Bernardo de Noboa y la fundación de cofradías en la doctrina de Ticllos (Cajatambo), 1653-1656

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Historia y Región 1, año I, Octubre 2013: 61-76

BERNARDO DE NOBOA Y LA FUNDACIÓN DE COFRADÍAS EN LA DOCTRINA DE T ICLLOS (CAJATAMBO ), 1653-1656 Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi shionhistory@hotmail.com

RESUMEN El siglo XVII, para el caso peruano, es conocido por las campañas de extirpación de idolatrías en la sociedad indígena. El iniciador, Francisco de Ávila, dejó los cimientos para la institucionalización de esta política extirpadora que tomó una mayor relevancia con Pedro de Villagómez, arzobispo de Lima. Pero estas campañas asumieron, casi simultáneamente con la consolidación de la sociedad colonial, el objetivo común de desestabilizar la sociedad indígena. En este contexto, muchos curas doctrineros, a partir de mediados del siglo XVII, estuvieron sumamente interesados en iniciar su carrera eclesiástica. Entre ellos está el caso de Bernardo de Noboa, quien, para alcanzar una merced mayor, necesitó tener un respaldo de su buena labor evangelizadora, y para ello, alentó las fundaciones de cofradías en su doctrina de Ticllos en consenso con su feligresía. De esta manera, aportaremos unos datos más sobre la carrera eclesiástica de Bernardo de Noboa. PALABRAS CLAVES: Bernardo de Noboa de las Mariñas, Cofradías de Indios, Carrera Eclesiástica, Cajatambo, Siglo XVII. ABSTRACT The seventeenth century, in the Peruvian case, is known for the extirpation of idolatry campaigns in Indian society. The initiator, Francisco de Avila, left the foundation for the institutionalization of this policy, who took a higher profile with Pedro de Villagomez, Archbishop of Lima. But, almost simultaneously with the consolidation of colonial society, these campaigns took the common objective of destabilizing Indian society. In this context, many parish priests, from the middle of the seventeenth century, were extremely interested in starting their ecclesiastical career. Among them is the case of Bernardo de Noboa who, to reach a greater mercy, needed to have a backup of his good work of evangelization. For this, he promoted the foundation of brotherhoods in the doctrine of Ticllos in consensus with his membership. In this way, we will provide a few more facts about the ecclesiastical career of Bernardo de Noboa. KEY WORDS: Bernardo de Noboa de las Mariñas, Indian Guilds, Ecclesiastical Career, Cajatambo, Seventeenth Century. 

Estudiante de pre-grado de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es líder e integrante del Grupo de Estuio e Investigación “Regionalicemos la Historia”. Ha participado en varios eventos académicos a nivel nacional. Actualmente está centrado en su tesis “La carrera eclesiástica del clero secular, s. XVII”. Aprovechamos la presente ocasión para dar nuestro agradecimiento a Melecio Tineo Morón, director del Archivo del Obispado de Huacho, por las facilidades que nos brindó en el trabajo de la documentación utilizada para el presente trabajo. Asimismo, a los doctores Miguel León Gómez y Fernando Armas Asín por sus observaciones y sugerencias.

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Bernardo de Noboa y la Fundación de…

INTRODUCCIÓN

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as cofradías coloniales fueron asociaciones corporativas dedicadas a venerar y promover una advocación religiosa –virgen, cristo, santo o santa– que eligieron como patrón o patrona, pero que, además, socorrían a los necesitados –la caridad cristiana– y tenían funciones extra-religiosas (económicas, políticas y culturales). Ha recibido mucho interés por varios investigadores de los cuales tenemos un mayor conocimiento sobre su funcionamiento y organización; sin embargo, con respecto a las cofradías de indios, todavía tenemos un vacío historiográfico. Salvo algunos trabajos que desarrollaron la relación entre cofradías y las campañas de extirpación de idolatrías, donde la sociedad indígena la utilizó para resistir a las presiones coloniales que sobre ellos cargaban, 50 no tenemos registro sobre otros casos para el espacio peruano; y es ante esta situación que podemos señalar la necesidad de su estudio, ya que nos puede aclarar un poco más el panorama contextual de la sociedad indígena mediante el conocimiento de sus organizaciones y relaciones sociales en una localidad dentro de la región establecida por ellos mismos. En esta necesidad de conocer las relaciones de las cofradías de indios y otros agentes sociales, el presente estudio va encaminado a corresponder la fundación de una cofradía de indios en la doctrina de San Pedro de Ticllos, perteneciente a la provincia o corregimiento de Cajatambo, y la participación de su cura, Bernardo de Noboa. Así notaremos que la intervención de este cura doctrinero no fue vocacional sino, más bien, estaba suscrito a una lógica colonial de sus contemporáneos, es decir: hacer méritos para tener una buena carrera eclesiástica con el objetivo de obtener una merced mayor o prebenda, por ejemplo, una ración de la Catedral de Lima. Pero esto se lograría, para el presente caso, con el “acuerdo” del cura de Ticllos y sus feligreses. En este sentido, nuestro estudio presenta un esquema con tres partes: a.

b.

