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Enrique TENREIRO ( Punto e aparte )
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Enrique 2
Punto e aparte
La escultura. El espacio de las cosas, de las personas, de las emociones...
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Edita
www.centroculturaldeourense.com
Presidente
Textos
Manuel Baltar
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Deputado de Cultura
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Avelino García Ferradal
© Ánxeles Penas © Francisco X. Fdez. Naval
Director Centro Cultural
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Francisco González Bouzán
© Pedro Vasco © Patricia Hermida © Roberto L. Moskowich
Fotografía
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© Enrique Tenreiro
© Horacio Tenreiro © Salva Candedo © Yolanda Dorda
Imprime
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LUGAMI Artes Gráficas
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Dep. legal
© Stephane Lutier
OU 44-2013
© Enrique Tenreiro © Deputación Ourense Deseño gráfico, maquetación e arreglo fotográfico © Mochi Maceira www.mochimaceira.com
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Abril 2013
www.enriquetenreiro.com
a Ourense, preciosa tierra en la que crecen felices Henrique e Inés a mis padres a mi hermana mayor 5
Atracción de lo inquietante Francisco de Pablos De la Real Academia de Bellas Artes
ANATOMÍAS imaginarias. Fragmentos de naturaleza que han perdido su epidermis y muestran el músculo palpitante; esa otra verdad que sorprende, porque se impone una morfología innovadora, cual si el científico experimentara en el laboratorio de histopatología. Y sin embargo, es obra, logro de un artista, de un plástico que razona ante el desecho, sobre lo abandonado, para abstraer tan anodina realidad y recrearla de modo perdurable. Enrique Tenreiro, coruñés de familia de artistas, con savia lírica en las venas, glosa a Goya y sabe que el sueño de la razón engendra paradojas, puesto que son sus esculturas innovaciones, mundos intuidos, tras agredir la madera con la ferocidad de una gubia violenta, golpeada por la maza elemental, artesana, que es herramienta tradicional que semeja latir, como un
corazón apasionado, en cada golpe, hasta reconformar un tocón de castaño y dialogar al fin con el maestro Max Ernst; con todo aquello que idearon los surrealistas cabales. Acaece, no obstante, que en Tenreiro no hay convulsión, sino ciclopeísmo, aunque a escala humanizada. Su corazón es una hoguera que atenúa, que casi extingue esa lluvia baudeleriana que cae mansamente sobre él cuando trabaja frente el Atlántico bravo, buscando lo íntimo del tarugo, su oquedad interna, el tuétano que lo hizo vivo en un antaño casi remoto. Y el mismo mundo, en ritmos abisales, está en sus grabados, también músculo interno, pálpito del poster extertor vital. Innovación, investigación, vanguardia, sí, pero desde la verdad irrenunciable de la materia más sencilla y exigente.
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motosierra
Tenreiro. Las formas que hablan Xabier Limia de Gardón Profesor y crítico de arte (Ourense)
Fuerza, Enrique, la vida, ola a ola, curva a curva, en un oleaje vital de escultor vocacional que ve los volúmenes en capas. Una policromía de sentimientos, intensos y vehementes, inserta en los grabados xilográficos, nubes asimétricas evanescentes en suave vuelo que se estratifican en sus intensas hojas de tiradas tan limitadas como ese número ideal para los banquetes que aconsejaba Varrón: más que las Gracias y menos que las Musas. Un sentimiento acuarelístico pseudo- kandinskiano de deja sentir en sus formas de fulgurantes colores compartiendo espacios bidimensionales... Este caos, ordenado al Tenreiro modo, es cosmos compositivo de aire psicodélico que vive de la ‘a’ la ‘zeta’ en una sintaxis propia. Como la lettre des performances: hay un marco, hay un plan, pero la esencia es la improvisación, un sui generis es su acción para predicar hacia todos desde la acción inmediata, cuyo impacto prolongan videos y fotos. La sociedad laberíntica con intereses variopintos, un ballet dadá -memoria y deseo-, entre “14 de abril” y “A
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noite mais longa” -títulos de alguna de las xilografías-, y las esculturas que fluyen desde la solidificación leñosa, que el artista adapta a su decir, castaño o ciprés, según, para el “Origen de las pasiones” y “Desatadas”. Son las esculturas formas que trabaja en el suelo de su estudio, como aquel trozo de los montes de los Picos de Europa a los que subió -como a Trevinca, cumbre en los ‘lindeiros da galeguidade’-, bajando con un singular tronco de ‘castanea sativa’, partitura para interpretar “Catorce capítulos vitales”. El color blanco en unos, azul otro, rojo-sexovida-pasión-amor-luz,...una significada forma de hablarnos desde las formas que le hablan (y muy pocas veces le susurran). Una de notables dimensiones, abarcable desde el impulso de la motosierra, es mujer poderosa que le grita con rabiosa lengua que la igualdad de género no es más que escuchar la voz de la vida: una fe en un destino compartido, yin y yang, en eterna danza, en la que se baila un foxtrot de doble dirección. Porque Enrique tiene mucho que decir ¡desde las formas que le hablan!
