enredados en papel
barrios
Edición semestral Enredados en papel / Barrios Año 01 / N° 01 / Noviembre 2011 ISSN 1853-9556 $20
DIRECCIÓN Y EDITORA RESPONSABLE Celina Caporossi EDITORES Agustín Cano Fernando Vanoli Héctor Páez Ferreyra
Acompañan a enredados: Amerindia Libros
COLABORADORES Carolina Vitas Tomas Spina
Caseros 254
Rubik Tecnología Láser
www.rubiklaser.com.ar
PARTICIPAN EN ESTE NÚMERO: Desirée D’amicco / Fernando Díaz Terreno / Julián D’Angiolillo / Liliana Pérez / Marcelo Corti. Este número contó con la colaboración especial de la Red de Vecinos de San Vicente
Perspectiva Librería técnica y artística
Vélez Sarsfield 252, Córdoba
Color Magenta Gráfica
Vélez Sarsfield 254, Córdoba
Liliana Pérez, fotografía - pintura
www.lilianaperez.com.ar
Agradecemos a: Cabaio Stencil Elian Gasvegas Homero
Café de las Ciudades
www.cafedelasciudades.com.ar
Milveintiuno Ropa
Obispo Trejo 1021, Córdoba
La conjura de los necios Libros
Arquitectura 2D, FAUD, UNC está integrada por: Profesora Titular: Celina Caporossi; Profesora Adjunta: Carolina Vitas; Profesores Asistentes: Adriana Menéndez, Fernando Pájaro, Graciela Cimino, Jorge Bruhn, Luis Salvay, Pedro Rapallo; Adscriptos: Agustín Cano, Carolina Blanco, Carolina Morchio, Fernando Vanoli, Héctor Páez Ferreyra, Irupé Teniente, Laura Sarmiento, María Florencia González del Solar, Natalia Breitung, Tomas Spina.
Ayacucho 306, Córdoba
Ploteo de la ciudad
ploteodelaciudad@gmail.com
La Bocheria Casa de diseño
Independencia 881, Córdoba
CONTACTO: arq2d.jimdo.com / info.enredados@gmail.com Duarte Quirós 477 10° B / CP.5000, Córdoba Capital
Impreso en Córdoba. Premat industrias gráficas. Entre Ríos 2650
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Apuntes de cátedra: La ciudad construida
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Afuera hay un mundo: Intervenciones en el espacio público de Córdoba
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Pequeñas biografías: Jean-Michel Basquiat
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El top five de la web
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Una peli
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Factor Común
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En el cruce...
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El barrio como unidad
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La vuelta al barrio en ochenta mundos
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Movilidad sustentable & espacio público barrial
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Proyecto cuatro plazas
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por Marcelo Corti
por Celina Caporossi
por Héctor Páez Ferreyra
de Enredados
de Enredados
de Enredados
por Liliana Pérez
por Desirée D’Amico
por Celina Caporossi
por Fernando Díaz Terreno
por Fernando Vanoli
Equipo de Cátedra Arquitectura 2D
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CONTENIDO
Apuntes para una introducción al espacio público
Estimados lectores, residentes y visitantes: Enredados en Papel nace de una Cátedra de Arquitectura: “la 2D”, turno noche, de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba; y es la expresión en papel y tinta de nuestra revista digital Enredados que se mantiene vigente en el cyber espacio desde el 2010. Este proyecto de comunicación es para para nosotros un ESPACIO, el Séptimo Taller, que multiplica lo que producimos y discutimos en el ámbito académico. Surge del absoluto convencimiento que aún hay muchos mundos por descubrir y realidades para crear. Dirige el rumbo un norte sencillo, ir sintetizando lo que se produce bajo algunos axiomas elementales: Que la puesta en inter-(acción) es la forma de crear conocimiento. Que para crear es necesario despertar curiosidad. Que nos gusta poner en movimiento: Ideas/Información/ Pensamientos/Cabezas… Para: Enlazar /Unir/Ampliar/Relacionar
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EDITORIAL Nos convocan la Arquitectura y el Proyecto, en tanto formas organizadas de aprender a hacer. Nos convoca enseñar, aunque nos gusta más aprender formulando bien las preguntas. Bienvenidos entonces, al primer número de Enredados en Papel: Barrios. Reflexionamos en los cruces, y exploramos en los difusos límites entre el Espacio Social y el Espacio Urbano. Interpelamos a la disciplina y nos interesa el proyecto en su capacidad de imaginar nuevas hipótesis para la realidad urbana. Territorio, identidad, construcciones tangibles y no tangibles sobrevuelan este primer número. Agradecemos profundamente a todos los que han colaborado de una u otra manera para hacer posible Enredados, a todos los amigos y afectos, a todos los que ponen corazón en su tarea, a toda la cátedra que sostienen diariamente el compromiso por aprender. Basta poner a disposición esta Revista, en la espera de contar con su atenta presencia, LA DIRECCIÓN
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La cuesti贸n urbana por CC. Prueba de ilustraci贸n. 2011. www.uno-en-uno.blogspot.com
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NOTAS PARA UNA INTRODUCCIÓN AL ESPACIO PÚBLICO El concepto de espacio público tiene distintas interpretaciones disciplinares: hay una interpretación legal, una interpretación sociológica y política, y, lo que nos interesa para nuestra materia, y en general como arquitectos, una interpretación desde la óptica de los estudios urbanos. Veremos, sin embargo que la interpretación legal como la sociológica-política se cruzan con mucha frecuencia con la mirada urbanística sobre el espacio público. Y también, que la definición del espacio público desde el punto de vista urbanístico implica una sumatoria de atributos, los cuales no se cumplen en todos los casos. Por tal motivo, más importante que la definición es comprender las distintas tipologías y características del espacio público, y disponer de criterios para jerarquizarlos.
etc. Por su carácter dominial, pueden ser considerados Espacios Verdes Privados (EVPr). Una distinción importante es entre aquellos EV que constituyen enclaves naturales de conformación no antropizada, o al menos donde la intervención humana no ha alterado la constitución biológica original, de aquellos donde la naturaleza está representada o alterada con fuerte intervención antrópica. Los EA donde predomina la función social son también denominados Espacios Públicos (EP), si bien no todos los EA con función social son públicos y de acceso irrestricto, ni todos los espacios que cumplen esas funciones son abiertos (centros comerciales, templos, etc.). Por tal motivo, también se utiliza la denominación de Espacios Colectivos, que además evita la confusión entre la función social pública y el carácter jurídico del dominio público. Estos EP pueden o no ser EV, existiendo tipos de EP que no son en absoluto verdes o donde la proporción de suelo natural o vegetación es mínimo: plazas secas, plazas ceremoniales, calles y veredas, ramblas, etc. Los EA que desempeñan al mismo tiempo funciones de Espacio Verde y Espacio Público o Colectivo se denominan Espacios Verdes Públicos (EVPu), categoría que incluye parques, corredores verdes o ecológicos, boulevares, plazas con solado mixto, etc. Existe otro término que si bien no es ya tan utilizado, se usa con cierta frecuencia para designar el mismo concepto que el espacio público: es el espacio urbano, que, sin embargo, es un concepto que sirve también
Con el nombre Espacios Abiertos (EA) se definen aquellos espacios situados al interior de una aglomeración urbana y que no están ocupados por volúmenes construidos. Esta amplia categoría incluye espacios de dominio privado o público, con suelo natural o pavimentado. Con respecto a los volúmenes construidos, estos espacios tienen como función permitir su asoleamiento y ventilación, así como la circulación de personas y objetos. Con respecto al funcionamiento general de la ciudad, estos espacios tienen dos funciones primordiales: Ecológicas: infiltración y retención hídrica, morigeración climática, corredores de viento, biodiversidad, conservación de especies vegetales o animales, etc. Sociales: encuentro, intercambio, socialización, recreación, representación, protesta, ceremonias, etc. Los EA donde predomina la función ecológica pueden ser públicos, privados o de carácter mixto (público restringido, privado con acceso abierto, semipúblico, semiprivado, etc.). Por su solado predominantemente natural y su eventual presencia de vegetación son también denominados Espacios Verdes (EV). Pueden ser también espacios con funciones específicas pero que por su propio carácter abierto y eventualmente su solado natural pueden cumplir las funciones ecológicas: aeropuertos que establecen corredores de viento y tienen grandes superficies naturales, campos de golf, hipódromos, cuarteles, jardines de casas privadas y de equipamientos públicos como escuelas u hospitales,
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para definir (en la teoría e incluso en normativas como los Códigos de Planeamiento) a espacios privados como los del interior de la manzana, razón por la cual es preferible utilizar el concepto de espacio público. Otra confusión posible es la que a veces se plantea entre espacios verdes, que pueden no ser públicos (un campo de golf, un jardín privado) y espacios públicos, que pueden no ser verdes (una piazza italiana, una rambla marítima). Y finalmente, no debe confundirse el concepto de espacio público con el de edificio público: una municipalidad, un museo, una oficina de servicios, etc., aunque en determinadas ocasiones estos edificios o algunas de sus partes pueden funcionar como espacio público (a veces se utiliza el concepto de espacio colectivo para diferenciar el carácter social con respecto a la propiedad de dicho espacio).
hasta cerrados (como la galería Vittorio Emanuelle en Milán o las galerías subterráneas de Montreal). Es en general de acceso abierto al público, libre y gratuito. Si bien es el espacio que permite la circulación entre edificios y su acceso, no cumple solamente esa función, y se caracteriza por la gran cantidad de usos y funciones que en él se desarrollan. Es el ámbito de las representaciones significativas de la sociedad: fiestas, manifestaciones, actos, procesiones, etc. Es peatonal en su mayor parte, o al menos permite la convivencia del peatón con otros modos de transporte. Es integrador de distintos sectores sociales, económicos, culturales y políticos. No es un simple vacío entre los edificios, sino que su conformación tiene una intencionalidad espacial y estética. La conformación del espacio y la intencionalidad estética es lo que determina la calidad del espacio público, siendo este el factor que como arquitectos y urbanistas más nos interesa.
Desde el campo de los estudios urbanos llamaremos espacio público, en principio, a todo el espacio de la ciudad que no pertenece a las edificaciones, por el cual se circula y se accede a los edificios públicos y privados, y en el cual se desarrollan en determinadas condiciones actividades recreativas, culturales, políticas, comerciales, religiosas, etc., de acceso libre a los ciudadanos. A continuación veremos que esta definición es muy amplia y general, y que los distintos tipos de espacio público responden en general a características que a veces particularizan, y a veces incluso contradicen esta definición. No obstante, y reconociendo esta ambigüedad, podemos definir mejor el espacio público citando algunas de sus peculiaridades (y sus excepciones):
Hay por otra parte espacios que si bien pertenecen a las edificaciones privadas pueden tener características semejantes a las del espacio público: iglesias y templos, halles de atención de edificios públicos (en determinados días y horario), bares y restaurants, estadios (para la gente que abona una entrada o consumición), campus universitarios, clubes (para los miembros de la comunidad respectiva), etc. Y por otro lado, los espacios de acceso a los edificios privados o públicos constituyen transiciones entre el espacio público y el privado, y hasta en ocasiones pueden constituirse en verdaderos espacios públicos: quizás los mejores ejemplos sean edificios
Es en general un espacio abierto, si bien puede tener espacios semicubiertos (galerías, recovas, loggias) y
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neoyorquinos como el Rockefeller Center, el IBM Building y el “invernadero” del World Financial Center (obra de César Pelli). El espacio público en la ciudad histórica El surgimiento del espacio público en la ciudad histórica puede remontarse a las situaciones que se generaban en el patio de los palacios reales en la antigua Grecia, donde se reunían los ciudadanos para tratar temas de interés para la comunidad (cultivos, justicia, guerras, etc.). En la época clásica se desarrollan en las ciudades espacios como el ágora (comercial o política), la acrópolis (religiosa) o el foro romano: son los antecedentes más claros de los espacios públicos que caracterizan a la ciudad como tal. La calle y la plaza son los dos tipos principales de espacio público en la historia. Por su conformación espacial a partir de límites claros y definidos, y por la vitalidad social y su función como ámbito de contacto y comunicación de los ciudadanos, se ha dicho (Louis Kahn) que una plaza o una calle es un “salón cuyo techo es el cielo” (Napoleón dijo de la Piazza de San Marco en Venecia que era “el salón más bello de Europa”). La combinación de calles y plazas constituye la esencia del paisaje urbano, que en la ciudad histórica en general se define por la continuidad y alineamiento de las fachadas, con algunos puntos focales distintivos constituidos por los edificios monumentales o representativos de la comunidad: la iglesia, los ayuntamientos, los palacios, etc.. Hay diferencias, obviamente, entre la plaza medieval (en general irregular y producto de un “agujero” en el tejido denso de la ciudad medieval, realizado para dar espacio a los accesos a iglesias y edificios importantes)
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y la plaza renacentista y barroca, de formas regulares y con una disposición de pantallas y ejes monumentales muy basada en la exploración de la perspectiva. También puede distinguirse la plaza latina, en general seca y con mucho contenido simbólico y representativo, con la plaza anglosajona, más concebida como lugar de paseo individual y espacio verde. La plaza de las Leyes de Indias en las ciudades latinoamericanas se obtiene a partir del quite de una manzana construida del damero fundacional, alrededor de la cual se establecen los edificios más importantes. Y por supuesto, es importante la distinción entre plazas y calles comerciales, políticas, religiosas, ceremoniales, etc. Otra característica de la ciudad histórica es la interacción entre espacio público y privado a través de transiciones como el atrio, el zaguán, los patios de acceso, etc. El plano de Roma realizado a fines del siglo XVIII por Giambattista Nolli representa, a partir de la distinción entre el espacio público tratado como forma básica de la ciudad, y el espacio privado como fondo (dibujado en negro), esa particular relación entre uno y otro tipo de espacio que conforma la ciudad. El espacio público en la ciudad industrial Con la revolución industrial y la oleada de inmigración a las ciudades, surgen nuevas tipologías y variedades de espacio público: El parque: aparición y representación de la naturaleza en la ciudad, sustancialmente distinto a la plaza como “salón cuyo techo es el cielo”. Ver los bosques de Boulogne y Vincennes en París, el Central Park de New York, y nuestro Parque de Palermo. Cumplen funciones sanitarias, higienistas, e incluso didácticas.