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“El siglo XVII y la desestabilización de la sociedad indígena”, es un esbozo del contexto histórico de la sociedad colonial, donde se mencionará los procesos históricos –la crisis demográfica, la política de administración territorial y las campañas de extirpación de idolatrías– que convergieron en la desestabilización de la sociedad indígena, suscribiéndolos, forzosamente, al mercado colonial. “La fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria”, tratará sobre el proceso de fundación de esta institución en el pueblo de San Miguel de Corpanqui por su cacique gobernador, sus principales y común de indios,

Ver: Celestino y Meyers (1981) y Varón (1982).

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Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi

c.

iniciado con una petición de licencia de fundación en el año 1653 hasta lograr su fundación definitiva en 1656. “La participación de Bernardo de Noboa: ¿vocación o interés?”, abordará los motivos que tuvo el cura doctrinero de Ticllos para alentar la fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria ciñéndonos al contexto que muchos curas doctrineros, a partir de mediados del siglo XVII, estarán sumamente interesados en iniciar su carrera eclesiástica. Donde nuestro personaje estará inmerso en esta lógica colonial con el objetivo de alcanzar una merced mayor.

Con este esquema iniciaremos nuestro estudio de la fundación de una cofradía de indios y la participación de su respectivo cura doctrinero, el cual nos servirá para ejemplificar la lógica colonial de ambas partes; por un lado, el interés en desarrollar una buena carrera eclesiástica por Bernardo de Noboa, por el otro, la adaptación de una institución europea –la cofradía– por la sociedad indígena con el objetivo de perdurar, en lo posible, su organización tradicional. Todo ello estará “concertado” entre los interesados.

1.

EL SIGLO XVII Y LA DESESTABILIZACIÓN DE LA SOCIEDAD INDÍGENA

El siglo XVII ha sido el marco de investigaciones dedicadas al corregimiento de Cajatambo51, como resultado de ellas, tenemos un mayor conocimiento sobre las Campañas de Extirpación de Idolatrías que ejecutó el Arzobispado de Lima sobre aquella jurisdicción52; sin embargo, no tenemos estudios que relacionen estas campañas con las cofradías. Por tal razón, partiremos con un esbozo sobre el contexto histórico de la desestabilización53 de la sociedad indígena en el sistema colonial.

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La provincia de Cajatambo, en la actualidad, está ubicado al noreste del departamento de Lima a unos 3350 msnm. Para el período colonial, Cajatambo fue un corregimiento conformado por cinco repartimientos de indios: Cajatambo –cabeza de doctrina o curato–, Ámbar, Andajes, Ocros y Lampa. Además, tenía circunscrito en su jurisdicción 13 doctrinas de indios: 1. El pueblo de Cajatambo, 2. El pueblo de Mangas, 3. El pueblo de Chiquián, 4. El pueblo de Ticllos, 5. El pueblo de Hacas, 6. El pueblo de Ocros, 7. El pueblo de Cajacay, 8. El pueblo de Cochas, 9. El pueblo de Gorgor, 10. El pueblo de Churín, 11. El pueblo de Andajes, 12. El pueblo de Cochamarca, y por último, 13. El pueblo de Ambar (Bueno, Cosme 1951 [1764]: 39-40). 52 Entre los autores que desarrollaron esta temática, tenemos por ejemplo a: Pierre Duviols (2003), Juan Carlos García (1994), Lorenzo Huertas (1981) e Iris Gareis (1989). 53 Este término lo tomamos de Carlos Sempat Assadourian (1982: 301-321), para referirnos al proceso de consolidación del sistema colonial en base a las mudanzas o migraciones de las poblaciones andinas al mercado colonial a través de diferentes métodos como la apropiación de mano de obra indígena, la organización de la tierra y la administración del poder colonial.

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… La sociedad rural durante los siglos XVI y XVII sufrió modificaciones a nivel jurisdiccional: inició con el sistema de encomiendas que trajo consigo el fortalecimiento de las élites encomenderas y su resultante debilitamiento en manos de la Corona española mediante la promulgación de las Nuevas Leyes en 1542. Las medidas que se tomaron se manifestaron en la creación del Virreinato del Perú y la Real Audiencia, y directamente para debilitar a la élite encomendera se instalaron los Corregimientos y las Doctrinas de Indios. De este modo, perdieron las potestades que tenían (la administración de la justicia y el cobro de tributos fue remplazado por el corregidor, y la evangelización cayó en manos de los doctrineros). Aunque se desató la rebelión de ellos liderados por Gonzalo Pizarro, el destino final fue su derrota en manos de Pedro de la Gasca. Así, el 29 de junio de 1556, llegó el nuevo virrey Andrés Hurtado de Mendoza, y con ello el proceso de consolidación del Virreinato peruano. Con el fin de consolidar el nuevo virreinato se desarrollaron algunos procesos históricos que estructuraron a la sociedad colonial. Entre ellos tenemos la crisis demográfica andina de los siglos XVI y mediados del XVII causados mediante las enfermedades venidas de Europa (la viruela, el sarampión y la gripe) y la ruptura económica y social iniciado con la conquista, produjeron muchos quiebres en la sociedad indígena. Luego están las reducciones de indios encabezadas por el virrey Francisco de Toledo en la década de 1570, que con la elección de nuevos espacios, los pueblos de indios se fundaron, en su mayoría, en valles cercanos a ríos a través de su distribución en sucesivas migraciones (Zuloaga Rada 2003: 88-89). Además, el impacto de la economía colonial basada en las minerías, haciendas, estancias de ganado (ovejuno, vacuno y cerda) y los obrajes, requirieron de mucha fuerza de trabajo, esto se logró gracias a la adaptación de un sistema ya utilizado por los Incas llamada mita, donde su versión colonial desechó sus rasgos rituales por una lógica mercantilista (Assadourian 1982: 295) facilitada por las migraciones forzosas (Cook 2010: 311-320). Todo se dirigió a una mayor presencia política de las élites limeñas y provincianas en detrimento de la sociedad indígena, donde la tierra era base de ese poder y “a los naturales se les despojó de sus tierras y en otros se les dió las tierras eriazas, pobres y faltas de aguas o en lugares quebrados difíciles de labrar” (Vargas Ugarte 1654: 284). Este panorama muestra que la consolidación del sistema colonial en base a la “rentabilización de la tierra” estuvo dirigida a “mudar” forzosamente a los indígenas al mercado, es decir, a romper sus parámetros tradicionales de subsistencia. Aun así, este proceso no se lograría únicamente con el aparato civil, se requiere de un aliado para justificar su presencia: la Iglesia. La evangelización, labor desplegada por la Iglesia colonial donde perfilaron a la sociedad indígena a identificarse con el nuevo orden en base a la negación de su 64


Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi cultura autóctona –caracterizada por su pluralidad– a uno cada vez más monótono y limitado. Cuyo instrumento más representativo para este siglo XVII fueron las campañas de extirpación de idolatrías,54 que tuvieron tres etapas en su desarrollo: La primera en los años 1600-1620, que se desenvolvió en las doctrinas de Canta, Huarochirí y Cajatambo. La segunda en los años 1645-1680, que se caracterizó por su gran dinamismo –violencia y destrucción material– y expansión, donde se visitaron, además de las doctrinas mencionadas en la primera campaña, la de Yauyos y otras que están más al oriente del arzobispado de Lima. Por último, la desarrollada en los años 1720-1730, que concuerda con la gran última epidemia que afectó a las sociedades rurales en el año de 1720, cuyos efectos perduraron años después (Burga 1999: 342-343). Esta breve periodización de las campañas de extirpación de idolatrías nos ejemplifica la relación de la crisis demográfica y las cargas económicas del siglo XVII más el papel de la Iglesia católica para mantener el control de la sociedad indígena que quedó desestabilizada reflejada en muchas consecuencias: desde el ámbito religioso, las poblaciones andinas perdieron el espacio público para sus rituales llevándolos a mantenerlos en la clandestinidad; que trajeron consigo el debilitamiento de las identidades regionales y hasta las locales, antes manifestada en el culto a los grandes dioses como los mallquis –momias que simbolizaban los linajes étnicos de los curacazgos– hasta llegar a su desaparición (Burga 1999: 343-344). Y en el ámbito político el escenario no fue distinto, ya que con la desestructuración de los cultos andinos también perdieron la legitimidad de sus autoridades indígenas tradicionales en la sociedad colonial. Con todo, la sociedad indígena tuvo mecanismos de adaptación que permitieron su subsistencia e, incluso, sacaron provecho de la situación. Un ejemplo de ello fueron las cofradías que utilizó la población indígena como sustituto de sus instituciones nativas (Varón 1982: 135-136) causado por la debilitación de su organización tradicional provocado por la instalación colonial. Efectivamente, en la mentalidad indígena la cofradía aparece como la institución capaz de mantener en vigencia las formas religiosas resultantes del shock cultural (Celestino y Meyers 1981: 105-106). No obstante, esta apropiación y adaptación de las cofradías por parte de la sociedad indígena debe tener una explicación más compleja. Revisando otros 54

Cabemos aclarar que la extirpación de idolatrías ya se ejecutaban desde el siglo XVI, pero como no tenía una institucionalización por parte del Arzobispado de Lima, estos procesos fueron casos individuales de algunos visitadores y doctrineros. Ya para inicios del siglo XVII, la Nueva Extirpación empieza en 1609 con la declaración del cura de San Damián de Huarochirí, Francisco de Ávila, de haber constatado las prácticas idolátricas de los indios. Acto seguido, se creó el programa de la visita de idolatrías que fue reglamentado por el sínodo de 1613 (Duviols 2003: 26).

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… escenarios, Nancy Farriss en su investigación sobre los mayas de Yucatán, propone que las cofradías sustituyeron a las cajas de comunidad con el objetivo de preservar mejor esos bienes comunitarios ante el acoso de diferentes autoridades. 55 De esta manera su respuesta estuvo motivado por una preocupación de su economía comunitaria, por eso asimilaron las cofradías, pero además, les posibilitó mantener un reducto de su cultura autóctona; a través de la administración directa de sus bienes comunales en base a su sistema de cargos. Aunque esto conllevó la sujeción al ámbito eclesiástico –donde se disputaron conflictos con sus curas doctrineros–, pero al menos pudieron resistir a los poderes civil y eclesiástico.

2.

