Repaso 26 de octubre de 2015

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REPASO DE LA

Escuela del Ministerio Teocrático

Para la semana del 26 de octubre de 2015

A continuación aparecen las preguntas del repaso de la Escuela del Ministerio Teocrático que se hará la semana del 26 de octubre de 2015. 1.

¿Cómo ilustra el relato de 2 Reyes 13: 18,19 la importancia de servir a Dios con toda el alma? [7 de sept., w10 15/4 página 26 párrafo 11.]

(2 Rey. 13:18, 19) Y siguió diciendo: “Toma las flechas”. Por lo cual [las] tomó. Entonces dijo él al rey de Israel: “Golpea la tie‐ rra”. De manera que él golpeó tres veces, y se detuvo. 19 Y el hombre del Dios [verdadero] se indignó con él; por eso dijo: “¡Era entendido que se golpearía cinco o seis veces! En ese caso ciertamente derribarías a Siria hasta el punto de acabar, pero ahora [sólo] tres veces derribarás a Siria”.

***w10 15/4 págs. 26‐27 ¿Seguimos plenamente a Cristo?***

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Para comprender mejor lo importante que es servir a Dios con fervor, veamos un episodio de la vida del rey Jehoás de Israel. Su reino estaba en peligro de caer en manos de Siria, de modo que acudió a Eliseo y, con lágrimas en los ojos, le rogó su ayuda. El profeta le mandó que disparara una flecha por la ventana en dirección a Siria. Aquel acto fue una indicación de la victoria que Je‐ hová le concedería sobre el enemigo. Esa garantía debería haberlo llenado de ánimo. Pero ¿fue así? No. Cuando Eliseo le pidió que tomara las flechas y golpeara con ellas el suelo, Jehoás lo hizo solo tres veces. El profeta se indignó, ya que para derribar a Siria “hasta el punto de acabar [con ella]” tendría que haber golpeado la tierra cinco o seis veces. Debido a su falta de entusiasmo, el rey no consiguió un triunfo absoluto, sino tan solo tres victorias parciales (2 Rey. 13:14‐19). ¿Qué lección nos enseña este relato? Que si queremos que Jehová derrame su bendición sobre nosotros, hemos de efectuar su obra con toda el alma.

2.

¿Quién reinaba en Israel cuando Jonás sirvió como profeta? Según lo que leemos en 2 Reyes 14: 23‐25, ¿por qué no fue fácil para él? [7 de sept., w09 1/1 página 25 párrafo 4.]

(2 Reyes 14:23‐25) En el año quince de Amasías hijo de Jehoás el rey de Judá, Jeroboán hijo de Jehoás el rey de Israel llegó a ser rey en Samaria por cuarenta y un años. 24 Y continuó haciendo lo que era malo a los ojos de Jehová. No se apartó de todos los pecados de Jeroboán hijo de Nebat, con que él hizo pecar a Israel. 25 Él fue quien restauró el límite de Israel, desde el punto de entrada de Hamat hasta el mismo mar del Arabá, conforme a la palabra de Jehová el Dios de Israel que él habló por medio de su siervo Jonás hijo de Amitai, el profeta que era de Gat‐héfer. *** w09 1/1 pág. 25 Aprendió de sus errores *** Sabemos, por lo que dice 2 Reyes 14:25, que procedía de Gat‐héfer, que estaba a solo cuatro kilómetros (dos millas y media) de Nazaret, el pueblo donde unos ocho siglos después se criaría Jesucristo. Jonás profetizó cuando Jeroboán II gobernaba sobre las diez tribus del reino de Israel. Ya hacía mucho tiempo que Elías había desaparecido; y su sucesor, Eliseo, había muerto durante el reinado del padre de Jeroboán II. Ambos profetas —enviados por Jehová— habían conseguido erradicar la adoración de Baal, pero Israel había vuelto a descarriarse. El país se hallaba ahora bajo la influencia de un rey que “hac[ía] lo que era malo a los ojos de Jehová” (2 Reyes 14:24). De modo que ser profeta en esos tiempos no debió ser fácil ni agradable. Aun así, Jonás cumplió fielmente su comisión. ¿Cómo demostró Acaz su falta de fe en la palabra de Dios hablada mediante Isaías? ¿Qué debemos preguntarnos cuando tomamos decisiones importantes? (Segunda de los Reyes 16: 7.) [14 de sept., w13 15/11 página 17 párrafo 5.] (2 Reyes 16:7) Por lo tanto, Acaz envió mensajeros a Tiglat‐piléser el rey de Asiria, a decir: “Soy tu siervo y tu hijo. Sube y sálva‐ me de la palma de la mano del rey de Siria y de la palma de la mano del rey de Israel, que están levantándose contra mí”. *** w13 15/11 pág. 17 párr. 5 ¿Quiénes son hoy los siete pastores y ocho adalides? *** 5