El boulevard y la avenida, variantes de la calle tradicional donde se incorpora la diferenciación de tránsitos, la especialización, la inclusión de las infraestructuras en los espacios subterráneos, la aparición de equipamientos y el arbolado, etc. Ver los boulevares de Haussmann en París y las avenidas del Ensanche de Barcelona, en especial el Paseo de Gracia. El concepto de espacio público sufre dos grandes ataques en el siglo XX: por un lado, el avance incontrolado del automóvil como invasor del espacio público (llegando a su punto máximo en la destrucción de barrios y áreas de fuerte significado urbano por la irrupción de autopistas urbanas). Por el otro lado, la ideología de la tabla rasa del movimiento moderno, que tiende a considerar el espacio público como un mero vacío con usos de parque y circulación, sobre las que se levantan los edificios como objetos aislados. La realización de algunos proyectos urbanos y partes de ciudad con este concepto, que se acentúa con la reconstrucción europea luego de la segunda guerra mundial y con los proyectos para Chandigarh y Brasilia, lleva progresivamente a la destrucción de la plaza y la calle. Contra esto se alza la crítica del Team X (Aldo Van Eyck, Alison y Peter Smithson -autores de The Economist en Londres), la Tendenza (Aldo Rossi) y los postmodernistas (Rob y León Krier, etc.). Esta idea de recuperación del concepto de espacio público tradicional se expresa con especial énfasis en las políticas llevadas a cabo en Barcelona en la década del ´80 (Oriol Bohigas). El espacio público en la metrópolis globalizada contemporánea La actual oleada de crecimiento metropolitano origina algunas contradicciones muy fuertes en la concepción
Ciudad de la Paz por MC.1997
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del espacio público, siendo la más evidente la que surge en los Grandes Objetos Urbanos, como el shopping, el parque temático y el barrio cerrado. Por un lado, estos objetos se cierran a la ciudad existente, por el otro lado, en sus malls y en sus calles y plazas internas se inspiran en el espacio público de la ciudad tradicional. Gran parte de las funciones de espacio público que en otras etapas de la historia se desarrollaban en las calles, plazas y parques, se desarrollan hoy en lugares privados (privatización del espacio público). Otra tendencia contradictoria es la banalización turística de los espacios públicos tradicionales, que los privan de su esencia cotidiana significativa y los reducen a meros escenarios de falsas representaciones pensadas para el turismo de masas. Pero por otro lado, asistimos a una revalorización del espacio público en las políticas públicas, en el debate cultural e inclusive en las propias estrategias de mercado inmobiliario. En la actualidad se considera que hasta las grandes infraestructuras pueden construirse como generadoras de espacio público, y se considera la creación de espacio público como un criterio de evaluación de las políticas públicas sobre la ciudad. Por último, merece un estudio especial la gran diversidad de usos contemporáneos del espacio público, que incluyen los usos tradicionales (comunicación, paseo, comercio, debate político, etc.) pero incorpora usos deportivos, recreativos, culturales, etc. Ejemplos y proyectos a estudiar: Parques de Bercy y La Villette en París, proyecto de reconstrucción del Ground Zero de New York, Villa Olímpica y Forum 2004 en Barcelona, Favela Barrio en Río de Janeiro, etc.
arquitectos muchas veces tenemos la oportunidad de conformar el espacio público con las intervenciones particulares. Teniendo en cuenta sus límites, su estética, las posibles transiciones y escalas, es factible generar espacio público aún en intervenciones privadas.
Como cierre a esta introducción, es importante comprender que en nuestra tarea profesional como
BORJA. J, MUXI,Z. (2000) “El espacio público, ciudad y ciudadanía” / CULLEN, G.
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Marcelo Corti Arquitecto, Urbanista Editor de la revista digital Café de las Ciudades
(1974) “El paisaje urbano”.Blume / ( 1966) “Manual del Team X”, Nueva Visión
apuntes de cátedra
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La continuidad y el cambio se dan en los tejidos urbanos, pero también en el tejido humano de las generaciones.” (Rafael Moneo)
LA CIUDAD CONSTRUIDA
Todos sabemos, aún desde la perspectiva de nuestra propia experiencia, que la complejidad es una de las características inherentes a la constitución de la ciudad. Cuando queremos analizar o simplemente describir una ciudad nos encontramos con la difícil tarea de hallar aquellas variables o elementos de interpretación que nos permitan un acercamiento que siempre intuimos parcial o insuficiente. También hemos observado que no es objeto de estudio de una sola disciplina, sino que por el contrario se multiplican como en un espejo facetado los enfoques y las distintas visiones que se construyen sobre ella. Podríamos afirmar que el carácter complejo del hecho urbano deviene de su propia esencia, porque la ciudad, como creación material inseparable de la vida civil y de la sociedad en la que se manifiesta; es por origen, colectiva. Espacio y sociedad, entonces, interactúan de modo tal que ya es nuestra “naturaleza artificial” o “segunda naturaleza” configurada a lo largo del tiempo con las herramientas que el ser humano ha ido desarrollando. Nos interesa detenernos -de todas las distintas lecturas posibles- en esta cualidad artificial y material de la ciudad, en tanto espacio construido socialmente. Se trata de aproximarnos al conjunto de los aspectos físicos espaciales propios del hecho urbano y cuyo estudio, como ya conocemos, constituye el núcleo
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CONSIDERACIONES SOBRE EL TEJIDO URBANO
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central de nuestro saber disciplinar como arquitectos. Haremos a su vez un foco particular en aquellos aspectos denominados morfológicos, en tanto abarcan las cuestiones referidas a forma y espacialidad urbana. En este sentido, el concepto de “ciudad construida” abarca las distintas cuestiones mencionadas. Consideramos que todo hecho urbano conlleva alguna forma de construcción, sin embargo queremos distinguir con esta acepción a aquellos sectores urbanos más consolidados que presentan atributos de densidad y cohesión propios de las áreas que se han conformado a partir de un largo proceso de urbanización –vale como ejemplo referir al centro histórico o a los barrios tradicionales-. Nos interesa la ciudad construida en tanto y en cuanto permite acercarnos a la dialéctica que se establece en el contexto de la realidad física –que por supuesto tiene su correlato en los modos de vidaentre lo que permanece y lo que se transforma. Desde este enfoque desarrollaremos a continuación algunas nociones básicas con el objetivo de aportar herramientas conceptuales para intervenir en la ciudad construida. Dado que la mayoría de los elementos de análisis son de naturaleza conceptual y que requieren de importantes niveles de abstracción, los distintos elementos se presentan por pares o binomios, simplificando su definición y acentuando el carácter relacional que estos asumen. Identificación del trazado / tejido y propuesta de intervención. Trabajos de alumnos Arquitectura ll D.
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La manzana / trama / soporte La manzana es el elemento indispensable para la estructuración urbana de nuestras ciudades, una unidad combinable, de repetición, que posee una forma definida e identificable. La manzana se subdivide a su vez en parcelas, lotes, que delimitan física y legalmente el espacio de uso particular. Las forma y dimensiones de la manzana, en Hispanoamérica, encuentra su origen y esencia en la manzana colonial, de forma cuadrada predominante y una hectárea de superficie- 100mx100m aproximadamente-. Si bien en la práctica forma y dimensión varían en acuerdo con las situaciones específicas, la manzana hispanoamericana y sus combinatorias, ha llegado a constituirse en un modelo físico genérico bidimensional de alta eficacia para la expansión física de la ciudad. Esta forma de expandir el suelo urbano a partir de un módulo de repetición conformando trama se lo suele denominar “crecimiento en retícula”, y como instrumento de crecimiento físico encuentra sus mayores dificultades cuando debe sortear límites o barreras –naturales o artificiales-. Así, es posible observar cambios importantes en el sentido de la trama en general o en la forma y las dimensiones de la manzana en acuerdo con el soporte físico natural o alteraciones artificiales como las vías del ferrocarril, otras veces la cuadrícula se interrumpe abruptamente ante el obstáculo cuando no encuentra solución de continuidad. El estudio de los aspectos geométricos y compositivos, tanto de la trama como de la manzana, en conjunto con los elementos naturales o artificiales estructurantes resulta esencial para entender y reconstituir el soporte físico de base de una ciudad o un área urbana.
