Peter Handke

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DESGRACIA IMPEORABLE PETER HANDKE

LITERATUR SOLASADIAK TERTULIAS LITERARIAS Errenteria, 2012 / 03 / 06


BIOGRAFIA Poeta, dramaturgo, novelista, guionista y director de cine austriaco nacido en Griffen (1942). Estudió Derecho en la Universidad de Graz de 1961 a 1965. Empezó escribiendo al mismo tiempo novelas, obras de teatro, poesía y prosa, con el ánimo de distanciarse de las convenciones literarias establecidas y de tomar contacto con la -Heile Natur-, o mundo interior, un concepto que él deriva de Goethe. A su obra se la considera representativa del estilo de la Neue Subjektivität (Nueva Subjetividad). En 1966, publicó su primera novela Los abejorros y estrenó tres obras de teatro, entre las que se encontraba Insultos al público, una controvertida obra de antiteatro en la que cuatro actores discuten con el público. Su primera colección de poemas, El mundo interior del mundo exterior del mundo interior, apareció en 1969. A partir de su narración detectivesca El miedo del portero al penalty (1972), escribió en colaboración con Wim Wenders el guión para la película que este último dirigió; una colaboración que se repitió en el film Cielo sobre Berlín (1987). Realizó algunas películas como La mujer zurda (1977), a partir de un cuento suyo. Entre sus obras de teatro se encuentra Kaspar (1968), basada en la historia de Kaspar Hauser. Autor de relatos, textos dramáticos, novelas, dietarios, poemas,... ninguno de los cuales será sólo eso. Y es que Handke no se atiene a los géneros, para ser, ante todo, escritor. Hoy es uno de los nombres más representativos de la literatura en lengua alemana posterior a la generación de Günter Grass. En 1973 fue premiado con el Georg Büchner -el Premio Cervantes de la lengua alemana- al que luego renunciaría. Simultáneamente a los primeros estrenos de sus obras teatrales y a las apariciones de sus libros nació el personaje controvertido. Al nombre de Peter Handke se añadían por igual títulos como “el mayor escritor joven de lengua alemana” y la calificación de huraño y misántropo. Acusado de narcisismo y de autopropaganda, de habitar una torre de marfil, mientras se destaca su carácter huidizo, de la gente y, desde luego, de toda fama mediática. En verdad resulta un personaje singular, elogiado y atacado con igual virulencia: bien desde la perspectiva del “compromiso”, bien del gusto literario, e incluso desde ámbitos mucho más pedestre. Se trata de un autor de originalidad indiscutible que, desde hace cuatro décadas, escribe y publica trabajos de variados procedimientos y formas que resultan muy difícilmente clasificables. Y es así porque quien ha llegado a ser uno de los nombres fundamentales de la vanguardia literaria en Europa había marcado posiciones ya en sus comienzos con sus intervenciones en el congreso del “Grupo 47” en Princeton (1966) en contra de la llamada literatura “revolucionaria” y “comprometida”. Según él, ésta era continuadora del lenguaje del crimen, lo que hacía preciso un modo más radical de


revolución y compromiso mediante el desmantelamiento del propio lenguaje. Una propuesta inicial que mantendrá su fidelidad de ruptura con el pasado, de buscar un mundo distinto y digno del hombre, no desde alguna instancia diferenciada, sino renovando el lenguaje, concediendo la fuerza liberadora, o purificadora, a la fantasía y al arte. La preocupación de Handke por el lenguaje le impulsa a desmontar los mecanismos internos de la palabra y a afirmar que “hay hombres comprometidos, pero no escritores comprometidos”. Al lado de Günter Grass, por ejemplo, quien recientemente declaraba: “Me comprometí como ciudadano, un ciudadano que tiene el oficio de escritor”, recordando su toma de postura en favor de un partido político (el SPD, entre 1961 y 1994), en Handke puede leerse: “La cuestión no era: yo en tanto que escritor, sino más bien: el escritor en tanto que yo” (La tarde de un escritor). Creador de metanarraciones, en cada una de sus páginas la narración parece trascenderse a sí misma para devolvernos algo como la patria perdida, a la misma sustancia ética del mundo. De este modo cumple con un presentimiento anunciado en Imágenes de la repetición: “El relato, en esto consiste la moral: actúa de modo que puedas representarte tu acción como un relato (actúa de tal forma que sus acciones puedan formar un relato)”. La página es “su deuda social” a la que se enfrenta cada día. Y mientras la literatura de Handke procura desarrollarse fuera de las convulsiones de la actualidad, paradójicamente se vio inmerso en ardua polémica sobre la sangrante cuestión balcánica por su pretendida defensa de los serbios no alineados con Milósevic. O en el caso de su último libro, La pérdida de la imagen o Por la Sierra de Gredos, acusado de adentrarse en una levedad evanescente que parece ignorar las proyecciones utópicas desde un principio presentes en su literatura.

