Historias de vida

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HISTORIAS HISTORIAS VIDA DEDE VIDA Y HOY BARRIO AYERAYER Y HOY EN EN EL EL BARRIO DEL ESPÍRITU SANTO DEL ESPÍRITU SANTO


CRÉDITOS Dirección del trabajo: Prudencio Riquelme Perea Entrevistas: María Aliaga Jódar Piedad Contreras Guerrero Carmen María Verde Martín Redacción: María Dolores Sarabia Alarcón María Aliaga Jódar Catalina Nicolás Martínez Carmen Mª Verde Martín Colaboración: Antonio Hidalgo Sánchez Diseño: XLI design+thinking Los autores agradecen a los vecinos del barrio y al Ayuntamiento de Murcia su disponibilidad para la realización de las entrevistas y el material fotográfico cedido para ilustrar el libro.


Introducci贸n 5 Presentaci贸n 13 Lo que hemos visto

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De ayer a hoy

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Pensando en el barrio

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Entre vecinos

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Y salimos adelante

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La familia por delante

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Gitanos 125 Construyendo el barrio a trav茅s de sus personajes

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INTRODUCCIÓN Este trabajo es el resultado de un proceso de investigación realizado por el equipo de trabajo de la Asociación EX-URB, en colaboración con personal del Observatorio La Asomada, dentro de la Iniciativa Urbana “URBAN Murcia, Barrio del Espíritu Santo”. Esta Iniciativa fue aprobada por la Dirección General de Fondos Comunitarios del Ministerio de Economía y Hacienda, y actúa en el marco del Programa Operativo Regional 2007-2013, financiado por el Ayuntamiento de Murcia y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). El objetivo inicial era conocer las experiencias de vida de los vecinos del barrio, con la finalidad de poder ayudarnos a entenderlos más y mejor y detectar los procesos acumulativos de desventajas sociales con los que cuentan. Lo cierto es, que durante el transcurso de la investigación su finalidad ha cambiado, convirtiéndose en una herramienta de información perfectamente válida para conocer la búsqueda de identidad de sus habitantes, a través de la recuperación de su memoria colectiva sobre los temas, creencias y valores que sostienen su forma de ser y actuar en su quehacer diario. La información obtenida se ha recogido gracias al compromiso y la participación de los vecinos, los profesionales que trabajan por y para el barrio desde hace varios años, y una serie de personas que se consideran relevantes para el mismo, aunque en la actualidad no habiten en él, ya que con su proceder diario han contribuido a recomponer la esencia real

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del Espíritu Santo. Queremos agradecer a todas las personas que han dedicado un rato de su tiempo a enriquecer este proyecto y a participar de esta experiencia, a través de sus testimonios y pedir disculpas a todas aquellas que no han podido estar aquí y que, indudablemente hubiesen ayudado a enriquecer mucho más este trabajo. Además, reconocer de forma especial a Piedad Contreras su especial contribución al desarrollo de este proyecto.

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Una forma de dar a conocer un barrio es a través de su historia, de la vida de sus gentes, de sus costumbres y vivencias, de su estilo de vida. En el marco del proyecto Iniciativa Urbana “Urban. Espíritu Santo de Espinardo” se ha querido contribuir a esta idea aportando esta lectura, que recoge lo más preciado del barrio, los recuerdos que permanecen en la memoria de sus vecinos, aquellos para quienes trabajamos y cuyo orgullo por pertenecer al Espíritu Santo queda latente en cada una de sus páginas. Siendo testigos de sus experiencias, a través de las vivencias personales reflejadas en este libro, contribuimos a valorarlos más y a convertir al Espíritu Santo en un barrio acogedor y abierto donde es posible apostar por un futuro. Futuro que viene de la mano del esfuerzo de toda la ciudadanía y en especial de los más jóvenes, para llevar a cabo los objetivos elaborados entre todos y recogidos en el proyecto URBAN Espíritu Santo. Nuevas oportunidades definidas por el carácter generoso, abierto y tolerante de los vecinos, con la finalidad de que se conviertan en el motor de desarrollo que el barrio necesita. María del Carmen Pelegrín Teniente de Alcalde de Servicios Sociales y Sanidad

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PRESENTACIÓN Cuando uno va conociendo a los vecinos y el día a día del Espíritu Santo se encuentra con el sentido tradicional y de pertenencia a una comunidad y con unos valores comunes que resultan no ser nada cotidianos de encontrar en una ciudad cada vez más despersonalizada. La verdad es que este proyecto se inició siguiendo ese mismo camino. En principio, se quería entrevistar a las personas más significativas del barrio, aquellas que pudieran aportar las claves de su situación actual. Nuestra idea no era estudiar específicamente los hechos, sino las percepciones y opiniones de algunas de las personas que residían en él y que podían ilustrarnos con sus vivencias. Para ello utilizamos una técnica de investigación que se denomina Historias de Vida. Se trata de realizar una entrevista a una persona a partir de los relatos que hace sobre su vida, o momentos concretos de la misma, y de los relatos y documentación obtenidos de terceras personas. Las entrevistas se transcriben y esa información sirve de base para analizar y encontrar las claves interpretativas de un fenómeno social. Conforme íbamos avanzando en el trabajo, que en principio se limitaba a realizar media docena de entrevistas, nos dimos cuenta que en las historias vitales que estábamos recogiendo aparecía siempre el barrio como escenario, pero también como un actor más en la vida de las personas. Fue así como empezamos a plantearnos ampliar algo más los objetivos iniciales para conocer un poco más del barrio.

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Es por ello, que finalmente, se realizaron alrededor de unas 35 entrevistas que se transcribieron de forma literal y después fueron analizadas e interpretadas por el equipo de trabajo. En la realización del estudio se contó con la participación de cuatro entrevistadores, un responsable de transcribir la información, cinco investigadores y un director de proyecto que trabajaron sobre el mismo, desde septiembre de 2011 hasta mayo de 2012. El procedimiento de trabajo se desarrolló en dos fases. La primera de ellas se centró en la recogida de la información a través de un primer contacto con los vecinos. Una vez identificados, se realizó el diseño de la entrevista y se estableció el cronograma de actuación para su realización. Posteriormente, se llevaron a cabo las entrevistas utilizando el formato preestablecido y procediendo a su grabación de forma íntegra y su transcripción de forma literal. Una vez concluida esta primera fase, se realizó el análisis de la información recogida. Para ello se organizó por categorías todo el texto y se elaboró un mapa conceptual que permitiera asociar y sintetizar los resultados y, con todo ello, se recogió la información tal y como aparece en este trabajo. Seguro que cualquiera podrá pensar, y tendrá razón, que falta alguien y el que está no debería estarlo. Esperamos, de la misma manera, que otros puedan estar de acuerdo que al menos la selección que hemos hecho es representativa de la comunidad. Nuestra pretensión era, como dice el dicho, que haya de todo como en botica, pero conforme avanzaba el trabajo nos hemos dado cuenta de que esta botica debería estar abierta día y noche para dar y recibir. Tenemos la sensación que hemos abierto un libro que se tendrá que ir completando con viejas historias que no están incluidas en este y, sobre todo, con otras nuevas que se están creando.

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LO QUE HEMOS VISTO La asociación EX-URB es una entidad que promueve la investigación e intervención para el desarrollo local en barrios con especial vulnerabilidad a la exclusión social. Colabora en algunos de las actuaciones puestas en marcha a través de la Iniciativa Urban. Espíritu Santo, prácticamente desde el inicio del proyecto. A través de sus trabajadores, colaboradores y voluntarios ha pretendido acercar el barrio a través de las experiencias de vida de sus propios vecinos. A continuación, presentamos las impresiones del equipo que ha colaborado en este trabajo, varios de ellos comenzaron a trabajar en el Espíritu Santo de forma voluntaria, algunos por motivos laborales e incluso otros estaban implicados con el barrio años antes de comenzar el proyecto, pero considerábamos necesario el plasmar desde el principio la evolución de este trabajo desde el punto de vista de las personas que han colaborado en él, con la finalidad de introducir al lector dentro del contexto de un barrio lleno de posibilidades. Mª Dolores Sarabia Alarcón En el año 2010 conocí la iniciativa urbana que se iba a llevar a cabo en el barrio Espíritu Santo. Cursaba en la Universidad de Murcia el Máster en Desarrollo Local y Empleo y debía realizar un trabajo sobre un proyecto que fuese financiado por la Unión Europea. El Proyecto Urban Barrio Espíritu Santo fue mi escogido. Desde entonces, comencé a interesarme por temas relacionados con

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el desarrollo local y a participar, de manera voluntaria, en las diversas actividades que se han ido realizando, tales como los foros de participación ciudadana en el centro cultural, las actividades con los implicados en el proyecto, los grupos de trabajo y las distintas actividades que desde entonces se han puesto en marcha en torno al proyecto. Mi primera toma de contacto fue el I Encuentro de Participación Ciudadana que se realizó en el Instituto José Planes, en marzo del 2010. Fui acompañada por María Aliaga, compañera de la Universidad y del colectivo en el trabajamos desde entonces. Mi sorpresa fue enorme al ver la gran repercusión que surtía este proyecto entre los vecinos, las asociaciones y entidades que trabajan en el Barrio y los que acudimos allí de modo individual a realizar las propuestas y sugerencias que nos parecieran de interés para la regeneración del Barrio. Desde ese momento, he conocido a muchos de los vecinos comprometidos con el proyecto, que creen en él y que desde el principio han colaborado y se han implicado en todas las actuaciones que se han realizado hasta el momento. También a jóvenes del Barrio que han estado participando con la asociación ‘La Casica’, a las personas involucradas que trabajan en las distintas entidades por hacer del Barrio un lugar lleno de posibilidades, en definitiva, he conocido el Barrio desde dentro, y ha sido en todos los sentidos verdaderamente gratificante. En la actualidad, formo parte de la Asociación EX-URB “Colectivo para la acción y la investigación sobre la exclusión social urbana” entidad que trabaja en la investigación de las causas y factores de riesgo que provocan la vulnerabilidad y exclusión social, promoviendo actuaciones que fomenten el medio local y urbano, la participación de los ciudadanos en el proyecto Urban, impartiendo formación en temas relacionados con la mediación intercultural y trabajando en red con todos los agentes sociales que participan en el Proyecto.

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Esta iniciativa de recoger las historias de vida, a través de las experiencias de los vecinos, surgió como propuesta conjunta del Proyecto Urban y EX-URB. La finalidad del mismo ha sido conocer de primera mano las experiencias de un grupo de vecinos y trabajadores del Barrio, saber cómo han vivido, cuáles son sus recuerdos, que situaciones de exclusión y vulnerabilidad han experimentado…, en definitiva la historia de sus vidas. La memoria de los protagonistas ha sido la herramienta que mejor nos ha servido para realizar este trabajo. Los hechos que han marcado cada historia, y la situación, por las que nuestros personajes han pasado hasta el momento actual, nos han permitido profundizar en sus recuerdos y sus anécdotas, narrando cuáles han sido las elecciones decisivas que han marcado el camino de su vida y en consecuencia la trayectoria del Barrio. La rememoración de los vecinos ha jugado un papel decisivo, que nos ha permitido reconstruir todo el contexto social del Barrio, conocer, de la propia voz de sus protagonistas la cultura gitana, los cambios que se han ido produciendo en el Barrio, la opinión de los jóvenes, las relaciones entre payos y gitanos y las vivencias de aquellos que cada día van al barrio a trabajar. Desde el punto de vista personal, ha sido para mí una experiencia realmente enriquecedora e ilustrativa, cargada de emoción y aprendizaje de unos personajes que tienen todo mi respeto y admiración. De cada historia he aprendido la importancia de la familia; donde el esfuerzo puede llevarnos donde nos propongamos, porque no es tanto lo que tenemos, sino como lo usamos, lo que marca la diferencia, ya que la vida te presenta razones para desanimarte. Superar los obstáculos hace de cada día un reto lleno de posibilidades, donde avanzar en la dirección de los sueños te puede llevar a una vida cargada de éxitos.

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Mayka Verde Martín Mi primera experiencia en el Barrio se produjo hace unos dos años. Entré a formar parte del proyecto Urban por motivos laborales, al principio, no sabía lo que me iba a encontrar allí, es más sólo conocía lo que había oído desde fuera: barrio marginal, con problemas derivados de la droga, violencia, y elevado índice de vulnerabilidad a la exclusión social, etc. La primera vez que acudí fue a una reunión del Foro de Participación ciudadana y mi impresión fue mejor de lo que pensaba; por el elevado índice de participación de los vecinos del Barrio y por la buena acogida de todos. A partir de este momento, la manera de involucrarme en el proyecto ha ido en aumento, mi primera actuación de forma activa, al margen de la participación en el Foro fue la asistencia al Grupo de trabajo de Laboratorios Urbanos y concretamente a la actividad de Caminos de Conocimiento, donde a través de una serie de recorridos por sus calles, llevados a cabo por diferentes grupos de vecinos, personal voluntario y técnicos relacionados con el proyecto Urban, se nos intentó hacer partícipes en la creación del mapa de las percepciones del Barrio. Recuerdo perfectamente el primer itinerario donde conocí a Antonio Hidalgo, Paco, Miguel, Piedad, y Chitina, entre otros, así como, a los tres arquitectos italianos que colaboraron en la actividad y, sobre todo, a Esperanza con esa garra y fuerza que la caracteriza y siendo de gran ayuda en mi grupo por su capacidad de facilitar el trabajo entre los técnicos y los jóvenes vecinos que asistieron a la actividad. A pesar de ser mi primera salida y encontrarme expectante ante lo que me podía encontrar, los vecinos favorecieron el trabajo implicándose directamente en la actuación y pudimos trabajar de forma adecuada. Desde este momento, mi vínculo con el Barrio y con su gente ha sido cada vez mayor, no sólo a nivel profesional, sino también personal. La

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experiencia fue tan gratificante que he intentado asistir a cada una de las actividades que se han realizado y pienso seguir haciéndolo. Desde el primer día, los vecinos te hacen sentirte parte de ellos, son generosos a pesar de no tener nada (en términos materiales) y sobre todo son felices y saben transmitirlo, algo que es de valorar en los tiempos actuales en los que la vorágine del estrés diario, no nos permite pararnos a reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes en la vida y como el camino hacia la felicidad se construye con el día a día. Las cosas más sencillas son las que más reconfortan, en este sentido, una de las cosas que nunca voy a olvidar es una visita que hicimos al curso de formación de mediadores que se estaba impartiendo por la Asociación EX-URB. La actividad consistía en que alumnos de prácticas del Máster de Desarrollo Local de la Universidad de Murcia visitaran el Barrio y que los propios mediadores les explicasen los cambios que se estaban llevando a cabo a través del proyecto Urban y que líneas de actuación tenían contempladas desarrollar en breve. Pues bien, tanto unos como otros salieron encantados de la experiencia, por un lado los alumnos del máster por haberles dejado acercarse a su Barrio y comprobar in situ lo que sólo conocían a través de indicadores teóricos de carácter económico y social estudiados en la Facultad y por otro lado, los propios mediadores, que se integraron de tal forma que concluyeron la visita ofreciéndonos una pequeña fiesta flamenca con Antuán al cante y la guitarra, Paco, Juanma y Juan acompañándole y Piedad, Nelia, Teresa y Esperanza con las palmas y el baile. Lo cierto es que todos quedamos muy contentos con la experiencia, a pesar de que no se conocían entre ellos, acabó siendo una tarde inolvidable para todos. Todo esto te hace reflexionar sobre la visión de ciertos aspectos de la vida que has tenido hasta este momento y que sientas inquietud por conocer esa otra perspectiva, porque sientes que existe otra forma de vivir

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diferente a la tuya, incluso en muchos casos opuesta en ciertos aspectos, y que quizás te estés perdiendo algo verdaderamente valioso. Es por ello, que al recibir la noticia de participar en el proyecto para la creación del libro sobre los vecinos del Barrio, me encantó la idea y la posibilidad de, no sólo poder conocer muchas más cosas de ellos, sino que fuese una forma de transmitir su experiencia de vida y que ellos mismos puedan conocer todas las cosas buenas que tienen y todo lo positivo de vivir allí. Es de destacar el aspecto relativo a su planificación vital, por el hecho de que es bastante distinto a lo común, ya que sus metas y objetivos son planteados a corto plazo, es su manera de vivir y no por ello mejor o peor que otra. Pero, si es cierto que la acumulación de desventajas que existe en el Barrio es una cuestión obvia y en la que se pretende influir de forma positiva, a través del proyecto Urban, pensando hacia el futuro de sus vecinos en términos de ‘posibilidades’. En este sentido, el proyecto Urban está siendo muy importante como impulso del Barrio, ya que su finalidad, en última instancia es conseguir un desarrollo sostenible del mismo, mediante el aumento de las capacidades de los individuos y la reducción de los déficit de los más desfavorecidos, todo ello a través del fomento de la equidad y la disminución de las desigualdades, haciendo partícipes a los vecinos en cada una de las fases del proyecto desde la identificación, pasando por la formulación, ejecución e incluso de la evaluación del mismo. Desde esta perspectiva es importante señalar que, tanto en la fase inicial del proyecto como en la fase de formulación de propuestas, los vecinos del Barrio están participando de forma activa en la identificación y detección de problemas, así como en la propuesta de actuaciones de mejora que permitan cambiar esta situación. Además, muchos de ellos están implicados en la propia ejecución del proyecto participando en cada una de las actuaciones que se están

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proponiendo a través del mismo, como acciones relacionadas con el ocio y tiempo libre, acciones de formación ocupacional, asesoramiento laboral y acompañamiento individualizado a las familias. Todo ello sin perder de vista la cultura como eje transversal. Incluso, en la fase de evaluación continua del proyecto, su intervención está siendo directa, a través de la realización de entrevistas y encuestas en cada una de las actividades que participan y se pretende que su implicación pueda ser todavía mayor en este sentido, asegurando su capacidad de autoorganización, que es lo que en definitiva, va a asegurar la consolidación del proyecto en el Barrio, una vez que los agentes externos encargados de ponerlo en marcha se retiren del mismo por haber concluido su actuación en él. Lo que de verdad queda latente, es que si el proyecto consigue su objetivo de mejorar el barrio, será gracias a la gente que vive en él, por ser como son. Catalina Nicolás Martínez Conocía a algunas de las personas que participaban en este proyecto, personas caracterizadas por su gran motivación y esfuerzo. En un principio, cuando me propusieron colaborar con el proyecto, en un principio, me encantó la idea. Me gusta mucho lo que se está tratando de realizar en el Barrio, así como los resultados que tendrán en el futuro para su población. Por lo que, la idea de ayudar en el mismo me hizo ilusión. Digo que en un principio me encantó la idea, porque mi colaboración en el proyecto, por distintos motivos, comenzó tarde. Por ello, mi participación se centró principalmente en la redacción de este trabajo. El hecho de que ya se hubieran realizado diversas entrevistas, así como que los cursos formativos estuvieran desarrollados, hizo que me planteara si mi labor estaría a la altura de las circunstancias.

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No obstante, cuando empecé a tratar con las personas que ya estaban involucradas en este tema, me sorprendí gratamente, al ver que mi trabajo sería más sencillo de lo que esperaba. Pero, no solamente las personas del proyecto me lo pusieron más fácil, cuando comencé a trabajar con las entrevistas vi que de este libro podría resultar una información muy interesante y valiosa para la zona. Todo esto fue posible gracias a la población del Barrio. Estas personas, aunque cada una con algún problema, pero con muchos objetivos y sueños en mente, hacen que todo pueda hacerse realidad, incluido la elaboración de este libro. Cuando pensé, en un principio, en el barrio Espíritu Santo, me imaginé un lugar deprimido, social y económicamente. Sin embargo, los testimonios ofrecidos para este trabajo muestran que nada más lejos de la realidad. Estas personas, luchadoras todas ellas, apuestan por el bienestar del barrio y de todos sus vecinos, los obstáculos están para superarlos. Esa fue la impresión que me llevé cuando realizaba este libro. Pero después de leer y trabajar con las entrevistas realizadas, me di cuenta de que la opinión de otras personas ajenas a este proyecto y en años anteriores al mismo, estaban sesgando mi propia opinión. Por ello, decidí conocer personalmente la zona, para poder realizar de manera completa mi trabajo. El resultado de esas visitas me hizo ver, igual que me había pasado en su día con las entrevistas leídas y analizadas, que el Barrio no era aquel tan inhabitable que yo había imaginado en un principio. O al menos que no todo era un agujero negro. Sin embargo, es cierto. El barrio Espíritu Santo necesita ayuda para salir adelante pero muchos vecinos también están contribuyendo en ese empeño. Por ello, aunque el esfuerzo sea considerable, en ningún momento se plantean abandonar la zona e irse a vivir a otro lugar.

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María Aliaga Jódar Mi primer acercamiento al proyecto URBAN fue como voluntaria en el acto de Participación ciudadana de marzo 2010 en el Instituto José Planes. Siempre me ha gustado participar en este tipo de actos, intercambiar puntos de vista y conocer las inquietudes de la gente. Leí este llamamiento de participación y decidí inscribirme en el taller de empleo ya que en aquel momento estaba cursando un Master de Desarrollo Local y Empleo. Pensé que tal vez podría compartir y mejorar mis conocimientos en esta área. Ese día fue muy interesante, particulares y colectivos de distintos ámbitos nos reunimos con la Administración para exponer puntos de vista sobre un proyecto que estaba a punto de dar sus primeros pasos. Ese taller fue mi primera relación con el proyecto URBAN. Después empecé a asistir a todas las reuniones que se iban programando. Creía en un proyecto de reforma de un barrio en el que se tendría en cuenta la opinión de los vecinos para mejorarlo. Ese verano participé en los talleres de Laboratorios Urbanos y conocí a tres arquitectos italianos que hacían sus prácticas de máster en el proyecto. Fue genial el intercambio de conocimientos que se podían realizar y la inquietud que se despertaba entre los vecinos del barrio con nuevas metodologías y trabajo en grupo. Los vecinos pasaban de ser público a ser los protagonistas y su historia era la que contaba por primera vez. En Navidad se realizaron actividades para niños y me llevé a mi sobrino para que participara en un taller de comunicación para entrevistar a los vecinos sobre como querían que fuese el diseño de la nueva plaza del barrio. Fue también una buena experiencia para él. Más tarde, empecé a participar en el blog de la plaza y sobre cada evento al que asistía y organizaba el URBAN escribía un artículo. Cada día me fui encariñando más con el proyecto URBAN y con su gente.

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Cuando empecé a trabajar para el colectivo EX-URB de profesora de intermediación cultural con ocho vecinos del Barrio del Espíritu Santo, fue honestamente una experiencia muy especial para mí. Poder formar a estos estudiantes y empoderarles en el ejercicio de la intermediación cultural y saber que podría ayudarles a mejorar la comunicación, su análisis ante un conflicto y a que ellos fueran a su vez útiles para otras personas del barrio me llenaba de satisfacción. Las clases las intentaba hacer lo más participativas posibles, analizábamos situaciones reales y siempre ponía videos que les motivasen y les despertase interés. Realmente fui profesora y alumna porque aprendí mucho de mis estudiantes y descubrí como un mismo texto puede tener infinitas lecturas. Otra parte del trabajo con EX-URB consistía en el seguimiento y formación de Piedad, vecina del barrio, trabajadora y estudiante, aunque, de la misma manera que ocurrió con el curso, a veces ella era la que me enseñaba a mí. Empezamos juntas a hacer entrevistas a los vecinos para elaborar este libro de Historias de vida del barrio del Espíritu Santo. Con la coordinación de Mayka, muy implicada en el proyecto del libro y con la que nos reuníamos para ver su evolución. En la calle y visitando a los entrevistados fue donde empecé a conocer más de cerca a los vecinos y al barrio del Espíritu Santo. Recuerdo que se en alguna ocasión se me saltaron las lágrimas con alguna entrevista, podía compartir el dolor y la alegría y entender mejor las inquietudes de los vecinos. Cuando les entrevistábamos hablábamos de la familia, de sus relaciones vecinales, de su vida en el barrio, de sus costumbres, de educación, del empleo. Algunas veces íbamos a las casas de los entrevistados y otras quedábamos en el centro cultural. Todos tenían muchas cosas que decir, al principio les costaba iniciar la entrevista pero luego se soltaban y

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además de responder a las preguntas iniciamos una conversación como si nos conociésemos de siempre. Recuerdo su cercanía y el interés que ponían todos en participar. Es de agradecer que nos contaran historias e inquietudes que tal vez no habían contado antes a una extraña como pudiera ser yo, pero siempre se creaba un buen ambiente y terminábamos dándonos la mano o un golpe en la espalda de ánimo. Este barrio en realidad tiene una magia especial, que tal vez no la aprecias si lo miras sólo con los ojos, pero si le abres el corazón te hechiza. Sus vecinos aunque no sean acaudalados en recursos económicos, lo son en solidaridad y felicidad y estos bienes todavía no hay ningún banco que pueda embargarlos. Tras grabar las entrevistas las transcribíamos en la sala de ordenadores del Centro cultural de Espinardo. Compartíamos el aula algunos días con los profesores y alumnos del PCPI y otros días con el aula de mayores de informática. Fuimos tomando confianza después de un año e iniciamos una amistad. Me gustaba tomar el café con los trabajadores del centro, la coordinadora, la limpiadora, los administrativos del URBAN y los conserjes. Siempre hablábamos sobre el barrio, las actividades que se iban a hacer y como iba evolucionando. Guardo muy buenos recuerdos de mi estancia allí. Ya tenía un conocimiento cercano del URBAN y cuando participé haciendo entrevistas a los vecinos fue más sencillo entrar a sus casas y preguntarles por sus aficiones, problemas del barrio, expectativas de mejora etc. Acompañaba a Piedad y nos abrían las puertas con más confianza, a demás de una encuesta era una conversación con los vecinos. Conocer sus sentimientos y sus inquietudes me hacía acercarme a ellos cada vez más y compartir sus dificultades sociales. Este trabajo me ha enriquecido como persona y me ha hecho ser más comprensiva con la exclusión social. Excluidos en cualquier momento y

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en cualquier sentido podemos encontrarnos todos. Y es tremendamente difícil ponerse en los zapatos de un excluido. Respetar a los demás y entenderles es el primer paso para aceptar la exclusión. Creo que el trabajo de campo me ha hecho tener una visión diferente a la que tenía antes de acercarme al proyecto. He podido desarrollar más la empatía y escuchar con más atención los que están al otro lado. Ellos me han enseñado que no se necesitan demasiados títulos ni bienes materiales para ser felices y que el hoy existe y el mañana puede que no. Sinceramente este trabajo me ha enseñado cosas que no se aprenden en los libros y que por alguna extraña razón creo que nunca las olvidaré. Antonio Hidalgo Sánchez Llegué al Espíritu Santo en octubre de 2007 como Educador Social dentro del Proyecto Socioeducativo Entre Jóvenes. Así conocí a Jose Munuera, la Educadora Social por parte del Ayuntamiento que se encargaba de coordinar este proyecto, y de la cual aprendí mucho sobre Educación Social. Una compañera y yo tuvimos que empezar de nuevo con la búsqueda de usuarios para el proyecto (jóvenes entre 12 y 17 años), pues comenzábamos de cero. Nuestra sede era “El Local” lugar que sería muy conocido y nombrado en los sucesivos años. Nuestro esfuerzo fue muy generoso, y el punto de inflexión, aunque parezca una broma, que dio lugar a la inmensa popularidad que hoy ostenta “El Local” en el barrio, fue cuando me encontré un tablero, una cinta adhesiva verde y lo que en otros tiempos fue una red de ping-pong. Con todo ello intenté construir lo más parecido a eso que llaman “mesa de ping-pong” y con dos palas viejas y una pelota anónima empecé a jugar con un chico del barrio que pasaba por allí. En pocos días “El Local” se llenó de jóvenes y en unos meses habían pasado por allí más de 200 chicos y chicas.