La subdivisión de la manzana en lotes conforma la trama de base donde se asienta la arquitectura. Los lotes han ido reduciendo sus dimensiones a lo largo del tiempo en función del crecimiento de la población urbana, produciéndose una subdivisión cada vez mayor de las manzanas. De hecho la manzana rectangular, utilizada en nuestras ciudades a partir de las expansiones del siglo XlX, es un intento de optimizar la disposición y la cantidad de lotes, modificando la forma de la manzana para alojar mayor población. No existe una forma ideal de manzana o un tipo universal; las condiciones geográficas, pero aún más la historia y cultural local, han labrado modos de vida y formas de construir diferentes en cada país y en cada ciudad (Panerai, 1986). En este sentido y como en nuestras ciudades la manzana es el suelo destinado a albergar y contener el espacio privado, ya sea este
El trazado y la manzana colonial. Subdivisión al SXlX. Plano Catastro Machado. 1889. Córdoba
de dominio específicamente de uso particular –por ejemplo viviendas, comercios - o de dominio público –por ejemplo instituciones dependientes del estado-. Por consiguiente es también el suelo destinado a la arquitectura. Esta clara y tajante división hace difícil implementar otros modelos de división del suelo o alterar la esencia de la manzana. Tejido/ Manzana Las edificaciones que se construyen en los lotes van conformando en su conjunto “el tejido” de la manzana. El concepto de tejido no tiene en cuenta ni el tipo ni uso ni específicamente la calidad de la edificación – aunque a veces se dice “tal barrio presenta un tejido degradado”- es principalmente un concepto abstracto que referencia al espacio y al tipo de espacio que la arquitectura en su conjunto organiza en la manzana. Es esencialmente un punto de vista morfológico de interpretar el espacio urbano. Estudiando el tejido se puede observar aquellos espacios “llenos” por la arquitectura y aquellos espacios “vacíos” de la manzana y la relación entre ambos. Por ello se dice que un tejido es disperso cuando los vacíos predominan en relación al lleno y consolidado cuando la relación es inversa. Estudiando el tejido también se puede detectar las continuidades o no, que organiza la arquitectura, la articulación y contención de vacíos, etc. En un intento de simplificación, podríamos afirmar que en nuestras ciudades hispanoamericanas encontramos dos tipos predominantes de tejido residencial modélicos que han conformado gran parte de las áreas urbanas. El primero, el tejido heredado del siglo XlX, edificación en anillo continuas sobre línea municipal, altura continua y esquinas que repiten la ochava en altura. Esta
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Estudio de intervención en manzanas tradicionales con tejido existente. Córdoba.1985
edificación conforma un vacío interno a la manzana por sumatoria de patios privados denominado “corazón de manzana”, que en conjunto configuran un tejido compacto. Este tipo de ocupación de la manzana presupone que las viviendas privadas articulan dos vacíos, la calle, espacio público por excelencia, y los patios, ámbito de lo privado. A la vez que en su conjunto las viviendas producen una fachada continua y un límite homogéneo del espacio público. El segundo, el tipo de tejido heredado del modelo de ciudad jardín, un tejido mas abierto producto de que las viviendas tienden a aislarse en el lote, con retiro hacia la calle, patio trasero y muchas veces retiros laterales; el vacío predomina sobre el lleno y la arquitectura no conforma límite sino que se materializa como puntos en el espacio. Este tipo de ocupación, sece un vacío de uso privadojardines delanteros- a la calle, ampliando visualmente el espacio público sin traducción en su uso. El patio interior a la manzana conserva sus cualidades privadas. El tipo y uso de edificación que se construyen en los lotes es decisión de los particulares; sin embargo en la mayoría de las ciudades el estado –lo público- a través de los municipios, norma y planifica ciertos aspectos de cómo deben materializarse las
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edificaciones privadas. Regula e impone criterios a través de normas que deben ser respetadas por todos aquellos que quieran edificar. Estas normas van desde habilitar o prohibir determinados usos-residencial, comercial, industrial, etc.- de acuerdo a las distintas zonas de la ciudad, hasta indicar retiros, alturas máximas, superficie posible de construirse, superficie libre de construcción y en algunos casos especiales ciertas consideraciones de estilo o materiales. Estas normas que los privados deben respetar presuponen una forma que tiene la sociedad de preservar el bien común, pero que sin embargo, han ido demostrando por sí solas su ineficacia para direccionar buenas formas de crecimiento. Aún así, hoy siguen siendo un instrumento necesario siempre y cuando puedan articularse con otras formas de operar en el espacio urbano: los enfoques estratégicos, el proyecto urbano como instrumento de planificación, la planificación participativa y las cuestiones ligadas a la sustentabilidad territorial y económica, entre otras. En las ciudades hispanoamericanas, el uso institucional público- escuelas, iglesias, sedes, etc- se ha asentado desde sus orígenes coloniales en la manzana, conviviendo con los usos netamente residenciales. Esta heterogeneidad de usos ha posibilitado e incentivado
Estudio de normativa urbana. Propuesta de tejido para manzana tradicional. Córdoba.1985
a lo largo del tiempo la mixtura y el intercambio social, valores que los procesos que afectan a nuestro siglo, tienden a diluir dando paso a una paulatina segregación tanto social como espacial. Como consecuencia, el tejido social tiende a la compartimentación, a la especialización de los usos y a la atomización de las distintas clases, con pérdida de la ciudad como ámbito diverso y democrático. A la medida de los usos, el tejido va reflejando los cambios. Así esta cualidad heterogénea intangible antes mencionada también se expresa en la diversidad morfológica que presentan en general las manzanas de la ciudad construida y que es deseable alentar en nuevas intervenciones. Tejido / calle “Sea preexistente -camino- sea un trazado de nueva factura, la calle distribuye, alimenta y ordena lo edificado. La relación dialéctica de la calle y de los edificios o mejor, las parcelas construidas, cimenta la existencia de tejido. La permanencia de esta relación es el factor que permite el desarrollo de la ciudad, su densificación y adaptación a los cambios demográficos, económicos y culturales que acarrean su evolución”. (Panerai, 1986) La unidad de base del tejido puede representarse como una porción de calle que distribuye a ambos lados un conjunto de parcelas construidas. La anchura –la abertura a la calle.- y la profundidad de las parcelas determinan –y/o son determinadas por- los tipos de edificios que pueden situarse. Si se centra la mirada más que en la manzana en las dos medias manzanas en asociación, situadas a uno y otro lado de la calle, se pone de manifiesto la falta de homogeneidad de la manzana, que incide en su carácter de conjunto
de hileras capaces, incluso por separado, de hacer referencia a la calle que le sirve, y demuestra su aptitud para reunir parcelas y tipos de edificios diferentes en forma y función. Dependiendo del ancho y de la altura de las edificaciones de bordes, las calles adquieren distintas escalas y jerarquías, de la avenida al pasaje, que presupone distintos tipos de movilidad y usos. Asociadas entre sí, organizan una red, una malla, una trama, espacio público por excelencia y soporte de la movilidad urbana. La calle y mejor aún el sistema o red integral de calles son los elementos físicos estructurantes por excelencia de una ciudad, en su doble cualidad, como vacío conformado y espacio social de uso colectivo. Máximo exponente del espacio público, es el contenedor espacial donde una sociedad construye por interacción sus significados y sus rasgos identitarios predominantes. Tejido / parcelación / trazado Como habíamos mencionado, la manzana se subdivide en parcelas o lotes y cada una de ellas representa una porción de suelo que establece una posesión física y legal para su uso. La parcela y el tejido no pueden definirse uno al margen del otro. Deben considerarse en su totalidad. No existe soporte ni soportado, sino múltiples interrelaciones que, de hecho, no aparecen disociadas. Las relaciones entre las dimensiones de las parcelas, el trazado y la arquitectura que sobre ellas se asienta se encuentran en general reconsideradas en las expansiones urbanas de nuevo tipo y en los procesos de renovación o sustitución de tejido antiguo que afecta a la ciudad construida. Podemos afirmar que cuando se determina la forma en que se pretende ocupar el suelo se establece una serie de pretensiones
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explícitas o implícitas sobre la ciudad a que se aspira. Cualquier intervención sobre el tejido requiere entonces por parte del arquitecto y urbanista un pensamiento común, que integre estos tres elementos en nuevas consideraciones espaciales, entendiendo que nuevas respuestas cuantitativas tienen siempre un correlato cualitativo. De las distintas relaciones que se establecen entre el lote y la arquitectura podemos destacar: el factor de ocupación del suelo -F.O.S.-, que define una relación porcentual entre la superficie del lote y la superficie ocupada por arquitectura, determinando la cantidad de suelo libre de construcción; el factor de ocupación total -F.O.T-, referido a la mayor o menor explotación del suelo en acuerdo con la altura de la edificación y
La trama y el tejido visto desde foto aérea. Se puede identificar con claridad los elementos estructurantes y el orden geométrico general.
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las dimensiones de las parcelas; la forma de dominio de la parcela, público o privado; los usos y su correlato edilicio. Todos ellos y en conjunto establecen una forma de ocupar con edificación los lotes y por lo tanto la manzana que los conforman. Tejido / tipología “La creación de tejido urbano se hace a partir de la diferenciación clara y estable entre el suelo público y el privado. El mantenimiento de esta diferenciación, por encima de cambios y sustituciones, es lo que hace a la ciudad.” (Panerai,1986). Cada edificio, cada arquitectura establece relaciones específicas y propias con el suelo donde se asienta y al mismo tiempo con los distintos espacios urbanos con los que interactúa y a su vez es parte integrante de escalas mayores –manzana, sector, barrio, ciudad-. Podríamos sintetizar, junto con Panerai, la relación entre tipo construido y forma urbana de la siguiente manera: El edificio o parcela construida, es decir, el edificio anclado en el suelo, integrando espacios abiertos; patios, jardines, etc. Caracterizado por una relación precisa con los espacios urbanos: calles, plazuelas o peatonales. El agrupamiento de parcelas que revela la organización elemental del tejido y que, se caracteriza por la función estructurante de los espacios públicos, la lógica de la densificación y del crecimiento interno, las posibilidades de asociación con otra forma de tejido. Por último, de las tipologías edilicias, la vivienda constituye en general la unidad predominante del tejido y en conjunto a escala de la calle emerge como el elemento fundamental y estructurante del paisaje urbano, en la medida que establece las relaciones
primarias y particulares con el espacio público directo. La edificación residencial en la medida que cobija la supervivencia individual, tiende a reproducir en cada unidad la dinámica urbana propia de cada sociedad. Los modos de vida reproducen distintos modos espaciales de resolución y se pone en juego el binomio cambio/permanencia social, con su consecuente espejo en la realidad física de la ciudad. Celina Caporossi Arquitecta, Docente Investigadora, FAUD, UNC
Trabajo de Arquitectura 2 d, FAUD - UNC. Alumno Tomas Spina, 2008
BORJA, J. (1997) I Debate de Barcelona “Ciudad real-ciudad ideal. Significado y función en el espacio urbano moderno”. Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona / FOGLIA, M. E. (1987) “La cuadrícula en el desarrollo de la ciudad hispanoamericana: el caso Córdoba”, Ediciones UNC. / PANERAI, P, CASTEX, J, DEPAULE, J. (1986). “Formas Urbanas: de la manzana al bloque”. GG, Barcelona / ROSSI, A. (1971) “La arquitectura de la ciudad”. GG. Barcelona. / SOLA MORALES I RUBIO, M. (1997). “La forma del crecimiento urbano”. Ediciones UPC.
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afuera hay un mundo
Mural Bar en Palermo, Buenos Aires, por CABAIO, cabaiostncl.blogspot.com
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Pensar y hacer arquitectura es imaginar y construir el futuro, cargarlo de anhelos, expectativas, deseos y sueños. En definitiva, es dar corporeidad a las necesidades de los habitantes, sean estas del alma o del cuerpo. Dar dimensiones a un lugar para recibir amigos o para encontrarse con la familia. Dotar de una estructura para poder trabajar, trasladarse o transitar. Abrir de calles en donde podamos intercambiar bienes, hablar y comunicarnos. Sin embargo, arquitectos y urbanistas no son los únicos que tienen encomendada esta tarea. Las ciudades son
hábitats colectivos y como tales son el resultado de la impronta que sus habitantes dejan en el espacio. Sería necio e incluso ingenuo, decir que solo nosotros nos dedicamos a esta tarea de la construcción. Nuestras costumbres y hábitos para con la ciudad, son una parte importante de la construcción de las mismas. Nuestras decisiones “puertas adentro” y nuestras actitudes “públicas” son las que en el día a día van modificando los espacios urbanos, haciéndolos visibles o invisibles, iluminándolos o dejándolos desvanecer. Elegir un lugar donde vivir, decidir si tomar el colectivo o sacar el auto,
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INTERVENCIONES EN EL ESPACIO PUBLICO DE CORDOBA
¿Hasta qué punto construimos ciudad o ella nos construye a nosotros?
salir a correr al gimnasio o al parque. Son en apariencia actividades que no tendrían por qué alterar más que mi propia vida, pero sin embargo, sabemos que no es lo mismo vivir en el centro, en un barrio o en la periferia; que no es lo mismo compartir un colectivo o propiciar los embotellamientos; que los parques y las plazas no son más seguros por estar más iluminados, sino por la gente que los visita. Dentro de esta perspectiva vale preguntarnos: ¿Hasta qué punto construimos ciudad o ella nos construye a nosotros? Consciente o inconscientemente cada una de las acciones, desde las más cotidianas hasta las más importantes modifican el hábitat donde residimos. Son sus propias sinergias las que nos brindan los distintos paisajes que hoy componen nuestra ciudad amosaicada. En la película Downtown 81, el artista Jean-Michel Basquiat dice en un momento: “Había dejado mi marca en el mundo y él había dejado su marca en mí”. El film captura el ambiente de la ciudad de Nueva York durante 1980/1981, época en nuevos movimientos musicales como la New Wave y el surgimiento de nuevos artistas como el mismo Jean-Michel Basquiat, un grafitero y pintor que logró sintetizar el más puro espíritu cosmopolita de la ciudad y a la vez sus desgracias y bajas formas de vida. ¿Hubiese sido posible un Basquiat sin Nueva York? ¿Cómo es posible que un grafitero pasara de pintar en las calles a ser apadrinado por Andy Warhol? Es quizás el “espíritu de la época”, lo que hace que un personaje surja de su propia ciudad para convertirse en un referente de ella misma. Durante esta época y un poco antes también, la misma ciudad produce nuevas formas de reconocimientos, nuevos lenguajes, nuevas expresiones. Es que sus habitantes tienen cosas que decir y los soportes convencionales ya nos los pueden recibir. En esta
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búsqueda de nuevos medios nace el Grafitti, expresión que se plasma en los lugares destinados a no ser de nadie, estaciones y vagones de trenes, muy cerca del dominio de lo público pero rozando el anonimato. El graffiti pasó desde la expresión individual del nombre, a la reflexión social y política. Así las ciudades se llenaron de voces, que hablaban de ellas mismas y sus habitantes. ¿Cuándo el graffiti pasó a ser reconocido como una expresión artística y no un hecho vandálico? Cuando entendimos que la ciudad como hecho físico y sus habitantes conforman una dupla dialéctica. Cada uno es reflejo del otro y potencial transformador. Una acción individual y aún más fuerte una acción colectiva pueden llegar a alterar la estructura o la vivencia de un lugar, pero a su vez esta alteración modificará las pautas y formas de vidas de sus habitantes. Entender las expresiones urbanas como producto del habitar, nos lleva a reconocer las inquietudes de una sociedad. En este punto, se ve un reconocimiento de estas búsquedas. Es el caso de las últimas exposiciones que se han llevado a cabo en Córdoba y Rosario, de la mano del Centro Cultural España-Córdoba o la muestra Fuera de la línea, realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. Surgir en la calle, pasar al museo y volver a la calle, es el camino del Arte Urbano. Es la necesidad del recuperar el espacio público como lugar de fricciones, lugar de encuentro y lugar de “exposición”. Es en definitiva una manera de pensar la civilidad de las ciudades, sus problemas y sobre todo cuáles son nuestras acciones frente a ellos. Córdoba no es una excepción y sus habitantes salieron a la calle en busca de nuevas expresiones y soportes. Graffiti, stencils, dibujos a mano alzada, pegatinas,
instalaciones, etc. Son expresiones de la ciudad misma, llevadas adelantes por grupos de artistas. Tal como pasó con Basquiat en sus años, buscan reflejar y alterar la ciudad. Estas son sus miradas.
