Lisa de jong #1 5 after the rain

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Sinopsis Los últimos años han sido los mejores y los peores. Ahora estoy aprendiendo a seguir adelante después de mi mayor desamor de todos. Estoy en la universidad con el chico al que he amado desde que era niña, pero cuando dos personas tienen la historia que nosotros tenemos, siempre hay obstáculos que superar. Dicen que el amor lo conquista todo, y es hora de descubrir cuan verdadero realmente es eso. Hay vida después de la angustia y el dolor, ¿pero será lo que siempre he soñado?


Prólogo Beau, A estas alturas probablemente ya sabes que tengo cáncer y que no voy a lograrlo por mucho más tiempo. Lo supe el día que conocí a Kate, que llegaría el momento en el que tuviese que dejarla. Puedo decir por la forma en que la miras que tú ya sabes esto, pero es difícil estar alejado de Kate. Lo intenté, Dios sabe que lo intenté, pero no pude evitarlo. Tenía miedo de herirla. Tenía miedo de amarla. Pero al final, ella valía la pena el riesgo. Pensé que estaba siendo egoísta, pero resultó que ella necesitaba vivir tanto como yo lo necesitaba. Ella me dio el propósito para permanecer en esta tierra cuando estaba en un punto en el que me quería ir. Ella se convirtió en el amor de mi vida. Me enseñó más y me mostró más que mis veintitrés años. Kate es especial y se merece más de lo que su vida le ha dado hasta el momento. Probablemente te estás preguntando por qué te estoy diciendo esto. Solo tengo unas pocas semanas para vivir y necesito saber que ella va a estar bien después que yo me vaya. Ella confía en ti… Por favor, estate ahí para ella. No importa lo que haya ocurrido en el pasado; ella te necesita ahora. Asegúrate de que vea las estrellas, llévala hasta el lago, y asegúrate de que su amor por la música nunca se desvanece. Lo más importante, asegúrate de que el chico con el que acabe sea bueno para ella. Realmente apesta incluso decir esto, porque odio pensar en ella con cualquier otra persona, pero eventualmente lo hará, y se merece lo mejor. De todos modos, lo siento si hay algún resentimiento entre nosotros. No quiero eso. Solo quiero lo que sea mejor para Kate… Asher


Capítulo 1 El día que Kate fue a la universidad – Septiembre de 2012

BEAU He estado extrañando a Kate como loco desde que me fui para la escuela. En realidad, ¿a quién carajos quiero engañar? Siempre extraño a Kate. Desde el primer día que la vi en el columpio, no ha habido un solo día en el que no haya pensado en ella. No ha habido un día en el que no haya esperado verla o escuchar su voz. Cada minuto que no estoy con ella, pienso en ella. Las personas entran y salen de nuestras vidas todo el tiempo, pero hay muy pocos a los que nos aferramos mucho tiempo después de que se hayan ido. Ellos son los que impactan en nuestras vidas y ayudan a determinar en lo que nos convertimos. Kate es eso y más para mí. La maldita parte más difícil es que no sé si alguna vez me amará como yo a ella. Sin embargo, no va a cambiar la forma en que me siento por ella. Ella ha tenido mi corazón por mucho tiempo, e incluso si nuestro momento nunca llega, su marca es para siempre. Dando la vuelta, dejo que el agua caliente golpeé mi cara una vez más antes de apagar la ducha. Extraño la amistad que tuvimos Kate y yo, pero no puedo esperar para siempre. Solo tengo una vida, y tengo que empezar a vivirla de una manera que no me dejará lleno de días de arrepentimiento a partir de ahora. No puedo seguir mirando hacia atrás en las oportunidades perdidas. Había una chica que conocí el otro día mientras hacía la cola en la cafetería del campus. Se dio cuenta de mi camiseta de White Sox y comenzó una conversación sobre béisbol. Mientras seguía y seguía, me preguntaba ¿cómo un hombre podía equivocarse con una chica que sabe el nombre de cada base? En el peor de los casos, hablaríamos de deportes toda la noche, me la llevaría a casa, y nunca volvería a llamarla. Sería una cosa de mierda para hacer, pero no soy bueno el juego de fingir. Me he resignado al hecho de que Kate no puede ser mía, y también, me admití a mí mismo que nunca voy a estar con la chica que realmente importa. La muchacha de la cafetería puede ayudarme a olvidar por un corto tiempo, pero cada minuto que esté con ella, estaré comparándola con Kate. La forma en que se ve, la forma en que huele, la forma en que habla o se muerde el labio… no importa cómo lo haga, Kate lo hace mejor.


Salí con un par de chicas el año pasado, pero ninguna mantuvo mi interés más allá de unas pocas semanas. Es difícil ser feliz con una chica cuando estás constantemente comparándola con otra persona. No es justo para ella, y no es saludable para mí. Tal vez será diferente algún día… tal vez. Me pongo un par de pantalones cortos y me peino con los dedos el pelo húmedo. Probablemente debería cortarme el pelo, pero no he tenido tiempo y realmente no me importa. —¡Beau! —Escucho gritar a Rachel desde el pasillo—. Es posible que desees darte prisa. —¿Por qué? —grito de vuelta, abriendo un poco la puerta. Tan pronto como entra en la visión, veo la sonrisa destacando en su cara. Ella es hermosa, pero también es la chica de mi compañero de cuarto, Cory. E incluso si no lo fuera, ella no es Kate. —Es Kate —dice Rachel, sorprendiéndome. —¿Qué pasa con ella? —pregunto, de repente me siento tan frenético que empujo la puerta abierta y camino hacia ella. Solo al escuchar el nombre de Kate recibo un bombeo de adrenalina. —Ella está aquí… quiero decir, ella estaba aquí. —¿Cuándo? —pregunto, de pie delante de ella. Miro la sonrisa caer de su cara, ella sabe que estoy siendo más que serio. —Hace solo un minuto. Apuesto a que si corres, puedes alcanzarla. Sin responder, corro a la puerta de nuestro apartamento y al final del pasillo. No me importa que mi piel todavía esté húmeda, remojando a través de mis pantalones cortos, o que tenga agua en el pelo. Kate no vendría aquí si no tuviese una buena razón. Todo lo que hace esa chica es con un propósito, aunque no siempre puedo averiguarlo. No la he visto desde el día que me contó su secreto. Escuchar lo que le pasó a ella la noche que no estaba allí para protegerla de todo, me mató. Cuando amas a alguien, quieres estar allí. Si yo hubiera estado, no habría ocurrido. Asumo la responsabilidad por ello. Tan pronto como abro la puerta camino hacia afuera, la veo de espaldas a mí. Sus hombros están hundidos un poco hacia delante, y ella no está caminando muy rápido. Es difícil mantener una mente clara mientras la observo. Si alguien me hubiera dicho cuando me desperté esta mañana que Kate Alexander iba a venir aquí, no lo habría creído. Al llegar a la siguiente acera, no puedo esperar más, así que empiezo a correr hacia ella. —¡Kate! ¡Espera! —le grito, deteniéndola en su lugar.


Ella no se gira, y me asusta la mierda fuera de mí. ¿Por qué viene aquí y me deja incluso antes de hablarme? Cuando por fin la alcanzo, quiero tocarla para asegurarme de que esto no es un sueño, pero algo dentro de mí me detiene. —Mírame —le susurro, dando un paso tan cerca que puedo sentir el calor que viene de su espalda. —No puedo. Necesito irme —dice ella. Su voz es débil, y puedo decir que está a punto de llorar. No me gusta cuando se pone así. La he visto de esta manera con demasiada frecuencia durante los últimos dos años, y no hay nada que pueda hacer para no verla nunca así de nuevo. Envuelvo mi brazo alrededor de ella y aprieto mi mano en se estómago, en un intento de consolarla y tal vez evitar que se vaya. —¿Por qué viniste si no te vas a quedar? —pregunto, mis labios a pocos centímetros de su oreja. —Beau, por favor. —Ella llora, apoyando su cabeza contra mi hombro. —Háblame —exijo, acercándola aún más. El silencio entre nosotros irradia durante demasiado tiempo antes de que empiece a hablar de nuevo. —Me inscribí en algunas clases. —¿Por qué lloras? —pregunto, caminando a su alrededor para conseguir una mirada de sus hermosos ojos verdes. El agua se desliza por mi frente y en mis ojos, pero en este momento ella es la que importa. Ella importa. Su boca se abre y se cierra un par de veces antes de que oiga algo. —Vine por ti. Es algo que he estado esperando escuchar por un tiempo muy largo. Algo que quería oír antes de que probablemente incluso sabía que quería oírlo. —Entonces, ¿por qué no te quedas? Las lágrimas ruedan por sus mejillas, y me mira cuando las enjuaga con el dorso de su mano. Quiero tomarla en mis brazos, pero primero tengo que saber lo que está pasando en esa cabeza suya. —Cuando tu novia abrió la puerta, me di cuenta de que era demasiado tarde. Yo no necesito escucharte decirlo. Mierda. Rachel. Ella está fuera de eso. Pero supongo que probablemente pensaría lo mismo si algún individuo responde a la puerta de Kate. Pongo mi dedo debajo de la barbilla para llamar su atención.


—Abre los ojos. Sus ojos permanecen cerrados y no puedo aguantar más, me está volviendo loco. —Kate, solo voy a pedírtelo una vez más. Ábrelos. Abre tus ojos. Por favor. Poco a poco los abre, haciendo que la esquina de su boca suba. Perdí mucho tiempo con ella por lo que hizo Drew. No voy a dejar que tome un momento más. Me di cuenta, después de verla con Asher, que me había acercado por el camino equivocado. La empujé cuando lo que realmente necesitaba era a alguien para tomar su mano. Verlos juntos casi me arruinó, pero él la salvó cuando yo no podía. No lo puedo odiarlo después de eso. Mis labios están tan cerca de ella, puedo besarla si quiero. Dios, lo quiero. —Lo entiendes todo mal, hermosa. —¿Qué? —pregunta, frunciendo el ceño. —Rachel es la novia de mi compañero de cuarto —le contesto, incapaz de mantener mi sonrisa ensanchándose. Ella niega con la cabeza, pareciendo contemplar mis palabras. —No lo entiendo. Ella me miraba como… —Ella te estaba mirando porque sabe que eres mi Kate. Todo el mundo en ese apartamento, o que haya estado en ese apartamento, sabe quién eres. —Ella no es… —No —le digo, sacudiendo la cabeza lentamente y tomando su rostro entre mis manos—. He estado esperando por ti. Rozo mis labios contra los suyos, la sensación de calor en mi pecho. Cuando me retiro hacia atrás, corro el pulgar por su labio inferior, sintiendo su aliento en mi piel. —Estoy aquí —susurra, apoyándose en mi tacto. —Eso es bueno porque no puedo esperar más —le digo, la levanto entre mis brazos. Aprieto los labios contra los de ella otra vez, dejando que permanezcan un poco más esta vez. He estado esperando por esto. He estado esperando tenerla en mis brazos. He estado esperando para tener sus bellos ojos verdes mirándome. He estado esperando a que esta chica sea mía. —¿Cuánto tiempo vas a estar aquí? —pregunto, sintiendo un poco de esperanza de que podría llegar a pasar el día con ella. Su sonrisa es la más brillante que he visto en mucho tiempo, ya que atrapa su labio inferior entre sus dientes.


—¿Cuánto tiempo quieres que me quede? Tomo sus manos en las mías, pasando mi pulgar sobre sus nudillos. —¿Puedes quedarte conmigo hoy? Puedo mostrarte alrededor, y tal vez podamos ver una película o algo. —¿No oíste ni una palabra de lo que he dicho antes? Voy a la universidad ahora. Creo que mi corazón dejó de latir durante unos segundos. Ella no va a querer saber las consecuencias si está jugando conmigo; mis emociones realmente no pueden aguantar más. —¿En serio? —A partir de mañana, soy una estudiante de la Universidad de Iowa. —Ella sonríe nerviosa. —¿Y qué habrías hecho si yo hubiera seguido adelante? —bromeé, presionando unos pocos mechones de su pelo entre los dedos. Su sonrisa se tambalea por un segundo antes de recuperarse. —Supongo que empezaría la universidad soltera. Me concentraría en mis estudios, y tal vez algún día me encontraría con un buen tipo con el que podría pasar mi tiempo. Cubro sus caderas con mis manos y tiro de ella hacia mí otra vez. Sus ojos se bloquean en mis labios mientras me apoyo en ella. —Tienes todo el buen tipo que necesitas justo en frente tuyo. —Esta vez, cuando la beso, me aseguro de que ella sabe que me pertenece y yo le pertenezco a ella. Quiero pasar el resto de mi vida demostrándole que soy el tipo para ella; que siempre lo he sido—. No hay nadie con quien preferiría estar. No la ha habido nunca. —Beau —susurra. Pongo mi dedo sobre sus labios. —Vamos para dentro. Puedo presentarte formalmente a Rachel, y tal vez Cory estará de vuelta pronto. Ella sonríe mientras pone su mano en la mía. Me desperté esta mañana decidido a seguir adelante con mi vida, y ahora tengo lo que he querido todo el tiempo. Todavía hay algunas cosas con las que tenemos que trabajar, pero estoy contento de estar solo con ella de este modo por ahora. Es surrealista, de verdad. —¿Vas a decirme acerca de tus compañeros antes de entrar? —me pregunta cuando subimos las escaleras a mi piso.


—Cory es un tipo genial. Creo que su padre es el alcalde de su ciudad natal o algo así. Nunca lo sabría, sin embargo; el tipo vive de fiesta cada día como si fuera la última. —¿Qué pasa con Rachel? —pregunta. —Rachel no es técnicamente mi compañera de cuarto. —Lo sé, pero ¿cómo es ella? —Ella es franca. Creo que se puede decir que es la versión femenina de Cory, pero no disfruta de la fiesta mucho. Ella pasa mucho tiempo cuidando de él. — Por el rabillo del ojo, veo la mirada burlona en la cara de Kate—. Ellos se conocen desde que eran niños y fueron a citas durante toda la secundaria. Algo así como nosotros, menos la parte de citas. —Oh —dice ella, con los labios separados. —Mira, eso no quiere decir nada. Es solo que se conocen desde hace mucho tiempo. Y no te preocupes, sé que Rachel va a amarte. Kate toma una respiración profunda mientras abro la puerta de mi apartamento. No me sorprende que Rachel esté sentada en el sofá con una revista de celebridades en su regazo. —Oye —dice ella, lanzando la revista vieja sobre la mesa de café—. La encontraste. Envuelvo mi brazo alrededor de los hombros de Kate. —Podría encontrar a esta chica en cualquier lugar. —Siento lo de antes. Pensé que eras otra persona —dice Kate, saliendo de mi agarre, caminando hacia donde está Rachel—. Soy Kate. Rachel extiende su mano, una sonrisa genuina aparece en su rostro. —Soy Rachel. Y lo siento. Si una extraña chica abriera la puerta de Cory cuando fuera a verlo, probablemente reaccionaría de la misma manera. —Algunas chicas pueden conseguir ponerte un poco loca. —Sí, pero no tan locas como se ponen los chicos. Recuerdo un día en la escuela secundaria, mi amigo Zander me dio un viaje a casa después de clase y Cory resultó estar sentado en mi entrada. Él completamente alucinó y le hizo una abolladura en el capó a Zander. Las dos empiezan a reír, y todo lo que puedo hacer es estar de vuelta con los brazos cruzados sobre el pecho y sacudir la cabeza. No hay mucho que decir. Si no tuviera un montón de auto-control, le habría golpeado culo a Asher cuando lo vi con Kate.


—Kate, ¿podemos ir a hablar por un rato? —pregunto, poniendo fin a su momento de unión. —Ustedes no tienen que hacer eso. Puedo irme. No sé cuándo volverá Cory de todos modos —dice Rachel, agarrando su bolso de la silla. —No tienes que irte. —No es un gran problema. Tengo un par de cosas que tengo que hacer. Kate, fue agradable conocerte. Debemos reunirnos pronto y hablar —dice ella, sonriendo hacia mí. —Me gustaría eso. —Kate dice adiós con la mano cuando Rachel se va. Los dos esperamos a que se cierre la puerta, y luego envuelvo mis brazos alrededor de su cintura delgada y tiro de sus labios en los míos. Ella es mi adicción y he sido privado de ella durante demasiado tiempo. Es como si estuviera teniendo un sueño, y cuando ella se queja, sé que he ido al cielo. Es la cosa más atractiva que he oído en mi vida. Estoy completamente perdido en el momento en que ella se tira hacia atrás y dice: —Pensé que íbamos a hablar. —¿Estás planeando irte dentro de poco? —No —dice ella, mirándome a los labios. —Entonces podemos hablar más tarde. —Meto la cabeza en su cuello y paso mi lengua por su piel sensible. Puedo escuchar su respiración más dura a medida que hago círculos pequeños y deliberados—. Es decir, si no quieres que me detenga —digo, tirando hacia atrás para obtener una mejor visión de su expresión facial. —Más tarde, está muy bien. —Bueno. ¿Dónde estaba? —Ella inclina la cabeza y señala el punto debajo de su oreja.


Capítulo 2 Una semana más tarde – Septiembre de 2012

KATE He estado en la universidad por exactamente una semana, y ha sido mejor de lo que esperaba. Estoy ajustándome a estar con gente de mi edad otra vez y he hecho más amigos esta semana que los que hice en los últimos años. Rachel ha sido genial, saliendo conmigo un par de veces mientras los chicos todavía estaban en clase. Me costó un poco al principio; honestamente no podía recordar de lo que solía hablar cuando tenía amigas, había pasado demasiado tiempo. Beau y Cory terminaron siendo nuestros temas favoritos. Conocí a mi compañera de habitación la primera noche, cuando volví de la de Beau. Su nombre es Emery, y ella viene de una ciudad pequeña como Carrington. Nos llevamos muy bien, pero ella no es la persona más fácil de conocer. Hasta ahora sé que es una perfeccionista que ama a estudiar. —¿Quieres caminar a clase conmigo? —me pregunta Emery mientras camina dentro de nuestra habitación desde el cuarto de baño. —Sí, dame un segundo —le digo, tirando mis libros en mi bolso. Contemplando nuestro cuarto ecléctico, busco mis chancletas. Tan pronto como nos trajimos todas nuestras cosas, me di cuenta de que nuestros estilos de decoración no podían ser más diferentes. Mi lado de la habitación está decorado en tonos de azul y verde, la intención es calmarme cuando estoy estresada o cuando las cosas se salen demasiado de control. Emery está embarrada en rosa y negro, muy atrevido para una chica que parece preferir volar bajo el radar. Las dos paredes mías estaban decoradas y cubiertas con carteles de Lifehouse, mientras que las de ella tienen un par de tablones cubiertos de fotos de la familia, así como dos retratos en blanco y negro de la ciudad de Nueva York. Cuando le había preguntado al respecto, dijo que era parte de su sueño de vivir allí. En algún lugar que pudiera mezclarse sin que nadie sepa sus asuntos y vivir la vida bajo las reglas que ha creado para sí misma. Aunque tengo muy pocas piezas de mobiliario de mi lado, el suyo está lleno por un escritorio, una estantería y un armario grande. Aunque en cierto modo lo entiendo, porque ella pasa todo su tiempo libre con su nariz enterrada en un libro. La forma de vestir, sin embargo, es tan similar que el segundo día tuvimos que establecer una regla de no dejar ropa en el suelo o en los pomos de las puertas; porque era demasiado difícil averiguar qué pertenecía a quién. Ambas somos


adictas a los pantalones jeans, pantalones jeans cotos, y maxi faldas largas, y por desgracia, creo que fuimos a las mismas tiendas. —Vamos a tener un grupo de estudio de biología esta noche. ¿Quieres venir? — me pregunta sentada en el borde de la cama. No solo nos llevamos bien, también estamos en una gran cantidad de las mismas clases, porque como vimos después, los dos estamos en la especialización de psicología. —Tal vez. Tengo que comprobar con Beau primero para ver si tiene algún plan. —Me deslizo la bolsa sobre los hombros y camino en mis chancletas. —Vosotros dos pasáis demasiado tiempo juntos. ¿Alguna vez solo quieres hacer algo por tu cuenta? ¿Cuándo tienes tiempo para estudiar? —me pregunta mientras rasga virutas de esmalte de uñas de su dedo. Es un hábito que me di cuenta el primer día que estuvimos aquí. Me encojo de hombros. —Estamos recuperando el tiempo perdido. Es difícil de explicar, pero en este momento necesito todo el tiempo con él que pueda conseguir. Y no te preocupes por mi tiempo de estudio. Tengo un montón de ese cuando estoy con Beau. Ella levanta la vista de sus uñas y sonríe. —Lo que sea. Creo que si Beau fuera mi novio, yo quisiera pasar cada minuto que pueda con él, también. —¿Alguna vez tuviste un novio serio, Emery? Nunca he visto desaparecer una sonrisa de la cara de alguien tan rápido como la suya. —Hablemos de otra cosa. —Lo siento. No quería entrometerme —digo suavemente, tratando de alejar la nube oscura que se ha formado de repente en la habitación. Hay mucho que Emery no sabe de mí, una gran cantidad que probablemente nunca sabrá. Yo no voy a ser una hipócrita y obligarla a decirme sus secretos. —Está bien. Tal vez algún día podamos hablar de ello, pero no hoy. —¿Estás lista para irnos? —pregunto, en un esfuerzo para alejarme del objeto de nuestro pasado. —Sí, vamos a salir de aquí. —Ella se levanta de la cama y tira su pelo largo sobre sus hombros. Me pregunto si se da cuenta de lo bonita que es con los ojos marrones, cabello moreno, y piel oliva. A medida que hacemos nuestro camino a través del campus, ella habla de lo que está haciendo en su trabajo de Biología que hay que entregar la próxima semana. No hace mucho fuera de la clase, la biblioteca, y varios grupos de estudio. Casi


me siento mal por ella, porque mientras parece contenida, no se la ve del todo feliz. Ella me recuerda mucho a mí misma hace un año o dos. Incluso invitamos a Emery a comer pizza con Rachel y conmigo ayer; ella me miró como si hubiera escrito idiota en mi frente. Yo he hecho mi meta de este año para ayudarla a salir de su caparazón… como hizo Asher por mí. Puedo decir que va a ser difícil, pero estoy lista para el reto. Cuando llegamos a nuestra clase, tomamos nuestros asientos justo al lado de la otra en la parte delantera de la sala. Esta no es la clase más emocionante, así que me he sentado en la parte delantera porque lo necesito para mantenerme despierta. —¿Van a ir las señoras al partido de mañana? —Dice Drake, el quarterback del equipo de fútbol. Cada vez que tenemos esta clase, se encuentra justo detrás de nosotras. Si él no fuera un idiota, puede que no me importara tanto. —Tenemos mejores cosas que hacer. Como memorizar todos los últimos presidentes en orden de su presidencia —dice Emery, sin molestarse en darse la vuelta y mirarlo. —¿Qué hay de ti? ¿Vas a memorizar los presidentes con el demonio de ojos marrones aquí? —pregunta, señalando a Emery. —Ella va a salir con su súper agradable y muy atractiva novio. —Interviene Emery, volviéndose hacia mí lo suficiente para que pueda verla rodar sus ojos. Drake estrecha su mirada, centrándose en la parte posterior de su cabeza. —Creo que ella puede responder por sí misma. —Basta —interrumpo—. No sé por qué os molestáis en hablar el uno al otro. —Si el profesor Monroe no nos hubiera asignado a trabajar juntos en un proyecto, no lo haría —responde Emery, mirando por encima de mí. Sentada en silencio, observo a Drake inclinarse hacia delante en su silla para que su boca esté a solo un par de pulgadas de la parte posterior del cuello de Emery. —Hablando de ese maldito proyecto, ¿todavía nos reunimos esta noche? Los ojos de Emery se cierran como si estuviera afectada por su proximidad. —No puedo. Tengo grupo de estudio. Él se mueve un poco más cerca. —¿Cuándo no tienes grupo de estudio? —Mañana —responde ella, con los ojos abiertos disparando de nuevo. Ella se da vuelta en la silla y se encuentra cara a cara con el chico de oro de la escuela. —Tengo un juego. —Él no retrocede ni un poco.


