado cada una, que corresponden alternadamente a un ánodo y un cátodo. Las placas conforman un circuito por el que circula corriente eléctrica continua de muy baja intensidad, que entra por los ánodos y sale por los cátodos. El cobre en solución es atraído por el polo negativo representado por los cátodos, migrando hacia estos pegándose partícula por partícula en su superficie en forma metálica. Tras seis a siete días, se produce la cosecha de cátodos. En este tiempo se ha depositado cobre con una pureza de 99,99% en ambas caras del cátodo con un espesor de 3 a 4 cm. Los cátodos son lavados con agua caliente para remover impurezas y luego se despegan las hojas de ambos lados, obteniéndose cátodos de cobre que son apilados y embalados para su transporte final al puerto de embarque. Para la lixiviación, Enami cuenta con plantas como José Antonio Moreno, en Taltal, y Osvaldo Martínez, en la Región de Atacama, pero pronto podrá realizar este proceso en las plantas Manuel Antonio Matta y Vallenar, en la misma región, y en la nueva planta Delta, en la Región de Coquimbo.


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Política

minera Para

aVances

chile

y desafíos

Ricardo Lagos Escobar*

l

a minería ha estado vinculada históricamente al desarrollo económico, político, social y cultural de nuestro país. El dinamismo alcanzado en las últimas décadas por este sector, compuesto principalmente por la gran, mediana y pequeña minería del cobre, ha posicionado a Chile como un importante productor y exportador a nivel mundial y realizado una contribución determinante al desarrollo de la nación. La historia de la gran minería comenzó hace más de 100 años en Sewell. A más de 2 mil metros de altitud, generaciones de compatriotas vivieron y trabajaron duramente para arrancar el mineral a la mina subterránea de cobre más grande del mundo. No en vano Neruda, al evocar estas faenas y a sus protagonistas, señaló en su Canto General: Sánchez, Reyes, Ramírez, Núñez, Álvarez. Estos nombres son como los cimientos de Chile.

Foto: Rodrigo Gómez

Las vidas que el poeta quería rescatar del olvido llamándolas por su nombre pertenecen a hombres que cambiaron su cultura y tradiciones campesinas por la faena minera, que en buena parte nos definió como país y en el último siglo ha constituido de algún modo los cimientos de la patria. Varios elementos han sido clave en el desarrollo vertiginoso de este sector productivo en Chile: la calidad y diversidad de los recursos naturales mineros, la magnitud de las reservas y la ubicación de sus yacimientos, un marco legal estable, su institucionalidad minera, un bajo riesgo país, a lo que se debe sumar la tradición minera que formó a generaciones de trabajadores y técnicos especializados. Espe* En la redacción de este artículo me he beneficiado del aporte hecho por Alfonso Dulanto y extraído párrafos de mi intervención como Presidente de Chile al celebrar los 100 años del inicio de la Gran Minería en Chile (Discurso en Sewell, Machalí, 29 de abril de 2005). Mi gratitud con el ministro Dulanto es grande pues en la elaboración de la Política Minera su aporte ha sido sustancial.


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cial mención merece el rol jugado por la Enami desde sus orígenes hace casi 80 años, empresa única a nivel mundial, que posibilitó no solo el desarrollo de la pequeña y mediana minería, sino también, con sus trabajos de exploración y preparación de capital humano, el de la gran minería. En los últimos años la industria minera nacional y mundial, así como el entorno en el cual se desenvuelve, han registrado profundos cambios que obligan a una reflexión permanente sobre sus caminos futuros y a la respuesta de interrogantes tales como, ¿hacia qué prioridades debería orientarse el desarrollo de la minería nacional, tanto privada como estatal? ¿cómo asegurar su competitividad y liderazgo a nivel mundial?, ¿cómo garantizar un equilibrio entre el desarrollo económico, social y ambiental del país? A través de nuestra historia republicana, los distintos gobiernos han reconocido la importan-