LA FUNDACIÓN DE LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA

Para fundar una cofradía era necesario preparar sus constituciones, y en el caso de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria,56 el que ayudó a armar las constituciones fue el cura del pueblo. Acto seguido, se requería la aprobación del arzobispo de Lima.57 Este proceso inició con la petición de licencia –fechada el 16 de octubre de 1653– para fundar una cofradía con la advocación de la virgen de la Candelaria porque tienen una imagen de ella en su iglesia el cual todos los naturales la tienen por su protectora y abogada, firmado por el cacique gobernador, don Cristóbal Santos Machagua; y los principales, don Fernando Machagua, don Martín Manchapa, Juan Andrés, Nicolás Lorenço y Miguel Pablo, todos ellos en nombre de su común de indios del pueblo de San Miguel de Corpanqui –anexo de la doctrina de Ticllos–. Esta 55

Cita obtenida en: Zuloaga Rada (2002: 223). Esta hipótesis puede responder a la figura del corregidor, quien tenía a su cargo la administración de las cajas de comunidad –lugar donde se guardaban la recolección de tributos de los indios y otros ingresos para sus necesidades–. Esta potestad de la autoridad civil sobre los bienes de las comunidades traía consigo el deterioro de la economía andina, pues, cada vez eran testigos de las extralimitaciones que tenía el corregidor en la administración de los bienes comunales. Este tema está aún en discusión para otros espacios como Mesoamérica. Pero, para el caso peruano, todavía carecemos de estudios profundos al respecto. Por algo decía Gibson: “las cajas de comunidad y las cofradías son las instituciones corporativas más importantes de la economía y sociedad indígenas” (Citado en Zuloaga Rada 2002: 222). 56 La fuente utilizada para el proceso de fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria la hayamos en el Archivo del Obispado de Huacho, específicamente, en la Serie Documental de Cofradías. El documento es un libro de cofradía tiene un rango temporal entre los años de 1653 a 1720. En su organización se ha encontrado valiosa información sobre el proceso de fundación de esta cofradía, los registros de ingresos y egresos –data– y de las elecciones de sus autoridades –mayordomos, priores, mayoralas, entre otros más–, como también numerosas visitas generales que realizaron las autoridades eclesiásticas del Arzobispado de Lima. En suma, es un valioso documento para acercarnos al funcionamiento interno de las cofradías coloniales como también a la participación de sus actores en sus pueblos. 57 Para conocer el panorama general de las cofradías del corregimiento de Cajatambo, ver: Rosado Loarte (2008).

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Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi petición de los indios fue presentada en el momento que el señor doctor don Pablo de Paredes, visitador general del arzobispado de Lima, desarrollaba su visita a la doctrina de Ticllos. Él leyó la petición y mandó que los indios redacten las constituciones de su cofradía porque “certificó que en el dicho pueblo de Corpanqui no ay otra cofradía de la dicha advocación ni otra ninguna y que los que pretenden fundar esta es gente de buena vida y deseosos de servir a Dios Nuestro Señor y así se les podrá dar la licencia que pretenden para la dicha fundación y lo firmó.”58 Resulta interesante notar que esta cofradía es la primera que se fundó en el pueblo de Corpanqui, aunque es pertinente informar que hubo otras cofradías que se fundaron con anterioridad en la doctrina de Ticllos.59 Una vez obtenido la licencia de fundación y siguiendo la orden del visitador general; las autoridades indígenas, por sí y en nombre del común de indios, redactaron una segunda petición para que puedan hacer las constituciones de su cofradía: […] Decimos que para más servir a Dios Nuestro Señor y a su bendita Madre tenemos deseo de fundar una cofradía de la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria respecto de que en el dicho pueblo no ay otra cofradía desta advocación ni en el dicho benefiçio como lo certifica el doctor don Pablo de Paredes visitando aquel benefiçio y para que nuestro deseo tenga cumplido efecto y nuestras almas por abogada a la Virgen Santissima de quien esperamos a de ser nuestra medianera para que nuestro Señor nos perdone nuestros pecados y gocemos del descanso eterno. A vuestra señoría pedimos y suplicamos que atendiendo a lo referido y a lo que el dicho visitador certifica que presentamos nos conceda licençia para poder hazer constituciones para el buen govierno desta cofradía que en ello receviremos merçed con justicia […]

La respuesta tardó. El 2 de marzo de 1656, la licencia fue dada por el señor doctor don Martín de Velasco y Molina, chantre de la santa iglesia y obispo electo de La Paz. Prontamente los indios presentaron las constituciones al doctor don Martín de Velasco y Molina; éste respondió con un auto fechado en la ciudad de Los Reyes el 7 de marzo de 1656 donde aprobó las constituciones, no obstante de remediar algunas observaciones como esta: […] las aprobaba y aprobó, ecepto que las limosnas que huvieren de dar los cofrades aya de ser voluntaria sin apremiarle para ello en manera alguna = Y en quanto a esto revocó la constitución nona [sic] = Y con que la elección de prioste aya de ser annual como la de los mayordomos = Y asimesmo con que los mayordomos que salieren 58

Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, f. 2v. Es el caso de la cofradía de San Antonio de Padua fundada en el pueblo de San Cristóbal de Roca, anexo de la doctrina de Ticllos, en el año de 1643. Ver: Archivo Arzobispal de Lima. Cofradías, leg.46, exp.6, 1643, f. 1r. 59