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Enrique Tenreiro Cristina Carballedo Historiadora del Arte
Enrique Tenreiro presenta en este mes de abril su obra en el Centro Cultural de la Diputación de Ourense, contenedor cultural que acoge desde hace años interesantes propuestas expositivas y culturales. A éstas se añade ahora la colección de esculturas y xilografias que, por primera vez, presenta Tenreiro en la ciudad de las Burgas. Digno heredero de una familia de intelectuales y artistas, vive el arte como una experiencia vital que traslada a cada una de sus disciplinas, buscando en la naturaleza la fuente de inspiración para su obra, tanto en el concepto como en la forma. Su vida y trayectoria está concebida como un fluir recto donde, como él dice, lo importante es el nacimiento y muerte. El resto es la curva de la vida que él tan bien representa a través de sus esculturas, en las que invierte horas de trabajo; en sus xilografias, donde el color es protagonista y en sus performances, donde el arte está más vivo que nunca a través del cuerpo del artista que como una escultura invade el espacio.
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Es en este arte desmaterializado en el que se aúnan música, esculturas, proyecciones y baile, en el que el artista desarrolla su faceta más crítica intentando, a su vez, influir en la conciencia del público demostrando, así, una gran responsabilidad social. Y lo hace desde la generosidad que le caracteriza como artista y como persona, jugando con el carácter efímero y temporal de la acción, como ya lo hicieron en su momento Beuys o Lebel, entre otros. Esta muestra se convierte en una estupenda oportunidad para acercarnos al trabajo de los últimos años de Enrique Tenreiro. Se trata de una colección en la que las esculturas son el eje vertebrador y las xilografías que surgen de ellas, un espléndido complemento. Especial mención hay que hacer de los títulos de sus obras en los que, una vez más, el artista se descubre por su conciencia social. Aprovecho esta oportunidad para agradecerle esta colaboración y desear que el futuro llegue con nuevos y exitosos proyectos conjuntos.
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Ánxeles Penas
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La pasión
Enrique Tenreiro se deja llevar por la pasión de las formas orgánicas, encerradas en los añosos troncos de ciprés o de Carballo y les busca los huecos, los recovecos, las curvas y contracurvas, para que alumbren configuraciones abiertas, que, a veces, sugieren huesos, vértebras, amebas, moluscos bivalvos, semillas o senos para acoger fetos humanos; otras veces, simplemente, se retuercen en el aire, buscando desplegarse y ramificarse o juegan a las sugerencias anfibológicas, entre lagarto y hombre, entre brazo y ala o entre torso y roca; luego pinta sus acanaladuras de rojo, como un recuerdo de que por allí circuló la savia o sangre de la vida y blanquea sus curvas exteriores, con el afán tal vez de poner vendaje o cauterio sobre las heridas. Así la talla, además de su presencia rotunda, deviene metáfora, como él mismo titula, de Las vueltas que da la vida. [...]
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Exposición “Ne va plus” Crítica de Ánxeles Penas
Dice el refrán que de casta le viene al galgo y, efectivamente, Enrique Tenreiro ( A Coruña 1969), descendiente de una ilustre saga de arquitectos y artistas, como su abuelo Antonio Tenreiro Rodríguez, a quien se deben edificios emblemáticos como el del Banco Pastor, su padre autor de la Torre Esmeralda y su tío el gran pintor Antonio Tenreiro, ofrece en Arte Imagen esculturas y xilografías, en las que da fe de que, tras diez años de talleres de cerámica, vaciado, talla y grabado, ha sido poseído por el daimon del arte, en este caso, probablemente, uno de esos juguetones duendecillos de los que abundan en nuestra naturaleza, sobre todo en los poderosos troncos de los añosos árboles. Sin duda, Jung diría que lo élfico se ha apoderado de él, precisamente,
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como confiesa, cuando los huracanes Cinthia y Klaus agitaron con sus vientos las neuronas del país y arrancaron de cuajo cipreses centenarios; de esa vivencia de la destrucción nació “A vida en fénix”, bella metáfora de la regeneración, basada en el mito del Ave Fénix que, como se sabe, renace continuamente de sus cenizas, donde ha conseguido que una retorcida raíz, ligeramente coloreada en sus extremos, adopte movimientos y ritmos de formas aladas a semejanza de los del ave; así, del árbol sacrificado ha nacido algo nuevo, para recordar que todo es un continuo morir y renacer. Una idea parecida es visible en “Qué más me quieres”, donde el soberbio tronco tallado ha adquirido la apariencia de una Magna Mater, de una de esas magníficas
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diosas asentadas en la tierra, que, como el árbol, lo ha dado todo, lo ha soportado todo y aun sigue ahí aguardante, como testimonio del tiempo y de su permanente donación. “Impulso final”, “La ultima prueba”, “En tu tiniebla”... abundan en representar, con formas curvas y barroquizantes, las fuerzas de la naturaleza y su imparable dinamismo. Las xilografías: Verdes, Mares, Génesis, Tempestad, Laberinto de vida... completan este sentimiento de perpetuum mobile, de ondulantes giros, óvulos genetrices, y lastimadas vísceras que son receptáculos de tempestades anímicas, presididas por el pequeño cuenco de un añorado corazón. Tal vez por ello, la xilografía “Ne va plus”, que da título a la muestra, y que recuerda un tablero de juego o una sopa de letras, recorrida por indetenibles ondas curvas, deviene símbolo de la dolorosa apuesta que es la vida.
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Trinta mil ondas para dar forma ao informe Francisco X. Fernández Naval
Algo especial hai na música de J.S. Bach, elixida por moitos para mellor facer o labor, para propiciar o fluír das ideas, o agromo da inspiración, a luz da intelixencia. Será que a súa música, exemplo de harmonía, vén sendo o resultado da intuición e do control intelectual, dando por resultado unha síntese que algúns din mística. Luís Monteagudo, o arqueólogo coruñés que dende hai anos reside no convento das monxas de Belvís en Compostela, contaba que cando necesitaba reflexionar poñía un disco de Bach, collía unha buxía e un calcetín aburatado e zurcía nel, deixando que as ideas fluísen coa música. Enrique Tenreiro afirma, tamén, que é Bach quen lle guía a man, cando esta se esforza en procurar as trinta mil mazadas que se precisan para cada escultura.
