Los orígenes del monoteísmo

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HIMNOS AL DIOS ÚNICO

LOS ORÍGENES

DEL MONOTEÍSMO

ENRIQUE SELVA POVEDA, 2013 1


ÍNDICE

Prefacio……………………………………………………………………………4 PRIMERA PARTE: ÉRASE UNA VEZ, EN EGIPTO…………………..……6 CAPÍTULO I. Amón……………………………………………………………..8 CAPÍTULO II. Atón……………………………………………………………..36 CAPÍTULO III. Yahveh. Introducción………………………………………….54 CAPÍTULO IV. El Éxodo………………………………………………………..60 CAPÍTULO V. La Implantación de la Ley y el Nacimiento del Pueblo……..78 Comentarios finales a la Parte Primera………………………………………..93 SEGUNDA PARTE: A PROPÓSITO DEL SALMO 89………….…...98 Introducción sobre el Salmo 89………………………………………….100 CAPÍTULO VI. El Libro de Job…………………………… ………………104 CAPÍTULO VII. El Libro de Enoch………………………………………...110 CAPÍTULO VIII. La Sabiduría……………………………………………..116 CAPÍTULO IX. Los Evangelios-1…………………………………………...120 CAPÍTULO X. Los Evangelios-2…………………………………………...136

PARTE TERCERA. LA CRISIS RELIGIOSA DEL SIGLO I……150

CAPÍTULO XI. Introducción. Las religiones monoteístas........................152 CAPÍTULO XII. Ambiente religioso en Palestina. Siglo I, año 70………160 CAPÍTULO XIII. Jerusalén. El Judeocristianismo……………………….170 CAPÍTULO XIV. El Mitraísmo……………………………………………188 2


CAPÍTULO XV. Filón de Alejandría…………………………………….196 CAPÍTULO XVI. El Gnosticismo……………………………………….204 CAPÍTULO XVII. Hermes Trimegisto. El Hermetismo……………….214 CAPÍTULO XVIII. Antioquía…………………………………………...226 CAPÍTULO XIX. Patmos………………………………………………...244 CAPÍTULO XX. La Meca. Seis siglos después la crisis renace………...266 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………..274

HIMNOS A Amón…………………………………………………….28 A Atón……………………………………………………...48 A Yahveh. Salmo 104……………………………………91 A la “Sabiduría”………………………………………….119 El “Magnificat”………………………………………….264

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PREFACIO La confección de esta obra ha tenido un desarrollo muy especial, ajeno a la voluntad de su autor. Hace unos años me propuse estudiar el nacimiento de la primera teología cristiana y así se escribió la tercera parte de este libro que fue la primera en el tiempo. En ella se hace un compendio de las sectas religiosas judías del primer siglo junto con las corrientes filosóficas del mundo helenístico con Filón de Alejandría, la religión de Mitra, el Hermetismo y las herejías gnósticas. Consideré entonces su influencia sobre los escritos de S. Pablo, los Evangelios y el Libro del Apocalipsis. Esta tercera parte, que titulé La Crisis Religiosa del Siglo I, quedó como una obra cerrada en sí misma. Pasó algún tiempo y cayó en mis manos un libro de KARL JUNG, el que trata sobre la figura bíblica de Job. Él me hizo caer en la cuenta de la paradoja que encierra el Salmo 89: en su primera parte Yahvé hace un pacto eterno con Israel; al final, se muestran las quejas porque, contraviniendo lo que había jurado, abandona a su pueblo.

Un verdadero dilema para los teólogos durante siglos, pero

pensé que podría tener una explicación de carácter psicológico. Y a partir de este presupuesto fui viendo la concepción que se tenía de Dios a través del tiempo y de distintos libros de la tradición judaica: El Libro de Job, el Libro de Enoch, los que hacen referencia a la Sabiduría y terminando con el Dios Padre de Jesús. Ello me permitió ver con más claridad algunos problemas de la interpretación de la Pasión de Cristo y del Libro del Apocalipsis. Así quedó conclusa la segunda parte de este libro. Finalmente,

la circunstancia

de haber cursado una diplomatura

sobre la

Escritura jeroglífica, me hizo interesarme profundamente por toda la antiquísima y muy rica cultura egipcia.

El conocimiento

de la última teología de Amón

junto a la

“herética” de Atón, me movió a buscar la información necesaria para aclarar los orígenes del Monoteísmo y su transmisión al pueblo judío.

Como siempre ocurre, el

estudio de los orígenes permite explicar hechos muy actuales, como el Antisemitismo o las Guerras de Religión, así como una comprensión más adecuada del camino divergente que han seguido el Cristianismo y el Judaísmo.

Y, de esta forma, fue la

última escrita la primera parte de este libro. Como si el destino decidiera que diera a luz mientras su autor se mantenía ajeno.

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PRIMERA PARTE

ÉRASE UNA VEZ, EN EGIPTO

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CAPÍTULO I AMÓN

      El dios grande cuyo nombre es desconocido Tumba de Unis

Ideas sobre el comienzo de los tiempos y fuentes para su conocimiento en los textos egipcios. Nos encontramos aquí con la dificultad de la gran antigüedad de la civilización egipcia y, por ello, la escasez de documentos escritos por la destrucción de los que lo fueron en papiros. Algunos documentos conservados que se refieren a normas de comportamiento no tienen mucha utilidad en cuanto a comprender las concepciones egipcias sobre el origen del mundo y el de los dioses. Hay que recurrir a informaciones

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indirectas y fragmentarias a partir de los Textos de las Pirámides o los Textos de los Sarcófagos. En todas las civilizaciones primitivas, en sus comienzos, existió una especie de sacralización de los fenómenos naturales, tan desconocidos en cuanto a sus causas en esos momentos de la historia. Esta hierofanía generalizada necesitaba, sin embargo, de una explicación que la hiciera asumible. Así surgieron los Mitos sobre los Orígenes. Éstos comprenden una Cosmogonía, que intenta explicar la Creación, y una Teogonía, que lo pretende respecto al origen y jerarquización de los dioses. En los pueblos agrícolas, el tiempo era cíclico, por lo que se desarrollaron rituales en cada período estacional, mientras que anualmente se celebraban las ceremonias del Año Nuevo, en las que simbólicamente se volvía a los tiempos primigenios, siempre utópicos, para que volviera a renacer una nueva juventud en el pensamiento del pueblo. Dentro de la conceptualización cosmológica existen los espacios sagrados, aquéllos en los que existe una especial relación entre la divinidad y el creyente, lugar en el que suelen construirse los templos en el curso de los tiempos, aunque sean de religiones diferentes. En el caso de Egipto hay que recordar la colina primigenia, el benben, cuya localización se atribuían las grandes ciudades que fueron origen de las teogonías egipcias. En cuanto a las concepciones cosmológicas de los egipcios, si bien con diferencias entre ellas, conservaban algunos caracteres comunes: -Generalmente se suponía la existencia de un océano o más bien caos original, caos (Nwn) que, sin embargo, tenía en sí la posibilidad creadora. A partir de él surgiría el Agente de la Creación, el Demiurgo, cuya identificación variaba según cada ciudad. -La elaboración teológica estaba por supuesto en manos de la casta sacerdotal, pero al pueblo llano no parecía importarle mucho las contradicciones entre las distintas teologías. Estas elaboraciones, por supuesto, tuvieron muchos condicionantes políticos. -Pero no existen elaboraciones mitológicas por escrito, salvo los intentos del período tardío greco-egipcio.

Y los mitólogos intentan deducir

una estructura

cosmogónica a partir de alusiones tomadas de distintas fuentes; la cosmogonía hermopolitina es un caso extremo de total confusión a los ojos actuales; ni los mismos egipcios podían interpretar algunas frases, e incluso las aparentes aclaraciones que aparecen por ejemplo en el Libro de los Muertos todavía confunden más. -Las fuentes que han podido aportar más datos son: Los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo, los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio, el Libro de los Muertos del Reino Nuevo, La Piedra de Shabaka, el Papiro Bremener-Rind, el Papiro de Leiden, el Papiro de Berlin 1303, así como otro textos procedentes de Dendera y Edfú.

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Textos de las Pirámides Fueron escritos sobre las paredes de las pirámides a partir de la V Dinastía. Son los más antiguos conocidos y tratan de ritos funerarios con distintas formulaciones mágicas para procurar el bienestar del faraón en la otra vida. La primera pirámide en la que aparecieron fue en la Pirámide de Unis. En ellos se aprecia un conjunto desordenado de temas cosmológicos que hacen suponer que ya existía un sistema estructurado aunque todavía no muy pulido. Se han podido distinguir dos teorías cosmológicas: a) Una de carácter solar, en la que el rey es conducido ante Ra. b) Una mitología estelar, en la que el rey toma el camino de las estrellas imperecederas, inmutables, las siempre visibles. De ahí que el faraón se convertiría en inmutable y eterno: “La duración de la vida del rey es la Recurrencia Eterna. Su límite es la Identidad Eterna, En ese su privilegio de ‘Cuando le gusta, lo hace; Cuando no le gusta, no tiene que hacerlo” (Pir. 412a-b, traducción recogida por J. P. Allen, Cosm. p. 2.)

Textos de los Sarcófagos Surgieron durante el 1º Período Intermedio y fueron más abundantes en el Reino Medio. Según ellos, la inmortalidad no estaba solamente reservada a la realeza, también las familias importantes podían acceder a los conjuros. Los textos están inspirados por la cosmología solar y también en el mito de Osiris.

El Libro de los Muertos En el Reino Nuevo tuvo lugar ya una liberalización de los ritos de “resurrección”, y el pueblo tuvo acceso a las fórmulas sagradas, siempre que pudieran ser momificados. En él se describe el Juicio ante Osiris.

La Piedra de Shabaka Mandada escribir por el faraón Sahabaka de la XXV Dinastía, en el siglo VIII a. C, copiada de textos más antiguos.

Hace referencia a la confrontación entre Horus y

Seth, actuando el dios Geb como intermediario. En ella está explicitada la Cosmogonía menfita.

Papiro Bremener-Rind

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Contiene un monólogo de Ra que, junto al mito de la Vaca Celeste, son las mejores fuentes sobre la Cosmogonía heliopolitana. Contiene también las canciones de Isis y Neftis.

Papiro de Leiden Contiene el Himno de Amón, de tan avanzada elaboración teológica.

Variedad de lo divino en la mentalidad egipcia. No se puede entender Egipto sin intentar conocer o al menos aproximarse a su pensamiento religioso.

Se cita que contaba Heródoto que este país era el más

religioso de la Tierra; y parece que estaba en lo cierto. Pero la variedad de sus dioses, y la no existencia de fuentes que formalicen determinadas concepciones mitológicas en forma escrita nos hace muy difícil su estudio; y, más que éste, su comprensión. Es indudable que el origen de su religión es antiquísimo, desde antes de que tengamos constancia escrita; naturalmente, cada grupo poblacional predinástico tuvo sus propios dioses, sus propias liturgias. matización.

Pero antes deberíamos hacer una

Cuando escribimos sobre la religión egipcia citamos a sus “dioses”,

aceptando un concepto muy acorde a nuestra mentalidad actual. hablar de los neterw

Sería preferible

y, a partir de aquí, procurar comprender cuál era lo que

pensaban los egipcios sobre ellos. Rodeados de un mundo especial, un largo pasillo fértil entre dos desiertos; pasillo al que acudían los animales salvajes a abrevar. Un agudo contraste entre la fertilidad de un valle cultivado rodeado por el caos. Por ello los neterw tuvieron que ser primariamente fuerzas de la naturaleza. Y estas fuerzas eran las mismas en todo Egipto; se les pondría dar un nombre en cada ciudad, pero el fondo de las creencias era el mismo;

la importancia que adquiría ese nombre, ese neter, dependería de la

importancia de cada grupo poblacional. Lógicamente, para el pueblo sencillo, todo lo que había tras la multiplicidad de los fenómenos naturales estaba motivado por seres “personales”, a los que se pudiera dar nombre. Y esa multiplicidad de manifestaciones de la Naturaleza daría pie a la aparición de multitud de neterw. Los sincretismos, el surgimiento de unos neterw en detrimento de otros, no parece que causaran conflictos íntimos a los egipcios, ya que el substrato en el que se montaban, las fuerzas naturales que por cientos veían a su alrededor seguían siendo las mismas para todos. Pero al hablar de la religión egipcia no puede pasarse por alto la figura del faraón. Éste, como institución, fue siempre clave de la unidad del país, representación del “espíritu” del mismo, punto de enlace con las fuerzas del mundo tras la muerte, del

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dwat 1 .

Intermediario y velador en este mundo para que el orden del mismo se

mantuviera. Este orden era siempre el mismo, el que establecieron los neterw en los tiempos primordiales. Cuando la institución se erguía con fuerza, los tiempos eran de estabilidad; cuando cedía a tendencias disgregantes surgía el desorden pero también la creatividad.

Los Períodos Intermedios, tan desprestigiados, fueron fuentes de

creación literaria y del surgimiento de fuerzas de renovación. ¿Y el culto a los animales? ¿O la representación de sus neterw en forma animal?

Posiblemente no lleguemos nunca a comprender algunos de sus aspectos,

sobre todo los más extremos, como el culto a algunos de ellos –gatos, cocodrilos-, así como a su momificación.

Pero otras particularidades son más comprensibles; es

indudable que los egipcios veían representados en el reino animal determinadas cualidades favorables como la fuerza, la agilidad, la capacidad de reproducción, la posibilidad de volar, etc, que, como expresión de fuerzas, pudieran considerarlas representativas de los neterw. Y, en la representación de los mismos, la figura animal no pasaba de ser un símbolo recordatorio del ser divino.

Politeísmo, Monoteísmo y Henoteísmo. Aquí nos enfrentamos a una cuestión en la que no se ha encontrado un acuerdo mayoritario: ¿Habría existido un monoteísmo soterrado dentro de la multiplicidad de los neterw? A los partidarios decididos del politeísmo no les faltan argumentos. Toda la Naturaleza, con sus muchas manifestaciones, tendría su origen en el actuar de muchos seres divinos. Algunos representan formas o fenómenos telúricos, como Geb, representación de la Tierra, o de Shu, el neter de la atmósfera y los vientos.

Otros representan conceptos abstractos como

es caso de Maat, que

representa el orden que fue decretado en los tiempos primordiales y que el faraón debe mantener. En otros casos son entes protectores, como “Las Dos Damas”: la “diosa” cobra Wadjyt, la que cuida del Bajo Egipto, y la “diosa” buitre Nekhbet, que se preocupa por el Alto Egipto. La concepción primordial de Diosa Madre está representada por Hathor –su nombre significa “morada de Horus”-, la antigua “Diosa Vaca”, que en algunas concepciones sería la paredro de Horus, en ocasiones madre amable que cuida de los hombres, en otras fuente de terribles castigos, como en el mito de La destrucción de la

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Era el inframundo, lugar que recorría el sol-Ra- durante la noche, en el que el espíritu de los difuntos debían someterse al Juicio de Osiris, como narra el Libro de los Muertos.

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humanidad por la vaca celeste. Pero su representación de Diosa Madre fue después compartida con Isis. Un mismo neter puede tener acepciones distintas. Horus representaba al Alto Egipto y Seth al Bajo; pero éste se originó en el primero. Los dos se incluyeron después en el mito de Isis y Osiris como hermanos enfrentados. Pero existía otro Horus, el Antiguo, nacido de Isis y Osiris, todavía ambos en el vientre de su madre Nut, el cielo. El futuro del neter de cada ciudad depende de la evolución política de ésta. Por ej. el caso de Heliópolis. La ciudad tuvo su origen en el Neolítico, y fue adquiriendo importancia político-religiosa en el Predinástico, llegando a convertirse en capital hasta la primera unificación estable, momento tras el cual desciende su alcance político, manteniendo el religioso hasta el fin de la civilización faraónica. La ciudad fue el centro teológico más importante, antiguo y tradicional de Egipto. Fue la única capital en la que el cargo de Nomarca no estaba en manos de un laico, ya que el poderoso clero acaparaba este título para sí, personificado en el Sumo Sacerdote. Las sucesivas luchas acaecidas en el Período Predinástico entre los seguidores de Horus y los de Seth, es decir, entre Hieracómpolis y Nagada , provocó que Heliópolis fuera tomando poder y que su neter Ra se situara sobre el más importante hasta ese momento, el halcón Horus. El pensamiento teológico de Heliópolis es un ejemplo claro de simetría y dualización, donde se pretende representar al mundo físico como espejo del divino, dando pie, con el nacimiento de Horus, a la teogamia del faraón y a la organización de la familia humana. En la evolución del pensamiento religioso egipcio hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes: -1 La religiosidad del pueblo llano. No presentaba como es lógico apenas elaboración teológica; sus “dioses” eran tan numerosos como los fenómenos naturales y sus necesidades de orden, justicia y sentido de la autoridad. Necesariamente el henoteísmo debía predominar en sus prácticas rituales, era natural que tuvieran algún neter preferido. -2 La elaboración teológica por parte de los sacerdotes en los templos. La meditación continuada sobre los distintos mitos tuvo que conducir indefectiblemente, por una necesidad intelectual, hacia alguna forma de monoteísmo. La búsqueda de las causas de la multiplicidad de las facetas de la Naturaleza lleva al convencimiento de algún común denominador, de una causa primera, de que lo que vemos son sólo imágenes calidoscópicas de una única realidad.

Pero entonces esta concepción

unitaria no es incompatible con la multiplicidad exterior; por ello el monoteísmo y el politeísmo no son incompatibles.

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Cómo se puede negar el fundamento monoteísta al leer este Himno a AmónRa : “Honor a ti, Amón-Ra, que en Waset resides Y recorres dichoso el cielo al orto; De bienaventurados mil seguido vas En pos de las ácueas cimas celestiales. Tú eres el Uno oculto, desconocido, El que no tiene igual, Señor de los dioses, Rico en nombres que no podría enumerar Aun si mis torpes horas fueran las tuyas. Tu poder se crece mientras Tu Majestad, Segura, avanza hasta dar fin a las horas; Penetrando incluso en la Tierra de Manu Para volver al lugar que ayer ocupó. Ten para ti nuestra adoración, Anciano, Puesto que Tú creaste a dioses y a hombres todos Y les concediste ser bajo las formas Que Tu Majestad consideró precisas. Tú eres aquel cuyo ser todo lo abarca, Entre todos, aquél que creó lo que existe, Aquél a quien acuden todos los hombres Y de cuya belleza se regocijan. Dondequiera me encuentre a mi lado estás; No hay extensión de la tierra, altura del Cielo ni profundidad del mar en que tu Ba no haya dejado huella sempiterna. Tus fotones son capaces de excitar en Los más lejanos parajes del espacio Moléculas tan necesarias para la Vida de los seres que Tú mismo creaste. Cuando Tú brillas son felices los hombres, Las plantas toman de tu energía y nos brindan La hierba para el ganado y los frutos Para los seres, contigo agradecidos. Yo te adoro cuando traes sobre Tu frente La corona Ureret, Señor de ambas Riberas abarcadas por siempre por Tu Luz que recorre inexpresables distancias. Eres Khepera, que te creaste a ti mismo, Gran Escarabajo Sagrado creador de Los dioses; Tú, que te alzaste al principio Sobre los ácueos abismos celestiales. Tú, Heru-juti-Temu Heru-Khepera, Fortísimo halcón, portador eviterno De su propio rostro, bello, a causa de Tus dos plumas –altas y sacras diademas. -3 La Evolución Política.

Los intereses políticos no fueron ajenos a la

evolución teológica. Siempre ha sido así. Los reyes siempre han querido buscarse una justificación trascendente de su poder; los teólogos buscar una forma de acomodarse a la realidad vigente. Por ello no debe extrañar que el desarrollo de las ideas centralizadoras y uniformizantes de la religión egipcia coincidiera con la

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aparición de la Época Imperial con las Dinastías XVIII y XIX. Y así, los grandes faraones como Tutmosis III, Ramsés II, y antes la misma Hatshepsut, buscaran el patrocinio de Ra en sus campañas, la compañía de Amón en la batalla de Kadesh o la filiación directa con el mismo Amón.

Nombres y momento en que se potenció el culto a la divinidad solar . Ya en el Reino Antiguo la divinidad solar fue promocionada principalmente por la ciudad que en griego tiene el nombre del sol: Heliópolis, la llamada antes Iunu. En ella se relacionó a Ra con el dios creador de la Enéada heliopolitana, Atum, formando una figura sincrética Atum-Ra. Este culto estaba relacionado con la piedra primordial, el ben-ben, situada en la ciudad y posiblemente caída del cielo (un meteorito). Se le atribuía una forma semejante a un obelisco; por ello todos los obeliscos de los templos egipcios son un recordatorio de este ben-ben. Dada la importancia que los egipcios atribuían al nombre de todas las cosas, no debe asombrar que asociaran por su parecido el nombre del ben-ben con el de benu -el ave Fénix, la garza real- y con la palaba weben -amanecer-. Por ello se simbolizaban mutuamente: el obelisco simbolizaba la salida del sol y el ave Fénix se incluía en el culto a la piedra, mientras el Templo de Heliópolis pasó a llamarse La casa del Fénix. A la diada Atum-Ra se añadió un tercer componente, Khepri, simbolizado por el escarabajo pelotero. Así surgiría la Trinidad Solar, manifestada por el Amanecer, el Mediodía y el Anochecer.

Es una figura indispensable de la justificación de la

monarquía, y ello desde la IV Dinastía, alcanzando su mayor desarrollo en la V Dinastía. Entonces aparecerá otro de los nombres del Faraón: El Hijo de Ra.

Un

documento sugerente del progreso de este culto solar es el Papiro Westcar, describiendo en sus cuentos la llegada de los Hijos del Sol. Estos serían los hijos de una mujer llamada Radjedet, esposa de un sacerdote del culto solar, y que fue embarazada por el propio Ra. En este documento, escrito durante la Dinatía XII, pero conocido por una copia entronización del rey.

del 2º Período Intermedio, narra las ceremonias de

Y la relación del rey con un destino solar en la otra vida es

citada en alusiones en los Textos de las Pirámides. Tras el Primer Período Intermedio el culto solar se eclipsó a favor del dios tebano Amón, pero en el Reino Nuevo, con nuevas necesidades políticas y, por tanto, también religiosas, renacería de nuevo el culto solar de la mano del faraón hereje Akhenatón, esta vez con el nombre de Atón.

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Finalmente será en la XIX Dinastía la


que adoptará a la nueva Trinidad Amón-Ra-Ptah, con lo que se asocian los intereses de las tres ciudades: Tebas, Menfis y Heliópolis. Para que se haga coincidir a un dios con otro, hacer que compartan sus funciones, necesariamente es por causas múltiples, pero hay algunas que predominan sobremanera: -Los intereses políticos: si un rey quiere unificar los intereses de las ciudades de su reino, el tratar de uniformizar su panteón es una medida eficacísima. -La confluencia de culturas: La relación con los pueblos cananeos, especialmente a partir de la invasión de los hicsos, dio lugar a algunas identificaciones divinas. Resheph, el dios de la guerra cananeo se identifica con Montu. La aparición masiva de griegos en Egipto en el período tardío llevó consigo equiparar dioses helénicos con egipcios (el caso de Hermes y Thot), y a que surgiera una deidad híbrida como Serapis.

Posiblemente el nombre de Serapis viene de

asociación de los nombres de Osiris y Apis, éste a su vez relacionado con Ptah. Sincretismos muy convenientes para la dinastía reinante de los Ptolomeos. Se puede citar también la influencia de la religión de Creta por las relaciones comerciales con la isla durante el tiempo de los hicsos. En La Piedra de Palermo, donde se encuentra una famosa lista real desde el Período Predinástico hasta la V Dinastía, el dios principal de la capital, Menfis, se le vincula con el buey Apis, que era un animal sagrado de la región. También se indica en ella y seguirá en las tradiciones sucesivas la vinculación de Osiris con Anubis en todos los ritos funerarios, compartiendo titulaciones. Las investigaciones de WANWRIGT identifican a Amón de Tebas con el Min de la ciudad de Koptos, divinidad ésta seguramente mucho más antigua por su sentido intifálico.

En relación de significado con esta asociación es la de Amón con la

serpiente Kamutef que, si bien es representativa del caos, por otro lado, por su capacidad de renovación de la piel, es signo de la renovación de la vida. Por ello la Identificación Amón-Kamutef recuerda de nuevo su carácter intifálico. La asociación de Amón con Ra ya se encuentra en la VI Dinastía y llegará a consolidarse durante la XII Dinastía. El faraón Senwesret construirá la Capilla Blanca en Karnak, y en ella se ve al disco solar tocado por las plumas de Amón con la inscripción “Amón-Ra, rey de los dioses”.

Aparición del culto a Amón y cuándo sus primeras menciones. El momento de Amón surge cuando llega el de Tebas, en el Reino Medio. Pero su origen es más antiguo. Su primera mención conocida está en los Textos de las Pirámides (1540):

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«Tú has venido, en verdad, oh Pepi, oh hijo de Geb, sobre el trono de Amón». Y en otro lugar de los mismos Textos (446): «Tenéis vuestro pan de ofrenda, oh Niu y Nanet, ambos protectores de los dioses, que protegéis a los dioses con vuestra sombra. Tenéis vuestro pan de ofrenda, oh, Amón y Amonet, ambos protectores de los dioses, que protegéis a los dioses con vuestra sombra». Otra prueba objetiva de su presencia en los primeros tiempos de la historia egipcia es una pequeña estatua estudiada por WIEDEMANN en 1881: lleva una inscripción que dice: “Rey del Alto y del Bajo Egipto, Meri-ra, Hijo de Ra, Pepi, amado de Amón-Ra, Señor de Tebas”. Se le relacionaba como una deidad aérea, por ello se encontraba “oculto”; no podía verse pero sí sentirse. Era objeto de la adoración popular y se le imaginaba acompañado de sus esposas Amonet y Mut, así como de su hijo Jonsu. En un principio fue un dios menor del nomo IV del Alto Egipto. Aparte de con el aire tenía también una significación cósmica, indicada por el color azulado de sus representaciones y por las dos plumas de halcón de su tocado que le relacionan con el mito de Osiris y otros dioses celestes. Se asociará después a Ra, en el tiempo dela Dinastía VI, llegando su esplendor en la Dinastía XII. Llevó su nombre el fundador de esta Dinastía, Amenemhet I (“Amón es el preeminente) -1938-1909 a. C-. Aunque trasladó su capital al Norte, a Menfis, no se olvidó al dios de Tebas, donde su Templo de Karnak seguiría recibiendo atenciones de todo tipo por parte de todos los faraones. Pero a Amón se le fueron asociando las deidades de Menfis –Ptah- y de Heliópolis –Ra-.

Relación de Amón y a su clero durante las dinastías XVIII y XIX. Durante estas dos Dinastías, pertenecientes al tiempo del Reino Nuevo, tras la expulsión de los Hicsos, alcanza su máximo el prestigio de Amón y el desarrollo teológico alrededor de su figura.

Durante este tiempo Egipto alcanzó su máxima

expansión imperial y necesitaba de una figura divina suprema como apoyo a la figura del faraón. Es cierto que durante la Dinastía XVIII se produjo el cisma de Akhenatón y la persecución de los cultos a Amón, como se verá en la segundo capítulo de este escrito. Sin embargo, tras la muerte de este faraón, surgió de nuevo el culto a Amón mucho más pujante. Para juzgar la importancia que alcanzó el culto de Amón basta recordar la estructura que estaba a su servicio en tiempos de Ramsés III (1198-1166 a. C). Incluyendo a los sacerdotes, campesinos, cazadores, barqueros y otro tipo de trabajadores totalizaban 81.322 personas. Se regentaban en su nombre 433 jardines,

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591.320 hectáreas de cultivo, 83 barcos, 46 obras en construcción, 65 pueblos (indicado en el papiro demótico de Sauneron). A continuación expongo en forma de esquema la relación de Amón con estas dos Dinastías:

Reino Nuevo Dinastía XVIII (1552-1305 a.C) Amón : Símbolo de la fuerza vital, de la eternidad, de la fertilidad, de la legalidad del nuevo orden

Templo de Karnak, receptor de las ofrendas de los faraones Algunos faraones toman el nombre del dios: Amenofis I, II, III, IV. El dios es soporte de los faraones. -Relato de Hatshepsut sobre la valentía de su padre Tutmosis I «Trajo los elefantes de ese país y los entregó al templo de su padre Amón, Señor de los tronos de las Dos Tierras, una vez que volvió con gran poder habiendo aterrorizado a sus enemigos».

Urk. IV. 103-104 -Tutmosis III relata el apoyo de Amón: «Año 23, primer mes del verano, día 19, despertándome en (vida) en la tienda real en la ciudad de Aruna. Camino en dirección norte por mi majestad con mi padre Amó-Ra, Señor de los Tronos de las Dos Tierras (quien abre los caminos) delante de mí, Harakhti fortaleciendo (el corazón de mi valiente ejército), mi padre Amón, fortaleciendo el brazo (de mi majestad) y protegiendo a mi majestad». Anales de Thutmosis III

Hatshepsut reinvindica la filiación divina «Este noble dios Amón, Señor de los tronos del Doble País, se transformó tomando la apariencia de Su Majestad, el Rey del Alto y del Bajo Egipto Aakheperkara, esposo de la reina. Él la encontró mientras descansaba en el esplendor de su palacio. Ella se despertó al olor del dios y sonrió en presencia de Su Majestad. Enseguida, él se aproximó a ella y, ardiendo de pasión, lleva su deseo hacia ella obrando de forma que ella le vea en su forma de dios (…). Palabras dichas por Amón, Señor de los tronos el Doble País a la rei-na: “En verdad, Khenemet-imen-Hatshepsut (Aquélla que se une a Amón, la más noble de las Damas) será el nombre de esta niña que ya he puesto en tu cuerpo (…). Ella ejercerá esta función bienhechora en todo el país».

Urk. IV. 219-222 Relación amorosa con el dios

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-Tutmosis II se vanagloria de su relación con Amón:

[Tras describir la represión de una revuelta en Nubia:] «Todo esto sucedió a causa del prestigio de Su Majestad, tanto como porque su padre Amón no cesaba de amarle, más que a ningún otro rey que haya vivido desde los tiempos más remotos de la Tierra».

Privilegios para los sacerdotes de Amón y acrecentamiento de su poder En tiempos de Hatshepsut el Primer profeta de Amón, Hapuseneb, es nombrado Visir y Jefe de todos los Profetas del Alto y el Bajo Egipto. A partir de entonces se aumenta el poder de los sacerdotes. Reacción para frenar el poder de los sacerdotes de Karnak -Se inicia una delicada política de freno a partir sobre todo de Tutmosis III, con una política religiosa de reforzar la posición de los dioses primeros de Menfis y Heliópolis, Ptah y Ra, hasta terminar en una fusión entre los mismos, en una Trinidad representativa del Uno. O en una sustitución radical por Atón en el caso de Amenofis IV, intento este último que resultó fallido. -Se nombran para el cargo Primer Profeta de Amón a personas fieles a los faraones Surge la revolución religiosa de Akhenatón. El final de la D. XVIII coincide con el fin del culto de Atón Dinastía XIX Tras el paréntesis creado por Akhenatón, se recupera el culto de Amón, pero más atemperado.

Forma la Trinidad con Ptah y Ra.

Los

faraones ramésidas, por necesidades guerreras, alejan su estancia de Tebas, se establecen en Menfis y en la nueva capital Pi-Rameses, en el Delta. La importante tarea constructora de Ramsés II no estará solamente dedicada a Karnak: Luxor, Abu-Simbel, Ramesseum de Tebas… Amón, no obstante, sigue protegiendo al faraón (batalla de Kadesh).

Poema de Kadesh «Ningún oficial estaba conmigo, ningún auriga, Ningún soldado del ejército, ningún escudero, Mi infantería, mis carros sometidos delante de ellos, Ninguno de ellos permanecía firme para luchar contra ellos, Su Majestad habló: ¿Qué es esto, padre Amón?

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¿Es correcto para un padre abandonar a su hijo? ¿Acaso he hecho algo par que tú me ignores? ¿Acaso no fui y esperé tus palabras? No he desobedecido nunca una orden que me dieras […] Te llamo a ti, mi padre Amón, Estoy entre una nube de extranjeros, Todos los países se han levantado contra mí, Estoy solo, ¡no hay nadie conmigo! […] Entonces, aunque recé en un país lejano, Mi voz resonó en la meridional Iunu, Vi cómo Amón vino a mí cuando le llamé, Me dio su mano y me alegré, Habló desde atrás como si estuviera a su lado, “Adelante, aquí estoy ¡yo contigo!, Yo, tu padre, mi mano está contigo, Yo me impongo por encima de cien mil hombres ¡Yo soy el Señor de la Victoria, el que ama el valor!» En muchas inscripciones Ptah y Ra compiten con Amón A

partir del final del reinado de Ramsés II se acrecienta el poder

sacerdotal, pero no sólo los del santuario de Karnak, también los de Menfis y Heliópolis.

Renovación de la teología en la Historia de la cultura egipcia. Quizá la causa básica de esta renovación, que no exclusiva, fuera el que nunca se estableció un cuadro dogmático. En los primeros tiempos, dentro de una estructura tribal de múltiples poblados independientes, tuvieron que surgir panteones específicos de cada uno de ellos. Con ellos pretenderían explicar la multiplicidad de fenómenos naturales, personalizando sus fuerzas en nombres de divinidades. Pero el entorno natural era el mismo para todos los pobladores del valle del Nilo: Un largo pasillo fértil entre desiertos, lugar único para el asentamiento humano y refugio de los animales salvajes que buscaban el agua.

Por tanto, al irse unificando

todo el territorio, se tuvo que ir modificando la teología al consignar la similitud de las funciones de muchos de sus neterw.

Necesariamente tuvieron que surgir

sincretismos y asimilación de unas divinidades por otras.

Además, parece que

raramente surgió la necesidad de una exclusividad de un panteón determinado. Ninguno negaba a los demás (si hacemos exclusión del período de Al-Amarna). Luego, el predominio de un “dios” sobre otro en importancia dependía de la evolución política y económica de la ciudad de la que tenía el patronazgo.

La

importancia sucesiva de la capitalidad determinó la elevación de Amón de Tebas y de Ptah de Menfis. La importancia sacerdotal de Heliópolis con su cosmogonía determinaría la elevación de Ra.

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Pero había otros factores. Uno de ellos fue la necesidad que tenía la institución faraónica de una justificación. Y aquí intervino Horus, encarnación del cual era el propio faraón. Su culto se extendió por todo Egipto. Un destino singular tuvo su paredro Seth, originario de las tierras altas, pero que terminó siendo adorado preferentemente en el Delta.

Por un lado representante del “caos”, del desierto,

asesino de Osiris. Por otro, dios preferido por los faraones hicsos en Avaris. Tampoco se escapó Egipto a la atracción universal por el mito de la Diosa Madre. Éste de desdobló en dos deidades: una de ellas fue la diosa Hathor, la Diosa Vaca, protectora y propiciatoria de la fertilidad, también paredro de Horus. La otra fue Isis, figura principal con Osiris de un mito grandioso que nos fue transmitido por la versión de Plutarco; su culto tuvo una extraordinaria expansión durante el período tardío, pasando a conquistar el mundo romano; la misma Hispania se pobló de santuarios de Isis. A todo ello hubo que añadir, en los períodos de máximas relaciones internacionales (especialmente en el 2º Período Intermedio, en el Reino Nuevo y en las posteriores conquistas por Asirios, Persas, Griegos y Romanos), la importación de divinidades extranjeras y el sincretismo con algunas de ellas. ……………. En el mundo religioso egipcio hubo una conjunción de hechos notables: -La impronta vital que les debió suponer su especialísima geografía hubo de llevarles a sentirse elegidos por los dioses. Nació una fe que se identificaba con la evidencia, junto con el saber que eran unos privilegiados. -La ausencia de un cuadro dogmático junto la libertad religiosa propició una gran variabilidad en las formas religiosas que nos hacen imposible tener una visión integrada de las mismas, pero todas ellas dentro de una fisonomía común que estimaba la otra vida como una simple continuación de la de los vivos, y con una configuración que suponían semejante. -Como siempre ha ocurrido con el fenómeno religioso, también en la actualidad, siempre existió una dicotomía entre la piedad popular y las abstracciones teológicas del cuerpo sacerdotal. En la primera tenía que predominar la multiplicidad de las divinidades y la devoción particular a algunas de ellas (henoteísmo2). Como se ha indicado anteriormente, las necesidades intelectivas, también acuciadas por intereses políticos, llevaron a desarrollar progresivamente un monoteísmo trinitario sin descartar el politeísmo de las masas. Fruto de ello son el conservado Himno a Amón. Pero, independiente de ello, se desarrolló una originalísima teoría sobre la creación en la que se aunaban por un lado la Unidad 2

Culto preferente a un dios frente a otros.

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Primera con una simbología matemática: la simbología de los números, especialmente los cinco primeros números enteros, y la función áurea en la que se basaba toda la estructura formal de la Realidad 3.

Esta “Revelación” se mostró en tres versiones

procedentes de tres ciudades sacerdotales: Menfis, Hermópolis y Tebas. Su estudio detallado es requeriría mucho espacio que no puedo dedicarle dentro del propósito de esta obra. -La simbiosis final con el pensamiento griego dio lugar a una evolución muy peculiar del pensamiento religioso egipcio. En el papiro de Leiden se puede leer estar frase referida a Amón: “Empezó hablando en medio del silencio… Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida… La importancia de la Palabra como instrumento creador, tan antigua en Egipto, tuvo que marcar en el siglo I el pensamiento de FILÓN DE ALEJANDRÍA cuando elaboró su tesis sobre el Logos, y que tanta importancia alcanzaría en la Teología Cristiana. Simultáneamente se desarrolló una corriente de pensamiento curiosísima, en la que se mezclaron las tradiciones religiosas con el pensamiento filosófico, dando nacimiento a lo que se ha llamado el Hermetismo. No se dispone de los documentos originales pero si podemos contar con copias de textos que se remontan al siglo II de nuestra era. Destaca entre ellos el Poemandres.

La esencia de esta corriente de

pensamiento queda expresada en el texto más famoso de la tradición hermética, La Tábula Smaradigna. En ella se muestran dos afirmaciones básicas: la primera es que Toda la Realidad está dispuesta del mismo modo, la Celeste igual que la Terrena, aunque a distintos niveles; la segunda afirmación indica que cada Ser es parte del Todo y que este Todo está incluido en cada ser. “Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para cumplir los milagros de una cosa única. “El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la llevó en su vientre, la tierra es su nodriza; la perfección de todo el mundo está aquí. “Su poder no tiene límites sobre la Tierra. “Separarás la Tierra del cielo, lentamente, con gran habilidad. “Él sube de la Tierra al Cielo, y enseguida vuelve a descender a la tierra, y recoge la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Tendrás así la gloria del mundo, y por eso toda oscuridad se alejará de ti. “Es la fuerza poderosa de toda la fuerza, porque vencerá a toda cosa sutil y penetrará en toda la sólida. 3

R.A. SCHWALLER DE LUBICZ, The Temple of man. Ed. Inner Traditions, Rochester, Vermont.

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“Así fue creado el mundo. “Tal es la fuente de las admirables adaptaciones aquí indicadas. “Por eso me han llamado Hermes Trimegisto, y poseo las tres partes de la Filosofía universal. Lo que he dicho de la operación del sol está completo.” …………………..

La Evolución teológica en la Dinastía XIX Las teogonías de Heliópolis y Menfis, aunque diferentes, eran semejantes en un aspecto: los dioses en cada uno de los dos sistemas eran realmente parte del mundo creado.

El Atum de Heliópolis es la fuente material de la creación, que

evoluciona dentro del mundo (como la Enéada), y Ptah de Menfis es el medio a través del cual la evolución ocurre. Estos dioses son inmanentes en la Naturaleza La cualidad de inmanencia es la característica compartida por todos los dioses egipcios, con una excepción: el dios Amón de Tebas. Amón aparece ya en textos del tardío Viejo Imperio, pero no se aprende mucho de él hasta el Reino Medio, cuando alcanza la preeminencia con los faraones de las Dinastías XI y XII,

originarias de

Templo de Karnak, morada de Amón Tebas. Pero fue en la dinastía XVIII –que también procedía de Tebas- cuando llegó a dominar la religión egipcia y, con ello, el relato egipcio de la Creación. El nombre “Amón”, imn,

, significa oculto. A diferencia de los otros

dioses, que eran inmanentes con los fenómenos de la Naturaleza, Amón era

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trascendente: él existía por encima y aparte del universo, oculto para el mundo creado. La más clara afirmación de la trascendencia de Amón es el Himno dirigido a él en el Papiro de Leiden, probablemente escrito en tiempos de Ramsés II. Este texto explica la naturaleza oculta de Amón con las siguientes palabras:

“Está oculto a los dioses, y su naturaleza es desconocida. Es más alto que el cielo, más profundo que el Duat. Ningún dios conoce su verdadera apariencia, Ninguna imagen de él es revelada a través de inscripciones, Nadie testifica de él con seguridad. Es demasiado secreto para descubrir su poder, Es demasiado grande para investigar, demasiado potente para conocer”.

Aunque Amón en sí mismo no puede ser conocido, se puede deducir su existencia por el mero hecho de que el mundo existe. Como único dios independiente del universo, es el auténtico creador: el preexistente dios que deseó al mundo y mandó que fuera con su palabra. Por esta razón, todos los demás dioses –Atum y su Enéada, Ptah, o la Ogdóada de Hermópolis- son sólo aspectos de Amón mismo. Así lo explica el papiro de Leiden: “Empezó hablando en medio del silencio… Que él podría dar nacimiento a lo que es y darle vida… Tú empezaste la evolución desde la nada… La Enéada está relacionada con tu cuerpo: Cualquier dios es tu imagen, unida a tu persona. Tú emergiste primero, empezaste desde el principio. Amón, cuya identidad está oculta a los dioses; El más antiguo de los primeros, más distinguido que ellos…

El dios trascendente se manifestaba en los fenómenos de la Naturaleza, de ahí el nombre que se le aplicaba a veces, Amón-Ra, que une al dios trascendente con la fuerza más poderosa de la Naturaleza, el Sol. Aunque oculto se le representaba antropomórficamente y llevando una corona típica: un modius o tocado cilíndrico terminado en dos largas plumas representando las Dos Tierras. Cada pluma con 7 segmentaciones. El color de su carne de color azul, como el lapislázuli.

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También puede aparecer con cabeza de carnero, cuerpo humano y disco solar; con esta iconografía aparece igualmente en esfinges en las que el cuerpo es de león (las esfinges del trayecto entre Luxor y Karnak4). Esta forma de representarlo seguramente tuvo su origen en el sur, en Nubia, donde fue muy frecuente, tal vez por relacionarse con las representaciones propias de la cultura africana, en la que el carnero era adorado. Se

ha

constatado

que se representaba según dos

formas

distintas

correspondientes

a

dos

especies de carnero. Unas veces es el Ovis platyra aegyptiaca¸ cuernos

con gruesos

sus y

enrollados alrededor de las orejas. Sobre su cabeza se le añade

en ocasiones su

corona con el disco solar y las plumas, además del cetro y el signo de la vida anj.

También puede llevar

en las

manos sujetos el cetro uas y el signo anj. Este tipo de carnero es el que suele estar identificado con el Amón de Napata, la capital de Nubia. En otras ocasiones se usa la cabeza del Ovis longipes paleoaegyptiaca con cuernos retorcidos y horizontales, que se relaciona con otros dioses como Ra y Jnum. No siempre lleva corona limitándose a estar acompañado sólo por el disco solar y el ureo. Teniendo en cuenta que es un dios que los engloba a todos, es posible que también se acompañe de otros signos representativos de otros dioses. En textos de épocas más modernas, en el Imperio Nuevo, se intenta explicar la presencia del culto a Amón en Nubia afirmando que la primitiva residencia del Amón tebano estuvo en Napata (Nubia). Y una curiosa leyenda cuenta que su hijo Jonsu pretendió que le dijera su nombre secreto para arrebatarle su poder. He insistido un poco en esta figuración de Amón como carnero porque tendrá su importancia cuando consideremos la adopción de algunas normas de la Torá judía. Ya lo veremos.

4

Este camino procesional fue construido por Ramsés II, en el Reino Nuevo.

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Su templo oficial fue el estatal de Karnak, donde eran coronados los faraones y fundamento del Estado mismo. En el Reino Nuevo hubo también una cierta democratización de la relación del pueblo llano con el dios. Ya podía relacionarse con él sin la intercesión del faraón, pudiendo orar en silencio en la intimidad. Por otra parte, Amón-Ra no negaba a las otras deidades; sólo el iniciado entendía que, de algún modo, esta suprema deidad las comprendía a todas, Su teología fue una superación a partir de un politeísmo práctico que nunca combatió, al contrario que haría el culto de Atón. Además, al expresarse de forma visible, icónica, fue accesible a amplias capas de la población. Esta devoción popular y privada se comprueba en las inscripciones de Deir el-Medina, pueblo de trabajadores en el desierto occidental, en tiempos del Reino Nuevo: “¡Que se den preces a Amón! Hago himnos en su nombre. Le dirijo oraciones: a la altura de los cielos y a la anchura de la tierra. Hablo a su majestad, al que viaja río abajo. Cuidaros de él. Lo repito al hijo y a la hija, al grande y al pequeño. Lo anuncio a las generaciones todavía no nacidas. Lo anuncio a los peces de las profundidades, a los pájaros del cielo. Lo repito a quien lo conoce y a quien no. ¡Cuidaros de él! Tú eres Amón, el Señor del silencio. Que acudes al grito del pobre. Cuando te llamo en mi angustia, tú vienes a rescatarme. Da aliento al miserable. Me rescata de la esclavitud. Tú eres Amón-Ra, Señor de Tebas. Quien rescata al que está en las profundidades. Pues tú eres [misericordioso]. Cuando alguien apela a ti, tú acudes desde lejos”. Estela votiva de Nebre. La concepción del dios supremo Amón que se desarrolla en el período ramésida es el de un dios único y escondido, cuyo verdadero nombre es desconocido. Al mismo tiempo él habita en el mundo que ha creado en cuerpo y espíritu, subyace en toda las cosas. Y mediante ello sostiene la vida por intermediación del aire, la luz, el tiempo y el agua. Él marca el destino del mundo y es su referencia ética suprema. En el papiro Louvre (3292) está escrito “Dios te salve, a ti, que se produjo como uno solo y que ha creado millones en su abundancia”. El primero que dio lugar a todos los dioses y al mundo, es la fuente de toda pluralidad que, no obstante, no deja de ser el uno.

Y en el papiro de Leiden (1344) está anotado “El solo uno, cuyo

cuerpo son millones”. Creó a todos los dioses, pero todos están en el Uno. Esta idea sería la que inspiraría al hermetismo del período helénico, la unión del Uno y el Todo, el fundamento del sentido de la Tábula Smaradigna.

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En el Corpus Herméticum 5 habla Hermes Trimegistus: “Él, es Él el Dios demasiado grande para tener nombre, Él es el inaparente y el más aparente, el que contempla el intelecto, el que ven los ojos. Él es incorpóreo, el multiforme, mejor aún, el omniforme. Nada existe que no sea

Él, pues toda cosa que existe, toda es Él. De

ahí que Él tenga todos los nombres, pues todas las cosas proceden del mismo padre; por ello también que Él no tiene nombre, pues es el padre de todas las cosas”. Toda esta evolución teológica estuvo acompañada por un evidente progreso ético. Finalmente, la noción de que cualquier dios podía ser visto como un aspecto de Amón condujo a una especie de monoteísmo: es decir, que todos los dioses eran realmente Uno. Es diferente al monoteísmo del Judaismo o del Islam, pero similar a la noción cristiana de la Trinidad. El himno del papiro de Leiden anticipa el dios trino del Cristianismo en más de mil años:

“Todos los dioses son tres: Amón, Ra y Ptah, sin un segundo. Su identidad está oculta en Amón, Su cara es Ra, su cuerpo es Ptah.”

Este pasaje reconoce la existencia de un único dios pero acepta, al mismo tiempo, tres separados aspectos del dios: Voluntad de creación, la fuente efectora y aquélla que mantine constantemente la vida. Estas líneas han sido consideradas como la expresión última no solo del relato de la creación de los egipcios sino de los 3000 años de historia de la teología egipcia. No puede descartarse que influyera en la posterior concepción de la Trinidad Cristina. Recordemos que el Cristianismo llegó a Alejandría ya en la primera mitad del siglo primero, y que los escritos de Filón de Alejandría con su desarrollo de la idea del 5

Corpus Hermeticum. Les Belles Lettres. París, 1983, p. 64.

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Logos influyeron también en los primeros escritos de la nueva religión.

Es fácil

encontrar la similitud entre la Trinidad Amoniana y la Cristiana: Amón (el oculto, secreto "padre de los neteru") = el Padre Celestial Re = Cristo ("Pantocrátor" y la ruta exclusiva para el Padre) y Ptah = Espíritu Santo (el principio de la manifestación, actuando a través de María para engendrar a Cristo. La teología de Amón se puede resumir de esta forma: -Amón es el dios primordial que existe antes que el mundo. -Dio lugar como creador a un mundo ordenado: el cosmos. -Es el dios vivo que da vida y espíritu al mundo a través de los cuatro elementos dadores de vida: tiempo, aire, agua y luz. -El dios sol que completa su jornada solo e ilumina y guarda al mundo con sus ojos. -El dios rector que ejercita su poder sobre la creación y es representado en la tierra por el faraón. -La autoridad ética que observa lo recto y lo torcido, el “visir de los pobres”, el juez sabio, el señor del tiempo, de la gracia y del destino. -El dios oculto, cuyos símbolos, imágenes y nombres son los múltiples dioses.6 Esta creación se llevará a cabo por las diez manifestaciones o bas de Amón. ………………………………………….

Gran Himno a Amón-Ra Papiro Boulaq 17

Adoración a Amón-Ra, el Toro que habita en Iunu, jefe de todos los dioses, el buen dios, el amado que proporciona la vida a todo lo que es cálido y a todo el buen ganado. ¡Salve, Amón Ra, Señor de los Tronos de Las Dos Tierras , que preside sobre Tebas! Toro de su Madre, el primero de sus campos, De amplia zancada, que está a la cabeza del Alto Egipto, 6

ASMANN, J.: Moses the Egyptian.pg.194, Año 1997.

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Señor de los Medyai7 y gobernador de Punt8. El más Grande del cielo, primogénito de la Tierra, Señor del todo, Que perdura sobre lo que existe, que perdura sobre todo lo que existe. Único en su naturaleza entre los dioses Bello toro de la Enéada9, jefe todos los dioses. Señor de Maat10, padre de los dioses Que hizo a la Humanidad y dio origen a los animales. Señor de lo que existe, que creó el árbol frutal. Creó la hierba e (que) hizo vivir al ganado. Poder que Ptah moldeó11, El Bello, bienamado joven, a quien los dioses alaban. Que creó lo que está arriba y abajo12, El que ilumina las Dos Tierras Y atraviesa el firmamento en paz. Rey del Alto y Bajo Egipto, Ra, Justificado13, El Señor de las Dos Tierras, de gran fuerza, Señor de la Majestad, creador de la Tierra, De naturaleza más ilustre que cualquier otro dios. De su belleza los dioses se alegran, A quien se venera en la Gran Casa, (Pr-ur) De gloriosas apariciones en La Casa del Fuego, (Pr-nsr)14 Cuya fragancia los dioses aman cuando él viene de Punt Ricamente perfumado cuando desciende de la tierra de los Medyai, De bella faz, cuando viene de la Tierra del Dios 15. Los dioses se postran a sus pies, sabedores de que Su Majestad es su Señor, Señor del respeto (snD), el terrible, de gran poder (bAw) y poderosa apariencia, 7

Los Medyai eran originarios de Nubia. En varias ocasiones reclutados como mercenarios, especialmente en el Reino Nuevo, ejerciendo una función de tipo policial. 8 Tierra situada seguramente en Somalia, junto a la costa del Mar Rojo. Allí envió una famosa expedición la reina Hatshepsut, referida en su templo de Deir al-Bahari. 9 La Enéada es el conjunto de las tres generaciones de dioses de la Teología Heliopolitana. 10 La diosa Maat representaba el concepto abstracto del orden, la verdad y la justicia. Su símbolo, la pluma servía en el juicio tras la muerte para que se equilibrara en la balanza con el peso del corazón del fallecido. 11 Las cosas se crearon por la palabra de Ptah. 12 El Cielo y la Tierra. 13 Este epíteto se refiere a los muertos que habían superado el juicio. Es curioso que aquí se le atribuya a Ra, ¿refiriéndose al faraón difunto? 14 La Gran Casa y la Casa del Fuego se refieren a los santuarios de El Kab en el Alto Egipto y Pe en el Bajo Egipto. 15 Se refiere a Punt.

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Que provee de víveres y atiende el sustento. ¡Loor a ti, que creaste a los dioses Elevaste el cielo y desplegaste la tierra! ¡El que despierta saludable! Min-Amón16, Señor de la Eternidad (nHH), quien creo lo eterno (Dt)17, Señor de la alabanza, que está a la cabeza de la Enéada, Firme de cuernos18, de bella faz. Señor de La Grande19, portador de la Doble Pluma20, Provisto con la bella diadema y la alta Corona Blanca21. La serpiente Mehen y las serpientes Uto22 están sobre su cara, La Doble Corona, el Nemes23 y la Corona Azul24. De bella faz cuando se provee con la corona Atef25, Amado de las Coronas del Alto y Bajo Egipto, Señor de la Doble Corona (que) porta el cetro Ames26, Señor del cetro Mekes27 que sostiene el flagelo28. Soberano bellamente coronado con la Corona Blanca, Señor de los rayos, que da origen a la luz, a quien los dioses alaban. Da sus manos a los que ama Y arroja a su enemigo al fuego29. Es su ojo30 el que derrota a los rebeldes, Haciendo que el Nun31 trague su arpón

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Aquí se identifica con Min, dios que simboliza la fuerza regeneradora y la fertilidad. Las dos eternidades de la religión egipcia, la cíclica y renovadora, propia de la civilización agrícola, y la eternidad lineal. 18 KASTER lo asocia con la imagen del toro, pero yo pienso que mejor con la del carnero, uno de los animales que le sirven de representación y que tendrá trascendencia más adelante en la religión judía. 19 Se refiere al ureo. 20 La Corona de Plumas de Amón. 2121 Se refiere a Hedyet, la corona del Alto Egipto. 22 Indica a Las Dos Señoras, protectoras de los dos Egiptos. 23 El Nemes era un tocado a rayas que servía de base al ureo. Se colocaba sobre los hombros y terminaba en una especie de cola sobre la espalda. 24 A esta corona se la llamaba Jepresh y tenía unos discos dorados. Se utilizó a partir del Reino Medio. Era una corona ceremonial. En su parte trasera terminaba con dos cintas o banderolas que colgaban por la espalda. 25 Esta corona tenía dos largas plumas verticales con un gorro en forma de cono y dos cuernos retorcidos. Estaba también asociada a Osiris. 26 Disponía este cetro de una forma de maza, era un signo de la realeza y ya se utilizada en el período Predinástico. 27 Este cetro, en cambio, tenía una terminación lisa y también era símbolo real. 28 Otro símbolo real. 29 Lo que sigue es una breve descripción de la lucha de la lucha de Ra con Apofis, la serpiente que durante la noche intenta interrumpir el paso de la barca del dios por el océano celestial. 30 El Ojo de Ra es el propio sol. Pero representa también su posible poder destructor (leyenda de la Vaca del Cielo que intenta destruir a la Humanidad). 17

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Y que la serpiente vomite lo que ha tragado. Alabanza a ti, oh Ra, Señor de la Verdad, Cuya capilla se encuentra oculta, Señor de los dioses. Jepri en su barca, que dio la orden y los dioses vinieron a la existencia 32, Atum33, que creó a la Humanidad, distinguió sus naturalezas y creó sus vidas Que hizo los colores diferentes, uno del otro34. El que escucha las súplicas de los acusados (btnw), De corazón bondadoso cuando alguien le llama, Quien rescata al temeroso del opresor, Y juzga entre el desdichado y el poderoso. Señor del Conocimiento (SiA), en cuya boca se haya la Autoridad (Hw) 35. El Nilo ha venido por su deseo. Señor de gran dulzura , el bienamado, Cuando él viene los hombres viven. Hace que todos los ojos se abran en el Nun. Su beneficencia ha dado origen a la luz, Los dioses se regocijan de su belleza Y sus corazones viven cuando le ven. ¡Oh Ra, adorado en Karnak, De Grandes Apariciones en la casa del Benben36, el de On! Señor de la fiesta del noveno día del mes, En cuyo honor se celebran la fiesta del sexto día del mes y la fiesta del cuarto de mes. Soberano y Señor de todos los dioses, Halcón en medio del horizonte, Señor de los Silenciosos entre los hombres, Cuyo nombre permanece oculto a sus hijos (mswt), en su nombre de Amón. Alabanza a ti, oh Afortunado (imy m Htpw), Señor de la alegría, y poderoso en su aparición, Señor de la Grande y la Alta Doble Pluma, Que porta la bella diadema y la Alta Corona Blanca, Los dioses desean admirarte 31

Nun, el Océano Primordial. Jepri es una de las formas de Ra, el sol de la mañana. Representa al renacimiento. 33 El dios demiurgo, creador, de la teología heliopolitana. Es también otro de los aspectos de Ra, el sol del atardecer. 34 Indica que creó las distintas razas de seres humanos. 35 SiA y Hw son la percepción (el corazón) y la palabra mediante las cuales el creador da origen a todas las cosas, como indica la teología menfita. 36 La Colina Primigenia, al principio de la creación. On es otro nombre de Heliópolis. 32

31


(Cuando) la Doble Corona reposa sobre tu frente. El amor a ti se extiende a lo largo de las Dos Tierras, Tus rayos relucen en los ojos, El bienestar de la Humanidad aparece cuando te elevas Y los animales están lánguidos cuando brillas. Tú eres amado en el cielo meridional Y agradable en el cielo septentrional. Tu hermosura cautiva los corazones Y el amor por ti hace languidecer los brazos. Tu bella manifestación debilita las manos Y los corazones se vuelven descuidados cuando te ven. Tú eres El Único, el que dio origen a todo lo que existe, Él Uno y Único, creador de lo que existe, De cuyos dos ojos brotó la Humanidad Y de cuya boca vinieron a la existencia los dioses. El que creó la hierba que da vida al ganado Y las planta para los hombres, Quien creó aquello de lo que vive el pez en el río Y los pájaros que moran en el cielo, Quien proporciona el aliento a lo que hay en el huevo Y da la vida a la descendencia de la serpiente, Quien crea aquello de lo que viven los insectos E igualmente los gusanos y aves, El que provee de todo lo necesario a los ratones en sus guaridas Y nutre a las aves en todos los árboles. Alabanza a ti, que hiciste todas estas cosas, El Uno y Único, provisto de múltiples brazos, Que pasa la noche despierto, mientras todos los hombres duermen, Buscando lo mejor para sus criaturas. ¡Amón, que perdura (mn) en todas las cosas! Atum y Horus del Doble Horizonte37, ¡Alabanza a ti porque te fatigas con nosotros38. ¡Loor a ti! porque tú nos creaste. Te alaban todos los animales. Te loan en cada desierto, Tan alto como el cielo, 37 38

O Horus-Horajti. También terminó fusionándose con Ra, simbolizando el horizonte, como Ra-Hotajti. El sol también ·se acuesta” cuando el hombre termina fatigado los trabajos del día.

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Tan amplio como la tierra, Tan profundo como el Gran Verde39. Padre de los padres de todos los dioses, Los dioses se inclinan ante Tu Majestad Y ensalzan el poder de su creador, Se alegran cuando el que los engendró se aproxima Y dicen: ¡Se bienvenido en paz! Que elevó el cielo y situó la tierra, Que hizo lo que existe, Creador de todos los seres. ¡Oh Soberano, jefe de los dioses! ¡Veneramos tu poder , porque tú nos creaste, Te vitoreamos de alegría porque nos has moldeado, Te ofrecemos oraciones, porque te fatigas con nosotros! Salve a ti, creador de todo lo que existe, Señor de Maat y padre de los dioses, Que creaste a la Humanidad y a los animales, Señor del grano, que provees el sustento a los animales del desierto. ¡Oh Amón, Toro de bello semblante, amado en Karnak, De grandes apariciones en la Casa del Benben, Coronado nuevamente en On, Tú, que juzgaste a los Dos adversarios40 en la Gran Sala! Jefe de la Gran Enéada, El Uno y Único, sin igual, El heliopolitano que preside en Tebas, Cabeza de su Enéada, que vive día a día por Maat, Morador del Horizonte, Horus del Este. Los desiertos, por su voluntad, proveen, para él, plata, oro Y lapislázuli verdadero41, Mirra e incienso mezclados de la tierra de los Medyai Y mirra pura para tu nariz. De bella faz cuando viene desde la tierra de los Medyai, Amón-Ra, Señor de los Tronos de las Dos Tierras, que preside en Tebas, El de On, que preside en su harén42. 39

El Mar Mediterráneo. Horus y Seth. 41 El lapislázuli verdadero había que obtenerlo por importación, tan valioso como el oro. Los egipcios fabricaban una imitación de carácter vítreo. 42 Cámara secreta del templo. 40

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El Único Rey, Único entre los dioses, Con múltiples nombres, cuyo número es desconocido. Que amanece por el horizonte oriental Y se oculta por el horizonte occidental. Que derrota a sus enemigos Y renace cada día. Thot eleva sus ojos, y se deleita con su excelencia, Los dioses se alegran de su belleza, y los monos hetet43 le exaltan. Señor de la barca de la noche y de la barca de la mañana, Que por ti atraviesan en paz el Nun. Tu séquito44 se regocija de ver al enemigo derrotado, Y cómo sus miembros son cortados por el cuchillo. El fuego le ha devorado, Y su ba se separa de su cuerpo. Se ha puesto fin al paso de la serpiente. Los dioses gritan de júbilo Y el séquito de Ra está contento, On está de júbilo: el enemigo de Atum ha sido derrotado. Tebas está contenta y On exultante, La Señora de la Vida45 está alegre, Ha sido derrotado el enemigo de su Señor. Los dioses de Jer-aha46 se regocijan, Los habitantes de Letópolis besan la tierra, Le ven fuerte en su Poder, ... de los dioses (¿) Maat47, Señor de Tebas, En este tu nombre de Creador del Orden. ¡Señor de los víveres, Toro de provisiones, En este tu nombre de Toro de su Madre, El que creó a todos los hombres y todas las cosas, En este tu nombre de Atum-Jepri! Gran Halcón que lleva la alegría al pecho, De bella faz que hace festivo el pecho, De grata figura y alta diadema, Con las Dos Serpientes alzadas sobre su frente, 43

Son monos celestiales que gritan alegres cuando renace el sol por la mañana. La tripulación de la barca de Ra, formada por divinidades. 45 Es un epíteto para referirse al ureo. 46 Era una ciudad cercana a Heliópolis que, en época griega, se la llamó Babilonia. 47 En el sentido de Justo. 44

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Ése a quien se acercan los corazones de los hombres. La Humanidad se vuelve hacia él, Cuando alegra las Dos Tierras con sus apariciones. ¡Salve a ti, Amón-Ra, Señor de los Tronos de las Dos Tierras, Cuyo amanecer ama su ciudad (Tebas)! (Traducción basada en la publicación del texto jeroglífico de E. Grébaut, Hymne à Ammon-Ra, teniendo en cuenta el texto de Joseph Kaster, The Literature and Mythology of Ancient Egypt, por Francisco López y Rosa Thode).

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CAPÍTULO II ATÓN

El reinado de Akhenatón Cuando el faraón Amenhotep III murió alrededor del año 1350 a. C, fue sucedido por su hijo del mismo nombre, al que los egiptologistas llaman Amenhotep IV. La Dinastía XVIII estaba en la plenitud de su poder. Su fundador, el faraón Ahmosis, había completado la expulsión de los Hicsos. Egipto se encontraba en plena expansión imperial.

Y el culto de

Amón como supremo dios, se había extendido por todo el país. Akhenatón y Nefertiti recibiendo los rayos de Atón Amenhotep IV era hijo de Amenhotep III y de Tiyi,

fue corregente en vida de

su padre y, a la muerte de éste, fue coronado como faraón en una gran ceremonia que tuvo lugar en Karnak.

36


El primer acto del reinado de Amenhotep IV (1364-1347) fue casarse con la princesa mitánnica Tadu-Jeba, hija de su aliado Tushratta. De este modo, el nuevo faraón asumía los compromisos diplomáticos de su padre y revalidaba la alianza de Egipto con el reino de Mitanni. Después contraería nuevo matrimonio, siendo muy joven, con la que sería su primera esposa, su bellísima prima Nefertiti. El período que se abría con él tuvo una importancia histórica excepcional, tanto para Egipto como para los países vecinos. Además, su conocimiento viene avalado por la enorme cantidad de documentos escrito que nos han quedado. Los miembros más cercanos de familia fueron su madre, la reina Tiya; su primera esposa, Nefertiti; sus seis hijas, la más importante de las cuales fueron la mayor, Meretaten y la tercera, Amkhenpaaten; una esposa secundaria llamada Kiya, y probablemente otra hija tenida con ella, de la que no conocemos su nombre. Los sucesores de Akhenaton, Smenkh-ka-re y Tut-ankh-amun fueron también de la familia real, aunque su exacta relación con el rey es incierta; probablemente eran hijos suyos y de Kiya. De Tut-ankh-amón fue afirmado más tarde que era “hijo del rey de su cuerpo, su querido”. Cuando el rey asumió el trono era relativamente joven, y todo parece indicar que se trataba de un idealista totalmente absorto por sus especulaciones filosóficas y teológicas. Los documentos contemporáneos nos lo presentan como poseído por una fe inmensa en un Dios único, esencialmente bueno, creador de todo lo existente. La monarquía

amarniana

48

fue

absolutista.

Estableció una nueva religión en la cual Atón era el dios único. Al autoproclamarse profeta de Atón se cambió el nombre por el de Akhenatón. Su pensamiento le llevó a una constante búsqueda de la verdad que le empujó a rechazar todos los mitos de la religión tradicional egipcia. El amor de Atón se dirigía a toda la creación, y sobre todo a los hombres, las más excelsas criaturas. Akhenatón Estas ideas se fueron oponiendo poco a poco al pensamiento religioso del clero de Amón en Tebas, por lo que el rey buscó 48

Se adjetiva así por el nombre actual (Al-Amarna) del lugar donde se asentaba su nueva capital.

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para apoyarse al clero solar de Heliópolis.

Enfrentado a los sacerdotes, abandonó

Tebas y a unos 375 km. al norte, en un lugar escogido por él, fundó una ciudad que delimitó sacralmente con 14 estelas de frontera, y a la que dio el nombre de Akhetatón (Horizonte de Atón), hoy conocida por Tell el-Amarna.

Este abierto enfrentamiento

religioso se tradujo también en el terreno de la política, formándose dos facciones: la clerical, que encontraba sus más firmes apoyos en la vieja oligarquía que había controlado la administración durante la mayor parte del Imperio Nuevo; y la real, que los buscaba en los nuevos sectores de la población que había accedido a los círculos del poder en los últimos tiempos, y que podemos calificar de hombres nuevos. En la nueva ciudad todo pivotaba alrededor del templo de Atón, el disco solar. El propio rey componía extraordinarias poesías, entre ellas la conocida como Himno a Atón, en el que canta la universalidad del dios, a cuya salida todo Egipto, “alzándose sobre sus pies”, ardía en fiesta. El himno fue grabado en muchos lugares. Fundó templos luminosos y al aire libre en Menfis, Heliópolis y Elefantina. El material de construcción cambió en sus dimensiones, sustituyendo los grandes bloques de piedra por otros mucho más pequeños y manejables llamados talata. Se construyeron también como en otros tiempos colosos reales, algunos con caracteres hermafroditas, indicando indirectamente que Atón era el padre y la madre de todos los hombres. Aspecto que recogería la teología de Amón en la época postamarniana. En las construcciones predominó el naturalismo; las reproducciones de las figuras de la familia real no estaban idealizadas. La ideología que se imponía era la del momento presente, dejando en un segundo término la eternidad. Los frescos del palacio real tienen colores tenues, sensación de movilidad, fuerza y vivacidad, con motivos de la naturaleza. El arte se interesa por la vida cotidiana, mostrándose con sencillez la familia real49. En su nueva capital, Akhetatón, el palacio real, el centro de gobierno y las residencias de los funcionarios estaban en una misma zona. Aislado se encontraba el templo de Atón 50 .

Los límites de la ciudad fueron marcados por catorce estelas

esculpidas, en las que quedó escrito: “Yo mismo fundaré Akhetatón como residencia para Atón, mi padre…Delimitaré Akhetatón en sus lados sur, norte, oeste y este”. La ciudad fue dedicada al dios, como una fundación divina.

Sin embargo, la

conveniente alianza con el clero de Heliópolis para enfrentarse mejor al de Amón de Tebas le hizo tener algunas concesiones en cuanto a la exclusividad de Atón, como la 49 49

HEINRICH SCHÄFER, Amarna in Religion und Kunst . (Sendschriften der Deutschen OrientGesellschaft 7; Berlin:Hinrichs, 1931). 50 O´CONNOR. “El Imperio Nuevo”, 270-2. KEMP. “Ancient Egypt”, 271.

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de construir una necrópolis para el toro Mnevis, animal sagrado de Ra, adorado especialmente en Heliópolis.

También Atón se asimiló en este mismo sentido al

mismo Ra, “Ra, el padre, retornó como Atón”,

y el rey utilizó como otro nombre el

título Nefer-Kheperu-Ra Wa-en-Ra (Hermosa es la forma de Ra, la única de Ra). Sin embargo, no pasó de ser una utopía, y el rey, que lo idealizaba todo y que sólo veía la realidad a través del prisma de sus ideas religiosas, no fue capaz de enfrentarse efectivamente ni al peligro interior -representado por el clero de Amón-, ni al exterior –representado por el rey hitita Shupppiluliuma. Al principio de su reinado se esforzó por mantenerse fiel a la tradición, como lo demuestra el nombre que inicialmente tomó y que se hiciese coronar en el templo de Karnak. Pero pronto hizo una brutal ruptura con la tradición al erigir un nuevo templo dentro del recinto del templo estatal de Amón en Karnak. Fue decorado en un nuevo estilo y dedicado no a Amón sino a una nueva forma de deidad solar Ra-Harakhti. El nuevo dios fue representado no como un halcón o humano con cabeza de halcón con la que tradicionalmente era representado Ra-Harakhti, sino en la forma de un disco solar itn

, con sus rayos dadores de vida extendiéndose sobre la tierra.

El rey se proclamó a sí mismo gran vidente, es decir, gran sacerdote de la nueva divinidad, y en su calidad de tal no podía aceptar la autoridad suprema del gran sacerdote de Amón, quitándole por consiguiente su poder espiritual como sumo pontífice de todos los sacerdocios de Egipto. Pero también le quitó su poder temporal, al retirarle la administración de sus bienes seculares. Se autoproclamó Señor de la fiesta Sed, fiesta que durante su reinado se celebraba a diario, cuando anteriormente sólo se disfrutaba cada 30 años. Durante ella, tradicionalmente, el faraón renovaba sus fuerzas como representante de los dioses y guardador del orden y el bienestar del pueblo.

Durante la época amarniana

se celebró durante los ritos del amanecer y el atardecer de cada día, con el faraón en túnica blanca ritual. Así esperaba una renovación constante. Transformó el mito osiriaco funerario en la visión de Atón en el más allá, cada día, tras la puesta del sol. En cuanto a los dioses Atum (el demiurgo heliopolitano) y a Thot (el dios de la sabiduría) los englobó en la concepción del Uno, de Atón. Akhenaton se convirtió en el intermediario entre los hombres y el dios, como su profeta e hijo: “que él (o ella) [Atón, el rey o la reina] conceda una visita de Atón cada vez que se levante y que tú [ el muerto ] lo adores…¡Que él escuche lo que tú digas y

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te de aliento para tu nariz…para que conceda [Atón, el rey o la reina] que yo vea su belleza diariamente…”51 En la inscripción de Hatiay se pide: “Para que el rey dé una ofrenda a Atón…para que pueda darme una larga vida”.