ENTREVISTA Handke en otro tiempo Cecilia Dreymüller (Elpais.com. 5/11/11)

Peter Handke rompe el largo silencio al que se sometió tras su polémica posición respecto a Serbia. El autor austriaco, convertido a la creencia ortodoxa, habla sobre la libertad del viaje, la herencia literaria, la de la propia lengua y las tragedias balcánicas. En su casa rodeada de castaños, situada entre París y Versalles, recibe un Peter Handke (Griffen, Austria, 1942) cuyo aspecto humilde y voz apenas audible están en fuerte contraste con su fama de estrella mediática y de hombre combativo, defensor de causas controvertidas. Tres de sus libros se publican ahora en español: sus notas viajeras reunidas en Ayer, de camino (Alianza), sus apuntes sobre 'Yugoslavia bajo las bombas' en Preguntando entre


lágrimas (Ediciones Alento y UDP) y sus conversaciones con Peter Hamm recogidas en Vivan las ilusiones (Pre-Textos). Tras la solidaridad mostrada con el pueblo serbio durante las guerras yugoslavas y su asistencia al entierro del expresidente Milósevic, en 2006, fue víctima de una campaña mediática que no sólo condenaba su postura política sino que descalificaba también su obra literaria. En los textos reunidos en Preguntando entre lágrimas describe este proceso y aclara los motivos de su compromiso. Las anotaciones de viaje de Ayer, de camino, en cambio, recogen justamente la época antes del estallido del conflicto bélico en Yugoslavia. Acaba de volver de un viaje a Eslovenia, después de pasar por Salzburgo, donde se ha estrenado su más reciente obra de teatro, Immer noch Sturm (Sigue la tormenta).

P. ¿Qué le llevó a hacer este viaje tan largo entre 1987 y 1990? R. Simplemente, no tenía piso. Había dejado mi casa en Salzburgo, y mi hija, la primera, fue a Viena a estudiar. Entonces yo me permití cumplir un sueño que tenía desde hacía mucho tiempo, el de estar yendo de un sitio para otro durante unos años. Al final, fueron dos años y medio. P. En el libro se percibe un anhelo grande buscar paz y calma ¿Cómo encaja la tranquilidad con el viaje? R. Está la famosa historia de los enfermos mentales en la Edad Media, que cuando se ponían agresivos se les montaba en un barco; se tranquilizaban con el movimiento. En este sentido, viajes y tranquilidad pueden ser perfectamente compatibles. Para mí, al menos. Viajando por mi cuenta, se entiende. No es ningún contrasentido. P. Son importantes las observaciones en iglesias y monasterios románicos, en Italia, España, Francia. Este viaje parece ser también un viaje hacia la espiritualidad. R. Espiritualidad es una palabra que no habría que utilizar demasiadas veces. Pero hacia el espíritu, sí. Siempre me ha extrañado que Goethe, en el Viaje a Italia, habla con rechazo y espanto de las figuras románicas, por ejemplo, en Verona, en San Zeno. Las llama caricaturas. A mí me atrae lo espiritual, la espiritualidad soñadora de las figuras románicas, de sus posturas, cómo están puestas entre ellas, sin retorcimiento. No como en el arte gótico, donde está todo puesto en punta, hacia el cielo, como una flecha; en el arte románico todo queda en la tierra y, sin embargo, se siente en la redondez de una cabeza el cielo, la bóveda del cielo ¿no? En Santo Domingo, en Soria, para mí la fachada era pura música. P. En relación con la contemplación de las formas románicas hay en el libro muchas anotaciones con citas bíblicas, reflexiones sobre Dios y lo divino. ¿Hay en el viaje también algo de búsqueda religiosa, de las raíces católicas? R. No. Es una búsqueda sobre cómo describir a una persona, cómo relatarla. No me gustan las descripciones reales, naturalistas de las personas, tal como magistralmente las da el siglo XIX, en Stendhal o Flaubert, o también, de forma distinta, en Tolstói y Dostoievski. Me es ajeno. Me gustan los contornos fuertes, como en el arte románico.


