LA SEPARACIÓN Y EL CUIDADO DE NUESTROS HIJOS
MANUAL PARA PADRES Edwin Cuenca Garcés & María Elena Leclerc
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ÍNDICE Pag. Se ha Tomado la Decisión…...…………………………………3 El Divorcio y Nuestros Hijos.….………………………………9 ¿Cómo les Explicamos?............................................................16 Y Ahora que Estoy Sin Pareja………………………………...21 Sobreviviendo a las Fechas Especiales……………………….23 Dejar de ser el Intruso………………………………………...25 Algo para Contar……………………………………………...28 El Cuento de la Tortuga…………………………………….28 La Familia Pinta…………………………………………….30 La Ardilla Skiper……………………………………………35 Lenguas Hechizadas………………………………………...38 Bibliografía
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SE HA TOMADO LA DECISIÓN Alrededor de la separación se tienen muchas dudas, podemos pensar sobre lo acertado que puede ser tomar la decisión o no, seguir en una relación conflictiva o intentar mejorarla. Pero ¿qué sucede cuando se ha hecho lo posible y nada resulta? ¿Es realmente lo que se desea? ¿Qué será de nuestros hijos? Muchas veces la toma de la decisión no sólo se basa en la conflictiva que se tiene en la pareja, si no de lo que se piensa sobre la separación como tal y es donde aparecen algunos mitos al respecto. Mitos sobre el divorcio y los hijos
Los padres siempre deben permanecer juntos por el bienestar de sus hijos. El divorcio de los padres siempre tiene efectos negativos e irreversibles sobre los hijos. Los hijos se adaptan mejor al divorcio en determinadas edades. Mi divorcio puede ser sencillo. No hay nada que los padres puedan hacer para mejorar el proceso de adaptación de sus hijos durante y después del divorcio.
¿Realmente estará nuestro hijo mejor si permanecemos casados? Creemos realmente que un hijo estará mucho mejor en una familia con unos padres felizmente casados, que se quieran y amen a sus hijos. Desgraciadamente, también reconocemos que los padres que discuten y se insultan, especialmente delante de sus hijos, ponen en peligro la evolución de los mismos.
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Si los padres se divorcian y continúan discutiendo e involucran a sus hijos en esas discusiones, entonces el niño tiene que hacer frente al divorcio y a las continuas discusiones. Esta es la peor situación en la que puedes poner a tu hijo. Categorías entre Conyugues Separados CATEGORÍAS Compañeros perfectos
CARACTERISTICAS Siguen siendo amigos y comparten las decisiones sobre los hijos. No siguen siendo amigos pero Colegas cooperativos cooperan por el bien de sus hijos. Han creado un muro de ira que Socios furiosos afecta a la relación actual y disminuye la capacidad de colaboración. Están tan encolerizados que no se Enemigos feroces produce ninguna colaboración. Dejan de tener contacto tras el Dúos disueltos divorcio. Tomado de Long, N. & Forehand, R. (2002). Los Hijos y el Divorcio. 50 Formas de de Ayudarles a Superarlo. España: ed. Mc Graw-Hill
El bienestar de nuestros tus hijos depende de lo que suceda tras el divorcio. Y, como se ha mostrado, hay al menos cinco categorías que se pueden dar entre tu cónyuge y tú. Obviamente, no puedes prever completamente qué va a pasar entre ambos después del divorcio. Sin embargo, está claro que la adaptación de tu hijo al divorcio será mejor, menos traumática, más fácil si llegamos a ser “Compañeros perfectos” o “Colegas cooperativos” en lugar de las otras posibilidades. ¿Cómo afectará a mi hijo la separación? Cuando se piensa en los efectos del divorcio en los hijos, tenemos que considerarlos tanto a corto como a largo plazo.
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En cuanto a los efectos a corto plazo, el divorcio de los padres está asociado a las dificultades de adaptación de sus hijos. Estos efectos pueden incluir síntomas depresivos, ansiedad, furia, dificultades para expresarse (agresividad, desobediencia e incluso actos delictivos) y una bajada de las notas en el colegio. También algunos niños pueden perder estima y confianza. Sin embargo, no todos los niños sufren tales efectos y, de hecho, algunos apenas muestran problemas después del divorcio de los padres. Hay que tener en cuenta que la forma en que tú y tu cónyuge lleven el proceso de divorcio, y la relación de después del mismo, es lo que más va a afectar a la adaptación de tu hijo. En los efectos a largo plazo, lo que más destaca es la gran variedad de reacciones existentes en la adaptación de los niños de padres divorciados. Muchos se adaptan muy bien, mientras que otros tienen graves problemas. Los 10 hechos que producen más tensión asociados al divorcio de los padres: 1. Mi padre o mi madre me decían que el divorcio era por mi culpa. 2. Mis padres se pegaban o se maltrataban psicológicamente. 3. Mis familiares decían cosas malas sobre mis padres. 4. Mi padre me decía que no le gustaba que pasara tiempo con mi madre. 5. Mis padres discutían delante de mí. 6. Mi padre decía cosas malas sobre mi madre. 7. Tuve que dar a mi mascota o cosas que me gustaban. 8. Mi madre se mostraba infeliz. 9. Mi padre me pregunta cosas sobre la vida privada de mi madre. 10. La gente del vecindario me decía cosas malas sobre mis padres.
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¿A qué edad aceptan nuestros hijos mejor el divorcio? Muchos padres se preocupan por el momento adecuado para decirles a sus hijos sobre la separación o para tomar la decisión de separarse, ya que creen que existe una edad ideal para divorciarse. Algunos piensan que cuando el niño es pequeño, antes de que se sienta demasiado unido a ambos padres. Otros opinan que deben esperar hasta que sus hijos tengan una edad suficiente para “entender” el divorcio. Incluso, algunos creen que deben esperar hasta que el hijo se haya ido de casa. Existe un gran número de teorías sobre la “edad ideal” para que los niños asimilen el divorcio de sus padres. Sin embargo, apenas hay evidencias que sugieran que una edad es mejor o peor que otra. De nuevo, lo más importante es cómo lleves a cabo tu divorcio, no la edad de tu hijo. También debemos indicar que algunas personas creen que el divorcio es peor para los niños que para las niñas. Esta creencia se basa en el hecho de que los hijos suelen vivir principalmente con la madre después del divorcio y, como resultado, los niños varones no tienen en casa un modelo masculino al que imitar o seguir. Creemos que este referente masculino es importante, sin embargo, existen pocas evidencias que sugieran que los niños tienen más problemas con el divorcio que las niñas e incluso cuando hay evidencias, éstas son muy pequeñas. De nuevo, lo más importante es tu forma de actuar en tu divorcio y no si tu hijo es un niño o una niña.