Politica minera Para chile. aVances y desafios

cia decisiva de este sector e implementado medidas para dinamizarlo. El periodo 2000-2006 fue especialmente activo gracias a la implementación de diversas e importantes resoluciones, algunas de las cuales hicieron necesario aprobar leyes, dictar decretos y recurrir a disposiciones especiales. Todas estas determinaciones buscaban solucionar problemas de arrastre y aquellos surgidos a partir de las nuevas condiciones en el sector, producto de los cambios en la industria y su entorno. La experiencia lograda en ese periodo permitió proponer al país una política minera que fue discutida en diversas regiones del país y que, en líneas generales, sigue vigente. El trabajo realizado en esta materia merece consignarse como punto de partida para la puesta en marcha de nuevas medidas y la actualización de una política minera para el Chile del futuro que permita enfrentar los nuevos desafíos del milenio que se inicia.

La minería chilena requiere fortalecer ciertos aspectos clave para su desarrollo. Entre ellos el incremento del conocimiento minero, una mayor inversión en investigación y tecnología y un compromiso con el desarrollo sustentable. Foto: Claudio Pérez.

PrinciPales iniciatiVas Periodo 2000-2006

mineras del

• Elaboración y promulgación de la Ley 19.719 sobre patentes mineras especiales para los pequeños mineros, evitando que estos pierdan su propiedad minera y, como consecuencia, sus fuentes de trabajo. • Decreto Supremo 76 en el cual se estableció, quizás por primera vez, una política de fomento para el sector de la pequeña y mediana minería. Esta política incluyó, entre otros aspectos, mecanismos de precios de sustentación, financiamiento para ellos y también para programas de fomento productivo del sector. • Elaboración y promulgación de la Ley 19.993 mediante la cual la Enami transfirió la propiedad de la fundición y refinería de Ventanas a Codelco, lo cual aseguró el saneamiento financiero de la empresa. Además, la Enami mantuvo el acceso a dicha instalación para las producciones de la pequeña y mediana minería. La nueva y mejorada situación financiera permitió a la Enami el desarrollo de un plan para modernizar y ampliar sus instalaciones productivas y su poder de compra. También hizo posible que la empresa tuviera los recursos financieros para realizar las compras de minerales cuando la oferta de estos aumentó drásticamente con la subida de precios del cobre a partir del año 2006. A su vez, esta adquisición le permitió a Codelco iniciar un plan de modernización de las instalaciones y aumento de capacidades para procesar, además de los minerales de la pequeña y mediana minería, sus propios concentrados. Con mucha razón se ha dicho que el D.S. 76 y la Ley 19.995 dieron origen a la “nueva Enami”, con mayores y mejores capacidades para realizar la labor de fomento que le encomienda la ley. • Negociación y rescate de la opción de la Enami de comprar hasta el 49 por ciento de Disputada de Las Condes. Esta opción, vendida recientemente por parte de la Enami a Codelco, no solo le agregó recursos financieros a la empresa, sino que además le permitirá a Codelco, en caso de ejercerla, mejoras en la operación de Andina.

• Elaboración y envío al Parlamento para su discusión del proyecto que dio origen a la Ley 20.235 sobre personas competentes y certificación de recursos mineros. Esta ley ha hecho posible que en la actualidad ya esté acreditado un contingente de profesionales que serán de gran ayuda en la obtención de financiamiento para el desarrollo de proyectos mineros, especialmente en el sector de la pequeña y mediana minería. • Elaboración y promulgación de la Ley 20.026 sobre un impuesto específico a la minería que puso fin a una larga discusión sobre la aplicación de un royalty minero en Chile. En medio de la discusión señalamos: “Porque vivimos en un país maduro, responsable y serio, respetado por la comunidad internacional en el ámbito político y económico, estamos conscientes de los desafíos y oportunidades que ofrece el mundo actual. Por eso estoy convencido de que es indispensable un royalty que, aplicado a las riquezas mineras, nos permita generar ingresos hoy, que vayan a ser el ahorro indispensable, transformado en ciencia y tecnología, para las generaciones de mañana, cuando nosotros no estemos. Estos recursos del royalty no son, entonces, para gasto corriente; son para generar riquezas permanentes, para cuando no podamos disponer de la abundancia de nuestros recursos naturales. No puede hoy volver a ocurrirnos lo que sucedió con nuestra riqueza salitrera, de la cual solo queda el recuerdo de algunas hermosas oficinas que buscamos mantener todavía y restaurar. Tenemos que aprender de la experiencia de países mucho más desarrollados que nosotros, que gozaron alguna vez de una situación similar a la nuestra. Esos países invirtieron o están invirtiendo en capital humano especializado, en innovación y en desarrollo tecnológico”. La decisión de elaborar y enviar un proyecto de ley al Parlamento y obtener su aprobación despejaron el camino para nuevas inversiones mineras dentro del país. • Fortalecimiento institucional y financiero de Codelco, la Enap y la Enami con importantes ordenamientos internos, proyectos de