Centro Cultural España-Córdoba www.ccec.org.ar Museo de Arte Contemporáneo de Rosario www.macromuseo.org.ar ENREDADOS arq2d.jimdo.com
Héctor Páez Ferreyra Adscripto Alumno Arquitectura IID, FAUD,UNC.
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o un respiro visual al lugar, “tratarlo bien” de alguna manera. Tengo muchos planes para el Pasaje, no me gusta verlo sucio, con pegatinas electorales ensuciando las escaleras. Ese fue mi disparador, preguntarme por qué ellos pueden pegar su propaganda y yo no puedo pegar mi “arte”. Una tarde me animé y salió la primera intervención, fuí con mi hermano, que casi siempre me da una mano y con un par de amigos, y mientras pegaba los conejos que había hecho la gente pasaba y comentaba, le gustaba lo que veía, incluso gente muy mayor me expresaba su contento con la acción. Volví a mi casa feliz.
ENTREVISTA 1 Instalaciones / pegatina Nombre o seudónimo: gasvegas Edad: 23 Ocupación - actividad: Estudiante de diseño industrial / diseñador / ilustrador Web: http://www.helloiamgasvegas.com/
¿Hace cuánto tiempo que te dedicás a la ilustración y cómo fue que empezaste a llevar tu trabajo a la calle? Dibujo desde que tengo memoria, pero lo comencé a tomar en serio hace como 5 años, cuando me dí cuenta de que me gustaba mucho hacerlo y recibía la respuesta positiva de la gente que miraba mis trabajos en mi blog o ahora en las redes sociales. Para mí las calles son la galería más importante, porque el trabajo que colgás, pintás o pegás en las calles, lo ve todo el que pase por ahí, no sólo gente del ambiente artístico como pasaría en una galería real. Eso fue lo que me pareció interesante, exponer ante todos lo que a mí me gusta hacer, y al mismo tiempo, como sucede con las intervenciones del Pasaje Fernández, darle un toque
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¿Cuál es el plus de hacer arte en la calle? El plus es la gente, totalmente. Para mí es un honor que la gente vea lo que hago, por eso lo pienso un montón y trabajo mucho para poder honrar eso, esa gente que a lo mejor pasa todos los días y tiene que verlo todos los días, tratar de sorprenderla de alguna forma, eso es lo que busco. La interacción es muy importante para mí, que la gente después te busque en Facebook y te diga qué le pareció no tiene precio.
¿Cómo es la reacción de la gente frente a tu trabajo? Es muy favorable, recuerdo que la primera intervención la hice de noche como para pasar más desapercibido, y esa misma noche recibí comentarios muy positivos, la gente paraba, miraba, preguntaba, y eso está bueno. Después de esa intervención me animé a hacerlas de tarde, se trabaja mejor y hay más gente en la calle. ¿Alguna expectativa,deseo o proyecto para seguir haciendo arte con esta modalidad? ¡Uf, muchísimas! Tengo ganas de hacer tantas cosas! Me gustaría mucho “restaurar” la escalinata del Pasaje Fernández, nadie le presta mucha atención y todo el mundo la usa. Me encantaría realizar intervenciones más grandes y más importantes, sobre otros soportes, etc. Me interesa mucho la interacción del público con la intervención.
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ENTREVISTA 2 Pintura y dibujo a mano alzada Nombre o seudónimo: Elian Edad: 23 Ocupación - actividad: Diseñador Gráfico / pinto en la calle / Persona Web: http://www.elianelian.com.ar/
¿Hace cuánto que haces arte urbano y cómo entraste a él? ¿Hubo algo que te interesó especialmente? Pinto en la calle desde el año 2004, llegué a esto a través del skate, siempre estuve en contacto con la cultura callejera, y las expresiones creativas eran un punto de interés, no soy de los que le gustan los video juegos y la tele. Me interesó la libertad, no hay límites, ni intereses de por medio, ni diferencias de status, color, etc. Somos personas con un interés en común, sin más.
los autos de lo destrozada que están las calles, no creo que le vayan a prestar atención a los movimientos artísticos o de expresión, además hay muchos, pero muchos intereses antes de la cultura, incluso de arreglar la calle. Igual creo bastante en la autogestión, si nadie nos da un lugar, nosotros hacemos el nuestro.
¿Cuál es a tu criterio el plus del arte urbano con respecto a otros medios de expresión? Claramente es el soporte, supongo que es el medio de expresión con mayor llegada con respecto al nivel que se encuentra, está en la calle, es de y para todos, no forma parte de ninguna elite ni muchísimo menos. ¿Como ves este movimiento en Córdoba? En crecimiento, con respecto a la cantidad bajo muchísimo, pero la calidad esta con viento a favor, respecto a los que pintamos en la calle y el resultado de su trabajo. A nivel apoyo, movida, etc. está medio flojo, pero Córdoba no es una ciudad que se conoce por tener gestiones culturales increíbles, si no pueden transitar
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¿Hace cuánto tiempo que hacés graffitis? ¿Hubo algo que te interesó especialmente? Hace diez años más o menos estoy en contacto directo con la cultura del graffiti, ya que ésta se encuentra muy emparentada con la cultura del skateboarding, a lo cual me dedico hace más de diez años. La relación es muy directa, el skate y el graffiti son culturas 100% gráficas, y a la vez son las acciones que acaparan el emergente urbano de las 2 y 3 dimensiones, que es lo que me motiva para hacerlas y rehacerlas sin parar, intervenir la ciudad.
ENTREVISTA 3 Graffiti Nombre o seudónimo: Homero Edad: 27 Ocupación - actividad: Diseñador y empresario del skateboarding Web: http://www.saboracalle.com.ar http://www.areacbaarg.com.ar
para las generaciones que vienen. Y por otro lado gente que quiere meterse porque lo ve de moda o como un negocio, pero que no le devuelve nada en ningún aspecto a estas culturas. Por eso siempre la idea que tiro es “Piensa Global, actúa local” para que los chicos entiendan que lo mejor es lo que uno puede generar en su lugar a partir de estas culturas de pensamiento mundial.
¿Cuál es a tu criterio el plus del arte urbano con respecto a otros medios de expresión? Definitivamente que se rige por sus propios códigos en esta modernidad tan regida por los medios y el mainstream. Es algo que si no pertenecés de corazón, con la motivación y dedicación que se merece, nunca vas a terminar de entenderlo. ¿Como ves el movimiento grafitero en Córdoba? Al igual que el del skateboarding, “raro”. Con gente que sabe, y sabe mucho, y eso proyecta una movida correcta
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pequeñas biografías
Jean-Michel Basquiat (1960-1988) pintor y grafitero nacido en Brooklyn, Nueva York, el 22 de diciembre de 1960. Jean-Michel fue el primero de los tres hijos de Matilde Andreades y Gerard Basquiat, de orígenes diversos. Su madre fue una reconocida diseñadora gráfica puertorriqueña y su padre un contable de origen haitiano. Desde pequeño mostró un gran interés en el dibujo, que poco a poco fue desarrollando con fuerza. Si bien creció en un contexto familiar conflictivo, a los 16 años ingresó a la City-As-School, un centro escolar para adolescentes superdotados, en donde fue expulsado por rebeldía, un año antes de graduarse. Desde ese momento entró en la subcultura neoyorkina y de este modo se introdujo al mundo del graffti, pintando en vagones de metros junto a Al Díaz, bajo el seudónimo de SAMO, que significa SAMe Old shit, es decir, “la misma mierda”, “la misma porquería”. Fue a partir de 1980 cuando comienza a dedicarse primordialmente a la pintura. Sus raíces haitianas y puertorriqueñas y su soltura con el grafiti lo llevaron a logar una expresividad plástica única. En el mismo año participa en una exposición artística en el Time Square Show, en cierta manera es la primera vez que una expresión “marginal” como era considerado el grafiti llega a una galería de arte. Más adelante expone sus obras en laP.S.1 del Instituto de Arte y recursos Urbanos de Nueva York y es aquí
donde conoce a Andy Warhol. En 1982 inicia un verdadero camino al éxito, multiplicándose significativamente sus exposiciones tanto individuales como grupales. Expone en diversas galerías de renombre: Sidney Janis, Gagosian y Annina Nosei. En 1984, comienza a colaborar con Warhol y el suizo Bruno Bischofberger. Basquiat muere el 12 de agosto de 1988, a los 27 años, por una sobredosis de heroína. Durante su corta vida dejó una intensa producción pictórica, que hace ver al artista como un vehículo de expresión. Sus obras se tiñen de los distintos matices de sus orígenes pero también de los tiempos que le tocó atravesar; neoyorquino, de origen haitiano, negro, vagabundo, cosmopolita, músico, sensible, salvaje. Son palabras que no sólo describen al artista sino que describen a su obra y de la misma manera a su mundo.
http://www.basquiat.com/
EL TOP FIVE DE LA WEB Y ...
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El nuevo municipio www.elnuevomunicipio.com.ar Julian D’ Angiolillio ha creado su propio municipio. Este artista plástico –que colabora con sus fotos en esta revista- construye en su página un inquietante “lugar –no lugar-“ urbano. Imperdible la des-plaza y su relato sobre el Parque Rivadavia en Buenos Aires.
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Metabiotica
www.alexandreorion.com
El Artista Plástico de origen brasilero Alexandre Orion interviene en la ciudad con dibujos, para luego construir imágenes “espejos” de la vida urbana (eso sí, en blanco y negro).
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La vida en bici
www.lavidaenbici.com
Inspiración para pedalear dice al comienzo, y la verdad es que Matías Kalwill, Buenos Aires, logra reproducir en esta página el entusiasmo por la bici y su mundo.
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Revista iberoamericana de urbanismo
www.riurb.com
Una revista muy seria, en calidad y edición, con buenos artículos sobre ciudad, urbanismo, vivienda, etc. para esta parte del mundo que une el idioma. Sus objetivos: “divulgar un panorama multidisciplinar, promover un espacio de reflexión, y consolidar una red de intercambio en Iberoamérica”. Cumplido.