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¿Puede ser mi divorcio sencillo? Cuando hay niños, la respuesta a esta pregunta es No. Si una pareja sin hijos se divorcia, pueden tomar caminos distintos después del divorcio, a menudo sin tener que volver a tener contacto entre ellos. Sin embargo, cuando tienes un hijo, es necesario mantener una relación con tu ex pareja. No es sencillo restablecer esta relación y tener la responsabilidad de criar a tus hijos en este difícil momento. Incluso aunque los cambios en los últimos años de las leyes gubernamentales sobre el divorcio (por ejemplo, el divorcio de mutuo acuerdo) han facilitado el proceso legal, los temas legales no suelen ser sencillos cuando hay hijos. Consideremos algunos cambios concretos que se producen con el divorcio: 1. Va a haber un único padre en la casa que haga las tareas de los dos; en otras palabras, el trabajo aumenta. 2. Para las madres que tienen la custodia, el presupuesto familiar total a menudo se reduce en un 50% en el año siguiente al divorcio; en otras palabras, el dinero disminuye. 3. Vas a pasar por un proceso de adaptación tanto personal como socialmente; en otras palabras, sufrirás momentos de inseguridad personal y relacional. Por ejemplo, ¿de qué parte se van a poner nuestros amigos? En cualquiera de los casos, se va a producir una pérdida del contacto social que la familia tenía anteriormente. Estos contactos sociales implican no sólo a los amigos sino también a los familiares de ambas partes. 4. Va a haber períodos en los que te sientas abatido y solitario y te preguntes por qué hiciste pasar a tu hijo y a ti mismo por el divorcio; en otras palabras, te replanteas tus decisiones pasadas. 7
En cuanto a las consideraciones legales a tener en cuenta: 1. Acuerdos sobre la custodia de los hijos: custodia única de la madre, custodia única del padre o custodia compartida. 2. Independientemente de la custodia legal establecida, ¿cuáles serán los acuerdos sobre la custodia física? Es decir, cuánto tiempo pasará el niño con cada uno de los padres y cómo se va a distribuir este tiempo. 3. ¿Habrá pensión alimenticia? y, de ser así, ¿cuál será su cuantía? 4. ¿Habrá pago de manutención de menores? 5. ¿Establecerán tú y tu ex pareja sus diferencias mediante pleitos o con la ayuda de un mediador? ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar a nuestro hijo durante y después del divorcio? Definitivamente SÍ. Hay multitud de cosas que puedes hacer para ayudar a que tu hijo se adapte a la nueva situación tanto en el proceso de divorcio como después de él. Si miramos en la lista donde se indican los diez hechos relacionados con el divorcio que producen más tensión en los hijos. Nos podemos dar cuenta de que nueve de los diez casos implican directamente cosas que tú como padre puedes hacer, así que hay que tener ánimos y disposición para sobrellevar la situación de separación con nuestros hijos, aprender a educarlos mejor y brindarle una vida más sana y estable a pesar de las circunstancias.
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EL DIVORCIO Y NUESTROS HIJOS ¿Qué sucede con nuestros hijos cuando no se encuentra más remedio que la separación? ¿Cómo reaccionan? ¿Qué sucede en sus cabecitas? ¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Qué puedo hacer si no tengo la custodia? Estas y muchas otras preguntas surgen en cuanto al tema de separación y al cuidado de los hijos. Para entender mejor a nuestros hijos es preciso saber inicialmente cómo podrían reaccionar ante la noticia de separación. La reacción de cada niño al divorcio de sus padres depende de su nivel de desarrollo, su personalidad y temperamento, sus estilos de aprendizaje, sus fortalezas y debilidades particulares, sus necesidades únicas y las experiencias de vida (Muñoz, M. 2010). Sentimientos y Pensamientos Frecuentes en los Niños Ante la Separación de los Padres
SENTIMIENTOS
PENSAMIENTOS
Tristeza, soledad, sentirse rechazados Ira, irritabilidad
Ya no les importo No es justo, no me gusta, lo odio, no quiero ir de un lugar a otro… ¿Qué va a pasar? ¿Qué tal si...? Me preocupa… Si tan sólo yo hubiera... No quiero que la gente sepa… Si no fuera por… No entiendo… Por lo menos ahora… No siento nada. Nada me importa.
Preocupación, inseguridad, vulnerabilidad, temor Culpa Vergüenza, pena Celos, culpar a otros Confusión Alivio Embotamiento
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Preguntas Frecuentes en Niños Ante la Separación de los Padres ¿Es mi culpa? ¿Cuándo se mejorarán las cosas?
¿Por qué esta pasando esto?
PREGUNTAS
¿De qué lado estoy?
¿Qué tal si los dos me dejan?
¿Qué va a pasar conmigo ahora?
¿Puedo arreglar esto?
El Divorcio Según las Etapas del Desarrollo de los Niños Bebés (0-1 año):
No comprenden las razones del conflicto, pero se dan cuenta del clima emocional del hogar, sienten la tensión y el descontento. Se dan cuenta de los cambios en los niveles de energía y en estado emocional de los padres. Se dan cuenta de cuando uno de los padres ya no está en el hogar. Dependen totalmente de los adultos que los cuidan. Comienzan a desarrollar confianza en otros y en el mundo.
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Para tener en cuenta en esta etapa:
El tiempo se pase con los bebés determina la formación de los lazos afectivos. Fíjese si muestran señales de malestar. Si lucen más irritables, nerviosos, si demuestran más rabietas, pérdida de apetito, o retrasos en su desarrollo. Hágales sentirse seguros demostrándoles afecto, meciéndoles, tocándoles, hablándoles con cariño. Mantenga sus juguetes y objetos favoritos a la mano. Mantenga las rutinas lo más posible. Introducir personas nuevas gradualmente.