Aspectos teológicos Fue una auténtica revolución la impulsada por él desde arriba que afectó a todo el país. Se rompió con los antiguos cánones que habían regido hasta entonces la lengua, la literatura, el arte y la civilización egipcia en su conjunto. Aunque finalmente la revolución fracasó, ya nada sería igual como antes, y Egipto iniciaría una lenta decadencia que duraría 2000 años. La figura del dios Atón era anterior al reinado de Akhenatón. Era el nombre que se utilizaba para el disco solar y que estaba relacionado con el dios Ra. Un texto del tiempo de Tutmosis IV indica que “El rey luchó con Atón delante de él”; sus campañas exteriores fueron “para conseguir que los extranjeros fueran como el pueblo (egipcio) para que sirvan a Atón para siempre”52 . Y en tiempos de Amenofis III se desarrolló mucho su culto; al dios se dedicaron la barca real, una compañía militar y el palacio de Malkata53. Existía entonces un templo dedicado al dios en Tebas. Destaca mucho en la devoción nueva a Atón su exclusividad, aunque las circunstancias de un politeísmo de milenios no le permitieron que fuera absoluta, quedando como un henoteísmo muy acentuado. La concepción de Maat persistió en cuanto representación del orden y de la verdad, y Akhenatón se llamó “Señor de la verdad”, como aquello que sostenía su vida. Atón era representado por un disco solar del que partían unos rayos de luz sobre la tierra, portadores de sus bendiciones; en ocasiones se acompaña con el símbolo anj  , que representa la Vida. El rey era el Atón encarnado,

“el dios hecho hombre”. La familia real se

convirtió en el centro de todo, marcando un cambio en las costumbres. El respeto a la madre y a la esposa del rey fue un aspecto que marcó la vida del rey. Las escenas familiares se hacen públicas, aunque privadamente tuviera un harén numeroso y otras esposas como Kiya.

51

DAVIES. The Rock Tombs, V, 1907, 17 y 19. ALAN WYNN SHORTER. “Historical Scarabs of Tuthmosis IV and Amenophis III”. JEA 17 (1931):23. 53 Fue un palacio construido por Amenofis III al oeste del Nilo, a laaltura de Tebas, al sur de Medinat Habu. 52

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La revolución amarniense es, pues, debida a la culminación de una corriente de pensamiento llevada a sus últimas consecuencias por Amenhotep IV, pero también al enfrentamiento abierto entre la monarquía y el poderoso clero de Amón. La revolución amarniense representa, en todos los sentidos, el momento culminante de la civilización egipcia. El culto del dios Amón fue abolido y sus inscripciones destruidas. Se instaló el culto a un dios único, sin forma material, sin imágenes, representado por el disco solar, Atón, exponente máximo de su poder y de su constante providencia para con sus criaturas. Pero, a pesar de ello, las devociones populares continuaron, especialmente los cultos funerarios a Osiris. Al nombre del dios también se le dio una nueva forma más larga encerrada en dos cartuchos como los nombres del rey: “El que vive (‫ﻋ‬nḫ), Ra-Harakti (r‫ﻋ‬-ḥrw-зḫti), que es activo en el Akhtet (m зḫt)54 en su identidad con la luz (m rn.f m šw) que está en el disco solar (nti m itn)”. Aunque nueva, la deidad estaba enraizada en la teología de la Dinastía XVIII, pero puso especial énfasis en el papel del sol como dador de vida. En la tradicional teología este énfasis estaba, sin embargo, incorporado en la combinada forma de deidad Amón-Ra. La nueva teología de Amenhotep IV, no obstante, ignoró a Amón. El sol fue ahora visto no como la física manifestación del dios Amón, sino como el vehículo para una suprema deidad, que no era el invisible, desconocido y trascendente Amón sino el visible poder de la luz.

Aunque la nueva deidad es frecuentemente llamada

simplemente Atón, el disco solar en sí mismo era meramente su vehículo, el medio por el que la luz entra en el mundo, un poder más activo del sol que el que había tenido en la teología de Amón. La imagen del disco solar que domina las escenas de la nueva teología no es una representación del sol sino su jeroglífico, más complejo que el utilizado para la luz. Atón era el dios único, universal, y creó a todos los hombres iguales. La sinceridad, la libertad, el amor a la naturaleza, la alegría de vivir eran rasgos importantes de la nueva religión. primera vez en la Historia.

Era un monoteísmo exclusivista y revelado por

Resumamos:

54

Los akhs (3hiw) eran los espíritus de aquellos que habían muerto y hecho una transición exitosa a la vida tras la muerte. No vivían en un paraíso celestial sino en este mundo, entre los vivientes. Después de pasar la noche dormidos en sus tumbas, los akhs podían despertar cada mañana al amanecer y salir de sus tumbas para disfrutar de una vida ideal, libre de los ciudades de la vida física. Debido a que ellos eran espíritus, existían en un nivel similar al de los dioses y compartían muchos de sus poderes.

41


-Akhenatón es el profeta de Atón, quien le revela sólo a él sus enseñanzas para que las difunda entre los hombres. Akhenatón es el hijo de Atón hecho hombre. El faraón es el intermediario entre Atón y el resto de los hombres, y así se expone en el Himno a Atón (traducción de J. Assmann: “Cuando te has ido y no hay ningún ojo, cuya mirada tú has creado, Con el fin de verte obligado tú mismo a mirarte como el único de la creación, tú estás en mi corazón. No hay nadie a quien tú conoces, sólo a tu hijo Nefer-Kheperu-Ra, Único de Ra, A quien has enseñado tus caminos y tu majestad.” -Dios es anterior y exterior al mundo. Niega las concepciones panteístas. Todo lo creado es esencialmente bueno. -Las bases de la moral se encuentran en la verdad y en la sinceridad. Se concibe la vida de ultratumba pero sin mitología. Aunque el rey intentó establecer la supremacía del nuevo dios, la adoración de los dioses tradicionales, incluido Amón, fue todavía tolerada. En algún momento entre el 9º y el 11º año de reinado, sin embargo, apareció una nueva política. El nombre del dios fue cambiado a una nueva forma,

“El que vive, el Sol, rector del Akhet, que llega

a ser activo en el Akhet en su identidad con la luz que entra en el disco solar”. Este cambio tenía dos propósitos:

suprimir la referencia a Ra y sustituirla la

palabra neutral ḥзit, luz, por šw (que es también el nombre del dios Shu), y ello hace todavía más claro el papel del disco solar como el vehículo, no el origen, de la luz. Ambos cambios significaban no que la Luz fuera el supremo dios sino el único dios. El culto pasó a tener una gran sencillez. No habían estatuas del dios y se eliminó el culto cotidiano a las estatuas: apertura de la naos, unción, adoración y purificación con agua e incienso, aparte la presentación del ojo de Horus y la ofrenda a Maat y el perfumado de la estatua. Las ofrendas las forman ahora frutas y flores en templos abiertos con patios donde llegan los rayos de luz de Atón. Allí se recitaban himnos y alabanzas al dios. Un punto importante y que chocaba frontalmente con la religión tradicional fue la negación del mundo de los neters, del reino de Osiris. La realidad se reduce a lo visible, al momento en que se vive, la noche es simple oscuridad. Y ésta, ausencia de luz; en ella el sol retiene su emisión de vida y el mundo recae en la muerte y el caos, las serpientes muerden, sale el león y roban los ladrones. Durante la noche el dios

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está ausente.

Es lo mismo que mucho más adelante se escribirá en el Salmo 104,

20-23: Tú extiendes las tinieblas, y es de noche, y en ella corretean todas las bestias del bosque. Rugen los leoncillos por la presa, pidiendo a Dios así su alimento. Sale el sol, y se retiran y se acurrucan en sus cuevas. Sale el hombre a sus labores, a sus haciendas hasta la tarde.

Pervivió el culto a Osiris, el dios funerario, aunque evitando hacer hincapié en el mismo. Sus ritos se simplificaron y se nombra poco al mundo subterráneo, que sería un lugar “desde el que el muerto sale por la mañana para ver a Atón”. Entonces el alma revivía y se unía al culto del dios. El juicio a los muertos fue suprimido. Los ushebtis55 no se colocaban para invocar a Osiris sino a Atón. Una de ellos, en la tumba de la difunta Pya, tenía escrito: “El dulce aliento del viento norte que viene desde los cielos por intermedio de Atón viviente…¡Que ella (Pya) pueda servir a Atón cuando él se eleve en la mañana para tomar su forma”. 56 En los escarabajos invocatorios ya no se utiliza la cita del capítulo XXX del “Libro de los Muertos” sino una corta frase: “al disco solar, Atón, para que dé el dulce aliento de vida o para que sus rayos se extiendan sobre el cuerpo del difunto”. En los escritos recogidos del período de Amarna apenas hay nada sobre la creación y la cosmogonía57; en su lugar habla de “embriología” en la primera canción de la segunda parte del Himno a Atón. Celebra la buen disposición del mundo en su situación presente; el crecimiento de la semilla en el vientre y la del pollo en el huevo, en forma oculta a la vista y siguiendo sus transformaciones el curso del tiempo. La luz, el aire y el tiempo son las fuerzas creadoras. En el himno a Suty y Hor, todavía en la época pre-Amarna, llama al dios sol Khnum y Amón de la humanidad. El primero forma al niño en el vientre; el segundo le da el aliento de vida58. Globalmente hablando, en estos aspectos, la función está en

55

Este palabra significa “los que responden”, y eran pequeñas estatuas fabricadas de distintos materiales que se depositaban en las tumbas. Se suponía que trabajarían para el difunto en la otra vida. 56 REDFORD. The Sun-disc., II, 27. 57 Hacen excepción dos textos antes de la construcción de Akhetatón: la estela de Suti y Hor, y la estela Leiden 5, 70; ver Re y Amun, 143 = Egyptian Solar Religion, 100-101. 58 F. DAUMAS, Les mammisis des temples egyptiens (Paris: Belles Lettres, 1958) 412f.

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lugar de la interpretación de la misma, sin más explicación que la existencia de una energía cósmica que permite que las cosas sean como se ven. Dado el tiempo como un medio creativo, el llegar a ser, el ḫpr egipcio, es el medio transformativo por el que las cosas evolucionan. La “manifestación” es aquello por la que algo invisible llegar a ser visible; pero como lo oculto e invisible no tiene sentido en la teología de Amarna, se prefiere utilizar la palabra “transformación”. Estamos hablando aquí con una terminología puramente egipcia; en ella se distingue ḫpr = llegar a ser, frente a wnn = ser en plenitud, representados por el nacimiento del sol y el sol del mediodía. Nociones que se corresponden a los dos tiempos posibles, las dos eternidades egipcias: nḥḥ = el tiempo que transcurre; persistente.

dt = el tiempo

En el Himno a Atón, el dios se transforma (ḫpr) en un millonario

desplegamiento en la multitud de todas las cosas. Esa creación es inmediata, no primordial. La luz crea al ojo. Es decir, existe una continua comunicación con el dios. Es lo mismo que diría, miles de años después, el genial Goethe: “el ojo debe la existencia a la luz” 59 . conocimiento sólo se le ha revelado a Akhenaton, distinguiendo entre ver y conocer:

Pero ese supremo

Ya se cuidó él de indicarlo,

“Aunque tú estás lejos, tus rayos están sobre la

tierra; aunque alguien te vea, nadie conoce tu caminar”60. Cualquiera veía al dios en el cielo, pero sólo lo conocía el faraón. Existe una continua comunicación del dios sol con el mundo. Él mira desde el cielo pero también escucha los gritos de los oprimidos: “el que escucha a los oprimidos, cuyo corazón se postra ante él, quien los llama a sí; el que los rescata del miedo de la mano del violento, el que juzga entre el pobre y el rico.”61

El Lenguaje y la Comunicación establecen, pues un espacio moral, ya que la Naturaleza, en sí, es amoral. El mundo depende del dios, negando a la Naturaleza su propia capacidad de ser independiente. Los vasos canópicos en que se guardaban las vísceras del difunto ya no llevaban las figuras de diosas tradicionales sino la de Ra-Harakhte. También se 59

]. W. VON GOETHE, "Entwurf einer Farbenlehre," Goethes Werke, vol. 13, 7th ed. (Munich: C. H. Beck, 1975),323. 60 SANDMAN, Texts, 93.16-17. Este texto se expone casi palabra por palabra en un texto tebano de la Nueva Teología Solar: Tumba 41 (6)), Assmann, Sonnenhymnen, no. 54, 76-80, 78 n.(u): 61 Papyrus Boulaq 17= Papyrus Cairo CG 58038, 4, 3-5; cf. Re und Amun, 176f. = Egyptian Solar Religion, 125. See also Instruction for Merikare, 130-138, and Re und Amun, 168f. = Egyptian Solar Religion, 119f.; Ma'at 234f.

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modificó la decoración de los sarcófagos; así, la imagen de la reina Nefertiti sustituyó en el sarcófago de la 2ª hija de Akhenatón a la imagen de una de las cuatro diosas protectoras: Isis, Neftis, Selkis y Neith. Lo que nos indica que la esposa del rey había ascendido a la categoría de diosa62. Pues el papel de profeta e hijo de Atón era de alguna forma compartido por su esposa Nefertiti. Así se indicó en las estelas limítrofes de la capital: “La heredera, grande en clemencia, Señora de la Gracia, llena de amor, Señora del Alto y el Bajo Egipto, Gran esposa del rey, a la que él ama, Señora de las dos tierras, Neferneferuatón-Nefertiti, viva ella por siempre y para siempre”. Como portadora de la divinidad, era llamada hija de Atón.

Interpretación histórica de la figura de Akhenatón Puede considerarse la reforma de este rey como una postura de progreso respecto al politeísmo anterior. Así pensaba HENRY BREASTED 63, considerando que era un triunfo de la razón.

Pero, claro, los fenómenos humanos siempre son

complejos y no se puede atribuir a una sola causa un movimiento de tal envergadura; no se pueden dejar de lado los aspectos políticos y de competencia de poder con la clase sacerdotal, pero hay que evitar darles excesiva importancia como hicieron F.J. GILES 64 o L.A. WHITE 65 . La idea de un imperialismo estaba presente desde el comienzo de la Dinastía XVIII, no había necesidad de crearla; e incluso, debido precisamente a la obsesión del rey por su reforma religiosa, quedaron descuidados los problemas de las relaciones internacionales, estancándose el poder de Egipto. En cuanto al poder sacerdotal, es cierto que los bienes económicos dependientes de la clase sacerdotal eran enormes, pero sin que constituyeran peligro para el faraón. Fue después, tras la muerte del rey, con el regreso al culto de Amón, cuando el sacerdocio fue adquiriendo un poder que condicionaba la acción política, ya en la Dinastía XIX. Tampoco hay que olvidar la propia personalidad del rey. Independiente de que en algún momento se pueda confirmar una patología orgánica, es indudable que sus reformas revelan unos muy probables trastornos psíquicos.

62

DAVIES. The Rock Tombs, III,1905, 16. SAYED TAWFIK. Was Nefernefruaten the Immediate Successor of Akhenaten? 63 JAMES HENRY BREASTED. Development of Religion and Thought en Ancient Egypt. (New York: C. Scribner, 1912). 312 ss. 64 GILES. Ikhnaton., 139 ss. 65 WHITE. Ikhnaton: The Great Man.

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Este nuevo énfasis se reflejó en una campaña de activa persecución contra la tradicional teología: en los monumentos egipcios se empezó a borrar los nombres de Amón y de su consorte Mut y cambiar el plural dioses, ntrw

, por el singular ntr, .

Los templos fueron cerrados y los sacerdotes entraron en desbandada. El nombre de Tebas fue oficialmente cambiado, el culto a los restantes dioses principales gradualmente suprimido y, finalmente, prohibido. Una especie de locura se apoderó del rey al final de su reinado. Grandes fiestas tuvieron lugar en honor de Atón, con la finalidad de suscitar la adhesión de las masas populares al nuevo dios. Los antiguos templos fueron cerrados, sus inmensas riquezas confiscadas y la clase sacerdotal suprimida. La vieja oligarquía fue apartada del poder y el rey eligió a sus colaboradores entre las clases populares, fanatizadas por la nueva religión y fieles al rey. Ejemplos de estos altos cargos fueron: Ay, alto funcionario y quizá padre de Nefertiti;

Maya, tesorero real; Horembheb,

general; Dudu, ministro de asuntos exteriores, asiático; Aperel, visir del Bajo Egipto, cananeo. Todas estas medidas, sin embargo, acabaron teniendo consecuencias desastrosas. Los colaboradores, sin la experiencia de la vieja oligarquía, no estaban a la altura de su misión. Y la confiscación de los bienes de los templos así como el intento de refuerzo de la centralización administrativa desorganizaron las estructuras estatales.

Apareció la corrupción en una proporción que hasta entonces no se

conocía. Los cambios religiosos vinieron acompañados de otros culturales. El arte de este reino tiene otro estilo y otros temas. En lugar de las imágenes formales del rey ante los dioses, aparecen imágenes de escenas íntimas de la vida diaria. El lenguaje hablado empezó a ser escrito, una innovación que conduciría al tardío egipcio. Los templos del nuevo dios no eran oscuros y misteriosos con una imagen del dios inaccesible, sino formados por amplios patios abiertos a la luz del sol. Las estructuras descartaron los grandes bloques de muchas toneladas de peso, siendo sustituidos por pequeños bloques que pudieran ser manejados por un solo hombre. Los egiptologistas llaman a estos bloques talatat, una palabra árabe.

Pero, a pesar

del énfasis aplicado para reflejar la realidad, los monumentos fueron decorados exagerando las formas del rey y su familia. Esto hizo pensar en una deformidad del rey. La literatura abandonó todo convencionalismo, rechazando el simbolismo hermético, de forma que fuera comprendida por el pueblo. Su mejor ejemplo es el

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Himno a Atón, que encontramos reproducido en las sepulturas de los nobles del período de Al-Amarna. Pero el culto a Atón no se hizo nunca popular, y siguieron los cultos a los otros dioses. El rey, en realidad, emprendió unos profundos cambios que nadie le pedía y que no lograron mucha aceptación.

Por lo demás, este ensimismamiento del rey

determinó que empeoraran los problemas exteriores. Hacia el final de su reino hay alguna evidencia de que Akhenaton elevó a Nefretiti de primera esposa a co-faraón. Su reinado como el faraón Nefer-neferu-atón duró al menos tres años, incluido quizá un breve período de reinado solitario tras la muerte del rey. Ella fue seguida en el trono por Smenkh-ka-re, que estaba casado con Meter-aten. Después de un corto reinado de un año o menos, fue sucedido por Tutankh-atón, que estaba casado con Ankhes-en-pa-ten. En el tercer año de reinado el rey cambió su nombre a Tut-ankh-amon y el de su esposa a Ankhes-en-amon, restableciendo el culto a Amón y a otros dioses tradicionales de Egipto. El intento de Akhenatón de establecer el culto a un solo dios no sobrevivió su propio reinado. Ya hacia el final de su vida había evidencia de un intento de reconciliación de la nueva religión con el culto de Amón en Tebas, bajo el patrocinio de Nefer-neferu-atón. Su sucesor Tut.ankh-amón reabrió los templos y estableció un nuevo sacerdocio. Una activa campaña para desmantelar los monumentos de Ankhenaton empezó bajo Haremhab, el último rey de la Dinastía. En ocasiones, el nombre del faraón innovador fue borrado así como el de sus inmediatos sucesores de los registros oficiales; las últimas listas de reyes saltaban desde Amenhotep III a Haremhab. Quedó sólo la mención del “herético de Akhenaton”. Sus reformas han sido objeto de muchas especulaciones. Veremos su importancia en el nacimiento de una nueva religión, la judía. En lugar de promocionar un único dios trascendente, Akhenaton resaltó la preeminencia de una singular fuerza de la naturaleza, la Luz como el único dios verdadero. Su religión no insistió mucho en el carácter ético de la misma, destacando ante todo su negación de todo lo antiguo. Fue una contra-religión, colocando lo malo y erróneo en lo antiguo, y el bien con la verdad en lo nuevo. En esto será antecesora indudable de la religión judía que vendrá años más tarde. Este monoteísmo (o bien henoteísmo acentuado) se distingue por su exclusividad revolucionario.

y por su carácter

No es fruto de la evolución de una religión anterior más primitiva,

como fue el caso del culto de Amón, que absorbió e hizo suyo el politeísmo anterior en

47


un monoteísmo que lo subsumía y lo superaba. No, el Atonismo fue revolucionario, rompiendo bruscamente con todas las tradiciones, y, además, persiguiéndolas. Es decir, esta nueva religión, como la posterior judía, no surgió evolutivamente como hemos dicho sino por revelación a un profeta. En este caso, revelación a Akhenatón, de manera que la nueva religión se definió tanto por sus afirmaciones positivas de sencillez y naturalidad como por su oposición al politeísmo, al culto de Amón y a los cultos a las imágenes. Los beneficios que se derivaban de Atón eran más bien materiales que éticos. Era el que creó la vida y todo lo existente, pero no era un dios compasivo con los hombres. En sus cantos no se registran expresiones como “el que escucha el llanto de los pobres” o “el que es compasivo con los enfermos” 66 que si se vieron en inscripciones dirigidas a Amón. Tampoco se ha recogido ninguna exhortación a los creyentes para que llevaran una vida justa y moral. En términos teológicos era un paso atrás a partir del intelectual progreso que había sido conseguido en la teología de Amón. Más importante, la impersonal naturaleza de su deidad dejó a Egipto sin un dios con quien relacionarse. Ésta, más que cualquier otra, parecen haber sido las razones por lo que las reformas no sobrevivieron a una generación.

…………………………….

GRAN HIMNO DE ATÓN

Adoración de Ra-Horajti67, que aparece en gloria en el horizonte, en su nombre de Shu que es Atón, ¡que vive por siempre!, el gran Atón viviente, que está en su jubileo, el Señor de todo lo que abarca el Disco, Señor del cielo, Señor de la tierra, Señor de la morada de Atón en Ajetatón68 (y adoración del) Rey del Alto y Bajo Egipto, que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras, Neferjeperura UaenRa 69, el Hijo de Ra que vive por Maat, el Señor de las coronas, Ajenatón, duradero en vida y [adoración] a

66

REDFORD. The Sun-disc, II,24; HANS BONNET, Reallexikon der ägyptischen Religiongeschichte (Berlin: W. de Gruyter, 1952), 66. 67 Las citas a Ra se encuentran en dos cartuchos, algo infrecuente para los nombres de los dioses. 68 “La capital de Egipto durante el reinado de Akhenatón. Es la actual Tell el-Amarna. 69 Era el nombre con el que se coronó el faraón: “Perfectas son las manifestaciones de Ra, el único que pertenece a Ra”.

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su bienamada gran Reina, la Señora de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Aton Nefertiti70, que viva plenamente en salud y juventud eternamente. El Visir, el Portaabanicos71 de la derecha del Rey, [Ay], dice: ¡Apareces resplandeciente en el horizonte del cielo, Oh Atón vivo, creador de la vida! Cuando amaneces en el horizonte oriental, Llenas todas las regiones con tu perfección. Eres hermoso, grande y brillante. Te elevas por encima de todas las tierras. Tus rayos abarcan las regiones Hasta el límite de cuanto has creado. Siendo Ra alcanzas sus límites72, y los dominas para este hijo bienamado por ti (Akhenatón). Por lejos que te encuentres, tus rayos siempre están sobre la tierra; Aunque se te vea, tus pasos se desconocen73. Cuando te ocultas por el horizonte occidental, La Tierra se oscurece como si llegara la muerte. Se duerme en los aposentos, con las cabezas cubiertas 74, y lo que un ojo hace no lo ve el otro. Aunque fueran robados sus bienes75, Que están bajo sus cabezas, Los hombres no se percatarían. Todos los leones salen de su guarida, todas las serpientes muerden, La oscuridad llega, la Tierra reposa en silencio, Cuando su Creador descansa en el horizonte. La Tierra se ilumina cuando te elevas por el horizonte, Cuando brillas, como Atón, durante el día. Cuando lanzas tus rayos, Las Dos Tierras lo festejan, (Los hombres) despiertan y se levantan sobre sus pies,

70

El nombre quiere decir “La completa perfección de Atón, la perfecta ha llegado”. El que portaba el flabelo, un abanico con mango largo. Aunque en principio el himno tenía que ser recitado por el rey, aquí se adapta para la tumba de Ay. 72 Aquí se hace un juego de palabras entre ra y r-a, que indican respectivamente el dos Ra y Límite. 73 Según KASTER se trata de una ignorancia del movimiento solar. Se aplica igualmente a otros Himnos como el de Amón-Ra. 74 Como protección del frío nocturno. 75 Por miedo a los robos, lo más preciado se guardaba por la noche bajo la cabeza, durante el sueño. 71

49


Porque tú los has despertado; Los cuerpos se purifican, se visten, Sus brazos adoran tu aparición, El país entero se pone a trabajar, Todos los animales pacen en sus pastos, Los árboles y las plantas brotan, Los pájaros vuelan más allá de sus nidos, Mientras sus alas desplegadas saludan tu ka. Todas las manadas brincan sobre sus patas, Lo que vuela y todo lo que se posa, Vive cuando te alzas por ellos. Los barcos se ponen en camino tanto hacia el norte como hacia el sur, Los senderos se abren cuando asciendes, Los peces del río saltan hacia tu rostro, Y tus rayos penetran hasta el centro del Gran Verde76. Tú, que haces que la semilla crezca en las mujeres, Que creas la semilla de las gentes, Que alimentas al hijo en el vientre de su madre, Que le apaciguas para calmar sus lágrimas, (Eres) la nodriza en el seno, El que da el aliento Y alimenta todo lo creado. Cuando surge del vientre a respirar, El día de su nacimiento, Abres su boca, Y provees sus necesidades. Cuando el polluelo pía en el huevo, en su cascarón, Dentro, le das el aliento que le hace vivir; Cuando tú le has completado, Rompe el cascarón Y sale del huevo, Para anunciar su terminación, Caminando sobre sus patas apenas ha salido de él. ¡Cuán numerosas son tus obras, aún cuando permanecen ocultas a la vista! ¡Oh Dios Único, inigualable! 76

Así se llamaba al Mar Mediterráneo.

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Creaste la Tierra según tu deseo, tú, solitario, A todos los hombres, el ganado y los rebaños; Cuanto existe en la tierra que anda sobre sus patas, Todo lo que hay en el cielo que vuela con sus alas, Las tierras de Jaru y Kush77, La tierra de Egipto. Pones a cada hombre en su lugar, Provees sus necesidades, Todo el mundo dispone de su comida, La duración de su vida está calculada, Sus lenguas difieren en el habla, Así como sus caracteres, Sus pieles son distintas, Porque tú diferenciaste a las gentes78. Creaste a Hapy en la Duat Y lo traes según tu deseo, Para alimentar a las gentes, Porque las creaste para ti mismo. Señor de todo, que se esfuerza por ellos, Señor de todas las tierras que brilla por ellas, Atón del día, grande en Majestad. Haces vivir a todas las tierras lejanas, Creaste un Hapy celeste que desciende por ellas, Que provoca olas sobre las montañas, como el Gran Verde, Para inundar sus campos y sus ciudades. ¡Cuán excelentes son tus designios, Oh Señor de la Eternidad! El Hapy que está en el cielo para los pueblos extranjeros Y para todas las criaturas de los países que caminan sobre sus patas, Para Egipto, el Hapy que sale de la Duat. Tus rayos alimentan los campos, Cuando brillas, viven, germinan por ti; Hiciste las estaciones para nutrir todo cuanto has creado, El invierno para enfriar, el calor para que te saboreen79. Creaste el cielo lejano para brillar en él, 77

Se refiere a Siria y Nubia. Una forma de expresar la universalidad del dios. También se considera en Himno de Amón-Ra del papiro Boulaq 17. 79 Indica a las estaciones “Peret” y “Shemu”. 78

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Para observar todo aquello que hiciste. Tú, solo, brillando, en tu manifestación de Atón viviente, Elevado, radiante, distante, cercano, Creaste millones de manifestaciones de ti mismo, Ciudades, pueblos, campos, el discurrir del río, Porque eres el Atón del día en las alturas. Discurres para dar la existencia a los seres que has creado, Estás sobre ellos y puedes ver su regocijo. Estás en mi corazón, No hay otro que te conozca, Sólo tu hijo Neferjeperura Uaenra, A quien has mostrado tus caminos y tu poder. (Los de) la Tierra vienen a la existencia de tu mano, como tú los creas; Cuando amaneces ellos viven, Y cuando te ocultas mueren. Tú eres, tú mismo, la duración de la vida; se vive por ti, Todos los ojos contemplan tu perfección hasta que te ocultas, Todos los trabajos cesan cuando descansas por Occidente, Y cuando amaneces haces que todo el mundo se mueva por el Rey. Cada pierna se mueve porque creaste la Tierra, Les haces surgir para tu hijo, que nació de tu cuerpo, El Rey que vive por Maat, el Señor de las Dos Tierras, Neferjeperura El Único que pertenece a Ra, El hijo de Ra que vive por Maat, Señor de las coronas, Ajenatón, duradera sea su vida, Y (la de) la Gran Reina a quien él ama, la Señora de las Dos Tierras, Nefer-neferu-Atón Nefertiti; que viva por siempre jamás.

Bibliografía: Los textos pueden encontrarse en: Sandman, Maj: Texts from the Time of Akhenaten. Bibliotheca Aegyptiaca, 8. Foundation Egyptologique Reine Elisabeth. Bruxelles 1938 (pp 93-96) y Davies, Norman de Garis: The Rock tombs of El Amarna, VI. Egypt Exploration Fund, N°18 (1908), pp 29-31 y pl. XXVII y XLI.

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CAPÍTULO III YAHVEH INTRODUCCIÓN Al enfocar esta parte del libro hay que esforzarse por mantener la mayor imparcialidad posible, pues intentar conocer qué parte del relato del Éxodo judío de Egipto responde a unos hechos históricos concretos es tarea ardua. E igual prevención hay que mostrar al conjeturar cómo pudo llegar a configurarse el pueblo de Israel durante ese período. La tentación en la que es más fácil caer es la de suponer implícitamente que los relatos mostrados en la Biblia responde a hechos reales, factuales. Y, en este supuesto, intentar buscar a partir de fuentes extrabíblicas qué apoyos históricos pueden darse a los mismos. Pero ésta no es la posición correcta; el libro sagrado es precisamente eso, sagrado, y su pretensión es el darnos una serie de enseñanzas de carácter religioso. Para ello puede utilizar hechos históricos no con la pretensión de escribir historia, sino de ilustrar dichas enseñanzas. En la Biblia se recogen muchas tradiciones de los pueblos semitas, no exclusivamente del pueblo judío, y también de otros pueblos del Oriente Medio y

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Egipto. Y cuando fueron puestas por escrito habían pasado siglos de los sucesos a los que se refieren.

Es inevitable pensar que esos recuerdos fueron modificados

involuntariamente, o también ex profeso, para que sirvieran de apoyo con el fin de iluminar las ideas que el escriba pretendía que llegaran al pueblo.

En el caso

concreto del Libro del Éxodo, está formado por la fusión de tres tradiciones, la Yahvista, más antigua y preponderante, llamada así por el nombre con que se refiere a Dios; la Eloísta, que utiliza el nombre del dios supremo cananeo El para referirse a la Deidad; y la Sacerdotal. Estas tradiciones están imbricadas, fusionadas algo artificialmente, con lo que no es extraño que aparezcan algunos anacronismos. Las partes más antiguas fueron redactadas probablemente ya en el siglo IX a.C, y las más modernas en los siglos VII y VI. Es decir, seiscientos a setecientos años después de los supuestos sucesos a los que se refieren.

Es fácil imaginarse hasta qué punto habrán podido modificarse unos

relatos transmitidos de boca a boca. Al considerar qué posibles confirmaciones históricas, ciertas o probables, podemos aportar a lo que cuentan los libros bíblicos sobre la huida de Egipto, procuraré comparar las citas del libro sagrado con las fuentes egipcias. Al tratarse de dos partes en conflicto, sus coincidencias hablarán muy a favor de la realidad histórica de lo que cuentan las Escrituras, no siendo únicamente mensajes religiosos. Aquí no queda más remedio que señalar que la figura central de la epopeya, el personaje de Moisés, no ha podido hasta el momento tener confirmación histórica. Pero lo chocante de esta situación es que, aunque no tuviera existencia real, su “memoria histórica”, es decir, las tradiciones que durante siglos han creído las leyendas en las que era el héroe principal, han condicionado muchísimo

el

pensamiento religioso de Occidente80. E incluso han existido en estas tradiciones dos formas de esta figura legendaria, el Moisés Hebreo y el Egipcio. transmitido a través de los escritos bíblicos.

El primero ha sido

El segundo, sólo conocido al ser

nombrado ya en forma tardía helenística por el sacerdote egipcio Manetón, en tiempos de Ptolomeo II, expresa una actitud hostil sobre su significado.

En estas referencias

se hablaba de un sacerdote renegado que había escapado conduciendo un pueblo de leprosos, algo muy distinto de un líder creador de una nueva religión. Habida cuenta de las analogías del judaísmo con la “herejía” de Akhenatón y la franca oposición a la religión oficial de Amón, se ha pensado que la figura de Moisés el Egipcio no sería, desde el punto de vista psicológico, sino representación de la memoria olvidada del faraón prohibido. Durante los años de reinado de Akhetanatón, 80

ASSMANN JAN. Moses the Egyptyan. Harvard University Press. 1998.

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la impresión y el impacto que supuso sobre la mentalidad de todos los egipcios, de clases noble y sacerdotal, y en el pueblo sencillo, fue enorme.

El que luego se

intentase borrar su recuerdo, destruir sus templos, suprimir su nombre en la lista de faraones no conseguiría otra cosa que pasar al nivel del inconsciente colectivo algo que como experiencia vital era insuprimible. No tiene, pues, nada de extraño, que volviera a la superficie de la consciencia egipcia con otro nombre, esta vez Moisés, también odiado, que, como siglos antes se expulsó al nombre del faraón de la lista de existentes, se buscase ahora también de “expulsar” a la nueva figura que lo representaba fuera de Egipto, a la cabeza de un grupo de maldecidos –leprosos-. De esta manera los dos relatos de los dos Moisés se convierten en los de dos memorias colectivas, una hebrea y otra egipcia, que adquieren realidad, no porque la tuvieran fácticamente en su comienzo, sino por su presencia en la mente de las generaciones posteriores, y por tanto actuantes sobre la historia. La memoria reprimida es fijada todavía más por esta represión; y al faltarle la consciente elaboración de la misma, se distorsiona y se transfiere a otros personajes y a otros tiempos.

Lo veremos

enseguida cuando recuerde algunos de los relatos que la tradición egipcia guardó sobre Moisés el Egipcio.

Todas las consejas y relatos transmitidos de boca en boca

por la sociedad egipcia revelan un conflicto religioso muy profundo; y eso sólo ocurrió en la historia egipcia en los tiempos de el-Amarna.

Es este conflicto amargo de

Akhenatón el que de siempre alimentó un odio inconsciente que, deformado, fue transferido a los asirios invasores, a los persas después y, finalmente, a los judíos. El odio a los invasores asirio y persa fue el mismo que conservaban de cuando la invasión de los Hiksos hacia el 1650 a. C, inmediatamente antes de la XVIII Dinastía. En palabras de ASSMANN81: “Mientras Moisés el Hebreo es la personificación de la confrontación y el antagonismo –Israel = verdad y Egipto = falsedad- Moisés el Egipcio puentea la oposición. En cierta forma encarna la inversión o al menos la revisión del mito del Éxodo. Moisés el Hebreo es el que libera de Egipto y, por consiguiente, el símbolo de la egiptofobia. El Moisés Hebreo de la Biblia ha guardado una imagen de Egipto viva en la tradición de Occidente que era profundamente antitética a los ideales occidentales, la imagen de Egipto como la tierra del despotismo, orgullo, magia, cultos groseros e idolatría. Mientras el bíblico Moisés personifica la distinción mosaica (verdad/falsedad), Moisés el Egipcio encarna su mediación”.

Son dos memorias que se complementan, cada una recuerda lo que la

otra ha olvidado.

81

ib., pag. 24.

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El relato bíblico marca una clara distinción entre el pueblo judío y los demás, entre lo “verdadero” y lo “falso”. Supuso la aparición de la identidad judía. Los demás serán paganos, bárbaros o gentiles. La figura del liberador, la huida de Egipto y la misma ley, independiente de su exacta realidad histórica, terminarán convirtiéndose en símbolos constitutivos de un pueblo y de una religión. Es el mito lo que se recuerda, y cada cual es lo que recuerda; la memoria configura a los individuos y a los pueblos.

Las leyendas de origen egipcio 1.- El escritor del siglo primero Flavius Josefo, en su obra Contra Apionem, hace un extracto del relato que dejó registrado Manetón, sacerdote del siglo III a. C. Fue el mismo sacerdote que, en los tiempos de Ptolomeo II, escribió una Historia de Egipto por encargo del faraón. Los personajes que indica el relato son ficticios: El faraón Amenofis deseaba ver a los dioses, y el sabio Amenofis, hijo de Hapu, le indicó que podría verlos si limpiaba la tierra de leprosos. Entonces el monarca envió a todos estos enfermos acompañados de sacerdotes a las canteras en el desierto oriental. Pero el sabio predijo un castigo divino por este tratamiento inhumano. El caso es que los leprosos recibieron ayuda externa, conquistaron Egipto y reinaron durante treinta años. Los leprosos se establecieron en Avaris, la antigua capital de los Hicsos y escogieron a un sacerdote heliopolitano llamado Osarsiph como su dirigente82. Él formuló para ellos unas leyes basadas en el principio de inversión normativa, mandando todo lo que Egipto prohibía y prohibiendo todo los que Egipto prescribía. Y el primer mandamiento sería no adorar a los dioses ni cuidarse de sus sagrados animales, ni abstenerse del alimento prohibido83. El segundo mandamiento es típico de lo que MARY DOUGLAS llama un “enclave cultural”: la cultura de una minoría amenazada que desarrolla una multitud de leyes con el fin de sobrevivir a la cultura mayoritaria 84. No olvidemos, sin embargo, que en tiempos de Akhenatón su capital fue en cierto modo aislada, formando un enclave religioso; pero existe igualmente la posibilidad que se cerrara por miedo al contagio de las epidemias que se desencadenaron por entonces, y que luego fueron recogidas como plagas en el relato del Éxodo. Esta versión es un caso típico de distorsión de la realidad, para volverla en contra del adversario, una contra-historia, que Manetón tomó prestada de cuentos 82

El que Moisés estuviera versado en los “misterios egipcios” fue una concepción aceptada comúnmente. En el discurso de S. Esteban antes de su martirio expuso que “Moisés estaba muy versado en toda la sabiduría de los egipcios”. También Filón de Alejandría en el siglo I afirmaba que Moisés era un iniciado en la filosofía de Egipto. 83 Tomado del libro de ASSMANN, Moses the Egyptian, pg. 44. 84 MARY DOUGLAS. In the Wilderness: The Doctrine of Defilement in de Book of Numbers. Sheffield Academic Press, 1993.

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varios sobre el mismo tema, en alguno de los cuales llamaban al sacerdote dirigente también Moisés. 2.- Hay otra versión de estas “historias” contadas del lado egipcio, todavía más antigua, relatada por Hecateo de Abdera, que emigró a Egipto hacia el año 320 a. C. En ella cuenta que Egipto estaba pasando por una dolorosa etapa pues una plaga lo devastaba.

Los egipcios lo interpretaron como un castigo de los dioses por la

presencia de extraños en el país y por la introducción de ritos y costumbres ajenas. Por todo ello, esos extranjeros fueron expulsados. Algunos de estos expulsados, bajo la dirección de Cadmos y Dánaos colonizaron Grecia, mientras otros, bajo la dirección de Moisés colonizarían Palestina85. Moisés prohibió hacer imágenes86. 3.- Otro polémico relato se debe a Lisímaco, escrito en el siglo II a. C. Cuenta que el hambre se extendió por Egipto en tiempos del rey Bocchoris. Un oráculo ordenó al rey que limpiara los templos de la impureza de los pueblos impíos que se habían asentado allí (una referencia a los judíos leprosos que se habían refugiado en ellos). Bocchoris ordenó ahogar a parte de los enfermos y el resto los expulsó al desierto. Los desterrados se agruparon alrededor de un tal Moisés, que los condujo fuera del país y les ordenó no pensar bien de nadie y destruir cualquier templo o altar de los dioses. 4.- Hay otra curiosa variante en la obra Historicae Philippicae

de Pompeyo

Trago, en el siglo I a.C. Cuenta que el culto instituido en Jerusalén al llegar los judíos era “arte sacra Aegyptia”.

Que cuando dejó Egipto, Moisés se llevó los objetos

sagrados del templo. Al intentar rescatarlos, los egipcios se vieron obligados por el desencadenamiento de tormentas a volver a casa. Por consiguiente, el culto fundado en Jerusalén debía ser el de estos objetos sacros, una religión trasladada.

E insiste

en que el motivo de la expulsión fue de carácter higiénico, para que no contagiaran a la población.

Esta preocupación parece que también existió en el libro bíblico, en

cuanto Moisés dio gran importancia a la lepra y a su tratamiento. Finalmente, en los siglos I-II, Tácito resumiría el carácter de la religión judía con el término “inversión de la normativa”: “Los judíos consideran que cualquier cosa que nosotros estimemos sagrada sea profana y permiten que lo que para nosotros está prohibido esté permitido. En sus templos sacrifican un cordero para ridiculizar al dios Amón”. En fin, creo que queda clara la existencia en el mundo antiguo de una madeja de tradiciones confusas donde recogían episodios muy mal recordados, mezclando 85

La legendaria emigración de los dánaos tuvo lugar durante las invasiones del “los pueblos del mar”, dando origen al Mito de las Danaides y los Hijos de Egipto, alrededor del 1200 a.C. 86 STERN, Greek and Latin Authors, vol. 1, no. 11, 20-44.

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nombres, alterando fechas, atribuyendo sucesos a quienes nada tuvieran que ver con ellos. Pero, viéndolo desde el punto de vista psicológico, todas ellas son expresiones del inconsciente colectivo, de situaciones vividas y olvidadas de epidemias y conflictos religiosos surgidos dramáticamente en tiempos lejanos de la invasión de los Hicsos y de la revolución religiosa de Akhenatón. En el año 1939, Sigmund Freud tuvo un acercamiento distinto a la figura de Moisés, estudiando su leyenda desde el punto de vista psicoanalítico. Lo expuso en su obra Moisés y el Monoteísmo. Comenta el relato mítico de que después de su nacimiento fuera lanzado a las aguas en una cesta de donde sería recogido y salvado. Generalmente, en las leyendas, el “niño-héroe” es de clase real y es recogido por una familia humilde.

En el caso de Moisés el mito es forzado para que pueda ser con el

tiempo el héroe hebreo: lo presenta la leyenda como de origen humilde y quien lo recoge es la familia real, quien le cuida y le da la formación adecuada para poder ser el dirigente de su pueblo de origen. Éste es el arreglo mítico, pero sí Moisés fue una persona real, y hay que pensarlo para poder explicar el origen de la Ley que implantaría y la creación de un nuevo pueblo, es necesario inclinarse a aceptar su origen egipcio, así como que era un perfecto conocedor de la religión egipcia. Su nombre significa en egipcio niño, nacido.

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CAPÍTULO IV. EL ÉXODO

Las dos tradiciones principales que conviven en el Éxodo nos indican la posibilidad de al menos dos salidas de Egipto, en fechas muy diferentes, como se indicará más adelante. Pero si existieron dos expulsiones, antes tuvieron lugar dos llegadas. Con este planteamiento plantearé el estudio de algunas fuentes bíblicas y de la historia egipcia que puedan apoyar la historicidad del Éxodo.

En una segunda

parte me ocuparé del nacimiento de la Torá –la Ley- y, con ella, del pueblo de Israel.

PRIMER ÉXODO Llegada a Egipto de emigrantes cananeos Fuentes bíblicas. Las relaciones de Palestina con Egipto siempre fueron muy fluidas por su contigüidad, a pesar de la zona desértica que los separa. Y la riqueza del país del Nilo

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fue un atractivo a veces irresistible en épocas de hambrunas, relativamente frecuentes en la primera mitad del segundo milenio a.C. A este período se refiere el relato del final del Génesis, el que habla de la vida de José. Aquí no es posible aceptar la veracidad histórica de los personajes, pero sí suponer que su narración ilustra los movimientos poblacionales de la época. En esta “historia de José” se cuenta el hambre que acaeció en Oriente Medio hacia el 1800 a.C. Veamos algunas citas: “Viendo Jacob que había trigo en Egipto, dijo a sus hijos: «¿Qué estáis ahí mirándoos unos a otros? He oído decir que en Egipto hay trigo. Bajad, pues, allá para comprárnoslo, y vivamos y no muramos». Génesis, XLII, 1. “Pero el hambre era ya muy grande en la tierra, y cuando acabaron de comer las provisiones que habían traído de Egipto, les dijo su padre: «Volved a comprarnos algo que comer». Génesis, XLIII,1

“…Jacob se encaminó a Egipto con toda su familia. Llevó con él a Egipto a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijas; toda su familia entró con él en Egipto”. Génesis, XLVI, 6-7.

“Habitó Israel en la tierra de Egipto, en la región de Gosén 87, y adquirieron allí posesiones, creciendo y multiplicándose grandemente”. Génesis, XLVII, 27.

“Los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en número y muy poderosos, y llenaban aquella tierra”. Éxodo, I, 7. De todas estas citas bíblicas se deduce la existencia de un período de necesidades que afectó a todo Oriente Medio y que obligo a muchas gentes de la región de Canaán a buscar pan y trabajo en Egipto. 87

En la región oriental del delta del Nilo.

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No hay que inferir


necesariamente de estas citas que en aquellos lejanos tiempos (siglo XVIII a. C) estuviese constituido ya el pueblo de Israel. Éste, como veremos más adelante, no se configuró como tal hasta el 2º Éxodo. Los textos del libro sagrado, escritos siglos después, cuando el pueblo estaba ya constituido como tal alrededor de su Ley, crearon una “prehistoria” que “explicara” sus creencias y su pacto con Yahveh; para ello echaron mano de todas las tradiciones de las tribus semitas emigradas de Oriente, acogiendo muchos aspectos de la mitología mesopotámica. Otro aspecto que queda medianamente claro es que esta población cananea venida a Egipto proliferó de forma extraordinaria. Pues bien, teniendo todo esto en cuenta, una situación semejante a la así presentada tuvo lugar, teniendo en cuenta fuentes históricas procedentes de Egipto, cuando la invasión de los Hicsos.

La invasión de los Hicsos Tuvo lugar en uno de los períodos de máxima decadencia de los egipcios, durante el Segundo Período Intermedio.

El país se fragmentó y aparecieron dos

Dinastías reinantes simultáneas (Las XIII y XIV) con poder muy limitado y con reyes insignificantes. La documentación egipcia es pobre, propia de una época de decadencia, pero se ve complementada por la documentación aportada por la Biblia.

Se trata aquí de

considerar unos sucesos contados por las dos partes en conflicto y con intereses encontrados. En el siglo I Josefo (Contra Ap. I, 14. 75 ss) toma de Manetón una tradición que ha servido de base a toda la historiografía moderna. Dice así: “…por causas que no conozco, una tempestad de dios nos fulminó, e inesperadamente, desde los países de Oriente, invasores de razas desconocidas marcharon confiados en la victoria contra nuestro país, se apoderaron de él a la fuerza sin descargar un golpe; y después de dominar a los gobernadores del país, incendiaron nuestras ciudades sin piedad, derribaron los templos, y trataron a los indígenas con cruel hostilidad, asesinando a unos y esclavizando a las mujeres y niños de otros. Finalmente nombraron rey a uno de ellos cuyo nombre es Salitis. Tuvo su sede en Menfis, imponiendo tributo sobre el Alto y Bajo Egipto, y dejando siempre guarniciones detrás, en las posiciones más ventajosas. Sobre todo fortificó el distrito oriental, previendo que los asirios, como se hacían más fuertes, un día ambicionarían y atacarían su reino. En el nomo (Sethroita) encontraron una ciudad muy favorablemente situada al este de la rama bubastita del Nilo, llamada Ávaris, según una antigua tradición

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religiosa. Éste lugar se reconstruyó y fortificó con muros macizos poniendo allí una guarnición de 240.000 hombres armados para guardar la frontera. Aquí venía en verano para entrenarlos en maniobras y para aterrorizar a las tribus extranjeras…su raza en conjunto se llamaba hicsos, esto es, reyes pastores” Probablemente, la idea que subyace en esta versión es una invasión al estilo asirio. El nombre que se les da (Hicsos) ha sido interpretado como que se trata en realidad de hk3w-s-3sw, “reyes de los pastores” por E. Meyer, pero Grifith dio la versión aceptada por los historiadores modernos como hk3-hswt, “reyes de los países extranjeros”, expresión corriente en el Egipto antiguo para designar a los jeques de los beduinos y que incluso en el Reino Nuevo se empleó para dirigirse a los cabecillas asiáticos. La onomástica no ayuda mucho. Algunos nombres apuntan a un origen cananeo. Otros llevan nombres egipcios. La presencia de asiáticos en el Delta oriental fue un fenómeno que se produjo en todas las épocas: tuvo especial incidencia a fines del Reino Antiguo tal y como lo presentan las Admoniciones de Ipuwer (si es que el texto puede fecharse en esa época) y se ve aparecer asiáticos en Beni Hassan, donde se asentaron 37 asiáticos del jeque Abiesh en tiempos de Sesostris II (1897-1878 a. C., Dinastía XII). La abundancia de asiáticos en El Fayum no ofrece duda desde que se estudió el Papiro de Brooklin. La arqueología ha demostrado que en la zona oriental del Delta era normal y corriente el comercio con Palestina y Fenicia, y tal vez el asentamiento de estos asiáticos en estas tierras fueron un hecho natural, aprovechando la debilidad egipcia o incluso el permiso oficial que pudieron tener para asentarse en mayor número en estos momentos.

Causas Estas gentes ya habían anteriormente causado conflictos. Desde el año 2000 a. C ya se estaba produciendo el movimiento. En principio, pues, se puede hablar de lenta penetración hicsa, no invasión, coincidente con los movimientos de pueblos del Oriente

Próximo

desde

fines del III milenio, como

amorritas

e

hititas. Los hicsos de Manetón

eran

un

grupo de nómadas, no un Estado.

Parece

que esta penetración

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fue pacífica durante el Reino Medio y los comienzos del 2º Período Intermedio. Podría tratarse de gentes que buscaban trabajo y subsistencia, procedentes de Canaán, que huían de la miseria o incluso eran vendidas por sus jeques a cambio de bienes egipcios.

Fuentes Posiblemente los hicsos fueran semitas mezclados con indoeuropeos. Para Flavio Josefo (que escribió 1600 años después) eran israelitas, algo erróneo evidentemente pues el pueblo judío todavía no se había constituido como tal. Otras fuentes son Manetón, “La Estela del año 400” o de la restauración, mandada erigir cuatrocientos años más tarde por Ramsés II, El Papiro Sellier, El Papiro de Turín, La Tableta Carnavon y La estela de Kamose, además de Inscripciones de la reina Hartshepsut y el faraón Merem-Ptah, Las excavaciones, tanto en Tell-el-Daba como en Palestina y Los escarabeos con nombres hicsos de Palestina, Egipto y Nubia.

Fenómenos relacionados con los hicsos El fenómeno de la toma del poder en parte de Egipto por los hicsos se ha puesto también en relación con la expansión hurrita (Mitanni), aunque no hay dato alguno que permita esta afirmación y todo lo más que se puede suponer es que el asentamiento de los hurritas en Siria y Canaán a mediados del siglo XVII pudo favorecer la emigración pacífica tradicional de elementos cananeos hacia Egipto, pero en ningún caso una invasión organizada de combatientes con carros de guerra. Esta penetración se inició ya durante el reinado de Amenemes III (1843-1797), de la Dinastía XII, aumentando con la debilidad de la Dinastía XIII, probablemente a la que hace referencia el relato de José. Pues bien, tras una inmigración lenta y progresiva, fue en esta época cuando debió producirse la ocupación por los hicsos de la ciudad que se convertiría en su capital, Ávaris, al este del Delta, la actual Tell el-Daba. Hay un documento, la Estela del año 400, que informa sobre esto. En ella se conmemora la fundación del Templo de Set en Ávaris. Se sabe que la instauración del culto de Set en el Delta de debió a los hicsos. Se sabe también que la estela fue

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grabada en tiempos de Ramsés II, y que copiaba un texto que se remontaba al reinado de Horemheb (1333-1305). De ello se deduce que la ocupación tendría lugar a partir de 1730. En aquellos tiempos no había reaparecido el poder de la aristocracia feudalizante. Los nomos estaban en manos de oficiales del Estado, y la administración se mantenía intacta. Pero el Estado se estaba descomponiendo en el Delta, siendo sustituido por ciudades-estado que formarían la Dinastía XIV, con Capital en Xois, a las que luego se añadirían los hicsos. Éstos, de origen asiático, fueron acrecentando su poder, se aceleró la decadencia dinástica, de forma que el rey Iy era ya vasallo de los hicsos88. Durante el reinado de Tutimeo, cuenta Manetón, los hicsos ocuparon Menfis y, quizá, Ittauy, que fue abandonada y desapareció. Esta fecha, 1644 a. C., es la de la toma definitiva del poder por los hicsos que fundaron la Dinastía XV. Los últimos monarcas de la Dinastía XIII quedaron como insignificantes reyezuelos tributarios de los hicsos, que siguieron reinando en el Alto Egipto hasta alrededor de 1633. La Dinastía XIV se mantendría en el poder en Xois hasta1645 como vasalla de los hicsos, hasta que fueron sustituidos por jefes asiáticos. En Tebas gobernaba la Dinastía XVII, sometida a la Dinastía de los hicsos.

Importancia de los hicsos Históricamente, los hicsos demostraron la fuerza de la cultura egipcia, que fue capaz de asimilarlos, pero también su debilidad. Su invasión demostraba la fragilidad de la frontera oriental, que en el Reino Nuevo sería consolidada creándose numerosos puntos defensivos. Pero, tal vez, su mayor aportación a Egipto fue la apertura de este país a las corrientes ideológicas externas, a nuevas corrientes de opinión y nuevas ideas que circulaban desde hacía tiempo. Por ello florecieron en esta época las artes y las letras, de las que son ejemplo los numerosos papiros que se han conservado, sobre todo de carácter científico. También aportaron la extensión del uso del bronce y, sobre todo, introdujeron novedades en el arte bélico, como el carro de guerra, la armadura de escamas, el arco compuesto, el hacha de tubo para enmangarla, los cascos de cuero y los alfanjes. Los arreos de caballo se atestiguan por primera vez con el tebano Kamosis aunque el animal era ya conocido y criado anteriormente en el valle. 88

Exodo, I, 7: Los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, llegando a ser muchos en número y muy poderosos, y llenaban aquella tierra.

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Gobernaron los hicsos con dureza e impusieron impuestos a los reyezuelos del sur. Pero mantuvieron a los administradores indígenas, una muestra de cordura. La vida cotidiana siguió poco más o menos igual. Los hicsos se constituyeron como una aristocracia superpuesta a la sociedad egipcia. Adoptaron en muchos puntos las costumbres de los egipcios, construyendo algunos monumentos y haciéndose construir estatuas. Aparecieron los escarabeos en forma de amuletos. Se hicieron copias de obras famosas, como el célebre Papiro matemático Rhind. Adoptaron el protocolo faraónico. Pero para los egipcios no fueron nunca faraones sino jefes extranjeros; así lo indica el Canón real de Turín, que los enumera como jefes de país extranjero.

Las Dinastías XV y XVI Los reyes hicsos más importantes constituyeron una dinastía, conocida como la de los Grandes hicsos, que es la Dinastía XV de Manetón.

La formaron 6 reyes que

gobernaron durante 108 años, según se deduce del Papiro de Turín (1644-1537). Sus nombres fueron Salitis, Sheshi, Yakob-her, Jian, Apopis I y Apopis II.

Si se

observan sus nombres se verá que el tercero y el cuarto corresponden a los nombres típicamente cananeos Jacob y Juan. Existieron también otros jefes hicsos llamados los Pequeños hicsos, de los que conocemos los nombres sobre todo por los escarabeos procedentes de la zona del Delta y que eran vasallos de los primeros, pero nada sabemos de ellos; fueron agrupados por Manetón en la Dinastía XVI (1645-1537); quizá terminarían sustituyendo a los reyezuelos de la Dinastía XIV. Hicieron los Hicsos una de sus divinidades al denostado Seth, equiparado a Baal, al que adoraban junto a Anat. Se sabe poco de los primeros reyes de la D. XV. El fundador fue Salitis, contemporáneo de Tutimeo de la D. XIII. Salitis y su sucesor Jacob-her ejercieron su soberanía sobre el Alto Egipto, manteniendo en vasallaje a los últimos reyes de la D. XIII y a los primeros de la D. XVII, aliándose con alguno de los reinos independientes que se habían formado en Nubia. El tercer rey ya bien conocido fue Jyan. Se han encontrado monumentos a su nombre en El Alto y el Bajo Egipto, también en Palestina, en Cnoso (Creta), en Anatolia (Hattusa) y en Bagdad. Debió ser muy poderoso, con relaciones comerciales internacionales.

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Fue el primer rey hicso del que conocemos su protocolo faraónico completo, con un pronombre solar. Su poder llegó hasta el Alto Egipto pero no a Nubia. El sucesor de Juan fue Apofis I, que reino más de cuarenta años, manteniendo buena relación con sus vasallos de la D. XVII tebana. Este rey desarrolló muchas relaciones comerciales con el exterior, como lo demuestra el hallazgo de un magnífico vaso de mármol inscrito con su nombre en Almuñécar, que llegaría aquí tal vez a través de los fenicios. En sus últimos tiempos de reinado empezaron las hostilidades con los reyes tebanos. ………………………….. A la vista de lo expuesto, queda clara la coincidencia de las citas bíblicas con lo que históricamente sabemos sobre la invasión de los hicsos.

La Biblia recoge

recuerdos muy antiguos e identifica a los israelitas con los pueblos cananeos, algo que es un anacronismo, ya que el pueblo de Israel se constituiría como tal durante el 2º Éxodo. Los pueblos cananeos eran un conglomerado de tribus, muchas de ellas de procedencia oriental, que hablaban lenguas semitas.

La primera expulsión En el Libro del Éxodo, XII, 37-38 se indica que: “Partieron los hijos de Israel de Rameses para Sucot en número de unos seiscientos mil infantes, sin contar los niños. Subía, además, con ellos una gran muchedumbre de toda suerte de gentes, y muchas ovejas y bueyes y muy gran número de animales”. En el mismo Libro, XII, 40: “La estancia de los hijos de Israel en Egipto duró cuatrocientos treinta años”. Al considerar detenidamente ambos textos llaman la atención varios puntos: - El número de personas que emigraron es enorme, incluso aunque se haya exagerado algo las cifras. No eran un grupo de refugiados, sino una nación entera la que huía perseguida por los egipcios, llevándose todos los bienes móviles. Ello sólo puede explicarse pensando que esa multitud eran todos los pobladores del este de Delta, especialmente los que habitaban la ciudad de Ávaris, capital de los hicsos. Cuando indique un poco más abajo el final de estos en Egipto se verá que es una situación perfectamente comprensible.

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- En estas citas bíblicas se confunden sucesos de ambos Éxodos.

Si

aceptamos que esta multitud de gentes huyó como término de la época hicsa, entonces la ciudad de Rameses no existía todavía, ya que fue construida

mucho

tiempo después por Ramsés II junto a las ruinas de Ávaris. - La cita de cap. XII, 40, la que indica que la instancia del pueblo de Israel en Egipto fue de cuatrocientos treinta años, en realidad lo que muestra es el espacio de tiempo que pasó entre una expulsión y otra. En la segunda, alrededor del 1250 a. C, sí que existía ya la ciudad de Rameses. - Una multitud tal como la indicada en modo alguno podría dirigirse hacia el interior de la Península del Sinaí, totalmente desierta. En la imagen adjunta, una fotografía actual de la parte oriental del Delta (donde se encontraba Ávaris) y de la parte norte de la Península del Sinaí, se puede apreciar claramente que sólo tenían un camino posible: el directo a Canaán, bordeando el Mediterráneo. Además, era como volver a su casa, a donde vivía su pueblo, el reino restante del faraón Juan (Jyan). - Existió, en efecto, una persecución por el faraón de Egipto, pero éste no murió. No consta en la historia que ningún faraón muriera ahogado. A continuación mostraré, al explicar la expulsión de los hicsos, quien fue este faraón y hasta donde llevó su persecución.

La Dinastía XVII tebana y la guerra de liberación. Poco antes de 1630 se había organizado en Tebas un pequeño reino, regido por esta Dinastía. La forman 15 reyes que gobernaron durante 80 años. Sucedió a la D. XIII. Tenían pocos recursos, pero restauraron monumentos antiguos y consiguieron un renacimiento artístico. Eran vasallos de los hicsos y antecesores de la D. XVIII. Se hicieron enterrar en la zona oeste de Tebas, en la necrópolis de Dra Abu´l-Naga, en pequeñas pirámides de adobe. Durante el reinado de uno de sus reyes, Taa II el Bravo, nos cuenta el Papiro Sallier I que estalló la guerra entre Tebas y los hicsos. Es

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una versión muy peregrina, pues cuenta que las hostilidades surgieron al protestar el rey hicso Apofis I ante Taa II por el mantenimiento en Tebas de la costumbre ceremonial del arponeo ritual del hipopótamo, animal considerado sagrado para los adoradores de Set, dios preferido de los hicsos. Taa consiguió expulsar a los hicsos del Alto Egipto, estableciendo el frente en Cusas, al norte de Asiut. Pero Taa murió en el combate.

La guerra de Kamose contra los hicsos La figura de Kamose, último rey de la D. XVII tebana, adquiere un perfil más individualizado gracias a los descubrimientos de los años 50 del siglo XX d. C, que permiten hacer algunas consideraciones que aclaran la historia de Egipto en los umbrales del Reino Nuevo. Se le cita en las estelas de Karnak y en la Tablilla de Carnavon nº 1, donde se narra el comienzo de su guerra contra los hicsos y su lucha contra el rey de este pueblo, Apofis.

Pertenece a la misma familia que sus dos

predecesores y de sus sucesores, de modo que lo que llamamos D. XVIII comienza propiamente con los últimos reyes de la Dinastía XVII. TAO I tomó como esposa real a Tetisheri, de origen no real, y de este matrimonio nació Ahhotep, hermana y esposa de TAO II, que a su vez, probablemente fueron padres de KAMOSE, AHMOSIS y de la esposa de éste, Nefertari.

Queda así constituida una verdadera dinastía y con ellos

se ve como se generaliza la costumbre de los matrimonios consanguíneos en la familia real, lo cual, según todas las interpretaciones, tenía un significado religioso. Poco se sabe de la estructura del reino tebano de la D. XVII. La Estela de Kamose especifica que el reino se extendía desde Elefantina hasta Kusae (Al-Qusiya), lo que confirma el testimonio de los monumentos. Probablemente la frontera norte osciló según las épocas. La administración del reino debió ser una continuación de la del Reino Medio. Durante este período Nubia quedó fuera del dominio egipcio, por lo menos al final. La retirada de las guarniciones egipcias al comienzo del período propició que Kush fuera ocupada por gentes del sur, pero es curioso que la cultura egipcia siguiera afirmándose en Nubia.

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Su

hijo

Kamose

decidió

continuar las hostilidades, en contra de la opinión de sus cortesanos. Nos lo cuenta la Tableta Carnarvon y dos estelas situadas por el propio rey en Karnak en el año 3 de su reinado. Reforzó su ejército con mercenarios

nubios.

Empezó

atacando a los hicsos en Nefrusi, cerca de Beni Hasan. Luego arrasó el reino de Kush en Nubia cubrirse

las

continuación

para

espaldas. atacó

y

venció

A a

Apofis, llegando a sitiar a Ávaris y asolar la región. Hizo fracasar una posible alianza entre Apofis y el rey de Kush. Pero Kamose murió muy pronto

dejando

el

trono

a

su

hermano Ahmosis de sólo 10 años de edad. El límite del reino se encontraba ahora en la zona de Fayum.

Ahmosis y la expulsión de los hicsos. Los dos últimos reyes hicsos de la Dinastía XV, Apofis II y Jamudy fueron contemporáneos de Ahmosis(1552-1527). Éste reemprendió la guerra en el año 11 de su reinado, expulsándolos de Egipto, no sólo a Jamudy, sino también a Apofis III, último rey de la D. XVI de los Pequeños hicsos. Las operaciones no terminaron en el Delta sino que Ahmosis los persiguió hasta Palestina, asediándolos en Sharuhen89 y tomando la plaza tras un asedio de 3 años (según testimonio dejado por un oficial llamado Ahmosis en su tumba de El-Kab). El rey Ahmosis sería el creador de la D. XVIII. Los tiempos del dominio asiático quedaron siempre en el recuerdo de los Egipcios, y su expulsión provocó una oleada de entusiasmo. Se creó una leyenda negra que transmitiría ese odio a los asiáticos en general y, finalmente, a los judíos.

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Esta ciudad, situada en el desierto de Neguev, es citada en Josue, 19,1 entre las ciudades que le correspondían a la tribu de Simeón.

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SEGUNDO ÉXODO Nueva llegada de cananeos a Egipto Después de los hicsos se llevó a cabo una reunificación de Egipto con la que se inició el Reino Nuevo, aunque ya nada volvió a ser como antes. Mientras que en el Delta continuaba la influencia asiática, a pesar de la caída de la monarquía hicsa, en el sur aumentó la penetración de elementos nubios, que actuarán como mercenarios de los reyes del Reino Nuevo y a la larga terminarán por sustituirlos. Este Reino Nuevo de la Dinastía XVIII supuso el inicio de la

expansión

territorial de Egipto en Oriente Medio y Nubia. Este poderío fue en claro aumento hasta Amenofis III.

La revolución religiosa de Akhenatón supuso un estancamiento

en este proceso, tal vez también propiciado por las epidemias que tuvieron lugar en ese período. Esta política exterior se renovaría con la Dinastía XIX, llegando con Ramsés II a otro momento de gran intervención en la política exterior.

Estas dos

Dinastías también llevaron una gran actividad constructora, por lo que se vieron impulsados a importar por la fuerza a gentes de pueblos vencidos, especialmente de Canaán. Se sabe con certeza que lo hizo Amenofis III y que Ramsés II deportó a 70.000 cananeos para construir su ciudad Rameses. Las condiciones de trabajo fueron muy duras, con lo que está de acuerdo con lo que afirma la Biblia de que vivían como esclavos. La salida probablemente ocurrió a finales del reinado de Ramsés II o en el de su hijo Meneptah En todo caso, en el siglo XIII a. C.

Ahora bien, ahora ya no se

trataba de grandes masas de población que justificaban la intervención personal de un faraón, sino de grupos que, como en ocasiones anteriores, escapaban hacia el desierto oriental para librarse de sus duros trabajos. Lo más probable es que fueron muchos grupos aislados.

También es posible que se reagruparan una vez

escapados. Nadie lo puede saber con seguridad.

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Además, esos grupos que se formaron tampoco tenían porque ser de una etnia común, sólo tendrían de común su triste situación. En el relato bíblico se mezclan muchos recuerdos, enlazados de forma adecuada para que sirvieran para ejemplarizar el mensaje religioso.

Aquí se podrían

incluir las plagas que indudablemente hablan de sucesos acaecidos siglos antes. Lo que creó al pueblo de Israel como tal fue la promulgación de la Ley (la Torá).

Aunque más adelante

insistiré más específicamente sobre este tema, es esta característica la que ha condicionado toda la historia del pueblo judío hasta la actualidad. Pero dejemos este tan importante aspecto para darle luego la dedicación que merece. Imperio Egipcio. Din. XVIII y XIX Dice el Éxodo que salieron de Egipto a partir de Rameses, lo que no es nada extraño ya que muchos trabajadores deportados estaban en esta ciudad. Pero, ¿a dónde podían ir? La vuelta a Canaán no era posible, ya que estaba ocupada totalmente por Egipto; no les quedaba más remedio que internarse en la Península, pero ello ya indica que no podría ser una población muy numerosa. Observando la fotografía aérea de la Península del Sinaí que se ha indicado anteriormente, es fácil ver que el único camino posible era bordeando la costa de la Península del Sinaí hacia el sur. A partir de ahora habrá que ser más prudente en la consideración del resto del camino del Éxodo. No hay apoyos arqueológicos y sólo unos pocos geográficos y echar mano de una buena dosis de sentido común.

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El libro Bíblico del Éxodo registra 50 lugares diferentes en todo el trayecto que siguieron los huidos desde Egipto hasta el río Jordán, y sólo conocemos tres con seguridad: Rameses (Goshen), Ezion-Geber (la moderna Elat, norte del golfo de Acaba) y el Monte Nemo: el principio, el punto medio y el final del viaje. No podemos conocer la localización de lugares desérticos como: Monte Sinaí, Desierto del Sinaí, Kadesh Barnea, Desierto de Zin, Desierto de Parán. Estos lugares están relacionados entre sí, pero no sabemos con certeza dónde están. Hasta el momento hay unas 15 localizaciones posibles para el Monte Sinaí. Algo más seguros podemos estar sobre la localización del desierto de Madian, pues la Biblia lo cita como el sitio en el que se asentó Ismael, el hijo de Abraham; pero ello no indica certeza. Una hipótesis plausible del trayecto se indica en el siguiente foto.

Vamos a seguir algunas indicaciones del relato del Éxodo para imaginarnos por donde tuvo lugar el cruce del Mar Rojo. Un lugar que parezca posible y hasta lógico y mejor si sigue el relato bíblico. La hipótesis de los Lagos Amargos es innecesaria, porque se podían rodear, aparte de que su poca profundidad no aboga a que hubiera peligro de ahogarse. Por otra parte, nunca han recibido estas zonas lacustres de agua dulce el nombre de Mar Rojo. Vamos a seguir suponiendo. Se lee en Exodo XIII,18: “Hízole Yahvéh rodear por el camino del desierto, hacia el Mar Rojo ”.

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Como se ha indicado, los

huidos no


podían seguir el camino de Canaán, ya que ésta formaba parte de Egipto desde que la conquistó Tutmosis III. El Golfo de Acaba es una buena opción para el cruce del Mar Rojo. Cuando el Pentateuco habla de él lo considera como el Mar Rojo (Éxodo XXIII, 31, Números, XXI, 4; Deuteronomio, II,1; Jueces, XI, 16; 1 Reyes IX, 26). Sólo en el Éxodo X, 19 se refiere al Golfo de Suez, pero quizá en este caso haga referencia al primer Éxodo. El cruce del Mar Rojo evitaba totalmente la posibilidad de que les alcanzaran las patrullas egipcias; ello sólo podía ocurrir si lo que atravesaron fue el golfo de Acaba. Ninguno de los supuestos puntos de cruce propuestos: Lagos Amargos, Lago Timsha y el punto más alto del Golfo de Suez proporcionaban seguridad alguna. Además, en algunos lugares del Libro sagrado se indica que cruzaron el desierto antes de llegar al Mar Rojo; en Éxodo, XIII, 18; Jueces, XI, 16; Ezequiel, XX, 36). Es decir, hubo un largo trayecto antes de llegar al punto de cruce. Viajaron, pues, hacia el sur bordeando la península del Sinaí y el Monte Musa.

Al cruzar el mar

entrarían en la Península Arábiga, bien en el Desierto de Shur, si el cruce tuvo lugar por el estrecho de Tirán, bien algo más al norte si el cruce fue por la Bahía de Niwaba. Todo ello está de acuerdo con algunas circunstancias indicadas en el libro sagrado: sin poblaciones egipcias, tras un largo desierto. En Éxodo, XIII, 20 se dice: “Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al extremo del desierto”. Y en el Libro de los Jueces, XI, 16-17: “Cuando Israel subió de Egipto, marchó por el desierto hasta el Mar Rojo y llegó a Kadesh. Entonces envió Israel mensajeros al rey de Edom para que le dijeran: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra; pero el rey de Edom no se lo consintió; también se los envió al rey de Moab, que rehusó; e Israel se quedó en Kadesh.” La localización del Monte Sinaí no está indicada en la Biblia. Sólo sabemos que el Monte Sinaí estaba en el Desierto del mismo nombre, que tampoco dice dónde está. Pero sí nos dice que estaba en el Desierto de Shur. Y caemos en la cuenta que en este desierto vivían los ismaelitas, que, a su vez se asentaban al lado de los Madianitas. Es decir, en Arabia. En la Carta a los Gálatas, IV, 22-25, de San Pablo se lee: “Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre, en virtud de la promesa… Lo cual tiene un sentido alegórico. Esas dos mujeres son dos testamentos: el uno que procede del monte Sinaí, engendra para la servidumbre. Esta es Agar. El monte Sinaí se halla en Arabia…”. El Monte al-Lawz es el primer candidato.