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… ayan de dar quenta a los nuevamente electos con asistencia del cura = Y con que no hagan elección de alferes que saque pendón el día de la advocación desta cofradía […].60

En esta conformidad, la autoridad mandó se guarden las constituciones como aprobadas el 8 de marzo de 1656. Así, el proceso de fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria de los indios del pueblo de Corpanqui demoró no más de tres años en conformidad a la legislación canónica. Ahora ponemos a disposición las constituciones de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria: 1 Primeramente que esta santa cofradía a de tener la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria y su capilla a de estar junto al arco toral de la iglesia nueva que se está haciendo en el dicho pueblo de San Miguel de Corpanqui al lado del evangelio y su fiesta sea de çelebrar a dos de febrero de cada año y si no se pudiere çelebrar aquel día por algún inconveniente sea de hazer el domingo siguiente a la dicha fiesta y aquel día an de confesar y comulgar todos los Hermanos Veinte y Quatros siendo capaces para ello para que con mayor veneraçion se pueda celebrar la dicha fiesta y por la limosna de la missa cantada que sea de deçir y sus vísperas procession y sermón se le a de dar al cura que la dixere y predicare quatro pesos de a nueve reales. 2 Yten. Sean de decir en el discurso del año tres missas cantadas que sale a cada quatro meses una y se lea de //f.3v// dar dos pesos de a nueve reales de limosna por cada una y estas sean de deçir por los hermanos vivos y difuntos desta cofradía. La una el día de Nuestra Señora de la Encarnación. Y la otra el día de la Natividad de Nuestra Señora = Y la otra terçera el día de la Concepción de Nuestra Señora. 3 Yten. Que en la otava de los finados sea de decir otra missa cantada con su vigilia por los difuntos de la dicha cofradía ofrendada en la manera que se pudiere y se ha de dar al dicho cura dos pesos de a nueve reales. 4 Yten. Que todas las personas que quisieren entrar por Hermanos Veinte y Quatros desta cofradía assi hombres como mugeres an de dar un cirio de dos libras y dos pesos de a ocho reales por su entrada. 5 Yten. Que si algún Hermano Veinte y Quatro de los fundadores o de los que entraren muriere lean de aconpañar en su entierro el estandarte con sus achas y si fuere prioste, o mayordomo con doçe y a sus hijos con quatro, esto se entienda si quando murieren tubieren pagada su entrada y el cirio y de otra manera no tenga obligaçion la cofradía a llevar en su entierro cossa alguna. 6 Yten. Por quanto esta cofradía se funda de presente y no tiene todo lo necessario para sus gastos sea de pedir limosna los domingos y fiestas del año y que los hermanos y Hermanos Veinte y Quatros acudan con lo que voluntariamente quisieren dar. 7 Yten. Que esta cofradía tenga una caxa con dos llaves que la una tenga el cura y la otra el mayordomo más antiguo y en ella se guarden todos los bienes que tuviere la 60

Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, f. 4v.

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Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi dicha cofradía y un libro donde se asienten y las limosnas que entraren y salieren para quien todo tiempo aya quenta y raçon para darla a quien su señoría illustrisima ordenare y mandare. 8 Yten. Que el día de la fiesta luego in continenti61 [cursiva nuestra] que se aya acabado se junten a cavildo en presencia del //f.4r// cura y se ayan de elegir un prioste dos mayordomos un procurador y dos diputados y que el dicho prioste aya de ser por el tiempo que el quisiere serlo que sea persona capaz y de edad para que le respeten y obedezcan los demás hermanos de la dicha cofradía y que en las elecciones de mayordomos que se hizieren en adelante aya de quedar el más moderno para que al que nuevamente se eligiere le industrie en el dicho oficio y le advierta lo que huviere de hazer y este que quedare a de tener la antigüedad en el dicho oficio. 9 Yten. Que la limosna que se huviere de pedir se aya de encomendar a dos hermanos que la pidan y al que se esvesare de hazerlo por tres o quatro vezes sean escluydos y echados de la dicha cofradía por gente ynutil y que no se digna de servir a la virgen santissima y a su precioso hijo de quien tantos beneficios y mercedes recevimos y para averlos de echar sea de comunicar con el cura y prioste y demás personas celosas del culto divino y que las personas que no dieren la limosna por espaçio de quatro meses no tenga voto en cavildo y sean despedidos desta cofradía. Las quales dichas constituçiones hazemos y ordenamos para honra y gloria de nuestro señor Jesuchristo y de su bendita Madre para que su divina magestad se digne de guiarnos en su santo serviçio y que nuestras almas tengan el goço y descanso eterno.62

Además de estas constituciones, los indios dieron como norma la compra de un libro para hacer el inventario de los bienes que tuviere la cofradía y se asienten los cabildos, elecciones y entradas de hermanos. Toda esta información citada es valiosa porque nos acercará a conocer la vida cotidiana de las cofradías de indios en los espacios rurales como son: las fiestas religiosas, el sistema de cargos y la economía indígena.63

3.

LA PARTICIPACIÓN DE BERNARDO DE NOBOA: ¿VOCACIÓN O INTERÉS ?