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En 2009 creé una asociación, la Asociación La Casica, y surge un proyecto, el Proyecto Aula Ocupacional y empecé a trabajar en él, además del Proyecto Entre Jóvenes. Se trata de dos proyectos en los que se han conseguido grandes objetivos, algunos de ellos sorprendentes para los mismos ciudadanos del barrio. Para cuando esto aconteció, ya había llegado a la Dirección de Servicios Sociales de Murcia Norte, Maribel Navarro, profesional de la que siempre aprendí, y de la que quedé admirado por su impresionante inteligencia social. Desde el primer momento me sentí muy cómodo trabajando en el barrio, a pesar de que durante los primeros diez meses algunos creían que era un policía secreta. Sería importante decir, que a mi juicio, el asistencialismo excesivo o mal llevado a cabo, ha producido un efecto nocivo y corrosivo para el ejercicio de la educación en el Espíritu Santo. Y además, este efecto es adictivo, la población se ha hecho a este sustantivo, y este sustantivo los tiene aprisionados en la marginación desde el punto de vista educativo. Del hecho, de lograr romper esta barrera, dependerá mucho el éxito y el progreso del barrio. Las claves para sobrevivir profesionalmente en el Espíritu Santo, y además con buena salud son cositas sencillas, primarias, de sentido común. La confianza, fundamental, la empatía, el trabajo a pie de calle, el respetar y el ganarse el respeto, el no tener miedo, la constancia, el trabajo hasta conseguir más allá de los objetivos, el disfrutar amando una profesión y a un barrio y ante todo el desear que llegue un nuevo amanecer para conquistar un nuevo reto. Hasta el día de hoy, estoy contento con el trabajo realizado en el barrio, hemos tenido jóvenes bastante conflictivos y con conductas agresivas que provocaban miedo en el resto. Uno de ellos, cada vez que perdía un partido de ping-pong pegaba a su adversario por haberle ganado. Un

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día me preguntó: “Antonio ¿qué pretendes hacer conmigo?” porque veía que a pesar de su mala conducta yo estaba siempre ahí, intentando ayudarle a cambiar los aspectos negativos en su forma de actuar con los demás. Yo le contesté: “lo único que pretendo es ayudarte a cambiar tu conducta para que mejores, y te encuentres mejor contigo mismo” y él me contestó: “eso es imposible, nunca vas a conseguir nada conmigo”. Ahora, al cabo de los años y de mucho trabajo, se ha convertido en un joven responsable y respetuoso con los demás y un día me dijo: “Antonio, has conseguido lo que querías” y la verdad es, que a mí esto me llena de satisfacción, porque además ha logrado alcanzar en este último año el éxito en la profesión que siempre había soñado. Lo que sí es cierto es que el barrio está cambiando, existen muchos padres que han mejorado a través del trabajo que hemos hecho con sus hijos. Yo creo que es porque han visto el interés que hemos puesto en las cosas que hemos ido haciendo y a través de eso se han abierto hasta un punto realmente impensable. Mi descubrimiento del Proyecto Urban se produjo en el año 2009. Por aquellos tiempos, se rumoreaba por Servicios Sociales de Murcia Norte que había un mega proyecto a través del cual se iba a intentar mejorar el barrio en todos sus aspectos. Asistí al I Encuentro del Proyecto Urban/ Espíritu Santo y lo que allí escuché me llamó mucho la atención, aunque el trabajo que había por delante era brutal. De este modo y en este espacio físico y temporal conocí a Rosa Martínez, directora del la Iniciativa Urbana Espíritu Santo. Su gran visión global de múltiples disciplinas relacionadas entre sí y su concepto objetivo y lógico de la educación, son aspectos a destacar y valorar, además de su compromiso en la lucha contra la marginación. El Proyecto Urban puede traer un gran beneficio en el barrio pero los cambios dan miedo y el Urban trae cambios y transformaciones, cambios

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en los jóvenes, en las mentalidades, en los modos de trabajar. Dificultades seguro que habrá, pero con la colaboración de todos seguro que se conseguirán. Mi intención, es poner al servicio de este proyecto mi conocimiento del barrio, mi afinidad y empatía con la gente y sobre todo, que creo en el Urban porque puede dar soluciones a muchos de los problemas que en la actualidad tenemos en el Espíritu Santo. Además, para mí es un reto. La gente del Espíritu Santo son personas encantadoras que ni ellos mismos lo saben. Es importante que se quiten la careta de niños malos y que dejen ver su verdadero rostro, sin vergüenza ni complejos.





DE AYER A HOY El Barrio Espíritu Santo al igual que el barrio al que pertenece que es Espinardo, aunque es muy frecuente que equivocadamente lo consideren una pedanía- y el municipio han experimentado en las últimas décadas grandes cambios. Esta evolución parece haber sido favorable tanto para el Barrio, como para sus vecinos, aunque puede que no lo haya sido tanto como su población esperaba. Este capítulo trata de valorar la evolución del Barrio Espíritu Santo a través de las distintas entrevistas que hemos realizado, tanto a los vecinos del mismo como a trabajadores que realizan allí su actividad profesional. Con ello, se pretende conocer mejor la situación actual del Barrio a partir de los testimonios de algunas de las personas que viven en él. No hay que pensar que es una situación aislada del Barrio. El resto de pedanías también han visto cómo las grandes o medianas empresas han ido abandonando su habitual centro de trabajo. En la actualidad, estas sitúan sus fábricas en polígonos industriales donde encuentran industrias auxiliares o mejores infraestructuras y comunicaciones. Signos de la modernidad y el progreso, que mejora la calidad de vida pero que limitan las oportunidades que ofrece el barrio. Sin embargo, no debemos pensar que porque hubiera mucho trabajo para sus vecinos la situación era mejor que la actual porque, a cambio, los salarios y las condiciones de trabajo eran peores. Así, José, que traba-

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jaba en un comercio del barrio, nos comenta: “En aquellos años, en los que trabajaba detrás del mostrador, recuerdo que había mucha miseria, que dábamos mucho fiado a la gente, entonces se vendía así. Se vendía al contado, pero como había mucha gente necesitada, pues nosotros les ayudábamos a poder salir adelante. Sencillamente, no quedaba más remedio que hacerlo”. José recuerda que aquellos años estaban caracterizados por la ‘miseria’ para la población del Barrio. Sin embargo, junto a ella existía un intenso sentimiento de solidaridad entre los que vivían en la zona. Con el tiempo y poco a poco, nos comenta José satisfecho, el Barrio fue mejorando y esa pobreza fue despareciendo del mismo, ya no hacía falta fiar para poder llevarse algo que comer a la boca. Pero no sólo había penurias y dificultades para llegar a final de mes. José recuerda con cariño: “Las casas del Barrio eran muy sencillas, todas pintadas con cal, el suelo era de gacheta roja, no era ni de losa, unos patios muy amplios y, normalmente, tenían tres habitaciones, un baño, un salón grande. Pero eso sí, las casas eran muy hermosas y todas en planta baja”. José muestra con añoranza como estaba construido el Barrio. Recuerda casas amplias, en planta baja, sin plaquetas en el suelo, aunque como él las define, eran ‘muy hermosas’. La construcción del Barrio ha cambiado completamente. Donde antes se encontraban este tipo de casas que recuerda José, ahora se elevan bloques y edificios de pisos, con viviendas mucho más pequeñas y funcionales, aunque de todas maneras le gustan. Asimismo, José nos comenta que, en general, todo ha ido cambiando, hasta los vecinos del Barrio y su forma de relacionarse. Así nos lo explica: “Había más relación entre los vecinos. Se relacionaban bastante bien, la verdad es que eran gentes que traían de otras barriadas pero no habían problemas”. Antes, la relación entre los vecinos del Barrio era más

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fluida. Puede deberse a que en ese momento la unión ante la adversidad era la única respuesta posible para poder superar una dificultad, ya fuera económica o social. En la actualidad, según José, la población es más independiente. Prefieren no pedir ayuda o consejo y solucionarse ellos mismos sus propios problemas. José llega a establecer cuales son las diferencias de la población del Barrio en su día y en la actualidad. De ahí que nos destaque hechos como que: “la gente, tenían sus defectos, eran gente pobre, humilde, pero muy buena gente, con ganas de progresar y de sacar a los hijos adelante. Que tenían bastantes hijos, cosa que ahora no ocurre, ahora un hijo, o dos hijos como máximo”. José piensa que antes la gente era buena, con sus defectos claro, pero gente buena. José recuerda con añoranza cómo se encontraba el Barrio en años anteriores. A simple vista, puede parecer que cualquier situación anterior fue mejor, aunque no tiene porque ser así, como él nos comenta: “El Barrio ha cambiado mucho, antes eran otros tiempos habían más críos, eran más felices, aunque no comían, no comían lo que querían, pero eran más felices. Yo lo veo distinto, ha cambiado mucho”. Que el Barrio y su población han cambiado es un hecho demostrado. Que antes era mejor o ahora es peor es lo que depende de las experiencias vividas. A veces nuestra memoria y la lejanía del recuerdo nos hacer dulcificar el pasado y prescindir de lo incómodo. José nos cuenta que antes los chicos de la zona eran más felices, aunque no cubrían sus necesidades alimenticias, o al menos no comían lo que ellos querían. El hecho de pensar que los chicos de entonces eran más felices seguramente está relacionado con la mayor privación. Jugaban con lo que podían y encontraban. “Se conformaban” se decía entonces o “eran más sostenibles” como se dice ahora. Pero no sólo apreciaba este hecho en la población joven, José destaca

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que, en general, toda la población antes era más feliz. Además, explica determinadas fiestas del Barrio que hacían que sus vecinos estuvieran unidos y se relacionaran entre ellos. Así nos comenta que: “Echo de menos las fiestas que antes se hacían en el Barrio, que eran muy populares las fiestas del Espíritu Santo. Ahora las han juntado con las de San Pedro, pero vamos, que se hacían unas fiestas muy a lo pobre, pero muy felices. Entonces el Párroco del pueblo hacia el Vía crucis, había otra religiosidad, había otro concepto de ver la vida”. José recuerda cómo antes las fiestas unían de manera significativa a toda la población del Barrio y esto le hace pensar sobre cómo han cambiado las cosas. No sólo José nos comenta el cambio tan importante que ha sucedido en el Barrio. Así, Rosa nos explica características del Barrio similares a las ofrecidas por José: “Siempre he vivido en el Barrio, porque nací en la casa de mi madre que vive en la calle de aquí al lado. Tengo muchos recuerdos de mi infancia. La situación era diferente a como está el Barrio ahora. Las personas nos tratábamos más y nos relacionábamos. Los niños jugábamos mucho, no nos solíamos pelear tanto, no había tanta maldad como ahora”. Rosa destaca, como ocurría con José, que todo ha cambiado. Las relaciones cada vez son menores entre vecinos, incluso los niños ya no juegan tanto entre ellos como antes. Rosa también se refiere al resto de población, no solo a los jóvenes. Por sus palabras podemos pensar que, según ella, todos han cambiado, y que dicho cambio no ha sido para mejor, como podemos observar cuando nos comenta: “El Barrio ha cambiado mucho, esto ya no es lo que era, por la gente, por todo, aunque yo vivo muy a gusto. Yo nunca he tenido ningún problema. Yo no quiero problemas con nadie. Yo con nadie me meto y nadie se mete conmigo. Yo con todos me hablo y cada uno en su casa y Dios en la de todos. Si vienen y me piden un favor, si puedo le sirvo y si no, pues no. Pero ya te digo, cada uno en su casa, cada uno en

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su vida y cada uno se gana el pan como puede y ya está”. No está muy contenta con la evolución del Barrio. Ella considera que todo ha ido a peor y que la convivencia no ha ido a mejor. Lo cierto es que el Espíritu Santo ha ido cambiando con el paso de los años, aunque debemos destacar que su población como no podía ser de otra manera ha sido responsable de dichos cambios. Pepa, una vecina del Barrio, nos comenta que: “Recuerdo con mucho cariño al antiguo Párroco de la iglesia del Espíritu Santo, Don Gabriel, una gran persona que siempre ha trabajado intensamente en el Barrio. Don Gabriel y un arquitecto murciano fueron a Madrid para conseguir que se hiciera el Colegio Salzillo, un colegio ejemplar por el que han pasado muchas generaciones de estudiantes, que ya tienen nietos y que ahora algunos de ellos estudian en el centro. Los profesores eran maravillosos y muy innovadores todavía recuerdo que aprendí francés con canciones tocando la guitarra”. Muchos vecinos tienen un buen recuerdo de esa época y de los años que pasaron por aquel colegio, moderno, nuevo y comprometido. Pero no sólo Pepa nos comenta sus recuerdos sobre el Colegio, que tan importante fue para el Barrio. Además, Ramón nos afirma que: “Yo me acuerdo de cuando venía aquí al colegio y estaba en muy buenas condiciones. Habíamos muchos niños, a lo mejor habíamos veinticinco o treinta niños en cada clase. ¡Y cuarenta! ¡Y cuarenta! Este colegio fue inaugurado con mil trescientos niños, mil trescientos alumnos”. Ramón destaca la gran afluencia de alumnos que tenía el colegio en sus comienzos. Se podían encontrar unos cuarenta alumnos por clase, cantidad que hoy en día parece impensable en cualquier colegio público del municipio y sobre todo en el mismo colegio Salzillo. Parece que todo ha cambiado en torno al colegio del Barrio. Es decir, a pesar de tener unas buenas instalaciones, la afluencia de alumnos al Colegio ha disminuido considerablemente ya que en la actualidad ape-

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nas asisten al mismo alrededor de unos 40 alumnos y lo que es más sorprendente, no en una clase sino en el total del colegio. Esto ha traído consecuencias muy negativas para el Barrio, algunos vecinos tienen que desplazarse hasta el otro extremo de Espinardo todos los días para llevar a sus hijos a otro colegio. Los que están más cerca como el colegio de La Milagrosa están saturados. Desde luego, algo o alguien no han hecho bien las cosas. Pepa, además nos cuenta, recordando sobre el Colegio del Barrio, experiencias que han hecho que la población del mismo se una con un objetivo en común. Así nos afirma que: “Recuerdo una anécdota de cuando el Colegio Salzillo no tenía agua y como todo el pueblo se manifestó por esta causa cortando las calles. Un ejemplo en el que todo el pueblo estaba unido para que los niños del Barrio pudieran tener sus servicios en condiciones”. Pepa sabe que todo es posible si se unen para conseguirlo. De ahí que se movilizara toda la población para conseguir que el mismo volviera a tener algo tan vital como es el suministro de agua. A lo largo de la historia, la población del Barrio no ha dudado en luchar por los servicios que consideraban imprescindibles y necesarios. “Bueno echando una mirada atrás en el Barrio, cuando yo empecé habían menos servicios, no estaban todavía las viviendas sociales que han sido uno de los grandes avances. Recuerdo que el Barrio estaba realmente más empobrecido. Antes las casas no estaban arregladas. Empezaron a arreglarse y se les otorgaban a la gente para que pudiera disponer de una casa, una vivienda social en condiciones. Con el tiempo han ido aumentando los servicios para los usuarios”. Los servicios sociales del Barrio lo han mejorado de manera considerable. Se han ido adjudicando viviendas sociales en función de las necesidades de la población. Además, se han rehabilitado otras que daban un mal aspecto al Barrio, consiguiendo con esto una regeneración urbana

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de la zona. Este aumento de servicios para la población ha hecho que mejoren las circunstancias personales de algunos de sus vecinos, tanto sociales como económicos. “Reconozco que el Centro Cultural ha tenido y tiene mucha relevancia en el Barrio, el lugar donde las asociaciones dinamizan y participan en las acciones del barrio. El Centro Cultural es un punto de referencia muy importante para los vecinos. María José Planes trabajó allí de coordinadora y colaboró activamente en su desarrollo. Afortunadamente, el Colegio Salzillo está volviendo a recobrar el protagonismo que tenía antes, a través de las actividades que está desarrollando el proyecto Urban”. Se destaca la labor del Centro Cultural por su dinamización y participación en las acciones del Barrio. Aunque, no sólo se queda ahí. Asimismo, Pepa destaca la actual labor realizada por el Proyecto Urban, proyecto que, según afirma, está consiguiendo que el Colegio vuelva a ser el que era en sus comienzos, en el número de niños que pisan sus aulas, aunque el problema principal radica en que sólo consiguen llenarse para la realización de actividades artísticas organizadas través el proyecto pero, en cambio, esos alumnos no están inscritos en la formación reglada que se imparte en el mismo. Ya nos había comentado Ramón que cada vez acudían menos niños al colegio y que las instalaciones no estaban en tan buenas condiciones, el paso del tiempo no había perdonado. Si las actividades del Proyecto Urban están consiguiendo que vuelvan a ver niños entrando en sus aulas, aunque sea para asistir a las clases de danza o teatro, puede ser el primer paso para recuperar el papel relevante que tuvo. Seguimos con el testimonio de Pepa: “El Centro de la Mujer ha tenido siempre una gran aceptación. Aunque empezó con muy pocas mujeres, en poco tiempo tuvo un gran impacto y se empezó a trabajar con grupos de mujeres y acabo siendo lo que es el actual Centro de la Mujer. Se han

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hecho multitud de cosas a lo largo de estos años. El Centro Cultural de Espinardo era antes un reformatorio y después se reconvirtió en un espacio abierto como todos lo conocemos. En Espinardo había un Centro de Salud muy pequeño y ahora hay uno nuevo que está relativamente cerca del Barrio y está en muy buenas condiciones. Podría decir que el Barrio ha ido teniendo a medida que ha ido pasando el tiempo una serie de servicios muy beneficiosos, se ha ido avanzando progresivamente”. De todas formas, hay que tener en cuenta que muchos de estos servicios están pensados para atender al conjunto de la población de Espinardo y de otras pedanías y barrios limítrofes. Al igual que las personas son diferentes, la evolución de la población del Barrio ha sido totalmente desigual. Llega a distinguir esa evolución poblacional hablando de familias completas. Para Pepa, depende de la familia a la que pertenezca el hecho de que, una persona o un joven, haya tenido una evolución u otra, es decir, las costumbres se transmiten de generación en generación. “Honestamente pienso que los avances han sido diferentes, en algunos casos hay situaciones que han permanecido, de generación en generación obteniendo muy poquito avance, en otras generaciones se han mantenido y en otras el avance ha sido satisfactorio. Algunos jóvenes han seguido las pautas que había en su familia de origen y otros tienen un afán de superación e inquietudes de seguir progresando accediendo a espacios formativos, que les den garantías de trabajo y de conocimientos”. Es muy importante para el Espíritu Santo que los jóvenes de la zona se estén adaptando a las nuevas circunstancias del entorno que les rodean. Así saben que pueden conseguir un futuro mejor, tanto para el Barrio como para sus vecinos. De ahí que no sea extraño escuchar comentarios como los de Esperanza, otra vecina, la cual nos dice que: “Lo que más me gusta de aquí, es la juventud. Hay muchos zagales y son todos

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muy guapos. Además, son zagales, sanos, que no consumen drogas ni nada de eso. Están, más bien, por el gimnasio, por estar guapetones y las chicas muy presumidas, con sus pelos arreglados todos guapísimos”. Esperanza muestra por los jóvenes de la zona una total confianza y cree que un futuro próspero para todos ellos es posible. Estos cambios de actitud en los jóvenes del Barrio parece ser un hecho, como nos comenta Piedad, colaboradora del proyecto: “Los jóvenes del Barrio cada vez están avanzando más. Ven que es importante evolucionar, como lo está haciendo el mundo y también la zona en la que viven, por lo que se cuidan físicamente, viven de manera sana y, cada vez más, deciden formarse”. Los jóvenes son el futuro del Barrio y si estos se plantean como pueden mejorar, con esta mejora no sólo cambiarán su propio futuro, sino que, también lograrán cambiar, a mejor, el futuro del Barrio Espíritu Santo. Esperanza contempla como cada vez los chicos se van adaptando más al entorno cambiante que les rodea. Pero no sólo eso, cuando se ve a alguien sin arreglar en el Barrio, se suele pensar que es de etnia gitana. Sin embargo, la realidad de la zona es muy diferente: “Yo creo que hasta se confunden, porque cuando ven a un payico con una pintilla de algo, se piensan que son gitanos, y no es así. Hoy en día, los gitanos están muy bien puestos, porque van al gimnasio, van muy bien pelaos. Antes se llevaban esas greñas, tenían las ropas más sencillas. La verdad es que, a mí me ha impresionado, aquí en el Barrio los muchachos gitanos, el interés que tienen por hacer deporte, por su imagen, por ir arreglados, parecían como modelos, parecían como modelos en el taller de video”. Para Esperanza es necesario superar los estereotipos atribuidos a la población de etnia gitana y es que estos han cambiado de manera asombrosa, adaptándose a las nuevas circunstancias y las modas que vienen y van. No sólo Esperanza comenta que la población está evolucionando,

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sino que cada vez los jóvenes del Barrio tienen mejores oportunidades que en años pasados. Así nos afirma que: “La verdad es que son muy guapos. Aquí, en el Barrio, tenemos una juventud guapísima, lo mismo de las zagalas que de los zagales. Tenemos un modelo, un futbolista y todo eso se está teniendo ahora, van saliendo grandes cerebros y grandes estrellas”. Sabe que nadie tiene límites si se lo propone con determinación y algunos jóvenes han conseguido su sueño. Considera que esto es sólo el principio de una gran lista que se podrá nombrar en un futuro. Es consciente de la importancia que tiene la formación para poder conseguir que los jóvenes del Barrio alcancen sus propósitos. Por ello, nos comenta que: “Aunque, me gustaría que mis hijos estudiasen, a mi María le gusta el tema de la peluquería y me gustaría que se montara su peluquería. A mi pequeña, Laura le gustaría ser veterinaria, que es un trabajo muy bonito y es que le gustan mucho los animales y, además, es como vegetariana, come muy poca carne”. Cuenta con mucho cariño que le gustaría que sus hijos estudiaran. Caso similar al de Esperanza lo encontramos en Miguel, un joven del Barrio que ha conseguido tener una incipiente pero exitosa carrera como modelo. Este, aunque aún no ha formado su propia familia, piensa cual será el mejor futuro para él, así nos lo comenta: “Cuando forme una familia, me gustaría que supieran inglés y que sean muy listos. Me esforzaría mucho en el tema de la educación y de la formación y sobre todo que no vivan aquí en este Barrio, aunque sea por aquí cerca, pero en este Barrio no… Yo creo que el ambiente es muy importante, porque el ambiente de aquí de los jóvenes es estar en la calle, sin nada que hacer fumando o haciendo lo que sea y si estás fuera puedes hacer cosas nuevas y todo es diferente”. Miguel es uno de esos chicos que Antonio, educador social del Barrio, que ha conseguido orientarse hacia un futuro mejor. Nos llama la atención que, aunque él reconoce que todo se lo debe a Antonio, afirme

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que no quiere formar una familia en el Barrio, aunque si cerca de él. Su explicación la tiene en la idea de que los chicos en el Barrio se pasan el día sin hacer nada, simplemente están solos en la calle fumando. Choca esta afirmación de Miguel con el hecho de no querer alejarse del Barrio para vivir con su familia, es decir, no quiere vivir en él, pero tampoco lejos de él. El Barrio es un lugar de referencia para su población, como nos explica Cati, colaboradora del proyecto: “Los vecinos del Barrio, incluso aunque no hayan nacido en él, son personas que se sienten totalmente identificadas con el mismo. Pueden llegar a pensar que salir adelante es más difícil en el Espíritu Santo, pero no por ello deciden marcharse de la zona. Ven que la evolución del Barrio es cada vez más favorable, y no dudan en ponerse ellos mismos manos a la obra para conseguir que siga así. Pero es más, casi todos los entrevistados no entienden la idea de familia sin estar en el Barrio. Incluso, la persona que nos afirmaba que no quiere vivir en él cuando forme una familia, nos dice que tampoco quiere estar lejos”. Esperanza no parece compartir la idea de Miguel de que formar una familia en el Barrio no tiene porque hacer que los jóvenes tengan menos posibilidades de tener un futuro prometedor. En el Barrio predomina la buena armonía entre sus vecinos, como comenta Dolo, colaboradora del proyecto: “Es cierto lo que se comenta en las entrevistas. Como hemos visto, la población del Barrio es como una gran familia, todos se conocen. Pero es más, funcionan como tal. Si alguien tiene un problema, hacen todo lo posible por esa persona, todos ayudan a todos”. Dolo pone de manifiesto el hecho de que, actualmente en el barrio, puede que haya problemas sociales, pero la población se une para conseguir que todos salgan adelante. En esta investigación nos hemos encontrado con diversos testimonios de vecinos del Barrio, los cuales nos comentaban como había evo-

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lucionado la zona, desde que ellos la recordaban hasta la actualidad. Para vecinos del Barrio como el Tío Paco, José o Rosa la zona ha cambiado mucho desde que la recuerdan. Con cariño explicaban que antes la situación socioeconómica parecía estar mucho peor que ahora, pero, sin embargo, los vecinos del Barrio eran mucho más felices que actualmente. Algunos de ellos han llegado a decir que no tenían para comer y que, no obstante, eran felices. Por otro lado, testimonios como los de Pepa, Esperanza o Miguel nos ponen en situación de cómo se encuentra el Barrio en la actualidad. Pepa y Esperanza destacan los servicios sociales que posee ahora la zona, a diferencia de entonces, así como que la población se ha ido adaptando a todos los cambios de su entorno. Sin embargo, Miguel parece no estar muy de acuerdo con Pepa y Esperanza, opinando que en el Barrio los jóvenes están todos los días solos en las calles, sin formarse para ese futuro que es alcanzable por todos, como él mismo ha comprobado. Miguel incluso afirma que no quiere que sus hijos vivan en el Barrio, aunque nos choca que, pensando de esta manera sobre él, tampoco quiera fijar su domicilio alejado del mismo. Los comentarios de Pepa y Esperanza nos hacen pensar que los vecinos del Barrio, en general, han ido avanzando con el mismo. Cada vez ellas encuentran a sus vecinos, sobre todo a la población joven, con más sueños ambiciosos que cumplir, futuro que no parece tan lejano e incierto.

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PENSANDO EN EL BARRIO Al empezar este trabajo pensamos en que las entrevistas se deberían realizar a sus vecinos, las personas que viven y tienen su hogar en el barrio. Pero conforme avanzamos nos dimos cuenta que no se podía conocer y entender bien el barrio sin las personas que trabajan en él y lo hacen por el conjunto de la comunidad. La mayoría son profesionales. Jose, educadora del Barrio nos explica: “Me llamo Jose Munuera y tengo cincuenta y tres años, no soy del Barrio, pero sí de Espinardo. Trabajo como educadora social en el Ayuntamiento de Murcia. En este municipio empecé a trabajar en el año ochenta aproximadamente, en educación de adultos. Entonces no era nada oficial, unas compañeras y yo iniciamos un proyecto de educación de adultos donde teníamos a jóvenes que todavía no habían llegado al graduado, empezamos a trabajar con ellos. Más tarde, me presenté en el Ayuntamiento y empecé a trabajar en la Concejalía de servicios sociales. Actualmente, trabajo en el centro de servicios sociales en la sede de Espinardo. Desempeño el trabajo de educadora social”. Al igual que muchos trabajadores de los servicios sociales el inicio en la profesión nace de una voluntad de compromiso con la comunidad. Las iniciativas de educación de adultos fueron una herramienta que permitió que las personas que por diversos motivos dejaron el sistema educativo pudieran reengancharse otra vez. Afortunadamente cada vez es menos frecuente encontrar personas sin al menos un certificado de escolaridad, pero no están lejanos los tiempos que no era así.