Niños pequeños (1-3 años):
Son egocéntricos: creen que causan todo lo que pasa. Pueden mostrar señales de malestar: llanto excesivo, apego extremo, dificultades al dormir, pesadillas, ansiedad de separación, regresión a comportamientos más inmaduros (volver a orinar en la cama, o hacer popo en sus pantalones).
Para tener en cuenta en esta etapa:
Ofrecerles más atención y cariño, especialmente a la hora de separarse. Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. Demostrar que comprenden su malestar. Mantener las rutinas lo más posible. Necesitan estabilidad y predictibilidad. Introducir personas nuevas gradualmente.
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Niños de edad preescolar (3-5 años):
Necesitan estabilidad y predictibilidad. Siguen siendo egocéntricos. creen que causan todo lo que pasa, piensan que pueden controlar los eventos, se sienten responsables o culpables del divorcio. Tienen fantasías sobre la reconciliación de los padres. El niño no entiende todavía qué es una separación, pero al notar que uno de los miembros de la pareja no duerme en casa, es probable que piense que es por su culpa, y reaccione de formas opuestas: o se vuelve muy obediente (pensando que si es bueno el padre volverá) o también mucho más agresivo o rebelde de lo que su carácter haría esperar. Miedo a ser abandonados; algunos pueden sentir de retraimiento, disminución de la concentración o, incluso, con negación de asistencia al colegio. Pueden negar la ruptura matrimonial tanto a sí mismos como a los demás. Mienten a los parientes o amigos diciendo que sus padres todavía duermen juntos de noche, y ellos siguen jugando con juguetes durante meses, simulando su propia familia y haciendo que sus padres duerman uno al lado del otro.
Para tener en cuenta en esta etapa:
Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, confusión, preocupaciones, temores, pesadillas, agresión, regresión a comportamientos más inmaduros, aislamiento, apego extremo, quejosos. Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. Leerles libros sobre el divorcio. Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos. 12
Demostrar sensibilidad a sus temores. Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio. Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso. Mantener las rutinas lo más posible. Introducir personas nuevas gradualmente.
Niños de escuela primaria (6-12 años):
Se dan cuenta de lo que pasa, pero carecen de las destrezas necesarias para lidiar con los conflictos. Pueden comprender el concepto de divorcio. Penan la pérdida de la familia como era antes del divorcio. Pueden sentirse rechazados por los padres. Tienden a culpar a otros, a menudo a uno de los padres. Aparecen sentimientos de rechazo, fantasías de reconciliación y problemas de lealtad. Es posible que los niños experimenten rabia, tristeza y nostalgia por el progenitor que se ha ido. Cuando los cónyuges han tenido conflictos graves, los hijos pueden vivir una lucha de afectos por sus padres. Suelen manifestar sentimientos de vergüenza por el comportamiento de sus padres, incluso cólera o rabia hacia aquel que tomó la decisión de separarse. Un comportamiento muy típico es el de reprochar a sus padres no haber resuelto sus problemas matrimoniales. Aparecen los intentos de reconciliar a sus padres y problemas psicosomáticos (dolores de cabeza, estómago, etc.)
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Para tener en cuenta en esta etapa:
Hablar sobre el divorcio a un nivel que puedan comprender. Fíjese si muestran señales de malestar: tristeza, problemas académicos y/o sociales en la escuela, comportamiento inapropiado, achaques físicos, conflictos entre hermanos por competencia. Hacerles sentir seguros con muestras de afecto verbales y físicas. Leer libros sobre el divorcio. Animarles a hacer preguntas y a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos. Demostrar sensibilidad a sus temores. Decirles repetidamente que no son responsables por el conflicto o el divorcio. Apoyar la relación de los niños con el otro padre, a menos que sea peligroso. Mantener las rutinas lo más posible. Introducir personas nuevas gradualmente.
Adolescentes (13-17 años):
Están más envueltos con su grupo de pares y dependen menos de sus padres que los niños menores. Les preocupa el impacto del divorcio en sus relaciones. Sienten dudas de sus propias capacidades de establecer relaciones a largo plazo. Su autoestima se ve afectada y pueden llegar a desarrollar hábitos propios de edades superiores como fumar, beber o tener una mayor independencia. Pueden tener fuertes conflictos entre la necesidad de amar al padre y a la madre, y la desaprobación de su conducta. Madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades Conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobedece, consume alcohol, drogas. 14
Para tener en cuenta en esta etapa:
Pueden tratar de tomar ventaja de los padres. Fíjese si muestran señales de malestar: ira y hostilidad extrema, actitud desafiante, preocupación por asuntos financieros u otros asuntos de adultos, auto-concepto disminuido, aislamiento, problemas académicos o sociales en la escuela, comportamientos impredecibles o arriesgados. Mantener abiertas las vías de comunicación. Ser justo y razonable al asignarles responsabilidades. Apoyar la relación de los muchachos con el otro padre, a menos que sea peligroso.
Un duro paso a la madurez Es importante resaltar que la diversidad de experiencias, que viven los hijos después de la separación de los padres puede considerarse de algún modo, una señal positiva. Prueba de ello es que el divorcio no es el único hecho que les perjudica y, muchos de ellos, superan la crisis familiar saliendo de ella reforzados y más maduros, que sus pares pertenecientes a familias unidas (Moñux, X & Elustondo, M. 2010).
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¿CÓMO LES EXPLICAMOS? Sería ideal que los hijos fuesen informados sobre la situación de ruptura matrimonial de una forma adecuada, según la edad de del niño, que no se hablase mal a los hijos de su padre o madre, que tuvieran tiempo para que asimilen y entiendan la nueva realidad, que se sientan seguros, y que todos tuviesen una orientación profesional y consejos que les ayudasen a comunicarse y a resolver el problema. También sería importante que los propios padres informaran directamente a sus hijos sobre su proceso de separación y que no se enteren por terceras personas (Moñux, X & Elustondo, M. 2010). Para Poder Decirles!