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Los estrechos de Tirán son unos buenos candidatos para el cruce. Es un lugar que supone un encierro entre el mar y las montañas, a 275 millas de Goshen, el lugar de origen de la huida. El Golfo de Aqaba tiene una profundidad de 800-1800 ms. en el centro. Pero en los estrechos hay un puente de tierra de unos 205 de profundidad y 800 m de anchura. Existe un banco de coral poco profundo. Un saltador necesita sólo 13 m. en lo más profundo del coral. Estos bajíos bien pudieron tener menor profundidad hace 3200 años, y es de suponer que se conocerían pasos para cruzar de la Península del Sinaí hasta Arabia. Cruzado el Mar Rojo estaba el Desierto de Shur, territorio de los Ismaelitas y Madianitas. Allí hay que situar el Monte Sinaí. Después de cruzar el Mar Rojo, el viaje se ralentizó un poco. Ya no estaban en Egipto. Viajaron por el Desierto de Sin. Allí se localizan los relatos de la creación de la fiesta del Sábado y del “regalo del Maná”. Pararon 2 días en Rafidin (Meribah) cuando tuvo lugar el ataque de los Amalekitas. Después alcanzaron el Monte Sinaí (Jabal al-Lawz) De

allí

partirían hacia el norte

hasta

Kadesh

Barnea,

que se supone estaba cerca de la

ciudad

Petra.

de

Y aquí

esperaron largos años, ¿por qué? Como he dicho anteriormente, todas estas últimas consideraciones no tienen comprobación objetiva bien por hallazgos arqueológicos o por testimonios escritos, salvo la Biblia más la suma de algunas deducciones lógicas y probables. cuestión del motivo de la espera.

Pero volvamos a la

Éste no fue otro que el mismo por el que la marcha

caminó por el Desierto de la Península del Sinaí: Canaán estaba ocupada por los egipcios. Pero la situación cambiaría drásticamente unos decenios después por la Invasión de los pueblos del Mar.

Invasión de los Pueblos del Mar

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Alrededor del a 1200 a.C. tuvo en todos los países vecinos del Mediterráneo Oriental una cambio social cataclísmico que cambió la Historia.

Fue un tipo de

explosión social que sólo se produce cuando el número de descontentos supere una determinada cifra crítica, a partir de la cual todo orden social se subvierte. En tiempos modernos surgió un caso parecido, aunque muchísimo menos cruento, cuando la brusca caída de la URSS en 1989. La información que se tiene de aquellos lejanos sucesos es escasa.

Las

causas tuvieron que ser múltiples, pero algunas se pueden destacar. Una de ellas era la permanente inestabilidad por continuos conflictos que tuvieron lugar en los pueblos que habitaban la zona occidental de Anatolia como Lukka, Arzawa o Millawanda, en conflictos también con los micénicos procedentes de Grecia que estaban aliados con los hititas para el comercio marítimo. Por otra parte, el reino Hitita combatía por su derecha con el Imperio Asirio. Se asoció a ello la despoblación y una hombruna que se extendió por todas aquellas tierras. Muchas gentes vagaban desarraigas por los caminos (los Habiru). Muchos agricultores huían de la vida sedentaria, escapando de la presión fiscal, transformando su vida en nómada. También hicieron aparición las epidemias con la consiguiente despoblación y merma de la capacidad productiva. Hay indicios de que igualmente por entonces hubo un cambio climático. Se pueden considerar a dos sucesos como desencadenantes de la catástrofe que se preparaba. Uno de ellos fue la decisión del rey hitita Tudjaliya IV de interrumpir las relaciones comerciales del Impero Asirio con el Mediterráneo a través de la ciudad de Ugarit, así como al pequeño reino Amurru. El segundo suceso fue la conquista de Troya por los micénicosA partir de entonces todos los caminos de Oriente Próximo, de Grecia y las islas del Mar Egeo se vieron recorridos por hordas de gentes en busca de un buen lugar para vivir, desesperados y sin piedad. Acompañados de sus familias. El mar Egeo se llenó de piratas. Ninguna región se vería libre de su ataque. Atacaron el reino de Hatti en Anatolia, destruyendo su capital Hattusa y haciendo desaparecer el reino para siempre. Ugarit fue destruida así como Troya. Chipre fue conquistada, así como la Grecia micénica. Egipto no se vio libre de sus ataques que llegaron primero por la región de Canaán, que perdería totalmente, pero el país propiamente dicho pudo subsistir gracias a las luchas defensivas de los farones Meneptah y Ramsés III, llegando a tener batallas navales en los canales del Delta del Nilo.

Se conocen los nombre de

algunos de estos pueblos invasores: los libios, los shardana (éstos a veces utilizados como mercenarios por lo egipcios, y que, al ser rechazados emigraron a

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Cerdeña dándole su nombre) los ekwehs, los teresh y shekelesh, estos últimos procedentes de Anatolia. Los lukka procedían también de Anatolia y conformaban mayormente las hordas piratas; los zakkala que ocuparían Dor en la costa de Canaán, los pulasati (filisteos) que ocuparían la región de Gaza y darían el nombre de Palestina a la región. Oro pueblo fueron los danunu o danoi que según ciertas fuentes se integraron dentro del pueblo judío (la tribu de Dan), y los washsha. A partir de estas invasiones, el Pueblo Israelí en espera en Kades Berna, cerca de Petra, a la derecha del Mar Muerto, con el antiguo territorio de Canaán dividido y dominado por bandas dispersas, vieron llegado el momento en internarse en él y dar por terminado el tiempo del Éxodo.

Las Invasiones de los Pueblos del Mar

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CAPÍTULO V LA IMPLANTACIÓN DE LA LEY Y EL NACIMIENTO DEL PUEBLO Durante los años de peregrinación por el desierto se fue imponiendo a las gentes que huían una nueva Ley, una larga serie de preceptos que se llegaría a llamar la Torá, y que sería la auténtica creadora del pueblo judío. Lo conformó de tal modo que lo hizo distinto de cualquier otro y que, sin duda, es en última instancia el motivo por el que persiste hasta la actualidad esa nueva religión creada por la nueva Ley. No hay pruebas históricas de la existencia de Moisés, pero la propia presencia de esas 613 normas que marcan la vida de todo israelita creyente hace que su existencia sea inevitable. No sólo era necesaria una fuerte personalidad y un ejecutor de justicia, sino también a un hombre perfectamente iniciado en los secretos de la Religión Egipcia.

Pues la Nueva Alianza con Yahveh tiene su contrapunto, su contra-

religión en aquélla. Los que se fueron de Egipto fueron seres maltratados, pero totalmente imbuidos con la cultura egipcia, muy superior.

Para ser un pueblo tenían que

desarraigarse no solamente por la distancia sino sobre todo por el pensamiento. Y, en efecto, se desarraigaron, pero ya no pudieron olvidar a Egipto, como contrapunto para explicar su propia Ley. Ésta no se entendería ignorando a aquélla.

Sin Egipto

no habría existido Israel. Tenían dos espejos en que mirarse: la ortodoxia oficial de Amón, aquélla que seguían los faraones que los habían esclavizado; y la heterodoxa de Akhenatón que por algún tiempo quiso imponerse por obra de su creador; que a su muerte fue proscrita, abandonada, pero que dejó en el inconsciente del pueblo egipcio una impresión imborrable. Naturalmente escogieron el monoteísmo propio de esta última con su prohibición de las imágenes y su exclusividad, mientras se opusieron con la mayor intensidad a los rituales, práctica y creencias de la religión de Amón.

La exclusividad Ha sido a lo largo de toda la historia el aspecto más característico de la nueva Ley, la que se plasma en los dos primeros Mandamientos. Podemos leer en el Éxodo XX, 1-4: Y habló Dios todo esto, diciendo: Yo soy Yahveh, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás otro dios que a mí. No

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te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra”. El lenguaje de las religiones es simbólico, y este aspecto también se hace notar en la forma que los israelitas se refieren a Dios, con el Tetragramaton YHVH.

Karl

Leonard Reinhold (1757-1825), antiguo jesuita convertido al Protestantismo y miembro de la Masonería, compañero de Mozart y Haydn, significado

oculto

estudió detalladamente su

en un librito titulado Los misterios hebreos.

acertadamente que era la transcripción de la frase “Yo soy el que soy”;

Pensó lo igualó a

una frase que estaba escrita en una estatua de la diosa Isis en la ciudad de Sais, en el Delta del Nilo: “Soy el Uno y el Todo”.

Y en esto se equivocó, porque no supo

apreciar que en estas dos frases está resumida la crucial diferencia entre las dos tradiciones mosaicas, la Bíblica y la Egipcia. En la primera, “Yo soy el que soy”, se expresa un monoteísmo estricto, con un Dios Creador y separado del mundo. En la segunda, “Soy el Uno y el Todo”, indica a un Dios confundido con el mismo, un Panteísmo, en el que todo es una manifestación de Dios. En la primera frase, en hebreo aehyaeh asher aehyaeh, se indica una concepción transcendente de Dios, mientras que en la segunda una concepción inmanente en el mundo. Estas dos interpretaciones se van sucediendo de forma paralela a lo largo del tiempo. En la Versión de la Biblia de los 70 se traduce la fórmula “Yo soy el que soy” por “Egō eimi ho ōn”, que equivale a “Yo soy el Ser Uno”; en cambio, en un Oráculo Sibilino se muestra a la divinidad como un dios cósmico: “Yo soy el ser uno, reconoce esto en tu espíritu: «Me he puesto como prenda al cielo, me he vestido con el océano, la tierra es el soporte para mis pies, el aire me cubre como mi cuerpo, y las estrellas se mueven en torno a mí”90. De esto habló también el gran obispo Nicolás de Cusa (1401-1464) en su principal obra, De Docta Ignorantia”:

“…ningún nombre puede ser apropiado para El

Más Grande, porque nada puede distinguirse a partir de Él. Todos los nombres se imponen para distinguir una cosa de otra. Donde todo es uno, no puede haber un nombre apropiado. Por consiguiente, Hermes Trimegisto tiene razón al afirmar: «Debido a que Dios es la totalidad de todas las cosas, Él no tiene nombre propio, de otro modo podría ser llamado por cualquier nombre o cualquier cosa podría soportar su nombre. Pues Él condensa en su simplicidad la totalidad de las cosas. Así que en lo que se refiere a su nombre –que para nosotros es profundamente inefable y que es

90

Reinhold Merkelbach and Maria Totti, Abrasax: Ausgewiihlte Papyri religiiisen und magischen Inhalts, vol. 2, Gebete, Abhandlungen der rheinisch-westfalischen Akademie der Wississenschaften, Sonderreihe Papyrologica Coloniensia (Opladen: Westdeutscher Verlag, 1991), 131.

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el Tetagramaton…- su nombre debería ser interpretado como “uno y todo”, o “todo en uno”, que es aún mejor”91. La estatua de Isis se mostró velada para indicar que los misterios de la religión están ocultos. En la misma ciudad de Sais escribió Plutarco: “La estatua sentada de Atenea, a quien ellos consideran que es Isis, contiene la siguiente inscripción: «Yo soy todo lo que ha sido, es y será; y ningún mortal podrá apartar mi manto (el que la velaba)»92. ………. El conjunto de los huidos no estaba capacitado para aceptar una teología monoteísta, de elevada elaboración, privativa de los sacerdotes egipcios, por lo que se impuso por la fuerza, de una forma dramática. Esta exclusividad está tomada del dios Atón de Amarna, el que mandó derruir las estatuas de Amón y borrar las inscripciones de los dioses antiguos.

Esta

exclusividad, que siglos después se encontrará también en el Cristianismo y después en el Islam, será la causa de muchos conflictos a lo largo de la historia. Estas tres religiones se destacan de todas las religiones politeístas en el motivo de su inicio. Las primeras tenían unos dioses que eran personificación de las fuerzas de la naturaleza, por lo que todos sus panteones, aunque con nombres variados, eran semejantes entre sí. Podían sus reyes juramentar sus pactos ante dioses que en el fondo eran los mismos. Como ejemplo de lo que digo, voy a transcribir la inscripción en un pilar que llevó a cabo Isidoro de Narmutis en el Templo de Thermutis en Medinat Madi (I siglo a. C)93.

“Todos los mortales que viven sobre la tierra sin límites, Tracios, Griegos y Bárbaros, Expresan su dulce nombre, un nombre muy adorado entre todos, Pero cada uno habla en su propio lenguaje en su propia tierra. Los sirios te llaman Astarté, Artemis, Nanaia, Las tribus licias te llaman Leto, la Señora, 91

NICOLAUS CUSANUS, De Docta Ignorantia, 1.4, ed. H. G. Senger, Philosophische Bibliothek 264a (1440; Hamburg: Felix Meiner, 1993), 96-97. 92 "Ego eimi pan to gegonos kal on kal esomenon kal ton emon peplon oudeis po thnetos apekalupsen"Plutarch, De Iside et Osiride, chap. 9 (354c), 9-10 = Griffiths, Plutarch's "De Iside et Osiride," 130f., 283f. See Jean Hani, La religion egyptienne dans la pensee de Plutarque (Paris: Les Belles Lettres, 1976), 244f; Harrauer, "'Ich bin," 337-339. 93 En la plaza del culto antiguo de la diosa egipcia de la cosecha, Renenutet o Thermutis, el rey Ptolomeo Soter II construyó un templo a Isis-Thermutis.

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Los tracios también te nombran como Madre de los dioses, y los griegos Hera, la del gran Trono, Afrodita, Hestia la Buena, Rea y Deméter. Pero los Egipcios te llaman Thionis94 [porque ellos saben] que tú, siendo una, eres todas las demás diosas invocadas por las razas de los hombres. En cambio, las tres religiones monoteístas nacieron a partir de una revelación 95 ; ello las hace exclusivas e intolerantes; así lo expresa el primer mandamiento del Decálogo.

De aquí se deduce que la implantación de estas

religiones haya supuesto, no una evolución de creencias anteriores,

sino auténticas

revoluciones, con un claro enfrentamiento con las demás creencias. Ello ha llevado a la pretensión de que la verdad estaba exclusivamente en manos de cada una de ellas, y de forma excluyente.

Se creó lo que se ha llamado la Distinción Mosaica:

verdad está en nosotros, el error en los demás.

la

Ello indudablemente crea una

individualidad del pueblo, pero al mismo tiempo construye paganos; de la misma manera que la civilización produce bárbaros. Los paganos, los idólatras y los bárbaros son los otros. Estas distinciones no existen en los pueblos politeístas. Debido a todo lo expuesto, la aparición de la primera religión monoteísta supuso

un cambio de

época. Un significado semejante tendrá siglos después cuando, predicando el Cristianismo, S. Pablo distinga entre el hombre viejo y el hombre nuevo. Aquí se presenta también otra rotura, no una evolución. Esta distinción verdadero-falso es la ejemplificada por el Libro Sagrado en la relación entre Israel y Egipto. Éste es rechazado, pues en él está el error. Y como junto al Nilo la adoración de imágenes era el culto habitual, para Israel será el mayor pecado. Pero para afirmarse en el nuevo camino precisa permanentemente apoyarse en el pasado, en la casa antigua, que siempre le servirá de referencia. Progreso y recuerdo se aúnan entre sí.

94

Thiouis = t3 wet, Copt. TIOYI, "laúnica"; ver A. Vogliano, Primo rapporto degli scavi condotti dalla missione archeologica d' Egitto della R. universita di Milano nella zona di MadinetMadi (Milan, 1936),2751, esp. p. 34 95 Assman, en su obra Moisés el Egipcio, no considera revelada la religión de Atón, sino “naturista”, en base a que este dios, más que ser transcendente al mundo, es en cierta forma la naturaleza misma que vive por él. pero éste no es argumento para descartar la “revelación”. Ésta consiste en un brusco alumbramiento del alma, lo que se llama hoy en nomenclatura psicológica “un estado no ordinario de consciencia” que permite al que la experimenta ver con claridad y profunda convicción lo que está privado a la mayoría de los hombres: sea una visión divino, una comprensión de la conformación del mundo o un teorema matemático. En todos los casos es revelación que presta una suprema convicción y, por lo general, un cambio de personalidad, quees evidentemente lo que le ocurrió a Akhenatón.

82


En cierto modo, la Ley es una contra-religión. El sacrificio del cordero, el prototípico judío, es un gesto ofensivo hacia los dioses Amón y Knum para los que es su animal representativo y simbólico, Este carácter de ofensa daría lugar a que en el siglo VI antes de C. un templo a Yahveh construido por judíos mercenarios establecidos en la isla de Elefantina fuera destruido por los egipcios. Hay otras dos prohibiciones de la Ley que señalan bien esta contradicción:

No hervir al cabrito con la leche de la madre. Sobre este rito Spencer encontró un anónimo caraíta 96 que aporta una costumbre entre antiguos gentiles, después de la recolección de los frutos, de cocinar un cabrito en la leche de su madre y después, “por medio de la magia”, hacer una aspersión de la leche sobre árboles, campos, jardines y huertos con la creencia de así aumentar su fertilidad. Existe también la apócrifa fuente de Rabbi Menachen que dice: “Yo había oído que era una costumbre entre los gentiles hervir carne con leche, especialmente de cabra y cordero, y cuando crecían los árboles, hacer una fumigación con las semillas de esos árboles y echar la leche con ello con el fin de acelerar la maduración de los frutos”97. Ritos que, como paganos, debían estar prohibidos por los hebreos. Dios dio una serie de instrucciones para las tres grandes fiestas: La Pascua, Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos. Las instrucciones eran: a) No ofrecer pan fermentado. b) No dejar restos del sacrificio hasta la mañana. c) Traer los primeros frutos a la casa de Dios. d) No hervir el cabrito en la leche de la madre. Las dos primeras prescripciones se refieren a la Pascua, la tercera a Pentecostés y la cuarta a la Fiesta de los Tabernáculos.

La prohibición del luto con ocasión de la Ofrenda de los Primeros Frutos. Diodoro registra que, en la ofrenda de los primeros frutos, los egipcios rompían en ruidosos llantos invocando a Isis.98

96

Bochart's (Hierozoicon, 1, 639f.); see Keel,Böcklein, 33. Menachem, 'adah le-derekh, fol. 83, col. 2; Spencer, De Legibus, vol. 2, 276, gives the Hebrew text and his latin translation 98 Diodorus, Bibl. Hist., 1.14.2 =C. H. Oldfather, trans., Diodorus ofSicily, vol. 1 (Cambridge, Mass.: Harvard UP, 1933),49. 97

83


Julius Firmicus Maternus dio una descripción más detallada 99 . “En lo más interior de los templos entierran un ídolo de Osiris: se le guarda luto anualmente, se afeitan su cabezas, golpean sus pechos, lastiman sus miembros, etc, con el fin de llorar el piadoso hecho de su rey…los defensores de este duelo y aquellos funerales dan una explicación física: la semilla, ellos dicen, es Osiris, la tierra Isis, el calor Tifón. Y debido a que el fruto madura debido al calor, se colecta para la vida del hombre y se separa de la compañía de la tierra, cuando viene el invierno será sembrado en la tierra, obra que ellos interpretan como la muerte y enterramiento de Osiris. Pero la tierra llegará a estar embarazada y parirá nuevos frutos”. El enterramiento de la semilla se convierte en un funeral. La fiesta de cavar la tierra en un rito nocturno. El día siguiente será el del Gran Luto. Ocho días más tarde se erigirá el Pilar Djed.

Otros pueblos, como los Fenicios, tuvieron ceremonias

semejantes en honor de Adonis. Pero

Yahveh

no

quería

estas

funerarias

demostraciones

de

luto

conmemorativas de la muerte de Osiris y Adonis. El dios bíblico es un dios vivo; la muerte es tabú así como el luto. ………………………… Es una Ley que rechaza todo lo anterior y aquello que no sea propio. No es una religión trasladada y adaptada, más bien es un extrañamiento forzoso, religioso y cultural. Es una Enculturación. En el Libro del Éxodo está perfectamente explicitada esta distinción, la oposición franca entre Israel y Egipto. Éste sería el rechazado, el equivocado, el depositario del error.

Pero quien diseñara e impusiera esta Ley

necesariamente tenía un profundo conocimiento de la religión egipcia.

Aunque la

Ley tuvo que acomodarse a las posibilidades culturales y de formación religiosa de aquéllos a los que iba dirigida. Por eso tuvo que ser impuesta.

Es decir, tuvo que

tener en cuenta las “circunstancias temporales”. En estos momentos iniciales

de la creación del pueblo, todo adquiere las

características de un símbolo. El relato del éxodo es un símbolo, así como su

Ley

–que hay que entender por qué fue así como es-, y la misma figura de Moisés es un puro símbolo. Y como tal se ha transmitido de generación en generación a través de los siglos, hasta el punto de que el Moisés simbólico es más importante que el real. Además, este símbolo se ha desdoblado en las dos tradiciones legendarias del Moisés Egipcio y del Moisés Hebreo, que están en la base inconsciente de todo antisemitismo. El Hebreo representa la confrontación, el Egipcio supone una mediación. 99

Como los

De Error. Prophan. Relig., 2, 3; veer Theodor Hopfner, Fontes Historiae Religionis Aegyptiacae, IV (Bonn: Markus and Weber, 1924), 519.

84


dos proceden del mismo origen, la memoria recordada en la leyenda de cada uno compensa los olvidos de la otra parte. subconsciente.

Cada leyenda tiene a la otra en su

Y han tenido sus propagandistas ilustrados hasta nuestros días:

Moisés fue egipcio para Manetón, Estrabón, Toland y Freud; fue hebreo para Spencer, Warburton, Reinhold y Schiller100. En la versión bíblica de Moisés el Hebreo, Egipto es el lugar de los opresores, idólatras y magos. En la versión de Manetón, los judíos son leprosos, gente impura, ateos, iconoclastas y sacrílegos. Cada uno de nosotros cree ser lo que recuerda, con lo que da continuidad a su vida y también la da sentido. A los pueblos les pasa lo mismo, necesitan una historia para saber quiénes son. Pero, de igual forma que la conducta, las costumbres de cada individuo dependen en buena parte de su historia olvidada –el inconsciente-; también los pueblos tienen su leyenda oscura, lo que no se quiere recordar, pero que explica su modo de ser ante los imprevistos de cada época. Estas leyendas, sobre todo las de los orígenes, son sus “Mitos”, con los que todos sus miembros se ven identificados.

La prohibición de construir y adorar imágenes Ya se ha indicado anteriormente que en Éxodo XX, 1-4 quedaba escrito: … No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra”. En ella se expresa claramente los aspectos de anti-religión. Esas imágenes que no se pueden reproducir son nada más ni nada menos que la escritura egipcia (los heroglifos).

No se puede hacer nada que recuerde a Egipto, con lo que,

paradójicamente, se refuerza su memoria. Los signos hieroglíficos representan un inventario de las cosas creadas, del cielo, de la tierra, de las aguas y del hombre, son imágenes del mundo:

“Lo que Ptah ha creado y Thot ha puesto por escrito, el cielo

con sus constelaciones, la tierra y lo que ella contiene, lo que las montañas “vomitan”, lo que las inundaciones humedecen, lo que el sol ilumina y lo que crece sobre el suelo”101. La escritura egipcia, pues, estuvo unida a la concepción bíblica de idolatría. Los escribas continuaron en la vida cotidiana la obra de los dioses Ptah y Thot, continuando a su manera la obra de la creación.

100

ASSMANN, J. Moses the Egyptian, p.21. HARVARD UNIVERSITY PRESS CAMBRIDGE, MASSACHUSETTS

LONDON, ENGLAND. 1997. 101

ALAN H. GARDINER, Ancient Egyptian Onomastica, 3 vols. (Oxford: Clarendon Press, 1947) vol. 1, *1.

85


La prohibición de construir y adorar imágenes está prohibida, como hemos dicho, al comienzo del Decálogo. Es la máxima apostasía, el horror. En respuesta a la fabricación de ídolos, se puede leer en Éxodo, XXXII, 27-28: “Él (Moisés) les dijo: «Así habla Yahvé, Dios de Israel: cíñase cada uno su espada sobre su muslo, pasad y repasad el campamento de la una a la otra puerta y mate cada uno a su hermano, a su amigo, a su deudo». Hicieron los hijos de Leví lo que mandaba Moisés, y perecieron aquel día unos tres mil del pueblo”. Los dioses que los huidos conocían eran los de los egipcios. Por ello fue que, al ausentarse Moisés, construyeran un ídolo, el becerro de oro, que antiguas fuentes como Filón de Alejandría y Lactancio, así como el Targum Hierosolimitano, consideraban como el buey del dios Apis, mientras que Yahveh era desconocido para ellos.

La cultura egipcia estaba tan asumida, que no hubo más remedio que

condescender con muchas costumbres de la tierra que abandonaban: las lustraciones, las fiestas lunares, los sacrificios, el Arca, la institución del Templo, el chivo expiatorio, los Urim y Tummim (el pectoral del sacerdote)102. De alguna manera era necesario hacer “visible” a la divinidad. Y este papel lo cubrió el Arca de la Alianza, un contenedor místico,

y el Querubín. Este último

suponía una violación de la prohibición de diseñar figuras. Todos los detalles del Arca están tomados de Egipto. Según Clemente de Alejandría, la cortina del Arca era equivalente a la del Adyton del Templo, zona reservada del mismo.

El Adyton Al final, ante las dificultades de aceptación de una religión mistérica, se optó por la de un dios personal y nacional para creer en él de forma ciega,

quedando

sólo

de

los

misterios

la

concepción de Unidad. Con La Ley se buscaba por un lado el rechazo de Egipto, pero al tiempo servía también para alumbrar ciertos misterios.

En sus

preceptos había una literalidad de una parte y, por otra, lo que Maimónides llamó verba duplicata,

102

EXODO, XXVIII, 30. “Pondrás también en el pectoral del juicio los urim y tummim, para que estén sobre el corazón de Arón cuando se presente ante Yahvé, y lleve así constantemente sobre su corazón ante Yahvé el juicio de los hijos de Israel.” Los Urim y Tummim eran una especie de instrumentos para conocer la voluntad de Yahvé y dictaminar sobre la culpabilidad de ciertos hechos.

86


un sentido oculto, esotérico, que sólo llegaba a los iniciados. cuenta también que, como dijo Plutarco

103

Había que tener en

, de los egipcios: “Sus sagrados ritos no

constituían nada disonante a la razón, nada fabuloso, nada que oliera a superstición, pero tenían en sus recesos ciertas éticas y útiles doctrinas y visiones históricas y filosóficas”. La Ley, pues, cumplía una doble función. La primera o “carnal” era curar al pueblo de su adicción

a la idolatría. Su otra función, “espiritual”, era transmitir

importantes verdades a aquellos que eran capaces de más alta comprensión.

Es de

lo que hablaba Eusebio cuando dijo que “Moisés ordenó a la plebe judía que cumplieran todos los ritos que estaban incluidos en las palabras de su ley. Pero él deseaba que los otros, cuyas mentes y virtudes eran más fuertes, fueran liberados de la costra exterior y deberían acostumbrarse a una filosofía más divina y superior al hombre común, procurando penetrar con la agudeza de la mente en el significado de la leyes”104. Sobre esta materia escribió también Clemente de Alejandría (II-III siglos d.C): “Los egipcios no revelan sus Misterios Religiosos promiscuamente a todos, ni comunican el conocimiento de las cosas divinas a los profanos, sino sólo a aquellos que han subido en el reino, y a aquellos de los sacerdotes que han juzgado de forma muy cualificada para el mismo, aparte su nacimiento y educación”. Hay otras citas interesantes. Plutarco, en su libro sobre Isis y Osiris, hablando de la Esfinge, comenta: “ Cuando entre los egipcios existía algún rey escogido dentro del Orden Militar, se le comunicaba sin demora a los Sacerdotes, y por ellos instruido en aquella Arcana Teología que contiene Misteriosas Verdades bajo oscuras fábulas y alegorías. Por ello situaban las Esfinges antes de sus Templos, para significar que su Teología contenía una cierta Arcana y Enigmática Sabiduría”. La Doctrina Arcana era que Un Supremo y Universal Dios era el Hacedor de todo el Mundo.

Para los egipcios este dios era el primero, y lo concebían como

una oscura y oculta deidad (recordemos aquí lo que se dijo en el capítulo sobre Amón). Damascius (siglo V d. C)

dijo de los egipcios: “Los filósofos egipcios de

nuestros tiempos han declarado la verdad oculta de su Teología, habiendo encontrado 103

Plutarch, De Iside et Osiride, 8.3 53e. "Judaeorum plebem quidem, ritibus omnibus quomodo Legum ipsarum verbis concepti erant, Moses obstrictam, teneri iussit. Caeteros autem, quorum mens esset virtusque firmior, cum eo cortice liberatos esse, tum ad diviniorem aliquam et hominum vulgo superiorem Philosophiam assuescere, & in altiorem Legum earum sensum mentis oculo penetrare, voluit.~' Praep. Evang., book 7, chap. 10, p.m. 378. Spencer, vol. 1, 156. 104

87


en ciertos escritos aquello en que acordaban, Un Principio de todas las cosas, adorado bajo el nombre del Oscuro Desconocido, y que repite tres veces: «que la Desconocida Oscuridad es una descripción de esa Suprema Deidad, la que es Incomprensible»”. En el siglo XVIII de nuestra era JOHN TOLAND publicó un librito llamado Origines Judaicae, en el que comentaba escritos de Estrabón, escogiendo una fuente sobre la vida de Moisés distinta de la Biblia 105. Su postura es más bien antibíblica, no combate la idolatría sino la superstición. Opone la Religión Natural, procedente de la contemplación de la Naturaleza, de la Religión Revelada. Sitúa a Moisés entre los 6 grandes dadores de Leyes:

Menes, Minos, Licurgo, Zoroastro, Zalmosis, Moisés.

Cada uno se refiere a un dios como fuente de la ley y que le da autoridad. Menes

Egipto

Hermes

Minos

Creta

Júpiter

Licurgo

Lacedemonia

Apolo

Zoroastro

Arimaspos

Ahura Mazda

Zalmoxis

Getas

Comunidad de Vesta

Moisés

Judea

Yahvé

Presenta a Moisés como un impostor, como el inventor de la Ley. Se trata de la versión del otro lado, la opuesta, la del otro Moisés. El nombre que dio a su dios desconocido fue Yehovah = necesaria existencia. Según este autor, en la Escritura no hace mención Moisés de la inmortalidad del alma o de un estado futuro de recompensa o castigo. también hizo notar

Fue un aspecto

que

el obispo de Gloucester William Warburton (1698-1779),

comentando que en los primeros libros bíblicos no había ninguna insinuación sobre la inmortalidad del alma y la recompensa o castigo futuros106. Su culto es muy sencillo y puro. Una única fiesta, el Sabbath, una ley única consistente en los diez mandamientos, y su único culto fue la adoración de las dos tablas que contenían estos mandamientos.

105

Todo lo que

vino después –la

JOHN TOLAND, Christianity Not Mysterious (London: 1702), Letters to Serena (London, 1704), Origines Judaicae (London, 1709). Sobre Toland vea Robert Rees Evas, Pantheisticon: The Career ofJohn Toland (New York: Peter Lang, 1991), y Gesine Palmer, Ein Freispruch fur Paulus. John Tolands Theorie des Judenchristentums (Berlin, 1996). 106 WARBURTON. The Moral Philosopher, 3 vols. (London, 1738-1740; repr. 1969, ed. G. Gawlick), y Physico-Theology; y A Philosophical-Moral Disquisition Concerning Human Nature, Free Agency, Moral Government and Divine Providence (London 1741).

88


discriminación entre lo impuro

en la comida, circuncisión, sacrificios, etc- es el

resultado de tardíos desarrollos. Las tradiciones hablan de un Moisés que conocía los “misterios” de la religión oculta de los egipcios. Eusebius y Clemente de Alejandría se hacen eco de un himno órfico dicho por un hierofante de los misterios Eleusinos, claramente relacionados con los de origen egipcio: “Yo declararé un secreto al iniciado; pero cerrad las puertas al profano. Pero tú, oh, Museo, el retoño de la brillante Selene, atiende cuidadosamente a mi canción; pues revelaré la verdad sin tapujos. Descarta tus anteriores prejuicios para excluirte de la vida feliz, que el conocimiento de estas sublimes verdades lo procurarán en ti: pero contempla cuidadosamente el divino Oráculo y mantente en pureza de mente y corazón. Continúa en el recto camino y contempla al único rector del mundo: él es uno, y está sólo; y al que todas las cosas deben su ser. Él opera a través de todo, él no ve por ojos mortales, sino que hace ver a los demás.” Este himno órfico debe estar basado en un modelo egipcio.

Siguiendo a

Clemente de Alejandría, esta alta iniciación debía alcanzar un punto en que toda enseñanza termina.

El habla termina cuando aparece la visión.

“Las doctrinas

mostradas en los Grandes Misterios se refieren al Universo. Aquí todas las instrucciones terminan. Las cosas son vistas como son; y la Naturaleza y su trabajo, los dos son vistos y comprendidos.”107 Según dice la tradición, Moisés enseñó estas iniciaciones a los israelitas, así lo decía Josefo, Eusebio y Appion. Unos misterios que sólo raramente eran conocidos por los gentiles, y que Moisés enseñó a los judíos. Y este conocimiento no era sino el de la Unidad de Dios. “¿Puede cualquier gobierno ser más sagrado que éste? o ¿cualquier religión mejor adaptada a la naturaleza de la Deidad?

¿Dónde, en cualquier lugar sino en éste

está el entero pueblo, por la

especial diligencia de los sacerdotes, a quienes se les ha encargado el cuidado de la pública instrucción, se enseña con seguridad los principios de la verdadera piedad? De modo que la política de los hombres parece, como si lo fuera, una gran Asamblea, siempre unida, para la celebración de algún sagrado Misterio. Para aquellas cosas que los gentiles mantienen durante pocos días durante las solemnidades que ellos llaman misterios e iniciaciones,

nosotros, con vasto deleite y una plenitud de conocimiento, que

no admite error, con completa alegría, contemplamos perpetuamente a través de toda nuestra vida…La primera instrucción se relaciona con la deidad y enseña que Dios 107

Clement of Alexandria, Stromata, libro 5, 11, 71.1; vea Divine Legation, vol. 1, 191. El textogriego dice: "meta taO,ta d'esti ta mikra musieria didaskalias tina hup6thesin ikhonta pro paraskeues ton mel/anton, ta de megdla peri ton sumpdnton, hoo, manthdnein [ouk] iti hupoleipetai, epopteuein de kai perinoezn te phusin kai ta prdgmata."

89


contiene todas las cosas, y que es un Ser en todo perfecto y feliz; que es autoexistente y la única causa de la existencia; el principio, el medio y el fin de todas las cosas”108. Moisés habría pretendido que el más alto conocimiento místico estuviera disponible para todos, con el fin de transformar a su pueblo en una comunidad de iniciados.

Pero tuvo que pagar un alto precio al intentar por la fuerza imponer unos

misterios que los que le seguían no podían comprender. Y la religión se convirtió en un poder político. En el curso de los siglos Egipto propagó su cultura por dos caminos: el de Jerusalén y el de Atenas. La conexión-Moisés comunicó a Europa de Teología y Religión; en la conexión-Orfeo le comunicó filosofía y ciencia matemáticas109. No olvidemos que el Éxodo es ante todo expresión de una creencia; los sucesos son simbólicos, como lo es la ley y el mismo

110

legislador.

La Ley tendría para los cristianos siglos más tarde una orientación muy distinta que para los judíos ortodoxos. Los primeros establecieron que una parte de la Ley, la que llamarían Ley moral, constituida por el Decálogo, tenía un carácter permanente. El resto consistiría en lo que podemos llamar Ley histórica, cuya validez dependía del momento en que fue prescrita, pero que con el paso del tiempo perdía su validez. Al contrario, para los judíos tenía un uso que se ha llamado haláquico,

un uso

permanente, con una permanencia del pasado, ahistórica, ya que esta persistencia constituye la base de la conformación del pueblo. Fue en 1939 cuando Freud publicó su libro sobre Moisés y el Monoteísmo, ya comentado, e insistió en el antagonismo entre la religión egipcia y la hebrea, resumiéndolo en cinco puntos: - La condenación de las imágenes - La condenación de la magia. - La negación de la vida del más allá y de la inmortalidad. 108

Warburton cita a Eusebius primero, quien muestra "that the Hebrews were the only people whose object, in their public and national worship, was THE GOD OF THE UNIVERSE, he suits his whole expression, by one continued metaphor, to the usages of the Mysteries. 'For the Hebrew people alone (says he) was reserved the honor of being INITIATED into the knowledge of God the Creator of all things, and of being instructed in the practice of true piety towards him'" (Divine Legation, vol. 1, 193). The quote is from Eusebius, Praepr. Evang., 1.9.15, in Eusebius Werke, vol. 8, ed. Karl Mras, Die Praeparatio Evangelica, vol. 1, 2nd ed. (Berlin: Akademie Verlag, 1982), 38. 109 La genalogía dela filosofía se retrotrae a Marsilio Ficino; véase Yates, Giordano Bruno, 14f. 110 Divine Legation, vol. 1, 202, citando a Clement of Alexandria, Admonitio ad Gentes, ed. Sylburgh, p. 36B; (= Protreptikos 74, 4f.); Stromata, 5.12.78.4, y Eusebius, Praep. Evang., 13.12.5, ed. Mras, vol. 2, 191f. Heimo Erbse, Fragmente griechischer Theosophien, Hamburger Arbeiten zur Altertumswissenschaft 4 (Hamburg, 1941), 15ff. and 180ff. Orphicorum, fro 245, 246, 247 Kern.

90


- La negación del politeísmo. - Predominio del contenido ético sobre la pureza ritual. Esta actitud

de oposición sólo se pudo relacionar con la desviación

Akhenatón que se adopta casi estrictamente a los principios antedichos.

de

A los

seguidores de la nueva religión de Yahveh se les dio un signo de identificación: la circuncisión, costumbre que, sin embargo, fue traída de Egipto, pues suponía un signo de distinción, pureza y superioridad. Luego sería ocultado su odioso origen y se convirtió en signo de Yahveh con Abraham. Freud hizo también algunas interpretaciones

psicológicas

para intentar

explicar ciertas imperfecciones de la Ley. Indica que en ella se aúnan la herencia procedente de la religión de Atón

con la herencia del dios volcánico medianita

Yahveh. Esta duplicidad de religión elevada - religión ruda crearía una dualidad en la historia del pueblo hebreo: dos nombres para Dios: El y Yahveh; dos reinos: Israel y Judá; dos manifestaciones religiosas: la religión oficial y la profética. Freud, movido por su interpretación psicoanalítica, abrió la hipótesis de que Moisés, por su actitud tiránica para imponer la religión a sus rudos seguidores -sus hijos adoptivos- terminaría siendo asesinado por ellos. En este caso, otro líder habría de ocupar su puesto, de menor calidad personal y adorador de Yahveh. Psicológicamente el asesinato habría sido reprimido en el fondo de la consciencia colectiva, pero el sentimiento de culpabilidad habría llevado a una exaltación de la figura de Moisés.

Las tensiones entre las tradiciones egipcias y las costumbres

madianitas aportadas por los nuevos dirigentes podrían explicar ciertas incongruencias de los textos bíblicos.

A mi modo de ver, es un intento de explicación, posiblemente

insuficiente pero sí contribuyente, a un sentimiento característica de toda la tradición judeocristiana: el sentimiento de culpa: ¿por la muerte en tiempos primordiales del padre tiránico?, ¿por la concreta y solamente supuesta de Moisés?, ¿por el abandono de la religión natural, al separarnos de la misma Naturaleza? Hay algunos datos que abonan a favor de esta interpretación. Hay un pasaje oscuro en el libro profético de Oseas (XII, 14-15) que podría recoger una tradición de un crimen en los comienzos del pueblo: “Yahveh sacó a Israel de Egipto por mano de un profeta, y por un profeta fue guardado. Efraím ha provocado la ira amargamente. Su Señor le imputará las sangres vertidas por él y le devolverá los ultrajes que le ha hecho.”

Por otra parte, las características

de Yhaveh difieren en muchos puntos

de las de Atón. Éste era un dios solar, mientras que aquél era un dios “volcánico” que se manifestaba en lo alto de las montañas entre relámpagos y truenos, un dios de los madianitas. En Egipto no se conocían erupciones volcánicas, pero sí en el

91


noroeste de Arabia, en donde probablemente habría que situar al monte Sinaí, tierra de los ismaelitas. Tal vez, sólo tal

vez, otro dirigente se hizo cargo del pueblo y

adoptó las tradiciones de su tierra de paso.

……………………….

SALMO 104 1 Bendice, alma mía, a Yahveh. Yahveh, Dios mío, tú eres grande; estás revestido de majestad y esplendor. 2 Envuelto de luz como de un manto, despliegas los cielos como una tienda, 3 Edificas sobre las aguas tus moradas superiores. Haces de las nubes tu carro, avanzando sobre las alas del viento. 4 Tienes por mensajeros a los vientos, y por ministros llamas de fuego. 5 Has establecido la tierra sobre sus bases, para que nunca después vacilara. 6 La cubriste del océano abismal como de un vestido, y las aguas se detuvieron sobre los montes. 7 A tu amenaza huyeron, al fragor de tu trueno huyeron asustados, 8 Y se alzaron los montes y se abajaron los valles hasta el lugar que les habías señalado. 9 Pusísteles un límite, que no traspasarán, no volverán a cubrir la tierra. 10 Tú haces brotar en los valles los manantiales, que corren luego entre los montes. 11 Ellos abrevan a todos los animales del campo y en ellos matan su sed los onagros. 12 Junto a ellos se posan las aves del cielo, que cantan en la fronda. 13 De tus alas moradas riegas los montes, y del fruto de tus obras se sacia la tierra. 14 Haces nacer la hierba para las bestias, y las plantas para el servicio del hombre,

92


para sacar de la tierra el pan; 15 y el vino que alegra el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir sus rostros, y el pan que sustenta el corazón del hombre. 16 Se sacian los árboles de Yahveh, los cedros del Líbano que plantó, 17 en los cuales anidan los pájaros; y los cipreses, domicilio de las cigüeñas; 18 los altos montes para las gamuzas, los riscos para madriguera del damán. 19 Tú has hecho la luna para medir los tiempos; el sol conoce (la hora de) su ocaso. 20 Tú extiendes las tinieblas, y es de noche, y en ella corretean todas las bestias del bosque. 21 Rugen los leoncillos por la presa, pidiendo a Dios así su alimento. 22 Sale el sol, y se retiran y se acurrucan en sus cuevas. 23 Sale el hombre a sus labores, a su hacienda hasta la tarde. 24 ¡Cuántas son tus obras, oh Yahveh! ¡Todas las hiciste con sabiduría! Está llena la tierra de tu riqueza: 25 este es el mar, grande, inmenso; allí reptiles sin número, animales pequeños y grandes. 26 Allí las naves se pasean, y ese Liviatán que hiciste para tuyo. 27 Todos ellos esperan de ti que les des alimento a su tiempo. 28 Tú se lo das y ellos lo toman; abres tu mano y se sacian de bien. 29 Si tú escondes tu rostro, se conturban; si les quitas el espíritu, expiran y vuelven al polvo. 30 Si mandas tu espíritu, se recrían, y así renuevas la faz de la tierra. 31 Sea eterna la gloria de Yahveh

93


y gócese Yahveh en sus obras. 32 Mira la tierra, y tiembla; toca los montes, y humean. 33 Yo cantaré a Yahveh mientras viva; entonaré salmos a mi Dios mientras subsista. 34 Séale grato mi hablar, y yo me gozaré en Yahveh. 35 ¡Desaparezcan de la tierra los pecadores y dejen de ser los impíos! Bendice, alma mía, a Yahveh. ¡Aleluya!

Comentarios Finales a la Parte Primera La composición de esta primera parte me ha llevado inevitablemente a reflexionar sobre una cuestión de inmensa importancia actual, ya en el siglo XXI: la razón de la existencia del Antisemitismo.

Otra cuestión también importantísima son

las Guerras de Religión, sobre las que lo dicho hasta ahora da mucha luz, pero dejaré su consideración para tratarla en la tercera parte de esta obra. Antes de afrontar el tema hay que recordar algunas nociones de psicología de enorme importancia para comprender la historia.

A mediados del siglo XX KARL

JUNG estudió profundamente lo que él llamó Inconsciente colectivo, un conjunto de vivencias, motivaciones y pulsiones que son comunes a pueblos enteros, y algunas a toda la humanidad. Se ha comentado muchas veces que nuestra psique es como un iceberg, en el que asoma una pequeña parte que es consciente, pero en que la mayor parte nuestro ser es inconsciente. Pero no inactivo: nuestra forma de comportarnos, de conectar con el ambiente, nuestra simpatía o antipatía natural, la manera de responder a circunstancias imprevistas, la vivencia de nuestros aconteceres, la posibilidad de angustiarnos ante los mismos, todos ellos son inconscientes. Lo mismo ocurre con los pueblos, cada uno de los cuales tiene sus motivaciones ocultas, sus pulsiones siempre preparadas para buscar satisfacción. La historia común ha dado lugar a una serie de vivencias que cuando han sido intensas crean un engrama o sello permanente y muchas veces olvidado pero que condiciona su comportamiento colectivo en respuesta a circunstancias similares.

Como con el

alma individual, la colectiva semeja un iceberg, con la particularidad de que la parte consciente en los pueblos antiguos es mucho más pequeña.

94

Comentaba


NIETZSCHET111: “Cuando soñamos repetimos una vez más la tarea de la humanidad anterior…Pues bien, yo creo que, así como hoy el hombre razona en el sueño, razonaba también la humanidad durante la vigilia a través de muchos milenios; la primera causa que se le presentaba al espíritu para explicar alguna cosa necesitada de explicación le bastaba y pasaba por verdad. En el sueño continúa obrando sobre nosotros ese viejísimo trozo de la existencia humana, pues es el fundamento sobre el cual la razón superior se desarrolló y se desarrolla aún en cada hombre: el sueño nos trasporta a estados lejanos de la civilización humana y pone en nuestras manos un medio para comprenderla mejor”. Los sucesos de importancia vital se agrupan en el inconsciente colectivo en conjuntos unidos por una experiencia emocional semejante. STANISLAV GROF

112

Es lo que el psicólogo

ha llamado Sistemas de Experiencias Condensadas, aunque

refiriéndolas al alma individual.

Por ej., todas las experiencias frustrantes:

dominación extranjera, epidemias, situaciones de hambruna… forman un racimo único unido no por contemporaneidad temporal sino por una misma situación angustiante. Los vagos recuerdos o leyendas de los orígenes con héroes temerarios y dioses creadores forman otro conjunto emocional, estimulante en este caso.

O el orgullo

de las épocas imperiales, de las satisfacciones por las batallas ganadas a enemigos odiados forman también otro conjunto emocional, en el que se atiborran momentos históricos separados por el tiempo pero unidos por la misma emoción. Estos sistemas o engramas ocasionan pulsiones larvadas siempre prestas a buscar satisfacción cuando aconteceres nuevos despiertan sentimientos semejantes en las masas de población

a aquellos mantenidos dormidos en el inconsciente

colectivo. Ejemplos de ellos marcan toda la historia universal, y de ellos se ocupa la nueva ciencia moderna, la Psicohistoria, en franco desarrollo.

Podemos citar como

ilustración actual la respuesta americana al atentado de la Torres Gemelas de Nueva York del 11 de Septiembre de 2001; fue terrible, pero no justificó por sí mismo la invasión de dos países, Irak y Afganistán; todo el pueblo americano apoyó al presidente Bush a que llevara a efecto

estas actuaciones, se buscaron pretextos

para invadir Irak; y, aunque este país estaba sometido a una tiranía atroz, no había responsabilidad directa con el ataque, y los daños producidos por la guerra y la situación del país actual son mucho peores que el daño que pretendían remediar. Pero es que el atentado despertó los mayores miedos de la potencia americana, el ser atacada en los mismos centros del poder, y la respuesta fue pulsional, irracional.

111 112

NIETZSCHET. Humano, demasiado humano, I, 12-13. STANISLAV GROf. La Psicología del Futuro, pg. 47. Ed. La Liebre de marzo. Barcelona.2002.

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Pues bien, cumplidos estos preámbulos, pasemos a reflexionar sobre el tema propuesto: el Antisemitismo.

El Antisemitismo Recordemos algunos sucesos importantes de la historia egipcia. Primero la infiltración y posterior ocupación del poder por parte de los hicsos/cananeos. Fue considerada como una gran humillación para el pueblo. Su expulsión por parte del faraón Ahmosis supuso momentos de gran euforia nacional y de gran resentimiento contra los extranjeros. La reacción fue inmediata y durante la Dinastía XVIII Egipto conquistó la tierra de Canaán, especialmente por las campañas del faraón Tutmosis III, llegando a tener frontera con el pujante reino hitita, con períodos de guerra intermitente con el mismo.

Ésta política se continuaría con la Dinastía XIX,

especialmente con Ramsés II, que combatiría con los Hititas en la famosa batalla de Kadesh, de la que se libró de la muerte por poco. Durante la Dinastía XVIII tuvo lugar otro acontecimiento importantísimo en la Historia de Egipto y también en la Universal. Fue la “herejía” del faraón Amenhotep IV que pasaría a llamarse Akhenatón. Fue considerado como algo brutal y totalmente funesto por los creyentes egipcios. Imaginemos que en la actualidad un papa romano abjurara del Cristianismo y creara una nueva religión. Ya he detallado en el capítulo II el curso del proceso y su fin tras la muerte del faraón. Fue una experiencia tremenda que se quiso hacer olvidar por los sucesores.

El rey fue borrado de la lista de

faraones, sus monumentos destruidos, su nombre proscrito.

Fue olvidado, pero la

experiencia no fue posible extirparla del inconsciente colectivo.

Su misma represión

no hizo sino reforzarla aunque ahora transferida a alguien externo. Durante este período de Amarna (1453-1336 a. C), unos 80 años aproximadamente antes de la supuesta fecha del 2º Éxodo, Egipto fue víctima de una epidemia que se extendió luego al resto del Oriente Medio. No se sabe con precisión su naturaleza; tal vez peste bubónica, poliomilitis o gripe. Acabó con la vida del gran rival de Egipto de entonces, el rey hitita Suppiluliuma; también de la reina madre Tiy, la Gran Esposa real Nefertiti y las princesas Meketatón, Meritatón, Neferura y Setepenra. No puede extrañar que la población atribuyera la plaga a un castigo de los dioses por la herejía.

También explica que la ciudad de Amarna fuera pronto

abandonada. El nombre del faraón se olvidó, pero pronto apareció un nuevo pueblo, el israelita, cuya religión y ley tanto se parecía a la religión monoteísta e iconoclasta de

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Akhetatón como odiaba a la ortodoxa de Amón. El odio inconsciente ya tenía un chivo expiatorio. Nació la leyenda paralela de Moisés el Egipcio. Vinieron después la conquista de Egipto por los Asirios (671 a. C) y por los Persas (525 a. C), pero ambos imperios, el asirio y el persa pasaron a la historia, y cuando llegó Alejandro el Grande fue como libertador de Egipto, el fundador de Alejandría; sus sucesores, los Ptolomeos iniciaron el período helénico que ensambló y complementó las culturas griega e egipcia. Sólo quedaba un “extraño” al pueblo egipcio, el creado por Moisés el Hebreo. Pero la tradición del otro Moisés, en la que se entrecruzaban inconscientemente el odio a los pueblos conquistadores (hicsos, asirios, persas), a la antireligión judía, los daños olvidados de plagas terribles, se prolongó, tras la desaparición de Egipto como Estado independiente tras la conquista por Roma por todo Occidente. Cuando apareció el Cristianismo, la evolución del mismo fue peculiar. En un principio los seguidores de Cristo se consideraron un sector o secta dentro del judaísmo.

La clave para que se desgajaran como religión separada se debió

principalmente a dos hechos en concreto. Primero estuvieron las palabras de Jesús: “La Ley fue hecha para el hombre, no el hombre para la Ley”. No abolió la Ley, pero la colocó en un lugar secundario. Más adelante, cuando S. Pablo empezó a extender la doctrina cristiana a los gentiles, la Ley fue dejada totalmente, o casi, de lado.

Ello

determinó que en la segunda mitad del siglo I los nazarenos fueran expulsados definitivamente de las sinagogas. Israel era su Ley, ésta fue quien lo creó, el halaqá tenía para él valor permanente, quien no estaba con la Ley no podía formar parte del pueblo.

Pero hay más, el Dios Transcendente de Moisés se convirtió con Cristo en

inmanente en el mundo, convirtiéndose en uno de nosotros. Yahveh fue un tiempo un dios apenas conocido en Medio Oriente, sin templo ni pueblo que lo adorara; hubo un momento en que se presentaron unas gentes sin dios y sin tierra, y los dos se encontraron; se creó un pueblo, se buscó una tierra y se construyó un templo para adorarle.

Y cuando los nazarenos rechazaron su Ley, se

incluyó una maldición para ellos en la oración diaria de los fieles judíos. Pero aparecieron todavía más discrepancias entre los cristianos y los judíos fariseos 113 .

Cuando empezó a desarrollarse la teología cristiana se recuperaron

algunas tradiciones procedentes de la teología de Amón. Recordemos la concepción egipcia trinitaria de Amón-Ptah-Ra. Más adelante, cuando la imagen de María, la Madre Virgen, se fue desarrollando, fue en parte recogido el simbolismo de la diosa 113

Tras la destrucción de Jerusalén en el año 70, sólo quedaron dos sectas judías: los fariseos y los cristianos.

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madre Isis y su hijo Horus.

Y todavía se puede añadir otro factor importante

discrepante de la tradición inveterada judía: me refiero a que la actitud iconoclasta que era tan acentuada desde la formación del pueblo de Israel, con la prohibición de construir imágenes a las que adorar simbólicamente; con Cristo, Dios se hizo visible y las representaciones del mismo, de su Madre y de los Santos estuvieron permitidas (aunque, como es sabido, hubo momentos de serios problemas en la Cristiandad Bizantina). Todo lo cual dio

lugar a que también el Cristianismo se situara

inconscientemente en la vertiente egipcia procedente de Amón y de las tradiciones de Moisés el Egipcio frente a la tradición atoniana de Moisés el Hebreo. Y en los siglos que siguieron, con la victoria del Cristianismo, cualquier calamidad sobrevenida, cualquier epidemia, tendría su chivo expiatorio en los judíos. Sólo hubo un grupo de cristianos que siguieron fieles a la Ley, los judeocristianos

de Jerusalén dirigidos por el hermano del Señor, Santiago.

Éste

murió ejecutado, y antes de la toma de Jerusalén por Tito en el año 70 huyeron de la ciudad hacia la Decápolis.

Su Evangelio perdido de S. Mateo

serviría como base,

cinco siglos después, para el nacimiento del tercer monoteísmo, el Islámico.

…………………………

98


SEGUNDA PARTE

A PROPÓSITO DEL SALMO 89

99


100


INTRODUCCIÓN SOBRE EL SALMO 89

“He dado mi ayuda a un valiente, he exaltado a un elegido del pueblo; le he ungido con mi óleo consagrado, al que mi mano sostendrá constantemente y mi brazo fortalecerá. ………………………………………. Serán con él mi fidelidad y mi piedad, y en mi nombre se alzará su poder. …………………………………………….. Yo guardaré con él eternamente mi piedad, y mi alianza con él será fiel. ……………………………………. …no apartaré de él mi piedad ni faltaré a mi fidelidad. No quebrantaré mi alianza y no retractaré cuanto a salido de mis labios. Una cosa he jurado por mi santidad, no engañaré a David.

Pero, con todo, has rechazado, despreciado, y te has irritado contra tu ungido. Has roto la alianza con tu siervo, has profanado, (echado) a tierra, su diadema. has abierto brechas en todas las murallas, has reducido a escombros sus fortalezas. ……………………………………… ¿Hasta cuándo, Yhavé, estarás siempre escondido, y arderá tu ira como fuego? …………………………………….. ¿Dónde está tus antiguas piedades, oh, Señor, las que por tu fidelidad juraste a David?

Salmo 89, 20-36

Salmo 89, 39-50

Las

páginas

que

seguirán

estarán

inspiradas

en

una

visión

fundamentalmente psicológica para intentar explicar el dilema planteado por el texto transcrito procedente del Salmo 89. En modo alguno pretenden ser una interpretación teológica.

Y cuando hable de la Divinidad,

atribuyéndole

determinadas características, no me estaré refiriendo a Dios mismo, sino a la concepción que los hombres nos hemos hecho de Dios.

Así se irá viendo la

evolución que ha tenido en siglos sucesivos la visión judía de Yahveh. Esta concepción es variable dependiendo del tiempo histórico y de las características psicológicas de cada ser humano.

Decía IBN ARABÍ, el gran

místico murciano medieval, que hay tantos dioses como seres humanos; que la inmensidad de Dios es tanta que cada uno de nosotros sólo podemos captar una pequeña parte de su realidad. Estas discrepancias en la idea que nos formamos de la Divinidad son todavía más marcadas cuando comparamos visiones de tiempos 101

históricos


muy distantes. Por ello es tan importante considerar el tiempo en que fueron escritos los textos que consideremos. El Libro de los Salmos admitido canónicamente lo forman los 150 salmos del texto hebreo masorético 114 ; se excluyó el salmo 151 procedente de la versión de los LXX por considerarlo apócrifo. Aunque hubo una tradición que atribuía la autoría de muchos de los salmos a David, los estudios modernos tienden a negarla para la mayoría de los salmos, retrasando su composición a la época persa y macabea115. musical.

Su carácter era litúrgico con acompañamiento

Se considera, pues, que el Salterio es la yuxtaposición de

composiciones escogidas y procedentes de distintas épocas. Se han podido concretar tres colecciones distintas dentro del Libro de los Salmos: la Yhavista (salmos 2-41), la Elohísta (salmos 42-83), la Nueva Yhavista (salmos 84-150). El Salmo 89, por la naturaleza de su contenido y por la psicología del dios que muestra, posiblemente fue escrito en época antigua, en el destierro babilónico.

Su consideración ha consternado a numerosos teólogos a lo largo

de la historia.

En él, Yahveh promete fidelidad perpetua

a su pueblo,

representado por David y, sin embargo, en los versos finales, el rey se queja de haber sido abandonado y de que Yahveh ha olvidado sus promesas. ¿Cómo es posible? Desde el punto de vista psicológico, la imagen que el hombre se forma de su dios depende de la propia evolución de la consciencia de ese hombre. Quiéralo o no, tiene que transmitir a su dios la imagen de sí mismo; y esta imagen tiene que corresponder al estado psíquico del hombre de ese momento histórico. Actualmente conocemos que la mente humana ha evolucionado a lo largo de los milenios hacia un grado de concienciación cada vez más amplio, que le permite con el paso del tiempo controlar mejor su inconsciente. Ello le 114

Fue el texto escrito por los hebreos masoretas. La palabra mesorah (‫ )מסורה‬indica lo recogido por tradición. Fue escrito entre los siglos I y X d. C. Contiene variaciones respecto a la versión de los LXX. 115 El destierro en Babilonia se extendió durante el período 586-538 a.C. Tras la conquista de Babilonia por Ciro I, los judíos pudieron volver a su patria, pero seguían siendo súbditos del imperio persa. Palestina formaba parte de la 5ª provincia, cuyo nombre era Abar-Nahara. El gobernador residía en Samaria. La reconstrucción de las murallas de Jerusalén fue llevada cao por Nehemías, que llegó a la ciudad con poderes extraordinarios del rey Artajerjes en e 445 a.C. La época macabea se inició con la rebelión de Judas Macabeo contra los intentos helenistas del rey Antíoco IV, consiguiendo apoderarse de Jerusalén y consagrar nuevamente el Templo en el año 165 a.C

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permite ir creando una personalidad cada vez más equilibrada y, en consecuencia, su dios va madurando con el paso del tiempo. Así se explica la diferencia abismal que existe entre el Yahveh del Antiguo Testamento y el Dios Padre de Jesús. Para explicárnosla voy a comentar algunos de los contenidos de ciertos libros sagrados. Esta Segunda Parte, estructurada con criterios algo distintos de la Parte Primera, va exponiendo la evolución que va siguiendo la

concepción del

primitivo dios Yahveh del Éxodo hasta llegar al Dios Padre de Jesús.

103


104


CAPÍTULO VI EL LIBRO DE JOB

Es uno de los grandes libros del Antiguo Testamento en el que se plantea el problema del sufrimiento del justo sin llegar a resolverlo.

Sobre el

personaje de Job publicó CARL G. JUNG un profundo estudio psicológico en 1952116. De él tomaré algunas de las ideas que se expondrán seguidamente. La fecha de composición del libro de Job es muy imprecisa, desde el postexilio hasta aproximadamente el 300 a.C.

No parece que tuviera un solo

autor, sino que distintos redactores, basados en un texto popular, fueron añadiendo partes del mismo. Se inicia el libro con la presentación de Job, hombre santo y temeroso de Dios, y poseedor de numerosa familia y bienes.

Viene a continuación una

escena sorprendente en el cielo en la que Yahveh se encuentra con sus “hijos”, entre ellos Satán. 116

“Respuesta a Job”. Primera edición en español en México, año1964.

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Esta escena ya sugiere la antigüedad del relato primitivo, que no la puesta por escrito.

Cuando era un cuento popular todavía no se había

desarrollado en los textos sagrados la idea de la rebelión de Satán y su caída. La ingenuidad de la escena se manifiesta en el diálogo tú a tú de Yahveh y Satán, y la facilidad con que el primero se deja engañar por el segundo 117. Dios está satisfecho de su siervo Job pero Satán le invita a que le ponga a prueba, que le retire sus riquezas, su familia, que quebrante su salud. Entonces se vería si Job era realmente el hombre justo e íntegro que se suponía que era: “¿Acaso teme Job a Dios en balde? ¿No le has rodeado de un vallado protector a él, a su casa y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos, y sus ganados se esparcen por el país. Pero extiende tu mano y tócale en lo suyo, (veremos) si no te maldice…”118 Aparece aquí un Yahveh sorprendente, que ha olvidado que es omnisciente, que lo conoce todo, el pasado, el presente, el porvenir.

¿Para

qué poner a prueba a Job si Él debería saber cuál sería su respuesta? Con una mentalidad moderna es difícilmente comprensible un dios como Yahveh, pero es necesario que nos situemos en la época de la escritura del libro e imaginemos cómo eran los dioses en aquel tiempo. Los dioses en aquel tiempo, y también Yahveh, eran fundamentalmente amorales, no admitían ninguna ética que les afectara a ellos.

Solían ser

genocidas; el relato del Diluvio Universal tiene base en relatos más antiguos como el del héroe Gilgamesh, que llegó a conocer a Noé.

En el mito

mesopotámico del Diluvio es el dios Enlil el que abre las compuertas del cielo para ahogar a los molestos hombres. La lascivia de Zeus fue proverbial. No tiene problemas morales Yahveh cuando responde a Satán tras las desgracias de Job: “…aún persevera (Job) en su perfección a pesar de que me incitaste contra él para que sin razón lo arruinara”119. En el tiempo de esas escrituras, la Sabiduría todavía no se había posesionado de Yahveh.

Su nivel de consciencia, de conocimiento de sí

mismo, era tan precario como el de los hombres de ese tiempo. 117

JOB, I, 6-13. JOB, I,9-11. 119 Ib, II,3. 118

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Podía ser


bondadoso y cruel, justo o desconsiderado, creador y destructor, fuente del bien y del mal. En palabras de Job: “Si recibimos de Dios los bienes, ¿por qué no también los males?”120. En el libro de Job se muestra a Yahveh llevado por la cólera y los celos. Descarga sobre él todas las desgracias; pierde a su familia, sus bienes y su salud. Y termina solo, pidiendo limosna y enfermo. Y, sin embargo, permanece fiel a Yahveh.

Cuando Job habla con los amigos que han ido a consolarle, y

uno de ellos, Elifaz, le comenta la creencia tradicional de que no hay ningún justo castigado,

le responde con plena convicción en su estado lleno de

miseria: “¿Volveos y no seáis injustos; volveos, pues la justicia está conmigo! ¿Hay en mi lengua iniquidad?”. En ningún momento se siente culpable. Y se indigna por su infortunio. Quiere creer en la justicia divina, que precisamente es injusta con él. Job es consciente de la contradicción que hay en Yahveh.

Busca en Él un

abogado contra la misma divinidad. Sabe que su dios puede ser cruel y puede ser justo, pero ante todo teme Job su Omnipotencia (Job, IX); es muy consciente de su insignificancia ante Dios.

Pero seguro de su integridad

quiere interpelarle: “…yo quisiera hablar al Omnipotente y venir a cuentas con Dios”121. “Aunque Él me matara, no me dolería, con tal de defender ante Él mi conducta. Y esto me servirá de salvación, pues el impío no se atrevería a comparecer en su presencia”122.

Reprocha a Dios que quiera litigar con el

hombre, una nada respecto a Él: “El hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de inquietudes, brota como una flor y se marchita, huye como sombra sin pararse. ¿Y sobre un tal abres tus ojos y le citas a juicio contigo?”123 Pero Yahvé, a diferencia de otros dioses de su tiempo, necesita del hombre, precisa ser su señor, es celoso de su sumisión. Precisa hacer pactos con los hombres, y tomará nota de sus frecuentes infidelidades. Necesita del hombre para autoafirmarse, para tener consciencia de su propia Omnipotencia. Pero los hombres son débiles, pueden encontrarse explicaciones a su olvido de los pactos. ¿Pero qué explicación buscar a la infidelidad de Yahveh? Es 120

Ib, II,10 JOB, XIII, 3. 122 JOB, XIII, 15-16. 123 JOB, XIV, 1-3. 121

107


esta misma infidelidad de Yahveh la que, en su inconsciencia, proyecta sobre el hombre, por suponerlo capaz de la misma infidelidad, y explicando que ponga a prueba a Job. Y éste, al permanecer íntegro, se muestra moralmente superior a Yahveh. En el relato, Job, a pesar de todos sus males, se da cuenta que en el interior de Yahveh mora la Sabiduría, y a ella apela, motivando que aumente la autoreflexión de Dios. Es ella la olvidada, la que ama al hombre, mientras que el Yahveh inmaduro lo necesita.

Y en los diálogos de Job y la divinidad se

muestra que el hombre de aquel tiempo empezaba a exigir a sus dioses algo que anteriormente no había osado hacer: ética, sabiduría, justicia. Y Job sabe que las tres están en Yahveh, a pesar de todas las apariencias. Sus palabras “yo sé que mi Redentor vive”124 está prefigurando al Cristo que ha de venir. Busca su abogado en el interior de Yahveh mismo, pues es consciente de la incongruencia de la divinidad: “…en los cielos está mi testigo y allá arriba mi fiador”125. Apela a que Dios se haga consciente de su propia Sabiduría y de su propia Justicia. Difícilmente se puede explicar la actitud de Job, la insobornable fidelidad a Yahveh y su esperanza irreductible en la justicia divina si todo terminara con su vida, llena de males sin cuento.

Sin embargo, quizá por primera vez

aparece en este relato la posibilidad de la resurrección. Así parecen indicarlo sus palabras: “Porque yo sé que mi Redentor vive, y al fin se erguirá como fiador sobre el polvo; y detrás de mi piel yo me mantendré erguido, y desde mi carne yo veré a Dios. ¡Al cual yo le veré, veranlo mis ojos, y no otros!”126. Por un lado quiere contender con Dios, exponerle sus razones, pero por otro es muy consciente de su omnipotencia, que ante Él no es más que polvo: “…me estremezco ante él; si reflexiono tengo pavor de Él. Dios ha debilitado mi corazón, y el Omnipotente me aterra”. 127 En su desesperación llega a criticar al mismo Dios, censurando la injusticia para con él: “…yo no alcé la mano contra el pobre cuando en su 124

JOB XIX, 25. JOB XVI, 19. 126 JOB XIX, 25-26. 127 JOB XXIII, 15-16. 125

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infortunio gritaba hacia mí. ¿No lloraba yo con el afligido? ¿No se llenaba mi alma de tristeza por el pobre?”. Resalta

aquí que Job sabe que su altura

moral es superior a la de Yahveh, y sin embargo, persiste en su esperanza de que la justicia y la sabiduría están de algún modo en Él, latentes, esperando su grito de llamada. Cuando Dios se decide a responder las invectivas de Job, no hace una defensa o justificación de su actitud para con el afligido, sino que hace una ostentación de su poder como Creador. Los capítulos 38 y 39 son cubiertos por su monólogo en que marca la distancia abismal entre Él y Job. Ante su propia insignificancia, Job no puede menos que cerrar su boca. Y ante tanta sumisión y fidelidad, Yahveh no tiene más remedio que resarcir finalmente a Job de todo lo que le había quitado. Queda maravillado de la integridad de Job y, desde entonces, no sólo necesita al hombre; quiere también convertirse en hombre. Job ha hecho descubrir en el seno del propio Yahveh lo que Éste tenía olvidado: el sentido moral, la justicia, la sabiduría. A partir del momento de la escritura de este libro, la concepción de Dios que se tenía en este momento histórico, Yahveh queda en deuda con el hombre. Hasta entonces su actitud, deficiente en consciencia, era tal que, como se indica en el salmo 89, no le suponía conflicto moral faltar a su juramento. ¿Quién era el hombre para juzgarlo?

Pero a partir de Job la

situación cambia, y este cambio se va notando en sucesivos libros sagrados.

109


110


CAPÍTULO VII EL LIBRO DE

ENOCH

Fue escrito probablemente por distintos autores judíos entre los siglos III y I a.C. Forma parte del canon de la Iglesia Copta, pero no del de las otras iglesias. Las únicas versiones íntegras están en los idiomas ge´ez y copto. Su héroe, Enoch, es el bisabuelo

de Noé, como así consta en el Libro del

Génesis. Pertenece a la literatura apocalíptica, como el Libro de Daniel. Desde el punto de vista psicológico supone un paso adelante respecto al Libro de Job.

Los autores de éste tenían un nivel de conocimiento de sí

mismos reducido, y así también el dios en el que creían: amoral, sin responsabilidad, ignorante de sí mismo.

Pero, de pronto, el hombre empieza

a saber de su insconsciente, de esa parte activa, desconocida, que mueve en 111


buena parte nuestra conducta. Esa parte de nuestro ser olvidada, originada por toda nuestra historia individual y también por la de todos los hombres. Su aparición en escena es brusca, descomunal, violenta, y da nacimiento a la literatura apocalíptica, la que pretende dar las claves del comienzo y el fin del Mundo entre catástrofes, genocidios, lluvias de fuego, diluvios, terremotos, erupciones volcánicas…

Todos ellos símbolos de la

ebullición del alma que enseña a la consciencia las profundidades de nuestro ser. Trasladan al Mundo las tormentas del alma para poder resistirlas porque todavía no comprende el hombre su naturaleza y envía hacia fuera su angustia interior. Transfiere al Mundo exterior los problemas de su Mundo interior. Y en esa literatura apocalíptica se va abriendo paso la necesidad de la existencia de algún tipo de Justicia.

Y así, el dios que aparece en el libro de

Enoch es ante todo justo, aunque todavía no es sabio. En su inicio, el Libro habla de la visión de Enoch en el que “el Santo de los cielos” le muestra el final de los tiempos en el que serán rechazados todos los malvados, mientras los

justos serán salvados.

Desde los primeros

versículos aparece la noción de justicia. Ésta se irá concretando una y otra vez a lo largo del texto. Anuncia la venida en un futuro de Dios a la Tierra: “El Dios eterno andará sobre la tierra, sobre el monte Sinaí aparecerá su gran ejército…”128. ”Y la tierra se dividirá y todo lo que está sobre la tierra perecerá y habrá un juicio sobre todos”129. En el tiempo en que fue escrito no estaba clara todavía la idea de la resurrección, sino que la justicia divina en el momento de la gran prueba sólo les garantiza a los justos una vida feliz, pero que tendrá su fin. “Y entonces la sabiduría se dará a los elegidos y vivirán todos, y no pecarán más ni por olvido ni por orgullo, sino que en cambio los que sean sabios serán humildes. No trasgredirán más ni pecarán el resto de su vida, ni morirán por el castigo o por la ira divina, sino que completarán los días de su vida” 130.

128

ENOCH. I,4. Ib. I,7. 130 Ib. V, 9, 129

112


Pero la justicia terrenal vendrá precedida por la celestial. Aparece con todo detalle el relato de los ángeles caídos, que aquí se llaman los Vigilantes. En este relato de los mismos se ve la influencia de los mitos helénicos de Prometeo (el que raptó al fuego que estaba en los cielos y el que enseñó a los hombres) y de los Titanes. Los Vigilantes, dirigidos por Shemihaza,

vieron a las hijas de los

hombres y las desearon y quisieron engendrar hijos con ellas. Eran doscientos los que descendieron a la tierra. Desobedeciendo el mandato de Dios, enseñaron a sus mujeres brujería, magia y el saber curativo de las plantas. Y sus descendientes con ellas fueron “gigantes de tres mil codos de altura…y devoraban el trabajo de los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles” 131 .

El

Vigilante Asa´el enseñó a los hombres la metalurgia, a las mujeres el uso del antimonio, el arte del maquillaje, el uso de las piedras preciosas y las tinturas. El Vigilante Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces.