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Pero dáme a min que non é unicamente a música. Creatividade e sensibilidade a parte, está a ollada de Enrique, unha ollada entrañable e fondamente humana, intensa e inocente, capaz de conmover e emocionar e, tamén, de facer dúctil o material máis resistente. Nesta mostra da súa obra, a madeira e as formas xogan coas cores branca e vermella, sinxeleza e paixón, memoria e textura dos días. Enrique lembra os restos de madeira atopados nas praias cando neno, lembranza de embarcacións desfeitas contra os cons ou arrombadas na area, refugallos tallados polas ondas que labra nelas como el fai coa maza e coa gubia. Invoca a Man, o alemán de Camelle, recoñecendo unha débeda antiga. Man recollía as crebas oceánicas, obxectos que o mar deixaba na liña da marea. Con elas e
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Fotografías de Horacio Tenreiro
cos bolos dos coídos, construía o seu mundo de formas, esa paisaxe de escuma e de aire que agora se esborralla, vencida pola couza do esquecemento. Algo de Man prendeu nel. Hoxe, a súa gubia labra coa intención de lle dar ás pezas un acabado semellante ao que o mar, co seu bater de ondas, consegue sobre os troncos procedentes das selvas ecuatoriais e das illas incógnitas. Explorar e perseguir o traballo do océano, suxerir o acabado da natureza supón posuír unha intención de ciclope, a perseveranza do soñador audaz. Enrique dálle unha volta ao ser do crebeiro. El non procura a peza nos cantís e nos areais de inverno, senón no estudio, deixando que a cadencia da música de Bach leve as mans, mazada tras mazada, onda tras onda, ata as trinta mil que son precisas para que estas traballen como a auga. O resultado, velaquí o tedes.
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Ya se que en mi obra no abundan las rectas, ya se que está dominada por curvas... Pero es que es lo que la vida me ha enseñado tantas veces...
Enrique
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Fotografía de Stephane Lutier
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Oficio creativo de Enrique Tenreiro M. Anxo Fernán Vello
Contemplando por primeira vez a obra escultórica de Enrique Tenreiro —un dos artistas coruñeses emerxentes con máis sólido futuro— veu á miña lembranza a obra daquel escritor e crítico de arte británico que foi John Ruskin, autor de libros tan interesantes como Pintores modernos (1846) ou Conferencias sobre arquitectura e pintura (1854). Ruskin, un dos primeiros admiradores e defensores da obra de Turner, deixou dito que a escultura non consiste no simple labrado da forma —algo que pode levar a un experimentalismo superficial— senón no “labrado do seu efecto”, indo á procura, pois, seguíndomos este fío discursivo, dun efecto escultórico particular que se proxecta no espazo —velaí os valores estereométricos— establecendo contrastes e creando sensacións de masa, de volume e de tactilidade que se integran na percepción nun só acto. E permítanme que sirvan estas palabras iniciais para recoñecer e celebrar en Enrique Tenreiro, no seu momento creativo actual, as súas raíces familiares, tan fixadas na cidade da Coruña, ben a través do seu avó, o arquitecto Antonio Tenreiro Rodríguez —gran referencia arquitectónica do século XX e irmán do escritor Ramón Tenreiro Rodríguez—, ben na figura inmediata do seu tío, o arquitecto e
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tamén pintor Antonio Tenreiro Brochón. Na obra escultórica de Enrique Tenreiro, realizada até o momento toda ela en madeira, ten atopado a crítica de arte Ánxeles Penas unha representación —“formas curvas e barroquizantes”— das forzas da natureza, dotadas de “imparábel dinamismo” e produtoras materiais e simbólicas dun continuo morrer e renacer. Xa Antoni Gaudí dicía —e niso reside, en esencia, a súa poética formal— que “a curva é a liña dos deuses”, e velaí a posibilidade, pois, de interpretar unha tradición estética natural en relación con elementos de corporeidade vangardista (como na propia obra de Gaudí), o que nos leva a contemplar a obra de Enrique Tenreiro nesa dobre dimensión. Por unha banda o artista traballa a madeira respectando o corazón, entendámolo así, das súas texturas, das súas calidades naturais, e, por outra, “labra” o seu efecto, a súa proxección formal, atendendo a unha “curva dominante” (Kandinsky) que é tamén modo de abstracción, mais fixando —acudamos agora a Wilhelm Worringer— un campo orgánico onde a curva, interpretada polo artista, é accesíbel a un “anceio de proxección sentimental”. Talvez por isto, debido a ese ánimo pulsional e creativo, titula Enrique Tenreiro a súa última mostra “El origen de las pasiones”, e na operación escultórica da madeira, que é símbolo profundo da “nai” e que é portadora de valores máxicos e fertilizantes,
inclúe intervencións cromáticas, entendendo aquí a cor, na súa alma simbólica, como vertente emotiva, como efecto que expresa o que C. G. Jung definiría como principais funcións psíquicas do home, entre elas o sentimento, a intuición e a sensación. Enrique Tenreiro, artista entrañado na fibra material da creación, traballa a madeira enfatizando a súa organicidade, reinterpretando a súa estrutura natural; outorgándolle, en suma, a través da obxectualidade, pura calidade plástica. Sexa na talla directa en madeira, sexa no estampado xilográfico —outro oficio e paixón creativa do artista—, Enrique Tenreiro ofrécenos unha valoración medida da forma e un equilibrio entre forzas expresivas. E por iso o mundo propiamente escultórico dialoga secretamente coas impresións realizadas con prancha de madeira, porque do que se trata é de crear —sexa cal for o medio material e a técnica seguida— un universo de beleza, unha orde e unha magnitude extraordinarias, tal como quería ver o vello filósofo na obra de arte lograda. E tal como eu aprezo no resultado creativo “in crescendo” e “in extenso” dun artista como Enrique Tenreiro, escultor, pintor e gravador, situado hoxe na mellor das posicións para atinxir, a través do serio compromiso formal que o caracteriza, unha plenitude expresiva que xa contén, como un designio, a aura que envolve, aquí e agora, a súa obra.
