Cuaresma

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CUARESMA edición especial

“Cuaresma”…40 días de Jesús en el desierto antes de su vida pública; 40 años del pueblo de Israel caminando por el desierto rumbo a la Tierra prometida; para nosotros 40 días de preparación para la Pascua del Señor.

AYUNO, CARIDAD Y ORACIÓN, pautas para la Cuaresma La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la misa vespertina del Jueves Santo. La Iglesia invita a hacer de este tiempo un retiro espiritual colectivo, para buscar un cambio positivo de vida. ¿Pero, qué hacer para alcanzar este objetivo? El mismo Jesús nos marca el camino, invitándonos a practicar el ayuno, la limosna y la oración, y mediante estas obras de piedad fortalecer virtudes esenciales que nos ayudan a vencer las principales “tentaciones” del hombre. El ayuno es la privación voluntaria de diferentes bienes con un deseo de crecimiento interior. Ayuda a vencer la tentación del placer y fortalecer la esperanza. Ayunar con sentido cristiano nos provee de “algo” para ayudar a los

demás. O sea privarme de algo para compartir. Por eso la Cuaresma nos invita a hacer limosna con lo que ayuno y así buscar vencer la tentación del tener y fortalecer la virtud de la caridad. Es importante que la limosna no sea sólo como filantropía, sino con la clara intención de vivir la caridad, que es el amor a Cristo en mis hermanos. Por eso es necesario ofrecerla a Dios. Este ofrecimiento nos lleva a vivir la oración, vencer la tentación del poder y fortalecer nuestra fe. Vivir la Cuaresma hacia una mejoría, implica practicar el ayuno, limosna y oración, con sentido cristiano, para llegar a la Pascua como personas nuevas. Por: www.vivelasemanasanta.com


Miércoles de CENIZA ¿Qué significa la Ceniza? El Miércoles de Ceniza la Iglesia marca el inicio de la Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua, y busca recordarnos que somos creaturas, que esta vida es tan sólo una preparación y que nuestro verdadero destino es llegar a Dios en la vida eterna. Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos dice las palabras del Génesis, después del pecado original: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”, que recuerda a los fieles tres verdades fundamentales: su nada, su condición de pecadores y la realidad de la muerte. El Miércoles de Ceniza obliga a guardar ayuno, abstenerse de comer carne y se recomienda participar en la liturgia de la imposición de la ceniza.

¿De dónde proviene la ceniza? De los ramos que fueron bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior… Encuentra la respuesta completa en: http://www.vivelasemanasanta.com/articulos/articulo.phtml?se=13&ca=16&te=1&id=124

¿Cuándo y a quién obliga el ayuno y la abstinencia? Ayuno: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo. * Una sola comida fuerte, nada entre comidas. * Para mayores de 18 años hasta los 59 años. Abstinencia: todos los viernes * No comer res, pollo ni cerdo. * Para mayores de 14 años.

Recetas de cocina para Cuaresma. http://www.vivelasemanasanta.com/articulos/ ?se=13&ca=16

También menús para niños. www.vivelasemanasanta.com


AYUNO y ABSTINENCIA AYUNO Los dos ayunos que la Iglesia nos pide, tienen mucho que ver con la Pascua de Cristo: el miércoles de ceniza, en que la Iglesia inicia el período pascual con la Cuaresma, y el viernes santo, ya en las inmediaciones de la Pascua del Señor. No se trata pues, del ayuno por el ayuno, sino una preparación y un unirse a Cristo en la privación, en el sufrimiento y en la cruz, para llegar a conquistar con Él, la luz de la resurrección. El ayuno está mandado por la Iglesia y no podemos pasarnos disimulados, hay que entender que un ayuno hoy,

el privarnos de alimento, no será sino un motivo para unirnos a gente qué constantemente vive con el estómago vacío, o con la familia que la está pasando muy mal económicamente, o con los que tienen un hijo enfermo, o aquel que no tiene trabajo, etc.

