Claudio kobelt

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CLAUDIO KOBELT

Cartas a mi gemelo malvado.

Ediciones So単adoras

Enero 2014


Kobelt, Claudio , Cartas a mi gemelo malvado, - 1ª ed. Ediciones Soñadoras Buenos Aires , 2013 13p; 14x10,5cm

Edición al cuidado de Equipo Soñador FB : Ediciones Soñadoras

Nota de los editores: Claudio Kobelt es redactor de reseñas de rock y afines de la escena Argentina independiente en medios como Arte Z e Untitled Mag . También es cineasta bajo el proyecto EGO producciones. Se desempeña como columnista en programas radiales culturales y es co fundador del ciclo de arte “Noche de Amor Suicida”. Además ameniza como DJ KLAUROCK las mejores veladas del under porteño y bonaerense.


La Revista Goza Existe un momento en toda relación donde esta se pone a prueba. Ese instante preciso donde conoces a alguien y la histeria aumenta, la onda vuela, la charla fluye, y de pronto algo te lo recuerda y no lo podes evitar. Tenés que decirlo: Siempre algo te recuerda a Los Simpsons. Una frase, una imagen, un momento, y la mención de ese recuerdo llevará cualquier charla a un nivel de tensión supremo. ¿Cómo me mirarías vos si te pregunto qué tipo de aspersor te gusta más? Porque seamos sinceros: Nunca me podría enamorar de alguien que no sepa quién es Lalo Landa, Timmy O Tool o Armando Barreda. Pero dale! Ese recital al que fuimos ¿ los pibes no bailaban igual que en Hullaballoza?. Si hasta el día que te conocí pensé que eras igualita a la hija del Reverendo Alegría…pero ahora veo que sos medio Laura…¡ Laura! La que le arranca el corazón a Bart y lo tira en la casita del árbol! ¡Lo deja por Jimbo! Sí, eso es…vos me haces acordar un poco a ella. Además, la verdad, siempre fui de los matados, de los que eran golpeados por Jimbo y Nelson, con mi perrito chu chu y mi caja de “Llamare a Papito”. Porque no sé si sabias que yo me identifico mucho con Milhouse. Lo entiendo, empatizo y lo quiero, porque un poco, es quererme yo. Y caer en la cuenta que vos, en realidad, sos mi Lisa, mi sabelotodo adorable, Mi Reina de los Lagartos, mi Excusado. Y yo, que hago todo lo que decís así quizás algún día me querrás…pero ambos sabemos que no. Que Lisa quiere a Nelson. Milhouse quiere a Lisa. Juanis quiere a milhouse. Utter quiere a Milhouse. BASTA. Nadie quiere a Milhouse.


¿Nunca te paso que de pronto, sin avisar, un recuerdo te asalta y no te abandona? ¿Qué una imagen aparentemente olvidada reaparece agazapada, y clava sus colmillos de melancolía, sus garras de nostalgia en tu carne débil, dormida? Desde hace algunos días que me siento atrapado en algo así, reviviendo ese momento una y otra vez, una evocación tan vivida como presente, más que un recuerdo, un loop emocional: Estoy yo, de niño, casi adolescente, en la casa de mis abuelos en el Chaco. Parado en el marco de la puerta que da a la calle, mientras sostengo con la espalda la cortina de tiras plásticas chorreantes de azul chillón. A contraluz, con el sol recortando su silueta, agigantando su figura, mi abuela me habla mientas me acaricia las mejillas. “Ay esa cara tan linda” me dice sin dejar que acariciarme, y lo dice tan seria que le creo. ¿Y sabes qué? creo que ahora lo entiendo. Entiendo ese día, esa caricia, y esta repetición que no me suelta: Quizás haya sido esa la primera. La única. La última vez que un amor, el amor, no fue egoísta para mí.

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EL RUIDO

No hace falta que te acerques. Desde donde estás lo podes escuchar: Un crujido fuerte y grave Profundo y esdrújulo. Como si algo se partiera a la mitad pero nunca se terminara de separar. ¿Lo oís? Fijate bien ¿Lo oís?

Bueno. Eso es el amor que tengo Pudriéndose En el pecho.


Anatomía Dos personas se abrazan Se chocan Se entrelazan Como un accidente frontal Honesto La estática trágica del roce descuidado La mística lenta de los cuerpos chocando De las pieles en un trato. Del latir al descubierto palpable Sincronizado. Los brazos como cadenas Como símbolos de infinito haciendo eterno el contacto. Tu nariz en mi pelo Mis labios en tu frente Tu cabeza en mi hombro Mi hombro como tu cielo. Nuestros pies se miran, desafiándose a duelo Mientras nuestros pechos se vuelven uno Y el espacio se vuelve el beso. O quizás es solo eso: que dos personas se abrazan Y así Se dicen Te quiero.

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Entiendo eso que me decís cuando me decís. Entiendo que te enojas cuando te enojas. Entiendo todo de vos, o al menos eso intento. Y todo eso que no entiendo, es lo que más me gusta de vos. Sos un misterio adorable. Un quilombo padre. Y lo sé, me vas a romper el corazón. Sos un inmenso problema. Un problema que me gusta tener.

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El ruido de un vaso roto llega desde la barra. Yo pienso que se estallรณ por decisiรณn propia No pudiendo soportar la emociรณn de la canciรณn.

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โ บ


Un rayo blanco en la noche Un trueno verde en la oscuridad. La tormenta nos uniรณ. Pero afuera canta un gorriรณn. Todo estรก por terminar.

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โ บ


Gritos en la noche Susurros al oĂ­do Caricias al vacĂ­o. Mi soledad es un dialogo sobre vos Conmigo mismo.

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â˜ş


Viajamos por la galaxia eliminando el mal del universo. En tu bicicleta dorada vamos los dos sobre las nubes, esquivando el sol en nuestro atajo. La luna se cree tan linda que nos cae mal. Las estrellas son nuestras amigas, nos cargan, nos molestan, y nos regalan mapas para llegar. Disparamos energĂ­a, un caos total de felicidad. El universo es el todo, son tus labios. Es la guerra que quiero pelear. Dale. quiero aterrizar.

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Un montón de histeria y deseo Poco amor El vacío eterno Así son las cosas desnudas La verdad: Un valor perecedero. Y vos, Un tesoro que ya no encuentro.

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Un tigre rugiendo Jugando con los hilos mordiĂŠndome el aire hasta dejarme seco. Mi pecho es una bomba de tiempo El Asma que encadena O el amor que no confieso No se que me va a matar primero.

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¿Existe algo más efímero, violento, Frágil, y a la vez tan indestructible, dulce y eterno como la unión de los cuerpos chocándose en esa danza febril e incomprensible? / ¿Acaso el Pogo no es el lenguaje que hablan nuestras pieles y la manera que tiene la canción de decirnos que ella es la reina, que es la que manda en este lugar? / No me importan tus defectos, tus virtudes ni nada más, solo que me quieras, y que me saques a poguear.

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Llegue a casa y vomité Vomité la birra y vomité el te Vomité la película y el viaje en tren Vomité tus ojos verdes y los sueños que me quedaban Vomité mi odio Vomité el amor Vomité el beso, tus excusas y el perdón. Vomité todo de vos.

Lo que me hizo tanto bien Fue lo que me enfermó.

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