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Piensa principalmente en conseguir un mayor bienestar para la población del Barrio. Por ello, tiene marcados unos objetivos y unas formas de actuar, en concreto, para cada uno de ellos, así nos explica que: “Mis funciones como educadora, y prácticamente como todos los educadores, consiste en presentar una oferta educativa amplia a los niños y a los jóvenes que propicie el acceso a las herramientas y recorridos que tienen que hacer para que puedan vivir en sociedad, relacionarse con los demás y que no tengan ningún problema para adaptarse a cualquier entorno”. Para ella, la educación es la principal arma con la que cuentan para combatir las complejas situaciones que se dan en el barrio. Luchan por conseguir una buena adaptación a cualquier entorno, es decir, que todos sus vecinos puedan vivir y relacionarse en cualquier lugar. Con ello, podrían ampliar horizontes, para ayudar a los jóvenes a conseguir un futuro mejor, ya que no tendrían porque limitarse a lo que puede ofrecerles el Barrio y sus alrededores que al fin y al cabo es una forma de autoexclusión. Jose es consciente de que el gran problema que intentó erradicar a su llegada, el analfabetismo de los jóvenes, continúa todavía hoy pero tomando la forma de fracaso escolar. En su día lo trató como voluntaria en la zona, ahora, como educadora social intenta erradicarlo aún con más interés, ya que ha tenido la gran suerte de ejercer una profesión que comparte con su vocación. Ella sabe que con trabajo puede conseguir que los jóvenes evolucionen de manera favorable, así nos explica que: “La sociedad no puede estar inmóvil y yo creo que de las nuevas generaciones también vamos aprendiendo cosas, aunque digan: ‘los jóvenes están hechos un desastre’. Hay jóvenes muy inteligentes, hay jóvenes con un afán de superación, con aspiraciones muy interesantes. Para eso estamos ahí los educadores, para que el crío que veamos con la más mínima, el mínimo signo de que puede y quiere llegar a más estamos ahí para apoyarlo en su recorrido para que vaya tomando confianza, y que

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pueda conseguir las pequeñas metas que se proponga. Cuando estás trabajando con gente y dicen venga acompáñame que quiero ir a más, esto es una gran satisfacción y lo peor del Barrio es el pequeño desastre que hay de sociedad, de gente que no valora lo que tiene, porque este Barrio tiene muchísimas cosas buenas. El trabajo de los educadores y trabajadores sociales del barrio es realmente valioso para los jóvenes. Llevan muchos años esforzándose en ello, enfrentándose a multitud de problemas diarios, y sin embargo, todos los días se los plantea como un nuevo reto, con ilusión y fuerzas para poder superarlos. Es difícil mantener la motivación cuando lo que hay que lidiar a diario no son más que problemas y problemas. A todo esto encontramos explicación tras las palabras que ella misma nos dice: “Que un crío te llame a la puerta del despacho y te diga que quiere hacerse la matrícula en tal sitio, hombre yo ya me puedo ir tranquila a mi casa, claro está, en las pequeñas cosas, en la satisfacción y en la alegría, aunque también hay muchas decepciones, disgustos… pero como soy muy positiva y en este trabajo hay que ser muy positivo, decimos bueno si no es hoy, mañana, vamos a darle tiempo al tiempo”.Tras sus palabras, observamos que, tanto Jose, como Antonio, Paqui o Maribel que comparten este trabajo son personas tan involucradas por el bien del Barrio y sus jóvenes, que cualquier avance en su trabajo hace que se levanten cada día con fuerzas renovadas, para ver si pueden conseguir dar otro pasito ese día, por pequeño que sea. Sin embargo, no por ello debemos pensar que el trabajo que realizan personas como ellos es fácil: “Claro y más este trabajo que es un trabajo muy lento, muy duro y a veces bueno, tienes muchas decepciones y dices bueno, el trabajo que hago realmente no está sirviendo para nada, porque quieres que sea muy rápido, y el cambio en algunas ocasiones es muy lento, tienes que asimilar, tienes que darte cuenta. Hay que tra-

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bajarlo, mentalizar a esta persona, y estar con ella, tengo que hacer ese recorrido con ella para que un día tú me digas: ‘quiero esto’, ya está, ya te lo has metido dentro, ya podemos trabajar, ya vas a seguir adelante. Y eso para mí es muy importante”.Y es que por lo que parece este trabajo es para un corredor de fondo, si corres demasiado al principio corres un serio peligro de no llegar al final. Ella nos sigue contando “Desearía que todos los jóvenes, los niños del Barrio, todos fueran con normalidad al colegio, es decir, que se empezara a valorar la escuela, que no quedara ni un solo niño, ni un solo joven sin su proceso formativo completo. Eso como educadora sería mi mayor deseo, aunque sea que todos consigan un graduado en ESO, que es uno de los objetivos de nuestros proyectos, que no se quede ni un solo niño sin graduar en ESO. Y después, que no nos quedamos solamente ahí y que accedan a la formación a carreras universitarias también. Porque parto de que en el conocimiento y en saber viene también la madurez de una comunidad analfabeta que, a veces, son muy sabios también, pero ahora en los tiempos modernos están pidiendo otras cosas. Antes podías ser lo que tú quisieras, no te pedían estudios. Hay gente que no sabe leer ni escribir y es muy sabia, porque ha aprendido de la calle, de la vida, de todo. Pero hoy no, para encontrar un trabajo necesitas un mínimo de formación, y además antes la gente era más autodidacta. Es aprender música tu solo, que tu solo te desenvuelves, escritores que no han ido a la universidad. Hay gente que bueno, que ellos solos tienen una formación y una cultura tremenda. Si que puede haber alguno en estos tiempos, pero es más raro, porque ahora en una empresa te van a pedir el título, te van a pedir certificados”. Seguramente se habrá avanzado mucho en los problemas de exclusión si se consiguiera que al menos todos los niños superen la Educación Secundaria Obligatoria. La finalidad de cualquier trabajador en servicios sociales es aportar

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algo a la comunidad, pero además, la mayor parte de ellos afirman que también les reportan a ellos cosas positivas, como nos explica Jose: “Yo con cincuenta y tres años tengo que seguir aprendiendo todos los días. Yo he aprendido mucho en este trabajo, porque los usuarios también me habéis dado a mí, me habéis trasmitido muchas cosas. La gente del Barrio me ha dado unas lecciones tremendas, de todo tipo que eso también me ha permitido satisfacciones. Evidentemente, abuelos, gente joven, madres, padres, toda la gente, en general. Hay días que digo bueno hoy me voy a mi casa con algo bueno, ósea es una contraprestación. Es un trabajo que ha sido mutuo y eso también me produce satisfacción. Es un Barrio donde te sientes especial, con tantos años aquí trabajando, me toca un poco la vena sensible”. Seguro que la clave de no perder la ilusión es poder levantarse por la mañana y que se pueda aprender algo nuevo que te enriquezca personalmente. Por tanto, podemos decir que el principal objetivo de su trabajo es intentar que todo sea posible para los jóvenes del Barrio y sobre todo que ellos sean conscientes de este hecho, de ahí que terminara nuestra reunión con la siguiente afirmación: “Así que, animo a todos los jóvenes a que persigan sus sueños y con esfuerzo y dedicación no cabe duda que llegaran a conseguirlos”. Esta idea es la que ronda la cabeza de Jose todos los días en su trabajo, de ahí que saque esa gran motivación afrontar cualquier problema que pueda surgirle en el día a día. Entre las personas que vienen al barrio a trabajar por la comunidad nos encontramos con Antonio, también educador social, que llega a afirmar que: “Cuando llegué aquí era para trabajar en proyectos con jóvenes, a través de servicios sociales. Tuvimos que empezar con la captación de jóvenes, en fin, hacernos un poco con los críos. Hoy han pasado por nuestro centro joven doscientos y pico críos”. Nos cuenta con orgullo la evolución tan positiva que ha tenido su labor en el Barrio. Este no es

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para él un trabajo más, sabe que aún hay mucho por hacer y que, con la debida motivación e interés, todo lo que se proponga puede ser posible en el Barrio Espíritu Santo. El trabajo de Antonio resultó muy difícil en un principio. Debía ganarse la confianza de una población que no creía ni en él, ni en su labor. Así, nos cuenta cómo pudo conseguir dar ese gran paso y poder comenzar a trabajar con estos jóvenes: “El taller que hizo que aquello se llenase fue el taller de ping-pong. Me acuerdo que, en un principio, contábamos con pocos recursos. Se compró una mesa de ping-pong y cogimos un tablero y le pusimos una red vieja y unas palas, así fueron los comienzos de ese primer taller. Un día empezamos a jugar y aquello se llenó de críos, pero de una manera impresionante. A veces los recursos más simples son los más efectivos, fue el juego lo que primero captó la atención de los jóvenes. No obstante, la labor de Antonio no es simplemente organizar unos juegos para los jóvenes. Además, analiza y estudia cual es el problema de cada individuo, es decir, sabe que cada persona es diferente a las demás y que sus problemas no tienen por qué ser comunes al resto de los jóvenes del lugar. Por lo que, tiene que intentar llegar a cada uno de ellos, conociendo sus intereses y motivaciones. Como intenta, y quiere, que su trabajo llegue de la mejor manera posible a esos chicos, lo organiza de la siguiente forma: “Nuestro colectivo sigue un trabajo, a través de proyectos educativos individuales. Generalmente, trabajamos cinco áreas: el área de sociedad en el entorno, el área de lenguaje comunicación activa, área de tecnología, agricultura y deportes y juegos. Vamos conociendo a los críos, empezamos a ver cuáles son sus características, cuáles son sus deficiencias y, entonces, nos planteamos una serie de objetivos que están dentro de estas cinco áreas y vemos, de qué manera, los vamos consiguiendo. Nos proponemos un tiempo para conseguir esos objeti-

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vos y luego evaluamos. Los conceptos que trabajamos son muy amplios: trabajo en grupo, motivación, comunicación. Mientras tienes a los críos ocupados con esos talleres, que eso es lo verdadero importante, entonces cuando terminas de trabajar ves esos objetivos que has conseguido con cada crío. Trabajamos también, mucho el tema de las salidas porque esto es como un gueto, que es como poner sus fronteras, más allá del Zig Zag, eso no es mundo para ellos. La gente del barrio se suele mantener más aquí en el territorio y les cuesta salir fuera. Y por eso intentamos hacer muchas salidas a áreas culturales que les abran su perspectiva”. Los objetivos marcados, como comenta Antonio, están principalmente orientados a que los jóvenes estén ocupados en los talleres y no en la calle sin hacer nada, alejados de otros caminos menos edificantes. Las calles del Espíritu Santo es el territorio del que muchos jóvenes no quieren salir, pero puede llegar a ser un problema. Es bueno que estén identificados e involucrados con su Barrio, pero, como él intenta hacerles ver, es interesante que conozcan más allá de lo que Antonio considera los límites del Barrio. Esos límites marcan el propio territorio, pero también el espacio de la exclusión. Para Antonio, al tratar con la población más joven del Barrio, el problema al que tiene que dedicar más atención es el absentismo escolar. Y es en este objetivo en el que él centra principalmente su labor. Sabe que la evolución natural del absentismo es transformarse en abandono escolar, un camino que una vez que se emprende tiene pocas oportunidades de cambio de sentido. De ahí que Antonio afirme que: “Le damos mucha importancia a la formación, tratamos de que todos los críos estén formándose, trabajamos mucho el absentismo, o sea, los críos que estén por la calle volverlos a llevar al instituto. El aula ocupacional lleva funcionando dos años y medio y es un proyecto que está teniendo muchísimo éxito. Es un proyecto donde quince críos con problemas de abandono

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escolar se recuperan por sistemas formativos, a través del aula ocupacional que, en este caso, es de mantenimiento de ciclomotores”. El éxito de estos programas formativos constata el hecho que muchas veces el fracaso escolar esta precisamente en la escuela y no en las personas. Muchas veces se trata de disponer de ofertas educativas específicas que respondan a los intereses de los jóvenes. Como educador social del barrio sabe que tiene que cambiar mucho más que eso para poder conseguir que sus esfuerzos den el fruto esperado. Por ello, otro objetivo que intenta alcanzar es el hecho de cambiar la forma de pensar de los vecinos de la zona, siempre mirando por el bienestar de todos los miembros del Barrio. Concretamente, intenta que se consiga igualdad de oportunidades para toda la población, sin tener en cuenta el género de la persona, de ahí que nos comente que: “cuando trabajamos con chicos y con chicas, hay mayor número de chicos, porque las chicas, cuando llegan a una edad de catorce o quince años se considera que tienen que estar al cuidado de sus hermanos, hermanas y a cargo de la casa, que también es un rol que está evolucionando bastante, porque estamos consiguiendo que bastantes chicas sigan formándose, que no se vayan a esa edad”. El hecho de que las chicas abandonen el colegio para cuidar a sus hermanos, provoca que disminuya considerablemente su capacidad para encontrar un buen trabajo en el futuro, teniendo, principalmente, que conformarse con las funciones reproductivas del hogar. Por ello, incide en la importancia de que, tanto los chicos como las chicas, continúen formándose en el instituto, ya que es algo imprescindible para que puedan conseguir un futuro mejor. Antonio no cesa en su empeño, superando los numerosos obstáculos que encontró en sus comienzos como educador social. En la actualidad, ya ha superado el principal: que crean en él y en su trabajo, sin embargo, a diario se encuentra con un colectivo de personas con diversidad de pro-

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blemas a los que intenta dar solución. Tiene en cuenta la dificultad de su trabajo, aunque, de vez en cuando, puede resultar más complicado de lo que él imaginaba. Sin embargo, su motivación e interés en el trabajo que realiza no cesan y cuando ve el fruto de sus esfuerzos afirma que: “es increíble, porque son críos que muchos de ellos se encuentran perdidos y se vuelven a encontrar. Y no sólo se vuelven a encontrar, obviamente con su formación, con ellos mismos, con ellos mismos y con la familia, con ellos mismos y con grupos iguales y es impresionante. Desde luego que si no estás metido en esto, no te lo puedes creer, no te puedes creer la evolución, es impresionante. La autoestima sube muchísimo, porque cuando crees en un crío de estos, si el problema está en que ellos no creen ni en ellos mismos, entonces cuando crees en ellos, es increíble el poder que pueden recuperar”. Como se puede comprobar, este es más que un simple oficio para Antonio, hacer que los chicos tengan un futuro en el que creer, que vean que el Barrio Espíritu Santo sí es un lugar por el que merece la pena apostar. No obstante, Antonio observa el desánimo generalizado de los jóvenes del Barrio, e intenta modificar esa actitud, así nos lo comenta: “El futuro es lo más importante, porque muchos de estos críos no piensan en su futuro. ¿Tú qué vas a ser de mayor? No lo sé, o no se sabe, ellos es que están aquí en el Barrio y ellos no piensan en mañana, ellos piensan en el hoy, porque también es la cultura del hoy, hoy saco para comer, hoy y mañana saco para comer mañana, pero no piensan en lo que van a comer mañana, piensan en lo que van a comer hoy. Entonces, es importante que trabajemos con ellos en este tema para que vayan proyectando un poco su futuro”. Es muy difícil hacer que una persona apueste por un futuro mejor si no se plantea cual es el futuro que quiere tener. Con satisfacción, ve que está consiguiendo, al menos, que los chicos del Barrio cambien su forma de pensar a un plazo más largo. Algunos lle-

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gan a plantearse que deben avanzar hacia un futuro mejor, y esto es algo que deben hacer ellos mismos y para lo que además son capaces. Antonio nos cuenta experiencias como que: “Hay varios críos que quieren formar un negocio entre ellos. Lo que pasa es que, después, cuando se ponen a pensarlo dicen: ¡madre mía, tengo que pagar esto, lo otro! Ellos ya van madurando la idea, pero hay otros que dicen que hay que pagar muchos impuestos y que prefieren trabajar para otra persona y hay otros que quieren tener su negocio propio. Lo importante ahora mismo para Antonio no es que serán algún día, sino que se planteen que es posible. Un claro ejemplo del esfuerzo que ha realizado Antonio para conseguir que los chicos se planteen y se formen pensando en un futuro próspero lo encontramos en Miguel, vecino del Barrio, conocido por todos en la zona como Pistolín. Miguel nos comenta que: “El educador social influyó mucho en mí. Cuando Antonio abrió el local de La Casica, yo iba a jugar al ping-pong. Ahí empezó todo. El principio fue el ping-pong, pero la verdad es que todo lo que sé, él me lo ha enseñado. Yo es que era muy revoltoso, le pegaba a los niños, porque me ganaban y yo les pegaba con la raqueta, era un poco malo. Realmente él me ha enseñado mucho, me ha dado muchas charlas y ha hablado mucho conmigo, me he ido con él a un puñado de sitios. Él me lo ha enseñado todo a mí, es más, sin él yo no sería modelo ni nada, porque él te enseña a ser persona, a respetar a la gente a cómo actuar en cada situación de la vida, cuando me peleaba, a no pelearme, a controlarme, es difícil explicarlo como lo hace, pero lo hace. Lo veo como mi padre y estoy muy agradecido de todo lo que me enseña y me da mucha confianza y si él dice una cosa es porque está bien dicha. Llevo cuatro años con él y, sin él, yo no hubiera llegado donde he llegado. Siempre me ha ayudado a tomar la decisión de decir sigo hacia delante, me ha apoyado mucho a que vaya un sitio al otro, haz esto, haz lo otro, ósea que él en mi vida ha influido mucho. Claro, él me ha en-

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señado a hacer las cosas bien. Tú crees que él ha creado confianza en ti y, por eso, has dado los pasos tan grandes que, a lo mejor, el papa no te ha creado esa confianza de decir tú vales para esto y él si te ha dado esa confianza. Él siempre me dijo que yo podía cambiar, que yo no era así, tan malo como era, era muy nervioso, revoltoso y me enfadaba enseguida. Él me ha ensañado a controlarme y a respetar a la gente como he dicho antes. Me ha enseñado habilidades sociales, a tener más seguridad en mí también. También, nos hemos reído muchas veces juntos y como no, también hemos llorado juntos, de todo un poco, pero ha sido la mejor persona que me he podido cruzar en mi camino”. En Miguel encontramos un claro ejemplo de la labor realizada por Antonio en el Barrio y de la paciencia que hay que tener para que dejara de utilizar la raqueta a otros. Miguel ha conseguido sacarse la ESO y piensa en seguir su formación tanto en idiomas como en informática. Pero lo que más impresiona es que Miguel ha conseguido cumplir uno de sus sueños, ser modelo y estar trabajando en Milán. Debe ser emocionante que a uno le digan que es un padre para él. La labor de personas como Antonio y Jose y otras que no hemos entrevistado pero que han dedicado horas y horas al bienestar de todos es muy valiosa para el Barrio. Así nos manifiesta Piedad, colaboradora del proyecto: “Jose y Antonio están consiguiendo mucho en el Barrio. Piensan en lo mejor para esos chicos y logran hacerles creer en ellos mismos, que existe un futuro mejor y pueden lograrlo si se lo proponen”. Antonio está haciendo florecer la semilla que ha plantado en el Barrio. Los chicos con los que él ha tratado han ido creciendo, guiándose por sus consejos, como es el caso de Paco que nos explica: “Antes, iba por ahí haciendo cosas, pero no tenía un objetivo claro y directo, como lo tengo ahora. Dentro de unos años, me gustaría que yo pudiera conseguir, con los jóvenes, lo que han conseguido conmigo. Tener claro el sentido de la

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lucha y querer progresar, ayudando a los demás cuando no encuentran el camino adecuado que deben seguir. Me gustaría conseguir con los jóvenes, lo que Antonio está consiguiendo conmigo. Es difícil cambiar la mente a los jóvenes, pero no imposible. Es difícil, pero no imposible. Intento hablarles mucho y enseñarles el buen camino y no el malo y, cuando se equivocan, lo que pasa es que los tornillos hay que apretarlos un poco más”. Para Paco es muy importante conseguir que los jóvenes del Barrio, sus propios vecinos y amigos vayan por el buen camino y mostrarles, como hicieron con él, que un futuro mejor está al alcance de todos. Pensar y plantearse un futuro hace que, posiblemente, su estado sea mejor, tanto para sus vecinos dentro del Barrio, como para el propio Barrio. Por ello, proclama esa idea al resto de sus vecinos, así nos lo mostró Paco: “Me gusta aprender y enseñar a los otros para que hagan las cosas bien. Siempre he vivido en el barrio y ha cambiado mucho y yo más aún”. Paco sabe que hay mucho por hacer y que no es una labor sencilla. Sin embargo, es necesario intentarlo, aunque sea algo muy complejo, cómo nos comenta: “La verdad que eso es muy complicado, porque son edades muy difíciles. He aprendido mucho con el curso de mediación intercultural. Estoy satisfecho, porque ha cambiado mucho mi mentalidad. Y no sólo ha cambiado mi mentalidad, sino también disfruto del esfuerzo de conseguir que los críos vayan contigo por el buen camino”. Siempre es reconfortante descubrir que el compromiso con los demás tiene una recompensa que es difícil de encontrar en otros ámbitos de la vida. Sin embargo, no se puede obviar que la función que realiza tanto Jose, como Antonio y Paco es muy complicada. Paco ve a Antonio como alguien que pensando en el bien de sus vecinos y de los jóvenes está consiguiendo cosas buenas para el barrio. No obstante, Paco nos ofrece una reflexión que nos ayuda a entender las relaciones del barrio: “Si los zagales, por así decir, son buenos, pero ellos a lo mejor ven a Antonio,

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el educador social y pueden decir ¡búa! yo como este payo no puedo ser nunca en la vida. Pero, si ven a uno de su familia, entonces ya dicen, ¡Paco lo ha conseguido! y ellos necesitan un ejemplo a seguir, para que puedan decir si puede él, ¿por qué no voy a poder yo? Claro, ellos te ven a ti tirar hacia delante, te ven como su tutor. Entonces, como tú has dicho ven a un pariente suyo que con tus esfuerzos, porque no es fácil, porque no lo has conseguido de la noche a la mañana, te ha requerido tu esfuerzo, porque en casa te quedas mejor viendo la tele o yo que sé, haciendo otras cosas. Lo difícil es ir al centro, controlarte, mantener el orden”.Y es cierto, Paco no ha podido expresar mejor una de las reglas de oro para el cambio social. Paco es un ejemplo de que todo es posible en Espíritu Santo, como comenta María, colaboradora del proyecto: “Es impresionante ver como Paco ha pasado de ser un alumno a ayudar a los demás, a ser un ejemplo a seguir para el resto de jóvenes, pero es más, observar como se ha involucrado con ellos y trabaja para ayudarles, es algo maravilloso. Su principal objetivo, hoy en día, es conseguir que sus vecinos y amigos consigan ver que la posibilidad de que exista un cambio en el barrio está al alcance de todos”. Con esta actitud y ganas de ayudar, Paco demuestra lo importante que es para él que los chicos se encuentren a ellos mismos y se planteen que harán en un futuro. Es obvio que pensemos que la labor de los educadores de calle esté cambiando cosas, pero no sería posible sin un esfuerzo conjunto de toda la comunidad que además piense entre todos un nuevo futuro. Saben que es necesario que las administraciones se impliquen, aunque como afirman no todo el problema se queda ahí, los propios vecinos deben estar motivados y volcados con el Barrio y así sucede, de ahí sus propuestas. Antón nos comenta que: “Es como eso, ahora van hacer un pabellón y, en un momento dado, abajo podrían hacer unos jardincillos para los

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zagales, para que no se vayan allá arribota, como yo digo. Un jardinillo por aquí estaría bien y que todo esto se vea, como yo digo, más elegante y que no esté tan lleno, con perdón, de mierda”. Es curioso pero la mayoría de vecinos quiere tener más zonas públicas y sobre todo que estos se mantengan en condiciones. Es una forma de expresar un sentimiento de apego al barrio así como la necesidad de que éste mejore en muchas cosas. Seguramente la misma paradoja que expresa la necesidad de que la comunidad empiece a tomar conciencia de su propia identidad y porque la solución de muchos de los problemas saldría de una acción colectiva. Isabel, otra vecina del barrio, nos informó de que antes se ofertaban servicios muy importantes para el Barrio que, en la actualidad, han dejado de obtenerse: “Yo recuerdo que, hace ya unos años, aquí en el Barrio, había una guardería que las madres dejábamos a los hijos y, como no teníamos dinero para pagar, hacíamos limpieza y, la verdad, es que, para la gente muy necesitada, nos vendría muy bien que volviese a estar esta forma de pago”. Las guarderías son un elemento determinante para reducir la desigualdad de género y serían importantes para el Barrio. Los últimos años han permitido a la mujer en España poder incorporarse al mercado de trabajo, facilitar su formación y mejorar las posibilidades de promoción social. En este barrio resulta imprescindible en las familias dada la precariedad económica y aún más si pensamos en las madres solteras o separadas que afrontan todas las cargas familiares y permanecen prácticamente todo el día, al cuidado de sus hijos menores y no disponen de tiempo ni para trabajar ni para participar en actividades del barrio. Caso similar a los anteriores ocurre con Juanma, otro vecino del Barrio Espíritu Santo, que nos comenta: “En cuanto al Barrio, el Barrio yo lo veo igual. Lo veo con mucha ilusión, que ha empezado el Proyecto Urban y me gusta y veo a chavales que los he tenido yo y he tenido problemas

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con ellos y, ahora, los veos súper bien y me gusta. Pero, el barrio no es hacer una pista para que jueguen. El Barrio es algo más que eso. Creo que debería de cogerse los pilares desde la escuela de padres, eso sería fantástico”. Juanma nos propone empezar desde abajo, con la educación de los padres para conseguir esa evolución positiva en sus hijos y de este modo, en todos. Es cierto, los padres transmiten su forma de pensar a sus hijos, si estos tienen un horizonte, un buen futuro en el que pensar y trasladar a sus hijos, ellos ya crecerán pensando en lo que deben hacer para poder conseguir la mejor calidad de vida. La actitud de la población por el bienestar de Espíritu Santo parece estar presente en la inmensa mayoría de vecinos del Barrio. Así nos lo explica Mayka, colaboradora del proyecto: “La población conoce la situación actual de la zona, pero no por ello se conforma. Saben que si ellos se involucran, a la hora de mejorar el estado actual del Barrio, la probabilidad de que también lo hagan los que vienen de fuera aumenta considerablemente”. No debemos pensar que en el Barrio los vecinos únicamente tienen ideas para que se produzca esa evolución. Además, muchos de ellos ya están manos a la obra, por el bien del Barrio, como nos comentó Juanma: “Yo trabajaba de mediación juvenil, trabajaba con la juventud, ¡eh! Por ejemplo, trabajábamos con la escuela de padres, teníamos el proyecto entre jóvenes, procurábamos que los chavales hiciesen algún PCPI o, por ejemplo, en La FICA que hiciesen algún curso, en fin, que hiciesen algo que significara con su propia vida, que no fuese un dejar hacer, ¿vale?, que se dejen aquí el Barrio, porque primero empieza el absentismo escolar y luego, al final, se convierte en abandono, porque no tienen a nadie, ni su madre, ni su padre, ninguno lo motivan”. Sino se reduce el gran problema de absentismo escolar finalmente evoluciona en abandono y fracaso. Y el problema se transmite de padres a hijos, o al menos, que los padres

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no se esfuerzan por erradicarlo, ya que no piensan que la escolarización sea algo relevante para el futuro de sus hijos. “Nosotros, mira, evitábamos robos de coches, robos de motos, robos con violencia. Hemos devuelto un montón de motos robadas, hemos hablado con ellos, les hacíamos un marcaje súper cerrado. Luego, cuando le imponía a algunos el juez, como eran menores medidas en CEFIS, como yo conocía a dos amigas mías que las llamaba y les pedía, quiero que me haga las horas fulanito de tal, que tiene X horas, pues me gustaría que las hiciese aquí, en Espinardo, ya que lo ha incumplido aquí, que de algún modo, todos viesen que una acción, tiene una reacción y una consecuencia, y la consecuencia es esa. Por eso, a lo mejor, los ponía a barrer las pistas o los ponía, por ejemplo, tienes que encargarte de ayudarme en el taller un mes, vamos, las horas que tuviese”. Seguramente la redención parte no sólo por cumplir el castigo sino en la búsqueda del perdón de la comunidad, al fin y al cabo es el Barrio el más perjudicado. Juanma, orgulloso, nos comenta los resultados de su trabajo en el Barrio: “De hecho, ahora dos niños de los que yo llevaba, me encanta, porque ahora los veo y son monitores. A mí eso me encanta, porque en el crecimiento, aunque sea mínimamente, yo he tenido algo que ver”. Esperanza, a lo largo de su entrevista nos comentó: “También te digo, yo soy una persona de confianza, entonces los zagales del Barrio son todos mis amigos. Es que te lo digo de verdad, es que llegan me cuentan cosas me ha pasado esto… Me cuentan sus cositas, entonces soy como la psicóloga del Barrio, eso dicen. Es que no se trata de criticar a los críos, sino de ayudarlos a ver las cosas como son y que sigan un buen camino. Y si tú no le das esa confianza a los críos, algunas veces, hacen cosas que están mal hechas y tú no lo sabes lo que están haciendo y, de esta manera, siempre es mejor. A mí me gustaría que mis hijos, cuando sean grandes, tuvieran esa confianza en mí”. Esperanza nos muestra que sin

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medios económicos también es posible conseguir mucho en el Barrio, lo importante es empatizar con las personas. El Tío Paco nos explica el trabajo realizado en el mismo: “He estado en la asociación gitana durante muchos años, la inauguré y fui el presidente. Hacíamos muchos talleres, como maquetaría que eran unos juguetes de madera o de plástico, hacíamos también pintura con las manos, talleres de acuarela, lámparas de seda, invernaderos con flores del interior. Estuve tres años en la asociación, pero es como si estuviera todavía, aunque quitando a este que está ahora, todos los que han estado allí metidos han pasado por esta mano, todos me han llamado para pedir mi opinión menos éste… La asociación estaba situada allí arriba donde están los pisos, recuerdo que nos íbamos a la playa a muchos sitios, a los chorritos del río Mundo. Bueno, aquello es precioso y la verdad es que si lo disfrutábamos mucho. Hicimos muchas cosas con los niños, los mozos y los mayores. Nos íbamos todas las familias en un autocar o dos si hacía falta”. El Tío Paco relata que, con su labor, conseguía que la asociación llegara al mayor número de la población posible, ese era el principal objetivo que se había marcado, ayudar a todos en el Barrio. El Tío Paco nos comenta experiencias que tuvo en su día: “En el año noventa, llegando para noventa y tres, cuando yo me enganché en la asociación con el tema de la educación. Era en el noventa y dos para el noventa y tres, que por cierto, el otro día salió en una carpeta una hoja que tiene puesta la fecha en la que empezó la asociación. Aunque yo empecé en el noventa y tres, la inauguremos el día trece de enero, pero que legalmente está puesta en otra fecha que no me acuerdo, pero que está por ahí. Con esto la relación del tema de la educación estaba entre el veinte y veinticinco, no había más educación aquí y a lo mejor te estoy poniendo una cifra algo… pues gente del Ayuntamiento cogieron y me llamaron y me dijeron: ‘Tío Paco sabe usted para que lo hemos llamado’,

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‘pues no’ les dije. ‘Pues para la educación’. Y yo les dije: ‘perdonar que os corte la conversación. Mi objetivo es la educación, el trabajo y la vivienda, las tres cosas más importantes, aparte de lo que pueda quitar de lo que hay aquí, en el pueblo’, ‘fabulosamente lo que acaba usted de decir, pero déjenos que acabemos nosotros, si está al veinte o el veinticinco por ciento y queremos que usted lo ponga al cien pues al cien, si no pues al cincuenta’. Digo: ‘bueno pues vale’. Y yo que cartera llevo por detrás se me queda mirando y me dice: ‘¿está usted exigiendo?’, digo: ‘no, no estoy exigiendo dinero, estoy exigiendo la cartera para la educación y la cartera significa para mí, aunque no lo haya explicado bien y que ahora lo voy a explicar y es que quiero todo lo que haga falta para la educación, desde zapatos, trajes, libros, libretas, colores, todo en general de materiales. Si ustedes me exigen a mi educación, como el pueblo no tiene la mayoría, pues ya meto al que tenga como el que no tenga, porque si le doy al que no tiene la madre que dice que tiene, me dice que no tiene y va a tener bronca conmigo. Entonces tiene que ser todo el mundo igual’. ‘Bueno tiene usted nuestra palabra que todo lo que usted pida y lo que le haga falta lo tendrá’. Eso fue lo que en un principio me dijeron. ‘Pues yo le doy mi palabra que voy a dar toda la educación y sobre todo para que estén en los colegios’. Pues así seguimos y hablamos cuarenta mil cosas. En la asociación puse cuatro hombres -que no puse uno- para que fueran todos los meses al colegio y que le preguntaran al director conforme iban. Me traían las notas de los críos que iban al colegio, de los que fallaban, eso en el Colegio Salzillo, ese que está ahora medio vacío, y me encargué de que me dijeran todos los detalles, de porque perdía tu hija o tu hijo, de porque no iba, en fin de todo. Pues hable con el director, pero los hombres se me fueron, porque no les sacaban punta”. Tío Paco es un referente en el Barrio. Su preocupación e implicación le ha llevado a hacer cosas más allá de lo que estrictamente le pedía la asociación.