Mientras Israel y Siria dirigían su atención a Judá, una nación militarista ambicionaba la región. Era la ascendente potencia mundial asiria. Antes de atacar Jerusalén, Asiria se llevaría “los recursos de Damasco” y “el despojo de Samaria”, es decir, con‐ quistaría Siria e Israel, según la profecía de Isaías 8:3, 4. Pero en vez de confiar en la palabra de Dios hablada mediante Isaías, Acaz entró en un desastroso pacto con Asiria, un pacto que acabó dejando a Judá en las garras opresoras de esa nación (2 Rey. 16:7‐10). ¡Qué fracaso fue Acaz como pastor de Judá! Podríamos preguntarnos: “¿En quién pongo mi confianza cuando me en‐ frento a una decisión importante? ¿En Dios, o en los hombres?” (Prov. 3:5, 6). 4.

¿Qué táctica, que empleó Rabsaqué, utilizan hoy en día los que se oponen al pueblo de Dios? ¿Qué cualidad nos ayudará a rechazar los falsos razonamientos de los opositores? (Segunda de los Reyes 18: 22,25.) [14 de sept., w10 15/7 página 13 párrafos 3, 4.]

(2 Reyes 18:22) Y en caso de que me digan ustedes: ‘Es en Jehová nuestro Dios en quien hemos cifrado nuestra confianza’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado, mientras dice a Judá y Jerusalén: ‘Ante este altar deben ustedes inclinarse en Jerusalén’?”’.

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(2 Reyes 18:25) Ahora bien, ¿será sin autorización de parte de Jehová como he subido contra este lugar para arruinarlo? Jehová mismo me dijo: ‘Sube contra este país, y tienes que arruinarlo’”. *** w10 15/7 pág. 13 “No tengas miedo. Yo [...] te ayudaré” *** Con mucha astucia, Rabsaqué trató de sembrar dudas afirmando: “¿No es este [Dios] aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado[?] [...] Jehová mismo me dijo: ‘Sube contra este país, y tienes que arruinarlo’” (2 Rey. 18:22, 25). Con estas pa‐ labras dio a entender que Jehová no iba a defender a sus siervos, pues estaba enojado con ellos. Pero lo cierto era que Dios estaba muy complacido con Ezequías y con los judíos que habían regresado a la adoración verdadera (2 Rey. 18:3‐7). En la actualidad, nuestros perseguidores también son muy astutos. A veces tratan de ganar nuestra confianza presentando algún que otro dato verdadero, al tiempo que infiltran mentiras a fin de sembrar dudas. Por ejemplo, a algunos cristianos presos les han dicho que cierto hermano responsable había transigido en sus convicciones y que ellos deberían hacer lo mismo. Pero esos argumentos no engañan a los cristianos alertas. 5.

¿Cómo nos ayuda el ejemplo de humildad de Josías a sacar más provecho de nuestro estudio y lectura de la Biblia? (Segunda de los Reyes 22: 19,20.) [21 de sept., w00 1/3 página 30 párrafo 2.]

(2 Reyes 22:19, 20) por razón de que tu corazón estuvo blando, de manera que te humillaste a causa de Jehová al oír lo que he hablado contra este lugar y sus habitantes [para que] llegue a ser objeto de pasmo e invocación de mal, y entonces rasgaste tus prendas de vestir y te pusiste a llorar delante de mí, yo, sí, yo, he oído —es la expresión de Jehová—. 20 Por eso, mira, voy a recoger‐ te a tus antepasados, y ciertamente serás recogido a tu propio cementerio en paz, y tus ojos no mirarán toda la calamidad que voy a traer sobre este lugar”’”. Y procedieron a llevar la respuesta al rey.

w00 1/3 pág. 30 Cómo preparar el corazón para buscar a Jehová ***

La humildad es fundamental para tener preparado el corazón, pues nos hace enseñables y nos ayuda a estar más dispuestos a aceptar el consejo y la corrección amorosos. Veamos el buen ejemplo del rey Josías. Durante su reinado se encontró un documento que contenía la Ley de Dios dada mediante Moisés. Cuando Josías escuchó las palabras de la Ley y se dio cuenta de cuánto se habían apartado sus antepasados de la adoración pura, se rasgó las vestiduras y lloró delante de Jehová. ¿Por qué le llegó a lo profundo del corazón la Palabra de Dios? El relato dice que el corazón del rey era “blando”, de modo que se humilló al escuchar las palabras de Jehová. Dios se fijó en el corazón humilde y receptivo de Josías y lo bendijo en consecuencia (2 Reyes 22:11, 18‐20).

