HISTORIETAS DEL BICENTENARIO Autor: Gelman Salazar (Roque) Concepto gráfico y narrativo; Gelman Salazar Revisión de estilo y digitación de textos: Tina Hurtado Historieta COMUNEROS: Dibujos: Lodwing González . Rotulación: María Elvira Arteaga Historieta REVOLUCIÓN DE 1810 Dibujos: Alberto Luna. Rotulación: Jorge de la Ossa Historieta EL PACIFICADOR Dibujos: Johann Cárdenas. Rotulación: Pablo Villafrade Historieta POLICARPA Dibujos: Lodwing González. Rotulación: Yelka Rozo Historieta LA CAMPAÑA LIBERTADORA Dibujos: Johann Cárdenas, Alberto Luna, Julián Rojas , Rotulación: María Elvira Arteaga
Diseño y montaje: Katerine J. Gómez Impreso en Bogotá- Colombia TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS: Prohibida la reproducción total o parcial del guión o las imágenes, por cualquier medio, físico o electrónico sin autorización del autor. Edición: Corporación Escuela Nacional de Caricatura y Comunicación Gráfica Dirección: Carrera 20B No 74 40. Tel. (071) 211 26 32 Bogotá – Colombia E-mail: escueladecaricatura@gmail.com Página Web: www.escueladecaricatura.com Impresión: Geyco Impresores Tel. 255 10 67 E-mail:geycoimpresores@gmail.com
INDICE Introducción Priemra parte:
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La insurrección de los comuneros Segunda parte: La Revolución de 1810 Tercera parte: La reconquista y el Régimen del Terror Cuarta parte: Policarpa Quinta parte: Campaña libertadora
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Introducción Parecería que la celebración del así llamado Bicentenario de las Independencias brinda la ocasión propicia para que salte nuevamente a la palestra ese nacionalismo troglodita que a punta de ritos y fuegos artificiales pretende replicar esa versión zombi de la historia en la que unos héroes vaciados de espíritu, salen de vez en cuando de sus catafalcos a recorrer por ahí los lugares comunes de la historia oficial, a sumarse a los desfiles y las demostraciones de fuerza, al ruido de sables y al estruendo de las botas y las máquinas de guerra. Pero ¿qué significado puede tener tanto ímpetu patriotero y tanto agitar de banderas y qué sentido, acudir a los símbolos patrios cuando la celebración se hace bajo la mirada complacida de los virreyes contemporáneos y llegan nuevamente las misiones pacificadoras y el pueblo llano sufre el rigor de una política que consagra la desigualdad y la inequidad sin exigir par ello certificado de pureza de sangre, ya que están al alcance de todos los desheredados sin importar raza, credo o convicción política? Parecería que la alusión a los hechos pasados y a los personajes heroicos que conocimos en los manuales de historia, sería una re edición del mismo nacionalismo obtuso que pregona el encomendero de turno y que tales pláticas solo son la versión legitimadora y complaciente, repetida con un respeto supersticioso que mucho se parece al cretinismo. Los usos y abusos de los hechos históricos fundacionales nos han predispuesto contra ese patrioterismo de mala ley. Pero ¿y qué, si apenas un par de esos héroes domésticos, antes de quedar calcinados por el viento de la historia, hubieran tenido de verdad, en ese momento, una actitud, un gesto que los salvara para la memoria? ¿Y qué, si los olvidados por la historia, los vencidos de 5
siempre que apenas aparecen como masa oscura y sin rostro en la iconografía nacional - regresaran ahora para reclamar su lugar en este territorio colectivo que alcanzaron a intuir en su último aliento y se decidieran de una vez por todas a acudir ellos mismos, ahora sin intermediarios ni amanuenses, a la cita con la historia? No pretenden estas páginas más que recordar que hubo un tiempo en el que una generación, arrinconada por el terror y el oprobio del colonialismo, decidió jugarse el todo por el todo, y que en un instante de peligro, sumó su rostro en el rostro multiforme de una empresa colectiva: la redención de todos. Una tarea que sigue estando pendiente. La segunda independencia es la tarea de la hora. “…necesitamos la historia pero aquella que sirva para comprender los que nos está pasando. Eso no quiere decir que la historia tenga que dar razón al presente. Al contrario, tiene que ser intempestiva, ir a contracorriente, de suerte que pueda decirnos sobre el presente algo más de lo que ya sabemos” Reyes Mate