ABSTINENCIA ¿Qué es la abstinencia? ¿Se puede cambiar la práctica del ayuno y la abstinencia? Encuentra las respuestas en: http://www. vivelasemanasanta.com/articulos/?se=13&ca=16

DESIERTO El desierto es un paraje solitario y silencioso. Es lo opuesto al ruido y a la algarabía, al consumismo, a la vida fácil. Por eso es símbolo de la vida espiritual, el espacio más apropiado para la búsqueda y el encuentro personal con Dios en la oración, en el silencio del alma y soledad. El desierto es arduo y difícil, pero necesario. Y nuestra vida cristiana tiene que pasar necesariamente por él. Es decir, por la experiencia del silencio y de la soledad, del desprendimiento de las cosas materiales, del sacrificio y sobre todo de la oración y del encuentro íntimo y personal con Dios. Todos tenemos nuestras horas de aridez y cansancio, de fatiga y derrota; de soledad y sufrimiento. Esto es también el desierto. Pero las horas amargas pueden ser sinónimo de fecundidad y de vida si

sabemos vivirlas unidos a Dios. Entonces sí, el desierto será el camino que nos lleve hasta la tierra prometida, lugar privilegiado para el encuentro con Dios y el escenario de nuestra redención al lado de Cristo. Esta experiencia del desierto nos conducirá al gozo pascual de la resurrección. Por: Sergio A. Córdova


La TENTACIÓN ¿Rendirse ante la tentación? No es fácil vivir en medio de la lucha. Rendirse, dejar las armas, pactar con el enemigo renunciando a nuestros principios, es una gran tentación. En la guerra del corazón también es grande el deseo de pactar, de rendirnos. No es fácil luchar cada día contra la gula, contra un disfrute sexual deshonesto, contra la soberbia que nos hace buscar los aplausos de los demás. Pero es extraña y triste la paz de quien se rinde. Es la paz del esclavo que deja su libertad. De quien prefiere pactar con ese alcohol que destruye familias, de quien cede a un pequeño robo… Es una paz que engaña, porque la tentación no se conforma, siempre pide más y más. Lo grande es decirle “no”, con firmeza, con audacia. Un “no” que nazca de un amor más grande: a mí mismo, a mi familia, a quien me quiere. Será un “no” que lleve a vivir, quizá, en una lucha constante contra las mil astucias de ese mal que todos llevamos dentro.

Es sana la tensión de quien lucha por algo grande y bello. De quien dice no a la falsa paz que se obtiene a través de rendiciones. De quien lucha para conquistar esa otra paz, más profunda. De quien quiere ser fiel, en cada instante, a Dios y a si mismo. Las tentaciones del desierto nos enseñan que donde se fomentan intenciones ambiciosas, ansias de poder, de triunfo, de gloria, allí se esconde la intriga de Satanás. Para destruir éstas y otras posibles tentaciones, es necesario estar decididos a rechazar cualquier proposición que nos aleje de Dios. Por: Fernando Pascual

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El SACRIFICIO Sacrificio: Servir a Dios Ante la tendencia de una vida más cómoda, el sacrificio parece que atenta contra el hombre, cuando en realidad tiene un significado más profundo: Sacrificio significa “servir a Dios”. El sacrificio cristiano tiene un sentido diferente y parece ser el más cruento de todos, pues es Dios mismo quien libremente ofrece su vida al morir en la Cruz en reparación de nuestros pecados. Los cristianos, imitando la entrega de sí mismo de su Redentor, pueden dar otro sentido al sacrificio que va mas allá de una ofrenda material, pues hay que ofrecer algo de uno mismo, ya sea una acción especial o abstenerse de algún bien. El sacrificio es una práctica de purificación y perfección practicada desde los primeros días del cristianismo, práctica vigente hasta el día de hoy. Por: Raquel Rdz. de Estrada

¿Qué tipo de sacrificio puedo hacer? Algunas ideas para ayudar a fortalecer la voluntad y enriquecerse espiritualmente: - No hacer gastos inútiles. - Ser puntual. - Dejar hablar a los demás. - No discutir. - No enfadarnos. - Sonreír aunque no tenga ganas. - Disponibilidad. - No querer para mí lo mejor. - Terminar bien lo que estoy haciendo. Por: Catholic.net


La TRANSFIGURACIÓN palabras: estaban en presencia de Dios, viéndolo como era. Así la transfiguración del Señor se resume en un estar para conocer a Dios. Un conocer a Dios que es amar.

La transfiguración es un momento muy especial de la vida de Jesús: cuando mostró su gloria a tres de sus apóstoles, y con ello la gloria que nos espera en el cielo. Tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que no se puede describir con

La oración no es difícil cuando se escucha, cuando se atiende a todo lo que Dios quiere. Tenemos que dejar que Dios nos deslumbre con todo su poder, su bondad y sabiduría, como lo hizo con sus discípulos. Orar es amar y un amor que late de Corazón a corazón. Por: Catholic.net

Ver más: http://www.vivelasemanasanta.com/articulos/ articulo.phtml?se=3&ca=30&te=16&id=483

¿Qué nos enseña la Transfiguración? * Que Jesús nos espera con su gloria en el Cielo. * A vivir con esperanza y seguir Su camino, incluso con sacrificios, ya que vale la pena cualquier esfuerzo con tal de alcanzarlo. * A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y tiene el poder de salvar almas. Jesús sufrió y se desprendió de su vida para salvarnos. * A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre. * A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida diaria. * A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás. Por: Tere Fernández.