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Negoció con el Ayuntamiento para conseguir mejores ayudas de las que en un principio le ofrecían. Logró que todo el material escolar y la ropa necesaria fuera gratuita para todos los miembros del Barrio. Porque para hacer accesible la educación no sólo basta con aulas y profesorado. Por ello, todos tenían que comprometerse para conseguir que el proyecto funcionara. Fue precisamente de eso de lo que se encargó también el Tío Paco: “Entonces que hice yo, me cogí a ésta y a ésa y me dicen las dos: ‘si nosotras no sabemos ni leer ni escribir’. Y les digo: ‘pues ese es el caso que queréis que vuestros hijos sean tan burros y tan bestias como vosotras. Que respeto y que vergüenza es el que tenéis para vuestra casa y para vuestros hijos, los vais a tener toda la vida de Dios como animales, van a andar por la calle buscando una calle y van a tener que ir preguntando por no saber ni donde están. Vosotras creéis que eso es un apaño, y yo no le echo la culpa a los maridos, os echo la culpa a vosotras que sois las que os quedáis con los críos’. Bueno, aquello fue una bomba. Todas me dieron la palabra que, a partir de ese día, iban a ir todos los días al colegio. Y otra cosa, ‘la que vaya al colegio y le falte al crío o a la cría cualquier detalle decírmelo, que lo tenéis en la mano y no por decir voy a ir hoy tiene que ser fijo todos los días y el que pierda día de colegio y me diga el director que ya he hablado yo con el que fulano o fulana, y no decirles que ha ido al médico, porque me tenéis que presentar la receta’”. De esta forma las familias se tenían que comprometer con la causa que les presentaba el Tío Paco. Muchas veces además de recursos debe de existir voluntad y convencimiento para que las cosas vayan saliendo. Involucrado, ése es el principal calificativo que se le puede adjudicar al Tío Paco. Así que no es extraño que lleno de orgullo, por todo el trabajo que realizó, nos comente: “Pues mira como se puso aquello que vino el Teniente Alcalde, y más de uno del Ayuntamiento y me dijo: ‘¿Tío Paco qué?’. Y digo: ‘pues nada ustedes me dirán cómo va la cosa, porque yo si

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sé cómo va. Hemos tenido mucho éxito, porque vamos a tener que hacer un colegio y dividirlo, porque aquello está que explota’. Claro aquello es que se llenó, es que fue un seguimiento de los alumnos con los profesores y no veas que bien. Entonces llegaba la época del libro, la fecha del libro que había que renovar para las criaturas. Yo iba y decía Don José para tantos niños, niñas para todos en general, para payos y gitanos, usted ya sabe que yo no tengo distinciones así que deme la relación de lo que me hace falta. Desde el noventa y dos hasta el noventa y cuatro noventa y cinco, más o menos, estuve haciendo el seguimiento para que los alumnos no faltaran a las clases y no les faltara material”. Pero, aunque lo que consiguió el Tío Paco fue excelente y repercutió en un gran beneficio para el Barrio, además apostó por otro derecho fundamental, que deben tener todas las familias en la zona. Así nos lo comenta: “Yo me dediqué a la educación y a la vivienda. Se han dado muchas viviendas y yo he colaborado mucho y puestos de trabajo en el Ayuntamiento, contrato de seis meses y luego después tenían seiscientos y pico de ayuda familiar. Me dediqué a eso, ayudar familias que lo necesitaran”. El problema es que años más tarde la vivienda sigue siendo un problema en el barrio y muchas familias están esperando una vivienda digna. Pepa, otra vecina del barrio conocida por todos en la zona gracias al trabajo que desde hace años desarrolla en él. De hecho, a la hora de presentarse a nosotros nos dijo: “Estoy casada y aunque no tengo hijos considero un poco como míos a todos los que he ido formando a lo largo de tantos años”.Tal es la identificación y preocupación que Pepa tiene por el Barrio y sus vecinos, que llega a considerar como suyos a los chicos con los que ha tratado. El caso de Pepa parece estar influenciado por otro vecino del Barrio, así nos lo explica: “Recuerdo con mucho cariño al antiguo párroco de la

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iglesia del Espíritu Santo, don Gabriel una gran persona que siempre ha trabajado intensamente en el Barrio y por el colegio Salzillo, un colegio ejemplar en ese momento, por el que han pasado muchas generaciones de estudiantes que ya tienen nietos”. Aquel párroco ha sido un ejemplo a seguir. Este ha marcado su camino a lo largo de su vida, de su formación, haciéndola una persona entregada a los demás, buscando solamente el bienestar de la población del Barrio, como en su día hizo Gabriel. Este luchó mucho para que se construyera el colegio del Barrio. Es obvio que esta persona ha marcado profundamente a Pepa, su bondad desinteresada hizo viera en él un modelo a seguir: “A los catorce años empecé como voluntaria dando clases de dibujo y de catequesis en el Barrio. Cursé la carrera de magisterio y estudié arte dramático en el conservatorio. Quería que la enseñanza fuera más abierta y flexible y llegar donde la educación reglada no podía. Mi idea de trabajo ha sido siempre hacerlo de una forma global, trabajar con los niños y la familia entera para conocer sus debilidades y poder ayudarles”. Esta idea ha rondado siempre la cabeza de Pepa, así nos lo explica: “La formación y la superación han sido siempre mi bandera como camino para motivar a mis alumnos y a los grupos de trabajo a los que he formado. Me ha gustado siempre participar en grupos de ámbito social. A través de los grupos de teatro que con mucho esfuerzo y dedicación hemos ido creando en el Barrio, he formado a los alumnos en habilidades y destrezas sociales. Trabajar en equipo, adquirir hábitos, hacerles pensar en un futuro próximo a los chavales han sido siempre batallas en las que he tenido que luchar dentro y fuera del Barrio”. Pepa también se las ha ideado para que su acción llegara al mayor número posible de vecinos del Barrio. Nos comenta que todo esto ha sido posible gracias a la asociación que lleva funcionando en el Barrio más de un cuarto de siglo, en concreto nos dijo que: “La Coordinadora de Barrios, asociación a la que pertenez-

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co y como una de las más antiguas, surgió de la comunidad cristiana y ha tenido y sigue teniendo un gran peso especifico en el Barrio. Lleva funcionando más de un cuarto de siglo y hemos hecho siempre un gran trabajo con las familias, formando a los padres y gestionando ayudas. Les asesoramos a los padres respecto a los hijos, hacemos desayunos con las madres y tenemos una ludoteca. Esta asociación siempre ha tenido las puertas abiertas y las mantiene para lo que se necesite, porque somos del Barrio y conocemos a la gente. Confían en nosotros, ya que nuestro objetivo es servir a los vecinos del Barrio, porque nos enriquece y nos fortalece. Considero que es muy importante en un barrio que las asociaciones trabajen juntas, esa es la única forma de que se pueda llegar a buen puerto. La Asociación Coordinadora de Barrio siempre ha seguido está línea de acción”. Como comúnmente se suele decir, la unión hace la fuerza y las asociaciones son importantes como instrumento para unir esfuerzos, consiguiendo más con menos recursos. Además de los anteriores testimonios, tuvimos la oportunidad de tratar con otro hombre, reconocido en el pueblo por su gran labor con los demás, Ramón, vecino del Barrio y actual conserje del Colegio. Ramón, comúnmente conocido por todos en el Barrio como El Chache Yoi, nos cuenta que: “He hecho muchas cosas para ayudar. Hice un centro de desintoxicación, con veintidós toxicómanos, y les puse un taller de plantas contrahechas de mi bolsillo. Para mí aquello fue maravilloso, porque de veintidós pude apartar a tres. Uno con diecisiete años pinchándose y luego dos padres de familia, también de lo mismo. Y, eso les sirvió para algo, porque las mismas plantas que se hacían en el taller, después ellos las vendían por los mercadillos y eso a mí me satisfacía un montón”. Ramón nos recuerda otros años en los que la drogadicción afecto de lleno a algunos vecinos del barrio, tiempos difíciles y duros. Su manera para poder solucionarlo era la siguiente: “No repartirlos,

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sino sacarlos fuera a hacer actividades exteriores, fuera, a la montaña, porque la verdad es que cuando yo estuve con un buen grupo de zagales, con la coordinadora de barrios, yo todos los fines de semana durante trece años, yo abandoné a mi familia todos los fines de semana. Me los llevaba viernes a las cinco de la tarde, después de la salida del colegio ¡eh!, y ya no aparecíamos hasta domingo en la tarde. Y, nos íbamos allá donde hubiera cualquier nacimiento de agua, donde más solíamos ir al Salto del Usero en Bullas. Allí los zagales se lo pasaban en grande, estaban apartados, ese fin de semana estaban apartados y los zagales pues venían tan bien, tan contentos. Estaban en la naturaleza y se lo pasaban fenomenal y ese ha sido mi trabajo durante trece años, abandonando a mi familia para poder apartarlos del tema”. Llevárselos fuera fue su principal opción. Alejarlos de todo lo que les recordara su problema hizo que pudiera ayudar a alguno de sus amigos o vecinos. Sin embargo, por ayudar a sus vecinos terminó teniendo problemas personales en su ámbito familiar. El hecho de no haber pasado tanto tiempo con su familia como hubiera querido es algo que le atormenta, pero el beneficio creado para todo el Barrio le compensa de alguna manera. Actualmente, Ramón es el conserje del Colegio del Barrio. Incluso en este puesto de trabajo continúa con su objetivo de mejorarlo y con ello, la calidad de vida de los chicos. Lo podemos apreciar cuando nos comenta: “Estoy a gusto con mi trabajo, porque hago lo que me gusta. Estoy con los críos, me gusta estar con críos, trabajar con los críos, enseñarles muchas cosas a los críos y apartarlos de muchas cosas malas también, pero el que sale, sale y el que no, pues ahí se queda”. Por esos chicos que guía por el buen camino y consiguen, como él dice ‘salir’, merece la pena intentarlo todo, esforzarse al máximo, porque de su acción se consigue un efecto en cadena, es decir, muchos chicos están orientados hacia el buen camino y estos, a su vez, son ejemplo para otros.

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Ramón no sólo se preocupa por los niños o los chicos del Barrio. Además, sabe que al ir creciendo, y tener más edad, pueden enfrentarse a peligros aún mayores, así nos explica: “En estos momentos estoy encantado, pues a pesar del estrés que acumula uno al ver a los zagales parados, el tener que ayudarles, pues a pesar de eso, estoy más tranquilito, ya son más grandes y hay que ayudarles más, pero bueno estoy, más tranquilo”. No obstante, el hecho de que desde pequeños se les vaya guiando por el camino adecuado, hace que su objetivo sea más sencillo con los chicos mayores. Todo esto les ayuda a estar más capacitados para afrontar las dificultades por las que estén pasando de una manera responsable. De ahí, que Ramón afirme que, en la actualidad, se encuentra más tranquilo, sabe que ya tiene mucho trabajo hecho y, que además, ya está dando sus frutos. Tras revisar toda la reunión de Ramón, nos parece interesante resaltar la reflexión final con la que cerró nuestra entrevista: “En general, yo no soy egoísta, pido para todo el mundo, si yo quiero paz, bienestar para todo el mundo y, ojalá todos pensasen como yo o lo hiciesen como yo”. La labor de todos ellos es reconocida y valorada por la población del Barrio. Así María, colaboradora del proyecto, nos comenta: “Han sido las actuaciones de personas como Ramón, Tío Paco, Juanma, Pepa, Jose, Antonio y muchas que no hemos recogido en las entrevistas las que han conseguido que la situación de la zona haya progresado de manera favorable para todos sus vecinos en estos últimos años. Sin su preocupación, actitud, labor y lucha por el Barrio, Espíritu Santo no sería como lo conocemos en la actualidad”. María nos explica la importancia de personas como ellos para la mejora de la zona. Ellos creen que con esfuerzo y tiempo, nada es imposible, actitud que va contagiándose de vecino en vecino, incluso en gente que viene de fuera del Barrio. Con ello, con su labor, su actitud y su unión con el fin de lograr ayudar y mejorar el estado del Barrio

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y el bienestar de su población, en verdad consiguen que Espíritu Santo sea un lugar mejor para todos. Estas entrevistas se iniciaron con la intención de conocer a partir de los testimonios la situación en la que se halla el Barrio Espíritu Santo. A pesar de encontrarnos con un Barrio que está pasando por múltiples dificultades sociales y económicas, su población y los que lo conocen, hacen que todo sea posible. Éstos se encuentran totalmente identificados con el Barrio, en ningún momento piensan que la única salida que existe es irse del mismo, sino todo lo contrario. Apuestan por el bienestar de sus vecinos, ya que saben que un futuro mejor es posible en él. A través de distintas entrevistas realizadas hemos constatado la entrega de los que trabajan en el Espíritu Santo y como están comprometidos personalmente. En concreto, Jose y Antonio, educadores sociales de la zona, muestran cuanto les interesa el bienestar de este lugar, como pudimos ver en el testimonio de Miguel, uno de los chicos a los que tanto han ayudado. Así como Paco, que ha seguido los pasos de Antonio, siendo un ejemplo a seguir por el resto de chicos del Barrio, ya que como él mismo afirma, si él ha podido todos pueden hacerlo. El Tío Paco, Antón, Isabel o Juanma nos apuntan hacia mejoras que, serían interesantes, para poder conseguir que evolucione el Barrio de manera favorable para todos. Nuevos servicios sociales o nuevas instalaciones serían las ideas de la población del Barrio para conseguir un mejor funcionamiento del mismo. No sólo nos hemos encontrado en los testimonios con ideas innovadoras. Nos ha llamado la atención que, ante la falta de determinados servicios sociales, los propios vecinos del pueblo han intentado, e intentan, suplir esas deficiencias. Es el caso de Juanma, Esperanza, Tío Paco, Pepa y Ramón. Cuatro de ellos, Juanma, Tío Paco, Pepa y Ramón, comenzaron con su labor hace algunos años. Ahora ven los frutos de su trabajo, ya

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que esos ni帽os crecen y llegan a ser un ejemplo a seguir para el resto de j贸venes del Barrio. Por su parte, Esperanza sabe que no s贸lo hay que lidiar con los chicos, sino que lo hay que hacer es intentar entenderlos y guiarlos por el buen camino, lecci贸n que parece haber aprendido de la labor de sus antecesores.

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ENTRE VECINOS Uno de los elementos claves entre los vecinos de la barriada del Espíritu Santo es el respeto. La veneración, la consideración y la deferencia son valores que se conservan en este barrio, a pesar de los problemas. Es lo que reafirma las relaciones personales, como muestra la experiencia de Teresa: “A mí todo el mundo me quiere, de mí no tienen que hablar nada malo. Yo voy por la calle y a mí me respetan y me quieren. Yo me llevo muy bien con todos los vecinos y, si alguno me hace un favor con mis hijos o algo así, yo se lo devuelvo tres veces. Y, el que no me lo hace, pues como yo tengo el corazón así, a mí me da igual y si tengo que ayudarlo pues lo ayudo, yo soy así”. El respeto es la base del entendimiento entre vecinos. Aprender a respetar a los demás para ser respetado es lo que Teresa ha materializado a lo largo de los años. En el Barrio viven aproximadamente unas cuatro mil personas, y es frecuente que entre ellas existan fuertes lazos de apoyo. Todos se conocen y son como una gran familia que se apoya, como relata Paco: “En el Barrio vivimos muchas familias y estamos todos juntos y, en lo que hace falta, siempre nos ayudamos. Si a un crío le pega un porrazo un coche o si se lisia, siempre vendría alguien a auxiliarle y, la verdad, es que siempre está la gente ahí, para lo que haga falta. La unión hace la fuerza, y esto va ligado al beneficio y al desarrollo de la comunidad vecinal, como explica Paco, ya que la cercanía que se transmiten las familias se plasma en la capacidad de prestar auxilio a aquel que lo necesita en

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cualquier momento, esto es una virtud muy repetida en éste Barrio. Por un lado, se observa que el Barrio está cambiando, modificándose la conducta de los jóvenes, siendo ellos mismos el motor del cambio y por otro, los vecinos propiamente dichos, ya que todos están adquiriendo la consciencia de que en ellos está el poder de mejorar su entorno. Durante años el Barrio se ha ido transformado en multitud de ámbitos, desde el perfil de la población residente, hasta los niveles de seguridad. Aun así, la población en general se ha adaptado a esa evolución, quizás por el sentimiento de pertenencia y apego al territorio, como narra Rosa: “El Barrio ha cambiado mucho, esto ya no es lo que era, por la gente, por todo, aunque yo vivo muy a gusto, yo nunca he tenido ningún problema. Yo no quiero problemas con nadie. Yo con nadie me meto y nadie se mete conmigo. Yo con todos me hablo y cada uno en su casa y Dios en la de todos. Si vienen y me piden un favor, si puedo le sirvo y si no, pues no. Pero ya te digo, cada uno en su casa, cada uno en su vida y cada uno se gana el pan como puede y ya está”. El conjunto de hechos o circunstancias que han dificultado la convivencia parece haberse modificado con el transcurso del tiempo, según explica Rosa, pero a pesar de los cambios, ella continúa viviendo cómoda en su entorno. El respeto va acorde con la tolerancia, valorarse a sí mismo y a los demás. Para evitar conductas irrespetuosas se deben seguir unas reglas establecidas, aunque no escritas. En todos los grupos sociales existen pautas de conducta que se van descubriendo, a partir de la convivencia diaria, es lo que podríamos denominar un acuerdo tácito entre las partes implicadas, en este caso sus vecinos. El Tío Paco es un ejemplo de dichas conductas: “Yo siempre digo una cosa, que la gente cuando yo he salido de allí y dejé aquello muchos se pelearon conmigo y dije esto va a cambiar y mira si ha cambiado de la noche a la mañana. Tú no has estado conmigo todas la noches, a veces eran la una y las dos de la mañana y

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tenía que estar ahí en el banco fumando y con las calores que hacían y ya estaban todos acostados ¿y por qué tenía que estar ahí? Porque la juventud con las guitarras y con los cantes y tu tenías que levantarte a las seis de la mañana y se hacían las cinco y encima que no podías coger el sueño con las calores, pues cuando cogías el sueño te tenías que levantar, porque con la guitarra te levantaban claro y era tanta queja que lo tuve que arreglar. Me esperé una noche y cuando llegaban les dije ¿queda alguno más por llegar? No Tío Paco, y les dije pues vayámonos ¿a dónde Tío Paco? fuimos hasta el campo de fútbol pues fuimos y les digo ponerse aquí a cantar y a tocar la guitarra, aquí estáis más frescos que allí y no molestáis a nadie y que sepáis que allí no os quiero ver más a ninguno, porque mirar la noche que estáis dando y la gente se tiene que ir a otro día a trabajar y estáis ahí molestando y me hicieron caso, eso es educación, el respeto a los mayores para crear un ambiente en el que todos estén bien”. A pesar de que en la convivencia diaria pueden surgir desavenencias, la mediación es el camino. La juventud encuentra una distracción y diversión tocando la guitarra y cantando hasta altas horas de la madrugada, provocando que sus mayores no puedan conciliar el sueño. El respeto a los mayores es una cuestión importante a destacar en la cultura gitana, ya que sus ancianos representan la autoridad, la tradición y la justicia, valores que están en declive en otros contextos o grupos sociales. Ellos son la voz de la experiencia. Por otro lado, el apoyo entre mujeres, potencia las relaciones personales solidarias y sólidas, tanto en el ámbito intrafamiliar como en el ámbito comunitario. Una vez más, las mujeres mayores se convierten en guías y maestras de las más jóvenes, como sucedió con Teresa tras la pérdida de su madre en su juventud, el mayor apoyo que pudo encontrar fue en el resto de mujeres de la comunidad: “Menos mal que he tenido

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a mis vecinas apoyándome en todo momento. Ellas han sido las que me han enseñado a cocinar, lavar. Cuando tenía que cocinar iba a casa de mi vecina y le decía: Juana ¿cómo se hace esta comida? Y, la verdad, es que esta mujer me ha enseñado todo lo que sé, porque como era una niña cuando falleció mi madre, no sabía hacer casi nada y como me tuve que salir de la escuela de golpe y porrazo para cuidar a mis hermanos, tuve que espabilarme mucho. El Ayuntamiento me dio esta casa en la que estoy viviendo ahora. Los vecinos me ayudaron a vestirla”. Enfatiza como sus vecinos han sido el mayor apoyo que ha tenido, como le ayudaron y le enseñaron las tareas domésticas para ser una gran mujer, destacando el papel que ha marcado en su vida Juana, quien la aleccionó en todo lo que podía transmitirle. La ausencia de la figura materna desencadenó en Teresa el abandono escolar temprano, debido a las exigencias del cuidado familiar... La solidaridad entre la familia y los vecinos está presente en el día a día, como nos cuenta Teresa: “Cuando no tengo perras, pues voy le pido la sortija a mi hija. La empeño y, después, la saco. Voy a casa de una vecina, le pido veinte euros. Voy a la coordinadora de Barrios, que ya está hasta aquí de mi (se toca la cabeza) pero como ya me conoce. Pero si es que no tengo a nadie que me ayude y me dice: toma veinte euros Tere, pero no vengas más y, le digo vale, hasta la semana que viene (se echa a reír). Sí, porque es la verdad y para que voy a ir mintiéndole”. Ante la falta de recursos, siempre consigue la ayuda necesaria, ya sea de su familia, recurriendo al empeño de objetos de valor como a través de la solidaridad. Es una situación reiterada, ya que la precariedad no desaparece y, aun así, siguen encontrando el apoyo de los vecinos. Compartiendo carencias, alegrías y tristezas encuentran apoyo entre su red social cuando lo necesitan, así lo explica Antón: “Es mi mamá la que me ayuda a salir adelante. Lo único es que voy al payo cura de aquí

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abajo, que me da comida, bueno comida, un cartón de leche, un paquete de arroz, una botella de aceite y un queso”. Su madre le ayuda a salir adelante en la medida de sus posibilidades y otras veces en la iglesia. El Barrio está fuertemente entrelazado por esa red social que forman todos los que cohabitan en el mismo, las distintas familias, los vecinos y los trabajadores implicados en la zona, como manifiesta María, colaboradora del proyecto: “Hay una parte del barrio del Espíritu Santo muy cohesionada. Los vecinos forman una gran red cuyas necesidades satisfacen entre ellos. El grado de confianza es muy alto en la comunidad. Aquí en el Barrio los lazos vecinales se estrechan en relación a las necesidades. Poder recurrir a un vecino ante un problema o una situación precaria hace que las relaciones se estrechen y se protejan unos a otros. Se ha creado una gran familia vecinal en la que todos tienen un rol y cooperan en beneficio de sus miembros”. María revela la gran unión que tiene una parte del Barrio, formando una red entre la que los vecinos, amigos y familias satisfacen sus necesidades ante las carencias que puedan surgir. La confianza y la familiaridad entre vecinos se agudizan ante las adversidades, de forma que el grupo se cohesiona, estrechando sus relaciones, ya que es su manera de alcanzar la seguridad y mejorar su situación ante las necesidades que puedan surgir. Uno de los aspectos más importantes de vivir en un barrio es la calidad de vida que ofrecen los territorios pequeños, rincones cargados de bienestar que para Piedad, trabajadora de EX-URB y vecina del Barrio, son fundamentales en su vida diaria: “Es muy bonito vivir en un barrio, porque la gente que vive en la capital no vive como nosotros, van a su rollo y no les importa el bienestar de los demás. Si el vecino de arriba está solo y hay que echarle una mano, en la ciudad todos estos sentimientos hacia las personas no se aprecian de igual manera. Por ese motivo hace que la vida cotidiana entre los vecinos sea tan agradable”. Vivir en el Barrio, en

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palabras de Piedad, es una gran ventaja que da valor a su vida, ya que en las zonas pequeñas se acentúa la proximidad entre los vecinos como en su caso, poniendo de manifiesto la relevancia del concepto de bienestar social y de los recursos personales de los que dispone el Espíritu Santo. Es habitual que con el paso de los años en el Barrio se haya producido mestizaje, adquiriendo gitanos y payos costumbres propias tanto de uno como de otro grupo. Por el contrario, las uniones con otros grupos que no sean entre gitanos y payos, son muy escasas, ya que el nivel de inmigrantes que residen en el Barrio es muy bajo. Las nuevas generaciones del Barrio ya provienen de matrimonios mixtos, como es el caso de Miguel: “Me llamo Miguel Contreras, pero aquí en el Barrio me conocen como Pistolín. Tengo dieciocho años. Nací en Guadalupe y me vine a vivir aquí cuando tenía nueve años. Mi madre es castellana y mi padre gitano”. Estas relaciones, tanto vecinales como familiares entre payos y gitanos, cada vez son más comunes en el Barrio, como dice Dolo, colaboradora del proyecto: “La convivencia entre payos y gitanos en el barrio de Espíritu Santo está muy arraigada. Hay muchos matrimonios mixtos lo que enriquece las relaciones entre ambas culturas. Los hijos son los herederos de esa fusión cultural que transmitirán a su vez a los suyos. Es enriquecedor como ambas culturas se han dado la mano y conviven juntas. Se mantienen los valores y principios de la etnia gitana, a pesar de las inquietudes de los mayores por su perdida”. La convivencia entre ambas culturas se produce cada vez más y con mayor intensidad. Son más comunes los matrimonios mixtos, lo que proporciona una mayor unión cultural, aspectos que la juventud ve dentro de la normalidad y que quedará latente en las nuevas generaciones venideras. Sin embargo, los mayores, en palabras de Dolo, consideran que muchas de las tradiciones, valores y principios de esta cultura se están descuidando y como conse-