Es decir, el contorno da la forma, en el contorno, el lector o el observador vuelve a encontrar a las personas. Estaba buscando una épica diferente. Que encontré como lector en las epopeyas medievales; me dejé habitar por sus personajes. Intenté contemporizarlas también en El año que pasé en la bahía de nadie, en La pérdida de la imagen y en En la noche sobre el río Morava. Éstas, en el fondo, son novelas medievales, epopeyas más que novelas. En este sentido, no creo tanto en la novela sino en lo épico; el relato que viene de lejos y se balancea hacia la lejanía. Dicho con otras palabras, soy un enemigo de la escritura psicológica. P. Le cito una frase de Ayer, de camino: "Cuando te mueves en los lugares adecuados, en el tiempo adecuado, en la luz adecuada, el mundo, todavía, se convierte en cuento". ¿Es usted un romántico? R. No sé si soy un romántico. También tengo necesidad de ser clásico. Pero permeable, no como Goethe. Aunque Goethe tuvo la suerte -o mala suerte, según se mire- de vivir en una época en la que eso era generalmente aceptado. Acabo de volver a leer Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, y es un libro espantoso. Me he dado cuenta de que lo ha ensamblado, ha trampeado una cohesión que no existe. En este momento entendí que los románticos, con su escritura fragmentaria... ..., la explosión del romanticismo tenía que suceder: Novalis, de otra manera Kleist, o Eichendorff, que dejó tantas cosas abiertas y no pretendió unirlas a la fuerza. Como hizo, sin embargo, Goethe al final. Lo metía todo en una novela, en vez de dejarlo en fragmentos. Pero a él se lo pasaron por alto. En este sentido, me alegro de vivir ahora, porque no todo es aceptado sin más..., por mí mismo tampoco. P. En el libro desea para la humanidad poder subirse a una "traumbarke" -una barca de sueños-. Si esto no es un pensamiento cien por cien romántico no sé qué se puede llamar romántico entonces. R. Tengo tal vez momentos románticos, pero no me abandono a ellos. Aunque a veces uno también debe abandonarse. A menudo he dicho que la literatura verdaderamente buena se parece a una bonita canción de moda. P. En estos apuntes, se abre a un proceso de aprendizaje en el que se exige mucho. R. Sí. Voy al compás del mundo. No voy a mi aire, me acoplo a un compás. Acompaño las cosas que veo. Y lo que penetra en mí lo transmito. Es lo que corresponde. Aprendo de lo que leo, faltaría más. P. En la primera parte del libro, persigue la tranquilidad; más adelante, la meta es la permeabilidad. R. La permeabilidad es lo decisivo. Lo que cuenta es que el escribiente se convierta en una figura de tránsito, por la que pasan todas las cosas. Aunque, ¿quién jamás ha conseguido esto? No sé; Homero, tal vez, y Georges Simenon (risas). A veces William Faulkner. La literatura, en realidad, no progresa, tiene variantes. Escribir ahora como Simenon, eso no puede ser. Una vez dije, hace mucho tiempo: ay, si supiera escribir como Chéjov, historias de estas, obras de teatro como Anton Chéjov. Y entonces


alguien me dijo: "¡Pero, si eso ya existe!, no te hace falta. Escribe lo que te transmitió Chéjov, de su mundo, de su movimiento y ritmo, de su calidad, y sobre todo de su temblor". Una vez dije, un gran autor cierra el camino a sus sucesores, pero sólo para que encuentren su propio camino. O sea, lo contrario de alguien como Thomas Bernhard, quien es fácil de imitar, en realidad. Un escritor que es fácil de imitar, en el fondo, no merece ser llamado como tal. P. ¿De dónde viene tanta expansión mundana, tanta sabiduría occidental y oriental? R. Tonterías. No soy ningún autor internacional. Soy del campo. En el pueblo del que vengo también había budistas, sólo que no los llamaron así. Había un muecín, un alminar, aunque, naturalmente, no estaban allí. Había indios, todo lo que de chico deseaba. Todo proviene del lugar de origen, de los padres, de los antepasados. Naturalmente, uno también se hace a sí mismo, pero no es posible hacerse enteramente. En ningún sentido. No, todo está allí. Antes pensaba a menudo, Dios mío, ¿por qué no he nacido a orillas del Misisipi, como William Faulkner? Pero ahora sé que los riachuelos de mi infancia eran el Misisipi. O pensé, cuando tenía veinte años y leía a Thomas Wolfe y Sherwood Anderson o Dreiser y John Steinbeck, vaya, qué mundo más ancho, y en mi casa todo tan estrecho. Hoy sé que fueron ellos, los escritores, los que lo crearon. Y yo lo tengo que hacer también, hace tiempo que lo sé, y lo puedo hacer, pues este mundo ancho siempre estuvo allí. Sólo que yo lo ignoraba, en mi mente parcialmente obtusa, porque siempre existía en mí el sueño del hombre grande en los hombres pequeños que veía en mi pueblo. Hoy ya lo sé. P. La infancia en esta región fronteriza le marcó también lingüísticamente. R. Sí, sí. En casa se hablaba el dialecto esloveno de Carintia. Mi madre hablaba esloveno puro. Yo menos. En el pueblo al que pertenecíamos y que estaba a un kilómetro y medio, sin embargo, estaba mal visto hablar esloveno. Durante el Tercer Reich, allí la gente era estrictamente nacionalsocialista. El esloveno estaba prohibido, y en la aldea había peligro de deportación. Algunas granjas fueron desalojadas; llevaron a la gente a Alemania, a los campos, y trajeron en su lugar a granjeros alemanes o tiroleses. P. En su obra de teatro Immer noch Sturm rinde homenaje a estos antepasados. Poca gente sabe que la única resistencia armada contra los nazis dentro del Reich la protagonizaron los austriacos de habla eslovena. R. Sí, así es, esto tuvo lugar en las montañas de la Carintia meridional. Y es algo de lo que sólo hace unos años se ha empezado a hablar. Probablemente porque dentro de las familias el dolor era demasiado grande. A los partisanos hace poco se les llamaba todavía bandidos, igual que hicieron los seguidores de Hitler. Y la hendidura pasaba a menudo por en medio de las familias. También en Carintia, los peores torturadores al servicio de los nazis eran los lugareños. En eso eran muy hábiles: fueron eslovenos, croatas, serbios, griegos o franceses los que hicieron el trabajo sucio. Y algunos de los eslovenos de Carintia fueron los asesinos de sus hermanos y hermanas. Esto es una