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Café de las ciudades
www.cafedelasciudades.com
Revista amiga y pariente de Enredados, recientemente ha festejado sus 100 números en la web. En cada una de sus regulares apariciones nos ofrece un variado calidoscopio de enfoques sobre ese fascinante tema, ya universal, que es la ciudad. Ver el link a su réplica española: Carajillo de la Ciudad, (y en especial para este número el artículo sobre La Ley de Barrios de Cataluña)
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Un vicio Cuevana, para los que nos gusta el cine: fácil de encontrar, fácil de cargar. Y de a poco van llegando los clásicos. En esta oportunidad recomendamos la primera película de George Lucas, largometraje basado en un corto suyo anterior -su tesis de cine-. No es un detalle menor la producción de Francis Ford Coppola. De título aparentemente críptico, en realidad referencia al nombre del protagonista. Ambientada en el futuro, y con reminiscencias orwellianas -leer el libro 1984 y comparar-; este largometraje (que conserva algo de su origen académico) posee una belleza estilística sutil y sofisticada. El manejo del blanco sobre blanco, es único. Junto con Odisea 2001 del Espacio de Stanley Kubrick, estrenada en 1968, resisten airosas el paso del tiempo en la era de los efectos especiales. Tal vez por su síntesis de forma y de recursos, tal vez porque el arte de narrar en imágenes no tiene modas. www.cuevana.tv/peliculas/3797/thx-1138
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...UNA PELI
THX-1138 (1971) George Lucas
Descartables por Liliana Pérez Mención especial del jurado, concurso “Devolveme a la niñez”, organizado por la Unión Obrera Metalúrgica de Córdoba, 2011
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El mosaico barrial es una instalación construida con fotografías de las plazas y calles del barrio de San Vicente, actividad realizada por la arquitecta y fotógrafa Liliana Pérez en conjunto con los alumnos de Arquitectura 2D, FAUD, UNC y la Red de Vecinos de San Vicente. La exposición de los trabajos se realizó en el año 2010, en el marco de las Primeras Jornadas Ideas para el espacio urbano de San Vicente en la sede de La Fraternidad, edificio patrimonial y museo del Ferrocarril. Un Mosaico Barrial como objeto que se construye a través de las miradas. Primera intervención: la mirada. Factor común: mismo factor que está presente multiplicando cada uno de los términos de una expresión. San Vicente, eje cuatro plazas. Factor común: los perros vestidos, los viejos sin tiempo, los carros sin patente, los carteles como gritos, las doñas y su territorio, los juegos en cada esquina, las bicicletas circulando, las plazas y sus secretos, los comercios abriéndose paso en las fachadas de antaño y la venta callejera dando color e identidad. Segunda Intervención: las SINGULARIDADES. Lo particular, lo específico.La mirada de los alumnos en busca de los elementos identitarios de cada una de las plazas.
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FOTOGRAFIA
Factor Común
Factor comĂşn
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Hace unos meses atrás cuando me encontraba visitando la feria que se hace todos los domingos en la plaza principal del barrio Villa El Libertador, me encontré con un puesto que vendía libros usados. Entre ellos, llamó mi atención uno con el sugerente título: El arquitecto y las ciencias sociales. En el rol profesional y formativo (1969) de Rolando Gioja. Más allá del nivel de actualización del libro, el cual se concentra en algunos debates contextualizados hacia fines de la década del sesenta, el libro me interpeló sobre ciertos interrogantes que vengo haciéndome desde hace algún tiempo, como son: el cruce existente entre la planificación urbana y las cuestiones sociales y políticas que hacen a la “vida” de los barrios (principalmente más desfavorecidos) y distintos territorios que “construyen” la ciudad. Entre las razones que justifican esta preocupación, que nace casi como (de) efecto profesional sumado a las experiencias personales de habitar y sentir un barrio de Córdoba, desde hace algún tiempo me he estado preguntando sobre la comprensión que desde otras disciplinas se realizan sobre las realidades sociales, y más concretamente en este caso, de los barrios. En otras palabras, en más de una ocasión me he preguntado qué supone la planificación urbana, cómo se puede favorecer una mejor calidad de vida según los distintos tipos de territorios, qué desafíos debe afrontar un profesional de la arquitectura y urbanismo al planificar, cómo dar respuesta a los procesos de
renovación urbana que presionan a las ciudades, entre las principales cuestiones. En el marco de este breve artículo, si bien no aspiro dar respuesta en su totalidad a estas preguntas las cuales exigirían un análisis más complejo e interdisciplinario, a los fines de esta publicación, pretendo problematizar algunas discusiones sobre la manera de entender al barrio como objeto de estudio e intervención y su relación con la planificación urbana. Para traducir estos conceptos expongo paralelamente algunos casos concretos de análisis que abordan de distintas maneras la relación anteriormente planteada dentro de algunos barrios (pericentrales y periféricos) de la ciudad de Córdoba. Para terminar, planteo algunos de los desafíos que entiendo deben pensarse al momento de asumir hoy una planificación, necesariamente dinámica y que tenga en cuenta las culturas, intereses y políticas que construyen el complejo “campo urbano” y el barrial en particular. El barrio y la planificación en el “campo urbano” Al momento de pensar la planificación urbana desde sus implicancias en materia de aplicación, algunas veces suele soslayarse la comprensión sobre el “objeto/ sujetos” de intervención que se van a transformar. En este sentido, no es llamativo que durante muchos años el barrio y la ciudad en general hayan sido pensados como espacios geográficos, dados, que estaban allí,
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EN EL CRUCE...
Algunas reflexiones sobre la planificación urbana y la complejidad socio-política de lo barrial
dispuestos para ser intervenidos. Esto es, conforme al pensamiento positivista de la época que entendía que la realidad social estaba dada, al igual que en las ciencias naturales, los planteos de los primeros autores estuvieron fuertemente impregnados por pretensiones holistas tendientes a delinear tipologías de análisis. (Entre los representantes de esta corriente cabe destacar a: Weber, los representantes de la unidad vecinal, la Escuela de Chicago, la corriente encabezada por Le Corbusier y la del modo de vida urbano de Louis Wright, -Gravano, citado 2005-). El entusiasmo por alcanzar modelos explicativos generales les llevó a enfatizar rasgos comunes y supuestamente prototípicos de los barrios, muchas veces idealizados en términos de sociedades folk, es decir entendidas como aquellas comunidades “primitivas”, precapitalistas, generalmente asociadas a los ámbitos rurales, caracterizadas por su autosuficiencia económica, homogeneidad social y estrechos vínculos sociales y comunitarios (Redfield, citado por Gravano, 2005). En correspondencia con este planteo y el optimismo
respecto a la planificación urbana en cuanto a sus posibilidades de re-producción de este tipo de comunidades, durante mucho tiempo diversos profesionales se esforzaron por generar condiciones que promovieran la “unidad vecinal”, “salubridad” y “moralidad”. De esta manera, emergieron una serie de innovaciones que se preocuparon por brindar viviendas en mejores condiciones de habitabilidad, favorecer la distribución de espacios verdes y públicos, la delimitación de vías de circulación urbana, recomendaciones sobre las formas de ocupar el suelo, entre otras transformaciones físicas o materiales (Castrillo Romón, 2001). Si bien podría decirse que en principio estas innovaciones fueron positivas, con el tiempo se pudo valorar la relatividad de esta primera impresión. Esto se debe a que si bien introdujeron ciertas preocupaciones explícitas en materia de infraestructura, acceso a servicios públicos, condiciones habitacionales, etc., significativas para pensar la planificación de los territorios hasta la actualidad, al mismo tiempo tuvieron múltiples implicancias sociales no siempre valoradas en toda su complejidad. Así, bajo el paraguas aparentemente objetivo de la legitimación que brindaba el generar comunidades “homogéneas” y en condiciones de “moralidad”, en muchos casos se planificaron barrios para ciertos grupos sociales, étnicos, etc., oficializando la segregación y relocalización de ciertos sectores en otras partes de la ciudad a favor de otros grupos hegemónicos contrarios a los sectores más desfavorecidos (Op.cit, 2005). Esta visión predominante durante mucho tiempo en el ámbito académico y político, como veremos más adelante, en el plano teórico sin embargo fue relativizada en más de una oportunidad por la propia
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realidad histórica. Por caso, cabe citar las primeras experiencias en Estados Unidos de la década del treinta y cuarenta que comenzaron a denunciar la coexistencia de los llamados “barrios bajos” o slums norteamericanos caracterizados por sus condiciones de pobreza, conflictos étnicos, etc., lo cual contrastaba con los ideales comunitarios que en principio se habían asociado a la vida barrial y a este tipo de planificación. Frente a estas limitaciones, progresivamente emergieron los planteos culturalistas, los cuales pusieron el foco en las prácticas culturales como forma de entender las situaciones de pobreza y segregación que caracterizaban a los barrios bajos o slums norteamericanos. Desde esta perspectiva los barrios debían entenderse desde las particularidades que los constituían en términos culturales (Op.cit, 2005) Como evaluación, a pesar del cambio que esto supuso al introducir en la explicación ciertas “variables culturales” y tener en cuenta el estudio de las relaciones sociales que construyen los territorios barriales, en la práctica se los siguió entendiendo como partes disfuncionales de un sistema integrado y orgánico, sin problematizarse en términos históricos y estructurales (D´Amico, 2008). Es decir, en su comprensión como productos de la exclusión social, segregación y limitaciones materiales que reproducía el propio sistema capitalista. Tanto es así que si bien la teoría transcurrió otros caminos ampliándose hacia otras perspectivas críticas, en el plano político, estos enfoques han seguido estando vigentes hasta el presente. Un caso ejemplificativo que da cuenta de la actualidad de estos debates, puede observarse en el traslado de las antiguas villas céntricas hacia la periferia de la ciudad de Córdoba, en los barrios-ciudad por parte del propio gobierno provincial. Así, el “Programa Mi Casa
Al momento de pensar la planificación urbana desde sus implicancias en materia de aplicación, algunas veces suele soslayarse la comprensión sobre el “objeto/sujetos” de intervención que se van a transformar.”
Mi Vida”, haciendo alusión a la provisión de mejores condiciones de infraestructura, servicios públicos y condiciones habitacionales mínimas, subestimó los cuestionamientos existentes que se tenían respecto de sus implicancias sociales. En esta línea, el Programa se autolegitimó bajo la generación de condiciones participativas de traslado, que en un análisis más riguroso reproducían los planteos culturalistas sobre la “cultura de la pobreza” y la necesaria generación por lo tanto de “instancias participativas de aprendizaje” para adquirir ciertas competencias laborales, aprender a utilizar ciertos equipamiento de la vivienda y aceptar la relocalización pasiva hacia otras partes de la ciudad (Pérez, 2009). En otro contexto, y si nos asomamos al caso de los barrios-pueblos tales como General Paz, Alta Córdoba y San Vicente (por citar sólo algunos ejemplos) en los últimos años éstos se vieron invadidos frente al auge y privilegio de los intereses de los “desarrollistas” y de la construcción. De este modo, bajo ciertos argumentos de “progreso y modernización”, para ciertos grupos sociales, en la mayor parte de los casos ni siquiera se contemplaron los argumentos de los enfoques anteriormente mencionados, aún con sus limitaciones. Esto es, bajo el criterio de la necesidad de densificación próxima al centro de la ciudad, no sólo se subestimó el patrimonio histórico-cultural (tangible e intangible) de estos barrios (Castro y D´Amico, 2007), sino que además
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se relegó a un segundo plano la capacidad de estos lugares para dar cuenta (en materia de infraestructura y servicios públicos) de la nueva cantidad de habitantes. (Elementos también significativos para la calidad de vida de los vecinos y vecinas que habitan los barrios). De este modo, la renovación urbana con el tiempo ha permitido evaluar el poder de ciertos agentes urbanos, que aunque forman parte de la dinámica histórica propia de cualquier realidad socio-política y urbana, no han sido regulados debidamente por el Estado a favor de los vecinos y vecinas que antiguamente habitaban los barrios y eligieron vivir y construir estos territorios. En otro sentido, cabe advertir también la falta de intervenciones explícitas tanto del sector público y/o privado, que actúa profundizando en muchos la segregación de ciertos territorios -como puede ser el caso por ejemplo de Villa El Libertador- lo cual lleva a alertar no sólo sobre las limitaciones de los gobiernos para dar respuesta a las necesidades de ciertos sectores urbanos, sino también la falta de estímulo por parte del sector público para estimular la construcción de vivienda para hogares de clase media y baja, regular el mercado de tierras para evitar su “engorde”, entre otros problemas. Más allá de las particularidades que presenta cada caso, como punto en común, los distintos ejemplos introducen por lo tanto la necesidad de brindar algunas explicaciones adicionales al momento de comprender el complejo panorama que caracteriza el “campo urbano”. Según el enfoque que aquí se sostiene, entiendo que esto requiere tomar en cuenta las múltiples tensiones, agentes y recursos que construyen relacionalmente los territorios, las cuales trabajaré en el siguiente apartado.
... a pesar del cambio que esto supuso al introducir en la explicación ciertas “variables culturales” y tener en cuenta el estudio de las relaciones sociales que construyen los territorios barriales, en la práctica se los siguió entendiendo como partes disfuncionales de un sistema integrado y orgánico, sin problematizarse en términos históricos y estructurales.”