Comenta la situación con claridad. Explica a tu hijo que papá y mamá ya no pueden y no desean vivir juntos y, que a partir de ahora, vivirán en distintas casas. Explícales qué es la separación y sus consecuencias. Habla con tus hijos de la realidad de la separación, teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie. Consolida lazos de amor y cariño. Asegura repetidamente a tus hijos que ambos continúan queriéndoles igual o más que antes. El padre o la madre que no tenga su custodia podrá verles siempre que ellos quieran o según a los acuerdos llegados. Respeta la rutina de tus hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, entorno, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc. Evita culpabilizar. Asegura a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio. Ellos no tienen la "culpa". La responsabilidad es de papá y mamá por igual.
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Habla de una situación definitiva. Explica claramente que el divorcio es definitivo, que no existe la posibilidad de volver atrás. Mantén opiniones positivas. Trata de proteger las opiniones positivas que tu hijo tenga de ambos padres. Facilita la relación de tu hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales. Comparte preocupaciones y tareas. Trata con el progenitor que no tiene la custodia todo lo relacionado con la educación y la salud del niño.
Ejemplo de cómo abordar la conversación - “¿Saben qué es el divorcio?” Si dicen que sí, puedes iniciar la conversación resumiéndolo con sus palabras. Si les dicen que no, explicárselo de una manera adecuada a su edad, claramente y con palabras sencillas. Después se puede decir: -“Mamá y papá nos vamos a separar y por eso ya no viviremos juntos. Eso no quiere decir que no los queremos, porque los queremos mucho y siempre estaremos con ustedes y nos tendrán para todo lo que necesiten. Porque el hecho de divorciarnos no cambia para nada el que sigamos siendo sus padres, igual que siempre.” - “Sepan que ustedes no tienen la culpa de que nos separemos”.
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- “Nos separamos porque mamá y papá ya no pueden seguir estando juntos porque ya no somos felices y porque los dos pensamos y queremos cosas diferentes”. - “Antes de tomar esta decisión, hemos intentado solucionar nuestros problemas, pero no lo hemos conseguido”. - “Uno de los dos tendrá que irse de casa y hemos decidido que será (papá o mamá) porque creemos que es lo mejor para ti, pero aunque viva en otro sitio pasarás mucho tiempo con él y también podrás llamarlo por teléfono y comunicarte por correo”. Hay que tener en cuenta que los niños tendrán muchas dudas y querrán hacer muchas preguntas a lo largo de los días. Deberán estar preparados para responderles con sinceridad pero con delicadeza y adecuadamente a su edad. ¡Ya lo Saben! Pero… ¿Qué Hacemos? ¿Qué Podemos Evitar? Lo que ayuda:
Observar atentamente para reconocer señales de malestar. Escuchar a los niños constantemente. Comunicación abierta. Dar explicaciones que los niños puedan comprender. Comunicar mensajes: No es tu culpa, no puedes resolver nuestros problemas porque no los causaste, aún te queremos, no nos estamos divorciando de ti, los cambios son difíciles, pero las cosas mejorarán. Cumplir con los compromisos y las promesas. Pasar tiempo agradable con cada niño regularmente. Proveer estructura y límites razonables en el hogar. Ser consistentes al disciplinar. Mantener la predictibilidad y las rutinas. 18
Continuar la celebración de días festivos y ocasiones especiales. Animar la participación en actividades según su nivel de desarrollo e inclinaciones. Leer, escribir en diario, expresión con arte, música, baile, etc. Sentar buen ejemplo y permitir la expresión de emociones. Manejar los conflictos con el otro padre de manera civil. Librar a los niños de estrés innecesario. Apoyar el que los niños mantengan relaciones con los familiares, a menos que sea peligroso. Tener paciencia en cuanto a los ajustes. Toma tiempo y esfuerzo. Utilizar las fortalezas, habilidades, y talentos individuales y familiares. Desarrollar y utilizar una red de amistades y recursos comunitarios para recibir sostén práctico y emocional para toda la familia. Buscar asesoramiento y ayuda profesional cuando sea necesario.
Lo que NO Ayuda:
Pedirle a los niños que escojan entre sus padres. Pedirle a los niños que asuman una posición en cuanto al conflicto entre los padres. Hablar mal del otro padre. Ventilar nuestras frustraciones en los niños Volvernos a los niños en busca de apoyo o guía. Poner a los niños en el medio. Exponer a los niños a las discusiones. Envolver a los niños en las disputas entre los padres. Usar a los niños de mensajeros. Usar a los niños de espías. Usar a los niños de confidentes. Usar a los niños de peones o de munición. 19
Decirle a los niños cómo deben sentirse. Negar o descontar los sentimientos de los niños. Pedirle a los niños que guarden nuestros secretos. Descuidar las necesidades de los niños. Exigirle demasiado a los niños. Sentar expectativas no razonables para los niños. Expresar la ira inapropiadamente. Expresar amargura, falta de respeto, u hostilidad hacia el otro padre. Demostrar incapacidad de comunicarse efectivamente con los niños o con el otro padre.
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Y AHORA QUE ESTOY SIN PAREJA Ser madre o padre soltero representa una doble responsabilidad y requiere energías dobles. Estos enfrentan los mismos deberes y presiones de otros padres, pero sin la ayuda de un compañero (Muñoz, M. 2010). Algunas Pautas
Tenga cuidado con las complicaciones que puede acarrear la sobrecarga, la soledad, la desesperanza y la desesperación. En la crianza de sus niños, evite el perfeccionismo, la sobreprotección, la omnipotencia, y la impotencia. Evite conformarse con cualquier pareja con tal de acompañarse u ofrecerle una figura paterna o materna a sus niños. Evite depender de los niños mayores como acompañantes o confidentes. Lidie sanamente con los sentimientos de culpabilidad y de enojo que puedan sentir usted y sus niños sobre el padre o la madre ausente. Responda clara y sensitivamente a las preguntas de sus niños sobre el padre o la madre ausente. Comparta y delegue sus responsabilidades con otros adultos. Saque tiempo personal para socializar y divertirse con otros adultos. Infórmese sobre recursos comunitarios, tales como guarderías subvencionadas. Procure ayuda profesional de sicólogos y consejeros si usted o sus niños la necesitan. 21
Madres y padres solos, cuando sientan sobrecarga, soledad, o desorientación, procuren descanso, apoyo, y orientación. Recuerden que, con más razón, sus niños les necesitan fuertes y saludables de cuerpo, mente y corazón. Si no Tienes la Custodia Recuerda Los hijos no son objetos. Lucha no por apropiarte de ellos y sí por su libertad. Cariño y presencia. Es necesario estar con ellos para darles amor. Sigues siendo padre. Lucha por tus hijos, movido por tu amor y no por el odio o el rencor. Eres un ejemplo para ellos. Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Pórtate bien. Si lo que quieres es respeto, respeta a tu hijo y a la persona con quien lo tuviste. Valora la importancia de ambos. Los hijos necesitan al padre y a la madre. No importa lo humillado, desprotegido que te encuentres, nadie puede darle a tu hijo lo que necesita, sólo sus padres. Para ellos, el padre y la madre son únicos e irremplazables.