Hermoni la

brujería. Baraq´el los signos de los rayos. Kokab´el los presagios, etc. etc., y todos los secretos empezaban a ser revelados. Se deja ver aquí la visión que se mantenía en aquellos tiempos (los de la escritura del libro) de que la posesión del conocimiento era peligrosa –opinión que se mantenía desde los albores de la civilización egipcia y de la mesopotámica-. Sólo los elegidos por sus virtudes

podrían disfrutar de ese

conocimiento y del poder que lleva consigo. Transgredir esta norma, revelar los secretos al común de los mortales, como hicieron Prometeo y los Vigilantes desobedientes, supone pecado y merece castigo. La complitud del reino de los cielos aparece evidente cuando son cuatro los arcángeles los que oyen, llegando desde la tierra, los lamentos de los hombres: Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel. El símbolo de la cuaternidad surge por doquier –véase las visiones del profeta Ezequiel- para indicar la totalidad de la creación, en los cielos –los cuatro arcángeles- y en la tierra –los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego-.

131

Ib. VII,2-3.

113


Lamentos los de los hombres que piden auxilio del Altísimo frente a los males que les han sobrevenido por la acción de los Vigilantes y sus hijos, los gigantes. Entonces los arcángeles claman al Altísimo y le piden instrucciones: “Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú que sabes aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar eso” 132. Es cuando, en respuesta, surge la justicia de Dios, pero todavía no su misericordia: “Ve hacia Noé y dile en mi nombre, «escóndete»; y revélale la consumación que viene, pues la tierra entera va a perecer, un diluvio está por venir sobre toda la tierra y todo lo que se encuentre sobre ella perecerá” 133. Ciertamente, el dios de este libro ya parece darse cuenta de que es necesario cierto grado de moralidad, como aparece en el pasaje anterior y en otros en los que marcará el destino de los Vigilantes, como un dios justo pero cruel.

Y esta noción de Dios no creamos que sería totalmente superada

cuando años después Jesús muestre a su Padre, cuando hablaba de que quien sabía verle a Él –a Jesús-, veía a su Padre.

En este punto la Iglesia

ciertamente no ha sabido ver a Jesús cuando ha venido enseñando que éste sufrió su muerte horrible como exigencia para salvar a la Humanidad. Qué padre entregaría a su hijo a tal sacrificio, menos un Padre infinitamente misericordioso como nos enseñó Jesús. Lo consideraré más detalladamente en el capítulo referente a los Evangelios. Pero retornemos al libro de Enoch.

Dios, tremendamente estricto,

extiende su castigo a todos los Vigilantes que abandonaron el cielo y a los hijos que engendraron, y se extiende detallando las penas que a cada uno corresponden, sin posibilidad de remisión. Después, la Tierra se poblará de los justos. “en ese tiempo todos los justos escaparán y vivirán hasta que engendren millares. Todos los días de vuestra juventud y vuestra vejez se completarán en paz” 134. También en este libro no se deja de alabar la omnipotencia de Dios, la grandeza aterradora de la creación. Enoch, arrebatado por los ángeles, no deja de admirarse de todas las maravillas que se presentan a sus ojos. 132

Ib. IX, 11. Ib. X, 2 134 Ib. X, 17. 133

114

Está


clarísimamente expuesto que el Poder y la Justicia están en Dios. Y en esta justicia no hay piedad. Comentaba Enoch: “Entonces dije: “Qué espantoso y terrible es mirar este lugar”. Contestándome, Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo me dijo: “Enoch ¿por qué estás tan atemorizado y espantado?.” Le respondí: “Es por este lugar terrible y por el espectáculo del sufrimiento”. Y él me dijo: “Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán prisioneros por siempre”. Hay un pasaje en el Libro de Enoch, de carácter profético, apenas conocido y citado, que guarda relación con las palabras de Job ya comentadas anteriormente, “yo sé que mi Redentor vive”. Pues bien, cuando Enoch fue arrebatado a los cielos y contempló las moradas de los justos, cuenta en primera persona: “En ese lugar con mis ojos ví al Elegido de Justicia y Fe; la justicia prevalecerá en sus días y los justos y los elegidos serán innumerables ante él por los siglos de los siglos. Vi su morada bajo las alas del Señor de los espíritus; todos los justos y los elegidos brillarán frente a él como el resplandor del fuego; su boca estará llena de bendición; sus labios glorificarán el nombre del Señor de los espíritus; y la justicia y la verdad no fallarán ante él” 135. Me parece evidente el carácter mesiánico del pasaje, y es ejemplo de la corriente que desde el tiempo que se escribió el libro de Job se fue desarrollando en el pueblo de Israel y que explica la plena aceptación por los discípulos de Jesús de que él era el que tenía que venir. La Encarnación de Dios se anuncia cada vez de forma más inminente. Hay otro pasaje que todavía suena más evangélico, poniendo en boca de Dios las palabras “En este día mi Elegido se sentará sobre el trono de gloria y juzgará sus obras…” 136. Y todo los capítulos XLVI-XLIX son un canto profético de carácter mesiánico, que inspira muchas de las ideas teológicas de los Evangelios y del Apocalipsis (Dn VII, 9-14; Apo I, 13-14, VI,10-11, XX, 11-12; Mt XXIV, 30, XXVI, 64; Mc XIII, 26, XIV, 52; Lc I, 52, XXI, 27, XXII, 69). Leyendo el libro de Enoch, siguiendo su caminar por las profundidades del mundo donde los impíos son condenados hasta los cielos donde los justos alaban a Dios, siempre acompañado por los Vigilantes más cercanos al Señor, 135 136

Ib. XXXIX, 6-7. Ib. XLV, 3.

115


es inevitable pensar que esta obra fue necesariamente un antecedente de la muy posterior Divina Comedia de DANTE. Y el símbolo de la perfección, de la complitud, el símbolo de la Cuaternidad, siguiendo a las visiones del profeta Ezequiel, se repite también aquí, cuando Enoch oye a las Cuatro Presencias que escoltan al Señor: Miguel, Rafael, Gabriel y Sariel. Al escuchar al ángel que acompaña al vidente sobre las funciones de las cuatro presencias, se observa en este pasaje una evolución de la imagen de Dios más allá de la Omnipotencia y la Justicia: son las voces de la segunda y tercera Presencias: “A la segunda voz la escuché bendiciendo al Elegido y a los elegidos que dependen del Señor de los espíritus. A la tercera voz la oí orar e interceder por los que viven sobre la tierra y suplicar en nombre del Señor de los espíritus”. Es curioso, sin embargo, notar que todavía no es llegado el momento de la misericordia y de la Sabiduría, la amante

de los hombres.

Ésta,

escondida a los ojos de Dios, que no es consciente todavía de la misma, no se manifiesta todavía: “La Sabiduría no encuentra un lugar donde habitar, entonces su casa está en los cielos. La Sabiduría fue a habitar entre los hijos de los hombres y no encontró sitio. Entonces la Sabiduría ha regresado a su hogar y ha tomado su silla entre los ángeles”137. Se aprecia aquí de nuevo, una vez más, la evolución progresiva de la concepción que de Dios tenía el hombre. Primero omnipotente y amoral en Job, luego omnipotente y justo en Enoch, pero todavía cruel. “Él es justo en su juicio y, en presencia de su Gloria, la injusticia no podrá mantenerse; en su juicio el que no se arrepienta perecerá ante Él. ``Y desde ese momento no tendré más misericordia de ellos´´, dijo el Señor de los espíritus” 138. Y así se podrían añadir otras muchas citas del autor de este libro apocalíptico, obsesionado por la justicia.

137 138

Ib. XLII, 1-2. Ib. L, 4-5.

116


CAPÍTULO VIII LA SABIDURÍA

La Sabiduría es tratada especialmente en tres libros, el propio de la Sabiduría, el de los Proverbios y el Eclesiástico. Probablemente fueron escritos a finales del siglo II a.C., en tiempos de los Ptolomeos. Las alusiones que hace el primero a la zoolatría sugiere que la redacción tuvo lugar en Egipto, seguramente por algún miembro de la diáspora judía en Alejandría, y antes de la conquista romana. Al hacerse consciente la Sabiduría, ella cambia la personalidad de Yhaveh. Se produce una a modo de hierogamia celeste –que simbólicamente volverá a aparecer más adelante en el Libro de la Apocalipsis-. La fidelidad de Job transformó a Yahveh, dando lugar a una auto-reflexión dentro de Él para remediar la injusticia cometida con el justo. Y entonces recuerda que en Él moraba olvidada la Sabiduría. Se da cuenta Dios que sabe. Antes necesitaba al hombre, pero no lo amaba. Es la Sabiduría la que lo amaba. En ella se adivinan los atributos de la diosa madre, aquellos mismos que se atribuían a la diosa madre mesopotámica Isthar o a la egipcia Isis.

117


Y al describirla, los textos le adelante personificará el Logos

139

atribuyen muchos de los poderes que más

de San Juan: “Antes que todo fue creada la

sabiduría, y la luz de la inteligencia existe desde la eternidad”140. “Desde la eternidad fui yo establecida; desde los orígenes, antes que la tierra fuese. Antes que los abismos, fui engendrada yo; antes que fuesen las fuentes de abundantes aguas; antes que los montes fuesen cimentados; antes que los collados, fui yo concebida. Antes que hiciese la tierra, ni los campos, ni el polvo primero de la tierra. Cuando afirmó los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo. Cuando condensó las nubes en lo alto, cuando daba fuerza a las fuentes del abismo. Cuando fijó sus términos al mar para que las aguas no traspasasen sus linderos. Cuando echó los cimientos de la tierra. Estaba yo con él como arquitecto, siendo siempre su delicia, solazándome ante Él en todo el tiempo; recreándome en el orbe de la tierra, siendo mis delicias los hijos de los hombres141”. En estas últimas palabras está la clave de la nueva concepción de Dios. Al hombre ya no se le necesita para afirmar la omnipotencia divina, sino que se le quiere. “Porque la Sabiduría es un espíritu amador del hombre 142”.

Y, a partir de

entonces, la Justicia será superada por la Misericordia. La concienciación de Yahveh, al descubrir su propia Sabiduría, supone una nueva creación que no tendrá lugar en el mundo sino en el seno de Dios. Ello abre nuevas expectativas escatológicas, pues la Humanidad ya no merecerá ser destruida por sus pecados –como antes con el Diluvio- sino salvada.

Y en esta salvación

reparará Yahveh su injusticia anterior con Job, colmará su deseo de ser hombre, y se llevará a efecto, pues, por un hombre-Dios.

Todo se volverá en adelante más

humano, como ya se dejaba adivinar en el proto-evangelio del GÉNESIS, III, 15: “Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”. La segunda Eva, María, es el equivalente humano de la Sabiduría, por lo que la hierogamia celeste se producirá en la tierra, y por ello María será la madre de todos los hombres. Es la encarnación de la Sabiduría, e “Hija de Dios” por ello, inmaculada. La Sabiduría –o su equivalente, María, es, pues, la intercesora entre Dios y el hombre. La que convierte a Dios en Madre.

Esta concepción hace que surjan

algunas necesidades desde el punto de vista psicológico, que dan lugar a que las

139

ECLESIÁTICO. I, 5. Ib. I, 4. 141 PROVERBIOS. VIII, 23-31. 142 SABIDURÍA. I, 6. 140

118


cosas se compliquen bastante. Si había que impedir que se repitiera la historia del proto-evangelio en la que Eva sucumbe a las maniobras de Satán,

tenía

necesariamente que ser María inmaculada, para prevenir la posibilidad de pecar. Pero dado que esta posibilidad es genuinamente humana, se le crea a María un status de diosa. Cuando surge la Sabiduría del inconsciente de Yahveh –traduzcamos: cuando el hombre del siglo II a.C. comprendió que Yahveh ya no podía ser el dios de los pactos con los hombres, el dios orgullosamente omnipotente, sino un dios sabio- ella viene acompañada de muchos otros arquetipos o imágenes del inconsciente colectivo de los hombres. Parte del inconsciente colectivo se hace consciente y, para hacerlo soportable, lo transfiere a Dios, aliviando su angustia.

Nace así la literatura

apocalíptica, la que con imágenes catastróficas narrará el origen y final del mundo: los libros de Enoch, Daniel, los profetas…más adelante la Apocalipsis. Estos contenidos, que todos poseemos, son originados por nuestra historia personal y por la colectiva de la Humanidad. En cuanto a la primera, los estudios recientes de STANISLAV GROF 143

provocados

en los estados no ordinarios de conciencia

han permitido adquirir muchos conocimientos sobre el origen de estos

contenidos catastróficos del inconsciente. En estas situaciones las personas pueden revivir las circunstancias de su propio nacimiento, siendo especialmente dramáticas las que acompañan al período de contracciones uterinas sin venir todavía acompañadas de la dilatación del cuello.

La angustia, el terror, la sensación de

impotencia son enormes; los sufrimientos revividos son muy semejantes a los suplicios que las tradiciones religiosas milenarias localizan en el infierno.

Es decir, estas

descripciones de los tormentos los desplazan del interior de nuestra alma, donde harían insufrible la angustia a un lugar exterior, a un inframundo enterrado donde molestarían menos. El inconsciente hay que procurar que se haga consciente, pero de un forma lenta y progresiva. En caso contrario lleva a estados psicóticos. Sin embargo, en ocasiones, se producen violentas erupciones del material contenido en la psique, dando lugar a las obras literarias escatológicas de un tremendismo descomunal; aquí puede incluirse el libro de la Apocalipsis; y si consideramos el inconsciente colectivo, puede dar lugar a explosiones sociales y a genocidios como el nazi o el de Pol Pot en Camboya entre los años 1975-79.

143

STAISLAV GROF. La Psicología del Futuro. Ed. La Liebre de Marzo.Barcelona.2002.

119


Por aquel entonces, el tiempo en que fueron compuestos los libros sapienciales, debió ocurrir una inflexión en el curso histórico de tipo cultural y de maduración de la consciencia, quizá por la influencia del helenismo tras las conquistas de Alejandro.

Así parece indicarse en el Libro de los Proverbios: “La sabiduría está

clamando fuera, alza su voz en las plazas. Clama encima de los muros, en las entradas de las puertas de la ciudad.144 Cuando entre en tu corazón la sabiduría y sea dulce a tu alma la ciencia, velará sobre ti la prudencia y te preservará la inteligencia 145. Ya no basta con la justicia, ahora se añade también la misericordia: “De su boca brota la justicia y lleva en la lengua la ley y la misericordia” 146 . Hay en estos libros sapienciales una verdadera preocupación por el perfeccionamiento moral del hombre. Ya no es indiferente a Dios, que le ama: “No desdeñes, hijo mío, la corrección de Dios; no te enoje que te corrija. Porque al que Yahveh ama le corrige147”.

HIMNO A LA SABIDURÍA En ella hay un espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, claro, inofensivo, benévolo, agudo, libre, bienhechor. Amante de los hombres, estable, seguro, tranquilo, todopoderoso, omnisciente, que penetra en todos los espíritus inteligentes, puros, sutiles. Porque la Sabiduría es más ágil que todo cuanto se mueve, se difunde su pureza y lo penetra todo. Porque es un hálito del poder divino y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente, por lo cual nada manchado hay en ella. Es el esplendor de la luz eterna, el espejo sin mancha del actuar de Dios, imagen de su bondad. Libro de la Sabiduría, VII, 22-26

144

PROVERBIOS. I, 20-21. Ib. II, 10-11. 146 Ib. III, 16. 147 Ib. III, 11-12. 145

120


CAPÍTULO IX LOS EVANGELIOS-1 En estos libros del Nuevo Testamento, la evolución de la concepción de Dios alcanza un punto culminante en el Dios Padre de Jesús, para dar luego una marcha atrás en el libro de la Apocalipsis. ¿Qué lugar ocupa la figura de Cristo dentro de la evolución psicológica del pensamiento judío?

Por ej., la figura de Satán, que cuando el libro de Job, charlaba

tranquilamente con Yahveh, tiene su representación mítica humana en la personalidad de Caín.

En los primeros escritos sagrados más primitivos no aparece una figura

celestial que se correspondiera con Abel, sino que más bien hay que considerarlo con un precedente imperfecto de la figura de Jesús. No obstante, en escritos posteriores sí aparece una correspondencia celestial de Cristo. Se insinúa apenas en la afirmación de Job, ya citada anteriormente: “yo sé que mi Redentor vive”. Pero es en el “Elegido”

de las visiones de Enoch y en el

“Logos” del Evangelio de Juan cuando la correspondencia aparece con toda claridad. Y María completará el cuadro a partir del momento de la aparición de la Sabiduría. Tenemos, pues, el siguiente cuadro:

Realidades celestiales atemporales

Realidades temporales

Sabiduría

María

Logos

Cristo

Aquí surgen unas preguntas embarazosas: ¿Por qué la necesidad de la Encarnación? ¿por la presencia del mal en el mundo? ¿no hubiera sido preferible suprimir la acción de Satán sobre el mundo, por lo que la haría innecesaria? ¿o es que el mal se impone como una necesidad? Hagamos ahora unas consideraciones de tipo mítico y psicológico. Pero para evitar malentendidos digamos lo que debemos entender por mito; no es una invención, sino que, en palabras de C. JUNG, “el mito consiste en hechos que se

121


repiten constantemente y que siempre pueden ser observados”148. Estos hechos son fundamentalmente constantes del pensamiento humano.

Y cuando hablamos de la

figura mítica de Cristo se quiere indicar que, en su realidad humana, representó valores que tienen validez para toda la Humanidad. Pues bien, el hombre tuvo que pensar desde siempre que el mal formaba parte esencial de la realidad, dada su omnipresencia en cualquier circunstancia. Como ya se ha insinuado anteriormente, la totalidad de la Realidad, la complitud de la Creación, ha sido representada desde tiempos inmemoriales por el símbolo de la Cuaternidad: los cuatro animales que forman la Esfinge de Gizé; las figuras de animales representando a los cuatro Evangelistas; los cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua; los cuatro arcángeles: Gabriel, Rafael, Miguel y Sariel; los cuatro seres vivientes con semejanza de hombre en la visión de Ezequiel…No extraña por eso que figurara Satán al principio del Libro de Job como uno de los hijos de Iahvé.

¿Cuaternidad o Trinidad? Puede sorprender que, dada la universalidad del arquetipo de la Cuaternidad, en el Cristianismo se muestre en forma de Trinidad. Merece la pena su consideración, pero quiero advertir que los comentarios que siguen no pretenden ser de carácter teológico, sino más bien un intento de comprensión psicológica. Pues bien, el desarrollo del dogma de la Trinidad en la mentalidad cristiana fue algo que necesitó tiempo para fijarse como tal. S. PABLO centraba su predicación en la muerte de Cristo que manifestaría en ella su divinidad. En cambio, el Evangelio de S. MARCOS, el primero en el tiempo aunque posterior a las cartas de S. PABLO, sitúa la divinidad de Jesús a partir de su bautismo, momento en el que empieza su relato. Posteriormente, los Evangelios de MATEO Y LUCAS marcan el tiempo a partir del parto virginal. Y fue el Evangelio de JUAN, ya muy tardío, el que se retrotrae más y sitúa el acontecimiento antes de la misma Encarnación, en ese famoso prólogo en el que el Logos se hace carne. La doctrina de la Trinidad empezó a tomar cuerpo dentro del Cristianismo helenista, es decir, en una teología inspirada por el pensamiento griego. Fue ORIGENES 149 en el siglo II el que dio los primeros pasos en su formulación, que

148

C. JUNG. “Respuesta a Job”, pg. 62. ORIGENES ha sido el primer teólogo cristiano en el tiempo; el primero que concibió a Dios como unidad en la Trinidad. Pero para él las 3 personas no eran equivalentes, existiendo cierta preeminencia por parte del Padre. El Concilio IIº de Constantinopla estableció el Dogma con igualdad entre las 3 Personas. 149

122


culminó en el IIº Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381 150 . Por consiguiente, la concepción del Dios cristiano necesitó una elaboración teológica. Pero, vuelvo a decir, no es una Cuaternidad. ¿No? Porque lo que hay en realidad es una Cuaternidad enmascarada, debido a que se ha silenciado la parte negativa de esa concepción: el Diablo. Un autor católico 151 escribió: “La existencia de Satanás no puede, sin embargo, comprenderse sino partiendo de la Trinidad…Toda discusión teológica del Diablo que no se refiera a la condición trinitaria de Dios constituye un desacierto con relación a la verdadera realidad”. Estas ideas aparecen de forma más simbólica y expresiva en otro autor más antiguo, GERARDUS DORNEUS 152 : “La Cuaternidad es la expresión diabólica del enfrentamiento a la Trinidad. El diablo, cuando la caída de los ángeles, se decidió por la región elemental y Cuaternaria (aquí los 4 elementos de la naturaleza: tierra, aire, fuego y agua). Creó la serpiente doble de los cuatro cuernos”. Y es aquí cuando tiene una intervención simbólica la mujer. Las imágenes de la dualidad (elementos pasivos y activos) y de la Tierra están muy unidas a la figura de Eva, que las representa. Por eso a ella se dirigió el diablo en primer lugar. Pero esta imagen negativa de la mujer fue transfigurada en la persona de María, de forma que el cuarto elemento negativo se transformó en positivo y entonces la Virgen, que es a un tiempo hija, madre y esposa de Dios, completa la Cuaternidad. Y, a través de María, con el nacimiento del Hijo, Dios se rejuvenece. Todas estas simbologías están representadas con frecuencia en forma de colores. En una visión que relata GUILLAUME DE DIGOLLEVILLE 153 preguntó en pleno éxtasis al ángel que le acompañaba sobre la Trinidad. Su respuesta fue: “Hay tres colores principales en el cielo, el verde, el rojo y el oro, los tres se ven en el abanico del pavo real. El oro le pertenece al Padre, el rojo al Hijo, el verde al Espíritu Santo”. Y aquí se podrían añadir las palabras de PLATÓN en el Timeo: “Son tres, ¿dónde ha quedado el cuarto?”.

Faltaría el color azul.

Pero en la visión de

GUILLAUME, junto al Rey de los Cielos sentado sobre un trono de oro está la Reina sobre uno marrón. Este color, representación de la Tierra, lo es también del cuerpo mortal con el que la Virgen ascendió al cielo, completando la Trinidad. Aquí, el binario masculino-femenino está subordinado al Uno cuaternario. Y el manto de la virgen es

150

JANS KÜNG. “El Cristianismo”.1997. GEORGE KOEPGEN. “Die Gnosis des Christentums”. Salzburgo, 1939. 152 Cita extraída de C.G.JUNG. “Psicología y Religión”. Ed. Paidos. 1991. 153 ABBE JOSEPH DELACOTTE. “Guillaume de Digolleville. Trois Roman-Poèmes du XIV siècle”. Paris. 1932 151

123


azul, completando el color que faltaba: el azul cubriendo el marrón del trono recuerda al Firmamento cubriendo la Tierra. Anteriormente se comentó que tanto a Jesús como a María se les había dado el status de dioses en cuanto no podían pecar y se veían libres del pecado original”. Pero, ¿cuándo surgió esta concepción de pecado original? ¿Esta idea humillante para el hombre que, al nacer, lo hacía contaminado?

La Culpa Original Hace ya unos años pretendía aclararme a mí mismo cómo el mundo indoeuropeo pudo dar lugar a dos civilizaciones tan dispares como la Occidental y la Hindú. Como es sobradamente sabido, los pueblos que poblaron las estepas por encima del Cáucaso invadieron durante milenios los terrenos continentales a su alrededor. En sucesivas oleadas, se iban distribuyendo en forma de abanico, desde las tierras escandinavas, pasando por el sur de Europa y el Oriente Medio, hasta el subcontinente indio. ¿Qué pudo ocurrir para que una misma ascendencia diera lugar a formas de vida tan aparentemente opuestas como las indicadas arriba? ¿Por qué divergieron? Cuando cayeron en mis manos unas simples palabras, apenas un pequeño fragmento que ha quedado de un

Tratado sobre la Naturaleza

de ANAXIMANDRO quedé

sumamente intrigado sobre su significado. Su interpretación daría lugar a conclusiones sorprendentes. Decía así: “Allí donde está la génesis de las cosas que existen, allí mismo tienen éstas que destruirse por necesidad. Pues ellas tienen que cumplir mutuamente expiación y penitencia por su injusticia conforme al orden del tiempo”.

Habla de una culpa original. Y es cierto que Occidente tiene una espina clavada en lo más íntimo de su ser. Hay un sentimiento de culpabilidad en su inconsciente colectivo, en la interioridad de cada uno de nosotros. Ya se ha hablado en la Primera Parte de la posibilidad de que contribuyera a ello un crimen en un tiempo ancestral –tal vez la muerte de Moisés-. Aquí hablaré de otra causa de esa sensación de culpabilidad colectiva. Este sentimiento hace que la sensación de angustia, de remordimiento forme parte de nuestro ser. Esa falta de conformidad con nosotros mismos, esa desazón que

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nos mueve al cambio, a marchar siempre adelante, nos obligan a salir de nosotros mismos, a volcarnos al exterior, a conquistar el mundo, a crear uno nuevo en el que finalmente estemos en paz. No hace falta actualmente ser creyente cristiano para “sentir” que nacimos con un pecado original que, aunque perdonado con la Redención, sufrimos sus consecuencias a lo largo de nuestra existencia. Veremos ahora como este sentimiento de culpa estuvo estrechamente relacionado con el parto doloroso de una civilización, la nuestra. Pero, ¿de dónde viene esta creencia? ¿es puramente religiosa, o ésta tiene una fuente primera? Su adecuado conocimiento nos puede proporcionar claves fundamentales para la comprensión de la cultura occidental. Para ello es necesario remontarse a unos miles de años atrás... El hombre salido del Neolítico estaba completamente inmerso en la Naturaleza. No era individuo, sino más bien una de las manifestaciones múltiples de un MundoNaturaleza único. Todo lo alrededor era inmenso, infinito, sobrehumano, “divino”. Él no era más que una minúscula gota en un vasto mar presentado en miríadas de formas. El Mundo era un Caos creador de formas, un Vacío repleto de existencias, una Divinidad que impregnaba a todos los seres, también a él, que tantas veces se sentía poseído. Estaba incluido en Una Múltiple Totalidad. La Naturaleza no era comprendida, ni pensada, sólo era vivida. Su experiencia no era un pensamiento, era una contemplación. Éste era el significado primero de la palabra griega theoría... Existía un contacto místico en el que el hombre se sentía poseído por el infinito indefinido circundante. Éste era su casa, su madre, el lugar, incómodo, en el que siempre tenía asiento. En donde morir no era partir sino volver al seno materno. Los enterramientos eran la matriz donde de nuevo los acogía la Madre Tierra. Allí permanecerían, haciendo germinar las semillas y brotar las flores. Su Mundo era creador por sí mismo. Del caos abisal habían surgido todos los seres como un milagro, y a él retornarían. Mentalidad que aún hoy mantiene el mundo oriental, que conserva la idea de un Mundo Cíclico que, tras una suprema destrucción, es de nuevo creado. La visión -contemplación- del hombre neolítico es la que todo se mueve en ciclos. El curso de las estaciones es una imagen resumida de la creación-destrucción del Mundo, de nacimiento-muerte. Las orgías matriarcales del Año Nuevo eran un simulacro de vuelta a los orígenes para renacer como hombres nuevos. Su fertilidad no era separable de la de los campos. Por eso cada acto agrícola era una liturgia,

125


cada agricultor un hierofante 154 . Su vivencia era esencialmente panteísta 155 y no humanizada. Su Mundo era una Totalidad no-dual, es decir, no partible, pero tampoco única porque la variedad era su manifestación. Esa Unidad Múltiple, esa Totalidad multiforme en la que los opuestos eran compatibles se manifestaba en numerosos mitos y palabras simbólicas. Y ejemplos de ello es la naturaleza del dios supremo indoeuropeo, Varuna, y el de una concepción estrechamente relacionada con él, el maya. Varuna reina sobre los dioses y los hombres, tiene los atributos de los dioses celestes, cosmócrata, omnisciente e infalible. Por un lado enemigo del demonio Vritra, el dragón-serpiente, por otro lado comparte mucho de sus atributos: las magias de transformación de tipo demoníaco; los dos se relacionan con “las aguas estancadas”, retenidas, la noche (lo no manifestado). Y en el Mahabbarata156 se le cita como una reputada serpiente. Es decir, el dios y el demonio aparecen como una unidad inseparable de opuestos. En cuanto al concepto de maya, tan habitual en el espíritu hindú, es un complejo de sentidos. Se cree que la palabra deriva de la raíz may, “cambiar”. En el Rigveda 157

significa “cambio destructor, demoníaco, pero asimismo alteración de

alteración”. Hay una maya mala, la de Vritra, el mago y engañador, que puede retener el curso del sol o retener las aguas. Hay también una maya buena, que incluso se subdivide en: “maya del combate”, propia del dios guerrero Indra al medir sus fuerzas con los demonios, y “la maya creadora de las formas y de los seres”, propia de Varuna. Finalmente la palabra maya terminará significando ilusión, cambio irreal; la vida misma no dejará de ser una mera ilusión. La vida verdadera no se presentará hasta que el alma individual -Atman- se una al alma universal -Bhrama-. Se repite, pues, la idea de una inmensidad de formas en la Unidad. Dentro de este marco, en el I milenio a.C., se dieron una serie de circunstancias en el Este del Mediterráneo, en lo que sería después el mundo griego, que habrían de cambiar el curso histórico. Las sucesivas invasiones desperdigaron a las tribus indoeuropeas por una geografía fragmentada. De esta manera, los pueblos helenos se extendieron desde el sur de la Península Italiana y Sicilia, la Península helénica, las Islas Cicladas, Creta, hasta las costas de Anatolia, Siria septentrional y la costa Palestina.

154

Sacerdote en los cultos paganos. Panteísta: concepción religiosa en la que se confunde a Dios con la Naturaleza, que no sería más que una emanación de la propia deidad. 156 Libro sagrado de la Religión hindú. 157 Id. 155

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Ello dio lugar al nacimiento de un sistema social y político basado en la polis, la ciudad. Su sistema político era totalmente anómalo en aquellos tiempos; los griegos no formaban un imperio bajo una autoridad absoluta, sino que estaban fragmentados en una serie de ciudades, cuyo tamaño consideraban como ideal para el adecuado gobierno. Su filosofía, su modo de entender la vida derivaron de una circunstancia puramente política y social. La ciudad era administrada por los propios ciudadanos -se descartaba, por supuesto, a los siervos-, que se sentían más individuos que miembros de una tribu. El concepto que hoy tenemos de persona nace de aquellos tiempos. Pero es curioso considerar que la etimología de la palabra indica un significado precisamente inverso. El vocablo persona, latino, deriva de per sonare, “hablar a través de una máscara, referido (posiblemente por influencia etrusca) a la actuación de los actores en el teatro; era la máscara la que identificaba a cada personaje de la trama. Etimológicamente, pues, la palabra no expresa individualidad; al contrario, indica que cada cual es un simple engranaje, con un determinado cometido, dentro de la comunidad tribal. Por otro lado, los griegos fueron unos empedernidos parlanchines. La palabra, el logos, terminó siendo el instrumento crucial para comprender y dominar a la Naturaleza. Con el paso del tiempo el lenguaje irá adquiriendo más autonomía, de forma que todo el Racionalismo de los siglos siguientes, hasta ahora mismo, derivará del valor ontológico que el griego dio a la palabra. Y ha configurado de tal modo nuestro pensamiento occidental que nociones que consideramos tan básicas, tan evidentes, como la configuración de la frase en sujeto y predicado, supusieron una aportación cultural fundamental, ausente en otras civilizaciones. En la costa de Anatolia existió la ciudad de Mileto. Desde el siglo VIII a.C. hasta su destrucción por los persas en el 494 a.C. fue un foco cultural de enorme importancia, cuna del pensamiento, sede de los filósofos presocráticos -THALES, ANAXIMANDRO, ANAXÍMENES, PARMÉNIDES-. El conocimiento de su concepción del mundo tiene una extraordinaria importancia porque fueron el germen del humanismo griego; el inicio de la “herejía” griega, en la que por primera vez el hombre se separa de la no dualidad, del Todo del que forma parte; fueron estos pensadores los que sufrieron el desgarramiento vital de saberse seres independientes. ANAXIMANDRO abandona por primera vez la poesía, propia de las Teogonías míticas, para sustituirla por la prosa, lenguaje adecuado para el naturalista. Su concepción del mundo como cosmos, que equivale a orden, deriva de la concepción de polis como convivencia ordenada de ciudadanos. Todo lo que con el tiempo vendrá en llamarse ley natural no tiene su origen en la aceptación de algo que es

127


esencialmente constitutivo de la Realidad, sino que deriva de la “ley jurídica” propia de la ciudad, que se transfiere por semejanza a otro tipo de orden, del político al natural 158 Su visión del mundo ya no será la astrológica de origen mesopotámico; su mundo será “geométrico” (en el sentido de medible), científico, ordenado y contemplable. Para ANAXIMANDRO el cosmos, nosotros también, procede de un principio que llama apeiron, el infinito, lo inconcreto, lo indefinible. Aquello que tiene todas las potencialidades, lo manifestable en miles de formas. Origen y fin de todas las cosas. Este apeiron es similar al Caos de los mitos cosmogénicos, tal como se aprecia en el Génesis. El ser se separa de su origen, desgarra el Todo primordial, fragmenta la nodualidad entre el ego (yo) y “lo otro”, crea la dialéctica de la antinomia donde había armonía. Y el filósofo lo vivencia intensamente como culpa; porque el ser quiere renunciar a lo que realmente es, y quiere ser lo que no es. Al dejar de ser indefinido, al concretizarse en una individualidad, se desgaja de la infinitud y se convierte en un ser finito, culpable por el hecho de serlo. Actitud que, como expresa en la cita de su Tratado de la Naturaleza que he indicado al comienzo, merece castigo, muerte, expiación; ha de volver al final a su principio. “Conforme al orden del Tiempo” dice ANAXIMANDRO, porque a partir de ese momento, del que él es protagonista, cambió el sentido de ese

tiempo. Muere el tiempo circular, el eterno retorno, la cíclica

reencarnación de las cosas; y nace el tiempo lineal, el tiempo lógico, racional. Esa necesidad de progreso indefinido que siente el hombre occidental. Hijos son su espíritu científico y su capacidad creativa. A partir de los presocráticos el hombre se separa de la Naturaleza y se enfrenta a ella; de ahí su culpa, su pecado; se produce la paradoja de renunciar a sí mismo para autoafirmarse. Pero en ese caminar solitario siente la llamada permanente del Principio, del caos, la entropía159 que diríamos hoy. Hay en lo más profundo de Occidente un resquemor de conciencia por haberse enfrentado a la Naturaleza, de la que forma parte. En Oriente, sin embargo, el hombre no se siente culpable por serlo (por ser hombre). Lo que sí es un ser deficiente. E incluso en la literatura védica se indica expresamente por qué: primero, porque está propenso a cometer errores; segundo, porque está dominado por la ilusión, estima que su vida es auténticamente real cuando sólo es una manifestación devaluada de Krisna; tercero, tiende a engañar a

158

Una situación psíquica parecida tendrá lugar entre los alquimistas, que proyectarán su estructura anímica sobre el mundo natural, en gran manera desconocido. 159 La entropía es un concepto de la Física Moderna. Se quiere indicar la tendencia de todos los elementos de la Realidad hacia el equilibrio, la desestructuración y la nivelación de todos los gradientes de energía.

128


otros, aparentando lo que no es; y, finalmente todos sus sentidos son imperfectos, dándole una imagen alterada de la Realidad. Los griegos tuvieron perfecta conciencia de la omnipresencia de ese infinito indefinido que también llamaron destino. Éste sólo es comprensible en el ámbito de la no-dualidad primitiva, en la que el hombre no es individuo. De ahí la idea de reminiscencia, tan querida en Oriente; cada hombre sería la manifestación temporal de un alma permanente, integrada en la Totalidad, que sería eterna. La relación con el destino por parte del hombre queda bien ejemplarizada en dos momentos de la literatura griega. En el mundo de la Ilíada 160 , los protagonistas aceptan calladamente los designios del destino, sin protestar por muy inmisericorde que éste sea. En la Tragedia griega, sin embargo, el héroe se enfrenta claramente con su suerte. Quiere liberarse de ese destino, pero finalmente siempre perece, generalmente por un error del que no es culpable; su culpabilidad consiste realmente en ser un héroe. Bien lo expresa SÓFOCLES en su “Edipo en Colono”: “El no haber nacido supera toda estimación”. La aparición del concepto filosófico del Ser, tan bien concretizado por PARMÉNIDES, es para el griego una tragedia, mientras que para el hindú es simplemente una ilusión maya-; para éste todo el mundo es ilusorio: “Cuando llega el día todos los diversos seres proceden de lo indiferenciado, a éste retornan cuando llega la noche” (palabras de Khrisna en la Bhagavad-Gita). La separación del Todo es una tragedia, mientras que la inmersión en el mismo es el fundamento del pensamiento místico. Por el mismo tiempo en que ANAXIMANDRO escribía su Tratado de la Naturaleza se redactaban los primeros capítulos del Génesis 161 . Y la concepción bíblica del pecado original formará a partir de entonces una unidad inextricable con el sentido de culpabilidad innato propio del mundo griego. Estas dos tradiciones constituirán el germen del pensamiento de Occidente, en el que el sentimiento de la culpabilidad primera será al tiempo una fuente de angustia y un motor de crecimiento. El pueblo judío procedía de las tierras mesopotámicas y sus relatos de la creación del mundo y el hombre se basan en los mitos cosmogónicos babilónicos. Dice el primer capítulo del Génesis: “Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas”.

160

Es la epopeya griega más antigua, escrita en verso, atribuida a Homero. Cuenta el cerco y la destrucción de Troya. 161 Primer libro de la Biblia, que se inicia con la Creación del Mundo.

129


Aquí, como en el mito indoeuropeo, se parte de una situación caótica, vacía, abismal. Pero este caos no tiene poder creador, es Dios quien crea las cosas de la nada en este vacío. Su dependencia de la divinidad hace que el judío, en cierta forma, no se vea perdido, ya que tiene un punto de referencia. Ello no obsta para que se encuentre desconcertado ante los designios de Yahveh, siempre incomprensibles. El relato de Job nos hablará claramente de la indigencia humana, de su fragilidad. Y será el Eclesiastés el que dirá de forma machacona de nuestra finitud, de que la vida no es más que “vanidad de vanidades”. La concepción de la relación entre Dios y la criatura es totalmente distinta en el Génesis con relación a los Vedas. En el primero la divinidad es totalmente distinta de la naturaleza; ésta no es emanación de la divinidad y la Iglesia ha procurado siempre marcar claramente la distinción. En las mitologías sobre el Paraíso los frutos de los árboles o sus bebidas dan a los dioses su condición de eternidad y sabiduría. En la Ilíada se dice que en el Olimpo el principio vital de los dioses se mantiene porque no comen pan ni beben vino sino néctar y ambrosía. En el poema cananeo de Aghat, al héroe se le promete que comerá con Baal162 y gozará de la inmortalidad si entrega el arco divino que tiene en su poder. Naturalmente, este alimento paradisíaco se le prohíbe al hombre, pues es hecho aceptado que todo aquél que come con otro entra de algún modo en comunidad con él. Proserpina163 , tras ser raptada por Plutón, no podrá ser liberada definitivamente de los infiernos, a pesar de los deseos de Zeus, porque antes había aceptado el manjar que le había ofrecido el dios del Averno. En el Paraíso existían dos árboles. El de la Vida y el del Bien y el Mal. Éste último, tarado como el origen de nuestros males, es en realidad el árbol de la verdad y la sabiduría. Al expresar con su nombre los dos extremos indica la extensión de todo el conocimiento. De la Sabiduría dice el Libro de los Proverbios III, 13: “Bienaventurada el que alcanza la Sabiduría y adquiere inteligencia; porque es su adquisición mejor que la plata. Y es de más provecho que el oro puro. Es más preciosa que las perlas y no hay tesoro que la iguale; de su boca brota la justicia y lleva en la lengua la ley y la misericordia. Es árbol de vida para quien la consigue, quien la abraza es bienaventurado”.

162

Baal es el dios cananeo de la fecundidad y la primavera; baja a los infiernos cada invierno. Hija de Deméter, diosa de la Agricultura. Plutón es el dios de los infiernos. Zeus es el dios supremo para los griegos, equivalente al Júpiter romano. 163

130


Sorprendentemente, en el Génesis el hombre es castigado por adquirir la Sabiduría, por hacerse semejante en esto a Dios. Lo cierto es que hay que interpretar que en lugar de ser expulsado, es él el que se aleja del Paraíso, del seno materno, del inconsciente colectivo; el que se coloca frente a la Naturaleza para comprenderla. Queda sólo, “desnudo”, sin más arma que la Sabiduría. La idea de separación y desgarramiento es similar a la que expresaba ANAXIMANDRO. Y la vuelta atrás, hacia el Este, lugar del Paraíso, queda vedada porque un querubín guarda la entrada. Y al hombre occidental -nunca podrá ser llamado de mejor manera- no le quedará más opción que buscar el Paraíso por el Oeste. Colón buscó Oriente navegando hacia la puesta del Sol. También el hombre moderno está descubriendo que más allá de la Razón, tras agotar el camino que se inició en la ciudad de Mileto, está la Totalidad nodual, que vislumbra no con la oscuridad de antaño, sino con la claridad de nuevas luces. La “caída” del hombre tiene lugar en el Paraíso, lugar mítico no exclusivo de los pueblos semitas. También los budistas hablan sobre la “Tierra de la Felicidad”: “Adornada con árboles de joyas, frecuentada por toda clase de pájaros de suaves trinos, donde corrientes de aguas frías y calientes pasan entre campos de verdor”.164 Pero si bien casi todos los pueblos lo situaban hacia el Este, en cambio los griegos lo sitúan

en el Oeste, en las Islas Afortunadas 165 , como si vislumbraran

metafóricamente el camino de sus herederos. ¿Qué dicen las leyendas, las tradiciones de los pueblos sobre el Manjar del Paraíso? Es él el que confiere a los dioses sus atributos: inmortalidad, sabiduría... Es decir, los árboles son necesarios para los dioses, necesitan de su Paraíso y son celosos de su exclusividad. En el Génesis III,22, cuando Dios expulsa a Adán y Eva, puede leerse: “Díjose Yahveh Dios: he aquí el hombre hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre”. Sin embargo, en el relato bíblico hay una importante innovación: Dios no depende del Jardín sino que es tal antes de que el jardín exista. Resumiendo, en la 164 165

Sukhavatiyuha, 15-19; CONCE, E: “Buddhist Scriptures”. HESÍODO: “Los Trabajos y los días”.

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tradición griega y en la bíblica se presenta el pecado original como una rebelión del hombre, precisamente por atreverse a serlo. Pero, en el fondo, existe un problema más hondo, el dilema terrible de la explicación del Mal. Para el oriental, en cambio, no existe culpabilidad sino responsabilidad. Lo que ellos llaman karma. Cada acto humano conlleva siempre consecuencias, buenas o malas, que se asumirán, bien en la vida presente o en sucesivas reencarnaciones. Esta relación acto-consecuencia mantiene el equilibrio de la Naturaleza, adquiriendo un sentido global, en el que todas las cosas, positivas o negativas, se compensan entre sí. En su idea de la sucesión de los Mundos, sin destrucción previa no podrá haber creación; la acción de Bhrama supone la anterior de Siva. Para el griego la conciencia de culpabilidad y angustia queda bien expresada en el mito de Prometeo. El ser hombre se consideró siempre como una rebelión contra los dioses. El mítico titán se enfrenta con Zeus al osar robarle el fuego que permitirá a los hombres salir de su condición inferior. También les enseñará numerosos oficios y artes. Y, como otros que

osaron enfrentarse a la divinidad -Beleferonte, Adán...-

terminará siendo castigado: un águila corroerá permanentemente sus entrañas en la alta montaña, en la roca a la que le sujetó el dios herrero Hefesto con fuertes cadenas. Y seguirá odiando y esperanzado hasta el momento que venga aquél que derrotará a Zeus. Con lo antedicho me parecía claro el motivo de la escisión de las dos “civilizaciones”. Nacía con la individuación un pensamiento racional que, entre otras cosas, cambiaría el sentido del tiempo. En los pueblos agrícolas matriarcales tenía vigencia el Mito del Eterno Retorno. La vida empezaba cada año siguiendo los ciclos agrícolas. La Fiesta de Año Nuevo era verdaderamente escatológico; en ella la tribu volvía psicológicamente a sus principios; en medio de la orgía sufrían una especie de hipnosis en la que bajaba profundamente el nivel de conciencia y se hundían metafóricamente en el “caos primitivo” del que habían salido todas las formas. La sociedad agrícola era estable, rígida, el tiempo no pasaba, simplemente se reciclaba. Por tanto, no tenía Historia; quiero decir, que la persona no se sentía como formando parte de un proceso de cambio. Es todo lo contrario lo que surgió con la nueva “herejía” surgida en la Edad de los Metales, cuando los filósofos presocráticos quisieron conocer el Mundo para transformarlo. A partir de entonces, el Tiempo ya no volvió a ser cíclico; sería ahora lineal, en continuo progreso, un tiempo realmente histórico; el hombre fue consciente por primera vez de que ya nada sería como antes, que con su actividad estaba creando un Mundo progresivamente distinto.

132


Al Pensamiento que concebía al hombre, integrante de la Naturaleza, como una forma más de ella, sintiéndose en perpetua comunicación con todos los demás seres, se ha convenido en llamarlo Pensamiento místico. En cambio, a aquella forma de ser en la que el individuo se enfrenta a la Naturaleza para conocerla, dominarla e incluso crearla, se le ha llamado Pensamiento racional; sus máximos cultivadores han sido los filósofos y los científicos. Los filósofos presocráticos, aunque iniciaron el camino racional, estaban en buena parte todavía inmersos en el Pensamiento místico. El equilibrio de la balanza se alcanzó en dos filósofos posteriores, PITÁGORAS Y PLATÓN.

El primero hizo

importantes aportaciones matemáticas pero también creó la mística simbólica de los números. Y la gigantesca figura del segundo si, por un lado, con su concepción del alma racional y las disquisiciones filosóficas de sus Diálogos marcó un camino al nuevo pensamiento racional, por otro, con su Teoría de las Ideas, señalaría la ruta que seguiría todo el pensamiento ocultista. Habré de dedicar tiempo para explayarme en esta famosa teoría que tiene perfecta vigencia actual. Es curioso observar cómo los modernos físicos teóricos se dividen en adversarios y seguidores de PLATÓN (por ej., HAWKING y PENROSE). Inmediatamente después de PLATÓN, ARISTÓTELES se decantó ya definitivamente dentro del espíritu científico racional. Pero la mentalidad mística persistió en la sombra y dio frutos sorprendentes a través de los siglos.

Encarnación A través de los libros sagrados aparece como una necesidad.

Como una

reentrada de Dios en el mundo. Como una nueva Creación. En un mundo donde siempre había estado, aunque al parecer de forma imperfecta.

En el fondo ¿qué se

quiere decir cuando hablamos de que la Creación se produjo a partir de la nada? Pues que el mundo no surgió de la transformación de algo anterior, sino que fue una manifestación de Dios mismo, el ”pensamiento de Dios” que dirían posteriormente los herméticos. Y lo que han dicho a través de los siglos los místicos de todas las religiones. La Creación es la divinidad objetivada. Y esto lo supo la Humanidad desde muy antiguo, como lo testimonian los escritos egipcios. La Recreación que supone la Encarnación es una forma de divinización del hombre, y no sólo de uno en concreto. Como decía el Maestro Erckhart: “Cuando Cristo se hizo hombre no tomó para sí el ser de determinado hombre, sino la naturaleza humana”.

Y, por esto mismo, la

Humanidad completa se redimió con su sacrificio, porque toda estaba en Él.

133


En Cristo se unen míticamente Yahveh y Job, y es entonces cuando el primero rechaza a Satán y se convierte en el Padre de Jesús. Luego volveremos sobre quién es este Padre. Pero ahora hay que insistir sobre un punto importantísimo, pero que parece olvidado.

La Redención supone la liberación del hombre del temor de Dios.

Dios ya no es Yahveh, el terrible juez inmisericorde, sino nuestro Padre, al que no tiene sentido implorar piedad sino dispensa, comprensión por nuestras debilidades. Amor. Porque éste, en palabras de S. PABLO, “todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera”166. La primera Epístola de S. JUAN lo expresa también con meridiana claridad: “En el amor no hay temor, pues el amor perfecto desecha el temor; porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor”167.

Y lo

vuelve a repetir en otro lugar S. PABLO: “Porque los que son movidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Que no habéis recibido el espíritu de siervos para recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adopción, por el que clamamos: ``Abba``, Padre”168 Sin embargo, Yahveh se mantiene en el inconsciente colectivo de los cristianos y, aunque olvidado, continúa actuante determinando una especie de angustia vital, esa profunda ansiedad que resulta patente en algunos escritos como los Pensamientos de PASCAL.

Y así, la Iglesia, sin ser consciente de ello, mantiene asociado lo que es

incompatible, el amor y el temor de Dios, el amor incondicional del Padre con el ritual litúrgico del “ten piedad de mí”169. Pero la Encarnación no estaba destinada a ser única. La acción del Espíritu Santo en el mundo representa la existencia de una reencarnación repetida que ha de tener lugar en el curso del tiempo. Por eso S. JUAN pudo escribir: “Ved que amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y lo seamos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a Él. Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él”.170 Es decir, que Dios se manifiesta al mundo por el Hijo, pero el nacimiento de Éste no tiene lugar en el cuerpo sino en el alma. Es ésta la idea clave del pensamiento del Maestro Erckhart, la que desarrolló una y otra vez en sus escritos. El camino de la 166

I CORINTIOS. XIII,7. I EP. S. JUAN. IV,18. 168 EP. ROMANOS, VIII, 14-15. 169 La vivencia de esta dicotomía anímica ha sido constante desde el principio de la Iglesia. Así que no debe extrañar que el mismo S. PEDRO escribiera en su I Epístola, I, 17: “Y si llamáis Padre al que sin acepción de personas juzga a cada cual según sus obras, vivid con temor todo el tiempo de vuestra peregrinación”. 170 I EPISTOLA DE S. JUAN. III, 1-2. 167

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salvación, que no es otra cosa que el retorno a Dios, viene por “el nacimiento de la Palabra (el Hijo) en el alma por el Padre divino”. Pero no sólo en el alma concreta de Jesús, sino en la de todos los hombres. En Jesús se encuentra la imagen última a la que hay que tender para que todos seamos como dioses. Dice en otro lugar: “la naturaleza humana llegó a ser Dios porque Él la “adoptó”. Para el Maestro Erckhart, Dios está escondido en lugar recóndito del alma, que él llama, a falta de otras palabras que expresen mejor esa realidad, “la chispa” del alma. De ahí, por esa puerta, se une el alma con Dios y da lugar, en su caso, al Nacimiento del Hijo. Pero para eso se precisa que el alma sea virgen, se haya desasido de las cosas del mundo y esté sólo dispuesta a recibir a la divinidad. Y añade: “para llegar a ser un único hijo del Padre, los rasgos individuales deben desaparecer, ya que el hombre individual es un accidente dentro de la naturaleza humana”. Con estas palabras nos indica que para que nazca el Hijo en nosotros hemos de llegar a un nivel de maduración de la consciencia en que superemos el yo individual, que en sus límites nos separa del resto de la Humanidad y de Dios, para traspasarlo y formar parte de la “comunidad de los santos, pensamiento y creación de Dios, y llegar a Él en un camino para la unificación. Cuando el Hijo crece en nosotros somos cada vez menos nosotros y más parte de Dios”171. Sin embargo, esta acción del Espíritu Santo en el mundo, el que represente la reencarnación progresiva de Dios en cada hombre, no acabe de ser asimilada por la Iglesia. Desde edades muy tempranas procuró y sigue rechazando el profetismo, un don de Dios del que claramente habló S. Pablo. manifestando dentro o fuera de ella.

171

M. ERCKHART. Sermones.

135

Pero el Espíritu se seguirá


136


CAPÍTULO X

LOS EVANGELIOS-2

El Padre Consideremos ahora cuál es la figura del Padre en los textos evangélicos.

A

la omnipotencia y a la justicia, se añade otra característica: la misericordia, que incluso Jesús llegará a magnificar.

Así se indica en dos citas del S. LUCAS:

misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”

172

.

“Qué

“Sed

padre entre

vosotros, si el hijo le pide un pan, le dará una piedra? ¿o si le pide un pez, una serpiente? ¿o si le pide un huevo le dará un escorpión? Si vosotros, pues, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?173 La referencia máxima a la naturaleza del Padre surge de la identificación de Jesús con Él.

No hay otra, pero es la más auténtica. El cuarto Evangelio lo expresa

claramente y de forma repetida. Recordemos las conocidas citas que hablan de ello: “Ellos le decían: ¿dónde está tu padre? Respondió Jesús: ni a mí me conocéis ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais a mi Padre”174. O en estas otras: “Lo que mi Padre me dio es mejor que todo, y nadie podrá arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y mi Padre somos una misma cosa”175. “…el que me ha visto a mí ha visto al Padre…Creedme, que yo estoy en el Padre y el Padre en mí”. Por tanto, básicamente, el Padre es tal cual fue Jesús. Y éste sublimó la misericordia con un Amor incondicional, para todos, justos y pecadores.

Es, pues,

largo el camino que se ha recorrido entre el Iahvé del Libro de Job y el Dios que se muestra en Jesús. Jesús presenta a un Dios exclusivamente bueno con lo que posibilita una reconciliación con el hombre. Con ello evita desde el punto de vista psicológico que el hombre se disocie, se vuelva exclusivamente racional y en completa soledad en el

172

S. LUCAS. VI, 36. Ib. XI, 11. 174 S. JUAN, VIII, 19. 175 S.JUAN. X,29. 173

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mundo (algo que está ocurriendo en la actualidad), disociado de su inconsciente y dando por ello lugar a una personalidad patológica. Cuando el hombre olvida la parte irracional de su ser puede llevar a las mayores aberraciones.

¿Por qué la Pasión de Jesús? Surge aquí una cuestión que parece no resuelta todavía. ¿Cómo el Padre, tal como lo presenta Jesús, infinitamente bueno y misericordioso, puede exigir un sacrificio como el de la cruz a su propio Hijo, el inocente, para satisfacer una justicia por las faltas de otros? El problema pienso que tiene una solución de tipo psicológico. Queramos o no, no podemos olvidar nuestra historia, la nuestra individual y la de todos los hombres, que llevamos en nuestro interior como una carga. El Dios Padre no acaba de enterrar a Iahvé, y éste aparece donde menos lo esperamos. Y nos imaginamos a un Iahvé consintiendo la muerte de un inocente para cumplir con una justicia que merecen otros. ¡Pero Cristo es Dios! ¿Dios se hace justicia a sí mismo? Desde un punto de vista psicológico, intentando comprender estas paradojas, tenemos que fijarnos en un suceso poco explícito en los Evangelios: la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, donde sufrió una experiencia mística extraordinaria. En el segundo Evangelio se indica: “y les decía: triste está mi alma hasta la muerte; permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de Él aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”176. El Evangelio de S. Mateo indica lo mismo que el de S. Marcos. El de S. Lucas añade algún detalle más: “…puesto de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel que le confortaba. Lleno de angustia, oraba con más instancia; y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra”. En cuanto al cuarto Evangelio, no indica nada a este respecto. De estos testimonios se puede concluir que la experiencia fue extraordinaria, que llevó a Jesús a un estado de extrema ansiedad, que se le exigió lo que no quería y que, sin embargo, dio su asentimiento. Seguramente tendría su premio espiritual inmediatamente a la aceptación, pues, tras el éxtasis, se le ve enfrentar su terrible destino con una sublime serenidad.

176

S. MARCOS. XIV, 34-36.

138


¿Qué tipo de experiencia fue la de aquella noche? ¿Qué sentido tendría su pasión y muerte? ¿Eran necesarias? ¿Por qué su aceptación? Actualmente los conocimientos sobre Psicología han crecido enormemente, y el estudio de los estados no ordinarios de consciencia permite que nos podamos aproximar a la respuesta a estas preguntas. Voy a referirme aquí a una experiencia fuera de lo común sufrida por una persona que no era precisamente ordinaria. Me estoy refiriendo a la dra. Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004). Pero antes de ello conviene decir unas palabras sobre la personalidad extraordinaria de esta mujer. Se licenció en Zurich, atendió a los damnificados de la 2ª Guerra Mundial como miembro del cuerpo de Voluntarios por la Paz en Francia y en Polonia. Visitó el campo de concentración de Maidanek poco tiempo después de la liberación de los presos. Atendió a esquizofrénicos desahuciados en el Departamento de Psiquiatría del Hospital Estatal de Manhattan, con sorprendentes resultados. Se vio atraída por las experiencias entorno a la muerte de personas que habían sufrido una muerte clínica y habían revivido; recogió unos 20.000 testimonios; ella misma experimentó la muerte clínica. Atendió a niños moribundos afectos de cáncer y SIDA. Fue la fundadora de la Tanatología. Y, como ella misma dijo, había experimentado todas las experiencias místicas que cualquiera pueda desear. Y una de esas experiencias fue la que relató ella misma en su libro La Rueda de la Vida. Lo que cuenta es impresionante: “A pesar de todos los esfuerzos para permanecer despierta, no tardé en quedarme dormida, y entonces fue cuando comenzaron las pesadillas. Éstas fueron como pasar por mil muertes; me torturaron físicamente. Casi no podía respirar; el dolor y la angustia eran tan agobiantes que ni siquiera tenía fuerzas para gritar o pedir auxilio, aunque nadie me habría oído en todo caso. Durante las horas que duró esto, observé que cada vez que acababa una muerte comenzaba enseguida otra, sin darme opción a cobrar aliento, recuperarme, gritar o prepararme para la siguiente. Mil veces. Lo entendí perfectamente. Estaba reviviendo la agonía de todos los pacientes a los que había atendido hasta ese momento, reexperimentando la angustia, la aflicción, el miedo, el sufrimiento, la tristeza, el duelo, la sangre, las lágrimas…todo aquello por lo que habían pasado ellos. Si alguien había muerto de cáncer sentía ese terrible dolor, si alguien había sufrido un infarto, padecía también sus efectos. Se me concedieron tres respiros. La primera vez pedí el hombro de un hombre para apoyar la cabeza…Pero en el instante en que expresé esa necesidad, una ronca voz masculina respondió: -No se te concede. Esa negativa, expresada en tono tan firme, decidido y sin emoción, no me dio tiempo para hacer otra pregunta. Me habría gustado preguntar «¿Por qué?»; después de todo, yo había puesto mi hombro para que se apoyaran en él muchos moribundos. Pero no hubo tiempo, energía ni lugar para hacerla. El dolor, que me atenazaba como una larga contracción de parto, se agudizó hasta un extremo tal que sencillamente deseé morir. Pero no tuve esa suerte. Ignoro cuánto tiempo pasó hasta que me concedieron un segundo respiro. Entonces pregunté: «¿Puedo coger la mano de alguien?». Deliberadamente no especifiqué si de hombre o de mujer; no había tiempo para ser

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tan exigente. Sólo deseaba una mano a la cual cogerme. Pero esa misma voz firme y sin emoción rechazó mi petición: «No se te concede». No tenía idea de si habría un tercer respiro, pero cuando llegó, y tratando de ser lista, inspiré hondo y me dispuse a pedir que me mostraran la yema de un dedo. ¿Para qué? Bueno, aunque uno no puede cogerse a la yema de un dedo, al menos eso demuestra la presencia de otro ser humano. Pero antes de expresar esa última petición, me dije: «¡Demonios, no! Si no consigo una simple mano para cogerme, no quiero la yema de un dedo tampoco. Prefiero continuar sin ayuda, sola». Furiosa y resentida, haciendo acopio de toda la rebeldía de mi voluntad, me dije: «Si son tan tacaños que ni siquiera me dan una mano para cogerme, entonces estaré mejor sola. Por lo menos tendré mi estima y mi dignidad». Esa fue la lección. Tenía que experimentar todo el horror de mil muertes para reafirmar la dicha que vino después. Repentinamente, pasar por esa terrible prueba se convirtió en cuestión de fe, como ocurre con la vida misma. Fe en Dios, fe en que jamás Él enviaría a nadie algo que no fuera capaz de soportar. Fe en mí misma, fe en que sería capaz de soportar cualquier cosa que Dios me enviara, que por doloroso y angustioso que fuera, yo sería capaz de pasar por ello. Tuve la pasmosa sensación de que alguien estaba esperando que dijera algo, que dijera “Sí”. Entonces comprendí que lo único que se me pedía, era que dijera “Sí” a eso. Mis pensamientos volaban. ¿A qué tenía que decir sí? ¿A más angustia? ¿A más dolor? ¿A más sufrimiento sin asistencia? Fuera lo que fuese, nada podía ser peor que lo que ya había soportado; y continuaba allí, viva, ¿verdad? ¿otras cien muertes? ¿otras mil? Importaba poco. Tarde o temprano eso acabaría. Además, el dolor ya era tan intenso que no lo sentía. Estaba más allá del dolor. -«¡Sí! –grité- ¡Sí!» Al instante todo se quedó inmóvil y todo el dolor, angustia y ahogo desaparecieron. Casi totalmente despierta, vi que fuera estaba oscuro. Hice una respiración profunda, la primera completa durante un período de tiempo imposible de precisar, y una vez más miré la noche oscura a través de la ventana. Acostada de espaldas, me relajé, inspiré de nuevo, y entonces empecé a notar algunas cosas peculiares. Lo primero que observé fue que mi abdomen, muy bien delineado pero independiente de los músculos, empezaba a vibrar a una velocidad cada vez más vertiginosa…Cualquier parte del cuerpo que me mirara empezaba a vibrar a esa misma y fantástica velocidad. Las vibraciones lo descomponían todo hasta su estructura más básica, de modo que al mirar cada parte, mis ojos se deleitaban contemplando los miles de millones de moléculas danzantes. En este momento comprendí que había salido de mi cuerpo físico y estaba convertida en energía. De pronto vi muchísimas flores de loto de una belleza increíble. Esas flores se fueron abriendo lentamente, sus colores cada vez más vivos y preciosos, convirtiéndose poco a poco en una sola y enorme flor. Detrás de la flor vi una luz que todos mis pacientes decían haber visto. Sabía que tenía que pasar por esa flor y fundirme con la luz; esa luz maravillosa me atraía con una fuerza magnética, produciéndome la sensación de que mi fusión con ella sería el fin de un viaje largo y difícil. Sin ninguna prisa…me solacé en la paz, belleza y serenidad del mundo vibrante…Mi visión se expandió, abarcando kilómetros y kilómetros, permitiéndome verlo todo, desde un tallo de hierba a una puerta de madera, en su estructura molecular natural, en sus vibraciones. Con inmensa reverencia y respeto observé que todo tiene vida, divinidad. Mientras tanto continuaba avanzando por la flor en dirección a la luz. Finalmente me

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fusioné con ella, mi hice una con el calor y el amor. Un millón de orgasmos eternos no bastan para describir la sensación de amor, de bienestar y cariñosa acogida que experimenté. Entonces oí dos voces. La primera fue la mía, me dijo: “Soy aceptable a Él”. La segunda voz, que venía de otra parte y que para mí fue un misterio, dijo: “Shanti Nilaya”.

Es evidente la semejanza de esta experiencia con la que cuentan los tres primeros Evangelios sobre Jesús. A éste se le exigió que aceptara todos los pecados de la Humanidad. A Elisabeth que reviviera todas las muertes de las que había sido testigo como muertes propias. Fue en ambos casos una exigencia simbólica ¿de qué? ¿Cómo interpretar esa exigencia? Para ello es necesario recurrir a las aportaciones recientes de la Psicología sobre el desarrollo de la personalidad humana a lo largo de la historia. Es un tema extenso al que ha dedicado extraordinaria atención y ha expuesto muy didácticamente KEN WILBER177. Aquí tendré que resumirlo mucho, aunque procuraré retener la idea esencial. La consciencia

evoluciona desde la niñez a estadios cada vez más

desarrollados en la vida adulta. En cada época histórica el nivel que se alcanza se ha ido elevando para el tipo de consciencia medio de la población, característica básica del nivel de civilización de ese momento.

siendo una

Este nivel medio de

consciencia no tiene porqué ser equivalente en las distintas poblaciones de la Tierra, presentando ritmos distintos en su evolución. Sin embargo, dentro de cada cultura particular, existen siempre individuos privilegiados que alcanzan cotas de desarrollo psicológico mucho más alto que la población en que viven. Son a fin de cuentas los que dirigen esa cultura, y a los que a menudo confundimos con las características de la civilización en que están inmersos. Por ejemplo, no debemos confundir el grado de desarrollo personal de los filósofos griegos con el nivel de consciencia de la sociedad helénica de su tiempo, en un nivel puramente narcisista. Las etapas sucesivas por las que puede transcurrir la consciencia (que KEN WILBER llama Fulcros) hasta el nivel alcanzado en los tiempos actuales se describen en la nota al pie adjunta178.

A través de todas estas etapas se va alcanzando la

177

KEN WILBER. “Historia de todas las cosas”. Ed. Kairós. 1996. FULCRO 0 Lo constituye la Matriz Perinatal básica, primordial. Al nacer, el niño es un holón sensoriomotor, que incluye y trasciende a los átomos, moléculas y células. El “yo”, en ese momento, es en algún modo “material”, identificado con la dimensión sensoriofísica. No distingue entre interior y exterior. El yo físico y el mundo físico se hallan fundidos, todavía sin diferenciar. Para él una lámpara y su pierna son lo mismo. A esta situación primera se la suele llamar matriz primordial, estadio oceánico, protoplásmico, no dual, indisociado. No está más allá de la dualidad sino más acá. Es un estadio del máximo egocentrismo, narcisismo puro, carece de amor y de compasión. 178

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FULCRO 1 (fisiosfera) A los 4 meses, el niño diferencia su cuerpo del resto del mundo. Si se muerde el pulgar le duele; no si muerde la sábana. Aquí empieza la diferenciación del fulcro 1, que se completa al finalizar el año. “La salida de cascarón” del fulcro 1 (la fase 2 del fulcro 1) constituye el nacimiento real. Los trastornos del desarrollo a este nivel dan lugar a las graves psicosis. Ésta no tiene claras fronteras del yo, presenta un adualismo, no distingue su yo de lo que le rodea. FULCRO 2 (biosfera). El nacimiento del yo emocional Ha superado el niño los límites del yo físico, pero todavía no los del yo emocional, que aparece fundido con el de los que le rodean, especialmente el de la madre. Es un estadio todavía muy egocéntrico. El mundo viene a ser como una extensión de sí mismo. Lo que él siente es lo que el mundo siente, lo que quiere y ve es lo mismo que hace el mundo. No hay más perspectivas que la suya. Entre los 15 y los 24 meses, el yo emocional comienza a diferenciarse del entorno emocional: “nacimiento psicológico” (fase 2 del fulcro 2). Es la escisión entre el sujeto y el objeto. Es la “expulsión del paraíso”. Es el primer despertar, y se sufre. Se adentra en el conocimiento del sufrimiento. Es un estadio agridulce. Si las cosas van mal, si permanece fijado en el estado narcisista (trastornos narcisistas de la personalidad), o si el proceso de diferenciación empieza pero no concluye, entonces tenemos los trastornos bordeline, sin fronteras emocionales claras. Aquí no se tiene clara la sensación de identidad. FULCRO 3 (noosfera): El nacimiento del yo conceptual Al trascender el nivel emocional, se pasa al mental, conceptual, al mundo de las imágenes (7 meses), símbolos (2º año) y conceptos (4º año hasta el 7º), llamado estadio preoperacional por PAGET. Empieza el mundo del lenguaje, el mundo noosférico. El yo mental es histórico, puede pensar el pasado ( posibilidad de remordimientos y rencor) y el futuro ( posibilidad de presentar ansiedad). Patológicamente, la noosfera puede reprimir la biosfera (la líbido) neurosis a nivel individual, crisis ecológica a nivel colectivo. Visiones del mundo de los 3 primeros fulcros Fulcro 1: Visión arcaica: el término arcaico se refiere a los estadios anteriores al surgimiento de los homínidos. Fulcro 2: Visión mágica. No se diferencian claramente los símbolos de los objetos que representan. Da lo mismo clavar una aguja en un muñeco que hacerlo a la persona que representa. El mundo se vuelve animista, poblado de espíritus, las nubes y los árboles ven y oyen. Fulcro 3: Visión mítica. El niño comprende que ya no puede gobernar mágicamente el mundo, pero quizá otro pueda hacerlo. Así aparecen los panteones de dioses, demonios, hadas… dotados de poder milagrosos para suspender las leyes de la naturaleza. Ya que el poder egocéntrico no funciona, se recurre a la plegaria o regateo con esas fuerzas. La visión mítica sigue en el fulcro 4 (mente rol/regla) y se desvanece en la visión racional. FULCRO 4: el nacimiento del yo-rol PIAGET lo llamaba estadio operacional concreto (conop). Aparece alrededor de los 6-7 años y termina entre los 11 y 14 años. Se aprenden reglas y papeles mentales, y la capacidad de asumir el papel de los demás. La correspondencia moral es la conformidad con un orden, es el estadio de “la ley y el orden”. Cambia la sensación de identidad, la actitud moral y las necesidades del yo. Los recuerdos de nuestra infancia están muy dificultados porque nos los representamos con nuestra visión actual. No obstante, se hallan presentes en forma de engramas en nuestro psiquismo, conservando su visión del mundo. Se puede llegar a tener contacto con esos engramas con determinadas terapias, prácticas meditativas, ciertas drogas o situaciones de intenso stress, hipnosis. Con el peligro luego de reelaborar esos recuerdos, tratando de culpar de las angustias del samsara, del momento del aislamiento emocional, a alguien en concreto. En el fulcro 4 lo importante es la forma de relacionarme con mi papel social, con los compañeros –o en sentido más amplio con mi región, país o etnia-. Pero no pasa de ahí. Se puede asumir el rol de los demás y descentrarse de uno mismo. La patología aquí se presenta en forma de falsos guiones sociales, que no resisten la evidencia racional. Se presenta en muchos cuadros depresivos en los que uno se miente a sí mismo y mantiene

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integración personal. Se llegaría a constituir finalmente el “sí mismo” de JUNG, en el que el inconsciente y la parte consciente se integran, el primero como impulso y la segunda como propósito de vida. Se asumen las partes “negativas” de nuestro ser, ya no se reprime la “sombra”, componente instintivo y pulsional, con lo que pierde su fuerza de dominio, al saberse descubierto y aceptado. Pero con ello no se cierran las posibilidades y evolución de la consciencia, pudiendo alcanzar niveles Transpersonales, objeto preferente de estudio de la que viene llamándose Psicología Transpersonal, y que aquí interesa sobremanera para creencias falsas: “el hecho que no le guste a esta persona significa que no le gusto a nadie”, “si fracaso en esto supone que fracasaré en todo”, etc. EL FULCRO 5, mundicéntrico y maduro Entre los 11 y 15 años aparece en la cultura occidental este fulcro, el de las operaciones formales (formop). En la estructura operacional concreta se podía operar sobre el mundo concreto; ahora se puede operar sobre el mismo pensamiento. El ejemplo de Piaget: Se entrega a los niños tres vasos con líquido transparente y se les pide que los mezclen hasta conseguir un color amarillo. Los niños que están en fase operacional concreta mezclan los líquidos al azar hasta que surge el color amarillento o lo dejan por aburrimiento. Los adolescentes que están en fase operacional formal, hacía distintas combinaciones, haciéndose una idea de cada una de ellas: qué pasa si mezclo A con B., o B con C, etc., siguiendo un determinado esquema mental para llegar a todas las combinaciones posibles. Se empieza a pensar en la posibilidad de mundos diferentes, “qué ocurriría si…” Se empieza a imaginar un mudo ideal. Es el momento de la razón y la revolución. El pensar sobre el pensamiento permite la introspección. Entonces se enjuician los roles sociales. Trasciende las normas. Alcanza la liberación de las normas. Pero todavía tendrá que integrarlas. Y la actitud moral pasa a ser postconvencional. Se llega a una actitud mundicéntrica. Quiere saber lo que es correcto, pero no sólo para su grupo o país, sino para todo el mundo. Es una transformación difícil y que pocos llegan a ella. Todos los individuos son merecedores de la misma consideración y de las mismas oportunidades, sin importar raza, credo o sexo. El problema es que los que tienen esa visión mundicéntrica tienen que vérselas con una multitud que sigue siendo egocéntrica o etnocéntrica, y que no comparten su universalismo. Se ve obligado a ser tolerante con quienes no lo son con él. Esa tolerancia hacia todas las culturas puede llevar a pensar que todas son de valor equivalente. Es la actitud de los multiculturalistas. Tengamos en cuenta que, según un estudio, sólo el 4% de la población estadounidense es postconvencional. Una visión todavía muy infrecuente. Si todas las actitudes culturales son iguales, ¿no tendríamos que rechazar a los nazis o a los fundamentalistas suicidas? Por aquí se llega a la patología, se llega a una crisis de identidad, al no verse arropado por un grupo. FULCRO 6: la integración corpomental del centauro El último gran estadio “ortodoxo”. Es muy poco frecuente. Estructura visión-lógica, global e integradora. A través de las dos vertientes objetivas produce teorías de sistemas objetivos. Hay una integración entre mente y cuerpo –entre biosfera y noosfera- , se origina un yo autónomo, integrado en redes de responsabilidad y servicio. Las investigaciones de JOHN BROUGHTON muestran que el yo es consciente de la mente y del cuerpo como experiencia, trasciende el simple conocimiento y lo transforma en vivencia. Ve a su mente identificada con el mundo. Es el nivel existencial.