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modernización, de ampliación de capacidades, mejoramiento de gestión y solución de aspectos ambientales. Los proyectos e inversiones dentro de estas empresas fueron muchos y de diversa índole, y permitieron en el periodo de expansión de precios, especialmente a Codelco, hacer un aporte millonario al fisco en beneficio de todos los chilenos. A lo anterior habría que agregar otras iniciativas como los acuerdos de producción limpia, la instalación de la estrategia del cluster minero, tanto en las regiones mineras como a nivel nacional, los programas de asistencia y modernización para la pequeña minería artesanal (Pamma), el programa de asistencia y modernización de la minería del carbón, entre otros.

la

Política minera de

2005

La experiencia adquirida con la implementación de las medidas anteriores, planteó, hacia fines del periodo, el desafío de proponer al país una política minera cuya misión fuera “promover una industria minera competitiva y comprometida con el desarrollo sustentable, capaz de insertarse con éxito en los mercados mundiales, a través de alianzas estratégicas orientadas a promocionar nuevos usos y productos con mayor valor agregado, y que garantice una mayor contribución al desarrollo económico y social del país”. Los ejes centrales de dicha política fueron: • Consolidar el desarrollo de la industria minera, potenciando su competitividad y promoviendo su inserción y liderazgo internacional, para convertir al país en plataforma de negocios mineros. • Construir capacidades de educación, ciencia, innovación y desarrollo tecnológico para incrementar el conocimiento minero, convirtiendo a la industria minera nacional en un referente científico-tecnológico a nivel internacional. • Comprometer a la industria minera con el desarrollo sustentable, aumentando su contribución al desarrollo económico y social del país, incentivándola a realizar una gestión

económica social y ambientalmente responsable, que promueva la sustentabilidad de las regiones mineras. • Potenciar el rol, eficiencia y aporte de las empresas del Estado en minería e hidrocarburos al desarrollo económico y social del país. • Fortalecer el sistema institucional minero para generar un desarrollo integral de la industria minera y nacional. De esta manera, se pretende consolidar el desarrollo de la industria minera dentro y fuera de nuestras fronteras y maximizar nuestra riqueza minera en beneficio del país y sus futuras generaciones, cimentando las bases de un mayor crecimiento económico y social. El impulso de una institucionalidad moderna y eficiente, que integre de mejor manera las áreas de minería, energía e hidrocarburos y que asuma los desafíos del mundo globalizado, conducirá a la industria por la senda de un crecimiento sustentable en el tiempo. La política minera antes aludida fue llevada a varias regiones del país y su discusión logró, en la gran mayoría de sus proposiciones, un consenso que ha servido de ayuda para orientar las iniciativas que desde entonces se han adoptado en el sector minero. Sin perjuicio de lo anterior, como toda política, esta requiere de una permanente revisión y actualización para hacerse cargo de los cambios que ocurren en la industria y su entorno. Quisiera solamente reiterar cuatro aspectos: En primer lugar, la minería chilena enfrenta una competencia cada vez más fuerte por parte de otras empresas mineras del mundo. En ese escenario, innovación y nuevas tecnologías constituyen tanto una amenaza como una oportunidad; amenaza si la hacen otros, oportunidad si la hacemos nosotros. En consecuencia, es vital analizar cómo aprovechamos estas oportunidades y cómo conjuramos las amenazas. Por otra parte, tenemos que superar nuestro atraso en investigación y desarrollo que se refleja en bajos niveles de inversión pública y privada. Para eso debemos aumentar los niveles de financiamiento de programas de investigación y las becas de posgrado en el ámbito educativo,

Compañía Minera San Esteban Primera, con operaciones ubicadas en la III Región, es una productora de concentrados de cobre y oro. Posee entre otras, dos plantas de beneficio de minerales sulfurados denominadas Planta 1 y Planta 2, ubicadas respectivamente en las comunas de Copiapó y Tierra Amarilla. La capacidad de tratamiento nominal de mineral para ambas plantas es de 80 mil toneladas mes.