—Bueno, entonces va a tener que ser el domingo. —Haz lo que quieras, pero no estaré hasta el mediodía, porque hay una fiesta mañana por la noche —dice. —Sí, si fuera tú odiaría perderme la fiesta. No hay nada como perder una noche emborrachándome. —En serio chicos. La lección está a punto de comenzar. —No lo puedo soportar —dice Emery, dándose la vuelta en su silla. —Veo eso. ¿Puedes terminar esto más tarde? Drake se sienta de nuevo en su asiento. —Te voy a dar una llamada el domingo cuando me levante. —¿Le diste tu número de teléfono? —pregunto a Emery, sorprendida de que ella le diera cualquier información personal. —Por supuesto que lo hizo. —Drake sonríe, haciendo girar el lápiz entre sus dedos. —Dios, lo odio —afirma Emery. —A veces las personas confunden el odio con gustarse —digo, sintiendo un poco la tensión entre ellos. Ella se burla. —¿Alguna vez odiaste a Beau? —No —le digo, sin ni siquiera darle un segundo pensamiento. —Exactamente. **** Tan pronto como Beau abre la puerta de su apartamento, la culpa que siento sobre saltarme el grupo de estudio se ha ido. Casi cedí cuando vi la expresión de decepción en el rostro de Emery cuando le dije que no iba. La atractiva sonrisa en la cara de Beau, sin embargo, desvanece cualquier duda que tengo sobre dónde debería estar esta noche. —¿Cómo está mi chica? —me pregunta, tirando de mí hacia él. El huele tan bien cuando entierro mi cara en su camiseta. —Bien, ¿y tú? —Estoy mejor ahora —dice, ahuecando mi barbilla en su mano para llevar mis labios hacia los suyos—. Mucho mejor ahora. Envuelvo mis brazos alrededor de su firme cintura. —¿Has tenido un mal día?


—Fue horrible. No vi a mi novia hasta hace solo un par de minutos. —Una sonrisa se propaga a través de mi rostro. Esa es la primera vez que me lo dice en voz alta, y me gusta mucho ese sonido—. Me gusta ver esa sonrisa en tu rostro —dice, pasando ligeramente sus dedos a lo largo de mi mandíbula. —Me gusta cuando me llamas tu novia. —He tenido la intención de hablar contigo acerca de eso desde que llegaste aquí la semana pasada —dice antes de pasar rápidamente sus labios sobre los míos. —¿Hablar acerca de qué? —Nosotros. —Agarrando mi mano en la suya, me lleva a su habitación, sin decir una palabra más hasta que su puerta está cerrada—. Creo que ya hemos establecido que hay un nosotros, Kate, pero tengo que aclarar algunas cosas más. Asiento con la cabeza, tomando asiento en el borde de su cama. —¿Estás segura de que estás lista para seguir adelante? No quiero ser tu chico rebote —dice, sentándose a mi lado. Yo sé la respuesta a eso, pero tengo que encontrar la manera correcta de decirlo. —Beau, no te voy a mentir. Yo estaba enamorada de Asher. Siempre lo querré de alguna manera. —Cierra los ojos y pasa los dedos por su pelo—. Pero tienes que saber que yo te he amado durante años. Antes de que todo se viniese abajo, tú eras a quien quería. Creo que una parte de mí todavía te quería después, pero pensé que merecías algo mejor. Beau me agarra la mano y me mira fijamente a los ojos. —Te mereces todo lo que quieras. —Ahora lo sé. Yo no podía ver a través de la niebla en aquel entonces, pero todo es más claro ahora. —Nunca voy a dejarte ir, y vamos a hacer esto bien. No voy a acelerarme mi último y mejor conjunto de primeras veces. He esperado malditamente demasiado tiempo esto para meter la pata ahora. —Él se encuentra de nuevo en la cama y me tira hacia abajo con él, así que estamos cara a cara—. Me gusta esto. Esta es la última vez que vas a estar en la cama con un chico por primera vez. —No estoy corriendo, Beau. Voy a jugar con tus reglas porque tú has jugado con las mías durante tanto tiempo, pero estoy lista. Quiero tener todas mis últimas primeras veces contigo —admito, cepillando su pelo de su frente. Él sonríe por primera vez desde que entramos en su habitación. —Solo para que conste, yo también hubiera sido tu chico rebote. Simplemente no te habría dejado ir porque eres mi chica para siempre. Al acercarse, presiono mi frente contra la suya.


—¿Es por eso que no tuvimos esta conversación la primera noche que estuve aquí? —No, no la tuvimos entonces porque yo estaba haciendo esto —dice antes de tirar de mi labio inferior entre los dientes. Él lo hace con la fuerza suficiente para dar placer pero sin dolor. Esto me hace preguntarme qué más puede hacer—. Y no he querido parar desde entonces —dice, retirándose. Me besa una y otra vez, y otra vez. Cuando ha terminado, tengo mi lengua en sus labios, saboreando su pasta de dientes con gusto a menta. —Tengo una idea. ¿Por qué no nos preguntamos solo esa pregunta cada día hasta que sintamos que todos los esqueletos están fuera del armario? Hice algo similar con Asher, y realmente ayudó. Él mira hacia otro lado lejos de mí por primera vez desde que nos acostamos. —Kate… —Siempre va a ser una parte de mí, Beau. Va a haber momentos en los que diga su nombre. —¿Crees que no lo sé? —¿Entonces qué es? —Saberlo no lo hace más fácil. Sé que probablemente tiene una gran cantidad de tus primeras veces, y eso me come por dentro —dice, mirándome a los ojos de nuevo—. ¿Has tenido relaciones sexuales con él? —¿En serio? Él asiente con la cabeza, manteniendo su enfoque en mí. —Esta es la pregunta del día —digo, girando mi pulsera en mi mano—. Sí. Se pasa la mano por la cara y toma una respiración profunda. —¿Beau? —¿Qué? —Tú has tenido relaciones sexuales con otras chicas, ¿verdad? ¿Cuál es la diferencia? —pregunto, sintiéndome molesta con la rutina de macho territorial. Solo se me queda mirando, pero no me hace falta su confirmación, porque ya sé la respuesta. —Exactamente —digo, cuando se incorpora. Cuando me pongo de pie, me agarra la mano y me tira hacia atrás a su lado. —La única razón por la que lo hice fue porque no podía tenerte. —No hay nada que pueda hacer para cambiar eso ahora. Lo hecho, hecho está, y honestamente, no me arrepiento de ello. No puedo arrepentirme. Ambos


necesitamos aceptar que nuestro pasado es nuestro pasado, y la única forma en que vamos hacia el futuro es juntos. Los ojos de Beau miran hacia el techo y luego a mí. —No creo que alguna vez me guste. —No tiene por qué —susurro—. Solo hay que aceptarlo. —Voy a trabajar en ello —dice, peinando sus dedos por su pelo. —¿Así que estamos bien? —Estamos bien —responde, con su mano en la parte trasera de mi cuello para acercarme más—. Voy a ser el último hombre con el que hagas esto. Para siempre. —Besa lentamente a lo largo de mi mandíbula hasta llegar a mis labios. Cuando él me da el suficiente espacio para recuperar el aliento, digo: —Dios, espero que sí.


Capítulo 3 A la mañana siguiente – Septiembre de 2012

BEAU Cada mañana cuando me despierto, me tengo que convencer a mí mismo que no estoy viviendo en un sueño. Kate duerme en la misma ciudad, y ella es mía – verdaderamente mía– de la manera que he querido durante años. Esta es nuestra oportunidad de empezar de nuevo y tener algo que ambos hemos querido. Quiero ser el tipo al que se dirige cuando quiere darse por vencida. Quiero ser lo último en lo que piense antes de irse a la cama, y lo primero en lo que piense cuando se despierte. Quiero ser todo lo que necesita. Hoy voy a sorprenderla al traerle el desayuno. Nunca he hecho algo como esto, pero Kate me inspira. Esta es mi forma de mostrarle lo mucho que significa para mí, dejándole saber que estoy pensando en ella. Llamo a su puerta una vez, esperando a que se abra. Cuando finalmente lo hace, una bola de fuego de cabello oscuro me recibe. Oh, eres tú. Hola, Emery digo, apoyándome en la columna de la puerta. ¿Qué haces aquí tan temprano? pregunta, cruzando los brazos sobre su pecho. Sonriendo, sostengo la bolsa de panadería. Traje el desayuno a Kate. Por supuesto que sí. dice Emery, dando un paso fuera de mi camino. No creo que Emery y yo alguna vez empezáramos con el pie derecho, pero estoy tratando de hacer que funcione porque ella es la compañera de habitación de Kate. Te traje algo, también, sí tienes hambre. Tengo que ir a la biblioteca, pero los veo luego chicos. dice ella, echando su mochila por encima del hombro. La chica no hace nada, además de estudiar, ir a


clase, y luego estudiar un poco más… probablemente por ese motivo no encajamos bien. Me gusta tener un lado divertido con mi educación universitaria. ¡Adiós, Kate! Grita por encima del hombro mientras hace su camino fuera de la habitación. Kate gime en respuesta, levantando la cabeza de la almohada. Su pelo es una maraña, y te juro que solo la hace incluso más atractiva que cuando está arreglada. Ella me sonríe brevemente antes de acomodarse hacia atrás. Buenos días. Buenos días, preciosa. ¿Dormiste bien? Bueno, cuando sueño con mi novio, duermo como un bebé. Dice, moviéndose a un lado de su cama y acariciando el espacio vacío a su lado. Dejo a un lado la bolsa de la panadería, y subo al lado de su cuerpo caliente, tirando la sábana sobre los dos. Moldeo mi cuerpo al de ella, sosteniéndola tan cerca cómo sea posible. ¿Por qué me trajiste el desayuno tan temprano? Pregunta Kate, descansando su pierna desnuda encima de la mía. Podría quedarme así para siempre y ser feliz. Tomando una respiración profunda, intento con todas mis fuerzas centrarme en sus ojos y no en lo que está haciendo con el resto de su cuerpo. Lo siento por ser un imbécil la otra noche. ¿Te estás disculpando, Beau Bennett? Pregunta ella, trazando las líneas de mi cara con las yemas de los dedos. Supongo que sí respondo, presionando un beso en sus labios. Además, he oído que las reconciliaciones son jodidamente increíbles. ¿Puedo hacerte una pregunta? Creo tienes permitido una por hoy. Guiño, haciéndole saber que estoy bien jugando el pequeño juego que propuso anoche. No fue tanto el juego lo que me molestó; fue el hecho de que ella había hecho algo similar con Asher. Pero no puedo pensar en eso porque no estaría aquí en esta cama ahora mismo con su


pierna envuelta alrededor de la mía sí no me quisiera. No estaría tocando su piel suave y mirando sus labios rosas. ¿Cuándo te diste cuenta de que estabas enamorando de mí? Pregunta. Es la forma en que me mira fijamente, mordiéndose el labio inferior que hace que me contenga de responder. Es una visión que podría quedarme mirando para siempre. ¿Recuerdas cuando mi primo, Garrett, vino a quedarse conmigo mientras sus padres estaban en Europa? Creo que fue el verano entre séptimo y octavo grado. Ella asiente y apoya su mejilla en mi pecho, permitiéndome peinar con mis dedos su pelo salvaje. Tú decidiste cortar un par de tus viejos pantalones vaqueros en pantalones cortos. ¿Lo recuerdas? Ella ríe. ¿Te refieres a los que corté un poco demasiado cortos y tal vez un poco desiguales? Esos eran respondo, riendo junto con ella. De todos modos, saliste de tu casa con ellos puestos, mientras Garrett y yo estábamos lanzando el balón en mi patio trasero, y él no podía apartar los ojos de ti. No me di cuenta de por qué estaba tan enojado en ese momento, pero después, tuve tiempo para procesarlo, y decidí que eran celos. ¿Estabas celoso porque Garrett me miraba? Beau, él es el idiota más arrogante que he conocido. Estoy herido. Pensé que el título me pertenecía. Bromeé. Sé exactamente de lo que está hablando. Garrett cree que porque él es de Chicago, es superior a todo el mundo. Nadie le informó que hay una cierta clase de arrogancia que a las mujeres les gusta y otra que no cae bien. Él escogió la jodidamente equivocada. Ella me mira, apoyando su barbilla en la parte superior de la mano que ha presionado en mi pecho. ¿Así que te enamoraste de mí porque Garrett estaba mirando mis piernas? Mirándola, cepillo mi pulgar sobre su labio inferior.


No, me enamoré de ti mucho antes que eso, pero no me di cuenta hasta ese momento. Siempre pensé que te quería porque eras mi amiga, pero, en algún lugar a lo largo del camino, las cosas cambiaron. No quería que él o alguien más te mirase de esa manera. Eso es lo hermoso del amor… es involuntario, y puede suceder cuando menos lo esperamos dice ella, besando mi pulgar. Definitivamente no lo esperaba a los trece años respondo, deslizando la mano desde su cabello a su espalda. De todos modos, se convirtió en mi misión hablar con todos los chicos que te invitaban a salir. No entiendo por qué no me invitaste a salir. Sacudiendo la cabeza, digo: El amor es jodidamente escalofriante cuando eres un adolescente. Tenía miedo de que nos arruinaría permanentemente antes de que incluso iniciáramos la escuela secundaria. Entonces, el último año, sabía que te estaba perdiendo así que te pedí ir al baile… finalmente, estaba listo, pero resultó que esperé demasiado tiempo. Ahora estamos aquí susurra, mientras pone la mejilla hacia abajo en mi pecho. ¿Puedo hacerte una pregunta? Por supuesto responde ella, trazando pequeños círculos en mi estómago. ¿Qué te hizo decidirte a darnos una oportunidad? Tras la muerte de Asher, necesitaba algún tiempo para sanar. Empecé a ver a un terapeuta, y tuve mucho en que pensar. Mientras las piezas de mi corazón se volvían a unir, empecé a pensar en ti más y más. Al principio, me sentí culpable porque pensaba que todavía debería de estar de luto. Su dedo se detiene e inhala una respiración profunda. Todavía estaba luchando una batalla emocional por dentro cuando te fuiste a la universidad, pero pasé las siguientes semanas en una búsqueda espiritual. Quería asegurarme de que te amaba por las razones correctas, ya que ninguno de nosotros podía permitirse otro corazón roto. Con claridad, vi lo fuerte que es nuestro amor, y cada día te quería más y más. Me alegra que estés aquí. Yo también sonríe mientras besa mi pecho.


¿Qué quieres hacer hoy? ¿Quieres ir al partido de fútbol? No, quiero quedarme justo así su voz cansada, y sus ojos cerrándose. Lo que quieras, preciosa.

**** Las últimas semanas han ido tan malditamente bien para Kate y para mí. No ha habido un día en el que no hayamos pasado la noche juntos, comiendo la cena y estudiando. Pasamos todos nuestros fines de semana viendo películas, escuchando música, y solo hablando. He visto su hermoso rostro todos los días. Este es el nosotros que solíamos ser antes de que todo se interpusiera entre nosotros… pero aún mucho mejor. Es en estos momentos como pareja normal donde creo que es mejor que nos llevara tanto tiempo para estar así juntos; nos apreciamos el uno al otro mucho más. Esta noche, ella va a venir a mi apartamento para una pequeña reunión que Cory y yo vamos a tener. Estoy preocupado sobre esto porque Kate y yo hemos estado en una pequeña burbuja perfecta, y no hemos dejado a muchas personas acercarse. Nos han invitado a algunas fiestas en el campus, pero aún no está lista para aquello. Sin embargo, lo entiendo. La última vez que fue a una, terminó siendo una de las peores jodidas noches de su vida. Amigo, pensé que ibas a limpiar este lugar grito, lanzando las llaves sobre la mesa al lado del sofá. Tenía clases esta tarde, y esperaba que Cory tuviera algunas cosas hechas para cuando regresara. Tenemos un montón de tiempo. ¿Por qué no llamamos a las chicas y que vengan a limpiarlo por nosotros? pregunta Cory, alejando su atención de la televisión. Me sorprende que incluso tengas una novia cuando hablas así digo, pasando mis dedos por mi pelo. La forma en que trato a Kate y la forma en que trata Rachel son la noche y el día. Tal vez sea porque han estado juntos mucho más tiempo, pero a veces desearía que tuviera las pelotas para enfrentarse a él. Mírame. Soy un partido, y Rachel lo sabe. No tengo que hacer lo de las flores y los mimos de mierda dice, apoyando los brazos sobre el respaldo del sofá. Ella se va a despertar un día y se dará cuenta de que puede hacerlo mejor chasqueo, limpiando rápidamente las latas de cerveza y refrescos de la


encimera de la cocina. Sé que no tenemos el piso de soltero más desordenado, pero sin duda ha visto días mejores. Escuchando que la televisión se apaga, me asomo por la esquina y diviso a Cory recogiendo latas vacías de la sala de estar. Tal vez la manera de conseguir que limpie es cabrearlo un poco. ¿Cuándo va a estar aquí todo el mundo? El tipo es un par de pulgadas más alto que yo y construido como un nadador, fornido de hombros. Su pelo castaño oscuro se mantiene mucho más corto que el mío, pero coincide con sus ojos. Creo que las chicas lo considerarían con buen aspecto, pero no es mi tipo. Carece de tetas y sentido común. En un par de horas contesto, mojando algunos platos sucios en el fregadero. Él hace su camino por el pasillo hasta su dormitorio. Estupendo. Va a hacer que me haga cargo de todo esto yo mismo. Típico de Cory. Éramos compañeros de cuarto el año pasado en la residencia estudiantil y aunque el chico me saca de mi puto quicio, puede ser genial, también. Tengo que recordármelo cuando se pone así. Un par de horas más tarde, el apartamento está tan limpio como pude conseguirlo, e incluso tengo tiempo para ducharme, ponerme un par de jeans limpios y una camiseta. Cuando suena el timbre, o es Kate o Rachel. Por favor, que sea Kate. Y ahí está, de pie delante de mí en un pequeño vestido negro que alcanza la mitad de su muslo. Esas piernas. Una sonrisa se extiende a través de mí cara mientras la agarro de la muñeca y la tiro hacia mí. Te ves preciosa. Tú tampoco te ves tan mal. Enterrando mi cara en el hueco de su cuello, inhalo su dulce perfume. Espero que ella no espere que mantenga mis manos para mí esta noche, porque eso va a ser imposible. ¿Nadie está aquí todavía? pregunta cuándo finalmente doy un paso atrás. Solo tú, yo y Cory. Rachel debería estar aquí pronto.


Cory elige ese momento para salir de su habitación, se ve como sí hubiera pasado el último par de horas durmiendo. Mientras bosteza, dice: Invité a Drake. Él no tiene nada que hacer esta noche. ¿Drake Chambres? Le pregunta Kate repentinamente. ¿Por qué ella se preocupa por Drake Chambers? Los ojos de Cory la encuentran por primera vez. Maldita sea, Kate, te ves bien, y sí, Drake Chambers. ¿Cómo conoces a Drake? Le pregunto, tratando de mantener mi tono uniforme. Es él mariscal de campo, todo el mundo lo conoce, y tengo una clase con él. Ese no es realmente el problema, sin embargo. Invité a Emery y ella no lo soporta. En realidad, no se soportan el uno al otro. Bueno, creo que la noche se acaba de poner mejor. Cory se ríe, agarrando una cerveza fría de la nevera. Kate se queda a mi lado mientras la gente empieza a llegar. Le prometí que solo invitaría a veinte personas o más para mantenerlo manejable. Ella todavía no lleva bien las multitudes, y esta es mi manera de introducirla suavemente. ¿Cómo estás? Le pregunto al cerrar la puerta después de dejar entrar a más gente. Siempre y cuando te tenga, estoy bien. Ella me sonríe, y me inclino para besar sus labios. ¿Te he dicho lo caliente que luces esta noche? Solo cómo diez veces dice ella, devolviendo mi beso. Nos mezclamos con la multitud, bromeando y pasando un buen rato con las otras parejas que se presentaron. Después de una hora o así, Emery finalmente llega, y Kate desaparece para hablar con ella, seguida por Rachel. Tengo que admitir que es agradable verla pasar un buen rato con sus amigas. Las tres no podían ser más diferentes, pero parece que se llevan muy bien. Estoy de pie junto a la ventana con Cory cuando Drake se acerca con una botella de agua en la mano. ¿Qué sabéis de esa chica Emery? pregunta, sin molestarse de saludar.