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cuencia olvidando, actitud que parece desencadenar cierta intranquilidad en este colectivo. Se han incorporado relaciones entre payos y gitanos a sus distintos modos de vida y costumbres, enriqueciendo así ambos grupos sociales, a través de sus costumbres, como sucede con Antón: “Tengo veinte años. Soy vecino del barrio del Espíritu Santo. Estoy casado a lo gitano y tengo un hijo que va hacer nueve meses el día siete de agosto. Mi mujer tiene veinte años y ella no es gitana, es castellana, y se ha acostumbrado a lo gitano muy rápido. Cuando era más pequeño recuerdo que he vivido muchas cosas con los castellanos muy buenas, estuve haciendo unos proyectos” Su mujer no es gitana pero eso no ha sido una barrera para compartir una vida en común. Ante la diversidad cultural se produce un intercambio de variables, tanto por unos como por otros, es decir los gitanos adquieren costumbres de los payos y viceversa, entrelazando así su identidad cultural en una sola. Ello ha dado como resultado la fusión de ambas culturas creando un entorno único que no sería lo que es, si no hubiese esa mezcla peculiar de elementos culturales. Así lo explica Antonio: “Aquí, prácticamente, no hay diferencia entre un payo y un gitano, o sea, hay unas costumbres que, prácticamente, todos cumplen, ya sea payo o gitano. De hecho, si cogiésemos a varios y tuviéramos que decir este es payo y este es gitano […]. Hay críos que son gitanos, que no lo parecen, y hay críos que son payos, que parecen ser gitanos”. Antonio aclara que existen unas normas sociales y de comportamiento comunes que todos los vecinos cumplen, conformando un único estilo de vida. Entre ellos, hábitos, costumbres y estilos de vivir se desarrollan hasta la actualidad, conviviendo unos miembros con otros, sin existir disparidad. Esta buena convivencia la fundamentan en la gran cohesión existente entre familias. Los matrimonios van entrelazando los hilos que confor-

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man el tejido social del Barrio dotándolo de fortaleza, como comenta Esperanza: “En el Barrio se está muy bien, porque, ya te digo, somos todos como una familia y los que no son familia al final se terminan uniendo, un hijo y una hija. Es que se unen todas las familias, entonces no hay inseguridad. Y es que, en las calles, siempre hay gente, siempre. Es que son las tres de la mañana y hay gente por la calle”. La igualdad y semejanza entre payos y gitanos en el barrio nos la apunta Paco: “Yo esta vida la veo que somos todos iguales, sólo hace falta que uno tenga la mentalidad o tenga otra, pero se ha hecho para todos iguales, tanto gitanos como payos, moros e indios, somos personas. Ahora, hace falta que uno elija un camino o elija otro. Si eliges el bueno, bien, y si eliges el malo, pues... todos somos iguales”. Ante la diversidad de vecinos del Barrio, se hace patente que los lazos de sangre, afectivos, sociales y sobre todo de amistad se fortalecen ante las adversidades y con el transcurso del tiempo, como demuestra Juanma: “Los amigos son muy importantes cuando los necesitas, no sólo económicamente, pero sí, psicológicamente. Si tienes a tus amigos que te ayudan, que te orientan, que te dicen cuando tú tienes un problema y no divisas bien la realidad, pues ellos te sacan de ahí y si ellos te tienen que pegar una buena, pues te la dan, `tonto espabílate que esto´. Entonces, pues ellos mismos te ayudan, simplemente muchas veces con escucharte, ya te están ayudando muchísimo, porque te descargan de algo que no puedes contárselo a nadie. Entonces, ellos te escuchan y son pacientes y te atienden, te orientan”. Juanma ofrece un tratado completo sobre la amistad. Un amigo, según él, te guía cuando no ves, un amigo te sigue en los cambios y cambia contigo, te enseña que todo no es blanco o negro, sino que hay un sin fin de tonalidades grises, te consuela en los malos momentos, y por supuesto, te acompaña en las alegrías de la vida. Hay

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veces que ante un problema te orienta, te apoya y realiza una función de escucha importante. Los amigos se convierten en esas personas que te traen a la realidad. Ramón es un ejemplo de ese amigo que te apoya siempre. Abre su puerta a aquellos vecinos que desean tener un Barrio mejor, una vida mejor como ha demostrado hasta ahora: “Mi puerta sigue abierta para toda la gente del Barrio y, lo que esté en mi mano, la gente podrá contar conmigo”. A pesar de la evolución que a lo largo de los años se ha ido produciendo, en su gran mayoría los vecinos quieren su Barrio, lo consideran como algo suyo y viven bien en él, ya que como muchos dicen `todos se conocen, se saludan, se acompañan y muchos son amigos de toda la vida´.

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Y SALIMOS ADELANTE Espíritu Santo es un barrio en el que concurren una serie de variables socioeconómicas y culturales que condicionan la existencia de sus vecinos hacia una vida con más dificultades que otros vecinos del municipio. Desde hace algunas décadas el barrio se ha caracterizado por un fuerte índice de desempleo, escasa actividad económica y un nivel económico precario. Además, existe un alto nivel de analfabetismo o carencia de estudios, riesgo de abandono escolar temprano y, en consecuencia, un déficit de cualificación laboral. Por último, a lo anterior se une algunos rasgos del mercado de trabajo regional como son la temporalidad e irregularidad en el mismo que en éste caso se amplifican considerablemente. A pesar de ello, muchos vecinos han logrado no sólo sobrevivir sino salir adelante con trabajos y empleos, precarios en su mayor parte, fruto de la iniciativa personal y del autoempleo. Empleos que permiten buscarse la vida y sacar las familias adelante. Los rasgos esenciales que poseen los personajes que entendemos por Buscavidas, según define la Real Academia de la Lengua, son las personas diligentes en buscarse, por cualquier medio lícito, el modo de vivir. La trayectoria del buscavidas le lleva desde sus orígenes hasta sus actividades presentes y se caracteriza por una variedad de medios de subsistencia, acordes con sus habilidades, su trayectoria personal y labo-

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ral y la limitada oferta del Barrio, pero a su vez teñida de esfuerzo, ingenio y actitudes que hacen que alcancen el éxito. Ser buscavidas es algo más: un estilo de encarar la vida. Aquí reflexionamos sobre las experiencias y elecciones que han hecho las personas que viven en el Barrio y las de aquellas que trabajan en este entorno. Descubrimos, a través de sus palabras y decisiones las múltiples facetas que conforman el perfil del buscavidas, algunos comunes, compartidos por ellos como hilos que forman el tejido social del Barrio y otros rasgos específicos y propios de cada persona, que dotan de individualidad cada historia. Son prueba de que los mejores valores del ser humano tienen una capacidad infinita de romper barreras sin excusas, como dice el Tío Paco a lo largo de su entrevista: “No tenemos que echarle la culpa a ninguno, esto es cuestión de que entre todos encontremos la manera de salir para adelante. Claro que sí, y lo vamos a conseguir antes o después, pero lo vamos a conseguir venga un gobierno o venga otro, con el que sea”. El Tío Paco muestra el camino hacia el optimismo, la manera de ser positivos ante los tiempos, en los que el concepto de salir hacia adelante, se puede hacer un poco cuesta arriba. Estos Buscavidas atestiguan con sus vivencias las capacidades más valiosas de sus vecinos y se convierten en un referente de valores, tradiciones, actitudes del Barrio y para el Barrio, como transmite Jose, educadora social del barrio: “Lo mejor es la gente que ha salido de situaciones y que han tenido el coraje de luchar. La gente adulta, los niños, los jóvenes, los adolescentes que quieren llegar a más, que quieren salir de determinadas situaciones, yo lo veo con una valentía y un arrojo impresionante eso para mí es lo mejor del Barrio y esa es también nuestra satisfacción.”. Para Jose destacable es el coraje de luchar, porque se trata de una de las más importantes y destacadas virtudes que se pueden poseer, tanto

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para sí mismos, como para la colectividad, y no importa que seas adulto, niño, joven o adolescente, lo importante es superar los obstáculos con determinación. De sus palabras entresacamos la admiración por aquellos que han demostrado que se puede salir de las peores situaciones y eso le causa una gran satisfacción. Al terminar una jornada de trabajo, en la que con un poquito de su ayuda, alguien ha obtenido la recompensa esperada le llena plenamente. Porque luchar o rendirse ante las adversidades es una elección, pero hay quien demuestra que rendirse no es una opción y que puede llegar a conseguir un Barrio diferente, lleno de gente con grandes posibilidades luchando diariamente. Esa es la elección, como transmite con sus palabras: “No es lo mismo la gente que lucha diariamente para conseguir el pan, que a una persona que tú vas y le das la barra de pan, entonces no valoran lo que es ganarse esa barra de pan”. Porque hay quien demuestra que la superación, luchar por lo que se quiere hasta no tener fuerzas, es posible, como comenta Jose: “Realmente siempre se distingue la gente que lucha y que va a colaborar en tener un Barrio mejor y la gente con la actitud de que a mi aquí me las sacan todas que me da igual todo y yo lo que quiero es tener, y al final no les importa nada”. El sentido de colaborar, cooperar y contribuir para conseguir que las cosas cambien, en un entorno en el que es difícil luchar contra lo establecido, es como entiende su trabajo. Pero, llega un día en que esa lucha se presenta en tu vida sin esperarlo, y la capacidad de subsistir se convierte en la única forma que conocemos para salir de las dificultades, como revive Teresa durante su entrevista: “Mi padre trabajaba y me daba el dinero a mí para que yo hiciera de comer en mi casa, como una mujer mayor. Nadie sabe como realmente me sentí cuando me vi sola, con cinco hermanos a los que atender. Así que, con once añicos y voy a cumplir cincuenta y dos aquí

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estoy todavía. He sacado a mis hijos, a mis hermanos, a los nietos y los que me pongan”. Con estas palabras Teresa traslada las dificultades con las que ha tenido que lidiar durante su vida. Como con once años tuvo que convertirse en una adulta, aprender la lección más difícil de la vida: afrontar la pérdida de su madre y lo que ello conlleva. Una mujer capaz de moverse por la vida con valentía y encontrar el arrojo necesario para afrontar la realidad con determinación. Pero, a menudo parece difícil luchar y arriesgar en un Barrio donde las dificultades sociales y económicas son una piedra más en el camino, donde a pesar de los orígenes, la vida es un reto que merece la pena afrontar, donde ser buscavidas es un modo de vivir, el modo que te ha tocado vivir, donde emplear todos los medios necesarios para ganarte la vida te hace ser la persona respetada y querida en la que te has convertido en el Barrio, como nos cuenta el Tío Paco: “yo soy un hombre que le gusta la cocina, y me gusta la cocina porque yo me quedé sin madre cuando yo tenía sobre once años o por ahí, más o menos. Y entonces, me quedé con mi padre y con un hermano menor que tengo que vive en Murcia, que es el único que me queda, porque los demás se me han muerto todos. Pues mi padre se iba con el ganado, con las bestias y con la caballería y yo ponía la olla igual se quemaba o no se quemaba o estaba salado, pero se comía y a raíz de eso pues no es que yo sea cocinero no, no, pero sí que te voy a decir una cosa cuando, yo hago una cosa y vienen mis nietos me dicen esto lo ha hecho el abuelo”. El Tío Paco tuvo el ejemplo de una persona, su padre, quien a pesar de las dificultades familiares, sabía lo que es desenvolverse en el trabajo y compaginarlo con la familia, mientras el Tío Paco sacaba adelante a sus hermanos en las necesidades básicas para subsistir. Ahora es él quien perpetúa la tradición y los modos de supervivencia, transmitiendo a sus nietos las enseñanzas que él ya había aprendido a su edad.

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Aparentemente, podríamos decir que existe una línea de continuidad en las trayectorias personales de los vecinos del Barrio. Salir adelante se vive y se aprende. Esto es una máxima para la vida propia de este entorno duro, que provee a los individuos de unas capacidades, que no siempre se encuentran en otros contextos sociales y económicos, como nos transmite Isabel: Ella [su madre] pedía limosna y mi padre buscaba chatarra y, con lo que ganaban entre los dos, nos alimentaban y nos vestían como podían, era lo que había. Ahora, es mi marido el que busca chatarra y, la verdad, es que, hoy en día, de la chatarra apenas se puede vivir y yo no trabajo, porque tengo que cuidar de mis hijos y como no tenemos dinero, no los puedo meter en la guardería”. Isabel ya describe como sus padres eran personas que buscaban cualquier medio para subsistir. En la actualidad los roles se repiten. Ahora es su marido el que busca chatarra, aunque son escasos los ingresos económicos que reciben y apenas tienen para vivir, es ella la que se dedica al cuidado de sus hijos. Poco a poco vamos conociendo el perfil del buscavidas y lo empleamos coloquialmente para describir a personas que saben desenvolverse en la vida, que con ilusión cumplen sus sueños, personas que están en constante búsqueda, personas ingeniosas para alcanzar un medio de vida, hombres y mujeres que saben buscar su subsistencia de las formas más inusuales, que realizan trabajos diversos, que se las ingenian para lograr salir hacia delante, personas hábiles para hallar un modo de vida, y todo esto se da en gran medida en los vecinos del Barrio, como es el caso de Carmen M.: “Ahora, nos hemos puesto a vender naranjas y las vendemos en el mercao, pero no sacamos mucho, a malas penas para comer. Como no hay trabajo, pues hacemos globos y nos ganamos un poco de dinerito. Si al mes nos sacamos cien euros, según como esté el mes, pues bueno algo que tenemos para seguir viviendo. Este trabajo sólo nos da para sobrevivir, pues mira para que te hagas un ejemplo, mil

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bolsitas terminadas son unos siete euros o seis o cinco, según el trabajo que tengas que hacer. En alguna ocasión tardé hasta tres días para hacer mil bolsas, porque con los niños y las tareas de la casa no me da tiempo. Por eso, algunos meses he ganado cien euros y otros meses he ganado cincuenta, pero bueno, me da gustito cuando voy a recoger lo mío, mi dinero.” Su situación laboral es difícil y, además, tienen hijos a los que sustentar, pero tanto Diana como su marido se dedican a vender naranjas en el mercado, un oficio al que recuren muchos vecinos. A pesar de la adversidad, su ingenio se agudiza encontrando en la venta de globos unos ingresos extras con los que salir adelante económicamente. Explica cómo, a pesar de las tareas de casa y la atención a sus hijos, encuentra un momento para mejorar su situación. Transmite la gran satisfacción que encuentra al recibir la recompensa económica tras un trabajo realizado con gran esfuerzo. Dentro de la población gitana, es recurrente la ocupación en los mercados semanales, tipo de comercio tradicional donde puedes encontrar ropa, frutas, hortalizas y enseres entre otros productos, como hace ver Esperanza: “Al gitano se le ve muy preparado para trabajar en la venta ambulante. Si, somos muy hablarines, pues tenemos esa gracia para anunciar cosas, para venderte las cosas y, la verdad, es que la cosa de las ventas nos gusta mucho, hacer trapicheos, negocios, nos encanta. Y, además, eso es así. El que no vende patatas pues vende zapatos, ropa. Un trabajo fijo de nómina, no. Claro, cogen un coche y se lo llenan de zapatillas o de lo que sea y a vender”. Esperanza proporciona un argumento muy interesante sobre la capacidad para la venta ambulante. No obstante hay grandes buscavidas como ella, que han roto estos estereotipos: “El gran problema del Barrio es la falta de trabajo, ahora mismo no trabajo, aunque he trabajado en muchas cosas de camarera, cocinera, cuidando niños. Hice un curso de mediador intercultural hace unos meses y, este verano,

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he trabajado como mediadora en la escuela de verano del barrio del Espíritu Santo con niños”. A pesar del gran problema de oportunidades laborales que tiene el Barrio, ella ha trabajado en diversos lugares que tienen en común ser los más precarios y menos pagados. A pesar de ello mantiene sus aspiraciones de continuar formándose para encontrar trabajo. Como Esperanza, otros siete vecinos del Barrio poseían esas inquietudes de continuar con su formación y realizaron el curso de Mediación Intercultural impartido por la Asociación EX-URB, ‘Colectivo para la acción y la investigación sobre la exclusión social urbana’. Dolo, una de sus formadoras narra su experiencia: “Durante seis meses llevamos a cabo, a través de la asociación EX-URB a la que pertenezco, un curso de formación en Intermediación Cultural con ocho alumnos conocidos del Barrio y destacados por sus habilidades sociales, desde entonces prosigo trabajando en el Proyecto Urban, a través de esta asociación. La respuesta de los alumnos fue verdaderamente sorprendente. Estaban deseosos de conocer más sobre esta profesión y llenos de motivación para empezar cuanto antes a desarrollar en el Barrio aquellos conocimientos que les habíamos transmitido. Son personas con grandes inquietudes y con un gran potencial, tanto personal, como laboral. De mi experiencia con ellos sólo puedo decir que fue verdaderamente gratificante”. Nuestros buscavidas conocen las dificultades del Barrio, pero muchos rompen con las líneas establecidas y alcanzan la seguridad, tanto personal, como laboral, tal es el caso de Rosa y su familia: “Mi marido está trabajando en Traperos de EMAÚS y, gracias a Dios, le va bien, porque, como están hoy las cosas, tiene trabajo”.Traperos de Emaús es una organización que lucha contra la exclusión social y económica, ofreciendo apoyo y acompañamiento integral a las personas con mayores dificultades, intentando que cada persona tome conciencia de su situación y adquiera nuevos hábitos, tanto a nivel personal como laboral.

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Sin embargo, este caso no es el normal, ya que la precariedad, la irregularidad y la temporalidad laboral son problemas latentes que desde hace años castigan a los vecinos de este barrio. Muchas personas siempre han vivido bajo la incertidumbre e inseguridad, como es el caso de Antón: “Si me sale un trabajo que no sea muy lejos de aquí, me iría, pues realmente, mientras que tenga una casa, me voy donde sea. Porque trabajar, trabajar no he trabajado asegurado, he trabajado en los limones con mi papá. He trabajado también de fontanero, pero sin dar de alta y eso fue por unos cursillos que hice. He trabajado también en las naranjas, en una fábrica y alguna que otra chapucilla, que he hecho por ahí”. La vida laboral de Antón es un ejemplo de la vida laboral de muchos vecinos del barrio. Si consigue trabajo siempre es en empleos de baja cualificación, temporales y, en la mayoría de los casos, al margen de las normas laborales. Coger limones, naranjas, chapucillas… sin embargo, lo más chocante es que tras realizar formación para el empleo -dicen que la formación es indispensable para mejorar en el mercado de trabajo comenzó a prestar servicios de fontanero pero como no, sin contrato laboral. Nadie duda que, desgraciadamente, los índices de desempleo son unos de los problemas más importantes del país pero el Espíritu Santo se magnifica. Como nos explica José: “Me llamo José tengo veintitrés años soy español, no tengo estudios, y ahora no estoy trabajando, estoy en el paro, pero no cobro nada. Para sobrevivir se hace lo que se puede, pido limosna en la iglesia, cojo chatarra o bien me cojo una cajita de limones y lo vendo por los bares. Lo que se tercie”. El desempleo desde la juventud y la falta de estudios es el perfil más repetido de nuestros buscavidas, y para su supervivencia poseen la capacidad de rentabilizar al máximo los recursos limitados que encuentran, como es la búsqueda de chatarra, trapicheos varios o la reparación de una gran variedad de objetos que, ante otros ojos, podrían carecer de valor, pero que en sus manos se ensalza

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su precio como transmite Cati, Voluntaria de EX-URB: “A pesar de los problemas económicos derivados del desempleo siempre hay gente más despierta que ve oportunidades para salir adelante. Es el caso de muchos de los vecinos del barrio del Espíritu Santo. Cosas que aparentemente pudieran parecernos inservibles son capaces de darle utilidad reparándolas y vendiéndolas a particulares o a empresas de segunda mano. Fueron grandes artesanos en el pasado y empiezan a recuperar su profesión con la nueva cultura del arreglo. El hecho de seguir ‘la cultura de hoy’ les hace ser más inquietos y estar siempre buscando y convirtiendo el fracaso en oportunidad. Donde otros ven desechos, ellos son capaces de ver negocio. Lo que para uno pudiera no ser útil, para ellos es un gran recurso y así se va generando una cadena de reciclaje.” Cati, que se dedica a estudiar las formas de emprendimiento social, no le deja de sorprender la capacidad de algunos vecinos para identificar oportunidades y obtener algún beneficio. A lo mejor habría que preguntarse porque esa capacidad no se desarrolla plenamente y surgen iniciativas empresariales más sólidas. Los buscavidas conocen gran variedad de medios para salir adelante, como es el caso de Ana, que narra, a lo largo de su entrevista, la situación en la que se encuentra en la actualidad: “ahora mismo mi situación es que estoy en paro, echo currículum por todos lados, voy al Secretariado Gitano, a las monjitas de Murcia, a todos lados. En esto de plan Urban tengo una psicóloga que me ayuda, es la orientadora laboral. Entonces, como no trabajo, me empleo unas camisetas, pantalones cortos, zapatillas por las casa de mis amigas y saco apenas para comer. En teoría, mi situación económica es muy baja”. Ana, busca activamente empleo, detalla como busca trabajo dejando curriculums y como acude a entidades y organismos no lucrativos que conoce, que pueden ayudarla a mejorar su situación, como son las monjas y otro colectivo, en este caso la Fundación Secretariado Gitano, entidad que lucha a favor de colectivos

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en riesgo de exclusión, apoyando la inserción socio-laboral y ayudando a familias a conseguir un mejor nivel de vida. Nos menciona cómo ha accedido a los servicios que actualmente está prestando el Proyecto Urban, iniciativa comunitaria llevada acabo por el Ayuntamiento de Murcia. Ponen a su disposición los servicios de personal cualificado para mejorar su situación personal, a través de una psicóloga profesional, y el servicio de orientación laboral. Éste último ofrece información y asesoramiento en materia de empleo y realiza tareas de intermediación e inserción laboral, entre otras funciones. Pero, lo característico de Ana es que mientras no tiene un trabajo, no espera a que todo se lo den hecho, sino que agudiza su ingenio y con ayuda de su círculo de amistades, de su red social, consigue vender camisetas, pantalones o zapatillas, entre otros artículos, para obtener dinero y poder alimentar a su familia. Parece que en la búsqueda de empleo se utilizan todos los recursos posibles como los servicios de orientación laboral prestados en el Barrio, Antón nos explica: “Estamos apuntados en el paro, en el centro cultural de aquí del Barrio, que me han ofrecido un trabajo, que luego tengo que recoger unos papeles, para darlos en una empresa que ha abierto nueva aquí, en el Cabezo Cortado, de pimentón. Yo, ahora mismo, trabajaría en lo que sea, con cobrar algo, es que en realidad no tengo nada. La cuestión es trabajar y cobrar por ello. Hombre, si hay que tirarse un par de meses sin cobrar para aprender, pues también se hace, porque estamos en una situación, ahora mismo, que se hace lo que sea”. Nos aclara Antón como, tras inscribirse en el centro cultural de Espinardo, donde están ubicadas las oficinas del servicio de Orientación Laboral, le han ofertado un trabajo acorde a su perfil, en una empresa en las proximidades del Barrio dedicada al sector del pimentón y las especias. Porque el que algo quiere, algo le cuesta, y si la falta de formación

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es otro de los obstáculos con los que se encuentran los buscavidas del Barrio, hay quien transmite que es un problema que deben y pueden erradicar como demuestra el Tío Paco: “Yo siempre me he preocupado por la educación porque yo soy un analfabeto. Bueno si aprendí a leer, pero ¿sabes por qué? Porque desde Murcia venía en el centro cultural un profesor específicamente para mí y entonces, en ocho o nueve meses que estuvo viniendo ahí a la iglesia, y como muchas tardes, me iba para la resurrección para arriba y para abajo, así fue como aprendí a leer y a escribir”. Una de las grandes preocupaciones del Tío Paco es la educación. Sus propias acciones hablan de ello. Comprendió que nunca el saber es bastante, porque lo mejor del aprendizaje es que nadie te lo puede arrebatar. Los cambios de actitud, aunque difíciles, son posibles. Cambiar a uno mismo y el entorno en que has vivido y vives, es vivir para cambiar, es vivir para mejorar. Como dice Jose: “Algunos jóvenes han seguido las pautas que había en su familia de origen y otros tienen un afán de superación e inquietudes de seguir progresando accediendo a espacios formativos, que les den garantías de trabajo y de conocimientos”. ¿Por qué temer a los cambios? ¿Por qué temer al aprendizaje? El saber nos hace libres. Cuanto más sabemos más posibilidades de elegir tenemos. Pero, es una realidad que las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que poseen. Nuestros buscavidas mismos son el cambio que queremos ver en el Barrio, el desafío que muchos consiguen: “Me dedico al mundo de la moda desde hace dos años. Gané un concurso de modelos en Nueva Condomina y a raíz de ese evento me fui involucrando en la profesión. El premio consistía en mil euros para formarme como modelo. Desde que gané el premio, mi vida ha cambiado bastante, sobre todo mi forma de vestir, pero yo soy el mismo, mis amigos son mis amigos yo soy el de siempre. Por mis padres soy una mezcla entre payo y gitano, creo que en las maneras soy gitano, pero mi físico es de payo. Mi

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forma de actuar, de moverme y de pensar es de gitano y todo mi físico, es decir, la fachada, es de payo. Mis sueños actualmente son hacer una campaña con Armani y salir en las revistas, que ya he salido en dos, ya que son de Madrid, una se llama Shanghay la otra se llama Neodos. Me gusta Armani porque es muy conocida, porque me gusta su estilo. […] Yo estaba haciendo el PCPI, pero eso ya me lo he sacado, el graduado vamos la ESO y me metí en un grado medio, pero como me fui a Italia no lo empecé ni nada y era de informática, porque me gusta mucho”. Miguel, paralelamente a perseguir su sueño de modelo, no desistió en continuar su formación. Muchas personas tardan toda una vida en saber cual es su camino y en sus manos está el encontrarlo y forjarlo hacia el éxito o, por el contrario, continuar con los guiones establecidos. Miguel, “Pistolín”, es un ejemplo de que todo es posible. El éxito no llega todos los días, pero perseguir un fin y tener ganas de alcanzar un sueño, es la forma de mirar el mundo desde el podio del vencedor, sin perder en ningún momento la perspectiva de quién eres, cuáles son tus orígenes, de dónde procedes y hacia dónde quieres encaminarte. Su sueño era salir en revistas y este año lo ha conseguido. Salió de su Barrio, de su ciudad, de su país, encaminado hacia un mundo que originariamente estaba destinado para los otros: “Me fui a Milán, porque la agencia de Madrid mando unas fotos y me cogieron. He estado allí un mes. Fue todo una experiencia. Estaba solo, me tenía que hacer yo de comer, todo yo solo, por la mañana ir a los castings. Lo más complicado fue estar solo, porque yo nunca estoy solo, siempre estoy con mi familia, con mi novia, mis amigos y, la verdad, es que me sentí muy solo”. Llegó a Italia donde estuvo durante un mes descubriendo lo complicado que es hacerse camino en el mundo de la moda, pero lo más doloroso que narra es, la sensación de soledad que tuvo que afrontar por primera vez en su vida, el desarraigo, separarse del medio donde se ha criado. Sin embar-

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go, lo contrarresta con la alegría y orgullo que sienten por él, a pesar de los esfuerzos que está afrontando todo su entorno para que Miguel alcance su sueño: “Mi familia está muy contenta y muy emocionada, pero nos está costando bastante, porque ahora mismo me tienen que dar el dinero ellos. Realmente, cuesta mucho trabajo, conseguir campañas y contratos, cuesta mucho subir, pero ellos siempre me apoyan. Tengo novia, ella está muy contenta, pero es un poco celosilla, pero es normal, porque a ella no le gusta eso, aunque está contenta”. Pero, llegar a ser un modelo de conocido prestigio no es fácil, no sólo basta con tener asesoramiento, formación, poseer ciertas cualidades que te hagan válido para ello y tener la suerte de tu lado, sino que debes esforzarte por tener un mantenimiento físico y buena alimentación diaria: “Mantenerse en buena forma, es difícil, lo consigo no comiendo grasa, pechuga, arroz, pasta, voy al gimnasio hacer pesas y todo eso”. El futuro de los buscavidas está en creer que los sueños se pueden alcanzar, porque la valentía se encuentra en aquellos que tienen el coraje de perseguirlo y corren riesgos para llegar a alcanzarlos, consiguiendo que su vida sea un lugar lleno de posibilidades y oportunidades. Yo pensaba que nunca me ocurriría esto a mí, es que ha pasado todo muy rápido, de Madrid a Italia. Ha sido un trabajo intenso en la agencia de formación era una semana entera ir a las clases y hacer un montón de cosas. Ellos te dicen cómo te tienes que mover, cómo te tienes que comportar, clases de feeling, clases de fotografía, de todo un poco” nos dice Miguel. La mayor enseñanza de su experiencia personal que nos transmite Miguel es que con constancia en la formación y en el trabajo puedes llegar donde te propongas. Pero, su gran sueño, a pesar de todo lo que ha conseguido en sus pocos años vividos, todavía está por llegar: “Yo tengo una asignatura pendiente que es mejorar mi habla en español y aprender inglés. Si lo consiguiera sería un sueño más grande que lo de

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Armani, porque me siento incómodo a la hora de relacionarte con los demás, aunque tampoco, yo que sé, yo soy como soy […] Cuando forme una familia, me gustaría que supieran inglés y que sean muy listos. Me esforzaría mucho en el tema de la educación y de la formación”. El afán de superación del que hemos ido hablando a lo largo de las vivencias de nuestros protagonistas se sintetiza en las palabras de Miguel. Piensa en su futura familia y en que su principal objetivo es transmitirles, cuando llegue el momento, esos principios que él ha ido aprendiendo, porque el éxito nunca llega solo, hay que trabajar para obtenerlo y lo mejor es tener con quien compartirlo, como en el caso de todos nuestros buscavidas con sus familias, sus amigos y cómo no, su Barrio. Por lo que, después de la trayectoria que nos ha llevado a conocer las elecciones y experiencias, desde los orígenes hasta el momento actual de nuestros buscavidas, podemos resaltar que a pesar de las adversidades y dificultades, tiñen sus vidas de esfuerzo y tesón. La manera de salir adelante y convertirse en referente de valores y tradiciones, superando las peores situaciones y luchando por aquello que desean obtener, siempre colaborando entre ellos, arriesgando en todo aquello que les ha tocado vivir y aprendiendo los unos de los otros. Buscan la supervivencia familiar de los modos más inusuales e ingeniosos, a pesar de que las oportunidades laborales y los recursos económicos son escasos, rompiendo muchos estereotipos creados en su entorno y las líneas establecidas para alcanzar el éxito, demostrando que la vida es un constante desafío.