Los barrios y la planificación urbana ante las perspectivas críticas El enfoque que entendía al barrio como un espacio homogéneo recién comenzó a ponerse en cuestionamiento con los aportes de la corriente crítica, entre los que cabe mencionar a los estudios marxistas y post-estructuralistas. Aunque dentro de esta corriente encontramos una multiplicidad de exposiciones sobre la materia, en líneas generales los autores pertenecientes a esta perspectiva entendieron que los problemas urbanos tenían una íntima vinculación con la lucha de clases. En este sentido, la construcción de los territorios (en este caso, los barrios), en principio deberían explicarse como un producto principalmente relacional y conflictivo entre distintos grupos articulados en torno al binomio capital-trabajo que pugnaban por la apropiación del espacio urbano. Desde esta lógica la ciudad podría comprenderse como “espacio de consumo” y “consumo del espacio” (Lefebvre, citado por Oslender, 2002) producida por distintos agentes hegemónicos entre los que se encontraba incluido el propio Estado, a los fines de reproducir el sistema capitalista. Frente al carácter casi determinista de la planificación
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por parte de este planteo, la pregunta necesariamente emergente es: ¿cuál sería la capacidad de otros agentes urbanos para construir con cierta autonomía su territorio? Para dar respuesta a este interrogante, el mismo Lefebvre (citado por Oslender, 2002) y Michel de Certeau (2004), entre otros autores, resaltaron la importancia de la cultura y las distintas experiencias de las propias personas como fuente de resistencia frente al aparente control total de la “planificación hegemónica”. De allí que parezca significativo resaltar otros aspectos del planteo de Lefebvre (citado por Oslender, 2002) quien entendió que la construcción socio-política de los territorios implicaba tener en cuenta: a) las prácticas espaciales que hacen referencia a las formas en que se genera, utiliza y percibe el espacio b) las representaciones del espacio concebidas desde los saberes técnicos y racionales hegemónicos, y por último, c) los espacios de representación, es decir los espacios vividos que se construyen en una relación dinámica y de tensión con las relaciones de dominación.
Más allá del aporte que supuso el pensar los territorios en base a la multiplicidad de agentes, representaciones y prácticas que construyen los territorios urbanos en general, una de las dimensiones que aún sería interesante explorar es si los intereses económicos deberían entenderse como los únicos agentes en términos de poder o incidencia urbana, y en este marco, cuál es el papel que le corresponde al Estado. De acuerdo a la perspectiva que aquí se sostiene, en principio acuerdo con el planteo de Jessop (2007) quien, de manera contraria a los análisis sobre la nueva “gobernanza urbana” que enfatizan el carácter de simple mediador del Estado entre múltiples agentes urbanos (De Mattos, 2004), entiende que dentro del Estado coexisten múltiples “selectividades estratégicas”. Esto encuentra consonancia con el aporte de Foucault (2009) quien tiempo atrás advertía que aunque la economía es un poder muy significativo al momento de entender las relaciones de poder, al mismo tiempo deben tenerse en cuenta muchos otros poderes e intereses que se disputan, en este caso, el “campo urbano”. Es decir, que si complementamos el planteo de Foucault con el concepto de “campo” de Bourdieu (1997) la realidad urbana debería poder interpretarse como un juego relacional entre fuerzas o posiciones que pugnan por imponer su propia producción social de sentido o discurso, esto es el campo, más allá de las cuestiones meramente materiales. De este modo, la inserción del individuo en una realidad dada se experimentaría como un proceso de naturalización sustentado en el habitus o conjunto de relaciones históricas internalizadas por los agentes sociales en juego, sumado a otros capitales tan importantes como el simbólico. Si estamos de acuerdo con este planteo, es razonable que el barrio también represente un producto
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relacional y heterogéneo que emerge de una multiplicidad de agentes (vecinos/as organizados, no organizados, sectores comerciales, agentes públicos, etc.), intereses e inquietudes (comerciales, culturales, recreativas, identitarias, etc.) y capitales o recursos ( económicos, políticos, culturales, etc.) que se disputan la construcción de este espacio. En este sentido, es necesario entender que las posiciones de los implicados forman parte de una serie de experiencias históricas que son de distintas maneras re-significadas, según la posición de los agentes en la estructura social, su acceso a distintos capitales, etc., lo cual nos lleva a ser más cautos al momento de interpretar “la” historia de los barrios, “las” necesidad de los vecinos, “los” referentes (¿para quiénes?), etc. Esto, aunque no supone caer en el extremo del relativismo total, ya que evidentemente existen cuestiones que se van reproduciendo, resignificando y estructurando a lo largo del tiempo –como por ejemplo ciertos relatos orales, historias, lugares de referencia, etc.- nos permite pensar sobre una multiplicidad de factores que condicionan el desempeño de una intervención. La interpretación de estas realidades, aunque implica el tratar de “equilibrar la balanza”, al mismo tiempo requiere tener en cuenta al menos desde qué lado se parte y hacia dónde se quiere ir, no sólo en términos de transformaciones físicas, sino también socio-políticas. Esto por supuesto que exige, al igual que la evaluación en términos urbanísticos, un análisis del contexto socio-político y económico desde el cual se va a activar el proceso de intervención. Por caso, pensar la notable importancia que puede tener por ejemplo la planificación de fuentes productivas en los barrios para poder garantizar en el largo plazo
fuentes de empleo locales, y en consecuencia el mantenimiento de las viviendas equipamiento, la generación de vínculos en base al empleo y relaciones de vecindad (como actualmente procuran lograr ciertos movimientos sociales de Córdoba, próximos al barrio Villa El Libertador), puede ser una forma de articular esta íntima relación que existe entre la arquitectura, urbanismo y las ciencias sociales, entendidas en un sentido amplio. Este planteo, aunque no es totalmente novedoso para la disciplina, sino que encuentra antecedentes y experiencias a lo largo de la historia, simplemente tiene el propósito de recordarnos la importancia de hacer explícitos los supuestos teóricos, epistemológicos e ideológicos que sustentan la comprensión de las realidades y por lo tanto, las intervenciones. Es decir, en un ejercicio reflexivo semejante al que realizan los antropólogos (Guber, 1991), es importante pensar nuestros presupuestos sobre cómo funcionan las realidades, qué creemos que piensa el o los otros, cómo podemos resolverlo y en este sentido, cuáles pueden ser las implicancias sociales para el individuo o grupo con el que se trabaja. A modo de reflexión, necesariamente parcial… Al concluir este artículo me propuse indagar sobre el cruce existente entre la arquitectura, urbanismo y ciencias sociales en general. Para lograr este propósito, de manera sintética intenté problematizar los distintos debates teóricos existentes sobre el barrio y sus implicancias en términos sociales y para la planificación urbana. En base a este breve recorrido histórico, concluí que para lograr una mayor complejidad en la comprensión del barrio, es necesario comprender una multiplicidad
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de cuestiones físico-geográficas, pero también, culturales, políticas, económicas y sociales en general que se conjugan en la “construcción” dinámica de este territorio. Esta realidad, no sólo se replica en el caso de los Estados y sus gobiernos, quienes se van presionados por distintos agentes urbanos con mayor o menor poder, sino también en el propio planificador y/o técnico designado para diseñar propuestas de intervención. Al igual que los distintos agentes urbanos, éste se enfrenta a todos estas presiones: recursos escasos, presiones políticas, económicas, realidades socioculturales particulares, los límites y potencialidades que le brinda su propia formación y subjetividad, entre otras cuestiones. Ésta última, aunque parezca menor, todo el tiempo juega un rol de especial importancia al momento de recortar y comprender las realidades locales, interactuar con los vecinos, vecinas y sus diferentes subjetividades o posiciones, priorizar recomendaciones, generar cambios... Y ¿por qué digo esto? Porque aunque desde la mirada externa parezca que en estas disciplinas, la subjetividad pueda parecer que tiene menor importancia, el hacer explícitas estas cuestiones tal vez pueda llevar a priorizar mejor las intervenciones a realizar dentro del “campo barrial”. Esto necesariamente exige ser conscientes sobre ciertos posicionamientos, los cuales deben ser previamente problematizados, en relación a los distintos impactos que pueden generar las diferentes propuestas de intervención. Desde una primera aproximación, esto implica equilibrar tanto cuestiones materiales y simbólicas que se conjugan en la producción de “resultados”, así como tener en cuenta su propia posición respecto a cierta problemática barrial, la comprensión que
se tiene de ciertas problemáticas macropolíticas y sociales, por nombrar sólo algunas cuestiones, tanto en el asesoramiento a un privado como al propio sector público. Esto por supuesto exige entender la planificación como parte de un proceso no lineal, sino inter-activo, entre múltiples agentes internos y externos al barrio, en los que los propios técnicos forman parte. Esto último, tal vez ese sea el mayor desafío, saber qué valoramos, a quiénes deseamos y/o podemos llegar a favorecer y perjudicar, entendiendo que no todo es “progreso”, “modernidad”, sino que depende desde qué lado se mire y qué discursos lo sustentan. Desirée Alda D´Amico Magíster en Gestión Política; Docente e Investigadora en la Universidad Católica de Córdoba; Becaria de CONICET; Miembro de la Red de Vecinos/as de Barrio San Vicente.
BOURDIEU, P. (1997). “Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción”. Anagrama. / CASTRILLO ROMÓN, M. (2001). “Reformismo, vivienda y ciudad. Orígenes y desarrollo del debate en España 1850 -1920”.Universidad de Valladolid. / CASTRO, G. Y D´AMICO, D. (2007). “Dinámica del patrimonio cultural de los barrios-pueblos de Córdoba: el Caso de Barrio General Paz y San Vicente”. Univ. Católica de Córdoba. /D´AMICO, D. (2008). “Redes socio-políticas y desempeño organizacional de las asociaciones vecinales en los barrios-pueblos de la Ciudad de Córdoba, Argentina”. Univ. Católica de Córdoba. / DE CERTEAU, M. (2007). “La invención de lo cotidiano”. Artes de Hacer. Universidad Iberoamericana. / GIOJA, R. (1969). “El arquitecto y las ciencias sociales. En rol profesional y formativo”. Universitaria de Buenos Aires. / GRAVANO, A. (2005). “El Barrio en la Teoría Social”. Espacio. / LEFEBVRE, H. (1976). “La revolución urbana”. Alianza / OSLENDER, U. (2002). “Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una espacialidad de resistencia”. Scripta Nova.Vol. VI. Nº115. 1 de junio. Univ. de Barcelona. / PÉREZ, E. (2009). “La concepción habitacional y el enfoque de desarrollo del Programa “Mi Casa Mi Vida”. Tesis de maestría. Universitá degli Studi di Ferrara.
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El Peregrino Inmobiliario tropieza en San Vicente por Julian D’angiolillo / Arte Afuera, Córdoba.,Octubre 2010
Aún para aquellas expresiones más críticas que ponen en debate la viabilidad del desarrollo sustentable en el marco del actual sistema de crecimiento económico global, el consenso es cada vez más amplio: crecimiento y desarrollo no son sinónimos.Desde las posturas más moderadas, que plantean una paulatina reducción del consumo de recursos, hasta las teorías de decrecimiento económico, todas coinciden en la necesidad de que en un mundo cada vez más urbano, la posibilidad de restablecer nuevas lógicas de ocupación del territorio, disminuir la presión sobre el soporte y reequilibrar en el conjunto de “los que más tienen y lo que menos tienen” la forma que se usan los recursos instalados, sólo es posible si se replantea la manera en que las ciudades se organizan.