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SOBREVIVIENDO A LAS FECHAS ESPECIALES Procurar que los niños pasen tiempo con ambos padres es fundamental para que sientan cerca tanto el cariño de su padre como de su madre. También es esencial, que ambos padres, hagan todo lo que esté en su mano para que sus hijos disfruten plenamente de la Navidad por ejemplo, como lo hacían antes. Si los niños tienen ya criterio para elegir, se puede tomar en consideración sus preferencias acerca de cómo repartir los días. Pero, lo más recomendable es que sean los padres quienes tomen las decisiones, ya que el niño puede tomarse como algo muy personal su elección, pareciéndole estar queriendo más a uno que a otro, cuando ambos son sus papás. Con la decisión ya tomada, el niño no se sentirá culpable. Respetar las tradiciones también ayudará a los niños a tomarse el tema de las fechas con mayor naturalidad. Así, por ejemplo, les será más fácil relacionar la Nochebuena con la casa de la abuela materna, el día de Navidad con la apertura de los regalos en casa de mamá o la Nochevieja con los abuelos paternos, si siempre ha sido así. Llegado el momento, el progenitor que pierde la compañía del niño debe evitar mostrarse angustiado o triste. Es recomendable que trate de animar a su hijo a que lo pase bien y disfrute de sus vacaciones con la otra familia. También es conveniente permitir que el otro progenitor se sienta cerca de su hijo mediante una llamada telefónica, por ejemplo, para felicitarle el año Nuevo o para contarle qué le han traído los Reyes Magos. 23
EL Mejor Regalo Siempre es el Amor
Competir por adquirir el mejor regalo para los hijos es un error. Intentar comprar su cariño con cosas materiales es peligroso y tiene su contrapartida. Aunque en el momento, nos sintamos felices viéndoles disfrutar, a largo plazo podemos convertir la relación en materialista e interesada. Los niños pueden convertirse en manipuladores y dejar de pasar tiempo con nosotros, por ejemplo, si no les regalamos cosas constantemente. Para evitar manipulaciones o comparaciones poco deseables, lo ideal es pactar con el otro los regalos que van a recibir los niños y repartir su coste económico sin entrar en competiciones.
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DEJAR DE SER EL INTRUSO Todos los padres enfrentan dificultades cada tanto. Pero cuando usted es madrastra o padrastro, a esos obstáculos se suma el hecho de que usted no es la madre o el padre biológico, y esto puede generar luchas de poder dentro de la familia, ya sea por parte de los niños, del ex cónyuge de su pareja, o incluso de su pareja. Comenzando Despacio Comience despacio y trate de no apresurar los acontecimientos. Deje que las cosas se desarrollen naturalmente; los niños se dan cuenta cuando los adultos fingen o no son sinceros. Con el tiempo, puede desarrollar una relación más profunda y significativa con sus hijastros, que no necesariamente debe parecerse a la que ellos tienen con sus padres biológicos.
Pasos para ser un gran padrastro o madrastra 1.
Anteponga las necesidades, y no los deseos de los niños. Los niños necesitan amor, afecto y reglas coherentes más que cualquier otra cosa. Darles juguetes o golosinas, en especial si no se los han ganado por sus buenas notas o conducta, puede conducir a una situación donde usted sienta que está intercambiando regalos por amor. De modo similar, si se siente culpable por tratar a sus hijos biológicos de manera diferente de cómo trata a sus hijastros, no intente 25
compensar esto con regalos. Más bien, intente ver cómo tratarlos más equitativamente. 2.
Las reglas del hogar son importantes. Aplique las reglas de su hogar lo más sistemáticamente posible para todos los niños. Los niños y los adolescentes tendrán reglas diferentes, pero éstas deben aplicarse siempre en forma coherente. Esto ayuda a los niños a adaptarse a las transiciones, como la mudanza a una casa nueva o el nacimiento de un bebé, y a sentir que todos los niños en la casa reciben el mismo trato. Si los niños están viviendo con dos conjuntos de reglas muy diferentes en cada hogar, quizá sea hora de tener una reunión familiar de sólo adultos; de lo contrario, los niños pueden aprender a "manipular el sistema" para obtener beneficios a corto plazo, lo que generará problemas a largo plazo.
3.
Cree nuevas tradiciones de familia. Encuentre actividades especiales para hacer con sus hijastros, pero asegúrese de pedirles su opinión. Algunas nuevas tradiciones de familia podrían incluir noches de juegos de mesa, salir juntos a pasear en bicicleta, cocinar, hacer artesanías o incluso hacer juegos de palabras en el auto. La clave es divertirse juntos, no tratar de ganar su amor; los niños son inteligentes y se darán cuenta rápidamente si usted está intentando forzar una relación.
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4.
Respete a todos los padres. Si el ex cónyuge de su pareja ha fallecido, es importante ser sensible y honrar a esa persona. Si usted y su pareja comparten la custodia con la madre o el padre biológico, intente ser cortés y compasivo en sus interacciones (¡sin importar cuán difícil pueda ser!). Nunca haga comentarios negativos sobre la madre o el padre de los niños frente a éstos. Esta conducta a menudo despierta el enojo de los niños contra el padre que hizo los comentarios. A ningún niño le gusta escuchar que se critica a sus padres, incluso cuando el mismo niño se queje de ellos ante usted.
5.
No use a los niños como mensajeros o intermediarios. Trate de no interrogar a los niños sobre lo que sucede en la otra casa; se sentirán molestos si sienten que se les pide "espiar" al otro padre. Siempre que sea posible, comuníquese directamente con el otro padre sobre los temas importantes, como programas, visitas, cuestiones de salud o problemas escolares. Los calendarios de custodia en línea facilitan un poco este proceso, ya que los padres pueden anotar los días de visita y compartir esta información entre sí a través de Internet.