Cory se encoge de hombros, pero yo muerdo. Ella es compañera de cuarto de Kate. No sé demasiado sobre ella, excepto que estudia todo el tiempo y no parece que le guste. Bastante caliente la chica nerd añade Cory, llevando su lata de cerveza a sus labios. Ella me vuelve loco dice Drake mientras estamos parados y viéndolas venir hacia nosotros. Por cierto, no le digas que dije eso. Kate está a mi lado, envolviendo su brazo alrededor de mi espalda mientras Rachel hace lo mismo con Cory. El aire es sofocante, lleno de tensión. Voy a matar a Cory por haberlo invitado. Hey, Emery, si necesitas un lugar para descansar tú brazo, me tienes dice Drake, desarrollando una sonrisa maliciosa en su rostro. Voy a mantener mis manos para mí. La oferta sigue en pie toda la noche. Déjame saber si cambias de opinión. Dudoso. Todos estamos charlando alrededor durante unos minutos antes de que desaparecieran Cory y Rachel, seguido por Emery y luego Drake. Sé que Cory tomó a su chica al dormitorio porque tenía esa mirada en sus ojos, pero no tengo ni idea de qué sucedió con los otros dos. Voy a ir al baño dice Kate mientras se pone de puntas para besar mi mejilla. Agarrando su muñeca, la detengo. ¿Estás bien? Estoy bien guiña, y suelto mi agarre. Admiro la forma en que el vestido se ajusta alrededor de su culo mientras ella se aleja. Una de las mejores cosas de Kate es que no tiene ni idea de lo atractiva que es… eso hace que sea mucho mejor. Mientras espero a que regrese, noto que unas cuantas personas más se han ido, dejando un pequeño grupo jugando un juego de beber en la mesa y otro charlando mientras se sientan en la sala de estar. Nuestro apartamento es


pequeño, y realmente se nota cuando lo llenas con cualquier número de personas en él. Cuando Kate no regresa inmediatamente, me dirijo hacia el pasillo para encontrarla. La puerta del baño está todavía cerrada y la luz alumbra por debajo de ella. Toco suavemente. Kate. ¿Sí? Responde, sonando cansada. ¿Puedo entrar? Solo un segundo. Escucho el seguro hacer clic y luego gira lentamente la perilla. Kate se sienta con la espalda apoyada en la bañera, con las piernas dobladas enfrente de ella. ¿Qué haces aquí? Pregunto, sentándome a su lado. Solo estoy cansada y necesitaba un pequeño escape. Me habría escapado contigo. Lo sé dice ella, mordiéndose el labio inferior. ¿Puedo hacer mi pregunta del día? Dispara contesto, envolviendo mis manos alrededor de la suya. ¿Sí pudieras vivir en cualquier parte del mundo, donde sería? La miro con curiosidad. Ella acaba de llegar, estoy esperando que no este pensando en mudarse ya. No es una pregunta que realmente tenga que pensar, sin embargo. El lago. ¿En serio? Su ceja se eleva a medida que ella me mira cómo si fuera alguien que no conoce. Sí, en serio. Tiene muchos recuerdos y se siente como sí tuviera que estar allí. Es mi lugar favorito detrás de donde sea que tú estés. Siempre sabes qué decir. ¿Está ayudando? Pregunto, barriendo un mechón de pelo que caía delante de sus ojos.


Tú sabes que sí susurra. Ahora es mi turno para una pregunta. ¿Por qué no me dices por qué realmente estás sentada en este baño? Ella mira hacia el techo y luego a mí. Tenía miedo, desde que el resto de nuestro grupo se fue, me ibas a pedir que jugáramos cartas o algo así, y no conozco a esa gente. Me estaba poniendo nerviosa. Marco su cara entre mis manos, haciendo difícil para ella mirar a cualquier otro lado menos a mí. Sí alguna vez te pido que hagas algo en el que no te sientes cómoda haciéndolo, solo di que no. Es fácil. Creo que sé eso muy en el fondo, pero no estoy programada de esa manera. Vamos a llegar hasta allí. Creo que me voy a ir a casa. Estoy cansada de estas primeras semanas de clase dice, inclinándose hacia mi toque. Te llevaré. Es tarde y me sentiría mejor. No tienes que hacerlo dice mientras se pone de pie. Quiero hacerlo. Ella asiente con la cabeza, poniendo su pequeña mano en la mía. A medida que hacemos nuestro camino fuera, noto que está lloviendo y me ofrezco a buscar mi camioneta por lo que no tiene que caminar. No pierdo el tiempo para llegar a mi camioneta y ponerla en marcha para recuperar a mi chica. Está completamente oscuro con solo unas pocas farolas que destacan las aceras y estacionamientos. No tengo que esperar mucho tiempo antes de ver los familiares rizos castaños. La sonrisa que ilumina su cara me asegura que ella está bien. Hey, dice mientras salta hacia arriba dentro de mi camioneta. Sin perder ni un segundo, cierro el espacio entre nosotros y agarro su cara entre mis manos. La beso como si no la hubiera visto en meses, uso mi lengua para


presionar a través de la unión de sus labios, saboreándola lentamente. No hay ni un pedazo de su boca que deje sin explorar. Cuando me aparto y descanso mi frente contra la suya, los dos estamos teniendo problemas para controlar nuestras respiraciones. ¿Qué fue eso? Susurra. Su corazón está latiendo tan fuerte que juro que puedo oírlo. Eso fue que te extrañaba digo, besándola una vez más antes de pasar de nuevo al asiento del conductor. Me viste hace apenas dos minutos. Ese fue tiempo suficiente para echarte de menos. Mientras conduzco al dormitorio, la veo tocar sus labios con la punta de sus dedos por el rabillo de mi ojo. Ella me atrapa por cuarta vez mirándola, y sus mejillas se ponen rosas. ¿Qué? pregunta, cruzando sus brazos sobre su pecho. Me gusta ver lo que mis besos te hacen. Si ella piensa que no vi cómo puso los ojos en blanco, mientras vuelve su atención por la ventana del lado del pasajero, se equivoca. Me siento relajado. Esta no es la misma Kate de Carrington.


Capítulo 4 Tres meses más tarde – Diciembre de 2012

KATE He conseguido evitar las fiestas en mis primeros tres meses de universidad, pero ahora el semestre ha terminado, parece que no voy a ser capaz de evitarlo por mucho más tiempo. He recorrido un largo camino, y este es otro paso hacia la normalidad. Por encima de todo, creo que estoy lista para hacerlo. Cada fin de semana hay grandes fiestas dentro y fuera del campus, y creo que es seguro decir que Cory y Rachel no se han perdido ni una sola. Nos pedían que fuéramos con ellos las primeras semanas luego se dieron por vencidos cuando los rechazábamos en todo momento. Esta semana no dejaban de hablar acerca de la gran fiesta de fin de semestre en la fraternidad más grande del campus. Cuando nos pidieron ir, Beau me miró, y yo no podía decir que no. No voy a retenerlo o a mí misma por este asunto de nuevo. Beau parece pensar que asistir a una fiesta de fraternidad es algo que debería de hacer al menos una vez en mi vida. Espero que no esté equivocado; rara vez lo está. Me pongo un par de jeans y un ajustado jersey de cuello alto negro antes de pasar algún tiempo añadiendo algunos rizos sueltos a mi pelo. Para cuando escucho un golpe en la puerta, estoy lista para irme. Incluso puede ser que esté un poco emocionada por ello, sí estoy siendo honesta conmigo misma. No he visto a Beau desde esta tarde, y eso es demasiado tiempo para mí. Tan pronto como la puerta está abierta, salto a sus brazos. ¿Me extrañaste? pregunta, sus labios rozando contra mi pelo. Cada vez que no estoy contigo, te extraño. Estoy aquí ahora. Envuelve sus brazos alrededor de mi espalda baja y me tira fuertemente contra su cuerpo. Me derrito contra él, elevo lentamente mis labios por su garganta hasta que llegan a su boca. Sus manos recorren mi espalda mientras arrastra mi labio inferior entre sus dientes. No me besa como si fuera nuestro primer beso o el


último… me besa como si fuera el aire que necesita para respirar. Y cuando lo hace, me hace sentir viva. De la cabeza a los dedos de los pies, lo siento. Sus dedos se enredan en mi pelo mientras su lengua se desliza por mis labios. Estoy tan sumergida en él que no me doy cuenta de que mi espalda está contra la pared. Es lo único que me sostiene porque mis rodillas son demasiado débiles para hacer el trabajo, especialmente cuando recorre sus pulgares sobre la sensible piel debajo de mis oídos. Él sabe lo que me vuelve loca, pero siempre se mueve lentamente. Tal vez tiene miedo de que aún sea frágil, o vaya a correr si se mueve demasiado rápido. Ya no es así. No soy un frágil cristal colgando de una fina cadena. Ahora soy fuerte, quizá más fuerte de lo que era antes. Mis piernas se separan, permitiéndole dar un paso más cerca, y en lugar de sentir miedo, me siento segura. La cantidad de confianza que tengo en él le permite ser mi comodidad y seguridad. También es el chico que puede encender el fuego dentro de mí con un simple toque. De repente se mueve hacia atrás lo suficiente como para romper nuestra conexión, pero se inclina por un beso más suave, más dulce. Me encantaría continuar con esto. Pero no debemos. No esta noche. ¿Beau? ¿Sí? pregunta, pasando su pulgar sobre mi pómulo. Estoy lista. Es decir, cuando estés listo, estoy lista digo en voz baja, tratando de mantener los ojos centrados en él. Vamos a salir de aquí, entonces dice, agarrando mi mano en la suya. Empieza a tirar de mí hacia la puerta, pero lo detengo manteniendo mis pies en su lugar. ¿No vienes? pregunta, mirándome por encima de su hombro. No me refería a que estaba lista para la fiesta. Es decir, estoy lista para la fiesta, pero estaba hablando de ti y de mí haciendo… más. Sus ojos se oscurecen mientras me suelta la mano y viene a pararse enfrente de mí, agarrando mis caderas. No hay nada que quiera más que tener esas piernas tuyas envueltas alrededor de mí toda la noche. Inclina su frente contra la mía. Quiero darte a probar lo


que estarás deseando cuando hagamos el amor por primera vez. La primera vez con la mujer que va a ser mí última, seguro que jodidamente no pasará en está habitación de residencia dice, sonriendo hacia mí. Mis mejillas se calientan mientras una sonrisa se forma en mis labios. No estoy acostumbrada a que nadie me hable así, como Beau lo hace, pero me gusta. Siempre ha cuidado de mí y sé que nuestra primera vez no será diferente. ¿Qué estás pensando? pregunta, pasándose la lengua por su labio superior. En ti. ¿Sí? ¿Qué hay de mí? Su voz es más profunda de lo que era hace tan solo unos segundos. Momentos como estos hacen que sea casi imposible de esperar. No me importa si estamos en una habitación de residencia. Mientras esté con él, va a ser especial. Podríamos estar en cualquier parte, haciendo cualquier cosa, y sería perfecto. No puedo esperar a tener mis piernas envueltas a tu alrededor, susurro, sintiendo mi corazón latiendo en mi pecho. Sus ojos están llenos de lujuria mientras me mira fijamente. Si sigues hablando así, podríamos no salir de esta habitación esta noche dice, tirándome un poco más cerca. Tal vez eso es lo que quiero. Se inclina tan cerca que siento su cálido aliento contra mis labios y justo cuando pienso que va a besarme, se detiene. No tienes idea de lo mucho que quiero, pero no aquí. No quiero estar preocupado de que alguien nos interrumpa porque, bebé, cuando finalmente esté dentro de ti, te cogeré suave y lento susurra en mi oído. Mi corazón da un vuelco… o dos… y antes de que pueda responder, él besa mi mejilla. Vamos dice agarrando mi mano. Lo sigo de cerca detrás suya, mis dedos entrelazados con los suyos. Presto atención a las mujeres mirándolo mientras pasamos, pero no siento un ápice de celos; me siento agradecida. Beau realmente podría tener a cualquier chica que quisiera, pero por alguna razón esperó por mí. Él es lindo, pero es demasiado del


tipo de chico de al lado1 para Calvin Klein, sin embargo lo suficientemente atractivo para dejar a las mujeres salivando. Y él es todo mío. Cuando llegamos a su vieja camioneta, se detiene junto a la puerta del lado del pasajero y la abre para mí. Yo uso el estribo para entrar, pero una vez que alcanzo el cinturón de seguridad, Beau coloca su mano sobre la mía. Si en algún momento de la noche te quieres ir, quiero que me lo digas. Aunque soy más profunda que el océano, sus ojos ven a través de mí. Él ve mi lucha, y me pregunto cómo hubieran sido las cosas si le hubiera contado sobre Drew inmediatamente. Existe el temor de la vergüenza, y desperdicié más de dos años en un temor que no debería haber estado ahí en primer lugar. Y permanece cerca de mí añade, tirando de la hebilla alrededor de mi cintura para sujetarla. Asiento con la cabeza, un nudo formándose en mi estómago. Justo cuando estoy a punto de decirle que he cambiado de opinión sobre ir, dice: Hey, pon esa sonrisa de nuevo en tu cara bonita. Va a haber un montón de gente allí esta noche, y solo quiero asegurarme de que no nos separemos. Quita su mano de la hebilla, rozando sus dedos contra mi pierna mientras está de pie. Después de que cierra la puerta, inclino mi cabeza hacia atrás contra el asiento y cierro mis ojos, tomo algunas respiraciones profundas antes de que se meta en el lado del conductor. El miedo es el peor enemigo de la vida. Yo estaba feliz antes de que Drew me violara. Estaba viviendo mi vida como la mayoría de los adolescentes. Pensé que era invencible; que nada malo iba a pasarme. He conquistado algunos de mis temores, gracias a la ayuda de Asher y continúo hacia adelante, pero ahora tengo miedo de que algo vaya a pasar, causando que todos mis temores vuelvan. Cada día me empujo para ser más fuerte y conseguir atravesar esta noche me dará mayor resistencia. La mano de Beau envuelve la mía.

Boy-next-door: significa un chavo que aparenta ser tímido pero secretamente es un engaño, usualmente rubio con ojos azules. Amado por todas las mujeres del vecindario. 1


¿Qué está pasando en esa cabeza tuya? No quieres saberlo. Quiero saber todo sobre ti dice, apretando mi mano con fuerza. Girando la cabeza, me quedo mirando su silueta. ¿Tienes miedo de algo? Sus ojos se encuentran con los míos brevemente antes de que se centre en la carretera. Supongo que la única cosa que realmente me da miedo es perderte o a alguien cercano a mí. Hay un montón de cosas creo que una persona puede superar, pero ciertas personas en nuestras vidas son irreemplazables. Por eso eres de la manera en que eres. ¿Qué quieres decir con eso? pregunta, mirando en mi dirección de nuevo. Normalmente, eres feliz. contesto. Soy feliz. Soy más feliz que lo creo que alguna vez haya sido dice, frenando en una señal de alto. ¿Eres feliz? Puedo decir por el tono de su voz que estoy empezando a ponerlo en el borde. El miedo impide a la gente hacer cosas que quieren hacer, y cuando no están haciendo lo que quieren hacer, no son tan felices como podrían ser. Por supuesto que estoy hablando a mí misma. Cualquier cosa que quieras hacer… la haré contigo dice, frenando junto a la acera. Estaciona el coche y lo apaga antes de desabrochar rápidamente el cinturón de seguridad. Mi corazón se acelera mientras él se desliza hasta la mitad y utiliza la punta de su dedo para barrer algunas piezas sueltas de pelo de mi frente. ¿Segura que estás bien? pregunta, su cara tan cerca que puedo sentir su cálido aliento en mi mejilla. Creo que solo me perdí en alguna parte de mis pensamientos susurro, inclinándome para besar suavemente sus labios. Tienes que aclarar esa mente tuya de vez en cuando dice contra mis labios. ¿Tal vez deberíamos ir a enfrentar a uno de esos miedos en este momento? Tomando una liberadora respiración profunda, digo: Sí, vamos a hacer esto.


Sonriendo, me giro para abrir la puerta y salgo. Beau se encuentra justo detrás de mí, corriendo el resto del camino hasta la puerta del lado del pasajero. Me sonríe mientras se levanta y besa mi frente. La sonrisa sigue ahí mientras entrelaza nuestros dedos y me lleva a la puerta principal de la fraternidad. Me centro en el ajuste perfecto de su mano en la mía y dejo que todos mis miedos se vayan. Con él, puedo hacer esto. Cuando llegamos a la parte delantera de la casa, hay varias personas de pie fuera de la puerta, hablando y riendo. Nadie se vuelve a mirar en nuestra dirección. Mientras Beau abre la puerta, mi estómago se amarra en nudos de nuevo. No sé qué me golpeó primero, el olor de la cerveza o el ruido, pero envuelvo mi brazo alrededor de Beau para estar cerca. El salón está tan lleno de gente que es casi imposible caminar a través de él. Los muebles más viejos y disparejos limitan la habitación, pero cada sitio está tomado por un grupo de chicos que bromean y pasan un buen rato y otros por parejas que no pueden mantener sus manos lejos uno del otro. Todo lo que quiero hacer es encontrar un lugar un poco menos concurrido para poder relajarme.  ¿Podríamos encontrar a Rachel y Cory? Pregunto, tratando de no sonar demasiado incómoda. Vamos a conseguir una bebida primero. Tiro de su brazo, obligándolo a detenerse. Yo no bebo. Entonces yo tampoco dice, moviéndonos hacia delante de nuevo. Trato de detenerlo para hacerle saber que estoy bien si quiere beber, pero la habitación es demasiado ruidosa para que me oiga. Zigzagueamos nuestro camino hasta la cocina, y abre una larga hielera azul, sacando dos botellas de agua. Mientras me entrega una a mí, un suave gemido viene detrás de nosotros. Miro hacia atrás para ver a Rachel sentada encima del mostrador con Cory parado entre sus piernas, su cabeza enterrada en su cuello. No se siente bien mirar, pero no puedo apartar mis ojos. Cuando por fin abre los ojos, sonríe cuando se da cuenta de que estoy mirando. Lo hicisteis dice ella, sorprendiendo a Cory. Él se da la vuelta, manteniendo su mano en el muslo de Rachel. Siento interrumpir digo con timidez.


Una enorme sonrisa aparece en el rostro de Cory, una señal de que no trama nada más que problemas. Hay un montón de espacio en el mostrador si quieres tomar asiento. Beau se ve un poco tenso. Tal vez deberías ocuparte de ello. Cory advierte Rachel, tirando de la parte posterior de su camiseta. Eres un idiota. Además, tengo más respeto por mi chica que tomarla en la cocina de una casa de fraternidad. Añade Beau en tono molesto. Yo sé que él odia la forma en que Cory trata a Rachel a veces, pero Rachel no parece pensar mucho acerca de ello, entonces lo dejo pasar. Ella definitivamente parece estar divirtiéndose esta noche. Oh, vamos, Beau, no me digas que no hiciste el tonto en un par de estas fiestas el año pasado. Ni siquiera intentes parecer un santo ahora. La mandíbula de Cory trabaja hacia atrás y adelante mientras espera la reacción de Beau. No sé sí cuento para algo en esto, pero odio que Cory sacase el pasado. No quiero pensar en lo que Beau hacía el año pasado, tanto como él no quiere pensar en lo que yo estaba haciendo. La respuesta de Beau es simple. Kate no es una de esas chicas. Correcto dice Cory, obviamente irritado. Bueno, si no vais a acompañarnos, tal vez deberíais iros para que pueda volver con mi chica. Beau y Cory se miran el uno al otro durante unos segundos antes de él ponga su mano en mi espalda y susurre en mi oído: ¿Qué quieres hacer? Me doy cuenta de dos escalones que conducen a la puerta de atrás y empiezo a caminar. Acabamos de entrar, pero mis mejillas se sienten calientes y el aire frío del invierno resolverá rápidamente el problema. ¿A dónde vamos?  pregunta Beau, tirando de mi mano. Afuera. Esta jodidamente frío afuera, bebé se queja, rozando nuestras manos unidas contra mi espalda.


Puedo mantenerte caliente le digo, llevándonos por la puerta trasera. No me pierdo la sonrisa de superioridad en su rostro. Sabía que sería suficiente para convencerlo. Tan pronto como estamos afuera, nos voltea así mi espalda está contra el exterior de ladrillo, y su cuerpo oculta la parte delantera de mí. Para protegerte del viento dice mientras comienza a besarme a lo largo de mi mandíbula. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, necesitando sentir su calor y desesperada por continuar lo que empezamos más temprano. Sus labios continúan calentando mi piel mientras su cuerpo se presiona contra el mío. Cierro mis ojos y muerdo mi labio, ansiosa por sentir sus labios sobre los míos. Finalmente, consigo lo que he estado esperando mientras me paro en las puntas de mis pies y su boca conecta con la mía, calentando mi cuerpo de adentro hacia afuera. ¿Quieres que me detenga? susurra contra mis labios. Niego con la cabeza. No te detengas. Esta es una buena manera de mantener el calor dice justo antes de que sus labios se estrellen sobre los míos de nuevo. Las cosas se calientan rápido esta vez y sus manos se mueven lentamente por la parte posterior de mis muslos para tirarme hacia arriba. Mis piernas se envuelven alrededor de su cintura mientras su lengua se desliza entre mis labios. Cada vez que llega este punto donde las cosas son cada vez más intensas, todo lo que quiero hacer es arrancar su ropa. Tal vez sea porque nos contuvimos por tanto tiempo. Tal vez sea porque Beau es tan intenso. Sea lo que sea, es todo lo que siento ahora. En algún momento, oigo pasos en la nieve, pero no me importa. Estoy demasiado envuelta en Beau y el fuego que está causando dentro de mi cuerpo. ¿Estás tomando mis sobras, Bennett? Todo mi cuerpo se pone rígido. Reconozco esa voz. La reconocería en cualquier parte…


Capítulo 5 Diez segundos más tarde – Diciembre de 2012

BEAU En el segundo en que escucho su voz siento el cuerpo de Kate tensarse contra el mío. Ira irradia a través de mis venas. He querido golpear el culo de Drew contra el suelo desde que Kate me dijo lo que le hizo, pero lo único que me contiene es que no quiero sacar a relucir viejos recuerdos para ella. ¿Y qué carajo está haciendo aquí? ¿En esta fiesta? ¡Drew, puedes darte la vuelta y salir jodidamente de aquí! Le grito, manteniendo mi cuerpo bloqueando a Kate. Ella está apretando la parte delantera de mi abrigo firmemente en sus manos, mientras su cuerpo se sacude contra el mío. ¿Cuál es el problema, Bennett? ¿Estás enojado porque conseguí a Kate antes que tú? Me inclino cerca del oído de Kate. Te voy a bajar. Ve adentro y dile a Cory que lo necesito. Y luego permanece adentro con Rachel. Cuidadosamente la bajo al suelo y doy un paso atrás solo lo suficiente para que tenga espacio para salir. Ella no necesita escuchar cualquier otra cosa que salga de la boca de Drew y definitivamente no necesita ser testigo de lo que voy a hacer con él. Beau, por favor, entra conmigo. Él no vale la pena. Su preocupación es visible en sus ojos. Odio verla así, pero no puedo dejarlo ir; ya lo dejé en paz el tiempo suficiente. Por favor, todo va a estar bien digo en voz baja. Asiente con la cabeza lentamente e indecisamente se aleja de mí, manteniendo su mano en mi abrigo hasta que no puede alcanzarme. Mis manos están en puños mientras espero que ella misma se acerque de forma segura a la casa. Quiero arruinar a este tipo por


todo lo que tomó de ella, por cada vez que la entristecía, y por cada momento que perdí con ella a causa de él. Escucho hablar a Drew al fondo, pero me desconecto hasta que Kate desaparece de mi vista. ¿Hace todo lo que le dices? pregunta. Jodidamente no puedo aguantar más. Cierro unos diez pasos entre nosotros y lo hago retroceder con más rabia que fuerza. ¡Nunca más digas su jodido nombre o hables con ella otra vez! ¡Solo jodidamente mantente lejos de ella! Le grito mientras se tropieza de nuevo. Recupera su equilibrio y viene hacia mí con los brazos levantados. Vas a pagar por eso, Bennett. No lo creo. ¿Crees que puedes tomar algo de alguien cuando no quieren dártelo? Te metiste con la jodida persona equivocada, y estoy a punto de mostrarte cómo se siente el dolor verdadero. Mi puño se acerca y golpea el lado de su cara sin pensarlo demasiado. No me doy cuenta de lo fuerte que lo golpeo hasta que cae al suelo y lleva su mano a un lado de su cara ensangrentada. ¿Es lo que te dijo? ¡Lo deseaba tanto como yo, o ella no hubiera venido a mi habitación! Grita Drew mientras intenta sentarse. Mi temperamento estalla muy dentro de mí otra vez mientras lo empujo hacia atrás al suelo. Sabes exactamente lo que hiciste, maldito estúpido. No siento ninguna culpa, y sin nada que me retenga, me siento a horcajadas sobre su cintura, golpeándolo, un golpe tras otro. Se merece cada golpe que aterriza en su cuerpo y mucho más. ¡Beau, para! Le pegó de nuevo en el lado izquierdo de su cara. ¡Beau! Otro golpe, esta vez en el lado derecho. Escucho mi nombre, pero no puedo parar. Este no es el tipo de persona que soy, pero estoy haciendo una excepción por el imbécil mentiroso debajo de mí.