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integrando los temas emergentes de la industria a las carreras asociadas a la minería. En tercer lugar, junto al desafío educacional, en el ámbito minero necesitamos abordar los desafíos en materia ambiental que exigen un compromiso mucho mayor de los procesos productivos. El modo en que hacemos las cosas es un factor clave a la hora de competir. No nos engañemos en esto. Los mercados van a ser cada vez más complejos; progresivamente el tema medioambiental va a adquirir mayor relevancia en este siglo XXI. Por eso hemos sido tan estrictos en materias medioambientales en otras actividades e industrias de exportación. Si desde el exterior observan nuestros productos y comprueban que fueron elaborados sin respeto al medio ambiente, con seguridad levantarán barreras verdes que nos van a impedir exportar nuestra celulosa o papel, nuestro cobre, nuestro vino o cualquier producto en el mundo. En esto Codelco ha sido ejemplar. En general, la

Politica minera Para chile. aVances y desafios

actividad minera en Chile ha sido modelo de un compromiso ambiental de carácter voluntario, que se manifiesta en las certificaciones de gestión ambiental y en diversos acuerdos que han suscrito el sector minero y el gobierno. Pero tenemos que avanzar para establecer una legislación permanente en este ámbito, de manera que ante el mundo quede claro que Chile tiene una institucionalidad que respeta y que, por esa institucionalidad, exigimos que se nos respete en el mundo. Por último, nuestra política minera debe buscar potenciar el rol de las empresas estatales en el ámbito del cobre, como es el caso de Codelco; y el rol de las empresas estatales en el ámbito de los hidrocarburos y la generación de energía, como es el caso de la Enap. Esas son las palancas que tiene el Estado de Chile para hacer frente a emergencias. Sin la Enap no habríamos sido capaces de enfrentar la emergencia del gas y emprender la construcción –como

Planta Manuel Antonio Matta. A menos de mil metros de la fundición Hernán Videla Lira ( Paipote ) se levanta esta planta de procesamiento, cuyo nombre recuerda a un connotado hombre del sector minero. Esta faena entró en actividades el año 1965 y es la más grande de las plantas de beneficio de Enami, con una capacidad

la haremos– de una planta de licuefacción. Sin la Enap no seríamos capaces de introducir elementos para una estabilidad de aquellos productos que son indispensables en la actividad energética en Chile. En consecuencia, no se trata de temas ideológicos sino de temas de sentido común: si tenemos esas herramientas, que fueron útiles ayer, que son útiles hoy, van a seguir siéndolo mañana. Y mientras sean convenientes, no creo que ningún chileno ni chilena piense que esas herramientas deben estar en el sector privado. Un Presidente de Chile no podría decirle a una Enap privatizada que construya una planta de licuefacción, porque se nos respondería que depende de cuál sea la rentabilidad. Pero cuando está de por medio el interés superior del país y se trata de tener autonomía en materia energética, podemos utilizar la herramienta del control estatal sobre esa empresa que es eficiente y que genera utilidades.

Todo lo anterior apunta a promover en las compañías mineras una gestión responsable del medio ambiente, y promover en las empresas que hoy día son propiedad del Estado un elemento indispensable para que se coloquen en la punta de las tecnologías, del avance científico y de la sustentabilidad ambiental. Chile ha sido, es y seguirá siendo un país minero. Será obligación de todas sus generaciones cautelar porque esta riqueza que se nos ha dado, crezca y siga beneficiando a todos los chilenos. Creo, entonces, que tenemos un tremendo desafío: consolidar a Chile como un país atractivo, donde se invierte en minería, con altos estándares ambientales, con una industria que genera riquezas de forma sustentable y que también ayuda al desarrollo de la región donde la industria está enclavada, una industria competitiva y comprometida con el medio ambiente y capaz de favorecer el desarrollo económico y social del país.

para tratar 104 mil toneladas por mes de mineral sulfurado. Actualmente, la empresa se encuentra desarrollando un proyecto para la construcción de una línea para el procesamiento de minerales oxidados, mediante LIX-SX-EW, con una capacidad de producción de 400 toneladas mensuales de cátodos de cobre. Fotos: Rodrigo Gómez.