6.

¿Qué han descubierto los arqueólogos que confirma la existencia de dos reyes que se mencionan en 2 Reyes 25: 27‐30? [28 de sept., w12 1/6 página 5 párrafos 2, 3.]

(2 Reyes 25:27‐30) Y en el año treinta y siete del destierro de Joaquín el rey de Judá, en el mes duodécimo, el día veintisiete del mes, aconteció que Evil‐merodac el rey de Babilonia, en el año que llegó a ser rey, elevó la cabeza de Joaquín el rey de Judá [sacándolo] de la casa de detención; 28 y empezó a hablar cosas buenas con él, y entonces puso el trono de él más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. 29 Y le quitó sus prendas de vestir de prisionero; y él comió pan constante‐ mente delante de él todos los días de su vida. 30 En cuanto a su porción designada, una porción designada se le dio constante‐ mente de parte del rey, diariamente como debido, todos los días de su vida. *** w12 1/6 pág. 5 Datos históricos precisos ***

¿QUÉ DEMUESTRA LA ARQUEOLOGÍA? En las ruinas de la antigua Babilonia se han hallado documentos administrativos que se re‐ montan al tiempo de Nabucodonosor II. Algunos contienen listas de las raciones que la casa real asignaba a ciertos cautivos y sier‐ vos, entre los que aparecen “Yaukin [Joaquín], rey de la tierra de Yahud [Judá]”, y su casa. ¿Qué se puede decir del sucesor de Na‐ bucodonosor? En la ciudad de Susa se ha encontrado un jarrón con la inscripción: “Palacio de Amil‐Marduk [Evil‐merodac], rey de Babilonia, hijo de Nabucodonosor, rey de Babilonia”. 7.

¿Qué tres cosas pidió Jabez a Jehová, y qué nos enseña esto sobre la oración? (Primera de las Crónicas 4: 9,10.) [5 de oct., w10 1/10 página 23.] (1 Crónicas 4:9, 10) Y Jabez llegó a ser más honorable que sus hermanos; y fue su madre quien lo llamó por nombre Jabez, di‐ ciendo: “Lo he dado a luz con dolor”. 10 Y Jabez empezó a invocar al Dios de Israel, diciendo: “Si me bendices sin falta y verdade‐ ramente agrandas mi territorio y tu mano realmente resulta estar conmigo, y realmente [me] conservas de calamidad, para que no me lastime...”. Por consiguiente, Dios hizo que llegara [a suceder] lo que había pedido. ***w10 1/10 pág. 23 El “Oidor de la oración”*** 1 CRÓNICAS 4:9, 10: ¿DE VERAS escucha Jehová Dios las oraciones de sus siervos fieles? El relato bíblico de Jabez —personaje del que se habla muy poco— nos demuestra que Jehová es realmente el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). Este pasaje se en‐ cuentra en donde uno quizás no esperaría, pues aparece en medio de las listas genealógicas con las que inicia el libro de Prime‐ ro de las Crónicas. Analicemos los versículos 9 y 10 del capítulo 4 de ese libro bíblico.

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UN EJEMPLO: Según la Biblia, “Nabucodonosor el rey de Babilonia [...] se llevó a Joaquín [el rey de Judá] al destierro”. Tiempo des‐ pués, su sucesor, “Evil‐merodac el rey de Babilonia, en el año que llegó a ser rey, elevó la cabeza de Joaquín [...] sacándolo de la ca‐ sa de detención” y le concedió “una porción designada [...] todos los días de su vida” (2 Reyes 24:11, 15; 25:27‐30).