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intentar comprender

la experiencia de Getsemaní y la aceptación de Jesús a su

Pasión. En estas etapas se deja atrás la individualidad, para comprender y vivir que somos partes de realidades mucho más amplias en las que estamos integrados. Su conocimiento se debe a la experiencia de una escasa minoría que ha superado los niveles de consciencia presentes en la inmensa mayoría de la población. Aunque su descripción puede variar algo según las escuelas místicas, se puede hacer una descripción general de esos niveles superiores. Veamos:

Estadios supraconscientes o transpersonales En el estadio sexto es cuando se hacen conscientes la mente y el cuerpo, se empieza a trascenderlos. El Yo se vuelve independiente de ellos. ¿Cuál es la meta? La respuesta que dan los grandes místicos y sabios del mundo es que el camino conduce directamente a Dios, el Espíritu, intersectando al final nuestra conciencia con el Infinito. Aquí el observador se llama YO, con mayúscula, Testigo, Presencia pura; en palabras de los místicos, rayo directo de la Divinidad, el Cristo, el Buda, la misma Vacuidad. El Testigo ha estado siempre presente en todos los estadios, pero es ahora cuando se hace manifiesto. En este estadio, llamado centáurico, se empieza a considerar la mente como objeto. Por ello, todas las tradiciones místicas, al pasar al siguiente nivel, indican que las mente les abandona, por que el Yo se hace trascendental, supramental, transnacional, transegoico o transpersonal. ¿Qué ocurre en ese después?, ¿De dónde procede el Testigo? Una de las respuestas más conocidas dice: “Existe una esencia sutil que impregna toda realidad, es la realidad que todo lo es, el fundamento de todo lo que es. Esa esencia lo es todo. Esa esencia es lo real. Y tú, tú eres eso”. El Testigo, dicen los místicos, es un rayo de ese Sol que es el radiante Abismo, el sustrato, el que mantiene la totalidad del Kosmos. Y que está presente en la intimidad de la consciencia. En esa profundidad, el yo personal se funde con el Yo del Kosmos en una Identidad suprema. “Yo y mi Padre somos la misma cosa”, decía Jesús, “quien me ve a Mí, ha visto al Padre”.

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Los estadios transpersonales son el Camino que sigue el Yo observador hasta llegar a su última morada, el Espíritu puro, la Vacuidad. Como decía el MAESTRO ECKHART en sus sermones, el Nacimiento del Hijo del Padre en el alma. Para el Maestro, Dios está escondido en lugar recóndito del alma, que él llama, a falta de otras palabras que expresen mejor esa realidad, “la chispa” del alma. De ahí, por esa puerta, se une el alma con Dios y da lugar, en su caso, al Nacimiento del Hijo. La superación del egocentrismo para identificarse con la totalidad del Kosmos, la pérdida de la individualidad, lo expresa ECKHART así: “para llegar a ser el único Hijo del Padre, los rasgos individuales deben desaparecer, ya que el hombre individual es un accidente dentro de la naturaleza humana”. Los que transitan por ese camino son sólo ya un grupo de hombres y mujeres. Algunos de ellos se agrupan con personas afines y desarrollan prácticas, instrucciones, que despliegan los mundos superiores. Experimentos interiores que permiten que otros reproduzcan sus descubrimientos y los verifiquen. Nos han legado los mapas de los viajes interiores. Poseemos mapas de las grandes tradiciones contemplativas occidentales y orientales. Unos son instrucciones y directrices propios de las vertientes objetivas, adecuados para una conferencia erudita. Otros son instrucciones de las vertientes interiores, que nos obligan a practicarlas. Esos niveles superiores se pueden simplificar en Nivel psíquico o del misticismo natural Nivel sutil o del misticismo teísta Nivel causal o del misticismo informe Trasfondo no dual, en el que están incluidos todos los niveles.

Fulcro 7: nivel psíquico Es un estadio transicional entre el existencial y los propiamente transpersonal. Puede tener sensaciones vivenciales de misticismo natural, en las que se identifica con el mundo ordinario sensorio-motor, se siente convertido en la misma Naturaleza, ya no está aquí contemplando una montaña sino que se convierte en “montaña”, una montaña que se mira a sí misma. Ya no hay separación entre sujeto y objeto. Ya es un “místico de la Naturaleza”. A ese yo se le ha llamado en ocasiones Sobrealma o Alma del Mundo. En todas las épocas han existido individuos con un nivel de consciencia muy por delante de su tiempo. Leamos algunas palabras de PLOTINO, filósofo neoplatónico del siglo

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III, ya totalmente inserto en este fulcro, cuando la inmensa mayoría de la humanidad actual no ha superado el estadio existencial (F-6): “No creamos que un hombre es bueno porque desprecie al mundo y a toda la belleza que hay en él…Porque cuando amamos a una persona amamos también todo lo que le pertenece, del mismo modo que dispensamos a los hijos el afecto que sentimos hacia el padre. Y, si toda alma es hija del Espíritu, ¿cómo puede, entonces, este mundo estar separado del mundo espiritual? Quienes desprecian lo que es tan semejante al mundo del Espíritu demuestran no saber nada de Él excepto el nombre…Observar la forma en que el Alma fluye en todas partes y se derrama por todo el mundo, impregnándolo e iluminándolo. Del mismo modo que el más resplandeciente rayo de sol ilumina una oscura nube y amarillea sus contornos, así el alma, cuando entra en el cuerpo de los cielos, le da vida y belleza atemporal y la despierta de su letargo. Así también el mundo, arraigado en lo atemporal por el alma que le infunde inteligencia, se transforma en un ser vivo y bendito… [El Espíritu] se vierte por completo en cada fragmento de este inmenso cuerpo, derramando su ser en cada parte, grande o pequeña, y por más que las distintas partes estén separadas en el espacio y parezcan enfrentarse unas a otras, cada una depende de todas las demás. El alma no está dividida y tampoco debe dividirse para dar vida a cada individuo. Todas las cosas viven por el alma en su plenitud, que se halla completamente presente por doquier. Los cielos, inmensos y distintos como son, son Uno por el poder del alma, y es por ello que nuestro universo es Divino. También el sol es Divino, y las estrellas, y hasta nosotros mismos, si somos merecedores de algo, somos tributarios del alma. No te quepa duda de que, por eso mismo, tú puedes alcanzar a Dios. Y debes saber que, para ello, no tienes que ir muy lejos.”

Fulcro 8: nivel sutil Se alcanzan niveles más altos en la conciencia vigílica, iluminaciones interiores, formas arquetípicas, sensaciones beatíficas, estados expandidos de amor. Es un misticismo teísta, de unión con la divinidad Su patología, cuando se presente es el terror cósmico. Se supera el misticismo natural al unirse con la deidad; por eso se le llama misticismo teísta. Pero las profundidades que se alcanzan han de ser interpretadas como unión a Cristo, por ej., en un cristiano, o con Buda, o como una experiencia arquetípica del Yo. Y estas interpretaciones son fruto del contexto sociocultural. Se trata de fenómenos ontológicamente reales, aunque no existan en el espacio sensoriomotor, ni en el racional, ni en el existencial. Así que no se pueden demostrar desde esos espacios. Arquetipo jungiano Como ya se indicó en su momento, lo constituyen imágenes primordiales heredadas colectivamente, en un nivel mágico y mítico, no en un nivel psíquico o sutil. Representan a las experiencias básicas comunes a la humanidad. Impregnan todas nuestras actitudes. Cuando nos relacionamos con nuestra madre, inconscientemente nos estamos relacionando con la Gran Madre, imagen arquetípica, dando lugar a una respuesta psicológica desproporcionada. Arquetipos reales Desde las tradiciones neoplatónicas occidentales hasta el vedanta, el maharanaya y el tricaya orientales, son formas-semillas sutiles de las que depende toda manifestación. En los estados profundos de la contemplación uno comprende que el Kosmos emana directamente de la Vacuidad, de la Pureza primordial. Y las primeras formas que emergen de este Espíritu son las formas básicas de las que dependen las demás formas. Esta pauta original o molde primordial es la Luz de la que como remedo dependen otras luces inferiores, una Cognición, en comparación con la cual toda cognición es un remedo, un Sonido del que los demás son simple eco.

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Estas afirmaciones, aprendidas de PLOTINO, ASANGA, GARAB DORJE, ABHINAVIGUPTA O SHANKARA, no son elucubraciones teóricas, sino relatos experienciales. Interpretados por cada uno de ellos según el contexto en que han vivido. Y si uno quiere saber de que están realmente hablando tiene que implicarse en una práctica y enseñanza contemplativa. Hacer el experimento consigo mismo. Y, como decía Emerson, que los intrusos se quiten los zapatos, porque nos adentramos en los dominios del Dios interior.

Fulcro 9: Lo Causal Como se ha indicado, las formas arquetípicas reales surgen de la Vacuidad, de lo Causal, que es el fulcro 9. Es el Nirvana. Los objetos desaparecen de la consciencia, la consciencia es absorbida. Una vacuidad que se experimenta como plenitud. Todas las características con las que cada cual se describe habitualmente son las cosas que se saben de uno mismo. Pero no son el Yo real, El Que Ve, sino cosas que usted puede ver. RAMANA MAHARSI daba el nombre de Yo-Yo a ese Testigo que es consciente del Yo individual y que no puede ser visto. Ese Testigo contempla el mundo externo y también sus pensamientos. Pero Él no puede ser visto por Él mismo. No es un pensamiento concreto, ni el cuerpo ni la mente. Se siente entonces una inmensa libertad, nada condiciona. Es una apertura, una Vacuidad, espacio abierto que todo lo contiene. Se llega a una completa desidentificación de todos los objetos. Es aespacial y atemporal. El Vidente es anterior al nacimiento y a la muerte, anterior al Tiempo. “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios”. No es nacido, y por ello inmortal. Nunca contaminado por la corriente del tiempo. Es el sustrato, la causa, el soporte creativo de todas las cosas. Y una disposición intrínseca es la creatividad: “Por Él fueron hechas todas las cosas”.

Lo no dual ¿És el fulcro 9 el estadio final, el punto omega? Para algunas tradiciones sapienciales así es. Pero hay algunas de ellas, no duales, que indican que éste no es el punto final. El Testigo terminaría desvaneciéndose y resultaría idéntico a todo lo atestiguado. ”Vacuidad = Forma”, “Forma = Vacuidad”. Es el Espíritu como sustrato de todos los niveles. No un nivel sino la auténtica realidad de todos ellos. En ese estado no se contempla el cielo, se es el cielo. Es el universo entero. Todo va pasando, pero nadie contempla el paisaje por que se es el paisaje. Se es todo en la existencia. No se tiene experiencia, se es experiencia. Es la falta de dualidad, “como el aplauso de una sola mano”. Es un estado en el que siempre hemos estado en Él, en todos los niveles, pero nos hemos mentido a nosotros mismos. Todos los dualismos son verdades relativas. Dos filósofos occidentales contemporáneos han estado de acuerdo en esta no dualidad esencial: WILLIAM JAMES y BERTRAND RUSSELL, a pesar de ser muy diferentes. James habla de “empirismo radical”, como conocimiento “inmediato”, experiencia directa, no sólo referida a experiencia sensorial sino también experiencia interior. E intenta explicar que la “materia básica primordial” carece de dualidad. Es lo mismo que han afirmado los místicos y sabios de todos los tiempos, como PLOTINO, AGUSTIN, ERKHART, SCHELLING, SCHOPENHAUER, EMERSON, pero él fue el primero dentro de la filosofía ortodoxa. y convenció a RUSSELL. La duplicidad así se convierte en una apariencia. Es la insinceridad primordial. La relación sujeto-objeto no es la realidad fundacional, sino su derivación. Para las tradiciones no dualistas, como el Zen, el atisbo de la no dualidad es sólo el comienzo, pues cuando se llega a este nivel empiezan a ocurrir cosas raras. Los pequeños yoes creados artificialmente comienzan a desaparecer.

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La iluminación La no dualidad se manifiesta como dualidad. En las cuatro vertientes: psíquica individual y psíquica social, empírica individual y empírica comunitaria. A través de ellas es como hay que atisbar hacia su Fuente. En la interpretación de esta situación cumbre hay dos escuelas de pensamiento. Hay quien piensa que lo paradigmático es el estado causal, un estadio discreto, discernible, concreto. En él se entra inicialmente de forma esporádica; luego más frecuentemente; finalmente a voluntad. En esos instantes de “iluminación” desaparece el Universo como forma. Para la otra escuela, no dual, el camino sigue y se llega a una situación sin nivel, al sustrato de todos los niveles. Ya no hay una Vacuidad distanciada del mundo de las Formas, sino que lo engloba. Entonces Vacuidad y Forma ya no son dos. Y como está en todos los niveles, esta escuela de iniciación intenta que se consiga ese conocimiento desde cualquiera de los niveles. ……………………………………

¿Cómo podríamos interpretar psicológicamente el éxtasis de Getsemaní a la luz del éxtasis de Kübler-Ross? ¿Qué interpretación podemos dar a esas visiones simbólicas? A Jesús se le exigió que hiciera suyos los pecados de todos los hombres, que se responsabilizara el inocente por las faltas de todos los culpables. A Elisabeth Kübler-Ross se le impuso que pasara por todas las angustias de todas las muertes de las que había sido testigo. ¿Por qué? ¿Por exigencia de un dios celoso de una supuesta justicia universal que no podría ser satisfecha sino por el sufrimiento de los mejores? Evidentemente, no. Lo que el Espíritu les pidió, El Espíritu que vivía en ellos, y también en todos nosotros, es que dieran el salto hacia delante, que se lanzaran sin miedo a los niveles transpersonales de la consciencia. Que vivieran en plenitud la realidad de que la Humanidad es una, que ellos mismos eran por sí mismos esa Humanidad. Y si lo eran tenían que sentir necesariamente los dolores y los pecados de ella. De aquí surge la concepción del Cristo cósmico, el representante máximo, sublime, del mundo. Entonces se empieza a vislumbrar con más claridad la Pasión y Muerte de Jesús. No la de un castigo impuesto por una supuesta justicia divina al inocente por cuenta de los culpables, sino la justificación que la Humanidad se da a sí misma. Si ella ha sido capaz de dar a la existencia a un hombre como Jesús, merece por el valor de su sacrificio que Dios salte el abismo que le separa de los hombres –al Yahveh de Job- y se encarne en ellos.

En este sentido Job es una prefiguración de Jesús, y éste la

realización palpable, real, del anhelo que quedó latente en el libro de Job, que el hombre puede aspirar a ser Hijo de Dios. Y cuando Jesús acepta dar el salto que se le pide, supera inmediatamente su angustia y afronta su prendimiento

con toda serenidad. El premio espiritual que

recibió sería semejante al que contaría dos mil años después Elisabeth cuando aceptó

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morir mil veces y ese premio, lo dice ella en su relato, fue un estado de gracia, un anticipo del Shanti Nilaya, palabras que ella oyó cuando su visión y que meses después le traduciría un monje oriental: indicaban en lengua sánscrita: el lugar del descanso y de la paz. Queda todavía pendiente una paradoja, algo que no cuadra. Si Dios es totalmente bueno, si el sacrificio supremo de Jesús justificó a la Humanidad, ¿por qué Satán todavía anda suelto? ¿por qué tiene que llegar el momento de triunfo del Anticristo, antes de su definitiva derrota, aunque no desaparición? Parece claro que el hombre desea la consumación del bien en el mundo, pero sabe que el mal es como un ingrediente de sí mismo, que el mal y el bien son como los dos platillos de la balanza de la vida real, que cada uno no se explica sin el otro, por lo que la salvación del Hijo Bueno de Dios –Jesús- tiene que compensarse por la acción del malvado.

Y esta

enantodromía –esta convivencia de los opuestos- debió ser muy evidente para los primeros cristianos sujetos a las primeras persecuciones.

El ser que vislumbra en sí

mismo, el hombre lo traspone a realidades celestiales pero finalmente disociándolo en el Dios Padre y en Satán. La lucha entre el Bien y el Mal se mantendrá durante el curso de los milenios, hasta que llegue la justificación final de los que mantuvieron la esperanza y la fe en los tiempos de tribulación. Ahora bien, la historia del hombre siempre permanece, y el antiguo Yahveh sigue presente y actuante, aunque de forma inconsciente.

Ya se ha indicado

anteriormente que, a lo largo de su historia, la Iglesia no ha podido verse libre de creer simultáneamente en Yahveh y en el Padre, en vivir bajo la sombra del temor mientras afirma el amor incondicional de Dios.

Y donde se aprecia está dicotomía de una

forma harto dramática es en el Libro del Apocalipsis. Lo veremos detenidamente en la ParteTercera de esta obra.

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PARTE TERCERA

LA CRISIS RELIGIOSA DEL SIGLO I LA PRIMERATEOLOGIA CRISTIANA

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CAPÍTULO XI INTRODUCCIÓN. LAS RELIGIONES MONOTEÍSTAS

A caballo entre dos milenios, hemos vivido hace pocos años la caída de uno de los mitos del siglo xx, el muro de Berlín, poniendo punto final anticipado al siglo en 1989. Enseguida se pretendió ensalzar la ideología del grupo vencedor, anticipando un supuesto final de la historia, ya que el orden del mismo sería el definitivo. Estaba claro, al parecer, donde estaba la verdad. cuando lo cierto era que la rivalidad esteoeste, sostenida por dos grandes potencias, había servido para ocultar otros enfrentamientos más profundos.

Hay, no obstante, que precisar que, para ser

exactos, habría que decir que esta rivalidad “este-oeste” estaba toda ella dentro de occidente. El auténtico enfrentamiento oriente-occidente entre la mentalidad moderna y el mundo del este asiático es algo más antiguo, más profundo y, afortunadamente, en camino de integración. Bajo la coraza militar que sujetó al mundo durante los años de la “guerra fría”, la historia escondida seguía marchando, y se manifestó de forma explosiva tras la caída de la URSS. Ésta manifestación tuvo lugar a través de dos fenómenos que vivimos, dolorosamente, en la actualidad: la resurrección de los nacionalismos y la rivalidad entre civilizaciones. Los nacionalismos, movimientos humanos de regresión psicológica a nivel social e invención histórica, tienen una importancia enorme en estos años, entre otros motivos porque son el cultivo de donde se nutre el terrorismo moderno. Aprovechan todo aquello que pueda crear la vivencia de la exclusividad del grupo, intentando crearse una personalidad social independiente y, al tiempo, enfrentada a todo lo demás. Frecuentemente, se hecha mano a creencias religiosas como apoyo a esa identidad, incluso para justificar la violencia.

La

dramática situación que sufrió

Yugoslavia es un ejemplo patente. Poco importa que los croatas, bosnios, servios y kosovares en su guerra civil estuvieran muy lejos de lo que ordenan sus credos religiosos. Para ellos lo importante era usar la etiqueta religiosa, como la étnica, para afirmar su identidad y su rechazo a los demás.

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En cuanto al caso del choque entre civilizaciones, consideraciones dramáticas, es de más alcance. entender por civilización.

aunque con menos

Es difícil definir qué debemos

Como primera aproximación podíamos considerar a un

conjunto de creencias, sistemas de valores, actitudes políticas, costumbres, posturas ante el mundo y, en general, un sentido de la vida que predominan en un grupo humano, generalmente muy extenso, que engloba naciones, con diferencias también importantes entre los distintos individuos que las componen, pero que, “vistas desde fuera”, dan la sensación de unidad, de conjunto más o menos uniforme. Y así podemos hablar de la civilización griega, de la hindú, de la china, de la maya.....de la occidental, de la islámica. Estamos

viviendo actualmente una confrontación de civilizaciones, más

llamativa entre la occidental y la islámica. Pero también entre la islámica y la judía. Sin olvidar la importancia de factores económicos (la producción de petróleo es un ejemplo paradigmático) y políticos, subyace siempre un problema religioso. No es extraño, ya que la vivencia religiosa es la que condiciona la vivencia del mundo, la forma de enfrentarse a las circunstancias vitales, lo que da un sentido a la existencia. E incluyo aquí también al pensamiento ateo, pues no deja de ser una actitud religiosa en cuanto actitud ante la vida.

La confrontación entre civilizaciones es confrontación entre

religiones y difícilmente se resolverá el primero sin resolverse el segundo.

En el

momento actual es la confrontación entre el judaísmo, el cristianismo (incluidos dentro de la civilización occidental) y el islamismo, con puntos de fricción tan importantes como el de Oriente Medio, Centroáfrica, Filipinas o Indonesia.

Pero, ese

enfrentamiento, ¿responde efectivamente a una incompatibilidad entre el credo y la moral de las tres religiones? ¿no será más bien fruto de un desarrollo cultural independiente?

La busca del origen de las tres creencias, sus puntos comunes,

pueden ser claves en el camino de una reconciliación.

Las Guerras de Religión Es triste tener que reconocer la historia de guerras entre miembros que se han dicho creyentes de las tres religiones monoteístas.

Entre ellos o entre distintas

facciones dentro de cada religión. Recordemos las guerras de religión de la Edad Moderna entre católicos y protestantes, y los actuales enfrentamientos musulmanes entre sunitas y shiitas. ¿Por qué? La importancia de este problema ha dado lugar a que un teólogo de la importancia de Hans Küng haya escrito 3 volúmenes dedicados cada uno a cada una de las tres religiones monoteístas resaltando los lazos que las

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unen, convencido de que, si no hay paz entre las religiones, no la habrá entre las naciones179 A la luz de lo que se ha expuesto anteriormente en esta obra, intentaré buscar claves que nos puedan dar algún entendimiento de un hecho tan extraño como lamentable, pues está en clara contradicción en su creencia, la de las tres religiones, en un Dios Bueno y Misericordioso. Una de esas claves sería, a mi entender, el carácter de ser religiones reveladas. No se han originado como las religiones politeístas, producto éstas de la observación de la Naturaleza y la deducción de que detrás de los fenómenos de ella existen “fuerzas”, “neters” o dioses que las explican. Aunque esos dioses tengan nombres en distintos pueblos, la capacidad “funcional” de cada uno de ellos los equipara.

El origen de las tres religiones monoteístas actuales son

revelaciones

especiales de Dios a algunos elegidos. Atón se reveló místicamente a Akhenatón, El Dios sin nombre, Yahveh, a Moisés,

Dios se encarnó en Jesús y Allah dictó el Corán a Mahoma. El caso de

Amón fue algo diferente; los sacerdotes egipcios, después de milenios de reflexión teológica, llegaron a comprender que todas las fuerzas de la Naturaleza se podían fundir en una causa primera, el Uno, el dios desconocido, Amón; y éste no negó a los neters anteriores sino que los subsumió, convirtiéndose en partes del mismo Amón. La consecuencia de esta revelación directa de la Divinidad tiende de forma explicable a entenderse como exclusiva,

la única poseedora de la verdad, verdad

que tiene que ser inamovible y, por tanto, dogmática. imponerla por la fuerza.

Y de ahí la tentación de

Así quiso imponerla Akhenatón en Egipto; así se impuso la

Ley al que sería el pueblo de Israel. Y así seguimos hasta hoy. En relación con todo ello se encuentra una característica que ya se indicó cuando hablamos de la formación de la normativa religiosa judía: su carácter de antireligión, de opuesta en muchos de sus caracteres a las prácticas egipcias de su religión: sacrificios, imágenes, etc.

Da la impresión de existir una especie de

necesidad de autoafirmación a base de oponerse a las demás. ¿Tendrán esa necesidad inconsciente las religiones monoteístas actuales? Empecemos por sus aspectos comunes. El más llamativo es su monoteísmo radical, la negación absoluta del politeísmo. Por tanto, adoran al mismo dios, al único existente. No obstante, la concepción cristiana de la Trinidad, dentro de la divinidad

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HANS KÚNG. El Cristianismo. Ed. Círculo de Lectores, 1994. El Judaísmo. Ed. Trotta, 1998. El Islam. Ed. Trotta. 2006.

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una, nunca ha sido comprendida ni aceptada por judíos y musulmanes.

Ni el

abandono de la Ley judía por el Cristianismo pudo ser tolerado por el fariseísmo rabínico que lo expulsó de las sinagogas. El segundo aspecto es su origen, tan intrincadamente unido. El Cristianismo, en su comienzo, fue una forma, una secta si se quiere, del Judaísmo hasta que se separó a finales del siglo I. Y las fuentes judías y cristianas brotan a cada momento en el libro del Corán. Las tres religiones se fundamentan sobre la fe revelada en un libro: el Pentateuco, la Biblia hebrea; la Biblia cristiana según la traducción de los 70, con el añadido del Nuevo Testamento; el Corán. En ellos está la palabra de Dios. Dejemos ahora la discusión sobre la interpretación, tan profusamente investigada de forma crítico-histórica en los últimos tres siglos. Para las tres creencias, Dios es el Creador de todo, el hombre es totalmente dependiente y su salvación depende sobre todo de la misericordia divina. Comparten la fe en los grandes profetas. Entonces, ¿por qué estos enfrentamientos, esas crueles guerras entre creyentes? Merece meditar sobre ello debido no sólo a un interés histórico sino porque sigue en permanente actualidad. ¿Qué ocurre, pues? Hay que señalar algunos puntos previos. Lo primero que habría que decir es que, en estas luchas, las facciones, aunque se escudan en la fe como estandarte, traicionan precisamente esa fe que proclaman. ¿Habrá algo menos cristiano que las Cruzadas medievales o la Inquisición? ¿Dónde está ahí la no violencia de Jesús, el amor a los enemigos que predicaba? Los cruzados y los inquisidores eran, en realidad, el prototipo del anticristianismo. Y lo mismo cabe decir de los judíos y los musulmanes. En sus oraciones no dejan de invocar al Dios misericordioso. ¿En nombre de ese Dios la guerra santa? No, en los numerosos conflictos con apoyatura religiosa, lo que se utiliza es el nombre de Dios para intereses personales, de poder, económicos o de otra laya. Es la justificación perfecta para todas las atrocidades.

La absolutización de las propias creencias Es el pecado de soberbia de todas las confesiones. Su dogmatización. Es como una degeneración senil de todas ellas. Durante el siglo I, antes de la catástrofe de la destrucción de Jerusalén el año 70, existían una gran variedad de tendencias dentro del Judaísmo (baptistas, esenios, fariseos, saduceos...), como se ha confirmado recientemente gracias al descubrimiento de los manuscritos de Qumrán. Fue más tarde, tras la destrucción de la ciudad santa, cuando quedó sólo la secta farisaica (y la cristiana, por supuesto), la que recopiló la Torá (la Ley) y la Misna (los

156


comentarios y las tradiciones orales), marcando a partir de entonces la ortodoxia única. Cristo no fue un dogmático. La esencia de su predicación fue su propia vida, el amor a Dios y a los hombres. “Venid y seguidme”, “como Dios me envió, así os envío”, “que cada cual coja su cruz y me siga”. La praxis de la vida concreta fue la esencia de su predicación. Luego, la interpretación teológico-filosófica se fue desarrollando, dando lugar a una complicada cristología que no es el momento de tratar aquí. Lo peor es que “cristalizó” en forma de dogma. Tienen un inconveniente los dogmas, y es que son estáticos. Fruto de la “visión” o comprensión referente a Dios en un momento del tiempo, perfectamente aplicables para la vivencia religiosa de una situación histórica, se les pretende mantener literalmente intocables en palabras y significados a través de los siglos (y al referirlos a la estricta revelación de Dios, se les da un valor de intocabilidad absoluta). Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que los dogmas son formulaciones simbólicas sobre realidades intangibles, aquéllas que no se pueden expresar con la claridad de una ciencia o un hecho histórico: la existencia de Dios, del alma, el porqué de la existencia, la posibilidad de una vida tras la muerte, etc.

Los dogmas, en

realidad, hay que interpretarlos más que creerlos. Qué dicen en su formulación a cada seguidor de la religión. Como cada confesión tiene su propia visión o revelación divina, que nunca puede ser superponible a la de otro origen, el conflicto está servido. El espíritu de tolerancia, entonces, brilla por su ausencia. Decía el gran Ibn Arabí, místico musulmán oriundo de Murcia, que hay tantos dioses como personas; que la inmensidad de Dios es inalcanzable para cualquiera de sus criaturas; que cada cual tiene su visión parcial de la divinidad, que nunca será coincidente con la de los demás, pero que, en cierta forma, todas son verdaderas al referirse al mismo Dios. Fue un gran ejemplo de tolerancia. ¿Por qué tenemos que considerarnos los únicos depositarios de la verdad toda? ¿No es más lógico pensar que nuestras creencias no son más que una simple vislumbre de una realidad que nos supera totalmente? ¿Por qué cada confesión se cree la única elegida por Dios para su revelación?

La estructuración burocrática de las religiones Una vez surgido el momento clave de la inspiración mística de determinados hombres privilegiados (Moisés y los grandes profetas de Israel, Jesús, Mahoma), el contenido de esa revelación ha de ser transmitida por sus

157

sucesores. La


institucionalización de una clase de sacerdotes, rabinos o mollah, garantiza esa conservación del depósito de la fe. Lo malo es que esas instituciones, de simple medio al servicio de la propagación de la fe, se transforman en fines en sí mismas; estructuras humanas que se convertirán de derecho divino, e incluso se dogmatizarían (la infalibilidad del papa, la autoridad de los imanes). Apenas se ha pensado que Jesús, o que Mahoma, no eran sacerdotes, sino laicos. Jesús no pretendió crear una religión nueva, sino superar, sin negar, la Torá mosaica (la Ley), relativizándola respecto al amor al hombre. Y si entraban en conflicto, la “palabra de Dios” contenida en la Torá quedaba supeditada al acto de amor (también mandamiento de Dios) concreto en una determinada necesidad (“el sábado estaba hecho para el hombre”). Cuando la última cena, un laico bendijo el pan y el vino y se dirigió a unos laicos (sus discípulos) con el mandato de que celebraran indefinidamente nuevas “cenas” en memoria suya. Las instituciones, indefectiblemente, se estabilizan, se estancan en sus estructuras, difícilmente evolucionan y crean sus leyes (por ej., el código canónico). ¿Son imprescindibles?, y, en todo caso, ¿no habría que relativizarlas en función de la libertad de Dios?. La relación del hombre con Dios no ha de ser legal, normativa, sino amorosa. En cuanto al Islam, es una religión que, desde el principio, se conformó como institución de poder. Éste está configurado a modo de tres círculos concéntricos: el primer poder es el ejercido por el Dios creador, de carácter ilimitado, poder que acepta la criatura sumisa, el muslim. Por debajo de ese poder supremo está la comunidad de los creyentes, la ummat al-islam, cuyo poder se ejerce sobre los no creyentes180, cuyas buenas obras no les supondrán la justificación. El tercer nivel de poder es el ejercido por el hombre sobre la mujer181. La fuerte implicación del Islam en la vida práctica supone una enorme dificultad en su adaptación al mundo moderno. La realidad social es cambiante por naturaleza a lo largo del tiempo, mientras las normas coránicas han sido escritas muchos años años y son intocables. ¿cabe la posibilidad de reinterpretarlas? ¿Y la religión judía? Si bien perdió su poder temporal (el que le quedaba) a partir del año 70 del primer siglo, mantuvo, desde el punto de vista religioso, la ortodoxia jerárquica del rabinato. El rabino se convirtió en norma y modelo, como una forma de Torá encarnada. Se originó en la escuela que Yohanan ben Zakkay fundó, con permisividad de los romanos, en Yabné, pueblo costero en la región de Jaifa. Tras 180 181

Corán, III, 109-114. Corán, IV, 38.

158


ben Zakkay dirigió la escuela Gamaliel II, de la casa de Hillel. Mediante una excomunión aplicada al rabí Eliécer ben Hyrcanus, se consiguió eliminar a la escuela de la casa de Sammai, con su propia interpretación de la Ley. Desapareció así la disidencia. Actualmente, sin embargo, los judíos tienen que enfrentarse a la adaptación de los más de seiscientos preceptos de su Ley (halaká), que marcan todas sus actividades diarias, a la situación moderna. La situación se ha agudizado en el nuevo estado de Israel, creado en 1948. Las distintas tendencias entre los judíos (ortodoxas, conservadoras, reformistas, agnósticas) se entrelazan

en multitud de

intereses en la sociedad del nuevo Estado, creando conflictos difíciles de superar. ¿Es posible una convergencia, un punto de acuerdo, una aceptación mutua entre las tres religiones monoteístas? Pienso que una forma de iniciar la concordia es dialogar sobre la figura de Jesús de Nazaret, intentando acercarse a su figura primigenia, sin interpretaciones cristológicas posteriores, porque es en ese punto donde se puede llegar a un lugar de acuerdo entre todos. Para los cristianos porque Jesús es su justificación y fin de sus creencias. Para los judíos, porque él lo fue profundamente, el mayor de sus profetas. Los dos últimos siglos se han prodigado los estudios sobre Jesús escritos por autores judíos182. Ellos mismos están integrando a Jesús como una figura positiva dentro de su historia. ¿Y qué decir de los musulmanes? el Corán no ahorra elogios a Jesús y a su Madre. Son enormes las influencias judaicas y cristianas en el libro santo del Islam. Sí, hay una figura clave, una piedra angular, sobre la que fundar la futura concordia.

182

LEO BAECK. “Harnack´s Vorlesunsungen über das Wessen des Christentuns”.Monatschrift für Geschiste und Wissenschaft des Judentuns 45 (1901). JOSEPH SALVADOR. “Jesucristo y su doctrina”, 1838. SAMUEL HIRCH. “El sistema de las concepciones religiosas de los judíos y su relación con el paganismo, cristianismo y con la filosofía absoluta”. 1842. JOSEPH KLAUSNE. ”Jesús de Nazaret, su tiempo, su vida y su doctrina”. 1922.

159


160


CAPÍTULO XII EL AMBIENTE RELIGIOSO EN PALESTINA SIGLO I, AÑO 70 Los pormenores del nacimiento del Cristianismo siguen teniendo numerosos puntos desconocidos por la escasez de fuentes contemporáneas. La catástrofe del año 70, con la caída de Jerusalén, dio lugar a una situación de “tabla rasa” del ambiente social, religioso, político y literario. Sólo contábamos con las cartas de S. PABLO y las obras de FILÓN DE ALEJANDRÍA y FLAVIO JOSEFO183 como obras contemporáneas. Los Evangelios fueron escritos posteriormente. Los recientes descubrimientos en las cuevas de Qumrán nos han permitido vislumbrar mejor la gran variedad de la vivencia religiosa de Israel en los dos tercios primeros del siglo, caldo de cultivo en el que se incluyeron los primeros seguidores de Jesús, formando parte integrante de la religión judía. El que, tras la guerra, sólo quedara el fariseísmo como movimiento dominante del judaísmo, obligó, a falta de otros referentes, a comparar el naciente cristianismo, cada vez más autónomo, con aquella tendencia, la que daría lugar al rabinismo posterior. Quedaban, y todavía quedan, muchos puntos incomprendidos. Pero las nuevas investigaciones a partir de los manuscritos de Qumrán, y también del trascendental descubrimiento de los textos gnósticos de NagHammadi

(Egipto),

así

como

el

mejor

conocimiento

de

otras

religiones

contemporáneas, en especial el Mitraísmo, permite ir dando luz a esos primeros años del Cristianismo, que serían de enorme trascendencia. Intentaré ahora exponer en lo posible las diversas tendencias del judaísmo en los primeros decenios del siglo I, para ir teniendo alguna idea de la variedad y también de la tolerancia que se vivía entonces entre ellas 184.

183

Secundariamente algún escrito de TÁCITO y de PLINIO. Sigo en buena parte la exposición hecha por J. MONSERRAT TORRENTS en “La Sinagoga Cristiana”. 1989. 184

161


Los Esenios Cuenta FLAVIO JOSEFO185, refiriéndose a las “filosofías o haireseis” judías de su tiempo: “En la época que reseñamos había tres haireseis entre los judíos, las cuales sostenían puntos de vista distintos en lo concerniente a aspectos humanos: la llamada de los fariseos, la de los saduceos y en tercer lugar la de los esenios”. Más adelante, añade en la misma obra 186 la secta de los sicarios. Formaban parte los esenios de la escena política palestina desde los tiempos de Jonatán 187. Pero había muchas más sectas; en los años anteriores a la guerra judía se podían encontrar las siguientes: Legalista

Apocalíptica

Helenizante

Gnósticas

Mesiánica

Cristiana

Ascética

Mágica

Baptista.

Sicarios

Zelotas

Terapeutas

Samaritanos

Dositeanos

Simonianos

Las cuales no tenían porqué ser incompatibles entre sí. S. PABLO era antilegalista y, a un tiempo, helenizante; FILÓN fue helenizante y legalista; están patentes las ideas mesiánicas y apocalípticas entre los cristianos. Entre las sectas apocalípticas se podría incluir a los esenios también. Asimismo, estos tenían un modo de vivir, al menos en los retirados en el desierto, que les podría incluir entre la secta ascética, compartido también por los baptistas. Según cuentan FILÓN y FLAVIO JOSEFO, entre los esenios los había que vivían retirados en el desierto, pero también comunidades por todos los pueblos de Palestina, dedicándose a los más variados oficios. Si la familia de Jesús perteneció o se relacionó con los esenios (algo que no ha podido confirmarse), explicaría las relaciones de Jesús con muchas familias judías, reflejadas en varios pasajes de los Evangelios.

PLINIO EL VIEJO dedicó en sus escritos unas palabras para los

esenios188: “son admirables, más que todos los pueblos de la Tierra; viven sin mujeres, renunciando a todo deseo sexual, sin dinero, teniendo por compañía a las palmeras...”.

185

Antiquitates. XIII,171. Antiquitates. XVIII, 23. 187 Jonatán el Macabeo aceptó el pontificado supremo de manos de Alejandro Balas en 152 a.C. 188 Naturalis historia. V,73. 186

162


No formaban un grupo marginado dentro del judaísmo, sino que se integraban en los cultos del Templo. No ocurriría lo mismo con un grupo de los mismos que marcó una escisión dentro del movimiento esenio, el de los retirados de Qumrán, que sí formaron un grupo aislado y enfrentado al sacerdocio del Templo. La integración de los esenios la confirma la cita que hace JOSEFO sobre Judas el Esenio, que enseñaba en el Templo allá por los años 37-34 a.C., durante el reinado de Aristóbulo I; o el caso del esenio Menajén, con responsabilidades en la corte de Herodes (4 a.C.-6 d.C.); o Juan el Esenio, gobernador de la provincia de Zama durante la guerra con Roma, dirigiendo el ataque contra Ascalón, donde pereció en el año 66. Refiriéndose MARTÍNEZ

189

a

los

orígenes

del

esenismo,

FLORENTINO

GARCÍA

, los sitúa aproximadamente en el 200 a.C., basándose en citas del

Apocalipsis de los animales de Enoch. Como he indicado, el esenismo se encuentra plenamente dentro de la tradición apocalíptica. Su determinismo viene claramente indicado por JOSEFO190: “la secta de los esenios declara que el destino es el señor de todo y que nada sucede a los hombres que no sea conforme a su decisión”. Se confirma en textos recogidos de las grutas de Qumrán. En ellos estaba ya la idea de la existencia de un pecado de origen anterior a la historia 191. Otra característica interesante de los esenios es

su concepción de la

interpretación inspirada de los textos sagrados. Que además de la significación literal de los mismos, la hay otra más profunda, esotérica. FILÓN lo indicó de esta manera 192: “Uno de ellos toma los libros y lee, y otro de los más instruidos avanza y explica lo que en estos libros es de difícil comprensión. La enseñanza se realiza entre ellos lo más frecuentemente mediante símbolos, siguiendo una antigua tradición”. Lo que sugiere que los esenios se enmarcarían en la más antigua historia de iniciados en los principios divinos, profundizando sus orígenes en la sabiduría egipcia, que marcaría también la huella en el pensamiento pitagórico, en el de PLATÓN, como en el de los gnósticos en tiempos posteriores. El secreto que subyace en toda iniciación explicaría la enorme escasez de fuentes escritas. Difícilmente se podría dar una respuesta concreta a esta cuestión. Dentro de esta tradición, se recurriría a los libros secretos o a tablas celestes como medio mnemotécnico y, a un tiempo, hermenéutico.

189

“Los hombres de Qumrán”. Comunicación al II Simposio bíblico español, Valencia-Córdoba, 1987. Antiquitates.XIII,72 191 Esta concepción de las doctrinas apocalípticas, semejantes a las que desarrollaron los filósofos griegos presocráticos (Anaximandro sobre todo), abre la posibilidad de un momento histórico muy antiguo en el que existiera una relación entre los pueblos palestinos y los helenos, y de la que se habla en el relato bíblico de Jacob. 192 Quod omnis probus, 80-82. 190

163


Es también la angeología, la familiaridad con el mundo celeste, otra particularidad del movimiento esenio. Decía JOSEFO 193 que los nombres de los ángeles formaban parte de su saber secreto. Y se confirma en distintos textos (textos de Qumrán 1QM VII,6 y 1QS XI,7-8). Es este último está escrito: “A quienes Dios ha elegido les ha dado como posesión eterna, y él ha puesto su heredad con el lote de los Santos, y con los Hijos del Cielo ha unido su asamblea para formar el Consejo de la Comunidad”. Tenían también una concepción original del Templo. Aunque enviaban ofrendas a Jerusalén, no realizaban sacrificios, prefiriendo una santificación del pensamiento, referido a un Templo escatológico, del final de los tiempos, en un mundo ya distinto. Para los separados de Qumrán, la Comunidad es el Templo vivo, en espera del Templo definitivo construido por Dios194. Pero esta concepción está dentro también de la concepción apocalíptica descendiente de la ideología del Templo del profeta Ezequiel 195 .

También la idea de un Mesías que había de llegar estaba

plenamente desarrollada en los textos de Qumrán. Al comparar sus doctrinas con las cristianas cabe decir que, aunque estas tienen una originalidad específica nacida de la personalidad arrolladora de Jesús, no se pueden negar similitudes.

Ambas predicaban una interiorización de la Ley, es

decir, no tomar tanto en cuenta sus detalles formales, sino el espíritu de la misma, la búsqueda de la perfección personal; el bien del hombre se coloca por encima del cumplimiento estricto de las normas. En el Cristianismo primitivo, igual que en los esenios, el don de la profecía se tuvo en un marcado aprecio. Esa predicación espontánea del inspirado por Dios. Es importante señalar el carácter “visionario”, místico, de las primeras vivencias de los seguidores de Jesús.

El nombre que

utilizaron los primeros cristianos para sus comunidades era el mismo que ya emplearon los esenios: “La Nueva Alianza”. Los esenios, como los cristianos y antes que ellos, tenían una visión escatológica de su vida, en función siempre de un “Fin de todos los Tiempos”, que estimaban muy próximo. La primitiva comunidad de los discípulos de Jesús estaba persuadida de la próxima segunda venida de Éste. El Juicio Final estaba siempre en su horizonte.

También en asuntos más inmediatos, como la organización de la

comunidad, los cristianos siguieron a los esenios, creando la figura del mebaqquer,

193

Bell. II,142. 11Q Temple. XXIX, 9-10. 195 R.G. HAMMERTON-KELLY. The Temple and the Origins of Jewish Apocaliptic”. Veterus Testamentum 20, 1-15. 1970. 194

164


espiscopus o inspector de la comunidad. La comunidad de bienes de las primeras agrupaciones de fieles de que hablan los Hechos de los Apóstoles de S. LUCAS, siguió los pasos marcados por los esenios. E igualmente, en un aprecio muy especial por el celibato, motivando una vida monacal en los esenios que habitaban el desierto de Judá. Los esenios desaparecieron como tales después de la destrucción de Jerusalén. Muchos emigraron hacia Siria y Asia menor, integrándose entre los cristianos muchos de ellos e influyendo en la naciente iglesia de los gentiles.

Los Saduceos Su nombre procede de Sadoq 196 , por lo que se atribuían la herencia del auténtico sacerdocio de Israel.

A ellos pertenecían los sacerdotes y la clase

aristocrática. Negaban la resurrección de los muertos y la existencia de los ángeles 197. Cuando la rebelión de los hermanos Macabeos contra el rey seléucida con el fin de independizarse ante la pretensión real de una helenización forzosa (164 a.C) los saduceos constituían el partido helenizante. Fue el partido que finalmente venció a Judas Macabeo. Desde entonces se mantuvo como constante un enfrentamiento político entre los saduceos y los fariseos. Los primeros eran ricos, estaban fuertemente influidos por la cultura helénica y colaboran con el poder de ocupación romano. Los fariseos, en cambio, eran profundamente reacios a la influencia cultural ajena, de conducta piadosa e interesados por la justicia; se fueron ganando el apoyo del pueblo. Roma fue tolerante desde el punto de vista religioso, por lo que se creó un verdadero Estado teocrático unido al Templo, el cual se convierte en centro a la vez religioso, político y económico. Dominado, bajo los auspicios de Roma, por la jerarquía sacerdotal. Todo estaba imbricado: administración, jurisprudencia, política y religión. El Órgano Central de gobierno era el Consejo Supremo o Sanedrín. En él se encontraban representadas las clases dominantes: saduceos (sacerdotes y aristócratas) y los “doctores de la Ley (a la vez teólogos y juristas), pertenecientes a ambas tendencias (saduceos y fariseos). Constituían en consejo 70 hombres, presididos por el Sumo Sacerdote.

Los saduceos fueron, al contrario de la impresión que puede sacarse de

los Evangelios, los principales responsables de la muerte de Jesús. esenios, desaparecieron tras la guerra con Roma del 66-70.

196 197

Ez. XL,46. Mt. XXII,23; Mc. XII,18.

165

Como los


Los Fariseos Fue la secta judía predominante en cuanto a su influencia en el ámbito religioso. No eran sacerdotes, pero sí se incluían entre ellos a los escribas, poseedores del saber, los que interpretaban las Sagradas Escrituras. Aunque no querían intervenir en asuntos políticos, en este aspecto su influencia indirecta fue importante. Formaban parte del Sanedrín y tenían gran influencia en el pueblo. Desde el punto de vista religioso, su característica más típica era su extremado legalismo. Los preceptos de la Ley regían todos los aspectos de la vida corriente, convirtiéndola en algo rígido, estereotipado, en la que todas las formas de manifestarse estaban previstas.

Es la secta más maltratada en los Evangelios

canónicos, a pesar de ser la secta de los saduceos la más directamente relacionada con la muerte de Jesús. La razón hay que buscarla en que fue la única secta, junto a la cristiana, que sobrevivió al desastre del año 70. Por tanto, en su predicación a los judíos, los cristianos tuvieron que enfrentarse únicamente con fariseos. Tampoco creían en la venida del Mesías. Su concepto de Salvación, más que enfocada al pueblo, era más de carácter individual, personal. En Jerusalén estaba centralizado el fariseísmo más extremista, del que fue parte Saulo de Tarso, perseguidor en un principio de los cristianos, espectador del martirio de Esteban. Conforme aumentaba la distancia entre las regiones palestinas y Jerusalén se diluía la influencia farisea. Tras la caída de la ciudad, los fariseos, con el asentimiento de la autoridad romana, fundaron una escuela rabínica en Yabné (actual Yibna), situada en la franja de Gaza, y que estuvo a cargo de Yohanan ben Zakkai. Esta academia se mantuvo hasta la segunda guerra judeo-romana en el 135. A partir de entonces se trasladó a Galilea. Las cuatro primeras generaciones de rabinos, los llamados tanaítas, se encargaron de la gran tarea de agrupar y codificar la tradición oral, tanto de origen legal (halaká), como histórico-teológica (haggadá). A finales del siglo II estaba terminada la primera compilación, que se llamó Misná. La Tosefta fue otra compilación posterior que recogía materiales más antiguos. Luego surgirían el Talmud de Jerusalén en el siglo IV y el Talmud de Babilonia en el siglo VI, que serían comentarios al texto de la Misná. Las cuatro compilaciones reciben conjuntamente el nombre de Talmud.

166


Los Baptistas En el Talmud de Babilonia198 se lee: “Rabí Eliécer dice: el prosélito circuncidado y no bautizado es un verdadero prosélito, pues hallamos que nuestros padres fueron circuncidados y no bautizados. Rabí Josuá admite la misma doctrina (la de que basta un solo rito) aduciendo el ejemplo de las madres, que

fueron bautizadas y no

circuncidadas. Los sabios exigen circuncisión y bautismo”. La sumersión en el agua forma parte de la liturgia de muchas religiones. Se la cita en muchos textos bíblicos199 y en los Evangelios. Para los disidentes esenios de Qumrán tuvo un profundo sentido, como es manifiesto en los manuscritos El Documento de Damasco y El Rollo de la Guerra. En el manuscrito llamado La Regla de la Comunidad señala el ingreso en la Alianza de Dios: “Y en el espíritu de rectitud y humildad sus pecados se expiarán y en la sumisión de su alma a los preceptos de Dios su carne se purificará con la aspersión de las aguas y con la santificación de las aguas purificadoras”. El Bautismo como tal no tiene un origen preciso conocido en el judaísmo, pero estaba ya consolidado a mediados del siglo I. El movimiento baptista se inició a primeros de dicho siglo con Juan el Bautista. La información sobre los baptistas nos viene de los Hechos de los Apóstoles 200 , los Evangelios canónicos y FLAVIO JOSEFO 201 . Posiblemente existió un Evangelio de Juan (el Bautista) en el que se afirmaría que él era la Luz, pero quedó esquematizado y reducido en el canon cristiano. En el himno joánico Benedictus de S. LUCAS I, 68 y ss. se dice que Dios “suscitó una fuerza de salvación” en cumplimiento de la Alianza con Abrahán. “Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos, para dar a conocer la salvación a su pueblo con la remisión de los pecados”. ¿Los baptistas de finales del siglo I creían que Juan el Bautista era el Mesías? Parece claro que después del año 70, y hasta la guerra del 135, existían seguidores de Juan, como Mesías enviado por Dios. Un discípulo de Juan, Dositeo, emigró a las cercanías de Damasco, el mismo lugar al que se acogió Pablo tras su conversión.

198

Yebamot 46 a. Levítico XIV,8; Números XIX,19. 200 Hech. XVIII, 24; XIX, 4. 201 Antiquitates XVIII, 117-119. 199

167


Los Sicarios y los Zelotas La secta de los sicarios se formó en Galilea 202, con predomino de la población rural. Los galileos no eran tan legalistas como los fariseos jerosolimitanos . Su vida no se centraba alrededor del Templo dada su lejanía, sino alrededor de la sinagoga. La influencia saducea sacerdotal era inexistente. Era más popular

la figura del

“inspirado”, del místico de origen popular; figura reprimida, en cambio, donde existía una jerarquía sacerdotal. Los galileos eran nacionalistas acérrimos.

Durante el

intervalo entre el 4 a.C y el 44 d.C Galilea fue gobernada por príncipes autónomos, sin que estuvieran presentes las legiones romanas ni se pagaran impuestos al emperador. Los sicarios eran profundamente antirromanos y continuadores de la lucha de los hermanos Macabeos contra la ocupación extranjera. Adoptaron la forma violenta, única forma posible a sus ojos de librarse de las legiones romanas. Despreciaban a las clases pudientes de Jerusalén, especialmente a los saduceos, por haber contemporizado con la ocupación. Hacia el año 6 a.C se rebeló Judas el Galileo 203, siendo su rebelión sofocada de la forma habitual en aquellos tiempos. Pero en el año 66 hubo un gran levantamiento, encabezado por los zelotas de Jerusalén 204. La ciudad fue tomada, los saduceos exterminados, así como la guarnición romana. Daba comienzo la primera guerra judeo-romana, que terminó con la destrucción de Jerusalén, la caída del último bastión de resistencia en la Meseta de Masada, la dispersión del pueblo judío y la desaparición de todas las sectas judías, excepto los fariseos y los cristianos. Samaría era la zona costera situada al norte del país de los filisteos. Su población era tradicionalmente enemiga de los judíos desde la deportación de buena parte de la población primitiva y el trasvase de población babilónica. Se separaron del pueblo de Israel desde antes del Exilio. El cisma samaritano surgió en el siglo IV a.C, como reacción a la reforma de corte legalista que llevó a cabo Esdrás. Tenían su propia Biblia, algo distinta a las ya conocidas, la rabínica, que fue seguida por los judíos tras la diáspora, y la cristiana, que la formaba la traducción griega de los 70, a partir del original hebreo, junto con el nuevo Testamento.

Había un Hexateuco,

(formado por los cinco libros atribuidos a Moisés y el Libro de Josué), algo más amplio que las otras versiones. Lo más característico de la versión samaritana era la elección hecha por Yahveh del monte para el Templo. No sería el monte de Sión de Jerusalén, 202

Lc. XIII, 1. Hech. V,37. 204 Se ha confundido habitualmente a los sicarios con los zelotas. Eran grupos distintos; los zelotas no aparecieron hasta el año 66; nunca se confundieron entre sí, y en ocasiones se enfrentaron. Se iniciaron los zelotas con Eleazar, hijo de Ananás. 203

168


sino el monte Garizin en Samaria, y, además, incluida esta elección dentro de los Mandamientos del Decálogo. Salvo esta variación específica de los samaritanos, otras diferencias de los textos bíblicos no eran exclusivas suyas. En los manuscritos de Qumrán se han encontrado pasajes semejantes a los que se creía específicos de la Biblia samaritana. Todo lo cual indica la pluralidad de textos utilizados en el primer siglo de nuestra era. Es de interés considerar, en orden a las relaciones futuras con los cristianos, que en su seno nacieron los seguidores de Dositeo que, a su vez, tuvieron influencia entre los judíos y cristianos que vivían en la ciudad de Antioquia. También los seguidores de Simón el Mago se desenvolvieron en Samaria y tuvieron gran influencia en el nacimiento de la herejía gnóstica en el siglo I.

169


170


CAPÍTULO XIII JERUSALÉN El Judeocristianismo Al hablar de los momentos iniciales del Cristianismo, hay que tener claro que los seguidores de Jesús no formaron un grupo separado del resto del pueblo hasta finales del siglo I, cuando, ante el rechazo del judaísmo rabínico, terminaron por crear una religión nueva. Hasta entonces hay que considerarlos como una secta dentro de la Religión oficial, pero con una capacidad de apertura que les dio las claves del futuro. Es importante considerar el marco político-religioso-sociológico de Jerusalén desde la muerte de Jesús hasta la guerra judeo-romana. En conjunto, la situación de la ciudad se fue degradando progresivamente, sobre todo por la torpe actuación de los delegados romanos entre los años 44 (año de la muerte del rey Agripa I) y el 66. Las sucesivas provocaciones

romanas motivaron movimientos de resistencia armada

protagonizados por los sicarios y, finalmente, también por los zelotas. El procurador Félix rigió la ciudad en los años cincuenta. A su muerte siguió un período de anarquía hasta la llegada de su sucesor Porcio Festo. En este interregno tuvo lugar el ajusticiamiento por lapidación de Jacobo, el hermano del Señor. Durante este tiempo, el judaísmo de la diáspora, aunque unido al Templo, se iba distanciando cada vez más de él. Y la diáspora empezaba ya en Galilea. El judaísmo jerosolimitano, cada vez más politizado, legalista y fanatizado, atrajo la mirada crítica de los hermanos dispersos por el imperio romano. Este ambiente de rechazo queda reflejado en las palabras que dejó escritas FLAVIO JOSEFO, ya después del desastre del año 70: “Ésta es la razón por la que, a mi modo de ver, Dios mismo, aborreciendo la impiedad, apartó el rostro de nuestra ciudad, juzgó que el Templo había dejado de ser un lugar puro para su presencia, y lanzó a los romanos contra nosotros, purificando la ciudad con el fuego. A nosotros, junto con nuestras

171


mujeres y nuestros hijos, nos infligió esclavitud. Tal hizo para corregirnos con estas 205

calamidades”

.

El mal ambiente social dio lugar a la aparición de profetas, pudiéndose citar a un tal Teudas entre los años 44-46, que murió decapitado

206

. Entre el 46 y el 48 hubo

una gran hambruna en Palestina, siendo procurador Julio Alejandro, sobrino de Filón de Alejandría.

Y FLAVIO JOSEFO cita al profeta Banos, que vivía en el desierto, y

que no fue molestado por instancias oficiales. La espera en un Mesías anti-romano se extendió por amplias capas sociales. También de este aspecto da fe FLAVIO JOSEFO: “Charlatanes e impostores impelían a la multitud a que les siguiera al desierto...Vino a Jerusalén desde Egipto un tipo que se proclamó profeta e incitó al populacho a acompañarle al Monte de los Olivos...”

207

. Y, durante este tiempo, los

sicarios desarrollaron una actividad terrorista en Jerusalén. La muerte de Jacobo también es transcrita por FLAVIO JOSEFO como sigue: “Al enterarse de la muerte de Festo, el César (Nerón) envió a Albino a Judea como procurador. Por su parte, el rey (Agripa II) cesó a José en el sumo sacerdocio, y nombró sucesor en el oficio al hijo de Anano, igualmente llamado Anano 208. Se decía que el viejo Anano era extremadamente afortunado, pues había tenido cinco hijos y, después de haber sido él mismo sumo sacerdote de Dios durante muchos años, todos ellos accedieron al cargo, cosa que nunca había sucedido con ningún otro de nuestros 205 206 207

Antiquitates, XX,166 Antiquitates, XX, 97-99; Hechos de los Apóstoles, V, 36 (citado aquí de forma anacrónica).

Antiquitates, XX, 167-169. El padre, Anano o Ananás, es nombrado en Lucas III,2 y en Juan XVIII, 13 y 24. Fue sumo sacerdoto desde el año 6 al 15. 208

172


sumos sacerdotes. Anano el Joven, que, como he reseñado, había sido designado para el sumo sacerdocio, era de temperamento áspero e insólitamente audaz. Pertenecía a la secta de los saduceos, que, como ya expliqué, eran los más implacables cuando actuaban en los tribunales. Siendo tal como he descrito, Anano pensó que se le ofrecía una excelente oportunidad, puesto que Festo había muerto y Albino estaba todavía en camino (desde Egipto). Así pues, convocó un Sanedrín de jueces y presentó ante él al hermano de Jesús el llamado Cristo, cuyo nombre era Jacobo, y a algunos otros. Les acusó de haber transgredido la Ley y los entregó para ser lapidados. Los ciudadanos tenidos por ser los más moderados y más escrupulosos cumplidores de la Ley quedaron muy apesadumbrados por este hecho, y enviaron un mensaje secreto al rey (Agripa) rogándole que ordenara a Anano que se abstuviera de proceder de este modo. En efecto, no se había conducido rectamente con este primer asunto. Algunos incluso acudieron al encuentro de Albino, que procedía de Alejandría, y le recordaron que Anano no tenía facultades para convocar el Sanedrín sin el consentimiento del procurador. Convencido de estas informaciones, Albino escribió airadamente a Anano amenazándole con tomar represalias contra él. El rey Agripa, por su parte, depuso a Anano del sumo sacerdocio a causa de su acción” 209.

La

acusación debió ser por su rechazo al Templo. Por entonces, los cristianos de Jerusalén estuvieron plenamente integrados en el judaísmo, aunque muy probablemente se despegaran, junto a los esenios, de la adhesión a la jerarquía del Templo. Esporádicamente, como se ha indicado, sufrieron represión. La primera ya se dio en los años 30, de la que fue protagonista Pablo de Tarso, y de la que la Carta a los Gálatas suministra información: “...habéis oído mi conducta de otro tiempo en el judaísmo, cómo con exceso perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, aventajando en el celo por el judaísmo a muchos de los coetáneos de mi nación y mostrándome extremadamente celador de las tradiciones paternas” 210 . Finalmente, abandonaron Jerusalén poco antes de estallar la guerra, quedándose en la ciudad de Pella, en Perea. En un principio, pues, los cristianos se integraron plenamente en el judaísmo, y así siguieron hasta que progresivamente el rechazo de la sinagoga a los mismos terminó separándolos, constituyendo una nueva religión. Hasta finales del siglo I o comienzos del II no hubo una teología uniforme respecto a la figura de Jesús. Cada comunidad tenía su propia vivencia de los recuerdos del Maestro. Se recordaban

209 210

Antiquitates, XX, 197-203. Gálatas,I, 13-14.

173


frases y episodios de su vida. Pero la concepción de su auténtica realidad no fue uniforme. Continúa siendo un misterio el nacimiento del Cristianismo. No nació únicamente de la predicación de Jesús, sino que fue fruto también de una serie de experiencias visionarias de carácter místico de sus primeros seguidores. Es lo que la Sagrada Escritura expresa como la Venida del Espíritu Santo, el Pentecostés. Esas experiencias empezaron pronto tras los trágicos sucesos de la Pasión y Muerte de Jesús, que conmocionó a todos sus seguidores: “El Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho”211. “Pero cuando viniere Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hacia la verdad completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere, y os comunicará las cosas venideras. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo dará a conocer”212. ANDREW WELBURN ha escrito213: “...las escenas de los Evangelios se basan en parte en la tradición, pero también en visiones clarividentes. El Evangelio de Lucas en particular sugiere que la tradición ha sido transfigurada, en el proceso de una meditación devota, en una secuencia de imágenes; la preeminencia que en el mundo de Lucas tienen las visiones y los sueños hace muy probable que muchas de ellas fuesen vistas de hecho por el evangelista y sus inmediatos predecesores. A pesar de que es claro que Lucas no ha conocido físicamente a Jesús ni a los demás personajes del Evangelio, asegura que ha investigado diligentemente sus fuentes; sin embargo, es sorprendente que éstas no incluyan nada del tipo de documentos escritos, cartas, etc. Habla más bien de las cosas que se han cumplido entre nosotros y se basa en lo que ha sido transmitido por aquellos que fueron desde el comienzo autoptai y ministros de la palabra. Bien podría suponerse que aquellos que hablaban en el nombre del excelso Señor eran precisamente los que a sí mismos se consideraban ministros de la palabra; y el término autoptes (literalmente autovidente) posee también una connotación mistérica. Rudolf Steiner señaló que en ciertos misterios helenísticos los adeptos eran llevados a un estadio en el que experimentaban “imaginaciones” visionarias, sin llegar a los tramos más elevados de la iniciación. Ese vidente “imaginativo” era llamado autoptes. La observación de Steiner está confirmada por el escritor griego tardío Pselos, que señalaba la distinción de dos niveles en la experiencia de los misterios...la que corresponde a los autoptes y la de los epoptes. Eptopteia...es el nivel más elevado de iniciación en los misterios, es el estar en la 211

Evangelio de Juan, XIV, 26. Ib. XVI, 13-14. 213 The Beginnings of Christianity (Edimburgo), pg. 184. 212

174


presencia actual del dios. El autoptes veía imágenes, y su experiencia en cultos más contemplativos, en oposición a aquellos que ofrecían, a través de eventos dramáticos y desgarradores, elevar al iniciado al nivel de los dioses”. Estos términos se suelen encontrar en el Nuevo Testamento. Así, se puede leer en la 2ª carta de S. Pedro, escrita en los 20 años últimos del siglo I, en plena efervescencia del movimiento gnóstico: “Pues os dimos a conocer la fuerza y la venida de Nuestro Señor Jesucristo, no por habernos familiarizado con mitos elaborados artificialmente, sino porque fuimos epoptes de su grandeza 214”. En esta cita se ve claro el ataque a las creencias en las genealogías míticas interminables de la Divinidad, propias de los gnósticos. De forma similar se expresa la 1ª carta deuteropaulina a Timoteo: “Haz como te encargué: resistir en Éfeso...para que mandaras a algunos no enseñar otras doctrinas ni prestar atención a mitos y genealogías inacabables, que dan pie a especulaciones más que a la realización del plan de Dios por la Fe215”. Este carácter visionario, tan propio de la Iglesia de Jerusalén, tuvo su continuación a través de cristianos emigrados de Palestina a Edesa. Ésta era una importante ciudad en la ruta comercial de Oriente. En ella el cristianismo se desarrolló independientemente de la corriente de Antioquia en la que se formó Pablo. En Edesa se escribió el Evangelio de Tomás, según los estudios de G. QUISPEL216, en tiempo anterior a los Evangelios sinópticos. En él se aprecia, aparte su primitivismo, la influencia del ambiente hermético y mistérico que reinaba en la ciudad, propenso a la meditación solitaria en búsqueda de la verdad. De allí se extendió el cristianismo a la India. En dicho evangelio se lee: “Las imágenes son manifiestas a los hombres, pero su luz permanece encubierta en la Imagen de la Luz del Padre. Él se hará manifiesto, pero su Imagen permanecerá encubierta por su Luz”. La importancia de la visión como revelación se manifiesta en muchos escritos. En el Evangelio de Felipe, encontrado como el de Tomás entre los manuscritos de Nag Hammadi, se dice que “La verdad no vino al mundo desnuda, sino que vino en tipos e imágenes. El mundo no recibirá la verdad de ninguna otra forma. Es ciertamente necesario nacer de nuevo a través de la imagen. ¿Cuál? La Resurrección. La imagen surgió de nuevo a través de la imagen 217 . Y en la obra Diálogos del Salvador (escuela joánica, siglo II): “El Señor dijo: Aquél que habla también escucha, y 214

2ª Pedro, I, 16. 1 Timoteo I,2. 216 ANDREW WELBURN, obra citada, pg. 188). 217 NHC II, 3,67. 215

175


aquél que es capaz de ver también revela 218 ”. Y esta visión es instrumento de revelación y enseñanza, tal como hacían los discípulos de S. Pablo en Corinto. La variedad de concepciones de la realidad de Cristo y su mensaje se trató de uniformar a principios del siglo II, a través de la institución episcopal, buscando la creación de un canon de escritos que se basara en los testimonios de los primeros discípulos. Se consiguió crear un cuerpo de escritos considerados ortodoxos, que guardaban cierta uniformidad en sus mensajes; aunque la crítica textual moderna ha descubierto la heterogeneidad subyacente.

De los escritos del Nuevo Testamento,

salvando a las Cartas de S. Pablo, el resto son difícilmente datables en el tiempo, dentro de un lapso tan largo como del año 70 al 135. Más que dar cifras exactas, lo que se puede es intentar comprender la ideología y la realidad social en la que nacieron. J. MONSERRAT TORRENTS ha hecho un profundo estudio sobre estas cuestiones219. Para él, el judeocristianismo del que estamos hablando es el prototípico que se desarrolló en Jerusalén hasta la destrucción del año 70. Aceptó la realidad de Jesús como profeta y anunciador de la llegada del Mesías. Su consideración como Mesías vendría más adelante. Y aceptaba la Biblia hebrea como único libro sagrado. Éste tipo de judaísmo, no obstante, no fue exclusivo de Jerusalén. Buena parte de la predicación de Jesús tuvo lugar en un ambiente rural, y muchas de sus parábolas se desenvuelven en un ambiente campesino (la del sembrador, la higuera que no hecha frutos, la de la semilla de mostaza...). Tras su muerte, muchos seguidores volvieron a Galilea, desarrollando un tipo de predicación similar a la que hizo Jesús. En ella no tenía apenas cabida ningún desarrollo teológico sobre la figura del Maestro. Mientras los que quedaron en la ciudad, sí elaboraron una teología de Jesús como profeta enviado por Dios para anunciar un tiempo nuevo. mantendrían bajo la dirección de Jacobo hasta su muerte.

Éstos se

Éste tipo de cristianismo,

que también se desarrolló en la diáspora, en competición con el originado en Antioquia a partir de Pablo y en Éfeso a partir de escuela joánica, estaba plenamente integrado en la sinagoga hasta que fueron finalmente expulsados de ella. Su integración dentro de la misma fue en un principio por pura convicción; más adelante intervendrían condicionamientos sociológicos.

Estos derivaron de las especiales circunstancias

originadas por la guerra judeocristiana. Dos de ellas condicionaron mucho la vida de judíos y cristianos: 1.- El “Fiscus judaicus”, el impuesto judío. Fue establecido por Vespasiano, el emperador antes general que dirigió la guerra. Fue aplicado como represalia por la 218 219

NHC III,5,126,12. J. MONSERRAT TORRENTS. La Sinagoga cristiana, 1989.

176


rebelión y confirmado después por el emperador Domiciano. Se aplicaba a todos los circuncidados, sin hacer consideración a las distintas sectas dentro del mundo judío. Sustituía al impuesto que se enviaba anualmente al Templo (éste ya no existía). Aunque supusiera una humillación, traía consigo no pocas ventajas. Permitía los siguientes privilegios: derecho de asociación, derecho de reunión, la dispensa del culto imperial y la exención del servicio militar.

Ante esta situación, no tiene nada de

extraño que los cristianos circuncidados se refugiaran en los privilegios de la sinagoga, evitando que se les distinguiera de los judíos en general. Y ello continuó hasta el momento en que la misma sinagoga los proscribió como minim (herejes), dando paso a la creación de una nueva religión. Aunque en general no hubo conflictos, sí los hubo esporádicamente, como el caso de los cristianos de Bitinia, contado por Plinio, o los nombrados por Ignacio de Antioquia. 2.- Birkat ha-minim o condena de los herejes. Hay dos plegarias fundamentales en el culto de la sinagoga, y que persisten actualmente, la Shema (Tefilla) y la Simoné-Esré (18 bendiciones). La Bendición número 12 dice: “Que no haya esperanza para los apóstatas, y arranca de golpe el reino de la insolencia, ya en nuestros días. Que perezcan en un instante los nazarenos y los herejes, que sean borrados del libro de la vida y que no sean contados entre los justos. Bendito seas, Yahveh, confianza de los justos”.

Hay que suponer que los cristianos estaban

incluidos en esta maldición y que fueron finalmente extirpados del árbol común. ……………………….. He dicho anteriormente que la Biblia hebrea era el único libro sagrado para el judaísmo. Para el gran filósofo contemporáneo de Jesús, FILÓN DE ALEJANDRÍA, dicha Biblia comprendía solo los 5 libros de la Torá.

También los rabinos

del

judaísmo postbélico utilizaron de forma preferente aunque no exclusiva los mismos textos. Fueron los cristianos, en cambio, los que hicieron mucho hincapié en los escritos proféticos, en los que encontraron indicios anunciadores del mesianismo de Jesús. Pues bien, dentro del mismo cristianismo integrado plenamente en la corriente judaica, al lado del “ortodoxo” dirigido por Jacobo, se distinguieron tendencias todavía más arcaicas, tal la de los Ebionitas y la de los Elkasaítas.

Los Ebionitas Representaron la facción cristiana con desarrollo teológico más arcaico. Su nombre deriva de Ebión = pobre. Las fuentes informativas que tenemos sobre ellos

177


proceden de JUSTINO 220 , IRENEO 221 , Los Viajes de Pedro, de los que derivarán después las Cartas Pseudoclementinas, EUSEBIO DE CESÁREA222 y EPIFANIO223. IRENEO los describe como sigue: “Los llamados ebionitas admiten ciertamente que el mundo ha sido creado por el verdadero Dios, pero en lo concerniente al Señor profesan las mismas doctrinas que Cerinto y Carpócrates. Utilizan únicamente el Evangelio según Mateo y rechazan al apóstol Pablo, acusándole de apostatar de la Ley y en el modo de vida judío, hasta el punto de venerar a Jerusalén, puesto que la consideran casa de Dios”. Añade IRENEO que Cerinto creía que “Jesús no nació de una virgen...antes bien lo engendraron José y María, del mismo modo que a los demás hombres”. Los Escritos Pseudoclementinos están plenamente inscritos dentro de la teología ebionita. Los forman los Viajes de Pedro, que constituyen su parte fundamental y que fueron redactados en Siria entre los años 220 y 231, Las Recognitiones y Las Homilías, de las que disponemos de una refundición ebionita del siglo IV a partir de un texto original. La Dogmática de las Homilías es muy antigua. Responde a un Monoteísmo muy estricto, por lo que niega la divinidad de Jesús, así como el Misterio de la Trinidad. Jesús sería la encarnación del “verdadero profeta”, figura idealizada y subordinada a Dios. Pero no sería la única encarnación, sólo la tercera; las dos primeras fueron Adán y Moisés. La enseñanza de Jesús sería equivalente a la de Moisés. La expresión material de esta enseñanza, La Ley, sería conservada e interpretada sólo por el pueblo judío y los escribas. Aunque Jesús había abierto su enseñanza a todo el mundo, únicamente podría tener lugar a través de los judíos. Es decir, no se podía ser cristiano si antes no existía una conversión al judaísmo. Naturalmente se enfrentaron firmemente a los seguidores de S. Pablo.

Los Elkasaítas HIPÓLITO nos dejó la noticia más antigua sobre estos seguidores de Jesús. Sitúa su origen en la revelación que recibió un tal Elkai en tiempos de Trajano. “Elkai propone un género de vida según la Ley, insistiendo en que los fieles están obligados a hacerse circuncidar y a vivir según la Ley...Cristo fue un hombre como los demás.