Como se dijo anteriormente, el 16 de octubre de 1653, las autoridades indígenas –el cacique gobernador y los principales representando a su común de indios– realizaron una petición a las autoridades del arzobispado de Lima para obtener la licencia de hacer fundación de una cofradía en su pueblo de San Miguel de Corpanqui. La justificación que dieron del pedido de la licencia para fundar una cofradía era que: […] en el dicho pueblo de señor San Miguel de Corpanqui ay una devota ymagen de Nuestra Señora Candelaria a quien todos los naturales del dicho pueblo tienen por su protectora y abogada y para merecer mejor su intercesión y amparo y piadosamente 61 62 63

La expresión latina “in continenti” significa: inmediatamente. Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, ff.3r-4r. Estos temas se desarrollaran en un próximo trabajo de nuestra autoría.

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… nos hemos juntado a fin de darle una hermandad y cofradía en que biviendo christianamente debajo desta protección de su santo nombre y cofradía demás almas se salvaran […].64

De la cita cabe preguntarnos: ¿quién asesoró a los indios a realizar la petición?65 Para responder debemos señalar que el cura doctrinero por aquellos años que se desarrollaba el proceso de fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria fue un visitador de idolatrías muy conocido, nos referimos a Bernardo de Noboa de las Mariñas. Como autoridad eclesiástica –cura doctrinero–, Noboa conocía los requisitos necesarios para fundar una cofradía y la legislación que reglamentaba su funcionamiento. Es decir, sabía que las cofradías estaban reguladas por las leyes civil y canónica. El primero vendría a ser las denominadas Leyes de Indias, mientras que para el segundo, están el Concilio de Trento, los Concilios Limenses y los Sínodos Provinciales; juntas actuaban bajo el Real Patronazgo, que era la alianza entre la Corona española y el Papa. Por ende, Noboa era la persona más preparada para asesorar a los indios a realizar la petición de licencia. Esta hipótesis, además de lo expresado, podemos avalarlo en el contenido de la carátula del libro de la cofradía: “Constituciones de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria fundada en la iglesia del pueblo de San Miguel de Corpanqui anexo del beneficio de San Pedro de Ticllos en la provincia de Caxatambo. Siendo cura y vicario el licenciado don Bernardo de Noboa.”66

Este contenido tiene la rúbrica de nuestro personaje. Además, si nos remitimos a los datos biográficos que Juan Carlos García hizo para este cura, encontraremos una lógica en su proceder en torno a su participación en la fundación de la cofradía en cuestión. Bernardo de Noboa, como cualquier contemporáneo suyo, aspiró a emprender una brillante carrera eclesiástica que le permitió una mejor posición social y económica en la sociedad colonial.67 En tal modo, para 1643 ganó por oposición la 64

Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, f.2r. Responder las preguntas mencionadas arriba es una tarea difícil de realizar, pues el obstáculo mayor de esto es la limitación de la documentación en sí misma. A esto, una manera de proceder será mediante el cruce de información provenidas de fuentes históricas diversas; sin embargo, nuestra interpretación no se limitará a lo que dice el documento, más bien haremos uso de nuestra imaginación, claro, no abusaremos hasta llegar a la elucubración. Hecho la advertencia, proseguiremos con la explicación. 66 Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, f.1r. 67 Respecto a las carreras eclesiásticas, el clero secular del siglo XVII tenía entendido que era necesario ascender para obtener un mayor beneficio social y económico, un ejemplo de ello fue el caso del cura doctrinero Francisco de Ávila. Aunque cabe resaltar que no todos seguían esta lógica, pues, muchos 65

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Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi doctrina vacante de Santa Ana de Succha (Huaylas).68 Y como propietario de esta doctrina de indios se desenvolvió en la administración de los santos sacramentos de su feligresía, y resultado de su buena labor le otorgaron el título de Vicario Foráneo de Huarmey y Comisario de la Santa Cruzada para 1650. Pero no quedó ahí, pues su anhelo de escalar en la jerarquía eclesiástica limeña y, como conocedor de las campañas de idolatrías que se desarrollaron en los años de 1600 a 1620 por las provincias de Canta, Huarochirí y Cajatambo, más la segunda campaña que presenció como la muy dinámica e importante, ya que fue liderado por su arzobispo Pedro de Villagómez; buscó los medios más seguros para obtener un beneficio o doctrina en la provincia de Cajatambo. En consecuencia, Noboa inició el proceso de permuta de doctrinas con el cura de San Pedro de Ticllos, Br. Francisco Negrón de Luna, el 21 de abril de 1651. Las justificaciones que presentaron ambos curas para conseguir la permuta estuvieron sustentado en que: […] el Bachiller Bernardo de Noboa cura de la doctrina de yndios de Guarmey a estado desde que entró a servirla muy falto de salud por ser aquel tenperamento cálido y no conforme a su complexsion que requiere temple frío como lo es el de la doctrina de San Pedro de Ticllos donde es cura el Br. Francisco Negrón de Luna el qual passa asimismo otras enfermedades resultadas del tenperamento frío y para que ambos la conserben mexor atendiendo a que ninguno de ellos tiene capítulos pendientes ni otras causas criminales y que a constado no aver yntervenido en esta permuta pacto alguno de felonía e tenido por bien por lo que a mí me toca de permutarles los dichos curatos en conformidad de lo dispuesto por mi real zedula de Patronazgo lo qual aviendose consultado con don García Sarmiento de Sotomayor Conde de Salvatierra […] mi virrey governador y capitán general de las dichas provincias del Perú […] sea conformado con la dicha consulta y avia admitido la dicha permuta […].69