tragedia. P. Estos antecedentes ¿seguramente han marcado su relación con Yugoslavia? R. Naturalmente. Mi madre hablaba mucho de su hermano mayor, que era fruticultor. Yo estoy completamente impregnado por las historias de amor que mi madre contaba de sus dos hermanos que tuvieron que morir por Hitler y que, en realidad, estaban a favor de Yugoslavia. Y de este hermano mayor, que se fue a Maribor, en Eslovenia, a la ciudad yugoslava más cercana, existen muchas pruebas de que quiso convencer a la familia para tomar partido por los yugoslavos. P. En Ayer, de camino anota en 1989: "No entra en cuestión ningún país en el que esté vigente la pena de muerte. ¿Y qué pasa con tu Yugoslavia?". R. En 1989, la pena de muerte existía todavía en Yugoslavia, aunque, después de 1980, cuando murió Tito, no fue ejecutada ni una sola vez, que yo sepa. En esa época hice un llamamiento en los periódicos yugoslavos para abolir la pena de muerte, como se hizo en Francia. Que esta misma Francia lance bombas sobre otros países -también una forma de pena de muerte- es harina de otro costal. Las democracias de ahora se permiten, más allá de sus fronteras, comportarse como si fueran dictaduras. Las democracias de hoy, en realidad, son las nuevas dictaduras, las dictaduras humanitarias y económicas: lo más hipócrita que hay. Vivimos en una época de hipocresía total, antes regía la violencia pura y dura, pero ahora estamos frente a una violencia azucarada, no menos brutal. P. ¿Los Balcanes se han desmitificado para usted? R. No, de ninguna manera. Los países de la tan feamente llamada ex-Yugoslavia siguen siendo los últimos y más terribles de los países encantados. Yo intento representarlos como quizás lo habría hecho Stendhal: con ligereza, con gracia y, sin embargo, con cierto dolor, con cierta conciencia de pérdida. Son pueblos trágicos: los albaneses lo son y los serbios, los bosnios también, los musulmanes; los croatas tal vez lo sean menos (ríe con amargura). Las tragedias se trasladan y todo esto es digno de ser contado. En 'Las tablas de Daimiel' (en Preguntando entre lágrimas), donde cuento qué pasa en los campos de refugiados. Había entonces más de un millón de refugiados, Serbia estaba llena, y su situación era escandalosa, también en Croacia. P. ¿Sigue pensando que Milósevic era una figura trágica? R. Ya no quiero decir nada más sobre este tema. Cada vez que abro la boca me atribuyen palabras e intenciones que nunca he expresado. Estoy harto de esto. P. En su libro hay una continua exposición y reflexión de cuestiones religiosas, especialmente del Nuevo Testamento. ¿Qué significa la figura de Cristo para usted? R. Los evangelios son historias maravillosas.


P. Permítame que le cite otro pasaje: "La historia de Jesús como una historia dramática de descubrimiento. El descubrimiento de lo divino en sí". R. Sí, esto lo podría haber dicho Hölderlin. Él hablaba del "pobre dios dentro de uno". Hay que hacer todo lo posible para que no permanezca pobre y abandonado. ¡Existe, es materia! Nosotros podríamos ser mucho más grandes. Pero esta materia, que es al mismo tiempo espíritu -y en ello no hay contradicción- es combatida por los tiempos que corren o por nosotros mismos. P. ¿Y cómo es que se ha convertido a la Iglesia ortodoxa? R. Porque allí no hay jerarquías tan fuertes. No son tan palpables. Una vez visité a un patriarca, un hombre diminuto de Serbia, que no tenía nada de cabeza de Iglesia. Por otro lado, tal vez la gente necesite tener una cabeza, como el Papa; el general abandono de la gente les lleva a buscar un sustituto de figura paterna. De todos modos, no hago proselitismo para la fe ortodoxa. Pero no me interesan quienes se jactan de ser ateos, me parecen tontos. Tengo más confianza en alguien que dice creer en algo. Puede haber otro tiempo que el que pasamos tan profanamente, otra luz. Este otro tiempo impulsa mis libros, desde Carta breve para un largo adiós. Aunque no hay que hablar tanto de ello, hay que practicarlo. P. Pero, convertirse a la Iglesia ortodoxa por la estructura menos jerárquica, siendo la ortodoxa una confesión tan conservadora, esto no puede ser la razón. R. Pues mis otras razones no le importan a nadie. Cecilia Dreymuller es crítica literaria y traductora de algunas de las obras de Peter Handke