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Primera parte La Insurrección de los Comuneros Para el europeo presuntuoso, este país empezó a serlo cuando allende los mares decidieron denominar Nueva Granada a un territorio sin medida y sin mesura que limitaba al norte con una mar de aguas claras, al poniente con uno de aguas oscuras, al este con ríos descomunales y sábanas infinitas y al sur con selvas impenetrables donde seguramente se hallaba El Dorado. O cuando los señoritos de Bogotá dirigidos por un clérigo contumaz vinieron a descubrir las flores y las plantas que siempre habían estado allí. Según esta versión, la historia empezó cuando ellos cuadricularon la tierra y las almas borrando a hierro en ellas toda evidencia de un mundo anterior con toda su grandeza. ¿Y las gentes? No había gentes aquí, había fieras peligrosas y animales de trabajo. Y entonces toda la ambición convirtió la filigrana de pueblos y naciones en una sola: la de los perseguidos y oprimidos, arrinconados desde entonces, por siglos, en los márgenes del mundo. Entonces era normal que el indio viera sucumbir impotente su raza en lo profundo de los socavones y que el negro, traído en el vientre oscuro de los barcos europeos, viniera aquí a construir el esplendor de Europa.Y los pardos y los de piel oscura fueran domeñados en una eterna servidumbre. Y era habitual que los señores de la tierra, los encomenderos, los burócratas españoles, los comerciantes y aventureros, vinieran y dispusieran de este paraíso a su acomodo. Así estaban las cosas. Pero el impulso renovador de los Borbones, su ánimo modernizador que pretendía ordenar la administración de las colonias gravando 7
con más impuesto a las gentes, restringiendo el comercio y aceitando en general la máquina de expoliación, tuvo resultados inesperados, pues vino a despertar todos los rencores y a juntar todas las furias, todo el descontento de este continente. Entonces los tumultos que nos se veían desde la resistencia a la conquista, volvieron a verse en estas latitudes. Tupac Amaru en Perú, Tupac Katari en lo que hoy es Bolivia, Tiradentes en Brasil, Eugenio Espejo Chusig en Ecuador, Toussaint Louverture en Santo Domingo y con todos ellos, otra vez esas masas de rostros oscuros y manos endurecidas, vinieron a sacudir al orden colonial. Para muchos en fin, hoy como ayer, estas masas irrelevantes no podían ingresar aún en la historia porque no tenían una palabra para señalar su deseo de ser libres e independientes. Pero para nosotros esta historia, nuestra historia, la historia de las independencias de nuestros países empezó de este modo…
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Segundo parte
En los primeros años de siglo XIX, las colonias españolas en América vivían un clima de inquietud que anunciaba las grandes tormentas sociales y políticas que vendrían luego.
En el Virreinato de la Nueva Granada, en 1781 la Insurrección de los Comuneros había mostrado el profundo descontento que existía entre el pueblo con la dominación española, especialmente entre los artesanos, los campesinos, indios y esclavos. Los impuestos que gravaban las diferentes mercancías y que pretendían generar más riquezas para la corona española, habían provocado un alzamiento en todas las regiones. Entre la gente culta, se dejaba sentir la influencia de las ideas y el ejemplo de la Revolución Francesa y de la declaración de independencia de los Estados Unidos. Los comerciantes y hacendados ricos estaban profundamente molestos con las restricciones al comercio, con los aranceles y con su exclusión de los órganos de gobierno. En este contexto, la invasión de Napoleón a España y Portugal en desarrollo de la Guerra del emperador francés contra Inglaterra, crearía un inesperado vacío de poder que la aristocracia criolla se propuso aprovechar en su beneficio…
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La revolución de 1810 En Santafé de Bogotá el Real Observatorio astronómico de San Carlos, un edificio que se había construido en 1802 por iniciativa del clérigo y científico español José Celestino Mutis, director de la Expedición Botánica, se había convertido en centro de actividades conspirativas. En efecto, muchos de los que allí concurrían eran miembros de la Expedición Botánica, hijos muchos de ellos de prósperas familias de hacendados, comerciantes y propietarios de minas. Frecuentaban el lugar personajes como Antonio Nariño, Camilo Torres, Joaquín Ricaurte, entre otros, para discutir cuestiones políticas y científicas.
Los discípulos de Mutis, a partir de la actividad científica que los había puesto en contacto con la naturaleza, pero también con las ideas de la ilustración y de la Revolución Francesa, habían tomado conciencia, tanto de la riqueza de este territorio como de la condición a que estaban sujetos por las instituciones coloniales. En tales circunstancias había madurado, poco a poco, el deseo de independencia.
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