6.
Hable con su pareja o cónyuge. La comunicación entre usted y su pareja es importante para que puedan decidir juntos sobre la crianza de los hijos. Esto es especialmente importante si cada uno tiene ideas diferentes sobre la crianza y la disciplina. Si usted no tiene hijos y se inicia en esta experiencia como padrastro o madrastra, pregúntele a su pareja cuál es la mejor manera de conocer a los niños. Use recursos para averiguar qué les interesa a los niños de diferentes edades, y no olvide preguntarles a ellos.
Sin importar cuáles sean las circunstancias de su nueva familia, lo más probable es que en el camino encuentre algunos obstáculos. Pero no se dé por vencido en su intento de que las cosas funcionen; incluso si empiezan con algunos traspiés, aun así pueden mejorar (y probablemente lo harán) a medida que usted y su nueva familia se conozcan mejor. 27
ALGO PARA CONTAR El Cuento de la Tortuga Janet Johnston Érase una vez una tortuga de tierra llamada Sammy que vivía en la arena. Le encantaba tumbarse al sol en la playa. Lo hacía a diario. También le gustaba excavar túneles y los cangrejos eran su animal favorito. Cerca de allí en el océano había una tortuga de mar llamada Rally que vivía en la profundidad del mar y disfrutaba nadando en las olas. Un día Sammy la tortuga de tierra buscando y rebuscando cangrejos llego hasta la orilla del océano, al mismo tiempo Sally, la tortuga de mar nadó hasta las aguas menos profundas de la playa para poder sacar la cabeza debajo del agua y contemplar el cielo azul. De pronto Sally y Sammy cruzaron sus miradas y se enamoraron. Sally nunca había visto una tortuga de tierra y su aspecto diferente le pareció muy atractivo. Lo mismo le sucedió a Sammy al ver el caparazón azulado de Sally. Las dos tortugas decidieron casarse. Durante un tiempo vivieron en la orilla del océano para que Sammy pudiera calentarse en la arena y Sally permanecer en las aguas poco profundas. Pronto tuvieron dos bebés tortugas TOMMY y TINA que se parecían a su padre y a su madre. Les encantaba tanto nadar en el océano con su padre Sally como tomar el sol en la arena como su madre Sammy. ¡ERAN UNA FAMILIA FELIZ! 28
Pero de pronto algo falló. Sammy cada vez pasaba menos tiempo en la orilla del océano y Sally se pasaba el día nadando en aguas profundas. Además cuando estaban juntos discutían y se peleaban. Llegado el momento Sally y Sammy decidieron que ya no querían vivir más juntos. Tommy y Tina estaban muy tristes. Querían estar con papá y mamá todo el día ya que amaban a los dos por igual. Tommy estaba muy enojado y gritaba sin parar y Tina estaba todo el día dentro de su caparazón. Un día decidieron pedir ayuda al BUHO SABIO que siempre daba buenos consejos: Tina le dijo ¿Puedes conseguir que papá y mamá vuelvan a estar juntos? El BUHO SABIO le dijo, una tortuga de tierra nunca debía casase con una tortuga de mar. Son dos especies distintas y con hábitos distintos. La tortuga de tierra se siente triste en el mar y viceversa ¡es preferible que cada cual viva donde es feliz! Pero tu Tomy y Tina son medio tortuga de Tierra y medio tortuga de mar así que podéis vivir en los dos sitios. Podéis vivir tanto con papá como con mamá. Y eso es lo que hicieron Tommy y Tina. Hicieron muchos amigos y querían a papá y a mamá. Se convirtieron en una especie de tortuga nueva capaz de vivir en tierra firme y en el mar FIN Este cuento ayuda a los niños a entender su libertad de amar por igual a su padre y a su madre, aunque no estén juntos
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LA FAMILIA PINTA Elena Lescano Había una vez una joven y hermosa pájara pinta. En su vestido de plumas tenía muchísimos colores y como volaba muy rápido parecía que iba dibujando arco iris en el cielo azul. Un día, cansada de revolotear, se posó sobre un verde limón todo lleno de flores blancas muy perfumadas. — ¡Qué hermosas flores! —pensó la pájara pinta, que se llamaba Rosita. Y con el pico cortó una ramita con una flor y se la puso bajo el ala. ¡Le quedaba preciosa! Y ella se sentía muy feliz con su flor perfumada. En eso se acercó al verde limón un pájaro pinto, con los colores un poco desteñidos porque era ya un señor mayor. Es sabido que los pájaros pintos, con el paso del tiempo, van perdiendo el brillo y colorido de su plumaje; se van amorronando y acaban pareciéndose a los gorriones. El pájaro pinto -que se llamaba Juan- se quedó boquiabierto cuando vio a Rosita. ¡Le pareció tan bella, con su flor bajo el ala y con su exquisito perfume! —Hola, preciosa damita. Permítame presentarme. Me llamo Juan. —Ay, yo no hablo con gorriones desconocidos, Sr. —Dijo Rosita, escondiendo coquetamente su cabecita bajo el ala. (El ala donde no tenía la flor, porque si no, se le caía.) —Pero si yo soy un pájaro pinto – dijo Juan, algo ofendido. —Disculpe Ud. Me confundí. Es que hay tantos atrevidos por aquí… —Claro que sí. Hace bien Ud. en tener cuidado. Yo soy un pájaro respetable y le ofrezco acompañarla hasta su casa para protegerla de esos atrevidos. 30