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LA FAMILIA POR DELANTE La familia es el lugar más próximo donde las personas aprenden a cuidar a otros y a ser cuidadas, a confiar en los demás y a que se confíe en ellas, a dar y a compartir. Tanto para payos como para gitanos la familia es un elemento primordial. Por ello, en este capítulo pretendemos describir la importancia de la familia, y las relaciones que ella conlleva, en el barrio Espíritu Santo. Empezaremos con el Tío Paco que se siente orgulloso de la familia que ha creado, aunque reconoce que no siempre ha sido fácil conseguirlo, como nos comenta: “He nacido aquí en Espinardo el único gitano viejo, de los viejos que quedan aquí soy yo. Los demás han venido de fuera, aunque ya viven aquí más de media vida, estarán treinta o cuarenta años, pero el único viejo del pueblo de aquí realmente soy yo. Llevo cincuenta años casado. Mi mujer se llama Mariana y hemos tenido tres hijos, los tres machos, catorce nietos y cuatro bisnietos, de los que estoy muy orgulloso. Hemos pasado altos y bajos en la economía, pero mis hijos nunca se han acostado sin cenar”. El Tío Paco es el patriarca del Barrio, aunque no le gusta que le llamen así. Es, ante todo, patriarca de su familia y se preocupa por todos, especialmente por sus nietos y bisnietos. Les habla como un amigo, el diálogo es muy importante para él, porque él también fue joven y conoce los excesos de la juventud, como nos comenta: “Respecto a mi vida, satisfecho nunca está uno, pero yo en primer lugar me puedo sentir orgullo-

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so, porque tengo una familia muy buena, gracias a Dios. Que yo no sé si sabes lo que está pasando por ahí, por el Barrio, en ese aspecto estamos más o menos, porque yo a mis nietos yo no digo que ningún nieto mío se ponga un porro en la boca, que yo eso no lo puedo decir. Con mi pensión que no tengo otra cosa yo ya vivo en paz de vez en cuando, si tengo que ayudarle en lo que sea, la ayudo y no me da vergüenza que me vean”. El Tío Paco es esa voz cercana que siempre puede ser escuchada, pero es más, la voz del Tío Paco tiene mucho eco, tanto dentro como fuera de su casa. La importancia de la familia se demuestra con hechos y él en su casa ayuda a Mariana, su mujer, en las tareas del hogar. Por ello, pese a lo que se podría pensar, él se siente orgulloso y satisfecho de hacerlo y de decirlo, porque sabe que a la familia hay que cuidarla y eso se demuestra en el día a día. De ahí, que colabore frecuentemente con su mujer y compañera de vida para que el eslabón de la cadena familiar sea cada día más fuerte y no se debilite por las dificultades que se puedan presentar. Ana, otra vecina del Barrio y madre de cuatro hijos, nos explica lo importante que para ella es su familia: “yo de la única manera que disfruto es con mis hijos, aunque a veces les chillo, por esto, por lo otro. Y yo no me creo más madre que nadie, pero los miro y pienso: madre mía señor, si a mí me pasara algo que sería de ellos”. Para Ana la familia es lo más importante en su vida, su apoyo, su razón de ser y de levantarse cada día. El objetivo principal de Ana es cuidar de sus hijos, educarlos y complacerlos. Pero, sin embargo, nos comenta que su familia llega más allá de los niños: “Pero, estando mi padre y mi madre sanos, para mí, mi familia era mi marido, era para mí, mi amigo, mi primo, mi marido, mi amante. Es que para mí él era todo”. Ana echa de menos a su marido que perdió hace unos años pero su familia llena su vida. Como hemos visto en el testimonio de Ana, su familia es lo principal, pero tiene una idea que le preocupa, como nos explica: “En realidad, el

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miedo que tengo yo, que se hagan grandes mis hijos, y con todo lo que he luchado yo por ellos, que me dejen más tira que una colilla, que yo no he nacido para estar sola, también te lo digo”.Tiene miedo de que un día los hijos echen a volar y el nido se quede vacío. Su vida entonces no tendría sentido porque no la concibe sin su familia. Rosa, al igual que Ana, tuvo que abandonar su educación formal en el colegio con la misma finalidad, como nos comenta: “La verdad es que nunca he pensado que hubiera sido si… yo si hubiese podido estudiar. Mejor dicho, si me hubiese dejado mi mamá, que me sacó a los ocho años para ayudar a la familia en la casa para barrer y fregar. Me hubiera gustado haber sido arqueóloga, a mí es que eso me encanta”. La familia muchas veces exige el sacrificio de uno de sus miembros para conseguir así un bienestar mayor para el grupo familiar. Esta vecina dedicado su vida al cuidado de su familia y su preocupación por ellos marca su vida, como vemos: “Tengo a mi familia cerca para lo que necesito y los veo todos los días. Viven aquí en el Barrio, pues mi hermano siempre se ha dedicado a la venta ambulante, pero ya hace muchos años que él no trabaja en esto. Ahora los únicos que trabajan son los hijos y su mujer que va a limpiar una casa”. Ella formó una familia y sus esfuerzos ahora están orientados a que su hijo consiga construirse un futuro. Como nos cuenta: “Si tuviera una varita mágica pediría un futuro seguro para mi hijo”. Es el amor que Rosa siente por su hijo lo que la empuja a hacer lo que haga falta para que éste cumpla cualquier sueño que se proponga. Situaciones similares a las vividas por Ana y Rosa en su niñez las encontramos en el testimonio de Lola que nos comenta: “Mi madre falleció cuando yo era apenas una adolescente. Detrás de mí iban mis hermanos. Mi padre trabajaba y me daba el dinero a mí para que yo hiciera de comer en mi casa, como una mujer mayor. Nadie, sabe como realmente me

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sentí cuando me vi sola con mis hermanos a los que atender”. Sin embargo, aunque Lola valora por encima de todo a la familia, no parece que ella haya tenido mucha suerte con la suya, como nos comenta: “Con el tiempo conocí a un hombre y me quedé embarazada, es el padre de mi hija, y no quiso saber nada de nosotras. Así, que yo me hice cargo y crié a mi hija sola. Después, conocí a otro hombre y allí empezó mi verdadera pesadilla. Me ha pegado mucho y me ha humillado”. La vida familiar de Lola ha estado marcada por el abandono y los malos tratos. Sin embargo, para ella la familia sigue siendo un valor. La fe está presente en la vida de Lola, a pesar de las dificultades es lo que le da fuerzas para seguir, como vemos en su siguiente comentario: “Bueno hay que mirar siempre hacia delante. Todavía me queda ayudar a mis hijos. A ellos les digo que no pasa nada, que tenga fe, que yo he pasado por este tramo de la vida antes y que, poco a poco, las cosas se solucionan”. En la vida de Lola, actualmente vuelve a brillar una luz de esperanza. La familia ha marcado la vida de Lola y, aunque no haya tenido mucha suerte con sus parejas, disfruta con la fortuna que parecen estar teniendo el resto de sus familiares, como ella misma afirma: “Mis mejores recuerdos fueron cuando se casó mi hija, cuando se han casado mis hermanos y cuando nacieron mis nietos. Me sentí como la reina de los mares”. Lola es una persona muy positiva que, pese a lo que ha sufrido a lo largo de sus años en pareja, sabe sacar las cosas buenas de la vida. Lo mejor de todo y ante todo es su familia. Disfruta con ella y es el motivo que hace que todos los días decida seguir adelante y luchar. No sólo nos encontramos casos como los de Lola o Tío Paco en el Espíritu Santo. Además, Esperanza nos comenta que: “En el día a día es complicado organizarse con cuatro críos que tengo, pero me ayuda mi marido y mis dos hijas, que son las más grandecitas”. La familia es la que hace que todo sea posible en la vida.

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Esperanza nos comenta como la familia, en su cultura, parece ser determinante para la supervivencia de la misma: “Los gitanos cuidamos mucho las relaciones familiares y, cuando se pasan necesidades, se le pide a la misma familia, a la madre o a un hermano, si está bien colocado, pues también te echa una mano, el que mejor esté te echa una mano, la verdad es que si. Es lo que se suele decir, pones una olla de guisado y aquí comen todos. Entonces, pues la verdad, es que da gusto de tener a la madre, de tener a la gente tuya, porque un plato de comida nunca te falta”. “Estando una madre cerca, nunca te falta un plato de comida, en estos tiempos de crisis. Hace mucha falta una madre y, además, yo como gracias a ella”. Esperanza afirma que su madre es la que hace que la familia continúe hacia delante sin que pasen calamidades, es una figura central que organiza y asegura el bienestar de todos los miembros. Pero no todo es tan gratificante: “Madre mía, la familia ayuda mucho, pero por otra parte, también controla mucho. Te dicen las cosas que puedes hacer y las que no puedes hacer. Mis padres siempre me están controlando. Mi mamá siempre viene para la casa y me dice `Esperanza vamos a jugar al bingo´ y yo le digo mamá yo no tengo ganas de jugar al bingo´. No me deja moverme, es que es como si fuera siempre la pequeña”. Pero, no sólo su madre ordena la vida familiar también su padre: “Vamos a ver, yo tengo treinta y nueve años, pues a mí me tienen como si tuviera veinte, por no decirte menos todavía. Todo el día con mis padres. Esperanza no hagas esto, vente para acá y vamos para allá, no sé si será por la educación que yo he tenido siempre que para mi padre. Todavía manda él, me dice Esperanza tu no vayas a este sito y la Esperanza no va a ese sitio”. La presencia de la familia llega hasta el punto de que sea esta la que guía y controla las acciones de sus miembros, sobre todo si son mujeres. No deja de ser muy llamativo que Esperanza no se cuestione lo

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que le indican sus mayores, aunque como se reconoce tiene una edad en la que hace tiempo debía de haber sido dueña de sus actos. La familia, ante la necesidad de proteger y mantener unidos a sus miembros, puede impedir que estos se desarrollen en otros entornos o en el mismo pero de forma autónoma. Querer mantenerlos cerca hace a los jóvenes repetir patrones y seguir las costumbres adquiridas como propias, poniendo de esta manera, ciertas trabas al desarrollo personal de sus miembros por miedo a que desvirtúen sus principios. La familia es un refugio que protege a sus miembros, aunque a veces tiene un precio caro en forma de libertad individual sobre todo de las mujeres. Sin embargo, como le ocurría a Esperanza, Antón necesita para sobrevivir la ayuda de sus padres, como nos explica: “Afortunadamente el papá y la mamá tienen una paguita cada uno de ellos, no pueden trabajar, son pensionistas y con esas dos paguitas vivimos todos. Así que, por lo menos unas quince personas, con una paga, cubrimos el campo y, con la otra, pues nos administramos como podemos y, con lo que ganamos con la chatarra cuando se puede, porque la furgoneta nos ha dejado tirados, pero nosotros, ahora mismo, somos muy felices”. Antón y su familia están subsistiendo, como empieza a ser cada vez más habitual, gracias a la pensión de jubilados de sus padres y alguna que otra chapuza que les da lo justo para vivir. Como en otros tiempos, la familia se está convirtiendo en la única garantía de sobrevivir de sus miembros. Como anteriormente apuntaba Esperanza, Antón también destaca la importancia en la familia de la figura materna como gestora de los escasos recursos del clan familiar, así nos lo explica: “Es mi mamá la que me ayuda a salir adelante”. Estos testimonios de amor entre madres e hijos son bastantes frecuentes en las entrevistas realizadas. Miguel, nos comenta que: “Mi madre me ha enseñado que hay que estudiar para ser alguien. Yo lo he

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hecho todo por ella. Yo siempre he querido satisfacer a mi madre. Todo lo que hago es por ella. Y tengo un tatuaje con el nombre de mi madre con letras muy bonitas ‘Elenita’”. Como estamos recogiendo de los testimonios, las familias son muy importantes en el barrio Espíritu Santo, pero para los padres, guiar a sus hijos por el mejor camino no es tarea fácil, como nos comenta Ramón, conserje del Colegio Salzillo: “En estos momentos estoy encantado de serle útil a mi familia, pues a pesar del estrés que acumula uno al ver a los zagales parados, el tener que ayudarles, pues a pesar de eso, estoy más tranquilito, ya son más grandes y hay que ayudarles más, pero bueno estoy más tranquilo y orgulloso de poder hacerlo”. Ramón se siente feliz de tener trabajo y de poder ayudar a sus hijos desempleados. Más ejemplos de la importancia de la familia en el Barrio lo encontramos en Juanma, otro vecino del Barrio, que nos comenta: “De mi infancia, que recuerdo muchas cosas, por ejemplo, yo recuerdo de mi infancia, mira yo me crié en Palma. Me vine desde Palma con ocho o nueve años y estuve allí. En fin, los recuerdos que tengo de allí son de familia, de unión, de mucha comida siempre, de mucha reunión, mucha salida como era una zona turística así de playa, entonces pues no se… siempre recuerdo mi familia, siempre mi familia, en todos los recuerdos está mi familia, mis tíos, mis primos, mis padres”. Juanma es consciente de la función que desarrolla la familia como el elemento central sobre el que se articulan las relaciones sociales, por ello, nos comenta: “Hay familias que sus padres han sido gente humilde, gente pobre, pero con valores y ellos se han esforzado en cambiar su situación social y han tenido suerte y han crecido y ahora viven muchísimo, muchísimo mejor. Y eso les facilita la vida a ellos y a todos los que hay a su alrededor”. Y naturalmente familia significa progreso y que los hijos puedan tener

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una vida más fácil que las que tuvieron los padres y los abuelos. Comenta Paco: “Yo quiero que mis hijos estudien y que progresen. En el Barrio hay de todo. Hay cosas buenas y cosas malas y a mí me gustaría que mis hijos cogieran las cosas buenas y para que no cojan las cosas malas pues tienen que estar en un sitio, que no hayan cosas malas, pero eso no existe”. Ana también apunta la importancia de la formación de sus hijos para que consigan un futuro mejor, como nos explica: “Mis hijos van todos los días al colegio, van a apoyo escolar, van a las actividades del URBAN, me preocupo para que no estén por la calle. Los tengo entretenidos siempre y quiero que sean personas de provecho cuando sean mayores”. La preocupación de padres, como Ana y Paco por sus hijos, es la búsqueda de ese futuro mejor. Por ello, no es de extrañar, que un número considerable de familias estén participando en un programa de acompañamiento familiar que ha puesto en funcionamiento el Proyecto Iniciativa Urbana Espíritu Santo. El educador social de dicho programa, Jorge, nos comenta que además de responder a las demandas de las familias, se les hace un diagnóstico de propuesta de las necesidades que el equipo de trabajo ha detectado. El programa es gratuito, pero deben firmar un compromiso de actuación con los profesionales que les van a atender. Jorge nos comenta en qué consiste este programa: “Apoyo psicológico, terapia familiar, problemas de absentismo y refuerzo escolar, programas de ocio y tiempo libre en familia, orientación para la educación de adultos y muchos más temas, son los que tratamos en el centro”. Encarnación, cuya familia asiste al centro como usuaria de este servicio, tiene la convicción de la utilidad del programa: “Estoy contenta con el programa que hay de ayuda a la familia, porque voy a pedir apoyo y las mujeres que hay allí me atienden muy bien. Me dicen lo que tengo que

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hacer, ve a este lado u otro, o me dicen vamos que te acompañamos y es una facilidad que tenemos. Porque, por el simple hecho de ser gitanas, vamos a pedir trabajo y no nos dan como a los payos”. Y es que muchas veces, para algunas personas, no poder resolver pequeñas cosas les conduce a mantenerse en la exclusión. Como hemos podido comprobar, en el Barrio Espíritu Santo, la familia es uno de los pilares fundamentales para sus vecinos. Tener unas raíces en las que apoyarse les ayuda y da seguridad. La unión, el amor, la colaboración, el diálogo y la paciencia, entre otros, deben estar presentes en toda comunidad familiar para la cohesión de sus miembros. Por ello, las dificultades por las que atraviesa la población, se van llevando gracias a esta red familiar tan consistente. Además, a lo largo del capítulo, se ha visto, en todos estos testimonios, que en el barrio Espíritu Santo, las familias son primordiales, no importando la etnia de los entrevistados. Todos se sienten orgullosos de la familia que han formado o a la que pertenecen. Aunque, casos como los de Ana, Lola o Rosa nos podían hacer pensar lo contrario. Ellas tuvieron que abandonar su formación y sus sueños, en la niñez, para poder cuidar a sus familias. No obstante, este hecho ha provocado que ellas se encuentren muy unidas a los miembros de su familia. Solo piensan en el bienestar de todos ellos, pero no sólo de la familia que ellas han formado, sino de las de sus hermanos y sobrinos. Por ello, no es de extrañar que la familia se considere el primer núcleo de solidaridad y cohesión dentro del barrio Espíritu Santo. Ésta amortigua los efectos del drama procedentes del desempleo, falta de vivienda, enfermedades y marginalidad, consecuente de la precaria situación económica y social del momento. Asimismo, hemos visto que la familia es el corazón de los residentes del barrio Espíritu Santo, pero ¿quién puede ser el corazón de las fami-

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lias? Las afirmaciones de los entrevistados no dejan lugar a dudas: las madres ocupan ese lugar preferente. Son ellas las que cuidan y no dudan en hacer lo necesario para que sus hijos consigan salir adelante y si fuera posible, conseguir sus sueños, como veíamos en el caso de Miguel, Esperanza, o José. Sin embargo, no podemos olvidar que la preocupación de los padres para que sus hijos progresen y les superen socialmente se encuentra presente en todos los testimonios escuchados. Estos padres saben que lo que ellos no pudieron conseguir en su día, tal vez sus hijos, con su ayuda, tengan la oportunidad de alcanzarlo. No quieren ponerles barreras, sino todo lo contrario. Fomentan su formación reglada en las instituciones y no los apartan de la misma, como hicieron sus padres con ellos. Todo lo que esté a su alcance se lo ofrecerán a sus hijos para que superen las barreras que a ellos, en su día, les impidieron conseguir sus sueños. Siempre se ha pensado que las familias son el reflejo de la sociedad. Por ello, la condición, tanto social como económica, de las familias limitará el futuro de sus hijos. Pero, como nos ha comentado Juanma, el poder de cambiar ese destino que parece escrito, está en las manos de ellos mismos.

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GITANOS El origen de la cultura gitana se ha buscado en numerosas investigaciones antropológicas, históricas, sociológicas… y hasta ahora no se ha encontrado una respuesta definitiva. En lo que parece hay más consenso es, en apuntar a zonas de la India como el punto de partida de una migración de un pueblo que les llevo a la mayor parte de países europeos. Fue el lenguaje gitano el que aportó los primeros indicios sobre la procedencia de este pueblo. Debido a la similitud entre la lengua gitana y los dialectos que se hablan en la India muchos han aceptado la hipótesis de que los gitanos proceden de dicho país. Recientemente, con el adelanto que supone el conocimiento del código genético, se han realizado investigaciones a partir de pruebas de ADN que confirman esta teoría. La llegada a España se produce hace seiscientos años y a partir de ese momento se han sucedidito etapas de aceptación y persecución con el resto de comunidades que integran el país. Más recientemente, en tiempos de la dictadura franquista, también ha habido distintos periodos en los que eran perseguidos y otros en los que predominaban los intentos de asimilación de la comunidad gitana. Sin embargo, no fue hasta el año 1978, con la promulgación de la actual Constitución Española, cuando se les reconoció su derecho a diferenciarse como comunidad y a la igualdad con el resto ciudadanos de España. Partiendo de esta base, en este capítulo nos proponemos el análisis de la evolución de la cultura gitana en el barrio que será analizada gracias

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a algunos testimonios de la población gitana del barrio Espíritu Santo que ha querido colaborar en este proyecto. El primer aspecto que nos ha llamado la atención es el gran respeto que muestra hacia sus mayores. Siempre se habla de usted a una persona mayor, no por ley, sino por costumbre y moral. Una persona mayor que haya demostrado una buena actitud y una buena conducta es muy respetada en la zona, por lo que la población joven más cercana al mismo va a consultarle y pedirle consejo. Por ello, en la cultura gitana, se denomina con el término Tío a un gitano de edad que, por sus años, sus experiencias vitales y su comportamiento, posee el respeto de los demás. Sin embargo, debemos distinguir la figura del Tío y la del Patriarca. El Patriarca es el jefe reconocido y cabeza visible de una familia extensa, su poder e influencia se asienta en su autoridad moral y el respeto que el gitano siente por sus mayores. Por lo tanto, el Patriarca actúa como el Tío más importante de la zona. En el barrio Espíritu Santo, la figura de Tío y Patriarca la ocupa la misma persona Francisco Fernández, aunque él prefiere que le llamen, como todo el mundo lo conoce en la zona: el Tío Paco. En esta estructura, el parámetro de la edad juega un papel primordial. Esto se explica por el carácter ágrafo de la cultura gitana, es decir, es una cultura cuyos códigos y pautas de comportamiento se transmiten oralmente. Este sentido del respeto lo vemos en la conversación que nos comentó el Tío Paco con algunos jóvenes de la zona: “La situación se fue empeorando hasta que los jóvenes decían: como coja a este payo, le voy a retorcer la cabeza como un pollo, aunque yo les insistía; ‘mirar lo que os digo, la razón es nuestra, pero si lo tocamos la perdemos, por el hecho de que somos gitanos, os ruego que aguantéis y taparse los oídos y aquí no se toca a nadie, porque si tocáis a alguien el que lo toque de aquí se va, y se va porque esto tiene que ser lo que tiene que ser aquí tiene que

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haber un respeto y una educación y si a mí no me respetáis no respetáis al local y si al local no lo respetáis no me respetáis a mí, así es que elegir una cosa o la otra’ y me decían, ‘Joder Tío Paco, es que ya estamos hartos’, yo lo arreglaré”. La autoridad del Tío Paco es respetada por los jóvenes de la zona: “Me decían y quien es usted aquí, yo no soy ningún policía ni nada de eso, lo que pasa es que a mí me respetan, como somos gitanos pues nos respetamos. Hombre eso es como todo, sabe usted que algunos saben guardar el respeto y escuchan. Saben que tiene uno razón y, entonces, saben que tiene que seguirle por el buen camino, pero también hay otros que no hacen caso. Si el caso es que a mí casi todo el mundo me respeta menos cuatro o cinco que hay por ahí, ya avanzados de edad, pero por todos los demás, si hay algunos que son hombres casados y cuando les digo: ¡ehhh! agachan la cabeza, si Tío dígame”. El Tío Paco parece ser una institución en el barrio Espíritu Santo, como nos explica Cati, colaboradora del proyecto: “La figura de los mayores es muy importante en la cultura gitana, ya que su sabiduría y conocimientos son transmitidos por su pueblo de generación en generación. El Tío Paco es el máximo representante de la institución gitana en el Barrio. El hace que todo sea más fácil, dando buenos consejos y apoyando a la población de la zona”. Al ser el patriarca del Barrio su palabra apenas es cuestionada por la población. Él, gracias a su experiencia, sabe lo que es apropiado para el Barrio y sus vecinos, por lo que no duda en ponerse manos a la obra para que los vecinos vivan en armonía y se evite el mayor número de conflictos posibles. Por ello, el Tío Paco entiende que es necesaria una figura institucional que guíe en este sentido a la población gitana. Esta sería el Consejo de Ancianos del Barrio, donde los gitanos mayores se reunirían para asesorar, resolver problemas y actuar como intermediarios en los conflictos so-

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ciales que sucedan en el territorio, así, él mismo, nos lo comenta: “Aquí en el barrio del Espíritu Santo lo que hace falta es un Consejo de Ancianos. En Jaén hay uno y funciona muy bien con su patriarca. Si se hiciese habría que hacerlo todo legalmente por escrito y todo bien hecho”. Como vemos, cada vez más, los jóvenes van cambiando su forma de actuar, por lo que, para que estos vayan por el buen camino, el Tío Paco entiende que es necesaria la sabiduría de los mayores, como se hacía antiguamente y ha transcendido a lo largo de los años. Aun así, Esperanza pone de manifiesto que echa de menos la antigua figura del Patriarca y considera que los jóvenes deberían consultar más a los ancianos del lugar para que la cultura se mantuviese viva, como nos explica: “Antes la figura del patriarca tenía mucha importancia. Se respetaba mucho y yo creo que en un barrio, el gitano viejo era el que ponía orden y se hacía caso a sus órdenes, porque tenía más experiencia, más conocimiento, y lo que decía era lo que se hacía. Ahora ya no se le llama cuando hay un problema. Yo no sé si es porque la juventud se cree más lista, tiene más libertad. Sí, creo que los jóvenes tienen mucha libertad ahora”. Por todo ello, no es extraño que en el barrio Espíritu Santo se perciba un cierto malestar por parte de los gitanos más ancianos, porque sus costumbres con el paso del tiempo se van perdiendo. El colectivo gitano ha pasado de vivir juntos en pequeños grupos, a estar distribuidos en viviendas sociales de toda la ciudad. Sienten que existe el peligro de olvidar sus tradiciones, que siempre se transmitieron de padres a hijos. Perder sus costumbres supondría perder su historia y sus raíces. La cultura les hace tener una identidad y hacerse sentir parte de algo. Quizás, las jóvenes generaciones están, como el conjunto de la sociedad, afectados de forma creciente por la pérdida de identidad cultural que lleva aparejada los procesos de globalización. Se adquieren nuevos

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hábitos y se pierden las costumbres ancestrales que han ido transmitiendo durante siglos en la historia de esta cultura. Es tarea de los padres, considera el Tío Paco, velar porque las tradiciones no se pierdan: “En mi opinión las costumbres gitanas se están perdiendo y, a lo mejor, me quedo corto, el setenta por ciento se está perdiendo o el ochenta, no sé, todas las costumbres que teníamos nosotros antes, no es que los ancianos las vayamos perdiendo, sino la generación que va saliendo”. Actualmente, se quejan muchos gitanos de que al ir ‘integrándose’ van desapareciendo sus antiguas y veneradas costumbres, junto con el espíritu de confraternidad que tenían. Todos ellas parecen hoy haberse difuminado. Así, el gitano tradicionalmente consideraba que ofendía a Dios cuando dejaba de cumplir alguna de sus leyes fundamentales, como la de separarse del gitano, permanecerle fiel y pagar religiosamente sus deudas. De ahí que los mayores del Espíritu Santo se opongan a que sus costumbres se vayan perdiendo y luchen por todos los medios para que sus descendientes las adopten y garanticen su continuidad. El pasado marca el presente, sin pasado no existiríamos, porque todo es marcado por un proceso previo. El Tío Paco, como le enseñaron sus antepasados, desea transmitir que el pasado es decisivo en sus vidas, ya que cada uno se encuentra aquí, en función de las decisiones que sus familias tomaron en su recorrido por la historia, lugares, residencia, etc... Todo lo que constituye la cultura gitana es consecuencia de sus valores y tradiciones. Esperanza, como el Tío Paco, también tiene la misma concepción de pérdida de las tradiciones: “Nuestras costumbres gitanas se van perdiendo y porque nos gustan las cosas de las bodas, pero ese respeto hacia un gitano viejo no lo hay. Las mujeres gitanas hemos fumado a escondidas toda la vida. Ahora son niñas de diez o doce años y van fumando y pasan por delante de alguien y si ven a personas mayores no se lo esconden, eso era el respeto. Lo que pasa es que ahora se hacen las cosas más descaradas”.

