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La hepatitis C

Por: Dayanne M. Morales Redaccion enSalud

que cada año se producen alrededor de 1,5 millones de infecciones por el virus de la hepatitis C? La hepatitis C es una enfermedad viral que afecta principalmente al hígado. Aunque ha recibido menos atención en comparación con otras enfermedades hepáticas, al igual que la hepatitis B, la hepatitis C es un problema de salud global que requiere mayor conciencia y comprensión.

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Esta enfermedad es causada por el virus de la hepatitis C (VHC), que se encuentra en la sangre de las personas infectadas. La forma más común de transmisión es a través del contacto directo con sangre infectada. Esto puede ocurrir a través del uso compartido de agujas y jeringas entre usuarios de drogas intravenosas, transfusiones de sangre no seguras o equipos médicos contaminados, como agujas utilizadas en tatuajes o perforaciones corporales. También es posible la transmisión de madre a hijo durante el parto y, aunque menos común, a través de relaciones sexuales sin protección.

Síntomas y diagnóstico

La hepatitis C es conocida como una “enfermedad silenciosa”, ya que muchas personas infectadas no experimentan síntomas durante años. Esto hace que sea difícil detectarla tempranamente. Sin embargo, cuando aparecen síntomas pueden incluir: fatiga, debilidad, pérdida de apetito, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, dolor abdominal y coloración amarillenta de la piel. Es importante tener en cuenta que estos síntomas no son exclusivos de la hepatitis C y pueden confundirse con otras afecciones.

El diagnóstico de la hepatitis C se realiza mediante pruebas de detección de anticuerpos y confirmación posterior con pruebas moleculares. Es importante destacar que existen diferentes genotipos del virus de la hepatitis C, lo que puede influir en el curso de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.

Tratamiento

En los últimos años ha habido magníficos avances en el tratamiento de la hepatitis C. Los medicamentos antivirales de acción directa (DAAs, por sus siglas en inglés) han logrando altas tasas de curación en la mayoría de los pacientes.

Según la OMS, los antivíricos pueden curar más del 95% de los casos de esta infección. Estos medicamentos actúan atacando directamente al virus, inhibiendo su replicación y permitiendo la recuperación del hígado. Cabe destacar, que este tratamiento debe ser administrado y supervisado por profesionales de la salud especializados en enfermedades hepáticas.

Vacunación y prevención

A diferencia de la hepatitis A y B, actualmente no existe una vacuna disponible para la prevención de la hepatitis C. Por lo tanto, la prevención se centra en la adopción de medidas para evitar la exposición al virus. Esto incluye no compartir agujas y jeringas, utilizar equipo médico esterilizado y practicar relaciones sexuales seguras con protección.

La hepatitis C es una enfermedad preocupante por su alta prevalencia, su transmisión silenciosa y sus consecuencias graves para la salud a largo plazo. Si esta no se trata adecuadamente puede progresar a enfermedades hepáticas más avanzadas, como por ejemplo: el cáncer de hígado. Tener en cuenta todas las medidas de prevención es crucial en la lucha contra esta enfermedad.

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Alo largo de los años, pueden haber muchos factores que afecten de alguna manera u otra nuestra salud. Incluso, el hecho de no cuidarse como se debe puede producir enfermedades que se quedarán de por vida en nuestro cuerpo. Uno de estos factores es la grasa abdominal que trae muchas consecuencias en la vida de las personas.

Lilyana Figueroa, licenciada en nutrición, explicó que, “La grasa abdominal no es un juego, la grasa abdominal es la grasa localizada en el área específicamente de la cintura. Esta circunferencia que está alrededor, específicamente donde está el ombligo y se localiza entre lo que es el abdomen, la caja toráxica, entre lo que es el pecho y la pelvis”.

Fundamentalmente, mencionó son dos los factores que provocan la producción de la grasa abdominal: el exceso de consumo de calorías y la disminución de actividad física. “Si usted consume muchas calorías al día, calorías vacias, estamos hablando de grasas saturadas, alimentos fritos, con mucho sodio y haces poca actividad física, o sea que estás todo el día quizás sentado, haciendo poco o mínimo ejercicio o actividad física pues entonces usted esta propenso a tener esa grasa localizada”.

Así mismo, según Figueroa, la consecuencia principal que trae al cuerpo humano es comenzar a padecer enfermedades cardiovasculares: alta presión y diabetes. No obstante, la más peligrosa se considera que es la resistencia a insulina ya que desataría una condición más perjudicial de diabetes y que incluso ha sido ligado con el cáncer colorrectal.

“Lo más peligroso de esta grasa es, que es una grasa no subcutánea, osea que no es solamente lo que nosotros vemos exterior sino que ya es una grasa que está entre los órganos, lo que nosotros le decimos grasa vicerada. Así que está comprimiendo todos esos órganos internos y ejerciendo una presión a todos nuestros órganos, incluyendo el corazón, los pulmones, el intestino, el páncreas”, puntualizó.

Del mismo modo, como bien señaló la nutricionista, existe una medida en donde se puede considerar perjudicial para la salud y padecer de enfermedades cardiovasculares. En el caso de los hombres si mide más de 40 pulgadas y las mujeres más de 35, se considera riesgoso para la salud. Así también, si las personas desean medirse en casa la manera correcta es hacerlo encima del omligo.

Finalmente, entre las recomendaciones que indicó están:

• Realizar dieta balanceada

• Realizar ejercicio

• Identificar si tiene este tipo de grasa abdominal

• Minimizar el consumo de sodio, carnes rojas, bebidas azucaradas

• Aumentar el consumo de agua

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