OBRAS ( Entre paréntesis, año de la edición original )

Apéndice de verano a un viaje de invierno, 1997 (1996) Ayer, de camino, 2011 (2005) Bienvenida al Consejo de Administración, 1983 (1963) Carta breve para un largo adiós, 1976 (1972)


Cuando desear todavía era útil, 1983 (1974) Desgracia impeorable, 1989 ( 1972 ) Don Juan: (contado por él mismo), 2006 (2004) El año que pasé en la bahía de nadie, 2004 (1994) El chino del dolor, 1988 (1983) El juego de las preguntas, 1992 (1989) El miedo del portero al penalty, 1979 (1970) El momento de la sensación verdadera, 1981 (1975) El mundo interior del mundo exterior del mundo interior (1969) El peso del mundo, 1984 (1979) El viaje en la canoa o El guión para la película sobre la guerra, 2005 (1999) En una noche oscura salí de mi casa sosegada, 2000 (1997) Ensayo sobre el cansancio, 1990 (1989) Ensayo sobre el día logrado, 1994 (1991) Ensayo sobre el jukebox, 1992 (1990) Gaspar. Insultos al público. El pupilo quiere ser tutor, 1982 (1968) Historia de niños, 1986 (1981) Historia del lápiz. Materiales sobre el presente, 1991 (1982) La ausencia, 1993 (1987) La doctrina del Sainte-Victoire, 1985 (1980) La mujer zurda, 1986 (1976) La pérdida de la imagen o Por la Sierra de Gredos 2003 (2002) La repetición, 1991 (1986) La tarde de un escritor, 1990 (1987) Lento regreso, 1985 (1979)


Los avispones, 1984 (1966) Lucie en el bosque con estas cosas de ahí, 2001 (1999) Pero yo vivo solamente de los intersticios. Diálogo con Herbert Gamper ,1990 (1987) Poema a la duración, 1991 (1986) Por los pueblos, 1986 (1981) Preguntando entre lágrimas. Apuntes sobre Yugoslavia, 2011 (2000) Preparativos para la inmortalidad, 2005 (1997) Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Moravia y Drina o Justicia para Serbia, 1996 (1996) Vivan las ilusiones. Conversaciones en Chaville y otros lugares, 2011 (2006) Vivir sin poesía, Bartleby, 2009 (2007) --Películas dirigidas por Handke: • 1977 - La mujer zurda • 1993 - La ausencia

Películas dirigidas por Wim Wenders con guión de Handke: • • • •

1969 1972 1975 1987

-

Tres LPs americanos El miedo del portero al penalty Falso movimiento El cielo sobre Berlín

Otras • 1988 - City of angels


DESGRACIA IMPEORABLE

Ya han pasado siete semanas desde que murió mi madre y quisiera ponerme a trabajar antes de que la necesidad de escribir sobre ella, que en el entierro fue tan fuerte, se convierta de nuevo en aquel embotamiento, aquel quedarse sin habla con que reaccioné a la noticia de su suicidio. Sí, ponerme a trabajar; porque la necesidad de escribir algo sobre mi madre, por muy inopinadamente que se esté presentando aún de vez en cuando, es, por otra parte, algo tan difuso que en mi trabajo va a ser necesario que me esfuerce, simplemente para que no ocurra que con la máquina de escribir le esté dando siempre a la misma letra sobre el papel, que es justamente lo que ahora me saldría hacer

CRITICA --(Luis Enrique en lasreseñasdelatertulia.blogspot.com)

Flaubert lee en el periódico la noticia del suicidio de la mujer de un médico rural, de ahí nace Madame Bovary. Tolstoi lee en el periódico la noticia del suicidio de una mujer de la alta sociedad moscovita,de ahí nace Anna Karenina. El relato de Handke, quién sabe si por alusión consciente a estos referentes literarios o no, se inicia con la noticia en el periódico del suicidio de una mujer, su propia madre. Un escritor del siglo XIX cree en la capacidad de la literatura para representar el mundo y su realidad, un siglo después el escritor ya no mantiene esta creencia. Si por añadidura el material literario lo constituyen la propia madre y su suicidio, la conciencia de la dificultad de la representación se hace al tiempo determinante y perentoria, una vez sobrevenida la mudez y perdida la expresión verbal de la palabra. Parece entonces quedar sólo su formulación en escritura, y en definitiva se tratará no tanto de reproducir en palabras la vida, y la muerte, como de formularla en modo y especie de literatura, planteándose no ya el acceso a la verdad de las cosas sino el acecho y acoso de esta verdad para intentar siquiera delimitar su terreno de juego y emplazarla en él.