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En estos versículos se encuentra todo lo que sabemos sobre dicho personaje. Según el versículo 9, “fue su madre quien lo llamó por nombre Jabez, diciendo: ‘Lo he dado a luz con dolor’”.* ¿Por qué lo habría llamado así? ¿Sería que lo dio a luz con más dolores de lo normal? ¿Habría quedado viuda, y estaría lamentándose de que el padre de la criatura no estuviera presente? La Biblia no lo dice. Con todo, llegaría el día en que esta mujer tendría buenas razones para sentirse orgullosa de Jabez. Es probable que sus otros hijos también hayan sido hombres rectos, pero “Jabez llegó a ser más honorable que sus hermanos”. Jabez, un hombre dado a la oración, comenzó su súplica pidiendo a Dios que lo bendijera. A continuación, le solicitó tres co‐ sas que dejan ver la profunda fe que tenía. En primer lugar, Jabez imploró a Dios que agrandara su territorio (versículo 10). Como hombre honorable que era, no codiciaba la propiedad ajena. Así que es probable que su ruego tuviera que ver más con personas que con terrenos. Al parecer, lo que estaba pi‐ diendo era que su territorio fuera ensanchado pacíficamente para poder albergar a más adoradores del Dios verdadero.* En segundo lugar, Jabez pidió que la “mano” de Dios estuviera con él. La mano de Dios representa su poder en acción, con el cual ayuda a sus siervos (1 Crónicas 29:12). A fin de recibir las peticiones de su corazón, este hombre recurrió al Dios cuya mano nunca “se ha acortado” para con los que ejercen fe en él (Isaías 59:1). Por último, Jabez oró: “Cons[érvame] de calamidad, para que no me lastime”. La expresión “para que no me lastime” nos de‐ ja ver que Jabez no estaba pidiendo a Dios que lo librara de la calamidad, sino que no permitiera que lo embargara la tristeza ni lo venciera la maldad. Como vemos, la súplica de Jabez revela su interés por la adoración verdadera y la fe que tenía en el Oidor de la oración. Pero ¿le respondió Jehová? El breve relato concluye con las siguientes palabras: “Por consiguiente, Dios hizo que llegara a suceder lo que había pedido”. Jehová no ha cambiado, pues sigue complaciéndose en las oraciones de sus siervos. Los que ejercemos fe en el Oidor de la ora‐ ción contamos con la siguiente garantía: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). 8.

¿Cómo nos ayuda el relato de 1 Crónicas 5: 18‐22 a continuar nuestra guerra espiritual con ánimo? [12 de oct., w05 1/10 página 9 párrafo 7.] (1 Crón. 5:18‐22) En cuanto a los hijos de Rubén y los gaditas y la media tribu de Manasés; de los que eran individuos valientes, hom‐ bres que llevaban escudo y espada y que doblaban el arco y estaban entrenados en la guerra, había cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta que salían al ejército. 19 Y empezaron a hacer guerra contra los hagritas, y Jetur y Nafís y Nodab. 20 Y fueron ayudados con‐ tra ellos, de manera que los hagritas y todos los que estaban con ellos fueron dados en su mano, porque fue a Dios a quien clamaron por socorro en la guerra, y él se dejó rogar a favor de ellos porque confiaron en él. 21 Y lograron cautivar su ganado: sus camellos, cincuenta mil; y ovejas, doscientas cincuenta mil; y asnos, dos mil; y almas humanas cien mil. 22 Pues hubo muchos que habían caído muertos, porque de parte del Dios [verdadero] fue la pelea. Y continuaron morando en su lugar hasta el tiempo del destierro. ***w05 1/10 pág. 9 Puntos sobresalientes del libro de Primero de las Crónicas*** 5:10, 18‐22. En los días del rey Saúl, las tribus que moraban al este del Jordán derrotaron a los hagritas, aunque el número de estos era más del doble. Aquellos hombres valerosos obtuvieron la victoria porque confiaron en Jehová y clamaron a él por ayuda. De igual manera, confiemos totalmente en Jehová en la guerra espiritual que sostenemos con enemigos temibles (Efe‐ sios 6:10‐17). ¿Cómo demostró David que entendía y respetaba el espíritu de la ley de Jehová sobre la santidad de la sangre, y cómo pode‐ mos imitar su ejemplo? (Primera de las Crónicas 11: 17‐19.) [19 de oct., w12 15/11 páginas 6, 7 párrafos 12‐14.] (1 Crón. 11:17‐19) Después de un rato David mostró su deseo vehemente y dijo: “¡Ay, que pudiera yo beber del agua de la cis‐ terna de Belén, que está a la puerta!”. 18 Con esto, los tres se abrieron paso por fuerza en el campamento de los filisteos y saca‐ ron agua de la cisterna de Belén, que está a la puerta, y vinieron llevándola y trayéndosela a David. Y David no consintió en be‐ berla, sino que se la derramó a Jehová. 19 Y pasó a decir: “¡Es inconcebible, de parte mía, en lo que respecta a mi Dios, hacer es‐ to! ¿Es la sangre de estos hombres lo que debería beber a riesgo de sus almas? Porque fue a riesgo de sus almas que la traje‐ ron”. Y no consintió en beberla. Estas son las cosas que hicieron los tres hombres poderosos. ***w12 15/11 págs. 6‐7 “Enséñame a hacer tu voluntad”*** DAVID COMPRENDÍA LOS PRINCIPIOS EN QUE SE BASABA LA LEY 12