¡Beau! Escucho de nuevo. Esta vez está más cerca, seguido por dos fuertes manos en mis brazos tirándome hacia atrás. Tienes que parar, hombre, o vas a matarlo. Paro mi puño a medio golpe y miro hacia abajo para ver a Drew inmóvil debajo de mí. Mi pecho jadea arriba y abajo mientras intento recuperar mi cordura. No es fácil, porque es probable que haya suficiente rabia dentro de mí para golpearlo durante horas. Venga. Vamos a levantarte exige Cory mientras está de pie detrás de mí. Siguiendo sus instrucciones, me levanto, tratando de sacudir el dolor de mi mano. No puedo ver muy bien en la oscuridad, pero se siente hinchada y destrozada. Incluso con el dolor en mi mano, daría cualquier cosa para terminar el trabajo. La mierda no merece respirar. ¿Por qué no vas adentro y consigues un poco de hielo? Voy a ver si este tipo necesita un poco de ayuda. Él no se lo merece digo, camino hacia atrás, hacia la casa. Al segundo que me doy la vuelta, veo a Kate de pie bajo la luz de la parte trasera, las lágrimas brillando en sus mejillas. Mira entre el lugar donde Drew yace en el suelo y a mí. Cuando empiezo a caminar hacia ella, ella niega con la cabeza. Es una de las pocas veces que no he sido capaz de leerla, y juro que si ella está enfadada conmigo, voy a perderlo. Si este imbécil fastidia todo lo que acabamos de comenzar a construir de nuevo, realmente voy a terminar lo que empecé. Kate digo mientras me acerco a ella. Se seca los ojos y toma un par de pasos para encontrarme. Justo cuando estoy seguro de que está a punto de gritarme, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. ¿Estás bien? me pregunta en voz baja. Estoy bien susurro contra su cálida mejilla mientras la abrazo cerca. Hay una parte de mí que desea que nunca viniéramos a esta fiesta, pero hay otra parte de mí que siente que todo va a estar bien en el mundo de nuevo porque Drew obtuvo lo que se merecía. Dando un paso atrás, ahueco su rostro entre mis manos, haciendo que sus ojos se enfoquen en mí.


¿Estás bien? Sí dice, levanta sus brazos para recorrer sus dedos por mí pelo. ¿Qué pasó, Beau? Le estaba dando a Drew lo que se merecía contesto. No deberías haber hecho eso. Si está herido, vas a tener un montón de problemas. Echo un vistazo a donde Drew yace haciendo una mueca de dolor en el suelo y luego miro de nuevo a Kate. Vivirá. Además, si reporta esto, tendría que explicar por qué quería patear su culo, y supongo que probablemente no quiere hacer eso. Apoyando su mejilla contra mi pecho, envuelve sus brazos firmemente alrededor de mi cadera otra vez. Vamos, vámonos a casa digo, envolviendo mi brazo alrededor de sus hombros para atraerla más cerca de mí. Este no es el tipo de noche que tenía en mente. Estaba intentando ayudarla a superar otro miedo… quería tanto estar ahí para ella, también. Beau. ¿Sí? Gracias dice, apoyando su cabeza en mi hombro. Escuchar esas palabras hace que el intenso dolor en mi mano valiera la pena. Lo hice por ella. No hay nada que no haría por esta chica. Ayudo a Kate a entrar por el lado del pasajero del coche antes de saltar detrás del volante. Cuando miro hacia ella, tiene su cabeza contra la ventana con los ojos centrados en la oscuridad. Mientras me alejo del bordillo, solo espero que esto no sea un retroceso para ella. Ninguno de nosotros puede permitirse el lujo de volver a la forma que solíamos ser. Me extiendo en el asiento, agarro su mano en la mía para llamar su atención. La forma en que la luz brilla a través de la ventana me permite ver unas pocas lágrimas arrastrarse por su mejilla.


Estaciono el auto y desabrocho rápidamente mi cinturón de seguridad, deslizándome por el asiento. Desabrocho su cinturón de seguridad y la pongo en mi regazo, sosteniéndola tan fuerte como sea posible sin hacerle daño. Vas a estar bien. Estoy aquí, y yo nunca te dejaré ir digo suavemente mientras cepillo mis dedos por su cabello. ¿Alguna vez seré capaz de alejarme de esto? No importa cuan duro lo intente, incluso si Drew no está allí, vive en mis recuerdos. Lo odio, Beau. Solo quiero olvidar llora en la parte frontal de mi chaqueta. Desearía que hubiera una manera de entrar y borrar todos los recuerdos de aquella noche de su mente, pero eso no es posible; no en la realidad, de todos modos. Él no se acercará más a ti de nuevo. Lo prometo. Nos quedamos envueltos así durante minutos mientras la abrazo hasta que su cuerpo deja de temblar. Recuerdo una promesa que le hice hace años. Significa realmente tanto para mí ahora como lo hizo en aquel entonces. Toco el timbre de Kate con la esperanza de que su madre la deje salir a jugar. Me gusta jugar con los chicos del barrio, pero Kate es mi favorita. Siempre tenemos mucho de qué hablar, y le gusta jugar las mismas cosas que a mí, incluso si es una niña. Tan pronto como la puerta se abre, veo la sonrisa desdentada de Kate delante de mí. Por suerte para ella, la mayoría de los niños de segundo grado se ven de la misma manera.

Hey, Beau, ¿qué haces aquí? Me encojo de hombros.

Tengo una hora antes de la cena y quería ver si querías jugar. Un minuto. Voy a preguntarle a mi mamá dice antes de dejarme parado enfrente del porche. Espero pacientemente de espaldas a la puerta. Nuestro barrio es tranquilo, excepto por unos perros ladrando en la calle y un coche que de vez en cuando pasa. Mi mamá siempre dice que debo agradecerle a mi buena estrella que vivimos en una pequeña ciudad o ella no me dejaría salir a jugar. Me alegro de que vivamos en Carrington. Tan pronto como escucho la puerta abrirse, me giro.


Mi madre dijo que podía jugar un ratito. Ella me va a llamar cuando la cena esté lista. Ella sonríe y da un paso afuera con sus tenis de color rosa favoritos. Esas cosas siempre me hacen sonreír, sobre todo cuando está de pie justo al lado de mis tenis negros.

¿Qué quieres hacer? Pregunto, bajando por la acera. ¿Quieres andar en bicicleta? Claro, voy a buscar la mía de mi garaje. Ya regreso dije regresando a mi casa. No me fui por mucho tiempo, pero mientras voy por todo el frente de la casa de nuevo, la veo rodeada de algunos de los otros chicos del barrio. Uno tiene su manillar en sus manos mientras que otro tiene sus piernas envueltas alrededor de la rueda trasera.

¡No toquen mi bicicleta! Oigo su grito. Oh, vamos bobalicona, realmente no piensas que vamos a escucharte, ¿verdad? Es Jacob, el abusador más grande de nuestra escuela. En realidad, no es más inteligente que cualquier otra persona; es solo mucho más grande, y él sabe exactamente cómo utilizar la ventaja de tamaño.

¡Déjala en paz! Le grito, caminando en su dirección. ¿Y qué crees que vas a hacer si no? pregunta Jacob, girando el manillar en su mano. Doy otro paso.

No creo que quieras descubrirlo. Solía jugar con estos chicos casi todos los días, pero cuando empecé a jugar con Kate, me di cuenta de que no era tan emocionante jugar con ellos. Ella es mucho más divertida.

Está bien, vamos a dejarla ir esta vez, pero la próxima vez ella podría no ser tan afortunada. soltaron su bicicleta, dejándola caer al suelo. Los miro desaparecer caminando por la acera mientras recojo la bici de Kate.

¿Estás bien? pregunto, revisando su bicicleta. Sí, voy a estar bien. Siempre te protegeré. le aseguro mientras empiezo a llevar su bicicleta hacia su garaje.

¿Me lo prometes? Prometido.


Me he ocupado de esta chica una y otra vez, pero cuando más me necesitaba, yo no estaba allí. No quiero volver a dejarla fuera de mi vista de nuevo. ¿Te quedarías conmigo esta noche? pregunto, cuando sus lágrimas ceden. Ella se sienta y me mira. Me gustaría poder ver el verde de sus ojos. No lo sé. Probablemente no sería una muy buena compañía esta noche. Vamos. Necesito que me ayudes a cuidar de mi mano digo, flexionando mi mano hinchada entre nosotros. Me estremezco; duele más de lo que pensaba que lo haría. Me sorprendería sí no me he roto nada. La miro morderse el labio inferior. Sí, probablemente voy a dormir mejor si estoy contigo de todos modos. Vas a estar bien digo, colocándole un suave beso en la frente antes de inclinar sus labios hacia los míos. Te amo, Kate. Yo también te amo. Me inclino para besarla, dejando mis labios permanecer sobre los de ella durante un poco más de lo que suelo hacer. Mientras retrocedo, corro mi pulgar por su labio inferior. Vamos a llevarte a la cama entonces. Al menos temporalmente, he sido capaz de tomar un poco de su dolor.


Capítulo 6 Más tarde esa noche – Diciembre de 2012

KATE Oír la voz de Drew Heston me hizo sentir como si alguien hubiese pinchado mis pulmones. No podía respirar. No podía moverme. Era algo que no esperaba, pero estaba mejor preparada para manejar la situación gracias a todas las cosas que Asher me enseñó. Él tomó todo lo que era frágil en mí y puso el fundamento para que creciese y ganase fuerza. Sigo construyéndolo todos los días con Beau allí para ayudarme. Y esta vez, Beau estaba allí para salvarme. Fui a por Cory en el caso de que Drew tratase algo, pero a medida que Rachel y yo esperamos en la cocina, podíamos oír un montón de gritos. Las das corrimos afuera para ver el puño de Beau golpeando en la cara de Drew y la ira que estaba fluyendo de él. Una parte de mí estaba enfadada porque Beau tomase el riesgo de sufrir una lesión solo para devolvérsela a Drew. Otra parte de mí se sentía reivindicada. Había guardado el secreto de lo que Drew me había hecho durante años, y él no tuvo que cargar con cualquiera culpa o arrepentimiento. Pero tal vez Beau fue capaz de golpear alguna en él. Creo que todos tenemos esos momentos en nuestras vidas que definen quiénes somos y lo que seremos. He tenido unos cuantos de ellos. Crecí sin un padre, pero me ajusté a tener una madre que tenía que trabajar todo el tiempo. Sobreviví una violación y la horrible tormenta emocional que siguió. Conocí a mi alma gemela y lo perdí poco después. Cada momento de tristeza, dolor y pesar me trajo nuevas fuerzas. Me gusta pensar que puedo pasar por cualquier cosa ahora. —Estamos aquí, —anuncia Beau mientras apaga su vieja camioneta. No sé dónde estaría sin él. Ha sido lo único constante en mi vida. No importa lo que haga o diga, siempre está ahí para mí.


—Vámonos entonces. Cuando me bajo de la camioneta, el aire frío de la noche me golpea. Todo lo que quiero hacer es ponerme algo de ropa de abrigo y trepar en una buena cama caliente. Será diez veces mejor porque Beau está aquí conmigo. Me agarra la mano en la suya ilesa y me lleva a la puerta principal de su complejo de apartamentos, con cuidado para evitar los parches de hielo que se han formado en la acera. Al abrir la puerta, coloca su mano en mi espalda baja para guiarme. Es obvio que Cory y Rachel no han llegado a casa todavía, porque la vivienda está en una oscuridad total, siendo el único ruido el sonido de la vieja nevera. Por primera vez, me siento un poco nerviosa. He conocido Beau durante quince años, pero esta será la primera vez que me paso toda una noche con él. —¿Quieres que te agarre algo más cómodo para ponerte? —Me pregunta, mirando mis jeans ajustados y jersey de cuello alto negro. —Eso suena como una buena idea, —le contesto, mirando hacia la cocina—. Voy a conseguir un poco de hielo para tu mano. —Gracias, —dice, inclinándose para besar mi frente de nuevo. A medida que desaparece al final del pasillo, abro los cajones para encontrar algo en lo que poner el hielo. Es un verdadero piso de soltero con la mayoría de los armarios y cajones vacíos. —Mira en el congelador, —escucho decir a Beau detrás de mí. Por su voz, puedo decir que está a solo unos pasos detrás de mí. Finjo que no está allí de pie y tomo una toalla que cuelga de la puerta del refrigerador y abro el congelador. Mientras agarro la cubitera, escucho a Beau aclarándose la garganta. —No vas a envolver el hielo en esa toalla, ¿verdad? Miro hacia la toalla, confundida. —¿Hay algo especial acerca de esta toalla? Él ríe. —No, pero preferiría no tener agua fría en todas partes.


Puse mi mano en mi cadera, haciéndole saber que no estoy de humor para ser probado. —¿Beau? —¿Kate? —Él pasa su mano sana alrededor de la cintura con una sonrisa torcida en su rostro. —¿Tienes una bolsa Ziploc o algo? —Todo lo que tenías que hacer era pedirlo, —dice, besando la parte superior de mi cabeza—. El cajón a la izquierda de la nevera. Me suelta, y me consigo un poco de hielo para él mientras vigila cada uno de mis movimientos. Él está tratando de leerme, incluso mientras estoy haciendo la más simple de las tareas. Lo que no sabe es que cuidar de él es mantener todos mis demonios a distancia. —Puse algo de ropa en mi cama para ti, —dice antes de desaparecer por la esquina. Envolviendo la bolsa llena de hielo en la toalla, voy en busca de Beau. Cuando no lo veo en la sala de estar, camino hacia su habitación, encontrándolo sentado en el borde de su cama con su cabeza entre sus manos. Me acerco, pensando que va a mirar hacia arriba mientras me muevo más cerca, pero él permanece quieto. —Beau, —le susurro, poniendo mi mano en su hombro. No mira hacia mí, pero siento su cuerpo temblando. Me agacho frente a él y trato de obtener una visión de su rostro. —Beau. —¿Segura que estás bien? —Me pregunta repentinamente. En su voz puedo oír las lágrimas, y todo en lo que puedo pensar es en limpiarlas. —Estoy bien. Lo prometo. —No sé cómo lo haces. —Hace una pausa, mirando hacia mí por primera vez, con las mejillas manchadas de lágrimas—. He estado luchando con ello desde que me lo dijiste. Me culpo porque debería haber estado allí esa noche. Debería haber hecho más para ayudarte después de esa noche en vez de tratar de empujarte de nuevo a ser como eras antes.


Un millar de clavos se disparan a través de mi corazón. No es su culpa que Drew sea un idiota. No debería sentir ninguna culpa. Él tiene que dejarlo ir para que podamos seguir adelante. —Beau, escúchame. No hay nada que podamos hacer para cambiar el pasado. — Me detengo, tomando su cara entre mis manos—. Todo lo que podemos hacer es seguir adelante. Juntos. Sus manos se envuelven alrededor de mis muñecas mientras me mira a los ojos con una de las expresiones más dolidas que he visto nunca. —¿Recuerdas cuando te dije que pensé que serías mi último amor? Asiento con la cabeza, sin parpadear. —Incluso cuando me alejaba de la cama elástica esa noche, sabía que siempre lo serías, —dice, pasando las manos por mis antebrazos—. Pensé que te había perdido para siempre. A veces me es difícil creer que estás realmente aquí… que eres mía. —Una parte de mí siempre ha sido tuya, —digo honestamente mientras sus manos se mueven hasta mis hombros y van a lo largo de la parte inferior de mi cuello. Me pregunto si él puede sentir lo rápido que mi corazón late mientras roza sus dedos contra mi garganta. Cuando sus manos ahuecan mi cara, cierro los ojos y espero hasta sentir su cálido aliento contra mis labios. Cuando esto ocurre, mi corazón late más rápido, haciéndolo difícil de contener. Quiero que me bese. Quiero besarlo. —Eres hermosa, —respira mientras sus labios ligeramente rozan contra los míos—. Eres la que me hace una mejor persona. Quiero ser el mejor para ti. Él continúa colocando besos suaves como plumas en mis labios, mi barbilla entre su pulgar e índice. Estoy esperando por más; todo mi cuerpo quiere llevar esto al siguiente nivel. Me levanto poco a poco, fuera del alcance de sus labios, y empujo suavemente contra sus hombros hasta que la parte superior de su cuerpo descansa en la cama. Una mirada de asombro aparece en su cara mientras me acuesto a su lado y tiro de su camiseta para pasar mi mano por su estómago tonificado. —Kate…


—Beau, estoy lista y yo quiero esto. Por favor, —le suplico, presionando mis labios en la piel por encima de su abdomen. Jadea. —No sabes lo mucho que quiero esto, pero después de lo que pasó esta noche, no estoy seguro de si es una buena idea. No quiero que lo lamentes. Sustituyo mis labios por la punta de mis dedos y descanso mi cabeza al lado de la suya. —Nunca podría lamentarlo. Nuestros ojos se encuentran mientras gira su cabeza y algo pasa entre nosotros. Espero que él también lo sienta. Mi esperanza se hace añicos en el suelo cuando se levanta de la cama y comienza a caminar hacia la puerta. Me acabo de ofrecer a él, ¿y él solo va a alejarse sin decir ni una palabra? Cerrando los ojos con fuerza, espero oír abrirse la puerta, pero en vez de eso escucho cómo la bloquea. Poco a poco me atrevo a abrirlos de nuevo y verlo de pie junto a mí. Ni siquiera sé si todavía estoy respirando a medida que lo veo observarme. No estoy nerviosa o ansiosa… solo esperando. —Ponte de pie, —exige, usando su dedo índice para llamarme hacia adelante. Hago exactamente lo que me pide, poniéndome de pie tan cerca que mi pecho roza el suyo. —Una vez que empezamos esto, no voy a querer parar. —No quiero que lo hagas, —digo. Él agarra la parte inferior de mi suéter y tira de ella por mi cabeza. Sus dedos rozan mis costados, haciendo que pequeña piel de gallina se forme por todo mi cuerpo. Yo sigo su ejemplo, tirando de su camisa, así estamos piel con piel. Cuando amas a alguien y tomas este paso, trae toda una nueva profundidad a la relación. Puedo sentir a Beau llegar a más y más profundo en mi corazón con cada caricia. Su mano se envuelve alrededor de la parte trasera de mi cuello, e inclina mi cabeza hacia atrás para obtener un mejor acceso.


Mis dedos se enredan en su pelo, tirando de él suavemente hasta que se queja contra mi piel. Sus labios se abren camino hasta mi garganta, deteniéndose cuando finalmente llegan a mis labios. —Kate, —susurra contra ellos antes de sumergir su lengua en mi boca. Sus manos trabajan en el botón de mis jeans mientras continúa besándome. Estoy ansiosa, pero dentro de varios años, todavía quiero recordar estos momentos. Deslizo mis dedos en la pretina de su pantalón, tratando de abrirla mientras me baja los míos por mis piernas. Estoy agradecida de que llevar un juego azul zafiro de ropa interior hoy, porque tan pronto como tengo los pantalones vaqueros de Beau desabrochados, él da un paso atrás para beber mi cuerpo. —¿Cómo llegué a ser tan afortunado? —Se pregunta, agarrando mi cadera fuertemente. —Yo soy la afortunada, —respondo, deslizando sus pantalones vaqueros por sus musculosos muslos. —Eres tan hermosa, —susurra antes de besarme en un hombro mientras que desliza la correa del sujetador del otro. Él cambia de lado, trabajando en la otra correa antes de tirar abajo la copa de un lado para dejar al descubierto mi pecho. Cuando roza la palma de su mano contra mi sensible pezón, cierro los ojos, usando el toque para conectar con él. Eso hace que todo se sienta aún más sorprendente. Mientras su mano expone mi otro pecho, sus labios encuentran los míos de nuevo. Él rueda mis pezones entre sus dedos, y yo reacciono deslizando mi mano por la parte delantera de sus boxers. Cuando agarro su piel cálida y suave, comienzo a moverla lentamente, pero Beau me detiene después de solo dos golpes. —Necesitas parar, o no vamos a llegar a la mejor parte, —dice en contra de mis labios. Presiono mi boca a la suya, diciendo: —Entonces, ¿a qué estás esperando? —Estamos tomando todas nuestras primeras veces lentamente, ¿recuerdas? —Él se extiende su mano entre mi pecho y la arrastra hacia abajo por mi estómago, deslizando dos dedos en mis bragas. Cuando me toca allí, siento como si me estuviera derritiendo en su mano. De la cabeza a los pies, siento el calor corriendo por mis venas. El deseo permitiéndome la libertad de dejarlo ir.