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La ORACIÓN Orar con Sencillez La oración es sencilla cuando actuamos como José y María. Es decir, ellos al hablar con el Niño Jesús ya estaban rezando. Nosotros al rezar sólo debemos “hablar” con Dios, contarle lo que nos pasa en casa, en el trabajo, los estudios, con los amigos. A veces nos da vergüenza contarle nuestras cosas ordinarias. ¡Como si Él no hubiera sido tan hombre como nosotros! A ejemplo de los padres de Jesús, podemos aprender que cualquier lugar es bueno para orar: el coche, la oficina o la propia habitación e, incluso, la calle. Orar es sencillo porque es una conversación entre amigos. Es dialogar con Aquél que no sólo nos conoce a la perfección, sino que además nos acepta como somos y nos ama como nadie. Este diálogo en ocasiones no necesita muchas palabras. Puede servir un sencillo Padrenuestro o Avemaría, una jaculatoria o una charla espontánea, pero siempre con sencillez. Y cuando las palabras sobran, basta un silencio que Dios sabe interpretar. Por: Ernesto Márquez

¡Escúchenlo! A veces nuestra vida espiritual se reduce a lo que “yo” creo. Donde me rijo por el “yo necesito” entonces “yo rezo”, y convierto la fe en un “producto” que preparo a mi medida. Sin embargo, no podemos aplicar esta regla para descubrir las cosas de Dios. Porque Dios vive, actúa y está presente en los hombres y en todas las creaturas de la naturaleza. Todo esto es posible cuando el presupuesto de mi oración dejo de ser “yo”, y se convierte en el “Tú”. Cuando dejo de “oírme” y comienzo a escuchar. Porque orar es, escuchar a Dios.Orar requiere silencio y apertura de corazón. Presentarme como soy, ante el espejo del alma. Aceptarme con límites y virtudes. Pero además hace falta meter a Dios en ese diálogo, conectarse con Dios desde la sinceridad de uno mismo. Siempre habrá dificultades pero podemos vencerlas con sinceridad y la convicción de la importancia vital de nuestra “conexión” con Dios y que nuestro “yo” está subordinado al Tú de Dios, que es AMOR. Por: José Rodrigo Escorza

¿Rezar cambia las cosas? Dicen que rezar cambia las cosas, pero ¿es cierto que cambia algo? Encuentra la respuesta en: http://www.vivelasemanasanta.com/ articulos/articulo.


El PECADO ¿Qué es el Pecado? Para descubrir lo que es el pecado, necesitamos reconocer que nuestra vida está íntimamente relacionada con Dios, que existimos como seres humanos desde un proyecto de amor maravilloso. Es entonces cuando nos damos cuenta de que Dios llama a cada uno de sus hijos a una vida feliz y plena en el servicio a los hermanos, y que nos pide, para ello, que vivamos los mandamientos. Porque existe Dios, porque tiene un plan sobre nosotros, entonces podemos comprender qué es el pecado, qué enorme tragedia se produce cada vez que optamos por seguir nuestros caprichos: nos apartamos del camino del amor. Al mismo tiempo, si al mirar a Dios reconocemos que existe el pecado, también podemos descubrir que existe el perdón, la misericordia, especialmente a la luz del misterio de Cristo.

Pecados “pequeños” Los “pecados grandes” son visibles, claros, con malicia: un adulterio, un robo, un aborto... Los “pecados pequeños” son “faltas” sin importancia, cosas que no incomodan ni avergüenzan. Aquí se esconde su gran peligro: verlo como algo de lo que respondo sólo a mí. No hay cristianismo auténtico allí donde no hay una opción profunda y amorosa por vivir los mandamientos en todas sus exigencias, hasta las más “pequeñas”. Por: Fernando Pascual

Ver artículo completo: http://www.vivelasemanasanta.com/articulos/articulo.phtml?se=12&ca=30&te=19&id=457

Para una buena confesión Es inevitable caer alguna vez en el pecado. Pero vivir habitualmente en él no puede ser algo normal en nosotros. La confesión es fundamental para el perdón de los pecados. Es importante que sea frecuente, humilde, confiada. Tenemos demasiado fácil el regreso a Dios. Pasos para hacer una buena confesión: 1- Hacer examen de conciencia. 2. Dolor de los pecados 3. Propósito de no volver a pecar. 4. Decir los pecados al Sacerdote. 5. Cumplir la penitencia. http://www.vivelasemanasanta.com/articulos/articulo.phtml?se=4&ca=18&te=17&id=173