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leGado, realidad actual y desafíos del emPresariado minero

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Foto: Claudio Pérez


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autores MARíA CELIA BARoS MANSILLA es licenciada en Historia con postítulo en Historia de Chile Siglo XX de la Universidad de Chile, especializada en historia social de la Gran Minería. Entre otros, ha publicado las monografías “El Teniente Los Hombres del Mineral” 1905 – 1945 (tomo I) y 1945 – 1995 (tomo II); “Potrerillos y Salvador, una historia de pioneros” con el auspicio de las divisiones El Teniente y Salvador de Codelco, respectivamente. También realizó proyectos como coinvestigador Fondecyt y coejecutor Fondart. Es socia de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, miembro asociado del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, y colabora con artículos de historia minera para la revista Minería Chilena. CARMEN GLoRIA BRAVo QuEzADA es licenciada en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, master en Historia Latinoamericana de la Universidad Internacional de Andalucía y doctora en Historia de la PUC. Es autora de las publicaciones: “La flor del desierto. El mineral de Caracoles y su impacto en la economía chilena”, “Las inversiones chilenas en Bolivia en el siglo XIX” y “Mercados y consignatarios: la comercialización del cobre de la Compañía Corocoro de Bolivia, 1873-1878”. Investigadora del Fondecyt 1999-2000 “Las inversiones chilenas en la minería boliviana, 1905-1930”. JuAN CARLoS CANCINo PIzARRo es arquitecto de la Universidad Católica del Norte y magíster en Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica. Es autor del estudio “Fundición Paipote 1952. Territorio, asentamiento y arquitectura en el periodo de la industrialización nacional”, trabajo que lo conduce al grado de magíster. En el año 2002 obtuvo mención honrosa en el concurso de proyectos de título del Colegio de Arquitectos de Chile de la XIII Bienal de Arquitectura de Santiago. CLAuDIo CANuT DE BoN uRRuTIA es ingeniero de minas de la Universidad de Santiago de Chile y académico del Departamento de Minas de la Universidad de La Serena. Entre otros, es autor de los siguientes artículos: “Las avalanchas de nieve y su incidencia en la seguridad de la minería de alta cordillera: predicción de años de mayores riesgos en relación con la corriente de El Niño” (1986) y “El impacto de la pequeña y mediana minería en la IV Región” (2001). Ha trabajado como coinvestigador e investigador responsable de los proyectos Fondecyt: “Estudio in situ de la distribución y fragmentación del meteorito Vaca Muerta, región de Antofagasta” (1988) y “Geología y alteración hidrotermal de yacimientos cretácicos de oro y plata de la IV Región” (1985).