La tensión comienza a construirse en mi núcleo hasta que mis músculos se aprietan alrededor de sus dedos. Juro que es una de las mejores sensaciones que una persona puede experimentar, y cuando finalmente me vuelvo para mirar la cara sonriente de Beau, sé lo mucho que está disfrutándolo, también. Después de bajar de las alturas, me levanta y los dos nos movemos hacia la cama. Él está tumbado encima de mí, y puedo sentirlo presionándose contra mi centro. Sus labios y lengua abriéndose camino por mi cuerpo; mis pechos, mi cuello, mi estómago, y luego mis piernas. Si no está dentro de mí pronto, voy a considerar esto como una forma de tortura. Cuando sus labios se quedan sin espacio para explorar, se levanta y desliza mis bragas por mis piernas, dejándome completamente desnuda. Lo miro en silencio mientras se libera de sus boxers y agarra un condón de su mesita de noche. Se extiende a ambos lados de mis caderas, y me da tiempo para disfrutar de su cuerpo. Cada pulgada de ese cuerpo es hermoso y definido; nunca podría aburrirme con él. —¿Segura? —Me pregunta, inclinándose sobre mi cuerpo. Me incorporo en mis codos y beso la hendidura de su barbilla. —Más que segura, —digo antes de tirar de su labio inferior entre mis dientes. Él se queja, besándome con tal fuerza que mi cabeza cae de nuevo sobre la almohada. Bajando su cuerpo sobre el mío, entra lentamente, sin apartar nunca sus ojos de los míos. Cerrando los ojos, me concentro en cómo se siente tenerlo dentro de mí, llenándome por completo. Si había alguna duda de si estábamos o no destinados a estar juntos, ha sido contestada ahora. No hay nada en este momento que no se sienta correcto. Necesitaba esto. —Abre los ojos, —dice Beau. Hago lo que me pide, y a pesar de que la habitación está oscura, veo el ligero brillo en sus ojos. Tener relaciones sexuales, mientras miras a los ojos de la otra persona es la cosa más honesta que harás alguna vez. Habla de amor y fidelidad, todo lo que sé que siempre tendré con Beau. Ahueco su cara en mis manos, llevando sus labios a los míos. Él continúa empujando lentamente dentro y fuera de mí. La fricción que está creando está


conduciendo poco a poco a mi cuerpo sobre el borde, pero envuelvo mis piernas con fuerza a su alrededor para sentir más. —Dios, bebé. Te sientes tan bien envuelta alrededor de mí, —gruñe, enterrando su cara en mi cuello. Mientras aspira en la carne sensible de la base de mi cuello, mi cuerpo sigue en ascenso, y cuando estoy cerca, cavo mis uñas en su espalda y aprieto mis piernas. —Vente conmigo, —dice Beau, mirándome a los ojos de nuevo. Tan pronto como las palabras salen de su boca, mis músculos se contraen alrededor de él. Trato de mantener mis ojos en él, pero la euforia del momento hace que sea imposible. Tan pronto como mi cuerpo empieza a volver a bajar, Beau acelera sus embestidas, buscando su propia liberación, antes de descansar su cabeza en mi pecho. Nos quedamos acostados en silencio mientras su corazón late contra mi estómago; para mí, es la cosa más bella del mundo. A veces no te das cuenta de lo que tienes hasta que se ha ido. Sé exactamente lo que tengo y lo rápido que todo podría ser alejado de mí. Nunca daré este sentimiento, o este tiempo, con Beau por sentado. Después de rodar sobre su espalda, Beau me tira en sus brazos de forma que mi cabeza descanse sobre su hombro. —Ha sido increíble, —digo suavemente, trazando pequeños círculos sobre su pecho. —Eso era mejor que increíble. ¿Estás lista para más? —Dame unos minutos, —le contesto, levantando mis ojos para ver la sonrisa en su rostro. Él aleja un poco de pelo de mi mejilla antes de besar la parte superior de mi cabeza. —Hay mucho más que quiero mostrarte y hacerte. —Tenemos un montón de tiempo. —Me gusta cómo suena eso, —dice, envolviendo sus dos brazos con fuerza alrededor de mí.


Capítulo 7 Un mes más tarde – Enero de 2013

BEAU Despertar con Kate en mis brazos casi todas las mañanas durante el último mes ha sido irreal. A veces me pregunto si todo es un sueño. Creo que el hecho de que hemos pasado por muchas cosas, y todavía somos capaces de estar juntos así, dice mucho. —Beau, —susurra, moviéndose en mis brazos. —Hmm. —Me estás apretando hasta la muerte. Me muevo hacia atrás, lo que le permite acostarse a mi lado, pero tan pronto como se siente cómoda, ruedo encima de ella, mi pecho, caderas y piernas tocando las suyas. —¿Cómo es esto para aplastarte? —Pregunto, juntando las manos en la parte superior de su cabeza. Por la expresión de su cara, puedo decir que está un poco molesta por mi alegría tan temprano en la mañana. Estar con ella de este modo se siente jodidamente increíble. Además, a pesar de que ella trata de seguir enfadada conmigo, nunca lo está. —Tengo clase esta mañana, —dice, pasando los dedos por mi pelo. Echo un vistazo al reloj. —No hasta dentro de una hora y cuarenta y dos minutos. Se muerde el labio inferior mientras estudia mi cara. —Así que, ¿ahora también te has memorizado mi horario? —Conozco tu horario mejor que el mío. Ella ríe.


—Eso es un poco extraño. —Te voy a mostrar extraño, —digo, apretando mis labios en su cuello mientras mi mano se desliza por debajo de la camiseta que llevaba para dormir. Hemos estado haciendo un montón lo de recuperar el tiempo perdido, y ha sido divertido hacerlo. —Tu piel siempre tiene un sabor tan dulce, —digo mientras mi lengua roza la piel sensible debajo de su oreja. Ella gime, y solo me hace querer aún más. —Beau, —suspira. Sus dedos se arrastran haciendo un camino por mi espalda a medida que continúo burlándome de sus pezones con mis dedos y de su cuello con mi boca. Podría perderme por completo en su cuerpo para siempre. Cambiando mi cuerpo a horcajadas sobre sus piernas, agarra sus manos en las mías y la levanto. —Vamos a sacarte esta camisa. —Su ropa interior y los pantalones cortos le siguen, sin dejar nada entre nosotros. Ahueco la parte posterior de su cuello en mi mano y la beso mientras la tumbo en la cama. Mis labios no dejan ni una sola pulgada de su cuerpo sin tocar antes de entrelazar mis dedos con los de ella y entrar en su hermoso cuerpo en un movimiento fluido. Me quedo inmóvil durante varios segundos, lo que nos permite ajustarnos a la sensación de nuestros cuerpos conectados. Cuando finalmente me muevo, es lento y deliberado, creando un vínculo emocional y físico. Descanso nuestras manos a cada lado de la almohada, enmarcando su rostro. Sé por el aspecto saciado en sus ojos y el sonido de su respiración que está cerca. —Esta es la mejor forma de despertarse —susurro, frotando mi nariz contra su mejilla. Ella gime más fuerte esta vez, y su cuerpo se aprieta a mi alrededor, lo que me lleva a mi propia liberación. Después de que ambos hemos tenido tiempo para volver a relajarnos, me besarla. —¿Todavía tienes que ir a clase? —Sabes que sí, —responde, sonriéndome. —Solo por una vez me gustaría que fueses una pequeña chica mala. Ella ríe.


—Las clases acaban de comenzar. Es demasiado pronto para mostrarles mi niña mala interior. —Sí, lo que sea, —le contesto, guiñándole un ojo. Mis dedos trazan la línea de su brazo mientras nos quedamos acostados. —¿Qué día es hoy? —Pregunta, cortando el silencio. Se contonea libre de mí y dice—: Rengo que irme. —¿Estás bien? —Agarro su mano, pero trata de soltarse. —Solo tengo que ir a clase. Nos vemos más tarde, ¿de acuerdo? Asiento, mirando mientras se pone rápidamente la ropa y me besa en la mejilla. —Nos vemos más tarde, —dice mientras sale de la habitación rápidamente. Algo no se siente bien, pero no puedo comprender qué. Ella me lo dirá más adelante si es importante. **** No he sido capaz de ponerme en contacto con Kate en toda la tarde, y me está preocupando como la mierda. Incluso si está en la biblioteca, ella siempre me escribe de vuelta para decirme que está bien. Esta vez no tengo nada. Incluso fui a la biblioteca yo mismo para ver si podía encontrarla. Revisé las clases que tenía hoy e incluso llamé a Emery y a Rachel. Me dirijo de nuevo a mi apartamento, abriendo la puerta para encontrarme a Cory y Rachel peleando en la cocina. Todavía no entiendo muy bien su relación; tienden a pelear más que a otra cosa. La discusión se detiene tan pronto como echo mis llaves sobre la mesa. —¿La encontraste? —Me pregunta Rachel, caminando hacia mí. Sus hombros caen mientras niego con la cabeza. —¿Dónde diablos podría estar? No va a ningún otro lugar, aparte de aquí, el dormitorio, y las clases. Oh, ¿miraste en la biblioteca? Asiento con la cabeza antes de llevar mis manos sobre mi cara. Me pasé toda la tarde caminando bajo la lluvia mirando en todos los lugares donde sabía que podría haber ido. No es que haya estado desaparecida durante días o algo así, pero no es propio de ella no devolverme las llamadas o los mensajes.


—¿Hay algún al lugar que quieres que vaya? —pregunta Rachel. —No sé, —le contesto con sinceridad. No sé a dónde ir desde aquí. No puedo pensar en ningún lugar más en el que mirar. —¿Ha encontrado su coche? —pregunta Cory mientras se nos une en la sala de estar. —Sí, está en el lugar fuera del dormitorio, donde está normalmente. —¿Intentaste llamar a su madre? Tal vez habló con ella. —Rachel se paseaba delante de mí con las manos en las caderas. —Estoy seguro de que ya lo ha hecho, Rachel. —Cory puede ser un idiota, pero no voy meterme con él en este momento. —Voy a ir a mirar algunas de las tiendas de café alrededor del campus. Te diré si encuentro algo, —dice Rachel, tocando mi hombro tranquilizadoramente. —Gracias, —le digo mientras se dirige hacia la puerta. —¡Espera, Rach! ¿Quieres que vaya contigo? —Grita Cory cuando ella ni siquiera lo reconoce. Ella mira hacia atrás con una expresión triste en su rostro. —No, puedo manejar esto por mi cuenta. Quédate con Beau. Cory parece que quiere decir algo, pero elige no hacerlo. Él solo la mira marchar con las manos metidas en sus bolsillos delanteros. Por lo general ignoro a Cory actuando de la manera en que lo hace, pero hoy quiero meterle algo de sentido y hacerle abrir los ojos a todo lo que tiene frente a él. Sin embargo, me di cuenta de que él nunca la ha perdido y, a veces, con el fin de apreciar plenamente algo, tienes que saber lo que es vivir sin ello. Sentado en el borde de la silla, apoyo mi cabeza en mis manos y trato de limpiar mi cabeza. Reproduzco todo lo que pasó esta mañana y trato de llegar encontrar alguna pista sobre dónde podría estar. Aunque es difícil ver a través de la niebla en mi cabeza, lo que me deja sin nada más que la ansiedad abrumadora. —Amigo, ¿hay algo que pueda hacer por ti? Odio verte así. —Cory está sentado en el sofá mirándome. Llegué al punto en el que solo quiero estar solo para poder intentar pensar. —¿Te importaría mirar en la biblioteca de nuevo?


—¿La biblioteca? —Pregunta, levantando una ceja. —Sí, ¿sabes dónde está? —Por supuesto que sé dónde está, —dice mientras se levanta para agarrar las llaves. —Gracias. Menos de dos minutos después de que salga, mi teléfono empieza a sonar desde la mesa de café. Agarrándolo rápidamente, ni siquiera miro a ver quién es. —¿Kate? —Beau, soy Emery. Solo quería que sepas que Kate acaba de entrar en nuestra habitación, y ella realmente te necesita. ¿Puedes venir? —¿Está bien? —Pregunto frenéticamente mientras agarro las llaves y salgo por la puerta. —Solo ven rápido, está bien. —Su voz está llena de preocupación, y todo lo que puedo pensar es en la forma más rápida de llegar a ella. —¿Está herida? —Pregunto mientras corro por las escaleras. —No lo sé. No lo creo. Solo date prisa, ¿vale? —Voy en camino. No dejes que se vaya, —digo mientras salto en mi camioneta. Tal vez no debería conducir, pero son casi dos millas hacia la escuela, y no puedo darme el lujo de perder ni un minuto. La llamada de Emery me alivió, pero también me volvió loco de nervios. Cuando llego al dormitorio, apenas pongo mi camión en el estacionamiento antes de saltar hacia fuera y hacer una carrera hacia la puerta. Juro que si Drew le hizo algo voy a matarlo esta vez. No me molesto en llamar cuando llego a su puerta. Tan pronto como estoy dentro, mis ojos comienzan a explorar la habitación. Encuentro a Kate sentada en el suelo, de espaldas a mí. Emery aparece a mi lado. —Voy a dejaros solos. Dime si necesitáis algo, ¿de acuerdo? Asiento con la cabeza y articulo un “gracias”.


Mientras ella se marcha, me acerco en silencio hacia Kate, ansioso por ver lo que está haciendo. Su pelo y su ropa están empapadas, y su cuerpo se sacude por la exposición al aire frío de enero. Sentada a su lado en el suelo, noto la caja de zapatos en frente de ella. Hay servilletas metidas en pequeñas bolsas Ziploc esparcidas por todo el suelo, y en sus manos hay una carta. Mi corazón se cae cuando mis ojos finalmente encuentran su cara. Las lágrimas cayendo de sus ojos y su piel con manchas de llorar. —Está lloviendo en enero, —dice ella, sonriendo con tristeza. Echo un vistazo a la carta de nuevo y reconozco la escritura a mano. Eso me golpea. Hace exactamente un año hoy, Asher murió. No sé lo que está pasando por su cabeza en este momento, pero sé que tengo que estar aquí para ella. No hay manera de hacer esto mejor para ella, pero puedo asegurarme de que no es peor de lo que tiene que ser. Deslizo mi dedo bajo de su barbilla para llamar su atención a mis ojos. Ella necesita saber que quiero decir cada palabra que lo que estoy a punto de decir. —Debería haberlo recordado. Lo siento. Ella cierra los ojos con fuerza y luego los abre de nuevo. —Me sentía culpable por ser feliz esta mañana. Él ya no está aquí, y yo estoy aquí contigo. —Kate… —No, déjame terminar. Me sentía culpable hasta que empezó a llover, y entonces recordé todo lo que él me dijo acerca de vivir mi vida. Él querría que estuviese aquí contigo en este momento, —dice mientras limpio una lágrima de su mejilla. Recuerdo la nota que recibí después de su muerte, y mis propias lágrimas comienzan a rebosar en mis ojos. Estamos aquí ahora debido a él. —Es un milagro que entrase en tu vida cuando lo hizo. Ella sacude su cabeza.


—No, no creo en los milagros. Si existieran los milagros, Asher todavía estaría aquí en este momento. Hago una pausa por un momento, tratando de encontrar una manera de consolar a la niña maravillosamente rota delante de mí. Odio verla así. —¿Quieres hablar de él? —¿Qué? —Susurra, mirándome estupefacta. —Tal vez si hablas de él te ayudará. ¿Cuál es la única cosa que nunca olvidarás de él? Ella mira hacia el techo con lágrimas en los ojos de nuevo. —A él le gustaba mojar sus patatas fritas en su helado, —ella llora, moviendo sus ojos de nuevo a mí. Me acerco a ella, y ella cae en mis brazos, su cabeza en mi pecho. Sosteniéndola con fuerza, tengo miedo de dejar que alguna vez se vaya. Después de unos minutos, sus sollozos se debilitan y continúa: —Me llevó al zoológico una vez y me convenció para sostener una serpiente. Tenía una manera de conseguir que yo enfrentase mis miedos antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo. Una vez más, deseo poder haber sido ese chico para ella, pero lo más importante es que ella tiene su vida de nuevo. Si él era capaz de hacer eso, tengo que respetarlo. En cierto modo, él hizo tanto por mí como lo hizo por ella. Acariciando mis dedos por su pelo, le digo: —Los dos le debemos mucho. —Cuando él estaba muy enfermo y hacía demasiado frío para salir a la calle, mi madre salía a comprar esas tortugas de luz que proyectan estrellas en el techo. Él quería tanto verlas, por lo que hice todo lo posible para llevárselas. —Lo que hiciste por él fue una de las razones por las que te amo, —digo en voz baja, levantando su barbilla para mirarla a los ojos una vez más—. Eres cariñosa y considerada… cualquier persona que te conozca lo sabe. Dejando caer mi mano, continúo mirándola a los ojos. Quiero borrar todo el dolor y darle una imagen de la vida perfecta. La vida sería mucho más fácil, pero probablemente no nos apreciaríamos el uno al otro tanto como lo hacemos ahora.


—Me envió una carta poco antes de morir. —Hago una pausa, midiendo su reacción. Sus ojos son más brillantes mientras mira los míos a la espera de que continúe—. Me dijo lo especial que pensaba que eras y me pidió que cuidara de ti. Todo lo que puedo hacer ahora es esperar a que ella responda. Siempre me he preguntado si debería haberle dicho esto antes, pero este parecía el momento adecuado. Además, habría cuidado de ella incluso sin la carta. Para mí, era solo un símbolo de lo mucho que se preocupaba por ella, incluso cuando se estaba muriendo. —¿Piensas que sabía que habría un nosotros? —Pregunta con la voz quebrada. Peino mis dedos por su cabello, tratando de encontrar la cosa perfecta que decir. —Creo que quería que fueses feliz, no importa lo que necesitases o con quién estuvieses, pero yo creo que sabía lo mucho que te amo. —Creo que es probable que tengas razón —susurra, descansando su cabeza en mi pecho. Los dos nos quedamos en silencio durante varios minutos. Conociendo a Kate, ella probablemente está pensando en lo que acabo de decirle; espero que le de tranquilidad, en lugar de más culpa o duda. Quiero decirle que si alguna vez me pasa algo, me gustaría que siguiera adelante, pero no quiero ni poner ese escenario en su cabeza. No quiero pensar en ella teniendo que estar sin mí. —Beau, ¿podemos hacer algo? —Su pregunta me arranca de mis pensamientos internos. —Podemos hacer lo que quieras. —¿Podemos ir a ese pequeño restaurante abajo en la calle? —¿Tienes hambre? —Pregunto. Se pone de pie, agarrando mi mano para ayudarme a levantarme. —No, pero necesito patatas fritas y helado. Envuelvo mis brazos alrededor de ella y la tiro hacia mi cuerpo, besando su cabello húmedo. —Debes ponerte algo de ropa seca en primer lugar. Vas a enfermarte.


—Está bien, —susurra, apretando sus brazos alrededor de mi cintura—. Vuelvo ahora. Voy a usar el baño y limpiarme. —Te espero aquí, —le digo besando la parte superior de su cabeza una vez más antes de que tenga la oportunidad de alejarse. Después de desaparecer de la habitación para ir al baño, me agacho para recoger sus cosas del suelo. La carta es la primera cosa que recojo. Estoy tentado a leerla, pero no lo hago. Qué hay en esa carta que sea de mi incumbencia. Después, empiezo a recoger las servilletas una por una. Me he dado cuenta de que en la esquina de algunas de las bolsitas hay una pequeña etiqueta engomada redonda con una fecha en ella. La primera que recojo dice algo sobre la lasaña de Stouffer, y la fecha es de hace ocho meses. Otro que me llama la atención habla sobre amar de nuevo. Tiene la fecha de cuando Kate se trasladó al campus de Iowa en la parte inferior y el pensamiento de ese día me hace sonreír. El último que recojo dice: Cuando alguien se pone en contacto con tu corazón, dáselo todo. Es la manera más fácil de sentir un amor profundo y significativo. Seguido hay una fecha de hace casi quince años, la cual habría sido justo en el momento en que conocí a Kate. Luego a la derecha por debajo de esa está la fecha Kate en la que llegó a la Universidad de Iowa. Mientras estoy poniendo la última de las notas en la caja, la puerta se abre. —¿Qué haces con eso? —Kate me pregunta, corriendo por la habitación. —Estaba guardándolas para ti, —le respondo, viendo el pánico desapareciendo de su cara. Ella mira a la que tengo en mi mano, y sus ojos se disparan a los míos. —Tú fuiste a la primera persona a la que di mi corazón y al último. —Y doy gracias a Dios todos los días por eso. —Agarrando su mano en la mía, beso cada uno de sus dedos antes de colocar la servilleta en su mano—. Has tenido el mío desde hace mucho tiempo, y nunca he pedido que me lo devuelvas. Es tuyo para siempre. —Esa es una de las razones por las que te amo, Beau Bennett, —dice mientras una sola lágrima rueda por su mejilla—. Tú me amabas cuando te rechacé. Me


amabas cuando estaba perdida. Me amabas cuando ni siquiera sabía si ibas a tener una oportunidad conmigo. Se necesita amor verdadero para hacer eso. Hay algo que he estado muriendo por preguntarle desde el día que volvió a mí. No estoy seguro de por qué incluso me gustaría saberlo, pero lo hago, aunque la respuesta me mate. —Si Asher todavía estuviera aquí, ¿habría tenido alguna vez una oportunidad contigo? Ella me mira con la boca abierta. Deseo que pudiera sentir lo rápido que mi corazón está latiendo en este momento. En cierto modo, estoy preguntándole si ella se decidiría por mí, y es tan jodidamente injusto. —Espera, no respondas a eso. Se supone que debemos estar moviéndonos hacia adelante. Ella me pilla con la guardia baja cuando envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y apoyando su frente en la mía. —¿Alguna vez le has dado mucha importancia a las coincidencias? —Pregunta en voz baja. —No —susurro. —Como, si mi madre no se hubiese decidido mudar a Carrington, nunca habría te conocido. Si no hubiera escogido la casa cal lado de la suya, no hubiéramos estado tan cerca. La vida está trazada por una serie de opciones y coincidencias… los milagros y el destino son producto de la imaginación de un soñador. La miro fijamente, tratando de dibujar las líneas entre sus palabras. Oigo lo que está diciendo, pero no estoy seguro de a dónde va con ello. Y continúa diciendo: —Si Drew no me huviera hecho daño, creo que estaríamos juntos como estamos ahora, pero te aprecio mucho más a causa del viaje que hice para llegar hasta aquí. Si Asher no hubiera sido diagnosticado con cáncer, no habría llegado a Carrington, y nunca lo habría conocido. Fueron nuestras situaciones las que nos unieron, así que respondiendo a tu pregunta, no creo que alguna vez fuese posible que Asher fuese mi para siempre. Ese no era el camino que fue establecido para ninguno de los dos… Honestamente creo que estaba destinada a volver de nuevo a ti. —Hace una pausa, besándome suavemente—. Siempre he estado destinada a estar contigo. —Dejo que sus palabras penetren


en mí y luego envuelvo mis brazos a su alrededor, levantándola para sentarla en mi regazo. Enterrando mi cabeza en su cuello, huelo su dulce perfume. —No podría amarte más de lo que lo hago en este momento. —Sí puedes. Voy a demostrártelo. —¿Cómo vas a hacer eso? —Pregunto, besando su frente. Se muerde su rosado labio inferior, el que siempre me está volviendo loco. —Vas a tener que esperar y ver. Nos sentamos en silencio durante varios minutos, escuchando la lluvia golpeando la ventana. Su cabeza se apoya contra mi pecho mientras froto mis manos arriba y abajo de su espalda. Cuando se sienta, una ligera sonrisa ilumina su cara. Sosteniendo su cara entre mis manos, paso mis pulgares a lo largo de la línea de su mandíbula. —¿Estás bien? Ella asiente con la cabeza. —La lluvia siempre me hace sonreír. Le sonrío de vuelta. —¿Estás lista para conseguir patatas fritas y helado? —Sí —responde con dulzura—, lo estoy.