220

Diálogo, XLVII, 1-3. Adversus haereses, I, 26, 2-3. 222 Historia Eclesiástica III, 27, 1-6. 223 Panarion H.30. 221

178


No es la primera vez que ahora nació de una virgen, este hecho se produjo ya en el pasado, pues ha nacido y nace diversas veces224”. Estos seguidores de Elkai estaban en sus orígenes muy relacionados con los ebionitas. Luego recibieron influencias gnósticas y, a su vez, influyeron mucho más tarde en sectas musulmanas como las de los sabeos y los moctasilas. ............................... Resumiendo,

por los años 30 coincidían en Jerusalén muchas sectas y

tendencias dentro del judaísmo. Los seguidores de Juan el Bautista continuaron tras su muerte, extendiéndose hasta Alejandría y, por el norte, hasta Asia Menor. Entre sus continuadores estaba DOSITEO,

que residió en Kopka, localidad cercana a

Damasco, donde desarrolló su predicación.

Con él coincidió PABLO, tras su trance

místico que motivó su conversión. A su vez, de este DOSITEO fue discípulo SIMÓN EL MAGO, en el que se iniciaría el gnosticismo cristiano. Estos seguidores de JUAN elaboraron un Evangelio del Baustista, del que quedan restos en el Evangelio cristiano; es muy ilustrativo el canto Benedictus del padre de Juan, Zacarías, referido a su hijo: “Bendito el Señor, dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo y suscitó a favor nuestro un poder salvador en la casa de David, su siervo, como había prometido por la boca de sus santos profetas desde antiguo, salvándonos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen, para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su alianza santa, el juramento que juró a Abrahán, nuestro padre, darnos, para que, sin temor, libres del poder de los enemigos, le sirvamos en santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor, para dar a conocer la salvación a su pueblo, con la remisión de los pecados..225.”. Aquí se describen funciones de Juan que no serían distintas de las de Jesús. ¿Qué cabía hacer más allá de la salvación por la remisión de los pecados? Muchas tendencias cultivaban las ideas apocalípticas, siendo frecuente la lectura de libros de este tipo, como los de Daniel, Enoch, Baruc, los libros de la Sibila... Entre sus creencias estaba la venida próxima de un Mesías, anunciado por un profeta, como se ilustra en el Evangelio de Juan, I, 19 y ss. En un principio los candidatos a profeta fueron varios, ante todo Jesús y Juan, pero también Dositeo y Simón el Mago. Sólo posteriormente se desarrolló la creencia de Jesús como Mesías.

Tras su

muerte, muchos de sus seguidores se trasladaron a Galilea, región preferentemente 224 225

HIPÓLITO. Refutatio IX, 14,1. S. Lucas, I, 68-79.

179


rural, donde desarrollarían una predicación similar a la que realizó su Maestro. Se elaboraron unos Logia, escritos con dichos y sucesos de Jesús, pero sin elaboración teológica respecto a su profetismo. De estos seguidores se perdió la noticia tras la invasión de Galilea por Vespasiano. Los discípulos que quedaron en Jerusalén, galileos y judíos, llevaron a cabo una elaboración más teológica de dichos Logia, en el que Jesús ya aparecía como profeta. Esta situación intermedia en la profundización del significado de la figura del Maestro queda documentada en diversos textos. Jesús se muestra como enviado por el Padre: “...Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así te plugo. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quiere revelárselo226”.

Los discípulos de Jesús, como continuadores de Él, serían también

profetas: “Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaros, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes que vosotros227”.

En los Hechos de los Apóstoles, LUCAS hace referencia a Jesús

como profeta cuando escribe: “...Dios habló desde antiguo por boca de sus santos profetas. Dice en efecto Moisés: ”Un profeta hará surgir el Señor Dios de entre vuestros hermanos, como yo; vosotros le escucharéis todo lo que os hablare; toda persona que no escuchare a ese profeta será exterminada del pueblo 228”. Las Homilías Clementinas ponen en boca de Jesús el mismo pasaje: “Él dijo: Yo soy aquél acerca del cual Moisés profetizó en estos términos:... 229”.

La distinción que

hubo en sus principios entre los cristianos más enraizados en la mentalidad judaica tradicional y los llamados helenizantes, más refractarios a seguir las estrictas normas de la Ley, determinó finalmente en la persecución de estos últimos y en el martirio de S. Esteban, tal como cuentan los Hechos, VIII,1. Dentro de

una

teología cristológica, de cuño estrictamente judío, se han

podido distinguir hasta siete tipos: tres de ellos podemos decir que parten “desde abajo”230: el regio, Jesús considerado como “Hijo de David”; el profético, considerado como “nuevo Moisés”; y el sacerdotal, como el “Sumo Sacerdote”.

226

S. Mateo, XI, 25. S. Mateo, V,11-12. 228 Deuteronomio, XVIII, 15-19 229 Homilía III,5,3. 230 HANS KÜNG, El Cristianismo, pg 140. Circulo de Lectores, 1997. 227

180


Y cuatro cristologías miradas desde lo alto: la que lo sitúa como “El Hijo del Hombre”,

la que piensa que está por encima de todos los ángeles, la que cree que

es “El Hijo de Dios” y la que lo asimila a la “Palabra de Dios”.

Para los primeros

cristianos, Jesús estaba subordinado al Padre; sólo se estableció su igualdad mucho después, en el Concilio de Nicea. ¿Habría que considerarlos herejes por ello? En realidad, en ellos no hubo degeneración herética, sino los atisbos primitivos de la Realidad de Jesús.

Y su recuperación dentro de la Historia global de la Iglesia

puede tener una importancia en el mundo actual para establecer un diálogo fructífero con los judíos.

La situación de la mujer en el Cristianismo Primitivo Su consideración tiene dificultades ya que los textos disponibles reflejan una visión en la que el varón se propone como modelo y la mujer está referida a él. Por eso hay que espigar de aquí y de allí distintas citas y buscar referencias indirectas para aproximarnos a la realidad de la mujer entre los discípulos de Jesús y en el grupo social cristiano hasta la fecha del año 70. Y tenemos que inferir a partir del modo de vida y sentir de ese grupo social, más fácil de conocer que las palabras mismas de Jesús, las cuales sólo se pueden deducir a partir de los escritos y hechos de ese mismo grupo. La dificultad en conocer la historia de las mujeres está en la sistemática eliminación de las fuentes de esa historia, teniendo muchas veces que leer entre líneas, deducir a partir de hechos incontrovertibles, buscar en fuentes condenadas por las corrientes oficiales. Es triste pensar que ya los textos del Nuevo Testamento, escritos a lo largo del siglo primero, lo están en función de los varones y pretenden ya ocultar la situación primera de la mujer. Y, cuando se decidió el Canon de la Iglesia, ésta estaba lo suficientemente institucionalizada y con antropocentrismo lo suficientemente desarrollado para que se marginaran textos procedentes de grupos con fuerte protagonismo femenino. Indica SCHÜSLER FIORENZA: “El proceso de canonización del Nuevo Testamento se hizo en medio de fuertes polémicas sobre el papel de la mujer en la Iglesia. El Canon refleja un proceso patriarcal de selección y ha funcionado para excluir a las mujeres del liderazgo eclesial” 231. Añade este autor, con referencia a las polémicas tenidas en los siglos I y II respecto a grupos con fuerte protagonismo de mujeres: ”Debemos a esta polémicas el que hayan sobrevivido unos pocos trocitos de informaciones históricas –aunque sean transmitidas en medio de prejuicios y discusiones- sobre el liderazgo de mujeres en varios grupos del cristianismo primitivo”. Por ello no hay que recurrir solamente a las fuentes canónicas, sino a otros textos considerados marginales. 231

E. SCHÜSSLER FIORENZA: art. C. de Cross Currents (cfr. Nota 1), pg. 310.

181


Consideraré aquí primero la situación que tenía la mujer en el grupo que rodeó a Jesús, y después en la cristiandad palestinense hasta el año 70. Dejaré para más adelante cómo evolucionó la situación en la iglesia situada en el mundo gentil. El movimiento de Jesús fue de tipo renovador dentro del judaísmo. Pero, al contrario de otros contemporáneos que eran excluyentes –caso prototípico el de los esenios de Qumrán- , el suyo estuvo abierto a todos. Los retirados en el desierto del Mar Muerto se consideraban a sí mismo

los elegidos, los justos, en los que se

cumplirían las promesas de Yahveh. Jesús se abrió a todos, todos fueron “invitados a la cena”, especialmente los marginados, los pobres, los esclavos, las mujeres. La sociedad judía era profundamente clasista, y ello se mostraba fehacientemente en la distribución del Templo. Había un atrio para los paganos, otro reservado a las mujeres, que no podían acceder al de los varones. Y aún quedaba el exclusivo para los sacerdotes, el lugar del “Santo de los Santos”. La Ley también marginaba a la mujer, que podía ser repudiada por el marido. Pero, en cambio, en Jesús estuvo la casa, el atrio de todos los marginados, en plan de igualdad. Por eso, para Jesús, la falta del marido que deja a su mujer está en la ofensa y daño que causa a la abandonada, estableciéndose relaciones por entero recíprocas.

Ante las palabras de Jesús

repudiando el adulterio, responden los discípulos como convencidos machistas: “Si así es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse”232. Hay que tener en cuenta, además, que, aunque los Evangelios fueron escritos en un momento en que la patriarcalización del movimiento cristiano estaba en franco progreso, no pudieron citar ningún pasaje en que Jesús apoyara esta discriminación. Lo que haría posteriormente la Iglesia es buscar apoyos en el Antiguo Testamento 233 para apoyar la tendencia marginatoria respecto a la mujer, en contra del espíritu de igualdad y acogida de Jesús.

Cuando le dieron el aviso a Jesús: “tu madre y tus

hermanos están fuera y te buscan” 234 , utilizaron la palabra hermanos en plural masculino, pero él les contestó: ”¿Quién es mi madre y mis hermanos?...Quien cumple la voluntad de Dios ése es mi hermano y hermana y madre”.

El patriarcalismo es

superado por la fraternidad entre todos, y ya no habrá más Padre que el de los Cielos. Y esta posición está integrada en el núcleo central de la doctrina del Maestro, que subvierte los valores del mundo de su tiempo: “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las oprimen 232

Mat., XIX,10. Gen. II,3; Ecl. VII,25-30; Sab. XIX,2; XXII,3; XLII,14. 234 Mc III,31-35; Mt XII,36-50; Lc VIII,19-21. 233

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con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos”235. Y así, desde el principio, entre los seguidores de Jesús hubo muchas mujeres. Cuando Lucas cita en su Evangelio los 72 discípulos que el Maestro mandó a predicar por delante de él, no indica si se incluían mujeres. Pero es muy probable. Conocemos con mucha certidumbre que posteriormente, cuando se extendió la fe en Jesús tras su muerte por Asia Menor y Roma, muchas parejas de esposos contribuyeron a ello: recordemos a Priscila y Aquila, a Andrónico y Junia 236 . A los pies de la Cruz se encontraron un grupo de mujeres: “Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé; las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido; y otras muchas que juntamente con él habían subido a Jerusalén”237. SCHÜRMANN, gran exegeta, apostilla sobre este punto: “que Jesús admitiese mujeres en su seguimiento es ciertamente un comportamiento muy escandaloso en el contexto palestino, que debía dar un estímulo inicial para la situación social y religiosa de la mujer en la Iglesia y fuera de ella...Con su comportamiento sin prejuicios, Jesús libera fundamentalmente a la mujer para su consideración social...Las mujeres están presentes con toda naturalidad en las reuniones de los discípulos de Jesús; tienen en la comunidad tareas importantes”238. Si un grupo de mujeres estaban cuando su muerte y durante su inhumación 239, serán ellas las que primero descubrirán la tumba vacía 240 y en los Evangelios de Mateo y Juan serán las primeras a las que se aparecerá Jesús Resucitado.

En la

primera Carta a los Corintios, XV, 3-4, se encuentra el credo cristiano más antiguo: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fue muerto por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. Es decir, que los tres hechos clave, básicos de la fe cristiana, tuvieron por testigos a las discípulas. Aunque en el versículo siguiente, S. PABLO parece haber olvidado este importante detalle y dice: ”Y que se apareció a Cefas y después a los doce”. Así podemos comprobar que en fecha tan temprana ya

235

Mc X,42-44. Rom. XVI,7. 237 Mc XV,40-41. 238 H.SCHÜRMANN: Das Lukas Evangelium. Erster Teil, Freiburg, 1969, pg. 446 y ss. 239 Mc. XV,47; Mt XXVII,61; Lc XXIII,55. 240 Mc XVI,1-8; Mt XXVIII,1-8; Lc XXIV,1-8. 236

183


estaba en marcha el proceso de marginación. Y en el Evangelio de Lucas, el último de los sinópticos, se cita la aparición a Pedro, pero no a María Magdalena241. De todas las mujeres que acompañaron a Cristo, María Magdalena adquiere un protagonismo especial. Testigo de la muerte y de su sepultura, es la primera que ve al Resucitado. Su importancia dentro del grupo rivalizaría con la de Pedro. Fue una mujer independiente, su nombre no está referido al de un hombre, sino al de Magdala, su pueblo de origen a las orillas del Tiberiades,

del que había salido tiempo ha,

recibiendo el nombre de Magdalena de gentes que no eran paisanos.

Pero para

conocer algo más de su influencia hay que recurrir a textos apócrifos. En varios de éstos María Magdalena tiene una función importante (textos gnósticos como Pistis Sophia o El Evangelio de Felipe). Aunque no es necesario aceptar la literalidad de estos escritos, sí que son ilustrativos como muestra del antagonismo de las tendencias existentes referidas al puesto de la mujer dentro de la comunidad.

En el Evangelio de Tomás, que no es posterior a la mitad del siglo II y

probablemente mucho más antiguo, dado su carácter de simple recopilación de dichos de Jesús, aunque con influencias gnósticas patentes, Pedro llega a decir: “Que se aleje María de nosotros, pues las mujeres no merecen la vida”. Este antagonismo se refleja también en el texto de Pistis Sophia (siglo III); enumera una serie de preguntas que se hacen a Jesús, la mayoría de ellas efectuadas por Magdalena, que ofrece también interpretaciones; y Pedro exclama: “Señor mío, no podemos soportar a esta mujer, porque habla todo el tiempo y no nos deja hablar a nosotros”; Jesús se pone del lado de María. Hay un escrito del siglo II, llamado el Evangelio de María, conservada sólo parcialmente, que cuenta una revelación de Cristo resucitado. En su segunda parte, María Magdalena descubre la verdad a los demás discípulos. La respuesta de éstos es muy ilustrativa de la situación de la comunidad. Las palabras de Andrés: “Decid lo que pensáis sobre lo que ella ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el Salvador haya proferido cosas semejantes”. Y las de Pedro: “¿El Salvador ha hablado con una mujer a escondidas de nosotros? Pero ¿es que debemos ponernos a la escucha de ella, como si fuera preferida a todos nosotros?

María prorrumpe en llanto y contesta:

“Hermano mío, Pedro, ¿qué piensas? ¿Crees, quizá, que me he inventado estas cosas o que digo mentiras en lo que respecta al Salvador?

Y la discusión es

terminado por Leví: “Pedro, tú siempre eres colérico. Observo que tratas a las mujeres como si fuesen enemigos. Si el Señor la ha hecho digna, ¿quién eres tú para 241

Lc XXIV, 34.

184


rechazarla? Ciertamente el Señor la conoce muy bien. Por eso la ama más que a nosotros. Es mejor que nos avergoncemos, nos revistamos del hombre perfecto, nos formemos (o nos separemos como él nos ha mandado y prediquemos el evangelio, sin imponer más mandato o ley que lo dicho por el Salvador).

El destino de la Iglesia Judeocristiana Poco antes de la caída de Jerusalén en el año 70, muerto ya Santiago en el período del interregno de procuradores, muchos cristianos emigraron al otro lado del Jordán, a la Decápolis, preferentemente a Pella. Tal vez volvieron algunos tras el desastre, pero lo cierto es que esta comunidad se fue apagando progresivamente. Y llegó a su total desaparición tras la destrucción definitiva de Jerusalén. A partir de entonces, los pormenores de las vicisitudes de los vestigios del judeocristianismo se han olvidado casi totalmente. Casi todos sus escritos se han perdido. Pronto fueron heretizados por la Iglesia grecorromana. Ignacio de Antioquía, en el año 110, excluyó terminantemente la asociación de la creencia en Cristo y la práctica de la Ley judía. E Ireneo de Lyon, en el año 180, los incluyó entre la lista de los herejes. La Fuente de dichos que ha venido en llamarse fuente Q, e integrada en los Evangelios canónicos de Mateo y Lucas, se estima que es de origen judeocristiano. El Evangelio de Mateo, así como El de Juan y La carta de Santiago pertenecen a ese entorno judeocristiano. Pero hay otros documentos no canónicos, reconstruíbles parcialmente a partir de citas de los padres de la Iglesia, y que son judeocristianos. En esta situación se encuentran tres evangelios: El Evangelio de los Hebreos, El Evangelio de los Nazoreos y El Evangelio de los Ebionitas. Este último, como el Evangelio de Marcos, omite la historia de la infancia de Jesús, y atribuye su filiación divina a partir de su bautismo. ascensión de Isaías,

Otro escrito dentro del judeocristianismo es La

escrito entre los años 100-130, de carácter profético y

apocalíptico. Los Judeocristianos estaban entre los opositores de Pablo, citados en la Epístola a los Gálatas. En la segunda mitad del siglo II,

un grupo de cristianos

grecohablantes vivía en Transjordania, practicaba el bautismo en nombre de Jesús, mientras eran fieles seguidores de la Ley de Moisés.

Veneraban la memoria de

Jacobo y acusaban a Pablo de que la creencia en Jesús no se hubiese extendido a todo el pueblo judío. Prácticas judeocristianas debieron persistir en siglos posteriores, pues contra ellas redactaron decretos el Sínodo de Elvira (a. 305) y el de Laodicea (a. 343-381). Y ya en el siglo V, S. Jerónimo informa de una secta llamada de los nazarenos, localizada en Alepo

(Siria). Pero se sabe también de pequeñas

185


comunidades, que seguían sus creencias, pero formadas ya preferentemente de gentiles, y que se extendieron por zonas limítrofes del Oriente Próximo, en Mesopotamia, Egipto y Arabia. ¿Existe alguna pista más sobre lo que pueda haber sido del judeocristianismo? Una de ellas conduce hasta la India. Aquí se encuentra un grupo de unas 70.000 personas que se consideran herederas de un Tomás de Cana (¿Canaán?). Habrían llegado al Estado de Kerala hacia el año 345 setenta y dos familias de Siria y Mesopotamia242. Allí se encontraron ya con cristianos seguidores de PABLO. En Etiopía, arropando al cristianismo monofisista existente, hay una estructura ritual fuertemente judaizante, con ceremonias en honor del Arca de la Alianza, cuya propiedad pretenden haber conservado, en las que sacerdotes danzantes dan un exotismo especial.

No obstante, todo hace suponer en este caso que las raíces

judías son muy anteriores al siglo I, posiblemente procedentes de emigrantes palestinos del siglo VI a. C. Una tercera huella la encontramos en las doctrinas del maniqueísmo, religión creada por Mani (216-276), que se extendió desde el Atlántico hasta China. Recientes investigaciones han encontrado, siguiendo a Ibn an-Nadim y al Código Mani (que se ha redescubierto en Colonia), judeocristiana de los elkesaítas

que Mani perteneció en su juventud a la secta 243

. Escribe ALEXANDER BÖHLIG, especialista en

Mani, : “Los bautistas, entre los que Mani creció, eran elkasaítas. Ellos consideraban a Elkasai como el fundador de su ley. El carácter legal del judeocristianismo constituye la base para el carácter legal del maniqueísmo”. Pero más importante es la influencia que tuvieron al emigrar a las tierras de Arabia. Aunque adquieran tendencias sincréticas con otras creencias, preferentemente gnósticas,

tendrían una influencia que llegó a ser excepcional, estando entre los

fundamentos a partir de los cuales Mahoma creó una nueva religión monoteísta. Por esta vía indirecta, la cristiandad olvidada, desechada y hasta considerada hereje por la corriente principal de la Iglesia fundada sobre el pensamiento helénico, llegó a quitarle buena parte de sus creyentes, sobre todo en Oriente Medio y África, unos siglos después.

242

S.WEIL. “Symmetry Between Christians and Jews in India. The Cnanite Christians and the Cochin Jews of Kerala”, en T.A. Timberg, Jews in India, New Delhi, 1986, pp. 182-194. J. KOLLAPARAMBIL, The Babylonian Origin of the Southists Among the St. Tomás Christians.Roma, 1992. 243 El Códice Mani de Colonia ha sido editado por Koenen y Roemer: Der Kölner Mani-kodex. Abbildungen und diplomatis Text, Bonn, 1985.

186


En 1926 escribía ADOLF SCHLATTER, exégeta protestante, en su Historia de la primera cristiandad244: “Pero la Iglesia judía estaba extinguida sólo en Palestina al oeste del Jordán. En cambio, comunidades cristianas con costumbres judías perduraron en las regiones orientales, en la Decápolis, en Batanea, entre los nabateos, en la periferia del desierto sirio y llegaron hasta Arabia, desligadas por completo de la cristiandad restante y sin continuidad con ella…El judío seguía siendo para el cristiano un enemigo, y la sensibilidad griega que hacía la vista gorda acerca de los asesinatos ordenados por los generales Trajano y Adriano entendiéndolos como bien merecido sino de los malignos y despreciables judíos, pasó también a la Iglesia. También sus personalidades dirigentes, que vivían y enseñaban en Cesárea, como Orígenes, Eusebio, permanecieron sorprendentemente ignorantes acerca del final de Jerusalén y de su Iglesia. De igual manera, son muy escasas sus noticias sobre la perviviente cristiandad judía. Éstos eran heréticos porque no se sometían a la ley vigente en el resto de la cristiandad, y por eso estaban separados de ella”. Y sigue más adelante: “Ninguno de los dirigentes de la Iglesia imperial sospechó que a esa cristiandad despreciada por ellos le llegaría el día en que ella sacudiría el mundo y haría añicos una gran parte del sistema eclesial construido por ellos. Ese día llegó cuando Mahoma tomó las propiedades conservadas por los cristianos judíos, su conciencia de Dios, su escatología que anunciaba el día del juicio, su moral y su leyenda, y puso en pie un nuevo apostolado como el Enviado de Dios.”. El Islam recogió de ellos, dejando de lado la Trinidad, una teología cristiana fundada en la doctrina del Siervo 245 , sin tener en cuenta la doctrina de las dos naturalezas de Cristo.

Como ya indico ISAÍAS en su poema del Siervo de Yahveh:

“he aquí que mi Siervo prosperará, será elevado, ensalzado y puesto muy alto. Como de él se pasmarán muchos, tan desfigurado estaba su aspecto que no parecía ser de hombre, así se admirarán muchos pueblos, y los reyes cerrarán ante él su boca, porque vieron lo que no se les había contado y comprendieron lo que no habían oído…”.

CHRISTOPHER BUCK

estima que, “en el transcurso del tiempo, los

ebionitas, junto con los bautistas sabeos, parecen haber impregnado Arabia. Esta inseminación invita a suponer la hipótesis de que el Corán refleja profetología ebionita”246.

Se ha comprobado que existieron textos cristianos en lengua árabe.

Mahoma utilizaría la expresión Sello de los profetas, que ya había sido utilizada por el primero de los padres de la Iglesia latina, Tertuliano. S. PINES cita el caso de un manuscrito árabe del siglo X, original de ABD-AL JAVAR, 244

que vivió en Bagdad;

A. SCHLATTER. Geschichte der estern Christenheit. Güterloh, 1926, pp. 367 s.. H. KÜNG. .Grandes Religiones, A IV2 : Jesús como Siervo de Dios. 246 C. BUCK. Bwericht vor der American Academy of Religion, de Abstracts AAR/SBL 1983. 245

187


presenta una historia de la temprana cristiandad, cristianismo, que lamenta,

la separación entre judaísmo y

y, mientras censura la romanización de la Iglesia

occidental, aconseja volver a las fuentes primeras, las de los primeros discípulos que pensaban que Jesús era un hombre y no un ser divino 247. Hay un texto, la Historia de la Iglesia de SOMOZENOS, redactado en Bizancio en 439-450, que habla de judeocristianos que se legitimaban a base de su supuesta procedencia de Ismael y su madre Agar. Comentando este texto, indica CARSTEN COLPE, experto en religiones y berlinés, que “con ello emerge una confesión judeocristiana

oriental más antigua que los nestorianos y jacobitas, y que más tarde

perduró principalmente entre árabes junto con estas últimas. Según el tipo de ellos, podrían haber sido judíos aquellos de quienes Mahoma hubiera recibido sus tradiciones judías; judíos con Midrashim, pero sin Talmud, a la vez cristianos con veneración de María y Jesús, pero sin cristología duofisista o monofisista. Un tal judeocristianismo es pensable también en la península arábiga, sobre todo en Medina. Pudo haber sido el portador de tradiciones bíblicas y exegéticas, del tipo de las que se encuentran en el Corán”248. Por otra parte, existen

muchas similitudes

presen el Corán y la cristología judeocristiana.

entre el Jesús (=Isa) que nos

Vale la pena citar las palabras de

CLAUS SCHEDL, que ha estudiado la imagen de Jesús en el Corán,: “El esbozo de una cristología del Siervo de Dios, tal como se contiene de forma fragmentaria en los Hechos de los Apóstoles, no ha sido desarrollado por la Iglesia helenista de Occidente, pero para la cristiandad sirio-semita de Oriente la designación de Jesús como Siervo parece haber sido la fórmula de confesión cristológica dominante. Si, por consiguiente, Mahoma sitúa en el centro de su predicación sobre Isa el título de Siervo, no hace más que recoger un esbozo cristiano primitivo, purificándolo de malinterpretaciones contemporáneas, pero omite precisiones ontológicas concretas… Por consiguiente, habría que dejar de decir que Mahoma tuvo sólo un conocimiento fragmentario del cristianismo. De seguro que no se enfrenta en el Corán con las decisiones doctrinales de los concilios de la Iglesia occidental, pero la imagen global que hemos conseguido con nuestros estudios debería mostrar que él conoció muy bien la estructura básica de la cristología sirio-semita y que la desarrolló de forma independiente”.

247

S.PINES. The Jewish Christians of the Early Centuries of Christianity According to a New Source: Proceeding of the Israel Academy of Sciences and Humanities 2 (1968), pp 237-309. 248 C.COLPE. Das Siegel der Propheten, pp. 169 y s.

188


CAPÍTULO XIV

EL MITRAISMO249

Corría el primer tercio del siglo I a. C.

La confrontación entre Roma y

Mitrídates de Cilicia estaba en su apogeo. Las naves piratas de este último asolaban los puertos del Mediterráneo. Las primeras noticias escritas sobre las mismas son de los años 86-87 a.C. Cuenta de estos enemigos de Roma PLUTARCO250 que eran “hombres ricos e ilustres por su origen y señalados por su prudencia”.

Eran duros

enemigos, dignos de Roma, pues “sus músicas, sus cantos, sus festines en todas las costas, los secuestros de personas principales y los rescates de las ciudades asaltadas por la fuerza eran el oprobio del imperio romano”.

Este oprobio, en

algunos aspectos, era inaguantable, pues no respetaban lo más sagrado, lo siempre respetado en las más cruentas guerras, los templos de los dioses: templos

considerados

“saqueaban

hasta

entonces

como asilos inviolables, el Clario, el Didímeo, el de Samotracia, el templo de Ceres en Hermione, el de Esculapio en Epidauro, los de Neptuno en el istmo, en Tenaro y en Celauria; los de Apolo en Accio y en Léucade, y el de Juno, el de Samos, el de Argos y el de Lacimo”.

El dios Mitra Estos piratas tenían su propia religión, por entonces extraña para los romanos. Y sigue diciendo PLUTARCO: “celebraban ciertos misterios indivulgables, de los 249 250

GÓMEZ DE LIAÑO, I. El Círculo de la Sabiduría. Madrid, 1998 PLUTARCO.-Pompeyo.

189


cuales todavía se conserva hoy el de Mitra, instituido primero por ellos”.

Sí,

profesaban el culto a un nuevo dios, Mitra, que en los siglos siguientes tendría una extensión extraordinaria por todo el imperio romano.

Durante el siglo primero ya se

había desarrollado profusamente y, en la gran crisis religiosa de esta centuria, entra en el crisol de las distintas teologías que se desarrollaron durante la misma. Su influencia sobre el Cristianismo naciente se haría notar. Hemos de tener en cuenta detalles como el que Cilicia, lugar donde en principio se desarrolló el mitraísmo, tenía por capital a Tarso, la ciudad natal de PABLO. Pero las ideas de la

nueva religión no eran enteramente nuevas.

Sus

maestros-sacerdotes profesaban un platonismo derivado preferentemente de la obra “Timeo”. Muchas de las normas morales eran de carácter estoico, y la astrología impregnaba toda su teología. El dios Mitra procede de las tradiciones indoeuropeas, muy antiguas, pero el desarrollo de la práctica religiosa, sobre todo la práctica de sus Misterios,

eran de origen griego tardío, es decir, desarrollados por la cultura

helenística. Estos Misterios eran una especie de ejercicios espirituales, habituales también en otros cultos (los de la diosa Deméter, por ej.) por los que los adeptos llegaban a alcanzar determinados estados de conciencia en los que entraban en relación con el dios. El texto del Avesta atribuye a Mitra una serie de características y poderes. Es el Genio de la Luz celeste, amanece con el alba, recorre el cielo durante el día en un carro arrastrado por cuatro corceles blancos. Durante la noche alumbra con un claror indeciso la faz de la Tierra (es decir, representa a un tiempo al Sol y la Luna, manifestaciones de la Luz, del poder divino)251. Durante la época en que reinaban los aqueménidas

se le atribuían a Mitra características militares.

personal y al sacrificio.

Insta al esfuerzo

Ello motivó el que su culto se extendiera de forma

extraordinaria entre las legiones romanas. Capitaneaba las fuerzas del Bien contra las de las Tinieblas.

Y no está de más recordar aquí las semejanzas de estas

concepciones sobre el dios Mitra, enviado por el cielo, con el texto del Apocalipsis, XIX, 11-14252.

251

CUMONT, FRRANZ.- Les mystères de Mitra (París, 1985). “Ví el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel, Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son como llama de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo, y viste un manto empapado de sangre, y tiene por nombre Verbo de Dios. Le siguen los ejércitos celestes sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco, puro.” 252

190


El dios acompaña y protege al alma del justo en el largo camino a través de los siete cielos, permitiéndole atravesar las siete puertas guardadas por los arcontes. Para CUMONT, esta creencia es el origen de la Redención por Mitra, que después se desarrollaría en el mundo occidental. Posteriormente, el Cristianismo recogerá estas interpretaciones teológicas. En ocasiones se le asocia al dios iranio del bien, Ahura, y encargado por él de la lucha contra Ahriman, el dios del Mal. Este último será paragonado con el Demiurgo platónico y, por los gnósticos, con el Yahveh del Antiguo Testamento. Mitra fue muy adorado por los persas. Tras la conquista de Alejandro el Grande, su culto se mezcló con otras creencias greco-orientales. PAUL DU BREUIL lo expresa así: ”..una teología mago-zoroastriana mezclada con elementos mitraicos y astrología zervanita se difundió por todo el Oriente bajo la cobertura de Gran Mago Zoroastro”253. Los piratas dirigidos por Mitrídates fueron vencidos por Pompeyo en el año 67 a.C. Pero a finales de la República ya había seguidores de Mitra en Roma. La nueva religión irradió desde Armenia y Comagene. Incluso el propio Nerón fue iniciado en sus misterios. Con la guerra judeo-romana siguió progresando. Hay que recordar que entre los aliados de Vespasiano se encontraba el rey Antíoco de Comagene. Cuando la Legio IV Apollinares es trasladada en el año 71 de Oriente a Carnuntum, en el valle del Danubio, se esparce la nueva creencia por Europa, y entre los militares especialmente presenta un crecimiento explosivo.

Además de los soldados

intervinieron en su difusión los mercaderes, esclavos y funcionarios civiles. El culto a Mitra estaba reservado a los varones.

En consecuencia,

se

complementó con otro culto, el de la Magna Mater, la Diosa Madre, la Cibeles frigia. En este culto, entonces, ya podían participar las mujeres. Los lugares de culto se llamaban mitreos para el culto de Mitra, y metroos para el de la Gran Madre. Fue religión protegida por los emperadores. He dicho anteriormente que Nerón se inició. También lo hizo el emperador Cómodo. Contaba con una capilla en el palacio augusto. Su religión tuvo el apoyo de Aureliano, Diocleciano, Galerio y Licinio. Incluso Juliano el Apóstata le rindió culto en Constantinopla.

Para CUMONT 254 “la

idea de que el divino Auriga conduce a un grupo a través de las extensiones celestes existía ya en tiempos muy tempranos en Siria, y también en Babilonia, Persia y Grecia. Los caballos de fuego y el carro de fuego que elevaron al profeta Elías (¿Helios?) en un torbellino, son probablemente los caballos y el carro del Sol. Del mismo modo, 253 254

PAUL DU BREUIL.-Le Zoroastrisme. París, 1982, pg.55. Astrología Y religión en el mundo grecorromano. Barcelona, 1989, pg. 139-40.

191


cuando la misión de Mitra en la Tierra hubo sido cumplida, fue transportado por el carro de Helios a las esferas celestes sobrevolando el océano, y la dichosa suerte que el héroe había conseguido para sí se hizo extensiva a sus seguidores. Los emperadores en particular tenían fama de pasar a convertirse en compañeros del dios Sol tras la muerte, ya que habían sido sus protegidos en vida, siendo transportados por él en su carro hasta la cima de las bóvedas infinitas”. Dicen sus relatos míticos que Mitra vino del cielo y se encarnó en la Tierra naciendo de una roca, junta a una gruta, a la sombra de un árbol sagrado, cabe las orillas de un río. Ese advenimiento sólo tuvo por testigos a los pastores del lugar. Éstos comprendieron que se trataba de un Niño divino y le ofrecieron como pleitesía sus primicias en el ganado y las de sus cosechas. Como fecha de su nacimiento se fijó la tradicional de los dioses solares, la del solscitio de invierno, el 25 de Diciembre. Siguen las leyendas hablando de que primero se enfrentó al dios Sol para finalmente asociarse con él y ser su delegado en la Tierra. Mitra sería desde entonces el Sol de la Justicia y Señor del Tiempo.

Cuando terminó su misión aquí abajo, celebró un

banquete con Helios y otros compañeros de trabajo. Luego remontaría el vuelo en una cuadriga para morar desde entonces y por siempre entre los inmortales. El Ser Supremo, Dios, lo eleva al culmen de los cielos y comparte por los siglos el dominio Universal con él .Y desde entonces, sus discípulos celebran un ágape litúrgico en su memoria. Para el final de los tiempos predijo la catástrofe por el fuego. Mitra era a un tiempo dios y hombre, enviado por Dios, dispensador de los misterios de la salud eterna, acercando Dios a los hombres. Enseñó a éstos a superar la muerte y ser como dioses. La práctica de su religión exigía lustraciones frecuentes para limpiarse de las manchas del pecado.

En cuanto al alma, tras anunciar su

inmortalidad, era acompañada por la resurrección de la carne. Mitra tenía un contrincante, el Leontocéfalo.

Su estatua estaba siempre

presente en los mitreos. Era una especie de figura monstruosa. Simbolizaba el curso del tiempo que todo termina por destruir, la fuerza del destino, el curso de los astros. Su figura, junto a la de Mitra, representa una continuación del dualismo divino de la religión del Irán. Como Isis en la religión egipcia, es Mitra quien libera el alma de las fuerzas del mal y tuerce el destino. También PABLO (años 57 d.C) atribuirá a Jesucristo este designio 255 : “Nuestra patria está en los cielos, de donde nosotros esperamos a un Salvador...que transformará nuestros humildes cuerpos de forma que se asemejen a su gloriosos cuerpo, por medio del poder que Él tiene para sojuzgar al 255

Carta a los Filipenses, III, 20-21.

192


entero universo”. Y si APULEYO (El Asno de Oro) nos dice que, como Mitra, Isis tiene en su mano las llaves del Infierno como la garantía de salvación, también los cristianos las han puesto en las manos de Jesús que se las confió a Pedro. Mitra suele ser representado llevando el gorro frigio (lo que nos indica que la figuración es de origen oriental).

Esta imagen parece ser derivada del héroe

mitológico Perseo, al que el dios de los Infiernos, Hades, le prestó un gorro que lo hacía invisible. Así pudo vencer y matar a la Medusa Gorgona, monstruo precursor de la figura posterior del Leontocéfalo, o la del clásico Dragón. Todas ellas símbolos del Mal, que terminará siendo vencido por el héroe o el dios salvador. Es interesante hacer notar que Tarso, la ciudad de nacimiento de S. PABLO, lugar de nacimiento de los misterios de Mitra, rindió culto igualmente a Perseo, pues se suponía que había sido el fundador de la ciudad Los relatos míticos cuentan que también Perseo nació en una cueva. Y en las cavernas se celebraban los misterios mitraicos. En el documento más antiguo que se conserva sobre los misterios mitraicos 256 se encuentra escrito: “Mitra retuerce los irritados cuernos del toro bajo los riscos de la cueva persea”. Son muy frecuentes las representaciones de Mitra inmolando al Toro, al que no dirige la mirada, de la misma manera que Perseo lucho hasta dominar a la Gorgona, pero sin mirarla, pues su mirada era irresistible.

El descenso y el ascenso de las almas La concepción de la naturaleza del alma, así como su origen y destino, dentro del mitraísmo se encuentra inspirada por el pensamiento de PLATÓN. Concepciones que tendrán un desarrollo verdaderamente barroco entre los gnósticos de los primeros siglos d. C. Exponiéndolo de forma resumida, las almas tendrían un origen divino y estarían formadas por una emisión de la sustancia divina.

En su bajada a este

mundo irían pasando por distintos mundos o cielos, representados por los siete planetas, regidos por otros seres divinos que habían sufrido una degradación progresiva: los Arcontes. SERVIO lo expresó de esta manera257: “Según las almas descienden se van

invistiendo del torpor de Saturno, la ira de Marte, la

concupiscencia de Venus, la lujuria de Júpiter; todas estas adherencias producen confusión en las almas, de suerte de que ya no pueden ser capaces de utilizar su propia potencia y sus propias facultades”.

El alma olvida su origen y precisa, pues,

un Salvador venido del Cielo que le recuerde su origen y le ayude en el camino de 256 257

ESTACIO, La Tebaida (80 a. A. C). In Aen. VI 714.

193


vuelta. JONAS HANS lo expresa de esta manera258: “De ahí resulta claro que lo que se adhiere al alma en su viaje hacia abajo posee el carácter de entidades substanciales aunque inmateriales, que a menudo son descritas como envoltorios o investiduras. En consecuencia, el alma terrestre resultante es comparable a una cebolla con tantas capas como el propio modelo del cosmos, sólo que en orden inverso: la capa que está más afuera allí, está más dentro aquí, y luego que el proceso se completa con la encarnación, lo que está más dentro en el esquema esférico del cosmos, la tierra, es, desde el punto de vista corporal, la vestidura más externa del hombre.” El destino del alma es volver a su patria, pero está tan hundida, tan degradada, tan inmersa en el mundo material que ya no puede hacerlo por sí misma, olvidada de la chispa de divinidad que hay en ella, por lo que necesita una ayuda venida por gracia para recuperar su alta dignidad. En ese camino “entrega a la Luna su energía vital y nutritiva, a Mercurio su concupiscencia, a Venus sus deseos amorosos, al Sol sus capacidades intelectuales, a Marte su ardor generoso, a Júpiter sus sueños de ambición, a Saturno su inclinación a la

pereza. Se halla desnuda, libre de toda

sensualidad, cuando alcanza el octavo cielo para disfrutar en él, como esencia sublime, de la luz eterna donde habitan los dioses con infinita dicha (CUMONT, citado por JONAS HANS). Este ascenso del alma tiene también un importante trasunto psicológico, ya que estos estadios en el camino se pueden interiorizar ya en este mundo y traducirse en un camino de perfección. En la iniciación de muchas religiones, sobre todo en las de misterios, el aprendiz, a través de una serie de trabajos, oraciones, experiencias psicológicas dentro de un ambiente adecuado, va adentrándose en el conocimiento divino. Esta profundización en sí mismo se distribuye entre determinadas paradas o etapas, equivalentes al camino del alma después de la muerte.

Son experiencias

semejantes a las que sufren los místicos (recordemos las siete moradas de nuestra TERESA DE JESÚS) o las provocadas por “técnicas” psicológicas de profundización interior (los Ejercicios Espirituales de S. IGNACIO). Estas ideas del descenso y ascenso de las almas, presentes en el mitraísmo, probablemente tiene un origen todavía más antiguo, procedente del hermetismo egipcio. Así como la creencia en una serie de entidades divinas, emergidas del Ser Supremo, constituyendo bajo su presidencia una especie de Consejo Celeste, el que después los gnósticos llamarán el Pleroma Divino. Ese enlace con un origen antiguo 258

The Gnostic Religion . Londres, 1952, pg. 158.

194


en la religión egipcia quizá explique la semejanza de estos conceptos teológicos con lo que se puede leer en el texto bíblico del Salmo 82 (Vg. 81): “Está Dios en el consejo divino, en medio de los dioses juzga: -¿Hasta cuándo juzgaréis falsamente, haciendo con los impíos acepción de personas? Haced justicia al débil y al huérfano; tratad justamente al desvalido y al menesteroso; librad al débil y al pobre.....pero no saben ni entienden....Yo dije: -Sois dioses, todos vosotros sois hijos del altísimo, pero moriréis como hombres, caeréis como cualquiera de los príncipes”.

Es decir, tanto las

creencias mitraicas, como lo que nos indican los textos herméticos o el salmo citado, expresan una serie de ideas ampliamente extendidas por todo el Oriente Próximo y las riberas del Mediterráneo. Formaban creencias compartidas que se integraban en el substrato cultural en el que nacería más adelante el Cristianismo. Éste no podría subvertirse a este pensamiento común a la hora de explicarse en un desarrollo teológico la figura de Jesús.

El descenso de Isthar a los infiernos 259 Este mito se encuentra entre los antecedentes de todos aquellos que tratan del descenso de las almas y la presencia de un Salvador, se le llame Logos o Mitra, que ha de descender de los cielos para su liberación. En este caso la diosa Isthar representa al alma. Esta diosa babilónica es similar en su figura simbólica a la diosa Venus-Afrodita con culto en Chipre, con la Isis egipcia, la Astarté cananea.

En el poema épico

mesopotámico del héroe Gilgamesh, la narración más antigua en la que aparece el Paraíso, antecedente del relato bíblico del Génesis, la diosa se enamora de dicho héroe. Es una imagen mítica del mismo significado que la que aparece en el relato homérico de la Odisea, en la que la diosa es sustituida por la ninfa Calipso, enamorada de Ulises. Era considerada también la diosa de la guerra, semejante a la diosa Palas Atenea. Era simbolizada por tres animales, que expresan muy bien la significación oculta de su figura: el león, la serpiente y la paloma. El primero indica claramente el aspecto guerrero. Pero los dos últimos expresan la duplicidad de presencia de esta diosa, la serpiente expresa a la divinidad terrestre, mientras que la paloma a la celeste. Hay, pues, un desdoblamiento de la personalidad indicada por esta deidad. Duplicidad que será recogida y explicitada hasta el máximo por los gnósticos de los siglos posteriores, aunque llamándola en este caso Sabiduría, terrestre y celeste.

259

CONTENAU, G. Le Deluge babilonieeu. Isthar aux Enfers. La Tour de Babel (París, 1952)

195


Existen dos textos, uno sumerio y otro acadio, incompletos, que nos cuentan el mito. En el primer relato, el sumerio, la diosa desciende a los infiernos, donde su portero Neti le pregunta su identidad. Queda asombrado al conocerla y extrañado de que “la reina de los cielos haya venido al país del que no se vuelve”. Intrigado le pregunta la razón, a lo que contesta la diosa que es “para participar en los ritos fúnebres de Gugalanna, marido de mi hermana Ersilikigal, que ha muerto”. Al ir atravesando las siete puertas de las 7 murallas se va despojando de sus vestimentas, alhajas y atributos: la corona, el bastón, el collar, las gemas, el anillo, el pectoral, los velos, hasta quedar desnuda. Viene después una escena dramática: “La santa Ereshkigal se sienta en su trono; los Anunnaki, los siete jueces, pronunciaron su juicio. La asaetaron con sus miradas, sus miradas de muerte. La divina señora se transformó en un cadáver, y este cadáver fue colgado de un poste. Cuando hubieron pasado tres días y tres noches, su mensajero Ninshubur llenó el cielo de gemidos”. El texto siguiente se ha perdido, salvo la indicación de que finalmente Isthar recupera la vida y asciende al cielo acompañada de un séquito de demonios. Pero el texto acadio añade muchos más detalles: Al no regresar Isthar, su hermano, el dios Shamash, va a presencia de su Padre y llora por las catastróficas consecuencias que su desaparición supone para la propagación de la vida.

En

presencia de ambos está el dios Ea (el Hermes mesopotámico). Entonces, este último concibió una imagen y creó a Atsushunanuir, el afeminado.

Su nombre significa

“aparición esplendorosa”. Este ser creado por Ea desciende también a los infiernos, seduce a Ereshkigal y logra salvar a la diosa. Pero su naturaleza no le permite ser seducido por la diosa infernal y esta transfiere su ira hacia Isthar contra el enviado del cielo, que es sacrificado en su lugar. En estos primeros mitos se cuenta, de forma semejante a como se hará en tiempos posteriores, la forma en que el Alma (o la Sabiduría de los gnósticos) es liberada por un Logos-Salvador, al asumir su pasión y muerte.

196


CAPÍTULO XV

FILÓN DE ALEJANDRÍA

Este autor, contemporáneo de Jesús, tuvo una influencia extraordinaria en el pensamiento de su tiempo y en las tendencias religiosas de los judíos contemporáneos, y también en la naciente teología cristiana. Pero, antes de hablar de él, conviene decir unas palabras sobre las tendencias de la filosofía estoica, ya que muchas de las apreciaciones del autor que tuvieron repercusión posterior se basaban en esa filosofía.

El estoicismo Corría el año 300 a.C cuando en la sala policromada de columnas de Atenas, la stoa poikile (el “pórtico abigarrado”), ZENON de Citium fundó la escuela estoica. Para los estoicos la realidad es única y material, corpórea. Su concepción es la de un monismo panteísta.

Pero esta realidad está animada, le da “forma”,

consistencia, capacidad de cambio, vida en su caso, una especie de fuego primordial que penetra todas las cosas, las organiza, y que lleva en sí el germen o principio de todas las cosas.

Este Fuego

es a un tiempo racional y divino, es la razón del

universo, su fundamento, y le llamaban el Logos.

La Naturaleza y su evolución son

racionales y buenas. Su acontecer está dirigido teleológicamente, en busca de la consecución de un fin predeterminado. Todos los seres forman una unidad entre sí, mutuamente relacionados e interactuantes. Aceptaban la religiosidad popular, a la que veían con simpatía, aunque precisando que sus mitos precisaban una interpretación metafórica. Lógicamente creían en la predestinación y la Providencia divina. Y aceptaban otras creencias tales como la autenticidad de profecías, la revelación por los sueños, en los presagios y todo lo que llevaba consigo la llamada ciencia de la adivinación (la “Mántica”).

A

través de las cosas, el hombre se relaciona con el Mundo y conoce de su pertenencia a él y la relación e influencia que todo ejerce sobre cada uno de los elementos de ese Todo.

Pero ese acontecer de la Naturaleza, ese camino de predestinación no está

dirigido linealmente en un sistema evolutivo ascendente en complejidad y perfección,

197


sistema propio de una filosofía como la de ARISTÓTELES o de una Religión como el Cristianismo, sino un cambio que sigue un esquema circular, en busca de un fin previo a un nuevo comienzo, como en la filosofía de un HERÁCLITO o en las Religiones Orientales. El hombre no podría cambiar su destino, pero sí podía cambiar su actitud frente a él. El estoico detesta la protesta impaciente y la queja ante Dios; escoge la adaptación paciente, la actitud alegre ante la vida; una aceptación, al tiempo que una liberación de sus pasiones.

Y esta postura ante la vida tuvo muchos seguidores

posteriores, alcanzando cierto auge durante el siglo I en el Imperio romano, destacando autores como SÉNECA y EPÍCTETO. ……………………………

El judaísmo de la diáspora y Filón de Alejandría Durante los dos tercios primeros del siglo I, la comunidad judía fue la minoría dentro del Imperio romano mejor organizada. Era muy activa e influyente, apoyada por un estatuto imperial sumamente favorable. Podían ejercer libremente sus prácticas religiosas y estaban liberados del servicio militar. Asimismo, tenían concedida la libre asociación y reunión. El crecimiento demográfico era muy importante y tuvo lugar un verdadero florecimiento cultural. La vivencia de la diáspora, el contacto con las poblaciones del vasto imperio, supuso una fuerte repercusión sobre sus concepciones religiosas. El ecumenismo determinó que, para los judíos, Yahveh ya no era el dios de un pueblo, sino el Dios Único de toda la Humanidad.

Pero desde el punto de vista cultural y filosófico era el

pensamiento griego el reinante, por lo que hubo que proceder, en aras del ecumenismo, a una acomodación de las tradiciones bíblicas a la cultura helénica. El idioma franco era ya el griego, por lo que la Torá se tradujo a este idioma. Ante el desafío de la filosofía griega, hubo una variedad de respuestas, que se pueden esquematizar como sigue: 1.- Los Ortodoxos asumían la vigencia íntegra de la Ley.

Cierto que la

salvación ya no sería exclusiva del pueblo elegido, sino que se podría extender a cualquier persona, siempre que se integrara al pueblo de Israel. Estos ortodoxos, como es lógico, se reclutaban especialmente de los residentes en Palestina, que estaban menos en contacto con el exterior.

198


2.- Aquéllos que rechazaban completamente la Ley, por caduca. podríamos incluir a los Caínitas, citados por FILÓN e IRENEO

Aquí

260

.

3.- La posición de FILÓN. La Ley tenía una vigencia permanente, pero necesitaba de su reinterpretación, ya que su literalidad era insostenible. Pero la reinterpretación sería naturalmente helénica. 4.- La postura de PABLO. La Ley había tenido una vigencia en el tiempo. Pero había sido superada por la revelación de JESÚS. De las cuatro actitudes ante el desafío del helenismo sólo las de FILÓN y PABLO eran realmente ecuménicas, universalistas. Al final triunfó la de este último, pero el pensamiento de FILÓN siguió influyendo en el desarrollo teológico de la naciente Iglesia. FILÓN fue contemporáneo de JESÚS, aunque parece ser que nunca tuvieron conocimiento el uno del otro. Nació hacia el 13 a. C y murió entre el 40 y el 50 d. C. Era hijo de un financiero recaudador de impuestos.

Se sabe poco sobre su vida,

salvo algunos detalles aislados. Quizá la misión más importante que llevó a cabo fue presidir una legación que se dirigió a Roma entre los años 39 y 41 con el fin de exponer al emperador Calígula los desmanes cometidos por el prefecto de Alejandría Flavio Avilio. Por su obra “La Providencia” sabemos que estuvo en Palestina, aunque ignoramos en qué año. Allí conoció a los esenios, a los que describió en su libro “La libertad del sabio”. Dado el lugar de nacimiento y los medios de su familia, recibió una esmerada educación, naturalmente de carácter helenístico, de la que la ciudad de Alejandría fue un foco de difusión. Por tanto, conocía bien a los clásicos griegos, preferentemente a PLATÓN. Y se dedicó a los estudios filosóficos, intentando adaptar los escritos bíblicos, en su interpretación, a las ideas imperantes entonces. Para él la Biblia era básicamente el Pentateuco, y al él dedicó buena parte de sus obras. En algunas de ellas ofrece una a manera de explicación de la Leyes judías (“La creación del mundo”, “Abraham”, “José”, “La vida de Moisés”...). En otras obras presenta estudios alegóricos sobre la Ley (“Los querubines”, “La emigración de Abraham”, “Los Sueños”...).

Finalmente escribió obras puramente filosóficas (“La

Libertad del Sabio”, “La eternidad del Mundo”...). Comparando su figura con la de PABLO aparecen a un tiempo similitudes y contrastes. Los dos intentan presentar la religión judía al mundo pagano, especialmente al culto helenístico de las ciudades. Pero a la hora de considerar el 260

Adversus Haereses I 31, 1-2.

199


conocimiento que el hombre puede tener sobre Dios, PABLO hace hincapié en la Revelación, ya que la Divinidad se mostró por Cristo, mientras que la razón ocuparía un lugar secundario. Para FILÓN, ésta sería la fuente primera de conocimiento. Para PABLO, Dios se nos ha acercado y lo hemos conocido en Jesús. En cambio, FILÓN estima que Dios es ante todo incognoscible, aunque pueda haber una aproximación intelectual. Aproximación que podría tener distintos grados de perfección. En su obra “De Abrahamo” lo indica así en el párrafo que trascribo a continuación, y en el que hace ya un esbozo de la diversidad dentro de la Unidad Divina, que desarrollarán posteriormente de forma profusa las escuelas gnósticas y que llamarán el Pleroma Divino. “El que se mantiene firmemente cabe la verdad sabrá decir que en medio se halla el Padre del universo, aquél que en las Sagradas Escrituras es designado con el nombre propio de EL QUE ES; luego, a ambos lados se hallan las potencias de mayor dignidad y más próximas al QUE ES, a saber, la hacedora y la real. El nombre de la potencia hacedora es Dios, porque ella ha establecido y ha ordenado el universo. El nombre de la potencia real es Señor, pues es justo que el elemento que ha sido hacedor gobierne y domine el elemento devenido. Escoltado, pues, el que está en medio por ambas potencias, presenta al entendimiento dotado de visión unas veces el aspecto de uno solo, otras el de tres. De uno, cuando el entendimiento se halla purificado en sumo grado y dejando atrás no sólo la multitud de los números, sino también la díada concomitante de la mónada, se lanza presuroso hasta la forma sin mezcla y sin composición, la que existe en sí misma y no tiene en absoluto necesidad de nada más. De tres, cuando, no iniciado todavía en los más altos misterios, participa con todo en los ritos menores y no es capaz de aprehender AL QUE ES en su sola identidad sin algún tipo de mediación, y debe comprenderlo a través de sus operaciones, sea la creativa, sea la gobernante. A esto llaman una navegación de segunda 261 por más que participa sin regateo en una creencia cara a Dios, mejor dicho, es algo mucho más digno que la creencia y más venerable que el creer, es la verdad.” En otros momentos desarrolla las nociones, importantísimas para él, y de enorme repercusión conceptual en la posteridad, del Logos y de Sofía (o Pensamiento o Sabiduría divina). Ésta es la consorte de Dios Sumo, el Logos, el Hijo de ambos.

Lo ve metafóricamente de una manera espacial, en forma de

ciudades, en las que el Logos es la Ciudad Celeste y las Potencias las ciudades dependientes, coloniales: “La más antigua, segura y excelente ciudad, que no es sólo 261

Es una cita del Fedón, 99 de PLATON.

200


ciudad, sino metrópoli, es el Logos divino, en el que conviene refugiarse ante todo. Las otras cinco, como unas colonias, son las Potencias del Logos, presididas por la Potencia creadora, según la cual, el Creador ha hecho el mundo mediante su Logos”262 . FILÓN profundiza posteriormente en esta noción del Logos y distingue en él dos planos ontológicos: a) Logos increado, con una existencia indistinguible de la divina. b) Logos creado inmanente, el que actúa sobre las criaturas inteligentes. La nomenclatura que usa para nombrar al Logos es variada y tendrá acogida posteriormente: habla de él como Primogénito, arcángel, Principio, Nombre de Dios, Vidente e Israel.

Posteriormente, los judeocristianos se referirán al Verbo como

“Onoma y Arkhe” (Nombre y Principio). El Evangelio de Juan llamará Logos a Jesucristo. Y el autor de la carta pseudopaulina a los Colosenses se refiere a Jesús como “Imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura, porque en él fue creado el Universo”263. Y sigue FILÓN hablando del Logos creado, Arcángel: “A Logos, Arcángel y muy antiguo, es a quien el Padre...ha hecho el don insigne de estar situado en la frontera para separar a la Creación del Creador. No es ingénito como dios, ni engendrado como nosotros, sino intermedio entre ambos extremos, comunicándose con el uno y con el otro”264. Siguiendo el pensamiento de PLATÓN,

considera que en el Logos, como

Intelecto de Dios, están los arquetipos o modelos de la realidad. “El mundo de las Ideas no podría tener otro lugar que el Logos divino”265. Y añade: “Por cada una de las criaturas posee desde el principio su forma perfecta, por cuanto es la impronta e imagen del Logos perfecto266. Es decir, la estructura, el diseño, la conformación del ser de cada una de las criaturas es un trasunto, una copia de la forma perfecta que existe en el cielo, en el Intelecto divino, en el Logos. “El Logos imprime en el alma su impronta, dando a entender

que Dios ha atribuido una forma al ser informe del

262

.Fag., 94-95. Col. 1, 15-16. 264 Her. 205-206. 265 Op.20. 266 Fug. 12. 263

201


Universo y, después de haberlo terminado todo, ha sellado el mundo con su imagen y su idea, su propio Logos267. En cuanto a la significación y conceptualización de Sofía, mucho antes de FILÓN, el pensamiento judío le había dedicado sumo interés, adquiriendo un papel destacado, cuasi personal, como “consorte de Dios”. Los Proverbios la presentan como una mujer “en la encrucijada de los caminos, a la vera de las puertas, al borde de la ciudad”, hablando de sí misma: “Yahveh me creó al principio de su proceder, con anterioridad a sus obras, desde siempre. Desde la eternidad fui constituida. Cuando se aseguraban los cielos, allí estaba yo..., junto a él estaba yo como artífice, y era sus delicias268. La Sabiduría edificó su mansión, talló sus siete columnas”. Mientras que el Logos y la Sabiduría se sitúan en la zona intermedia entre el Dios Padre y la Creación, los ángeles están incluidos en el mundo creado. FILÓN, como PLATÓN, creía que eran semejantes a las almas que se introducen en los cuerpos al nacer. Los llamaba logoi para marcar su relación con el Logos, ya que son sus instrumentos.

Contraposición entre Filón y Pablo Mientras que para PABLO el conocimiento de Dios es fruto principalmente de la benevolencia divina, que mediante su Gracia se revela al hombre, para FILÓN basta la adecuada e interesada disposición intelectual. “Cuando el intelecto se ocupa de realidades referentes al Guía Universal, no le hace falta otra ayuda para la contemplación, ya que la sola inteligencia es un ojo asaz penetrante para captar los inteligibles 269. La Revelación, si se presenta, no adquiere efectividad hasta que es comprendida, no se será sabio hasta que “no se vea lo que antes se oyó”, hasta que no se conozca el sentido del contenido revelado, algo que tiene lugar en lo profundo de la mente. FILÓN cree que Israel es el guardador literal de la Ley, esa ley que oyó, que se le reveló a través de Moisés. Pero el sentido espiritual de la misma no se alcanza sino por la acción del Logos de Dios en el interior del alma de cada hombre. “El pueblo recibe, en lengua hebrea, el nombre de Israel, palabra que significa el que ve a Dios. Ahora bien, la visión sobrepasa todos los sentidos, pues sólo ella capta las más bellas realidades, el sol, la luna, el conjunto del cielo y el universo. Y la visión por medio de la parte dominante del alma aventaja a todas las demás facultades: es la sabiduría, la 267

Soma. 2,45. Prov.8. 269 De Migratone, 77. 268

202


cual es a su vez la vista de la inteligencia. Aquel que comprendió por medio del conocimiento las realidades de la naturaleza y que además vio al Padre y Hacedor del Universo, sepa que ha alcanzado la cumbre de la felicidad” 270. No cita para nada en sus obras a las ideas mesiánicas de su tiempo. Rechaza las visiones apocalípticas y, como buen universalista, tampoco apoya las reivindicaciones nacionalistas. Quería universalizar el judaísmo, aproximarlo al paganismo, en contra de la postura posterior de los fariseos. Helenizó la sinagoga. Para FILÓN, el pagano ingresaba en el Israel espiritual por su virtud, sin necesidad de mediación social o ritual271. Para FILÓN, la estructura ontológica del mundo era ajena al Tiempo. Para PABLO, la Revelación tuvo lugar en un momento histórico, por un suceso de carácter salvífico. La Ley permanece en FILÓN. En PABLO, se subordina a la Revelación de Jesucristo.

Para el primero no hace falta ningún Mesías, pues Dios actúa

directamente sobre el alma humana. Sin embargo, el Mesías Salvador es esencial en el Cristianismo, pues el hombre precisa un mediador.

Pero, de cara al futuro,

compartieron dos ideas fundamentales: el abrirse al mundo pagano y en rechazar la literalidad de la Ley.

La interpretación metafórica de la Tríada de los Patriarcas No negó su existencia, pero para él ésta tenía un sentido más allá de ella misma. Eran ejemplo, los patriarcas, de una auténtica vida con arreglo a la moral. Cada uno de ellos representa vivencias de cada creyente. El viaje de Abrahán sería ejemplo de la separación del intelecto de la sensibilidad. Isaac se separó del mundo sensible, siendo un autodidacta, mientras que Jacob fue el prototipo del vidente. Hablando de los escritos atribuidos a Moisés que éste “no se dedicó como un cronista cualquiera a dejar a la posteridad memoriales de los hechos pasados en orden a un placer inútil del alma, sino que relató los acontecimientos antiguos, comenzando por la creación del Mundo, para demostrar dos cosas totalmente necesarias: que el Padre y Creador del Mundo y el verdadero Legislador son uno y el mismo 272 ; que el que observe las leyes acogerá el principio de estar de acuerdo con la naturaleza y vivirá en 270

De Abrahamo, 57-58. De Migratone. 272 Los gnósticos, que tanto siguieron a FILÓN, discreparon frontalmente en este punto. Para ellos y el Dios Supremo y el Creador eran distintos. Éste sería un ser inferior, con imperfecciones, dando lugar a un Mundo donde asienta el Mal. Y equipararon a este Demiurgo, en terminología griega, con el Yhavé del Antiguo Testamento. 271

203


armonía con el orden universal273. Para él no había ley superior a la ley mosaica, orgullo de su pueblo como depositario de ella: “Cuando el resplandor de nuestras leyes vaya parejo con la prosperidad de nuestro pueblo, todas las demás legislaciones palidecerán, como borra el sol naciente a los demás astros 274 . Moisés fue el más perfecto de los legisladores de todos los tiempos y de todas las lenguas, tanto entre los helenos como entre los bárbaros. Sus leyes son las más bellas y verdaderamente divinas, pues nada omiten de lo que es necesario 275. Es la auténtica ley natural y, por consiguiente, de origen divino. Respecto a la adecuación del creyente a la Ley y, con ella, a la naturaleza, hace consideraciones que harían suyas todos los ecologistas del mundo de hoy en las primeras páginas de su “Exposición de la Ley”: “...explica nada menos que la creación del mundo. Conviene saber, en efecto, que el mundo se halla en armonía con las Leyes, y las Leyes con el mundo. A raíz de esta armonía, el hombre que observa la Ley es ciudadano del mundo, conformando su conducta con la voluntad de la naturaleza, en la cual se fundamenta la organización del universo entero”.

273

Vita Mosis, II, 48. Vita Mosis, II, 44. 275 Vita Mosis, II,12. 274

204


CAPÍTULO XVI EL GNOSTICISMO276

Es extraordinariamente difícil exponer lo que se ha venido en llamar gnosticismo de una forma sencilla y clara, asequible a los que no están especializados en esos temas.

No se trata de una religión en sí, ni un movimiento teológico y

cosmológico que esté perfectamente definido y con características nítidas, separables del resto de las formas de pensamiento y creencias de su tiempo. Es un conjunto de tendencias, con algunas características comunes, en las que llama la atención su sincretismo, en las que casi todo tiene cabida. Nacido en el siglo I, alcanzó su mayor difusión en el siglo II d.C, bien que se le pueden encontrar antecedentes antes de estas fechas. La palabra Gnosis

significa etimológicamente conocimiento, derivada del

verbo griego gignosko = conocer.

Éste es su sentido general, pero más

específicamente indica conocimiento acerca de Dios.

En su uso en los primeros

siglos se refería a un conocimiento de la realidad divina de carácter superior, propio de iniciados, distinto por tanto al saber ordinario de los creyentes sencillos.

Desde el

punto de vista sociológico los gnósticos representaban una minoría de carácter elitista distinguible por su conocimiento superior. Hay que recordar que, en aquellas épocas, el auténtico conocimiento, el que podría llamarse de alto nivel, era el de carácter religioso.

En su conjunto el gnosticismo se podría comparar con situaciones

semejantes en otras culturas,

como es el caso de la que dio lugar a los textos

Upanishadas en la India o el de los sufíes dentro del islamismo. Los textos gnósticos no son uniformes, se podría decir que cada uno tiene su propia versión de la Divinidad y de la génesis del Cosmos. Sin embargo, tienen una serie de puntos comunes que los hacen discernibles como un todo. En el año 1966 se reunió un simposio en Mesina para establecer entre los estudiosos cuales podrían ser estas características que permitieron a un texto ser clasificado como gnóstico. 276

ANTONIO PIÑERO, JOSÉ MONSERRAT TORRENTS, FRANCISCO GARCÍA BAZÁN. Textos gnósticos. La biblioteca de Nag Hammadi”.Editorial Trotta, 1997. Madrid.

205


Hace no muchos años, las fuentes que teníamos acerca de estas corrientes heréticas dentro del cristianismo (aunque puede también hablarse de un gnosticismo judío) eran de tipo indirecto, procedentes de algunos padres de la Iglesia en que citaban algunos fragmentos o hablaban de algunas de sus doctrinas con el fin de refutarlas. Pero los hallazgos de los manuscritos de Nag Hammadi, localidad situado cerca del cauce del Nilo, en este siglo, han permitido conocer muchos textos de forma directa.

En conjunto, las fuentes con que hoy contamos pueden clasificarse en

directas e indirectas. Entre las primeras se encuentran: Los textos de Nag Hammadi. Pistis Sophia. Libro de Jeú. Fragmentos de Basílides, Valentín, Heracleón, Teodoro. Odas de Salomón. Fragmentos de los Hechos apócrifos de los apóstoles (Juan, Tomás y Pedro). Algunos fragmentos del Hábeas Hermeticum, así como algunos de los mandeos y maniqueos.

Como fuentes indirectas están: Las citas de Ireneo de Lyón e Hipólito de Roma (siglos II y III), y de Epifanio de Salamina (siglo IV). Estos textos muestran sobre todo un sincretismo doctrinal extraordinario, en el que se amalgaman creencias cristianas, del Antiguo Testamento, del Hermetismo egipcio, del Mitraísmo, del Dualismo iranio, del Racionalismo griego. Todo cabe, y la elaboración teológica que surge de ello es de una extraordinaria complejidad y perfectamente desarrollada. No hay ningún texto gnóstico anterior al Cristianismo, desarrollándose de forma paralela al mismo o claramente enfrentados. Pero, si bien existe una clara referencia del gnosticismo respecto al Cristianismo, no es una creación precedente al mismo. Había grupos claramente opuestos, como el de los Ofitas277, Los Arcónticos, citados por EPIFANIO, la gnosis hermética del Poemandres, la gnosis de los Oráculos Caldeos y, posteriormente, el Mandeísmo.

277

ORIGENES. Contra Celso, 6,28.

206


La influencia irania e indú procede de documentos como el Avesta, los Upanisads, y los himnos gâttâs de Persia. Así se explica el panteísmo que impregna todas las concepciones gnósticas, así como el Dualismo entre un Dios Bueno, el Uno Trascendente, y el dios imperfecto, el Demiurgo, creador del Mundo, y que los gnósticos identificaban con Yahveh. Del Hermetismo procede la concepción de que la organización del Macrocosmos (Divino y Terreno) tiene su correspondencia con el Microcosmos del hombre. Hay una correspondencia entre el Cielo y la Tierra, y a cada espíritu terreno le corresponde un pneuma celestial. La parte espiritual del hombre retornaría a su lugar de procedencia celestial no por su obrar, sino por el recto conocimiento (gnosis). Y, para conseguirlo, sería necesario que el Mundo superior enviara un Redentor, idea ya presente en el Mitraísmo. La influencia judía es también muy marcada. Toda la cosmogonía gnóstica está muy relacionada con el libro del Génesis bíblico.

Como he indicado

anteriormente, denigran a Yahveh, al que convierten en el Demiurgo. Su concepción de la Historia es también fundamentalmente judía. Para los hebreos la evolución de los Tiempos es de carácter rectilíneo, desde el momento de la Creación hasta la Catástrofe final.

Concepción muy distinta del de la cultura indoirania, en la que el

camino seguido por el Mundo es circular, concepción propia de las culturas agrícolas y matriarcales, con sucesivas destrucciones y recreaciones del Mundo.

La figura del

Redentor de los gnósticos también está relacionada con la del Mesías judío. Para el gnosticismo, igualmente, el Adán del Paraíso es el reflejo del Hombre Primordial celeste. Ya en la Apocalíptica judía del siglo III a.C se hacía una distinción entre Dios y el Logos, que alcanzará un extraordinario desarrollo entre los gnósticos. La idea aceptada por los gnósticos de que eran una especie de élite privilegiada a la hora de la salvación es muy similar al convencimiento de los retirados de Qumrán, junto al Mar Muerto, de que eran verdaderos iniciados en la ciencia sagrada, tal como se ha podido recoger de los numerosos manuscritos encontrados a mediados de este siglo en las cuevas cercanas a dicho mar. Incluso la Angeología judía se podría relacionar con la proliferación de eones de las doctrinas gnósticas. La influencia griega también es muy marcada, sobre todo la de PLATÓN, en especial la de su obra Timeo. La concepción del dualismo alma-cuerpo procede de este origen y del Orfismo. El espíritu estoico se puede rastrear en el Libro hermético del Poemandres. Así como también es griega la tendencia a la exégesis alegórica de los textos.

207


Aceptaban la existencia en el hombre de un aspecto divino, en concreto lo expresaban como un resto de Luz celestial, una chispa divina.

Éste componente

divino, confundido con el alma, debía ser reintegrado al lugar del que procedía. El auténtico conocimiento no es algo racional, deducible como el conocimiento científico, sino verdad revelada, sabida mediante contemplación y comunión con el Objeto conocido. La redención o salvación no tiene lugar por el sacrificio ni por las obras, sino por el conocimiento: “El hombre espiritual es redimido por medio del conocimiento... La perfecta redención consiste en el conocimiento mismo de la grandeza indecible” 278 .

Sin embargo, no creían en la posibilidad de una unión

mística. Las propiedades de las cosas y las relaciones entre ellas tienen una realidad por sí mismas, distinta a las cosas mismas.

Es una concepción derivada del

platonismo, de la teoría de las Ideas. Por ejemplo, las ideas del Bien, de la Bondad, de las propiedades numéricas, las de las figuras geométricas tenían una existencia propia, más importante y anterior a las de las cosas mismas a las que podían referirse. Además todas estas relaciones y cualidades tenían su correspondencia celeste, de manera equivalente (siguiendo en este aspecto al pensamiento hermético). Debido a la equivalencia de lo de arriba con lo de aquí abajo, se puede inducir las realidades celestes a partir de la experiencia terrena. estructura que comprendía

Y así elaboraron una complejísima

la doctrina de los Primeros Principios (Teología y

Teodicea), la explicación del origen del mundo (Cosmología y Astrología), sobre la naturaleza de los seres intermedios (Angeología y Demonología), la propia naturaleza del hombre (Antropología) y la indicación del camino de salvación (Soteriología). Y para expresar todo ello utilizaron no un lenguaje lógico, emplearon el simbolismo mítico.

La naturaleza divina Su concepción es extraordinariamente compleja, por los distintos orígenes de su teología, que luego se enmarañan para formar concepciones

aparentemente

uniformes. El pensamiento procedente de Persia llevó a una especie de dualismo. Habría un Principio Bueno y otro Maligno, supeditado al segundo. Este último sería en última instancia el Creador del Mundo, con sus múltiples deficiencias. Este dios de segunda clase, el demiurgo del pensamiento griego, lo convertirían los gnósticos en el Yahveh del Antiguo Testamento, enfrentándose abiertamente con el Monoteísmo judío. 278

IRENEO DE LYON. Adv. Haer. I, 21,4.