El barrio como unidad
Lo que la práctica urbana demuestra, aún más en nuestras ciudades intermedias argentinas, es que la separación funcional y conceptual de las actividades urbanas en el territorio tiene su correlato en un modelo segmentado de gestión de la ciudad como conjunto. Gestión, que muchas veces se sustenta en una planificación urbana de sesgo funcionalista y tendencial con resultados negativos para el territorio, ante el incremento de los desequilibrios entre población y uso del suelo urbano. Si la meta es entonces un cambio en la “forma de producir” ciudad, el desafío es poder integrar bajo la mirada de la planificación urbana aquellos aspectos hoy francamente disociados. Interesan los cambios en el espacio urbano en términos físicos pero también desde su correlato social. Potenciar los recursos instalados
para un hábitat más sustentable: movilidad, recursos, energías y actividades urbanas, con el aumento de la calidad de vida urbana como meta y objetivo. Como señala Manuel Herce (2005:43) con respecto a las infraestructuras de urbanización, pero que se extiende como concepto a la manera de construir el espacio urbano: “es necesario integrar las infraestructuras con los procesos naturales y estas con el lugar específico de implantación, entendiendo que la ciudad se construye en el tiempo bajo pautas culturales precisas, algunas tangibles, otras intangibles”. El siguiente cuadro resume en esquema la relación propuesta entre espacio urbano, espacio social, sus metas macro y el rol de la gestión para un modelo de planificación urbana integral:
Meta para el ESPACIO URBANO: COMPACIDAD, COMPLEJIDAD, EFICIENCIA, VERDE URBANO
Meta para el ESPACIO SOCIAL: COHESION SOCIAL, MIXTURA SOCIAL NUEVAS PRACTICAS De prácticas de estado/ practicas colectivas comunitarias /practicas individuales Cohesión social y calidad de vida. Calidad de vida y disponibilidad de un entorno socio cultural rico, diverso y complejo. Acceso a información, formación y participación en la política local y global. Economía local. Escala, equilibrio, viabilidad, estabilidad, y nivel razonable de interrelación con el desarrollo local.
Calidad medioambiental. Articulación espacio físico-espacio natural. Definición y modificación del valor de los recursos presentes y futuros. Incidencia en el ciclo de uso. Estructura espacial. Adaptación de la estructura urbanística a las condiciones espaciales y ambientales locales. Fomento de los tejidos urbanos existentes. Integración en programas y acciones: movilidad, espacio público y espacio verde con las actividades urbanas
GESTION: NUEVAS POLITICAS URBANAS Lineamientos. Voluntad política de avanzar hacia la sostenibilidad desde una visión integrada (escalas y temas) y a largo plazo (carácter preventivo) del desarrollo local. / Articulación. Carácter integrado de la gestión local con procesos de concertación público-privada y de participación social. / Herramientas. Promoción de instrumentos de intervención coherentes con la estrategia local de sostenibilidad (planes, programas, etc.) de carácter general y temático.
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El nuevo siglo trae el convencimiento que la calidad del medio ambiente urbano dependerá cada vez más, no solo de la comprensión de la realidad física y social del territorio, sino también de la construcción de valores culturales de las zonas urbanas de cada comunidad. El ideal de calidad urbana, entonces, es necesariamente una construcción socio-política sobre el que se dispone la capacidad técnica. La categoría ciudadano (Coraggio, 2000) y su incidencia en la forma que opera en la ciudad, bajo este enfoque, es central y exige nuevas formas de gestión. La incorporación de la perspectiva barrial o sectorial en la planificación urbana es una materia nueva en nuestro país, con poco desarrollo y de baja incidencia; basta revisar la incipiente concreción de la Ley de Comunas de la ciudad de Buenos Aires, los avances en la ciudad de Rosario o las experiencias de descentralización en la Ciudad de Córdoba. Sin embargo, son estas escalas de planificación las que parecen permitir la definición de modelos de actuación sobre aquellos espacios urbanos socialmente incorporados con el objetivo de introducir nuevas lógicas de producción de lo urbano. El barrio, en tanto unidad territorial y espacio referencial, define las distintas prácticas del habitar y por lo tanto estructura las relaciones simbólicas internas (M.Castells, 1979), en una doble cualidad:
Esta relación cotidiana de proximidad es la que habilita una planificación basada en la participación ciudadana y una gestión responsable en el manejo de los recursos urbanos, sustentada en el cambio de ciertas prácticas urbanas tendientes a mejorar el soporte urbano. El objetivo es incidir en las tendencias de modo y tipo de consumo del espacio, disminuyendo la presión sobre los soportes instalados. Las características particulares de cada entorno barrial, su historia y sus cualidades medio-ambientales, sus lógicas de ocupación, su estructura urbana y sus tendencias de crecimiento con respecto a la ciudad en conjunto, habilitan a pensar en nuevos desarrollos urbanos, planificando desde lo específico: programas integrales y acciones específicas. El grado de participación y organización en cada barrio a su vez, determina la posibilidad de una gestión comunitaria de los recursos. Quiénes son los principales agentes de la recuperación barrial, cuáles son los componentes de una recuperación barrial sustentable y cómo se expresa la integralidad en la recuperación barrial, serán los principales interrogantes que solo la práctica de “hacer ciudad” irá estructurando como respuesta. Celina Caporossi Arquitecta, Docente Investigadora, FAUD, UNC.
Territorios urbanos definidos de usos mixtos estructurados, sistemas conectivos, residencia y equipamiento colectivo accesible al peatón, que permiten identificar y accionar y gestionar los espacios. Espacios que están constituidos en torno a una subcultura y representan una línea de demarcación en la estructura social (e incluso pueden tener institucionalidad propia).
CASTELLS, M. (1979). “La Cuestión Urbana”. Siglo Veintiuno Editores / CORAGGIO, J.L.(2001). “La promoción del desarrollo económico en las ciudades: el rol de los gobiernos municipales”. ww.coraggioeconomia.org / DEMATTEIS, G (2006) “La encrucijada territorial”. Revista Bitácora 10 /GARAY, A. (1998) “Dimensión territorial de lo local”. Cuadernos de posgrado. Univ. Sarmiento / HERCE, M, FARRERONS, J. M. (2002) “El soporte infraestructural de la ciudad”. Edición UPC. / RUEDA, S. (2002) “Modelos de ordenación del territorio más sostenibles”. Barcelona, VII Congreso Nacional del Medio Ambiente.
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Ex Cervecería Córdoba con chimenea por Fernando Díaz Terreno Costanera Río Suquía,Barrio Alberdi, Córdoba, 1989
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Alrededor del concepto de “movilidad urbana” se concentra una serie de aspectos asociados a los variados tipos y modalidades de conexión entre actividades, bienes y personas. Desde no hace muchas décadas, el término “movilidad” integra el vocabulario indispensable en todo plan de ordenamiento urbano, abarcando nociones que antes eran cubiertas por “red vial” y “transporte” pero que, con el tiempo, se fueron mostrando insuficientes a la hora de explicar las múltiples conectividades que se despliegan en el espacio de la ciudad. Las transformaciones productivas y tecnológicas globales impactan en la ciudad y alteran los fenómenos que en ella ocurren, así como su percepción: la vieja ciudad desarrollada sobre una lógica territorial que respondía al modelo social y económico fordiano, que albergaba desplazamientos “obligados” y una relación estática entre el origen y el destino de los viajes urbanos, es parte del pasado, puesto que no refleja los actuales requerimientos de movilidad en términos económicos,
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LA BICICLETA COMO ALTERNATIVA DE TRANSPORTE BARRIAL
La vuelta al barrio en ochenta mundos
sociales, recreativos y de consumo. Aquella ciudad se estructuraba sobre una red sistemática y continua de movimientos; hoy, se está frente a otra red, mucho menos aprehensible, de geometrías espaciales variables y distintas complejidades y tipos de vinculaciones. El auto y el transporte público masivo -en Córdoba reflejado básicamente por el ómnibus- ya no satisfacen la totalidad de las exigencias de desplazamientos de las actuales prácticas sociales (discontinuas, no homogéneas y poco previsibles) ni de aquellas relaciones potenciadas por las nuevas tecnologías de comunicación, como tampoco responden a los paradigmas de sustentabilidad ambiental y social. La movilidad urbana involucra casi todos los aspectos que hacen al desarrollo de la ciudad y es por ello que su atención constituye una cuestión central: es de consideración obligatoria en las decisiones sobre hacia dónde orientar el crecimiento urbano, en qué sectores estimular la densificación y la aparición de nodos de centralidad, o cómo revertir la degradación de ciertos espacios a partir de atravesarlos y revincularlos. Pero también la movilidad cumple un rol fundamental en la construcción de ciudadanía, en tanto puede garantizar el movimiento y la accesibilidad masiva de capas sociales a diferentes puntos de la ciudad, según sus demandas de servicio, laborales o recreativas. En ese sentido, la omnipresencia del automóvil, una red poco diversificada por donde encausar los flujos y una escasa oferta en las modalidades de transporte complotan, sin duda, contra una sociedad más inclusiva y democrática. La movilidad, entonces, puede crear no-lugares e incrementar el deterioro, la segregación y la pérdida de calidad urbana o, por el contrario, puede constituirse en una oportunidad para una ciudad mejor. Una de las características de la movilidad es su
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condición multiescalar, es decir, lo pequeño del sistema incide en lo mayúsculo y viceversa. Otra, es que la red de movimientos se comporta como un magma que traspasa bordes, áreas y regiones, sin límites categóricos, físicos o jurisdiccionales. Es por ello que, en escalas urbanas como las barriales, ciertas expresiones de la movilidad general tienen la posibilidad de impactar positivamente en aspectos tales como una óptima accesibilidad sectorial entre barrios y entre éstos y las centralidades urbanas; en la eficientización de los desplazamientos internos, adaptados a las demandas inmediatas de los habitantes; y en la cualificación de los espacios públicos barriales que, en nuestro contexto local, vienen mostrando signos de deterioro acumulado. Es que el barrio no es otra cosa que una expresión territorial de un universo cultural específico, con complejidades e intensidades de intercambios propias, aunque dependiente de las escalas urbanas mayores. En Córdoba nos cuesta incorporar otros modos de desplazamiento a nuestros imaginarios urbanos, debido que estamos fuertemente anclados al modelo del automóvil, como modo privado de desplazamiento, y al del ómnibus -“bondi” en la jerga local- como único transporte público masivo de pasajeros. Si dejamos de lado sistemas de movimientos como el subte, el BRT (Bus Rapid Transit) y el tren urbano para detenenos en otros situados en el arco opuesto de la complejidad tecnológica y operativa, aparece la bicicleta, tan conocida por todos, como una alternativa de desplazamiento que complementa aquellas primeras mencionadas, y que viene teniendo una creciente presencia en el espacio público de numerosas ciudades, incluso, latinoamericanas. En un nivel, la bicicleta integra parte de las soluciones
La “bici” facilita una mayor equidad en el acceso a la movilidad. En otro nivel, la bicicleta conlleva una gestión más racional de las infraestructuras existentes, respecto a un mayor aprovechamiento de la calle en cuanto a su capacidad de canalizar flujos y actividades.”
que acusan recibo de las consecuencias del consumo energético y del exceso de emisiones del modelo de movimiento basado en el automóvil. Más aún, dentro de un paradigma social inclusivo, la “bici” facilita una mayor equidad en el acceso a la movilidad. En otro nivel, la bicicleta conlleva una gestión más racional de las infraestructuras existentes, respecto a un mayor aprovechamiento de la calle en cuanto a su capacidad de canalizar flujos y actividades, a la vez que implica la puesta en funcionamiento de un soporte de bajo costo y mínimo impacto, así como la oportunidad de una adecuación mutua entre movilidad y espacio público. Ello, siempre, bajo un esquema de intermodalidad en los sistemas de movimiento, particularmente, bicicletatransporte público. Según Herce (2009), un modelo de movilidad alternativo se basa en tres cuestiones: lograr que la gente camine o recurra a la bicicleta para los desplazamientos cortos, que use el transporte público convencional para los trayectos más largos, y que limite el uso del automóvil. En otras palabras, movilidad ambientalmente sustentable y socialmente accesible, adaptabilidad a los soportes preexistentes, flexibilidad de movimiento y cualificación del espacio público, son todos potenciales atributos que conllevan los sistemas montados sobre
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la bicicleta como modo de desplazamiento, todos enredados en el universo barrial. Pero no son los únicos. Si en la noción de barrio se condensan las experiencias vitales más inmediatas, ancladas a un tiempo y espacio específicos, que otorgan a sus habitantes un sentido colectivo de pertenencia que se nutre de las relaciones de proximidad, los espacios compartidos y una historia común, dichas experiencias se rearman y enriquecen ante un panorama de intercambios diversificados, a partir de formas de movimiento con capacidad de reconfigurar el paisaje barrial. En ese sentido, la función social de una movilidad alternativa como la de las bicicletas públicas es más evidente en la escala del barrio. La “bici” vincula escenarios cotidianos, puntos de referencia -escuela, mercado, plaza, bar, ciber, etc.- y visibiliza espacios degradados, resituándolos en el mapa mental del vecino, ampliando así el mundo barrial conocido configurando, en palabras de de Certeau (2007:128), “un relato de viaje, una práctica del espacio”. Aquí yace un plusvalor de la movilidad alternativa en el espacio barrial: el reforzamiento de las identidades locales, a partir de poner a disposición lugares estructurados por recorridos diarios, sea por trabajo, consumo, paseo, o incluso como forma elemental de turismo cultural. Esta puesta en escena de los diversos mundos que
esconde el universo barrial, es una consecuencia, si se quiere secundaria, del derecho a la movilidad que, si bien atiende a todas las formas de desplazamiento, otorga preferencia a aquellas que consumen menos energía y crean menos dependencia, y que obligan a poner el acento en las infraestructuras existentes y la gestión del espacio público (Herce, 2009). Más aún, siguiendo a Augé (2010:71), hoy más que en otras épocas, los transportes públicos son el lugar por excelencia en que el espacio público conserva algún sentido. Si lo entendemos como “el espacio concreto en el que todo el mundo se cruza con todo el mundo, pero también (…) el espacio abstracto en el que se forma la opinión pública”, los sistemas de desplazamiento, los canales por donde estos transitan y los puntos de intercambio, son asimilables a esa idea de espacio público que Augé define. En esa línea, a pesar de los escollos culturales y de los déficits propios de nuestros soportes urbanos, la bicicleta constituye una alternativa viable de movilidad urbana sustentable. Y, por la proximidad de lugares, artefactos y vecinos, es el barrio el ámbito ideal para su experimentación. Fernando Díaz Terreno Arquitecto, Docente-Investigador, FAUD, UNC.