Capítulo 8 Cuatro meses más tarde – Mayo de 2013

KATE Hace un año, si me hubieras dicho que terminaría mi primer año de universidad, me habría reído. En realidad, probablemente habría llorado porque ese era en el momento en que estaba en mi vida. Hoy, sin embargo, estoy haciendo precisamente eso. Beau está poniendo la última de sus cosas en su camioneta y luego viene aquí a recoger algunas de las mías. Una de las ventajas de tener un apartamento es poder dejar un montón de las cosas grandes atrás. Este segundo semestre ha sido agridulce. Todo va muy bien entre Beau y yo. Por fin pude hacer algunas amigas con las que podía hablar acerca de las cosas, pero luego Emery inesperadamente se fue. Ella había empezado a salir con Drake no mucho después de la fiesta que Beau y Cory hicieron en su apartamento. Habían tenido sus altibajos, pero creo que eso es normal cuando dos personas apasionadas se juntan. Había entrado en nuestra habitación de la residencia un viernes, no mucho después de mi crisis por el aniversario de la muerte de Asher, y la encontré con una maleta. Ella no tenía un viaje planeado del que fuera consciente, y la tristeza en sus ojos me dijo que no había tenido un buen día. Lanzo mi mochila en mi cama y comienzo a desatarme mis zapatillas de tenis. No me di cuenta al principio, pero Emery está tirando ropa en una bolsa de lona y cuando me enfrenta, sus mejillas están cubiertas por manchas de lágrimas. Ella me había dicho que iba a visitar a Drake hoy, y solo puedo imaginar que él es la causa de todo esto. —Oye, ¿cuál es el problema? —Pregunto, cerrando la distancia entre nosotras. Ella se detiene durante unos segundos antes de recoger algo más de ropa. —Tengo que ir a casa este fin de semana. —¿Pasó algo?


—Por supuesto que pasó algo, pero sabía que lo haría. Me advertiste, pero no te hice caso. —Sus hombros se sacuden con sollozos mientras se cubre la cara con las manos. Envolviendo mis brazos alrededor de su cintura le digo: —¿Qué ha hecho? Juro por Dios que si te hizo daño, voy a patearle el culo. —Hizo exactamente lo que me temía que iba a hacer. —Hace una pausa, moviendo la cabeza—. Sabes, nunca se me abrí completamente con mi novio de secundaria, porque sabía que no duraría. Yo iba a ir a la universidad, y él no tenía ningún sueño de salir de nuestra pequeña ciudad. Drake es diferente. Él tiene sueños, y se mantiene honesto. Nunca pensé que sería el que me rompería mi corazón de esta manera. El me mintió. —¿Qué quieres decir? Ella sale de mi agarre y vuelve a tirar más prendas en su bolso. —No quiero hablar de eso ahora. Voy a ir a casa este fin de semana y cuando regrese, hablaremos. —Está bien, —le contesto, dándole un poco de espacio. Odio verla así, pero no me sorprende que Drake lo haya causad. Ellos dos son tan tercos; sabía que su relación no iba a ser fácil. Solo esperaba por su bien que no fuese así. Emery nunca regresó después de ese fin de semana, y cuando finalmente descubrí por qué, me llevó todo lo que tenía no ir detrás de Drake. Él la hirió, y creo que lo sabía porque se dejó la universidad, también. Ambas vidas han cambiado para siempre debido a lo que le pasó a él, lo que le pasó a ella, y a lo que están tratando de hacer frente sin el apoyo del otro. Y ella me hizo guardar un secreto… uno al que no creo que deba aferrarse. Estoy esperando que solucione las cosas pronto, porque no es algo con lo que deba continuar por su cuenta. Tal vez algún día las cosas se resuelvan para ella, y sea capaz de volver a la universidad. Realmente la echo de menos. Mientras recojo una imagen de nosotros tres juntos de hace unos meses, escucho el sonido de mi teléfono en el bolso. Vuelvo a caer sobre la cama y lo agarro, respondiendo rápidamente antes de que vaya al correo de voz. —Hola.


—Hola, preciosa, ¿estás lista para mí? —Es el tono atractivo y profundo que Beau guarda solo para mí. —Siempre estoy lista para ti. Se ríe de mi insinuación, lo que también es realmente atractivo. —Tu primer año de universidad realmente te ha cambiado de mi dulce e inocente Kate a mi pequeña tigresa traviesa. No puedo esperar a ver lo que el próximo año hará contigo. Rodando mis ojos, me doy la vuelta sobre mi espalda. —No sé si vas a ser capaz de manejar lo que el año que viene me haga, Beau. —No te preocupes por mí. Puedo manejar cualquier cosa. —Él no está mintiendo cuando dice que puede. Realmente no hay nada que pueda lanzarle que vaya a ser peor de lo ya ha pasado. —¿Estás de camino aquí? —Pregunto, mirando hacia el techo del dormitorio. Sorprendentemente, esta es la primera vez que le he prestado mucha atención, pero me alegro; es solo un montón de baldosas cuadradas con unos pocas de manchas de agua. —Sí, solo voy a decirle adiós a Cory, y luego voy a estar allí. ¿Necesitas que lleve algo? —Si tienes una caja adicional, podía usarla. —Veré lo que puedo hacer. Nos vemos en un rato —dice. —Vale. Voy a estar acostada en cama pensando en ti, —me burlo corriendo unos mechones de pelo entre mis dedos. Él se queja en el teléfono, lo que me hace sonreír. —Estás en problemas, Kate. Él no espera mi respuesta antes de colgar el teléfono. Estoy muy emocionada de ver a qué tipo de problemas se refiere. Me tumbo en la parte superior de la colcha de color azul marino y miro alrededor de la habitación bien iluminada. Pequeñas piezas de Emery todavía permanecen aquí; ella me permitió dejar unas cuantas fotos que trajo de casa. Son negros y blancos de la ciudad de Nueva York. Ella quiere ir a vivir allí después de acabar


la universidad, y espero que eso sea algo que todavía pueda hacer realidad. Me levanto de la cama y comienzo a tomarlos uno por uno. Un golpe en la puerta detiene mis pensamientos. Mientras la abro, encuentro la cara sonriente de Rachel mirándome. —Hey, pensé que ya te habías ido, —digo, devolviéndole la sonrisa. —Es bueno verte, también, —se burla, caminando más allá de mí. —Eso no es lo que quería decir y lo sabes. —¿Sabes algo de Emery? Intenté llamarla hace unos días, pero no me las ha devuelto todavía. Yo suspiro, recordando la última conversación que tuve con Emery. Su vida se ha vuelto del revés, un giro completo de ciento ochenta grados desde donde ella pensó que iba a estar a principios del año escolar. —Hablé con ella hace un par de días. Supongo que él fue a verla la pasada semana sin avisar, y que no fue bien en absoluto. No tuvo mucho tiempo para hablar porque tenía que ir a trabajar, así que no conseguí toda la historia. Tal vez deberíamos ir a visitarla este verano para animarla. —Estoy dentro. Solo dime cuándo. —Ella se detiene, mirando hacia la cama vacía de Emery—. Si alguna vez veo a ese estúpido de nuevo, voy a matarlo. —Eso es duro, —le digo, pensando en aquel día de enero en el corazón de Emery fue arrancado de su pecho, pisotead, y arrojado contra la pared. Tal vez se lo merece… —No es nada comparado con lo que le hizo a ella. —Ella tiene razón, pero no hay nada que podamos hacer para solucionar los problemas de Emery. La miro mientras echa un vistazo alrededor de la habitación vacía con un toque de tristeza en sus ojos. —Puede sonar tonto, pero realmente te voy a extrañar este verano. Es decir, como, realmente extrañarte. Voy a echarla de menos, también. Rachel es todo lo contrario de lo que esperaba cuando la vi por primera vez. Injustamente la había agrupado con cualquier otra chica de nuestra edad que me hizo mal, pero Rachel siempre está ahí cuando la necesito.


—Hey, puedes venir a visitarme, o puedo ir a visitarte. Y sabes que voy a llamarte por lo menos tres veces al día. —Me gustaría eso. —Su sonrisa vuelve, pero no acaba de llegar a sus ojos. —¿Estás bien? —Siempre parece que todo es perfecto con ella, pero en el fondo, veo su sufrimiento. Ella me estudia por un segundo antes de hablar. —No lo sé. Cory ha estado distante, y sé que volver a casa solo va a agravar nuestros problemas. No hay dónde esconderse en una pequeña ciudad, pero estoy segura de que ya lo sabes. Hace unos meses, lo conté todo. Fue mi manera grabar en piedra nuestra amistad… dejándola entrar a mi vida por completo. —¿Has hablado con él al respecto? Se encoge de hombros. —Es difícil hablar con Cory sobre este tipo de cosas. Él no toma nada demasiado en serio, ¿sabes? —Lo sé, pero si te preocupa mucho, debe intentarlo. —Sí, tal vez tengas razón, pero creo que una parte de mí tiene miedo de lo que dirá. —¿Qué quieres decir? —No lo sé. Tal vez sus sentimientos hacia mí han cambiado. Tal vez está tan asustado como yo de no estar juntos. Él es todo lo que conozco. —¿Crees que estás aferrándote a algo que ya no está ahí? —Escapa de mis labios antes de que tener tiempo de pensar en ello. Rachel es la mejor persona a quien ir a cuando necesito consejo sobre relaciones. Solo deseo que pudiese seguir sus propios consejos. Creo que se está agarrando a lo que solía ser con Cory, y ella merece mucho más que eso. Espero que el verano le dé la oportunidad de volver a evaluarlo, y que pueda empezar de nuevo en el otoño. Me gusta Cory, pero no creo que él sea para Rachel. Ella se merece a alguien que la trate mejor; creo que ella lo ama, pero tiene miedo de que si lo deja ir, nunca va encontrar eso con otra persona.


—¿Os vais a ir a casa juntos? —Pregunto. —Voy a seguirlo. Él debe estar listo para salir pronto, espero. Tirando de ella en un abrazo, le susurro: —Dime si necesitas algo, ¿de acuerdo? Estoy aquí para ti. —Gracias. Quién sabe… tal vez está todo en mi cabeza y pasar algún tiempo juntos este verano lo arreglará. Le aprieto con fuerza, sin responder. Sus problemas no van a desaparecer por su propia cuenta, pero necesita darse cuenta de eso por sí misma. La puerta se abre de repente, y Beau entra. Él no se molesta en llamar nunca. Le di hace unos meses llave, después de que Emery se fuese. Rachel se aleja. —Debería ponerme en marcha. Cory probablemente me está esperando. —Llámame cuando llegues a casa, ¿de acuerdo? —Lo haré. Manejad con cuidado. —Ella camina hacia la puerta, dando la vuelta antes de abrirla—. Cuida de ella, Beau. Él le guiña. —No tienes que preocuparse por Kate cuando está conmigo. Los labios de Rachel se curvan, genuinamente en esta ocasión. —Sí, lo sé. —Se despide con la mano—. Hablamos más tarde. —Adiós, —decimos simultáneamente. Ya se siente como si hubiera perdido una parte de mí misma cuando desaparece de mi vista, pero es solo temporal. Rachel está a solo una llamada telefónica de distancia, y la volveré a ver de nuevo pronto. Algo del peso en el pecho alivia mientras veo la expresión juguetona de Beau. Me dice que está feliz de que estemos solos y las promesas de un poco de diversión que está por venir. —Hey. —Sonrío, esperando a que haga el primer movimiento. Sus ojos hacen todo lo de hablar mientras él camina hacia mí y pone sus manos detrás de mis muslos para levantarme. No tengo más remedio que envolver mis piernas alrededor de su cintura.


—¿Estás lista para tu castigo? —Susurra en mi oído. Su aliento en mi piel hace que el pelo en la parte de atrás de mi cuello se levante. —Sí. He estado esperando durante casi treinta minutos, —digo sin aliento. Él me apoya contra la pared y sumerge su cabeza en mi cuello, pasando su lengua contra mi piel. Una de sus manos se apoya contra la pared mientras que la otra acaricia mi muslo. —Creo que eres la única persona que conozco que se mudaría en un vestido. Me encanta que estés haciendo las cosas tan fáciles para mí. Miro hacia mi vestido de verano de color verde esmeralda y sonrío. —Tal vez lo había planeado de esa manera. —Su lengua se encuentra en mi piel otra vez hasta que su boca está justo debajo de mi oreja. —Entonces vamos a ver si tu pequeño plan funcionó. Asiento con la cabeza, lista para lo que sea. Su longitud se presiona con fuerza contra mí, lo que me hace casi imposible tener autocontrol. Beau y yo lo hicimos suave y dulce por un tiempo hasta que llegamos al punto en el que estábamos más cómodos con nuestra relación sexual. Una noche, pude sentir su macho alfa hirviendo en la superficie, pero siguió frenando. Cuando le pedí que lo dejar ir, estaba indeciso, pero terminó siendo una de las mejores relaciones sexuales que hemos tenido alguna vez. Es todo acerca de lograr un equilibrio. A veces tenemos que sentir las emociones dulces y amorosas que vienen a la superficie cuando nuestros cuerpos se conectan, pero otras veces, solo tenemos que sentir la pasión cruda, sin censura que existe entre nosotros. Mueve mis bragas a un lado y entra lentamente con dos dedos. —Dios, Kate, ya estás mojada. —Estaba húmeda hablando contigo por teléfono, —digo antes de besarlo con fuerza en los labios. No se necesita mucho antes de que sienta mi orgasmo construyéndose, pero antes de que mi cuerpo se suelte completamente, él saca sus dedos de mi cuerpo y se libera de sus pantalones cortos. Lentamente empuja dentro de mí, y después de solo unas pocas embestidas, mi cuerpo le aprieta una y otra vez. Una de las cosas


más difíciles que he tenido que hacer este año es tener sexo en mi dormitorio sin gritar. Él hace que sea casi imposible mientras se mueve dentro y fuera de mí mientras su boca explora cada parte expuesta de mi parte superior del cuerpo. Mi cuerpo comienza a construir de nuevo un orgasmo mientras acelera sus movimientos. Él está cerca, y voy a tratar de aferrarme para que pueda venirme con él. He aprendido a no cerrar los ojos; siempre hacemos esto juntos. —Te sientes tan jodidamente bien, —gruñe en mi oído—. Tan bien, Kate. Me siento venir fuerte y rápido, haciendo que entierre a mi cabeza en su cuello. Beau se viene conmigo, gimiendo mientras su cabeza se apoya contra la pared detrás de mí. Nuestros corazones laten entre nosotros diciendo cosas que las palabras no podrían en este momento. Cuando finalmente se para de nuevo, mirando hacia abajo a mí, sus ojos dicen tanto. —¿Sabes cuánto te amo? —Susurra. Asiento con la cabeza, colocando mi mano en su mejilla. Él envuelve sus dedos alrededor de mi muñeca, deteniendo cualquier movimiento adicional. —No, ¿sabes de verdad lo mucho que te quiero? —Se pregunta. La expresión de su rostro es una que nunca olvidaré. En ese momento lo sé… él no tiene que decir nada más—. Te amo más de lo que amo la vida, porque si no fuera por ti, no habría tanto en ella para mí. Llevando mi mano detrás de su cuello, traigo sus labios a los míos. —Yo te quiero más. —Nunca, —susurra, besándome otra vez hasta que mis labios están hinchados y entumecidos. Creo que es una buena señal cuando la única cosa por la que tenemos que pelearnos es por quién ama más al otro. **** Me muero de ganas de llegar a casa para ver a mi madre. Pensé que iría a casa al menos una vez al mes, pero solo volví en Acción de Gracias, Navidad y las


vacaciones de primavera. Entre mis clases, Beau, y todos los nuevos amigos que había hecho, era difícil encontrar un fin de semana para irme a hurtadillas a casa. Se siente como si hubiésemos estado conduciendo todo el día cuando Beau para en nuestro camino conmigo detrás. Estoy en éxtasis cuando salgo al camino de entrada y veo a mi madre mirando a través de la ventana. Por primera vez en mucho tiempo, esto realmente se siente como en casa. Es un lugar en el que quiero estar, un lugar que se siente relajado y me hace feliz y no triste. Me apresuro a poner mi coche en el estacionamiento y dejar todo atrás para encontrarme con mi madre y con Daniel en la puerta principal. —Te extrañé mucho, —dice mi madre, envolviéndome firmemente en sus brazos. —También te extrañé. —¿Cómo has estado? —Me pregunta Daniel mientras está de pie al lado de mi madre. Mirando por encima del hombro a Beau, sonrío antes de enfrentarme a ella de nuevo. —Genial. ¿Qué tal vosotros? Daniel envuelve su brazo alrededor de los hombros de mi madre. —Las cosas no podrían ir mejor. Mi madre le sonríe y luego me mira. —Será bueno tenerte de vuelta este verano. La Sra. Carter ha estado preguntando por ti. Me río. —La echaba de menos, también. Vas a tener que decirle que estaré allí el lunes. —Ella va a estar contenta de escucharlo. Por cierto, he hablado con los padres de Beau. Todos estamos teniendo una barbacoa en el patio trasero esta noche para daros la bienvenida a casa. —Gracias, mamá, —le digo, tirando de ella en un abrazo—. Voy a ir a hablar con Beau por un minuto. —Está bien, dime cuando estés lista, y vendré a ayudarte. —A medida que desaparecen de nuevo en la casa, camino por las escaleras ya través de la hierba


a la entrada de Beau. Él está de pie con la espalda apoyada contra el lado de su camioneta y sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones cortos de color caqui. Protegiéndome los ojos del sol, veo la enorme sonrisa que se forma en su rostro mientras me acerco. —¿Estás espiando, Bennett? —Bromeo. —Creo que lo clasificaría como mirando, —responde dando un paso lejos de la camioneta. —¿Y qué estás mirando exactamente? Sus manos agarran mis caderas, y me tira hacia su cuerpo. —La chica más bella del mundo. Mi cara arde; es sorprendente que este tipo todavía pueda hacerme eso. —¿Qué vas a hacer cuando sea vieja, arrugada, y gane treinta libras? Él me sonríe, apoyando su cabeza un poco más cerca de la mía. —Voy a amarte. —¿Cómo es que siempre sabes las cosas correctas que decir? —Pregunto, viendo que se mueve un poco más cerca. Cuando mis ojos se centran en sus los labios, el calor se acumula en mi estómago. Me pregunto si siempre va a tener este efecto sobre mí. Cuando se detiene, sus labios están a solo unas pocas pulgadas de los míos. Sería tan fácil ponerme de puntillas y besarlo, pero me gusta la tensión. Me gusta esperar a que venga a mí… la anticipación. —No se trata de lo que es correcto. Se trata de lo que siento, —dice, rozando sus labios contra los míos. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, temiendo que si no lo hago vaya a retroceder. Él empezó esto, y quiero terminarlo. Sus manos se deslizan a la parte baja de mi espalda y luego hasta mis omóplatos y de nuevo hacia abajo, mientras que llevo su labio inferior entre los míos. Lo beso y le tomo el pelo hasta que gime y ensancha sus manos en el medio de mi espalda para asegurarse de que no hay nada entre nosotros. —Mejor nos detenemos, —digo, tratando de recuperar el aliento.


Beau coloca un rápido beso en mi cuello, sin aflojar su agarre en mí. —Tú empezaste. —Lo recuerdo un poco diferente, pero realmente no importa. Voy a ser quien lo termine. Él me deja ir después de besar mi frente. —Será mejor desempaquetar las cosas. ¿Te veré más tarde? —Sí, supongo que todos estamos teniendo una comida, —le contesto, caminando hacia atrás en dirección a mi casa. —Te veré más tarde entonces. ¡Ponte algo atractivo! —Grita mientras me alejo. Estoy esperando que este verano sea como el año escolar… lleno de recuerdos que nunca olvidaré.