208


Sin embargo, la concepción fundamental de los gnósticos sobre la naturaleza de la divinidad procedía del ideario hermético de origen egipcio. Para ellos la Divinidad suprema era una realidad postulada sin discusión. Su naturaleza inefable hacía que se la describiera más por sus características negativas que por las afirmativas. Aunque autosuficiente, veíasela siempre acompañada por otro ser que sería algo así como la otra cara de sí mismo, que le evitaba estar en soledad. Ese Otro Yo, que se le podría llamar su Cónyuge, recibía distintos nombre según diferentes textos gnósticos: Su Conciencia, Su Silencio, o la Paz, o Su Pensamiento, bien Sabiduría o Espíritu. Este segundo Ser constituiría el lado femenino de la Deidad.

Y de esta Dualidad surgiría

después una Trinidad, contemplada de forma distinta por cada tendencia gnóstica: bien Padre-Madre-Intelecto (Hijo), o Padre/Madre-Hijo-Tercer eón divino.

El Pleroma Divino Constituye la proyección primera del Ser Supremo hacia el exterior, como un desdoblamiento del mismo, dando lugar a un ámbito divino mucho más amplio. Como una explicitación de la complejidad de su Ser. Emite, pues, una serie de entidades divinas, una generación de nuevos seres, dando lugar al Pleroma.

Estas

emanaciones pueden ser sólo simples modos de manifestarse la Divinidad, tal como aparece en los textos setianos encontrados en Nag-Hammadi. O pueden ser seres con auténtica realidad en sí mismos (es decir, hipóstasis o entidades subsistentes por sí mismas),

tal como se muestra en la Trinidad cristiana, tan difícil por ello de

comprender. Estas emanaciones divinas emitidas por el Uno, llamadas también eones, varían según las tendencias o sectas gnósticas. Lo corriente es que aparezcan por parejas, pues para estas doctrinas lo perfecto está en la androginia.

Para los

valentinianos los eones son treinta, para otros movimientos su número puede ser infinito, “una sucesión infinita de infinitos cuyas imágenes se multiplican como reflejos emitidos en una sucesión de espejos”, en palabras de J. DÓRESE. Esta generación del Pleroma tuvo lugar antes del Tiempo y presentó dos momentos decisivos: uno, la creación del eón; otro, la dádiva graciosa por el Uno del conocimiento de sí mismo.

La Caída Pleromática En esa corte divina, en ese Pleroma, existe siempre una deficiencia que, en última instancia, es la que dará lugar y explicará el nacimiento del Cosmos y el origen del Mal.

209


Etapas de la Caída Uno de los eones pleromáticos –variable según las sectas: Sabiduría, Logos...pretende audazmente antes de tiempo conocer al Uno, lo cual no supone una recta decisión, sino más bien un acto de pasión.

Dada la naturaleza del efector del acto,

conlleva una serie de consecuencias: 1.- Este acto pasional, por ser divino, es siempre efectivo.

Tiene siempre

consecuencias. 2.- Supone un pecado, o caída, y como castigo queda momentáneamente fuera del Pleroma. 3.- Implica el nacimiento del Mal. 4.- A su vez, motiva la necesidad de un Salvador, primero a nivel celeste, posteriormente en el mundo material. 5.- Ese pecado vendrá a ser el principio de la materia, del Universo en suma, del mal visible. Pues, de esa pasión divina surgirá una figura informe de la que, escalonadamente, surgirá toda la creación.

La Salvación a nivel divino Tras la falta, el equilibrio ha de recuperarse en el interior del Pleroma. Entonces, el Trascendente hace surgir otro eón, el Salvador, que tendrá por misión rescatar al eón caído (la Sabiduría). Ante esta actuación, este último eón sufre una duplicación: por un lado, eón rescatado (Sabiduría superior) que regresa al Pleroma; por otro, su doble (Sabiduría inferior o Achamot/Echanot o hijo de la Sabiduría superior), situado éste fuera del Pleroma. Entre los valentinianos existe un nuevo y curioso eón, el Límite, constituido por algo así como una doble valla, una la que separa al Trascendente del resto de eones pleromáticos; la otra, la que separa al mudo material del divino.

Ejemplarizado

posteriormente por la traviesa de la Cruz redentora de los hombres, que permite a los poseedores de la gnosis el Conocimiento para pasar al mundo divino.

El Platonismo como fundamento de la gnosis occidental Para PLATÓN los primeros principios, los que él llamó Ideas, eran concepciones creadas por la Divinidad que servían de marco y referencia a todo lo existente en el Mundo. En éste puede haber bondad, figuras geométricas (círculo,

210


triángulo, etc), justicia, prudencia... pero siempre de forma imperfecta, aproximada. Sólo las Ideas preexistentes de Bondad, Triángulo, Círculo o Justicia son efectivamente perfectas. Pero estas Ideas en PLATÓN son concepciones únicamente. Sin embargo, en

manos de sus seguidores, los neoplatónicos, se convierten en

Sujetos conscientes y activos. Eran, pues entidades celestiales reales capaces, a su vez, de dar lugar a otras entidades.

Tendencias según las distintas sectas a) Existían grupos que pensaban que en el seno de la Divinidad no había un Primer

Principio, lo que se llamaba el Uno, sino Dos Principios

complementarios: el Intelecto y el Alma Divinos. Es lo que podríamos llamar concepción diádica. b) Para otros, el Uno se mantenía, pero daba lugar a dos entidades independientes: el Intelecto (asociado al Bien) y el Alma.

A esta

concepción se le podría llamar triádica. Tanto en una concepción como en la otra, el Alma se escinde, a su vez, en dos subentidades: el Alma Superior y el Alma inferior o Alma del Mundo. Entre las tendencias que pueden incluirse en el apartado a) estarían la de los Peratas, la que inspiró el Libro de Baruch y el Poemandres hermético. Asimismo a autores como FILÓN DE ALEJANDRÍA, NUMENCIO, ALBINO, JUSTINO. El caso del grupo Setiano, de tanta influencia en el Cristianismo, es difícil situarlo en una posición concreta. Y en el apartado b) se pueden incluir a los Basilidianos, los Valentinianos, y a neoplatónicos como PLOTINO.

En el caso concreto de los Valentinianos, distinguen

un Primer Principio, que sería como el Uno, el Sumo Trascendente. Un Segundo Principio, que sería el Intelecto, que, a su vez, inteligibles.

contendría una multiplicidad de

Y el Tercer Principio, el Alma/Espíritu, con sus dos subprincipios, el

superior y el inferior.

Concepción que claramente muestra sus similitudes con la

Trinidad Cristiana.

Características de los Principios De una forma general, considerados en su conjunto, a los Principios se les unen 2 tipos de Atributos:

211


A) Los que podríamos considerar como absolutos, que expresan la esencia específica de cada uno, y que viene expresados por su nombre. Padre, Logos, Espíritu... B) Los que se llaman atributos relacionales, los que fijan su posición respecto a los demás principios.

Esta cualidad relacional la podemos subdividir en Dos

Momentos: el Momento constitutivo, el referido al origen del Principio, el que fija su relación bien consigo mismo (se autogenera) o con el Principio anterior.

Y existiría

también el Momento comunicativo generativo, el que relaciona a cada Principio con el inferior (en el caso del Principio inferior, el que señala su relación con el Mundo).

Corriente Setiana 279 Voy a dedicar ahora un poco más de atención a esta corriente, de la que se ha obtenido muchísima información a partir del reciente descubrimiento de los Textos de Nag Hammadi. Y ello porque abre insospechadas pistas para la interpretación del Libro de la Apocalipsis cristiano. Para los setianos, los Principios divinos se conciben más de una manera modal que hipostática. Es decir, se piensa de ellos como formas de manifestación de la Divinidad única, antes que como Principios con realidad independiente. De esta forma resultan sus textos más compatibles con la mentalidad monoteísta de los semitas. Son compatibles con el concepto de La Sabiduría de los libros sapienciales de la Biblia y con las Potencias

de las elucubraciones filosóficas-teológicas de FILÓN DE

ALEJANDRÍA. Y, asimismo, guardan relación con los sefirot de la Cábala (igual a las diez perfecciones de la Divinidad: corona, sabiduría, inteligencia, amor, poder, belleza, victoria, esplendor, fundamento y reino).

Si hubiera que ubicar la doctrina de esta

secta, se la colocaría entre el pensamiento helenístico de FILÓN y la primera teología trinitaria cristiana. En la doctrina setiana hay una multiplicación de los grados descendentes de la Divinidad, pero están poco diferenciados, sin entidad hipostática. No existe en ella las claras separaciones que establecería posteriormente VALENTIN con su Eón Límite. En este camino descendente, de degradación progresiva, distinguen 5 Estratos:

Primer Estrato Lo forma la Trascendencia absoluta, la constituida por Dios y su Espíritu. 279

IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO. “El Círculo de la Sabiduría”, pg.141-204. Editorial Siruela.1998. Madrid.

212


Segundo Estrato Lo forman los eones femeninos.

El primero y origen de los siguientes es

Barbeló. Procede, como es lógico, del Primer Principio. En el texto del Apócrifo de Juan se indica que su nombre significa “erguirse delante de”, naturalmente delante del Espíritu Trascendente, siendo su imagen y pensamiento. Barbeló es el principio que “vadea” la distancia infinita que existe entre el primer Principio y los estratos inferiores de la Divinidad. Barbeló lleva en sí una serie de eones o disposiciones, que son distintas en unos u otros textos gnósticos: En el Apócrifo de Juan tiene cinco manifestaciones (Inteligencia, Presciencia, Incorruptibilidad, Vida eterna, Verdad). En el Zostriano y el Allogenes son tres (Existencia, Beatitud, Vida). Y en el Pensamiento Trimorfo tiene tres triples: “Ella tiene en sí una Palabra que posee toda gloria y tiene tres masculinidades y tres poderes y tres nombres”.

Tercer Estrato Junto con los dos estratos anteriores constituye el Pleroma Superior o conjunto de eones que forman la unidad común de la Divinidad. eones masculinos. El Apócrifo de Juan

Este estrato lo forman los

considera a este estrato casi como una

entidad personal y le otorga los nombres de Unigénito e Hijo. En este mismo texto, los eones que forman al Hijo (Unigénito-Cristo, Intelecto, Querer, Logos y Autogenerado) son consortes de los cinco eones femeninos de Barbeló.

Cuarto Estrato Tiene su origen en el eón Autogenerado del tercer estrato. Formado por los eones del Pleroma inferior. El Autógenes emitiría los Cuatro Luminares: Armozel, Oriel, Daveitai y Eletet. En el Apócrifo de Juan, tantas veces citado por su entidad doctrinal y su conservación completa, cada luminar emite a su vez tres eones, dando lugar a la Dodécada del Estrato inferior. El último eón de Eletet es Sabiduría.

Quinto Estrato Lo forma exclusivamente el eón Sabiduría (llamada también Pistis o Sofía). La concepción gnóstica de este eón es muy compleja. Su función esencial es la Creación del Universo.

Para la secta setiana-barbelónica, la caída de Sabiduría se habría

debido a su obrar sin el querer del Padre, fuera de su momento, lo que suponía una

213


culpabilidad, añadido a haberlo hecho sin una conjunción previa con su consorte (que no es mencionado). La Creación tendría lugar por intermedio de un hijo de Sabiduría, el Demiurgo, ser incompleto que, a su vez explicaría todas las imperfecciones del Mundo. Después Sabiduría quedaría en un estado de olvido, en un estado de deficiencia e ignorancia. Incluso es calificada de prostituta.

Pero Sabiduría termina arrepintiéndose de su

error y es auxiliada por los eones superiores con el don de la conjunción con su consorte, con lo que su deficiencia queda redimida. Esta Pistis redimida quedará entonces en una situación intermedia entre el mundo divino y el corporal, y será la madre de los hombres espirituales.

214


CAPÍTULO XVII HERMES TRIMEGISTO. EL HERMETISMO280

El pretender escribir sobre HERMES es de por sí un atrevimiento. Un personaje que ha simbolizado con su nombre lo más secreto, lo conocido sólo por iniciados, lo hermético, ¿puede descubrírsele? La primera cuestión a plantear es si existió realmente. En muchos escritos se le ha dado naturaleza divina, el dios HERMES-TOTH. Luego veremos que no es una paradoja que existiera y fuera considerado dios. Pero antes es necesario situarse en el marco adecuado para comprender esta figura mítica. Para los egipcios ocupaba un lugar semejante al de RAMA para la civilización aria. Si existió, ¿cuándo? La tradición nos lo ha presentado como el creador del cuerpo sacerdotal de iniciados de Egipto. Es sabido que este país fue en cierto modo gobernado siempre por una oligarquía de sacerdotes que retenían en secreto sus conocimientos teológicos, cosmogónicos y físicos, mientras que el Faraón venía a ser su representante. Éste es quizá el carácter fundamental que distingue el mundo de Egipto del de la civilización mesopotámica. En ésta, toda la organización social, a través de los tiempos de Summer, Acad, asirio y persa, se basaba en la autoridad absoluta del Rey, con una clase sacerdotal subyugada. De ahí sus colapsos periódicos hasta su destrucción definitiva por ALEJANDRO MAGNO. Sin embargo, Egipto mantiene durante milenios la misma civilización, de una altura espiritual extraordinaria, aunque siempre reservada a un cuerpo minoritario de iniciados. Incluso tras su conquista por los Hicsos hacia el 1644 a. C., supieron conservar su ciencia secreta, matriz de su cultura, hasta que AHMOSIS, nacido de sus templos, consiguió expulsar a los invasores casi 200 años después. En conjunto, Egipto produce una enorme sensación de estabilidad, de eternidad, transmisora de conocimientos inmemoriales.

280

Este apartado está extraído de mi libro “El Espíritu de la Alquimia”

215


De los que se fecundó el pensamiento de gigantes como ORFEO 281 , MOISÉS, PITÁGORAS O PLATÓN. La antigüedad de la formación de la doctrina sacerdotal egipcia es enorme. Sus iniciadores fueron los que construyeron la Esfinge de Giseh.

En una inscripción

referida a la IV dinastía faraónica hay una referencia a la misma en la que se cuenta que su construcción se perdía en la antigüedad. Por entonces la Esfinge fue encontrada enterrada en la arena. Si consideramos que la IV dinastía está fechada entre los años 2575 y 2465 .a.C., ya se podrá juzgar sobre el momento de su construcción. Pero hay otro aspecto a considerar respecto a la Esfinge. Ésta está formada por una cabeza de hombre que corona un cuerpo de toro, provisto de garras de león, y a sus lados dos alas de águila. Es decir, los cuatro animales reyes de la creación, los mismos que vemos en la visión de EZEQUIEL, los que simbolizan los cuatro Evangelistas. La Esfinge era, pues, un símbolo perfecto de la Cuaternidad, de la unión de los cuatro elementos que forman el mundo, aire, fuego, agua y tierra. En suma, un símbolo de todo el Universo, de Dios con lo creado. Su construcción supone, por consiguiente, que ya estaba en su madurez una elevadísima concepción del mundo y del hombre, que necesariamente tuvo que llevar muchos siglos en su elaboración. La figura de HERMES está, pues, referida a esas remotas épocas. Es lógico que se ponga en duda su existencia. Pero una teología cosmogónica tan depurada como la desarrollada por los sacerdotes egipcios es casi inconcebible que naciera espontáneamente sin la presencia de un gran místico-visionario del mismo nivel que RAMA, KRISNA O BUDA. Así que, probablemente, existió. Lo apoya una persistente tradición mantenida durante milenios por los egipcios, por la tradición griega que nunca dudó de su existencia, y por la recogida por todos los alquímicos que en el mundo han sido, que lo consideran su precursor. El nombre de HERMES se ha ampliado en su significación con el tiempo, viniendo a simbolizar una doble trinidad: Por un lado sería el iniciador, el maestro, el visionario de las realidades supremas. También con su nombre se designa a la casta sacerdotal, su heredera, la depositaria de la Verdad. Y finalmente representa a un dios, a MERCURIO, el situado 281

La existencia de Orfeo no esta confirmada, pero es muy probable que fuera el inspirador de los cultos mistéricos griegos, principalmente los relacionados con Apolo en Delfos.

216


en la esfera celeste de los iniciadores, cumpliéndose la correspondencia entre el mundo divino y el hombre. La tradición lo ha identificado con el dios Thot, algo que no debe extrañarnos. Para los sacerdotes egipcios, los dioses eran hombres inmortales, y los hombres dioses mortales.

En el Libro de los Muertos egipcio se habla de Toth

como intermediario entre las almas de los muertos y Osiris. Así se lee en el Capítulo LXXVIII: “Tendrá cuidado de él el dios Thoth, a su llegada, así como en sus desplazamientos posteriores, y esto, regularmente, todos los días, real y eternamente, llegará el difunto a ser Espíritu Santificado en toda su perfección”.

Y en el Capítulo

XCII: “Es Toth quien me ha revelado los Misterios de la Noche que Ra guarda celosamente. Y también otras cosas que vosotros sabéis..” Por otro lado, los griegos seguidores de sus doctrinas le llamaban HERMES TRIMEGISTO pues fue a un tiempo rey, legislador y sacerdote. Lo que nos dice que hubo un tiempo en que los tres poderes estaban unificados en una misma casta social. Una época que vino en llamarse el Reino de los dioses.

Los libros herméticos Lo que hoy entendemos por hermetismo, y que consiste en un conjunto de ideas, creencias y prácticas, fue redactado en una serie de textos entre el siglo III a. C y el III d. de Cristo, fundamentalmente en las escuelas de Alejandría. Dentro de este conjunto de escritos hay que separar los que

pueden considerarse hermetismo

popular y que se refieren a la astrología, la magia, la alquimia y las ciencias ocultas. Aparte hay que poner a los considerados de más altos conocimientos, de saber más erudito y que constituyen el Corpus Hermeticum282.

Se aprecia en todos estos libros

un fuerte sincretismo, en el que se amalgaman ideas preferentemente egipcias con las judías, con las del platonismo tardío y el de las escuelas gnósticas. Por tanto, es difícil discernir qué puede atribuirse a las tradiciones más antiguas. Se

puede

leer

en

sorprendentemente actual:

ellos

una

visión

de

la

deidad

que

resultará

“Dice Hermes a su discípulo Asclepius: Ninguno de

nuestros pensamientos puede concebir a Dios, ni lengua alguna puede definirle. Lo que es incorpóreo, invisible, sin forma, no puede ser percibido por nuestros sentidos; lo que es eterno, no puede ser medido por la corta regla del tiempo: Dios es, pues, inefable. Dios puede, en verdad, comunicar a algunos elegidos la facultad de elevarse sobre las cosas naturales para percibir alguna radiación de su perfección suprema; pero esos elegidos no encuentran palabra para traducir en lenguaje vulgar la Visión 282

Se cuenta con una traducción latina llamada Asclepius, de las copias de un Discurso perfecto y de unos cuantos extractos recogidos en la obra Anthologium de STOBEO (año 500).

217


inmaterial que les ha hecho estremecer. Ellos pueden explicar a la Humanidad las causas secundarias de las creaciones que pasan bajo sus ojos como imágenes de la vida universal, pero la causa primera queda velada y no llegaríamos a comprenderla más que atravesando la muerte”.

Quien haya leído a nuestros místicos, Santa

Teresa y S. Juan de la Cruz, podrá apreciar la similitud del lenguaje y esa misma imposibilidad de expresar con palabras lo vivido en sus éxtasis.

“Hermes vio el

conjunto de las cosas, y habiendo visto, comprendió, y habiendo comprendido, tenía el poder de manifestar y revelar. Lo que pensó lo escribió; lo que escribió lo ocultó en gran parte, callándose con prudencia y hablando a la vez, a fin de que toda la duración del mundo por venir buscase esas cosas. Y así, habiendo ordenado a los dioses sus hermanos que le sirvieran de cortejo, subió a las estrellas”283. La religión egipcia tenía dos niveles. El popular era politeísta, mientras que la teología sabia, esotérica, como ya explicaba M. MASPERO, enciclopedista 284 , era monoteísta desde los tiempos del Imperio Antiguo. La unidad del ser divino está expuesta con energía en los textos referidos a aquel tiempo. Dios es el Uno único, el que existe por esencia, el solo que vive en substancia, el solo generador en el cielo y en la tierra que no ha sido engendrado. A la vez Padre, Madre e Hijo. Y estas tres personas, lejos de dividir la unidad de la naturaleza divina, concurren a su infinita perfección. Sus atributos son: la inmensidad, la eternidad, la independencia, la voluntad todopoderosa, la bondad sin límites.

El panteísmo que subyace en la

teología egipcia se expresa en las palabras de los viejos textos: “Él crea sus propios miembros que son los dioses”. Cada uno de esos dioses, confundidos como idénticos al Dios Uno, puede formar un nuevo tipo de donde emanan a su vez, y por el mismo procedimiento, otros seres inferiores.

El Mundo sería una degradación sucesiva

desde Dios, pero aún en el ser más inferior habría en él un resto de divinidad. El Mundo, incluido el divino, estaría formado por una serie de esferas concéntricas, siete en concreto, regidas cada una de ellas por un planeta, cada una poblada por criaturas con un grado de perfección sucesiva. Eran los siete cielos. Es una imagen recogida por los siete pisos de los zigurats (templos-observatorios astronómicos) mesopotámicos, y también literariamente en la Divina Comedia de DANTE. Tiene asimismo una traducción psicológica al expresar los distintos grados de perfección personal. Cuando SANTA TERESA escribe sus Moradas como niveles de perfección del alma, está ascendiendo con ellas por los distintos cielos. E igual 283

Tomado de EDOUARD SCHURÉ, Los grandes iniciados. M. MASPERO. Histoire ancienne des peuples de lÓrient. BLASCO IBÁÑEZ hizo a principios de siglo una traducción al castellano. 284

218


expresan el grado de éxtasis místico, de profundización interior, de integración personal. Experiencia semejante es también la que refieren los chamanes siberianos cuando en sus éxtasis subían a los cielos o descendían a los infiernos. Cuando la invasión extranjera de Egipto, mientras los hicsos reinaban en Memfis, en Tebas se mantuvo el núcleo duro de la resistencia sacerdotal. Por entonces extendieron la leyenda de Isis y Osiris, con manifestaciones litúrgicas grandiosas, mientras por otro lado desarrollaban los pequeños y grandes Misterios, caminos de iniciación para sólo unos pocos, escogidos tras durísimas pruebas y que mantendrían los secretos más exclusivos bajo juramento y pena de muerte si eran revelados. Guardarán así el crisol del alma de Egipto, que volvió a salvarle. Contienen las enseñanzas una elevada concepción del hombre, atendiendo sus más elevadas necesidades intelectuales y morales, escuela de conductores de pueblos. MOISÉS no habría podido desarrollar su obra de no haber sido sacerdote egipcio. El placer, la felicidad, la ciencia, la inteligencia eran uno en su desarrollo, siempre siguiendo la tradición hermética. El desarrollo personal sólo se entendía si era global: “Para alcanzar la maestría el hombre tiene necesidad de una refundición total de su ser físico, moral e intelectual. Más esa refundición sólo es posible por el ejercicio simultáneo de la voluntad, de la intuición y del razonamiento. Por su completa concordancia, el hombre puede desarrollar sus facultades hasta límites incalculables. El alma tiene sentidos dormidos: la iniciación los despierta. Por medio de un estudio profundo, una aplicación constante, el hombre puede ponerse en relación consciente con las fuerzas ocultas del Universo. Por un esfuerzo prodigioso puede alcanzar la perfección espiritual directa, abrirse las vías del más allá, y hacerse capaz de dirigirse a ellas. Entonces solamente puede decir que ha vencido al destino y conquistado su libertad divina. Entonces, sólo el iniciado puede llegar a ser iniciador, profeta y teurgo, es decir: vidente y creador de almas. Porque sólo el que se domina a sí mismo puede dirigir a los otros; sólo es libre el que puede liberarse” 285. Es la evolución psicológica que estudia el psicoanálisis moderno, retomando el camino abandonado por muchos años para llegar a la integración personal que en nuestros días JUNG ha llamado el símismo. El ser humano, como la Divinidad, también era considerado trino: con su cuerpo, su alma como el punto intermedio con su parte superior, el espíritu. Originado éste en otros mundos, otras esferas celestes de las que descendió. La humanización de los espíritus era una dura prueba, una caída al abismo de la Tierra para más tarde 285

Cita tomada del libro de SCURÉ arriba citado.

219


remontar a la patria de la que procedían. Las lluvias de estrellas, visibles en las claras noches de Agosto, que después se llamarían las lágrimas de Dionisos (el Verbo divino griego) y ahora lágrimas de S. Lorenzo, eran las almas que viajaban de unos cielos a otros, brillantes por la luz de su pureza. Sin embargo, en los textos del Corpus Hermeticum

debieron mezclarse

ideologías extrañas que enmascararon el mensaje original. Así, en 1914, BOUSSET hizo observar que el Corpus contenía dos teologías opuestas, irreconciliables. Hay una doctrina, la señalada anteriormente, de carácter monoteísta y panteísta. En ella el mundo es bueno y bello porque está transido de Dios. A través de ese mundo, al contemplar su belleza, se llega a Dios, que es Uno y también Todo, es creador y se le llama Padre. Con el cosmos y Dios, el hombre completa una nueva tríada. “admirar y adorar las cosas celestes, cuidar y gobernar las terrenas”.

Él debe

El mundo “es

un viviente inmortal” ; el hombre es “el ser viviente mortal, ornato del ser viviente 286

inmortal”287. A esta doctrina se ha unido otra venida del Este, de Persia. El mundo sería malo. “No es obra de Dios, en todo caso del primer Dios, pues éste está infinitamente por encima de toda materia, está oculto en el misterio de su ser y no es posible llegar a Dios sino huyendo del mundo. Hay que comportarse aquí abajo como un extranjero”288. Apenas hace falta recordar cuantos seguidores ha tenido esta doctrina entre el Cristianismo de otros tiempos. El mundo, en el que el mal se asienta, habría sido creado por un dios inferior, el Demiurgo. Pero no voy a extenderme más en esta doctrina por ser totalmente ajena a la concepción original de HERMES.

La visión de HERMES Este relato se encuentra al inicio de los libros alejandrinos sobre HERMES con el nombre de Poemandres (El Pastor de Hombres).

Constituye un fragmento capital

sobre el pensamiento esotérico: HERMES entró en éxtasis y, mientras una torpeza invadía su cuerpo, su espíritu quedaba extrañamente libre y ascendía por los espacios. Se le apareció entonces un ser inmenso, sin forma, al que interpeló: -¿Quién eres? -Soy Osiris 289, la inteligencia soberana y puedo revelarte todas las cosas. ¿Qué deseas? 286

-¿Oh, divino

Corpus hermeticum VIII,1. Corpus hermeticum, IV,2 288 A.J.FESTUGIÈRE, Hermetisme et mystique païenne, 37. 289 Hay traductores que prefieren utilizar, antes que la expresión de “Osiris”, “la de Mente o Inteligencia”. 287

220


Osiris! Deseo contemplar la fuente de los seres y conocer a Dios.

-Quedarás

satisfecho. Osiris, según la enseñanza sacerdotal, era el esposo de Isis. Ambos eran manifestaciones, personas divinas integrantes del Dios UNO;

el primero era la

inteligencia creativa, la segunda la substancia de la que procederían todas las cosas, el Alma del Mundo. A la petición de HERMES, una visión se le apareció, en la que se imbricaban todos los seres. Tras ella se vio sumergido en un abismo del que surgían vapores húmedos, abismo oscuro en el que se oía una voz lejana. Era el grito de la Luz. De la Luz divina sumergida en la profundidad de todas las cosas.

Entonces un rayo

resplandeciente surgió del abismo y arrastró a HERMES hasta el mundo astral, y en ese momento la voz de la Luz llenaba el infinito.

En el mundo inferior la Luz está

encerrada, prisionera, en la materia y sólo alcanza su plenitud en los cielos. Ante la incomprensión de HERMES, Osiris se lo explica: -Acabas de ver lo que es desde toda la eternidad. La luz que has visto al principio es la inteligencia divina que contienen todas las cosas en potencia, y encierra los modelos de todas los seres. Las tinieblas en que has sido sumergido enseguida son el mundo material en que viven los hombres de la tierra; el fuego que has visto brotar de las profundidades es el Verbo290 divino. Dios es el Padre, el Verbo es el Hijo, su unión es la vida.

Vemos

aquí surgir la doctrina del Verbo divino, esa persona o potencia del Dios Uno que baja a dar luz a la materia y hacer surgir la vida. Consternado, exclama HERMES: -¿Qué sentido maravilloso se ha abierto en mí? No veo con los ojos del cuerpo sino con los del espíritu. ¿Cómo puede ser? -Hijo de la Tierra, es porque el Verbo está en tí. Lo que en tí obra, oye y ve es el Verbo mismo, fuego sagrado, palabra creadora.

Con estas palabras Osiris le indica que

hay un medio intuitivo, místico, de contemplar lo que era algo desconocido, que en nuestro interior está Dios aguardando. Concepción que compartiría cualquier místico cristiano. - Si es así, dijo HERMES, hazme ver la vida de los hombres, el camino de las almas, de dónde viene el hombre y adonde vuelve.

- Hágase según tu deseo.

HERMES se vio lanzado a través de los espacios, terminando en la cumbre de una montaña.

290

- Levanta los ojos y mira - ordenó Osiris -. La maravilla se extendió frente

Se pude traducir también por “Logos”

221


a sus ojos. Vio los siete cielos como siete globos concéntricos y transparentes, mientras él ocupaba en centro sideral. - Mira, escucha y comprende. Tú ves las siete esferas de toda vida. A su través tiene lugar la caída de las almas y su ascensión. Los siete planetas con sus Genios son los siete rayos del Verbo Luz. Cada uno de ellos domina en una esfera del Espíritu, en una fase de la vida de las almas. El más aproximado está coronado por una hoz de plata. Éste preside a los nacimientos y las muertes. Él desagrega las almas de los cuerpos y los atrae en su rayo. Sobre él, el pálido Mercurio muestra el camino a las almas descendentes o ascendentes, con su caduceo que contiene la ciencia. Más arriba, el brillante Venus sostiene el espejo del Amor, donde las almas por turno se olvidan y se reconocen. Sobre éste, el Genio del Sol eleva la antorcha triunfal de la eterna Belleza. Más arriba aún, Marte blande la espada de la justicia. Reinando sobre la esfera azulada, Júpiter sostiene el cetro del poder supremo, que es la inteligencia divina. En los límites del mundo, bajo los signos del Zodíaco, Saturno lleva el globo de la Sabiduría universal. Los siete planetas (incluido entre ellos el Sol) constituían el patrón de la estructura del mundo. Por ello había siete cielos, a los que correspondían siete estadios infernales. Y los siete días de la Creación, y los siete días de la semana que la rememoran. Y las siete notas musicales que llevan consigo la armonía del Universo. - ¿En qué forma, ¿oh, maestro mío!, tiene lugar el viaje de los hombres a través de todos esos mundos?

-¿Ves -dijo Osiris - una simiente luminosa caer de

las regiones de la vía láctea en la séptima esfera? Son gérmenes de almas. Ellas viven como vapores ligeros en la región de Saturno, dichosas, sin preocupación, ignorantes de su felicidad. Pero al caer de esfera en esfera revisten envolturas cada vez más pesadas. En cada encarnación adquieren un nuevo sentido corporal, conforme el medio en que habitan. Su energía vital aumenta; pero a medida que entran en cuerpos más espesos, pierden el recuerdo de su origen celeste. Así tiene lugar la caída de las almas procedentes del divino Éter. Más y más prisioneras de la materia, más y más embriagadas por la vida, se precipitan como lluvia de fuego, con estremecimientos de voluptuosidad, a través de las regiones del Dolor, del Amor y de la Muerte, hasta su prisión terrestre, donde tú gimes retenido por el cetro ígneo de la tierra y donde la vida divina parece un vano sueño. -¿Pueden morir las almas? - preguntó HERMES.

-Sí -respondió Osiris -.

Muchas perecen en el descenso fatal. El alma es hija del cielo y su viaje es una prueba. Si en su amor desenfrenado de la materia pierde el recuerdo de su origen, la

222


brasa divina que en ella estaba y que hubiera podido llegar a ser más brillante que una estrella, vuelve a la región etérea, átomo sin vida, y el alma se desagrega en el torbellino de los elementos groseros. Aquí indica la noción del alma como un intermedio, punto de unión entre el espíritu de origen divino y la materia. Es la visión tripartita del hombre. Éste sólo se salvaría si su alma no pierde su compañero espiritual al olvidarlo.

El descenso a la

Vida es una prueba para la salida de la felicidad inconsciente de las almas situadas en los cielos.

Las que vuelven a subir recuperan una felicidad ahora consciente y, por

tanto, superior, conocedoras de la oscuridad y los sufrimientos. Otras no vuelven… Entonces se ocultaron las esferas y HERMES sufrió un estremecimiento. Aparecieron entonces espectros lanzando gritos y blasfemias, desgarrados por fantasmas de monstruos.

-Tal es - siguió Osiris -

el destino de las almas

irremediablemente bajas y malvadas. Su tortura sólo termina con su destrucción, que es la pérdida de su consciencia. Pero mira: los vapores se disipan, las siete esferas reaparecen bajo el firmamento. Mira de este lado. ¿Ves aquel enjambre de almas que tratan de remontarse a la región lunar? Las unas son rechazadas hacia la tierra, como torbellinos de pájaros bajo los golpes de la tempestad. Las otras alcanzan a grandes aletazos la esfera superior, que las arrastra en su rotación. Una vez llegadas allá, recobran la visión de las cosas divinas. Pero esta vez no se contentan con reflejarlas en el ensueño de una felicidad impotente. Ellas se impregnan de aquellas cosas con la lucidez de la conciencia iluminada por el dolor, con la energía de la voluntad adquirida en la lucha. Ellas se vuelven luminosas, porque poseen lo divino en sí mismas y lo irradian en sus actos.

Templa, pues, tu alma, ¡oh, Hermes!, y serena tu espíritu

oscurecido, contemplando esos vuelos lejanos de almas que remontan las siete esferas y allí se esparcen como haces de chispas. Porque tú también puedes seguirlas: basta quererlo para elevarse. Mira como ellas se enjambran y describen coros divinos. Cada una se coloca bajo su genio preferido. Las más bellas viven en la región solar, las más poderosas se elevan hasta Saturno. Algunas se remontan hasta el Padre: entre las potencias, potencias ellas mismas. Porque allí donde todo acaba, todo comienza eternamente, y las siete esferas dicen juntas: “¡Sabiduría, Amor, Justicia, Belleza, Esplendor, Ciencia, Inmortalidad!”. Aquí terminaba el relato de la Visión de HERMES y el hierofante egipcio explicaba al iniciado que la doctrina del Verbo Luz expresaba el equilibrio perfecto de la divinidad. Trinidad en la Unidad. Osiris, Isis y Horus, Inteligencia, Substancia y Fuego o fuerza.

Contemplada así, la Trinidad estaría en su estado estático, mientras

223


que el mundo, el compuesto por todas las esferas, representa el estado evolutivo, dinámico, de la divinidad, la Vida como manifestación de Dios. Aparece aquí claro el carácter panteísta de la doctrina, el que fue seguido por todas las escuelas gnósticas, y el que choca frontalmente con la concepción del Cristianismo, que separa claramente como distintos a Dios y al mundo.

Las esferas representan como he

indicado antes los distintos grados de perfección representados por cada planeta, o por un genio o un dios cósmico, tanto da. Y cada uno igual puede suponer una legión de seres astrales. El mismo sentido tienen los siete Genios de Hermes que los siete Amshapands de la religión persa de Zoroastro, que los siete Devas de la India, los mismos Ángeles de Caldea, los Sephiroths291 de la Cábala judía y los siete Arcángeles de la Apocalipsis. Para los sacerdotes egipcios, la realidad era una apariencia y el iniciado era un resucitado en vida. Entendida aquí la resurrección como transformación de la personalidad.

Durante el curso de su aprendizaje, el novicio simulaba su muerte

permaneciendo en una cámara sepulcral durante toda una noche 292. Luego simulaba su resurrección. Es una idea muy semejante a la que mucho más tarde expuso S. PABLO cuando hablaba de que tenía que morir el hombre viejo para que renaciera el nuevo, iluminado por la revelación de Dios. También decía la doctrina hermética que “lo externo es como lo interno de las cosas, lo pequeño es como lo grande: sólo hay una ley y el que trabaja es Uno. Nada hay pequeño ni grande en la economía divina”.

Y repetía: “los hombres son dioses

mortales; y los dioses son hombres inmortales”. Las últimas revelaciones se daban al que terminaba la iniciación en un marco incomparable que influía también en su espíritu: sobre el templo de Tebas en la calma de la noche, con las enormes construcciones a sus pies, a la vista el lago plateado por la luna; la sierpe del Nilo siempre presente. “Una sola alma, la grande alma del Todo, ha engendrado, al repartirse, todas las almas que se agitan en el Universo”.

Y el

iniciado, ya sacerdote, pensaba “he alcanzado el punto de la Verdad y de la Justificación; yo resucito como un dios vivo e irradio en el coro de los dioses que habitan en el cielo, porque soy de su raza”. En las estatuas de Isis había una inscripción que decía: “Ningún mortal ha levantado mi velo”. O, lo que es lo mismo, había que resucitar y ser dios para 291

En las doctrinas de los gnósticos, los tres primeros sephirots representaban al ternario divino, los cuatro restantes la evolución del universo. 292 Ese parece ser el fin de la cámara sepulcral de la Esfinge de Gizeh, como práctica de purificación.

224


comprender el misterio. El ya iniciado había presentido la existencia de un doble, de un espíritu celestial que le esperaba 293 .

De estas ideas posiblemente deriva la

creencia popular cristiana de los Ángeles de la Guarda.

“El alma es una luz velada.

Cuando se la abandona, se obscurece y apaga; pero cuando se vierte sobre ella el óleo santo del amor, se enciende como una lámpara inmortal”.

293

Para los egipcios el hombre no tiene conocimiento en esta vida mas que de una alma animal y racional: hati y bai. Lo superior de su ser está en él de manera inconsciente, y sólo se manifiesta en la otra vida tras la muerte.

225


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CAPÍTULO XVIII

ANTIOQUÍA El Imperio Romano del siglo I Dentro del esplendor entusiasta de la nueva era instaurada por Augusto, existía, sin embargo, la impresión de una constante deteriorización

de la

sociedad, de una degeneración de las costumbres, y la añoranza de unos tiempos ya pasados. Siempre, en todos los tiempos, ha habido agoreros de próximas desgracias y entusiastas de vivir el tiempo mejor.

Por entonces, a posteriori

podemos decir ahora nosotros que había razones para ambas posturas. Al lado de los signos de grandeza se insinuaban claramente los gérmenes de la futura decadencia. Existía una mezcla de maravillosa cultura y una gran degradación de costumbres. Roma como ciudad era un hermoso escaparate, por debajo del cual vivaqueaba la política de alcantarilla y el comadreo barato. Cuando PABLO dice que “al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo 294” , no se refería a una plenitud temporal sino teológica. Se habían superado las terribles guerras civiles, así como la contienda con Mitrídates y el peligro que suponían los piratas en el Mediterráneo, que ya podía llamarse propiamente Mare Nostrum. Finalmente, Augusto había conseguido que reinara la paz sobre los tres millones de kilómetros cuadrados del Imperio Romano. Existía un auténtico orgullo nacional y Virgilio escribía que “Roma elevó su cabeza más alto que las demás ciudades, lo mismo que el ciprés la alza sobre los matorrales”. El mundo respiraba tras siglos de matanzas. La cultura de Grecia se había fundido con el poder de Roma. Existía un cierto ambiente de libertad religiosa. La economía iba bien. Roma se había envuelto de mármol. Pero detrás de esa hermosa fachada existía también la miseria y el desorden. Y sobre todo, una angustia de saber qué destino tenía aquella humanidad, huérfana de principios nobles y sólo ansiosa de más placeres. Sobre tanto brillo se atisbaba la sospecha de una catástrofe futura. Como diría más adelante S. Jerónimo, lo que hace tan fuertes a los bárbaros son nuestros vicios. 294

Gal. IV,4

227


DANIEL ROPS lo indica así en su Historia de la Iglesia: “Aquel estado de crisis latente dependía, por una parte, de las mismas condiciones y de las necesidades de la paz admirable en que Augusto había colocado al Imperio. Pacificada la política, es decir, expurgada de toda libertad; dirigido el pensamiento según unas instituciones de propaganda; y domesticado el Arte por el Poder, ¿qué le quedaba a quienes no se contentasen con las comodidades y satisfacciones de la disciplina y el negocio? El error de casi todos los regímenes autoritarios es creer que la felicidad material evita plantear otros problemas. La libertad interior, más indispensable que nunca, se busca entonces en la discusión de lo que constituye los cimientos mismos del sistema. Y acaba por llegar un momento en que ya no parece que la conservación del orden constituido justifique la conservación de las injusticias, las miserias y los vicios que encubre y en que, incluso a costa de la violencia, la sociedad entera está dispuesta a buscar un nuevo orden”. La crisis moral era la más llamativa. OVIDIO ha dejado escrito que las prostitutas se encontraban en los pórticos de la ciudad de Roma, en el teatro y en el circo, tan abundantes como las estrellas del cielo.

Función muy bien

reglamentada, hasta llevaban un vestido ad hoc, la toga, en lugar de la estola del resto de las mujeres. La prostitución masculina era frecuente, así como las relaciones homosexuales. El matrimonio no pasaba de ser un detalle formal. SÉNECA

ironizaba sobre la situación, dejando escrito que la casada que se

contentaba con un solo amante podía ser considerada virtuosa. Y OVIDIO: Las únicas mujeres puras son las que no han tenido ocasión de dejar de serlo. Y el hombre que se enfada con los amoríos de su esposa es un rústico. Ya se puede imaginar que se procuraba la limitación de la natalidad. El aborto, muy frecuente. El abandono de los niños recién nacidos también. Asimismo estaba latente una fuerte crisis económica en tiempos de Cristo. Primaba más el placer que el trabajo. La esclavitud suponía, al lado de una brutal injusticia, un grave error económico.

Desplazó al ciudadano que trabajaba,

afeminándolo en cierta forma. El agricultor fue sustituido por una mano de obra de una bajísima productividad. El sistema se apoyaba, además, en una paradoja. Sin más guerras, habría menos esclavos. Pero para aumentar su número habría que extender las fronteras del Imperio. Ya de por sí una enorme extensión para una población total que no pasaría de los 55 millones. La sangría del mantenimiento del ejército era enorme. Y los impuestos no se podían elevar indefinidamente...

228


Las diferencias sociales eran grandes. Y entre las los gustos del rico de entonces era hacer alarde de su propia riqueza y ostentación de los placeres, motivando el odio entre clases. El río de oro que llegaba a Roma terminaba, no en inversiones productivas sino en palacios, tapices, perfumes, joyas, comidas y vestidos. Todo ello al lado de la miseria de las clases pobres y la situación de los esclavos.

Y, desde el punto de vista espiritual, la crisis era todavía mayor, si cabe. Situación que TITO LIVIO describía así: “Hemos llegado a un punto en el que ya no podemos soportar ni nuestros vicios, ni los remedios que de ellos nos curarían”. Roma había sido siempre deudora del pensamiento griego, el cual en aquel entonces estaba dando señales de agotamiento, cuando las mejores cabezas, en la corriente estoica, preferían apartarse del mundo antes que transformarlo. “Huye de la multitud –dirá Séneca-, huye de la minoría, huye incluso de la compañía de uno solo”. La religión mitológica griega, como la romana, estaban en franca decadencia. Grecia no brilló precisamente en el campo religioso, y la crítica racionalista de sus filósofos, junto con la burla de los estoicos y los cínicos, dejó a las masas desamparadas, solas frente al mundo. La religión romana era puramente ritualista, con cultos como al de la ciudad o al emperador, con fuerte impregnación política. En pocas ocasiones en la historia se ha dado tal tremenda soledad del hombre, sin apoyo espiritual ante los misterios del mundo. Un triste escepticismo recorrió el imperio. Vacío que se intentó llenar con los cultos orientales (Mitraísmo, Culto de Isis, Cibeles...) dando lugar a un fuerte sincretismo contemporizador.

Las religiones de los Misterios,

mediante prácticas de

iniciación tuvieron una gran aceptación en medios escogidos como único medio de alcanzar un grado de perfección que permitiera alcanzar la salvación tras la muerte.

Antioquía En este siglo, Antioquía era la tercera ciudad del Imperio, capital de la provincia siria. Su fundación databa del 300 a. C y fue embellecida por todos los reyes seléucidas. Estaba en lugar estratégico, junto a la desembocadura del río Orontes, y cubría una superficie amurallada de unas sesenta hectáreas, a los pies del monte Silpio.

Por él trepaban

casas con azoteas, jardines y templos

229


dedicados a Pan, Afrodita y Esculapio. Las caravanas procedentes de Palmira, Baalbeck, del Tigris y Éufrates,

concurrían allí con sus mercaderías. De sus

almacenes se surtían numerosos navíos que partían para todos los puertos del Mare Nostrum. Plenamente helenizada, con cruces de razas, con sincretismo de ideas, era el centro del Oriente Próximo. Cuenta FLAVIO JOSEFO que unos 50.000 judíos poblaban en ella, una 5ª6ª parte de ella, todo un barrio. Eran judíos plenamente helenizados, hablaban griego, pero que conservaban su fe.

Se reunían en 4 sinagogas y estaban

dirigidos por un anciano, el Alabarca. La fe cristiana se implantó pronto en esta urbe, sobre todo después de la persecución que sufrieron los seguidores de Jesús en Jerusalén, cuando la muerte de Esteban. “Los que fueron dispersados por la persecución sobrevenida a raíz del martirio de Esteban, fueron a Fenicia, a la isla de Chipre y a Antioquía, sin que anunciasen al principio la Palabra más que a los judíos. Pero, posteriormente, unos chipriotas y unos cirenaicos, llegados a su vez a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva de Jesús. Y la mano del Señor estuvo sobre ellos y fue grande el número de quienes creyeron y se convirtieron”295. Los cristianos de origen judío, así como los de origen pagano convivían y comían juntos. El problema entre el particularismo judío y el universalismo griego se había resuelto en Antioquía, aunque creó enormes recelos en Jerusalén. Cuando PABLO empezó su predicación ya la semilla del Cristianismo había llegado a Asia Menor y Roma.

Ese primer movimiento, como ya se ha

indicado, fue primariamente carismático y entusiasta, poco institucionalizado. Mientras que en Jerusalén tenía un carácter de renovación dentro del judaísmo, fuera de Palestina busca extenderse abierto a todos, sin consideraciones étnicas, sin las mil trabas de la Ley judía. El apóstol de los gentiles mantiene una actitud algo ambigua respecto a la relación que debería guardar el grupo cristiano en relación con el mundo. Pero, para conocer el pensamiento auténtico de PABLO, hay que aislar sus cartas auténticas de las que se le han atribuido. Distingamos, pues: 1.- Cartas auténticas: 1ª a los Tesalonicenses, Gálatas, Filipenses, 1ª y 2ª a los Corintios, Romanos, a Filemón.

295

Hechos, XI, 19,21.

230


2.- Las Cartas de la Cautividad, que proceden de su círculo inmediato: Colosenses, Efesios, 2ª Tesalonicenses. 3.- Las Cartas Pastorales, atribuidas falsamente a él, escritas unos 50 años después, y que reflejan una Iglesia más institucionalizada: 1ª y 2ª a Timoteo, Tito.

Gnosis y Nuevo Testamento Al quedarse sin Jesús, sus seguidores trataron de comprender la enorme experiencia sufrida tras los años de su predicación, su incomprensible muerte y, lo más extraordinario, su resurrección. Buscaron una explicación y un sentido a los sucesos. Y se acogieron al material religioso y filosófico con que contaba la época y a los escritos del Antiguo Testamento, sobre todo los de los grandes profetas. El pensamiento helenista, triunfante entonces por todo el imperio romano, la influencia irania, el sincretismo de todas la teorías gnósticas,

la

teología procedente de otras religiones, preferentemente de origen oriental, como el Mitraísmo. Y todo ese bagaje se intentó aplicar a la figura de Jesús. La influencia del gnosticismo se dejó sentir, siendo difícil, por ejemplo, comprender muchos pasajes de Pablo si no lo tenemos en cuenta. Me detendré en este apartado a considerar las semejanzas e influencias de la Gnosis en el Cristianismo naciente.

--Cartas auténticas de Pablo. Pablo tenía una visión del hombre tripartita, formado por cuerpo, alma y espíritu. Más allá de la concepción platónica en la que estaría formada sólo por cuerpo y alma, añade el “espíritu” que, naturalmente, tendría origen divino, tal como precisaban los gnósticos. Esa “chispa divina” encerrada en todo hombre. PABLO lo dice así: “Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”296. Componente divino al que siempre hay que estar atento, como lo indica en la misma carta a los Tesalonicenses tres versículos antes

297

: “No apaguéis el Espíritu. No menospreciéis las profecías”.

Esta visión antropológica se completa, dentro de la misma forma de pensamiento, cuando PABLO distingue distintos tipos de hombres, por un lado los espirituales, por otro los que llama psíquicos y, finalmente, a los carnales. 296 297

1ª Tes. V,23. 1ª Tes. V, 19-20.

231


Veamos como se expresa el apóstol, dirigiéndose a los Corintios: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda: porque aún no podíais, ni aún podéis ahora298”. Distingue, pues, a los hombres según aquella parte de su ser que tienen más desarrollada; implica, asimismo, la necesidad de una cierta iniciación para llegar a ser hombres espirituales 299. Luego se verá que el camino es a través del conocimiento, como indicaban los gnósticos. Aquél que se deja llevar por su parte animal, no puede percibir las excelencias del espíritu que lleva consigo: “Más el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y nos la puede entender, porque se han de examinar espiritualmente300. Es necesario, pues, romper el velo que esconde a los hombres carnales el conocimiento del Espíritu.

Y el destino de cada parte del

hombre lo señala después: ”Así también la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levantará en incorrupción...Se siembra cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y cuerpo espiritual” 301.

El Espíritu

del Señor habita en los creyentes, haciéndoles participar en su gloria. 302 Para PABLO la Fe es conocimiento de Dios, y ésta, comprensión del misterio de Cristo, sabiduría oculta303 que Dios vedó a los poderosos y reveló a aquellos que le aman.

Revelar quiere decir mostrar, “poner delante”,

conocimiento evidente sin previo razonamiento. Es dádiva de Dios. “Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses: más ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los flacos y pobres rudimentos...?” Se trata pues de un conocimiento propiciado por la Gracia, sin cuya ayuda el hombre no puede alcanzar la Salvación. Y esta palabra de Dios, en la que se deposita la Fe, obra en nosotros por su Gracia. “...también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual obra en vosotros los que creísteis”304. La Fe es ciencia, ciencia divina, contrapuesta a la de este mundo. Como los gnósticos, hay un cierto desprecio por el mundo, opuesto en sus hechos a los 298

1ª Cor., III,1-2. Gál. VI,1. 300 1ª Cor. II,14. 301 1ª Cor. XV, 42-44. 302 1ª Cor. III,16; Rm. VIII,9; 2ª Cor. III,18. 303 1ª Cor. II,7y ss. Gal. IV,5. 304 1ª Tes. II, 13. 299

232


deseos divinos.

“Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el

evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; más a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios” 305. Aquí insiste de forma indirecta en la distinción de hombres espirituales y hombres carnales. El aumento de la Fe, el mayor conocimiento, el llegar a ser el hombre espiritual es como despertar de un sueño, es abrir los ojos a la Luz verdadera por Cristo y en el Espíritu, “...que ya es hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos. La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de la tinieblas, y vistámonos las armas de luz”306. Para Pablo, siguiendo la mentalidad gnóstica, existen también “dioses inferiores”, semejantes a los eones degradados surgidos a partir del pleroma divino, los que él llama “arcontes o príncipes de este mundo”: “Hablamos, sin embargo, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este siglo (=mundo), ni de los príncipes de este siglo, abocados a la destrucción, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria” 307. Y sigue hablando de esos seres intermedios en la Epístola a los Romanos: “Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios...”308. Es también llamativo en las cartas de PABLO el enfrentamiento entre Dios y el mundo, una dualidad que guarda paralelo con las ideas religiosas iranias y el gnosticismo posterior que las acoge. El mundo está dominado por el “dios de este mundo”, el demiurgo, Satán. “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido”309. La materia y el cuerpo, imágenes del mundo, son menospreciados. El cuerpo, corruptible, no resucitará como tal: “Pues así en la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción y resucita en incorrupción. Se siembra en vileza y se levanta en gloria. Se siembra en flaqueza y se levanta en poder. Se

305 306 307 308 309

1ª Cor. I,18. Rom. XIII, 11-12. 1ª Cor. II, 6-7; 2ª Cor. IV,4. Rm, VIII, 38-39. 1ª Cor. II,12.

233


siembra cuerpo animal y se levanta un cuerpo espiritual”

310

. No tiene

contemplaciones con lo terreno, que estima perverso, condicionado por su momento histórico y sus vivencias. “..nuestro Señor Jesucristo, que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este siglo malo” 311 . “...nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” 312. Esta oposición la señala muy a menudo como contraposición de Luz y Tinieblas. “La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las obras de la tinieblas y vistamos las armas de la luz” 313. “Por consiguiente, no durmamos como los otros, sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente” 314. Es un verdadero enfrentamiento entre Dios y el mundo, entre el espíritu y la carne, marcado dualismo entre las localizaciones, para él, del Bien y el Mal. “Habiendo comenzado en Espíritu, ¿ahora acabáis en carne? 315. Pues en Cristo Jesús ni vale la circuncisión ni vale el prepucio, sino la fe que actúa por la caridad 316 . ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor...Así pues, yo mismo, que con la mente sirvo a la Ley de Dios, sirvo con la carne a la ley del pecado 317. Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios; pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu 318”. Es marcado el interés que presta PABLO al Cristo resucitado, con palmario desinterés por la vida terrena de Jesús de Nazaret. Semejante a los gnósticos, insiste en el valor escatológico del Logos Divino y de la Redención por parte del mismo. Tendencia que llevaría a los excesos teológicos del mundo bizantino; actitud todavía muy vigente en el mundo católico de hoy. La chispa divina, al decir de los gnósticos, parece estar detrás de concepciones tan importantes como su “vivir en Cristo”, con una especie de consubstancialidad con el Redentor. “Más yo por la misma Ley he muerto a la Ley, por vivir para Dios; estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí 319.

310 311 312 313 314 315 316 317 318 319

1ª Cor. XV, 42-44. Gal. I,3-4. Gal. VI,14. Rm. XIII, 12. 1ª Ts. V,6. Gal. III,3. Gal.V,6. Rm. VII, 24-25. Rm. VIII, 8 y ss. Gal. II, 19.

234

Esta


unión, referida a la Iglesia entera, se convierte en el cuerpo místico de Cristo. “...así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo...320 Su concepción de la caída de la creación tiene muchas semejanzas con la doctrina de los gnósticos sobre la caída del eón Sabiduría y la corrupción del mundo formado por el Demiurgo, su hijo. ”Así, pues, como por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres321...pues las criaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la esperanza de que también ellas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción 322.

E igualmente semejante es toda la

teología sobre el Salvador.

--Cartas deuteropaulinas Son las procedentes del círculo paulino, pero no directamente de él: Epístola a los Colosenses, E. A los Efesios, 2ª E. a los Tesalonicenses. También aquí es necesario conocer el pensamiento gnóstico para su mejor comprensión. El Dualismo tan marcado en el gnosticismo, y que ya hemos apreciado en las cartas auténticas, se puede apreciar en la E. a los Colosenses : ”El Dios Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor323....despojaos del hombre viejo con todas sus obras y vestíos del nuevo” 324. Es un pensamiento que deja poca opción a la bondad del Mundo, que está regido por los poderes del mal. La salvación supone una transformación, renunciando precisamente al Mundo, a sus valores. “Mirad que nadie os engañe con filosofías y vanas falacias, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo”325. La existencia de seres intermedios entre Dios o el mundo, llámeseles arcontes u otros nombres, también es aceptada en estos escritos. “Pues en Cristo habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente, y estáis llenos de Él, que es la cabeza de todo principado y potestad”326......despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando de ellos en la cruz” 327.

320

Rom, XII, 5. 1ª Cor. XII, 12-27. Rom. V, 12. 322 Rom. VIII, 20,21. 323 Col I,13. 324 Col II,9. 325 Col. II, 8. 326 Col. II, 9. 327 Col. II,15. 321

235


El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención y la remisión de los pecados; que es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en Él fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las dominaciones, los principados, las potestades”328. Y en la Epístola a los Efesios se vuelve a insistir en este punto: “Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los que en otro tiempo habéis vivido, según el modo secular de este mundo, bajo el príncipe de las potestades aéreas”329 La idea de que los creyentes son escogidos por Dios, dando posible pábulo a una teoría de la predestinación,

se extrae de párrafos como el

siguiente:”...hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido desde el principio para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe verdadera”330. Corroborado en la 1ª Carta de Pedro: ”Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio santo, gente santa, pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de las tinieblas a la luz admirable”331. Finalmente, la idea del Hombre primordial que desciende a la Tierra, para luego subir a su morada primera, chispa divina bajada a la profundidad de la materia, está debajo de expresiones como la de la Carta a los Efesios: “..Subiendo a las alturas, llevó cautiva la cautividad, repartió dones a los hombres. Eso de subir, ¿qué significa sino que primero descendió a las partes bajas de la tierra?. El mismo que bajó es el que subió sobre todos los cielos...”332

--Epístola a los Hebreos Este pequeño escrito exhortatorio es de los más hermosos del Nuevo Testamento.

Posiblemente escrito antes del año 70 por un israelita cristiano

profundamente conocedor de los textos bíblicos, pero consciente de que la Ley quedaba superada tras la aparición de Cristo. Pues bien, la idea que desarrollaría el gnóstico VALENTIN

en el siglo II

sobre la existencia de un eón Límite entre el Mundo y el Pleroma divino subyace en el siguiente pasaje, en el que indica como Jesús nos ha permitido abrirnos camino hacia Dios por su propio sacrificio: “Teniendo, pues, hermanos, en virtud de la sangre de Cristo, firme confianza de entrar en el santuario (santuario celeste 328

Col I,15; Ef. I,21 y X,12. Ef. II,1. 330 2ª Ts. II, 13. 331 1ª Pd. II,9. 332 Ef. IV, 8-10. 329

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y a Dios) que Él nos abrió, como camino nuevo y vivo a través del velo, esto es, de su carne,...”333. En fin, muchas ideas gnósticas, como movimiento nacido dentro del cristianismo, tuvieron cabida dentro de la ortodoxia, aunque nunca los excesos a que llegaron estas sectas.

El dualismo luz / oscuridad, la existencia de un

Salvador preexistente, la precisión de la doctrina del Logos divino que desciende a la Tierra para luego volver a los Cielos, su unidad con Dios, la salvación por el conocimiento (sólo en algunos textos cristianos), todas ellas son concepciones que fueron comunes.

La situación de la mujer en las comunidades cristianas fuera de Palestina En el cristianismo dentro del mundo gentil fue tal la importancia de PABLO que casi todas las posturas doctrinales, pastorales y también sobre el lugar que debía ocupar la mujer en la comunidad pretenden de alguna forma ser respaldadas por la tradición y los escritos que proceden de este Apóstol. Pero en la actitud de éste, formidable estratega, hay que distinguir sus afirmaciones fundamentales sobre la fe y las actitudes que recomienda a los cristianos para adaptarse a las circunstancias cambiantes en cada momento y a las de los pueblos en los que proclama la Buena Nueva. Por ello sus recomendaciones en algunos escritos son contradictorias. El Cristianismo choca contra muchos tópicos dominantes en la sociedad helenizada. Existía un dicho en aquel tiempo, atribuido según unos a Tales, por otros a Platón, sobre los motivos de gratitud del bien nacido: “gratitud por haber nacido ser humano y no bestia, hombre y no mujer, griego y no bárbaro”. Los rabinos judíos del siglo II lo adoptaron como decía R. Judá: “se deben decir diariamente tres bendiciones, bendito porque no me hiciste gentil; bendito seas porque no me hiciste mujer; bendito seas porque no me hiciste esclavo”.

Ante

esta mentalidad surgen como una bocanada de aire fresco las palabras de PABLO en la Carta a los Gálatas, III, 27-28: “Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No existe judío ni griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni hembra: porque todos sois uno en Cristo Jesús“. En el Grupo cristiano encontraron las mujeres una posibilidad inédita de superar su marginación,

de acuerdo asimismo con cierto movimiento feminista que se

estaba despertando en el Imperio Romano. 333

Hb, X, 19-20.

237


De las Cartas de PABLO se puede extraer que había mujeres que participaban activamente en la predicación, con funciones misioneras y de liderazgo. Así conocemos a Apfia 334 que, con Filemón y Arquipo dirigía la iglesia de Colosas.

En Laodicea, Ninfa 335 reúne una iglesia en su casa. Priscila336, con

su marido Aquila son los jefes de la iglesia de Éfeso y, después, en Roma 337. También parece que Lidia 338 tuvo una iglesia en su casa en Filipo. También en esta ciudad desarrollaron su actividad dos mujeres, Evodia y Síntique 339.

Y en

la Carta a los romanos, PABLO saluda a cuatro mujeres que “han trabajado mucho en el Señor” (María, Triena, Trifosa, Preside)340. Priscila fue una importante colaboradora de PABLO, sin estar subordinada a él. Su figura parece ser superior a la de su marido, y se la cita siempre por su nombre, sin referirla al nombre de su marido.

Se la cita en siete ocasiones,

marcando su importancia poniéndola en primer lugar 341 . Su formación cultural queda patente en cuanto intervino en la instrucción de Apolo, cristiano culto.

Y

todavía en la Carta a los Romanos llama a una mujer, Julia, nada menos que con el título de apóstol y predecesora a él en la predicación 342. Más adelante, los prejuicios consideraron intolerable dar este título a una mujer y pretendieron convertirla en varón, o bien considerando, si éste no era el caso, aplicar un sentido amplio a la palabra apóstol. En la misma carta saluda a otras dos parejas, Filólogo y Julia, Nereo y su hermana343.

Y, en su predicación, los hermanos del

Señor y Pedro iban acompañados por sus esposas.

Y todavía se puede citar a

otra mujer, Febe, portadora de la carta a los Romanos, de la que dice en el cap. XVI,1-2: “Encomiéndoos empero a Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas: que la recibáis en el Señor, como es digno a los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que os hubiere menester. Porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”.

334

Flm, I,2 Col IV,15 336 1 Cor XVI,19. 337 Rom XV.I, 3-5. 338 Hech XVI,15. 339 Fil IV, 2-3. 340 Rom XVI, 6-12. 341 1 Cor XVI,19; Rom XVI, 3-5; 2 Tim IV, 19; Hch XVIII, 10 y XVIII,26. 342 Rom XVI,7 343 Rom XVI, 15. 335

238


Sin embargo, quizá motivado por las circunstancias especiales que en ese momento tenían lugar en la comunidad de Corinto, con importantes problemas referentes a las relaciones hombre-mujer344, al reproducir la fórmula de bautismo de Gálatas III, ya citada, elimina el tercer elemento: “en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres”. Al parecer, no interesaba en ese momento hablar de hombre y mujer.

Y, más tarde, en la carta seudopaulina a los Colosenses tampoco vuelve

a hablarse de ese último término: ”Despojaos del hombre viejo con sus obras y revestíos del hombre nuevo..., donde no hay griego y judío,

circuncisión e

incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo en todos”345. En conjunto, los escritos de PABLO respecto a las relaciones entre los sexos son algo contradictorias, lo que permite que se apoyen en él tendencias diversas.

Es marcada la igualdad que propugna en la relación dentro del

matrimonio, siguiendo muy estrictamente la tradición que viene de Jesús, que contrasta en cambio con cierta misoginia que aparece cuando habla de la forma de presentación de la mujer en sociedad, en donde se aprecia un deseo de preservar la casa patriarcal tradicional, con el fin de adaptarse a las normas imperantes en el Imperio a partir de Augusto, y así favorecer la adaptabilidad de la comunidad cristiana al mundo en que vivía. Existe, en conjunto, una ambigüedad del apóstol con relación al lugar de la mujer en la sociedad.

Queda bien

manifiesto cuando trata del velo en las mujeres, donde se superponen de forma contradictoria el Pablo judío, apegado a las tradiciones, con el Pablo cristiano, innovador346. El primero habla en los versículos 3-9: “Más quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios es la cabeza de Cristo. ..Porque el varón no ha de cubrir la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios: más la mujer es gloria del varón. Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. El segundo, respondiendo mejor al camino indicado por Jesús, en los versículos 11 y 12: “Más ni el varón sin la mujer, ni la mujer sin el varón, en el Señor. Porque como la mujer es del varón, así también el varón es por la mujer: empero todo en Dios”. Existe, pues, una cierta ambigüedad en la exposición de la doctrina del apóstol sobre la posición de la mujer, pero una ambigüedad de carácter práctica, de adaptación a las circunstancias, de ceder en pequeños detalles no fundamentales, pero conservando los principios. De todas formas, ello dio lugar a 344

1ª Cor VII. Col, III, 9-11. 346 1ª Cor XI, 3-16. 345

239


dos corrientes opuestas que, ambas, intentaron apoyarse en él. Una patriarcal, que, a falta de apoyos en las palabras de Jesús, los buscaban en el Antiguo Testamento o en lo más conveniente para la paz social en una sociedad basada en la familia patriarcal. Otra corriente insistía en la igualdad de sexos. Pero fue la primera la canonizada, la aceptada por la Iglesia institucionalizada. Y esto se fue consiguiendo paso a paso, como se puede seguir considerando primero las Epístolas de la Cautividad, después las Pastorales, escritas medio siglo después. A las cartas de la cautividad se puede asociar la 1ª Carta de Pedro. En la dirigida a los Colosenses se puede leer: ”Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”347.

Poco a poco se va desarrollando en la

comunidad esa adaptación al medio político en el que vivía, y por eso se olvida que en el Señor no hay amo ni siervo; y en la misma carta, se recomienda: “Amos, haced lo que es justo y derecho con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis amo en los cielos” 348 .

En la carta a los Efesios, la

tendencia todavía se acentúa más: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor (¡nada menos!). Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” 349 . Y, de forma paralela a la Carta a los Colosenses, ésta defiende una doctrina semejante en cuanto a los siervos, opuesta a la tradición procedente de Jesús350. Pedro 351 .

Citas muy semejantes se pueden leer en la 1ª carta de

La legitimación sociopolítica de la ideología patriarcal queda bien

marcada en esta última carta cuando dice: “Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al rey, como soberano; sea a los gobernantes, como enviados por él...”352. El proceso continúa en la Cartas Pastorales, deuteropaulinas.

En la 1ª a

Timoteo se dice: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni tomar autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio”353.

Es más grave todavía que este mandato, no escrito por PABLO, se

pretenda estar basado en él, intercalando versículos en la carta auténtica 1ª a los Corintios. En ésta, en el capítulo XIV, 34-35: “Vuestras mujeres callen en las 347

Col III,18. Col IV,1. 349 Efe V,22-24. 350 Efe VI,5-9. 351 1ªPd II,18; III,7. 352 1ªPd II,13-14 353 1ª Tm II,11-12. 348

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congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación”. Expresiones totalmente contrarias a la ideología de PABLO y al contexto del resto de la epístola. Así, poco a poco, la mujer desde un puesto de profetisa, directora de iglesia e incluso apóstola en algún caso pasó a convertirse en simple oyente. Pero esta evolución no se hizo sin resistencias, pues era mucho el activismo de las mujeres en el cristianismo primitivo. Hubo zonas, caso la de Asia Menor, en que fue especialmente importante. Allí nacieron las Cartas Pastorales intentando frenar la enseñanza procedente de las mujeres. Se intentó reducir la importancia de las agrupaciones de viudas, bastante independientes, instando a nuevo matrimonio, en contra de las preferencias de PABLO a favor de la virginidad354, o considerando sus predicamentos como fábulas 355. Pero hay que buscar más datos sobre estas resistencias, sobre las doctrinas contrarias al patriarcalismo, que

también buscan el respaldo de PABLO,

en los escritos

apócrifos, y, en general, no canónicos. Es muy interesante uno de ellos, Hechos de Pablo y Tecla356. Tecla, discípula de Pablo, decide permanecer cébil, por lo que es condenada a muerte, por ser considerado un delito; los hombres atacan a Pablo: ”ha corrompido a todas nuestras mujeres”; Tecla, enviada a la predicación por Pablo consigue muchas conversiones entre las mujeres. Fue una obra que alcanzó gran consideración y fue considerada como canónica por muchas iglesias. Como es lógico, al ser marginada la mujer en la Iglesia oficial, mantuvo su importancia en grupos disidentes, considerados heréticos. bastantes citas:

Se pueden dar

El autor del Apocalipsis ataca a una profetisa, a la que llama

para denigrarla “Jezabel”, en la ciudad de Tiatira357. El hereje Marción permitía a las mujeres administrar el bautismo y tener cargos oficiales 358 .

Montano

promovió su movimiento acompañado de dos mujeres, Maximila y Priscila. E igual ocurrió entre muchos grupos gnósticos: Marcos, discípulo de Valentín, permitía a las mujeres celebrar la Eucaristía 359 . El obispo de Cesárea de Capadocia, Frimiliano (siglo III), habla de una mujer que bautizaba y celebraba la

354

1ªTm V,2-16. 1ªTm IV.7 356 Gli Aprocrifi del Nuovo Testamento. Il Tai e legende. Casale, 1966. 357 Ap I,20-23. 358 EPIFANIO. Haereses, XLII,3. TERTULIANO.Adv.Marc. I,14; III,22. 359 IRENEO. Adv. Haer.I,13. 355

241


Eucaristía 360. Y el mismo EPIFANIO habla de la profetisa Quintila, que fundó una secta en Pepuza (Frigia), en la que las mujeres eran obispos y presbíteros361.

Paralelismo entre el Mitraísmo y la práctica cristiana Cuenta JUSTINO de Roma362 que “los Apóstoles...nos transmitieron que a ellos les fue mandado así, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: “haced esto en memoria mía, éste es mi cuerpo”. E igualmente, tomado el cáliz y dando gracias, dijo: “esta es mi sangre”, y que sólo a ellos les dio parte. También esto enseñaron, por imitación, los perversos dáimones que se hiciera en los misterios de Mitra; pues en las iniciaciones de un nuevo iniciado se presenta pan y un cáliz de agua con ciertas recitaciones, según ya lo sabéis o podéis de ello informaros”. En el Mitraísmo, pues, se celebraban ritos semejantes al de la Eucaristía, aunque con un significado probablemente algo diferente. La comida en común, donde se bendecía el alimento y la bebida no era extraña a las vivencias religiosas del Oriente Próximo. Los esenios de Qumrán celebraban una ceremonia similar. Posiblemente por ello la escogió Cristo, por su riqueza simbólica, comprensible por los que le rodeaban, dándole en su caso un significado añadido sacrificial, en el que Él mismo se identificaba como la Víctima que justificaría a los hombres ante Dios. En el caso de los seguidores de Mitra, en la copa seguramente se mezcló vino en el agua. En las despensas del mitreo de Dura-Europos se encontró pan y vino. Y en un bajorrelieve de Hedernheim se puede observar al Sol presentando un gran racimo a Mitra, que es representado con un vaso en forma de cuerno. Pero entre los seguidores de Mitra el rito no tenía el significado de comer a su propio Dios. En la Antigüedad habían muchas tradiciones en el que el banquete o tenía connotaciones de sacralidad o presentaba significaciones simbólicas de comunicación, unión y participación entre el anfitrión y el invitado. En este sentido se puede incluir el texto egipcio que ha venido en llamarse el Himno Caníbal: en él se indica como el Faraón adquiere sus poderes comiendo a hombres y dioses 363 .

O las escenas evangélicas en las que las escenas de banquete

aparecen tan frecuentemente. 360

CIPRIANO, Ep.LXXIV,10-11. EPIFANIO, Haer.XLIX,2. 362 Apol. I, 66, 3-4. 363 CHRISTIAN JACQ. El saber mágico en el Antiguo Egipto. Ed. Círculo de Lectores. 1999, pgs. 20-21 “El Faraón es el señor de las fuerzas naturales y sobrenaturales, quien detenta el poder real. Lo ha 361

242


Se pueden citar otras concomitancias e influencias entre el Mitraísmo y el Cristianismo. Algunas de carácter secundario, pero que indican la convivencia en tiempo y lugares de las dos creencias. Los gorros que usan los obispos, por ejemplo, tienen procedencia mitraica. Igualmente se pueden considerar de este origen, tal vez a través de los monjes de Qumrán, la consagración del Domingo como día festivo, así como la celebración del natalicio de Jesús el día 25 de Diciembre, día consagrado a la divinidades solares. El simbolismo de la piedra, de la que nacería Mitra, aparece también en la tradición hebrea, y que se aplicaría a Jesús. En el Libro de Daniel, II, 44-45 se lee: “En tiempo de esos reyes, el dios de los cielos suscitará un reino que no será destruido jamás y que no pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará a todos esos reinos, más el permanecerá por siempre. Eso es lo que significa la piedra que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder después.”