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Qué viaje no se altera, qué amigo no se ha ido, qué amor no te ha olvidado. Al final tu vida es lo que va entre el nacer y el morir... que simplemente es eso, el vivir... Bueno, y el sueño que te ha acompañado.
Enrique
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Fotografía de Horacio Tenreiro
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Pedro Vasco 34
Lo onírico
Desde esos paisajes abstractos propuestos por la naturaleza, busca y encuentra, sus formas y desde ellas nos propone entrar en un diálogo creativo, en un mundo onírico, orgánico, evolutivo, laberíntico, arquitectónico, natural e instintivo. Su lenguaje nos descubre una planimetría objetual y neoabstracta, donde la expresión es el centro y el movimiento un elemento esencial. Desde ellos redefine formas y volúmenes. La policromía, el color, es el tercer elemento, la esencia o síntesis que compone la obra. Con el potencia y remata su concepto, su alma y su intención. Es el espacio sensitivo y expansivo de la pieza. El color actúa como foco de sinergias con los otros materiales y con las formas. Una vez lograda su representatividad, éste la asimila como un elemento material, desde donde compone y remata. Estamos ante un escultor, un artista, al que la vida, le ha llevado a esta noble tarea y que desde ella, busca su espacio existencial. Vida y obra, compromiso y futuro.
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La rebeldía de Tenreiro: copas de vino, coronas y otras flores muertas. Patricia Hermida
Ojo a “Demasiados bombones para este régimen”: velado K.O. al poder absoluto. A través del espejo, Alicia huye de la sangrienta Reina Roja. La literatura victoriana esconde los más furibundos ataques contra la monarquía. No hay arte sin revolución, en una buena historia siempre ruedan las cabezas. Y por eso Enrique Tenreiro confía en las virtudes de la provocación. En “Demasiados Bombones para este régimen”, rompe dos tabús: el miedo a la muerte y la divinidad del poder absoluto. Y ofrece un discurso irreverente sobre la monarquía “y el derroche en tiempos de crisis”. Tenreiro presenta sus esculturas en madera con simulados rastros de sangre, sus grabados de tintes dramáticos. Pero en Ferrol añadió un mayor toque de rebeldía: con una performance en la que recreaba su propia muerte y un rincón reservado a
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la monarquía. Como indica Tenreiro, “en la inauguración del velatorio, el público asistió a mi muerte… me ha gustado asistir a mi propio fallecimiento, porque he resucitado y mis amigos estaban a mi lado”. Pero la representación va más allá y esconde múltiples guiños a los actuales momentos convulsos. Tenreiro se tumba sobre la cama, pero el busto de una reina se tapa los ojos avergonzada. Más allá, se alza un trono real con su correspondiente corona y su copa de vino abandonada. En las estanterías, se esconde golosa una botella de brandy Soberano, “La composición la he realizado con todo el respeto del mundo, pero sé que hace años esto me habría costado la cárcel”, indica Tenreiro. Él mismo procede de una familia que combinó el arte con la lucha política. Como su abuelo Antonio Tenreiro Rodríguez, insigne arquitecto de la República, autor de las misteriosas casas
de Bailly, suspendido de su cargo en 1937, expropiado e inhabilitado. O como su tío abuelo Ramón Tenreiro Rodriguez, amigo de Azaña y fallecido en el exilio. Enrique ha encontrado su propio camino, inoculado por el virus de la rebeldía. Las flores muertas de su “cadaleito” evocan los desfiles de féretros de una cultura gallega que no teme a nada, y menos a la muerte. Los bombones ruedan dorados por la alfombra roja, “como símbolo de la opulencia de las monarquías”. La polémica camina con Tenreiro. En A Coruña ideó una Última Cena formada sólo por mujeres. Y organizó otra performance en la que él se paseaba con un látigo bajo el lema “El trabajo te hará libre”. Considera que “el arte debe ser un martillo que golpee a la sociedad, sobre todo en tiempos de sufrimiento”. Y plantea un proyecto contra la xenofobia, con el mismo espíritu libertario.