Capítulo 9 Dos meses más tarde – Julio de 2013

BEAU No es ningún secreto que Kate y yo amamos el lago. Desde que estamos en casa, hemos pasado casi cada tarde nadando, pescando, o simplemente sentados en el borde del muelle disfrutando de la serenidad del campo de Iowa. Sin embargo, he estado ocupado planeando algo un poco diferente para este fin de semana. Al entrar en la cafetería, tengo la esperanza de tomar el desayuno antes del gran fin de semana. La cafetería está llena, pero eso no extraño. Todos los niños están fuera de la escuela ahora, y los agricultores tienen sus campos plantados. Me acerco al mostrador para conseguir algo para llevar cuando la Sra. Carter dice a mi nombre. —¡Beau! ¿Cómo estás, joven? ¿Por qué no vienes a unirte a mí? No necesito toda esta mesa para mí sola. —Ella sonríe mientras camino hacia ella. —No quiero interrumpir, —digo mirando hacia abajo a su rollo de canela fresca. Haría cualquier cosa por tener un poco de ese pan de canela caliente en mi boca en este momento. —Insisto, —me dice, señalando a la cabina vacía frente a ella. ¿Quién soy yo para discutir con la Sra. Carter? —¿Cómo están los rollos de canela hoy? —Pregunto, tomando asiento frente a ella. —Igual que siempre. Caliente, suave y delicioso. ¿Cómo va tu verano? Buscando a Kate en la sala llena, la veo tomando una orden a pocas mesas de distancia. —Está yendo bien hasta ahora. ¿Cómo va el suyo? —Lo mismo de siempre, —responde ella, sorbiendo su café. Ella me mira fijamente por un largo rato antes de volver a hablar—. Me alegro de que hayas


podido poner una sonrisa en la cara de Kate. Siempre pensé que había algo entre vosotros dos. Mis ojos deben haber duplicado su tamaño mientras la miraba. Su expresión inquebrantable me hace sentir igual que cuando entré por primera vez en la casa encantada a los diez años: aterrado. No fue mi mejor noche. De repente, ella comienza a reír. —Vosotros niños me recordáis mucho a Carter y a mí. —¿Hay algo de lo que no se da cuenta? Ella se ríe en voz alta. —Realmente no. Cuando tienes mi edad, no tienes mucho que hacer además de mirar a la gente. Es decir, se podría pensar que lo había visto todo, pero cada día que mantengo mis ojos abiertos, veo algo nuevo. Justo cuando estoy a punto de preguntarle más sobre sus observaciones, Kate aparece junto a la mesa con su pequeño y lindo delantal, y su pequeño cuaderno en la mano. —¿Puedo conseguirte algo de comer? —Me pregunta. Puedo decir que está tratando de contener una sonrisa. —Voy a tomar dos rollos de canela, una orden de salchichas, un zumo de naranja y leche, —le contesto, dejando que mis ojos recorran la longitud de su cuerpo. Incluso en el ridículo uniforme de los años cincuenta, creo que es la chica más guapa de todo el mundo. —Está bien, te lo consigo ahora. —Ella me guiña un ojo a través de la parte superior de su cuaderno—. ¿Cómo está usted, Sra. Carter? ¿Puedo traerle algo más? —No gracias. Tengo todo lo que necesito aquí, —dice, mirando en mi dirección. Sonriendo, niego con la cabeza. Kate articula: “Ten cuidado con eso”. Apuntando a la Sra. Carter antes de alejarse. Juro cuando consiga estar a solas con ella después, voy a sacar todas mis frustraciones en esos bonitos y pequeños labios suyos. Ella sabía que iba a venir


aquí para el desayuno; no me sorprendería que pagase a la Sra. Carter para que me hiciese pasar un momento difícil. Un par de minutos más tarde, Kate pone el zumo y la leche en frente de mí. No podía ser en un mejor momento porque las preguntas que me ha estado preguntando desde que Kate se alejó me están haciendo sudar. Me ha preguntado acerca de la Navidad. Cuando le dije que le conseguí a Kate un COD firmado de Joshua Radin y entradas para un concierto en Chicago este invierno, ella solo me miró y asintió con la cabeza antes de pasar al Día de San Valentín. Acababa de hablarle de la cena especial que le hice cuando Kate puso las bebidas sobre la mesa. No podría haber sido un mejor momento porque no había manera de que fuera a decirle lo que vino después de la cena. Cuando Kate se aleja de nuevo, la Sra. Carter sigue justo donde lo dejó mientras tomo un sorbo de mi jugo. —¿Vas a pedirle que se case contigo pronto? Creo que ahora está esparcido por toda la mesa. —Umm… no sé, tal vez con el tiempo —le contesto, limpiando el jugo de mí barbilla—. Es decir, todavía estamos en la universidad, y no hay ninguna razón para apresurar las cosas. Yo sé que ella es la chica. ¿Por qué estoy diciéndole esto? Esta mujer tiene algo que hace que sea fácil que la gente se abra. Eso es obvio. —Aquí tienes, —dice Kate, poniendo de dos platos frente a mí. La expresión de mi cara debe decir todo porque ella levanta las cejas tan pronto como obtiene una visión de mí. Me aclaro la garganta. —Lo siento mucho, pero tengo que irme. Hay un par de cosas que tengo que hacer en casa. ¿Puedes venir cuando salgas? —Sonriendo, agrego—: Usa algo que sea cómodo para el exterior. Se supone que debe hacer calor después. —Está bien, —responde, mordiéndose el labio inferior. Mientras ella se aleja, no puedo dejar de ver su culo en los pantalones vaqueros. Pero no me lleva mucho tiempo recordar con quien estoy sentado.


—Bueno, Sra. Carter, tengo que irme, —anuncio mientras me pongo de pie. Kate pasa caminando, entregándome un contenedor para llevar con mi desayuno. Empaqueto todo mientras la Sra. Carter me observa. —Beau, —dice ella cuando he terminado—, cuando sabes en tu corazón que algo está bien, no debes esperar a que ocurra. La vida está llena de incertidumbres. No estoy muy seguro de cómo responder a eso. Sé lo que tengo con Kate porque pensé que lo había tenido antes y después lo perdí. Es jodidamente el peor dolor que he sentido, y voy a hacer absolutamente todo para asegurarme de que nunca tenga que pasar por eso de nuevo. Ella está atrapada conmigo esta vez. —Siempre recordaré eso, —digo, saludándola antes de salir por la puerta. En mi corto camino a casa en coche, presto especial atención a las casas que paso. Me encantan un montón de cosas acerca de esta ciudad, y muchas veces me pregunto si es un lugar al Kate quiera volver después de graduarnos. Hay algo acerca de ser capaz de saludar a todos los que pasas en la calle o ser capaz de conducir dos minutos y estar en cualquier lugar que desees. Es muy sencillo, y que se adapta a mí. Tan pronto como llego a casa, lleno la camioneta con todas las cosas que necesito para la sorpresa de Kate. Quiero conseguir tener todo listo antes de que salga del trabajo, y solo tengo unas pocas horas. En el momento en que Kate aparca en su camino de entrada, lo tengo todo listo para irnos. Planeé esto durante toda la semana, incluso conseguir meter a mi madre y a su madre en el ajo. No fue fácil, pero creo que va a ser perfecto. Mi plan original de esperar en mi casa hasta que tuviera tiempo de tomarse una ducha se va al olvido tan pronto la veo en su camino para salir de su coche. Ella es como un imán, siempre me atrae. Abro la puerta de entrada, y la sonrisa que aparece en su rostro cuando se da la vuelta ilumina mi corazón con fuego. —Oye, ¿quieres algo de compañía mientras te preparas? —Pregunto. La brisa de verano sopla su pelo hacia atrás mientras camino hacia ella. Es una de las cosas más atractivas que he visto nunca. —¿Tengo alguna opción? Ladeando mi cabeza hacia un lado, sonrío.


—Realmente no. Ya me hiciste pasar la mañana sin ti. No sería muy agradable de tu parte hacerme esperar mucho más tiempo. Ella cierra la brecha entre nuestros cuerpos, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello. —Tal vez si me dices de qué va todo esto de la sorpresa, te dejaré entrar. Me inclino hacia adelante, le susurro: —Tú ganas. Voy a contarte mi secreto. — Me detengo, tratando de mantener alejada la gran sonrisa de mi cara. Moviendo la cabeza aún más cerca de su oído, le digo—: Soy más fuerte que tú así que probablemente no es bueno que me chantajees. Con el fin de mostrarle que hay verdad detrás de mi secreto, me agacho y la levanto colocando un brazo debajo de sus rodillas y otro en su espalda. Cuando ella chilla, la sonrisa que he estado tratando de suprimir se niega a permanecer oculta por más tiempo. —Vamos a llevarte a la ducha, ¿si? —Digo, caminando hasta su puerta principal. —¿No es un poco pronto para empezar a llevarme por el umbral? La beso en la mejilla. —Te he estado cargando durante años. ¿Por qué importa? Se encoge de hombros. —Da mala suerte. —No necesitamos eso, ¿o sí?, —le digo mientras la coloco sobre sus pies. La sigo en la casa, aliviado de que seamos los únicos aquí. No es que no me guste su madre y Daniel… Simplemente me gusta más estar a solas con ella. —Voy a saltar en la ducha muy rápido, —dice, caminando hacia atrás en dirección del pasillo. —Espera, —le grito, haciendo que detenga en seco—. ¿Hay alguna mala suerte para alguien que desea a su novia en la casa de su madre? Ella levanta una ceja mientras me mira, obviamente, tratando de decidir a dónde voy con esto. —No, a menos que sepas algo que yo no.


—Bien. —Mantener mis ojos en ella, caminando hasta donde está de pie. Juro que puedo ver su corazón latiendo a través de su camisa. Si siempre tengo este efecto en ella, voy a ser un hombre feliz. Coloco mis manos en sus caderas, y tiro de ella hacia mí. Ella está anticipando lo que voy a hacerle; lo puedo decir por la forma en que sus ojos están devorando mis labios. Mi boca llega a una pulgada de la suya. Siento su aliento caliente contra mis labios, y sé que ella siente el mío. Cuando cierra sus ojos, me inclino hacia atrás y digo: —¿No tienes que ducharte? Sus ojos se disparan abiertos. —Primero bésame. Y lo hago. Con la parte delantera de mi cuerpo contra la suya, aprieto los labios con los de ella y la beso como si yo no la hubiera visto en meses. La forma en que le afecta es obvia en su espalda arqueada y sus dedos enroscados en mi pelo. Su contacto me hace presionar por más mientras deslizo mi lengua contra la unión de sus labios para profundizar el beso. Oír su gemido en mi boca, literalmente, toma mi jodido mi aliento. Mis manos se aventuran por sus costados hasta que mis pulgares rozan sus pechos. Con la forma en que mi pene está reaccionando, sé que necesito detener esto antes de que pierda el control. Deslizando mis manos por su pecho y sobre sus hombros, los descanso en la base de su cuello, terminando poco a poco el beso. —Será mejor que entres en la ducha. Ni siquiera hemos conseguido tu sorpresa aún. Ella asiente, acariciando mi labio inferior con su pulgar. —Siempre y cuando prometas que podemos hacer más de eso más tarde. Presionando mi cuerpo contra el suyo, le digo: —Amor, podemos hacer mucho más que eso más tarde. —Te voy a hacer cumplir eso, —dice antes de besar mi mejilla y desaparecer por el pasillo.


Capítulo 10 Más tarde ese día – Julio de 2013

KATE Después me pongo mi camiseta blanca sin mangas y mis pantalones cortos, Beau me dice que entre en la camioneta, y comienza a conducir hacia afuera de la ciudad. Incluso si solo vamos a un viaje por carretera, estoy contenta con la brisa de verano que entra por la ventana y la música country sonando en la radio. Estoy tan perdida en el tranquilo paisaje que no me doy cuenta de inmediato de que Beau se ha detenido en una pequeña cabaña de madera en el lago. Confundida, lo miro; tiene una enorme sonrisa de hoyuelos en su hermoso rostro. Me agarra mi mano izquierda y se la lleva a los labios. —Vamos a dormir bajo las estrellas esta noche. —¿En una cabaña? —Pregunto, aún más confusa. —No, por allá, —dice, señalando a una tienda de campaña cerca del agua—. Considera la cabaña como un seguro. —Él sonríe—. En caso de que llueva. —Es tan perfecto que casi me dan ganas de llorar. Esto me recuerda a una de las notas de Asher. Cuando necesites escapar, la manera más fácil es dormir bajo las estrellas. Me pregunto si Beau la vio cuando las recogió del suelo. Realmente no importa… no hay nadie más con quien prefiera dormir bajo las estrellas. —Beau. —¿Sí, amor? —Responde, pasando su pulgar sobre mi pómulo. —A veces es difícil de creer que eres real, —digo, apoyándome en su contacto. —Soy real, y yo no voy a ninguna parte. —Besa las esquinas de mi boca antes de terminar en mis labios—. Vamos, vamos a salir de esta camioneta y disfrutar de un tiempo a solas con la naturaleza.


Cuando Beau dijo que tenía una sorpresa para mí, yo estaba esperando que él hubiese planeado una buena cena o tal vez un viaje por carretera, pero no esperaba nada como esto. Esto es casi todos los sueños que he tenido hechos realidad. —¿Qué tienes planeado? —Pregunto, pasando los dedos por el pelo en la base de su cuello. —Vamos, y te muestro, —responde mientras se desliza de nuevo hacia el asiento del conductor y abre la puerta. Salgo de la camioneta y estiro los brazos hacia arriba mientras respiro el aire húmedo del verano. No hay nadie aquí, además de Beau y yo. Estamos completamente rodeados de árboles y agua. Son momentos como estos que tiran lejos todo el ruido que la vida ofrece. —Ve a buscar su traje de baño, —dice Beau mientras camina junto a mí, rozando la palma de su mano sobre mi culo. —No tengo un traje de baño conmigo. —Cruzando los brazos sobre mi pecho, espero que se dé la vuelta y admita que encontré un fallo en su pequeño plan. Se siente como si él fuera siempre el que tiene la sartén por el mango… tal vez es mi turno. Él mira hacia mí como si no fuera gran cosa y dice: —Solo quítate la ropa. Yo te mantendré caliente. Dando un paso adelante, lo señalo con el dedo. —¡Beau! No voy a entrar en ese lago sin ropa. Se vuelve y camina hacia mí, cerrando el espacio entre nosotros. —Eres muy linda cuando estás enojada, ¿lo sabes? —Hace una pausa, pasando los dedos por mi pelo—. Puede que haya algo en la cama para ti dentro de la cabina. —Me alegro de que te guste cuando estoy enfadada porque si sigues así, puedo garantizar que vas a verme así mucho, —digo, acariciando su pecho. —Soy muy afortunada. —Sonríe, colocando un beso rápido en mis labios y ahuecando mi culo con sus dos manos—. Definitivamente afortunado, —dice mientras me suelta y camina hacia el agua.


No puedo alejar la sonrisa de mi cara mientras camino hacia la pequeña cabaña. Hay una cocina pintoresca, con nevera, microondas, y un hornillo a un lado y una zona de estar escasamente decorada al otro. En la parte posterior de la cabaña, hay dos puertas. Una lleva a un cuarto de baño pequeño pero funcional, y la otra conduce a una habitación con apenas suficiente espacio para una cama doble. En el centro de la cama está la bolsa de viaje de color rojo que he tenido desde que tenía diez años. Da un poco de miedo pensar que Beau puede haber elegido mi armario para este viaje. ¿Quién sabe lo que ha escogido? Después de sacarme mi ropa, abro la bolsa y encuentro mi bikini verde escondido a un lado. Me lo pongo rápidamente, ansiosa por volver con Beau afuera. Al abrir la puerta, lo veo sentado en el borde del agua, de espaldas a mí. Es una vista hermosa; no está con nada más que su traje de baño, y el sol está irradiando de su piel bronceada. Él me debe escuchar mientras mis pies caminan sobre la hierba alta, ya que se asoma por encima del hombro, y me da una visión de él en sus gafas de aviador. —Parece que lo has encontrado, —dice, dejando que sus labios se curven en una media sonrisa atractiva. —Lo hice, —le contesto, deteniéndome a su lado. —Vamos a usarlo, entonces, —dice, de pie junto a mí—. El que llegue primero a ese muelle flotante gana. Él no me da tiempo ni siquiera de decir una palabra antes de saltar y comenzar a nadar a través del agua. Lo sigo, disfrutando de la forma en que el agua caliente se siente en mi piel mientras hago mi camino hasta el muelle. En el momento en que llego a él, Beau ya está en la parte superior empapándose en los rayos de verano. Me subo al muelle y me coloco a su lado. —Parece que has ganado. —Quería que la mejor vista de esta hermosa chica mientras nadaba y el agua goteando por su cuerpo sexy, —dice, apoyado en sus codos. —¿Lo he hecho a tiempo para verlo, también? —Bromeé. —¿Vienes aquí? —Dice usando su dedo índice para llamarme.


Yo obedezco, arrastrándome encima de la longitud de su cuerpo hasta que el mío está perfectamente alineado con el suyo. —¿Es esto lo que quieres? Sus manos agarran bien mi cuerpo antes de trabajar su camino hasta mis lados para tirar de mi peso corporal hacia su parte superior. —Esto es lo que tenía en mente. Quiero sentir cada parte de ti en cada parte de mí. — Colocando su dedo debajo de mi barbilla, inclina su cabeza hacia atrás para obtener un mejor acceso a mi cuello y coloca besos en la base de la garganta. —¿Sabes lo que sería incluso aún más sexy que tú desnuda? —Me pregunta, sus labios aún contra mi piel. —No, —le susurro mientras su boca viaja hacia el espacio entre mis pechos. —Tú desnuda y húmeda debajo de mí. —Me gira con cuidado sobre mi espalda y continúa bañando mi cuerpo con besos calientes. —Beau, —gimo, empezando a perder el control. Realmente no tengo la fuerza de voluntad necesaria para detenerlo. Es imposible decirle que no a Beau Bennett, y mi cuerpo es un traidor, ansiando su toque. —Hoy no, pero algún día después de que el sol se ponga, voy a traerte aquí, y vamos a hacer el amor en este muelle. No sabes cuántas veces he pensado en ello, Kate, —dice, pasando su lengua por mi estómago desnudo. —¿Así que me estás provocando? —No, amor, solo te estoy preparando para más adelante. —Sus labios se desplazan hacia arriba por mi cuerpo, deteniéndose con algunos besos suaves sobre los míos—. Nadie más tiene que ver lo que es mío, —dice con su voz profunda y atractiva antes de levantarse. Rodando hacia un lado, apoya su cabeza en su brazo y se queda mirándome. Ahora sé cómo se sienten los chicos a quienes las chicas dejan al borde para luego detenerse… él consiguió alterarme toda, y ahora que va a hacerme esperar durante horas antes de que me haga retroceder. No sé cuánto tiempo nos quedamos allí, pero en el momento en que decidimos regresar mi piel tiene un tinte rosado. El sol empieza a bajar, y no he comido en horas. Beau nos saca un bocadillo para cada uno y agua de la nevera, y se siente


a la pequeña mesa de picnic detrás de la cabaña para ver la puesta de sol sobre el agua. Ninguno de los dos dice nada mientras miramos el agua. Este momento es tranquilo y sereno; habla por sí mismo. Cuando no queda nada más que oscuridad y estrellas, estoy más que lista para arrastrarme dentro de la tienda y llamar a la noche. Antes de meternos dentro, utilizamos la cabaña para cambiarnos en nuestros pijamas y cepillarnos los dientes. Es tentador simplemente quedarse allí y disfrutar de la comodidad de una cama, pero no habría ninguna estrella. Necesito las estrellas. —¿Terminaste? —pregunta Beau, llamando a la puerta del baño. —Casi, —contesto, fijando unos pocos mechones de pelo suelto con horquillas. Él abre la puerta y se coloca detrás de mí, envolviéndome en sus brazos. —Te espero dentro de la tienda, ¿de acuerdo? —Está bien. —Le sonrío a nuestro reflejo, mirándolo cepillarme el resto del cabello de la parte posterior de mi cuello. Nuestros ojos se conectan en el espejo antes de que me bese la parte posterior del cuello y mis hombros desnudos. Cuando sale de la habitación, todo en lo que puedo pensar es en salir de esta cabaña y meterme en la tienda con él. Después de cepillarme los dientes, apago todas las luces y me dirijo afuera. Beau tiene un farol encendido en la tienda, lo que hace que me sea fácil navegar a través del patio oscuro. A medida que abro la tienda y entro, Beau silba mientras sus ojos recorren mi cuerpo. Estoy aliviada de que mi madre haya guardado un pequeño par de pantalones cortos negros con una camisola a juego para dormir porque hace calor aquí. Beau tiene dos sacos de dormir dispuestos uno encima del otro para rellenar el terreno duro y una sábana delgada de color gris sobre la parte superior. —Te tomó bastante tiempo, —dice mientras subo la cremallera de la puerta. Me coloco a su lado a medida que comienza a besar a un lado de mi cuello. Él no pierde el tiempo antes que su mano se encuentra en el interior de mi muslo y comience a masajear mi piel sensible.


Presiona su mano entre mis piernas mientras su boca acaricia mi clavícula. Levantando la cabeza, me mira a los ojos mientras sus dedos se mueven en pequeños círculos justo donde los necesito. —¿Se siente bien, amor? Asiento con la cabeza, incapaz de hablar. Solo quiero que se pierda en el momento. Cerrando los ojos, lo siento –a todo de él– presionándose contra mí. Sus labios son como una varita mágica dejando un hormigueo directo a mi columna vertebral a su paso. Cuando me pierdo su toque, mis ojos se disparan abiertos, pidiendo más. Está apoyado sobre mí con una sonrisa dibujada en su rostro. —Mira, —dice, señalando con el dedo a la parte superior de la tienda. Hago lo que él pide, dándome cuenta de la apertura en la parte superior de la tienda. —Estoy a punto de hacer el amor contigo bajo las estrellas, —dice en voz baja agarrando mis manos entre las suyas y me tira hacia arriba. Mientras saca mi camisola por encima de mi cabeza, la luz de la luna refleja la mirada hambrienta en sus ojos. Mis dedos se deslicen a través de su pecho liso y duro como masajea mi pecho con sus palmas. Su toque es perfecto; no es demasiado ligero ni demasiado áspero. Esto es amor, aún un poco posesivo. Tumbada en mi espalda, espero a que haga el siguiente movimiento. Sus dedos rozan mi estómago cuando llegan a mi cintura para quitarme mis pantalones cortos. Lo miro con impaciencia, esperando a que retire los suyos. Cuando estamos los dos, piel con piel, se posiciona y entra lentamente en mí. Yo no sería capaz de quitar mis ojos de los suyos si lo intentara. Lo amo tanto, y necesito verlo. Él comienza a empujar dentro y fuera de mí un par de veces antes de parar, enterrado profundamente dentro de mí. —¿Cuánto me amas, Kate? Apenas capaz de respirar, le digo: —Mucho. Él se empuja hacia fuera hasta que solo la punta se mantiene dentro.


—¿Cuánto me amas? —Más de lo que nunca he amado a nadie. Se empuja dentro de mí, parando de nuevo. —Dime que eres mía. —Beau, —le digo, con ganas de sentir la fricción de nuevo. —Dilo. —Soy tuya… para siempre. Te amo. —Me encanta oírte decir eso, —dice, apoyando sus manos en la parte superior de mi cabeza y rozando sus labios contra los míos. A medida que se mueve dentro y fuera de mí otra vez, corro mis manos arriba y abajo por su espalda bronceada. La forma en que sus dedos adoran mi cuerpo me hace sentir hermosa y amada. Después de unos minutos, él nos da la vuelta, de forma que estoy a caballo entre su cuerpo con él todavía enterrado profundamente dentro de mí. Me levanto y luego me hundo hacia abajo mientras sus dedos se clavan a mis lados. Siento cómo se construye mi orgasmo, y acelero mis movimientos, con la esperanza de llevarlo conmigo. La anticipación, el movimiento y el calor entre nosotros me empujan al borde. Cuando por fin llego, llego duro, palpitando en torno a él un par de veces antes de que él me sigua. Es increíble tener este control y tener este efecto sobre él. Después de que ambos recuperamos el aliento, pongo mi cabeza suavemente contra su pecho y dejo que sus dedos rocen mi espalda. —¿Cómo te sientes? —Me pregunta en voz baja. —Perfectamente, —le contesto, besando su pecho. —Cada momento contigo es perfecto.


