• No te muerdas los labios
Morderse la lengua a veces va bien, dice la sabiduría popular. ¡Pero los labios no! Si tienes la manía de lamerte o morderte los labios, sólo conseguirás que se resequen más, puesto que la saliva contiene enzimas digestivas que, aunque muy levemente, pueden ser corrosivas.
• Hazte mascarillas labiales caseras de vez en cuando
Úntate los labios con aceite (de almendras, oliva, coco, etc.), con mantequilla o con miel. No es desagradable al gusto y además te ayudará a hidratar los labios de forma sencilla.
• Averigua cómo respiras al dormir
¿Duermes con la boca abierta? Si es así, te recomendamos que cada noche antes de acostarte te apliques una dosis generosa de bálsamo labial. Respirar por la boca, como sabrás, provoca más sequedad de labios.