Cuento ALDI, historia de Pedagogía y sociedad Claudio Morales Me lavé rápido la cara y fui a ver el charco abandonado anoche afuera del baño, estaba congelado con el barquito de papel arriba; ahí me acordé de la señorita Luz cuando nos dio la última instrucción de ayer:
-¡Niños, no olviden que mañana tendremos prueba de artes plásticas!
Siempre es muy severo el tono que usa la señorita cuando nos habla de la conducta, pago de cuotas o evaluaciones ¿y para qué se enoja si a todos nos gusta pintar? “Arriba del barco, sobre un mar azul y sólo azul dibujaré un ovni” repetí para no olvidarme entre pasajes y potreros; me fui corriendo al colegio. Sentado en mi banco ansioso esperaba las últimas instrucciones; me gustan los trabajos en que nosotros podamos elegir los materiales y el tema es libre. Primero, irá el verde para el fondo; no, mejor azul, elegí un celeste clarito para pintar un cielo apacible, como si nada pasara ni hubiese pasado nunca. El barco será amarillo con una enorme vela blanca, así como esos que aparecen en los spot de los cigarrillos ¿por qué la señorita Luz fuma si da cáncer? el mar lo haré transparente para dibujar una familia de estrellas de mar y un delfín juguetón. Ninguna nube, porque justo arriba de la vela del barco, un ovni… un redondo y luminoso ovni… Yo vi uno la otra vez con mi papá en la playa, lo observamos hasta que desapareció a una velocidad fantástica. Luego nos fuimos a dormir después de contar historias de terror. Estaba mi mamá, mi papá, mis hermanos y el Cristian, un compañero de curso que es súper bueno para el dibujo. Al otro día, con Cristian y papá dibujamos ovnis en toda la playa y hablábamos de otros planetas, pensamos en galaxias de colores y de poder viajar por dimensiones desconocidas…
- Señorita, terminé mi dibujo ¿se lo entrego?
- Espérame Javier, tengo que revisarlo todavía; niños, pónganle un nombre a su dibujo, algo inventado por ustedes y con letra clara escriben su nombre…
Mi felicidad era total al ver ese gran ovni arriba de la vela del barco ¡me había quedado igual al que vimos en la playa! Ahí estaba la fabulosa nave suspendida sin tiempo ni espacio ¿cómo serán sus tripulantes? ¿habrá inviernos en su mundo? ¿existirán en sus calles perros abandonados? El barco parecía danzar sobre las olas del mar agitado, era una sinfonía; es una gran composición que quedará pegada en mi pieza para siempre se llamará: “El barco y ovni del cosmos” - Ya Javier, préstame tu trabajo ¡pero qué es esto…! - Un ovni señorita, la otra vez con mi pa... -¡Y qué tiene que ver un ovni en un control evaluado! son tonteras, además no existen ¡bórralo inmediatamente!... - Pero señorita yo sé que existen, con mi papá vimos uno en la playa... ¿cierto Cristian? - Mire jovencito, en toda mi vida jamás he visto uno, no existen. Además, estamos en una prueba semestral, coeficiente dos, y tiene lo que queda de hora para hacer un dibujo como la gente, sin ovnis ni leseras extraterrestres. Preste eso para acá... Cuando rompió el trabajo miré a Cristian, pero no pude ver su cara; su cabeza estaba hundida en el banco tapada con sus brazos alrededor. Quizás pensaba en planetas habitados por otras gentes, con otros niños, otras escuelas, y pedía que ninguna señorita Luz, le haga pruebas a niños que han visto cosas maravillosas que ella jamás ha podido contemplar.