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Tenreiro en Sargadelos Juana Prieto Luna Bajo el título Demasiados bombones para este régimen podemos visitar en la sala de exposiciones de Sargadelos de Ferrol una muestra del trabajo del polifacético artista Enrique Tenreiro. Esta exposición se inauguró el pasado 14 de febrero, día de los enamorados, con una curiosa Acción de la que queda constancia la instalación que ilustra el título de la muestra. Todo empezó como aparentemente acaba todo, así, sumidos en el (supuesto) velatorio de nuestro protagonista quedó inaugurada la exposición. El artista postrado sobre un colchón de rojas camelias que descansaba sobre un somier de muelles y envuelto por una cama de hierro, semeja un funeral, en el que simbólicamente se despachaba el régimenen el que vivimos. Por doquier nos encontramos pistas sobre lo que Enrique nos habla, sobre el amor, la desesperación, las intrigas, el dolor, la libertad, preguntándose y haciendo que el espectador busque y encuentre las respuestas adecuadas dentro del paisaje en el que habitamos, paisaje amarillento y decadente como el escenario de un teatro en ruinas. Así entre la crítica y la sátira, vamos penetrando en los ámbitos que habita Tenreiro. La primera capa de piel se abre para acercarnos a otro nivel en el que, lo simbólico de la crítica
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al mundo en el que vivimos, deja paso a un espacio más sensual, a un espacio en donde podemos recrearnos con lo que vemos a través de sus grabados. Xilografías únicas en donde el autor imprime curvas y volutas llenas de colores vibrantes, atravesados por transparencias que nos recuerdan y nos acercan a la naturaleza misma en la que las ramas de los árboles se cruzan, dando lugar a sofisticadas y también únicas marañas llenas de energía y fuerza. El aparente desorden natural es utilizado por Enrique Tenreiro para recrearse y aprender de él, lo insólito, la sorpresa, lo casual de la naturaleza lo conoce bien nuestro artista y lo repite en sus grabados de un modo relajado y relajante que le confiere el carácter tan fresco que ellos tienen. Y por último, me gustaría hablar de las piezas escultóricas de Tenreiro, tal vez su faceta más conocida, y sobre las que él mismo, en enriquetenreiro.net, habla: «Sin ayudantes, ni motosierra, a día de hoy, necesito alrededor de treinta o cuarenta mil mazazos, para hacer una pieza. No lo digo para darles más mérito sino para que os hagáis una idea de cómo se me queda el hombro durante días. Lo único que busco en esta antigua afición que ahora me absorbe del todo es intentar sacar lo que pienso que la madera oculta, sin bocetos previos, pongo a Bach y me dejo ir?». Nos encontramos aquí con un nivel mucho más interno en cuanto a lo creativo se refiere, el análisis es mucho más profundo, el artista, de nuevo, tiene un encuentro con la Naturaleza, pero ya no es solo dentro de un ámbito estético, va mucho más allá, avanza en el conocimiento de las estructuras de la naturaleza misma, ya no es una cuestión de repetición formal, sino que intenta ir más allá hacia una búsqueda en el interior de la intimidad de la Naturaleza misma, una búsqueda de la que nacen piezas únicas, piezas lógicas y acordes con los movimientos primitivos de las que nacieron.
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Así entre la crítica y la sátira, vamos penetrando en los ámbitos que habita Tenreiro. La primera capa de piel se abre para acercarnos a otro nivel en el que, lo simbólico de la crítica al mundo en el que vivimos, deja paso a un espacio más sensual, a un espacio en donde podemos recrearnos con lo que vemos a través de sus grabados...
Juana Prieto Luna
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La emoción
[...] Por doquier nos encontramos pistas sobre lo que Enrique nos habla, sobre el amor, la desesperación, las intrigas, el dolor, la libertad, preguntándose y haciendo que el espectador busque y encuentre las respuestas adecuadas dentro del paisaje en el que habitamos, paisaje amarillento y decadente como el escenario de un teatro en ruinas.
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Una escultura en la cima de Galicia Peña Trevinca 2.127m 5 de febrero 2011
“Llevé una escultura a la cima de Galicia. Sin ser consciente de ello había hecho mi primera performance...”
Enrique 46
Fotografías de Salva Candedo
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Entolearte Dos instalaciones Psiquiátrico de San Rafael Lugo 2012
“Celda de especial vigilancia” ... Llegar a la locura en una celda sin la más mínima intimidad... 48
“Cuarto de juegos” Si se le puede llamar jugar a pasear durante horas, días y años por la misma habitación común... 49
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No volváis a romperme el corazón...
Fotografía de Reigosa
Os cambio una flor por una sonrisa... 52
Fotografías de Christian Villamide
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El proyecto me inquietaba... no era fácil esculturizar a gente al azar, vendarla, alimentarla por sorpresa casi en un acto litúrgico.... Enrique
Escultura Efímera Humana Performance Galería Metro (Santiago) 2012
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Encerrado con 13 mujeres valientes para cambiar la historia Performance Asociación de Artistas (A Coruña) 2012
[...] Enrique Tenreiro sorprendió al numeroso público asistente con su original y transgresora “Perfomance: encerrado con 13 mujeres para cambiar la historia”. Las trece mujeres de Tenreiro, a las que envolvió con un largo rollo de papel plástico transparente como si fuesen una maleta o un fardo aeroportuario, representaron 2.000 años después una especia de “Última Cena” reivindicativa de la igualdad de género, con profusión de velas de color rojo encendidas, servilletas del mismo tono, y un menú a base de piruletas rojas, destacando por su tamaño la de la artista que hacía el papel de Jesucristo. El propio Tenreiro, que nos quiso ofrecer una visión “más allá del lienzo”, tuvo un papel estelar en una representación que podríamos situar entre lo abstracto y lo expresionista y que ha sido grabada para realizar un impactante “corto” cinematográfico.
Roberto L. Moskowich
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FotografĂas de Pablo Mella
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Demasiados “bombones” para este régimen Instalación y performance Galería Sargadelos Ferrol 14 de Febrero de 2013
Cando sobran as palabras ou non teñen sentido, ou se o teñen non son ceibes de voar, quedamos entón no nivel sensitivo baixo a pel, fervendo o sangue, xorde obrigado, nas almas brancas, o sonroxo colectivo… A dor da xente, do pobo posto en pé que berra polo que é seu, dignidade, liberdade… Rexeneración por una dieta que, se estamos obrigados a soportar, que sexa sen tanto doce… Xorde a pregunta se non serán demasiados bombóns para este réxime, alimenticio, supoño!