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Sin embargo, la característica principal que identifica a este colectivo siempre ha sido su manera de vivir, que está organizada según la ley gitana. Esta ley está basada en el respeto, en el orden familiar y en el honor. El ser recordado más allá de la muerte por haber cumplido con la ley gitana le preocupa al Patriarca del Barrio. Este término viene de la palabra padre, término que no es de extrañar, ya que la comunidad gitana se reconoce por las familias a las que pertenece. Cada familia recibe un apodo, el del más viejo o anciano de la familia, que es el que la aconseja y reprende. Así lo ha reflejado el Tío Paco en su entrevista: “Por culpa de los mismos padres. Mira yo le tengo dicho a mis tres hijos, que tengo tres, y por regla general me tengo que morir antes que vosotros, porque es ley de vida, y lo que es menester es que sea así. Yo me conformaría que mis hijos fueran por la calle y que los reconocieran como los hijos del tío Paco, digo yo me quedaría reposando, y estaría en la gloria toda mi vida, que digan que eran mis hijos, porque yo sigo toda la tradición. Que los reconocieran con respeto”. La importancia del respeto hacia los mayores también lo vemos en la educación que Antonia recibió de sus padres: “Cuando había personas mayores hablando, nosotros no interrumpíamos una conversación”. Una persona mayor era como una autoridad para los jóvenes de entonces. A nadie se le podría ocurrir interrumpir una charla entre mayores. Antonia, como Encarnación, Tío Paco o Esperanza, coincide y añora la educación y el respeto de antes, el que sus padres le enseñaron cuando eran jóvenes y el que ellas han intentado inculcar a sus hijos, y así nos lo explica Encarnación: “Echo de menos la educación. Antes había más educación que ahora. Ahora da lo mismo que seas un niño, como que seas un adulto, no se respeta nada, parece que como si no nos respetásemos a la hora de hablar o dar opiniones”. Antón, otro vecino del Barrio, comparte también la misma sensación

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que el Tío Paco, Encarnación, Antonia y Esperanza, como vemos: “Tengo que reconocer que hay una deterioro del respeto del cien por cien. Esto no es lo que era antes, porque antes estaban los padres, pero ahora están los hijos y esto va mal. No es la misma educación ni por allá arrimaos. Si con decirte que antes la máxima autoridad era el maestro, el cura y la guardia civil y ahora del maestro se ríen, al cura lo apedrean y a la guardia civil le hacen correr”. Antón llega a la conclusión, igual que sus vecinos, que se ha perdido el sentido del respeto que tenían los jóvenes a los mayores. Se ha modificado la escala de valores y los jóvenes ven esto desde otra perspectiva. Como apuntaba Antón parece que el principal problema de la falta de respeto está en los padres de ahora. Esta opinión también es compartida por Juan José, otro vecino del Barrio, como nos explica: “Para cambiar el estilo de vida de los jóvenes. Si se algo, que lo he pensado muchas veces, y gracias por hacerme esta pregunta, mira un avión muy grande y metería todos los padres dentro y mandarlo a una isla y, cuando estén todos en la isla, explotar el avión para que no puedan salir. Yo creo que no son ellos, que son sus padres. Mira, el padre que viene gritando le enseña al hijo que se grita. El padre que le levanta la mano a su mujer, le enseña al hijo que la violencia justificada, según sus criterios, está bien echa. La madre que no respeta tampoco a su familia, ni a sus hijos, porque los insulta o porque les grita. Si tú te pones a llamarle la atención a un hijo y empiezas con un insulto, por ejemplo, para que recoja las cartas del suelo, ¡come mierdas!, ¡desgraciado!, coge las cartas, que he fregado el suelo, cariño que estoy reventá, pues si te pones a analizar esa frase le has dicho cuatro palabras feas y una bonita ¿con qué se quedan?”. Pero, los jóvenes del Barrio no sólo están perdiendo el respeto hacia los mayores de la zona, como hemos observado en las anteriores afirmaciones. María C. entiende que este hecho también está sucediendo en

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el corazón de las mismas familias del Barrio, como nos comenta: “Antes se les hacía mucho caso a los padres, nunca se les levantaba la voz a una persona mayor, ahora no sé si es la confianza o es que están como más unidos, pero ahora se trata igual a un crío pequeño que a una persona mayor y eso a mí no me gusta, que se les falte el respeto a las personas mayores…Yo creo que habría que controlar un poco más, porque vamos mi educación no es la misma que la de mis hijas, ni mucho menos”. María C. pone de manifiesto un nuevo punto de vista sobre este tema. Como ella apunta, puede que la relación de ahora sea más cercana entre los padres y los hijos, por lo que, ese respeto de entonces se está perdiendo, ya no porque dejen de respetarse los padres por parte de los hijos, sino porque ahora los hijos los tratan como iguales, existe más confianza. Esto parece ser un hecho constatado. Las relaciones entre padres e hijos han evolucionado considerablemente en las nuevas generaciones. Ahora hay más libertad entre padres e hijos y la relación es más estrecha y cercana, como vemos en los siguientes comentarios de María C.: “Yo con mis padres siempre he tenido un respeto enorme y, además, se lo tengo. Entonces no te atrevías ni a preguntar por qué, directamente era que no y como lo sabías, entonces, dabas muchas vueltas para preguntar una cosa. Sin embargo, mis hijas no, mis hijas llevan más libertad y tienen más confianza para contarme sus cosas, cosas que yo jamás, a mi madre, se me ocurriría contarle, ¡vamos ni loca! Es más, ahora yo ya tengo mi edad y somos dos mujeres, una más vieja que la otra, y yo no tengo esa confianza con mi mamá para hablar de cosas, como mis hijas me pueden contar a mí”. A María C. le parece que la educación que en la actualidad se transmite de padres a hijos es la responsable de esta pérdida de respeto. Por ello, la educación ha sido siempre el caballo de batalla del Tío Paco, una educación para todos, padres e hijos, como nos comenta: “Entonces, la

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clave está en que si no están formados para educar a los hijos, los hijos no pueden aprender de los padres, y ya tiene que salir muy buenos para que no se desvíen. El problema radica en que, ahora, los profesores no les pueden chillar, no le pueden dar un pescozón a los críos, porque luego va corriendo el padre y le dice tú quien eres para decirle a mi hijo lo que tiene que hacer y los profesores tampoco tiene la autoridad”. El Tío Paco reclama el respeto de los padres a los profesores. Es consciente que si los padres no están educados, difícilmente serán un ejemplo a seguir para sus hijos. Los padres deben educarse para educar a los hijos. Ese fue precisamente el objetivo que se marcó el Tío Paco en la Asociación Gitana del Barrio Espíritu Santo, a la que perteneció hace unos años. Antonio, del colectivo ‘La Casica’, que conoce bien la cultura gitana, nos comenta: “Hay que tener en cuenta algo sorprendente que es el hecho de que los padres han ido mejorando a través de los críos.”. Él tiene una relación muy cercana con sus jóvenes y ha visto como los padres han mejorado su educación. Además de Antonio, Paco, que colabora con él en la asociación, destaca: “A veces, a los padres no les entra en su cabeza algunos cambios, pero una vez que se lo dices y ellos ven el porvenir de sus hijos, entonces te dicen que sí, porque ya se le han metido ideas nuevas en la cabeza, entonces pues ya lo entienden, pero hay que tratarlos igual o más que a los hijos, hasta que aceptan la realidad”. La gran ilusión de Paco es ser educador social y ya está ejerciendo con otros jóvenes esta labor. Por su parte Juan lucha por romper tópicos y anima a sus vecinos a que salgan fuera de la comunidad y que se retroalimenten de nuevas experiencias y situaciones que les den una perspectiva más completa de su visión del mundo, que no se limiten a un espacio acotado que para él no tiene sentido, como nos afirma: “Creo que, el mero hecho de ser gitanos, ya nos cuadramos y, ya creemos que ya lo tenemos todo hecho,

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que no podemos hacer más cosas, que no podemos crear, que no podemos alcanzar nuestras metas ni, ni siquiera podemos plantearnos salir fuera del mundo gitano. Pero, yo tengo treinta y siete años y yo, todavía, no he estado en Gitanolandia, he estado aquí en España, Gitanolandia no existe, vale. Entonces, no se puede vivir o pensar de una manera únicamente y exclusivamente. Entonces, creo que hay que ser muy tolerante estando donde estamos, en este mundo, hay que ser tolerante y crecer, no te puedes estancar ni ser cuadrado, no lo sabes todo, siempre aprendes cosas nuevas. Se hace camino al andar”. La tolerancia es para Juan la palabra clave. El respeto a ideas, creencias y hábitos, distintos a los propios, puede hacer, según su punto de vista, que la comunidad gitana se enriquezca, ocupando espacios en la sociedad y teniendo una visión más amplia. Todo esto les permitiría interactuar en espacios diversos que, lejos de quitarle su idiosincrasia, la enriquecen. Sin embargo, es costumbre en la tradición gitana que a edades tempranas, entre catorce y quince años e incluso antes, a las chicas se les impida continuar su formación reglada en la escuela, como nos comenta Antonia: “Cuando fui moza mi madre me sacó del colegio. Nunca en la vida he podido tener amigos, ni de cría tan siquiera, ni nada. Siempre en mi casa con mis hermanos. Desde que fui mujer empecé a cuidar a mis hermanos, a fregar, lavar…”. Como Antonia nos explica, esto se hace para evitar el contacto con los compañeros del otro sexo. Continúa “Yo soy la mayor de cinco hermanos, cinco hermanos y una hermana, pero mi hermana es la más chiquitita y yo he sido la mayor y he criado a todos mis hermanos, como aquel que dice”. Son ellas las que se encargaran de atender las tareas domésticas y el cuidado de sus hermanos cuando sus madres están trabajando, en la mayoría de los casos, en la venta ambulante. Afortunadamente, esta forma de entender el papel de la mujer dentro

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de la familia ha ido evolucionando y, aunque lentamente, cada vez más las jóvenes solteras siguen formándose en los centros educativos, como nos comenta Antonio: “Sí, cuando trabajamos con chicos y con chicas, hay mayor número de chicos, porque las chicas, cuando llegan a una edad de catorce o quince años, ya, tradicionalmente, se considera que tienen que estar al cuidado de sus hermanos, hermanas y a cargo de la casa, que también es un rol que está evolucionando bastante, porque estamos consiguiendo que bastantes chicas sigan formándose, que no se vayan a esa edad”. Antonio trata de hacerles ver a los padres que las hijas deben permanecer estudiando para conseguir un futuro mejor, tanto dentro como fuera del hogar. No es anecdótico que se les pida a las mujeres dejar los estudios a edades tempranas ya que, la influencia de las madres en la educación para el futuro de sus hijos es muy importante en esta cultura. Los hijos dependen en gran medida de ellas, de que en el hogar exista un carácter más tradicional o no ya que la madre es la responsable de la educación de sus hijos y sus hijas, así como de la transmisión de su cultura a sus descendientes. No obstante algún cambio está produciéndose en la participación del hombre en el hogar, al menos en algunos hogares, como nos comenta el Tío Paco: “Que yo esté aquí en la casa, mira, esta mañana tiene su explicación. Mi mujer se ha ido a la Arrixaca con una nieta. Yo me lo imaginaba que estaba allí, pero como se ha ido y no me ha dicho nada, pero me ha pedido que hiciera el favor de comprar dos o tres kilos de cebolla. Me he ido al mercado y he visto a los nietos que estaban allí en el mercado. He comprado las cebollas y he visto alcachofas muy tiernas, muy buenas y he pensado, voy a comprarlas y he vuelto a mi casa. Y he dicho para cuando venga ella pongo unas alcachofitas con unas patatitas y un poco de sal y hago de comer. A veces mi mujer se va a ver a los hijos para ayudarles

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con los nietos y yo me quedo aquí viendo la tele y digo, esta mujer se ha ido y no ha fregado los platos y yo me pongo y los friego y no me da vergüenza decirlo”. Aunque, la cultura gitana se basa en la tradición y la conservación de sus normas, el Tío Paco es consciente que la sociedad va evolucionando y que, del mismo modo, es posible que se mejoren las tradiciones. Así que, no es de extrañar que el Tío Paco promueva el cambio, como nos explica: “Yo soy partidario de que hay que ayudarles a las mujeres, pero claro, el gitano es que tenemos en nuestro cuerpo, mentándome yo y sálvese quien pueda, que eso de ¡fregar yo un plato! Esto se debe a que nosotros ya venimos de nuestras tradiciones de atrás y cambiar de la noche a la mañana cuesta. Si, si claro, pero hay gente que no lo hace por eso, porque ahora llego yo y veo que tú lo haces y a lo mejor el tío que está al lado dice, y perdonar la palabra, ‘tú eres un maricón y para que tienes a tu mujer, pégale una paliza’. Eso se ha dicho miles de veces, no una, sino miles de veces, en broma o no en broma, pero se dice, me entiendes. Entonces eso es, porque viene de atrás, que no es de ahora. A mi esas cosas, aunque yo reconozco que lo de atrás era mejor que lo de ahora, pero el mil por mil, pero no comparto ese comportamiento”. Caso como el anterior, del Tío Paco, lo observamos en Antón, que nos afirma: “Si saliera trabajo para mi mujer, lo aceptaría, aunque me tenga que quedar con mi hijo yo, claro que me quedo, da lo mismo si no para uno, pues para otro. La cuestión es trabajar en lo que sea, mientras sea honradamente”. Parece que las cosas van cambiando y algo que hace años era impensable como el trabajo fuera de casa de la mujer poco a poco se va aceptando por algunos hombres. Sin embargo, el papel de la mujer dentro del hogar se sigue considerando imprescindible, aunque trabaje fuera del mismo, como nos explica María C.: “La verdad es que, la mujer todavía dependemos del hombre.

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Yo, ahora mismo, yo, en mi caso, yo trabajo más que mi marido, de alguna manera soy más buscavidas que él. Yo siempre estoy buscando oportunidades para salir para adelante, lo que pasa que eso que él manda, porque él es el hombre. Las que administramos el jornal somos nosotras, porque sabemos lo que necesitamos en la casa. Un hombre no entiende de esas cosas. Una mujer sabe lo que va a comprar en una tienda, lo que le hace falta para sus hijos, por eso el dinero lo disponemos las mujeres”. Ellas controlan toda la economía familiar, gastan en la comida y en cubrir las necesidades básicas del hogar. Esta afirmación es corroborada por Dolo, colaboradora del proyecto, según la cual: “La mujer sigue ejerciendo un papel fundamental en la familia gitana, y parece estar evolucionando, ya que se le permite trabajar fuera del hogar para conseguir un sueldo extra con el que alimentar a su familia. Aún así persisten muchos elementos de desigualad que no permiten un desarrollo personal pleno”. No obstante, pese a los testimonios anteriores, afirmaciones, como la siguiente de Esperanza, siguen siendo habituales en el Barrio: “Siempre me ha gustado el negocio de los bares, siempre y tampoco he podío trabajar mucho en bares. Y yo he tenido suerte, porque yo he trabajado en tres bares y eran de gente así, muy pijica y eso, ósea que no es bar de copas, era de comidas restaurantes y, además, era gente bastante educada, pero no, no he podio, aparte de que son muchas horas y que con los críos no se puede trabajar tantas horas fuera de la casa, pues eso siempre he tenido el típico y cuando no ha sido el padre, pues el marido, que tampoco me ha dejado hacer nada. Entonces es como que, cuando naces, eres de tu padre y el padre es el que decide y, cuando te casas, perteneces a tu marido y luego tu marido es el que decide. Y cuando decides por lo que sea separarte, pues es el padre el que empieza otra vez a mandarte”. Así como la siguiente: “Casi siempre es el hombre el

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que manda, el que tiene la última palabra. No debería de ser así, pero es así. Pocas gitanas disponemos en las decisiones aunque somos las que llevamos la casa para adelante: llevamos a los hijos y somos las que nos calentamos la cabeza para buscar el dinero, pero a la hora de mandar, por ejemplo, me voy con mis amigas a esto, pues no, quien manda él”. Como vemos en el testimonio de Esperanza ejemplifica el papel que aún tiene la mujer gitana en el hogar. Esperanza se sintió interesada en formar parte del ejército y nos cuenta una anécdota de su comportamiento ante la oposición de sus padres de entrar en las fuerzas armadas: “Una anécdota sucedió cuando era joven, me rapé el pelo, porque quería hacer la mili. A mí me gustaba yo no sé realmente la razón, yo veía eso muy chulo, es más, me trajeron un traje de Marruecos de la mili, porque la estaba haciendo allí mi tío. A mí me encantaba e hice tanto jaleo que al final me corté el pelo y no me dejaron”. El pelo es un signo de feminidad y sumisión de la mujer gitana respecto al varón. Una vez casadas las mujeres gitanas, en el pasado, llevaban un pañuelo en sus cabezas, como señal de pérdida de la virginidad y de pertenencia a un varón. Además, debían llevar el pelo largo como signo de femineidad. Una gitana con el cabello corto era símbolo de castigo y deshonra familiar. Es cierto que estas tradiciones parecen ir cambiado en la actualidad, pero todavía queda un largo camino por recorrer. La evolución que en la cultura gitana está produciendo puede que de unos frutos muy importantes, en unos años. Como buen gitano, Juanma sabe que su cultura, al no estar escrita y ser transmitida por los mayores verbalmente, puede ser interpretada de diferentes maneras. Así, nos lo explica él mismo: “Lo que pasa con la cultura, que yo muchas veces lo pienso, es que la cultura gitana es una cultura ágrafa que quiere decir que va de generación, en generación. Tus abuelos se lo enseñan a tus padres, tus padres te lo enseñan a ti y tú se lo enseñas a tus hijos. Es una cultura

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que va de lengua, no es una cultura escrita. No está escrita. Entonces claro, si a tu abuelo hay algo que no le gustó y lo quitó, tu padre no lo aprendió, y si a tu padre hay algo que no le ha gustado en esa cultura, no lo aprendes tú, pero lo que a tu abuelo no le ha gustado tampoco lo has aprendido. Entonces, lo que a ti no te guste, ni a tu padre, ni le ha gustado a tu abuelo no se lo enseñas tú a tus hijos. Entonces, cuando te das cuenta y al cabo de siete u ocho generaciones la cultura gitana no es, ni siquiera su sombra de lo que fue”. Por lo que comenta Juanma, puede ser que su cultura se haya perdido con el paso de los años. No obstante, ellos siguen transmitiendo las costumbres que les llegan de padres a hijos, costumbres que se pueden ir adaptando con el paso de los años. Un ejemplo de esta evolución también lo encontramos en Paco quien quiere cambiar las costumbres que no le parecen adecuadas para sus hijos, como nos afirma: “A la hija que estoy esperando la quiero educar con la mentalidad de las dos razas, porque no quiero que las tradiciones gitanas se pierdan, aunque la vida va cambiando muy rápida y todo es mucho más complicado que antes, pero no podemos ir de espaldas al futuro. Ya nadie ve la televisión en blanco y negro, ni se comunica por carta, hay que avanzar, pero sin perder las tradiciones”. Para Paco es muy importante encontrar un equilibrio entre mantener las tradiciones y evolucionar con la sociedad Aunque durante años perdieron vigencia, hay otras costumbres que siguen muy vivas en el Barrio, como es el caso de las bodas gitanas. Cuando se enamoran los gitanos, el varón tiene que ir a hablar con los padres de la chica para pedirla en matrimonio. Los padres del novio piden la mano de la hija a la familia de esta y van acompañados de testigos. Estos quedan comprometidos por la palabra dada entre los padres. Este acto se conoce con el término pedimiento, e implica, la aceptación por parte de las familias de la relación entre sus hijos. Equivale a la petición de mano y suele ser usual la expresión ‘estar pedida’. El noviazgo no se

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suele romper, y si se hace, tienen que explicar el motivo de su ruptura a ambas familias. La mayoría de los gitanos se casan muy jóvenes. Las mujeres lo hacen alrededor de los quince o dieciséis años y lo varones antes de cumplir los veinte. En algunas familias, para casarse, los hombres deben pagar una dote, establecida antiguamente en veinticinco monedas de oro. Este hecho correspondía a la indemnización que hacia la familia del novio a la familia de la novia, por la pérdida de esta. Costumbres milenarias como la pedida y el apalabramiento han vuelto a surgir con más fuerza en el barrio Espíritu Santo desde hace unos años. María cuenta: “Las costumbres van cambiando, aunque algunas permanecen como la pedida, el apalabramiento y la boda. En el apalabramiento van a la casa, la piden y, entonces, se hace ahí una pequeña juerga y, enseguida, se alquila un bar, un restaurante, un bajo y se hace una fiesta, una fiesta por todo lo alto, entonces la novia luce dos, tres vestidos, menos el de novia, pero son de fiesta, son para lucirla”. Una figura muy importante en la cultura gitana es la conocida como la ‘ajuntaora’. Esta figura, de gran tradición familiar, es la encargada de comprobar el día de la boda si la desposada es virgen, mediante la prueba del pañuelo. La prueba consiste en meter a la novia en una habitación para realizarle la prueba. Si el pañuelo sale manchado con tres rosas es virgen y se puede casar. Y si por el contrario, el pañuelo no sale manchado, la chica no es virgen y no se puede casar. Algunas mujeres invitadas a la boda actúan como testigo en este rito. Sobre esto nos apunta Esperanza: “Lo que pasa es que las zagalas, pues eso, yo creo que llegar a ese punto todas la zagalas quieren llegar vírgenes, pero es la vergüenza, la vergüenza esa de enseñar lo tuyo. Se perdió un poquito, pero está volviendo, porque en mi familia se han casado todas en nada de tiempo y todas con su pañuelo y lo han hecho a lo antiguo”.

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Esperanza se imagina el día de la boda de sus hijas, incluso ya lo han hablado entre ellas. Le llena de ilusión que sus hijas vivan esta experiencia, como nos comenta: “Yo pienso que eso no se tendría que perder, porque la boda gitana es lo más bonico que tenemos, es la verdad. Mí María me dice `mamá, cuando yo me case me haces una corona´. Es la ilusión de las crías, lo que pasa es que eso, luego pues se ajuntan con el zagal y se van. Pero que, si tienen desde pequeñas esa ilusión de casarse con sus ritos, con sus trajes, con su ceremonia”. Asimismo, no sólo Esperanza, Piedad también afirma que la boda es un gran espectáculo con el que sueña desde que era pequeña, como comenta: “He hecho muchos bocetos de mi traje de novia ideal y me gustaría dedicarme al diseño de trajes de ceremonia. Sé que podría encontrar un nicho de mercado en este sector, porque para cualquier mujer lucir un traje de novia especial es una gran ilusión y, tal vez, esta experiencia es vivida con más emoción por los gitanos”. Las bodas gitanas son todo un espectáculo de color, cantos, jaleo y palmas. Antes, las bodas eran acordadas por los padres y tenían que realizarse entre gitanos. Estas tradiciones afirman que se recogen en la Biblia, donde está escrito que Dios ordenó a su pueblo no casarse con las mujeres de otros pueblos, que adoraban otros dioses y ejercían otra cultura, para no perder su identidad y su creencia. Afortunadamente esto ha cambiado y son los jóvenes los que al final deciden su pareja. No es extraño que en el Espíritu Santo sea cada vez más frecuente que se formen matrimonios mixtos, una consecuencia natural de que el barrio residan tanto payos como gitanos. En estos matrimonios las normas gitanas están muy presentes. Esperanza nos comenta su punto de vista: “Siempre me he relacionado con los payos, de hecho, mi marido es payo, aunque parece físicamente más gitano que yo, que soy rubia y con el piel clara. En este Barrio no hay mucha

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diferencia entre los payos y los gitanos, aquí estamos todos mezclados, todos casados con payos y gitanos. No tenemos muchos inmigrantes y prácticamente todos nos conocemos”. Después de cada boda hay una gran fiesta. Es una parte singular de la boda gitana, tanto para el novio, como para la novia. Los que ya han asistido a una, seguramente habrán podido ver al hombre danzando con la novia en brazos. Durante el banquete, los invitados van pasando uno por uno y deben dejar dinero a los novios. Una vez hecho esto, las mujeres ofrecen claveles a quienes han depositado su regalo. En general, la celebración de las bodas gitanas suele durar unos tres días, en los que no falta comida, ni música, ni baile, entre otros menesteres. El baile, la música, el cante y las palmas son otros elementos presentes en el día a día del Espíritu Santo. El arte es algo que parece ir unido a esta cultura gitana. No hay niño o niña, joven o mayor, que no tenga ese sentimiento artístico en el cuerpo. Los festivales de flamenco, danza y arte creativo, que se vienen celebrando desde hace un par de años en el Barrio a través del proyecto Urban, no dejan indiferente al que tiene la oportunidad de presenciarlos. Esperanza y sus dos hijas son una prueba de como el arte se lleva dentro desde muy pequeñas, como nos explica Esperanza: “Mis hijas y yo hemos participado en los talleres de danza y flamenco. Nos gusta bailar, tocar las palmas y lucir esos trajes tan bonitos. En las fiestas del barrio salimos bailando y mis hijas también de modelos. Salen guapísimas en las fotos. Es que hay mucho arte en mi casa. Nuestra vida no sería igual sin el baile”. Vivir al día es otra de los elementos arraigado de la cultura gitana. Hoy me preocupo del hoy y mañana Dios dirá. Esta filosofía va unida a ese sentido providencialista de la vida, si tienen necesidad de alguna cosa se pide o ya aparecerá. Para Antonio: “El futuro es lo más importante porque muchos de estos críos no piensan en su futuro ¿tú que vas a ser de

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mayor? No lo sé, o no se sabe, ellos pues es que están aquí en el Barrio y ellos no piensan en mañana. Ellos piensan en el hoy, porque también es la cultura del hoy ‘hoy saco para comer hoy y mañana saco para comer mañana’, pero no piensan en lo que van a comer mañana, piensan en lo que van a comer hoy. Entonces, es importante que trabajemos con ellos en este tema, para que vayan proyectando un poco su futuro”. A pesar de esa sensación de pérdida de tradiciones por los jóvenes, de las que se lamenta el Tío Paco y Esperanza, hay algunas que no pierden su encanto en el barrio Espíritu Santo, como es el espíritu de celebración de San Juan y la Nochebuena. Estas dos fechas memorables no han perdido la tradición entre las familias vecinas del Barrio, que las celebran con la hoguera en las puertas, cantando y bailando, rodeados de comida y compartiendo con los vecinos. Además de estas celebraciones, el Calé o caló, habla de la población gitana española que utiliza la gramática del castellano y algunas palabras del vocabulario Romaní, perdura en la actualidad en Espíritu Santo. Algunas de las palabras en caló todavía se escuchan entre nuestros vecinos gitanos del barrio. Piedad, fiel defensora de sus costumbres gitanas, alude durante nuestra conversación a varios términos que aprendió en calé cuando era pequeña y que todavía utiliza en algunos contextos: “Recuerdo usar términos como ‘camelar’ (querer), ‘naquerar’ (hablar), ‘chanelar’ (saber) o ‘jallar’ (comer)”. Piedad aprendió estos términos de sus abuelos y todavía, en algunas situaciones, los sigue utilizando. Por otra parte, hemos comprobado cómo algunos términos del romaní, como: chaval, currar, parné y otras muchas que se han ido incorporado también al español actual. Pese a que las costumbres de la cultura gitana parecen ir evolucionando con los años, adaptándose al entorno que les rodea, como hemos visto, incluso los payos han ido incorporando en su vocabulario algunas

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expresiones del romaní. Sin embargo, entre los payos y el resto de población, el término gitano se emplea, la mayor parte de las veces, de forma peyorativa, con afán de insultar, designando a personas que van mal vestidas y peinadas, sucias, desaliñadas... Este es un estereotipo que está muy lejos de la realidad actual. Un ejemplo de ello es la buena imagen de los jóvenes gitanos del Barrio, como nos comenta María C.: “Yo creo que hasta se confunden, porque cuando ven a un payico con una pintilla de algo, se piensan que son gitanos y es así. Hoy en día, los gitanos están muy bien puestos, porque van al gimnasio, van muy bien pelaos. Antes se llevaban greñas, tenían las ropas más sencillas. La verdad es que a mí me han impresionado mucho aquí en el barrio los muchachos gitanos, el interés que tienen por hacer deporte, por su imagen, por ir arreglados. Parecían modelos en el taller de video”. Parece que ser gitano no es una condición para despreocuparse por el aspecto personal y no dejarse influir por las modas. Esto solamente ocurre en el colectivo femenino, cada vez más y en mayor medida son los hombres gitanos los que se preocupan por su buena forma física y su aspecto. En este momento es llamativa la afirmación de Fran, colaborador del proyecto: “Quizás uno de los principales problemas de exclusión de la población gitana sean los estereotipos que se les atribuye a los mismos y que, como se puede comprobar, no son más que eso, estereotipos. Tal vez, si las personas dejaran de funcionar a través de los estereotipos, toda esta realidad cambiaría, ya que estos nos llevan nada más que a una visión parcial de la realidad”. Como Fran apunta, la exclusión de la población gitana se fundamenta en prejuicios muy arraigados. Por lo que conseguir que estos desaparezcan está en manos de todos. Los mayores en las familias, o Tíos, son muy importantes, aunque, por encima de estos destaca la figura del Patriarca, sabio de la familia, al que los jóvenes deberían ir a pedir consejo. Sin embargo, cada vez, en

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mayor medida, estas figuras parecen ir desapareciendo en el Barrio. De ahí que el Tío Paco reclame un Consejo de Ancianos que permita afianzar de nuevo la transmisión de conocimientos de los mayores del barrio hacia sus vecinos. Esto parece llevar a que, cada vez los mayores sean menos respetados en el Barrio, como veíamos en comentarios de Esperanza, Tío Paco, Antón, Encarnación o Antonia. Todos ellos parecen indicar que el principal problema se encuentra en la actual educación recibida por los jóvenes de la zona. Así, con afirmaciones como las anteriores no se nos hace extraño ver que la familia es uno de los bienes más preciados en la cultura gitana. Como nos comentaba Esperanza, cuando un miembro se encuentra en una situación delicada, toda su familia se vuelca para conseguir que salga adelante. Pero, en la cultura gitana, además, hay otros hechos relevantes. La desigual situación de la mujer en el núcleo familiar es un hecho que limita en extremo la libertad para construir su vida. No obstante, vemos por algunos testimonios, que esta parece estar lentamente avanzando hacia una situación de igualdad. Pero para conseguir una sociedad igualitaria, eficiente y justa, es necesario que el resto de población deje atrás los estereotipos atribuidos al colectivo gitano. Así, con estos pasos, el de la educación y la igualdad de género los gitanos podrían tener unas expectativas de futuro mejores. Por tanto está en manos de todos conseguir esta evolución positiva, integración y mejora de calidad de vida, es decir, que todo sea posible.