de ensayos

JuLIo CASTILLo NARVáEz es antropólogo de la Universidad de Chile, doctor en Educación de la Universidad de Gales, Cardiff, Inglaterra y M.A. en Educación Universidad de Chicago. Se ha desempeñado como consultor en gestión escolar de la Fundación Chile y relator certificado en Modelo MITA Inteligencias Múltiples, Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile – MITA Center USA. Autor, junto a Andrés Recasens Salvo, de la publicación “Educación Rural y Medioambiente”, en Actas del Primer Congreso Chileno de Antropología. 1986. HERNáN DANúS VáSQuEz es Ingeniero Civil de Minas, egresado en 1952 de la Universidad de Chile. A comienzos de 1960 ingresó en la recién formada Enami, donde ocupó los cargos de gerente de Fomento y gerente de Ingeniería y Desarrollo, y participó activamente en los proyectos de la pequeña y mediana minería hasta 1973. En los años 1974 y 1975 se desempeñó como gerente técnico en El Salvador. Luego creó y dirigió hasta 1990, Mindes, empresa de ingeniería y servicios mineros. En 1990 fue nombrado director nacional del Sernageomin, cargo que ocupó hasta 1995. Pronto viajó a Ecuador, contratado por el Banco Mundial en un proyecto de asesoría al gobierno de ese país. Al regresar a Chile actuó como consultor de diversas empresas mineras. Ha sido presidente del Instituto de Ingenieros de Minas en cuatro periodos y ostenta la medalla al mérito de dicho instituto. GASTóN FERNáNDEz MoNTERo es abogado, consejero del Consejo de Monumentos Nacionales y académico de la Universidad de Chile. Se ha desempeñado como asesor y abogado de Sonami. Es miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Editor del volumen Minería y metalurgia colonial en el reino de Chile (2000). JuANA GALAz PALMA es ingeniero civil de Minas de la Universidad de Chile. Es profesora a tiempo parcial del Departamento de Ingeniería de Minas de dicha casa de estudios desde 1988. Fue asesora en los asuntos técnicos en el desarrollo del anteproyecto de ley que regula el cierre de faenas mineras. Ha sido asesora de la Comisión Nacional del Medio Ambiente desde 1999, en materias relacionadas con minería y medio ambiente. En la actualidad es asesora técnica de la revista Minería Chilena y gerente general de Minería y Medio Ambiente Ltda.

EuGENIo GARCéS FELIú es arquitecto de la Universidad de Chile y doctor en arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña. Actualmente se desempeña como profesor titular en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Universidad Católica. Ha publicado diversos ensayos y artículos en revistas nacionales e internacionales. Es autor de los libros Las Ciudades del Salitre, Orígenes (1999) y Las Ciudades del cobre (2007). WoLFGANG GREIM es geólogo de la Universidad de Hamburgo y doctor en Ciencias Naturales (Geología) de la Universidad de Münster. Director del Departamento de Geología de la Universidad de Atacama. Ha escrito diversos artículos y dirigido investigaciones sobre los siguientes temas: Geología Estructural, Geoquímica y Petrografía de los Diques y Desarrollo Tectónico de la Región de Atacama. Es responsable de la creación y de la totalidad de los contenidos del Museo Virtual de la Región de Atacama, “Geovirtual”. RICARDo LAGoS ESCoBAR es abogado de la Universidad de Chile y doctor en Economía de la Universidad de Duke (Carolina del Norte). Presidente de Chile entre el 11 de marzo de 2000 y el 11 de marzo de 2006. En marzo de 1990 es nombrado ministro de Educación por el ex presidente Patricio Aylwin. En el segundo gobierno de la Concertación Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo nombra ministro de Obras Públicas, cargo que desempeña entre 1994 y 1998. En 1962 publica “La concentración del poder económico; su teoría: realidad chilena”, trabajo que lo conduce al título profesional de abogado. Entre sus artículos más difundidos se encuentra “The Pinochet dilemma”, escrito junto a Heraldo Muñoz (Foreign Policy, 1999). LILIANA Muñoz RIoSECo es psicóloga e investigadora de temas mineros. Es autora de los trabajos “Estudio ocupacional de la minería del cobre Santiago” (Servicio Nacional del Empleo, 1971) y “Sernageomin: una reflexión sobre recursos humanos y clima laboral” (1993).

JuAN o’BRIEN BoGGIo es sociólogo, dramaturgo y músico. Es autor de varios libros, además de columnista sobre temas científicos. Es editor del volumen Fundición y territorio: reflexiones históricas sobre los orígenes de la Fundición Paipote (Enami, 1992). ALFREDo oVALLE RoDRíGuEz es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Sonami, entre los años 2004 y 2009. Entre 1976 y 1979 se desempeñó como vicepresidente de la Cámara Chilena de la Construcción. Desde 1982 a la fecha, ha sido director de la Compañía Minera Minas Carrizal Alto y de Empresa Minera Las Cenizas, cargo que ejerce desde 1978. Fue presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio entre diciembre de 2006 y diciembre de 2008. JAIME PéREz DE ARCE ARAYA es ingeniero comercial con mención en Economía de la Universidad de Chile. Vicepresidente ejecutivo de Enami desde el año 2000. Desde principios de los noventa y hasta 1994 es asesor del PNUD, desempeñándose al mismo tiempo como miembro del Directorio de la Empresa de Correos de Chile. A fines de ese mismo año asume como jefe de la División de Coordinación Ministerial de la Secretaría General de la Presidencia. Entre 1994 y marzo del año 2000 se desempeña como subsecretario de Educación. ALBERTo SALAS Muñoz es ingeniero civil de minas de la Universidad de Chile y diplomado en finanzas corporativas de la Universidad Adolfo Ibáñez. Actualmente es presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Sonami. Es socio honorario de la Asociación Minera de Copiapó. Fue gerente general de la Sonami entre los años 1998 y 2003 y volvió a ocupar dicho cargo entre abril de 2006 y abril de 2008.