También son dignos de imitar la comprensión que David tenía de los principios reflejados en la Ley y su deseo de regirse por ellos. Analicemos lo que ocurrió cuando expresó que tenía muchas ganas de “beber del agua de la cisterna de Belén”. Tres de sus hombres entraron por la fuerza en la ciudad —ocupada entonces por los filisteos — y volvieron con el agua. Sin embar‐ go, “David no consintió en beberla, sino que se la derramó a Jehová”. ¿Por qué? Él mismo explicó: “¡Es inconcebible, de parte mía, en lo que respecta a mi Dios, hacer esto! ¿Es la sangre de estos hombres lo que debería beber a riesgo de sus almas? Por‐ que fue a riesgo de sus almas que la trajeron” (1 Crón. 11:15‐19). 13

Como conocía la Ley, David sabía que la sangre no debía ingerirse, sino derramarse ante Jehová. También entendía el por‐ qué, ya que la Ley indicaba que “el alma de la carne [es decir, su vida] está en la sangre”. Pero si aquello era agua y no sangre,

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¿por qué se negó a beberla? Porque comprendía el principio en que se basaba ese requisito legal: que Jehová considera sagrada la sangre. En vista de que estos tres hombres habían arriesgado su vida, David llegó a la conclusión de que beber esa agua habr‐ ía sido una falta de respeto a la sangre de ellos. Por lo tanto, le resultaba inconcebible beberla. Más bien, razonó que debía de‐ rramarla en el suelo (Lev. 17:11; Deut. 12:23, 24). 14

David procuró que la Ley de Dios le llegara a lo más hondo de su ser. Por eso cantó: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Estudió la ley divina y meditó profundamente en ella. Como con‐ fiaba en la sabiduría de los mandatos de Jehová, no solo obedecía la letra de la Ley mosaica, sino que también actuaba en ar‐ monía con su espíritu. Al estudiar la Biblia, nos conviene meditar en lo que leemos y guardarlo en el corazón. Así podremos de‐ terminar lo que a Jehová le complace en cualquier situación que surja. 10. ¿Qué pasó por alto David cuando intentó trasladar el arca del pacto a Jerusalén, y qué lección aprendemos? (Primera de las Crónicas 15: 13.) [26 de oct., w03 1/5 páginas 10, 11 párrafos 11‐13.] (1 Crón. 15:13) Debido a que en la primera ocasión ustedes no lo hicieron, Jehová nuestro Dios irrumpió contra nosotros, por‐ que no lo buscamos conforme a la costumbre”. ***w03 1/5 págs. 10‐11 ¿Se pregunta usted “dónde está Jehová”?*** “Sigan asegurándose” 11

La adoración verdadera implica más que simbolizar nuestra dedicación mediante la inmersión en agua, asistir a las reunio‐ nes de congregación y participar en el ministerio público. Abarca todo aspecto de nuestra vida. A diario afrontamos presiones — algunas sutiles, otras más obvias— que pudieran desviarnos de la senda de la devoción piadosa. ¿Cómo reaccionaremos ante ellas? Al escribir a los cristianos fieles de Éfeso, el apóstol Pablo exhortó: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor” (Efesios 5:10). Actuar de ese modo es el proceder sabio, como bien lo ilustran muchos relatos bíblicos. 12

Una vez que el arca del pacto había sido devuelta a Israel y había permanecido muchos años en Quiryat‐jearim, el rey Da‐ vid deseó trasladarla a Jerusalén. Consultó con los jefes del pueblo y dijo que lo haría ‘si les parecía bien a ellos y le era acepto a Jehová’. Pero no investigó bien para determinar cuál era la voluntad divina al respecto. Si lo hubiera hecho, el Arca no se habría colocado sobre un carruaje; más bien, los levitas qohatitas la habrían transportado sobre los hombros, tal como Dios había mandado con claridad. Aunque David solía inquirir de Jehová, en esta ocasión no lo hizo debidamente. El resultado fue desas‐ troso. Él mismo reconoció más tarde: “Jehová nuestro Dios irrumpió contra nosotros, porque no lo buscamos conforme a la cos‐ tumbre” (1 Crónicas 13:1‐3; 15:11‐13; Números 4:4‐6, 15; 7:1‐9). 13

Cuando los levitas por fin transportaron el Arca desde la casa de Obed‐edom hasta Jerusalén, se cantó una canción compuesta por David que incluía este recordatorio sincero: “Procuren hallar a Jehová y su fuerza, busquen su rostro constantemente. Acuérden‐ se de sus maravillosos actos que ha ejecutado, de sus milagros y las decisiones judiciales de su boca” (1 Crónicas 16:11, 12).

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