Enrique
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Fotografía de Juana Prieto Luna
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6.000.000 de razones, el trabajo os hará libres Performance Festival por Amor al Arte Centro Cultural Ágora (A Coruña) 2013
El problema no eran las trescientas personas que se esperaban, se trataba de simular el corredor de la muerte, Guantánamo, en unos monos de color naranja que servirían de piel para esclavos... Estaban avisados, iban a sufrir las mayores humillaciones psicológicas, verbales, pero dentro del arte, era una performance, estaba todo permitido...
Enrique
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FotografĂas de Gosia Trebacz
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Colecci贸n Andante
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Colecci贸n Coca-Cola 2012
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Exposiciones 68
Fotograf铆a de Pelayo L贸pez
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FotografĂa de Horacio Tenreiro
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Soledad Penalta
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Los recuerdos
Sí. Son momentos de reflexión, soluciones, meditaciones que invitan a dejar el ánimo suspenso, libre y sobrecogido a la vez. El desafió por desentrañar la naturaleza, renunciando al natural como modelo, dejándolo en referencia que debe de ser interpretada ya. Al convertirse su obra en tema de meditación, el mundo mutable de lo próximo y lo inmediato adquieren la anchura de la sociedad en movimiento. Es el momento. Se termina el caos se aproxima el equilibrio. Ahora el artista solo, sólo puede autocrearse, dando testimonio de las reflexiones que no son ideas, ni conceptos elaborados, ni discursos. Son visualizaciones, formas, estructuras.
Fotografías de Enrique 73
Los mares de Fénix Texto para la colectiva “El Mar” - Agosto 2012
Mares de personas rodean a Fénix, no está sola esta ciudad, ninguna lo está. Mares de gente sola, con el corazón roto y sus pasiones perdidas.
Mares de recuerdos, de sueños que no volverán. No, no está sola esta ciudad, ninguna lo podría estar. ¿Qué ha sido de aquel niño que se adentró en el mar… que nos ha devuelto la resaca de la vida de su ingenuidad? ¿De sus sueños, de sus anhelos de navegar?. Navega, niño, navega por los mares de Fénix, navega sin miedo, sortea el oleaje que a ti venga, que nadie más tu barco ha de guiar. No, no está sola Fénix, niño, no estás solo en la ciudad. Enrique
“Laberinto de hortensias” 74
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“Luces de Coruña” 76
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Discurso para la exposición en el Colegio de Arquitectos de A Coruña 14 de Abril 2010
Vida y milagros ...
“Agua, fuego, infierno...” 78
Moitísimas grazas dende o máis profundo de min a Manuel de la Iglesia e a Pedro Taboada por deixarme estar nesta casa dos arquitectos co que representa para min. Eu que tería que estar aquí con a escuadra e o cartabón e non coa maza e a gubia se por unha vez mirase pola testa e non me deixase levar polo corazón, ¡como case sempre! O tempo dirá si a miña decisión foi boa ou non, pero non puíde escoitar a chamada da arquitectura que penso levo no sangue e me deixei levar por o “berro” das formas, pola maxia do espazo sen máis, ¡polo mundo dos sonos!.
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Perdonadme que hable un poco de mí, ¡sólo un poco!. De mis años en el cole diré que hacía figuritas de barro con don Constantino y que el otro profesor de artes, don Mariano de Goya, ¡que gran parecido tenía con su insigne antepasado!, me dio el primer premio del concurso navideño. Parecerá una tontería pero creo que me marcó para siempre. De la misma forma me marcó aquella visita a lo que me pareció “el yeti” aunque estuviese en Camelle. Cuando mis padrinos llevaron a dos niños de ocho y nueve años a conocer a Man, no creo que se imaginarán el tremendo efecto que iba a producir al menos en mí. A mi hermano Horacio creo que también le sobrecogió pero como en aquellos años sólo le preocupaba tocar el piano, lo debió asumir de mejor forma que yo. Aún no sabía que Man había sido un “guapo y trajeado alemán” que había llegado al fin del mundo de excursión y que después por amor o por su ausencia se llegaría a “fundir con las rocas y el mar”, se volvería artista cien por cien. Un cuarto de siglo después volví a verle con la madre de mis hijos, excelente pintora, la cual todavía disfrutaba de coger piedras e imaginar animales imposibles por las rocas junto al que escribe. Como tantos años atrás, volví a hacer el “dibujito” en la carpetilla que Man te daba. Esta vez le dibujé enroscado sobre si mismo en
“La multitud abandonábamos el local, era su momento...” 80
forma de montaña o croissant, le gustó mucho. Meses después me imaginé que con esa forma estaría cuando apareció muerto, ¡cuando se dejó morir por el desastre del Prestige!. ¡Cuánto tenemos que aprender de Man!. Por esos años también estaba aprendiendo bastante sobre el volumen y la talla con Gerardo y Romero, esos dos magníficos profesores de la escuela Pablo Picasso. Quien también me ha enseñado todo lo que sé de grabados es mi ahora amigo Alí Alí, gran artista, íntegra persona y buen profesor con el que contamos en el museo de Bellas Artes coruñés. Sobre lo que hago, ¡jugar con la madera!, deciros que es muy duro tanto por la soledad que conlleva, la incomprensión de la finalidad a vista de tanta gente, como por la dureza de la talla en si misma. Sin ayudantes, ni motosierra, a día de hoy (*), necesito alrededor de treinta o cuarenta mil “mazazos”, para hacer una pieza. No lo digo para darles más mérito sino para que os hagáis una idea de cómo se me queda el hombro durante días. Lo único que busco en esta antigua afición que ahora me “absorbe del todo” es intentar sacar lo que pienso que la madera oculta, sin bocetos previos, pongo a Bach y “me dejo ir”. Se supone que en el fondo lo que se busca es una manera de hacer propia, por no decir un lenguaje, ¡el tiempo dirá!. Se que los títulos que pongo a las piezas pueden parecer raros o poco comerciales, pero son lo que siento mientras esculpo, siento nombres, como “El origen de las pasiones” y no “Desarrollo espacial IV”.