Como cura propietario de Ticllos, Bernardo de Noboa vio, cada vez más cerca, su ambicionado título de Visitador de Idolatrías. Si bien, para conseguirlo era es necesario dejar una buena evidencia de su labor evangelizadora porque, como era sabido, conocía lo grave que era estar capitulado por tu propia feligresía; y esto podía ser un obstáculo muy fuerte para seguir en su carrera eclesiástica. 70 doctrineros preferían quedarse en sus beneficios para obtener el soporte económico de subsistencia de él y su familia. Por eso, era común ver que muchos de ellos llevaban a familiares a sus doctrinas –algo que era impedido por las leyes canónicas–, el mismo Ávila lo había practicado. Esto se puede verificar revisando la documentación colonial de los archivos eclesiásticos, entre ellos el Archivo Arzobispal de Lima en sus Causas de Capítulos. 68 Revisando varias documentaciones sobre vacancias de doctrinas en el Archivo Arzobispal de Lima, hemos encontrado algunas causas de su “vacancia”. Entre las principales o recurrentes eran por: fallecimiento, promoción y haber cometido falta alguna (por ejemplo, ausencia del cura a su doctrina de indios o incumplimiento de licencias por viaje de “negocios”). 69 Archivo General de Indias. Lima, 254, n° 9, 1664, ff.63r-64r. 70 Eso sucedió con Francisco de Ávila, que, tras la denuncia de los indios de su doctrina, fue mandado llamar desde el arzobispado y encarcelado en la prisión eclesiástica… Por todo ello quizás la acción de

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… Convenientemente, aprovechando la visita general que el doctor don Pablo de Paredes realizó a su beneficio practicado en uno de sus anexos –el pueblo de San Agustín de Cusi– el 16 de octubre de 1653, obtuvo una sentencia favorable por parte del juez, quien lo declaró por buen cura y digno de mercedes mayores. 71 Tres años más tarde, el 9 de mayo de 1656, le dieron el título de Visitador de Idolatrías de la provincia de Cajatambo72. Esta breve trayectoria de Noboa nos sirve para entender mejor su participación en la fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria. Puesto que, aparte de ser la persona indicada para asesorar a los indios del pueblo de Corpanqui por su conocimiento en la materia, cabe preguntarnos si lo hizo por vocación por una buena evangelización o, en caso contrario, trascendiendo de lo religioso, su proceder estuvo marcado por un interés en particular. Nos inclinamos por lo último, porque al ver la coincidencia de la fecha entre la petición de licencia para fundar la cofradía por parte de los indios y la visita general practicada por Pablo de Paredes; encontramos que ambos hechos se realizaron el 16 de octubre de 1653 en el pueblo de San Agustín de Cusi. Esta “coincidencia” se puede explicar desde las posiciones de los indios y del cura. Por un lado, los indios del pueblo de Corpanqui, con la experiencia de a ver atestiguado la desestabilización de su sociedad, donde fueron obligados a ingresar al mercado colonial, vieron necesario responder a esta situación de explotación y empobrecimiento. Esto explica la adaptación que hicieron de la cofradía como un espacio para retomar su participación directa en la administración de sus bienes comunales y escapar, en alguna medida, a las constantes presiones de las autoridades coloniales. Asimismo, los caciques obtendrían la imagen de buenos cristianos por fomentar la fundación de su cofradía y el espacio necesario para ejercer su autoridad como mayordomos y otros cargos, y con esto, reafirmar su posición social dentro de su comunidad.73 En suma, se alojaron en el espacio brindado por la Iglesia, aunque para cuidar sus intereses debían “concertar” o defenderse con el personaje más inmediato a su pueblo: el doctrinero. los indios debió contrariarle particularmente, pues venía a enturbiar lo que era una prometedora carrera religiosa… (Acosta 1987: 579). 71 Archivo Arzobispal de Lima. Visitas Pastorales, leg.11, exp.20, 1653, ff.6r-6v. 72 Estos datos biográficos lo obtuvimos de la cita obtenida en Duviols (2003: 125) sobre las investigaciones de Juan Carlos García. Además, esta etapa de la vida de Noboa como visitador de idolatrías ha recibido mayor interés en la historiografía peruana. 73 La reafirmación del poder de los caciques en sus pueblos, para este caso el de Corpanqui, la podemos apreciar en los cargos de mayordomos, el cual era asumido por ellos en repetidas veces. Ver: Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653.

