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Estimado lector,

Compartimos contigo la alegría de estrenar el ciclo de una de las directoras más importantes de la historia del cine. En este segundo Filmin Mag, contamos con las palabras de Elena López Riera, directora de “El Agua”, que nos regala una correspondencia sin retorno con Chantal Akerman. Sus letras ahora también son vuestras.

Allieurs, siempre

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Me han pedido que escriba a Chantal Akerman, una carta que ella nunca leerá, porque así es como creemos que las vivas tenemos que comunicarnos con las muertas. A través de un texto sin interlocutora.

Dicen que lo primero que se olvida de un muerto es la voz. Y sin embargo cuando pienso en su cine, me cuesta pensar en imágenes fijadas en la pantalla, sólo puedo cerrar los ojos, y escuchar su voz fuerte, rugosa, caliente, y al mismo tiempo, tremendamente herida. Me gusta de su voz, la herida. Me gustan la voz y la herida, y la repetición de sus palabras, que resuenan en el espacio más allá de su significado, como una letanía.

La primera vez que la escuché fue en News From Home (1977) una película monumento, en la que la voz casi imperceptible de una jovencísima Chantal (tan sólo 26 años, aunque ya con una obra maestra a sus espaldas, Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles) lee las cartas que recibe de su madre sobre las imágenes de una Nueva York desgarradora. Ahí están: la ciudad vacía, el exilio, la desorientación, la soledad… pero sobre todas esas cosas, está su voz. Una voz que susurra, que repite, que se diluye en el ruido de la ciudad extranjera, y que quizá también calla una pregunta ¿Cómo despegar tu voz, madre, del atronador ruido del exilio?

En su texto más desgarrador, Ma mère rit (2013), dedicado a su madre (o más bien, a esa conversación imposible con la madre), Chantal escribe: “y yo, qué voy a hacer de aquí a 4 semanas. Sólo aguantaré si escribo. Y de todas formas, aquí o allí, qué diferencia hay. Mi vida, yo no tengo vida. No he sabido hacerme una. Así que aquí o allá. Pero allá es siempre mejor. Así que no he hecho más que irme, volver a irme y volver desde siempre” (Traducción de Elena López Riera).

Ailleurs es una palabra, difícilmente traducible al castellano, y que significa algo así como “en otro lado”, o también : “en un lugar lejano, apartado”. Seguramente sea esta la palabra que mejor defina la obra ingente de Chantal Akerman, y que nos revele su más preciado legado. El de querer estar ailleurs siempre. Desplazadas, heridas, apasionadas, buscando siempre otro lugar, otra palabra, un amor mejor. Ver sus películas, sumergirse en su pensamiento infinito o en sus textos, es aventurarse a la fenomenal fractura de estar en otro lado.

Así nos queremos también, Chantal. Ailleurs, siempre.

Por Elena López Riera

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