Capítulo 11 Primer aniversario – Septiembre de 2013

BEAU Kate y yo hemos estado juntos por un año hoy. El tiempo parece moverse mucho más rápido cuando estoy feliz, y he estado sonriendo como un tonto desde hace meses. Hoy también es nuestro último día en Carrington antes de regresar a la universidad, y pienso llevar a Kate al lago una última vez antes de irnos. Hemos estado allí casi todos los días este verano por lo que parece adecuado decir adiós. —¿Estás lista? —Le susurró al oído, envolviendo mis brazos a su alrededor desde atrás. —Sí, déjame agarrar el refrigerador, y te veré fuera. La beso en la mejilla y cuando me mira por encima del hombro, soltando mi agarre, apoyo mis manos en sus caderas. —No tardes mucho, hermosa. No puedo esperar a verte en ese nuevo bikini azul. —Beau. —¿Sí? —Cuanto más rápido me dejes ir, más rápido obtendrás tu deseo. —Ella sonríe y trata de alejarse de mí, pero la abarro de nuevo. —Un beso más, —le digo, haciéndola girar hacia mí. Sin darle tiempo a responder, aprieto los labios a los suyos y la envuelvo en mis brazos. Comienzo lento y suave al principio antes de tirar de su labio inferior entre los dientes. El suave gemido que se le escapa solo me hace desear más. Su corazón acelera contra mi pecho, y sé que si no paro ahora, no vamos a llegar al lago. Justo cuando sus brazos serpentean hacia alrededor de mi cuello, me aparto y le digo: —Date prisa, y vamos a terminar esto cuando lleguemos allí.


Se muerde su labio inferior, sabiendo cómo jodidamente me vuelve loco eso. Cuando trato de tomarla en mis brazos otra vez, ella da un paso atrás. —Ve a esperarme en la camioneta. —Mejor date prisa, —gruño, golpeando juguetonamente su culo antes de caminar hacia atrás, hacia la puerta. Mientras salgo afuera, me doy cuenta de que la chica más hermosa del mundo está en la casa, y ella es toda mía. Todos nos encontramos con personas en este mundo que nos atraen por su belleza, pero con Kate, la belleza brilla en el interior y hacia fuera. Mi único trabajo es asegurarme de que siempre brille, incluso en nuestros días más oscuros. Me subo a mi camioneta y abro mi ventana para permitir que una parte del aire viciado y cálido salga. Después pongo mi música country, me siento y miro la puerta, esperando a que salga. Cuando la puerta se abre por fin, no puedo apartar los ojos de ella. Se siente como una eternidad antes de que ella llegue, finalmente, a mi camioneta. —Ya era hora, —le digo mientras se sube. —Beau. —¿Si, hermosa? —Solo conduce. —Ella sonríe, agitando su mano por la ventanilla. El corto trayecto hasta el lago es tranquilo. No hay nada mejor que tener el fresco aire de verano azotando tu pelo mientras conduces, escuchando a los chicos cantar dulcemente sobres las mujeres que aman. Es mi idea del cielo, de verdad, especialmente con Kate aquí. Mientras entro en el estacionamiento de la playa, su rostro se ilumina. Sé que le encanta este lugar tanto como a mí. —¿A qué estás esperando? —Pregunto, pasando mi pulgar a lo largo de su pómulo. —Estaba pensando en lo mucho que amo este lugar, —dice sonriendo, mirando hacia mí. —Contiene una gran cantidad de recuerdos, —digo, metiendo un mechón de su pelo suelto detrás de la oreja.


—Lo hace. Vamos a hacer nuevos. —Me da la sonrisa seductora que trae mi polla a la vida. Ella me ha dicho varias veces que piensa que es una aficionada de la seducción, pero sé que es mentira; ella me pone en cada momento. A medida que nos dirigimos más cerca del lago, los nervios comienzan a hervir. Hoy va a ser un gran día para mí, y espero que sea igual de grande para Kate. Creo que he sabido que llegaría este día desde hace años, pero nos encontramos algunos baches en el camino que me hicieron dudar de todo lo que pensé que quería. A veces, sin embargo, la vida nos lleva por un viaje salvaje para obligarnos a apreciar más lo que se nos da. Ahora, tengo que trabajar duro para no perderla nunca. Cuando nos detenemos al lado del lago, ella salta de la camioneta y me espera para agarrar mi mano. Nos dirigimos a un pequeño claro en la hierba alta que se ha convertido en nuestro lugar y colocamos una vieja manta de franela. Ella no pierde ni un segundo antes de tirar de su camisa sobre su cabeza, dejando al descubierto la parte superior de su nuevo bikini. Ella comienza a desabrocharse sus pantalones cortos y poco a poco se deslizan por sus piernas. Maldita sea, soy un tipo con suerte. —Ven aquí, —exijo. Ella hace lo que le pido, pero se mueve lentamente, haciendo que mi necesidad de tenerla cerca de mí sea mucho más fuerte. Cuando por fin estoy tan cerca que puedo tocarla, me agarra de la mano y tira su cuerpo hacia el mío. Esta vez me salto lo lento y presiono mi lengua más allá de sus labios. Mientras envuelve sus brazos alrededor de mi cuello, me pierdo por completo en ella y la beso. No importa lo caliente que sea el calor del sol, debido a que la sangre que corre por mis venas es abrasadora. Las palabras nunca podrán expresar cuánto significa esta chica para mí. Mientras mi lengua sigue enredándose con la suya, mis manos corren a lo largo de su lisa espalda. Mi cuerpo se enciende por completo cuando tira mi pelo entre sus dedos. Mis pulgares instintivamente corren sobre sus pezones, lo que le hizo tirar aún más duro. Justo cuando estoy a punto de ponerla abajo, unas gotas de agua caen desde el cielo, y cuando miro hacia arriba, veo una nube de tormenta solitaria sobre nuestras cabezas. Una risa se escapa de sus labios cuando ella toca el paraguas alrededor de su cuello.


—Gracias, —articula antes de dejar que sus ojos encuentren los míos de nuevo. La recojo del suelo y giro alrededor con ella, besándola de nuevo, mientras la lluvia empieza a caer. —Te quiero jodidamente mucho, —digo, apoyando mi frente contra la suya. —Yo también te amo, —dice, tirando de mí para otro beso. No anticipé la lluvia de hoy, pero de alguna manera hace que este momento sea mucho más perfecto. Es el tipo de ducha que cae de una nube en un cielo en su mayoría azul y, con un poco de suerte, un arco iris lo seguirá. Mi plan original era tener un día de campo, pero no creo que Kate va a estar demasiado excitada para sentarse en el suelo húmedo. Improvisando, agarro su mano y tiro de ella hacia nuestro lugar favorito en la playa. No me pierdo la forma en que su traje de baño húmedo se aferra a su cuerpo cuando miro hacia atrás. —Este es el lugar, —le digo, mirándola. Ella es hermosa con el agua goteando de sus largas pestañas. El contraste pone de relieve sus increíbles ojos verdes. —En realidad hoy no hace el mejor tiempo para estar tirados en la playa, — responde, envolviendo sus manos alrededor de mis brazos. —Nadie va a estar tumbado en la playa. Tengo algo que quiero darte. —Alejo con nerviosismo una de mis manos de su cuerpo y la meto en mi bolsillo para sacar la pequeña caja negra. Sus ojos se centran en mi mano, y mientras abro los dedos, su boca cae abierta. —Beau, —dice con una voz temblorosa—. ¿Qué estás haciendo? Me arrodillo frente a ella, abriendo lentamente la caja para revelar lo que hay dentro. —Hay una chica me ha gustado desde hace mucho tiempo. Todos los días me hace querer ser un hombre mejor. Ella tiene todo mi corazón en sus manos, y no quiero que nunca lo deje ir. Sé que todavía somos jóvenes, pero no hay nada en este mundo que pueda cambiar la forma en que me siento por ti. Ya sea dentro de uno o cinco años, quiero ser el tipo que esté mirándote caminar por el pasillo con un vestido blanco. Kate Alexander, ¿quieres casarte conmigo? Su mano cubre su boca mientras ella me mira fijamente luego al anillo que tengo en mi mano.


—Beau, levántate, —dice finalmente. Obedezco, ansioso por escuchar su respuesta. Debatí sobre si era o no el momento adecuado para esto, y todo dentro de mí me dijo que lo era. He visto lo que puede suceder cuando no actúo siguiendo mis sentimientos por ella, y nunca voy a cometer el mismo error. Sin embargo, estoy muerto de miedo de que vaya a decir que no. Creo que no voy a ser capaz de seguir adelante. Ya sé que ella es para mí. —Kate, —le susurro, pasando mi pulgar sobre su mejilla. Lo que sigue son probablemente los treinta segundos más largos de mi vida. Nuestros ojos están entrelazados, pero todo lo que puedo leer en su mar de verde es la conmoción. —Sí, —responde mientras envuelve sus brazos alrededor de mi cuello—. Sí, sí, sí, —repite en mi cuello. Levantándola del suelo, le doy vueltas alrededor de un círculo. El sonido de su risa juega en mis oídos. Esta es la mayor parte de los sueños que he tenido haciéndose realidad. —Vamos a ponerte esto en tu dedo entonces, —digo, colocándola en el suelo—. Entonces no habrá ninguna confusión acerca de a quién perteneces. Abro la caja para mostrarle el diamante de corte princesa por el que trabajé todo el verano. No es enorme para nada, pero es perfecto para sus pequeños y delicados dedos. —Es precioso, —chilla cuando lo ve por primera vez. Lo deslizo en su dedo justo cuando la lluvia se detiene, y después de tomar unos segundos para admirar la hermosa expresión en el rostro de mi futura esposa, la abrazo, apoyando mi barbilla en su cabeza. Por primera vez, veo un arco iris que se ha formado sobre el lago. Los momentos más hermosos de la vida vienen después de la lluvia.


Epílogo Tres años después

BEAU He pensado en este momento muchas veces, pero mientras estoy aquí viendo a mi chica soñada caminar por el pasillo rojo alfombrado hacia mí, es mejor que cualquier cosa que haya imaginado nunca. Catorce meses de planificación, y más dinero de lo que pueda contar, y es todo lo que Kate quería. Estoy más que feliz de dárselo a ella. Mis ojos se llenan un poco más con cada paso que da hacia mí. Ella es la chica más hermosa que he visto nunca –en el interior y en el exterior– y no puedo esperar para que sea mía para siempre. No es que ella no lo fuese ya, pero esto lo hace oficial. Hemos vivido nuestras vidas juntos. He visto sus mejores y peores momentos, y ella ha visto los míos. Hemos soportado el sol y la tormenta, la luz y la oscuridad, y somos más fuertes a causa de ello. Sus ojos brillan cuando se detiene frente a mí con Daniel a su lado. Pensé que iba a saltar de su asiento cuando ella le pidió que caminase con ella hacia el altar, pero lo hizo bien. Las lágrimas en sus ojos muestran lo mucho que significa este momento para él. Él nunca va a llegar a ver a su propio hijo casándose, pero si no fuera por Asher Hunt, yo no estaría aquí en este momento. —¿Quién entrega a esta mujer para casarse con este hombre? —Pregunta el predicador. —Su madre y yo, —responde Daniel. Una vez que deja ir su brazo, agarro sus manos en las mías. Probablemente tengo la sonrisa más grande que alguna vez haya tenido en mi cara, incluso con las lágrimas llenando mis ojos. Toda la ceremonia es un borrón, porque no me puedo concentrar en otra cosa que no sea ella. La conocí hace casi dieciocho años. Me enamoré de ella más o


menos al mismo tiempo, y sé que voy a amarla hasta el día que muera. Estoy memorizando la forma en que sus ojos brillan cuando recito mis votos, la forma en que sonríe cuando deslizo el anillo en su dedo, y la forma en que mueve su pulgar por la parte superior de mi mano mientras suena nuestra canción. Pero lo que voy a recordar más acerca de este día es la forma en que sus ojos miraban mis labios cuando el predicador dijo: —Ahora puedes besar a la novia. Han pasado exactamente tres años desde que puse el anillo en su dedo, y cada uno de esos días pensé en este beso. La espera termina ahora. Tomando su cara entre mis manos, paso mis pulgares a lo largo de sus pómulos mientras desciendo mis labios sobre los de ella. Unas pocas personas en la multitud silban mientras beso a Kate Alexander como nunca ha sido besada. A medida que hacemos nuestro camino por el pasillo, todo en lo que puedo pensar es en cuánto tiempo tenemos que permanecer en la recepción para no molestar a todos. Mi familia y amigos significan todo para mí, pero en este momento, todo lo que quiero es hacer el amor con mi mujer. …después de llevarla en brazos por el umbral.

KATE La vida me ha llevado en un viaje loco por Lombard Street, pero no puedo quejarme de dónde se detuvo. Algunas personas no me considerarían afortunada, pero lo soy. Yo he amado. He perdido. Y a pesar de todo, he aprendido a apreciar mejor lo que tengo… sobre todo al hombre que me sostiene firmemente en sus brazos para nuestro primer baile como marido y mujer. Creo que sé cómo se sentía Cenicienta cuando el príncipe bailó con ella la primera noche en el baile. Drew y el miedo eran mis malvadas hermanastras, pero he encontrado mi zapatilla de cristal. Beau la tuvo en sus manos todo el tiempo. —¿En qué estás pensando ahora? —Me pregunta, agarrando una de mis manos entre las suyas mientras que la otra presiona mi espalda baja. —En mi príncipe.


—Sí, —susurra, su cálido aliento golpeando mi mejilla—. Háblame de este príncipe. Sonrío, aunque sé que no puede verlo. —Bueno, él es guapo con el pelo oscuro y ojos verdes. Y tampoco es un mal besador. Debes haber visto la forma en que me dio un beso hace un par de horas. —Me detengo, cerrando los ojos mientras recuerdo ese momento al final de la ceremonia. Es uno que nunca olvidaré. —Sigue, —dice, haciéndome girar alrededor. —Bueno, él es también muy dulce y protector. Es inteligente y sabe escoger sus batallas. Él es paciente. —Casi suena perfecto. —Lo es, —digo, presionando mi mejilla contra la suya. La canción está a punto de finalizar, pero no estoy lista. Este es otro de esos momentos que quiero poner en una bola de nieve y recordar por siempre. —No estarás pensando en dejarme por él, ¿verdad? —Bromea, girándonos en una vuelta lentamente. Me río, tratando de conseguir una respuesta ingeniosa. —No, lo perfecto es aburrido. ¿Por qué querría eso? Su pecho vibra contra el mío, y sé que se está riendo conmigo. —Voy a mostrarle cuán imperfecto soy tan pronto como salgamos de aquí. —No puedo esperar. —Todavía no me ha dicho a dónde vamos de luna de miel, pero sé que estamos pasando esta noche en la pequeña cabaña a la que me llevó hace tres veranos. La compró hace un tiempo, y hemos podido disfrutar de muchos fines de semana en el lago, mirando a las estrellas. La siguiente canción comienza a jugar mientras nuestros invitados se unen a nosotros en la pista de baile. Tener a Emery y a Rachel aquí en Carrington hizo que este día fuese mucho más fácil. Decir que somos inseparables sería una subestimación.


Cada una de nosotras ha tenido nuestros altibajos, pero eso nos unió. No sabía si Emery regresaría alguna vez a la escuela, pero lo hizo, y ella no estaba sola. Mientras la veo bailar con el hombre al que ama, recuerdo todo lo que han pasado para llegar a este punto. Y Rachel, ella ha estado en un viaje loco el último par de años, pero las cosas están mejorando para ella. Con suerte juntas, seguiremos manteniéndonos cada vez más fuertes. Justo cuando termina la canción, Beau me saca de la pista de baile. —¿Qué estás haciendo? —Pregunto. Él sigue caminando, moviéndose rápidamente a través de la multitud. —Vamos a cortar el pastel. —¿Ahora? —Ahora, sí. Eso es lo último que tenemos que hacer antes de poder irnos, ¿verdad? —Se detiene, sonriéndome. —Y dar las gracias a nuestros invitados. Después de que tengamos la atención de todos, cortamos el sencillo pastel blanco de bodas de tres niveles. Le había pedido al panadero que sólo añadiera unos lirios frescos a un lado porque quería que fuera como nosotros… discreto y hermoso. Sin sorprenderme, Beau es dulce, poniendo un pequeño trozo delicadamente contra mis labios. Abro la boca a la crema de mantequilla dulce y saboreo cada bocado. Cuando es mi turno, hago lo mismo con él, pero él usa la punta de su lengua para saborear la dulzura increíble que perdura en mi dedo mientras alejo mi mano. Anunciamos que nos vamos y decimos adiós a todos nuestros invitados. Estoy triste dejarlos, pero estoy lista para comenzar la siguiente fase en mi vida con el hombre que está a mi lado. —¿Lista? —me pregunta Beau, agarrando mi mano con fuerza de nuevo. —Sí. —Muerdo mi labio inferior. Beau gime. —Vamos a salir de aquí. Hacemos nuestro camino a través de una pared de burbujas sopladas por nuestros invitados y subimos a la camioneta de Beau. Podríamos haber alquilado


una limusina o algún otro coche de lujo, pero la camioneta es parte de lo que nos hace ser nosotros. Tiene tantos recuerdos. —¿Cómo estás, señora Bennett? —No podría estar mejor. —Ya lo veremos. Nos dirigimos a la cabaña con nuestras manos unidas entre nosotros. Es una noche de verano tranquila. Sin brisa. El único sonido que oímos es la canción suave de country en la radio. Esto es de lo que se trata la vida… estar con la persona que amas en el lugar que amas. A medida que nos acercamos al largo conduciendo hasta la pequeña cabaña, noto un brillo proveniente del interior y miro por encima hacia Beau. La sonrisa en su cara me dice que está planeando algo. —Beau Bennett, ¿qué hiciste? Llevando parte superior de mi mano hasta sus labios, dice: —Ya lo verás. Después de apagar el motor, rápidamente salta para abrirme la puerta. Sorprendiéndome, me tira en sus brazos tan pronto como salgo. —¿Qué estás haciendo? —Llevándote en brazos por el umbral, —susurra, inclinándose para besar mis labios. —Te has estado muriendo por hacer esto, ¿verdad? Él ríe. —No tienes ni idea. Usando la mano envuelta bajo mis muslos, abre la puerta y me lleva al interior. Lo que veo hace que lágrimas se acumulan en mis ojos de nuevo. Hay un camino de pétalos de rosa y velas que conducen hacia nuestra habitación, y a través de la puerta abierta, veo el edredón blanco cubierto en los pétalos rojos. —¿Cuándo has tenido tiempo para hacer todo esto? —Le susurro, mirándolo. La enorme sonrisa en su cara demuestra lo orgulloso que está. Él se inclina para besar mis labios. —Tuve un poco de ayuda.


—Es bonito. Nos dirigimos a la habitación, todavía envuelta en sus brazos. El ligero aroma a lavanda llena mis sentidos… No sé si alguna vez he estado más relajada en toda mi vida. —Voy a bajarte ahora, amor. La parte posterior de mis piernas rozan contra el colchón mientras me deja de pie. Él utiliza sus manos en mi cadera para girarme de forma que mi espalda esté contra su pecho. —Me encanta este vestido, pero es el de sacártelo —susurra, su cálido aliento en mi oído. Un cosquilleo recorre mi espalda mientras lentamente me baja la cremallera. No sé si él tiene miedo de arruinar mi vestido blanco estilo sirena o si está tratando de torturarme, pero nunca he estado más ansiosa por quitarme la ropa. Tan pronto como el vestido se desliza por mi cuerpo, lo enfrento, trabajando rápidamente con su corbata plateada. Beau Bennett no es del tipo de vestirse completamente con un traje, y yo debería estar saboreando esto, pero necesito sentir su piel contra la mía. Cuando mis dedos tocan el botón superior de la camisa de vestir, echo un vistazo a su cara. Está bebiendo mi pecho desnudo y la ropa interior de encaje azul que compré sólo para esto. —Te ves nervioso, señor Bennett, —digo mientras mis dedos siguen liberando sus botones, uno por uno. Su voz tiembla cuando él responde. —Es mi primera vez haciendo el amor con mi mujer, y quiero asegurarme de que sea perfecto. —Ya es perfecto, —le contesto, besando suavemente sus labios. —¿Sí? —Sí. —Sonrío, deslizando su camisa blanca por sus hombros. Me agarra la cara con sus manos y me besa profundamente mientras aflojo su cinturón y desabrocho sus pantalones. Hay una parte de mí que quiere darse prisa para que pueda enterrarse dentro de mí, donde lo he estado deseando durante todo el día, y luego hay otra parte de mí que quiere tomarlo lentamente


para poder memorizar cada toque. Hay algo acerca de esta noche que la hace sentir como si fuera de nuevo nuestra primera vez. —Pon tus brazos alrededor de mi cuello. —Hago lo que me pide, y él no pierde el tiempo en levantarme con sus manos en la parte posterior de mis piernas. Envolviendo mis piernas alrededor de su cintura, presiono mis labios contra los suyos, sintiendo la piscina de humedad entre mis piernas. Con cuidado, nos baja a la cama, besándome otra vez antes de mover su boca por mi cuerpo. Tiro de su pelo entre mis dedos mientras sus cálidos labios tocan mi estómago. No estoy muy lejos de empezar a rogar cuando sus dedos se deslizan finalmente en la banda de mis bragas y se deslizan hacia abajo por mis piernas. Sus labios se abren camino de regreso por mi cuerpo, deteniéndose para dar vueltas alrededor de mi pecho con su lengua. Cuando me quejo, él me mira con una enorme sonrisa en su rostro. —¿Estás lista para mí, amor? —Dios, sí, —jadeo, envolviendo mis piernas alrededor de él de nuevo. —Te amo tanto, señora Bennett. —Sus labios se conectan con los míos mientras lentamente entra en mí. Realmente se siente como la primera vez de nuevo. Hay tanta emoción; no sé si quiero sonreír o llorar con lágrimas de felicidad. —También te amo, señor Bennett. Y este es mi para siempre. Tomó mucho para llegar hasta aquí, pero no cambiaría este momento por cualquier cosa… estoy lo más feliz que nunca he estado, y esto sólo puede ir a mejor.


Créditos Foro Bookworm Books

Traducción: Gaby Cruz

Corrección: Coral Black, florpincha, mawii

Diseño: Coral Black

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