Al final se diría que todo desemboca y se resume en lo que el autor llega a calificar de ley de la Naturaleza : el "horror vacui" de la conciencia que en cuanto percibido por ésta hace caer en la cuenta de que no hay nada que representar y de que cualquier representación cae por sí misma pues en el vacío no más se sostiene. Sin embargo , y aun cuando el autor conduzca a tal conclusión al lector, éste por su parte puede concluir que tampoco ha asistido a un ejercicio de estéril funambulismo y que , al menos y a falta de otra cosa, ha sido testigo de un conjuro que para él y ante él ha tenido lugar, el de una mujer muerta por suicidio convocada a encarnarse en la palabra de un texto a través del cual se nos da noticia de ella, de su vida y de su incapacidad última para soportarla, así como del autor mismo, su hijo. Sabemos de éste su desazón, teñida quizá de un difuso sentimiento de culpa, su impotencia para conferir un orden y un sentido a lo sucedido, no obstante lo vemos empeñado en la tarea de conferirle en cualquier caso esa formulación en escritura que significa para él un imperativo, casi una condena, y a la par la única vía de liberación posible, o siquiera de su intento. Según él mismo nos dice :"intentando una aproximación con las formulaciones más adecuadas posibles, esta descripción consigue su pequeño placer, un placer que se produce por una beatitud del miedo y del recuerdo". Quede para el autor ésto, incluso aunque otro no hubiera, como fruto de su labor. Para el lector, más allá de reflexiones y tomas de conciencia sobre los límites y virtualidades de la literatura, queda en fin la conciencia, sí, de esa presencia convocada, la de una mujer digamos del común que decide darse muerte. Encuadrada en una época y lugar concretos, la época de entreguerras,del nazismo y de la II Guerra Mundial, la posguerra y el desarrollismo económico, el lugar del entorno rural de la Carintia, lo que llamaríamos la Austria profunda, con un breve intervalo transcurrido en el Berlín todavía en ruinas y por reconstruir, tenemos así tiempo y escenario. De la mujer no llega el lector a conocer su nombre, lo que sí llega a saber es de su vivacidad sofocada por los usos y costumbres de una sociedad de corte católico y tradicional, también de sus errores e inconsciencias, de su reclamación tanto de una dignidad de vez en cuando afirmada cuanto de una felicidad por definición inalcanzable. Esta mujer, en cuya intimidad anímica apenas irrumpe el autor, un ama de casa de condición humilde, malcasada, con dos abortos autoprovocados y con tres hijos, el mayor de los cuales no lo es de su marido, al cabo vendrá a desconectarse de la vida y de su transcurrir en un proceso progresivo de extrañamiento de la realidad y de sí misma hasta desembocar en la decisión definitiva de renuncia y ausencia que supone la muerte a sí misma inflingida en la edad de sus cincuenta y un años. El resto es silencio, atroz silencio, que su hijo primogénito, el escritor, se ha visto compelido a vestir de escritura. ---


(Beatriz García-Huidobro en vuelanlasplumas.cl/desgracia-impeorable/)

Peter Handke es un talento superior. Esto quedó de manifiesto en su primera novela, Los avispones, publicada a los 24 años y que revelaba una madurez creativa y una carga literaria notables. Asimismo, Handke se presenta como un autor con una carga autobiográfica importante, sin que por ello sea autorreferente o literal, es que más bien su obra se carga de él mismo, de sus experiencias procesadas literariamente, de verdades subjetivas saturadas de realidad, de una realidad que por propia se vuelve cierta. En este breve texto narra directamente el suicidio de su madre poco después de ocurrido e intenta rescatar desde su memoria la eventual historia de la mujer, y a partir de ella encontrar certezas de esta muerte inesperada y también de lo que fue su vida. La prosa de Handke se caracteriza por la fuerza de sus imágenes, no solo en su narrativa sino también en sus ensayos. El lenguaje parece trazar cuadros que se superponen y forman escenarios creíbles y permanentes. Maneja con gran habilidad diferentes tonos y recursos de tal modo que el relato, que aparenta ser un ejercicio de memoria para combatir la angustia de la muerte, es en realidad una inteligente armazón de distintos planos narrativos que se entrelazan en un aparente flujo de ideas dispersas. Por una parte Handke nos cuenta la historia de su madre, una mujer sencilla que vivió las tragedias de la guerra, enfrentó la muerte de sus hermanos a los que adoraba, un primer amor trunco, su matrimonio, su pobreza, su capacidad de sobrevivencia y adaptación, su origen esloveno. Estos relatos formales acerca de la madre se entremezclan con los sentimientos y las percepciones de Handke acerca de ella, y en este plano el autor hace un ejercicio aparentemente genuino de introspección, de escudriñar en sus propias angustias, en la movilidad de los sentimientos hacia los padres, cómo son vistos y recibidos en diferentes etapas por sus hijos. En ciertos momentos la describe, por ejemplo, desde una fotografía y alude a su carácter vital y dinámico, intenta reseñarla de un modo objetivo, con recursos mnemotécnicos aparentemente convencionales. Pero a continuación cruza la narración de algún episodio breve, y lo vuelve desgarrador, como al decir: “…la encontré tumbada sobre la cama con una expresión tal de desolación que no me atreví a acercarme. Al igual que en un zoológico, lo que allí había era el abandono del animal hecho carne (…). A partir de aquel momento empecé a ver a mi madre tal como era. Hasta entonces me había estado olvidando siempre de ella, todo lo más, de vez en cuando, sentía una punzada al pensar en la estupidez de su vida”. Otro plano es el del proceso escritural en torno a esta reflexión y a los cambios que siente en sí mismo respecto de los alcances de la escritura, de la inevitabilidad de procesar el duelo con la que es su mejor arma, arma que nada puede hacer para dar un


