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El camino de Guatemala y de América Latina

En Guatemala, al igual que en muchos países de América Latina, la institución de la democracia como forma de gobierno ha sido una conquista tras muchos años de gobiernos autoritarios. Veamos brevemente qué ocurrió en Guatemala durante el siglo XX y lo que va del siglo XXI:

Entre 1901 y 1944 hubo varios presidentes que fueron nombrados por el consejo de ministros o que se perpetuaron en el poder convirtiéndose en dictadores.

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Entre 1944 y 1954, luego de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, hubo presidentes electos democráticamente: Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz.

Desde 1954 hasta 1986 los gobiernos estuvieron precedidos por juntas militares, presidentes de facto (es decir que llegaron al poder por un golpe de

Estado) o por presidentes elegidos en votaciones que no tenían garantía de ser honestas.

En 1986 inicia el período democrático en el cual las autoridades se han elegido a través del voto de la población. Durante este período los gobiernos se han sucedido de forma democrática. Los presidentes durante esta época han sido: ü Marco Vinicio Cerezo Arévalo (1986 – 1991). ü Jorge Serrano Elías (1991 – 1993). Este presidente disolvió el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. De esta forma rompió el orden constitucional y fue destituido del cargo. ü Ramiro De León Carpio (1993 – 1996). Fue nombrado presidente por el Congreso de la República para no romper el orden constitucional. ü Álvaro Arzú Irigoyen (1996 – 2000). Fue el presidente que firmó los Acuerdos de Paz, Firme y Duradera, que terminó con el conflicto armado interno de Guatemala. ü Alfonso Antonio Portillo Cabrera (2000 – 2004). ü Oscar Berger Perdomo (2004 – 2008). ü Álvaro Colom Caballeros (2008 – 2012). ü Otto Fernando Pérez Molina (2012 – 2016). Guatemala, al igual que la mayor parte de países de América Latina, tiene más de veinte años de democracia como forma de gobierno. Aunque, según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PnUd) "Democracia y América Latina", muchos de los habitantes de América Latina no están satisfechos del todo con sus gobiernos, las fortalezas de las democracias latinoamericanas son:

A pesar de las crisis y la inestabilidad, los países de la región no quieren volver al autoritarismo como forma de gobierno y apoyan las instituciones democráticas.

Los ciudadanos distinguen entre democracia como sistema de gobierno y el desempeño de los gobernantes. Es decir que aunque no estén satisfechos con la forma en la que los gobernantes realizan su trabajo, quieren gobiernos democráticos.

Las personas diferencian entre partidos políticos, políticos e instituciones democráticas.

Según este informe del PnUd, "para que la democracia no languidezca y crezca, América Latina necesita trabajar sin descanso para que las instituciones democráticas –desde las legislaturas a las autoridades locales– sean transparentes, den cuenta de sus acciones y desarrollen las habilidades y capacidades necesarias para desempeñar sus funciones fundamentales".

Autoritarismo y exclusión social

Cuando hablamos de exclusión, nos referimos a la situación desfavorable de un individuo o de un colectivo.

La democracia tiene como fin construir un sistema económico y un modelo de país que pueda favorecer la integración social y el bienestar de todos los miembros de la comunidad, también de aquellos que no logran satisfacer sus necesidades o que no tienen oportunidades de desarrollo. La exclusión puede producirse en un sistema (social, político, económico) que no permite el progreso de sus miembros o por un mecanismo directo de discriminación. Un ejemplo fue el apartheid en Sudáfrica. El apartheid consistía en construir y mantener barreras y lugares separados (casas, escuelas, lugares de recreación) para las personas blancas y las personas negras. Solo las personas blancas tenían ciertos derechos como ejercer el voto. Este sistema tenía como objetivo mantener en el poder a la minoría blanca. En América Latina, el autoritarismo que se puso en práctica en las dictaduras se caracterizó por la violación de los Derechos Humanos de los opositores y sectores de la población más vulnerable. El autoritarismo suele mantenerse por la privación de las grandes mayorías de los derechos laborales, por ejemplo. Es conocido el abuso laboral que se da en los regímenes autoritarios. Se toma a los grupos empobrecidos o a un determinado grupo racial como "mano de obra barata". Se les obliga a trabajar muchas horas con sueldos injustos y en condiciones laborales que en una sociedad democrática no serían aceptables. Otras formas de exclusión social que sufren las personas que viven en regímenes autoritarios son:

El abuso de autoridad reflejado en penas injustas, juicios nulos o arbitrarios, falta de libertad de expresión, etc.

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