(*) Y se hizo razón el refrán: “nunca digas de este agua no beberé”, al final también había que usar la motosierra... a veces...
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Los que ya no están Tres mil largos días, algunos de más de veinticuatro horas, han pasado desde que mi querido tío Antonio Tenreiro Brochón hizo su “última individual” aquí, !como no!, en su querido Colegio de Arquitectos. Pintó todo el frio de Escandinavia, toda la sequedad de Castilla, nuestra luz gallega y Coruña de arriba a abajo una y otra vez. ¡Que niño más grande eras que cuando como arquitecto te encargaron una fuente la hiciste de pajaritas, ¡de hormigón!, pero de pajaritas. No puedo dejar aquí de hablar de mi abuelo arquitecto, ¡que sensibilidad tan grande tenía!, que lo mismo era zahorí, cuando moviendo unas varitas encontraba agua para ayudar a los paisanos, que elaboraba perfumes con “esencias mágicas” que el desentrañaba. Os voy a contar un secreto, siempre quiso ser pintor, ¡lo hubiera sido!. Pero Antonio Tenreiro
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Rodríguez fue hechizado por la arquitectura y con “apenas treinta años” había dado a su querida ciudad otra torre, no de Hércules, sino en forma de rascacielos de Chicago. Tuvimos durante cuatro años la cima de España. También hizo nuestra primera Ciudad Universitaria, un mercado precioso, la gasolinera más europea, el archivo del Reino de Galicia, trajo las ¡vanguardias cubistas! en forma de Atalaya, ¡que destrozo se le ha hecho a esa casa-escultura de los jardines!, etc. Este colegio lo creó él con otros compañeros y vosotros arquitectos se lo agradecisteis con un premio que creasteis, entre otros motivos, para dárselo a él en su primera y por ahora única edición. Amaba profundamente nuestra ciudad, de la que con el “glorioso movimiento” fue expulsado de su cargo de Arquitecto Municipal acusado de republicano. Perseguido, depurado, desposeido durante años de su título, expropiado, salvó la vida, ¡que no es poco!, por ser sobrino de los Pastor y primo de los Barrié... ¡la vida al fin y al cabo!.
Nuestra ciudad le premió con dedicarle la plaza de Los Capuchinos. Después de cinco años y si no quedan muchos futbolistas por homenajear “algo acabará teniendo”. Muchísimas gracias Alberto Unsaín y Fernando Agrasar por haberles querido tanto. Dejadme un momento que os hable de Ramón María Tenreiro Rodríguez, escritor, traductor del alemán, diputado por nuestra ciudad en la República. Dejadme que cuente que cuando fue a ver a su amigo Picasso, con el que había estudiado, el genio bajó dos sillas al borde del Sena, pues no estaba operativo el ascensor y mucho menos la pierna de la que mi tio abuelo carecía. Compañero también de Madariaga y de los principales escritores del momento en Madrid, trajo a Azaña a merendar en el Tejo milenario de Puentedeume. Como recordó en esta misma sala nuestro querido Isaac Díaz Pardo, Ramón María está siendo injustamente tratado por nuestra historia y tuvo ¡el triste honor! de ser el primer gallego muerto en el exilio.
Tocando madera Querido primo Jaime, déjame que te de un abrazo público por buena persona, mejor pintor y por todo lo que aprendí de ti. Que voy a decir de mi padre Ramón, Moncho para casi todos, ¡prolífico padre y prolífico arquitecto!, excelente dibujante que cuando tuvo la oportunidad de transformar el “Skyline” del puerto coruñés hizo una torre de color esmeralda como los ojos de su madre francesa. No quiero alargarme más con ¡el rollo familiar!
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Grazas Coruña, A Coruña, La Coruña, !qué máis dá!, cidade céibe e pensadora da nosa querida Galiza, que tanto queremos os coruñeses. Se tedes chegado aquí, permitídeme por derradeira vez que faga un forte agradecemento a Ánxeles Penas, Soledad Penalta, Miguel Anxo Fernán Vello, Manuel Ferreiro Badía e Pedro Vasco Conde polo agasallo que me fan por deterse na miña obra.
Enrique
“La ciudad que me vio nacer” 84
Fotografías de Enrique
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Pero qu茅 boceto voy a hacer si en lo que yo hago no pongo el raciocinio, la cabeza, lo que yo pongo es el sentimiento, el dejarse llevar... Lo que yo pongo es el coraz贸n. Enrique
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Momentos compartidos
A veces me preguntan por mis bocetos, mis dibujos previos a la escultura, a los grabados...