Y en el Libro de Isaías, XXVIII, 16, se

indica: “Por tanto, el Señor Jehová dice así: he aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable”.

Y en el

Libro de los Salmos, XVIII, 22-23: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser piedra angular”. Una asociación semejante la encontramos entre el símbolo de la cueva, donde nació Mitra,

y la cueva donde nacería Jesús según los evangelios

apócrifos.

adquirido nutriéndose de las fuerzas mágicas, con motivo de un extraordinario banquete réplica de un trastorno cósmico que acompaña la venida del rey en los espacios celestes. Las estrellas se ensombrecen. La luz se atenúa. El cielo y la tierra tiemblan. Un personaje terrorífico provoca estos acontecimientos: ¿El faraón en persona! Él es quien se alimenta de sus padres y de sus madres. Es un señor de la sabiduría de cuya madre no conoce el nombre. Su gloria está en el cielo, su poder está en el horizonte como el de Atum, el Creador que lo engendró. El rey se ha hecho más poderoso que él. Toro del cielo, asimila el ser de cada divinidad. Se alimenta de hombres y dioses. Khonsu, un genio temible, mata a los seres de los que tiene necesidad el rey y extrae para él lo que hay en sus cuerpos. Otro genio, Chosmou, los cuece para él en las piedras de un fogón. El rey se nutre de su magia, devora sus espíritus. La parte gruesa es para la comida de la mañana, las partes medias para la comida y las pequeñas para la cena. El faraón se apodera de los corazones de los dioses, se come la corona roja, devora la verde. El cosmos entero reconoce su dominio. Se nutre de los pulmones de los sabios y de su magia. Su tiempo de vida es la eternidad.”

243


244


CAPÍTULO XIX PATMOS

Tras la destrucción del Templo y el hundimiento de todas las esperanzas en un Renacimiento del pueblo judío, tal vez dirigido por un mesías, cobró desarrollo la literatura apocalíptica. En ella se buscaba una forma de explicación a tanta calamidad. Era un intento de conocer los designios de Dios, que dieran un sentido a tanta desgracia, a aquella brutal frustración. Al comparar esta literatura con el resto de la Torá, se ve que representa la parte esotérica de la misma, la entendible solamente por los inspirados y los iniciados. Entre estos libros vale la pena recordar el Apocalipsis de Abrahám, El Libro II de Baruc, el Tercer libro de Baruc y el Libro IV de Esdrás. Libro del Apocalipsis de Juan.

Y el texto cristiano del

Todos ellos indican una serie de visiones en las que,

en trances místicos, Dios revela al visionario una serie de verdades ocultas. Los grandes designios universales, el origen del mundo, la lucha entre el Bien y el Mal durante el curso de los milenios, y la justificación final de los que mantuvieron la esperanza y la fe en los tiempos de tribulación. Los cristianos, tras la caída de Jerusalén y la terrible persecución de Nerón, dieron origen al Libro de la Apocalipsis, el último del canon del Nuevo Testamento, atribuido a la Iglesia del Apóstol Juan. Su fecha de aparición es imprecisa, tal vez por los años 95-96. IRENEO y JERÓNIMO la sitúan al final del reinado de Domiciano, y EUSEBIO la fija por el año 14 de su reinado. Se trata de un libro extraño, que aparece en principio como incomprensible. Su carácter apocalíptico supera a otros tratados semejantes. Hasta muy recientemente su comprensión ha sido imposible, salvo algunos pasajes aislados. Sus imágenes han constituido un verdadero galimatías, bien que impresionaban por su enorme fuerza, su gran dramatismo, su carácter catastrófico. No fue un escrito dirigido a los cristianos corrientes. Sus imágenes contenían claves sólo conocidas por iniciados. Pero esas

245


claves, paradójicamente, fueron hechas desaparecer por la propia Iglesia en los siglos siguientes; conservando, pues, únicamente un texto ininteligible. Desde el punto psicológico representa una explosión brutal del inconsciente, no sólo del individual del autor, sino también del colectivo de su época.

Comentando

estas visiones C. JUNG en su ensayo “Respuesta a Job”, indicaba que en su larga experiencia de casos clínicos nunca había conocido ninguna explosión del inconsciente de una tal violencia. Que ello hacía suponer que éste había estado sometido a una tremenda represión. Que su autor, fuera o no el apóstol Juan, tendría que haber mantenido una postura consciente de seguimiento de la doctrina de Jesús estricta en una época de terribles persecuciones a los cristianos (la de Nerón y la de Domiciano). Y se produciría en él una disociación psíquica que habría dado lugar a esa explosión del inconsciente que cobró autonomía propia en forma de revelación, sin control del componente consciente de la personalidad. Las claves de sucomprensión estaban situadas en las herejías gnósticas. De ellas sólo conocíamos por vía indirecta, a través de fragmentos de los padres de la Iglesia (IRENEO de Lyon,

HIPÓLITO de Roma, EPIFANIO de Salamina). Fue

necesario el descubrimiento a mediados del siglo XX de la biblioteca gnóstica de NagHamadi para que conociéramos muchos textos originales y, en consecuencia, pudiéramos empezar a descifrar el texto más misterioso del Nuevo Testamento. GÓMEZ DE LIAÑO, I. 364 ha profundizado en esta interpretación, y me servirá de soporte en la exposición que sigue, que intentaré hacer lo más clara que me sea posible, a sabiendas de su difícil comprensión para todo aquél que no esté algo informado sobre las ideologías gnósticas. El autor del Apocalipsis debió ser un gnóstico convertido a la ortodoxia. La estructura del libro está basada en la cosmovisión de esta herejía, conservando todo aquello compatible con la doctrina de la tradición apostólica. Causa la impresión de que el libro fue un intento de destruir el gnosticismo desde dentro. La figura de Jesús que presenta dista mucho del Jesús evangélico.

En muchos aspectos resulta su

contrafigura, como si pretendiera contrapesar su excelencia. Por ejemplo, en la visión introductoria, aquella en que el Jesús celestial, el de ojos como llamas de fuego…y de cuya boca salía una espada aguda de dos filos 365 , le pide a Juan que escriba a las 7 iglesias. Nos enteramos entonces por la inventiva a la iglesia de Éfeso que Jesús

364 365

GÓMEZ DE LIAÑO, I. El Círculo de la Sabiduría. Madrid, 1998 APOCALIPSIS. I,14-16.

246


aborrece a los nicolaítas366. En la dirigida a la iglesia de Pérgamo amenaza a los que siguen las doctrinas nicolaítas y las de Balam: “Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca”367. Sale peor parado en la carta dirigida a la iglesia de Tiatira, pues, tras amenazar con castigar a la que se llama a sí misma profetisa Jezabel por sus fornicaciones y los sacrificios a los ídolos, así como atribular también a los que adulteran con ella, además, no se conforma con ello y añade: “y a sus hijos los haré perecer de muerte”368, una especie de genocidio infantil.

El lenguaje del Apocalipsis Como toda visión en la que se muestra el inconsciente, su lenguaje es simbólico, y su interpretación es más propia de los psicólogos que de los teólogos. Pero digamos desde un principio que la visión que muestra de Dios y del Cordero es muy distinta de las de los Evangelios. Vuelve a aparecer el dios justiciero y cruel que se mostraba en el Libro de Enoch, y el Cordero dista mucho de la figura de Jesús. Aunque hay referencias muy claras a Roma, las claves para interpretar los símbolos del inconsciente colectivo estaban situadas en las herejías gnósticas.

No

obstante, como todos los productos del inconsciente colectivo, pueden tener más de una interpretación, pues al hablar con símbolos, éstos tienen múltiples facetas de las que cada cual recoge aquella a la que es sensible. Aunque el autor del Apocalipsis no fuera un gnóstico convertido a la ortodoxia, lo cierto es que su pensamiento inconsciente estaba impregnado de esa influencia. La estructura del libro está basada en la cosmovisión de esta herejía, conservando todo aquello compatible con la doctrina de la tradición apostólica. Como si fuera un intento de destruir el gnosticismo desde dentro, utilizando sus mismos conceptos, la misma conformación mental, pero, a través de ciertos cambios sorprendentes que hacen saltar el conjunto. Pero inteligible sólo por los iniciados.

366

No se sabe bien quienes fueron estos nicolaítas. Ireneo (c 185 d.C.), los identificó como una secta gnóstica: "Juan, el discípulo del Señor, predica esta fe [la divinidad de Cristo], y procura, por la proclamación del evangelio, eliminar ese error que Cerinto ha diseminado entre los hombres, y mucho antes los llamados nicolaítas, que son una rama del falsamente llamado conocimiento, para confundirlos, y persuadirlos de que hay sólo un Dios que hizo todas las cosas por su Palabra". En los siglos II y III existía un grupo entre los gnósticos que se decían seguidores de los del siglo I: promovían la libertad de la carne y que las obras de la misma no tenían ningún efecto sobre la salvación del alma. 367 APOCALIPSIS. II, 16. 368 Ib. II, 23.

247


Visión primera Pero, empecemos con la primera visión del Apocalipsis369 , que dice así: “...vi una puerta abierta en el cielo, y la voz aquella primera que había oído como de trompeta, me hablaba y decía: Sube acá y te mostraré las cosas que han de acaecer después de éstas. Al

instante fui arrebatado en espíritu, y vi un trono

colocado en medio del cielo, y sobre el trono, uno sentado. El que estaba sentado parecía semejante a la piedra de jaspe y a la sardónice, y el arco iris que rodeaba el trono parecía semejante a una esmeralda. Alrededor del trono vi otros veinticuatro tronos, y sobre los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos de vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Salían del trono relámpagos, y voces, y truenos, y siete lámparas de fuego ardían delante del trono, que eran los siete espíritus de Dios. Delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono y en rededor de él, cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león; el segundo viviente, semejante a un toro; el tercero tenía semblante como de hombre, y el cuarto era semejante a un águila voladora. Los cuatro vivientes tenían cada uno de ellos seis alas, y todos en torno y dentro, estaban llenos de ojos, y no se daban reposo día y noche, diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que viene. Siempre que los vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos caían delante del que está sentado en el trono, y se postraban ante el que vive por los siglos de los siglos, y arrojaban sus coronas delante del trono, diciendo: Digno eres, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas”. El trono que ve Juan al abrirse las puertas del cielo es extraordinariamente semejante al que vio el profeta Ezequiel

370

en su visión primera. Los cuatro vivientes

369

Apocalipsis,IV. EZEQUIEL, I: “...se abrieron las puertas del cielo, y contemplé visiones de parte de Dios....venía del septentrión un viento impetuoso, una nube densa, y en torno a la cual resplandecía un remolino de fuego...En el centro de ella había semejanza de cuatro seres vivientes, cuyo aspecto era éste: tenían semejanza de hombre, pero cada uno tenía cuatro aspectos, y cada uno cuatro alas...Por debajo de las alas, a los cuatro lados, salían brazos de hombre, todos cuatro tenían el mismo semblante y las mismas alas...Su semblante era éste: de hombre y de león a la derecha los cuatro, de toro a la izquierda los cuatro y de águila los cuatro...Había entre los vivientes (fuego) como de brasas, encendidas como antorchas..descubrí .junto a cada uno de ellos una rueda que tocaba la tierra...Mirando, vi que sus llantas estaban todo en derredor llenas de ojos...Sobre las cabezas de los vivientes había una semejanza de firmamento, como de portentoso cristal...Sobre el firmamento que estaba sobre sus cabezas había 370

248


que están junto al Trono tienen la misma significación que las cuatro figuras del carro de Ezequiel. Cada uno de ellos tiene un rostro diferente, el de los animales reyes de la Naturaleza: en el texto del profeta esta cuaternidad es más acentuada, ya que los cuatro rostros están en cada una de las figuras. Aparece, pues, en la Apocalipsis el símbolo de la Cuaternidad, tan caro para las tradiciones más antiguas de la Humanidad. Expresado en forma resumida, indica por un lado la Totalidad del DiosUno, y a un tiempo, la inmensa variedad de la Totalidad creada

371

. En la visión de la

Apocalipsis expresa la potencia creadora de Dios, que tiene ante sí, en su Pensamiento, el conjunto de la Creación. Este simbolismo volverá a repetirse más tarde, cuando el autor hable de la Jerusalén Celeste. Hay, con todo, alguna discrepancia entre el texto del Apocalipsis y el de EZEQUIEL. En éste, los cuatro seres tienen 4 alas cada uno, enrocándose de nuevo el símbolo en sí mismo, mientras que “JUAN” habla de 6 alas. Pero esto es ya una concesión para que, al multiplicarlas por 4, dé el número 24; así se duplica el simbolismo de los 24 ancianos que, a su vez, son la duplicación de la Dodécada plerómica de los gnósticos

372

.

Es interesante señalar que estas convenciones

numéricas, más que un carácter simbólico, lo tienen mnemotécnico. Es decir, utilizando un medio muy frecuente en la antigüedad, en el que las tradiciones se conservaban por transmisión oral. Sirven como fácil recordatorio de las ideas que se quieren explicar. La misma duplicación de las ideas es muy utilizada por “JUAN” para mentalizar mejor de su contenido. Y así, es fácil comprender que hubieran 4 evangelios, y que el 24 sirviera para recordar las 12 tribus y los 12 apóstoles, y los 12 signos del Zodíaco que son, en el fondo, el origen de donde proceden estas simbologías. La imagen del carro divino (semejante al carro del Sol de otras tradiciones), en el que están los 4 vivientes, equivalentes también a los Querubines, que son también 4, se refleja igualmente en los textos encontrados junto al Mar Muerto, procedentes de la secta de Qumrán, separada de los esenios. En su Cántico al Sacrificio Sabático

373

una piedra de apariencia de zafiro a modo de trono, y sobre la semejanza del trono, en lo alto, una figura semejante a un hombre que se erguía sobre él...El esplendor que le rodeaba todo en torno era como el arco iris...” 371 Se puede disponer de mucha más información sobre el Símbolo de la Cuaternidad en SELVA POVEDA, E: “El Espíritu de la Alquimia”, http://www.manuscritos.com. 372 Según el Apócrifo de Juan, hay 2 Dodécadas: Una superior, formada por Barbeló con sus 5 eones (Inteligencia, Presciencia, Incorruptibilidad, Vida eterna, Verdad) y el Unigénito con sus 5 eones (Unigénito-Cristo, Intelecto, Querer, Logos, Autogenerado). La inferior la forman los 4 Luminares con 3 eones cada uno. 373 TEXTOS DE QUMRÁN. 4 Q 405, fragmentos 20-21-22: “..Los Querubines se postran ante él, y bendicen cuando se alzan. Se oye la voz de un silencio divino, y hay un tumulto de júbilo al alzarse sus alas, la voz de un silencio divino. Ellos bendicen la imagen del trono-carro que está encima del firmamento de los querubines, y ellos cantan el esplendor del firmamento luminoso que está debajo del asiento de su

249


los 4 Querubines, también alados, alaban a la figura situada en el carro-trono, mientras otros carros recorren los mundos planetarios guiados por dioses menores. En un cielo estrellado representado por múltiples ojos en algunas imágenes, en otras por la cola del pavo real, repleta de ojos virtuales.

Pero ya en esta primera visión, el autor del Apocalipsis da una finta contra la herejía, cuando al final de ella habla del Señor Dios creador, totalmente enfrentada a las concepciones gnósticas. Pero, para entenderlo, es necesario indicar primero lo que contenían éstas sobre el hecho de la Creación. Así que prepárese el lector no iniciado en estos temas a observar los resultados de la más que fértil imaginación gnóstica. Les ruego paciencia, ya que es el único camino para ir desentrañando los secretos del Apocalipsis

Cosmología gnóstica En aquel mundo del siglo I, donde la cultura helénica era la predominante, los sectores judíos que seguían sus tendencias pensaban que la materia era eterna, sin una causa eficiente de la que dependiera su aparición. Los cristianos, en cambio, aceptaron la creación ex nihilo, a partir de la nada. ¿Y los gnósticos? Estos siguieron las tendencias platónicas tardías y distinguían en la aparición de la materia (como asimismo del hombre) dos causas, una formal y otra eficiente.

La primera consistiría en la Idea de cada ser existente, y

anterior a él, presente en la mente divina. Serviría de patrón o medida de cada ser material. El que, cuando apareciere, sería siempre una aproximación a esa Idea perfecta. Sin embargo, la causa eficiente, la que llevaría a cabo la creación, no partiría del Dios Supremo. La materia no procedería de Dios, como ocurría con los distintos eones, por una degradación progresiva de la divinidad. Suponía, en cambio, una especie de renuncia a ese origen, un auténtico aborto. “En el seno de los eones infinitos en los que se halla la incorruptibilidad, la Sabiduría, la llamada Pistis, quiso producir una obra ella sola, sin un cónyuge. Su obra resultó como una semejanza del cielo. Hay un velo entre las realidades superiores y los eones de la parte inferior, y que una sombra gloria. Y cuando los ofanim avanzan, los ángeles santos retornan; ellos salen entre las ruedas gloriosas, como una apariencia de fuego, los espíritus del santo de los santos. Alrededor de ellos, la apariencia de una corriente de fuego semejante al electro, y una sustancia radiante con colores gloriosos, maravillosamente mezclados, brillantemente unidos. Los espíritus de los dioses vivientes se mueven continuamente con la gloria de los carros maravillosos. Y hay una voz silenciosa de bendición en el tumulto de su movimiento, y alaban al santo en el retorno a sus caminos. Cuando ellos se alzan, se alzan maravillosamente; y cuando se posan, están parados. La voz de regocijo gozoso se calla y hay una bendición silenciosa de los dioses en todos los campamentos de los dioses”. Estos dioses son equivalentes a los eones planetarios de los gnóstico, llamados Arcontes.

250


vino a existir más abajo del velo, y esta sombra pasó a ser materia, y esta sombra fue arrojada a un lugar particular. Pues bien, la hechura de la Sabiduría fue una obra realizada en la materia, una especie de aborto. Recibió figura a partir de la sombra”

374

.

El eón Sabiduría, desterrada del Pleroma divino, fue origen de la primera materia no sensible, no corpórea. De sus lágrimas toda substancia húmeda procede; de su risa la sabiduría; el mudo material de su tristeza. Y de ese substrato material no corpóreo, surgirá el mundo por la acción del Demiurgo. Éste viene a ser equivalente a la causa eficiente. Los gnósticos setianos, los autores de la Revelación de Juan, le llamaban Yaldabahot. Y lo identificaban con el Yahveh del Antiguo Testamento. Con la creación venida de sus manos aparecería el mal. La procedencia de dicho eón se narra en el texto indicado de la siguiente 375

manera

:

Para Realizar su obra, el Demiurgo creará unos auxiliares, los Arcontes,

unas potencias celestes a las que se referirá también el Apóstol Pablo.

Sobre este

asunto hay dos versiones en los textos gnósticos: a)Modelo planetario: como el número de los planetas y cielos, los Arcontes fueron siete: “El Arconte (o Demiurgo) discurrió crear hijos para sí, y se creó siete hijos, que eran andróginos como su padre. Y dijo a sus hijos: Yo soy el dios del Todo”

376

. En otras tradiciones el Demiurgo forma parte de los siete, formando el

conjunto la Hebdómada inferior. Cada Arconte era el guardián de los sucesivos cielos planetarios. Serían los que abrirían cada uno de los sellos a las almas que descenderían desde su madre, el eón Sabiduría hasta el Mundo inferior, material, donde quedarían prisioneras. b)En la otra versión, en lugar de siete hay doce miembros, formando una

Dodécada377. De modo que, para los gnósticos, la causa formal de todo lo existente sería el conjunto de las Ideas del Intelecto del Ser Supremo. De él procedería el eón Sabiduría que, encontrado en falta, fue expulsado del Pleroma (especie de corte celestial). Este eón Sabiduría daría lugar a la materia no corpórea. Y sería su hijo, el Demiurgo, el creador real del Mundo. Mundo inferior que sería fundamentalmente perverso, por lo que estos herejes (y muchos seguidores suyos en siglos posteriores –los cátaros-) se desentendieron de él, como algo que había que abandonar. Para ellos, el Hado o Destino era el dominio de los círculos planetarios sobre el Mundo material.

Sin

embargo, en el Libro del Apocalipsis cristiano, el Mundo tiene un origen directo de Dios, y del eón Sabiduría ya no nacerá el Demiurgo. 374

HIPÓSTASIS DE LOS ARCONTES (de la biblioteca de Hag-Hamadi). 94, 4-16. REVELACIÓN DE JUAN, 10, 1-19. 376 HIPÓSTASIS DE LOS ARCONTES, 95, 2-6. 377 EVANGELIO DE LOS EGIPCIOS, IV, 57, 205. 375

251


En cuanto al mar de delante del Trono guarda relación con lo indicado en el Apócrifo de Juan, donde el Padre moraba en un mar infinito cuya fuente inextinguible era su Espíritu Virginal. Fuente que se insinúa al final del Libro del Apocalipsis cuando habla del río de agua viva

378

. Viena a simbolizar la Gracia Divina, el poder benéfico de

Dios que mana de Él de forma inagotable, y lo inunda todo. En estos aspectos del texto de Apocalipsis se aprecia la influencia baptista de la Iglesia de Juan. Muy visible también en el 4º Evangelio, donde los primeros discípulos de Jesús habían sido seguidores de Juan el Bautista. Incluso Jesús pasó por una fase baptista 379 .

También, tras la muerte de Juan el Bautista, muchos

seguidores emigraron hacia Damasco y Éfeso, lugar éste donde se desarrollaría la Iglesia de Juan el Evangelista tras la muerte de Jesús. En cuanto al candelabro de siete brazos, colocado junto al Trono, sigue la tradición de la Hebdómada judía, representa los 7 Espíritus de Dios, y contrarresta, en estas duplicaciones propias del autor del Apocalipsis, la Hebdómada maligna formada por los Arcontes.

El Cordero y los siete sellos “Vi a la derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos...¿Quién será digno de abrir el libro y soltar sus sellos? Y nadie podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro ni verlo. Yo lloraba mucho, porque ninguno era hallado digno de abrirlo y verlo. Pero uno de los ancianos me dijo: no llores, mira que ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David, para abrir el libro y sus siete sellos. Vi...un Cordero, que estaba en pie como degollado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Vino y tomó el libro de la diestra del que estaba sentado en el trono. Y cuando lo hubo tomado, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron delante del Cordero...Cantaron un cántico nuevo, que decía: Digno eres de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre has comprado para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación...”380 El Cordero, identificado con Jesús, con sus siete cuernos y sus siete ojos, representa por un lado a la Hebdómada celeste, encargada de contrarrestar a la Hebdómada inferior, maligna. Por su sacrificio, se hará digno de toda alabanza. Es el emisario salvador que bajará a la Tierra, pero su naturaleza es solamente espiritual,

378

APOCALIPSIS, XXII, 1-2. JUAN, III,26; IV,1s. 380 APOCALIPSIS, V. 379

252


sin haberse corporizado todavía.

Lo curioso es que sus funciones son semejantes a

las que los gnósticos ofitas atribuían a la serpiente. Vale la pena detenerse en su consideración: El símbolo del Dragón o la Serpiente sufre un cambio profundo desde la visión de los herejes gnósticos a la del Apocalipsis. Para los primeros la Serpiente celeste es el emisario o Logos del Dios ignoto (una influencia de esta simbología se encuentra también en el 4º Evangelio, cuando JUAN compara a Cristo con la serpiente del desierto mosaica381). Para ellos el Draco-Autogénito descenderá hacia los Arcontes planetarios y llegará al Mundo a encarnarse.

El Apocalipsis

lo sustituye por el

Cordero, figura equivalente a la del Hijo del Hombre del profeta DANIEL382. Los gnósticos ofitas señalan claramente a Jesucristo como el portador de los 7 sellos, marcando claramente su función de Salvador. Ellos serán los salvaconductos para atravesar el mundo situado fuera del Pleroma divino, el mundo al que llamaban el Kenoma, regido por los 7 Arcontes. Él es la Hebdomáda celeste que tendrá que vencer a la arcóntica. En ese camino hacia las profundidades sigue la senda de las almas que le precedieron al hundirse en lo hondo de la materia. Por eso, cada vez que se abre un sello, que supone un paso hacia abajo surgen la multitud de las catástrofes que se muestran en la Apocalipsis. En cuanto a los 4 ángeles plantados en los ángulos de la Tierra 383 ocupan el lugar de los 4 Iluminadores del texto gnóstico de la Revelación de Juan.

El quinto

ángel es el mismo Autogénito, el que marcará a los que han de salvarse. Su número, simbólico, es un múltiplo de la Dodécada celeste (144.000), que indica una enorme multitud.

La Serpiente celeste del “Apócrifo de Juan” Como he dicho, las funciones atribuidas al Cordero en el Apocalipsis, aparecen como propias de la Serpiente celeste en la Revelación (Apócrifa) de Juan. En este último texto, se la identifica como el Augénito, eón divino, situado en lo más alto, siendo un crucificado celeste. Imagen sugerida por la situación de la constelación

381

NÚMEROS, XXI, 8; 2 REYES, XVIII,4. DANIEL, VII,13-14. : “Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi venir sobre las nbes del cielo a un como hijo de hombre, que se llegó al anciano de muchos días y fue presentado ante éste. Fuele dado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno, que no acabará, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá”. 383 APOCALIPSIS, VII, 1-4: “Después de esto vi cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, y retenían los cuatro vientos de ella para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi otro ángel que subía del naciente del sol, y tenía el sello de Dios vivo, y gritó con voz fuerte a los cuatro ángeles, a quienes había sido encomendado dañar a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes. Oí que el número de los sellados era de 144.000, sellados de todas las tribus de los hijos de Israel” 382

253


de estrellas Draco 384 , crucificada por los meridianos del cielo, abarcado a todo el Universo. Es una visión que seguía el camino marcado por la Religión de Mitra, y que el Cristianismo reinterpretó suponiendo a la Cruz, no simplemente un instrumento de martirio, sino representación de otros valores. Hubo con el tiempo una reinterpretación teológica del instrumento de la muerte de Jesús, tan duro de asimilar por los primeros

cristianos.

El

cardenal

DANIELOU lo indicaba así

385

: “A

mediados del siglo II vemos como se desarrollan estos simbolismos en una especulación

sobre

la

cruz,

que

aparece tanto entre los ortodoxos como entre los gnósticos, y en la que las dimensiones de la cruz se tornan la expresión de la universalidad de la acción de Cristo resucitado en una perspectiva de carácter cósmico”. El punto de cruce de la cruz es el punto más elevado de los cielos, donde se cruzan la línea de los equinocios con la de los solscitios. Y se representaba por una “X” (punto de cruce), cruzada verticalmente por el brazo largo de una “P”, sobre el que se enrollaba la serpiente: se le llamó “crismóm”. En esta misma tradición, se puede recordar que la serpiente de Moisés poseía propiedades curativas, y a la que se rindió culto por parte de los israelitas 386. Se emparenta este simbolismo con la serpiente del dios griego Asclepios, y también con la serpiente del Paraíso, que guardaba el árbol del Conocimiento y la serpiente Ladón del jardín de las Hespérides de la Mitología clásica. En el Libro de la Sabiduría bíblico 387 se indica que la Serpiente de Moisés era un signo del Logos divino: “tu palabra, Señor, que todo lo cura. Pues tú tienes el poder sobre la vida y la muerte, haces bajar hasta las puertas del Hades (como Hermes y Mitra) y haces subir 384

La Constelación Draco se observa en el hemisferio norte, tiene forma serpenteada y parece rodear la estrella Polar. Cuatro estrellas que semejan un cuadrilátero, entre las Constelaciones de Hércules y la Osa Menor, representan la cabeza del Dragón. 385 DANIELOU, J.: “Téologie du judéo-christianisme”. París. 1991. 386 NÚMEROS, XXI,8-9: “Y Jehová dijo a Moisés: hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre la bandera: y será que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de metal, y púsola sobre la bandera y fue que cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de metal y vivía.” 2º REYES, XVIII,4: “Él quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban perfumes los hijos de Israel.” 387 SABIDURÍA, XVI.

254


de allá”.

Esta concepción queda reflejada en otros lugares, como en el Evangelio de

JUAN, cuando la Conversación de Jesús con Nicodemo: “Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él creyere no se pierda, sino que tenga vida eterna”388. Más adelante, en el mismo Evangelio, se contrapone la elevación el Hijo del Hijo del Hombre con la caída del Arconte de este Mundo (Yaldabaot)389 . En los escritos cristianos este tipo de simbología no aparece hasta el Evangelio de JUAN, es decir, hasta finales del siglo I, aunque se pueda encontrar algún indicio en la Carta a los Colosenses que, dicho de paso, no fue escrita por PABLO, sino por su círculo inmediato, en una fecha imprecisa. Círculo perteneciente a la escuela paulina de Éfeso, vecina a la de JUAN390. Tenemos, pues, que aceptar que en los Evangelios sinópticos (de MATEO, MARCOS Y LUCAS), así como en las cartas auténticas de PABLO, no hay mención alguna a la asociación entre Jesús y la Serpiente mosaica. Para que esta idea se desarrollara fue necesario que previamente se elaborara la concepción de Jesús como Logos bajado del cielo, así como la de la Cruz como signo cósmico, en la que estuviera subyacente las nociones sobre la constelación celeste Draco. Por ello, puede elaborarse un esquema del camino que siguió esta elaboración teológica:

1º, La visión en el cielo de la constelación de las

estrellas que se llamó Draco, o Dragón o Serpiente, en el cruce de las líneas de los equinoccios y los solcitios  2º, Cosmograma mitraico, la concepción del Universo de la Religión mitraica

 3º, Serpiente- Caduceo del dios Hermes  4º, Hijo del

Hombre del profeta Daniel como Logos de Dios  5º, Jesucristo como Logos en la Cruz. Y, con esta imagen celeste, puede retrospectivamente relacionarse lo que se indica en el Evangelio de MATEO: “Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentará todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria” 391. Esa señal sería la Cruz, sobre la que se enrollaría la Serpiente.

388

JUAN, III, 12-15. JUAN, XII, 31-34: “Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será hechado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mi mismo. Y esto decía dando a entender de que muerte había de morir. Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley que el Cristo permanece para simpre: ¿cómo puedes decir tú: conviene que el Hijo del hombre sea levantado?”. 390 COLOSENSES, II, 15: “Y despojando los principados y las potestades, sacóles a la vergüenza en público, triuinfando de ellos en sí mismo”. 391 MATEO, XXIV, 30. 389

255


Guarda relación esta concepción con la simbología de los gnósticos peratas. Hay un importante texto de HIPÓLITO referente a ello

392

que recojo a continuación:

“De acuerdo con la exégesis de los peratas...a los hijos de Israel que habían sido mordidos en el desierto mostró Moisés la verdadera Serpiente, la perfecta; todos los que creyeron en ella no fueron mordidos en el desierto, es decir, no cayeron bajo el dominio de las potencias astrales. Pues nadie tiene poder para salvar y liberar a los que salieron de Egipto –es decir, del cuerpo y de este mundo-, si no es la Serpiente perfecta, plenitud de plenitudes. El que espera en esa Serpiente no será destruido por las serpientes del desierto, es decir, por los dioses del devenir; esto está escrito en el libro de Moisés. Esta Serpiente es la potencia que acompaña a Moisés: la vara que convirtió en serpiente.... La Serpiente Universal es precisamente el sabio oráculo de Eva... Esta Serpiente es la que en los últimos días, en tiempos de Herodes, ha aparecido bajo forma de hombre, hecho imagen de José, que fue vendido por sus propios hermanos... Pero Jesús tiene muchos imitadores como, por ejemplo, las serpientes que aparecieron a los hijos de Israel en el desierto y los mordieron; pero aquella Serpiente perfecta levantada por Moisés liberó a los que habían sido mordidos; citan al respecto el siguiente pasaje: Como Moisés alzó a la Serpiente en el desierto, así conviene sea elevado el Hijo del Hombre” (Jn , III, 14). La Serpiente de bronce que levantó Moisés en el desierto es una imagen de ese Hijo del Hombre. Sólo él tiene su imagen resplandeciente por siempre en el cielo (la constelación Draco). Él es el gran Principio, objeto de la Escritura. Acerca de él se ha dicho: “En el Principio estaba el Logos, y el Logos estaba junto a Dios, y el Logos era Dios...”. Pues en él –explicandevino Eva, y Eva es Vida. Y si alguno posee ojos bienaventurados cuando levante la mirada hacia el cielo verá la bella imagen de la Serpiente que está en el gran Principio del cielo, convertida en principio de todo movimiento para todos los seres generados, y sabrá también que fuera de ella nada subsiste, ni los seres celestes ni los terrenos ni los infernales, y que ni la noche ni la luna ni frutos o generación ni riqueza o peregrinaje ni ninguno de los seres existe sin que ella lo indique. Sobre el Logos se halla el gran signo que se hace visible en el cielo para los que son capaces de ver. Pues en torno de la cúspide, es decir, de su cabeza... se mezclan entre sí Poniente y Oriente. Acerca de esto habla la ignorancia: en el cielo el Dragón serpentea...”

392

HIPÓLITO, “Refutatio V, i6, 15-16”. Recogido en IGNACIO GÓMEZ DE LIAÑO, “El Circulo de la Sabiduría, pgs 243-44. Editorial Siruela, 1998.

256


Del Santuario divino al mundo arcóntico

El santuario está constituido por el Trono, los 4 vivientes, los 24 ancianos, el Cordero, los cuatro ángeles en los puntos cardinales y el Quinto del Sello, el que salva a 12000 veces 12, equivalente a las 12 tribus de Israel. Fuera está el mundo de los Arcontes, el mundo del Mal. El paso a este Mundo está marcado por la apertura del 7º Sello y la aparición de los 7 ángeles: “Cuando soltó el 7º sello, se hizo silencio en el cielo por espacio de media hora. Vío a los 7 ángeles que están delante de Dios; les dieron 7 trompetas”393. Ellos todavía están en el Pleroma divino, y reciben honores por ello, pero cuando suenen las trompetas, aparece con todo vigor el remolino de catástrofes propias del hundimientos de las almas en el mundo arcóntico, con su degradación progresiva. Este mundo, en el momento que se escribió el Apocalipsis estaba representado por el Imperio Romano. En este aspecto difiere totalmente de los textos gnósticos. Para ellos el mundo arcóntico estaba representado por el judaísmo. El autor del Apocalipsis lo rehabilita, y lo hace equivalente a la Hebdómada superior, la buena y opuesta a la hebdómada arcóntica. Si recordamos las concepciones gnósticas, en el límite entre el Pleroma y el Kenoma debería aparecer algo semejante al personaje de Sofía o Prounico, tal como se indica en la Revelación apócrifa de Juan. Leemos en el Apocalipsis, XII,1-5: “Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de los pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas, y estando en cinta, gritaba con los dolores del parto y las ansias de parir. Apareció en el sello otra señal, y vi un gran dragón de color de fuego, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre las cabezas siete coronas. Con su cola arrastró la tercera parte de los astros del cielo y los arrojó a la tierra. Se paró el dragón delante de la mujer que estaba a punto de parir, para tragarse a su hijo en cuanto lo pariese. Parió un varón, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro, pero el Hijo fue arrebatado a Dios y a su trono”394. Está claro que la mujer que aparece en el cielo ocupa el lugar que en los escritos gnósticos se atribuye a Sabiduría. Pero enseguida surgen claras diferencias. En la versión herética, ésta da a luz al dragón Yaldabaot, de cuerpo de serpiente y cabeza leonina (semejante a la figura del Leontocéfalo de la religión de Mitra). En el libro canónico, se trata de la Madre del Salvador. 393 394

APOCALIPSIS, VIII,1-2. APOCALIPSIS, XXXI, 1-5.

257

Sin embargo, para seguir el


“método” de los escritos gnósticos, también aparece el Dragón, pero de una forma inexplicable.

En esta visión, independientemente de sus semejanzas y diferencias

con los textos a que me he referido, forma globalmente un simbolismo múltiple sobre la fecundidad: tanto la Mujer encinta, la Luna o el Dragón son representación de la renovación de la vida. No cabe insistir mucho en este punto, pero conviene recordar que la Luna, con sus ciclos de luna nueva, indicadora de muerte, se sigue el cuarto creciente, indicador de renacimiento. Y el Dragón, en muchas mitologías orientales, es la materia prima de la que, al ser despedazado, se crearán todas las cosas. Pero existen todavía más simbologías en la imagen. Como una visión propia del inconsciente colectivo. Sobre todo pagano. Si el consciente del autor del libro era fuertemente cristiano, en cuanto más lo fuera, más en profundidad quedarían los componentes paganos. Lo cristiano iba creando “una sombra”, según la terminología jungniana, en el inconsciente. De esta forma aparece detrás de la imagen de la mujer de la Apocalipsis el mito de Letona, la hija de los Titanes Febe (la luna) y Ceo (la inteligencia), que de su unión con el dios supremo Zeus, daría a luz a Apolo y Artemisa.

A partir de aquí las implicaciones míticas, simbólicas, se vuelven

intrincadas. Detrás de la imagen de la mujer hay una hierogamia celeste que da lugar al nacimiento de un varón. Un varón que es “arrebatado a Dios”.

A continuación

indica que este varón apacentará a las naciones con vara de hierro, con lo que lo asemeja al Cordero de los primeros capítulos que, como hemos indicado, es algo así como “la sombra” del Jesús real. Pero este niño nacido de mujer del Apocalipsis tampoco está identificado con Cristo, pues éste vendrá desde el cielo a juzgar a los vivos y a los muertos, por lo que parece insinuar que este niño podría significar un segundo mesías futuro. Esto estaría de acuerdo con “la huída de la mujer al desierto en donde tenía un lugar preparado por Dios”395. Ello hace presumir que tendría una misión en el futuro. Puede darse una interpretación psicológica a este niño nacido de la hierogamia celeste y con una misión futura. Está referida a la realidad que será el hombre futuro. Por un lado alcanzará la plena individuación, la maduración psicológica que le permita llegar a ser su Sí mismo, una plenitud psicológica en que se integren la consciencia y el inconsciente, la luz y la sombra de nuestra psique. Pero, además, y después, tiene que alcanzar la realidad transpersonal, en la que la individuación sea superada y se sienta miembro de una realidad más compleja, la Humanidad, más todavía, el Cosmos. Y al final fundirse con la realidad de Dios. Es llegar a lo que llegó Jesús en el monte de los olivos.

395

APOCALIPSIS. XII, 6.

258


El Cordero frente al Dragón En el Apocalipsis, Jesús pasa a convertirse en el Cordero, que está junto al Trono. En esto sigue las ideas de los gnósticos ofitas, que indican que Jesús fue llevado al cielo y sentado a la derecha del Padre 396. Mientras que el Evangelio de LUCAS indica que Jesús nació de María, el texto apocalíptico lo hace nacer de una mujer celestial semejante a Sofía gnóstica. Estaría de acuerdo con la concepción de las dos naturalezas de Cristo. Aparece entonces una oposición entre el Cordero y el Dragón. Ambos tienen naturaleza hebdomática: recordemos que el Cordero tenía siete cuernos y siete ojos. El Dragón será expulsado de los cielos y el Cordero ocupará su lugar. enfrentará la Hebdómada celestial con la Hebdómada maligna.

Así se

No está clara la

situación que ocupa el arcángel Miguel que, como el Cordero, se le puede considerar también Autogénico.

Como ya se indica en la obra “Pistis Sophía” de los ofitas, el

Dragón desciende a la Tierra. No puede perseguir al Hijo, que ha subido a los Cielos. Perseguirá a la Mujer por los desiertos celestes. Ella representa a los seguidores de Cristo, que luego constituirán la Iglesia.

Mientras que el Hijo se encarna

psíquicamente en el Cielo, el Dragón persigue a los encarnados en la Tierra, “a los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”. Refiriéndome de nuevo a Sofía-Prounico,

en la interpretación gnóstica se

desdobla en la Sofía recobrada y vuelta al Pleroma divino y en la que permanece fuera, La Prostituta. En el Apocalipsis se desdoblará en la Madre celeste de Jesús, mientras que la prostituta será Roma.

Las 2 Bestias En la Apocalipsis, XIII queda escrito: “Vi como salía del mar una bestia, que tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres de blasfemia. Era la bestia que yo vi semejante a una pantera, y sus pies eran como de oso, y su boca como la boca de un león. Diole el dragón su poder, su trono y una autoridad muy grande. Vi a la primera de las cabezas como herida de muerte, pero su llaga mortal fue curada. Toda la tierra seguía admirada a la bestia. Adoraron al dragón, porque había dado el poder a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia?¿Quién podrá guerrear con ella? Diósele asimismo una boca, que profiere palabras llenas de arrogancia y de blasfemia, y fuele concedida autoridad para hacerlo durante cuarenta y dos meses. Abrió su boca en blasfemias contra Dios, blasfemando de su nombre y de su tabernáculo, de los que moran en el 396

IRENEO, “Adv. Haer.. I, 30,5.

259


cielo. Fuele otorgado hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y le fue concedida autoridad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nación. La adoraron todos los moradores de la tierra, cuyo nombre no está escrito, desde el principio del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado”. Esta primera bestia está claramente identificada con el Imperio Romano. Los gnósticos ofitas la llamaban Beamot. JUAN utiliza también la simbología de las siete colinas de Roma. En las siete cabezas de la bestia están representados emperadores romanos. Es curioso que en el texto de la Apocalipsis queda registrada la leyenda que corrió por todo el imperio tras la muerte de Nerón: se decía que no había realmente muerto, y que al cabo de poco tiempo reaparecería de nuevo.

Por eso el texto del

libro indica poco después397: “Vi a la mujer embriagada con la sangre de los mártires de Jesús, y viéndola me maravillé sobremanera. Díjome el ángel: ¿De qué te maravillas? Yo te declararé el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva, que tiene siete cabezas y diez cuernos. La bestia que has visto era, pero ya no es, y está a punto de surgir del abismo y camina a la perdición; y se maravillarán los moradores de la tierra... viendo a la bestia, porque era y no es , y reaparecerá.... Las siete cabezas son siete montañas sobre las cuales está sentada la mujer, y son siete reyes, de los cuales cinco cayeron, el uno existe y el otro no ha llegado todavía, pero cuando venga permanecerá poco tiempo. La bestia que era y ya no es, es también un octavo, que es de los siete, y camina a la perdición. Más adelante especifica que los diez cuernos son los reyes de las naciones conquistadas que se han puesto a las órdenes de la bestia. Y así, en el asedio a Jerusalén tomaron parte en el mismo, unidos a las legiones romanas, los ejércitos de las naciones aliadas a Roma. “La mujer que has visto es aquella ciudad grande que tiene la soberanía sobre todos los reyes de la tierra” 398. En cuanto a la 2ª bestia, dice el libro del Apocalipsis, XIII,11-18: “Ví otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. Ejerció toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella e hizo que la tierra y todos los moradores de ella adorasen a la primera bestia, cuya llaga mortal había sido curada. Hizo grandes señales, hasta hacer bajar fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Extravió a los moradores de la tierra con las señales que le fue dado ejecutar delante de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hiciesen una imagen en honor de la bestia, que tiene una herida de espada y ha revivido. Fuele dado infundir espíritu en la imagen de la bestia para que hablase la imagen e hiciese morir a cuantos no se postrasen ante la imagen de la bestia, e hizo 397 398

APOCALIPSIS, XVII, 7-15. APOCALIPSIS, XVII, 18.

260


que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se les imprimiese una marca en la mano derecha y en la frente, y que nadie pudiese comprar o vender sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí está la sabiduría. El que tenga inteligencia calcule el número de la bestia, porque es número de hombre. Su número es seiscientos sesenta y seis”. Parece claro el simbolismo de esta segunda bestia, que representaría a todos los credos religiosos, sistemas filosóficos, prácticas mágicas, etc. que justificaban el culto a Roma y al emperador. Los creyentes cristianos, resistentes a estas exigencias, fueron en muchas ocasiones, sobre todo cuando los mandatos de Decio y Domiciano, marginados de los derechos de ciudadanía. Al comparar a esta segunda bestia con el Cordero, indican que se presenta con la apariencia de la bendición divina, pero siguiendo los designios del Dragón.

Esta contraposición entre este y el Cordero,

queda indicada en los versículos siguientes, cuando canta la gloria de este último 399. Este inicio del capítulo XIV es como un descanso tras la horripilante aparición de las dos bestias. Aparece el Cordero sobre el monte de Sión y “con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevan su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes”. Son los elegidos, “los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes”. Aparece aquí una nueva paradoja, en la que el inconsciente pagano deja su huella. En el mundo antiguo, los vírgenes castrados eran los que están destinaos a cuidar del culto de la Gran Diosa Madre. Hay una curiosa referencia a este tema en el Evangelio de S.MATEO, XIX, 2,12: ”Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismo se han hecho tales por amor del reino de los cielos”. Es decir, de forma semejante a los sacerdotes de la diosa madre Cibeles, que se castraban a sí mismos en imitación de su hijo-dios Atis. Por otro lado, estos 144.000

serían distintos de la muchedumbre de los

marcados del capítulo VII. En éste, el número citado, múltiple de 12 y de mil, indicaría una multitud innumerable: “Después de esto miré y vi una muchedumbre grande, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en sus manos”. Sin embargo, en el capítulo XIV se trata de 144.000 vírgenes. Si de ellos todo dependiera la Humanidad se extinguiría. Pero, inmediatamente de este respiro, aparece otro ángel “diciendo a grandes voces: Temed a Dios y dadle gloria, porque llegó la hora de su juicio” 400. Ya no se vuelve a hablar del amor de Dios. La regresión del escrito es evidente. El dios que 399 400

APOCALIPSIS, XIV. APOCALIPSIS. XIV,7.

261


aparecerá ahora no es el evangélico, ni el de los escritos sobre la Sabiduría. No es el Yahveh que probó a Job, inconsciente y amoral, pero sí el dios de las visiones de Enoch, justo y cruel.

El infinito amor del Padre de Jesús es compensado en el

inconsciente del autor por un dios que lo ignora. Y esta compensación en la “sombra” interior se muestra de forma repetida en la figura de “un hijo de hombre, con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz en su mano”. Desde la nube en que estaba sentado “arrojó su hoz sobre la tierra, y la tierra quedó segada…y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en la gran cuba del furor de Dios, y fue pisada la uva fuera de la ciudad y salió la sangre de la cuba hasta los frenos de los caballos por espacio de mil doscientos estadios” 401 . Y en forma si cabe más dramática en la apertura de la batalla

de

Harmagedón: “Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel, Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son como llama de fuego, lleva en su cabeza muchas diademas y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él mismo, y viste un manto empapado en sangre, y tiene por nombre Verbo de Dios”402.

Creo que no vale la pena insistir más, este Verbo no es el Verbo

del prólogo del 4º Evangelio, el que “de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia”403. Esta compensación de la luz con las tinieblas, del consciente con el inconsciente, se ve también muy claramente en la compensación de la figura de la Mujer vestida de sol, nimbada por la luna y las estrellas, trasunto claro de la Sabiduría, con aquella de la gran ramera de Babilonia, transida de lascivia. Ambas tienen un sentido moral invertido el de una respecto al de la otra.

Jerusalén Celeste, novia del Cordero Para los gnósticos ofitas, Cristo, una vez cumplida su misión salvadora, ascendería a los Cielos, al reino del Padre, y en el Pleroma se uniría a Sofía. En el Apocalipsis en cambio, ésta es sustituida por la Jerusalén Celeste: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar no existía ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo del lado de Dios, ataviada como una esposa que se engalana para su esposo...Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, llenas de las siete últimas plagas, y habló conmigo y me dijo: Ven y te mostraré la novia, la esposa del Cordero. Me llevó

401

Ib. XIV, 14 y ss. Ib. XIX. 11-13 403 EVANGELIO DE JUAN. I, 16. 402

262


en espíritu a un monte grande y alto404, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de parte de Dios...”405. Se ve, en fin, como el Libro del Apocalipsis sigue la trama estructural elaborada por los gnósticos, adaptándola a la doctrina ortodoxa, y aceptando lo que no se enfrentaba directamente a la misma. Tiene aplicación aquí lo que dice HANS-MARTIN SCHENKE406, aunque refiriéndose en concreto al 4º Evangelio: “El elemento gnóstico, en la medida en que llega a expresarse en el propio evangelio, no es en absoluto descriptible, en nuestra opinión, como algo que pertenece al proceso de aparición del gnosticismo, sino más bien como el tocón de un gnosticismo plenamente desarrollado cuyas raíces y ramas han sido recortadas a fin de suspenderlo en un armazón cristiano”.

La Apocalipsis parece la respuesta a la promesa reiterada de Jesús en el

4º Evangelio de que revelaría lo que ha visto y oído del Padre, sin que se cumpla en este mismo Evangelio. En la disposición de la ciudad de la Jerusalén celeste destaca su cuadratura, signo de perfección y totalidad, señal de reconciliación.

En un paraíso con cuatro

corrientes de agua. La ciudad representa a la Sabiduría, que estaba en Dios, tuvo su mansión en la tierra y vuelve a desposarse con Dios, en unas nupcias celestes; es la madre del amor.

La Sabiduría representa también la autorreflexión de Dios, y los

cuatro serafines que lo acompañaban en el carro de la visión de Ezequiel sus cuatro vertientes funcionales.

………………………………..

El dogma de la Asunción de María Desde el punto de vista psicológico queda un aspecto irresuelto a partir del Libro del Apocalipsis.

Desde tiempo inmemorial la Humanidad ha pensado que el

mundo terrenal es en cierto modo un espejo, deformado, eso sí, del mundo celestial. Ello lo expresaba muy claramente el pensamiento hermético, muy perseguido por el cristianismo a lo largo de los tiempos, pero que sólo consiguió arrumbarlo al inconsciente colectivo donde ha seguido actuando. El documento básico de la ciencia hermética, escrito en tiempo inmemorial, La Tabula Smaradigna, que ya ha sido reproducida anteriormente, y que en resumen

404

Esta escena de un revelación que tiene lugar tras arrastrar al discípulo en éxtasis a un monte alto es similar a la que se puede encontrar en el Libro Hermético Poemandres, cuando Hermes recibe la revelación a partir del Pastor de los Hombres o Osiris. 405 APOCALIPSIS, XXI, 1-2 y 9-10. 406 LOGAN, A.H.B.; WEDDERBURN. A.J.M.: “The new Testament and Gnosis. Essays in honour of Robert McL Wilson .Edimburgo, 1983.

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indica que el mundo terreno está configurado a la manera del celestial y que en cada ser está representado el Todo, comienza con las siguientes palabras: “Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero. Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para cumplir los milagros de una cosa única. “El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la llevó en su vientre, la tierra es su nodriza; la perfección de todo el mundo está aquí.” Notemos la semejanza del último párrafo con la imagen del Apocalipsis de la aparición en el cielo de una mujer envuelta en el sol y con luna a los pies. El sol y la luna, lo masculino y lo femenino, todo busca la hierogamia celestial. Pero en el primer párrafo dice que lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. El Dios Padre se encarnó en Jesús. Pero, ¿y el Dios Madre? El Dios Madre es la Sabiduría, la amante de los hombres, la que vuelve consciente y amoroso a Yahveh.

Es la mujer envuelta en sol. Es la Jerusalén celeste,

envuelta con signos cuaternarios como símbolos de perfección.

¿Y su

correspondencia terrestre? No es otra que María. Ésta es el símbolo terreno del Dios Madre, de la Sabiduría que hizo su casa entre los hombres. De ahí que psicológicamente fuera necesario el Dogma de la Asunción. Se la necesitaba en el cielo. Así viene a ser cierto que lo que está abajo es como lo que está arriba. Completa lo que le faltaba al Apocalipsis. En cuanto al Dogma, no preguntemos sí realmente ocurrió. Ni si tenía fundamentos escriturísticos fuera de los evangelios apócrifos. Atendamos a lo que significa. Un dogma es un símbolo que expresa con imágenes hechos intangibles imposibles de expresar sin él. Significa que lo que está abajo es como lo que está arriba, que el Reino de Dios está también entre nosotros.

Y, si está entre nosotros, desde el día de la visión de

Pentecostés, el Espíritu Santo habita también en la tierra para hacer nacer hijos de Dios de todas las almas vírgenes, de las que hablaba el Maestro Erckhart, en su Sermón II: “Virgen es la persona libre de todas las imágenes ajenas, tan libre como lo era cuando aún no existía”. Para él, la virginidad espiritual, referida al alma, no tenía el sentido que ahora se le da; la entendía, en cambio, como aquella disposición en la que no estaba condicionada por las cosas, se sentía libre y vacía del mundo, de forma que estaba sólo dispuesta a recibir a Dios. ……………………………..

264


CANTO DEL MAGNIFICAT Mi alma engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, cuyo nombre es santo. Su misericordia se derrama degeneración en generación sobre los que le temen. Desplegó el poder de su brazo y dispersó a los que se engreían con los pensamientos de su corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los llenó de bienes, y a los ricos los despidió vacíos. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia. Según lo que había prometido a Abraham y su descendencia para siempre.

265


266


CAPÍTULO XX

LA MECA

Seis siglos después la crisis renace Judaísmo versus Cristianismo En lo dicho anteriormente se ha indicado que no hubo una oposición inicial entre ambas tendencias religiosas. Al contrario, los seguidores de Jesús quedaron integrados como una más de las tendencias dentro del judaísmo. El enfrentamiento de los primeros momentos tuvo lugar frente a las autoridades sacerdotales de Jerusalén, preferentemente contra los saduceos, responsables primeros de la muerte del Maestro. Los cristianos conservaron el culto en el Templo.

Las primeras

persecuciones, aquellas que dieron lugar al martirio de S. Esteban, iban dirigidas a los fieles más helenizados, que ponían trabas a las excesivas normas rituales, tan caras a la secta farisea.

Santiago, el hermano del Señor, fue muy respetado durante

muchos años, y su inicua muerte fue fuertemente criticada por muchas instancias judías. Hasta la destrucción de Jerusalén, los cristianos residentes en la capital se podían considerar plenamente integrados en la ortodoxia judía. Esa insistencia suya en seguir todas las prácticas emanadas de la Ley fue la que les enfrentó de forma tan radical con los seguidores de S. PABLO.

Pero también en la diáspora, durante casi

todo el siglo primero, los cristianos acudían a las sinagogas y se beneficiaron de muchas de las prerrogativas que el Imperio Romano dio al pueblo judío. Fue después del año 70 cuando las cosas empezaron a cambiar. Como he indicado anteriormente, a partir de entonces sólo siguieron existiendo la secta farisea y la cristiana.

El hecho de que esta recabara tanto la importancia de la fe en Jesús

como Hijo de Dios, su simplificación de las normas, reducidas esencialmente al amor a Dios y al prójimo y la relativización de la Ley, que quedaba superada por el Evangelio, chocó de forma frontal con el ideario fariseo. Para los judíos residentes en Palestinas, las consecuencias de la guerra del 66-70 fueron brutales. A los circuncisos les fue prohibida la entrada en Jerusalén. No podían celebrar el Sábado ni, por tanto, enseñar públicamente la Torá y hacer proselitismo. No podían formar a doctores en la Ley.

267

En pleno cerco de Jerusalén,


uno de ellos, Yohanan ben Zakkay, fariseo moderado, consiguió escapar de la ciudad escondido en un ataúd. Después de la guerra, con permiso de los romanos, fundó en Yabné, en la zona de Jaffa, una escuela de rabinos. Allí se elaboró un calendario judío y, posteriormente, consiguió recabar para sí dicha escuela algunas de las funciones del antiguo Sanedrín. Ella fue la que salvó las tradiciones del pueblo y marcó las pautas del judaismo hasta la actualidad. Se mantuvo en Yabné hasta la segunda guerra judío romana del año 132, en que se trasladó a Galilea. Yohanan fue sucedido por Gamaliel II, de la casa de los Hillel. La orientación de sus enseñanzas era distinta de la del rabbí Eliezer ben Hircanus, de la casa de Sammai. El problema se resolvió con la excomunión de este último. Con ello, la casa de Hillel se convirtió en la administradora única de la tradición. El jefe de ella sería el etnarca, el jefe del pueblo, que no del país, pues no era príncipe.

Terminaría

recibiendo el antiguo impuesto del “Templo”. De esta manera, el judaísmo se fundamentalizó. En él ya no tuvieron cabida los cristianos.

Y se cristalizó alrededor del ideario fariseo con dos consecuencias

principales. Por un lado, salvó al pueblo como entidad específica y separada de los demás pueblos. Y lo hizo mirando hacia atrás, recuperando todos los escritos de la tradición en la Misná y el Talmud.

Pero con ello, y aquí está la otra importante

consecuencia, perdió la posibilidad de universalizar el judaísmo. El intento de FILÓN quedaría finalmente fallido.

Este afán por mantener la identidad del pueblo fue el

origen del aislamiento del mismo y de todos los enfrentamientos y persecuciones de los siglos siguientes. El cristianismo, en cambio, sobre todo en su versión de la diáspora, llevaba consigo la clave de la universalidad, al desprenderse de las rigideces de la Ley y centrarse en el núcleo de la enseñanza de Jesús, en un espíritu mucho más abierto 407. En un principio, los cristianos no culpabilizaron a todo el pueblo judío por la muerte de Jesús. Lo prueba el que no pensaran separarse del tronco de su religión ancestral. Siguieron acudiendo a las sinagogas.

Sólo reprobaron su muerte a la jerarquía

jerosolimitana. Fue después, tras su expulsión de las sinagogas y su nombre fue incluido entre las maldiciones de la oración judía diaria, cuando se fue modificando su postura frente al pueblo judío. Durante las persecuciones que éste sufrió entre los años 115 y 117 por parte de Roma en las ciudades de Alejandría y Cirenaica, así como en Chipre y Siria, se fue generalizando la opinión de que se debían a un castigo 407

El Cristianismo se fundamentalizaría más adelante, en plena Edad Media. Y hasta un nivel que no alcanzó el Judaísmo. Se llegaría a extremos como en el siguiente Decreto del Concilio de Florencia de 1442: “Nadie fuera de la Iglesia Católica, ni pagano ni judío, ni herético o cismático puede participar de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles, si se cierra a ell –a la Iglesia Católica- antes de la muerte”.

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de Dios al pueblo judío como un todo, haciéndolo responsable de la muerte de su Maestro. Atribución que, desgraciadamente, se ha mantenido hasta la actualidad, precisando un pronunciamiento directo de Juan Pablo II, exonerando al pueblo hebreo como tal de esa responsabilidad.

Se concluye sin dificultad que es el espíritu de

tolerancia el mayor soporte de la Paz.

El Islam Lo dicho está referido al cristianismo helenizado, pero ¿qué decir del destino del judeocristianismo? Aquél que escapó de Jerusalén ante el avance romano, del que se perdió la pista en las tierras más al Oriente.

Se sabe que judíos estaban

establecidos en el Yemen durante los siglos IV al VI. Incluso llegaron a formar un pequeño reino (Himjar), hasta que terminó siendo destruido en el año 525 por los cristianos etíopes. Y hasta el siglo VII estuvieron muy integrados en la vida social árabe. En el ambiente politeísta, el monoteísmo judío debía suponer una evolución religiosa trascendente. Pero, tanto el judaísmo más tradicional, como los seguidores cristianos integrados en el mismo poseían ese exclusivismo étnico de pueblo elegido que hacía imposible un universalismo.

Hacía falta una personalidad similar a un

FILÓN o a un S. PABLO. Alguien que acertara a trascender el particularismo judío, aceptar lo esencial y superar sus limitaciones. Entró entonces en escena otro místico visionario, MAHOMA, para hacer asequible a su pueblo, politeísta y tribal, un judeocristianismo rígidamente monoteísta y adaptado a su mentalidad. Salvando las distancias del tiempo y de mentalidad, lo cierto que consiguió con el judeocristianismo algo semejante a lo que hizo S. PABLO con el cristianismo helenizado: crear una religión universal, aplicable a todos los pueblos. MAHOMA atribuye su revelación, plasmada en el Corán, como una continuación del antiguo Testamento y el Evangelio: “Te he enviado en toda verdad el Libro que confirma lo que le ha precedido, ha hecho descender de lo alto el Pentecostés y el Evangelio para servir de dirección a los hombres. Ha hecho descender la Distinción”408. Sitúa a un mismo nivel el Pentateuco, el Evangelio y el Corán409.

La figura que Jesús es presentada como un profeta excelso en el Corán,

utilizando como fuentes no sólo los Evangelios canónicos, sino también los apócrifos, como bien se aprecia en el siguiente pasaje: “Le enseñará el Libro y la sabiduría, el

408

SURA III, 2. SURA IX,112:”...La promesa de Dios es verdadera; la ha hecho en elPentateuco, en el Evangelio, en el Corán...” 409

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Pentateuco y el Evangelio. Jesús será enviado cerca de los hijos de Israel. Les dirá: vengo hacia vosotros, acompañado de los signos del Señor, formaré de barro la figura de un pájaro, soplaré en él y, con permiso de Dios, el pájaro será vivo; curaré al ciego de nacimiento y al leproso; resucitaré a los muertos con el permiso de dios; os diré lo que hayáis comido y lo que hayáis escondido en vuestras casas...” 410 Para Mahoma, Jesús es continuador de Moisés y condena a los responsables de su muerte411, 412. Junto a su madre es dignificado: “Hicimos del hijo de María, así como de su madre, un signo para los hombres. Les dimos a ambos por morada un lugar elevado, tranquilo y abundante en manantiales de agua”413.

Jesús confirmaría

las enseñanzas del Pentateuco, y sus directrices, contenidas en el Evangelio deberían seguirse 414 . Y sus seguidores no serían infieles 415 . Y atribuye nada menos que a Jesús el anuncio de la venida de Mahoma en siglos venideros416. Mahoma acepta la Encarnación en María de Jesús, sin contacto con varón, por acción milagrosa de Dios. Es el Verbo de Dios, su enviado: “Un día, los ángeles dijeron a María: Dios te anuncia su Verbo. Se llamará el Mesías, Jesús, hijo de María, ilustre en este mundo y en el otro y uno de los familiares de Dios” 417. Pero, para Mahoma, este Verbo no es Dios 418 .

Heredero en este sentido del judaísmo más

ortodoxo, con un monoteísmo radical, no aceptó nunca el misterio cristiano de la Trinidad.

Las elucubraciones del pensamiento helénico y el esoterismo de origen

egipcio y gnóstico estaban muy distantes de los sencillos pueblos de Arabia. El título judío de Hijo de Dios tenía para ellos un sentido de carnalidad, incompatible con la concepción de Dios como Espíritu Autosuficiente, creador pero no generador.

El

Verbo o Logos será entendido como enviado, como la Palabra de Dios, pero nunca como emanación de Él, al estilo de los gnósticos. No hemos de olvidar, por otra parte, que los cristianos no tuvieron una doctrina definitiva sobre la Trinidad hasta el concilio de Nicea-Constantinopla. Pero Jesús sí sería el anunciador de la Buena Nueva: “Vengo para confirmaros el Pentateuco, que habéis recibido antes que yo; os permitiré 410

SURA III,43 . Ver también SURA V, 110. SURA II,81: “Hemos dado el libro de la ley a Moisés y le hemos hecho seguir de otros enviados; hemos concedido a jesús, hijo de María, signos manifiestos (de su misión) y le hemos fortificado con el espíritu de la santidad (entendido como el Espíritu Santo o el Arcángel Gabriel). Siempre que un enviado os ha traído una revelación que no halagaba vuestras pasiones, os habéis hinchado de orgullo; habéis tratado a los unos de embusteros y habéis asesinado a otros”. 412 SURA II,254. 413 SURA XXIII, 52. 414 SURA V, 50. 415 SURA V, 51. 416 SURA LXI, 6: “Jesús, hijo de María, decía a su pueblo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo sol el apóstol de Dios, enviado hacia vosotros para confirmar el Pentateuco que os ha sido dado antes de mí, y para anunciaros la venida de un apóstol después de mí, cuyo nombre será Ahmed.” 417 SURA III, 40 y ss. 418 SURA V, 19. 411

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el uso de ciertas cosas que os habían sido prohibidas. Vengo con signos de parte de vuestro Señor. Temedle y obedecedme. Él es mi Señor y el vuestro. Adoradle: es el sendero recto”419.

Pero, con todo, la idea coránica sobre la naturaleza de Jesús es

algo ambigua. Habla de Él como de un ser espiritual que procede de Dios, pero que no es Dios, pero que se encarna en María, que es su Voz: “¡Oh vosotros los que habéis recibido las Escrituras! En vuestra religión, no paséis la medida justa, no digáis de Dios más que lo que es verdad. El Mesías, Jesús, hijo de María, es un espíritu que procede de Dios. Creed, pues en Dios y en sus apóstoles y no digáis: Hay Trinidad. Cesad de hacerlo. Eso os será más ventajoso, pues Dios es único. Gloria a Él; ¿cómo tendría un hijo? A Él pertenece todo lo que hay en los cielos y la tierra...” 420. Señala, pues, de forma muy clara la dependencia de Jesús respecto a Dios,

“...Dios dijo

entonces a Jesús: ¿Has dicho alguna vez a los hombres: tomad por dioses a mí y a mi madre, al lado de dios único? ¡Por tu gloria no. ¿Cómo habría podido yo decir lo que no es cierto?...”421.

Esta naturaleza espiritual se refuerza al negar que Jesús fuera

realmente muerto en la Cruz, pues Dios no podía consentirlo: “Dicen: hemos condenado a muerte al Mesías, a Jesús, hijo de María, al enviado de Dios. No, no lo han matado, no lo han crucificado; un hombre que se le parecía fue puesto en su lugar, y los que disputaban sobre esto han estado ellos mismos en la duda. No lo sabían a ciencia cierta, no hacían más que seguir una opinión. No lo han matado realmente. Dios lo ha elevado a él, y Dios es poderoso y prudente”422.

El Corán y los cristianos Cuando se considera la historia de los enfrentamientos habidos entre cristianos y musulmanes, su sinrazón, la aberración que supone, queda clarísima a la luz que emana de la lectura de la SURA III, 78: “Dí: Creemos en Dios, en lo que él nos ha enviado, en lo que ha revelado a Abrahán, a Ismael, a Jacob y a las doce tribus; creemos en los libros santos que Moisés, Jesús y los profetas han recibido del cielo; no establecemos ninguna diferencia entre ellos; estamos resignados a la voluntad de Dios”.

En el Corán los cristianos, junto con los judíos, están al lado de los

musulmanes como dignos de recibir

las recompensas prometidas por Dios.

“Ciertamente los que creen, y los que siguen la religión judía, y los cristianos, y los sabios; en una palabra, todo el que cree en Dios y en el día final y que haya obrado el bien: todos estos recibirán una recompensa de su Señor, el temor no les alcanzará y 419

SURA III, 44 SURA IV, 169. 421 SURA V, 109-116. 422 SURA IV, 156. 420

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no estarán afligidos” 423 . “Reconocerás que los que alimentan el odio más violento contra los fieles son los judíos y los idólatras, y los que están más dispuestos a amar a los fieles son los hombres que se dicen cristianos; esto es porque tienen sacerdotes y monjes y porque carecen de orgullo”424.

Pero no se libran, por supuesto, de sus

reconvenciones, especialmente de haber tergiversado las Escrituras, eliminando toda alusión a la posterior venida de Mahoma: “¡Oh vosotros los que habéis recibido las Escrituras! Nuestro enviado os ha indicado muchos pasajes que ocultabais y ha pasado por encima muchos otros . La luz os ha venido de Dios, así como este Libro Evidente por medio del cual guiará Dios a los que siguen su voluntad en la senda de la salvación. Les hará pasar de las tinieblas a la luz por su voluntad, y les dirigirá por la senda recta”425.

En otras momentos atribuye a los cristianos aspectos que quizá

guarden relación, y de ahí la confusión, con algunas de las concepciones de los gnósticos, pues hace referencia a otros dioses, o a que los ángeles sean hijos de Dios “según los cristianos”426.

A modo de conclusión Hemos podido ver el tronco común al que pertenecen las tres religiones monoteístas.

El judaísmo, más restrictivo respecto a su estrecha relación a la

concepción de “pueblo elegido”, exigiendo no sólo la adhesión a una Fe, sino también el acatamiento a una Ley, nacida de la historia particular de dicho pueblo, y en muchos aspectos totalmente ajena a las vivencias de otros pueblos. Ello la privó de ser una religión propiamente universal. El hecho de pretender la exclusividad de la Revelación ha dado lugar a una autoexclusión del resto de los pueblos, propiciando enfrentamientos que a menudo han terminado en catástrofes a lo largo de todos los tiempos.

Antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 hubo una tolerancia de

sectas que se perdería después al desarrollarse el paradigma rabínico.

Pero, al

mismo tiempo, ha sido ese férreo asentimiento a la ley el que ha permitido la perduración del pueblo judío como tal y el que no se haya diluido al convivir entre toda clase de pueblos y en multitud de lugares. Al contrario, el Cristianismo y el Islam supieron adaptarse a la mentalidad de otros pueblos, permitiendo su enorme extensión. Ambos contribuyeron a crear sendas civilizaciones que persisten, siempre encontradas hasta el momento. Ambas pudieron disponer del estratega adecuado, S. Pablo en un caso, Mahoma en el otro. 423

SURA II, 59. SURA V,85 425 SURA V, 18. 426 SURA XXI, 21-26. y VI, 100-101.m 424

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A poco de la muerte de Jesús, se enfrentaron dos tendencias entre sus seguidores que, a poco, hubieran terminado en cisma sino hubiera tenido lugar la guerra judeo-romana. Los judeo-cristianos, residentes preferentemente en la capital, se consideraron plenamente integrados en el mundo judío, pasando a ser una de sus tendencias.

Los seguidores en la diáspora aprendieron a desentenderse de las

estrictas prescripciones de la Ley. Fue en Antioquia donde se hablaría por primera vez de “cristianos”. Tenían la clave del futuro. Los primeros atisbos de una teología cristiana empezaron cuando, enseguida de la muerte de Jesús, con unos discípulos consternados ante la enorme personalidad del Maestro y su terrible muerte, tuvieron lugar una serie de experiencias místicas. Estas quedan reflejadas en el Nuevo Testamento, especialmente con el relato de los acontecimientos de Pentecostés y la conversión de Pablo. buscar un sentido a la figura y la vida de Jesús.

Y entonces hubo que

Poco a poco fue surgiendo una

teología cuya progresión se apreció primero en las Cartas de Pablo. Se ve muy bien en los cambios que van surgiendo desde el Evangelio de Marcos, el primero, más espontáneo, con relatos más aferrados a la vida corriente de Jesús, pasando después por los Evangelios de Mateo y Lucas, en los que hay ya desarrollada la doctrina de la Encarnación, para terminar en el Evangelio de Juan, en el que se trasciende ya la realidad de este mundo con la doctrina del Logos. Para explicar el impacto que supuso Jesús, los cristianos tuvieron que valerse de las herramientas que les proporcionaba la realidad de su tiempo. Y ésta estaba impregnada de la cultura helénica, preferentemente del neoplatonismo, que tanto influiría en las concepciones cristianas sobre el alma. Pero el neoplatonismo recogía también muchas concepciones egipcias más antiguas, que reelaboró de forma magistral FILÓN en relación con el judaísmo. La doctrina del Logos debe mucho a estas influencias. Sin olvidar al Mitraísmo con sus concepciones sobre el Salvador y la liberación de las almas. El gnosticismo, nacido dentro del cristianismo, como una rama herética, marcó sin embargo las ideas del mismo. Su influencia se ve en el 4º Evangelio y en el Libro del Apocalipsis.

Posteriormente tendrá influencia en el

desarrollo del Dogma de la Trinidad. En cuanto al judeocristianismo, casi despareció. Algunos cristianos pudieron llegar a Arabia, junto con otros judíos de otras tendencias.

Y cinco siglos después,

Mahoma reelaboró estas tradiciones y les dio una salida apropiada para las politeístas tribus de la península arábiga. Su crecimiento fue explosivo, condicionado en buena parte al hecho militar, pero lo cierto es que estos descendientes de los cristianos desechados de la corriente que finalmente triunfó en Occidente, arrebató a la

273


Cristiandad buena parte de los territorios del sur del Mediterráneo y Oriente Medio. Debido a la invasión de los pueblos bárbaros, tuvo lugar el sabido retroceso cultural de Europa, cupiéndole el honor al Islam de salvar los restos de la cultura helénica. De cara al Mundo Moderno, en cambio, el futuro se le presenta muy conflictivo para el Islam por lo que ahora comentaré. El mensaje de Jesús fue muy sencillo: resumidamente, el mandato de amar a Dios y al prójimo, y la celebración de la Cena en su memoria.

Ello ha permitido a la Iglesia al ir adaptándose a los cambios

culturales a lo largo de los siglos, sin traicionar su mensaje. En cambio, el Islam, como buen descendiente del judaísmo, en el aspecto al respeto de la Ley, en este caso Ley islámica, escrita para unas circunstancias propias del siglo VI, encuentra una enorme dificultad para adaptarse al modernismo. Este es, precisamente, el gran problema del islamismo hoy día.

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