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CONSTRUYENDO EL BARRIO A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES Al caminar por el barrio Espíritu Santo nos encontramos con calles conocidas en todo Espinardo, como Calle Madrid, Calle Barcelona, Calle Bailén, Calle Molina o Calle Escuelas, de las que seguro que en cada una de ella se pueden ubicar historias interesantes y relevantes para la evolución del Barrio como las relatadas por nuestros vecinos y actores del mismo en capítulos anteriores. Pero, entre todas ellas, nos llama la atención la calle a la que da nombre una mujer muy conocida y apreciada por los vecinos del Barrio, la Calle de Carmen la Roja. Es en ese momento en el que nos surge la curiosidad de ahondar en este personaje. Puede ser interesante conocer cuáles han sido las acciones que han merecido el reconocimiento, hasta el punto de poner su nombre a una calle del mismo, para conocer mejor el Barrio. Conforme íbamos avanzando nos llamó la atención que investigando sobre Carmen aparecieran que nombres de otras personas se iban repitiendo en los discursos, personas que, como Carmen, también incidieron de manera determinante en el Barrio. Tras conocer esta nueva realidad, tuvimos la necesidad de destacar que de los relatos sobre Carmen la Roja, apuntados por algunos vecinos y actores del Barrio, surgieron algunos nombres que ayudan a entender la historia del Espíritu Santo. Algunos de ellos han sido relevantes en el Barrio bien por prestar su

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ayuda al resto de los vecinos, como es el caso de Carmen la Roja, el padre Joseico, el Tío Paco y la maestra Adelina, o por intervenir directamente en el Barrio para conseguir pequeños cambios que garantizasen una disminución de sus desventajas económicas o sociales, como hicieron Francisco Martínez, José Baños o Gabriel Serrano. En este último capítulo, a partir de sus relatos repasaremos historias sobre el nacimiento y la evolución del Barrio. El barrio del Espíritu Santo se construyó a mediados de los años 50 para realojar a personas con recursos limitados procedentes de otros barrios de Murcia, situación que continuó de manera progresiva esbozando una segregación, no tanto territorial sino más bien de carácter social, dentro de Espinardo. Francisco Martínez, alcalde de Espinardo de 1970 a 1977, nos relata el inicio del barrio: “En ese momento, Espinardo era un barrio muy señor con por lo menos 30 fábricas de pimentón, alguna de conserva y de membrillo, el 80% del pimentón que se exportaba a Europa procedía de aquí. En Murcia, en esa época existían muchas riadas, porque el río no estaba bien terminado y se desbordaba, hubo una de ellas muy fuerte y mucha gente de la huerta se quedó en la calle y se tuvo que realojar en casas de familiares. Sobre la década de los 50 se empezaron a construir casas en el Barrio del Espíritu Santo, aunque de mala calidad, además las calles no tenían alcantarillado y estaban todas sin asfaltar, con la excepción de la Calle Bailén. Estaba todo sin hacer. El Barrio sirvió para traer a gente con pocos recursos y, en algunos casos conflictiva, de barrios de Murcia como San Juan, la zona del Castillejo o San Basilio, que venían seducidos por los precios tan bajos que tenían las casas, aunque lo cierto es que no se obtuvieron los resultados esperados”. Nos detalla cómo era esa gente que decidió dejar el que había sido su hogar hasta ese momento e instalarse en el barrio: “en aquella época, la mayoría de personas trabajaban en Murcia en fábricas, en la huerta,

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otros vivían de la venta de burros o del trueque. Yo vivía en el Barrio en ese momento y no tuve dificultades; es más, hice amistad con todos los vecinos, no tuve problemas con nadie, me marché de allí cuando me casé. Lo que sí recuerdo es que en el Barrio convivían gitanos y payos, incluso maestros o empleados del Ayuntamiento alojados en viviendas sociales y no existía ningún problema. Yo conservo todavía la amistad con 4 o 5 gitanos del Barrio de esa época, que se han dedicado toda la vida a recoger chatarra y han sacado adelante a toda su familia, que es enorme”. En su periodo de gestión como alcalde de Espinardo: “Lo cierto es que antes de ser Alcalde ya estaba interesado por el bienestar del Barrio. Una vez escribí una carta al Alcalde de Murcia, Don Clemente García, porque me enteré que iban a hacer la redonda y se iban a gastar 5 millones de pesetas de aquellos tiempos en ella. Le expliqué que considerase la necesidad de antes de invertir ese dinero en arreglar una plaza, que ayudase al barrio del Espíritu Santo, porque era un Barrio degradado que estaba en esa situación, en parte debido a las decisiones de ellos, y que debían ayudarle a salir adelante. Lo cierto es que al poco tiempo me nombraron Alcalde y pude intervenir de forma más directa para mejorar el barrio”. Francisco nos muestra cómo aprovechó su mandato para llevar a cabo varias obras que mejoraron la calidad de vida en el Barrio: “yo trabajaba en mi propia empresa de cartón-piedra y tres días a la semana me dedicaba a ser alcalde. Cuando me comentaron que iba a serlo, lo primero que hice fue llevar al alcalde de Murcia una lista de cinco cosas que debían hacer en el Barrio y que poco a poco fui consiguiendo. Una de ellas fue los semáforos, Espinardo en ese momento no tenía semáforos, y pese a que yo lo había solicitado estaban pendiente de realizar, un día me presenté en el despacho del alcalde de Murcia y le dije: `Don Miguel, ¿por qué no se han hecho los semáforos?´, enseguida hizo una llamada

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y a la semana siguiente estaban todos puestos. Otra de las cosas que conseguí fue que asfaltasen 21 calles del Barrio que hasta ese momento nunca lo habían estado”. De aquella época del barrio recuerda de manera especial al padre Joseico que también era muy querido en toda la ciudad de Murcia “levantó la iglesia del Espíritu Santo, la gente del Barrio lo quería mucho, porque era muy trabajador y muy cercano. Cada uno colaboró en lo que pudo para que esa iglesia se pudiese construir”. Pero no sólo el padre Joseico, hay otras personas que han hecho mucho porque el Barrio mejorase. Adelina, antigua maestra en el Espíritu Santo, era una persona dedicada en cuerpo y alma a los chavales del Barrio. Tuvo una escuela parroquial al lado del centro de Servicios Sociales, que se consiguió gracias al padre Joseico y que ella levantó con mucho esfuerzo. El respeto hacia los demás y el saber estar eran las premisas básicas en su forma de educar. En el Barrio se llevaba muy bien con todo el mundo, conseguía llenar sus clases, tanto con payos como con gitanos que convivían de forma pacífica. Ayudaba a las familias motivándolas para que sus hijos no faltasen a clase, la quería todo el mundo y era una maestra excepcional y el nivel formativo que tenían sus alumnos estaba a la altura incluso por encima del resto de centros de enseñanza de la ciudad. Posteriormente, paso a formar parte del profesorado del Colegio Salzillo. En esa época, este colegio estaba muy bien visto, mucha gente traía a sus hijos allí, los profesores se entregaban a su trabajo y conseguían que los alumnos se esforzasen al máximo”. Francisco, ha ido enseñándonos como la gente del Barrio en esa época se volcaba para que todo marchase bien, en buena armonía. Tanto es así, que los propios vecinos de fuera del Barrio que por circunstancias de la vida se trasladaron a vivir a él, han generado un gran sentimiento de apego hacia el mismo como también le ocurre a Francisco: “yo quiero mucho al Barrio, aunque no soy de allí, soy

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del pueblo de María, pero este es mi segundo hogar”. Al continuar indagando sobre los personajes más destacados del Barrio a lo largo de estas últimas décadas, Francisco nos señala la figura de José Baños como otro de los personajes que hizo mucho por el Espíritu Santo y Espinardo, sobre todo, en cuanto a la instalación de infraestructuras de carácter social, construyó jardines, la piscina de Espinardo. Espinardo hasta principios de los años sesenta fue una de las pedanías que conformaban el municipio de Murcia. La antigua carretera de Madrid comunicaba dicha pedanía con el casco urbano y fue una de las causas que motivó su integración en ella como Barrio, convirtiéndose en el Barrio más joven de la Ciudad. Poco después, y durante los primeros 4 años de la democracia, José Baños se convirtió en el primer Alcalde de Espinardo. José también es conocido en el Barrio porque su padre trabajó como monitor del reformatorio, que estaba situado donde hoy en día se encuentra el centro cultural. Estuvo muy ligado al Barrio impartiendo talleres de artesanía a mujeres y jóvenes. José nos explica que lugar ocupaba el Barrio del Espíritu Santo dentro de Espinardo: “existía claramente una separación entre Espinardo y el barrio del Espíritu Santo. La zona de Las Barracas era la más obrera y la división profunda, que se mantiene inalterable desde entonces, surge cuando de forma provisional se crean las comúnmente conocidas como ‘Las Casas Baratas’, donde trasladaron en décadas anteriores a gente proveniente de otros barrios de Murcia como: San Juan, San Antón o San Basilio, etc. El Barrio en esa época se convirtió en un territorio con singularidad, donde se entremezclaba gente de todo tipo, que en muchos casos eran personas que se buscaban la vida poniendo en práctica la picaresca española, existían jugadores, trileros que eran verdaderos genios y que vivían únicamente del juego. Tenían el encanto de lo subversivo a nivel social, pero también había gente que se dedicaba a la venta de cha-

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tarra, al corte de traje, es decir, gente normalizada con oficios”. José nos explica cuando y cómo se produjo la división entre el barrio del Espíritu Santo y el resto de Espinardo y del encanto e identidad propia que tenía el Barrio en ese momento, donde sobre todo destacaba la convivencia pacífica entre los vecinos, independientemente de la forma que tuvieran de ganarse la vida. Al conversar con José nos señala, como uno de los personajes a su juicio, más representativos durante esa época, a Carmen la Roja, ya que considera que fue una de las personas que hicieron más por el barrio del Espíritu Santo. Conozcamos pues, quién fue ese personaje. Carmen la Roja, según nos cuenta su hija Leonor “se llamaba Carmen Flores López, tal vez por su nombre y apellidos sólo la conocen los más allegados, pero con el apelativo de Carmen la Roja todos la recuerdan. El término Roja viene de antiguo, cuando nació mi madre el color de pelo era pelirrojo y de niña la llamaban la Rojica, ya con el tiempo y cuando fue adulta los vecinos la conocían como Carmen la Roja”. Lo que sí es cierto, tal y como nos comenta José, primer alcalde de la democracia de Espinardo, que: “mucha gente la conoce directamente por la mujer del Bigotes” apodo con el que se nombra a su marido en el Barrio. José, fue uno de los íntimos amigos de Carmen y nos da una serie de pinceladas sobre su carácter: “Carmen era una persona apasionada con una gran inteligencia. Aprendió, con la ayuda de su marido, a leer y escribir. Tenía una gran fortaleza y sobre todo era alguien capaz de dejarse la vida por defender a sus amigos y su Barrio, que lo cogió como bandera”. Su hija Leonor, nos la describe de la siguiente manera: “Carmen fue autodidacta, al principio no sabía muy bien escribir, pero su marido la enseñó a leer y se convirtió en una gran lectora que se fue formando día a día”. Vemos como el carácter de Carmen la hizo tener el empuje suficiente como para defender las causas en las que creía y, a pesar de no tener estudios,

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no le fue un impedimento para desenvolverse por el Barrio y por donde tuviese que ir con la finalidad de proteger los intereses que afectaban directamente a sus vecinos. En este sentido su hija Leonor nos comenta: “Mi madre no estudió, pero tenía una gran formación humana y se fue haciendo culta a lo largo del tiempo”. Y es que Carmen pertenecía a la Comunidad de base de Espinardo, en palabras de Fuensanta, vecina del Barrio y amiga directa de la hija de Carmen: “la ayuda a los demás era su filosofía de vida, iba a la iglesia, pero le daba sentido a su vida ayudando a los demás. El párroco, Don Gabriel, fue quién trajo la cristiandad de base a Espinardo y es al que ella seguía”. El padre Gabriel, antiguo párroco en el Espíritu, Santo influyó de manera decisiva en la elección del modo de vida de Carmen. Ella siempre había sido creyente, pero cuando pasó a formar parte de la Comunidad cristiana de base profundizó aún más en el compromiso de la ayuda vecinal. José nos explica: “Carmen idolatraba a Gabriel, porque era la persona que la había promocionado, era salvajilla y se fue promocionando a todos los niveles gracias a él. Don Gabriel ha dejado toda su vida por la promoción de la gente”. En palabras de José y Fuensanta podemos interpretar la influencia que tuvo Gabriel en la vida de Carmen y cómo, siguiendo su guión de vida, sufrió una gran transformación personal. Además de sus creencias religiosas, Carmen se involucró de lleno en defender su ideología política, tal y como nos explica su hija Leonor: “mi madre fue siempre una mujer muy temperamental, con unos ideales muy claros, una socialista militante convencida”, de ahí que nos comente José: “fue la cofundadora del Partido Socialista en la Región”. Pero lo llamativo es que José nos comente lo poco que le importaba a Carmen el poder. Únicamente defendía sus principios y valores que dejaba patente en cualquier lugar en el que se moviera, con la finalidad última de ayudar a los demás.

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Pero conozcamos más sobre la vida de Carmen. Su gran amigo José continúa explicándonos: “Carmen era una persona peculiar por sus características vitales, empezó a actuar de forma conjunta, junto con Gabriel, casi a diario, […] empezó a colaborar con casi 40 años y cambió de estatus totalmente de golpe, y eso que podía haber vivido de forma aburguesada, porque su marido era empresario, pero hizo todo lo contrario”. En este sentido, su hija Leonor nos comenta: “Ella toma conciencia de compromiso a través del cristianismo y tira para adelante para transformar el Barrio y la gente”. José y Leonor nos ponen en antecedentes del momento en el que Carmen comienza su transformación en beneficio de la comunidad vecinal. Además, José nos sitúa en el momento en el que se encontraba el Barrio cuando Carmen empezó a trabajar por él: “muchos de los vecinos se dedicaban en ese momento al corte de traje. No existían problemas de droga, pero sí de delincuencia y vandalismo, se convirtió en un Barrio muy complejo. Había menos población gitana que en la actualidad, pero existía una clara división de etnias. Era un Barrio con casi las mismas dificultades de ahora, pero más joven y con esperanzas de transformación”. Continúa José comentando: “Déficit culturales, educativos y de convivencia, caracterizaban al Barrio en ese momento”. José nos explica que con la llegada del padre Gabriel se inició un proceso de reconversión del Barrio, en el que Carmen se implicó directamente: “en aquel entonces, dentro del movimiento de transformación del Barrio, había gente del Espíritu Santo implicada, que peleaba por su Barrio, aunque siempre hubo una influencia externa, de gente de Espinardo y se logró fundar la Asociación de Vecinos del Barrio”. Según José: “en ese momento, no existía mucha ayuda vecinal y creo que ahora tampoco la hay. No era un barrio solidario, porque donde existe discriminación profunda no se genera solidaridad, porque la gente se cierra y existe dificultad para organizarse y tomar conciencia reivindicativa”. Además de la

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Asociación de vecinos del Barrio, nos comenta José que: “se empezó a trabajar con educadores en la calle. Se contrató a una persona exclusivamente para atender casos de drogodependencia, incluso se montó un establecimiento de apoyo a los drogodependientes en el lugar donde hoy se encuentra el Foro de Pensamiento Siglo XXI. También se montó la primera Asociación de Gitanos y se contrató a gente para que trabajara en ella. Esta asociación, conocida por todos como la Asociación Gitana de Espinardo, nació sobre todo con carácter formativo, aunque también desarrollaba actividades lúdicas”. José nos cuenta como surgieron dos de las asociaciones con más peso en el Espíritu Santo y en las cuales Carmen estuvo, directa o indirectamente, implicada en ellas. Como hemos visto hasta ahora el carácter de Carmen influyó mucho en su iniciativa participativa dentro del Barrio, pero pretendemos ahondar un poco más sobre qué hizo por su Barrio. Leonor nos dice, Cuando empezaron a construir las primeras casas sociales en el Barrio: “mi madre luchó porque se convirtieran en casas dignas. Al principio metían a dos familias en viviendas de muy poco metros y sin baños. Mis padres trabajaron junto a muchos vecinos para que los nuevos residentes vivieran en condiciones decentes”. La vida de Carmen se convirtió en un constante ir y venir hasta conseguir las opciones y los recursos mas beneficiosos para su Barrio, porque no se permitía el mirar hacia otro lado cuando existía gente a su alrededor pasando necesidad. Además, según Fuensanta: “las familias que tenían problemas acudían a ella, y buscaba incluso comida de su casa para ayudarlas. En cualquier cosa que se hiciese en el Barrio ella estaba metida. Cuando se habla de ella dicen que `no se movía una punta de alfiler sin que ella se moviese’. Había mucha gente que estaba pasando necesidades y ayudaba a todos sin distinguir payos, gitanos, ideología política o creencias religiosas”. Como vemos, Carmen no dudaba incluso de emplear sus propios recursos materiales en ayudar

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a los demás, pero, al mismo tiempo, y según nos comenta José: “Carmen enseñaba a las mujeres del Barrio que lo necesitaban a administrar el dinero, a fregar y limpiar para poder trabajar, incluso se las llevaba a su casa a limpiar y las pagaba. Y, a veces llegó hasta a obligar a su marido a que contratara a gente del Barrio sin recursos económicos para trabajar en su propia empresa. Además, dinero propio lo utilizaba para cubrir necesidades de personas que lo necesitaran”. Vemos hasta que punto Carmen condicionó su vida para ayudar a las personas con una gran acumulación de desventajas y en muchos casos, con un claro perfil de exclusión social y laboral. José nos continúa explicando, como actuaba Carmen: “ayudó incluso a las gitanas a enseñarlas a cocinar, iban tomando conciencia de ser mujer y sus necesidades de promocionarse. También a los payos, hacía una mezcolanza de difusión de lo religioso, era un cristianismo no religioso y que a la vez la gente tomara conciencia de clase de la razón de ser. Se reunía semanalmente con grupos de gente en casas, era una escuela de formación social y política en sentido amplio y se veían sus frutos. La Roja tenía una gran ventaja, hablaba con la palabra, pero también con el ejemplo de actitud”. Con estas palabras José nos pretende explicar como a través del respeto a sus principios y valores, tanto religiosos como políticos, Carmen intentaba colaborar con los demás, incluso en su propia formación humana, lo que la hacía tener siempre gente a su alrededor que creía en ella, era la circunstancia de que sus palabras iban acompañadas de hechos que las demostraban. Observando todo lo explicado de Carmen hasta ahora, cuesta pensar el que tuviera suficiente tiempo para emplearlo a su familia y amigos, pero la relación que, por ejemplo, tuvo su hija Leonor con ella ha ido más allá de lo maternal, así según nos cuenta Leonor: “Ayudaba a mi madre a escribir artículos y documentos, porque sus conocimientos de escritura eran limitados y esto me unía aún más a mi madre con su causa de ayuda

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al vecino y por un Barrio mejor”. Con una vida activa y comprometida que no paralizó, a pesar de sufrir una grave y dolorosa enfermedad durante más de siete años, Leonor recuerda: “mi casa siempre había estado llena de gente, pero cuando mi madre enfermó, estaba llena a todas horas. Como ella no podía salir a causa de su enfermedad, los vecinos se acercaban a mi casa a verla. Recuerdo que muchos decían que venían a animar y a apoyar a mi madre y que al final había sido ella la que los había animado”. Así José Baños nos explica: “incluso muriéndose iba dando ánimos a las gentes y hasta el último minuto acordándose de que tenía que hacer alguna cosa. Yo me enamoré de ese personaje”. Vemos como la figura de Carmen ha marcado sustancialmente y de forma positiva a todas las personas que estaban a su alrededor. Así era Carmen, una mujer con una fe inmensa, a la que la enfermedad no paralizó sus inquietudes de lucha por un mundo mejor y, especialmente, por un Barrio mejor, su barrio del Espíritu Santo. Es por ello que José Baños nos comenta: “el tema de la calle se tuvo que pelear mucho. Se consideró que cómo ya había fallecido se merecía el ponerle una calle como agradecimiento. Era una forma de reconocerle toda la labor que había hecho. Además, Carmen vivió y murió en esa calle”. A pesar de que ya no podamos hablar con ella, su espíritu de ayuda siempre se recordará al pasar por su calle y ver el letrero con su nombre. Al caminar por el paso del tiempo del Espíritu Santo y conversar con José Baños, nos menciona a otra figura a la que la mayoría de sus vecinos conocen y respetan por lo que también hizo por ayudar a los demás. Este protagonista nos sitúa en una época más actual del Barrio, desde mediados de los 80 a mediados de los 90 y su nombre es Gabriel García Calpe. Gabriel García fue alcalde de Espinardo desde 1983 hasta 1995. También se implico a nivel personal en entidades de carácter social del Barrio como el centro de mayores, del que fue presidente aproximadamente

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unos 4 años. Además, ha estado directamente relacionado con el equipo de futbol de Espinardo, ya que fue presidente del mismo durante 12 años y cuyo campo deportivo, que se encuentra ubicado en el barrio del Espíritu Santo reconoce la labor de Gabriel al denominarlo: “Campo de futbol el Arenal. Gabriel Serrano”. Charlando con el protagonista nos relata su historia de vida en el Barrio de la siguiente manera: “Un día, mi amigo José Baños me dijo `tú que tienes muchas amistades y te llevas muy bien con todo el mundo, yo creo que sería un buen alcalde de Espinardo, ¿por qué no pruebas un mes?´. Finalmente, no sé muy bien lo que ocurrió, pero estuve aproximadamente unos 12 años. Por entonces, yo me dedicaba a mi taller de piedra artificial y mármol. En ese momento Espinardo contaba con alrededor de ocho mil y pico vecinos”. Gabriel nos cuenta como de una conversación de amigos surgió su vocación por ser Alcalde y como, tras esta decisión, mantuvo su mandato durante un largo periodo de tiempo. Gabriel nos comenta su visión del barrio del Espíritu Santo en esa época: “en este momento la mayoría de los vecinos se dedicaba a la venta en el mercado o trabajaban vendiendo chatarra, de albañiles, obreros etc. Cuando yo salí del Barrio había unos 500 o 600 gitanos, con los que se convivía. Yo la verdad que nunca he tenido problemas con nadie, es más, creo que he sido y sigo siendo una persona muy querida por todos”. Gabriel nos comenta como se encontraba el Barrio en el momento en el que él vivía y trabaja para el Espíritu Santo y destaca como su relación con todos sus vecinos era bastante buena. Una de las cosas que Gabriel quiere destacar del Barrio es la intervención comunitaria que han llevado a cabo algunos de sus vecinos para garantizar la convivencia vecinal, nos habla de los siguientes personajes: “He tenido muy buena relación con el Tío Paco, al que considero muy buena persona y me ha contado muchas cosas del Barrio y de situaciones que ha vivido con la gente y como su influencia, en muchos casos,

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ha mejorado la convivencia vecinal. En la actualidad, pienso que debería ser más respetado por todo lo que ha hecho por los demás, nunca se ha metido con nadie y ha ayudado mucho a los gitanos del Barrio, aunque hoy en día no le respetan tanto como antes. El tío Antón, también es un hombre muy conocido en el Barrio, es muy buena persona y al igual que el tío Paco ha intercedido por el bienestar de los vecinos en algunas ocasiones, aunque no tanto como el tío Paco. Son como una institución para el Barrio, sus patriarcas. El tío Joaquín también ha sido muy buena persona y ha trabajado desde la galería para proteger a sus vecinos”. Así Gabriel continúa dándonos sus impresiones sobre la situación del Barrio en esa época: “el conflicto vecinal en esa época existía, pero como en cualquier otro Barrio, aunque se ha ido empeorando con el transcurso de los años, debido sobre todo al mal comportamiento de algunos niños y jóvenes que no respetan lo que antes siempre era respetado, por ejemplo: tirar piedras a la ventanas, insultar a los mayores, destrozar zonas comunes, etc... Gabriel deja latente que existe un problema de convivencia en el Barrio, que se ha acentuado con el transcurso del tiempo, pero que se debe a una cuestión de educación en valores y de cambio de actitudes que se podría resolver poniendo todos de su parte. Este capítulo nos ha permitido adentrarnos en la evolución del barrio del Espíritu Santo a través de algunos de sus protagonistas, como su intervención, o bien política, como es el caso de Francisco Martínez o José Baños, o bien personal, como Carmen la Roja, Adelina, el tío Paco o Gabriel, ha contribuido a una mejora en la situación del Barrio, en la convivencia vecinal o en las condiciones personales de sus vecinos relatada a través de personajes influyentes en el mismo durante estas últimas décadas y hasta finales de los 90. Y es que la historia de un Barrio es la historia de sus gentes y lo que verdaderamente le da sentido, valor e identidad propia y el Barrio del Espíritu Santo ha gozado de ella.

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