—No quiero que se moleste…. —pió dulcemente Rosita. —No faltaba más —respondió Juan, sacando pecho. Bueno, así empezó la cosa. Juan se enamoró perdidamente de la joven y hermosa Rosita. La mamá de Rosita estaba encantada con el pretendiente de su hija. —Es todo un caballero. Y tiene tan buena posición. ¡Mira las hermosas plumas que te trae de regalo! ¡Y las piedritas de colores! ¡Son tan lindas! —decía. Rosita, no estaba muy entusiasmada. Le parecía que Juan era muy viejo para ella. —A mí me gusta saltar por las ramas, hacer piruetas por los aires, perseguir bichitos, cantar y jugar con otros pájaros pintos. Pero Juan es muy serio… Siempre me está diciendo que me quede quieta…. Pero Rosita se dejó conquistar por Juan. Era tan atento, tan cariñoso, la trataba como a una princesa. Y su mamá, además, le aconsejaba que pensara en el buen futuro que tendría con Juan. Y cuando Juan le mostró el nido que había construido, Rosita quedó deslumbrada. Lo había fabricado en el verde limón, usando ramitas muy pequeñas y suaves y lo había tapizado con pelo de conejo blanco. ¡Era el sueño de cualquier pajarita pinta! Se casaron y fueron felices…. Durante un tiempo. Rosita quería seguir su vida de soltera, volando, cantando, jugando. Pero Juan empezó a decirle que tenía que ser más tranquila y reflexiva para poder cuidar a sus hijitos. — ¿Hijitos? No, no, no. Yo soy muy joven todavía para tener hijitos —piaba Rosita —Pero, Rosita. Los pájaros nos casamos para tener hijitos… — Sí, bueno. Pero más adelante, ¿eh? Y así siguieron, cada uno con lo suyo y discutiendo muchas veces al día. Finalmente, Rosita accedió a tener hijitos. Puso un hermoso huevito color celeste. — ¿Y no vamos a tener más? — se preocupó Juan. 31
—Por ahora, uno solo —contestó con firmeza Rosita. Y dejó el precioso huevito en el nido, arropadito en el pelo de conejo, y se fue a pasear. Juan se dijo: —Esto no está bien. El huevito necesita calor y protección. Y sin pensarlo dos veces, se acomodó para empollarlo, aunque la costumbre era que fuera la madre la que lo hiciera. A Rosita le pareció muy bien que Juan empollara el huevito y pocas veces se hacía cargo ella. Juan protestaba, pero se quedaba. Y Rosita seguía volando y volando, haciendo volteretas por el cielo, cortando flores para adornarse. Después de dos semanas, el huevito empezó a moverse. —Rosita, Rosita, ven que está por nacer —llamó Juan. Y los dos vieron embelesados como nacía su hijito, un bebé pájaro pinto todo pelado, con un pico enorme y mucha, mucha hambre. Ya se pueden imaginar cómo sigue la historia. A los pajaritos bebé hay que darles muchísima comida. ¿Y quién se ocupaba de buscar los gusanitos y semillitas para alimentarlo? Juan, por supuesto. Rosita, seguía su vida despreocupada. Quería mucho a su hijito y pensaba que Juan era tan buen padre, y que ella era tan joven… Juan trabajaba y trabajaba para traer comida. Y le reprochaba a Rosita su falta de dedicación como madre y como esposa. Rosita lo tomaba a broma: —Estás hecho un viejo amargado —decía y se reía. A los dos meses el pichoncito ya tenía todo su plumaje, de bellísimos colores, y ya parecía todo un pajarito pinto. Empezó a ejercitar sus alas para volar. Pero Juan entró en pánico. —Que eres muy chiquito para volar, que te vas a caer, que te va a comer un zorro… —todo eso le decía Juan a su hijo. Y Rosita: —Dejó tranquilo al chico. ¿Le vas a amargar la vida a él también? Pablito, que así se llamaba el pichón, no entendía 32
mucho, pero sí entendía que papá y mamá se peleaban. Y no le gustaba nada. Pasó el tiempo. Pablito ya quería volar. Papá no lo dejaba. Mamá le decía que lo dejara. Y discutían, y discutían. Pablito pensó que él tenía la culpa de que papá y mamá se pelearan. —Si no fuera por mí —pensaba—, ellos estarían felices. Entonces ideó un plan. Aprendió a volar cuando los padres no estaban en el nido, para que ellos no supieran. Cuando se sintió seguro, decidió dejar el hogar. —No quiero que se peleen por mí. Me voy a ir a vivir solo para que ellos estén bien — se dijo, mientras se le escapaban algunas lagrimitas. (Aunque no lo crean, chicos, los pajaritos también lloran…). Y, abrió las alitas y se lanzó a volar. No era muy fuerte, así que se cansó pronto y aterrizó en un sauce llorón. Era muy distinto de su verde limón. Pero pensó que podía quedarse allí. A la noche llovió. Sin las alas de sus papis que lo cubrían se mojó todo. Después empezó a tener hambre. Pero no sabía cómo conseguir comida. Empezó a asustarse. — ¿Qué voy a hacer solito? —y se puso a llorar. — ¿Quién hace tanto ruido en mi árbol? —dijo una ardilla que vivía en el sauce, sacando la cabeza de un hueco. —Ay, no me coma, Sr. Zorro. Soy muy chiquito. —Respondió Pablito, temblando. —Si no soy un zorro, soy una ardilla. Y no como pajaritos. — Dijo Blanca, la ardilla. — — ¿Por qué haches tanto ruido? Me despertaste. —Es que estaba llorando. —Y le contó toda la historia a Blanca. —Pablito, Pablito. Estás equivocado. Tu papá y tu mamá discuten porque son diferentes y no se ponen de acuerdo. Tú no tienes la culpa. Y si tú no estuvieras, discutirían por cualquier otra cosa. No saben convivir, ¿entendéis? — ¿Y Ud. cómo sabe, Doña Ardilla?