sentido al absurdo, pero que permite crear la sensación de acercarse a algún tipo de engañosa reparación o entendimiento. Handke escribe: “…a veces, trabajando en esta historia, me he hartado de tanta franqueza y de tanta honradez, y he deseado ardientemente escribir algo en lo que pudiera mentir un poco y en lo que pudiera disfrazarme…”. Lo anterior está complementado por imágenes sueltas, dispersas, detalles cotidianos, todo ello armado con tanta sensibilidad, inteligencia y finura, que el texto completo es una de esas joyas literarias que va mucho más allá del relato y que a pesar de lo intensamente personal y único, posee la universalidad de las grandes obras.

SU OBRA EN LA RLPE

BERE OBRA EIPS-en

El cielo sobre Berlín [Vídeo] / dirección, Wim (2003) Wenders ; guión, Wim Wenders y Peter Handke ; producción Wim Wenders y Anatole Dauman El cielo sobre Berlín [Vídeo] / una película de Wim Wenders ; guión, Wim Wenders y Peter Handke

(2003)

Durand-Bogaert, Fabienne

Peter Handke / Fabienne Durand-Bogaert texte ; Thierry Girard photographies

(1991)

Handke, Peter (1942-)

Apéndice de verano a un viaje de invierno / Peter (1997) Handke ; versión española de Eustaquio Barjau y Susana Yunquera

Handke, Peter (1942-)

Bienvenida al consejo de administración / Peter Handke ; traducción de Feliu Formosa

(1983)

Handke, Peter (1942-)

Carta breve para un largo adiós / Peter Handke ; [traducción de Miguel Sáenz]

(1981)

Handke, Peter (1942-)

Desgracia impeorable : relato / Peter Handke ; [traducción de Eustaquio Barjau]

(1989)

Handke, Peter (1942-)

El año que pasé en la bahía de nadie : (un cuento (1999) de la época actual) / Peter Handke ; versión española de Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

El juego de las preguntas / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau y Susana Yunquera Peter Handke

(1992)

Handke, Peter (1942-)

El miedo del portero al penalty / Peter Handke ; traducción de Pilar Fernández Galiano

(1979)


Handke, Peter (1942-)

El miedo del portero al penalty / Peter Handke ; traducción de Pilar Fernández Galiano

(1990)

Handke, Peter (1942-)

El miedo del portero al penalty / Peter Handke ; traducción de Pilar Fernández Galiano

(1991)

Handke, Peter (1942-)

El momento de la sensación verdadera / Peter Handke ; traducción de Genoveva Dieterich

(1990)

Handke, Peter (1942-)

El chino del dolor / Peter Handke ; traducción de (1988) Margarita Medina

Handke, Peter (1942-)

En una noche oscura salí de mi casa sosegada / Peter Handke ; versión española de Eustaquio Barjau Riu

(2000)

Handke, Peter (1942-)

Ensayo sobre el cansancio / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau

(1991)

Handke, Peter (1942-)

Ensayo sobre el día logrado : sueño de un día de invierno / Peter Handke ; [traductor, Eustaquio Barjau]

(1994)

Handke, Peter (1942-)

Gaspar ; Insultos al público ; El pupilo quiere ser (1982) tutor / Peter Handke ; versión española de José Luis Gómez y Emilio Hernández

Handke, Peter (1942-)

Historia del lápiz : materiales sobre el presente / Peter Handke ; traducción de José Antonio Alemany

(1992)

Handke, Peter (1942-)

Historia de niños / Peter Handke ; versión española de Jorge Deike

(1986)

Handke, Peter (1942-)

La pérdida de la imagen o Por la sierra de Gredos (2003) / Peter Handke ; traducido del alemán por Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

La ausencia / Peter Handke ; traductor, Eustaquio (1993) Barjau

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda / Peter Handke; versión española (2002) de Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda : relato / Peter Handke ; traducción Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

La pérdida de la imagen o Por la sierra de Gredos (2003) / Peter Handke ; traducido del alemán por Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda / Peter Handke; versión española (2002) de Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda : relato / Peter Handke ; traducción Eustaquio Barjau

(1979)


Handke, Peter (1942-)

La repetición / Peter Handke ; versión española de Eustaquio Barjau

(1991)

Handke, Peter (1942-)

La tarde de un escritor / Peter Handke ; traducción de Isabel Garcia-Wetzler

(1990)

Handke, Peter (1942-)

Los avispones / Peter Handke ; [traducción de Francisco Zanutigh Núñez]