AUGÉ. M. (2010). “El metro revisitado. El viajero subterráneo veinte años después”. Barcelona. / DE CERTEAU, M. (2007). “La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer”. Universidad Iberoamericana./ HERCE, M. (2009). “Sobre la movilidad en la ciudad. Propuestas para recuperar un derecho ciudadano”. Reverté. Barcelona.
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Bicicletas Públicas Esta tesis explora la idea de que un sistema de movilidad de baja complejidad, económico y sustentable es factible en ciudades como Córdoba. A modo de ensayo, se eligió el barrio San Vicente que por sus características de barrio pueblo -características físicas, de densidad, históricas y culturalesy su condición de pericentralidad, nos permite pensar que un sistema de bicicletas públicas puede entenderse como un transporte público individual, complementando al deficitario transporte cordobés. El espacio público juega un rol importante en esta concepción de movilidad, ya que este sistema se entiende como una red articuladora de los espacios de la ciudad. Así una bicicleta, con su adecuada infraestructura, es amable con el peatón y el ambiente, en consecuencia, un factor influyente en la ciudad habitable que deseamos. Esta premisa llevó a seleccionar puntos estratégicos en el barrio -en su mayoría lugares de fuerte identidad- donde se ubican estos paradores que dan soporte al funcionamiento del sistema en sí mismo, y a su vez contribuyen al reconocimiento y puesta en valor del espacio público barrial. Fernando Vanoli Arquitecto
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TESIS DE GRADO:
MOVILIDAD SUSTENTABLE & ESPACIO PÚBLICO BARRIAL ENSAYO SOBRE EL BARRIO SAN VICENTE, CÓRDOBA FERNANDO VANOLI / LUCIANO SAAVEDRA / FERNANDO ZAPATA PROF. ASISTENTE: ARQ. FERNANDO DIAZ TERRENO
Lunes a Viernes Sábado y Domingo Tiempo de uso Alta al sistema Cuota mensual u anual
ARQUITECTURA VI B - UNC
PARADOR 01 INGRESO
“ A Area Central Córdoba EL CLIMA no presenta condiciones extremas
Estación Mitre LAS DISTANCIAS de hasta 10 Km = 20/25 min.
LA POBLACIÓN presenta la particularidad de tener población estudiantil: potenciales ciclistas
Bicisenda Bidireccional Vehículo privado Colectivo Urbano Trolebus Ferrourbano Mantenimiento de bicicletas Atención al cliente Administración central Posta turística Espacio de uso multiple Guardado de bicicletas Intercambiador Ferrourbano
s: o: o: a: l:
7:00 am / 21:00 pm 9:00 am / 18:00 pm Máx. 2 hs Sin costo $
A Barrio General Paz
PARADOR 04 COSTANERA
PARADOR 05 EN TEJIDO
CAMIÓN DE REPARTICIÓN DE BICICLETAS Frecuencia: 2 veces por día Recorrido: los 5 paradores Se encuentra equipado para reparaciones
PARADOR 03 INTERCAMBIADOR
A Barrio Maipú
A Barrio Altos de San Vicente Av Circuvanlación
El mundo tambiĂŠn es mi barrio por MC, 1997
EN
LOS
BARRIOs
Los barrios tradicionales, en tanto unidades socioterritoriales históricas e integradas, son verdaderas áreas de oportunidad para planificar el crecimiento urbano hacia un modelo de ciudad compacta y sustentable. En este sentido, actuar sobre los tejidos tradicionales es crear ciudad en una visión integral y múltiple de articulación entre escalas y programas. Las áreas pericentrales de la ciudad de Córdoba, su capacidad instalada, su potencial de renovación y su destino son temas centrales a la hora de incidir en los procesos de crecimiento, desde el momento que son áreas protagonistas para captar población nueva, promover la mixtura social y planificar el desarrollo de actividades urbanas programadas. Estas áreas, a su vez, por pertenencia e historia, remiten al espacio urbano en tanto soporte y escenario del espacio social, determinante en la manera de habitar la ciudad, planteando el desafío de generar proyectos de cambio del soporte físico que entramen calidad, habitabilidad y sociabilidad, superando la
Trabajo presentado y seleccionado en la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo Medellín 2010. Autores: Celina Caporossi; Agustín Cano; Desirée D’Amico; Docentes Egresados Adscriptos: Natalia Breitung, Maria José Necci; Docentes Estudiantes Adscriptos: Carolina Blanco, Laura Sarmiento, Fernando Vanoli, Héctor Páez Ferreyra, Renata Piva, Emilia Daveloza, Irupé Teniente
El plan de Recuperación del Espacio Urbano del barrio San Vicente, -Proyecto 4 Plazas- es un trabajo de colaboración entre la Cátedra Arquitectura 2D de la FAUD, UNC y la Red de Vecinos de San Vicente. La experiencia de desarrollo de proyecto tuvo como meta principal mejorar la calidad de vida y el entorno urbano barrial a partir del compromiso ciudadano entorno a un proyecto/programa específico.
PROYECTO: CUATRO PLAZAS SAN VICENTE
¿PORQUE INTERVENIR PERICENTRALES?
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ctos
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renovación no planificada de mercado o su contracara el abandono. Será el Proyecto Urbano específico para cada área, para cada unidad territorial, en acuerdo con una modalidad participativa que irá dando forma y sentido al proyecto de base. Así, el proyecto en este sentido, es pensado como un catalizador entre la acción específica en el espacio urbano de escala barrial y la comunidad interesada, bajo la hipótesis que una planificación sectorial debe fortalecer las centralidades tradicionales en operativos conjuntos espacio público + residencia + equipamiento + movilidad con participación ciudadana. ciudadana evidenciada a través de la existencia de numerosas organizaciones sociales, así como un importante orgullo barrial. A su vez, el Espacio Urbano se caracteriza por un soporte físico espacial propio del siglo XIX, con un tejido antiguo de alto valor patrimonial –el loteo original data de 1850-. La centralidad del Barrio se desarrolla sobre los ejes San JerónimoEstados Unidos concentrando el movimiento comercial e institucional del barrio alrededor de tres plazas centrales: Urquiza, Mercado y Lavalle. Si bien su uso es intensivo y las plazas se constituyen en elementos de fuerte referencia urbana, presentan importantes deterioros de su soporte físico y de su arquitectura principal.
EL BARRIO “REPÚBLICA” DE SAN VICENTE El Barrio San Vicente es uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad de Córdoba, así como uno de los territorios que llamativamente presenta uno de los tejidos asociativos más interesantes a escala urbana. Pertenece al conjunto de barrios denominados barrios-pueblos (Retarolli, 1997) por su origen como primera expansión de la ciudad colonial a fines del siglo XIX. Con una fuerte carga identitaria y con un tejido tradicional de alto valor para el conjunto de la ciudad, se encuentran hoy fuertemente impactados por procesos de renovación no planificados. La ausencia de políticas estatales activas ha contribuido a generar importantes desequilibrios de crecimiento, sin potencializar los importantes recursos sociales y urbanos existentes. Más allá de las transformaciones histórico-estructurales a nivel macrosocial a las que ha estado expuesto el barrio desde el punto de vista del Espacio Social de referencia, aún presenta una importante participación
¿CÓMO INTERVENIMOS? Se propone rehabilitar la centralidad histórica de San Vicente recuperando el espacio urbano otorgándole definición, calidad y habitabilidad. Actuamos sobre el soporte histórico y la traza decimonónica, potenciando
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los elementos urbanos identitario, y proponiendo una nueva lógica de soporte físico integral que articule una nueva relación entre espacio social y espacio urbano, promoviendo la mixtura de actividades, la heterogeneidad social y la permanencia del habitante en el barrio.
urbanas de carácter colectivo. Paisaje urbano. Crear espacio público, otorgar legibilidad y dar soporte a partir de operaciones unitarias sobre la calle, la calzada, el arbolado público, el equipamiento urbano. Articulación con programas de revalorización histórica y turismo urbano.
Denominado 4 plazas, el proyecto no sólo recupera el sistema urbano tradicional y centralidad barrial de San Vicente, sino que organiza un nuevo sistema entre las tres plazas tradicionales, la avenida San Jerónimo y la incorporación de la plaza de los Burros, plaza periférica originalmente de servicio de las actividades del mercado. Sobre el espacio público y el tejido de forma conjunta, en operaciones integradas: espacio público + vivienda + usos + instituciones + movilidad Recuperamos un sistema de espacios públicos hoy desintegrado.
Movilidad. Disminuir el uso del automóvil y aumentar las movilidades alternativas. Promover la bicicleta y la peatonalidad en los movimientos barriales. Articulación con instituciones educativas. Plan de movilidad barrial. Verde urbano. Poner en valor el escaso verde existente y proponer un plan de forestación integrado. Articulación con programas de producción barrial (vivero y huertas): plan de reforestación barrial. Red de instituciones. Visibilizar las instituciones de distintos niveles que conforman el soporte social de san Vicente. Poner en valor y recualificar la arquitectura designada patrimonial reasignando usos. Articular con el espacio público.
Acciones integradas sobre el soporte físico. Operamos sobre la calle central San Jerónimo, y las cuatro plazas fundacionales, organizando un sistema de espacio público y movilidad, en busca de generar un soporte que posibilite el máximo de actividades
Acciones que singularizan elementos de la estructura. Que singularizan elementos de la estructura urbana y ponen en valor dentro del recorrido del sistema lugares cualificados, propuesta de acciones y programas articulados: Acción sobre las plazas. Identificamos cada plaza según su valor simbólico y su posición dentro del sistema de lugares. Reprogramamos cada plaza, articulamos espacio público e instituciones. Actuamos sobre el tejido con puntos de regeneración edilicia.
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Acción sobre el tejido patrimonial. Reprogramamos y designamos usos a la arquitectura patrimonial. Ponemos en valor las instituciones. Acciones selectivas de renovación. Puntos del tejido a renovar con nueva residencia. Operaciones selectivas en el tejido. Elementos urbanos constitutivos del tejido a cualificar: Del espacio físico: arquitectura patrimonial, pasajes y densificación. Del espacio social: patrimonio intangible, asociaciones sociales formales y no formales, y la cultura del PH. Elementos urbanos constitutivos del tejido a renovar: espacio físico los galpones y depósitos, predios de tamaño mediano y sectores residenciales tugurizados. Estas distintas acciones sobre el espacio físico tienen su correlato en distintos programas comunitarios de acción social: Plan de movilidad barrial: disminuir el uso del automóvil y aumentar las movilidades alternativas. Promover la bicicleta y la peatonalidad en los movimientos barriales. Articulación con instituciones educativas. San Vicente sustentable: recolección de residuos diferenciados, campaña del árbol para incorporación de especies en las plazas, usos de otras energías en el circuito 4 plazas a modo de ”puesta educativa” San Vicente Productiva: made in San Vicente: acciones productivas de micro-emprendimiento San Vicente Cultural: Rescates de fiestas colectivas tradicionales del barrio, Circuito educativo escuelas, Circuito de historia. Puesta en valor y uso de los equipamientos existentes.
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