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Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi Paralelamente, Bernardo de Noboa tuvo un desempeño ajustado como doctrinero de Ticllos sin ningún perjuicio en su contra por parte de su feligresía. 74 Así, se dedicó a desempeñar su oficio con toda normalidad. Y con respecto a la fundación de la cofradía, sabía que su participación le podría favorecer para conseguir un clima propicio que le permitiera encaminarse sin “inconvenientes” a desarrollar una gran carrera eclesiástica, aspirando siempre a una merced mayor: una ración en la Catedral de Lima. Esto explica por qué Noboa alentó y asesoró a los indios de Corpanqui para fundar la cofradía de la Candelaria. Incluso realizó una donación a la cofradía, donde los Hermanos Veinticuatro confesaron lo siguiente: […] que dicho señor Vicario [Bernardo de Noboa] por su devoción para aumentar esta cofradía dio de limosna las vacas siguientes las quales traxo del pueblo de Ticllos que aunque las tenía puestas //f.9r// en la cofradía de Ticllos por cuanto las consumían, y no avia aumento para misas ni para sera las traxo y las dio de limosna a esta santa cofradía […]75

Bernardo de Noboa donó 22 cabezas de ganado vacuno a la cofradía para que puedan comprar la cera, el incienso, los ornamentos y las misas. Ello reflejaba la buena relación que tenía con sus feligreses. Por tanto, deducimos que para Noboa las cofradías eran un medio para forjar “alianzas” con los indios de su doctrina. Esto nos sirve para entender que el 25 de noviembre de 1664 el arzobispo Villagómez, respondiendo a los indios del pueblo de Corpanqui que solicitaron licencia para fundar una cofradía con la advocación del Santísimo Sacramento, pidió que el licenciado Bernardo de Noboa –cura de la doctrina de Barranca por aquellos años– le informara sobre el pueblo de Corpanqui y sus indios. A esto, Noboa respondió: Que las caussas que los yndios del pueblo del señor San Miguel de Corpanqui propenden al señor Provisor para que se funde la cofradía del Santísimo Sacramento en dicho su pueblo son muy justas, y digna de conciencia y útil para todos [tarjado: los yndios] el común de todos los yndios. Porque el dicho de San Miguel de Corpanqui está en medio de todos los pueblos de la doctrina de San Pedro de Ticllos donde asiste poco más del tiempo el cura y celebra las mayores festividades del año, y concurren a missas todos los yndios de los demas pueblos.76

Queda claro el vasto conocimiento que tenía Noboa acerca de su antiguo beneficio, lo mismo podemos decir de la estrecha relación que tuvo con los indios de Corpanqui, que sin ser su doctrinero, ellos confiaban en su informe favorable. Ya que, ellos habían solicitado al arzobispo Villagómez que se a de servir vuestra merced de mandar que el bachiller don Bernardo de Noboa ynforme sobre ello pues a sido 74 75 76

No hemos encontrado capítulos o denuncias de su feligresía contra Bernardo de Noboa. Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, ff.8v-9r. Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías, leg.2, exp.7, 1664, f.3r.

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Bernardo de Noboa y la Fundación de… quince años cura en dicha dotrina…;77 así tuvieron el respaldo necesario para sus intereses. Finalmente, nuestro personaje llevó una pacífica relación con los indios de su doctrina de Ticllos cuando era su cura. Esta parte de su vida lo llevó a realizarse como visitador de idolatrías que, con un gran despliegue de sus habilidades, acumuló los méritos suficientes para ser propietario de una media ración en la Catedral de Lima en 1679. Sin lugar a dudas, concretizó su mayor anhelo de su carrera eclesiástica.

CONCLUSIÓN Resulta clara la necesidad de tener más casos de estudios sobre cofradías de indios para el siglo XVII, y no sólo desde su funcionamiento y organización, sino más bien, relacionarlo con la dinámica de la sociedad colonial. Por tal razón, nuestra investigación es un intento de ir por ese camino. En este proceder, nuestros hallazgos parten de una lógica colonial; es decir, para nuestro caso, Bernardo de Noboa –cura de Ticllos–, estuvo suscrito, como muchos de sus contemporáneos, a la aspiración de un reconocimiento económico y social a partir de su carrera eclesiástica. Para ello alentó la fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria en el pueblo de San Miguel de Corpanqui, con el objetivo de conseguir una buena recomendación del visitador general don Pablo de Paredes el 16 de octubre de 1653 –fecha coincidente con la petición de licencia para fundar una cofradía por los indios del pueblo de Corpanqui–. Esto se logró en base a una alianza entre Noboa y sus feligreses, porque ambos veían en la cofradía un medio para obtener una buena imagen ante la vista de las autoridades eclesiásticas –los indios como buenos cristianos y el cura como persona confiable–, y obtener sus propios intereses particulares: los primeros necesitaban un espacio para reafirmar sus tradiciones autóctonas; mientras tanto, Noboa requería de un buen clima de convivencia en su doctrina para seguir escalando en su carrera eclesiástica. FUENTES DOCUMENTALES ARCHIVO ARZOBISPAL DE LIMA. Cofradías, leg.46, exp.6, 1543, 1f. ARCHIVO ARZOBISPAL DE LIMA. Visitas Pastorales, leg.11, exp.20, 1653, 6fs. ARCHIVO DEL O BISPADO DE H UACHO . Cofradías, leg.1, exp.15, 1653, 52fs. ARCHIVO DEL O BISPADO DE H UACHO . Cofradías, leg.2, exp.7, 1664, 5fs. ARCHIVO G ENERAL DE I NDIAS. Lima, 254, n° 9, 1664, 293fs.

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Ibídem, 2r.

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