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La Memoria de DIOS

La Memoria de Dios Cuentan de una mujer que hablaba cada día con Dios, y Dios hablaba con la mujer. Lo supo el obispo, y la mandó llamar: - “¿Es verdad que hablas cada día con Dios?” –“Sí, hablo con Dios”. Entonces el obispo le dijo: - “Muy bien. Pues esta semana confesaré mis pecados a Dios, y después, cuando tú le hables haz el favor de pedirle que te los explique, y me vienes a contar qué te ha dicho, así sabré si es verdad o no que hablas con Dios”. Al cabo de una semana, la buena mujer volvió a ver el obispo, y el obispo le preguntó: - “¿Has hablado con Dios?” - “Sí”, contestó la mujer. - “¿Y le has pedido que te dijera mis pecados?” - “Sí, se lo he pedido” –“¿Y qué te ha dicho Dios?” - “Que ya los había olvidado”. Por: LLucía Pou Sabaté

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La MISERICORDIA La Misericordia de Dios Cuando vemos cómo el pecado nos domina, se puede sentir la tentación del desaliento y de la desesperación. El sentirse uno incapaz de superar las propias limitaciones y pensar que no se es digno del perdón misericordioso de Dios. En estos momentos es muy importante echarnos en brazos de la misericordia divina. Dios siempre nos espera; siempre aguarda nuestro retorno; nada es demasiado grande para su misericordia.

La misericordia de Dios, nace en el conocimiento que Dios tiene de nuestra fragilidad, de nuestra pequeñez, de nuestra condición humana, y, sobre todo, del amor que nos profesa, pues “El quiere que todos se salven”. Nuestras miserias deben convencernos de que la victoria sobre las mismas no es obra fundamentalmente nuestra sino de la gracia divina. Solos no podemos. Es a Dios a quien debemos pedirle que nos salve, que nos cure, que nos redima. Sólo Dios puede salvarnos. El pecado habitual o el vivir habitualmente en pecado no puede ser algo normal en nosotros. La Misericordia divina exige nuestro esfuerzo. Hay que luchar incansablemente, para estar siempre con Dios, para defender por todos los medios la amistad con El. Por: Juan J. Ferrán

PASAPORTE PARA EL CIELO ¿Qué se necesita para ir al cielo? ¿Acaso rezar mucho? ¿No faltar a los mandamientos? Jesús nos pide es que practiquemos las obras de misericordia: Corporales:

Espirituales:

• Dar de comer al hambriento • Dar de beber al sediento • Vestir al desnudo • Visitar y cuidar a los enfermos • Redimir al cautivo • Dar posada al peregrino • Enterrar a los muertos

• Enseñar al que no sabe • Dar buen consejo al que lo necesita • Corregir al que yerra • Perdonar las injurias • Consolar al triste • Rezar por vivos y muertos. • Superar con paciencia los defectos

de los demás www.vivelasemanasanta.com


La CARIDAD La limosna: Antidoto del materialismo La Cuaresma es una ocasión providencial para profundizar el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. Por eso, durante la Cuaresma se proponen algunos compromisos específicos entre ellos la limosna. La limosna representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. No somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios de la providencia divina hacia el prójimo. Socorrer a los necesitados es pues un deber de justicia aún antes que un acto de caridad. Por otro lado, hay mayor felicidad en dar que en recibir. La limosna cristiana: • tiene que ser en secreto, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos. La preocupación del

discípulo debe ser que todo sea para mayor gloria de Dios. Ojalá que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo. • no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, virtud que exige la conversión interior al amor de Dios y al de los hermanos, a imitación de Jesucristo. • entre los frutos espirituales de la limosna está el perdón de los pecados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. • acercarnos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con Él y con los hermanos. • ser como la viuda del Evangelio que no da a Dios lo que le sobra. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino la ley de la caridad: el amor. Por: Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM

“Si das el pan triste, el pan y el premio perdiste.” (S. Agustín)


Cuaresma es preparnos espiritualmente para Semana Santa. Se nos recomienda oración, sacrificio y caridad.

Semana Santa es la única oportunidad que tenemos en el año para vivir con Cristo su Pasión día a día.

En Pascua celebramos la Resurrección de Jesucristo, es la cima del año litúrgico, aniversario del triunfo de Cristo sobre el mal, el pecado y la misma muerte.

Agradecemos a:

8347. 4060

8378. 3694

ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY


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