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Manolo Paz
Manuel Patinha Guerreiro, Tono Galán, Paco Pestana
Ramón Conde
Acisclo Manzano Paco Pestana
Álvaro de la Vega
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Lomarti, Jorge Espiral
Mónica Alonso
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Jesús Calleja María Piensos, Escudero, Santiago Juega, Jano Muñoz, Castro Alfonso Abelenda Los medios
Amelia Palacios Pedro Taboada
Los progenitores
Gosia Trebacz
Ana Lamuño
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Jaime, Ramón Conde, Cristina Carballedo, Nicolás, Mendez, Alexandro, Seara
Siro López, Juana P. Luna
González Collado
Caneda, ,Moskowich, Xoti, Fede, Laureano Vidal, Suso
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Foto de Yolanda Dorda
Recortes
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Diario de Ferrol Febrero 2013 REDACCIÓN FERROL
El Correo Gallego Febrero 2013
La Voz de Galicia
TENDENCIAS Patricia Hermida
Febrero 2013 CRÍTICA DE ARTE Juana Prieto Luna
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La Voz de A Coruña Noviembre 2012 EL PULSO DE LA CIUDAD Pablo Portabales
El Correo Gallego Diciembre 2012 VIDA SOCIAL
La Voz de Galicia Diciembre 2012 CULTURA Javier Becerra
Inés, María, Pablo, Borja, Berto, Fer, Carba, Óscar, Patri, Urs, Irene, Gonzalo… dejo muchos amigos en [No importa] y grandes recuerdos aunque mi paso fue breve... ¡suerte compañeros!, sigo mi camino por libre.
Enrique 96
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La Voz de A Coruña Agosto 2012 EL PULSO DE LA CIUDAD Maruja Campoviejo
La Voz de A Coruña Abril 2011 EL PULSO DE LA CIUDAD Pablo Portabales
La Voz de A Coruña Septiembre 2011 EL PULSO DE LA CIUDAD Pablo Portabales
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La voz de Galicia 2012 CRÓNICA Xosé Carreira
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Revista “Extra Voz” de la Voz Galicia Febrero 2011 REPORTAJE Javier Becerra
Xornal de Galicia Septiembre 2010 BÓLA EXTRA Héctor J. Pena
El Correo Gallego Diciembre 2010 GENTE Margarito Flowers
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La Voz de Galicia Julio 2010 Noelia Silvosa
El Ideal Gallego Abril 2011 Marta G. Marquez
El Correo Gallego Agosto 2010 TENDENCIAS M. Ariasz
El Ideal Gallego Julio 2010 Marta G. Marquez
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Aute
Mingote Cristóbal Toral
Chumy Chúmez Maitena
Álvaro Delgado 104
M.A.Fernán Vello 105
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Quero agradecer:
A Maria Piensos e Tono Galán , compañeiros artistas por seguirme en tanta locura... A Mochi Maceira por este libro-catálogo
Á Excelentísima Deputación Provincial de Ourense por deixarme expoñer no seu centro cultural tan ben levado por Francisco González Bouzán . Ós amigos escritores, periodistas, comisarios e compañeiros de tan incerta vida, a adicada á búsqueda das emocións, do facer pensar, da arte ...
Mon Santiso Encarna Lago Francisco de Pablos Xavier Limia de Gardón Cristina Carballedo Francisco Fdez Naval Miguel Anxo Fernán Vello Anxeles Penas Pedro Vasco Soledad Penalta Ferreiro Badía
Pablo Portabales Fernando Molezún Javier Becerra Juana Prieto Luna Patricia Hermida Marta García Márquez Roberto L. Moskowich Fede García Poncet Maria Solar Angel Orgaz Nicolás Vidal
E non me podo olvidar neste intre dos amigos que de algunha forma tamén me axudaron “neste mundo”: Pedro Taboada Mtnez., Pepe Blanco Abeijón, Guerreiro, Lomarti, Pestana, Peña Romay, Macía, Seara, Antonio Manzano, Pablo Mella, Gosia Trebacz e a sua pequena Carmiña, Victoriano Fdez., Uxía Veiga, Ánxela P. Meilán, Susana de Artaza, Rosa Guisán, Beatriz Clara, Lola Beade, María Martínez, María Leal, Marité, Elisa Flores, Mari Carmen Calviño, Ana Lamuño, Lucía López, Xoti de Luis, Pelayo López, Roi Alonso, Mario L. Guerrero, Sandra Álvarez, Álvaro Cuadrillero, Fernando Zotes, Just, Jose Ángel, Horacio, Segundo e Maje. E con isto calo para que bodegas Alberte nos poda invitar a un viño...
( . ) Este catálogo levouse á imprenta o día no que o Papa 266 saíu do cónclave.
A La Voz de Galicia, El Correo Gallego, El Ideal gallego, El Diario de Ferrol, La Opinión de A Coruña... A Eirado e Zig Zag da Tvg, Localia, TV Ferrol, V Televisión... A Radio Voz, Radio Galega ... A Bea de Arte Imagen, Mar, Valle e Suso de Monty4, Eva e Javier de Metro, Santiago de Buxo , Juan de 981style , a Jorge Espiral de La Catedral, a Rubén do taller de grabados Mil Pedras, a Sonia, Pilar e Ana de Sargadelos de Ferrol, Vicky de Gaudí, Beatriz Álvarez e David Bello do festival por Amor al Arte...
- “Acceptasne electionem de te canonice facta in Summum Pontificem? - “Sí” - “Quomodo vis vocari?” - “Franciscus” De este libro-catálogo editáronse 666 exemplares, dos que van numerados os primeiros exemplares.
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Dep. Legal: OU 44-2013
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