(1984)

Handke, Peter (1942-)

Lucie en el bosque con estas cosas de ahí : (una historia) / Peter Handke ; versión española de Eustaquio Barjau

(2001)

Handke, Peter (1942-)

Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, (1996) Morava y Drina o Justicia para Serbia / Peter Handke ; versión española de Eustaquio Barjau y Susana Yunkera

Handke, Peter (1942-)

El año que pasé en la bahía de nadie / Peter Handke;versión española de Eustaquio Barjau

(1999)

Handke, Peter (1942-)

El peso del mundo / Peter Handke

()

Handke, Peter (1942-)

Ensayo sobre el jukebox / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau ; con la colaboración de Susana Yunquera

(1992)

Handke, Peter (1942-)

La pérdida de la imagen o Por la sierra de Gredos (2003) / Peter Handke ; traducido del alemán por Eustaquio Barjau

Handke, Peter (1942-)

Lento regreso / Peter Handke ; [traducción, Eustaquio Barjau]

(1985)

Handke, Peter (1942-)

Pero yo vivo solamente de los intersticios / por Peter Handke en diálogo con Herbert Gamper.

(1990)

Handke, Peter (1942-)

Poema a la duración / Peter Handke ; prólogo y traducción de Eustaquio Barjau

(1991)

Handke, Peter (1942-)

Por los pueblos : Poema dramático / Peter Handke

(1986)

Handke, Peter (1942-)

Carta breve para un largo adiós / Peter Handke

(1976)

Handke, Peter (1942-)

Carta breve para un largo adiós / Peter Handke

(1987)

Handke, Peter (1942-)

Carta breve para un largo adiós / Peter Handke ; versión española de Miguel Sáenz

(2000)

Handke, Peter (1942-)

Desgracia impeorable : relato / Peter Handke

(1989)

Handke, Peter (1942-)

El momento de la sensacion verdadera / Peter Handke ; Genoveva

(1981)

Handke, Peter (1942-)

Ensayo sobre el cansancio / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau

(1991)


Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda / Peter Handke

(1986)

Handke, Peter (1942-)

La doctrina del Sainte-Victoire / Peter Handke

(1985)

Handke, Peter (1942-)

Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Moravia y Drina o : Justicia para Servia / Peter Handke

(1996)

Handke, Peter (1942-)

Historia del lápiz : vida y escritura / Peter Handke ; traducción de José Antonio Alemany

(2003)

Handke, Peter (1942-)

Desgracia indeseada / Peter Handke

(1975)

Handke, Peter (1942-)

El juego de las preguntas : o el viaje al país sonoro / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau y Susana Yunquera

(1992)

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda : relato / [por] Peter Handke ; [traducción del alemán por Eustaquio Barjau]

(1979)

Handke, Peter (1942-)

Preparativos para la inmortalidad : drama monárquico / Peter Handke ; traducción, Marta Fernández Bueno

(2005)

Handke, Peter (1942-)

El viaje en la canoa : o el guión parala película sobre la guerra / Peter Handke ; traducción, Mikel Arizaleta

(2005)

Handke, Peter (1942-)

El momento de la sensación verdadera / Peter Handke ; traducción de Genoveva Dieterich

(2006)

Handke, Peter (1942-)

Don Juan : (contado por él mismo) / Peter Handke ; traducido del alemán por Eustaquio Barjau

(2006)

Handke, Peter (1942-)

Carta breve para un largo adiós / Peter Handke ; traducción de Miguel Sáenz

(2006)

Handke, Peter (1942-)

El miedo del portero al penalty / Peter Handke

(2006)

Handke, Peter (1942-)

La mujer zurda / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau

(2006)

Handke, Peter (1942-)

Vivir sin poesía / Peter Handke ; traducción y prólogo de Sandra Santana

(2009)

Handke, Peter (1942-)

Los avispones / Peter Handke ; traducción de Anna Montané

(2010)

Handke, Peter (1942-)

Ensayo sobre el cansancio / Peter Handke ; traducción de Eustaquio Barjau

(2006)

Handke, Peter (1942-)

Die linkshändige Frau : Erzählung / Peter Handke (1981)

Handke, Peter (1942-)

Desgracia impeorable / Peter Handke ; traducción (2010) de Eustaquio Barjau ; con la colaboración de María Parés


Handke, Peter (1942-)

Ayer, de camino : anotaciones, noviembre de 1987 a julio de 1990 / Peter Handke; traducido del alem谩n por Eustaquio Barjau (con la colaboraci贸n de Georg Pichler)

(2011)

ENLACES http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1800 http://www.uned.es/ca-bergara/ppropias/vhuici/ http://www.revistasculturales.com/articulos/97/revista-de-occidente http://peterhandke.gipuzkoakultura.net/ http://elpais.com/diario/2011/11/05/babelia/ http://www.vuelanlasplumas.cl/desgracia-impeorable/ http://lasresenasdelatertulia.blogspot.com/2010/12/desgracia-impeorable-peterhandke.html


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