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—Ufff. Porque he visto muchas, muchas parejas que discuten. Y los hijos no tienen la culpa. Piensa un poco. ¿Qué crees que están haciendo tu papá y tu mamá ahora? —Y… estarán asustados porque no me encuentran. —Claro, porque los dos te quieren. Pero, ¿qué más crees que pasa entre ellos? Tú los conoces… —Hmmm. ¿Estarán discutiendo? - Sí, eso es. Cada uno le dice al otro: “Tú tienes la culpa que Pablito no esté” — ¿Viste? — ¿Y cómo hago para que no peleen más? —No, tú no tienes que hacer nada. Eso depende de ellos que son grandes. Lo único que puedes hacer es decirles que cuando ellos pelean tú te pones triste. Y ellos son los que tienen que ver qué hacer. —Un amigo me contó que a veces los papás se separan. —Sí, es cierto. Sabes, Pablito, todos se casan enamorados. Pero no es fácil vivir juntos. A veces descubren que es mejor separarse para vivir más felices. —Pero ¿y yo? — Si se separaran vas a tener dos nidos donde vivir: el de tu papá y el de tu mamá. — ¿Así de fácil? —No, nada fácil. Primero, tu papá y tu mamá tienen que dejar de echarse la culpa y entender que cada uno pone su granito para las peleas. Después se tienen que poner de acuerdo para seguir cuidándote, aunque no vivan juntos. — ¿Y, si eso no pasa? —Si no pasara, Pablito, todos van a sufrir mucho y se van a hacer mucho daño. Pero vas a sobrevivir. Si siguen y siguen con la pelea, acuérdate: no es culpa tuya. Y me vienes a ver a menudo, que soy tu amiga. ¿Estamos? —Dijo Blanca—. Ahora, anda para tu nido. —Gracias, Blanca. Es lindo tener una amiga —pió Pablito. Y alzó el vuelo aleteando rápido para llegar a su hogar en el verde limón y ver a sus papitos. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. FIN 34
La Ardilla Skiper Skiper era una ardilla muy alegre y traviesa que le encantaba subirse a los árboles y saltar en ellos de rama en rama. Cuantos más altos mejor. Allí se sentía feliz, jugando con sus amigos y sintiendo el viento del bosque en su cara. Pero eso era antes, Skiper ahora se sentía muy triste, pues en su casa sus padres no paraban de discutirse. Skiper se sentía muy abatido, quería mucho a sus padres pero ya desde pequeño empezó a oír sus discusiones y con el tiempo estas se hicieron más habituales. Un día, su madre le explicó que debido a esas peleas habían tomado la decisión de separarse y vivir cada uno de ellos en un nido distinto. Aunque las peleas en su casa se acabaron, Skiper se sentía muy desgraciado ya que pensaba que se peleaban por su culpa y que por eso se habían separado, además no sabía que hacer, si ir con su padre o su madre ya que si elegía alguno de los dos pensaba que el otro ya no lo querría más. Se sentía muy triste y quería que sus padres volvieran a vivir juntos. Así que pensó: - Me escaparé de casa y así cuando me busquen verán que los dos se quieren mucho y volverán a vivir juntos. Así lo hizo y su madre cuando vio que no volvía llamó a su padre. Este le dijo que no lo había visto y así después de comprobar que no estaba con ninguno de sus amigos se pusieron a buscarlo. La abuela de Skiper que era muy lista, lo encontró en seguida. - Abuela, como me has encontrado?
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-. Preguntó Skiper. - Solo he tenido que buscar el árbol más alto del bosque. – Respondió su abuela.- Se que te gustan los árboles muy altos. - Papá y mamá me están buscando? -. Volvió a preguntar Skiper. - Por supuesto, pero si has hecho esto para que vuelvan a estar juntos ha sido un error.- Dijo su abuela en tono de reprimenda. - Pero por qué abuela? - Por que tus padres ya no se quieren. - Y es por mi culpa…? -. Preguntó Skiper muy apenado. - Claro que no pequeño. Mira, tus padres se enamoraron y se casaron muy jóvenes. Construyeron su nido y se querían tanto que naciste tú. Pero ellos dos son muy diferentes, ya sabes que tu madre es una ardilla, es muy activa durante todo el día y no para ni en invierno. En cambio tu padre es un lirón, el prefiere más la noche que el día y además en invierno hiberna. De ahí vienen sus discusiones. - Y por eso se han separado? - Claro. Además, no se puede discutir todos los días porque luego podrían llegar a pelearse y hacerse más daño. Así que han decidido que para ser felices, cada uno tiene que vivir en su propio nido. Así que si los quieres, tendrás que aceptar que vivan separados. - Pero y yo donde iré?- Volvió a replicar Skiper. - Mira, tú tienes lo mejor de cada uno de ellos. Eres muy activo, pero también prefieres la noche como tu padre. En cambio como eres una ardilla no tienes la necesidad de hibernar. Así que puedes pasar unas temporadas con tu padre y otras con tu madre. Ellos no se van a enfadar por eso porque te quieren mucho. Son tus padres y eso si es para siempre, no lo olvides. Skiper y su abuela se abrazaron y juntos volvieron a casa de su madre. Todos fueron felices. El padre de Skiper podía salir tranquilamente a disfrutar de la noche y su madre trabajaba de 36
día y no paraba durante el invierno. Skiper se volvía a divertir saltando de árbol en árbol y además como pasaba unas temporadas con su padre y otras con su madre, conoció nuevos bosques e hizo nuevos amigos.
FIN
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Lenguas Hechizadas Pedro Pablo Sacristan Hubo una vez un brujo malvado que una noche robó mil lenguas en una ciudad, y después de aplicarles un hechizo para que sólo hablaran cosas malas de todo el mundo, se las devolvió a sus dueños sin que estos se dieran cuenta. De este modo, en muy poco tiempo, en aquella ciudad sólo se hablaban cosas malas de todo el mundo: "que si este había hecho esto, que si aquel lo otro, que si este era un pesado y el otro un torpe", etc. Y aquello sólo llevaba a que todos estuvieran enfadados con todos, para mayor alegría del brujo. Al ver la situación, el Gran Mago decidió intervenir con sus mismas armas, haciendo un encantamiento sobre las orejas de todos. Las orejas cobraron vida, y cada vez que alguna de las lenguas empezaba sus críticas, ellas se cerraban fuertemente, impidiendo que la gente oyera. Así empezó la batalla terrible entre lenguas y orejas, unas criticando sin parar, y las otras haciéndose las sordas... ¿Quién ganó la batalla? Pues con el paso del tiempo, las lenguas hechizadas empezaron a sentirse inútiles: ¿para qué hablar si nadie les escuchaba?, y como eran lenguas, y preferían que las escuchasen, empezaron a cambiar lo que decían. Y cuando comprobaron que diciendo cosas buenas y bonitas de todo y de todos, volvían a escucharles, se llenaron de alegría y olvidaron para siempre su hechizo. Y aún hoy el brujo malvado sigue hechizando lenguas por el mundo, pero gracias al mago ya todos saben que lo único que
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hay que hacer para acabar con las críticas y los criticones, es cerrar las orejas, y no hacerles caso. Fin “Andar constantemente criticando a los demás, en vez de ver las cosas buenas, no tiene nada de positivo”
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