Foto: Rodrigo G贸mez


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fotóGrafos JACK CEITELIS, fotógrafo. Su labor se ha orientado hacia los temas industriales y paisajísticos donde ha incursionado en la búsqueda de la plasticidad presente en el metal, el cemento, el vidrio y sus personajes. El paisaje ha sido una constante en todo su trabajo, plasmado en exposiciones y libros: Paisajes de Chile; Caminos y senderos de Chile; Rostro de Chile; Imagen del cobre; Imagen de Chile; Antártica y Patagonia, con textos de Francisco Coloane.

FERNANDo MALDoNADo es arquitecto de la Universidad de Chile. Actualmente trabaja como arquitecto y fotógrafo, desempeñándose además como investigador del Museo Chileno de Arte Precolombino. Fotógrafo responsable del Volumen Humano, que cataloga las obras de la exhibición del mismo nombre del artista chileno Mario Irarrázabal.

RoDRIGo GóMEz. Fotógrafo chileno. Estudió en Francia y se inició en la fotografía de forma autodidacta. Volvió a Chile en 1996 y ha trabajado para diversos medios nacionales e internacionales. Creó junto a Claudio Pérez en el año 2000 la agencia de fotógrafos IMA (Imagen Memoria y Autor) y ha publicado varios libros. Colabora para la agencia de fotógrafos VU, Francia.

CLAuDIo PéREz es fotógrafo, documentalista y diseñador gráfico. Ha ganado la beca Fondart con los proyectos: Muro de la Memoria I y II y Despedidas. El amor ante el olvido. Es autor del libro de fotografía Paisaje Minero (2004), editado por Codelco Chuquicamata. El año 2005 publica el diccionario ilustrado Kunza, lengua del pueblo Lickan Antai (Codelco Chile). Ha publicado sus fotografías en revistas internacionales como Gatopardo, Newsweek, L’Express, Der Spiegel y Stern.

LuIS LADRóN DE GuEVARA, fotógrafo. Participó en la fundación de la Asociación de Fotógrafos Profesionales en los años sesenta y es socio fundador de Fotobanco. Ha sido jurado en concursos de fotografía en numerosas oportunidades. Trabaja desde 1959 en fotografía industrial, realizando trabajos a lo largo de todo el país para diferentes tipos de empresas y para Corfo. También realiza fotografía publicitaria. En la actualidad continúa desarrollando esta misma actividad. Cuenta con varios premios tanto en gráfica como en fotografía, entre ellos el Primer Premio Internacional 1998, otorgado por la Industria Sueca de Cámaras Hasselblad.

NICoLáS PIWoNKA zAñARTu, fotógrafo y licenciado en Ciencias con mención en Biología, Universidad de Chile. Ha dedicado su vida a captar imágenes de la naturaleza a lo largo de todo el país y alrededor del mundo. Fotógrafo y jefe de fotografía de la revista Expedición a Chile entre 1977 y 1978. Fotógrafo y asesor científico del programa de televisión La Tierra en que Vivimos (TVN) entre 1984 y 1985. Es autor, entre otras, de las siguientes publicaciones: Chile Pumalín Corcovado, Chile RGB y la colección Chile Natural y Humano (4 tomos). Ha participado como director de fotografía de los volúmenes Chile País Oceánico y Biodiversidad de Chile, entre otros.


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una mirada distinta

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